Green Creek 2 5 - T J Klune - Lovesong I

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Nota del autor: Esto es parte de una serie que debe leerse en 
orden, comenzando con Wolfsong seguido de Ravensong. Si no has 
leído ambos libros, esto estropeará los eventos principales. Has sido 
advertido. 
 
 
 
 
 
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i. 
 
Cuando ella sueña estos días, siempre está en tonos azul. 
Ella está en un bosque sin fin. Los árboles se estiran hacia el 
cielo estrellado. Siente la fresca hierba bajo sus pies descalzos. La luna 
es brillante. Está llena, por supuesto. 
Ella no está sola. 
Ella no puede verlo, pero ella sabe que él está allí. Ella lo 
escucha respirar. 
Ella gira la cabeza para buscarlo, pero no hay nada más que un 
destello blanco desapareciendo en el bosque. 
Cuando ella se despierta, su rostro está mojado. 
 
 
ii. 
 
La primera vez que la hace reír es cuando él le dice que él piensa 
que ella es bonita. 
Ella se ríe de él. No es cruel. Ella está conmocionada. Se ha 
sobresaltado y no puede detenerlo, incluso si lo intenta. 
Él no está herido por eso. 
Él también ríe, ruborizándose cuando mira hacia otro lado. 
 
 
iii. 
 
Cuando ella está embarazada por primera vez, él se convierte en 
un idiota posesivo. Gruñe a la garganta a cualquiera que toque su 
vientre. 
 
 
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Cuando ya ha tenido suficiente, ella lo golpea en la cabeza y le 
dice que lo deje. 
Parpadea sorprendido, la luz naranja se desvanece en sus ojos. 
—Lo siento, —dice, sonando avergonzado—. No sé por qué 
hago eso. 
Ella toma su mano y la presiona contra su estómago. Por un 
momento, no pasa nada. 
Ella se estremece cuando lo siente patear (Carter, ella ya está 
pensando, Carter, Carter, Carter), pero cualquier incomodidad se 
desvanece ante la expresión de su rostro. 
Él está asombrado. 
 
 
iv. 
 
Cuando la muerte viene por ellos, es rápido y brutal. Ella está en 
la manada Bennett, sí, y ella es la compañera de un futuro Alfa, pero 
ella es madre primero, y su instinto es proteger a su bebé por nacer. 
Ella mata ese día. Ella se lleva las vidas de al menos seis 
personas que han llegado a su territorio con ira en los corazones y 
balas de plata. El primero es un hombre grande parado sobre un lobo 
muerto, uno de los primitos. Él no la ve venir. Sus mandíbulas se 
cierran alrededor de su cuello y lo retuerce, los huesos crujiendo bajo 
sus colmillos. 
La última persona que mata es una mujer. Ella levanta su arma 
hacia el actual y futuro rey. 
Ella no tiene la oportunidad de apretar el gatillo. 
No queda mucho de ella para cuando Elizabeth Bennett termine. 
Cuando todo lo que queda es humo y recuerdos, ella lo siente. 
Todo lo que han perdido. 
Es Richard Collins quien se da cuenta primero. 
Ella no lo entiende. Ella nunca lo hizo. Siempre ha habido algo... 
apagado, pero Thomas se rió y le dijo que estaba viendo cosas. 
 
 
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Cuando su pareja aúlla, hay un cambio en la cadencia. Y ahí es 
cuando la golpea. 
Thomas Bennett la mira con ojos rojos. 
 
 
v. 
 
Carter viene, y hay dolor, brillante y vidrioso. Es real, y ella lo 
siente con una satisfacción primordial mientras la atraviesa. Este es su 
dolor, esto le pertenece a ella, y nadie puede quitárselo. Ella disfruta 
en él mientras el sudor gotea de su frente. 
Son pocos, ahora. 
Su manada. 
Pero ella los oye susurrar en su cabeza, y es amor y fuerza y sí, 
sí, sí. 
Y con un grito de alivio que suena como una canción, el niño 
llega al mundo. 
El primero. 
Pero no el último. 
 
 
vi. 
 
Están cometiendo un error. 
Ella sabe que lo hacen. 
Ella le dice a Thomas tanto. 
—¿Cómo podemos hacerle esto? —Pregunta—. ¿Cómo puede 
ser esto correcto? 
Thomas frota una mano sobre su rostro. Él está cansado. Tiene 
bolsas debajo de los ojos y una barba de varios días en sus mejillas. Él 
siempre iba a ser el Alfa, pero sucedió mucho antes de lo que nadie 
hubiera esperado. Ella piensa que lo dejaría todo para tener su manada 
de nuevo. 
 
 
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Él es un buen hombre, pero en este momento, ella no lo 
comprende. 
—Tenemos que mantenerlo a salvo, —dice, con ese conjunto 
obstinado familiar en la mandíbula que ama y desprecia en igual 
medida—. Será mejor para él si se queda aquí. Los lobos... no confían 
en los humanos. Especialmente este humano. Ellos piensan... creen 
que Robert le hizo algo. Con sus tatuajes. Un fallo seguro. Por si 
acaso. 
—Puedes luchar por él, —dice ella—. Él no es como su padre. Si 
haces esto, lo pondrás en el camino del que te arrepentirás con el 
tiempo. 
Ella nunca ha sido recatada. Ella ha visto a otros compañeros de 
Alfas, serviles y tranquilos. Esa nunca fue ella. Si Thomas le pediría 
eso a ella, si exigiría su silencio, ella lo rompería miembro por 
miembro. 
Pero ella va a perder esta. 
Y lo peor es que ella lo seguirá. 
Ella no sabe lo que eso los hace. 
No sabe lo que eso le hace a ella. 
—Lo sé, —dice Thomas, sonando cansado—. Pero ellos no lo 
hacen. Y tengo un deber, Lizzie. Una obligación. Mi padre... —Niega 
con la cabeza—. Yo soy el Alfa de todos. No tengo otra opción. 
Ella quiere decirle que sí. Podría dejarlo, dejar que otra persona 
se preocupe por el destino de los lobos. Ella quiere decirle que no 
pueden hacer esto. No pueden separar a su manada. No después de 
todo. 
Pero ella no lo hace. 
Y lo lamentará por el resto de su vida. 
—Esto va a destruir a Mark, —dice en voz baja—. Él nunca 
estará de acuerdo. 
Los ojos de Thomas se tiñeron de rojo. 
—Él lo hará. Yo soy su Alfa. Él hará lo que le digo. 
—Y entonces él nunca te lo perdonará. 
 
 
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El rojo desaparece, y todo lo que siente es azul. Es un océano de 
tristeza, y ella sabe cuánto le está lastimando. Todavía no es excusa. 
—Lo sé, —dice—. Pero no tengo otra opción. 
Ella lo ama, pero ella piensa que es un mentiroso. 
 
 
vii. 
 
Kelly es... diferente. Él es más silencioso. Él llega temprano, y es 
más rápido de lo que espera. Hay dolor, pero no es como con Carter. 
Él no llora. 
Ella piensa que algo está mal. 
Pero está respirando y parpadeando hacia ella mientras está en 
sus brazos. 
—Hola, —dice ella—. Hola, mi pequeño hijo. 
 
 
viii. 
 
Con Joe, las cosas cambian. 
No puede decir cómo lo sabe, pero incluso en el útero no es 
como con Carter y Kelly. Hay una sensación de algo más. Ella se 
siente culpable por pensar de esa manera, y no es hasta que habla con 
Thomas que lo comprende. 
—Alfa, —dice simplemente—. Creo que este debe ser el Alfa. 
Richard piensa lo mismo. 
Y oh Dios, eso la aterroriza. 
 
 
ix. 
 
Cuando Joe regresa con ellos, él no habla. Sus ojos están vacíos, 
y él no responde. 
 
 
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Ella no sabe qué hacer. 
Ella odia a Richard por lo que ha hecho. 
Odia a Thomas por permitir que suceda. 
Ella odia a los lobos en este lugar. No está en casa. Maine nunca 
iba a ser hogar, y ahora uno de sus hijos está vacío y oscuro. Ella 
piensa en tomarlos y correr muy, muy lejos. 
Ella no lo hace. 
Ella besa sus mejillas. 
La punta de su nariz. 
Su barbilla. 
Carter y Kelly se rizan a su alrededor. 
Pero es como si él se hubiera ido. 
Ella no sabe cómo recuperarlo. 
 
 
x. 
 
Es todo bastones de caramelo y piñas. 
Épico y asombroso. 
Es boom y rawr. 
Es un chico extraño llamado Ox. 
Ella no sabe qué hacer con él. 
Ella lo ama, sin embargo. Casi de inmediato. 
Y solo por esa razón, ella quiere mantenerlo alejado. 
La muerte, piensa al escuchar a su hijo hablar por primera vez 
desde que fue devuelto a ellos, siempre viene por los lobos. 
Y cuando Joe acude a ella, cuandodice que quiere darle a Ox su 
lobo de piedra, ella acepta, sabiendo lo manipulador que será. Ox no 
sabe la verdad. Él no sabe lo que significa. Pero su hijo está hablando, 
y sus ojos tienen vida en ellos, tanta vida que no puede negarle nada. 
Ella no duerme mucho esa noche. 
 
 
 
 
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xi. 
 
Ella comienza a pintar de nuevo. 
Es enojado al principio. Salvaje. Líneas duras y barras de color. 
No parece suficiente. 
 
 
xii. 
 
Ella no les dice a dónde va. Ellos están distraídos. Todos los 
niños están en la escuela. Mark y Thomas están en llamadas de 
conferencia en la oficina. 
Ella entra a la ciudad. El bosque huele como siempre. El camino 
de tierra cruje bajo sus pies. 
Ella piensa en lo que dirá. 
En lo que ella hará. 
Ella no sabe cómo reaccionará. 
GORDO, dice el letrero. 
Ella sonríe para sí misma. 
No hay nadie en la recepción. 
Ella toca el timbre y espera. 
Es discordante, la primera vez que lo ve. Él no es como él. Él es 
más duro. Ella piensa que él la odia, y ella se lo merece. 
Sus tatuajes parpadean. 
—Gordo, —dice, y se sorprende cuando su voz se quiebra. 
Sus ojos se oscurecen. 
—¿Qué diablos estás haciendo aquí? 
Ella dice, 
—Lo siento. Por todo lo que te hicimos. 
—Que te jodan. Fuera de aquí. 
Ella asiente. 
—Joe, él... 
—Thomas ya me lo contó. Dije que no. 
 
 
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Ella dice: 
—Thomas nunca tomó otra bruja. Ellos pidieron. Ellos 
suplicaron. Él les dijo que no. Él les dijo que ya tenía un brujo. 
Es injusto de su parte. Hacer esto. Decir esto. Es calculador, y 
ella puede ver el momento en que golpea. Su expresión tartamudea 
antes de mirarla fríamente. 
—No me importa. 
—Estuvo mal, —dice, y quiere tocarlo. Tomar su cara en sus 
manos y suavizar las líneas de enojo—. Lo que te hicimos. Éramos 
jóvenes. Y asustados. 
—Solo dices esto porque me necesitas para ayudar a Joe, —le 
dice—. ¿Dónde estabas antes de esto? Años, Elizabeth. Han pasado 
años. 
—Muchas veces, —dice ella—. Tantas veces levanté el teléfono, 
queriendo escuchar tu voz. Pero yo... 
Él se ríe, y es el sonido más amargo que alguna vez haya 
escuchado. 
—Pero no lo hiciste. Fuera de la vista, fuera de la mente. 
Sí. Eso es exactamente lo que era. Y la verdad duele. 
—Nosotros... cometimos errores. 
—Que te jodan. Y que se jodan tus errores. 
Ella no conoce a este hombre. Este hombre furioso. Ella no lo 
conoce, y es todo por su culpa. 
—Mark… 
—No, —le gruñe—. No digas su nombre. 
Ella parpadea mientras da un paso atrás. 
—Lo siento. Yo solo... —Ella niega con la cabeza—. Te amo. 
No espero que me creas. Y entiendo por qué no lo harías. Pero te amo, 
Gordo. Lo hago. 
Él se ríe, y oh el rencor que escucha en su voz. Es como veneno. 
—Sí, seguro que me mostraste lo mucho que me amabas. Todos 
vosotros lo habéis hecho. 
Ella se da vuelta para irse, no queriendo que la vea llorar. 
Ella se detiene cuando dice: 
 
 
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—Ox. 
Traga saliva espesa, mirando hacia la calle desde el frente de la 
tienda. 
Él dice: 
—Déjenlo fuera de esto. 
—Creo que ya es demasiado tarde, —susurra. 
—Ya tienen las garras dentro de él, —dice Gordo en voz baja—. 
Por supuesto que sí. Los lobos arruinan todo lo que tocan. No dejaré 
que le hagáis eso a él. 
Ella no mira hacia atrás. 
 
 
xiii. 
 
Al final, sin embargo, él viene. 
Ella se pregunta por qué. 
Ella no sabe si ella haría lo mismo si estuviera en su posición. 
Joe está atrapado en su cambio. No del todo niño, no del todo 
lobo. 
Y Gordo viene. 
Ella es un lobo, y sus instintos se han acelerado. 
Ella le gruñe. 
Él rueda los ojos. 
Thomas dice, 
—Ox. Él necesita a Ox. 
Los hombros de Gordo se hunden en la derrota. 
 
 
xiv. 
 
Más tarde ella descubrirá que le dijo al niño que es real. 
Que los monstruos son reales. 
Eso es todo real. 
 
 
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Él tiene razón, por supuesto. 
Elizabeth conoce monstruos. 
 
 
xv. 
 
Maggie Callaway es una mujer maravillosa. 
Ella es feroz. 
E inteligente. 
Y más fuerte de lo que se da crédito a sí misma. 
Cuando se reúnen por primera vez, Elizabeth entiende cómo 
alguien como Ox puede existir. Es por su madre. 
Y se vuelven amigas, Maggie y Elizabeth. Ella no ha tenido una 
mujer como amiga en mucho tiempo. Es... bueno tener a alguien como 
ella. Alguien que no se da cuenta de que Elizabeth es esencialmente 
una reina. Es más fácil de esa manera. 
Cuando descubre que son lobos, Maggie se sorprende. 
Pero solo dura un día o dos. 
Ella viene a la casa un día no mucho después. 
Se sientan en la mesa de la cocina, la luz del sol entra por la 
ventana. Son solo ellas dos. Elizabeth disfruta este contacto. Tiene 
hambre de eso. 
Maggie dice: 
—Él es parte de esto, ¿no? 
Elizabeth asiente lentamente. 
—Creo que sí. 
Maggie rodea su taza de té con sus manos. 
—Él es especial. 
—Lo sé. 
—Una madre siempre piensa eso sobre su hijo. Pero… 
—Es más que eso con Ox. 
Ella mira hacia otro lado. 
—Su padre nunca lo pensó. 
—Su padre estaba equivocado. 
 
 
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Maggie asiente. 
—¿Por qué? ¿Tú sabes? ¿Thomas? 
No. Ellos no. Pero está ahí de todos modos. Ella extiende la 
mano y toca la muñeca de Maggie. No es del todo manada, al menos 
no, al menos, no como Ox, pero Elizabeth no puede ignorar el instinto. 
Está contenta con su olor en esta mujer maravillosa. 
—Va a hacer grandes cosas, tu Ox. 
Maggie sonríe. Tiembla hasta el punto de romperse. 
—Él no oye eso lo suficiente. Intento hacerle entender. —Ella 
duda. Entonces—, Ox me dice que eres pintora. 
Elizabeth parpadea. 
—Lo soy. 
Maggie parece tímida cuando dice: 
—Eso es muy lindo. ¿Crees que... crees que podría ver? No sé 
nada sobre arte, pero reconozco las cosas bonitas cuando los veo. 
Pasan el resto del día juntas. 
Cuando Maggie es asesinada en su territorio, Elizabeth está a 
punto de destrozar el mundo. 
 
 
xvi. 
 
Es rápido cuando sucede. 
En un momento está gruñendo, con la cola crispada, los dientes 
manchados con sangre Omega. 
Y al siguiente, se rompe dentro de ella como vidrio, los 
fragmentos incrustados en su piel. 
Su aliento deja su cuerpo como si hubiera sido pateada en el 
estómago. 
Ella da un paso tambaleante hacia adelante, su mente de lobo 
piensa no y compañero y Thomas Thomas Thomas. 
Ella corre más rápido de lo que alguna vez corrió antes. 
Pero ella llega demasiado tarde. 
Joe está de rodillas e inclina la cabeza hacia atrás. 
 
 
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Sus ojos están llenos de fuego. 
Él es el Alfa. 
Lo que significa… 
 
 
xvii. 
 
Vienen de muy lejos. 
Michelle Hughes no. 
Elizabeth está agradecida por eso. No sabe qué haría si Michelle 
mostraba su rostro en Green Creek. Está confundida con Osmond y 
Richard Collins en la mente de Elizabeth, e incluso si eso no es justo, 
así es como es. 
Ella es la madre loba. Aquellos que vienen a presentar sus 
respetos la admiran. Ella acepta sus condolencias. Tocan su mano y 
sus hombros. Ella apenas puede evitar retroceder. 
La dejan estar... antes. 
Sola. Con él. 
Thomas ha sido bañado, la sangre arrastrada. 
Su piel es pálida. 
Ella dice: 
—¿Cómo puedes dejarme así? 
Ella dice: —Te odio. 
Ella dice: —Oh, oh, oh. 
Ella dice: —Éramos jóvenes una vez. Y estabas sonriendo. Yo 
recuerdo eso. Tus ojos estaban muy abiertos y dijiste que tenías algo 
que ofrecerme. Sabía lo que era, y aunque tenía miedo, sabía que era lo 
correcto. Eso diría que sí. Porque no había nadie más para mí. Nunca 
ha habido. Y tú... me dejaste aquí. ¿Por qué? 
Él no responde. 
Él no puede. 
Él se ha ido, se ha ido, se ha ido. 
Ella cierra los ojos, tratando de encontrarlo. Tratando de buscar a 
lo largo de los lazos que se extienden entre todos. Si él está allí, 
 
 
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incluso la parte más pequeña de él, ella lo sabría.Especialmente en 
este lugar. Aquí es diferente. Más fuerte. Más poderoso. Su madre le 
dijo cuando era niña que todos los que se van nunca se han ido de 
verdad. 
Pero ella no puede encontrarlo. 
Hay un agujero desigual y abierto donde debería estar. 
 
 
xviii. 
 
Él arde en el bosque por la noche. 
Los lobos cantan sus canciones para el rey caído. 
La suya es un aria de azul. 
 
 
xix. 
 
Después, siempre después: 
Se separan. 
Tres años. 
Un mes. 
Veintiséis días. 
Y para la primera parte, ella solo conoce al lobo. No es justo para 
ella, estar tan perdida en su dolor. Ella tiene una manada. Ella tiene a 
sus hijos. Pero cuando se van, ella no sabe cómo manejarlo. 
Antes de irse, le dice a Gordo que lo matará si algo les sucede 
bajo su vigilancia. 
Ella está mintiendo. 
Está cansada de la muerte. 
Ella quiere decirle que lo ama. Que Thomas lo amaba. 
Pero ella no puede hacer que las palabras salgan. 
Eso está en ella. 
Ella está equivocada en esto. 
 
 
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Pero Gordo se ha ido. 
Poco después, ella cambia de forma y no regresa durante meses. 
 
 
xx. 
 
Alfa, ella le dice a Oxnard Matheson, y ella nunca quiso decirlo 
más. 
 
 
xxi. 
 
Cuando sus hijos vuelven con ella, ella no los reconoce. 
Oh, ella conoce su olor. Ella puede sentirlos a lo largo de los 
vínculos, pero es diferente. 
Son hombres ahora. Más duros que nunca antes. 
Pero no es hasta que tiene a Carter y Kelly en sus brazos que 
sabe que todavía son sus hijos. 
—Mamá, —susurran contra su cuello—. Mamá. Mamá. Mamá. 
—Mis chicos, —susurra ella—. Los quiero tanto. 
 
 
xxii. 
 
Ella mira el cuerpo decapitado de Richard Collins. 
Ella debería estar llena de ira. 
Ella no lo está. 
Es solo tristeza. 
Ella dice: 
—Tomaste mucho de mí. De nosotros. Pero estabas perdido, 
creo. Nunca ibas a ganar. 
No es perdón. 
Pero es algo. 
 
 
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xxiii. 
 
El dolor es algo divertido. Hay días en que parece que se está 
desvaneciendo, como si no fuera más que un murmullo bajo en el 
fondo de su mente. 
Pero luego, una pequeña cosa puede reactivarlo de nuevo. 
Ella está en la oficina, limpiando las estanterías. Es mundano. Es 
fácil. Le permite a su mente vagar. Richard ha estado muerto durante 
seis meses, y ella está aprendiendo simplemente a ser otra vez. Ella 
sonríe más en estos días. Ella se ríe a veces. Su manada es fuerte, y la 
madre loba está orgullosa. Green Creek se está estableciendo una vez 
más, y aunque ella sabe que podría no durar, es suficiente por ahora. 
Ella se sobresalta de sus pensamientos cuando lo siente. 
Es como si estuviera de pie allí mismo. 
Ella lo puede oler, y es humo de leña y pino y campo. 
Ella gira alrededor. 
No hay nadie allí. 
Excepto… 
Hay un libro en el suelo. 
Ella dice: 
—¿Eres tú, cariño? Por favor. 
No hay respuesta. 
Ella se baja al suelo al lado del libro. Es viejo. La tapa está en 
blanco. Le toma un momento reconocerlo por lo que es. 
Cuando la cortejaba, le leía poesía. Él pensó que era romántico. 
Ella pensó que era ridículo, pero ella lo amaba por eso. 
Su poeta favorito fue Pablo Neruda. Porque por supuesto que sí. 
El santo patrón de bonitas palabras. 
Ella toma el libro del suelo. 
Hay un pedazo de papel adentro. 
Ella abre el libro. 
Ella ve el poema impreso en la página. 
 
 
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... algo golpeaba en mi alma, 
fiebre o alas perdidas, 
y me fui haciendo solo, 
descifrando 
aquella quemadura, 
y escribí la primera línea vaga, 
vaga, sin cuerpo, pura 
tontería, 
pura sabiduría 
del que no sabe nada, 
y vi de pronto 
el cielo 
desgranado 
y abierto... 
 
Fue uno de los primeros que le leyó. 
Ella se rió de él, sintiendo su rostro cálido. Pero él era muy serio 
al respecto, así que... 
Y oh, aquí está otra vez, este dolor. Aquí está, mordiendo y 
arañando y rasgando, diciendo siempre he estado aquí, nunca me he 
ido, y voy a consumirte. 
Ella apenas puede respirar. 
El libro vuelve al suelo. 
El pedazo de papel de dentro se cae. 
El olor de él es más fuerte que nunca. 
La está ahogando. 
—¿Qué es esto? —Pregunta, y si escucha lo suficiente, cree que 
lo oye decir: Mi amor, mi esposa, es todo lo que queda. 
Ella lo levanta, sus manos tiemblan. 
Es una página única, y cuando la abre, ve que está fechada. 
Una semana antes de morir. 
Ella no quiere leerlo. 
Ella lo hace de todos modos. 
 
 
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Y en ese garabato familiar, dice: 
 
A mi amada: 
No soy un hombre perfecto. He cometido errores. Muchos, 
muchos errores. Lamento la mayoría de ellos. Hice lo que pensé que 
era correcto, y la retrospectiva probó que estaba equivocado. 
Pero ninguno de estos remordimientos eres tú. 
Has hecho que esta vida valga la pena. 
Me has dado una familia. 
Me has dado un hogar. 
No sé lo que depara el futuro. No sé lo que sucederá. Pero sé que 
nuestra manada es fuerte y enfrentaremos lo que venga. 
No sé qué haría sin ti. 
Tú me mantienes honesto. 
Tú me mantienes completo. 
No me dejas salir con nada (¡incluso cuando quiero que lo 
hagas!!) 
Todo lo bueno en mí es por ti. 
Y aquí, en nuestro aniversario, quiero que sepan que yo… 
 
Y eso es todo lo que hay 
Está sin terminar. 
Ella lo lee una y otra y otra vez, y cuando finalmente vuelve a 
mirar hacia arriba, el olor a humo de leña, pino y campo se ha 
desvanecido. 
 
 
xxiv. 
 
Hay una puerta. 
Una puerta a todo. 
 
 
 
 
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xxv. 
 
Comienza a construir de nuevo. 
Ella piensa que el territorio está maldito. 
Que todo lo que harán será luchar. 
Por un breve momento, ella se pregunta si vale la pena. 
Pero es fugaz. 
Porque ella es una madre loba. 
Y ella hará todo lo que pueda para proteger lo que es suyo. 
 
 
xxvi. 
 
Cuando ella pierde a Carter por el Omega dentro de él, cuando 
Mark cambia, sus ojos son violetas y brillantes, ella comprende el 
verdadero odio. 
Ella odia a aquellos que quieren tomarlos de ella. 
 
 
xxvii. 
 
Hay una puerta. 
Está en la mente de Ox. 
Y necesita ser destrozada. 
Entonces ellos hacen exactamente eso. 
Ella lo ve, brevemente, sentada frente a la puerta. Su pelaje es 
blanco y sus ojos son rojos, y ella escucha a Gordo decir oh, pero este 
momento no es solo para ella. 
Es para todos ellos. 
Y le llora a ella. 
En su cabeza, hay un flash- ManadaAmorEsposaHermanoHijo- 
pero se ha ido antes de que ella pueda agarrarlo. 
La puerta se rompe. 
 
 
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xxviii. 
 
Hay un final. 
Pero solo conduce a un nuevo comienzo. 
Ellos ahora están en guerra. 
Robert Livingstone se levantará. 
Michelle Hughes ha hecho su elección. 
Y la manada Bennett responderá por igual. 
Ella mira desde el porche de la casa al final del camino cuando 
los Omegas se reúnen nerviosamente, pareciendo asustados e 
inseguros. 
Carter refunfuña cuando el lobo gris lo sigue a donde quiera que 
va, gruñendo a cualquiera que intente acercarse. Ella se pregunta 
cuánto tiempo le tomará a él resolverlo. Se ríe cuando Carter le grita al 
lobo, diciéndole que se vaya a la mierda. El lobo ignora a su hijo 
mientras se aprieta contra él. Carter no lo aparta. 
Kelly y Robbie están sentados uno al lado del otro en los 
escalones del porche. Kelly mira a Robbie antes de apartar la mirada 
rápidamente. Robbie hace lo mismo un momento después. Sus miradas 
nunca se encuentran. Ella recuerda a ella y a Thomas. Robbie es un 
buen hombre. Kelly tiene mucha suerte. 
Rico, Chris y Tanner están trabajando en el camión de Ox. Se 
empujan unos a otros mientras maldicen al motor. Chris y Tanner 
están sanando. Ellos son tan frágiles. Ella se pregunta si alguna vez 
tomarán el mordisco. Es su elección, pero ella tiene que convencerlos. 
Ella no sabe si es su lugar. 
Mark y Gordo están regresando de la casa azul. Mark extiende la 
mano y toma la mano restantede Gordo. Ella piensa que Gordo se 
alejará. Él no lo hace. El cuervo en la garganta de Mark parece agitar 
sus alas. 
Ox y Joe se paran frente a los Omegas. Están hablando en voz 
baja, sus voces son suaves pero exudan un poder innegable. Los 
Omegas los miran con reverencia. 
 
 
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—Es la calma antes de la tormenta, ¿no? —Pregunta Jessie a su 
lado. 
Elizabeth la mira. 
—Sí. 
Jessie asiente, mirando su manada. 
—¿Siempre va a ser así? 
Sí. 
—No lo sé. 
Jessie se acerca y toma su mano. Elizabeth la aprieta con 
gratitud. Jessie dice: 
—No importa. 
—¿No? 
Jessie niega con la cabeza. 
—Vamos a estar aquí. No importa qué. Siempre. Somos manada. 
Elizabeth le cree. 
 
 
xxix. 
 
Esa noche, duermen juntos en la sala de estar, los sofás echados 
hacia atrás y las mantas y almohadas extendidas en el suelo. Los 
Omegas están en el sótano, descansando tranquilamente sabiendo que 
su Alfa estaba justo encima de ellos. 
—No me voy a desnudar, —les dice Rico en serio—. La última 
vez que hice eso, Carter agarró mi cosa en su sueño, y no quiero que 
Bambi le patee el culo por tocar lo que le pertenece. 
—Oh, por favor, —responde Carter—. Desearías que tocara tu 
cosa. 
—Tiene el doble de tu edad, —le dice Chris—. Podrías llamarlo 
papá si realmente quisieras. 
—Papi, —dice Rico olfateando—. Me llamarías papi. 
—Tan asqueroso, —susurra Kelly mientras yace contra su 
hermano. El lobo gris gruñe, pero Carter lo golpea en la cabeza, y 
para. Se establece al lado de Carter, incluso mientras suspira. 
 
 
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—¿Bambi te llama papi ? —Pregunta Tanner. Entonces él hace 
una mueca—. ¿Sabes qué? No respondas eso, no quiero saberlo. 
—Oh, ella me llama mucho más que eso. Grita, incluso… 
—Podría llamarla y preguntarle, —dice Jessie, sentándose junto 
a Elizabeth—. Descubrir lo que ella piensa. 
—No, —dice Rico rápidamente—. Absolutamente no hay 
necesidad de hacer eso. De hecho, nunca hablemos con ella sobre 
cualquier cosa que diga cuando ella no esté aquí, por... razones. 
—Tenemos nuestra propia casa, —Gordo refunfuña a Mark—. 
No sé por qué simplemente no vamos allí. 
—Te gusta tener pijamadas, —le dice Robbie—. Aunque te 
quejas y haces esa cara y… 
—Te prenderé fuego, —amenaza Gordo—. Y romper tus jodidas 
gafas. 
—Mucho ladrar y poco morder, —dice Mark, besando un lado de 
su cabeza. 
Gordo pone los ojos en blanco pero no discute más. 
Ox y Joe están en el medio. Sus corazones están latiendo 
sincronizados, y fluye a través de todos ellos. Elizabeth comienza a 
quedarse dormida cuando... 
—Todos en la ciudad piensan que tenemos orgías, —dice Rico, a 
propósito de nada—. Y no les digo lo contrario. Para que todos sepáis. 
Hay gritos de horror que conducen a una pelea de almohadas. 
Elizabeth cierra los ojos y sonríe. 
 
 
xxx. 
 
Cuando ella sueña en estos días, siempre es en tonos de azul. 
Ella está en un bosque sin fin. Los árboles se estiran hacia el 
cielo estrellado. Siente la fresca hierba bajo sus pies descalzos. La luna 
es brillante. Está lleno, por supuesto. 
Ella no está sola. 
 
 
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Ella no puede verlo, pero ella sabe que él está allí. Ella lo 
escucha respirar. 
Ella gira la cabeza para buscarlo, pero no hay nada más que un 
destello blanco desapareciendo en el bosque. 
Excepto esta vez, cuando se despierta, su rostro no está mojado. 
Ella mira a su manada. 
Duermen profundamente, todos enredados juntos. 
Ella… 
Humo de madera. 
Pino. 
Campo. 
Ella se sienta. 
Hay un canto de amor aullando en su cabeza. 
Ella se levanta lentamente. 
Oye el chasquido de las uñas en el porche exterior, la madera 
crujiendo. 
Como si un animal pesado estuviera paseando frente a la puerta. 
Ella pasa sobre los otros con cuidado. Toma el chal colgando de 
un gancho al lado de la puerta y lo envuelve alrededor de sus hombros. 
Ella toma una respiración profunda. 
Y abre la puerta. 
El porche está vacío. 
El aire es frío cuando ella sale de la casa, cerrando la puerta 
detrás de ella. 
Ella escucha. 
Y en la distancia, hay un susurro. 
Dice: Algo comenzó en mi alma, fiebre o alas olvidadas, e hice 
mi propio camino, descifrando ese fuego. 
Ella baja del porche. 
La hierba es fresca bajo sus pies descalzos. 
Las estrellas de arriba son brillantes. La luna está casi llena. Tira 
de ella. 
Pero ella no cambia. 
Los árboles se balancean mientras camina por el bosque. 
 
 
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Ella piensa que descifrará ese fuego. 
Aquí. Al final. 
Porque el dolor es fuego. Quema hasta que todo lo que queda son 
huesos carbonizados de una vida que solía ser. 
Ella no está sola mientras camina. Ella no puede verlos, pero 
puede sentirlos. 
Ella viene al claro. 
Aquí, una vez, un niño le dijo que la amaba. 
Aquí, una vez, ella lo besó. 
Aquí, una vez, la besó. 
Y aquí, una vez, ardió mientras las canciones lo aullaban a casa. 
Después de que no era más que ceniza, cuando sus brasas se 
habían enfriado, había regresado sola, con un viejo lobo de piedra en 
las manos. 
Excavó entre cenizas y tierra. 
Ella había enterrado al lobo de piedra allí, en las profundidades 
de la tierra. 
Y allí permaneció. 
Excepto… 
Ella se sienta en el medio del claro y espera. 
La canción de amor está rugiendo a través de ella. 
Ella no espera mucho. 
Ella ve ojos anaranjados en los árboles a su alrededor. Decenas 
de ellos. 
Cientos. 
Caminan entre los árboles, sin acercarse nunca más. 
Ellos la están protegiendo aquí. 
Ella conoce a muchos de ellos. 
Los que no conoce llegaron antes que ella, pero son suyos de 
todos modos. 
Ella ve un destello rojo, pero no es el que está esperando. 
—Abel, —susurra, y el lobo aúlla. 
Ella cierra sus ojos. 
Hay una bocanada de aire caliente contra su cara. 
 
 
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Ella sonríe. 
—Hola, cariño, —dice, y su voz se rompe. 
Ella abre los ojos. 
Delante de ella se encuentra un gran lobo blanco. 
En sus mandíbulas, sostiene un lobo de piedra. 
Él lo deja suavemente a sus pies. Lo empuja hacia ella. 
Aquí está él, una vez más, dándosele a ella. 
—Lo enterré, —le dice—. Porque pensé que era parte de mí para 
que tú la lleves a donde fueras. 
Él resopla y niega con la cabeza, los ojos brillantes. Él se sienta 
en sus cuartos traseros, elevándose sobre ella. Ella inclina su cabeza 
hacia atrás para mirarlo. Él presiona su hocico contra su frente, y ella 
dice: 
—Oh. 
Hay brillantes destellos de luz. 
Ella oye su voz. 
Él dice: 
—Lo siento. Por todo. Que tuviera que dejarte. Que tuviera que 
dejar a nuestra familia. Yo nunca quise. Todo lo que siempre quise fue 
estar contigo. Tú eres la luna. Me tiras. Me haces aullar. Tú me haces 
cantar. 
Y vi de pronto el cielo desgranado y abierto. 
Él dice: 
—Te he amado desde que te conocí. Y te amaré por siempre. 
Las luces se vuelven más brillantes. Es azul como la tristeza, 
pero está el verde dulce del alivio que lo atraviesa, y sabe que pase lo 
que pase después, ella habrá tenido este momento. 
Las luces se desvanecen. 
Y allí, ante ella, se sienta Thomas Bennett. Está desnudo, y su 
piel no está marcada. La muerte lo ha sanado. 
El grito de alegría da ecos a su alrededor. Los lobos en los 
árboles cantan en respuesta. 
Ella lo aborda. 
Él ríe. 
 
 
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Su piel es cálida. 
Sus brazos la rodean. 
Él besa sus mejillas. 
La punta de su nariz. 
La parte superior de su cabeza. 
Él es fuerte. 
Y vital. 
Y… 
—Esto es un sueño, —susurra contra el hueco de su garganta. 
—Está cerca de uno, —dice en su cabello—. Estás dormida con 
nuestra manada. Estás sana y salva. Pero esto... esto es un regalo. Es 
un regalo de nuestro territorio, por todo lo que hemos pasado. Una 
última oportunidad hasta que nos volvamos a ver. 
Ella se permite romperse. 
Él la abraza mientras ella llora. 
Su voz es áspera cuandodice: 
—Hey. Oh, Lizzie. Hey. Para. Nada de eso. 
Su pecho se engancha cuando levanta la cabeza. 
Su sonrisa tiembla. Sus ojos están mojados. 
Ella tiene mucho que decir. 
Tanto que decirle. 
Ella decide. 
—Tú, maldito imbécil. 
Él parpadea sorprendido mientras ella golpea su pecho. 
—¡Oye! ¡Eso duele! 
—No me importa, —le gruñe, sintiendo que sus dientes se 
alargan—. Tú, bastardo. 
Ella cede a su ira. 
Él lo toma, por un tiempo al menos. Después de un tiempo, él 
toma sus manos y las sostiene con fuerza. 
—¿Podrías parar eso? 
—¿Por qué? —Ella exige—. ¿Por qué hiciste lo que hiciste? ¿Por 
qué tienes que dejarnos? ¿Dejarme? 
 
 
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Suspira mientras deja descansar su cabeza contra la hierba. 
Todavía está sosteniendo sus muñecas, y ella se maravilla de lo real 
que se siente. Él dice: 
—Un Alfa es un líder, pero aún más, un protector. Al final, él o 
ella pone su manada por encima de todos los demás. Un Alfa hará 
cualquier cosa para mantener a su gente a salvo. 
Oh, lo ha escuchado una y otra vez, ¿verdad? Por supuesto que 
sí. Siendo la compañera de un Alfa vio eso. 
Ella se desliza, tumbada en el césped junto a él. Él la deja ir. Ella 
gira la cabeza para apoyar su frente contra su hombro. Ella lo respira. 
—Deseo que nunca... 
—¿Me hubiera convertido en el Alfa? 
—Sí. 
—Lo sé. 
—No es justo. 
—Yo lo sé también. Pero mira lo que has hecho. —Se ríe en 
silencio. —Esta... manada nuestra. Los lobos. Los humanos. Son 
fuertes. —Su risa se desvanece—. Y tendrán que serlo. Todos lo 
haréis. Por lo que viene. 
Ella cierra sus ojos. 
—¿Me puedes decir qué es? 
—No sé. —Parece frustrado—. Es un sentimiento. Una tormenta. 
Está en el horizonte. Todo va a cambiar. Para ti. Para todos los lobos. 
Ox... —Ella siente que él niega con la cabeza—. Está perdido en la 
tormenta. Él es importante. Todos sois importantes. —Y luego susurra: 
—Robbie va a... —pero nada sigue. 
Ella le pregunta a qué se refiere. 
Él no sabe. 
—No es justo, —dice otra vez, incapaz de mantener la amargura 
de su voz—. ¿Por qué tenemos que ser nosotros? 
—Por lo que sois, —dice en voz baja—. Sois la manada Bennett. 
Y su canción siempre será escuchada. 
Los lobos a su alrededor comienzan a susurrar a través de los 
lazos. 
 
 
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Dicen manada y manada y manada. 
Ella escucha. 
Él se sienta, con la cabeza ladeada. 
Y luego dice: 
—Sígueme. Te amo, sígueme. 
Cambia, la rutina de los músculos y los huesos se escucha en el 
claro. 
Ella no piensa dos veces. 
Ella también cambia. 
Corren juntos en el bosque. Ella le pisa los talones. En la punta 
de su cola. Él le responde juguetonamente, entrando y saliendo de los 
árboles. Ella corre, corre, corren juntos, y es como solía ser antes. 
Cuando eran jóvenes y no tenían nada de qué temer. Ella lo escucha 
riéndose en su cabeza, y es tan feliz y brillante que hace que su 
corazón vibre. 
Los otros lobos corren a su alrededor, siempre fuera de la vista. 
Ella los siente, los reconoce, brillantes chispas en la oscuridad que no 
ha sentido desde que llegaron los cazadores y se los llevó a todos. 
Ellos corren. 
Todos corren. 
Él dice, AmorEsposaCompañera 
Él dice, estás aquí, estás aquí, estás aquí 
Él dice, yo también lo estoy y no importa a dónde vayas 
Él dice, no importa lo que hagas 
Él dice: siempre estaré contigo porque te amo, te amo, te amo 
Ella canta su canción de amor en los árboles y el cielo, y es azul 
y verde y el territorio alrededor de sus temblores con el poder de su 
voz. 
Green Creek tiembla y tiembla con su llamada. 
Hacia el final, los lobos a su alrededor comienzan a 
desvanecerse. 
No se han ido, solo... regresaron a la tierra. 
A la Luna. 
Ella sabe que no tiene mucho tiempo. 
 
 
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Ella cambia, jadeando mientras cae sobre sus manos y rodillas. 
Levanta la mirada cuando el lobo blanco se vuelve hacia ella. 
Ella susurra: 
—Te perdono. 
Y ella lo dice en serio. 
Él inclina su cabeza hacia atrás y aúlla. 
Se hace eco a través del bosque. 
En él, ella escucha mantenlos a salvo, mantenlos a salvo y diles 
que su padre los ama y que, y y y volveremos a estar juntos un día, un 
día estaremos juntos y correremos como manada 
Y luego él se adelanta y presiona su hocico contra su frente y ella 
dice, 
—Oh. 
El mundo explota a su alrededor. 
 
 
xxxi. 
 
Ella abre los ojos. 
Ella está en la casa. 
Su manada respira profundamente a su alrededor. 
Fue un sueño. 
Todo fue un sueño. 
Pica más que... 
—¿Mamá? 
Ella se sienta. 
Joe, Carter y Kelly están despiertos. La están mirando en la 
oscuridad. Los ojos de Joe son rojos. Los de Kelly son naranja. 
Los de Carter son violetas, pero él tiene el control. 
—Oye, —dice, tratando de salir del recuerdo del sueño—. ¿Están 
bien? ¿Qué pasa? 
—Él estaba aquí, —susurra Carter. 
Kelly asiente, con los ojos húmedos. 
—Lo sentimos. 
 
 
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Y Joe dice: 
—Podemos olerlo. Es… —Sus ojos se abren—. ¿Qué es eso? 
Ella mira hacia abajo hacia donde señala. 
En su mano hay un lobo de piedra. 
El que había enterrado años antes. 
—¿Mamá? —Preguntó Joe—. ¿Él hizo…? 
—Creo que lo hizo. —Se limpia los ojos mientras coloca al lobo 
en el suelo junto a ellos. Ella abre sus brazos. Sus hijos acuden a ella, 
presionando sus caras contra ella. Son grandes, sus hijos, pero de 
alguna manera lo hacen funcionar. Ella ve a Ox abrir los ojos, pero él 
no habla mientras los mira. Ella dice: —Tuve el sueño más 
maravilloso. ¿Les gustaría escucharlo? 
Todos asienten. 
Y entonces ella les cuenta. 
 
 
 
xxxii. 
 
El sol sale en un nuevo día. 
Todos están dormidos de nuevo. 
Rodeada por su manada, observa cómo la luz comienza a filtrarse 
a través de la ventana. Se siente como curación. O al menos el 
comienzo. 
Esta manada es diferente de las que han venido antes. 
Ella piensa que es para mejor. 
Y no importa lo que venga después, el mundo escuchará sus 
canciones. 
Habrá paz. Esto se lo promete a ella misma. 
Finalmente, ella levanta el lobo de piedra, trazándolo con su 
dedo. 
—Un día, —le susurra—. Un día, mi amor. Te miraré a la cara, y 
todo estará bien. 
 
 
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Y aunque cree que es solo un truco de la luz de la mañana, jura 
que los ojos del lobo de piedra se vuelven rojos. 
 
 
 
FIN 
 
 (Los lobos regresarán en Heartsong, a partir de septiembre de 
2019). 
 
 
 
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Cuando TJ KLUNE tenía ocho años, tomó una pluma y papel y 
comenzó a escribir su primera historia (que resultó ser su propia 
versión épica del videojuego Super Metroid), no creía que el juego 
terminara muy bien y quería ofrecer su propia opinión al respecto. 
Nunca escuchó de la compañía del videojuego, muy a su disgusto. 
Ahora, más de dos décadas después, el elenco de personajes en su 
cabeza sólo se ha hecho más grande. Pero eso está bien, porque 
recientemente se ha convertido en escritor a tiempo completo y puede 
darles el tiempo que se merecen. 
Desde que ha sido publicado, TJ ha ganado el Lambda Literary 
Award por El Mejor Romance Gay, luchando contra tres leones que 
amenazaron con atacarlo a él y a su pueblo, y fue elegido por Amazon 
como uno de los mejores libros GLBT de 2011. 
Y una de esas cosas no es cierta. 
(Es la cosa del león. La cosa del león no es verdad.) 
 
 
 
 
 
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PPPooorrrtttaaadddaaa,,, TTTrrraaaddduuucccccciiióóónnn yyy CCCooorrrrrreeecccccciiióóónnn 
CCCRRRIIISSSSSS 
 
EEEdddiiiccciiióóónnn yyy DDDiiissseeeñññooo 
IIIPPPHHHIII 
 
 
EEEPPPUUUBBB 
MMMAAARRRAAA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Es de fans para fans y no recibimos ninguna compensación 
económica por las traducciones que realizamos. 
Espero que les guste. 
Y no olviden comprar a los autores, sin ellos no podríamos 
disfrutar de estas maravillosashistorias 
NNNOOO 
FFFAAACCCEEEBBBOOOOOOKKK 
nnniii nnniiinnnggguuunnnaaa 
rrreeeddd sssoooccciiiaaalll