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M I C R O C U E N T O S Había una vez un pescador que vivía en una pequeña cabaña junto al mar. Cada día, se levantaba antes del amanecer para lanzar su red al agua. Amaba el mar y su vida sencilla, pero a veces se sentía solo. Un día, mientras pescaba, escuchó una melodía suave y armoniosa que parecía venir del mar. Siguió la melodía y encontró una concha marina. Cuando la puso en su oído, pudo escuchar el eco del mar. Desde ese día, ya no se sintió solo. Cada vez que se sentía solo, escuchaba la concha marina. El eco del mar le recordaba que siempre estaba conectado con el mundo, a pesar de su soledad. El pescador vivió el resto de sus días con una sonrisa en su rostro. Aunque vivía solo, nunca se sintió solo. El eco del mar en la concha marina le había enseñado que la soledad es solo un estado de ánimo, y que siempre estamos conectados con el mundo de alguna manera.
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