general que llevan a prurito generalizado (alergia, insuficiencia renal crónica, etc.). El prurito lleva al rascado y, la irritación adicional que este último provoca, disminuye el umbral pruriginoso, con lo que se inicia un círculo vicioso, el animal se rasca con los dientes, las uñas o por frotamientos contra objetos duros, provocándose excoriaciones y vasodilatación, que trae aparejado éstasis sanguíneo con anoxia hística, que con el tiempo lleva a la desvitalización de los tejidos afectados. El traumatismo del lamido o del rascado, y la infección secundaria, mantienen la ulceración. Profilaxis: Tratamiento de las enfermedades que provoquen prurito y uso de implementos que impidan el rascado (collares isabelinos, vendajes, etc.) durante el curso del mismo. Utilización de frío, corticoides, esencia de mentol, alcanfor o fenol, etc para reducir la sensación pruriginosa. Tratamiento: El general de las úlceras. 2-2) Por alteraciones en la sensibilidad o úlceras anestésicas: Ocurren en aquellas zonas de piel que han perdido su inervación sensorial y que, por lo tanto, pueden lesionarse en forma repetida sin que se noten dolor, presión o isquemia. Pueden ser el resultado de lesiones espinales o del nervio periférico. Son úlceras indoloras, persistentes, relativamente no inflamatorias. El animal suele agravarlas por lamido constante. Profilaxis: En casos de parálisis protección de las zonas expuestas a traumatismos, y correcta higienización. Tratamiento: El general de las úlceras, indicando la colocación de elementos protectores sobre el terreno afectado para evitar recidivas. 2- 3) Por otras alteraciones en el trofismo nervioso: Úlceras neurotróficas; con gran frecuencia en enfermedades orgánicas o afecciones en ciertos centros nerviosos, son la base de trastornos en el estado de nutrición de los tejidos. Estas alteraciones de origen nervioso no bastan por sí solas para producir el proceso morboso, son que coadyuvan factores tales como el éstasis venoso y las presiones ejercidas sobre el terreno. Es el caso típico de las úlceras diabéticas. Tratamiento: de la úlcera en sí y el de las enfermedades de base. 3) Causas isquémicas: 3.1) Oclusivas: 3.1.a) Por presión crónica externa, úlceras por decúbito o decúbito traumático. Son ulceraciones que aparecen en aquellas regiones que presentan planos óseos prominentes, recubiertos por tejido de poco espesor, y sometidos a la presión continua de un decúbito prolongado. Normalmente la fatiga muscular, el sentido de la posición, los presoreceptores y el dolor evitan que se mantenga la presión sobre una zona durante períodos excesivos. Estos factores hacen que se cambie la posición al dormir, descansar o sentarse. Los movimientos hacen que la sangre fluya hacia el sitio sometido a presión, y aún que lo haga en mayor cantidad, debido a hiperemia reaccional. Todas aquellas enfermedades debilitantes y consuntivas, lesiones dolorosas que obligan al decúbito, inconsciencia o parálisis predisponen a la aparición de estas úlceras. La causa determinante es la acción traumática de los suelos duros que comprimen la piel sobre la saliencia ósea. Si la isquemia se mantiene de 8 a 12 horas comienza la necrosis tisular, no en los planos superficiales, sino en las capas profundas en contacto con el hueso y, desde allí, se propagan hacia la superficie.