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Saltar inicio HOLA: undefined ERES EL VISITANTE Nº: DESDE EL 22/10/2000 BIENVENIDO A LA PAGINA DEL Dr. JAVIER CONDE RODRÍGUEZ EN ESTA PAGINA ENCONTRARAS INFORMACIÓN MUY INTERESANTE SOBRE LA HOMEOPATÍA, ¡TE INVITO A LEER LOS ARTÍCULOS!. VISITA LA SECCIÓN DEL COLEGIO DE MÉDICOS CIRUJANOS Y HOMEÓPATAS. TE INVITO A VER LO NUEVO DE LA PAGINA, VISITA "ACTUALIZACIÓN". AYÚDAME A CRECER, LLENA LOS "FORMULARIOS". SI DESEAS SABER COMO CONTACTARME ENTRA EN LA SECCIÓN "CONTÁCTAME" TE INVITO A ENTRAR A LAS NUEVAS SECCIONES "TERAPÉUTICA HOMEOPÁTICA" Y "MATERIA MÉDICA HOMEOPÁTICA" NO DUDES EN REGRESAR Y EN RECOMENDAR ESTA PAGINA, TE RECOMENDAMOS PONER ESTA PAGINA EN "FAVORITOS" HACIENDO CLICK AQUI! AQUI! AQUI! PARA LA ELABORACIÓN DE ESTE WEB FUERON CONSULTADOS Y EXTRACTADOS LOS DATOS Y COMENTARIOS DE LOS LIBROS EXPUESTOS EN "BIBLIOGRAFÍA" POR FAVOR: NO OLVIDES FIRMAR EL LIBRO DE VISITAS AGRADECIMIENTOS: MIDIS CORTESÍA DE PAGINA MUSICAL DE RENE RAMOS FOTOGRAFÍAS CORTESÍA DEL ÁLBUM FOTOGRÁFICO DEL Dr. ROBERT SEROR EN LOS SIGUIENTES LINKS ENCONTRARAS INFORMACIÓN MUY INTERESANTE SOBRE LA HOMEOPATÍA, ¡TE INVITAMOS A LEERLAS! NACIÓ LA HOMEOPATÍA BREVE COMENTARIO SOBRE LA HOMEOPATÍA PRINCIPIOS HOMEOPÁTICOS HOMEOPATÍA: CONCEPTOS EQUIVOCADOS LA APLICACIÓN DE LA HOMEOPATÍA MÉTODO INDIVIDUAL E INOFENSIVO DE CURACIÓN BIOGRAFÍA DEL DR. MANUEL ERNESTO CONDE ATAÑES HIPÓTESIS SOBRE LA FORMA DE LA EXISTENCIA DE LA MATERIA EN LAS ALTAS DILUCIONES HOMEOPÁTICAS LO QUE TIENE QUE SABER EL MÉDICO HOMEÓPATA PARA RECETAR CON ÉXITO HOMEOPATIA COMO APOYO A LA PLENITUD HUMANA NACIÓ LA HOMEOPATÍA POR: Dr. JAVIER CONDE RODRÍGUEZ "LA PRIMERA Y ÚNICA MISIÓN DEL MEDICO, ES DEVOLVER LA SALUD A LOS ENFERMOS; ESTO ES LO QUE SE LLAMA CURAR" - Lo anterior es lo que se lee en el primer parágrafo del ORGANON DE LA MEDICINA; el organón es la base en que descansa la doctrina filosófica de la CIENCIA MEDICA HOMEOPÁTICA; fue escrito por el Dr. SAMUEL CHRISTIAN FREDERIK HAHNEMANN, fundador de la ciencia de la Homeopatía. En las postrimerías de su paso por el mundo (1755 - 1843), el Dr. Hahnemann fue primeramente Médico Alópata y uno de los mejor preparados de la época, para ejercer la medicina Alopática. Entre otras publicaciones originales dio a luz (en 1789) un opúsculo sobre la preparación y uso del Mercurio, llamado por él soluble, y también negro. El Mercurio tal como se empleaba antes de la nueva preparación del Dr. Hahnemann, era causa de mil desgraciados accidentes y fue una dicha para éste y para la humanidad, el haber hallado el modo de quitarle los inconvenientes que antes presentaba su administración, conservándole sus cualidades curativas. El Mercurio soluble fue aceptado y admitido con aplausos y gratitud e inscrito en todas las buenas farmacopeas del mundo, yendo siempre al lado de la citada preparación, el nombre de su autor. Desde entonces el nombre de Hahnemann voló de boca en boca dentro y fuera de Alemania (paisaje de su tierra natal, Meissen, Alemania, pintura de la epoca). Los demás médicos lo elogiaban y, no obstante su espíritu se hallaba intranquilo, no estaba satisfecho de sí propio. El ejercicio de la medicina le robó una por una sus ilusiones, a medida que iba adelantando en su práctica se convencía más y más de que no existía lo que se llamaba, y se llama aún, CIENCIA MEDICA, pues observaba frecuentemente que cuando la medicina escrita aseguraba el restablecimiento o el alivio de los enfermos, éstos continuaban languideciendo un tiempo indefinido, otros presentaban reacciones secundarias que complicaban su cura, y otros más morían irremediablemente. Al cabo de doce o catorce años de practicar la medicina (Alopática) con gran crédito y prestigio, abandonó la practica y no quiso ver enfermos, descontento por la poca eficacia del sistema tradicional (Alopático), cerro las puertas de su consultorio (que siempre tenía concurrido) para dedicarse a la búsqueda de una forma más cierta y eficaz para curar a sus enfermos, consideró Hahnemann que no se podía obtener curación real y efectiva empleando medicamentos o drogas nada beneficiosas y si perjudiciales al organismo viviente, se había dado cuenta del error de tratar enfermedades y no enfermos; que no se podía esperar un resultado satisfactorio utilizando drogas de acción desconocida en del interior orgánico; se dio cuenta de la imperiosa necesidad de encontrar un medio para proporcionar sustancias medicamentosas en la forma menos perjudicial para el enfermo, fue entonces cuando pensó en la conveniencia de POTENCIALIZAR el medicamento, demostrando con esto que la efectividad de una droga no depende tanto de cuerpo o de la masa de la misma, sino de la actividad que ésta pueda desplegar en las condiciones más favorables para el organismo enfermo y lograr la curación. Un enfermo curado es aquel que ya no acusa síntoma alguno, aquel de cuyo organismo se ha desterrado completamente su patogénia (dolencia) por desplazamiento de otra SEMEJANTE, artificial, pasajera y producida por un medicamento que al mismo tiempo da al organismo enfermo maneras de recobrar su actividad de defensa (su FUERZA VITAL), verificándose la CURACIÓN, que consiste en la supresión del padecimiento y no en la atenuación de los síntomas del mismo, logrados por otros sistemas distintos del verdadero (del HOMEOPÁTICO). Fue entonces cuando nació la HOMEOPATÍA, que tanto bien haría a la humanidad doliente. En junio de 1843 Hahnemann está enfermo, muy enfermo. El día 1 de julio llama a su esposa Melanie (Aqui una foto de su Juventud y una fotografía en 1875, 32 años después de la muerte de Hahnemann) y le dice: "Ha llegado mi fin. Mi alma subirá hasta Dios. Os dejo la doctrina homeopática. Debes defenderla contra todos los ataques, hacer que fructifique después de mi muerte, teniendo cuidado de que los amigos no le hagan más perjuicio que sus enemigos. Tengo confianza en el futuro. Si sabes mantener el principio de esta verdad, ella misma te ayudará al triunfo. Tengo confianza, repito, porque yo no he sido en la Tierra más que un vil instrumento. La doctrina homeopática no es mía. La verdad no ha nacido en mí. No me pertenece el hallazgo. Si ella viniera de mí, desaparecería conmigo. Ahora bien, me sobrevivirá porque es la quinta esencia de la naturaleza y procede de la reacción natural y viene de Dios. ¡La pequeña dosis!. Su empleo es de sentido común. Ella también viene de la naturaleza. Nada es suficiente para abatirnos, nada es bastante para curarnos. Yo sólo he recogido una pizca del oro de la verdad que Dios ha extendido por la Tierra. Es Él quien me ha llevado de la mano, pues yo estaba ciego, ciego por mi orgullo. Me he limitado su voluntad de obedecerle." A las cinco de la madrugada, pronunció dos veces "Confianza y paz... confianza y paz". El Dr. SAMUEL CHRISTIAN FREDERIK HAHNEMANN, Murió en París el 2 de Julio de 1843, a los 88 años de edad. QEPD REGRESAR A ARTÍCULOS BREVE COMENTARIO SOBRE HOMEOPATÍA. POR: Dr. JAVIER CONDE RODRÍGUEZ Estableció Hahnemann que para profundizar en el conocimiento de los efectos de los medicamentos y adaptarlos a las enfermedades. Debía proceder siempre racional y experimentalmente. Este método experimental al que él llamó "experimentación pura", le permitió concluir que cada sustancia tiene un grupo de propiedades que la singularizan y lo hacen único, que al administrarlos en pequeñas dosis, al organismo humano sano, se evidencían otras propiedades hasta entonces desconocidas que son registradas por el organismo y traducidas en signos y síntomas. Hahnemann descubre que cada sustancia así experimentada va a provocar un perfil morbigeno diferente y de acuerdo al principio del semejante que "LO SIMILAR SE CURA CON LO SEMEJANTE" busca para tratar una enfermedad comparando el perfil patológico con el perfil morboso de la sustancia medicinal, que en esa forma constituye ya un medicamento cuya administración produce el equilibrio o salud, demostrando así que existe una individualidad morbosa y una individualidad medicamentosa; ideal filosófico y terapéutico buscado, pero nunca encontrado ni por Hipócrates, ni por Galeno, ni Paracelso. Hahnemann logra así estructurar un gran grupo de medicamentos de propiedades bien conocidas y permanentes, evitando de esa manera la iatrogénica que otros medicamentos son capaces de producir. Existen también dentro de la Homeopatía, medicamentos de tipo opoterápicos y de productos orgánicos llamados nosodes y tratamientos de diversos padecimientos. Para la obtención de tan elevado fin, los Médicos Homeópatas tratamos de identificar el cuadro nosológico que se nos presenta tomando en cuenta a la persona como un todo indivisible, un ser con estímulos contrarios a la salud y que lo hacen enfermar de una manera muy propia, distinta a la de los demás. Esto quiere decir, que el ser humano, de acuerdo con sus características herederas y las que han ido adquiriendo en el transcurso de su vida, hace su propia enfermedad, que se manifiesta por sus signos y síntomas, que nos dan una imagen de dicha enfermedad. Captar el lenguaje del organismo enfermo, ordenar correctamente los síntomas y jerarquizarlos de acuerdo a su importancia, requiere un trabajo detenido, con seriedad y ética profesional. Cada día es mayor el número de pacientes que buscan en la Homeopatía otra alternativa para lograr su pronta curación, no es alcohol, gotitas de agua ó pastillas de azúcar lo que el Médico Homeópata les da, sino verdadera medicina, que les alivia de una manera rápida, segura, suave y duradera, como es el ideal de toda curación. El Médico Homeópata consciente y responsable de su labor humanística, tiene deberes que cumplir ante la sociedad que así como la medicina tradicional, no sólo está constituida por la terapéutica, no puede concretarse a prescribir únicamente, sino que debe con pensamiento ético, aplicar todos los medios terapéuticos y quirúrgicos que las ciencias modernas aceptan y aconsejan en técnicas perfeccionadas. El Médico Homeópata debe individualizar enfermedad y enfermo y elegir los medios terapéuticos es su tarea en pro de la salud individual o social. Hoy como ayer la Homeopatía enlaza el pasado con el presente para fincar un mundo futuro mejor, dentro de las grandes metas culturales y científicas, la salud, el bien, la verdad y el amor. Así pues, la Homeopatía forma parte de la historia y de la cultura del hombre, forma parte integral de la ciencia y del arte, no puede considerarse como un "producto terminado", su práctica es vigente y está abierta a todas las técnicas capaces de aclarar las interrogantes que plantean a los investigadores de las diversas ramas de la ciencia. Los pacientes que busquen en la Homeopatía una alternativa para lograr su curación, deben tener cuidado, hay aficionados practicantes no titulados que ejercen la homeopatía con aparente "éxito", pero que no tienen la preparación médica necesaria para el correcto ejercicio de la profesión. Identifique al Médico profesionista por su titulo y cédula profesional que como cualquier profesionista los tendrá a la vista. Sirva esta exposición como un llamado "a quien corresponda" para que no se ignore la obra de HAHNEMANN, un gran Médico, un filántropo en el estricto sentido de la palabra griega y al amor que ha dado excelsitud a HIPÓCRATES y sus seguidores de todos los tiempos, LOS MÉDICOS HOMEÓPATAS. REGRESAR A ARTÍCULOS LOS PRINCIPIOS EN QUE SE BASA LA HOMEOPATÍA POR: Dr. JAVIER CONDE RODRÍGUEZ He aquí muy someramente expuestos, los principios en que se basa la Homeopatía. 1.- LA NATURA MORBORUM MEDICATRIX O VIS MEDICATRIX NATURA. 2.- LA LEY DE SEMEJANTES. 3.- LA EXPERIMENTACIÓN PURA. 4.- LA INDIVIDUALIDAD MORBOSA O INDIVIDUALIZACIÓN. 5.- LA INDIVIDUALIDAD MEDICAMENTOSA. 6.- LA DOSIS MINIMA. 7.- EL DINAMISMO O LA FUERZA VITAL. 8.- LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS O MIASMAS. “NATURA MORBORUM MEDICATRIX” (La naturaleza es el Médico de las enfermedades) O “VIS MEDICATRIX NATURA” (La fuerza reparadora de la naturaleza): PRIMER PRINCIPIO HIPÓCRATES, el padre de la Medicina fue el primero que reconoció que en todo individuo existe una fuerza reparadora o VIS MEDICATRIX NATURA (Fuerza medicante, curatriz o reparadora de la naturaleza), y que forma parte de los mecanismos íntimos de la VIDA, la cual de otra manera, no solo sería imposible, sino inconcebible. Esta ley, debe ser punto de partida de toda terapéutica y estar inscrita con letras de oro y mayúsculas en todos los libros de Medicina. Quien hizo al hombre, no se equivocó, pues al proporcionarle la vida, hizo que fluyeran de ella grandes potencialidades y descuella como rectora entre ellas, la VIS MEDICATRIX NATURAE, pero además le otorgó intelecto para cuando por alguna circunstancia esa fuerza estuviera en vías de claudicar ante noxas o agentes morbígenos - agresivos, él buscara en el resto de la naturaleza, de la cual forma parte, los medios o remedios que usados inteligentemente ESTIMULARAN dicha FUERZA CURATRIZ para encontrar el reequilibrio (aclarando que dicho intelecto forma parte de esa fuerza y es la porción consciente de la misma). La VIS MEDICATRIX NATURA, Es un ente inmaterial que vela las 24 horas de todos los días de nuestra existencia, por conservarnos con vida, desarrollando un trabajo instintivo y persistente. Veamos como tal fuerza existe, es innegable y es de siempre, basta con observar algunos ejemplos de su gran capacidad de reparación. · Si sufrimos una fractura, observamos, que es el propio organismo el que consolida y repara. Si aquella fractura desplazó o cabalgó huesos lo único que requiere la naturaleza, es que el cirujano (o en muchos de los casos el sobador o huesero del pueblo) los afronte y ella se encarga de lo más importante que es hacerlos soldar. · Cuantas veces enfermamos y regresamos a la salud por sí mismos con o sin Médico, con o sin medicamentos y a veces a pesar del Médico y de los medicamentos. · El mejor logro quirúrgico del más hábil cirujano, sería inútil si el propio natura no cerrara las heridas provocadas con fines curativos. En pocas palabras, ésta fuerza es LA VIDA MISMA y los ejemplos antes expuestos, son demasiado sencillos para mostrar las bondades de ésta fuerza inconmensurable. El mismo HIPÓCRATES padre de la medicina, con su extraordinaria visión e inteligencia, no sólo la reconoció, sino que sintió un gran respeto por ella, pues en muchas ocasiones prefería no intervenir y sí por el contrario dejarla actuar, permaneciendo expectante, sabía que era una fuerza amiga que, estaba haciendo un esfuerzo por sacar al enfermo adelante. En otras palabras, si no se está seguro de que vamos a AYUDAR, mejor no ESTORBAR. Esta es una sabia decisión en momentos difíciles, porque si no estamos seguros de ayudar, quiere decir que podemos perjudicar y de aquí su famoso decir: PRIMUM NON NOCERE (primero no dañar). La Naturaleza es la que da forma y cura las enfermedades. Es la que crea, repara, repone, elimina, secreta, depura, reacciona y mantiene la organización en ACTO hasta el término (también natural) de su existencia. La Naturaleza es el primer Médico de los enfermos y solo favoreciendo sus esfuerzos, es como nosotros obtenemos algún éxito. En el mejor de los casos el Médico aspira a ser ayudante de la Naturaleza, respetándola, obedeciéndola e imitándola. REGRESAR A CAPÍTULOS LEY DE SEMEJANTES (SIMILIA): SEGUNDO PRINCIPIO Similia Similibus Curantur (lo similar se cura con lo semejante). El principio de los semejantes, transportado al dominio de la Medicina, logra que la acción terapéutica del remedio neutralice las series sintomáticas de la enfermedad, por las series fenoménicas semejantes del medicamento, según la ley energética de curación: "todo trastorno dinámico del organismo viviente, se neutraliza de una manera duradera, cuando se le aplica una energía semejante a la que actuó perturbando al organismo sano en la experimentación pura, uno de los pilares inconmovibles de la terapéutica de los semejantes (La Homeopatía). Esta ley de semejantes ha de comprenderse como axioma de la Medicina Homeopática. De ella se deriva también la denominación de "HOMEOPATIA" termino que proviene del griego HOMEOS = semejante, PATHOS = enfermedad, dolencia, de manera que HOMEOPATIA significa semejante a la enfermedad ó dolencia similar. "Aplíquese contra la enfermedad por curar, el medicamento que sea capaz de provocar artificialmente otra enfermedad, lo más similar posible y aquella será curada" enseña Hahnemann en su Organón del arte de curar. Si consideramos que la Naturaleza en su esfuerzo curativo o reparador, lo hace por medio de síntomas, luego entonces la mejor manera de ayudarle será, si lo hacemos en el mismo sentido, con un medicamento que previamente sabemos que es capaz de producir en el hombre sano síntomas análogos, a los que hoy pretendemos curar en el enfermo. Los síntomas producidos en la experimentación pura con la persona "sana", tienen que parecerse todo lo posible a los del paciente para poder lograr una curación. Por decirlo así, el efecto curativo del medicamento Homeopático provoca una hipersensibilidad del enfermo a su remedio. Es interesante mencionar que esta ley de semejantes el principio básico de la Homeopatía ya se conocía siglos antes de Hahnemann. En los escritos de Médicos como Hipócrates y Paracelso ya se menciona la posibilidad de curar lo similar por lo similar, tocó a Hahnemann la tarea de descubrir y reafirmar el método, así como la metodología, bajo una minuciosa observación de los síntomas producidos en la experimentación pura. REGRESAR A CAPÍTULOS EXPERIMENTACION PURA: TERCER PRINCIPIO Para curar a los enfermos, la Homeopatía cuenta con un arsenal de remedios que en la actualidad alcanza las cifras de miles. Estos remedios se han obtenido por medio de la EXPERIMENTACIÓN PURA, esto es, por medio del ensayo de los medicamentos en el Hombre aparentemente "sano" (no en animales), con el fin de perturbar el equilibrio fisiológico, para provocar los fenómenos que los caracterizan y que producen esas sustancias supuestas desconocidas; pues la terapéutica Homeopática no emplea jamás una sustancia a título de remedio, sino cuando esta sustancia ha sido estudiada como medicamento sobre el Hombre "sano", esto es, solo cuando se le ha conocido su patogénia. LA EXPERIMENTACIÓN PURA es la más rica fuente de documentos terapéuticos de nuestra MATERIA MEDICA HOMEOPÁTICA. Los resultados de los exámenes de la experimentación pura son los elementos más importantes y esenciales que componen el cuadro de un medicamento, pero con el fin de redondearlo, se requieren más conocimientos. Así los síntomas que a menudo se observan después de intoxicaciones ofrecen valiosos indicios acerca del beneficio terapéutico de la sustancia (venenos de serpientes, etc.). Estos cuadros característicos de los medicamentos a su vez se reunieron en valiosas obras, las farmacopeas, son obras de consulta indispensables para la practica cotidiana y reflejan el caudal de experiencia de la Homeopatía. Se debe de respetar el rango Natural de la Especie y debemos de reconocer que el Hombre es de MEJOR Natura que los animales y las plantas, pero además, si a quien pretendemos servir es a nuestros semejantes, pues entonces la experimentación debe hacerse en HOMBRES, que por supuesto gocen de una relativa firmeza en su salud, pues así serán más nítidos los cambios que se provoquen a la administración del medicamento, que será una enfermedad artificial, que luego compararemos con la enfermedad natural, con fines de solucionar está última. Sabemos que al pelar y rebanar cebollas (Allium cepa), los ojos se irritan, enrojecen, lagrimean, aparece un leve catarro con irritación y comezón nasal, frecuentes estornudos, síntomas muy similares a un verdadero catarro. Por lo tanto en un paciente con esos síntomas Allium cepa en dosificación Homeopática como D4 ó D6 (dilución a la cuarta o a la sexta), demostrará rápidamente su efecto curativo. REGRESAR A CAPÍTULOS INDIVIDUALIDAD MORBOSA O INDIVIDUALIZACIÓN: CUARTO PRINCIPIO El hombre es único, irrepetible, peculiar en su manera de ser, de proceder y de padecer. Es análogo a todos los de su especie y sin embargo es distinto en muchos aspectos, tanto en su cuerpo, como en su mente y aún en su principio vital, los cuales pueden considerarse accidentales en tanto que son existenciales, más no así en lo esencial, en lo espiritual, pues aquí si todos somos iguales entre sí y análogos con respecto al ser supremo. Dice Hahnemann; “Cada individuo padece según su especie y dentro de su especie según su Naturaleza propia”. Analicemos; “Cada individuo padece según su especie”, en este primer tramo de la frase, vemos con claridad el porqué de la experimentación EN EL HOMBRE, de aquí se desprende que los animales y las plantas tienen también su forma particular de padecer por su especie, por lo tanto no es transferible una experimentación en seres de categoría inferior, para luego querer hacerla válida en el hombre que como se mencionó antes es de MEJOR NATURA. Continúa; “Y dentro de su especie según su Naturaleza propia”, en este segundo tramo de la frase, se hace evidente, la particular manera de enfermarse de cada individuo. La individualización es la selección de los síntomas actuales que caracterizan un estado morboso. La individualización no se ocupa de las enfermedades, sino de los enfermos, de los estados morbosos actuales, se acerca al enfermo sin ideas preconcebidas, sin ideas de clasificación, no atiende sino lo que ve, lo que toca, lo que siente. La individualización se coloca junto a los medicamentos como junto a los enfermos, interesa a los fenómenos como a los síntomas, esto es, en presencia de un enfermo el Médico Homeópata debe escuchar, interrogar, examinar y "valorizar" los síntomas para elegir el medicamento previamente ensayado en la experimentación pura y que sea semejante al enfermo. En Homeopatía, la individualización de los estados morbosos es el principio más verdadero, el más absoluto y el más invariable. En síntesis: LO QUE HAY ES ENFERMO, AQUÍ Y AHORA. REGRESAR A CAPÍTULOS INDIVIDUALIDAD MEDICAMENTOSA: QUINTO PRINCIPIO Este principio, está íntimamente ligado al anterior, pues debe haber una correspondencia entre la capacidad que tiene una sustancia de alterar a un hombre sano y la sensibilidad particular de éste para dejarse alterar artificialmente. Debe darse una ANALOGÍA ENERGÉTICA en el binomio remedio – enfermo, tan valido en la experimentación pura (enfermedad artificial) como en la enfermedad natural. Hahnemann pudo constatar que cada uno de los medicamentos que iba experimentando, tenía también una particular forma de enfermar, que ellos eran capaces de provocar una serie de fenómenos llamados síntomas que le eran particulares a cada sustancia y que por lo tanto, los síntomas que eran capaz de provocar la QUINA, eran diferentes a los de BELLADONNA o MERCURIO. Con la acuciosidad que le caracterizaba al maestro, estos experimentos los repetía y los anotaba, hasta lograr lo que él llamó PATOGENÉSIA de un medicamento y del conjunto de patogenésias (103) logró formar su MATERIA MÉDICA PURA. PODEMOS DEDUCIR QUE: · Cada medicamento, tiene una manera individual de enfermar al hombre relativamente sano. · Cuando la individualidad morbosa de un hombre, compagina con la individualidad medicamentosa de un remedio, el primero curará. · Que definitivamente no es la sustancia en forma material, lo que más nos interesa, sino más bien sus virtudes crípticas, que con el método Hahnemanniano afloran y fluyen, dejando la materia muy atrás y sirviéndonos solamente de lo virtual, que se encuentra en la INMATERIA (energía intra–atómica léase: Materia en las altas diluciones Homeopáticas). Formando parte de los misterios de la vida y que solo deductivamente la podemos abordar, corroborando su certidumbre día a día con el enfermo, punto central de todo quehacer médico. Cada medicamento tiene su particular manera de provocar síntomas en la Experimentación Pura y por lo tanto de resolverlos en el Hombre Enfermo, aquí nos percatamos, como nuestros hermanos inferiores los animales y las plantas nos prestan un invaluable servicio y se corrobora que el creador los hizo y los puso para que el Hombre se sirviera de ellos, por lo tanto tienen una función muy importante en el mundo, si reconocemos esto, debemos también respetarlos y conservarlos. En cuanto a los minerales, en apariencia inanimados, aunque TOMAS DE AQUINO habla también de un ALMA MINERAL, sabemos que como toda materia, tienen un movimiento electrónico interno, forman parte del cosmos y de nosotros mismos, de aquí su importancia indiscutible, conforman el tercer reino conocido en el planeta, y quizá haya sido el primero y probablemente el único en el resto del Universo. Así también, no debiera en la práctica de la Homeopatía confundirse un medicamento con otro, como tampoco confundimos un hombre con otro. Por lo mismo no basta conocer al hombre, hay que comprenderlo, por lo mismo no basta conocer el medicamento sino comprenderlo como sí de un hombre se tratara. De aquí que la materia médica sea, valga la expresión UN ENTE DINÁMICO PARA SU MEJOR COMPRENSIÓN. REGRESAR A CAPÍTULOS DOSIS MINIMA O INFINITESIMALES: SEXTO PRINCIPIO En Homeopatía no hay medicamento ponderable en lo que se llama "de alta potencia, o de amplio espectro". En el remedio Homeopático solo hay dinamismo remedial. La Homeopatía es esencialmente vitalista y se jacta de admitir, como uno de sus principios, que la enfermedad es el resultado de la perturbación del fluido vital y se necesita para equilibrarlo nuevamente, de otro elemento fluídico, condición absoluta para que se operen las neutralizaciones potenciales, vulgarmente llamadas curaciones. Los medicamentos Homeopáticos no actúan por su masa, sino por la energía o fuerza que contienen mediante la dinamización del remedio y con ella ejerce acción sobre la energía o fuerza vital estimulando la naturaleza del enfermo a efectuar la curación. Sabemos que las pequeñas dosis estimulan, las medias paralizan y las grandes destruyen la actividad celular en el organismo humano, sabemos también que la enfermedad es dinámica y por lo tanto de orden inmaterial, de aquí que para estar en semejanza, la dosis del medicamento deba ser también de orden dinámico – inmaterial y por tanto imponderable, plano en el cual actuarán más bien por sus virtudes, estimulando positivamente a un Dinamismo Vital Mórbido para que éste con su capacidad reparadora, pero hoy un tanto entrampada, desencadene el proceso curativo. El principio curativo peculiar de la Homeopatía requiere que la dosis del medicamento sea reducida. Pues la Homeopatía es una terapia de regulación. Así se comprende que precisamente el estimulo medicamentoso débil es necesario para desencadenar la reacción deseada de curación en el organismo. Un golpe medicamentoso demasiado fuerte solo agravaría las molestias originales, incluso aparecerían otras complicando más la economía del organismo. Se conocen los síntomas que siguen a la ingestión del café, se manifiestan en forma de excitabilidad de los sentidos, el cuerpo y psiquismo, el corazón late más fuerte que de costumbre y a menudo se transpira, particularmente típico es el insomnio debido a la afluencia de ideas y pensamientos excitados, pues en caso de insomnio como el descrito, la Coffea cruda, que es el remedio Homeopático extraído del grano del café, en dilución a la 6C ó 12C demostrará su acción curativa. Pero este efecto solo puede manifestarse gracias a la preparación especial del fármaco. Esto nos hace ver que el que cura es el VIS MEDICATRIX NATURA y que el remedio SIMILLIMUM, sólo significa el estimulo dinámico al principio vital, para que éste desate la reacción curativa por lo que se repite una vez más que: “EL QUE HACE, DA FORMA Y CURA LA ENFERMEDAD ES EL NATURA”. REGRESAR A CAPÍTULOS FUERZA VITAL: SEPTIMO PRINCIPIO Razón filosófica de la enfermedad y el enfermo.- GALENO (Médico Alópata) distinguió la enfermedad de la afección. "La afección es una viciación directa de la naturaleza humana", y recomendaba distinguirla de los síntomas que son su manifestación exterior, los cuales constituyen la enfermedad. En toda perturbación vital, "la afección es el lado subjetivo y la enfermedad el lado objetivo. LA AFECCIÓN es una especie de YO INTERIOR y la ENFERMEDAD el YO EXTERIOR". "La afección pues, es la causa radical de la enfermedad, causa perfectamente desconocida para nosotros y, como tal, se encuentra en el abismo de los misterios, solo a Dios le está reservado este conocimiento". Esta distinción Galénica, ¿es falsa o es cierta?, Como quiera que sea, la Homeopatía la admite porque esta de acuerdo con las ideas dinámicas, porque para la Homeopatía, la enfermedad es la manifestación del desequilibrio de la FUERZA VITAL. Concebimos a la FUERZA VITAL como la energía referida a cada una de las entidades individuales, a cada uno de los órganos en particular, a cada una de las células, así como a la participación de cada uno de los elementos vitales en la energía universal; aquella que permite todo movimiento y todo cambio a cada uno de los elementos que constituyen un todo. Dice Hahnemann en el parágrafo 10; “El organismo material, desprovisto de la fuerza vital, es incapaz de sentir, de funcionar, de defenderse; le son posibles todas las sensaciones y ejecuta todas las funciones de la vida únicamente por obra de algo viviente, inmaterial (el principio vital) que anima al organismo material tanto en la salud cuanto en la enfermedad”. Y en el parágrafo 11; “Cuando una persona cae enferma, es solamente esta fuerza vital, espiritual, autónoma (automática, autocrática) activa en todo su organismo, la que ha sido perturbada previamente por la influencia dinámica ejercida sobre ella por un agente morbífico hostil a la vida... Y solo se hace conocer por la manifestación de la enfermedad en las sensaciones y en las funciones de esas partes del organismo expuestas a los sentidos del observador y del Médico, o sea por Síntomas mórbidos, y de ningún otro modo puede conocérsele”. Ateniéndose a estas consideraciones y sujetándose a su credo filosófico, la Homeopatía estudia al Hombre en sus tres componentes: la parte somática (orgánica), la parte mental (espiritual) que nos hace tener pensamientos, sentimientos y voluntad; y la vida (fuerza vital) que es la que une a la parte somática con la parte espiritual, y es la que se trastorna en todos los padecimientos y da la amplia gama de susceptibilidades hacia el medio ambiente (enfermedades). Continúa Hahnemann en el parágrafo 13; “En consecuencia la enfermedad (que no está encuadrada en los dominios de la práctica quirúrgica) considerada, según los Alópatas, como algo separado del todo viviente, del organismo y de la fuerza vital que lo anima y que estaría oculta en lo interior - por más sutil que fuera su índole - es una absurdidad que sólo pudo ser imaginada por mentalidades de extracción materialista y que durante miles de años ha impartido al sistema prevaleciente de medicina todas esas orientaciones perniciosas que han hecho de él un arte verdaderamente perjudicial (no curativo)”. Siendo la fuerza vital algo dinámico, ¿cómo creemos poder curar con medicamentos que no vibran en la frecuencia de la fuerza vital en desequilibrio?. ¿Cómo pensamos restablecer la salud comunicándonos con la fuerza vital en un idioma que ni siquiera conoce?. Es como si tratáramos de comunicarnos profundamente con un ser supremo con gestos y ademanes grotescos. La Fuerza Vital, es el rector de todas las funciones de la organización humana, sustenta la salud, hace la enfermedad cuando así le convenga y desata el proceso de curación, es la Naturaleza misma, es la VIS MEDICATRIX NATURA, forma parte intrínseca del fenómeno de la vida y cuando por circunstancias morbígenas va tomando una dirección equivocada hacia la destrucción, lo único que necesita es un poco de ayuda, pero en el mismo sentido de su esfuerzo o intento curativo, para de esa manera rectificar. Somos energía, lo que nos impele es energía, lo que nos hace humanos es energía Divina, por ende, la fuerza vital es energía. En el idioma del dinamismo y de la energía debemos dirigirnos a ella para tratar de restablecer el equilibrio. De aquí que nuestro lugar como Médicos, sea el de ayudante del Dinamismo o Fuerza Vital. Marly Camacho Somos energía, Prácticamente, si la enfermedad es la manifestación, la personificación de la afección, el enfermo debe ser, y lo es, la manifestación, la personificación de la enfermedad. La Homeopatía no trata las enfermedades, solo trata a los enfermos, las enfermedades representan esencialidades morbosas. Los enfermos representan los estados, las especies morbosas. El enfermo es la enfermedad hecha Hombre, la enfermedad hecha Individuo. Así pues, el enfermo es sinónimo de INDIVIDUALIZACIÓN. Por eso los verdaderos Homeópatas, consideramos y tenemos en cuenta siempre las INDIVIDUALIDADES MORBOSAS, esto es, individuos enfermos, individuos que tienen una MANIFESTACIÓN MORBOSA ACTUAL, TRANSITORIA, CIRCUNSTANCIAL, los síntomas que caracterizan las especies morbosas: ¡HE AQUÍ AL ENFERMO!. REGRESAR A CAPÍTULOS ENFERMEDADES CRÓNICAS O MIASMAS: OCTAVO PRINCIPIO ¿QUÉ SIGNIFICA MIASMA? Del griego miasma; Miainein, Manchar “Efluvio o emanaciones nocivas del suelo, aire o agua, considerados como causa de las enfermedades contagiosas y epidémicas antes del descubrimiento de los microbios”. Lo que quiere decir que para la ciencia médica Alopática, el termino de MIASMA es obsoleto y cayó en desuso, en el momento en que se descubrieron los microbios como materia pecante. Sin embargo, el sentido que el Maestro Hahnemann le daba a la palabra MIASMA, iba más allá de una simple emanación o efluvio, por el contrario, para él el término se vuelve TRASCENDENTAL en tanto que lo utiliza para nombrar LO CONSTITUCIONAL y lo define de la siguiente manera: “Es el estado mórbido constitucional, heredado y heredable, resultante del tratamiento, antinatural, arbitrario, irracional e INVETERADO y por tanto SUPRESIVO de las enfermedades agudas (hablaba del tratamiento Alopático)”. Se debe admitir que el asunto de lo CONSTITUCIONAL ha sido motivo de preocupación de muchos maestros en la HISTORIA DE LA MEDICINA, veamos... HIPÓCRATES (460-370 AC); Habló de las CONSTITUCIONES O DISCRACIAS de acuerdo a su TEORÍA HUMORAL. El predominio de algún humor marcaba lo constitucional y la predisposición. Los 4 humores son: SANGRE, BILIS AMARILLA, FLEMA Y BILIS NEGRA O ATRABILIS. Cuando se encuentran en una justa relación de CRASIS (fuerza y cantidad “en equilibrio”) hay salud. Y habrá enfermedad cuando uno de estos elementos esté en DISCRACIA (fuerza y cantidad en exceso o en insuficiencia “en desequilibrio”). SAMUEL HAHNEMANN (1755-1843); Reconoció 3 maneras de enfermar, llamadas por él; PSORA en el HIPO (por disminución, por defecto, por carencia), SYCOSIS en el HIPER (por aumento ya sea en tamaño o en numero, por exceso), y en la SYPHILIS en el DIS (por degeneración, tendencia destructiva). Motivo de éste estudio, les llamó MIASMAS. ARMAND TROUSSEAU (1801-1867); Eminente Médico Alópata, él les llama DIATESIS y las define: “Son disposiciones congénitas o adquiridas, esencial e invariablemente crónicas en virtud de las cuales se producen perturbaciones morbosas múltiples en la forma, pero únicas en la esencia”. Sencillamente genial, es una definición muy acorde con la concepción Hahnemanniana, probablemente leyó al MAESTRO, lo que se debe reconocer es que, su definición es SABIA, lamentablemente el mundo ALOPÁTICO no lo comprendió o sus investigaciones no llegan a más. Equivocadamente hemos considerado a la enfermedad como algo completamente negativo, desde luego que puede considerarse de esa manera, pero viéndolo con ojos VITALISTAS, sabemos que los síntomas que presenta cualquier individuo, por espectaculares que se vean, son esfuerzos que hace el organismo de restablecer el equilibrio de la FUERZA VITAL dañada. Debemos apreciar los síntomas como un esfuerzo curativo del organismo; cuanto más severo daño a la FUERZA VITAL, más drásticas serán las medidas encaminadas a su corrección, así pues, debemos concluir, que lo que enferma es la FUERZA VITAL, y cuando se ha quebrantado no se manifiesta en todos los individuos de igual manera, sino que se van produciendo según la idiosincrasia de cada uno, según la forma muy personal del individuo, según la carga heredada de sus progenitores y antepasados, según la influencia externa a que esté sometida la persona. La Homeopatía personaliza al paciente, no hay dos pacientes iguales, no existe sustancia especifica que podamos prescribir para un síntoma o entidad nosológica determinada. En Homeopatía cada caso es un caso particular por su forma única que tiene cada persona de padecer. Todos los padecimientos tienen un nombre, pero las personas las padecen como pueden, según su forma personal de enfermarse: A esto Hahnemann lo dio a conocer con el nombre de MIASMAS, la escuela Alopática prefiere llamarles DIATESIS (que al fin y al cabo es lo mismo, pero con otras palabras). Podríamos llamarle TERRENO o CONSTITUCIÓN, pero en resumen es lo mismo, la carga heredada que trae cada individuo. RESUMIENDO: La célula, y por ende, el individuo, no pueden padecer más que por tres causas a saber: Por defecto o PSORA, que se traduce en estados carenciales, llamado HIPO. Por exceso o SYCOSIS, que la vemos manifestada en todos los padecimientos en los cuales todo está aumentado ya sea en tamaño o en numero, llamado HIPER. Por degeneración o SYPHILIS, que sus manifestaciones siempre son degenerativas o con tendencia destructiva, llamada DIS. Los tres MIASMAS antes citados, son de tendencia crónica y hereditaria: si no se corta su curso, siguen siendo incurables para la escuela Galenica (Alopática). La Homeopatía, aplicando estos 8 principios en todos los casos y prescribiendo el SIMILIMUM y a DOSIS MINIMAS (dinámicamente preparadas), ha logrado su curación. A partir de la CONCEPCIÓN HAHNEMANNIANA sobre los miasmas ha habido un esfuerzo de muchos otros maestros de la Homeopatía por clarificar el tema, como lo son; GROSSO, VISNOVSKY, ROUX, CICENIA, PASCHERO, MEDINA, ALLEN, HIGINIO G. PÉREZ, GHATAK, ETC. Se reconoce su esfuerzo meritorio por tratar de dilucidar este tópico, sin embargo, es motivo de orgullo para la ESCUELA MEXICANA que un HOMEÓPATA de nuestro tiempo, el MAESTRO DR. PROCESO SANCHEZ ORTEGA, haya comprendido a HAHNEMANN, después de muchos años de trabajo, dedicado a sus pacientes y a la enseñanza y nos esté legando en sus obras una mayor luz, sobre este conocimiento tan trascendente para la HOMEOPATÍA. Con esta verdad, podemos deducir que día a día aumenta de una manera exponencial LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS EN LA HUMANIDAD, por las incontables supresiones de que es objeto en el hombre por la medicina dominante, la medicina tradicional o mejor conocida cono ALOPATÍA y algunas otras terapias que por no reconocer estos 8 principios, infringen al ser humano tal compromiso, para él mismo y la especie. De aquí que para nosotros, los Médicos Homeópatas, sea un gran compromiso el poder divulgar estos conocimientos al resto de la SOCIEDAD MUNDIAL, pues el que no sabe, es porque ignora y el que ignora, es como un niño, goza de su inocencia, aunque el desconocimiento de la ley, no le beneficia sino por el contrario le perjudica a él y a sus congéneres. En la actualidad, el hecho de que un Médico desconozca la existencia de la HOMEOPATÍA, más que acusarle de INDOLENCIA CIENTÍFICA, se le debe acusar de IGNORANCIA. Pues si verdaderamente es un científico, habría de conocer este método, para que sepa verdaderamente lo que es CIENCIA. REGRESAR A ARTÍCULOS “HIPOTESIS SOBRE LA FORMA DE LA EXISTENCIA DE LA MATERIA EN LAS ALTAS DILUCIONES HOMEOPÁTICAS” Por: Dr. Javier Conde Rodríguez Como dice el filosofo W. James, toda doctrina atraviesa por tres fases sucesivas: Primero se le combate “por absurda”; después se le admite “por su evidencia”, pero se le califica como insignificante; y por último se reconoce su verdadera importancia. Aunque la Homeopatía ha entrado ya en el principio de su tercera fase, todavía existen muchos ignorantes que la niegan y muchos que por mala fe la vituperan. Haré pues un sumario estudio de conjunto de estas tres fases sucesivas, de que habla el sabio filosofo, sin hacer una separación especial de cada una de ellas; primero en lo general y después en lo que atañe a la Homeopatía. Desde luego, las opiniones del vulgo carecen de todo valor, puesto que no nacen del estudio; son apenas concepciones suyas carentes de toda base; interpretaciones erradas de lo que han oído, o quizá memorizaciones provenientes de profesionales a quienes han escuchado, y a quienes han creído fielmente, así pues, por su falta de preparación. ¡Son por ello acreedores a nuestro perdón!. ¿Pero donde está el por que de esta constante reacción, contraria a toda nueva Ciencia o Doctrina?, Es en el momento de proceder de algunos profesionales, especialmente de aquellos que tienen intereses creados contrarios a la NUEVA IDEA, ya sean éstos intereses de índole filosófica o pecuniaria; en el primer caso, porque se resisten a admitir cualquier descubrimiento que no provenga de ellos, enaltecidos como están por anteriores méritos y máxime si esas NUEVAS IDEAS contradicen o estorban las suyas; en el segundo caso, no hay ni para qué decirlo. A nadie escapa la ruindad a que los Humanos somos capaces de llegar por el dinero. Pero el Médico de firme moral, por ejemplo, nada significaría de malo un nuevo sistema curativo que beneficiara a la Humanidad, y por lo tanto a su clientela, puesto que él también podría seguir ese sistema nuevo y cosechar, por lo tanto, sus frutos; pero, porque ello significaría un pequeño esfuerzo a su persona, ¿va por eso a vituperarle y a buscar la manera de sofocar esa verdad, valiéndose de chistes, burlas, falacias o de cuanto le es dable en su vano empeño?. Todos nuestros detractores, que generalmente son Médicos Alópatas, no se basan para sus argumentaciones en nuestra contra, sino en aquello que la Homeopatía no puede, o mejor dicho, no podía explicar científicamente; sin pensar que si quisiéramos servirnos únicamente de ciencias carentes de incógnitas finales, no aprovecharíamos ninguna, puesto que todas tienen no solo una, sino muchas de esas incógnitas que resolver. Tampoco quieren admitir en la bondad de nuestra Ciencia por las curaciones que con ella se realizan, alegando en cada caso que “una golondrina no hace verano”, acostumbrados como están a sus estadísticas, que para nosotros resultan tan inútiles si se llevan en la forma que ellos lo hacen, ya que nuestra Terapéutica no basa su prescripción EN EL NOMBRE DE LA ENFERMEDAD; y no tratamos por lo tanto a todos los enfermos del mismo modo como por ejemplo lo harían ellos en una tifoidea, neumonía, etc., sino guiados siempre por nuestra “LEY DE SEMEJANTES”. En esta forma, por más curaciones que la Homeopatía efectúe, ellas serán siempre para nuestros enemigos “una golondrina”, puesto que para que ellos no la consideraran como tal, nuestros éxitos tendrían que ser en serie y curados con un mismo tratamiento, cosa que no podremos nunca hacer; Puesto que para la Homeopatía no hay enfermedades sino enfermos, y por tal motivo no siempre que una afección se parezca (y para la cual tienen ellos un nombre especial) vamos nosotros a prescribir el mismo medicamento, sino que daremos a cada enfermo lo que sus síntomas particulares reclamen. El principal argumento de sus aseveraciones en nuestra contra, es aquél de que según la Química, y teóricamente (pues al átomo solo se le percibe por sus efectos) en una dilución 12c ya no podría encontrarse materia alguna, y dicen por lo tanto que el Médico Homeópata (que generalmente usa altas diluciones de la 30c hacia arriba) es un explotador de los enfermos. Mucho tiempo pasó sin que se pudiera rebatir científicamente ese su acertó, pero sin que por ello dejara la Homeopatía de hacer millones de curaciones en todo el Mundo. Tocó al Dr. Gustavo Le Bon (Médico Alópata) por medio de su obra “LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA”, darnos la luz necesaria (sin ser esa su intención) para poder probar nosotros que nuestras altas diluciones Homeopáticas son portadoras de una inmensa energía (la energía intra-atómica), proveniente de la desmaterialización de la materia. Este escrito va encaminado a ese fin, y muy dichoso me sentiré si lo logro. Ojalá que todos los enemigos de la Homeopatía que lleguen a leer hasta este párrafo se dignen seguir su lectura hasta el fin, meditando detenidamente cada uno de sus conceptos. ¡Hipótesis – se podrá decir – siempre Hipótesis! Pero ¿acaso no son ellas tan necesarias, tanto para esclarecer algunos hechos inexplicables de frecuente observación, como para buscar nuevos descubrimientos que sin su ayuda esperarían la casualidad para llegar a nuestro conocimiento?. “El papel de la hipótesis – dice un sabio filosofo – es de tal naturaleza que el matemático no puede prescindir de el, ni el experimentador tampoco”. Mi creencia es la de que estaremos siempre sujetos a formularlas, a no ser que nos decidamos a detener el adelanto de las Ciencias. Y todos nos hemos de servir de ellas, aunque sepamos que en materia científica, solo el prestigio constituye la esencia de las convicciones. Galileo tuvo la amargura de esa experiencia cuando habiendo convocado a todo el profesorado de la Universidad de Pisa, creyó demostrar por experiencia, y contrariando las ideas entonces dominantes, que los cuerpos de distinto peso caían con igual velocidad en el vacío. Su demostración fue concluyente y consistió en dejar caer desde lo alto de una torre y en el vacío, una pequeña bala de pistola y otra de cañón del mismo metal, demostrando que los dos cuerpos llegaban al suelo al mismo tiempo. Los profesores se limitaron a invocar la autoridad de Aristóteles, sin modificar su opinión. Y desde entonces muchos años han pasado y muchos aún pasarán, según parece, sin que el grado receptivo para las cosas nuevas aumente sensiblemente. ¿POR QUÉ?. Tal vez el secreto de los que hacen descubrimientos esté en que no miran nada como imposible; pero harto difícil escabullir la herencia de ideas ancestrales que gobiernan inconscientemente nuestras percepciones, y por eso es que no admitimos nada de aquello que se oponga a nuestros conocimientos anteriores. Por eso la Humanidad rechaza inconscientemente las teorías que a ella misma beneficiarían, sin procurar siquiera su certeza o falsedad. Eso ha sucedido desde el principio del Mundo hasta nuestros días, sin que este mal se corrija por sus experiencias. ¡Allí están las teorías de la ley de Ohm sobre la cual descansa la electricidad y la ley de la conservación de la energía que domina toda la Física, acogidas en sus comienzos con desprecio e indiferencia!. La Hipótesis presente trataré de cimentarla en las experiencias del Dr. Gustavo Le Bon, Médico Alópata Francés, autor de numerosas obras famosas tales como: “LA FOSFORESCENCIA INVISIBLE”, “ONDAS HERTZIANAS”, “LA EVOLUCIÓN DE LAS FUERZAS” y “LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA” y el libro de Juan Thibaud “VIDA Y TRANSMUTACIONES DE LOS ÁTOMOS”. Antes de sus experiencias, que asombraron al Mundo por las nuevas teorías que de ellas salieron, la materia era considerada como inerte; aunque dentro de ella se advertían ya fuerzas inexplicables muy importantes, de las cuales no se conocía el origen. La cohesión, o sea la fuerza que mantiene unidas las moléculas de un cuerpo; la afinidad, que separa o precipita ciertos elementos formando combinaciones químicas; las atracciones y repulsiones osmóticas, que se encargan de homogeneizar los líquidos cargados de suspensiones cristaloides a través de las membranas permeables, que constituyen los fenómenos más importantes de la vida, sólo eran consideradas independientemente de los agentes exteriores; Pero de todas estas fuerzas, incontrastablemente inherentes a la materia, era imposible encontrar su origen en las antiguas ideas. El sabio Francés nos explica, que todas estas fuerzas se deben a equilibrios y desequilibrios de la energía contenida en la materia, en el átomo (la energía intra-atómica). Que se borre, pues, la idea de que la materia es inerte, como se suponía; porque es, por el contrario, un depósito enorme de energía; la energía intra-atómica, que puede ser liberada cuando la materia se desmaterializa, ya sea esa desmaterialización espontánea o provocada, y de la cual procede la mayor parte de las fuerzas del Universo. De la electricidad, que constituye uno de los medios por los cuales puede efectuarse la desmaterialización de la materia, nada se supo durante siglos, excepto aquello de que “ciertas substancias resinosas atraían los cuerpos después de haber sido frotados”. Muchos siglos después apenas se pudo saber también que un cuerpo frotado en una gran superficie ejercía acciones poderosas, del cuál concepto, salió la máquina eléctrica por frotamiento; pero la electricidad quedó entonces considerada como un fenómeno excepcional. Hoy sabemos que está formada por un cúmulo de electrones, que es uno de los elementos en que el átomo se puede disociar. Para estudiar bien esa desmaterialización, y extractando de “LA EVOLUCIÓN DE LA MATERIA” de Gustavo Le Bon, es decir, desechando las teorías antiguas que veían en el átomo la división última de la materia, tratemos de contestar esta pregunta: ¿QUÉ ES UN ÁTOMO? Etimológicamente, átomo significa INDIVISIBLE. Su nombre lo debe a que antes se creía que era la mínima porción en que la materia se podría disgregar, empleáranse los métodos que se quisiera; pero en realidad, el átomo no es simple; está constituido por una asociación de divisiones increíblemente pequeñas, cada una de las cuales no se pueden considerar ya como elementos simples, tales como el mercurio, hierro, etc., sino como partículas imponderables, consideradas como el eslabón que soporta la cadena entre la materia y el éter; equiparables a las partículas que emiten los rayos catódicos, los rayos X y los cuerpos radioactivos como el radio, uranio, torio, etc. Estas partículas imponderables son comunes a todos los elementos, es decir, que todo cuerpo, no importa que él pertenezca al reino vegetal, mineral o animal, estará compuesto de estas mismas divisiones, diferenciándose unos átomos de otros únicamente en la diversidad del numero con que esas partículas se asocien en él, y en la velocidad con que giren a su alrededor. La estructura del átomo es concebida como un sistema solar minúsculo, sostenido en equilibrio por rotaciones, atracciones y repulsiones de las partes que lo componen. Está formado. Se dice, por un núcleo central en que se juntan los protones (con carga eléctrica positiva) y neutrones (carga eléctrica neutra). A su alrededor giran con velocidades increíbles los electrones (carga eléctrica negativa) sujetos a la atracción del núcleo sobre el que gravitan, como los planetas alrededor del sol. Su velocidad es enorme, pues en el átomo más simple, el de hidrógeno, el electrón alcanza la velocidad media de 3.000 kilómetros por segundo; en el de uranio, sus noventa electrones llegan a la de 200.000 kilómetros por segundo, o sean las dos terceras partes de la velocidad de la luz. Actualmente el núcleo del átomo absorbe una buena parte del interés científico tendiente a averiguar si, en esta especie de carrera hacia lo infinitamente pequeño, este núcleo no posee una estructura aún más delicada que la del átomo en su conjunto y cuales son los corpúsculos elementales que entran en su estructura. Lo mismo que los seres vivientes, el átomo nace, se desarrolla y muere. La especie química, pues, evoluciona como la orgánica. El mecanismo de su formación es ignorado; pero se le considera originario del Hidrógeno ligero o protón positivo, es decir: que el H sería la materia prima para la formación del Átomo Universal. Así renacen ahora las teorías antiguas de Proust que consideraban al H como el elemento fundamental de todos los átomos, los cuales resultarían ser polímeros suyos. Estas ideas eran negadas, afirmándose que si tal cosa fuera, los pesos atómicos necesariamente tendrían que ser múltiplos de H para formar los diferentes átomos, hay una disminución de su masa, la cual se transforma en energía radiante. Así pues, el átomo está expuesto también a su destrucción (muerte) por medio de algunos excitantes como la electricidad, luz, roce, etc., y los elementos de su disociación deben ser considerados como cuerpos intermedios entre la materia y el éter (energía). Estos cuerpos de su disociación se consideran como energía liberada, y a esta energía, cuando está dentro del átomo en equilibrio se le llama energía intra- atómica. Así es como la materia se desmaterializa, es decir, pasa, de materia que es el átomo, a sus productos de disociación, que como se decía anteriormente, deben ser considerados como substancias intermedias entre la materia y el éter, debido a que acusan caracteres intermedios y distintos de los que presentan cada una de estas entidades físicas por separado. El Dr. Gustavo Le Bon nos explica que para que los átomos estén en equilibrio, es necesario que esos elementos de que se componen permanezcan estables. Nos explica también que algunos cuerpos se disocian espontáneamente (radio, uranio, torio, etc.), y todos los demás pueden hacer otro tanto por medio de algunos excitantes, a veces muy pequeños. Esta desmaterialización se efectúa por medio de una emanación de electrones que desde sus átomos se establece, sin que por ello las reacciones químicas actuales más finas lo lleguen a notar, así se unen las balanzas más sensibles; pues esa liberación electrónica, aunque verdaderamente inmensa, no sería advertida por ellas dado lo inconmensurable de su relación. Nos dice el Dr. Le Bon - “Aunque la cantidad de energía irradiada por los átomos sea muy grande, la perdida de sustancia material es extremadamente débil. M. Becquerel había evaluado la duración de un gramo de radio (que irradia constantemente) en MIL MILLONES DE AÑOS”. Y, acerca del electrón, uno de los principales cuerpos de disociación del átomo, nuestro autor comenta: “de la estructura íntima del electrón no podemos decir nada. No es dar una explicación muy segura afirmar que está constituido por un torbellino de éter, comparable a un giróstato. Sus dimensiones serían, de todos modos, extraordinariamente pequeñas; pero ¿se le puede considerar como indivisible, lo que implicaría que posee una rigidez indefinida?, ¿No tendrá una estructura tan complicada como la atribuida actualmente del átomo, y no formará con este último, un verdadero sistema planetario?. En el infinito de los Mundos, lo grande y lo pequeño no tiene más que un valor relativo; porque, si el volumen de los electrones fuera tan pequeño, precisaría entonces que su densidad fuera enorme, puesto que, ocupando un volumen insignificante en el átomo, le dan, sin embargo, su peso”. “No hay que imaginarse – nos dice – que estas divisiones representen todas las etapas de la desmaterialización de la materia; quizá no sean más que fragmentos de una serie probablemente muy extensa” que conoceremos tal vez cuando se descubran nuevos reactivos. Que seguramente Le Bon tiene razón al considerar que estos productos de disociación del átomo no sean los últimos, se desprende tanto de las consideraciones que alude al caso, cuanto porque posteriormente a esas consideraciones suyas y según nos dice Juan Thibaud, Ex - profesor de la Facultad de Ciencias de Lyon y Ex - Director del Instituto de Física Atómica, en su libro famoso “VIDA Y TRANSMUTACIONES DE LOS ÁTOMOS” se han descubierto nuevos constituyentes del átomo tales como los electrones positivos o POSITRONES, descubiertos por C. D. Anderson y por lo cual recibió el premio Novel de Física en 1936. Se han descubierto también los protones pesados o DEUTERIOS (DEUTRONES) provenientes del Hidrógeno pesado, y últimamente se habla de la teoría de otro nuevo elemento atómico; se trata de un corpúsculo neutro, el NEUTRINO o pequeño neutrón. El neutrino poseería una masa infinitesimal, millares de veces inferior al neutrón. La idea del neutrino proviene de Pauli, recogido después por Fermi. Así es como podemos explicarnos los éxitos reacciónales que constantemente se logran por medio de nuestras diluciones Homeopáticas; porque siendo infinita o casi infinita la divisibilidad de la materia, esas diluciones llevarán siempre parte de esas divisiones, pese a las aseveraciones en contrario de los que todavía aferrándose a sus conocimientos retrógrados de Física y Química, consideran que una dilución homeopática elevada ya a la doceava centesimal (12c) no podrá contener nada de materia. Sin querer expresar eso, quizá tengan razón al decir que ya no podría ella contener nada de materia; ya que según hemos visto, los elementos de disociación del átomo no deben ser considerados como materia, sino como substancias intermedias entre esta y el éter. Podemos en cambio decir que son portadores de cierta forma de materia: LA ENERGÍA INTRA-ATÓMICA, por medio de la cual se operan las distintas reacciones orgánicas necesarias para devolver al cuerpo su estado de salud (equilibrando con la energía intra-atómica a la energía vital o fuerza vital)(véase: principios de la Homeopatía). Los que no conciben que en las altas diluciones Homeopáticas haya alguna forma de materia, es porque no se imaginan siquiera la cantidad tan extraordinaria de corpúsculos de que esta formada. Nos dice J. Thibaud, que “en una pizca de polvo en el hueco de una mano hay más átomos que granos de arena en las playas de todos los océanos y ríos del Mundo”, que “una simple gota de agua encierra miles de millones de billones de átomos” y que “la energía total que un hombre puede suministrar durante el curso de una larga existencia, valorada según la teoría de Einstein, no alcanza a un miligramo de materia”. Gustavo Le Bon nos dice: “un gramo de cobre podría producir 510,000,000,000 de kilográmetros fuerza, cifra que corresponde a cerca de 6,800,000,000 de caballos de vapor. Esta cantidad de energía sería bastante para arrastrar un tren de mercancías de 500 toneladas de peso sobre un camino horizontal de una longitud de CUATRO VECES Y CUARTO LA CIRCUNFERENCIA DE LA TIERRA”. M. Lodge, Físico Ingles – nos dice – “la sustancia de algunos milímetros cúbicos de éter poseerían una energía equivalente, si fuese materia, a la que producirían UN MILLÓN DE CABALLOS DE VAPOR, DURANTE CUARENTA MILLONES DE AÑOS. “El interés practico – asienta Le Bon – del desvanecimiento de la materia para su transformación en energía, aparecerá cuando se haya encontrado el medio de provocar fácilmente una disociación rápida de los cuerpos. Al disociar así la materia, se pondría a nuestra disposición un manantial indefinido de energía y haría inútil la extracción de la hulla (carbón de piedra; que constituye el combustible industrial por excelencia). Precisamente éste ha sido el resultado del descubrimiento de nuestro gran sabio y maestro “SAMUEL CHRISTIAN FREDERIK HAHNEMANN”, aplicable, es cierto, solo a la Terapéutica Homeopática, gracias a su método de la DINAMIZACION de las substancias que han de constituir nuestros medicamentos. Con ello se logra aprovechar la energía intra-atómica de esas substancias por medio del roce o frotamiento que sus átomos sufren, por medio de las SUCUCIONES que según sus sabios consejos se han de imprimir a toda preparación Homeopática. De esta manera se logran aprovechar energías colosales, sacadas a pociones mínimas de materia, con lo cual queda por demás las cantidades masivas que se usan en Alopatía. Las fuerzas medicamentosas que de las dosis Alopáticas se obtienen, se deben, en algunos casos a reacciones químicas despertadas en el organismo al mezclarse el medicamento con sus distintas secreciones, a semejanza de cómo lo harían en el laboratorio. Son pues, los átomos enteros, y no disgregados, los que trabajan en este caso. Es por eso que la Alopatía necesita cantidades relativamente inmensas para provocar una reacción dada y por eso, por estar tan acostumbrados a tan grandes dosis, es que los que no conocen las nuevas teorías Físico-Químicas (y en la actualidad la Física Cuántica) se admiran y niegan que nuestras dosis infinitesimales puedan despertar las reacciones que de hecho despiertan. También se podría conjeturar que los efectos reacciónales logrados por esas dosis Alopáticas se deban a las irradiaciones parciales espontáneas de los cuerpos empleados para ese fin, o a las irradiaciones, también parciales, provocadas en ellos por el organismo a que se propinan; Pero nunca a la energía intra-atómica total del medicamento. Lo anteriormente expuesto referente a la Alopatía, se desprende de la imposibilidad evidente de que el organismo humano pueda soportar energías tan colosales como serían las que semejantes dosis Alopáticas podrían liberar. Si nosotros, en cambio, logramos reacciones poderosas con cantidades mínimas, es porque damos los medicamentos POTENTIZADOS, DINAMIZADOS, o, de acuerdo con las teorías de Le Bon, DISOCIADOS. Nuestra mente no está acostumbrada y por lo tanto no alcanza tampoco, a considerar la extraordinaria pequeñez de los elementos de que está formada la materia. Para ayudar siquiera un poco a nuestro intelecto a penetrar en esos laberintos y despojarnos así de la desconfianza que inspiran siempre tales cifras, recordemos que algunas substancias conocidísimas son susceptibles de emitir durante largos años, abundantes partículas fáciles de reconocer por medio del olfato, sin que por esta emisión haya una pérdida de peso considerable, como se podría comprobar por medio de las balanzas más sensibles de que se pudiera disponer. Según Le Bon, “un gramo de yodoformo pierde UN MILIGRAMO DE SU PESO EN CIEN AÑOS, emitiendo sin cesar un flujo de partículas olorosas en todas direcciones. La perdida de ese peso, en almizcle, exigiría CIEN MIL AÑOS PARA EFECTUARSE”. “Un miligramo de sal de radio suspendida en la punta de una aguja desprende constantemente, durante muchos años, MILLONES DE PARTÍCULAS POR SEGUNDO sin que nos lo indiquen tampoco nuestras balanzas más sensibles”. Aunque estas ideas se resisten a encuadrar en el marco de la razón, ello se debe a que el intelecto humano se forma por la educación de conceptos anteriores, y porque equipara siempre, inconscientemente, los viejos dogmas y esos anteriores conceptos con los descubrimientos nuevos, admitiendo solo aquello en que encuentra relaciones y consecuencias. Ahora, sin atender por un momento a todos los atributos del átomo, y atendiendo solamente a la cantidad de partículas que lo constituyen, veamos si es posible que en las altas diluciones Homeopáticas haya alguna forma de materia. Como todo Homeópata sabe, nuestros medicamentos son preparados de la siguiente manera: una parte de sustancia de mezcla con 99 del solvente: esta es la primera dilución centesimal, a la cual se le debe dar cierto número de sucusiones (cien según Hahnemann); luego, una parte de esta primera dilución centesimal se mezcla de nuevo con otras 99 partes de solvente y después de darle el número de sucusiones de la vez anterior, obtenemos la segunda dilución centesimal. Se continúa en la misma forma para preparar las siguientes diluciones, con cuyo proceder se van formando sucesivamente la 3ª, 4ª, 5ª, dilución centesimal, etc., etc., sin que haya un límite preciso para poder considerar que ya entonces no podrían seguirse haciendo diluciones mayores; solo la práctica podría decirnos hasta donde llega el límite si acaso existe. Generalmente la Homeopatía solo hace uso de las diluciones 6c, 30c, 200, 1000c y aún se obtienen magníficos éxitos con diluciones mayores como a la 50,000c. ¿Cómo probar que en semejantes diluciones existe todavía alguna forma de materia?. Con hipótesis o con la experiencia de curaciones realizadas con esas diluciones. Como esas experiencias se observan a diario nos queda solo por hacer la hipótesis, y para ello empezaré, puntualizando, por decir todas las cualidades que se encuentran en una dilución Homeopática por las cuales es debido considerar que ella contiene alguna forma de materia, de acuerdo con las teorías de la energía intra-atómica y de la desmaterialización de la materia. Esa disociación se obtiene: 1. Porque haya el concurso de una sustancia que esté en mínima relación con otra. 2. Por la hidratación de esa sustancia 3. Por operar en ella el roce o frotamiento. De estas cualidades son las únicas de que nos habla Gustavo Le Bon en su libro “La Evolución de la Materia”, y no una sola, sino todas estas cualidades están presentes en la elaboración de nuestras preparaciones medicinales. Para probar que la primera cualidad existe en nuestros preparados o sea la de que haya una cantidad infinitesimal en relación a otra, pondré un ejemplo con una dilución media, o sea con una doceava centesimal (12c), en la cual esa primera cualidad queda satisfecha con una relación de: 1/1000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 UN SEXTILLONESIMO DE GRAMO por cien gramos de disolvente. ¿Se puede exigir menor proporcionalidad?. Así queda satisfecha la primera de las formas en que según Le Bon es posible hacer la liberación de la energía intra-atómica, en aquel párrafo suyo en que nos dice: “Este principio de la transformación de las propiedades de una sustancia, por la adición de una pequeña cantidad de la de otros cuerpos, aunque tenga una importancia general, es apenas un enunciado de observaciones empíricas, cuyas causas permanecen en secreto, escapando a las leyes fundamentales de la Química y de la Física. Nos dice también que estas reacciones son fenómenos que ninguna de las doctrinas Químicas podrían prever y luego textualmente asienta: “Nos encontramos en el umbral de una Ciencia nueva en que los reactivos usuales y la balanza no pueden servir de nada, puesto que se trata de reacciones cuyos efectos resultan enormes, aún cuando hayan entrado en acción cantidades infinitamente pequeñas de materia”. Indudablemente que este autor no conoció nada de Homeopatía; ya que si hubiera sabido siquiera la forma en que se prepara un medicamento Homeopático, ello le hubiera llevado a pensar (porque al hacer tal cosa se asiste a una verdadera disociación de la materia, comprobable por sus efectos), que esa nueva Ciencia de que él hablaba era la Homeopatía, que logra aprovechar la energía intra-atómica con aplicación a la Terapéutica Hahnemanniana, y de seguro nos habría tratado de ella en sus nuevas teorías. ¿O es posible pensar que sí se dio cuenta de ello, y que lo calló con el deliberado fin de no dar armas a una Ciencia opuesta a la suya que era la Alopatía?. ¡No me atrevo a aceptar tal consecuencia de tan ilustre personaje!. Y Le Bon sigue diciendo: “Este papel de las cantidades infinitamente pequeñas en Química y Física, completamente ignorado hasta hace poco, aumenta constantemente y los fenómenos en que se le observa son ya innumerables”. Sigo en mi anterior creencia, casi asegurando la ignorancia de este Hombre de Ciencia en la Homeopatía, o su deliberado fin de callar; ya que estos descubrimientos suyos datan desde principios del siglo XX y “el papel de las cantidades infinitamente pequeñas en Fisiología Homeopática, fue descubierto por nuestro insigne, ilustre y nunca bien ponderado Maestro “SAMUEL CHRISTIAN FREDERIK HAHNEMANN” desde el año de 1796, fecha desde la cual se ha venido comprobando la exactitud de sus principios para el beneficio del Mundo. En relación con las cantidades infinitesimales, el sabio Médico Le Bon nos dice que: “Poniendo aluminio y magnesio, en presencia de cantidades inapreciables de diversas substancias, como, por ejemplo, el agua destilada que haya servido para lavar un frasco vacío que contuviera anteriormente mercurio, ha sido posible modificar sus caracteres hasta el punto que ocuparía distintos lugares en la clasificación de los cuerpos si ésta se hiciera con arreglo a las nuevas propiedades”. Vemos con lo anterior que si nuestro medicamento el mercurio es capaz de modificar, como en el caso anterior, los caracteres de sustancias Químicas tales como el aluminio y el magnesio, ¿no será capaz entonces también de provocar reacciones celulares, como de hecho las provoca cuando lo ingerimos con fines Terapéuticos?. Porque de hecho, el caso anteriormente expuesto por Le Bon, es el de una preparación Homeopática de Mercurio en reacción con el Aluminio y con el Magnesio: Ya que según asienta se opera con agua destilada que haya servido para lavar un frasco vacío que contuviera anteriormente mercurio. ¿No se trata, pues, de una perfecta dilución Homeopática de Mercurio?. Le Bon sigue diciendo: “Los cambios que entonces se originan en el átomo difieren de los que la Química conoce en este punto fundamental en que son intra-atómicos, mientras que las reacciones habituales, no tocando más que a la arquitectura de los agrupamientos de átomos, son extra-atómicas”. Precisamente por eso es que la Homeopatía logra hacer reaccionar a la materia orgánica con cantidades infinitamente pequeñas de materia, porque los cambios que entonces se originan en el átomo (de la substancia empleada como Medicamento Homeopático) difieren de los que la Química conoce en este punto fundamental en que son intra-atómicos; mientras que las reacciones habituales (logradas por la Alopatía con sus dosis pondérales) no tocando más que a la arquitectura de los agrupamientos de átomos, son extra-atómicas y por ello con su sistema se necesitan grandes cantidades de un medicamento para lograr una reacción dada. Este sabio Medico nos explica que este vestigio de Mercurio forma con el Aluminio una amalgama que descompone el agua poniendo en libertad el oxigeno, y que este oxigeno se combina de nuevo con el Aluminio para formar nueva amalgama, que volvería a obrar como anteriormente y que la misma cantidad de Mercurio serviría así INDEFINIDAMENTE, como en ciertas acciones llamadas de presencia. Como nos lo dice el diccionario, la palabra “INDEFINIDO”, se aplica en Química a las combinaciones que tienen lugar en “proporciones no limitadas”. Por lo tanto vemos, pues, que el caso observado anteriormente no es sino una repetición exacta de lo que sucedería con cualesquiera de nuestras diluciones; en este caso, una dilución de Mercurio. Con esta sola cualidad para la disociación del átomo, tan ampliamente satisfecha, habría ya para considerarla perfectamente cierta; sin embargo pasemos a la segunda que es la HIDRATACIÓN. En efecto, - nos dice Le Bon: - “las sales de Quinina no son radioactivas; pero dejándolas hidratarse adquieren esta propiedad. (La radioactividad es una forma de disociación del átomo). El que ésta cualidad de la hidratación exista en nuestros preparados se puede probar fácilmente, pues seguramente a nadie escapará, que tanto si el medicamento es preparado en agua, como si lo es en alcohol, dicha cualidad queda plenamente satisfecha. Por esa hidratación que sufren nuestros medicamentos Homeopáticos podemos suponer que no siempre obran por si solos, o por su energía intra-atómica, sino también por las combinaciones que pueden formarse con el oxigeno y con el hidrógeno del agua o del alcohol usada para su disolución. Efectivamente según Juan Thibaud, el hidrógeno pesado o deuterio, isótopo del protón, desempeña un gran papel como proyectil para las transmutaciones atómicas. “La inestabilidad de un tipo atómico dado, - nos enseña el anteriormente citado autor – es decir, la predisposición de su desintegración, depende de la reacción entre el número de electrones y protones que constituyan su núcleo, manifestándose esta inestabilidad en cuanto entran en su constitución más de tres neutrones por cada dos protones”. Así, pues, la interacción protón-neutrón es una de la causa de la estabilidad de los átomos. Por lo tanto, es de prever, que introduciendo protones en un núcleo dado se obtenga un átomo nuevo. “Podemos por ejemplo, - nos dice Thibaud – tratar de introducir hidrógeno en el núcleo primitivo, bombardeándolo con un chorro de protones rápidos. Y a continuación nos explica en un largo artículo como por medio de aparatos especiales se han logrado separar los protones para tal objeto, y nos explica también que por medio de corrientes de alta tensión es posible introducir estos protones a los núcleos atómicos, llegándose así a una verdadera transmutación de los átomos, lo cual trae la producción de cuerpos nuevos desconocidos al presente, y hasta la producción de cuerpos conocidísimos, tales como el oro sintético (el alto costo de estas operaciones haría incosteable su producción). Existen dos clases de proyectiles de hidrógeno que podemos aprovechar para estas transmutaciones; los proyectiles ligeros o protones y los pesados o deuterones. El gas necesario para la producción de deutrones se extrae del agua pesada, esta a su vez se obtiene por una electrólisis del agua ordinaria. Por ejemplo, como nosotros preparamos nuestros medicamentos con agua y como puede suponerse que debido a las sucusiones que les imprimimos adquieren un gran potencial eléctrico, no choca pensar que estos protones o deutrones necesarios para las transmutaciones, yendo desde el hidrógeno del disolvente del medicamento, logren penetrar hasta los núcleos atómicos y provocando las transmutaciones y generando energía. Esta energía, aprisionada en la dilución, sería la que provoca las reacciones celulares cuando con ella se pone en contacto. No es una idea utopista suponer que en esa forma haya liberación de energía, puesto que en la mayoría de las transmutaciones atómicas que han podido lograrse ha sido posible captar la existencia de la liberación. Por lo tanto, puede preverse una verdadera producción de la energía por la desaparición de la materia. Esta – nos dice Thibaud – “no se conserva”, solo subsiste la energía. Lo que desaparece como materia tiene que reaparecer necesariamente como energía. Queda pues, para nuestras diluciones, satisfecha la segunda cualidad necesaria para lograr la desmaterialización de la materia, o sea la de la hidratación, y queda también esbozado el posible mecanismo de esta cualidad. Pasemos entonces a la tercera cualidad o sea la del roce o frotamiento, por medio de lo cual puede ser también liberada la energía intra-atómica. Esta cualidad queda también mejor cubierta que como sucede al ser separados los electrones por las maquinas eléctricas de frotamiento (otra forma de disociación del átomo), pues mientras en estas el frote se hace entre pedazos de cobre, zinc, etc., en nuestras diluciones ese frote se opera entre unos átomos y otros y entre estos y sus productos de disociación. Así, pues, en nuestras diluciones van cada una de las tres cualidades con que es dable producir la liberación de la energía intra-atómica. Cualesquiera de ellas de por sí serían suficiente para hacer la disgregación atómica liberando su energía, y en cambio vemos que en nuestras preparaciones Homeopáticas se cumplen las tres cualidades a la vez, y cada una de ellas con mayor amplitud de cómo explica Le Bon como antes queda demostrado. Y como si esto no fuera todavía suficiente, las reacciones que de ellas vamos a esperar no se han de operar entre substancias aparentemente inertes, como es la materia no orgánica, sino para con la materia orgánica, que es extremadamente sensible ¿Se puede, en efecto, esperar mayor sensibilidad que la del olfato, que nos informa de la presencia en la atmósfera de las pequeñisimas partículas olorosas que despiden algunos cuerpos?. Las reacciones Químicas más sensibles no podrían hacer tal cosa. Y ¿acaso las más fuertes reacciones que la alopatía consigue no lo hace por medio de los coloides, que son las substancias mas divididas de que ella dispone?. Veamos así, como, por ejemplo: Con una dosis de... 1/300 de miligramos de oro coloidal se verifican reacciones que nunca se habían sospechado con el oro no coloidal, puesto que un individuo podría ingerir impunemente cantidades relativamente enormes de ese mismo metal en polvo. Y ¿no se pueden asimilar también nuestros medicamentos por su acción de los cuerpos llamados “catalizadores” que según las teorías antiguas “obran por su sola presencia” y que moderadamente se les considera como a cuerpos de real
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