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VIOLENCIADESENFOCADA Puede visitarnos, contactar y seguir nuestro trabajo en: www.corchea69.com II JORNADAS DE ESTUDIO REFLEXIÓN Y OPINIÓN SOBRE VIOLENCIA VIOLENCIA DESENFOCADA SEGUNDA EDICIÓN DE LAS JORNADAS DE ESTUDIO, REFLEXIÓN Y OPINIÓN SOBRE VIOLENCIA Producidas en su totalidad por A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES y realizado bajo convenio con la UNIVERSIDAD DE SEVILLA (U.S.). Días 21, 22, 23 y 24 de noviembre de 2006 Edifi cio Expo (Isla de la Cartuja, Sevilla) Padilla Libros Editores & Libreros Sevilla © De los autores © De la presente edición: A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES D.LEGAL SE- ISBN 10: 84-8434-408-8 ISBN 13: 978-84-8434-408-7 PADILLA LIBROS EDITORES & LIBREROS C/ Feria no 4 –local uno– 41003 SEVILLA (ESPAÑA) Impreso por: —5— SALUDO A LOS CONGRESISTAS DESDE CORCHEA 69 PRODUCCIONES y en nombre de todas aquellas personas que componen el equipo de trabajo y la secretaría técnica de las Jornadas Violencia Des- enfocada, te damos la bienvenida y te agradecemos habernos confi ado un pequeño porcentaje de tu formación académica. Es- peramos sinceramente que esta aportación te resulte gratifi cante y productiva, y que contribuya, aunque sólo sea también en una pequeña porcentualidad, a tu crecimiento y evolución como ciu- dadano crítico e independiente. —7— A MODO DE INCITACIÓN DURANTE cuatro días vamos a desarrollar una idea na-cida de un papel en blanco hace ya varios meses. Un tér-mino: “violencia desenfocada” de nuevo cuño, pero que estamos convencidos se hará hueco en nuestra sociedad en no demasiado tiempo. La importancia que tiene a nuestro entender su comprensión e identifi cación por parte del ciudadano, situará este neologismo en el lugar que debe estar. En la llamada “sociedad de la información”, difundir infor- mación con contenidos violentos de forma adulterada para saciar intereses particulares, es un severo ejercicio de violencia sobre el que la consume, si bien no solemos identifi car ésto como tal. En la mayoría de las ocasiones el receptor o consumidor de in- formación no dispone de los elementos necesarios para contras- tarla o comprenderla, por lo que a diario estar informados se convierte en un ejercicio de fe en los emisores. La “violencia” no deja de ser una especie de azucarcillo in- formativo que se nos hace apetecible consumir. La desgracia y el sufrimiento con todo el morbo, y cuales quiera reacciones quí- micas y psíquicas que producen en nosotros, siempre ha causado más interés que la “felicidad”, al menos en cuanto a “venta” de información. Por otra parte, la violencia no deja de ser una he- rramienta efi caz para el poder (político, económico...), mientras la masa esté preocupada por los peligros y la violencia que le rodea, confi ará ciegamente en el “pastor” de turno que les guíe. No deja de resultar sorprendente, y triste a la vez, comprobar cómo este mismo verano los informativos locales de una ciudad como Nueva York agotaban su tiempo día tras día en “contar” —8— qué les pasaba a sus chicos en Irak. Uno tiene la sensación que en una ciudad de diez millones de habitantes no ocurre nada malo –ni bueno– en una ciudad como Nueva York, sencillamen- te no ocurre nada, aparte de la siempre recurrente “ola de calor” que también sirve para rellenar minutos de forma económica. Es curioso si no te informan, no importa. Pero lo peor es el efecto contrario, ¿y si te informan mal a sabiendas? Destruir el Amazonas es destruir el pulmón de la Tierra Todos hemos escuchado esta frase, y nos hemos preocupa- do, concienciado, y muchos organizado, para no perder “nuestro pulmón”. Recuerdo haber encabezado a edad escolar iniciativas para luchar contra la tala de árboles del Amazonas, o incluso una “campaña” puerta a puerta para informar de los peligros de los aerosoles con CFC (bendita inocencia). No es difícil imaginar qué me pasó por la cabeza cuando descubrí que lo del Amazo- nas1 y los CFC eran sencillamente mentira.2 He de confesar que me siento más cómodo “desenmascaran- do” este tema, un claro ejemplo de violencia desenfocada (al fi n y al cabo los verdes son gente pacífi ca), que otros temas más espinosos donde la información se adultera con violencia para conseguir objetivos generalmente relacionados con el dinero y el poder (género, inmigración, menores, sequía cuando no llue- ve, inundaciones cuando lo hace, cambio climático, etc.). Aun- que me gustaría hacer, si se me permite, un par de refl exiones corriendo el sempiterno riesgo de ser malinterpretado y prejuz- gado, y todo por manchar un papel con ideas que se salen de lo establecido, de lo que habita en la idea colectiva de lo bueno, lo malo, lo justo y lo que “debe de ser”. 1 Un árbol sólo consume cierta cantidad de CO2 cuando crece y lo transfor- ma en materia leñosa, en edad adulta el consumo de oxigeno de noche y de CO2 de día es prácticamente el mismo, por lo que el amazonas junto al resto de la biomasa terrestre no aporta mas de 7% del oxígeno de la tierra. El responsable del equilibrio terrestre en este sentido es el fi toplacton que vive en los océanos. 2 Resumiendo bastante los CFC pesan más que el aire por lo que permanecen en la superfi cie de la tierra, y difícilmente alcanzan los niveles atmosféri- cos donde se encuentra el ozono. —9— Critíquenme. Desgraciadamente, y ésto es vox populi, todos los años mueren en España más de 60 mujeres por “violencia de género”, y cada año el Estado invierte más recursos técnicos, económicos y humanos para luchar contra esta “lacra”, aunque lamentablemente las cifras lejos de disminuir se mantienen o aumentan (¿inefi cacia?, ¿problemas de enfoque?). La dimensión del problema va mucho más allá que el mero recuento de vícti- mas, obviamente, pero vemos cómo estas cifras son usadas casi de manera impúdica por medios, políticos, asociaciones e intere- sados en general, para conseguir cada uno sus propios objetivos particulares, de muy distinta índole. Y vemos también cómo las cifras que abanderan y justifi can inversiones, subvenciones, le- yes y puestos de trabajo, se muestran descontextualizadas, sin escala. Si nos dijeran que mueren la misma cantidad de niños ahogados en piscinas en verano, o accidentados en ascensores al año, que mujeres maltratadas, es posible que la “lacra social” perdiese algo de fuerza. Si en el total de muertas al año nos des- glosaran las ocurridas en el seno de parejas inmigrantes y for- madas en una cultura distinta, generalmente más violenta, y por tanto no refl ejando un “fallo” de nuestro sistema educativo y/o de valores; si nos desglosaran los casos donde el homicida tiene algún tipo de demencia o disminución psíquica, y si nos indica- ran los homicidas que se suicidaron después; me niego a creer que un maltratador “tipo”, ese que está en el imaginario colec- tivo, tantas veces retratados en cine, documentales, etc., sea el mismo que se quita la vida si no tiene algún tipo de patología diagnosticable y que “explique” el homicidio, evidentemente no que lo justifi que; si estos datos se ofrecieran a la opinión públi- ca tendríamos unos mínimos elementos para emitir juicios más certeros, y no limitarnos a repetir consignas más o menos inte- resadas. En mi modesta opinión, por efectista o demagogo que pueda parecer, el refranero popular tiene una defi nición de lo que supone el asunto del mal afrontado tema de la “Violencia de Género” y es que parecieran que están matando moscas a cañonazos. Queda con este pequeño texto inaugurada la polémica, te invitamos a discrepar de todo lo que te cuenten en estos días, te invitamos a participar activamente en los debates, ruegos y —10— preguntas, y te invitamos, si no te resulta sufi ciente, a preparar una comunicación para unas próximas jornadas. Cualquier cosa menos agotarlas pilas del móvil con el solitario, dormir en la sala (o soñar que es más bonito) o limitarte a calentar el asiento durante treinta horas. No tenemos que recordarte que el tiempo es tuyo, y puedes perderlo o rentabilizarlo a tu antojo, pero eso ya depende de ti. Audax sed cogita. Saludos cordiales. FRANCISCO ANAYA BENÍTEZ A.C. CORCHEA69 PRODUCCIONES —11— NORMAS GENERALES LA Organización de este evento se sitúa dentro de la lí-nea de trabajo que, A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES como productora de actividades culturales, tiene programada para esta temporada. Las características de este evento, como todo acto que sume más de 500 personas, nos hacen exponer, para su obligado y riguroso cumplimiento, una serie de normas que habrán de ser observadas y respetadas por todos los asistentes: • La Organización se reserva el derecho de alterar o cambiar el programa. No se admiten devoluciones o cambios en la inscripción. • La Organización podrá denegar el acceso o expulsar del re- cinto a aquellas personas de las que pueda racionalmen- te presumirse, que van a crear una situación de riesgo o peligro para él mismo u otros congresistas, de alboroto, o aparenten estados de intoxicación o conmoción, o que incumpla esta relación de normas. • Cualquier daño o desperfecto ocasionado por un asistente en el Edifi co Expo conllevará la denuncia del mismo por La Organización a la Dirección del Edifi cio Expo para que esta inicie los trámites pertinentes, no haciéndose La Or- ganización responsable del mismo ni del daño cometido. • El uso de la placa acreditativa es obligatorio. Por motivos de seguridad no se permitirá el acceso al auditorio a quien no la presente o le sea requerida y no estuviese en posesión de ella. Si se olvidara, o perdiera, acudan a La Organización para solventar el problema lo antes posible. • Está terminantemente prohibido fumar, beber o comer den- —12— tro de las instalaciones del Edifi cio Expo salvo en los si- tios debidamente especifi cados para ello. Les recordamos que el Edifi cio Expo es una edifi cación en régimen de propiedad privada estatal, esto incluye escaleras y jardines exteriores como zonas propias del inmueble de carácter privado. • Queda prohibida cualquier fi lmación, grabación o reproduc- ción en el interior del recinto salvo autorización expresa de La Organización (esto incluye cualquier soporte de re- producción de música, radio, videojuego o similar). • Rogamos desconecten sus teléfonos móviles durante las conferencias, comunicaciones, mesas redondas u otras ac- tividades. • Se ruega silencio durante las exposiciones. • Se ruega máxima puntualidad a los asistentes para no inte- rrumpir el desarrollo de la actividad congresual. • Toda conferencia, debate, charla o mesa redonda no termina hasta que concluya el turno de preguntas y respuestas. • Todo asistente tiene la obligación de respetar estas normas para el buen funcionamiento del evento. Control de asistencia La asistencia a las jornadas no es obligatoria salvo, lógica- mente, para aquellas personas que deseen recibir un certifi cado de asistencia. Aquellos que deseen recibir el certifi cado de asistencia y así benefi ciarse de la convalidación del mismo por tres créditos de libre confi guración reconocidos por la Universidad de Sevilla, tendrán que demostrar su asistencia a un mínimo, del 80% de las jornadas tal y como exigen dicha entidad (7 medias jornadas de las 8 medias jornadas totales). El sistema de control de asistencia redunda en el propio inte- rés del asistente por demostrarla. Cada asistente se responsabili- za de demostrar su asistencia a las jornadas. A cada asistente se le ha entregado una placa acreditativa con un código de barras personalizado que tendrá que llevar siempre consigo y en lugar visible, durante los cuatro días de actividad. En la entrada de la sala se dispondrán lectores de códigos de —13— barras. El registro de su código de barras por un ordenador hará las veces de fi rma. Siga las indicaciones de la Organización para agilizar esta operación. Al termino del congreso, previo a la en- trega de certifi cados un programa informático hará el recuento de la asistencia de cada cual y dispondrá quienes de ellos son aptos para recibir el certifi cado de asistencia y cuales no. La or- ganización tendrá preparado además el clásico sistema de fi rmas que será usado si aparece algún problema técnico. Todo asistente que habiendo sido declarado no apto desee inspeccionar su computo de asistencia deberá dirigirse a La Or- ganización durante la entrega de certifi cados. Para retirar el certifi cado de asistencia debe entregarse a la Organización la placa acreditativa y la respuesta a una pregunta que se hará pública mediante carteles en la tarde del Jueves y en la página web www.corchea69.com. Esta pregunta forma parte de un sistema de evaluación que nos solicita la Universidad de Sevilla y que acredita el aprovechamiento de la asistencia. Esta entrega se hará el día y hora fi jado en el programa, no pudiéndo- se solicitar con anterioridad o posterioridad a esta fecha (salvo por causa “muy justifi cada”). Ante cualquier duda consulte al personal autorizado. —15— PRESENTACIÓN II JORNADAS DE ESTUDIO, REFLEXIÓN Y OPINIÓN SOBRE VIOLENCIA QUÉ es violento? ¿Podemos considerar violento lo que va a suceder? (Cartel de las jornadas). ¿Podemos conside-rara violento el juzgarlo? ¿Es violento emitir un juicio de valor con los datos que nos proporciona una simple foto? ¿Se puede manipular la información para hacer de un hecho objeti- vamente inocuo algo subjetivamente violento? ¿Es la violencia, una herramienta de poder? Quedó claro en la anterior edición de las Jornadas Violencia, que el hecho en sí de la violencia es indiscutible, pero sí lo es el resto de connotaciones y epítetos que gustamos colocarle antes y después de la palabra. La violencia es, y esto es irrefutable, una acción puramente humana en cuanto apreciamos en ella animosidad y dirección. Pero no todos los modos de violencia son claros y distintos. La violencia puede ser tan sutil como la caricia de una madre, o una mirada mal intencionada, o tan obvia como una bofetada en la cara o el acoso de los poderes fácticos a un chivo expiatorio para desviar la atención de algo realmente grave, pero, como en todas las cosas, sólo aquellas personas debidamente preparadas estarán en plenitud de facultades para poder diferenciar lo uno de lo otro. Muchas cosas se amontonan en el subconsciente colectivo al tratar el tema de la violencia, pero de eso no nos ocuparemos en esta ocasión como ya hiciéramos en la anterior edición. Esta vez pretendemos adentrarnos en un campo mucho más inseguro e —16— indefi nido, en un terreno muchísimo más pantanoso si cabe, en los dominios de la Violencia Desenfocada. Violencia desenfocada El ensombrecimiento se defi ne en la psicología convencional como aquella capacidad de, no ocultando información, si hacer- la parecer irrelevante ante la importancia de un hecho, acción u objeto que se antepone entre esta y el receptor de la misma. Esto es, uno ensombrece al otro sin necesidad de hacerlo desaparecer. Es como obligarnos a contestar a un test de inteligencia mientras nos colocan sobre los oídos unos auriculares con el desconsola- dor llanto de un bebe de pocos meses. Muchos son los temas que reclaman de nuestra atención y que diariamente nos asaltan: la violencia en las aulas, el maltra- to a los inmigrantes, la violencia de género, la destrucción del concepto de familia clásica y la perdida, por ende, de los valo- res tradicionales, la problemática de los “jóvenes”; alcoholismo, bandas callejeras, etc... Pero son todos estos temas abordados desde la objetividad y el rigor, son ciertamente analizadosde forma positiva o en algunos casos adolecen de amarillismo y oportunismo. ¿Son ensombrecidos o útiles para el ensombreci- miento de otras cuestiones y problemáticas? ¿Qué pasaría si desde los medios o desde una plataforma mu- cho más poderosa se intentara ensombrecer la realidad? ¿Qué tácticas usarían? ¿Qué noticias esgrimirían, y qué argumentos, para desviar la atención de la población hacia asuntos aparente- mente mucho más importantes y relevantes pero en el fondo co- nocidos, tratados y estudiados? ¿Podríamos defi nir a esta acción como violencia? Creemos que sí, y a esto lo vamos a dar a llamar en estas Jornadas Violencia Desenfocada. Objetivos del proyecto Intentemos aportar ejemplos y argumentaciones bajo los que estudiar, refl exionar y opinar sobre las diferentes manifestacio- nes de la VIOLENCIA y, sobre todo, las formas en las que estas manifestaciones nos son presentadas o simplemente llegan a no- sotros o nosotros llegamos a ellas. Ser meros espectadores pasivos no deja de ser un divertimento —17— fútil para mentes poco propicias a pensar, al igual que las vacas ven pasar el tren junto a su pastizal sin capacidad ninguna de especular o decir nada más sofi sticado que un mugido, se nos invita a ser meros espectadores de la locomotora de los hechos. Invitemos a pensar, invitemos a criticar y a ser capaces de juz- gar, ante nosotros mismos primero qué papel queremos adoptar para luego, con plenitud de capacidades, decidir en conciencia. Los objetivos, pues, de las jornadas VIOLENCIA no son otros que los de ayudar de alguna forma a proporcionar parte de esas herramientas y útiles necesarios a un auditorio que, presumible- mente, ha se ser hábil en el manejo de estas para considerarse ciudadanos integrados, pero críticos, del siglo XXI. A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES —19— PARTICIPANTES EN EL PROYECTO Organización La preproducción, producción y postproducción de las jorna- das corre a cargo de A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES. Así como la elección del tema, la disposición de los bloques temáticos y la elección de los conferenciantes. Las Jornadas VIOLENCIA DESENFOCADA es una activi- dad que se acoge a convenio con la UNIVERSIDAD DE SEVILLA, re- conociendo esta a los asistentes que así lo demanden y acrediten su asistencia a las Jornadas con tres créditos de libre confi gura- ción curricular. Patrocinio El principal patrocinador de las Jornadas VIOLENCIA DES- ENFOCADA es la empresa estatal AGESA. Debemos destacar también las enormes facilidades que desde la Universidad de Sevilla se nos brindan y la generosa ayuda que siempre nos dan a la hora de publicitar nuestros eventos. Siendo los alumnos de la misma los que en su casi total mayoría copan el aforo del congreso nos sentimos en la obligación de reconocer a la UNI- VERSIDAD DE SEVILLA, si no bien patrocinador directo del evento, sí copatrocinador y agente propiciador del mismo. Colaboración A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES en su esfuerzo por mante- ner los máximos de calidad que en otras actividades pasadas se marcaron, ha puesto todo su interés, y mejor hacer, en la produc- ción de las Jornadas VIOLENCIA DESENFOCADA consiguien- do nuevamente dar a los asistentes una herramienta única de —20— estudio y trabajo y de memoria de todo lo que pase. El libro que tienes entre tus manos es el trabajo de meses de antelación a la inauguración de las jornadas para poder ofrecer un testimonio de primerísima mano sobre lo que durante estos días sucederá, so- bré qué se dirá y cómo. Pero esta labor habría sido nuevamente imposible sin la inestimable colaboración de la editorial PADILLA LIBROS EDITORES Y LIBREROS y su principal responsable el maes- tro editor MANUEL PADILLA BERDEJO. Esperamos que siempre po- damos seguir contando con sus inestimables artes en el mundo del libro y la cultura y con su desinteresada amistad, y que Sevi- lla siempre pueda benefi ciarse de la existencia de personas como él y su familia. COMITÉ CIENTÍFICO Presidente DAVID PASTOR VICO Secretario FRANCISCO ANAYA BENÍTEZ Vocales FRANCISCO LIRA DIEGO SALOMÉ GÓMEZ EVA GONZÁLEZ LEZCANO SUSANA MARTÍNEZ RESÉNDIZ —23— PROGRAMA Martes 21/XI/2006 9.30-11.00 h. Acreditaciones. 11.30-13.30 h. Acto inaugural Inauguración a cargo del presidente de las Jornadas, Representantes de los patrocinadores, Representantes de las instituciones. Conferencia inaugural: JOSÉ LUIS DÍEZ RIPOLLÉS: “La nueva política criminal española”. 16.30-18.15 h. Proyección académica de la película: Conejo en la Luna (México, 2004). 18.30-20.15 h. Refl exión y debate: ISABEL RAMÍREZ LUQUE Tema: “Falso culpable: refl exiones sobre la película Conejo en la Luna”. Miércoles 22/XI/2006 10.00-11.45 h. Conferencia: JORGE CORTELL ALBERT Tema: “Lo que no quieren que sepas de Internet y de tu or- denador”. 12:00-13.45 h. Conferencia: EVA ALANDRO VICO Tema: “Violencia y medios: distorsiones y adicción”. 16.30-18.15 h. Ponencias. MANUEL JOSÉ SIERRA HERNÁNDEZ Tema: “Un discurso subversivo”. —24— ISAAC OLIVA BALLESTER Tema: “Cuestiones: Sobre la estructura metafísica de la vio- lencia”. FERNANDO CREVILLÉN LOMAS Tema: “Ideología fácil”. 18.30-20.15 h. Conferencia: ELEUTERIO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ Tema: “Toda ley demasiado trasgredida no es buena”. Jueves 23/XI/2006 10.00-11.45 h. Proyección académica de la película-docu- mental: La vendedora de rosas (Colombia, 1998). 12.00-13.45 h. Conferencia: LUIS MARTÍN VALVERDE (Asoc. Entre Amigos). Tema: “La automarginalidad de la violencia”. 16.30-18.15 h. Conferencia: JOSÉ CHAMIZO DE LA RUBIA Tema: “Violencia en el menor”. 18.30-20.15 h. Conferencia: DAVID PASTOR VICO Tema: “La realidad de una mentira: Ciudad Juárez”. Viernes 24/XI/2006 10.00-11.45 h. Proyección académica de la película: Asesinos Natos (EE.UU., 1994). 12.00-13.45 h. Conferencia: JORGE RODRÍGUEZ LÓPEZ Tema: “Violencia enfocada, la estética de la violencia de Oliver Stone”. 16.00-17.45 h. Conferencia: JESÚS GARCÍA CALDERÓN Tema: “Sociedad Occidental y Violencia Diferida”. 18.00-19.30 h. Entrega de certifi cados de asistencia. CONFERENCIAS VIOLENCIA Y MEDIOS: DISTORSIONES Y ADICCIÓN por EVA ALANDRO VICO —28— EVA ALANDRO VICO, nacida en Madrid en 1963. Doctora en Periodismo en 1991. Profesora titular de Teoría de la Información en la Universidad Complutense de Ma- drid desde 1996. Ha ejercido la docencia en Madrid, en la Facultad de Ciencias de la Información, y esporádicamente en Salamanca (Universidad Pontifi cia) y la Uni- versidad de Las Palmas de Gran Canaria. Ha publicado diversos artículos y libros sobre temáticas de las materias Información, Comunicación, Periodismo Profesional, Medios de Masas, Ética Informativa, epistemología y crítica de la materia en revistas profesionales del sector, como Cuadernos de Comunicación e Información (Universi- dad Complutense de Madrid). Por su conocimiento de lenguas ha elaborado traducciones de textos originales de autores prestigiosos en el campo de las Teorías de la Comunicación e Información, que han sido publicadas por la revista CIC de la Universidad Complutense, de la que es actualmente la coordinadora. También ha ejercido la traducción literaria. Ha publicado los dos libros Teoría de la Información y la comunicación efectiva (Madrid, Fragua, 1998) y Comunicación y retroalimentación (Madrid, Fragua, 2004). Así como diversos artículos y colaboraciones en el ámbito de la universidad, con alguna colaboración en publicación internacional. —29— LA relación entre medios de comunicación y violencia es una relación muy larga en el tiempo. Los medios de co-municación de masas, herederos de la prensa popular y de los buhoneros y voceros medievales, usaron siempre, para atraer la atención, de las representacionesde hechos violentos, truculentos o morbosos, como recurso barato y de efectividad inmediata. La violencia en las historias relatadas o retratadas por los medios está directamente relacionada con el realismo y con la capacidad de refl ejar la realidad tal cual es, por parte de los me- dios de comunicación. Desgraciadamente el ser humano asocia la violencia y el crimen con lo innegable, con lo insoslayable, con la muerte, y de ahí, con la realidad última, la materialidad de nuestra existencia. La representación de la muerte y la violencia se convierte en el sello de los informadores, como mensaje de lo real, de lo que no se puede negar ni evitar. Las primeras formas de sensacionalismo recurrieron en se- guida, además de a la intromisión en la intimidad o el cotilleo inmoral, a la violencia en la representación informativa. Los medios descubren, a comienzos del siglo XX, que para atraer la atención de los lectores de periódicos es necesario recurrir a la foto del crimen o a la entrevista con el criminal. Hay ejemplos en todos los países de cómo los casos más tenebrosos de violen- cia son usados para atraer interés, pero sobre todo también, para distraer ese interés de otros temas importantes y polémicos, y así, desde el sensacionalismo de Randolph Hearst, para azuzar la venta de su diario, hasta el seguimiento exhaustivo de la crónica de sucesos en la dictadura franquista, son ejemplos de cómo la presentación de la violencia es rentable periodística y política- mente en esas situaciones. —30— Si nos acercamos en el tiempo, veremos que con la llegada de los medios audiovisuales la competencia por captar la atención es cada vez mayor, y cuanto más crudas y violentas las infor- maciones, más realistas y cercanas parecen ser. Así los nuevos medios empiezan a mostrar sus posibilidades en la captación y representación de la violencia en una carrera que continúa en la actualidad. Si los medios más arcaicos, como la prensa, los semanarios y la radio, son los más acostumbrados a estos conte- nidos, los nuevos medios como la televisión, el cine y el vídeo, y los últimos sistemas como los móviles o las cámaras digitales, descubren su capacidad, no solamente de representar la violen- cia, sino de provocarla o producirla con su acción. Esta carrera, desgraciadamente, hacia la violencia, tiene unos efectos sociales enormes que vamos a describir. Dos tipos de violencia en medios: activa y pasiva Podríamos distinguir dos tipos de violencia mediática: la vio- lencia pasiva, por decir así, en la que los medios se limitan a presentar la violencia existente y benefi ciarse de sus efectos, y la violencia activa, en la que son los medios los que provocan la violencia, la ejercen o la fabrican en sus estudios y eventos mediáticos, de modo que redoblan su peso y sus efectos. En los dos casos, los medios que muestran o ejercen violencia utilizan con ella su poder, su legitimación por ese poder ejercido. Se trata de un modo de imponer su presencia que es también un arma de doble fi lo, pues los profesionales violentos o que juegan con la violencia adquieren gran atención, pero también pierden credibilidad y prestigio social en su función. Este segundo tipo de violencia activa incluye no solamente la violencia física, sino también la violencia psicológica. El asalto o la intimidación de los informadores a los particulares, es una forma de esta violencia. Incluye la violación de la intimidad y la ruptura de los códigos de cortesía y respeto a la persona. Inclu- ye la provocación y confabulación para producir violencia, por ejemplo a través de la elección del tema de un debate o de los contertulios de un programa. La violencia representada se acom- paña de la violencia en el modo mismo de representar. —31— Así nos encontramos con fenómenos como la realización de programas en los que se reúnen a una serie de caracteres confl ic- tivos para ver cómo chocan entre sí, bajo la idea de que lo que se ofrece es la realidad de las relaciones humanas, o esos otros programas en los que se ofrece como habitual y natural conduc- tas violentas como el insulto, la difamación o el linchamiento de víctimas. La fabricación activa de violencia en los medios ha llegado al máximo en el género de fi cción cinematográfi ca en el que las snuff movies presentan muertes reales producidas para ser fi lmadas, o en las grabaciones de muertes o palizas a mendigos hechas por particulares a través de móviles con cámaras para ser colgadas en Internet. En el caso de la violencia producida por agentes externos a los medios, al comprobar este fenómeno de la escalada de vio- lencia en los medios, la propia mente criminal se ha especiali- zado en representaciones violentas e impactantes, y así tenemos el tremendo hecho de que los terroristas se inspiren en el cine o que realicen sus atentados y ejecuciones expresamente para ser emitidos en los medios, vistos los ejemplos que los propios medios ofrecen. Éste ya puede considerarse un efecto terrible de la violencia creada por los medios. Si éstos no hubieran inventado el reality show o las fi lmaciones en directo de ejecuciones autorizadas, las ejecuciones fi lmadas ante los medios no se hubieran producido. Si no hubiera existido el cine de catástrofes, muchas catástrofes reales no se hubieran dado. (El mismo 11-S se inspiró en un fi l- me de fi cción basado en un relato de Stephen King). El contagio y la imitación de la violencia, y sobre todo, la imitación de una comunicación violenta, se extienden por todas partes, recorde- mos el reciente caso de los escolares del Colegio Suizo de Ma- drid, fi lmando su propio acoso a un compañero. Efectos clave de la violencia en medios: escalada, distorsión y adicción La imitación y el contagio son tremendamente graves. Pero aún lo es más la dinámica exponencial que la violencia en la comunicación impone, y que ahora vamos a explicar. —32— El uso de la violencia en los medios de comunicación siempre fue un recurso de atracción de interés. Su efectividad se basa en el impacto sobre la sensibilidad, que produce una atención alarmada sobre algo. El problema es que los medios, al recurrir a este sistema, necesitan impactar la sensibilidad cada vez más para producir el mismo interés o atención. Así, hoy nos parecen inocentes las fotografías de crímenes mafi osos de principios de siglo, o los relatos truculentos de El Caso en los años 50. Para impactar la sensibilidad, hoy los medios tienen que ofrecer algo realmente violento y perverso. Se trata de una huida hacia delante, que como hemos visto, debe ofrecer siempre más violencia en imágenes o relatos para producir el mismo efecto, igual que en una adicción a una sustan- cia como una droga o un calmante, se necesita subir la dosis para producir efecto constante. Los medios comenzaron a producir y fabricar violencia para poder impactar más la sensibilidad, y así llegaron a las aberraciones de las que hemos hablado antes. Hay una perversión en el derecho que los medios tienen a representar y a exponer la violencia o la muerte. Se llega a di- seccionar esos fenómenos en todos sus componentes, a hacerlos interactuar en directo, a repercutirlos de mil maneras, fragmen- tándolos, poniéndolos a cámara lenta, mostrando sus lados me- nos vistos y más secretos, en una especie de obscenidad de la mirada. Así, un rasgo común une los programas médicos que nos muestran operaciones de cirugía en directo o cadáveres desnu- dos de las guerras en los periódicos, y es la violencia en el trato de enfermedad o muerte, es decir un grado de violencia que une la indefensión y la debilidad con el poder de intromisión de los medios. Ciertamente no hemos visto lo peor en esa carrera. Podemos esperar cualquier cosa por parte de los medios, y últimamente, en la interacción entre medios, particulares,terroristas o crimi- nales de todo tipo. Un efecto temible de este proceso es lo que se llama la norma- lización de la violencia en nuestra sociedad. Dado que vivimos un bombardeo constante de violencia activa y pasiva, psicológi- ca y física, para los espectadores la violencia es algo natural y cotidiano. Las mismas series de fi cción han convertido los guio- —33— nes en guiones violentos sistemáticamente, y las relaciones de pareja, de familia, o primarias de cualquier tipo, siempre vienen teñidas de violencia. Este efecto se conoce desde hace décadas. Incluso se sabe que un visionado constante de violencia, sea real o fi cticia, con- duce a una percepción muy negativa del entorno que vivimos, exagerando el aspecto violento y desaprensivo de la sociedad, y creando miedo, lo cual redunda también en reacciones agresi- vas, aunque sólo sean ideológicas, contra ese mundo distorsio- nado por la violencia mediática. La misma información acerca de la violencia de pareja, nor- maliza las cifras de muertes como si se tratara de las muertes por accidentes de tráfi co, también normalizadas. Se consideran los sucesos violentos como algo característico de la vida actual. No se resalta en los medios sufi cientemente el hecho de que la violencia no solamente no es algo consustancial a la vida o na- tural, sino que se puede evitar y se puede vivir sin violencia. He- mos llegado a un punto, tal y como se representan las relaciones en las series de fi cción, y tal y como se informa de la violencia real en las familias, en que se considera o se trata la violencia como algo normal. Es completamente anómalo el pensamiento de que la no-violencia es posible. Así las terapias y tratamientos contra la violencia y el confl ic- to se encuentran con que las personas no tienen preparación al- guna para luchar contra esa idea normalizada de la violencia. Es necesario concienciar a las personas de que una relación no se benefi cia del confl icto y de que la violencia no es un ingrediente emocional necesario en las relaciones humanas. Conseguir que las personas defi nan sus relaciones en términos de paz, armonía o amor, es la gran tarea pendiente de las terapias de relación, a las que se recurre todavía muy poco. Hay sin duda una perversión en la moral de los medios a la hora de representar violencia o comunicar hechos violentos. La denuncia o la repulsa de la violencia se hacen, desde los medios, repitiendo esa misma violencia, por ejemplo, cuando unas imá- genes violentísimas se emiten para ser criticadas o denunciadas por un medio. No existe aquí tampoco una clara conciencia de la inmoralidad de la violencia pasiva, de la complicidad o indife- —34— rencia con la que se tratan y difunden imágenes o informaciones que en sí mismas perjudican gravemente nuestra sensibilidad. No digamos cuando así ocurre en horarios infantiles. Todos los intentos de remediar esos graves daños están siendo bastante in- útiles hasta el momento en nuestro país. Vamos a ver dos efectos más, de importancia mayúscula. La violencia es, como hemos dicho antes, un mecanismo censor. La violencia oculta más que revelar. Distrae nuestra atención y enceguece, como saben los psicólogos bien. Cuando los medios, en su carrera comercial por atraer el interés, empiezan a ejercer violencia y a convertirla en su mensaje fundamental, se produ- ce una reducción de los temas e intereses tratados. La sociedad se banaliza, se hace primitiva, escabrosa, sensacionalista. Las cosas más inefables, más cargadas de valor, como la muerte, la enfermedad, son ventiladas en los medios con total inanidad y superfi cialidad. Se comercia con la muerte y con la enfermedad, pero también con la violación de la intimidad, con la perspectiva de las relaciones humanas siempre dudosas e inmorales. No hay períodos más oscuros en cuanto a lo que realmente sucede y lo realmente público en su interés, que aquellos de ex- tremo sensacionalismo y violencia en los medios de comunica- ción. Las épocas de auge del cotilleo y del sensacionalismo, del terror y de los espectáculos violentos, son épocas en las que pa- san desapercibidos los verdaderos asuntos de interés de la vida social: la política, la educación, las infraestructuras, la cultura. Todo esto es dejado de lado. En su lugar, el país vive hipnotiza- do por la violencia en los medios, o por asuntos completamente insustanciales relacionados con esa violencia. Las dos cosas van unidas en ese proceso. El mecanismo de la adicción y la falta de resistencia a la vio- lencia Pero ¿cuál es sin duda uno de los efectos más mortíferos para la reducción de la violencia en la vida social? La adicción y la incapacidad de resistencia de los ciudadanos a estos contenidos, y por tanto, la escalada de la violencia en la vida social colectiva y privada. Vamos a explicar este mecanismo por su importancia capital. —35— La recepción de violencia por parte de los espectadores, lec- tores u oyentes de medios de masas es en sí misma un perjuicio por todos los efectos que estamos viendo. Impide discernir bien la realidad, normaliza la agresividad como algo necesario en las relaciones y en la vida social, embota la sensibilidad humana y la capacidad de sentir y ser responsable de esos sentimientos y desarrolla una escalada en la que se necesita más violencia para llamar la atención cada vez, y sobre todo, hace descender la autoestima de los telespectadores o lectores de modo que el consumo de medios se convierte en algo infame, vergonzoso y degradante. La llamada comunicación basura que televisión, cine o re- vistas propagan produce sobre todo una mala conciencia en el receptor de la misma. Dicha culpa y mala conciencia, en un ci- clo bien estudiado por los psicólogos cognitivistas, conlleva un descenso de la estima personal del espectador, que se entrega a estos espectáculos, del cotilleo al morbo o a la desvergüenza, con sentimiento de muy bajo amor propio. Ese remordimiento por el consumo de violencia mediática le conduce, en muchos casos, a un nuevo consumo de estos programas y productos, en una huida hacia delante propiciada por la incapacidad de resistir a los mismos. El ciclo de culpa y de debilidad que conduce a un mayor con- sumo y a mayor culpa y debilidad hace que los espectadores se enganchen, como en las adicciones a sustancias determinadas, a estos contenidos virulentos, y que no sean capaces de suspender ese consumo. Solamente cuando se consigue la abstinencia se desarrolla resistencia y fuerte autoestima para luchar contra la atracción de la violencia en los medios. Este efecto se ha probado en situaciones en las que, al eliminar los programas de las parrillas de los medios, cuando desaparece esta oferta la demanda también disminuye y decrece. Es visible el cambio de gustos y tendencias tras las pausas vacacionales en las que los espectadores desarrollan capacidad de elección y decisión sobre lo que quieren o no quieren ver. La sensibilidad de los públicos crece con la ausencia de vio- lencia mediática, una vez que puede refi narse y desarrollarse di- rigida por la conciencia del espectador o receptor. Así, cuando —36— no se emiten contenidos nefastos, los públicos demandan más calidad en los productos de los medios, y al revés, cuanto peor cualitativamente es la oferta, más incapacidad de exigencia y más pasividad se da en los espectadores y audiencias. El consumo de violencia en medios, considerando como tal no solamente la violencia pasiva, ajena a los propios profesio- nales, o la física y material, sino también la activa y provocada por los medios, y la psicológica, en la que son maestros, produce una auténtica adicción y escalada en su consumo y en sus dosis. Si se perpetúa y continúa su oferta, los espectadores demandan más y de mayor intensidad. Si no hay la posibilidadde desarro- llar resistencia a través de la abstención de consumo, los gustos y elecciones son cada vez de peor calidad y tipo. Así se puede llegar a cualquier aberración a través de medios o en interacción con ellos. Los consejos que pueden darse son claros. En primer lugar, explicar y difundir todos estos efectos psicológicos y sociales producidos por la violencia en los medios: la censura, la dis- torsión, la merma de la capacidad de juicio y de sensibilidad, la destrucción cultural de la sociedad. En segundo lugar, es necesario concienciar a los ciudadanos de que el daño psicológico es tan grave como el daño físico, y que la comunicación dañina es tan perniciosa como cualquier otra acción humana dañina. Que la comunicación violenta no sea palpable o material no signifi ca que no sea importante, sino al contrario. Es necesario mostrar, a través de los propios me- dios, lo negativo que es el chantaje, el acoso, el ataque, el im- pacto sobre la sensibilidad, y sus terribles consecuencias para la vida social: la escalada de violencia, el contagio de la violencia, la pérdida de sensibilidad. Por último, es necesario concienciar a ciudadanos y medios de que la abstención en el consumo de comunicación violenta no es algo extraño sino que es necesario para generar resistencia en los públicos a esos contenidos, particularmente en el caso de la juventud y la infancia. Como en el caso de las adicciones a sustancias alucinógenas, los ciclos de dependencia pueden hacer que la persona sea incapaz de elegir libremente y destruyan su capacidad de juicio. Simplemente difundiendo los resultados de —37— esas investigaciones que muestran el cambio de actitud con la abstinencia en el consumo de violencia en los medios podríamos avanzar en el control de la comunicación humana y su uso bene- fi cioso para la vida. BIBLIOGRAFÍA ABRIL, GONZALO: “La TV hiperrealista”, en Teoría general de la Información. Madrid. Cátedra, 1998. ALADRO VICO, EVA: “TV y realidad: formas de adicción a programas de inti- midad vulnerada”, en M. RENERO, y G. GÓMEZ, TV Global y espectáculos locales. México, Universidad de Guiadalajara, 2003. BURNS, DAVID: Feeling Good. New York, Harper Collins, 1980. DIEZHANDINO NIETO, PILAR, et al.: La élite de los periodistas. Bilbao, Univer- sidad del País Vasco, 1990. GANDHI, M.: El alimento del alma. Madrid, Indica Books, 2002. GERBNER, GEORGE: “The violence profi le”, trad. sel. en R. RODA FERNÁNDEZ Medios de comunicación de masas. Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, 1987. IMBERT, GÉRARD: “Publicidad-privacidad en la prensa española contem- poránea: la intimidad a debate”, Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial, julio de 1991. — Los escenarios de la violencia. Barcelona, Icaria, 1999. —La tentación de suicidio. Representaciones de la violencia e imagi- narios de muerte en la cultura de la postmodernidad (Un acercamiento comunicativo). Paidós. Barcelona, 2000. VIOLENCIA EN EL MENOR por JOSÉ CHAMIZO DE LA RUBIA —40— JOSÉ CHAMIZO DE LA RUBIA, licenciado en Historia de la Iglesia por la Pontifi - cia Universidad Gregoriana de Roma. Diplomado en Biblioteconomía por la Ciudad del Vaticano. Licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad de Granada. Tesina de Licenciatura y cursos de doctorado en la Universidad de Cádiz. Nacido en Los Barrios, Cádiz, el 16 de agosto de 1949, realizó estudios primarios en Los Barrios y durante el curso 1959-60, comenzó el Bachillerato en el Colegio Salesiano de Ronda (Málaga). Continuó el Bachillerato en Algeciras y posteriormente ingresó en el Seminario de Cádiz en 1967. Al curso siguiente, comenzó los estudios de fi losofía y teología en Sevilla. Al concluir los citados estudios, marchó a Roma donde se especializó en Historia de la Iglesia, carrera que cursó en la Pontifi cia Universidad Gregoriana (1976). El año anterior había concluido en la Ciudad del Vaticano sus estudios de Biblioteconomía y archivística (1975). Durante los años 1975-1977 publica en diversas revistas de carácter científi co: “Liberales españoles en los Estados Pontifi cios”, publicado en la revista Anthologica Annua. En la misma revista publicó: “Difi cultades que frustraron la entrada del duque de Rivas en los Estados Pontifi cios”. En la revista Hispania Sacra publicó: “Católicos sociales españoles”. Para el I Congreso de Historia de Andalucía presentó la siguiente comunicación: “Los Consulados Pontifi cios en la Andalucía del siglo XIX”. El ocho de octubre de 1978 fue ordenado sacerdote en Los Barrios por el obispo Dorado Soto. Fue destinado a la parroquia de Nuestra Señora de la Palma de Alge- ciras. Durante estos años fundó junto a Juan José Téllez el Colectivo del Sur, cuyo órgano de expresión fue la revista Cucarrete. Colaboró como escritor en la revista Flor de Tintero (Los Barrios) y en diversos periódicos. En 1982, fue trasladado como párroco a la Estación de San Roque-Taraguilla- Mirafl ores. —41— En 1983 publica junto con Lola Medina el libro de poemas Aunque es de noche. En 1984 obtiene el título de Licenciado en Historia por la Universidad de Granada. En el mismo año presenta en la Universidad de Cádiz la Tesina de Licenciatura sobre Fray Féliz Obispo de Cádiz. En 1985 publica el libro de poemas Plaza Alta. Su actividad teatral se inicia a fi nales de los años setenta en el Teatro Estable de Algeciras. Con posterioridad, en el año 1983, funda el grupo de Teatro Mejorana, con el que representa distintas obras de teatro fi rmadas por él. Publica el guión de una de sus obras de teatro Arquetipos en 1987. Desde 1986, de forma organizada comenzó a trabajar en el tema de las drogode- pendencias, si bien el inicio de estos trabajos se produjeron en Algeciras en 1977. Ha sido presidente de la Federación Comarcal de Asociaciones y Coordinadoras de Lucha contra las Drogodependencias del Campo de Gibraltar; presidente de la Federación Provincial de Cádiz y vicepresidente por Cádiz de la Federación Andaluza “Enlace”. En 1993 compareció en el Parlamento Europeo y asesoró a los parlamentarios de esta institución en materia de lucha contra la droga en el marco de la iniciativa “Mu- jeres de Europa contra la Droga”. En 1994 la Junta de Andalucía le concedió la Medalla de Plata. El mismo año el Ayuntamiento de los Barrios lo nombra Hijo Predilecto de la ciudad, en ambos casos, en atención a su labor social con sectores de población más desfavorecidos. Ese mismo año participó como coordinador de área en el proyecto Andalucía So- lidaria que culminó en las 1ª Jornadas Andaluzas de Voluntariado. En 1996 publicó en la Revista Hispania Sacra un estudio sobre el obispo gaditano Félix Mª de Arriete y Llano. Hasta 1996 desempeñó en el movimiento asociativo los siguientes cargos: Como fundador y presidente: Federación Provincial de Asociaciones y Coordinadoras de Lucha contra la Dro- godependencia “Redein” (Cádiz) Federación Comarcal de Coordinadoras “Alternativas” (Campo de Gibraltar). Coordinadora de lucha contra las Drogodependencias “Abril” (Estación de San Roque). Asociación Andaluza para la Acogida de Menores “Vínculos”. Asociación Gaditana para la Atención a Reclusos y Exreclusos “Indigentes”. Como presidente: Asociación de Vecinos “San Bernardo de Guadarranque”, Estación de San Roque (Cádiz). Como cofundador y vicepresidente: Federación Andaluza contra las Drogodependencias “Enlace”. Asociación para la Ayuda a enfermos de Sida “Gerasa” (Cádiz). Como cofundador: Asociación para la Ayuda de enfermos de Sida “Siloé” (Jerez). Proyecto Madrugador para toda Andalucía (proyecto de varias Asociaciones). Federación de Mujeres “El despertar”. Coordinadora “Barriovivo” Coordinadora “Camina” Coordinadora “Hozgarganta” Asociación lucha cotra las drogas de Los Barrios En la actualidad ocupael cargo de Defensor del Pueblo Andaluz, por elección del —42— Pleno del Parlamento Andaluz, en sesión celebrada el 17 de julio de 1996 y ha sido reelegido para un segundo mandato el día 28 de noviembre de 2001. En los años que lleva al frente de la Institución del Defensor del Pueblo Andaluz ha desarrollado una intensa labor de protección, defensa y fomento de los derechos constitucionales de los ciudadanos, priorizando la salvaguarda y disfrute de estos de- rechos por las personas y colectivos sociales más vulnerables y desprotegidos. En el desarrollo de estas actuaciones cabe destacar: Elaboración y presentación al Parlamento de Andalucía de 16 informes especiales que afectan a la protección de derechos sociales de estos sectores de población más desfavorecidos (menores, discapacitados, enfermos mentales, presos, drogodepen- dientes, prostitutas, inmigrantes, trabajadores temporeros, personas con problemas de inmovilidad...). Elaboración de resoluciones dirigidas a las Administraciones Públicas para co- rregir actuaciones, proponer la adopción de medidas y sugerir cambios normativos que permitan garantizar el efectivo ejercicio de los derechos que constitucionalmente tienen reconocidos los ciudadanos y ciudadanas, especialmente en el ámbito de los colectivos sociales más excluidos (entre otros, podemos citar a: enfermos de sida, para garantizar su derecho a la percepción de prestaciones económicas básicas; enfermos mentales, para la creación y adecuación de los medios y recursos necesarios para su atención; presos, en orden a garantizar su rehabilitación y reinserción social; menores, proponiendo medidas para evitar el absentismo escolar en los sectores más marginales y la adecuada protección de los mismos por las Administraciones Públicas; mujeres maltratadas, sugiriendo la adopción de medidas y la implicación de recursos públicos para prevenir y evitar estas situaciones; en el ámbito de la vivienda y alojamiento, recordando y urgiendo a los poderes públicos sobre la necesidad de arbitrar medi- das que den respuesta a los graves problemas que en esta materia se plantean en las zonas urbanas y en relación con determinados colectivos (jóvenes, madres solteras, inmigrantes...; en el ámbito sanitario, proponiendo la adecuación de los recursos y aplicación de las últimas técnicas para solventar problemas sociales no atendidos por el sistema sanitario público; cambio de sexos, fecundación asistida...; en materia de drogas, advirtiendo de la problemática expansiva de las patologías duales en esta ma- teria y reclamando la adopción de medidas paliativas y preventivas para evitarlas...). Presencia en múltiples foros para disertar y debatir sobre diferentes aspectos que afectan a los derechos sociales, entre los que podemos destacar: En 1997: Mesa redonda sobre “inmigración”, en los cursos de verano de la Universidad de San Sebastián; conferencia inaugural “La ciudad de al lado” de los cursos de verano de la Universidad de Cádiz; clausura cursos de otoño de la Facultad de Jerez sobre “el papel de la Administración ante la inmigración”; conferencia sobre “Las difi cultades en la reinserción”, en las Jornadas organizadas por la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Sevilla; conferencia sobre exclusión social organizadas por la E.U. de Trabajo Social de Córdoba. En 1998: “La salud como demanda social de los andaluces” en la Universidad de Jaén; con- ferencia sobre “drogadicción” en el Centro Universitario San Pablo de Valencia; “La realidad del chabolismo en Andalucía” en la E.U. Arquitectura Técnica de Granada. En 1999: Inauguración curso experto en discapacidad en Cádiz; conferencia sobre “Exclu- sión Social” en la Facultad de Ciencias Políticas de Granada; conferencia sobre “Los problemas de la inmigración” en la Facultad de Derecho de Santiago de Compostela. —43— En 2000: Conferencia sobre “inmigración” organizada por la Facultad de Derecho de Jerez de la Frontera (Cádiz); conferencia sobre “Los derechos humanos en Andalucía”, or- ganizada por la Facultad de Derecho de la Universidad de Jaén; curso de verano en El Escorial; conferencia “La situación de los menores en Andalucía”; conferencia inau- guración curso en la Facultad de Derecho de Algeciras; conferencia sobre “la Institu- ción del Defensor del Pueblo ante el siglo XXI”, en el Foro Encuentros 2000 de Sevilla; conferencia sobre “menores” organizada por la E.U. de Trabajo Social de Granada. En 2001: Conferencia sobre “los derechos humanos y la infancia” en la E. de magisterio “La Inmaculada” de Granada; conferencia sobre “vivienda e inmigración” en la Fa- cultad de Derecho de Granada; conferencia cursos de verano en San Roque. “El ado- lescente ante el consumo de alcohol, droga y tabaco”; conferencia sobre “Menores, la defensa de su bienestar”, congreso de Enfermería de la Infancia, organizado para la Escuela de Enfermería de la Universidad de Sevilla; conferencia inauguración curso “Inmigración e interculturalidad”, en el Rectorado de la Universidad de Granada; con- ferencia sobre las viviendas de los inmigrantes en las provincias de Huelva y Almería, en la Facultad de Ciencias de la Información de Huelva. En 2002: Conferencia sobre “La ley de responsabilidad del menor” en la E.U. Trabajo Social de Murcia; conferencia Inaugural curso sobre “violencia familiar y social”, organizada por el Ayuntamiento de Vigo; mesa redonda sobre “marginación e in- migración” en el Congreso Internacional de Derecho Penal organizado por la Uni- versidad de Salamanca; conferencia inauguración curso sobre inmigración en el Campus del Carmen de Huelva; conferencia sobre “Educación social e inmigración”, Congreso Internacional de Pedagogía de la Inmigración organizada por la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Sevilla; conferencia sobre “inmigración” organizada por la Universidad Nacional a Distancia en Ceuta; conferencia sobre “La emigración en Andalucía”, cursos de verano de la UNED, celebrados en Sanlucar de Barrameda (Cádiz); mesa redonda “El fenómeno de las migraciones”. Cursos de verano de San Roque de la Universidad de Cádiz; conferencia inaugural sobre “inmigración” de los cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía en Baeza. Publicaciones en libros y revistas especializadas sobre estas problemáticas socia- les, entre las que cabe citar: “Drogas: un problema social”; “La atención de las perso- nas mayores en Andalucía”; “La defensa de los derechos humanos por el Defensor del Pueblo Andaluz”; “Medidas de los Defensores del Pueblo ante la falta de colaboración de las Administraciones Públicas”; “Los problemas concretos en la inserción de los inmigrantes en el Derecho a la no discriminación por motivos de raza”; “Aproxima- ción al fenómeno de la inmigración”; “Los derechos humanos en Andalucía”; “Bio- etica, Política y Salud”; “El alojamiento de inmigrantes en la provincia de Almería”; “Voluntariado y Sociedad”. En estos años, como reconocimiento a la labor desempeñada en defensa de los derechos de los diferentes colectivos sociales se le han concedido los siguientes pre- mios y distinciones: En junio de 1997, recibió el Premio Séneca, otorgado por la Casa de Andalucía del Prat de Llobregat, y la Fiambrera de plata otorgada por el Ateneo de Córdoba. En diciembre de 1999 recibió el premio “La Buena Uva” otorgado por la Cadena SER. En este mismo año, la CAMF le designó como persona destacada del año en la defensa de los derechos de los discapacitados físicos. —44— Asimismo, en agosto de 2000 el Pleno del Ayuntamiento de Almería, le concedió el Escudo de Oro de la ciudad; en ese mismo mes el Ayuntamiento de Trebujena le otorgó el Racimo de Oro. En diciembre del mismo año la asociación La Voz del Inmigrante le otorgó el premio a la tolerancia. En este mismo año, la FOAM le concedió la Insigniade Oro de la entidad por su labor en la defensa de los derechos de las personas mayores. En febrero de 2002 la Federación de Asociaciones Andaluzas en Cataluña le de- signó “Andaluz del Año”. En el año 2002 la Asociación Coral, le concedió el premio Coral de Plata en aten- ción a su labor en defensa de los Derechos de la Mujer. LO QUE NO QUIEREN QUE SEPAS DE INTERNET Y DE TU ORDENADOR por JORGE CORTELL ALBERT —46— JORGE CORTELL, estudió informática en la Universidad de Oxford, empresariales (Magna Cum Laude) en Kellogg Community College, y cursos de postgrado en dis- tintas universidades (Harvard, UPV, UB, UPC, y UCM). Ha recibido el premio Wall Street Journal al logro académico, y fi gura en el National Dean’s List (los 500 mejores estudiantes de EE.UU). Ha sido durante cinco años profesor de Propiedad Intelec- tual, de Gestión de Proyectos, y de Diseño Multimedia en el Master de Aplicaciones Multimedia para Internet de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño de la Universidad Politécnica de Valencia, hasta que se vio forzado a dimitir por dar una conferencia sobre redes P2P. También ha sido miembro del proyecto de docencia colaborativa H2O de la Universidad de Harvard. También ha sido durante varios años Director de Presval (empresa de comunicación del Grupo Porcelanosa). Ha impartido conferencias en universidades de varios países (como Stanford, Harvard, Oxford, Oslo) así como a lo largo de toda la geografía nacional. Es el impulsor de varios movimientos activistas (como La Resistencia Digital, el HackLab de Valencia, o la difunta Democracia Directa), y es miembro de Hispalinux, de la Free Software Foundation, de la Asociación de Internautas, y de la Electronic Frontier Foundation. Además ha colaborado activamente con Creative Commons, y con la FFII haciendo lobbying contra la patentabilidad del software ante la Comisión Europea en Bruselas. Entre su experiencia profesional fi gura el asesoramiento a la Bolsa de Nueva York, el Gobierno de los EE.UU, o el diario Financial Times. Actualmente es socio fundador de Kanteron Systems (empresa de software libre) y miembro del Consejo de Administración de MusicQuariuM. Colabora habitualmente con varios medios de comunicación, y es Presidente de la Oxford University Society de Valencia. —47— RESUMEN DE CONFERENCIA GOBIERNOS y grandes corporaciones forman una extra-ña (y en ocasiones involuntaria) alianza para tergiversar la realidad y ocultar de la atención del ciudadano tanto el verdadero poder como el verdadero peligro de Internet y la Sociedad en Red. Por un lado se nos bombardea el mensaje de los peligros “ofi - ciales” que acechan tras la red Internet, como virus, spoofi ng/phi- sing, correo basura, spyware/malware, ataques de denegación de servicio, fraude fi nanciero, robo de identidad, sniffi ng, accesos no autorizados, pornografía infantil, o incluso ciber-terrorismo. Si bien es cierto que los mencionados representan un verda- dero peligro para los usuarios de la red, ¿por qué no nos hablan de los demás peligros (mucho más fundamentales)?: desde el seguimiento y grabación del ciudadano en lugares públicos, has- ta fl agrante invasiones a la privacidad e intimidad, pasando por el uso de las tecnologías públicas para benefi cio particular, las restricciones al cifrado, los códigos y creaciones privativas que limitan nuestros derechos, productos defectuoso que cuestan bi- llones a los gobiernos y ciudadanos, el código opaco que pone en peligro el funcionamiento de las instituciones, la restricción a las libertades básicas (de información, de expresión, de libre asociación, etc)... Existe un interés perverso fundamentalmente imbricado en el sistema (capitalismo-consumismo-de “libre mercado” y de- mocracia-representativa-por sufragio universal), ya que la ley —48— del mínimo esfuerzo le ofrece incentivos para convertir a todos sus miembros en consumidores, votantes, contribuyentes... PA- SIVOS. Y es a través de la abstracción cómo se consigue una alienación que parece perfecta para el sistema y muy perjudicial para el individuo. No obstante, la endogamia simbiótica que produce tal estruc- tura tiende al estancamiento y el inmovilismo, los cuales han de- mostrado ser un evidente síntoma de cambio evolutivo latiente: o evolucionamos o desaparecemos. Pero, ironías de la vida, es en el mismo sistema descrito don- de podemos encontrar una alternativa viable y revolucionaria que nos permitiría romper el círculo vicioso, y de un modo nada (o poco) traumático: a través de la libertad de la información, la participación individual-comunitaria, y el uso responsable de las tecnologías. LA NUEVA POLÍTICA CRIMINAL ESPAÑOLA por JOSÉ LUIS DÍEZ RIPOLLÉS —50— JOSÉ LUIS DÍEZ RIPOLLÉS, doctor en Derecho. Licenciado en Psicología. Catedrá- tico de Derecho Penal de la Universidad de Málaga. Director del Instituto andaluz interuniversitario de Criminología (sección de Málaga). Profesor invitado en Rechtswissenschaftliche Fakultät. Universität Freiburg. Sui- za, 1997, Boalt Hall School of Law. University of California at Berkeley. Estados Unidos 2001 y Johannes Gutenberg Universität. Maguncia. Alemania, 2002. Publicaciones destacadas: I. El Derecho penal ante el sexo. Contenidos, límites y criterios de concreción del Derecho penal sexual. Bosch Casa editorial, 1981. II. Exhibicionismo, pornografía y otras conductas sexuales provocadoras. La frontera del Derecho penal sexual. Bosch Casa editorial, 1982. III. Die erfolgsqualifi zierte Delikte und das Schuldprinzip”. Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft, 1984. IV. “La huelga de hambre en el ámbito penitenciario”. Cuadernos de política cri- minal, 1986. V. “Principles of a new drug policy in Western Europe from a spanish point of view”. En Drug policies in Western Europe. Albrecht and van Kalmthout editors. Max Planck Institute for Foreign and International Penal Law. Freiburg i.B, 1989. VI. Los delitos relativos a drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotró- picas. Estudio de las modifi caciones introducidas por la L.O. 1/1988 de 24 de marzo. Tecnos. 1989. VII. Los elementos subjetivos del delito. Bases metodológicas. Tirant, 1990. VIII. “La categoría de la antijuricidad en Derecho penal”. Anuario de Derecho penal y ciencias penales, 1991. —51— IX. “El blanqueo de capitales procedentes del tráfi co de drogas”. Actualidad pe- nal, 1994. X. “Eutanasia y Derecho”. En Díez Ripollés-Muñoz Sánchez El tratamiento jurí- dico de la eutanasia. Una perspectiva comparada. Tirant, 1995. XI. Delincuencia y víctimas. Encuestas de victimización en Málaga. Tirant lo blanch, 1996. Coautor. XII. “Comentarios al Código penal. Parte especial. I y II”. En Díez Ripollés-Gra- cia Martin- Romeo Casabona coords. Tirant lo blanch, 1997, 2004. XIII. “Una interpretación provisional del concepto de autor en el nuevo código penal”. Revista de Derecho penal y Criminología. 1998. XIV. Los delitos contra la seguridad de menores e incapaces. Tirant, 1999. XV. La atención a los enfermos terminales. Una investigación multidisciplinar. Tirant, 2000. Coautor. XVI. “El derecho penal simbólico y los efectos de la pena”. Actualidad penal, 2001. XVII. La racionalidad de las leyes penales. Trotta, 2003. XVIII. Las drogas en la delincuencia. Tirant, 2003. Coautor. XIX. Prácticas ilícitas en la actividad urbanística. Un estudio de la Costa del Sol. Tirant, 2004. Coautor. XX. El nuevo modelo penal de la seguridad ciudadana. Jueces para la democra- cia, 2004. XXI. “De la sociedad del riesgo a la seguridad ciudadana: un debate desenfoca- do”. Revista electrónica de ciencia penal y criminología. 2005. XXII. “El control de constitucionalidad de las leyes penales”. Revista española de Derecho constitucional. 2005. XXIII. “La evolucióndel sistema de penas en España: 1975-2003”. Revista elec- trónica de ciencia penal y criminología. 2006. Dirección de proyectos de investigación: I. “Los delitos contra la libertad y seguridad”. II. “Tasas de victimización en la provincia de Málaga”. III. “La expansión del concepto de peligro en Derecho penal”. IV. “Riesgos de victimización, delincuencia urbana y medidas de prevención”. V. “Conductas irregulares en la Administración pública. Algunos aspectos penales y criminológicos de la corrupción administrativa”. VI. “Teoría y práctica de la legislación penal”. Financiación: Ministerio de Educación y Ciencia. Convocatorias 1989, 1991, 1993, 1995, 1998. VII. “Las drogas en la delincuencia: su tratamiento en la Administración de Jus- ticia”. VIII. “La aplicación de la LO 5/2000, reguladora de la responsabilidad penal de los menores”. Financiación: Consejo general del poder judicial. Convocatorias 2000, 2001. IX. “Prácticas ilícitas en la industria de la construcción: Vulnerabilidad a la de- lincuencia organizada y agentes corruptores en la construcción y planeamiento urba- no”. Financiación: Comisión europea. Programa Falcone. Convocatoria 2001. Otras actividades. Consejero electivo del Consejo consultivo de Andalucía. 1993-2005. Codirector del Grupo de estudios de Política criminal. 1989-2003. —53— I. LA CRISIS CONTEMPORÁNEA DE LOS MODELOS DE INTERVENCIÓN PENAL EN la interpretación de la reciente evolución de la política criminal española, tan pródiga en reformas penales, pro-cesales y penitenciarias, los penalistas, en la universidad y en la jurisdicción, muestran un cierto desconcierto a la hora de abordar su análisis crítico. Pareciera como si los aconteci- mientos que se están produciendo no formaran parte del acervo de actuaciones sociales cuya posible aparición, al margen de su plausibilidad, habían sido anticipadas por los juristas. Esto ge- nera una extendida actitud de despectivo rechazo hacia lo que se califi ca sumariamente como una política criminal oportunista. Sin echar en saco roto este último califi cativo, conviene, sin embargo, que nos preguntemos por las razones de esa incapaci- dad que los expertos de la política criminal tienen para analizar con la necesaria ecuanimidad unas decisiones y actuaciones que, por muy imprevistas que sean, no se puede negar que gozan de un generalizado respaldo popular y de un impulso político de amplio espectro ideológico. Creo que la explicación de semejan- te perplejidad se debe en buena medida a que los penalistas están analizando las transformaciones jurídicopenales en curso desde un modelo analítico equivocado o, por mejor decir, en trance de superación. Me refi ero al modelo penal garantista. En efecto, conocido con diferentes denominaciones a lo largo del pasado siglo XX, este modelo se caracteriza en todo momento por desarrollar una estructura de intervención penal autolimitada, hasta el punto de que se ha llamado a sí mismo “derecho penal —54— mínimo”, girando en torno a unos pocos principios que, a riesgo de simplifi car demasiado, podríamos enumerar como sigue: 1 La atribución de una efi cacia limitada a sus genuinos instru- mentos de intervención, la norma y la sanción penales. Éstos sólo desarrollarían efectos sociales perceptibles en la medida en que se encuadraran en un contexto más amplio, el del control social en general. Sólo en tanto en cuanto el subsistema de con- trol penal coincidiera en sus objetivos con los pretendidos por el resto de los subsistemas de control social –familia, escuela, vinculaciones comunitarias, medio laboral, relaciones sociales, opinión pública...– y en la medida en que interaccionara recípro- camente con ellos, habría garantías de que la intervención penal pudiera condicionar los comportamientos sociales. De ahí que se desconsiderara su posible uso como ariete promotor de transfor- maciones en los valores sociales vigentes. 2 Deliberada reducción de su ámbito de actuación a la tutela de los presupuestos más esenciales para la convivencia. Frente a las tendencias expansivas de otros sectores del ordenamiento jurídi- co, singularmente del derecho administrativo, el derecho penal garantista considera una virtud, además de un signo inequívoco de una sociedad bien integrada, que su área de intervención sea la mínima imprescindible. En esa actitud ha jugado usualmente un papel importante la constatación de la naturaleza especial- mente afl ictiva de las sanciones que le son propias, que estima superior a la de cualquier otro medio de intervención social, lo que justifi caría un empleo muy comedido de ellas. Se convierte en lugar común que el derecho penal sólo debe actuar frente a las infracciones más graves a los bienes más importantes, y ello sólo cuando no existan otros medios sociales más efi caces. Ello conlleva el olvido de todo tipo de pretensiones encaminadas a salvaguardar a través del derecho penal determinadas opciones morales o ideológicas en detrimento de otras. —55— 3 Profunda desconfi anza hacia un equilibrado ejercicio del po- der sancionatorio por parte de los poderes públicos. El derecho penal de este modelo se sigue declarando orgullosamente here- dero del liberalismo político, y en consecuencia estima una de sus principales tareas la de defender al ciudadano, delincuente o no, de los posibles abusos y arbitrariedad del estado punitivo. De ahí que coloque la protección del delincuente, o del ciuda- dano potencial o presuntamente delincuente, en el mismo plano que la tutela de esos presupuestos esenciales para la convivencia acabados de aludir. Ello explicará las estrictas exigencias a satis- facer por los poderes públicos al establecer los comportamientos delictivos y las penas para ellos previstas, a la hora de verifi car la concurrencia de unos y la procedencia de las otras en el caso concreto, y en el momento de la ejecución de las sanciones. El temor a un uso indebido del poder punitivo conferido al estado, que pudiera terminar afectando al conjunto de los ciudadanos, permea todo el armazón conceptual del derecho penal garantis- ta, desde los criterios con los que se identifi can los contenidos a proteger a aquellos que seleccionan las sanciones a imponer, pasando por los que se ocupan de estructurar un sistema de exi- gencia de responsabilidad socialmente convincente. 4 Existencia de límites trascendentes en el empleo de sanciones penales. Así, los efectos sociopersonales pretendidos con la con- minación, imposición y ejecución de las penas, por muy necesa- rios que parezcan, en ninguna circunstancia deben superar ciertos confi nes. Uno de ellos es el de la humanidad de las sanciones, que viene a expresar que determinadas sanciones, o determina- das formas de ejecución de sanciones, son incompatibles con la dignidad de la persona humana, por lo que no pueden imponer- se, cualquiera que sea la entidad lesiva del comportamiento o la intensidad de la responsabilidad personal. Otro de los confi nes a no superar es el de la proporcionalidad, en virtud del cual la pena debe ajustarse en su gravedad a la del comportamiento delictivo al que se conecta, debiendo mantener una correspondencia sus- tancial con él. Finalmente, la pena debe fomentar o, al menos, no —56— cerrar el paso a la reintegración en la sociedad del delincuente, idea ésta que se confi gura como un derecho de todo ciudadano y se nutre tanto de una visión incluyente del orden social como del reconocimiento de la cuota de responsabilidad de la sociedad en la aparición del comportamiento delictivo. Pues bien, la tesis que quisiera exponer a continuación es la de que este modelo ya no nos da las claves para interpretar los recientes cambios político-criminales, por la sencilla razón de que éstos obedecen a una nueva forma de confi gurar y modelar elcontrol social penal. De ahí que las críticas que se hacen desde el garantismo a recientes decisiones legislativas penales se pier- den en el vacío de la incomprensión social. No son, sin embargo, objeto de una cumplida réplica por sus promotores porque el nuevo modelo está carente todavía de una sufi ciente estructura- ción conceptual y principial, la cual terminará llegando tarde o temprano y, con ella, el modelo antagonista al del derecho penal garantista.3 Un autor británico, Garland, ha intentado identifi car un con- junto de rasgos que responderían a esos cambios en las actitudes sociales y que constituirían al mismo tiempo un buen compendio del nuevo modelo de intervención penal en curso.4 Sus refl exio- nes nos van a ser de utilidad en el análisis que sigue. II. A LA BÚSQUEDA DE UN DIAGNÓSTICO 1. Protagonismo de la delincuencia clásica La delincuencia clásica, esto es, la que gira en torno a los de- litos contra intereses individuales, especialmente los de la vida e integridad, propiedad, y libertad en sus diversas facetas, que du- rante dos siglos ha constituido el grueso de los asuntos aborda- dos en la jurisdicción penal, ha superado el riesgo de pérdida de protagonismo que en algún momento se pensó que iba a sufrir. En efecto, durante las últimas décadas de la segunda mitad del 3 Apunta igualmente a la emergencia de otro modelo, CANCIO MELIÁ, en JAKOBS/CANCIO: Derecho penal del enemigo, Thomson/Cívitas, 2003. págs. 59-60. 4 Véase GARLAND. The culture of control, The University of Chicago Press. 2001. passim, y sintéticamente págs. 6-20. —57— siglo XX parecía asentarse la idea de que el derecho penal debía extender su ámbito de aplicación a la criminalidad propia de los poderosos, y ciertamente se produjeron en el ámbito legislativo avances muy signifi cativos en ese sentido, de entre los que es singular ejemplo el renovado catálogo de delitos introducido por el código penal de 1995. También se han registrado esfuerzos por parte de determinados sectores judiciales para tomarse en se- rio las antiguas y nuevas previsiones legales que penan compor- tamientos delictivos habitualmente llevados a cabo por sectores socialmente privilegiados.5 Sin embargo, sólo unos pocos años más tarde predomina en la opinión pública una actitud resignada frente a los obstáculos con que ha tropezado el intento de asegurar la operatividad sin excepciones del catálogo de delitos del código penal. Las causas de tal pesimismo son diversas: Por un lado, se tiene la impresión de que los poderosos, mediante asesoramientos técnicos sólo ac- cesibles a personas con su nivel económico o respaldo político, han sido capaces de explotar hasta límites abusivos las garantías del derecho penal y procesal penal, logrando así eludir en gran medida la persecución penal, la condena o el cumplimiento de las sanciones. En segundo lugar, se ha generado la percepción social de que en todas esas intervenciones penales resulta difícil eludir el aprovechamiento sectario del asunto por parte de los agentes políticos; el fenómeno de la judicialización de la política termina dejando en segundo plano la verifi cación de la realidad y la valoración de la gravedad de las conductas enjuiciadas, se- pultadas bajo acusaciones recíprocas de conductas semejantes. Un factor adicional, en absoluto desdeñable, ha sido la ac- titud contemporizadora de la doctrina penal con los obstáculos surgidos en la persecución de este tipo de delincuencia: Lo que comenzó siendo una preocupación por las difi cultades concep- tuales encontradas a la hora de encajar las nuevas formas de delincuencia propias de los poderosos en los modelos de des- cripción legal y de persecución del derecho penal tradicional, 5 No creo que la extendida persecución de los delitos relacionados con dro- gas deba incluirse entre la criminalidad de los poderosos, dado el am- biente socialmente marginal en el que se mueve y sin perjuicio de los importantes benefi cios que ciertos sectores de tal delincuencia obtienen. —58— ha acabado dando lugar a propuestas que conducen a una rebaja signifi cativa en la intensidad de persecución de esa criminalidad. Resulta sintomático que la discusión teórica sobre la indebida “expansión del derecho penal” no verse, como pudiera imaginar- se un profano, sobre las continuas reformas legales encaminadas a endurecer el arsenal punitivo disponible contra la delincuencia clásica sino que, muy al contrario, tenga como primordial objeto de refl exión la conveniencia de asegurar a la nueva criminalidad una reacción penal notablemente suavizada en sus componentes afl ictivos. Ello se pretende legitimar mediante la contrapartida de un incremento de la efectividad del derecho penal en ese ám- bito, a lograr mediante una disminución de las garantías penales, nunca sufi cientemente concretada, tampoco justifi cada y mucho menos creíble.6 Frente al desdibujamiento que los problemas antedichos pare- cen crear sobre la criminalidad de los poderosos,7 la delincuencia clásica está más presente que nunca en el imaginario colectivo. 2. Prevalencia del sentimiento colectivo de inseguridad ciu- dadana La consolidación de la delincuencia clásica encuentra un apo- yo inestimable en la generalización del sentimiento colectivo de inseguridad ciudadana: Como consecuencia de una diversidad de factores, algunos de los cuales serán aludidos más adelante,8 6 En la discusión española, y probablemente en la europea en general, ha formulado la propuesta más perfi lada SILVA SÁNCHEZ. La expansión del derecho penal. Aspectos de la política criminal en las sociedades postin- dustriales. Civitas. 2ª edición. 2001. 7 Que tal difuminación de los perfi les de este tipo de delincuencia empieza a tener consecuencias prácticas es algo evidente si se analizan ciertas me- didas pretendidamente encaminadas a mejorar la efectividad de su per- secución, como es el caso de la recientemente introducida obligación del ministerio fi scal de poner en conocimiento de los sospechosos el conteni- do de las diligencias de investigación a ellos afectantes o la limitación de la duración de tales diligencias a seis meses salvo prórroga acordada por el fi scal general del estado –reforma del Estatuto orgánico del ministerio fi scal por LO. 14/2003. 8 Entre los cuales no puede ser el más importante el efectivo incremento de la tasa de criminalidad en España, que pese al aumento, ya frenado, de los últimos años, sigue estando por debajo de los países de nuestro entorno. —59— se han incrementado desde hace unos años en la población tanto la preocupación en general sobre la delincuencia como el miedo a ser víctima de un delito.9 Tales actitudes se producen además en un contexto peculiar, con dos rasgos especialmente signifi ca- tivos: Por una parte, la extendida sensación en la sociedad de que las cosas van cada vez peor en temas de prevención de la delin- cuencia, sensación que se proyecta en una escasa confi anza en la capacidad de los poderes públicos para afrontar el problema. Por otra parte, ha desaparecido la actitud de comprensión hacia la criminalidad tradicional, en especial hacia la pequeña delincuen- cia, actitud muy difundida en los años 70 y 80, y que se fundaba en una comprensión del delincuente como un ser socialmente desfavorecido y marginado al que la sociedad estaba obligada a prestar ayuda; ahora los delincuentes son vistos, sin que proce- dan distinciones según la gravedad o frecuencia de su compor- tamiento delictivo, como seres que persiguen sin escrúpulos y en pleno uso de su libre arbitrio intereses egoístas e inmorales, a costa de los legítimos intereses de los demás. Se han puesto de moda califi caciones como las de “predador sexual”, “criminal incorregible”, “asesino en serie”, “jóvenes desalmados”... que refl ejan acertadamente
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