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Violencia desenfocada (en español) - CORCHEA

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VIOLENCIADESENFOCADA
Puede visitarnos, contactar y seguir nuestro trabajo en:
www.corchea69.com
II JORNADAS DE ESTUDIO
REFLEXIÓN Y OPINIÓN
SOBRE VIOLENCIA
VIOLENCIA DESENFOCADA
SEGUNDA EDICIÓN DE LAS
 JORNADAS DE ESTUDIO, 
REFLEXIÓN Y OPINIÓN
 SOBRE VIOLENCIA
Producidas en su totalidad por
A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES
y realizado bajo convenio con la
UNIVERSIDAD DE SEVILLA (U.S.).
Días 21, 22, 23 y 24 de noviembre de 2006
Edifi cio Expo
(Isla de la Cartuja, Sevilla)
Padilla Libros Editores & Libreros
Sevilla
© De los autores
© De la presente edición: A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES
D.LEGAL SE-
ISBN 10: 84-8434-408-8
ISBN 13: 978-84-8434-408-7
PADILLA LIBROS EDITORES & LIBREROS
C/ Feria no 4 –local uno–
41003 SEVILLA (ESPAÑA) 
Impreso por:
—5—
SALUDO A LOS CONGRESISTAS
DESDE CORCHEA 69 PRODUCCIONES y en nombre de todas aquellas personas que componen el equipo de trabajo y la secretaría técnica de las Jornadas Violencia Des-
enfocada, te damos la bienvenida y te agradecemos habernos 
confi ado un pequeño porcentaje de tu formación académica. Es-
peramos sinceramente que esta aportación te resulte gratifi cante 
y productiva, y que contribuya, aunque sólo sea también en una 
pequeña porcentualidad, a tu crecimiento y evolución como ciu-
dadano crítico e independiente.
—7—
A MODO DE INCITACIÓN
DURANTE cuatro días vamos a desarrollar una idea na-cida de un papel en blanco hace ya varios meses. Un tér-mino: “violencia desenfocada” de nuevo cuño, pero que 
estamos convencidos se hará hueco en nuestra sociedad en no 
demasiado tiempo. La importancia que tiene a nuestro entender 
su comprensión e identifi cación por parte del ciudadano, situará 
este neologismo en el lugar que debe estar. 
En la llamada “sociedad de la información”, difundir infor-
mación con contenidos violentos de forma adulterada para saciar 
intereses particulares, es un severo ejercicio de violencia sobre 
el que la consume, si bien no solemos identifi car ésto como tal. 
En la mayoría de las ocasiones el receptor o consumidor de in-
formación no dispone de los elementos necesarios para contras-
tarla o comprenderla, por lo que a diario estar informados se 
convierte en un ejercicio de fe en los emisores.
 La “violencia” no deja de ser una especie de azucarcillo in-
formativo que se nos hace apetecible consumir. La desgracia y 
el sufrimiento con todo el morbo, y cuales quiera reacciones quí-
micas y psíquicas que producen en nosotros, siempre ha causado 
más interés que la “felicidad”, al menos en cuanto a “venta” de 
información. Por otra parte, la violencia no deja de ser una he-
rramienta efi caz para el poder (político, económico...), mientras 
la masa esté preocupada por los peligros y la violencia que le 
rodea, confi ará ciegamente en el “pastor” de turno que les guíe. 
No deja de resultar sorprendente, y triste a la vez, comprobar 
cómo este mismo verano los informativos locales de una ciudad 
como Nueva York agotaban su tiempo día tras día en “contar” 
—8—
qué les pasaba a sus chicos en Irak. Uno tiene la sensación que 
en una ciudad de diez millones de habitantes no ocurre nada 
malo –ni bueno– en una ciudad como Nueva York, sencillamen-
te no ocurre nada, aparte de la siempre recurrente “ola de calor” 
que también sirve para rellenar minutos de forma económica. Es 
curioso si no te informan, no importa. Pero lo peor es el efecto 
contrario, ¿y si te informan mal a sabiendas?
Destruir el Amazonas es destruir el pulmón de la Tierra
Todos hemos escuchado esta frase, y nos hemos preocupa-
do, concienciado, y muchos organizado, para no perder “nuestro 
pulmón”. Recuerdo haber encabezado a edad escolar iniciativas 
para luchar contra la tala de árboles del Amazonas, o incluso una 
“campaña” puerta a puerta para informar de los peligros de los 
aerosoles con CFC (bendita inocencia). No es difícil imaginar 
qué me pasó por la cabeza cuando descubrí que lo del Amazo-
nas1 y los CFC eran sencillamente mentira.2
He de confesar que me siento más cómodo “desenmascaran-
do” este tema, un claro ejemplo de violencia desenfocada (al fi n 
y al cabo los verdes son gente pacífi ca), que otros temas más 
espinosos donde la información se adultera con violencia para 
conseguir objetivos generalmente relacionados con el dinero y 
el poder (género, inmigración, menores, sequía cuando no llue-
ve, inundaciones cuando lo hace, cambio climático, etc.). Aun-
que me gustaría hacer, si se me permite, un par de refl exiones 
corriendo el sempiterno riesgo de ser malinterpretado y prejuz-
gado, y todo por manchar un papel con ideas que se salen de lo 
establecido, de lo que habita en la idea colectiva de lo bueno, lo 
malo, lo justo y lo que “debe de ser”. 
1 Un árbol sólo consume cierta cantidad de CO2 cuando crece y lo transfor-
ma en materia leñosa, en edad adulta el consumo de oxigeno de noche y 
de CO2 de día es prácticamente el mismo, por lo que el amazonas junto al 
resto de la biomasa terrestre no aporta mas de 7% del oxígeno de la tierra. 
El responsable del equilibrio terrestre en este sentido es el fi toplacton que 
vive en los océanos. 
2 Resumiendo bastante los CFC pesan más que el aire por lo que permanecen 
en la superfi cie de la tierra, y difícilmente alcanzan los niveles atmosféri-
cos donde se encuentra el ozono.
—9—
Critíquenme. Desgraciadamente, y ésto es vox populi, todos 
los años mueren en España más de 60 mujeres por “violencia 
de género”, y cada año el Estado invierte más recursos técnicos, 
económicos y humanos para luchar contra esta “lacra”, aunque 
lamentablemente las cifras lejos de disminuir se mantienen o 
aumentan (¿inefi cacia?, ¿problemas de enfoque?). La dimensión 
del problema va mucho más allá que el mero recuento de vícti-
mas, obviamente, pero vemos cómo estas cifras son usadas casi 
de manera impúdica por medios, políticos, asociaciones e intere-
sados en general, para conseguir cada uno sus propios objetivos 
particulares, de muy distinta índole. Y vemos también cómo las 
cifras que abanderan y justifi can inversiones, subvenciones, le-
yes y puestos de trabajo, se muestran descontextualizadas, sin 
escala. Si nos dijeran que mueren la misma cantidad de niños 
ahogados en piscinas en verano, o accidentados en ascensores 
al año, que mujeres maltratadas, es posible que la “lacra social” 
perdiese algo de fuerza. Si en el total de muertas al año nos des-
glosaran las ocurridas en el seno de parejas inmigrantes y for-
madas en una cultura distinta, generalmente más violenta, y por 
tanto no refl ejando un “fallo” de nuestro sistema educativo y/o 
de valores; si nos desglosaran los casos donde el homicida tiene 
algún tipo de demencia o disminución psíquica, y si nos indica-
ran los homicidas que se suicidaron después; me niego a creer 
que un maltratador “tipo”, ese que está en el imaginario colec-
tivo, tantas veces retratados en cine, documentales, etc., sea el 
mismo que se quita la vida si no tiene algún tipo de patología 
diagnosticable y que “explique” el homicidio, evidentemente no 
que lo justifi que; si estos datos se ofrecieran a la opinión públi-
ca tendríamos unos mínimos elementos para emitir juicios más 
certeros, y no limitarnos a repetir consignas más o menos inte-
resadas. En mi modesta opinión, por efectista o demagogo que 
pueda parecer, el refranero popular tiene una defi nición de lo 
que supone el asunto del mal afrontado tema de la “Violencia 
de Género” y es que parecieran que están matando moscas a 
cañonazos.
Queda con este pequeño texto inaugurada la polémica, te 
invitamos a discrepar de todo lo que te cuenten en estos días, 
te invitamos a participar activamente en los debates, ruegos y 
—10—
preguntas, y te invitamos, si no te resulta sufi ciente, a preparar 
una comunicación para unas próximas jornadas. Cualquier cosa 
menos agotarlas pilas del móvil con el solitario, dormir en la 
sala (o soñar que es más bonito) o limitarte a calentar el asiento 
durante treinta horas. No tenemos que recordarte que el tiempo 
es tuyo, y puedes perderlo o rentabilizarlo a tu antojo, pero eso 
ya depende de ti. 
Audax sed cogita.
Saludos cordiales.
FRANCISCO ANAYA BENÍTEZ
A.C. CORCHEA69 PRODUCCIONES
 
—11—
NORMAS GENERALES
LA Organización de este evento se sitúa dentro de la lí-nea de trabajo que, A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES como productora de actividades culturales, tiene programada 
para esta temporada. 
Las características de este evento, como todo acto que sume 
más de 500 personas, nos hacen exponer, para su obligado y 
riguroso cumplimiento, una serie de normas que habrán de ser 
observadas y respetadas por todos los asistentes:
• La Organización se reserva el derecho de alterar o cambiar 
el programa. No se admiten devoluciones o cambios en la 
inscripción. 
• La Organización podrá denegar el acceso o expulsar del re-
cinto a aquellas personas de las que pueda racionalmen-
te presumirse, que van a crear una situación de riesgo o 
peligro para él mismo u otros congresistas, de alboroto, 
o aparenten estados de intoxicación o conmoción, o que 
incumpla esta relación de normas.
• Cualquier daño o desperfecto ocasionado por un asistente 
en el Edifi co Expo conllevará la denuncia del mismo por 
La Organización a la Dirección del Edifi cio Expo para que 
esta inicie los trámites pertinentes, no haciéndose La Or-
ganización responsable del mismo ni del daño cometido. 
• El uso de la placa acreditativa es obligatorio. Por motivos de 
seguridad no se permitirá el acceso al auditorio a quien no 
la presente o le sea requerida y no estuviese en posesión de 
ella. Si se olvidara, o perdiera, acudan a La Organización 
para solventar el problema lo antes posible. 
• Está terminantemente prohibido fumar, beber o comer den-
—12—
tro de las instalaciones del Edifi cio Expo salvo en los si-
tios debidamente especifi cados para ello. Les recordamos 
que el Edifi cio Expo es una edifi cación en régimen de 
propiedad privada estatal, esto incluye escaleras y jardines 
exteriores como zonas propias del inmueble de carácter 
privado.
• Queda prohibida cualquier fi lmación, grabación o reproduc-
ción en el interior del recinto salvo autorización expresa 
de La Organización (esto incluye cualquier soporte de re-
producción de música, radio, videojuego o similar).
• Rogamos desconecten sus teléfonos móviles durante las 
conferencias, comunicaciones, mesas redondas u otras ac-
tividades.
• Se ruega silencio durante las exposiciones.
• Se ruega máxima puntualidad a los asistentes para no inte-
rrumpir el desarrollo de la actividad congresual.
• Toda conferencia, debate, charla o mesa redonda no termina 
hasta que concluya el turno de preguntas y respuestas.
• Todo asistente tiene la obligación de respetar estas normas 
para el buen funcionamiento del evento.
Control de asistencia
La asistencia a las jornadas no es obligatoria salvo, lógica-
mente, para aquellas personas que deseen recibir un certifi cado 
de asistencia. 
Aquellos que deseen recibir el certifi cado de asistencia y así 
benefi ciarse de la convalidación del mismo por tres créditos de 
libre confi guración reconocidos por la Universidad de Sevilla, 
tendrán que demostrar su asistencia a un mínimo, del 80% de las 
jornadas tal y como exigen dicha entidad (7 medias jornadas de 
las 8 medias jornadas totales).
El sistema de control de asistencia redunda en el propio inte-
rés del asistente por demostrarla. Cada asistente se responsabili-
za de demostrar su asistencia a las jornadas.
A cada asistente se le ha entregado una placa acreditativa con 
un código de barras personalizado que tendrá que llevar siempre 
consigo y en lugar visible, durante los cuatro días de actividad. 
En la entrada de la sala se dispondrán lectores de códigos de 
—13—
barras. El registro de su código de barras por un ordenador hará 
las veces de fi rma. Siga las indicaciones de la Organización para 
agilizar esta operación. Al termino del congreso, previo a la en-
trega de certifi cados un programa informático hará el recuento 
de la asistencia de cada cual y dispondrá quienes de ellos son 
aptos para recibir el certifi cado de asistencia y cuales no. La or-
ganización tendrá preparado además el clásico sistema de fi rmas 
que será usado si aparece algún problema técnico.
Todo asistente que habiendo sido declarado no apto desee 
inspeccionar su computo de asistencia deberá dirigirse a La Or-
ganización durante la entrega de certifi cados.
Para retirar el certifi cado de asistencia debe entregarse a la 
Organización la placa acreditativa y la respuesta a una pregunta 
que se hará pública mediante carteles en la tarde del Jueves y en 
la página web www.corchea69.com. Esta pregunta forma parte 
de un sistema de evaluación que nos solicita la Universidad de 
Sevilla y que acredita el aprovechamiento de la asistencia. Esta 
entrega se hará el día y hora fi jado en el programa, no pudiéndo-
se solicitar con anterioridad o posterioridad a esta fecha (salvo 
por causa “muy justifi cada”). Ante cualquier duda consulte al 
personal autorizado. 
—15—
PRESENTACIÓN
II JORNADAS DE ESTUDIO, REFLEXIÓN Y OPINIÓN 
SOBRE VIOLENCIA
QUÉ es violento? ¿Podemos considerar violento lo que va a suceder? (Cartel de las jornadas). ¿Podemos conside-rara violento el juzgarlo? ¿Es violento emitir un juicio 
de valor con los datos que nos proporciona una simple foto? ¿Se 
puede manipular la información para hacer de un hecho objeti-
vamente inocuo algo subjetivamente violento? ¿Es la violencia, 
una herramienta de poder?
Quedó claro en la anterior edición de las Jornadas Violencia, 
que el hecho en sí de la violencia es indiscutible, pero sí lo es el 
resto de connotaciones y epítetos que gustamos colocarle antes 
y después de la palabra.
La violencia es, y esto es irrefutable, una acción puramente 
humana en cuanto apreciamos en ella animosidad y dirección. 
Pero no todos los modos de violencia son claros y distintos. La 
violencia puede ser tan sutil como la caricia de una madre, o 
una mirada mal intencionada, o tan obvia como una bofetada en 
la cara o el acoso de los poderes fácticos a un chivo expiatorio 
para desviar la atención de algo realmente grave, pero, como en 
todas las cosas, sólo aquellas personas debidamente preparadas 
estarán en plenitud de facultades para poder diferenciar lo uno 
de lo otro.
Muchas cosas se amontonan en el subconsciente colectivo al 
tratar el tema de la violencia, pero de eso no nos ocuparemos en 
esta ocasión como ya hiciéramos en la anterior edición. Esta vez 
pretendemos adentrarnos en un campo mucho más inseguro e 
—16—
indefi nido, en un terreno muchísimo más pantanoso si cabe, en 
los dominios de la Violencia Desenfocada.
Violencia desenfocada 
El ensombrecimiento se defi ne en la psicología convencional 
como aquella capacidad de, no ocultando información, si hacer-
la parecer irrelevante ante la importancia de un hecho, acción u 
objeto que se antepone entre esta y el receptor de la misma. Esto 
es, uno ensombrece al otro sin necesidad de hacerlo desaparecer. 
Es como obligarnos a contestar a un test de inteligencia mientras 
nos colocan sobre los oídos unos auriculares con el desconsola-
dor llanto de un bebe de pocos meses.
Muchos son los temas que reclaman de nuestra atención y 
que diariamente nos asaltan: la violencia en las aulas, el maltra-
to a los inmigrantes, la violencia de género, la destrucción del 
concepto de familia clásica y la perdida, por ende, de los valo-
res tradicionales, la problemática de los “jóvenes”; alcoholismo, 
bandas callejeras, etc... Pero son todos estos temas abordados 
desde la objetividad y el rigor, son ciertamente analizadosde 
forma positiva o en algunos casos adolecen de amarillismo y 
oportunismo. ¿Son ensombrecidos o útiles para el ensombreci-
miento de otras cuestiones y problemáticas?
¿Qué pasaría si desde los medios o desde una plataforma mu-
cho más poderosa se intentara ensombrecer la realidad? ¿Qué 
tácticas usarían? ¿Qué noticias esgrimirían, y qué argumentos, 
para desviar la atención de la población hacia asuntos aparente-
mente mucho más importantes y relevantes pero en el fondo co-
nocidos, tratados y estudiados? ¿Podríamos defi nir a esta acción 
como violencia? Creemos que sí, y a esto lo vamos a dar a llamar 
en estas Jornadas Violencia Desenfocada.
Objetivos del proyecto
Intentemos aportar ejemplos y argumentaciones bajo los que 
estudiar, refl exionar y opinar sobre las diferentes manifestacio-
nes de la VIOLENCIA y, sobre todo, las formas en las que estas 
manifestaciones nos son presentadas o simplemente llegan a no-
sotros o nosotros llegamos a ellas.
Ser meros espectadores pasivos no deja de ser un divertimento 
—17—
fútil para mentes poco propicias a pensar, al igual que las vacas 
ven pasar el tren junto a su pastizal sin capacidad ninguna de 
especular o decir nada más sofi sticado que un mugido, se nos 
invita a ser meros espectadores de la locomotora de los hechos. 
Invitemos a pensar, invitemos a criticar y a ser capaces de juz-
gar, ante nosotros mismos primero qué papel queremos adoptar 
para luego, con plenitud de capacidades, decidir en conciencia.
Los objetivos, pues, de las jornadas VIOLENCIA no son otros 
que los de ayudar de alguna forma a proporcionar parte de esas 
herramientas y útiles necesarios a un auditorio que, presumible-
mente, ha se ser hábil en el manejo de estas para considerarse 
ciudadanos integrados, pero críticos, del siglo XXI.
A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES
—19—
PARTICIPANTES EN EL PROYECTO
Organización
La preproducción, producción y postproducción de las jorna-
das corre a cargo de A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES. Así como 
la elección del tema, la disposición de los bloques temáticos y la 
elección de los conferenciantes.
Las Jornadas VIOLENCIA DESENFOCADA es una activi-
dad que se acoge a convenio con la UNIVERSIDAD DE SEVILLA, re-
conociendo esta a los asistentes que así lo demanden y acrediten 
su asistencia a las Jornadas con tres créditos de libre confi gura-
ción curricular. 
Patrocinio 
El principal patrocinador de las Jornadas VIOLENCIA DES-
ENFOCADA es la empresa estatal AGESA. Debemos destacar 
también las enormes facilidades que desde la Universidad de 
Sevilla se nos brindan y la generosa ayuda que siempre nos dan 
a la hora de publicitar nuestros eventos. Siendo los alumnos de 
la misma los que en su casi total mayoría copan el aforo del 
congreso nos sentimos en la obligación de reconocer a la UNI-
VERSIDAD DE SEVILLA, si no bien patrocinador directo del evento, 
sí copatrocinador y agente propiciador del mismo.
Colaboración 
A.C. CORCHEA 69 PRODUCCIONES en su esfuerzo por mante-
ner los máximos de calidad que en otras actividades pasadas se 
marcaron, ha puesto todo su interés, y mejor hacer, en la produc-
ción de las Jornadas VIOLENCIA DESENFOCADA consiguien-
do nuevamente dar a los asistentes una herramienta única de 
—20—
estudio y trabajo y de memoria de todo lo que pase. El libro que 
tienes entre tus manos es el trabajo de meses de antelación a la 
inauguración de las jornadas para poder ofrecer un testimonio de 
primerísima mano sobre lo que durante estos días sucederá, so-
bré qué se dirá y cómo. Pero esta labor habría sido nuevamente 
imposible sin la inestimable colaboración de la editorial PADILLA 
LIBROS EDITORES Y LIBREROS y su principal responsable el maes-
tro editor MANUEL PADILLA BERDEJO. Esperamos que siempre po-
damos seguir contando con sus inestimables artes en el mundo 
del libro y la cultura y con su desinteresada amistad, y que Sevi-
lla siempre pueda benefi ciarse de la existencia de personas como 
él y su familia.
COMITÉ CIENTÍFICO
Presidente
DAVID PASTOR VICO 
Secretario
FRANCISCO ANAYA BENÍTEZ
Vocales
FRANCISCO LIRA 
DIEGO SALOMÉ GÓMEZ 
EVA GONZÁLEZ LEZCANO 
SUSANA MARTÍNEZ RESÉNDIZ
—23—
PROGRAMA
Martes 21/XI/2006 
9.30-11.00 h. Acreditaciones.
11.30-13.30 h. Acto inaugural 
Inauguración a cargo del presidente de las Jornadas, 
Representantes de los patrocinadores,
Representantes de las instituciones.
Conferencia inaugural: JOSÉ LUIS DÍEZ RIPOLLÉS: “La nueva 
política criminal española”.
16.30-18.15 h. Proyección académica de la película:
Conejo en la Luna (México, 2004).
18.30-20.15 h. Refl exión y debate: ISABEL RAMÍREZ LUQUE 
Tema: “Falso culpable: refl exiones sobre la película Conejo 
en la Luna”. 
 
Miércoles 22/XI/2006
10.00-11.45 h. Conferencia: JORGE CORTELL ALBERT
Tema: “Lo que no quieren que sepas de Internet y de tu or-
denador”.
12:00-13.45 h. Conferencia: EVA ALANDRO VICO
Tema: “Violencia y medios: distorsiones y adicción”.
16.30-18.15 h. Ponencias. 
MANUEL JOSÉ SIERRA HERNÁNDEZ
Tema: “Un discurso subversivo”. 
—24—
ISAAC OLIVA BALLESTER
Tema: “Cuestiones: Sobre la estructura metafísica de la vio-
lencia”.
FERNANDO CREVILLÉN LOMAS 
Tema: “Ideología fácil”.
18.30-20.15 h. Conferencia: ELEUTERIO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
Tema: “Toda ley demasiado trasgredida no es buena”.
Jueves 23/XI/2006
10.00-11.45 h. Proyección académica de la película-docu-
mental: 
La vendedora de rosas (Colombia, 1998).
12.00-13.45 h. Conferencia: LUIS MARTÍN VALVERDE (Asoc. 
Entre Amigos).
Tema: “La automarginalidad de la violencia”.
 
16.30-18.15 h. Conferencia: JOSÉ CHAMIZO DE LA RUBIA
Tema: “Violencia en el menor”.
18.30-20.15 h. Conferencia: DAVID PASTOR VICO
Tema: “La realidad de una mentira: Ciudad Juárez”.
Viernes 24/XI/2006
10.00-11.45 h. Proyección académica de la película:
Asesinos Natos (EE.UU., 1994).
12.00-13.45 h. Conferencia: JORGE RODRÍGUEZ LÓPEZ
Tema: “Violencia enfocada, la estética de la violencia de 
Oliver Stone”.
16.00-17.45 h. Conferencia: JESÚS GARCÍA CALDERÓN
Tema: “Sociedad Occidental y Violencia Diferida”.
18.00-19.30 h. Entrega de certifi cados de asistencia.
CONFERENCIAS
VIOLENCIA Y MEDIOS: 
DISTORSIONES Y ADICCIÓN
por
EVA ALANDRO VICO
—28—
EVA ALANDRO VICO, nacida en Madrid en 1963. Doctora en Periodismo en 1991. 
Profesora titular de Teoría de la Información en la Universidad Complutense de Ma-
drid desde 1996. Ha ejercido la docencia en Madrid, en la Facultad de Ciencias de 
la Información, y esporádicamente en Salamanca (Universidad Pontifi cia) y la Uni-
versidad de Las Palmas de Gran Canaria. Ha publicado diversos artículos y libros 
sobre temáticas de las materias Información, Comunicación, Periodismo Profesional, 
Medios de Masas, Ética Informativa, epistemología y crítica de la materia en revistas 
profesionales del sector, como Cuadernos de Comunicación e Información (Universi-
dad Complutense de Madrid).
Por su conocimiento de lenguas ha elaborado traducciones de textos originales de 
autores prestigiosos en el campo de las Teorías de la Comunicación e Información, 
que han sido publicadas por la revista CIC de la Universidad Complutense, de la que 
es actualmente la coordinadora. También ha ejercido la traducción literaria.
Ha publicado los dos libros Teoría de la Información y la comunicación efectiva 
(Madrid, Fragua, 1998) y Comunicación y retroalimentación (Madrid, Fragua, 2004). 
Así como diversos artículos y colaboraciones en el ámbito de la universidad, con 
alguna colaboración en publicación internacional.
—29—
LA relación entre medios de comunicación y violencia es una relación muy larga en el tiempo. Los medios de co-municación de masas, herederos de la prensa popular y 
de los buhoneros y voceros medievales, usaron siempre, para 
atraer la atención, de las representacionesde hechos violentos, 
truculentos o morbosos, como recurso barato y de efectividad 
inmediata.
La violencia en las historias relatadas o retratadas por los 
medios está directamente relacionada con el realismo y con la 
capacidad de refl ejar la realidad tal cual es, por parte de los me-
dios de comunicación. Desgraciadamente el ser humano asocia 
la violencia y el crimen con lo innegable, con lo insoslayable, 
con la muerte, y de ahí, con la realidad última, la materialidad de 
nuestra existencia. La representación de la muerte y la violencia 
se convierte en el sello de los informadores, como mensaje de lo 
real, de lo que no se puede negar ni evitar.
Las primeras formas de sensacionalismo recurrieron en se-
guida, además de a la intromisión en la intimidad o el cotilleo 
inmoral, a la violencia en la representación informativa. Los 
medios descubren, a comienzos del siglo XX, que para atraer la 
atención de los lectores de periódicos es necesario recurrir a la 
foto del crimen o a la entrevista con el criminal. Hay ejemplos 
en todos los países de cómo los casos más tenebrosos de violen-
cia son usados para atraer interés, pero sobre todo también, para 
distraer ese interés de otros temas importantes y polémicos, y 
así, desde el sensacionalismo de Randolph Hearst, para azuzar la 
venta de su diario, hasta el seguimiento exhaustivo de la crónica 
de sucesos en la dictadura franquista, son ejemplos de cómo la 
presentación de la violencia es rentable periodística y política-
mente en esas situaciones.
—30—
Si nos acercamos en el tiempo, veremos que con la llegada de 
los medios audiovisuales la competencia por captar la atención 
es cada vez mayor, y cuanto más crudas y violentas las infor-
maciones, más realistas y cercanas parecen ser. Así los nuevos 
medios empiezan a mostrar sus posibilidades en la captación y 
representación de la violencia en una carrera que continúa en 
la actualidad. Si los medios más arcaicos, como la prensa, los 
semanarios y la radio, son los más acostumbrados a estos conte-
nidos, los nuevos medios como la televisión, el cine y el vídeo, 
y los últimos sistemas como los móviles o las cámaras digitales, 
descubren su capacidad, no solamente de representar la violen-
cia, sino de provocarla o producirla con su acción. Esta carrera, 
desgraciadamente, hacia la violencia, tiene unos efectos sociales 
enormes que vamos a describir.
Dos tipos de violencia en medios: activa y pasiva
Podríamos distinguir dos tipos de violencia mediática: la vio-
lencia pasiva, por decir así, en la que los medios se limitan a 
presentar la violencia existente y benefi ciarse de sus efectos, y 
la violencia activa, en la que son los medios los que provocan 
la violencia, la ejercen o la fabrican en sus estudios y eventos 
mediáticos, de modo que redoblan su peso y sus efectos.
En los dos casos, los medios que muestran o ejercen violencia 
utilizan con ella su poder, su legitimación por ese poder ejercido. 
Se trata de un modo de imponer su presencia que es también un 
arma de doble fi lo, pues los profesionales violentos o que juegan 
con la violencia adquieren gran atención, pero también pierden 
credibilidad y prestigio social en su función.
Este segundo tipo de violencia activa incluye no solamente la 
violencia física, sino también la violencia psicológica. El asalto 
o la intimidación de los informadores a los particulares, es una 
forma de esta violencia. Incluye la violación de la intimidad y la 
ruptura de los códigos de cortesía y respeto a la persona. Inclu-
ye la provocación y confabulación para producir violencia, por 
ejemplo a través de la elección del tema de un debate o de los 
contertulios de un programa. La violencia representada se acom-
paña de la violencia en el modo mismo de representar. 
—31—
Así nos encontramos con fenómenos como la realización de 
programas en los que se reúnen a una serie de caracteres confl ic-
tivos para ver cómo chocan entre sí, bajo la idea de que lo que 
se ofrece es la realidad de las relaciones humanas, o esos otros 
programas en los que se ofrece como habitual y natural conduc-
tas violentas como el insulto, la difamación o el linchamiento de 
víctimas.
La fabricación activa de violencia en los medios ha llegado 
al máximo en el género de fi cción cinematográfi ca en el que 
las snuff movies presentan muertes reales producidas para ser 
fi lmadas, o en las grabaciones de muertes o palizas a mendigos 
hechas por particulares a través de móviles con cámaras para ser 
colgadas en Internet.
En el caso de la violencia producida por agentes externos a 
los medios, al comprobar este fenómeno de la escalada de vio-
lencia en los medios, la propia mente criminal se ha especiali-
zado en representaciones violentas e impactantes, y así tenemos 
el tremendo hecho de que los terroristas se inspiren en el cine 
o que realicen sus atentados y ejecuciones expresamente para 
ser emitidos en los medios, vistos los ejemplos que los propios 
medios ofrecen.
Éste ya puede considerarse un efecto terrible de la violencia 
creada por los medios. Si éstos no hubieran inventado el reality 
show o las fi lmaciones en directo de ejecuciones autorizadas, las 
ejecuciones fi lmadas ante los medios no se hubieran producido. 
Si no hubiera existido el cine de catástrofes, muchas catástrofes 
reales no se hubieran dado. (El mismo 11-S se inspiró en un fi l-
me de fi cción basado en un relato de Stephen King). El contagio 
y la imitación de la violencia, y sobre todo, la imitación de una 
comunicación violenta, se extienden por todas partes, recorde-
mos el reciente caso de los escolares del Colegio Suizo de Ma-
drid, fi lmando su propio acoso a un compañero.
Efectos clave de la violencia en medios: escalada, distorsión y 
adicción
La imitación y el contagio son tremendamente graves. Pero 
aún lo es más la dinámica exponencial que la violencia en la 
comunicación impone, y que ahora vamos a explicar.
—32—
El uso de la violencia en los medios de comunicación siempre 
fue un recurso de atracción de interés. Su efectividad se basa 
en el impacto sobre la sensibilidad, que produce una atención 
alarmada sobre algo. El problema es que los medios, al recurrir 
a este sistema, necesitan impactar la sensibilidad cada vez más 
para producir el mismo interés o atención. Así, hoy nos parecen 
inocentes las fotografías de crímenes mafi osos de principios de 
siglo, o los relatos truculentos de El Caso en los años 50. Para 
impactar la sensibilidad, hoy los medios tienen que ofrecer algo 
realmente violento y perverso.
Se trata de una huida hacia delante, que como hemos visto, 
debe ofrecer siempre más violencia en imágenes o relatos para 
producir el mismo efecto, igual que en una adicción a una sustan-
cia como una droga o un calmante, se necesita subir la dosis para 
producir efecto constante. Los medios comenzaron a producir y 
fabricar violencia para poder impactar más la sensibilidad, y así 
llegaron a las aberraciones de las que hemos hablado antes.
Hay una perversión en el derecho que los medios tienen a 
representar y a exponer la violencia o la muerte. Se llega a di-
seccionar esos fenómenos en todos sus componentes, a hacerlos 
interactuar en directo, a repercutirlos de mil maneras, fragmen-
tándolos, poniéndolos a cámara lenta, mostrando sus lados me-
nos vistos y más secretos, en una especie de obscenidad de la 
mirada. Así, un rasgo común une los programas médicos que nos 
muestran operaciones de cirugía en directo o cadáveres desnu-
dos de las guerras en los periódicos, y es la violencia en el trato 
de enfermedad o muerte, es decir un grado de violencia que une 
la indefensión y la debilidad con el poder de intromisión de los 
medios.
Ciertamente no hemos visto lo peor en esa carrera. Podemos 
esperar cualquier cosa por parte de los medios, y últimamente, 
en la interacción entre medios, particulares,terroristas o crimi-
nales de todo tipo. 
Un efecto temible de este proceso es lo que se llama la norma-
lización de la violencia en nuestra sociedad. Dado que vivimos 
un bombardeo constante de violencia activa y pasiva, psicológi-
ca y física, para los espectadores la violencia es algo natural y 
cotidiano. Las mismas series de fi cción han convertido los guio-
—33—
nes en guiones violentos sistemáticamente, y las relaciones de 
pareja, de familia, o primarias de cualquier tipo, siempre vienen 
teñidas de violencia.
Este efecto se conoce desde hace décadas. Incluso se sabe 
que un visionado constante de violencia, sea real o fi cticia, con-
duce a una percepción muy negativa del entorno que vivimos, 
exagerando el aspecto violento y desaprensivo de la sociedad, y 
creando miedo, lo cual redunda también en reacciones agresi-
vas, aunque sólo sean ideológicas, contra ese mundo distorsio-
nado por la violencia mediática.
La misma información acerca de la violencia de pareja, nor-
maliza las cifras de muertes como si se tratara de las muertes por 
accidentes de tráfi co, también normalizadas. Se consideran los 
sucesos violentos como algo característico de la vida actual.
No se resalta en los medios sufi cientemente el hecho de que 
la violencia no solamente no es algo consustancial a la vida o na-
tural, sino que se puede evitar y se puede vivir sin violencia. He-
mos llegado a un punto, tal y como se representan las relaciones 
en las series de fi cción, y tal y como se informa de la violencia 
real en las familias, en que se considera o se trata la violencia 
como algo normal. Es completamente anómalo el pensamiento 
de que la no-violencia es posible.
Así las terapias y tratamientos contra la violencia y el confl ic-
to se encuentran con que las personas no tienen preparación al-
guna para luchar contra esa idea normalizada de la violencia. Es 
necesario concienciar a las personas de que una relación no se 
benefi cia del confl icto y de que la violencia no es un ingrediente 
emocional necesario en las relaciones humanas. Conseguir que 
las personas defi nan sus relaciones en términos de paz, armonía 
o amor, es la gran tarea pendiente de las terapias de relación, a 
las que se recurre todavía muy poco.
Hay sin duda una perversión en la moral de los medios a la 
hora de representar violencia o comunicar hechos violentos. La 
denuncia o la repulsa de la violencia se hacen, desde los medios, 
repitiendo esa misma violencia, por ejemplo, cuando unas imá-
genes violentísimas se emiten para ser criticadas o denunciadas 
por un medio. No existe aquí tampoco una clara conciencia de la 
inmoralidad de la violencia pasiva, de la complicidad o indife-
—34—
rencia con la que se tratan y difunden imágenes o informaciones 
que en sí mismas perjudican gravemente nuestra sensibilidad. 
No digamos cuando así ocurre en horarios infantiles. Todos los 
intentos de remediar esos graves daños están siendo bastante in-
útiles hasta el momento en nuestro país.
Vamos a ver dos efectos más, de importancia mayúscula. La 
violencia es, como hemos dicho antes, un mecanismo censor. 
La violencia oculta más que revelar. Distrae nuestra atención y 
enceguece, como saben los psicólogos bien. Cuando los medios, 
en su carrera comercial por atraer el interés, empiezan a ejercer 
violencia y a convertirla en su mensaje fundamental, se produ-
ce una reducción de los temas e intereses tratados. La sociedad 
se banaliza, se hace primitiva, escabrosa, sensacionalista. Las 
cosas más inefables, más cargadas de valor, como la muerte, la 
enfermedad, son ventiladas en los medios con total inanidad y 
superfi cialidad. Se comercia con la muerte y con la enfermedad, 
pero también con la violación de la intimidad, con la perspectiva 
de las relaciones humanas siempre dudosas e inmorales.
No hay períodos más oscuros en cuanto a lo que realmente 
sucede y lo realmente público en su interés, que aquellos de ex-
tremo sensacionalismo y violencia en los medios de comunica-
ción. Las épocas de auge del cotilleo y del sensacionalismo, del 
terror y de los espectáculos violentos, son épocas en las que pa-
san desapercibidos los verdaderos asuntos de interés de la vida 
social: la política, la educación, las infraestructuras, la cultura. 
Todo esto es dejado de lado. En su lugar, el país vive hipnotiza-
do por la violencia en los medios, o por asuntos completamente 
insustanciales relacionados con esa violencia. Las dos cosas van 
unidas en ese proceso.
El mecanismo de la adicción y la falta de resistencia a la vio-
lencia
Pero ¿cuál es sin duda uno de los efectos más mortíferos para 
la reducción de la violencia en la vida social? La adicción y la 
incapacidad de resistencia de los ciudadanos a estos contenidos, 
y por tanto, la escalada de la violencia en la vida social colectiva 
y privada. Vamos a explicar este mecanismo por su importancia 
capital.
—35—
La recepción de violencia por parte de los espectadores, lec-
tores u oyentes de medios de masas es en sí misma un perjuicio 
por todos los efectos que estamos viendo. Impide discernir bien 
la realidad, normaliza la agresividad como algo necesario en las 
relaciones y en la vida social, embota la sensibilidad humana 
y la capacidad de sentir y ser responsable de esos sentimientos 
y desarrolla una escalada en la que se necesita más violencia 
para llamar la atención cada vez, y sobre todo, hace descender 
la autoestima de los telespectadores o lectores de modo que el 
consumo de medios se convierte en algo infame, vergonzoso y 
degradante.
La llamada comunicación basura que televisión, cine o re-
vistas propagan produce sobre todo una mala conciencia en el 
receptor de la misma. Dicha culpa y mala conciencia, en un ci-
clo bien estudiado por los psicólogos cognitivistas, conlleva un 
descenso de la estima personal del espectador, que se entrega a 
estos espectáculos, del cotilleo al morbo o a la desvergüenza, 
con sentimiento de muy bajo amor propio. Ese remordimiento 
por el consumo de violencia mediática le conduce, en muchos 
casos, a un nuevo consumo de estos programas y productos, en 
una huida hacia delante propiciada por la incapacidad de resistir 
a los mismos.
El ciclo de culpa y de debilidad que conduce a un mayor con-
sumo y a mayor culpa y debilidad hace que los espectadores se 
enganchen, como en las adicciones a sustancias determinadas, a 
estos contenidos virulentos, y que no sean capaces de suspender 
ese consumo. Solamente cuando se consigue la abstinencia se 
desarrolla resistencia y fuerte autoestima para luchar contra la 
atracción de la violencia en los medios.
Este efecto se ha probado en situaciones en las que, al eliminar 
los programas de las parrillas de los medios, cuando desaparece 
esta oferta la demanda también disminuye y decrece. Es visible 
el cambio de gustos y tendencias tras las pausas vacacionales 
en las que los espectadores desarrollan capacidad de elección y 
decisión sobre lo que quieren o no quieren ver.
La sensibilidad de los públicos crece con la ausencia de vio-
lencia mediática, una vez que puede refi narse y desarrollarse di-
rigida por la conciencia del espectador o receptor. Así, cuando 
—36—
no se emiten contenidos nefastos, los públicos demandan más 
calidad en los productos de los medios, y al revés, cuanto peor 
cualitativamente es la oferta, más incapacidad de exigencia y 
más pasividad se da en los espectadores y audiencias.
El consumo de violencia en medios, considerando como tal 
no solamente la violencia pasiva, ajena a los propios profesio-
nales, o la física y material, sino también la activa y provocada 
por los medios, y la psicológica, en la que son maestros, produce 
una auténtica adicción y escalada en su consumo y en sus dosis. 
Si se perpetúa y continúa su oferta, los espectadores demandan 
más y de mayor intensidad. Si no hay la posibilidadde desarro-
llar resistencia a través de la abstención de consumo, los gustos 
y elecciones son cada vez de peor calidad y tipo. Así se puede 
llegar a cualquier aberración a través de medios o en interacción 
con ellos.
Los consejos que pueden darse son claros. En primer lugar, 
explicar y difundir todos estos efectos psicológicos y sociales 
producidos por la violencia en los medios: la censura, la dis-
torsión, la merma de la capacidad de juicio y de sensibilidad, la 
destrucción cultural de la sociedad. 
En segundo lugar, es necesario concienciar a los ciudadanos 
de que el daño psicológico es tan grave como el daño físico, y 
que la comunicación dañina es tan perniciosa como cualquier 
otra acción humana dañina. Que la comunicación violenta no 
sea palpable o material no signifi ca que no sea importante, sino 
al contrario. Es necesario mostrar, a través de los propios me-
dios, lo negativo que es el chantaje, el acoso, el ataque, el im-
pacto sobre la sensibilidad, y sus terribles consecuencias para la 
vida social: la escalada de violencia, el contagio de la violencia, 
la pérdida de sensibilidad.
Por último, es necesario concienciar a ciudadanos y medios 
de que la abstención en el consumo de comunicación violenta 
no es algo extraño sino que es necesario para generar resistencia 
en los públicos a esos contenidos, particularmente en el caso de 
la juventud y la infancia. Como en el caso de las adicciones a 
sustancias alucinógenas, los ciclos de dependencia pueden hacer 
que la persona sea incapaz de elegir libremente y destruyan su 
capacidad de juicio. Simplemente difundiendo los resultados de 
—37—
esas investigaciones que muestran el cambio de actitud con la 
abstinencia en el consumo de violencia en los medios podríamos 
avanzar en el control de la comunicación humana y su uso bene-
fi cioso para la vida.
BIBLIOGRAFÍA
ABRIL, GONZALO: “La TV hiperrealista”, en Teoría general de la Información. 
Madrid. Cátedra, 1998.
ALADRO VICO, EVA: “TV y realidad: formas de adicción a programas de inti-
midad vulnerada”, en M. RENERO, y G. GÓMEZ, TV Global y espectáculos 
locales. México, Universidad de Guiadalajara, 2003.
BURNS, DAVID: Feeling Good. New York, Harper Collins, 1980.
DIEZHANDINO NIETO, PILAR, et al.: La élite de los periodistas. Bilbao, Univer-
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GANDHI, M.: El alimento del alma. Madrid, Indica Books, 2002.
GERBNER, GEORGE: “The violence profi le”, trad. sel. en R. RODA FERNÁNDEZ 
Medios de comunicación de masas. Madrid, Centro de Investigaciones 
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IMBERT, GÉRARD: “Publicidad-privacidad en la prensa española contem-
poránea: la intimidad a debate”, Cursos de Verano de la Universidad 
Complutense en El Escorial, julio de 1991.
 — Los escenarios de la violencia. Barcelona, Icaria, 1999.
 —La tentación de suicidio. Representaciones de la violencia e imagi-
narios de muerte en la cultura de la postmodernidad (Un acercamiento 
comunicativo). Paidós. Barcelona, 2000.
VIOLENCIA EN EL MENOR
por
JOSÉ CHAMIZO DE LA RUBIA
 
—40—
JOSÉ CHAMIZO DE LA RUBIA, licenciado en Historia de la Iglesia por la Pontifi -
cia Universidad Gregoriana de Roma. Diplomado en Biblioteconomía por la Ciudad 
del Vaticano. Licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad de Granada. 
Tesina de Licenciatura y cursos de doctorado en la Universidad de Cádiz.
Nacido en Los Barrios, Cádiz, el 16 de agosto de 1949, realizó estudios primarios 
en Los Barrios y durante el curso 1959-60, comenzó el Bachillerato en el Colegio 
Salesiano de Ronda (Málaga). Continuó el Bachillerato en Algeciras y posteriormente 
ingresó en el Seminario de Cádiz en 1967. Al curso siguiente, comenzó los estudios de 
fi losofía y teología en Sevilla. Al concluir los citados estudios, marchó a Roma donde 
se especializó en Historia de la Iglesia, carrera que cursó en la Pontifi cia Universidad 
Gregoriana (1976). El año anterior había concluido en la Ciudad del Vaticano sus 
estudios de Biblioteconomía y archivística (1975).
Durante los años 1975-1977 publica en diversas revistas de carácter científi co: 
“Liberales españoles en los Estados Pontifi cios”, publicado en la revista Anthologica 
Annua. En la misma revista publicó: “Difi cultades que frustraron la entrada del duque 
de Rivas en los Estados Pontifi cios”. En la revista Hispania Sacra publicó: “Católicos 
sociales españoles”. Para el I Congreso de Historia de Andalucía presentó la siguiente 
comunicación: “Los Consulados Pontifi cios en la Andalucía del siglo XIX”.
El ocho de octubre de 1978 fue ordenado sacerdote en Los Barrios por el obispo 
Dorado Soto. Fue destinado a la parroquia de Nuestra Señora de la Palma de Alge-
ciras. Durante estos años fundó junto a Juan José Téllez el Colectivo del Sur, cuyo 
órgano de expresión fue la revista Cucarrete. Colaboró como escritor en la revista 
Flor de Tintero (Los Barrios) y en diversos periódicos.
En 1982, fue trasladado como párroco a la Estación de San Roque-Taraguilla-
Mirafl ores.
—41—
En 1983 publica junto con Lola Medina el libro de poemas Aunque es de noche. 
En 1984 obtiene el título de Licenciado en Historia por la Universidad de Granada. 
En el mismo año presenta en la Universidad de Cádiz la Tesina de Licenciatura sobre 
Fray Féliz Obispo de Cádiz.
En 1985 publica el libro de poemas Plaza Alta.
Su actividad teatral se inicia a fi nales de los años setenta en el Teatro Estable de 
Algeciras. Con posterioridad, en el año 1983, funda el grupo de Teatro Mejorana, con 
el que representa distintas obras de teatro fi rmadas por él. Publica el guión de una de 
sus obras de teatro Arquetipos en 1987.
Desde 1986, de forma organizada comenzó a trabajar en el tema de las drogode-
pendencias, si bien el inicio de estos trabajos se produjeron en Algeciras en 1977.
Ha sido presidente de la Federación Comarcal de Asociaciones y Coordinadoras 
de Lucha contra las Drogodependencias del Campo de Gibraltar; presidente de la 
Federación Provincial de Cádiz y vicepresidente por Cádiz de la Federación Andaluza 
“Enlace”.
En 1993 compareció en el Parlamento Europeo y asesoró a los parlamentarios de 
esta institución en materia de lucha contra la droga en el marco de la iniciativa “Mu-
jeres de Europa contra la Droga”.
En 1994 la Junta de Andalucía le concedió la Medalla de Plata. El mismo año el 
Ayuntamiento de los Barrios lo nombra Hijo Predilecto de la ciudad, en ambos casos, 
en atención a su labor social con sectores de población más desfavorecidos.
Ese mismo año participó como coordinador de área en el proyecto Andalucía So-
lidaria que culminó en las 1ª Jornadas Andaluzas de Voluntariado.
En 1996 publicó en la Revista Hispania Sacra un estudio sobre el obispo gaditano 
Félix Mª de Arriete y Llano.
Hasta 1996 desempeñó en el movimiento asociativo los siguientes cargos: 
Como fundador y presidente: 
Federación Provincial de Asociaciones y Coordinadoras de Lucha contra la Dro-
godependencia “Redein” (Cádiz)
Federación Comarcal de Coordinadoras “Alternativas” (Campo de Gibraltar).
Coordinadora de lucha contra las Drogodependencias “Abril” (Estación de San 
Roque).
Asociación Andaluza para la Acogida de Menores “Vínculos”.
Asociación Gaditana para la Atención a Reclusos y Exreclusos “Indigentes”.
Como presidente:
Asociación de Vecinos “San Bernardo de Guadarranque”, Estación de San Roque 
(Cádiz).
Como cofundador y vicepresidente:
Federación Andaluza contra las Drogodependencias “Enlace”.
Asociación para la Ayuda a enfermos de Sida “Gerasa” (Cádiz).
Como cofundador:
Asociación para la Ayuda de enfermos de Sida “Siloé” (Jerez).
Proyecto Madrugador para toda Andalucía (proyecto de varias Asociaciones).
Federación de Mujeres “El despertar”.
Coordinadora “Barriovivo”
Coordinadora “Camina”
Coordinadora “Hozgarganta”
Asociación lucha cotra las drogas de Los Barrios
En la actualidad ocupael cargo de Defensor del Pueblo Andaluz, por elección del 
—42—
Pleno del Parlamento Andaluz, en sesión celebrada el 17 de julio de 1996 y ha sido 
reelegido para un segundo mandato el día 28 de noviembre de 2001.
En los años que lleva al frente de la Institución del Defensor del Pueblo Andaluz 
ha desarrollado una intensa labor de protección, defensa y fomento de los derechos 
constitucionales de los ciudadanos, priorizando la salvaguarda y disfrute de estos de-
rechos por las personas y colectivos sociales más vulnerables y desprotegidos. En el 
desarrollo de estas actuaciones cabe destacar:
Elaboración y presentación al Parlamento de Andalucía de 16 informes especiales 
que afectan a la protección de derechos sociales de estos sectores de población más 
desfavorecidos (menores, discapacitados, enfermos mentales, presos, drogodepen-
dientes, prostitutas, inmigrantes, trabajadores temporeros, personas con problemas de 
inmovilidad...).
Elaboración de resoluciones dirigidas a las Administraciones Públicas para co-
rregir actuaciones, proponer la adopción de medidas y sugerir cambios normativos 
que permitan garantizar el efectivo ejercicio de los derechos que constitucionalmente 
tienen reconocidos los ciudadanos y ciudadanas, especialmente en el ámbito de los 
colectivos sociales más excluidos (entre otros, podemos citar a: enfermos de sida, para 
garantizar su derecho a la percepción de prestaciones económicas básicas; enfermos 
mentales, para la creación y adecuación de los medios y recursos necesarios para su 
atención; presos, en orden a garantizar su rehabilitación y reinserción social; menores, 
proponiendo medidas para evitar el absentismo escolar en los sectores más marginales 
y la adecuada protección de los mismos por las Administraciones Públicas; mujeres 
maltratadas, sugiriendo la adopción de medidas y la implicación de recursos públicos 
para prevenir y evitar estas situaciones; en el ámbito de la vivienda y alojamiento, 
recordando y urgiendo a los poderes públicos sobre la necesidad de arbitrar medi-
das que den respuesta a los graves problemas que en esta materia se plantean en las 
zonas urbanas y en relación con determinados colectivos (jóvenes, madres solteras, 
inmigrantes...; en el ámbito sanitario, proponiendo la adecuación de los recursos y 
aplicación de las últimas técnicas para solventar problemas sociales no atendidos por 
el sistema sanitario público; cambio de sexos, fecundación asistida...; en materia de 
drogas, advirtiendo de la problemática expansiva de las patologías duales en esta ma-
teria y reclamando la adopción de medidas paliativas y preventivas para evitarlas...).
 Presencia en múltiples foros para disertar y debatir sobre diferentes aspectos que 
afectan a los derechos sociales, entre los que podemos destacar: 
En 1997: 
Mesa redonda sobre “inmigración”, en los cursos de verano de la Universidad de 
San Sebastián; conferencia inaugural “La ciudad de al lado” de los cursos de verano 
de la Universidad de Cádiz; clausura cursos de otoño de la Facultad de Jerez sobre “el 
papel de la Administración ante la inmigración”; conferencia sobre “Las difi cultades 
en la reinserción”, en las Jornadas organizadas por la Facultad de Pedagogía de la 
Universidad de Sevilla; conferencia sobre exclusión social organizadas por la E.U. de 
Trabajo Social de Córdoba.
En 1998:
“La salud como demanda social de los andaluces” en la Universidad de Jaén; con-
ferencia sobre “drogadicción” en el Centro Universitario San Pablo de Valencia; “La 
realidad del chabolismo en Andalucía” en la E.U. Arquitectura Técnica de Granada.
En 1999: 
Inauguración curso experto en discapacidad en Cádiz; conferencia sobre “Exclu-
sión Social” en la Facultad de Ciencias Políticas de Granada; conferencia sobre “Los 
problemas de la inmigración” en la Facultad de Derecho de Santiago de Compostela.
—43—
En 2000:
Conferencia sobre “inmigración” organizada por la Facultad de Derecho de Jerez 
de la Frontera (Cádiz); conferencia sobre “Los derechos humanos en Andalucía”, or-
ganizada por la Facultad de Derecho de la Universidad de Jaén; curso de verano en El 
Escorial; conferencia “La situación de los menores en Andalucía”; conferencia inau-
guración curso en la Facultad de Derecho de Algeciras; conferencia sobre “la Institu-
ción del Defensor del Pueblo ante el siglo XXI”, en el Foro Encuentros 2000 de Sevilla; 
conferencia sobre “menores” organizada por la E.U. de Trabajo Social de Granada.
En 2001:
Conferencia sobre “los derechos humanos y la infancia” en la E. de magisterio 
“La Inmaculada” de Granada; conferencia sobre “vivienda e inmigración” en la Fa-
cultad de Derecho de Granada; conferencia cursos de verano en San Roque. “El ado-
lescente ante el consumo de alcohol, droga y tabaco”; conferencia sobre “Menores, la 
defensa de su bienestar”, congreso de Enfermería de la Infancia, organizado para la 
Escuela de Enfermería de la Universidad de Sevilla; conferencia inauguración curso 
“Inmigración e interculturalidad”, en el Rectorado de la Universidad de Granada; con-
ferencia sobre las viviendas de los inmigrantes en las provincias de Huelva y Almería, 
en la Facultad de Ciencias de la Información de Huelva.
En 2002: 
Conferencia sobre “La ley de responsabilidad del menor” en la E.U. Trabajo 
Social de Murcia; conferencia Inaugural curso sobre “violencia familiar y social”, 
organizada por el Ayuntamiento de Vigo; mesa redonda sobre “marginación e in-
migración” en el Congreso Internacional de Derecho Penal organizado por la Uni-
versidad de Salamanca; conferencia inauguración curso sobre inmigración en el 
Campus del Carmen de Huelva; conferencia sobre “Educación social e inmigración”, 
Congreso Internacional de Pedagogía de la Inmigración organizada por la Facultad de 
Pedagogía de la Universidad de Sevilla; conferencia sobre “inmigración” organizada 
por la Universidad Nacional a Distancia en Ceuta; conferencia sobre “La emigración 
en Andalucía”, cursos de verano de la UNED, celebrados en Sanlucar de Barrameda 
(Cádiz); mesa redonda “El fenómeno de las migraciones”. Cursos de verano de San 
Roque de la Universidad de Cádiz; conferencia inaugural sobre “inmigración” de los 
cursos de verano de la Universidad Internacional de Andalucía en Baeza. 
Publicaciones en libros y revistas especializadas sobre estas problemáticas socia-
les, entre las que cabe citar: “Drogas: un problema social”; “La atención de las perso-
nas mayores en Andalucía”; “La defensa de los derechos humanos por el Defensor del 
Pueblo Andaluz”; “Medidas de los Defensores del Pueblo ante la falta de colaboración 
de las Administraciones Públicas”; “Los problemas concretos en la inserción de los 
inmigrantes en el Derecho a la no discriminación por motivos de raza”; “Aproxima-
ción al fenómeno de la inmigración”; “Los derechos humanos en Andalucía”; “Bio-
etica, Política y Salud”; “El alojamiento de inmigrantes en la provincia de Almería”; 
“Voluntariado y Sociedad”.
En estos años, como reconocimiento a la labor desempeñada en defensa de los 
derechos de los diferentes colectivos sociales se le han concedido los siguientes pre-
mios y distinciones: 
En junio de 1997, recibió el Premio Séneca, otorgado por la Casa de Andalucía del 
Prat de Llobregat, y la Fiambrera de plata otorgada por el Ateneo de Córdoba.
En diciembre de 1999 recibió el premio “La Buena Uva” otorgado por la Cadena 
SER.
En este mismo año, la CAMF le designó como persona destacada del año en la 
defensa de los derechos de los discapacitados físicos.
—44—
Asimismo, en agosto de 2000 el Pleno del Ayuntamiento de Almería, le concedió 
el Escudo de Oro de la ciudad; en ese mismo mes el Ayuntamiento de Trebujena le 
otorgó el Racimo de Oro.
En diciembre del mismo año la asociación La Voz del Inmigrante le otorgó el 
premio a la tolerancia.
En este mismo año, la FOAM le concedió la Insigniade Oro de la entidad por su 
labor en la defensa de los derechos de las personas mayores.
En febrero de 2002 la Federación de Asociaciones Andaluzas en Cataluña le de-
signó “Andaluz del Año”.
En el año 2002 la Asociación Coral, le concedió el premio Coral de Plata en aten-
ción a su labor en defensa de los Derechos de la Mujer.
 
LO QUE NO QUIEREN QUE SEPAS DE INTERNET
Y DE TU ORDENADOR
por
JORGE CORTELL ALBERT
—46—
JORGE CORTELL, estudió informática en la Universidad de Oxford, empresariales 
(Magna Cum Laude) en Kellogg Community College, y cursos de postgrado en dis-
tintas universidades (Harvard, UPV, UB, UPC, y UCM). Ha recibido el premio Wall 
Street Journal al logro académico, y fi gura en el National Dean’s List (los 500 mejores 
estudiantes de EE.UU). Ha sido durante cinco años profesor de Propiedad Intelec-
tual, de Gestión de Proyectos, y de Diseño Multimedia en el Master de Aplicaciones 
Multimedia para Internet de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño 
de la Universidad Politécnica de Valencia, hasta que se vio forzado a dimitir por dar 
una conferencia sobre redes P2P. También ha sido miembro del proyecto de docencia 
colaborativa H2O de la Universidad de Harvard. También ha sido durante varios años 
Director de Presval (empresa de comunicación del Grupo Porcelanosa).
Ha impartido conferencias en universidades de varios países (como Stanford, 
Harvard, Oxford, Oslo) así como a lo largo de toda la geografía nacional.
Es el impulsor de varios movimientos activistas (como La Resistencia Digital, el 
HackLab de Valencia, o la difunta Democracia Directa), y es miembro de Hispalinux, 
de la Free Software Foundation, de la Asociación de Internautas, y de la Electronic 
Frontier Foundation. Además ha colaborado activamente con Creative Commons, y 
con la FFII haciendo lobbying contra la patentabilidad del software ante la Comisión 
Europea en Bruselas.
Entre su experiencia profesional fi gura el asesoramiento a la Bolsa de Nueva 
York, el Gobierno de los EE.UU, o el diario Financial Times. Actualmente es socio 
fundador de Kanteron Systems (empresa de software libre) y miembro del Consejo 
de Administración de MusicQuariuM. Colabora habitualmente con varios medios de 
comunicación, y es Presidente de la Oxford University Society de Valencia.
—47—
RESUMEN DE CONFERENCIA
GOBIERNOS y grandes corporaciones forman una extra-ña (y en ocasiones involuntaria) alianza para tergiversar la realidad y ocultar de la atención del ciudadano tanto 
el verdadero poder como el verdadero peligro de Internet y la 
Sociedad en Red.
Por un lado se nos bombardea el mensaje de los peligros “ofi -
ciales” que acechan tras la red Internet, como virus, spoofi ng/phi-
sing, correo basura, spyware/malware, ataques de denegación de 
servicio, fraude fi nanciero, robo de identidad, sniffi ng, accesos 
no autorizados, pornografía infantil, o incluso ciber-terrorismo.
Si bien es cierto que los mencionados representan un verda-
dero peligro para los usuarios de la red, ¿por qué no nos hablan 
de los demás peligros (mucho más fundamentales)?: desde el 
seguimiento y grabación del ciudadano en lugares públicos, has-
ta fl agrante invasiones a la privacidad e intimidad, pasando por 
el uso de las tecnologías públicas para benefi cio particular, las 
restricciones al cifrado, los códigos y creaciones privativas que 
limitan nuestros derechos, productos defectuoso que cuestan bi-
llones a los gobiernos y ciudadanos, el código opaco que pone 
en peligro el funcionamiento de las instituciones, la restricción 
a las libertades básicas (de información, de expresión, de libre 
asociación, etc)...
Existe un interés perverso fundamentalmente imbricado en 
el sistema (capitalismo-consumismo-de “libre mercado” y de-
mocracia-representativa-por sufragio universal), ya que la ley 
—48—
del mínimo esfuerzo le ofrece incentivos para convertir a todos 
sus miembros en consumidores, votantes, contribuyentes... PA-
SIVOS. Y es a través de la abstracción cómo se consigue una 
alienación que parece perfecta para el sistema y muy perjudicial 
para el individuo.
No obstante, la endogamia simbiótica que produce tal estruc-
tura tiende al estancamiento y el inmovilismo, los cuales han de-
mostrado ser un evidente síntoma de cambio evolutivo latiente: 
o evolucionamos o desaparecemos.
Pero, ironías de la vida, es en el mismo sistema descrito don-
de podemos encontrar una alternativa viable y revolucionaria 
que nos permitiría romper el círculo vicioso, y de un modo nada 
(o poco) traumático: a través de la libertad de la información, la 
participación individual-comunitaria, y el uso responsable de las 
tecnologías.
LA NUEVA POLÍTICA 
CRIMINAL ESPAÑOLA
por
JOSÉ LUIS DÍEZ RIPOLLÉS
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JOSÉ LUIS DÍEZ RIPOLLÉS, doctor en Derecho. Licenciado en Psicología. Catedrá-
tico de Derecho Penal de la Universidad de Málaga. Director del Instituto andaluz 
interuniversitario de Criminología (sección de Málaga).
Profesor invitado en Rechtswissenschaftliche Fakultät. Universität Freiburg. Sui-
za, 1997, Boalt Hall School of Law. University of California at Berkeley. Estados 
Unidos 2001 y Johannes Gutenberg Universität. Maguncia. Alemania, 2002.
Publicaciones destacadas:
I. El Derecho penal ante el sexo. Contenidos, límites y criterios de concreción del 
Derecho penal sexual. Bosch Casa editorial, 1981.
II. Exhibicionismo, pornografía y otras conductas sexuales provocadoras. La 
frontera del Derecho penal sexual. Bosch Casa editorial, 1982.
III. Die erfolgsqualifi zierte Delikte und das Schuldprinzip”. Zeitschrift für die 
gesamte Strafrechtswissenschaft, 1984.
IV. “La huelga de hambre en el ámbito penitenciario”. Cuadernos de política cri-
minal, 1986.
V. “Principles of a new drug policy in Western Europe from a spanish point of 
view”. En Drug policies in Western Europe. Albrecht and van Kalmthout editors. Max 
Planck Institute for Foreign and International Penal Law. Freiburg i.B, 1989.
VI. Los delitos relativos a drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotró-
picas. Estudio de las modifi caciones introducidas por la L.O. 1/1988 de 24 de marzo. 
Tecnos. 1989.
VII. Los elementos subjetivos del delito. Bases metodológicas. Tirant, 1990. 
VIII. “La categoría de la antijuricidad en Derecho penal”. Anuario de Derecho 
penal y ciencias penales, 1991.
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IX. “El blanqueo de capitales procedentes del tráfi co de drogas”. Actualidad pe-
nal, 1994.
X. “Eutanasia y Derecho”. En Díez Ripollés-Muñoz Sánchez El tratamiento jurí-
dico de la eutanasia. Una perspectiva comparada. Tirant, 1995.
XI. Delincuencia y víctimas. Encuestas de victimización en Málaga. Tirant lo 
blanch, 1996. Coautor.
XII. “Comentarios al Código penal. Parte especial. I y II”. En Díez Ripollés-Gra-
cia Martin- Romeo Casabona coords. Tirant lo blanch, 1997, 2004.
XIII. “Una interpretación provisional del concepto de autor en el nuevo código 
penal”. Revista de Derecho penal y Criminología. 1998.
XIV. Los delitos contra la seguridad de menores e incapaces. Tirant, 1999.
XV. La atención a los enfermos terminales. Una investigación multidisciplinar.
Tirant, 2000. Coautor.
XVI. “El derecho penal simbólico y los efectos de la pena”. Actualidad penal, 
2001.
XVII. La racionalidad de las leyes penales. Trotta, 2003.
XVIII. Las drogas en la delincuencia. Tirant, 2003. Coautor.
XIX. Prácticas ilícitas en la actividad urbanística. Un estudio de la Costa del Sol. 
Tirant, 2004. Coautor.
XX. El nuevo modelo penal de la seguridad ciudadana. Jueces para la democra-
cia, 2004.
XXI. “De la sociedad del riesgo a la seguridad ciudadana: un debate desenfoca-
do”. Revista electrónica de ciencia penal y criminología. 2005.
XXII. “El control de constitucionalidad de las leyes penales”. Revista española de 
Derecho constitucional. 2005.
XXIII. “La evolucióndel sistema de penas en España: 1975-2003”. Revista elec-
trónica de ciencia penal y criminología. 2006.
Dirección de proyectos de investigación:
I. “Los delitos contra la libertad y seguridad”.
II. “Tasas de victimización en la provincia de Málaga”.
III. “La expansión del concepto de peligro en Derecho penal”.
IV. “Riesgos de victimización, delincuencia urbana y medidas de prevención”.
V. “Conductas irregulares en la Administración pública. Algunos aspectos penales 
y criminológicos de la corrupción administrativa”.
VI. “Teoría y práctica de la legislación penal”.
Financiación: Ministerio de Educación y Ciencia. Convocatorias 1989, 1991, 
1993, 1995, 1998.
VII. “Las drogas en la delincuencia: su tratamiento en la Administración de Jus-
ticia”.
VIII. “La aplicación de la LO 5/2000, reguladora de la responsabilidad penal de 
los menores”.
Financiación: Consejo general del poder judicial. Convocatorias 2000, 2001.
IX. “Prácticas ilícitas en la industria de la construcción: Vulnerabilidad a la de-
lincuencia organizada y agentes corruptores en la construcción y planeamiento urba-
no”.
Financiación: Comisión europea. Programa Falcone. Convocatoria 2001.
Otras actividades.
Consejero electivo del Consejo consultivo de Andalucía. 1993-2005.
Codirector del Grupo de estudios de Política criminal. 1989-2003.
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I. LA CRISIS CONTEMPORÁNEA DE LOS MODELOS 
DE INTERVENCIÓN PENAL
EN la interpretación de la reciente evolución de la política criminal española, tan pródiga en reformas penales, pro-cesales y penitenciarias, los penalistas, en la universidad 
y en la jurisdicción, muestran un cierto desconcierto a la hora 
de abordar su análisis crítico. Pareciera como si los aconteci-
mientos que se están produciendo no formaran parte del acervo 
de actuaciones sociales cuya posible aparición, al margen de su 
plausibilidad, habían sido anticipadas por los juristas. Esto ge-
nera una extendida actitud de despectivo rechazo hacia lo que se 
califi ca sumariamente como una política criminal oportunista.
Sin echar en saco roto este último califi cativo, conviene, sin 
embargo, que nos preguntemos por las razones de esa incapaci-
dad que los expertos de la política criminal tienen para analizar 
con la necesaria ecuanimidad unas decisiones y actuaciones que, 
por muy imprevistas que sean, no se puede negar que gozan de 
un generalizado respaldo popular y de un impulso político de 
amplio espectro ideológico. Creo que la explicación de semejan-
te perplejidad se debe en buena medida a que los penalistas están 
analizando las transformaciones jurídicopenales en curso desde 
un modelo analítico equivocado o, por mejor decir, en trance de 
superación. Me refi ero al modelo penal garantista.
En efecto, conocido con diferentes denominaciones a lo largo 
del pasado siglo XX, este modelo se caracteriza en todo momento 
por desarrollar una estructura de intervención penal autolimitada, 
hasta el punto de que se ha llamado a sí mismo “derecho penal 
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mínimo”, girando en torno a unos pocos principios que, a riesgo 
de simplifi car demasiado, podríamos enumerar como sigue: 
1
La atribución de una efi cacia limitada a sus genuinos instru-
mentos de intervención, la norma y la sanción penales. Éstos 
sólo desarrollarían efectos sociales perceptibles en la medida en 
que se encuadraran en un contexto más amplio, el del control 
social en general. Sólo en tanto en cuanto el subsistema de con-
trol penal coincidiera en sus objetivos con los pretendidos por 
el resto de los subsistemas de control social –familia, escuela, 
vinculaciones comunitarias, medio laboral, relaciones sociales, 
opinión pública...– y en la medida en que interaccionara recípro-
camente con ellos, habría garantías de que la intervención penal 
pudiera condicionar los comportamientos sociales. De ahí que se 
desconsiderara su posible uso como ariete promotor de transfor-
maciones en los valores sociales vigentes.
2
Deliberada reducción de su ámbito de actuación a la tutela de 
los presupuestos más esenciales para la convivencia. Frente a las 
tendencias expansivas de otros sectores del ordenamiento jurídi-
co, singularmente del derecho administrativo, el derecho penal 
garantista considera una virtud, además de un signo inequívoco 
de una sociedad bien integrada, que su área de intervención sea 
la mínima imprescindible. En esa actitud ha jugado usualmente 
un papel importante la constatación de la naturaleza especial-
mente afl ictiva de las sanciones que le son propias, que estima 
superior a la de cualquier otro medio de intervención social, lo 
que justifi caría un empleo muy comedido de ellas. Se convierte 
en lugar común que el derecho penal sólo debe actuar frente a 
las infracciones más graves a los bienes más importantes, y ello 
sólo cuando no existan otros medios sociales más efi caces. Ello 
conlleva el olvido de todo tipo de pretensiones encaminadas a 
salvaguardar a través del derecho penal determinadas opciones 
morales o ideológicas en detrimento de otras.
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3 
Profunda desconfi anza hacia un equilibrado ejercicio del po-
der sancionatorio por parte de los poderes públicos. El derecho 
penal de este modelo se sigue declarando orgullosamente here-
dero del liberalismo político, y en consecuencia estima una de 
sus principales tareas la de defender al ciudadano, delincuente 
o no, de los posibles abusos y arbitrariedad del estado punitivo. 
De ahí que coloque la protección del delincuente, o del ciuda-
dano potencial o presuntamente delincuente, en el mismo plano 
que la tutela de esos presupuestos esenciales para la convivencia 
acabados de aludir. Ello explicará las estrictas exigencias a satis-
facer por los poderes públicos al establecer los comportamientos 
delictivos y las penas para ellos previstas, a la hora de verifi car 
la concurrencia de unos y la procedencia de las otras en el caso 
concreto, y en el momento de la ejecución de las sanciones. El 
temor a un uso indebido del poder punitivo conferido al estado, 
que pudiera terminar afectando al conjunto de los ciudadanos, 
permea todo el armazón conceptual del derecho penal garantis-
ta, desde los criterios con los que se identifi can los contenidos 
a proteger a aquellos que seleccionan las sanciones a imponer, 
pasando por los que se ocupan de estructurar un sistema de exi-
gencia de responsabilidad socialmente convincente. 
4
Existencia de límites trascendentes en el empleo de sanciones 
penales. Así, los efectos sociopersonales pretendidos con la con-
minación, imposición y ejecución de las penas, por muy necesa-
rios que parezcan, en ninguna circunstancia deben superar ciertos 
confi nes. Uno de ellos es el de la humanidad de las sanciones, 
que viene a expresar que determinadas sanciones, o determina-
das formas de ejecución de sanciones, son incompatibles con la 
dignidad de la persona humana, por lo que no pueden imponer-
se, cualquiera que sea la entidad lesiva del comportamiento o la 
intensidad de la responsabilidad personal. Otro de los confi nes a 
no superar es el de la proporcionalidad, en virtud del cual la pena 
debe ajustarse en su gravedad a la del comportamiento delictivo 
al que se conecta, debiendo mantener una correspondencia sus-
tancial con él. Finalmente, la pena debe fomentar o, al menos, no 
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cerrar el paso a la reintegración en la sociedad del delincuente, 
idea ésta que se confi gura como un derecho de todo ciudadano y 
se nutre tanto de una visión incluyente del orden social como del 
reconocimiento de la cuota de responsabilidad de la sociedad en 
la aparición del comportamiento delictivo. 
Pues bien, la tesis que quisiera exponer a continuación es la 
de que este modelo ya no nos da las claves para interpretar los 
recientes cambios político-criminales, por la sencilla razón de 
que éstos obedecen a una nueva forma de confi gurar y modelar 
elcontrol social penal. De ahí que las críticas que se hacen desde 
el garantismo a recientes decisiones legislativas penales se pier-
den en el vacío de la incomprensión social. No son, sin embargo, 
objeto de una cumplida réplica por sus promotores porque el 
nuevo modelo está carente todavía de una sufi ciente estructura-
ción conceptual y principial, la cual terminará llegando tarde o 
temprano y, con ella, el modelo antagonista al del derecho penal 
garantista.3
Un autor británico, Garland, ha intentado identifi car un con-
junto de rasgos que responderían a esos cambios en las actitudes 
sociales y que constituirían al mismo tiempo un buen compendio 
del nuevo modelo de intervención penal en curso.4 Sus refl exio-
nes nos van a ser de utilidad en el análisis que sigue.
II. A LA BÚSQUEDA DE UN DIAGNÓSTICO
1. Protagonismo de la delincuencia clásica
La delincuencia clásica, esto es, la que gira en torno a los de-
litos contra intereses individuales, especialmente los de la vida e 
integridad, propiedad, y libertad en sus diversas facetas, que du-
rante dos siglos ha constituido el grueso de los asuntos aborda-
dos en la jurisdicción penal, ha superado el riesgo de pérdida de 
protagonismo que en algún momento se pensó que iba a sufrir. 
En efecto, durante las últimas décadas de la segunda mitad del 
3 Apunta igualmente a la emergencia de otro modelo, CANCIO MELIÁ, en 
JAKOBS/CANCIO: Derecho penal del enemigo, Thomson/Cívitas, 2003. 
págs. 59-60. 
4 Véase GARLAND. The culture of control, The University of Chicago Press. 
2001. passim, y sintéticamente págs. 6-20.
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siglo XX parecía asentarse la idea de que el derecho penal debía 
extender su ámbito de aplicación a la criminalidad propia de los 
poderosos, y ciertamente se produjeron en el ámbito legislativo 
avances muy signifi cativos en ese sentido, de entre los que es 
singular ejemplo el renovado catálogo de delitos introducido por 
el código penal de 1995. También se han registrado esfuerzos 
por parte de determinados sectores judiciales para tomarse en se-
rio las antiguas y nuevas previsiones legales que penan compor-
tamientos delictivos habitualmente llevados a cabo por sectores 
socialmente privilegiados.5 
Sin embargo, sólo unos pocos años más tarde predomina en 
la opinión pública una actitud resignada frente a los obstáculos 
con que ha tropezado el intento de asegurar la operatividad sin 
excepciones del catálogo de delitos del código penal. Las causas 
de tal pesimismo son diversas: Por un lado, se tiene la impresión 
de que los poderosos, mediante asesoramientos técnicos sólo ac-
cesibles a personas con su nivel económico o respaldo político, 
han sido capaces de explotar hasta límites abusivos las garantías 
del derecho penal y procesal penal, logrando así eludir en gran 
medida la persecución penal, la condena o el cumplimiento de 
las sanciones. En segundo lugar, se ha generado la percepción 
social de que en todas esas intervenciones penales resulta difícil 
eludir el aprovechamiento sectario del asunto por parte de los 
agentes políticos; el fenómeno de la judicialización de la política 
termina dejando en segundo plano la verifi cación de la realidad 
y la valoración de la gravedad de las conductas enjuiciadas, se-
pultadas bajo acusaciones recíprocas de conductas semejantes. 
Un factor adicional, en absoluto desdeñable, ha sido la ac-
titud contemporizadora de la doctrina penal con los obstáculos 
surgidos en la persecución de este tipo de delincuencia: Lo que 
comenzó siendo una preocupación por las difi cultades concep-
tuales encontradas a la hora de encajar las nuevas formas de 
delincuencia propias de los poderosos en los modelos de des-
cripción legal y de persecución del derecho penal tradicional, 
5 No creo que la extendida persecución de los delitos relacionados con dro-
gas deba incluirse entre la criminalidad de los poderosos, dado el am-
biente socialmente marginal en el que se mueve y sin perjuicio de los 
importantes benefi cios que ciertos sectores de tal delincuencia obtienen.
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ha acabado dando lugar a propuestas que conducen a una rebaja 
signifi cativa en la intensidad de persecución de esa criminalidad. 
Resulta sintomático que la discusión teórica sobre la indebida 
“expansión del derecho penal” no verse, como pudiera imaginar-
se un profano, sobre las continuas reformas legales encaminadas 
a endurecer el arsenal punitivo disponible contra la delincuencia 
clásica sino que, muy al contrario, tenga como primordial objeto 
de refl exión la conveniencia de asegurar a la nueva criminalidad 
una reacción penal notablemente suavizada en sus componentes 
afl ictivos. Ello se pretende legitimar mediante la contrapartida 
de un incremento de la efectividad del derecho penal en ese ám-
bito, a lograr mediante una disminución de las garantías penales, 
nunca sufi cientemente concretada, tampoco justifi cada y mucho 
menos creíble.6
Frente al desdibujamiento que los problemas antedichos pare-
cen crear sobre la criminalidad de los poderosos,7 la delincuencia 
clásica está más presente que nunca en el imaginario colectivo.
2. Prevalencia del sentimiento colectivo de inseguridad ciu-
dadana
La consolidación de la delincuencia clásica encuentra un apo-
yo inestimable en la generalización del sentimiento colectivo de 
inseguridad ciudadana: Como consecuencia de una diversidad 
de factores, algunos de los cuales serán aludidos más adelante,8 
6 En la discusión española, y probablemente en la europea en general, ha 
formulado la propuesta más perfi lada SILVA SÁNCHEZ. La expansión del 
derecho penal. Aspectos de la política criminal en las sociedades postin-
dustriales. Civitas. 2ª edición. 2001. 
7 Que tal difuminación de los perfi les de este tipo de delincuencia empieza a 
tener consecuencias prácticas es algo evidente si se analizan ciertas me-
didas pretendidamente encaminadas a mejorar la efectividad de su per-
secución, como es el caso de la recientemente introducida obligación del 
ministerio fi scal de poner en conocimiento de los sospechosos el conteni-
do de las diligencias de investigación a ellos afectantes o la limitación de 
la duración de tales diligencias a seis meses salvo prórroga acordada por 
el fi scal general del estado –reforma del Estatuto orgánico del ministerio 
fi scal por LO. 14/2003. 
8 Entre los cuales no puede ser el más importante el efectivo incremento de 
la tasa de criminalidad en España, que pese al aumento, ya frenado, de los 
últimos años, sigue estando por debajo de los países de nuestro entorno.
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se han incrementado desde hace unos años en la población tanto 
la preocupación en general sobre la delincuencia como el miedo 
a ser víctima de un delito.9 Tales actitudes se producen además 
en un contexto peculiar, con dos rasgos especialmente signifi ca-
tivos:
 Por una parte, la extendida sensación en la sociedad de que 
las cosas van cada vez peor en temas de prevención de la delin-
cuencia, sensación que se proyecta en una escasa confi anza en la 
capacidad de los poderes públicos para afrontar el problema. Por 
otra parte, ha desaparecido la actitud de comprensión hacia la 
criminalidad tradicional, en especial hacia la pequeña delincuen-
cia, actitud muy difundida en los años 70 y 80, y que se fundaba 
en una comprensión del delincuente como un ser socialmente 
desfavorecido y marginado al que la sociedad estaba obligada a 
prestar ayuda; ahora los delincuentes son vistos, sin que proce-
dan distinciones según la gravedad o frecuencia de su compor-
tamiento delictivo, como seres que persiguen sin escrúpulos y 
en pleno uso de su libre arbitrio intereses egoístas e inmorales, a 
costa de los legítimos intereses de los demás. Se han puesto de 
moda califi caciones como las de “predador sexual”, “criminal 
incorregible”, “asesino en serie”, “jóvenes desalmados”... que 
refl ejan acertadamente

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