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HARRY MAGDOFF * * i la era del imperialismo política económica internacional de Estados Unidos Traducción de RODOLFO ARRIGORRIAGA EDITORIAL NUESTRO TIEMPO, S. A. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo Colección: Temas de Actualidad Primera edición en español, 1969 Derechos reservados conforme a la ley @ Editorial Nuestro Tiempo, S. A. Domicilio provisional: Cerro del Hombre 125, México 21, D. F. Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo PRESENTACION INTRODUCCION I N D I C E 1. EL IMPERIALISMO, AYER Y IIOY El ascenso de los grandes negocios La nueva batalla por las materias primas El avance del transporte oceánico y el mercado mundial El imperio y el nuevo imperialismo Imperialismo y colonias Los rasgos modernos del imperialismo La demanda de fuentes externas de materias primas Materiales estratégicos Los Estados Unidos como principal exportador de capital 2. LA4 BANCA NORTEAh4ERICANA SE INTERNACIONALIZA 80 Los bancos de sucursales toman las riendas del mercado capitalista mundial 86 Expansión exterior vía subsidiarias bancarias 92 El dólar como divisa mundial: Nueva Yorli, banquero del mundo 96 Los bloques monetarios romo instrumentos de ccntrol 106 El camino de la devaluación 110 Experiencias disímiles en materia de devaluación 114 Los centros financieros crean su propio dinero 120 El caso de las finanzas norteamericanas 123 3. LOS GASTOS MILITARES Y LA PAX AMERICANA 132 La ayuda exterior, instrumento de control Ejecución de la línea política y militar de los EE.UU. Ayuda económica para la política de puerta abierta La ayuda extranjera y los negocios norteamericanos Ayuda exterior: la carga del hombre blanco El control a través del FMI Ayuda y endeudamiento El rezago de las exportaciones La exportación y sus límites compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 4. ASPECTOS ECONOMICOS DEL IMPERIALISMO DE ESTA- DOS UNIDOS 199 El alcance de los comproinisos económicos en el exterior 204 La importancia creciente de la actividad económica exterior 207 Gastos militares y exportaciones 213 Monopolio e inversiones exteriores 220 compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo Desde que Lenin escribió su pequeña gran obra: El imperialis- mo , fase superior del capitalismo, se lzan publicado, en el mundo entero, probablemente centenares o acaso miles de nueí!os títulos sobre el tema. Muchos, sin embargo, Izan respondido eserzcialmeiz- te a fines de divulgación o contribuido a esclarecer ciertos aspectos concretos de la dinámica del capitalismo ntonopolista, más que al propósito de ahondar en el estudio del fenómeno y de sus múlti- ples, complejas y siempre cambiantes formas de expresión. A con- securrzcia de ello y de cierta tendencia a u n esquematismo dema- siado simplista y divorciado de la realidad, a ueces se reiteran me- cánica y aun dogmáticamente situaciones que se Izan modificado, lzan perdido importancia o incluso han dejado de estar presentes en la economía mundial. El lector comprobará con satisfacción que el presente libro no incurre en esas fallas, sino que más bien contribuye eficazmente a superarlas a través de u n estudio objetivo, riguroso y autorizado, que supone el empleo de u n instrumental teórico y a la vez el co- nocimiento preciso y la evaluación cuidadosa de los hechos, ya que, en última instancia, es e n la realidad donde las ciencias so- ciales tienen que confirmar, revisar o abandonar las hipótesis y aun las categorías conceptuales con que trabajan. Maurice Dobb Iza hecho notar lo extraño que resulta que, a diferencia de los economistas clásicos, que tanto se ocuparon en sus estudios del mercantilismo, los economistas de hoy tiendan con frecuencia a ignorar el imperialismo o a verlo como u n fenómeno ajeno y sin importancia para la economía. El autor de este libro, por el contrario, demuestra que el imperialismo no es u n hecho del pasado n i tampoco u n asunto secundario sino algo vigente y funciamental, que afecta nuestra vida diaria de mil maneras y que, en una soczedad capitalista, no se puede escoger o rechazar puesto que es ccel modo de vida de tal socjed-a#. Por ello es todavía más extraño que, aun en los paises dependientes de América Latina, compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 8 L A E R A DEL I M P E R I A L I S M O ciertos economistas, al parecer sólo empeñados en preservar la "ku- reza" de la economía, proscliban el imperialismo de su jergf y de su oficio, como si tal fenómeno no fuese una de las causas prin- cipales del atraso y el subdesarrollo. Harry Magdoff, quien esencialmente se ocupa en este libro del imperialismo norteamericano, es u n distinguido economista. Desde hace años enseña en The New School for Social Research, de Nueva York y desde hace unos meses comparte, con Paul M . Sweezy, la responsabilidad de eo-editar Monthly Review, en esa misnza ciudad. A los editores de la versión castella?la de esta revista, que se pu- blica en Santiago de Chile, debemos la traducción al español 1~echa por Rodolfo Arrigorriaga, texto que aquí publicamos con ligeros cambios de forma, sobre todo de algunos giros regionales emplea- dos en México. A ambos, editorial y autor, desearnos expresar nues- tro agradecimiento. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo Los ensayos que aquí se presentan fueron escritos en respuesta a las preguntas, repetidamente formuladas, durante y despuks de conferencias dictadas en varios colegios. Sorprendidos por la furia, !a irracionalidad y el horror del escalamiento de la guerra en Viet- nam, muchos estudiantes comenzaron a indagar sobre las causas: ;ES la guerra una parte de un esquema mLs general y congruente de la política exterior de los Estados Unidos o es una aberración de iin grupo particular de hombres en el poder? Haciendo a iin lado los argumentos propagandísticos sobre la más elevada riloralidad y la amenaza a la seguridad nacional, ios inquisitivos estudiantes se inclinaron a buscar motivos ocultos. Qui- zá -pensaron algunos- había en Vietnam del Sur materias pri- mas vitales u oportunidades excepcionales para los negocios, que podrían explicar ia intensidad y la unidad de propósitos en el teme- rario camino de conquista del gobierno de los Estados Unidos. Al no encontrar respuestas concisas y adecuadas en tal dirección, algu- nos se decidieron a intentar, en un contexto más amplio, una va- loración de la situación en el Sureste de Asia. De ahí surgió la hipótesis de que la guerra de Vietnam era parte de una estrate- gia más general de los Estados Unidos, compuesta por varios ele- mentos : I ) Cna campaña de los Estados Unidos para obtener el con- trol y ejercer influencia sobre todo el Sureste de Asia, árca que contiene más de 200 millones de almas, con un territorio de un rnillón y medio de millas cuadradas. En este caso la conquista de mercados y fuentes de materias primas (tanto potencialcs como efectivas) es significativa, no sólo para los Estados LTnidos, sino también para un Japón industrializado que podría funcionar como socio menor dentro del imperio de los Estados L- idos s. 2) La decisión militar de establecer una base fuerte y digna de confianza en Vietnam del Sur, en donde podrían acumularse * Traducida del inglCs por Horacio Zalce. compaq Rectángulocompaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 10 L A ERA DEL IMPERIALISMO enormes existencias de equipo y material y tener estacionado un fuerte poderío militar. ., 3) El uso de una base militar así, en la costa o cerca de ella y próxima a Vietnam, como una fuente de poder, no sólo para el control o influencia sobre todo el Sureste de Asia, sino también como parte de un cerco de hierro alrededor de la República Po- pular China y la República Democrática de Vietnam. Esto servi- ría, no solamente como una amenaza, sino como una área de lanza- miento en el caso de una guerra terrestre contra los países comu- nistas asiáticos. Este modo de pensar, analizado en contraste con la historia de la Guerra Fría, llevó a los más sofisticados a una área más amplia de investigación: ¿Debe& acaso encontrarse la causa raíz de la política de los Estados Unidos en un imperialismo moderno, en el capitalismo como un sistema expansionista? Pero aquí tropezaron otra vez. La hipótesis del imperialismo parecía entrar en conflicto con la opinión comúnmente aceptada de que las exportaciones y las inversiones en el extranjero son elementos menores en la eco- nomía global de los Estados Unid0s.l ¿Podría resolverse esta evi- dente contradicción? En este punto no ayudaba mucho la literatura económica exis- tente. Es verdad quc en años recientes los economistas han estado prestando más atención a los asuntos económicos internacionales, especialmente en temas tales como la balanza de pagos, el oro, la ayuda extranjera, el comercio internacional y los problemas de los países subdesarrollados. Sin embargo, aparte de una literatura cada vez más abundante sobre los aspectos legales y que se ocupa princi- palmente de asuntos prácticos de los negocios, se ha dedicado muy poco estudio a la relación entre las economías doméstica e intcr- nacional. Los economistas teóricos se han abstenido, por regla ge- neral, de analizar a los Estados Unidos como una potencia econó- mica mundial, o de estudiar al país como parte del sistema capitalista mundial. No cs que debieran ignorarse las infliiencias económicas menores. Las f~ierzas económicas marqinales tienen a veces un peso especial extra como puede verse, por ejemplo, en el libro de Robert Engler, The Politics of Oil (New York, 1967). Los efectos económicos que son marginales a toda la economía, pueden revestir una gran importancia para ciertas corporaciones gigantes. Por consiguiente, pueden tener una influencia exorbitante en la política pública a seguir, a causa de la conc~ntración de poder económico y político en manos de estas corporaciones. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo I N T R O D UCCIÓN 1 1 C n notable ejemplo de cómo se circunviene este punto lo pro- porciona la magna obra de John Kenneth Galbraith, The New 7 I~ldustrial State. En ella Galbraith intenta, en forma atrevida, ho- llar terreno virgen, y no se muestra inhibido por la ortodoxia acep- tada para llegar a nuevas generalizaciones teóricas. Puesto que el eje de su análisis es el concepto de una economía norteamericana dominada por gigantescas corporaciones, enfatiza una y otra vez su influcncia estratégica sobre los asuntos económicos y políticos, así como la imperiosa necesidad de esas corporaciones, para su pro- pia sryuridad y protección, de controlar sus fuentes de aprovisio- namiento de materias primas y sus mercados y sin embargo, de la lectura del libro de Galbraith uno no sabría nunca que estas cor- poraciones ticnen algún interés económico extraiijero a pesar del lieclio. demostrado clocumeritalmente más adelante, de que las fuen- tes estranjeras de materias primas, así como los mercados extran- jeros para sus productos, son un componente significativo, y en rreciii-iiento, de las actividades mercantiles de las corporaciones gigantes. No tan sólo se ignora este aspecto en el tratamiento quc de las corporaciones hace Galbraitli, sino que le deja ignorado también en su examen de las relaciones entre los intereses corpo- rativos y la política militar extranjera. En el caso de esta última. , . pone Gnfasis en e1 -o de los gastos militares en PI crecimiento y la s e v i l a w n d e s firmas. h r o no se en- -- &entra una sola palabra acerca de la participación extranjera de las corporaciones gigantrs -aun cuando la armazón teórica de Gal- braitli, construida alrededor de los imperativos de control de las corporaciones solxr matcrias primas y mercados, está pidiendo gritos tal anrílisis. Las repetidas pre~untas de los estudiantes acerca de lo anormal de una economía "aislacionista" y una política extranjera interna- cional agresiva revelaba la ausencia de tales pesquisas de parte de los eruditos ortodoxos o aun de los críticos sociales liberales y radi- cales. Fue tanta la siqnificacibn de las pre,guntas planteadas como este kacío ilustrado lo que estimuló los estudios que aquí se publi- can. Cna invitación para leer iin trabajo sobre el imperialismo ante la segunda Conferencia de Escritores Socialistas que tuvo lu- gar en Nueva York en septiembre de 1966 proporcionó la oportu- nidad para presentar en público los primeros resultados de la bús- queda de una respuesta a esta cuestión (una versión revisada de compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo LA E R A DEL IMPERIALISMO este trabajo, publicado en el número de noviembre de 1966 de la Monthly Review, es la que aparece aquí como Capítulo 5). La tarea primaria era reunir y valorar suficientes hechos para poner a prueba la suposición casi universal de que las actividades económicas extranjeras son un elemento pequeño y aun insiynifi- cante en los intereses comerciales de los Estados Unidos. ; Qu6 es lo que estos hechos muestran? La respuesta, a mi modo de ver, no es nada ambigua: los supuestos prevalecientes son falsos. La cuestión crucial de este asunto es un fracaso general en el recono- cimiento de todo el impacto de las inversiones extranjeras: com- prender que si bien la exportación de capital bajo la forma de inversión directa -en minas, pozos petroleros e industria manu- facturera- es mucho menor que las exportaciones en un año dado cualquiera, el efecto acumulativo del flujo anual de inversión in- volucra valores económicos que superan con mucho a las expcr- taciones. Cuando, como es la costumbre, toma uno en cuenta solarnente las cantidades anuales de exportación de mercancías y de capitales, puede subestimarse el efecto de la acumulación de las inversiones extranjeras. Las exportaciones de mercancías, a diferencia de las exportaciones dc capital, representan tan solo un flujo: los hom- bres de negocios tratan de mantener e incrementar este flujo del rendimiento de las plantas ubicadas en los Estados Unidos. El flujo tiene que ser renovado cada año: la corriente al extranjero del año anterior pertenece al pasado; deben encontrarse nueyas ventas para el producto de este año. as inversiones que se mueven en el extranjero, en cambio, van construyendo un acervo de inversiones. Una inversión en fábricas y equipo en el extranjero permanece en el extranjero por siem- pre jamás. a menos de que, eventualmente, la empresaentera sea vendida, confiscada o, como en el caso de los minerales, hasta que se hayan agotado, por último, los recursos naturales. Pero en tanto que la inversión de una empresa exista en el extranjero y haya mercado para sus productos, la inversión se autoperpetúa. Los pre- cios de los productos vendidos incluyen, además de las ganancias y los costos de la mano de obra y la materia prima, la depreciación del capital (o depleción de las reservas). En esta forma se gene- ran fondos continuamente, no sólo para obtener ganancias "eter- nas", sino también reemplazos "eternos" de equipo usado y/o la explotación de nuevas fuentes minerales. Y por supuesto que cada compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo INTRODUCCIÓN 13 nueva inversión que fluye al extranjero se añade al stock "perma- nente de inversiones? Una simple ilustración aritmética puede ayudarnos a explicar este punto. Supongamos que las corporaciones estadounidenses in- vierten 5 000 millones de dólares anualmente en el extranjero. Su- pongamos, asimismo, que por cada 5 000 millones de dólares inver- tidos sea razonable esperar 10 000 de producto (o sea 2 dólares de producto manufacturado cada año por 1 dólar de inversión inicial en plantas y equipo). Entonces obtcndríarrios los sigiiicn:cs resultados : Flujo anual Existencia acumu- Rendimiento anual de capital in- lada de capital en resultante del uso ~ 'er t ido en el el extranjero al del equipo de Año extranjero fin de año capital (Miles de millones de dólares) En esta forma la inversión del primer año determinaría una existencia de $5 000 millones, de los cuales se obtienen, para la venta, $10 000 en productos. En el segundo año, el flujo adicional de 5 000 millones habrá de añadirse a la inversión del año anterior. Tenemos ahora una existencia acumulada de $10 000 millones. Es- to es en fábricas y equipo, con los que pueden producirse $20 000 millones de nuevos productos anualmente. Para el décimo año la existencia acumulada alcanza una inversión de $50 000, con lo que la producción anual disponible para el mercado llega a los. . . . . $100 000 millones. Aquí podemos ver que si habla uno de la cantidad relativa- mente pequeña de inversiones que fluye cada año al extranjero, se le está escapando el significado pleno del impacto acumulado de tal actividad en la inversión. De esto se desprende que si se ve so- lamente el volumen anual de mercancías y de exportaciones de capital, no se hace caso del impacto total de los negocios norteame- compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 14 L A ERA DEL IMPERIALISMO ricanos en el extranjero. Supongamos que el flujo anual de las exportaciones de los Estados Unidos asciende a $25 000 millones, y compárese esto con los resultados de 10 años de inversión extran- jera a la tasa anual de $5 000 millones, como se mostró en nuestro ejemplo: la cifra anual de las operaciones extranjeras resultantes de las existencias de inversión acumulada asciende a $100 000 mi- llones, o sea cuatro veces más que las exportaciones. Este modo de considerar a los negocios de los Estados Unidos en el extranjero añade una nueva dimensión al grado de extensión del compromiso económico del país en el exterior, y suministra el marco para el examen, en los párrafos siguientes, de la magnitud de las ventas al extranjero, de las inversiones y del flujo de las ganancias que provienen de estas inversiones. Pero nuestro interés no radica solamente en la magnitud de los compromisos económicos en el extranjero; es necesario también inquirir qué tan importantes son estas actividades para la econo- mía doméstica. Si pensamos en términos de una razón aritmética, veremos que hasta aquí hemos estado discutiendo tan solo el nu- merador. iY qué usamos como denominador? De nuevo nos en- contramos aquí con un error muy difundido en el modo común- mente aceptado de pensar acerca de estos asuntos. Una manera habitual para medir la importancia de las cuestiones económicas es comparar las variables por examinar con el Producto il'acional Bruto (PNB). Si un segmento particular de la economía se eleva hasta representar una gran proporción del PNB, se deduce ipso facto, que es importante. Y al contrario, si su proporción frente al PNB es baja, el renglón particular que se está comparando es ha- bitualmente considerado entonces como no importante. La debilidad de este tipo de prueba estadística radica en que no establece diferencia alguna entre los sectores estratégicos y los no estratégicos de la economía, entre las variables dependientes y las independientes, entre las actividades que crean un pioducto excc- dente y aquellas que se dedican a utilizar ese excedente. (Para comprender este asunto el lector debiera consultar El Capital AJO- nopolista de Paul A. Baran y Paul M. Slveezy.)" Baste hacer notar aquí que el procedimiento que se siguió fue estrechar la base para evaluar la importancia relativa de la actividad econónlica en el extranjero, de manera que esta última se correlacionara con los * Publicado en Nueva York en 1964 y traducido recientemente en Mé- I xico por Siglo XXI. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo l INTRODUCCIÓN 15 sectores comparables de la economía doméstica. Además de esto se puso particular empeño en algunos sectores estratégicos tales como las industrias de bienes de capital, que son los elementos más volátiles dentro del ciclo de los negocios. El análisis que ha resultado de los datos disponibles ha demos- trado que existe un estrecho paralelismo entre la agresiva política extranjera de los Estados Unidos, dirigida al control (directo o ' indirecto) de tan grande porción del globo como sea posible, por una parte, y la enérgica política expansionista de los negocios norte- -- americanos, por la otra. Por supuesto que la demostración del pa- ralelismo de ambos cursos no prueba que lo uno sea la causa de lo otro. Lo que si sugiere cs que simplemente es erróneo suponer que la economía de los Estados Unidos sea "aislacionista" y de esto se desprende que debe de introducirse la expansión de los asun- tos económicos internacionales de los Estados Unidos como un elemento muy importante en cualquier hipótesis que intente expli- car lo que está ocurriendo hoy en el mundo. A fin de entender mejor las principales tendencias en el pasado y las potenciales para el futuro, necesitamos seleccionar las más importantes influencias entre la multitud de variables. Sin einbai- go, el intento de llegar a una fórmula simple, de causa única, muy frecuentemente hace el papel de una camisa de fuerza para el avance del conocimiento. En el caso del imperialismo tenernos, en un extremo, a los teóricos que buscan un imponderable universal en la naturale7a del hombre, o una fornia de atavismo social para explicar el fenómeno como una fuerza continua y constante en la historia. Es así que tenemos a un historiador económico tan competente como el profesor David S. Landes que da la siquiente explicación : Me parece que uno tiene que ver al imperialismo como una respuesta múltiple a una oportunidad común que consiste simplemente en una disparidad de poder. Siempre y en clon- dequiera que tal disparidad ha existido, los pueblos y los grupos se han mostrado listos para sacar ventaja de ella. Se ve con pesar que está en la naturaleza de la bestia humana el explotar a los otros -o salvar sus al~nas, o "civilizarlas", según el caso.2 "Dad S. Landes, "The Nature of Ecoilomic Imperialism", en The Iournal of Economic History, diciembre dc 1961, p. 510. compaq Rectángulocompaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 16 LA ERA DEL IMPERIALISMO 1 Esta interpretación, correcta o incorrecta, supone un nivel tan elevado de abstracción que no contribuye en nada a la compren- sión de las diferencias históricas entre los tipos y propósitos de la agresión y la expansión. Es irrelevante en absoluto, por ejemplo, para explicar la expansión histórica de la sociedad capitalista hasta I convertirse en un sistema mundial o por qué esta expansión va asociada a una creciente disparidad de poder entre unas cuantas naciones que son excepcionalmente ricas y muchas naciones que son continuamente pobres. l En el otro extremo del espectro de la sobresimplificación está la fórmula del imperialismo económico "puro". La búsqueda de motivos económicos sin adulteración para las decisiones de política exterior seniirá como una útil hipótesis en un gran número de ca- sos. Pero fracasará si espera uno encontrarla para todos y cada uno de los actos de las líneas de conducta política y militar. Una razón de peso por la cual no funciona una hipótesis tan burda es sencillameilte que las líneas de conducta militares y polí- ticas no se basan en reglas estrictas de contabilidad de costos. La corporación tiene la necesidad de ponderar cada gasto de sus fon- dos contra la posibilidad de recuperarlos y de obtener la utilidad deseada dentro de un plazo razonable. Los gobiernos, por otra parte, no están restringidos por el mismo tipo de consideracioees presupuestales: pueden fijar impuestos, imprimir billetes y elevar la deuda pública. Por supuesto hay límites hasta para estos gastos, pero ellos se derivan de los recursos de toda la economía, y no de los de una corporación dada, o aun de un grupo de corporaciones. La racionalidad de los gastos del gobierno no tiene ninguna semejanza con la rígida ponderación de costos contra utilidades, aun cuando algunos gobiernos quisieran aparecer como que así lo hicieran. Un gobierno puede gastar miles de millones (con ingre- sos obtenidos de la población toda) para dominar a un país pro- ductor de plátano aun cuando el control que de ello resulte prote- ja utilidades por millones para tan solo una o dos corporaciones. Pero la realidad del imperialismo va mucho más allá del interés inmediato de este o aquel inversionista: el propósito subyacente es nada menos que el de mantener abierto tanto como sea posible del mundo para el comercio y la inversión de las gigantescas cor- poraciones multinacionales. Donde hay intereses que compiten en7 tre las empresas comerciales de diferentes países, la meta de la política de cada gobierno es continuar extendiendo su influencia I compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo en el extranjero. La dimensión del control variará, desde la ocu- pación militar a las técnicas informales de las "esferas de influen- cia", dependiendo de las circunstancias y del criterio de los diri- gentes políticos y militares en cuanto a lo que sea más realista bajo las circunstancias existentes. Cuando se tomen en consideración todos estos factores se vera que los intentos para explicar acciones aisladas en términos de "te- neduría de libros" carecen de sentido. Los países latinoamericanos pequeños que producen utilidades relativamente escasas son impor- tantes para la política general de los Estados Unidos porque es importante el control sobre toda la América Latina. Dentro de este contexto el control y la influencia son necesarios, no solamente para impedir la expropiación del capital norteamericano y para inmunizar al país contra la revolución social, sino hasta porque su voto en la ONU o la OEA es importante para el plan general de dominación de los Estados Unidos. Entendidos en estos términos, la muerte y la destrucción en Vietnam y el gasto de enormes su- mas de dinero no son cotejados, por quienes dirigen la política norteamericana, con las oportunidades de provechosos negocios en Vietnam; se les pondera, m6s bien, según el criterio de los diri- gentes militares y políticos de acuerdo a lo que se necesita controlar e influir en Asia, y especialmente en el Sureste, a fin de conservar toda el Ares dentro del sistema imperialista en general y dentro de la esfera de influencia de los Estados Unidos en particular. v El mismo modo de pensar que aborda el conccpto del imperia- lismo ecoiiómico en el sentido restringido de una hoja de balance confina tambitn habitualmente el término al control (directo o in- directo) sobre un país subdesarrollado por una potencia industrial. / Una limitación tal ignora el rasgo esencial del nuevo iinperialis- nio que surge a fines del siglo diecinueve: la lucha competitiva entre las naciones industriales por las posiciones de dominio con respecto al mercado mundial y a las fuentes de materias primas 4 La diferencia estructural que distingue al nuevo imperialismo del \iejo es el reemplazo de una economía en la que compiten m~iclias firmas por otra en la que compite un pufiado de corpo- -' raciones sigantes en cada industria. MAS aún, durante este período el avance en la tecnología del transporte y las comunicaciones y el reto que lanzaron a Inglaterra las nuevas naciones industriales aportó dos rasgos adicionales a la escena imperialista: una inten- sificación de la lucha competitiva en la arena mundial y la ma- compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo LA ERA DEL IMPERIALISMO duración de un sistema capitalista verdaderamente internacional. Bajo tales circunstancias la competencia entre los gmpos de cor- poraciones gigantes y sus gobiernos tiene lugar en toda la superficie del globo:<-en los mercados de las naciones avanzadas así como en los de las semi y aun las no industrializadas. La lucha por el poder entre las naciones industrializadas para obtener el control colonial e informal de las regiones económicamente atrasadas no es sino una fase de esta guerra económica y tan solo uno de los atributos e del nuevo imperialismo. Las naciones del sistema capitalista mundial tienen grados va- riables de fuerza y de independencia y la manipulación para adqui- 1 rir poder y control se estiende al través de todo el sistema -ciitre 1 los grandes y entre los chicos, entre los relativamente ricos como entre los relativamente pobres. Circunscribir el imperialismo a ope- raciones simplemente cn el mundo subdesarrollado es algo verda- deramente extraño cuando se cxamina la consistencia en las metas de Alemania con respecto a otras naciones de Europa a lo largo de dos guerras: un programa para reorganizar y controlar a las na- \ ciones industrializadas así como a las no indusfrializadas a fin de llenar las nccesidades de un capitalismo alemán en expansión. Se clic~ frecuentcmeiite en nuestros días que la mayor partici- pación del capital norteamericano en Europa occidental, en com- ~aración con las inversiones en los paíws subdesarrollados, es tina muestra de una desviación del imperialismo. Por supuesto que este punto de vista es insostenible si se reconoce que el antagonismo entre centros industriales q u e se desarrollan desigualmente consti- tuye el eje de la rueda del imperiaiismo. Pero existe un punto de vista adicional desde el que debiera de considerarse la expansión del capital norteamericano en otras na- ciones avanzadas. El nivel dc vida más alto y la gran cantidad [le capital acumulado en Europa occidental están enraizados en las ventajas, pasadas y presentes, obtenidas por esta última área al tra- \+S de la explotación de países coloniales y neocoloniales. Al pe- netrar los centros metropolitanos de Europa, el capital de los Esta- dos Unidos se lleva parte de la crema: se beneficia a ) de los crecientesmercados de consumo de Europa occidental y b) de la oportunidad de comerciar al través de canales abiertos por los cen- tros metropolitanos durante sus relaciones con sus dependencias. Una analogía con los días de la piratería podría ser íitil aquí, cuando ciertos aventureros hacían iin modo de vida de la depre- compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo INTROD UCCIÓN dación de islas y costas alejadas de los centros inetropolitanos. Imagincmos ahora a un aventurero que equipa un barco con el propósito de asaltar a los barcos piratas que regresan a la patria. iDepcnde menos de la piratcria la inversión de esa última "em- presa" que la del pirata original? Debiera hacerse notar, en este sentido, que las cxtensas iiiversiones de la industria petrolcra nor- teamericana en Europa occidental (véase cl capítulo 2, cuadro 13) obtiene sus utilidadcs de la refinación y distribución del petróleo importado dcl Medio Oriente. Las exageracioncs clc la teoría del imperialismo económico no se limitan a sus proponcntcs. Las más grotescas versiones de aná- lisis rrwcaniciitas poclrin cncontrarse en los escritos de los críticos. TJn cjrrnl>lo notable de esto ocurre en un ensayo titulado "El Im- perialismo Económico Vuelto a Visitar", por el profcsor Mark Blaug. Entic otras rosas cl profcsor cxponc lo que él considera ser una rcf~~tación dcvastadora del concepto d~ que la exportación de capital cs alentada por las mayores oporturiidades dc utilidad en cl cstraiijero: Lo que es aún mis notable es que las tasas de utilidad de la inversión extranjera en rl Golio 1'6rs;co se clevan Iiaita a un 20 por ciento en contraste con el 11 por ciento en Amé- rica Latina y 8 por ciento en Canadi; y sin embargo, el Golfo Pérsico atrac a mcrios de una d6cima partc de la in- versión norteamcricana en el extranjero y la tasa de incre- mento de la inversión extranjera rn los años de la postguerra ha sido mayor cn Canadi que en las rrqiones empapadas de pct~óleo drl Rfrtlio O r i ~ n t e . ~ Aquí teiic~iio~ la iiicriialidad de las fórmulas en todo su esplcn- dar. .2 pesar dc las apariencias, el argumento no tiene semejanza con la rralidad c l~ l comportamicnto dr los negocios. El hecho de qiir las utilidades de las inversiones petroleras en el Golfo PErsico ~ ' 3 1 1 tan rlrvadas difícilmente podría intrrl->retarse coino que una unidad adicional de inversión produzca rendimiento equivalente c 1 ~ iitilidacl. Una \ r7 quc se ha perforado una fuente dcterrninada clc pctrólco y SP ha loqrado al arrcglo mAs cfiricnte de los pozos, las oportunidades ultcriores de inversión dcseablc son muy limita- = hlark Blaiig. "Economic Imperialism Revisited", The I'ale Rez'iew, primavera de 1961, p. 343. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 20 LA ERA DEL IMPERIALISMO das (aparte de las inversiones destinadas a impedir que los compc- tidores se apoderen de las reservas de petróleo). Después de que se ha llegado a cierto punto, una inversión adicional no va a ren- dir la tasa de utilidades deseable. Esta limitación a la inversión ulterior es particularmente pronunciada cuando, como ocurre en la industria petrolera, hay un grado tan alto de concentración de la propiedad de las concesiones. Esta clase de consideración ele- , mental en los negocios es aplicable en muchas situaciones. Por ejem- plo, una vez que se ha construido una línea de ferrocarril, que ab- sorbe toda la carga y tráfico de pasajeros disponibles entre dos puntos, la adición de líneas sería infructuosa, sin importar lo pro- vechosa que pudiera ser la inversión original. Al parecer el profesor Blaug estaba más interesado en negar !a existencia del imperialismo que en tratar de entender su natu- raleza. De haberse interesado en explorar el significado de los da- tos que citaba, se habría hecho a sí inismo pre<pntas tales como: ;Por qué es que no hay oportunidades de utilidades importantes para el capital norteamericano en el Golfo Pérsico fuera de las pe- troleras? 2 Cómo es que una región que puede producir tan enormes utilidades no tiene mercados de consumo lo suficientemente gran- des para sostener otras inversiones provechosas? Otro ejemplo de distorsión por el empleo de hechos no asimila- dos o analizados se encuentra en un capítulo titulado "iEs Impe- rialista Norteamérica?" en el libro de Barbara Ward El Oeste AGO- rralado. Entre las razones que da para desmentir el concepto de que los Estados Unidos son imperialistas, la señorita Ward señala: "En el pasado, los norteamericanos no han tratado de romper los estan- camientos domésticos mediante la conquista de nuevos mercados en el extranjero. Por el contrario, han reducido los préstamos y el co- mercio exterior al m í n i m ~ . " ~ La primera frase es, por supuesto, absolutamente errónea y ade- más contradicha por el curso de toda la historia económica de los Estados Unidos5 Sin embargo, la señorita Ward presenta datos en apoyo a su argumento. Y esto es lo que expone: durante las años de la depresión, de 1929 a 1933, las exportaciones de mercancías de- clinaron de $5.2 a $ 1.6 billones, y los préstamos al extranjero se abatieron de $2.7 a $0.4 billones. 4 Barbara Ward, The West at Bay, Nueva York, p. 136. 5 Véase, por ejemplo, T h e Tragedj) of American Diplomacy, por Wil- liam Appleman Williams, Niiera York, 1962. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo Pcro estos datos no justifican por cierto la pretensión de que los Estados Unidos "redujeron los préstamos y el comercio exterior al mínimo". La reducción en el comercio y la inversión extranjeros no fue voluntaria. Se adoptaron vigorosas medidas en contra a fin de resucitar el comercio exterior, pero resultaron impotentes fren- tc a la severidad de la depresión. La realidad en la primera parte de la década de los 30 fue un colapso en el comercio internacio- nal: un fracaso del sistema capitalista mundial que ni los capita- listas ni los gobiernos fueron capaces de impedir. Los préstamos al extranjero se retrajeron porque había muy pocos solicitantes dignos de confianza: había más de $ 2 2 billones de desfaIco en la deuda pública extranjera en esos años. De manera análoga no había ba- ses para mantener, no digamos incrementar, el comercio de ex- l~ortación. Los hombres dc negocios no exportan a menos que ha- yan clientes extranjeros que tengan con qué pagar por sus compras. Clientes así no existían en un período de dcpresión mundial com- plicada por una desintegración del sistema internacional de pagos. Estos doy ejemplos de ninguna manera agotan las diversas fa- lacias de la literatura sobre el imperialismo. Se les escogió en for- ma deliberada porque en cierto sentido son representativas de la clase de dificultades a las que se enfrentan los estudiantes, tanto avanzados como de grados elementales, cuando tratan de la teoría cconómica en contraste con la práctica económica. Cuando es la teoría lo que sc discute, manejamos abstracciones y tratamos de aislar las fuerzas más importantes que determinan los cambios y el desarrollo. Pero en la vida real estas fuerzas aparecen eritremezcla- das con muchas otras. La veraadera tarea en el análisis económico es moversc de una parte a otra, inteligente y cómodamente: de la teoría abstracta a la realidad concreta y viceversa. Surgen serias dificultadcs si el salto entre lo abstracto y lo concreto es muy repen- tino y muy extremoso, sin quc se conceda la atención adecuada a las etapas intermedias del análisis. Examinemos, para ilustrar este punto, el motivo de la ganancia conio regulador de la actividad de los negocios. No cabe duda que el impulso hacia la obtención de tasas de utilidadmás elevadas y de mayor volumen es la fuerza impulsora de la actividad comercial. Y sin embargo esta esencial y validísima generalización tiene apli- c ac ih diferente se<gÚn las circuristancias. La estrategia de la utili- dad comercial variará entre una industria y otra, entre los perío- do: de prosperidad y los de depresión, y entrc las situaciones com- . - -. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo LA ERA DEL IMPERIALISMO petitivas o monopolísticas. En el asunto de la inversión extranjera por las empresas norteamericanas es necesario reconocer la influen- cia de la necesidad de que firmas de tipo monopolístico controlen las fuentes de materias primas y los mercados, a fin de proteger su posición de dominio y de asegurar su inversión. Aun dentro de este contexto algunas firmas, a causa de la índole de sus negocios, adop- tarán una perspectiva de utilidades a plazo relativamente largo, en tanto que otras invertirán en el extranjero solamente que puedan recuperar su capital en tres o cinco años. El hilo común a estas di- ferentes estrategias es, por supuesto. el aumento en las utilidades. A pesar de todo, se tendría un cuadro engañoso si redujera uno las ralones para la migración de capital simplemente a un análisis estadístico de las tasas diferenciales de utilidad para los diferentes países. Las mismas limitaciones deben aplicarse a los temas sobre capi- tal excedente que a menudo se encuentran en las teorías sobre rl imperialismo. Parece casi axiomático afirmar que el capital se des- plaza hacia el extranjero cuando los fondos ociosos no encuentran salida en inversiones domésticas lucrativas, y/o las oportunidades de ganancia son mavores en el extranjero que en el país. Esta afir- mación abstracta constituye una primera al~roximación útil, un punto de partida y una guía para la investigación, pero de ninguna manera una explicación adecuada de los numerosos diferentes tipos de movim;rntos de capital. En la vida diaria éste no es una masa - indiferenciada. Lo proporcionan diferentes fuentes dentro de la eco- nomía y frecuentemente está disponible solamente para usos limi- tados: un préstamo a corto plazo, la apertura de un nuevo banco. la construcción de una planta química. También debe entenderse que el capital monetario consiste tanto de crédito como de efectivo y, por lo tanto, es afectado por las oscilaciones del ciclo de crédito. Es así que durante una depresión grave, al declinar la producción y contraerse el crédito, una buena parte del excedente desaparece y la moviljzación del capital se hace más difícil. El teorema, a menudo repetido. acerca de que la inversión rx- tranjera representa un modo de salir de la depresión tiene validez si reconocc uno que ésta es sólo una de las estrategias dentro de la agenda de la comunidad comercial, la que puede o no ser ope- rante dentro de las circunstancias. Si la depresión es en escala mun- dial y el sistema mundial de crédito ha dejado de funcionar la in- versión extranjera, como una opción, ge~eralmente desaparecerá de compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo INTRODUCCIÓN 23 la agenda, excepto en cuanto sea posible arrebatar algún valioso recurso mineral o comprar a un competidor más débil. Durante la fase ascendente del ciclo, la aparición de capacidad excedente en la producción doméstica plantea el problema de en- contrar una salida en el extranjero para el capital ocioso: el éxito en la persecución de esas salidas en el extranjero puede contribuir a prolongar la fase ascendente. Y esto es aplicable no solamente al ciclo en su totalidad, sino también a los ciclos de las industrias in- dividuales. Un ejemplo de esto último es la transferencia del capi- tal inglés, norteamericano, francés y alemán conectado con la in- dustria ferrocarrilera, de un país a otro. Cuando se estaba llegando al límite práctico de la construcción de ferrocarriles en un país, se buscaban salidas en otro. La búsqueda se intensificaba a medida que la competencia aumentaba entre los países exportadores de ca- pital. Lo que es importante para la comunidad comercial, y al sistema de los negocios como un todo, es que la opción: inversión extran- jera ( y comercio extranjero) permanezca abierta. Para que esto ad- quiera un sisnificado el sistema de empresa privada requiere, como mínimo, que los principios políticos y económicos del capitalismo prevalezcan y que queden abiertas completamente las puertas para el capital extranjero en todo momento. Más aún, debe buscar una puerta abierta privile,+ada para el capital del país natal de prefe- rencia al capital que venga de naciones industriales competidoras. Y no se trata de discutir qué tanto o qué tan poco pueda explotar- se una puerta abierta en un momento dado. Es el principio el que debe de mantenerse, especialmente para una superpotencia capita- lista como los Estados Unidos, y más especialmente cuando se le está desafiando extensa y abiertamente. (Por añadidura, ;quién puede saber cuándo se descubrirá algún recurso vital y esa puerta especial abierta vaya a conducir a la fuente de un nuevo tesoro?) Mantener la puerta abierta crea algunos problemas, algunos a causa de intereses conflictivos entre las naciones capitalistas más maduras, algunos a causa de las revoluciones sociales, reales o po- tenciales que amenazan eliminar (o limitar) el capitalismo y la li- bertad para la inversión y el comercio privados.iDe aquí que abrir una puerta y mantenerla abierta requiere una vigilancia eterna y fuerza de voluntad.\ Dicho de otra manera lo que se necesita es la fuerza y la persistencia, de parte de las naciones más avanzadas, controlar la política y la economía de las naciones menos avan- compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo zadas. Puesto que la franca posesión colonial se ha vuelto en la ma- yor parte de los casos poco práctica, se están explorando y explo- tando otros medios, algunos tradicionales, algunos nuevos. En esto, los Estados Unidos son los que tienen mayor práctica, habiéndose apropiado la oportunidad, al fin de la segunda guerra mundial, para organizar y dominar la red imperialista. Los medios tradicionales están aún disponibles y se les usa. Aún están entre nosotros el método de la invasión y el empleo de la fuerza militar; únicamente se han hecho anticuadas las racionali- zaciones. Una flota armada que cubre todo el globo y una extensa red de bases militares pesan mucho en el resto dcl mundo. Se ha puesto mucha confianza en las más nuevas técnicas, quizá no com- pletamente nuevas, pero aplicadas en escala más vasta y con mayor sofisticación que en el pasado: asistencia militar para apoyar a go- biernos, "dignos de confianza", contra la revolución; ayuda eco- nómica para fortalecer un clima favorable para el capital y las im- portaciones extranjeras; y, además, la ubicua CIA. El apuntala- miento objetivo del sistema de alianzas y de control continúa siendo el mercado y las relaciones financieras que reproducen la depen- dencia económica, por parte de las regiones menos avanzadas, de los centros metropolitanos. Visto bajo esta luz, no hay conflicto fundamental entre los in- tereses económicos, po!íticos y militares. Existen, y existirán, dife- rencias debidas a intereses opuestos entre grupos de negocios, inte- reses especiales de otras clases y estratos sociales y asuntos burocráticos de funcionarios de gobierno y de la élite militar. Pero el desacuerdo resultante se relaciona con la estrategia y la táctica acerca de cómo aseprar mejor el crecimiento y la expansión del sistema de los ne- gocios, y de que es lo mejor para mantener tanto como sea posible del mundo a disposición de la empresa privada, yespecialmente de las norteamericanas. Para tener una mcjor comprensión de todo esto es necesario estudiar los orígenes históricos del sistema imperialista e identificar las interrelaciones de los diversos aspectos de la estructura económi- ca y financiera de los Estados Unidos por una parte y la actividad económica internacional de las empresas privadas y del gobierno por la otra. Este era el esqueleto de un trabajo presentado ante la tercera Conferencia de Estudios Socialistas (Nueva York, septiem- bre de 1967) con ocasión del quincuagésimo aniversario de la pu- blicación de la obra de Lenin, El Imperialisnzo, Fase Superior del compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo INTRODUCCION 25 Capitalismo. Una versión considerablemente ampliada de este ar- tículo, fue publicada en la Monthly Review, en los números de ju- nio, octubre y noviembre de 1968, y reproducida aquí como los capítulos 2, 3 y 4. El objetivo principal de estos capítulos es el de mostrar la cohesión e interdependencia de la economía de los Estados Unidos con el sistema capitalista mundial. Sólo en forma incidental se mencionan las contradicciones y las tensiones dentro del sistenia. No se ha hecho intento alguno de someter a un análi- sis ni los conflictos entre rivales dentro del sistema ni a la ola re- volucionaria para debilitar y eliminar al imperialismo. Estos ensayos debieran ser considerados, por lo tanto, como una introducción al estudio del imperialismo norteamericano que proporcione -así lo esperamos- una armazón más significativa que las disponibles en la actualidad, para la comprensión de este problema, y un punto de partida para futuras investigaciones. Una vez que se logra aprehender la interdependencia dc las es- tructuras económicas internacionales y domésticas, se pueden em- pezar a reconocer las alternativas limitadas bajo las que operan los administradores del sistema de los negocios. Los estudiantes no son 10s únicos en suponer que existe una gama casi ilimitada de alter- nativas disponibles ante un sistema político democrático, de manera que, usando razón, imaginación y buena voluntad, pueda el capi- talismo proseguir su curso sin el imperialismo. Una ilustración in- teresante de los procesos de pensamiento involucrados en el enfoque de la "libre voluntad", o de alternativas sin límites, puede encon- trarse en el importante libro de J. A. Hobson sobre el imperialis- mo, escrito en 1902. No hay necesidad de abrir nuevos mercados; los don~ésticos son capaces de una expansión indefinida. Cualquier cosa que se produzca en Inglaterra puede ser consumida en Iiiglate- rra, a condición de que el "ingreso", o el poder de compra de las mercancías, esté adecuadamente distribuido. Esto pare- ce no ser cierto a causa de la especialización, antinatural y poco saludable a la que este país ha sido sometido, basada en una mala distribución de los recursos económicos lo que ha inducido un crecimiento exagerado del comercio de cier- tas manufacturas, con el propósito expreso de efectuar ven- tas en el extranjero. Si la revolución industrial hubiera teni- do lugar en una Inglaterra fundada en la igualdad de acceso compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo LA ERA DEL IMPERIALISMO para todas las clases a la tierra, la \educación y la legislación, la especialización manufacturera no habría ido tan lejos (aun cuando se habrían hecho progresos más inteligentes, en ra- zón de un ensanchamiento del área de selección del talento inventivo y de organización) ; el comercio exterior habría sido menos importante, aun cuando más constante; el nivel de vida para todos los sectores de la población habría sido alto, y la tasa actual de consumo nacional probablemente habría dado empleo total, constante y remunerativo para una mucho ma- yor cantidad de capital privado y público del que en ia actua- lidad se usaG Esta clase de historia; tan plagadas de "si" condicionales supo- ne mucho más de lo que puede demostrarse. Si todas las clases tu- vieran un acceso igual a la tierra, ihabría habido una clase trabaja- dora lo siificientemente grande para proporcionar los hombres necesarios para las fábricas introducidas por la revolución indus- trial? ,Y habrían realizado los capitalistas inversiones especulativas en nuevas industrias, en vez de hacerlo en el comercio o en terre- nos, de no haber existido las oportunidades para obtener enormes ganancias en la manufactura? Y además, i de dónde habría veni- do la acumulación original de capital usado en la industria sino de la extracción de la riqueza de las colonias, la piratería y el mer- cado de esclavos -tal como lo describió Marx en El Capital (Vol. 1. Cap. VII I ) ? Y por último, ;de dónde habría salido la repro- ducción y el crecimiento del capital necesario para la inversión, si no de ganancias lo suficientemente grandes que se originaban en las operaciones mercantiles? Es verdad que puede concebirse una situación ideal en que la producción y el consumo estén equilibrados, en que "cualquier cosa que se produzca en Inglaterra puede ser consumida en Ingla- terra''. Pero en este caso debemos postular una sociedad que esté sometida a un control social racional en vez de apoyarse en el ser- vo-mecanismo del mercado, regulado por la necesidad de ganan- J. A. Hobson, Zmperialism-A Study, 1902. (Edición rústica: Ann Arbor, Michigan, 1965, pp. 88-89. La obra de Hobson sobre el imperia- lismo, cualesquiera que fueran las críticas que se le puedan hacer, marcó un punto de retorno histórico en el estudio de este tema. Tanto Hilferding (Das Finpnzkapital, 1910) como Lenin (Zmperialism, The Highest Stage of Capitalism, 1917) fueron influidos de una manera directa y profunda por Hobson. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo INTROD UCCIÓN 27 cias. En la mayor parte de las industrias manufacturera? la capa- cidad y la producción no pueden ser rcyuladas de modo de confor- marse exactamente a las demandas del consumidor. Supongamos, por ejrmplo, que no puede producirie el acero de una manrra cfi- ca7, a menos de que haya un eqiiipo complementario que tenqa una capacidad para prodiicir 100 000 toneladas. Si resulta que la demanda es de 150 000 toneladas, el maniifacturero tiene la disyun- tiva de perder la oportunidad de este mercado extra, o de correr el riesqo de añadir otras 100 000 tonclaclas de capacidad. Si a1iinc.li- ta Csta, se queda con una capacidad excedente de 50 000 tonelarlai Para obtener un rendimiento adecuado a su inversión, debe cntori- cei biiscar ~nercados extra. Este no es sino uno de los muclios fac- torei clue ycnerari ~~resiones sobre los mercados en expansión, tanto cutra~ijero? como domésticos. El mcca~iismo todo de una economía de mercado competencia , flrictuacioncs de las demandas del con- sumidor, desarrollo desiyual de las industrias complementaiias, cani- bios tccnolóyicos, la acrimulación de i i t i l idades impulsan con una fucr~a impaciente al capital a expandirse. Siendo este el caso, la panacea de Hobson de un aumento cii el inqreso del consumidor es poco realista. En efecto, él supone que es posible una dirección coordinada del cambio económico median- te una rlevación en los nivelei de salarios. Este expediente, sin em- baryo, difícilmente puede ser confiable para obtener los resultados que Ilobson buscaba. Por ejemplo, una elevación demasiado rápi- da en el consumo puede, en determinadas circunstancias, reducir los niveles de las iitilidades para detener la maquinaria de la acumula- ción de capital, resultando en oportunidades insuficientes de empleo para una oferta de mano de obra acrecentada por rin incremento de la fuerza de trabajo y por los trabajadores despla~adospor la cre- ciente productividad. Dc manera alterna si la elevación en el consii- rno no es lo suficientemente yrande como para frenar la aciimula- ción, tirnde a estimular brotes espcr~ilativos de inversión de capital y a acentuar el desequilibrio entre el capital y el conslimo a un nuevo nivel. Desafortunadamente, la receta de Hobson es simple- mente resultado de la ilusión, muy común, de que la inversión de capital puede ser re<plada, no por la planificación, sino mediante el ajuste de una de las variables del proceso económico capitalista. Lo que él ignora es que una manipulación tal, aún de ser factible, desencadena una serie de nuevos desajustes. Con el objeto de proteger las utilidades y la inversión de capi- compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 28 LA ERA DEL IMPERIALISMO tal, debe acompañar' a la inexorable expansión de la capacidad una ávida exploración de las oportunidades de ventas en los inercados del mundo. Y, como lo explica Hobson, la estructura de la propia industria se adapta al mercado mundial, más bien que al solo mer- cado doméstico. Por otra parte, Hobson no toma en cuenta el modo cn que este desarrollo está involucrado en los cambios en el resto de la vida internacional de una sociedad de negocios por ejemplo, con la banca internacional, el mercado monetario internacional y los problemas de la balanza de pagos. Dados el tipo de estruct~ira industrial y financiera que se desen- vuelve a lo largo del tiempo, y la organización de la fuerza de clase que opera esta estructura, las construcciones idealistas de Hobson no están en disponibilidxd, como opciones realistas, ni aun para gobiernos reformistas. Obsérvese, por ejemplo, cómo, a pesar de su confesada ideología socialista, se ha conducido el Partido Laborista inglés en los asuntos del imperio y de los arreglos económicos intcr- nacionales, en todas las ocasiones en que ha llegado al poder. Aun cuando eventualmente hubo de presidir la disolución del Imperio Británico formal -y no por elección, sino por necesidad-, manejó la disolución en una forma realista, de manera que la transición hacia un imperio informal, que sirviera los mismos intereses econó- micos imperialistas, fuera lo más suave posible. Se puede sacar una lección semejante de la experiencia del Nuevo Trato de Koosevclt. Las importantes reformas: sociales y el enérgico cebar la bomba del Nuevo Trato no tuvieron éxito en la aceleración dc la maquinaria de acumiilación de capital; tan solo las amplísimas utilidades por las órclcncs de guerra del extranjero y de los negocios militares domésticos pudieron suministrar el ím- petu necesario. Las operaciones extranjeras del Nuevo Trato fue- ron realísticas de un modo semejante, en términos de las opciones disponibles en las condiciones entonces prevalecientes, sumándose para constituir un impulso para ganar los mercados extranjeros, así como ventajas para las empresas de los Estados Unidos en estos mercados. Los detalles de este razonamiento están bien analizados en el libro de Lloyd C. Gardner, Economic Aspects of New Den1 Diplomacy, Madison, Wisconsin, 1964). El realismo cs también la marca de fábrica de un programa pú- blico más reciente, introducido bajo iiria bandera liberal y progresis- ta. En su muy popular libro, El Desafto hTorteamericano, J. J. Servan- Sclireiber, explora el peligro de que Europa occidental se convierta compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo en un satélite de la economía de los Estados Unidos, como resul- tado de una extensión del capital norteamericano al través de Europa occidental. Los fines que confiesa Servan-Schreiber son tanto evitar la colonización de esa área como, al mismo tiempo, estimular los ideales de justicia social y de dignidad individual. El es, sin embargo, un hombre realista, y acepta el sistema social que ahora existe como una condición necesaria. Una vez que ha fundado su razonamiento en la continuación del capitalismo, la ieceta de Servan-Schreilscr es obvia y es lógica: Europa occidental debe desarrollar la clase de fuerza que le permita competir con los negocios norteamericanos; se debe dar oportunidad y estimular su fusión a las 50 a 100 compañías europeas más grandes, de ma- riera que tengan el tamaño suficiente para enfrentarse a los gi- gantes de los Estados Unidos; por lo tanto, los países de Europa occidental debieran confederarse y suministrar los fondos para investigación y suficientes negocios gubernamentales que propor- cionen a estos gigantes industriales agrandados un punto de apoyo que les dé una mayor fuerza competitiva. En esta forma el camino hacia la independencia, la justicia social y el progreso social, para Europa occidental es: un Gran Gobierno y Grandes Negocios para la guerra económica con el R4oloch norteamericano. Los estudiantes hacen frecuentemente la pregunta: jes nece- sario el imperialismo?: Lo que trato de demostrar aquí, y en el análisis que se presenta en los capítulos siguientes, es que tal pre- gunta está completamente fuera de lugar. El imperialismo no es un asunto de elección para una sociedad capitalista; es el modo de vida de tal sociedad. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo El Imperialismo, ayer y hoy Uno de los puntos básicos de la teoría de Lenin sobre cl im- perialismo es la clasificación de éste como una etapa especial en el desarrollo del capitalismo, surgida en las postrimerías del siglo xrx. Este intento de asignar al imperialismo una fecha de referen- cia histórica tan específica ha suscitado larga controversia, y una de las objeciones centrales que se le hacen es la de que muchos de los rasgos definidos como característicos del imperialismo se en- cuentran presentes ya en los inicios del capitalismo y se lepiten a lo largo de su historia: la urgencia de desarrollar un mercado mundial, la lucha por el control de fuentes extranjeras de mate- rias primas, la competencia en la búsqueda de colonias j. la ten- dencia a la concentración del capital. Algunos estudiosos zanjan la cuestión trazando una diferencia entre "viejo" y "nuevo" imperialismo. Cualquiera sea el recurso semántico que se emplee, existen buenas y suficientes razones para distinguir el punto de arranque de un nuevo período en la problemática del capitalismo mundial. --u- Entre los muchos iasgos -.---- ... , , distintivos de esta nueva etapa hay dos que en mi opinion son de- cisivos: primero, Inglaterra deja de ser la primera e indiscutida potencia industrial. Poderosos rilalcs industriales aparecen en esce- na, tales como los Estados Unidos, Alemania, Francia y el Japón. Segundo, dentro de cada una de las naciones industrializadas el poder económico pasa a manos de un niímero relativamente pe- queño de grandes empresas industriales y financieras integradas. 1 compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo F i % EL IMPERIALISMO, AYER Y HOY 3 1 El marco propicio para esta evolución lo aporta, en los últimos 20 ó 30 años del siglo xx, la incorporación de nuevas fuentes de ' energía y la inauguración de un campo nuevo en punto a tecno- / logía, que Veblen denomina "la tecnología de la física y la qui- i mica". Se trata de una tecnología basada en la aplicación directa de la ciencia y la investigación científica antes que en el mero ingenio mecánico. Fue en los últimos 30 años del siglo XIX cuando . . .todo un siglo de lento progreso y reformulación de la i ciencia pura -particularmente en termodinámica, electro- magnetismo, química y geología2Se vio enfrentado al rápido desarrollo de la ingeniería mecánica práctica -especialmente en la producción de máquinas-herramienta- y de los méto- do's industriales( . . . ) no sólo se desarroliaron industrias nuevas y se proporcionaron nuevas fuentes de energía -el motor de combustión interna, derivado del avance en la teoría termodinámica, segundo en importancia sólo a la elec- tricidad. Innumerables industrias existentes minería y cons- trucción vial, acero, agricultura, petróleo, concreto, son algu- nos ejemplos- se transformaron y expandieron. Innumerables productos nuevos -la moderna bicicleta, el teléfono, la má- qiiina de escribir, la llanta neumática, el papel barato. la seda artificial, el aluminio, el linóleo y el calzado de confec- ción- se fabricaron y comercializaron por primera vez. Fue en este período cuando la mecanización devino por primera vez característica de la industria en general. . . l I Aun más importante que los rasgos tecnológicos de este pe- ríodo per se es el hecho de que la tecnología, por norma general, exigió la inversión de grandes volúmenes de capital y enormes unidades de producción. Los hechos principales que caracterizan la transformación ocurrieron en siderurgia, electricidad, química industrial y pe t ró l e~ .~ 1 T h e Nezci Cambridqe Modern History ( e d . F . H. Hinsley), Cambridge, Inglaterra. 1962. vol. XI, pp. 2-3. 2 La discusión tecnológica se basa en: Thorstein Veblen, Absentec Ownerslcip, Nueva York, 1923, cap. x ("The Technology of Physics and Chemistry") ; Geoffrcy Barraclough, An Zntroduction to Contemporary History, Raltiniore. 1967: David S. Landes, "Technological Change and Development in MTestern Europe", en Tlce Cambridgc Economic Hirtory of Europe (eds. H . J . Habakkuk y M. Postan), Cambridge, Inglaterra, compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 32 LA ERA DEL IMPERIALISMO Siderurgia. El acero tiene propiedades exclusivas que son esen- 1 ciales en la construcción de máquinas tales como los motores de combustión interna, los generadores eléctricos y las turbinas de va- por. Fue la introducción de los rieles de acero y de las locomo- toras lo que hizo posible el transporte de cargas pesadas a grandes velocidades. Esto redujo el costo del transporte y proveyó los me- dios de transformar las empresas locales y regionales en grandes industrias nacionalcs. Antes de la aplicación de métodos científicos el acero era prác- ticamente un metal semiprecioso. "Hasta la introducción de los procesos de horno abierto [Bessemer y Siemens Marti111 el producir acero era muy poco más que una labor de artesanía empírica. . . " El pioceso Bessemer, iniciado en 1854, todavía planteaba limita- ciones en el empleo del mineral de hierro de que disponían los Estados Unidos y Europa. El método de Siemens Martin (horno de reverbero), incorporado en la década de 1860, y finalmente e1 "proceso básico" desarrollado por Thomas y Gilchrist en 1875, hicieron posible controlar el contenido de carbono del acero dentro de límites muy estrictos, e inauguraron la era del acero. Entre 1870 y 1913 se perfeccionaron técnicas para mejorar las propieda- des dcl acero mediante aleaciones, que dieron por resultado el acero especial para herramientas, para armamentos, y el acero in- oxidable. Adviértase que en el período de 1870 a 1874 se producía mundialmente un promedio de un millón de toneladas de acero; y entre 1900 y 1904 el promedio anual de la producción mundial había superado los 27 millones de tonelada^.^ Electricidad. Si bicn los experimentos científicos y la csplo- ración teórica en el terreno de la electricidad se remontan al siglo XVIII, la aplicación de estos experimentos y teorías a la formación de una industria de gran escala ocurre hacia fines del siglo x~s. Las primeras plantas generadoras comerciales se inauguraron en Lon- dres, hlilán y Nueva York cn la década de 1880. La importancia de la electricidad no se limita a su uso como nueva fuente de luz, calor y energía. Es necesaria, por ejemplo, en la refinación del 1965, vol. VI, primera parte; J. D. Bernal, Science in History, Londres, 1954; C . Singer, E. J. Holmyard, A. R. Hall y Trevor J. Williams, A History of Technology, Oxford, 1958, vol. v. 3 Abbott Payson Usher, "The Industrialization of Modern Britain", en Technology and Culture, primavera de 1960, pp. 119-120. 4 William Ashworth, A Short History of the Znternational Economy Since 1850, Londres, 1964, p. 22. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo E L IMPERIALISMO, A Y E R Y H O Y 3 3 cobre y el aluminio y en la producción masiva de sosa cáustica. (La invención del proceso para la producción comercial de alu- minio también data de este período, pues se logró en 1886). En los procesos de manufactura en general, la aplicación de la elec- tricidad hizo posible un control exacto que permitió la mecani- zación más completa, de la cual depende la moderna industria de producción masiva. Qz~imica industrial. Desde muchos siglos atrás eran conoci- dos y empleados los procesos químicos en la metalurgia, el curtido y la fermentación. Pero la química industrial como industria se- parada y de vasta escala se origina en el último tercio del siglo xrx. Otra vez aquí la transformación se debe a los descubrimientos teóricos y experimentales de la ciencia. La capacidad de sintetizar1 sustancias químicas orgánicas en procesos industriales no podía surgir antes de alcanzarse una adecuada comprensión de las trans- formaciones químicas. Así la posibilidad de determinar el número correcto de átomos de una molécula sólo se ofreció después de la admisión general, alrededor de 1860, de la ley según la cual volú- menes iguales de gas bajo las mismas condiciones contienen el mismo número de moléculas. El concepto concreto de la disposi- ción estructural de los átomos en una molécula data de 1865/En contraste con los avances anteriores, prácticamente accidentales, en química orgánica, los nuevos logros científicos crearon las ba- ses para las nuevas industrias de producción masiva. El proceso de la soda de amoníaco Solvay y los procesos catalíticos para la mangfactura de ácido sulfúrico y de amoníaco pertenecen también al mismo período. Petróleo. Aquí no nos encontramos tanto con avances técni-@ cos y científicos como con el descubrimiento y la exploración de fuentes petrolíferas subterráneas, aunque desde luego los logros técnicos y científicos son importantes en cuanto a los métodos de extracción de petróleo crudo y su refinación. Desde el punto de vis- ta histórico, debe destacarse que los primeros yacimientos impor- tantes de petróleo fueron descubiertos en Pennsylvania en 1559. L compañía Standard Oil f ~ i e fundada en 1870. El perforador de diamante, eficaz técnica para penetrar formaciones duras, fue in- ventado en 1864 e introducido en los Estados Unidos en la década de 1870. La fase inicial de los grandes descubrimientos petroleros se vincula con los sistemas nacionales e internacionales de distribu- compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo \ 34 LA ERA DEL IlllPERIALISMO ción para el petróleo destinado a lámparas de kerosene y para la manufactura de lubricantes. La introducción del petróleo como f combustible en la industria y el transporte deriva del hallazgo pos- terior de nuevas fuentes de petróleo. EL ASCENSO DE LOS GRANDES NEGOCIOS / Considerados a veces como una "segunda revolución indus- L trial", estos nuevos fenómenos fueron rasgos indispensables del trán- sito de un capitalismo caracterizado por pequeñas unidades compe- 1 titivas dispersas a otro en que las grandrs concentraciones de poder económico pasaron a dominar la escena industrial y financiera. c El examen de las corporaciones gigantes de hoy en día puedc ilus- i 1 Lo que sostenemosaquí no es que la nueva tecnología haya ', determinado la magnitud de la corporación y las tendencias mono- : polistas que acompañaron al Big Business (los grandes negocios), rRiIás bien que eso, la nueva tecnología proveyó el marco, y a me- /nudo la oportunidad, para que se desarrollaran las tendencias completamente normales de la industria capitalista hacia la con- lcentración del poder. Por ejemplo, el ferrocarril transcontinental con sus ramales creó para los fabricantes locales la posibilidad de competir en escala nacional. La sobreexpansión de la producción, derivada de que muchos fabricantes locales elevaran su capacidad para abastecer a los mercados así ampliados, dio por resultado una competencia implacable, quiebras, fusiones y alianzas, todos ellos rasgos familiares en la historia de los negocios. La transformación que tuvo lugar en la vida comercial de los Estados Unidos durante trar acerca de cuán importantes fueron estos avances tecnológicos de fines del siglo XIX para la aceleración de las tendencias mo- nopolísticas : --De las 50 corporaciones industriales más grandes de los Es- tados Unidos en la actualidad, veintiséis (que representan el 62 por ciento de los bienes totales del conjunto) pertenecen a la si- derurgia, el petróleo, Ios equipos eléctricos, los productos químicos y el aluminio. -De las 50 corporaciones industriales más grandes de países capitalistas aparte de los Estados Unidos, treinta (que representan el 73 por ciento de los bienes totales del conjunto) pertenecrn a I I aquellas mismas industrias. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo EL IMPERIALISMO, AYER Y HOY 35 el albor de la etapa imperialista ha sido bien descrito por el pro- fesor Chandler : En la década de 1870, las industrias más grandes estaban al servicio de una economía agraria. Excepción hecha de unas pocas compañías abastecedoras de la red ferroviaria en rápida expansión, las principales firmas industriales procesaban pro- ductos agrícolas y abastecían al campo de alimentos y vestido. Estas firmas tendían a ser pequeñas, y compraban sus mate- rias primas y vendían sus productos terminados en el ámbito local. Cuando producían para un mercado que estuviera m5s allá de unas pocas millas de la fábrica, realizaban sus com- pras y ventas a través dc agentes comisionistas que se ocupa- ban de las operaciones de varias otras empresas similares. Hacia el comienzo del siglo 20, eran muchas más las compañías ocupadas en elaborar bienes de producción para ser usados en la industria que para los establecimientos agríco- las o para el consumidor final. La mayoría de las industrias principales había pasado al dominio de unas pocas empresas grandes. Estas grandes corporaciones industriales ya no com- praban y vendían a través de agentes, sino que tenían sus propias organizaciones de compra y comercialización en escala riacional. Muchas, principalmente las del sector de las indus- trias extractivas, habían alcanzado el control de sus propias materias primas. En otras palabras, la economía comercial habíase tornado industrial. Las industrias principales eran do- minadas por unas pocas firmas que se habían convertido en grandes empresas centralizadas e integradas verticalmente. (Subrayado nuestro) La guerra civil y la expansión ferroviaria dieron oportunidad a la maduración de poderosas instituciones financieras capaces de acumular el capital y organizar las fusiones que se convirtieron en lo que Chandler identifica como las "grandes empresas centraliza- zadas e integradas verti~almente~'.~ Las innovaciones tecnológicas 5 Alfred D. Chandler Jr., "The Beginnings of 'Big Business' in Amer- ican History", en T h e Business History Review, primavera de 1959, reim- preso en Pivotal Interpretations of American History (ed. Carl N . Degler), Nueva York, 1966, vol. 11, pp. 109-110. Simultánea con este crecimiento de la función de banquero de inver- sión fue la intensificación del empleo del mercado de valores para los titu- compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo 36 LA ERA DEL IArlPERIALISMO mcncionadas más arriba aportaron las bases de producción marerial para tales grandcs negocios. Las frecucntcs depresioncs que em- pezaron en 1873 fueron el campo de batalla. Y el metodo de orga- nización empresarial para csta transformación fue la corporación: lo que Veblen definió como "la institución macstra de la vida ci- vilizada". LA NUEVA BATALLA POR LAS MnTERIAS PRIMAS Las industrias nuevas, la nucva tec;.ología y el nacimiento de la competencia entre las naciones industrializadas asignó una nuc- va iniportancia al rol de las materias primas. La lucha por el con- trol dcl mineral de hierro y del carbón de coque en el continente europeo es historia conocida. Más importante aun fue la presión ejcrcida para conquistar el control de tcrritorios distantcs cuyo valor asumía insólita irnportancia. Barraclougli rcsumc csta tcn- dencia del siguiente modo : . . .el voraz apctito dcl nuevo industrialismo, incapaz por su misma naturaleza dc obtener sustento suficiente de los recur- sos locales, se tragó ripidamcnte al resto del mundo. Ya no era cuestión de cambiar nianufacturas europeas -fundamen- talirlente t e j i d o s por productos tradicionales de oriente y tiopicalcs. ni siquicra de proveer vías de salida para Iris in- dustrias de hierro y el acero en expansión mediante la cons- trucción de ferrocarriles, puentcs y demjs. L a industria iba ahora por el mundo en busca de los materiales básicos sin los cuales, en sus nueuas lormas, ella no podía existir. (Subrayado nuestro) los iridustiialcs. Antes clr 1880, las I>ol\ai dv valores opcrat~an casi exciusi- vamente con acciones ferroviarias y bancarias. Hasta los últimos años de la década de 1880 las compañías inrlustriales siguieron siendo derriasiado pequeñas y poco conocidas para los especuladores. No fue sino hasta 1890- 1593, en los inicios de la fuerte tendencia a las concentraciones y fusiones, que los valores industriales empezaron a figurar en las listas bursátiles y a ser negociados por los principales corredores bursátiles. Véase Tliomas R. Navin y Marian V. Sears, "Tlie Rise of a Market for Industrial Sccurities, 1877-1902", en T h e B~rsiners History Reviero, junio de 1955, pp. 105- 138. Véase también Gabriel Kolko, T h e Tr iumph of Conservatism, Cliicago, 1963, capítulo I. Geoffrey Barraclougli, op. cit., p. 54. compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo compaq Rectángulo EL lMPERlALIS1140, AYER Y I i O Y 37 Esto fue parte de un nuevo patrón general de las relaciones económicas en el sistema capitalista mundial. Durante el período que va de 1860 a 1900 se destacan tres cambios notables en las relaciones económicas entre las naciones: 1) la cantidad de mer- caderías que ingresan en el comercio internacional en gran escala se inultipla tremendamente; 2 ) aparece por primera vez o se in- tensifica la competencia entre muchas regiones del mundo separa- das entre si por grandes distancias; y 3 ) el nivel de vida de los trabajadores y la rentabilidad de la industria en las naciones euro- peas pasan a depender del mantenimiento de los abastecimientos de ultramar, en tanto el nivel de vida de los productores de ma- terias primas pasa a depender de las fluctuaciones de mercado que ocurren a veces en el otro extremo del mundo.8 A medida que crecía la necesidad de materias primas, la in- tensidad del descubrimiento y la explotación de los recursos iba en aumento. "Fue en el curso de los mismos treinta años (de 1870 a 1900) que se inauguró la mayoría de las áreas agrícolas sub- desarrolladas del mundo y que,
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