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DIDÁCTICA YTEORíA DEL TEATRO Signo y Método Colección9 Dayures Malerlall¡S Didácticos ~ [.¿k.jPR1NCIPAOO DE ASTURIAS "lf . CONSfIERI¡\ DE CULTUR¡\ b'T 003,,- 82 _ 2 //¡.. t & Servicie PublicacioneS DIDÁCTICA YTEORíA del TEATRO Signo y método Jesús G. Maestro UNIVERSIDAD COMPLUTENSE 111111111111 111111111111111111111111111111 111111111111111111 5310519489 ¡1rÍ~1', ~[-.JL] PRINCIPADO DE ASTURIAS {'1I1r-' CON5EIERIA DE CULTURA Dircl.:ción Regional de Educación Depósito Legal: AS.-393/96 FICHA TÉCNICA Dibujo portada: ASlurgraf. S. L. Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias Aslurgraf, S. L: Jesús González Maestro Profesor Doctor de Teoría de la Literatura Tomás Hermosa Didáctica y Teoría del Teatro. Signo y Método Consejería de Cultura Dirección Regional de Educación 11.4-7847-392-0 Colección de Materiales Didácticos «OAYURES>J Edita: Diseño: Imprime: Autor: Promueve: TItulo: I.S.B.N.: IlES. Indice Prólogo de T. Kowzan. 1. Presentación . 11 13 :! Asturias _.. . 11. El discurso dramático 1. Los rasgos esenciales del discurso dramático ... 15 2. Las formas dramáticas y su renovación en el teatro del siglo XX ....... 25 3. La acción dramática.. 39 4. El personaje en el teatro... 49 5. Los espacios del drama 59 6. El tiempo en el teatro 71 7. El lenguaje dramático... 81 8. La representación teatral.. 97 9. Comunicación y recepción del espectáculo teatral.. 113 10. Importancia de la semiología teatral.................. 127 111. Bibliografia e indices 1. Bibliografía general sobre teoria del teatro 133 2. Bibliografia general sobre didáctíca del teatro ... 139 Amis companeros de conocimiento en la Universidad de Vigo. en el Departamento de Filología Espanola, Teoría de /a Literatura y Lingüística General. con la seguridad y la satisfacción de que todo interés, incluso el cientifico. implica una emoción, por más que los criterios de la ciencia Invadan con frecuencia dominios totalmente ajenos, hasta controlar y dominar los criterios de la vida. El esfuerzo pedagógico de algunas decenas de auténticos semiólogos del teatro da sus frutos. T. Kowzan Prólogo ¿Se puede aprender a ser un buen pintor? ¿Se puede apren- der a ser un buen actor o director de escena? quienes dan una respuesta negativa a estas preguntas, quienes discuten la efica- cia de la enseñanza en los dominios artísticos, aducen los nom- bres de grandes pintores --como Murillo, Cézanne o Van Gogh-, que apenas frecuentaron las escuelas de Bellas Artes, o citan a grandes comediantes y directores de escena --como André Antaine, Stanislavski, Jouvet, Laurence Olivier- que nunca asis- tieron con regularidad a clases de teatro. Esta corriente de opi- nión se resume en una frase: se nace actor, no se aprende a serlo. Si esta verdad -o, mejor dicho, verdad a medias- es válida en lo que se refiere al artista, es decir, al emisor de signos (no resul- ta extraño ver actores geniales que interpretan maravillosamen- te todas las sutilidades de un personaje sin comprender nada de su psicología ni del sentido profundo de la obra). algo distinto sucede en lo que se refiere al proceso final del acto comunicati- vo, en el que se sitúa el receptor o espectador. Ciertos conoci- mientos de la historia del arte, del contexto histórico y de los artistas contemporáneos, asi como de otras obras del pintor cuyos cuadros contemplamos, resultan necesarios para com- prender una obra de arte pictórica. Cualquier europeo, incluso culto, no conoce en principio toda la simbologia que puede estar contenida en una obra de arte -pictórica, escultórica o especta- cular- del Extremo Oriente. Del mismo modo, un chino que carezca de la cultura suficiente no comprendería, aunque pudie- ra admirarlas, nuestras Anunciaciones, Crucifixiones, obras tea- trales o pantomimas cuyo tema proceda de la mitologia griega o de la historia contemporánea de Occidente. Si las dudas que plantea la cuestión "¿se puede aprender a ser un buen actor?" parecen justificadas, si es indudable que se puede y se debe aprender a contemplar un espectáculo teatral. Para comprender una obra de teatro es preciso, evidentemente, cierto grado de cultura general y algunos conocimientos históri- cos. Sin embargo, para comprender el sentido profundo de una obra teatral, así como el mensaje (si es que existe) que transmi- ten el autor y los realizadores del espectáculo -director de esce- na, actores, decorador...-, es necesario saber analizar la estruc- tura de la obra tanto en el nivel del texto como en el de la repre- sentación. Es imprescindible, pues, relacionar, en el análisis de un espectácuio, los métodos históricos y los métodos estructu- rales. Entre estos últimos, la semiología me parece de los más útiles y eficaces. Uno de los méritos del libro de Jesús G. Maestro es el de tener en cuenta, en sus propuestas didácticas y teóricas, tanto 11 el contexto histórico de la literatura a la que se refiere como la metodologia semiológica de la que se sirve con rigor y conoci- miento. Otro de los méritos de este libro es, a mi modo de ver, el de no separar el estudio del texto del estudio de la represen- tación. Las relaciones entre estas dos caras del fenómeno tea- tral, relaciones de estrecha solidaridad, son presentadas por Jesús G. Maestro desde el punto de vista del proceso semiósi- ca de transducción, lo que constituye una de las novedades más importantes. En verdad, no han podido encontrar mejor intérpre- te que el autor de una obra notable, como ha sido La expresión dialógica en el discurso lírico. Pragmática y transducción'. Tadeusz Kowzan Universidad de Caen Jesús G. Maestro, La expresión dialógica en el discurso lírico. Pragmática y transducción. (La poesía de Miguel de Unamuno), Kassel, Edition Reichenberger, 1994. 12 Presenl ...a rea :>eg Olla ·"'ecer• d€ ..... oe La e ce e e= e ;y- - es ~ asee !Ca f1a¡es e ~u.a~e ~ea :laDe E ita""':es :J 500 lH! Cada -¡¡aira. I are :;as e; e s _na ea12 - espeo a...:ua za cadacao -e a oos el rama ( w""..,a'1 La ~ . "'a a 00 su ea uaoes d la'Se de' 'laca e e e ca la se CiSpOne ( "1 en os \ refiere como la rigor y conoci- modo de ver, je la represen- enómeno tea- esentadas por :>ceso semiósi- vedades más mejor intérpre- o La expresión ducción'. n en 1r:::O. Pragmática y ssel. Edition Presentación La realización del presente proyecto, debida a la Dirección Regional de Educación del Principado de Asturias, pretende ofrecer, de forma relativamente sintética y accesible, un conjun- to de indicaciones teóricas y prácticas acerca de los diferentes modos y posibilidades de estudio del fenómeno teatral. De este modo, desde el doble punto de vista que proporcionan la teoria de la literatura y las posibilidades artísticas de la representación teatral, tratamos de ofrecer una re/ación de aquellos elementos que pueden considerarse fundamentales en la construcción e interpretación de la obra dramática, como género literario y como forma espectacular. La orientación didáctica de este trabajo se dispone a /0 largo de diez epígrafes, desde los que se pretende dar cuenta de las principales categorías y realidades del fenómeno teatral: sus rasgos esenciales, las principales corrientes de renovación escénica, las funciones y situaciones en que se sitúan los per- sonajes, el tiempo, el espacio, la categoría misma de persona en el discurso dramático, los procedimientos característicos del len- guaje teatral, las exigencias de la representación, y finalmente el papel del director de escena y los actores, como auténticos eje- cutantes intermedio en el proceso de comunicación que exige y dispone el estatuto pragmático del discurso teatral. Cada capítulo trata de ser ilustrado con lalectura de una obra teatral, y unas indicaciones de carácter didáctico que pretenden hacer más comprensiva su recepción. Las realizaciones prácti- cas que se señalan al final de cada capítulo están destinadas a una realización oral y en grupo, y síempre bajo la dirección de un especialista, profesor o maestro, que permíta contextualizar y actualizar ante el público las ideas allí ofrecidas. Finalmente, cada capítulo concluye con la reproducción de un texto de carác- ter documental y testimonial acerca de diferentes aspectos del teatro, cuya autoría corresponde con frecuencia a personalida- des que han contribuido con su vida y su obra al desarrollo del drama, como texto y como representación (Stanislawski, Kowzan, Bentley, Artaud, Grotowski, Craig, etc...) La finalidad de este trabajo estará indudablemente determi- nada por el uso dídáctico y científico que de él se haga. La idea y su realización son realidades diferentes. El teatro y las posibi- lidades de su representación y conocimiento pueden manifes- tarse de formas muy diversas. Aquí hemos optado por una deter- minada orientación, de la que damos cuenta, convencidos de que el conocimiento de los hechos y formas artísticos incremen- ta siempre el placer de su recepción e interpretación. La idea dispone con frecuencia la intensidad y el volumen de los senti- mientos vividos y fingidos; el teatro representa siempre diferen- 13 - - ~=- - tes modos de percibir esta intensidad, que proyecta con fre- cuencia sobre los dominios más conflictivos e inminentes de la vida humana. Sólo nos resta declarar, finalmente, nuestro agradecimiento a María del Carmen Bobes Naves y a Tadeusz Kowzan, cuyas calidades humanas y doctrinales han permitido el desarrollo de este proyecto, y a la Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias, entidad que ha considerado convenien- te su financiación a través de la Dirección Regional de Educación. Jesús G. Maestro 14 os D ~ I , . 8 ~e 2.... r :1 :J" ;r.- "=2: a ;:..l '=-0:1: .d se z o'a-az... '"f; za o a escara A, ¡,;a;' oos e Sobes escr'10 eme oc> a esce'la 'leso ea a obra ! loclan al con ¡gLra estan e ¡ raciones. En sus es rana R. 1, teaual ef reprodUCJ guaje de I cionaI ro desapar.. temas se! _ J" -- - ecta con fre- mlnentes de la radecimiento a [owzan, cuyas I desarrollo de y Cultura del do convenien- Regional de '0 1. Los rasgos esenciales del teatro Frente al resto de las formas artísticas y literarias, el discur- so teatral se caracteriza no sólo por la presencia de determina- das propiedades que le son esenciales, sino también por el modo particular de asimilar y actualizar diferentes rasgos y ele- mentos que, identificables en otras manifestaciones estéticas, adquieren en el teatro usos y funciones específicas. Nos referi- remos a continuación a algunos de los rasgos que pueden con- siderarse como esenciales en el discurso teatral. a) El Texto Literario y el Texto Espectacular b) La polivalencia del signo dramático c) El teatro como forma específica de comunicación d) El diálogo dramático e) La ficcionalidad del discurso teatral 1.1. El Texto Literario y el Texto Espectacular Toda obra de teatro es un texto destinado a una represen- tación. La obra dramática puede y debe considerarse desde la doble perspectiva que proporciona una gramática del texto teatral y una gramática de la representación teatral, distin- guiendo de este modo una forma literaria y una forma repre- sentativa. El texto puede identificarse con la obra escrita por el dramaturgo, y la representación con la interpretación o reali- zación escénica llevada a cabo por los actores y el director de escena. Actualmente se considera que en toda obra dramática es posible distinguir un texto literario y un texto espectacular (M.C. Bobes,1987). El texto literario estaría constituido por el discurso escrito (o hablado en el escenario). compuesto fundamental- mente por el diálogo: diálogos escritos en el texto y hablados en la escena; al texto literario podrian añadirse aquellas acotacio- nes que adquieren un valor literario o artístico en el conjunto de la obra (sucede con las acotaciones expresionistas de Valle- Inclán), además de su valor funcional. El texto espectacular se configuraría a su vez como el conjunto de indicaciones que están en el texto dramático, bien en el diálogo, bien en las aco- taciones, y que sirven para ejecutar su puesta en escena.' En sus estudios hermenéuticos y fenomenológicos sobre la obra de arte lite- raria, R. lngarden (1931) había distinguido. en lo que se refiere al fenómeno teatral, entre "lenguaje del diálogo~ o texto principal, de carácter literario y reproducido por los actores durante la representación ante el público, y "len- guaje de las acotaciones~ o texto secundario, de carácter decididamente fun- cional, como conjunto de indicaciones dirigidas al director de escena, y que desaparecen, como lenguaje, en la representación, al ser sustituidos por sis- temas semióticos muy diversos. 15 = --- -----=: --- - -- -- - - - - -- - - -- - - - --- - - - - - Semejante consideración del fenómeno teatral, al distinguir entre texto y representación, como partes solidarias fundamen- tales de la obra, permite considerar el discurso teatral como un género literario caracterizado por un conjunto específico de pro- piedades estéticas, frente a las posibilidades artisticas y litera- rias que ofrecen otras formas de arte verbal. 1.2. La polivalencia del signo dramático P.G. Bogatyrev, etnólogo y folclorista ruso, de papel muy des- tacado en el estructuralismo praguense, enunció el principio de connotación del signo dramático, importantísimo para la poste- rior semiologia del teatro, desde el que advierte que un objeto presente en el escenario no sólo es un signo, sino que se con- vierte en un "signo de signo", al remitir a un conjunto de sentidos y referencias propios de un determinado estilo, periodo, situa- ción, clase social, personalidad, decorado, etc... Un objeto es algo que es y está; un signo es algo que además de ser y de estar, "significa". T. Kowzan (1970, 1992), en sus estudios sobre semiologia del teatro, ha identificado como constantes en la literatura dramática (texto y espectáculo) trece sistemas de signos, que ordena según varios criterios de distribución (sintaxis) y significado (semántica) en la obra, y de interacción frente al público (pragmática). a) Signos del discurso oral y escrito: Palabra y Tono. b) Signos que se activan en el actor: Mimica, Geslo y Movi- miento. c) Signos que se manifiestan en el personaje: Maquillaje. Pei- nado y Vestuario. d) Signos característícos del espacío escénico: Accesorios. Decorado e Iluminación. e) Signos acústicos: Música y Efectos sonoros. Con frecuencia se discute si los elementos no verbales del escenario pueden codificarse o no de forma estable, es decir, si pueden organizarse de forma sistemática, de modo que adquie- ran un significado preciso e identificable en el conjunto de la representación. La semiología del teatro considera que los sig- nos del drama (texto literario y texto espectacular) significan por lo que son, y por lo que están en el escenario, ya que a través de los procesos de semiosis dramática los objetos adquíeren un valor testimonial óntíco (son), y un valor sémico (están). deriva- do de su presencia semántica en el discurso dramático, literario y espectacular, como realidades (signos) que representan a otras realidades o conceptos (referentes). Los signos dramáticos significan no sólo por lo que son, sino también por lo que no son, por su oposición en el sistema al resto de los signos, con los que forman una estructura estable. Sin 16 al, al distinguir 'as fundamen- eatral como un leCífico de pro- sbcas y litera- >apel muy des- el principio de para la poste- que un objeto10 que se con- o de sentidos período, situa- . Un objeto es 3S de ser y de semiología del 1 ra dramática l ordena según do (semántica) mática). Tono. Gesto y Movi- Maquillaje, Pei- Pl: Accesorios, o verbales del ) e, es decir, si jo que adquie- conjunto de la ra que los sig- significan por a que a través ; adquieren un están), deriva- nábco. literario representan a que son, sino el sistema al Ira estable. Sin embargo, muchos de los signos dramáticos (especialmente los signos no verbales) no responden a una sistematización, al care- cer de la estabilidad semántica suficiente para ser codificados. Los signos no verbales del drama adquieren sentido por relación al contexto en que se sitúan, y que actúa como marco de referencias que permite interpretarlos. Dado que el sentido de los objetos del drama sólo puede interpretarse por relación a los contextos con- cretos en que se sitúan, sólo es posible disponer su codificación y sistematización a partir de las situaciones dramáticas. El uso de los signos no verbales se impone en el teatro, cuyos actores y dramaturgos tratan de buscar sentido mediante sistematizaciones contextuales, siempre circunstanciales, con una falta de autonomia prácticamente radical, y limitadas al marco de referencias que impone la propia obra. El significado de los signos dramáticos no verbales es siempre contextual, nunca autónomo: unas tijeras sobre una mesa pueden adquirir diferentes sentidos, que pueden ser de "muerte", como sucede en Ligazón, de Valle-Inclán, o de "uso doméstico", como ocurre en El tragaluz, de Buero, en que "El Padre" las utiliza para recor- ar figurillas de papel. Con frecuencia se ha planteado si los signos no verbales del discurso literario comunican o no realmente algo, en qué medida esta forma de expresión requiere el apoyo de los sis- temas verbales, y en función de qué procedimientos formales puede llevarse a cabo la transmisión de tales contenidos e Informaciones, completamente desvinculados del código lin- güístico. Toda transmisión de contenidos inicia siempre un proceso de comunicación que pretende con frecuencia la expresión e Interpretación de un mensaje codificado. En estrecha relación con los códigos lingüísticos existen los denominados códigos del comportamiento o comunicación no verbal, como conjunto de reglas que intervienen y coexisten con las formas de comu- nicación que utilizan el lenguaje como medio interactivo. Los signos no verbales desempeñan con frecuencia una función de complemento de los signos verbales, que difícilmente pue- den funcionar de forma aislada en el circuito de la comunica- ción.2 Alas gestos y las actitudes corporales -ha escrito a este respecto M. C. Bobes (1987:27)- contribuyen asimismo a subrayar o diluir el sentido de las palabras: intensificándolas con recurrencias [... ]: a la palabra "rey" se añaden los signos reales: andar con majestuosidad. llevar la armadura real, el bastón de mando. repetir el gesto real de fruncir el ceño... ; o distorsionándolos mediante gestos variados de posición de los pies, de las manos, de la cara, de la mirada, etc. [... j. Estos tres tipos de signos enumerados: lingüísticos, paralingüísticos, y cinésicos pueden realizarse en una lectura de la obra, sin que lleguen necesariamente a una representación en un espacio escénico y se Integran directamente en una 'puesta en escena". 17 A. Scheflen (1972), en sus estudios sobre el lenguaje del cuerpo y sus funciones en el orden social, estudia el comporta- miento comunicativo de la persona humana desde el punto de vista de sus funciones y posibilidades en el seno de la vida social. De este modo, distingue entre comportamiento verbal, referente al sistema Iingüistico y a los medios de comunicación verbales, y comportamiento no verbal, cuyo análisis dispone según los principios de la paralingüística, kinésica. mirada, ges- tualidad, emblemática, sistema neurovegetativo, comportamien- to táctil, proxémica, artefactos y factores de entorno. 1.3. El teatro como forma específica de comunicación El discurso dramático se caracteriza por estar sometido a un proceso específico de comunicación, que exige la presencia de un intermediario explícito: el director de escena. En consecuen- cia, el esquema básico dela comunicación (emisor -> mensaje , receptor) se ve poderosamente transformado, al introducirse en él la figura del director de escena (Dramaturg): Autor -> Texto escrito -> Director de escena (y actores )-> Representación -> Público Como ha señalado M. Dufrenne (1953) "el problema del crea- dor (escritor, director de puesta en escena), del cocreador (esce- nógrafo, compositor...), y del ejecutante (intérprete o actor) y de sus interrelaciones complejas en el fenómeno del espectáculo merece un análisis detallado". La labor del director de escena es ante todo la labor de un transductor' del sentido (Sinn) de la obra literaria, al proponer siempre una determinada lectura o escenificación del discurso dramático, texto escrito que contiene virtualmente su represen- tación, la cual puede variar -pese a proceder de un texto único, formalmente estable y semánticamente abierto- de una a otra s El proceso semiósico de transducción es uno de los procedimientos más complejos de creación y transformación del sentido. y a él nos referiremos mas adelante. a propÓSito de los problemas relativos a la comunicación y recepción del espectáculo teatral (cap. 8). Resultará, no obstante. de suma utilidad. conservar en adelante la idea de la transduccián como aquella opa· ración comunicativa (semiósica) por la que un ser humano que transmite un pensamiento, una idea o una argumentación (signo), transforma, intencional o involuntariamente, por el hecho mismo de transmlt/(Jo. el sentido. esencial o superficial. del pensamiento, idea o argumentación. que prete"día comuni- car a sus oyentes. El discurso dramático, debido a la complejidad de su esquema comunicativo. que introduce como hemos visto la figura del director de escena, incrementa notablemente las posibilidades de transformación del texto dramático, merced a sus diferentes posibilidades de transmisión. Desde este punto de vista. autores como T. Kowzan (1970/1992:50) han señalado que ~en ciertas ocasiones tenemos que considerar el texto inicial y el texto representado como dos obras diferentes l...}. La representación teatral no srempre es una simple realización escénica de la obra dramática ..." (T. Kowzan, 1975/1992:50). 18 e el lenguaje del dia el comporta- desde el punto de seno de la vida ortamiento verbal, , de comunicación I análisis dispone !slca, mirada, ges- '0, comportamien- momo. rnunicación , ar sometido a un ~ la presencia de a. En consecuen- !misor -> mensaje o, al introducirse urg): cena (y actores )-> )roblema del crea- cocreador (esce- prete o actor) y de p del espectáculo Ido la labor de un !raria. al proponer ación del discurso nte su represen- de un texto único, ito- de una a otra :. ofocedimientos mas a él nos referiremos ; a la comunicación y no obstante. de suma lIOIJ como aquella ope- pano que transmite un nsforma, intencional lo el sentido, esencial QUe preterdía comuni- a complejidad de su la figura del director de transformación del 00 transmisión. Desde 992:50) han señalado texto inicial y el texto resentación teatral no oora dramática... ~ (T. - a en escena, según las competencias del director y las --- ¡"dades de los actores, como varia el sentido de una nove- 2. según sea interpretado por unos u otros lectores, cada cual ~,., su propia competencia (nivel cultural, grado de conocimien- labitos de lectura, horizonte de expectativas...), o como - ~e variar la comprensión de un poema, si su declamación o ra en alta voz actúa, intencionalmente o no, sobre el modo posibilidades de percepción y entendimiento por parte delco. ::Jesde comienzos del siglo XX, diferentes corrientes dramáti- -'< :ratan de encumbrar la figura del director de escena, privile- :- ,,"'dO de este modo las posibilidades de la representación del : - rso dramático, frente a su dimensión meramente textual. La ."" ención del director en los procesos de interpretación dra- --.',......'" interrumpe y transforma la comunicación entre el drama- _ el público; la primacía de la decoración, en determinadas --'es aciones teatrales de comienzos de siglo (expresionis- -::: aosurdo, teatro politico, etc... ) lleva con frecuencia apareja- = a supremacía del director de escena, que deja de ser un téc- a servicio de la obra para convertirse en un artista que no ~- - es capaz de transformar la palabra y la representación pro- ..¿s:a virtualmente por el dramaturgo, sino que puede a la vez =a" una representación estética alternativa o paralela (trans- én). 8 diálogo dramático .=: diálogo se configura como la forma específica -acaso '~a'TlOS decir que exclusiva- de comunicación del discurso ==~aJ. Frente a géneros literarios como la novela, que utiliza al --aaor como intermediario entre los personajes y el lector, el --=.-,a prescinde absolutamente de figuras interpuestas entre el y los personajes, quienes se presentan por si mismos en - :scenario, sin que nadie los haya convocado aHi previamen- _ - es ceda la palabra de forma alternativa desde un espacio ocutivo privilegiado. .=:' oálogo se explica como aquel proceso verbal interactivo, : :: :ceso semiósico de interacción, errel que dos o más sujetos .-. --¡es alternan, enrelación de copresencia (cara a cara), su '00 en la prodUCCión (emisión) e interpretación (recepción) -~ ¡o- unciados. ::'esde esta perspectiva, el diálogo es un proceso semiósico T:;eraJ:1i'I'o que, desde el punto de vista formal, se configura Jn discurso semánticamente progresivo (continuidad), ya :: a.tal1za mediante secuencias expresadas por varios hablan- ,s ácticamente fraccionado (fragmentación). debido a que =-unciados resultan segmentados en partes que, merced a = _ ancia de los turnos de intervención, son expresadas por 19 los diferentes interlocutores; desde el punto de vista semántico, el diálogo constituye un discurso unitario, en virtud de la verba- lización o uso del lenguaje con una finalidad comunicativa (el hablante utiliza expresiones lingüísticas y construcciones gra- maticales con objeto de ser entendido por un auditorio). y pese a la pluralidad de contextualizaciones (cada hablante instituye o aporta su propio contexto o marco de referencias respecto al cual hay que interpretar sus intervenciones) y a la infinitud de codificaciones (podría hablarse de tantas codificaciones como hablantes, ya que cada uno utiliza el lenguaje desde su propia competencia y con sus propias modalizaciones en el momento de hablar). G. Bauer (1969), en sus estudios sobre la poética del diálo- go, describe cuatro tipos de expresión dialógica: 1) Modalidad cerrada y convencional de intercambio en que unas personas departen simétricamente desde premisas socia- les y lingüísticas comunes. 2) Diálogo abierto y liberado de convenciones, en el que los personajes se manifiestan impulsivamente, o sin lograr una plena comunicación reciproca. 3) Auténtico intercambio experimental y dialéctico, donde una voluntad básica de entendimiento desencadena una sucesión de opiniones cambiantes y la posibilidad de alcanzar una sínte- sis más amplia. 4) El intercambio de enunciados como cauce no ya de unas ideas individuales bien marcadas, sino del uso del lenguaje sin más propósito que el de sostener unos modos de convivencia. El teatro clásico francés constituye un ejemplo de los diálo- gos que hemos señalado en primer lugar, así como la obra de Cervantes, Turgenev, Balzac... , textualiza con frecuencia pro- cesos interactivos más próximos a las características del segundo tipo. Por su parte, el discurso ensayístico, frecuente- mente desarrollado en forma dialógica durante las épocas medievales y renacentistas, acaso por su tendencia a la econo- mía y condensación expresivas. y por el uso de palabras con sentido pleno, parece ajustarse con más facilidad al tercero de los modelos propuestos, pre1endiendo con frecuencia la sínte- sis de los pareceres, la atracción de los contrarios, el sincretis- mo de las posibilidades, la disposición dialéctica del pensa- miento. Con frecuencia se admite que el diálogo dramático crea su sentido al originar una sucesión de desequilibrios modales entre los interlocutores (M.C. Bobes, 1987), quienes se debaten entre sí como personajes dominados por su desigual grado de poder (posibilidad), querer (voluntad) y saber (conocimiento) actuar. 20 S_ Se - -- --. :::--- "- es - r ! vista semántico, d de la verba- comunicativa (el lstrucciones gra- auditorio), y pese lante instituye o 1Cias respecto al a la infinitud de 'caciones como desde su propia s en el momento poelica del diálo- a: ercambio en que ! premisas socia- leS. en el que los l sin lograr una iclJco. donde una na una sucesión :anzar una sínte- :e no ya de unas t del lenguaje sin de convivencia. plo de los diálo- como la obra de 1 frecuencia pro- racterísticas del Js ca, frecuente- mte las épocas ~ncia a la econo- e palabras con :lad al tercero de cuencia la sinte- ·os, el sincretis- c·ca del pensa- ramático crea su Iierios modales enes se debaten eSlgual grado de r (conocimiento) S.J. Schmidt (1980/1990: 70-123), en la exposición de su Teoría de las Acciones Comunicativas, distingue cuatro "conste- aciones sociales", o situaciones comunicativas, que denomina del modo siguiente: al Simétricas, si los hablantes se encuentran en igualdad de condiciones, de modo que por la afinidad de su competencia dis- cursiva pueden realizar acciones comunicativas semejantes o dénticas (comparten condiciones parejas de saber y podel). b) Asimétricas, si los locutores se encuentran en niveles social o jerárquicamente diferentes, de modo que el uno puede dominar las capacidades del otro, desde el punto de vista de la dIsposición de sus saberes y poderes en el momento de hablar desajuste en las modalidades saber y poder). c, Paradójicas, sí los participantes comunicativos pretenden y exigen únicamente el dominio de sus interlocutores, en actos de abla que suelen desarrollarse bíen con gran volumen de soni- do, bien con muy pocas, pero incisivas, palabras (disputa de ooderes). d) Complementarias, si un hablante domina verbalmente y de ¡arma momentánea sobre los restantes sujetos del diálogo, con a aceptación voluntaria de estos últimos, quienes pueden inter- enir en cualquier momento para alterar o invertir ia situación comunicativa (convergencia de saberes). 1.5. La ficcionalidad del discurso teatral En nuestros días se admite que una de las características esenciales del discurso literario es su estatuto ficcional. La obra dramática, como el resto de las creaciones literarias, novelas y poemas, se caracteriza por el hecho de ser una creación huma- 'a libre, que utiliza signos verbales a los que añade un valor estético, y porque además de inscribirse en un proceso comuni- catívo y social, se construye sobre un discurso de naturaleza decididamente ficticia (no verificable intencionaimente). El lector de la obra dramática debe considerar, desde este ounto de vista, que los personajes, tiempos, espacios, diálogos, etc... , que componen el conjunto de la representación y su dis- curso verbal son realidades explicables, y nunca verificables o lalseables, en relación a otros referentes (lugares, individuos, 'echos acaecidos, etc... ), derivados del mundo real o existentes en él. La obra literaria instituye una verdad propia, que se justi- ca como coherente y verosímil en 105 límites textuales de su nterpretación enel proceso de lectura, y de su realización escé- mca durante el proceso de la representación. La historia o trama contenida en las obras dramáticas debe entenderse como la expresión ficticia de una realidad, formal- 21 mente artistica, que el público ha de admitir convencionalmente como verosímil y posible, siempre en los límites establecidos por la lógica de cada discurso literario. Desde este punto de vista es posible distinguir al menos tres tipos de discurso verbal, según reproduzcan tres modelos de mundo: 1. Mundo real: el discurso histórico. 2. Mundo ficcional verosímil: el discurso literario (teatro). 3. Mundo ficcional no verosímil: el relato de ciencia-ficción. De un modo u otro, la investigación sobre la literatura y los fenómenos culturales ha demostrado que la experiencia literaría proporciona con frecuencia un conocimiento racional y un cono- cimiento poético sobre la realidad del mundo histórico, social e individual, en que contextualmente se sitúa el discurso artístico para su más adecuada y completa interpretación. 22 Leclur.; sicisrrn " Ide tihl se- lese I 3. ieom =rrolla cía d _ me forr espectadl stes pr - 017 ¿C 31 ¿DE la r gon - Si1uemt rosUl1 orrec rpreta especlaet 3. ¿a e ti ac o s goos nc 58 el de ;; Popa rtado 1 ;;scena 7. - Compa -e en en las cu ea er pUi erihq portan' emi Bel ca y cor J'vencionalmente establecidos por punto de vista es 50 verbal, según ario (teatro). ciencia-ficción. la literatura y los ooriencia literaria canal y un cono- liS órico, social e olscurso artistico ío. Sobre la lectura de El avaro (Moliere) 1. Lectura atenta y comprensiva de El avaro, comedia del clasicismo francés, escrita por Moliere en 1668. 2. Identifíquense los diferentes personajes de la comedia, y señálese la característíca domínante en cada uno de ellos. 3. Mientras que la tragedia es un género dramático que desarrolla una acción sería cuyo tema está tomado con fre- cuencía de la historía, la leyenda o la mitología, la comedia, como forma teatral, pretende ante todo hacer reír al lector o espectador. Desde este punto de vista, ¿cuáles son los con- trastes principales entre la escena 3 y las escenas 1 y 2 del acto I? ¿Cuáles son los momentos más cómicos de la esce- na 3? ¿De qué procedimientos se sirve Moliere para provo- car la risa en el espectador? ¿Cómo es presentado Harpagón? 4. Situémonos en la escena 4 del acto IV: ¿Sería imaginable y verosímil en la vida real un diálogo de las característícas que ofrece esta secuencia? ¿Cómo puede reconstruirse e ínterpretarse sobre un escenario su texto literario y su texto espectacular? 5. ¿Qué tipo de desajuste modal se produce en la escena 3 del acto V (saber, poder o querer)? ¿Cuáles pueden ser los signos no verbales más frecuentes para expresar la sorpre- sa y el desconcierto por parte de Valerio ante Harpagón? 6. Propónganse díferentes formas de escenificacíón y recitado del monólogo de Harpagón, al fínal del acto IV, escena 7. 7. Compárense los diálogos que Cleantes y Harpagón man- tienen en las escenas 3 y 5 del acto IV, e indíquese en cuál de las cuatro categorías propuestas por S.J. Schmidt y G. Bauer pueden inscribirse tales díálogos. 8. Verifíquese, tras la lectura de El avaro, de Moliere, la importancia de las siguientes palabras, del filósofo francés Henrí Bergson, acerca de lo cómico como categoría dramá- tica y como fenómeno social. "Una tragedia, ine/uso cuando nos pinta las pasiones y los vicios que posee un nombre, los incorpora de tal modo al perso- naje que sus denominaciones se olvidan, sus caracteres gene- 23 - - mies se diluyen, y el espectador no piensa en absoluto en ellos, sino en la persona que los absorbe; por esta razón, el título de una tragedia no puede ser con frecuencia sino un nombre pro- pio, Por el contrario, muchas comedias presentan un nombre común El avaro, El jugador, etc, Si os propusiera imaginar una obra que se titulara El celoso, observaríais que Sganarelle o George Dandin acudirían a vuestro pensamiento, pero no Olelo; El celoso sólo puede ser título de comedia [.,.}. Todo "anquilo- samiento" del carácter, del pensamiento o incluso del cuerpo, resultará sospechoso al conjunto social, pues es signo posible de una actividad que se adormece, y también de una actividad que se aisla, que tiende a desplazarse del centro común en torno al cual gravita la sociedad, de una excentricidad, en suma, y sin embargo, la sociedad no puede intervenir aquí a través de una represión material, que en este caso no seria lograda mate- rialmente. La sociedad está en presencia de algo que la inquie- ta, pero como sintoma solamente, apenas una amenaza, todo lo más un gesto. Y por un simple gesto la sociedad le responderá. La risa debe ser algo así, una especie de gesto social. Por el temor que le inspiran, la sociedad reprime sus excentricidades. manteniendo constantemente unidas. bajo advertencia y con- tacto recíproco, ciertas actividades que, de orden accesorio, correrlan el riesgo de aislarse y entumecerse, doblegando en definitiva todo lo que pudiera permanecer como inflexible meca- nismo sobre la superficie del cuerpo social. La risa no parte de la estética pura, sino que persigue (inconscientemente, e inclu- so inmoralmente en muchos casos) un fin útil de perfecciona- miento general r.. .}. La sociedad desearía eliminar cierta resis- tencia o tensión del cuerpo, pensamiento y carácter de sus miembros para obtener de eflos la más amplia adaptabilidad y la más alta sociabilidad posibles. Tal resistencia resulta cómica, y la risa es su castigo." Henri Bergson (1900). Le rire, Paris, PUF. 24 2. Las en 1 g ances ~ran d Lo In En ese Lo 'C mapo ;-recue ( no e 1m SI e sufrimle espera. lo traglc den e a sobrepa recuenc las posi destino no al ql respon~ unas ce El pE pero nL alcurnia ylegen desgra< El h. la desg (hybris gracia i Lo < Lo e te prod Hacer. entre le rencia. que cu efecto absolulo en ellos, razón, el título de o un nombre pro- entan un nombre ;era imaginar una que Sganarelle o too pero no Olelo; •J. Todo "anquilo- r;/uso del cuerpo, es signo posible de una actividad centro común en 'Ticídad, en suma. r aquí a través de 'lÍa lograda mate- Igo que la inquie- amenaza. todo lo ed le responderá. ¡lO social. Por el : excentricidades, /Vertencia y con- orden accesorio, ~, doblegando en o ínflexible meca- r risa no parte de emente, e inclu- , de perfecciona- lmar cierta resis- carácter de sus •daptabilidad y la resulta cómica, y I rire, Paris, PUF. 2. Las formas dramáticas y su renovación en el teatro del siglo XX. Lo trágico y lo cómico pueden considerarse como las dos grandes categorias del teatro. La tragedia y la comedia se con- Iguran de este modo como las principales formas dramáticas. Lo trágico En toda tragedia existe siempre un hecho o realidad básica y esencial: el hecho trágico. Lo trágico nace de la lucha, victoriosa o fracasada, de un ser humano contra una fuerza que le sobrepasa, y que se trata con frecuencia de una realidad trascendente, de una realidad supe- rior e irreductible a lo meramente humano. Si el patetismo puede identificarse con la representación del sufrimiento, y lo dramático con la ansiedad producida por la espera, siempre inquietante, de un desenlace tenso y doloroso, lo trágico exige siempre la presencia de una realidad trascen- dente a las posibilidades humanas, a las que se enfrenta y sobrepasa en sus capacidades. La experiencia trágica está con frecuencia vinculada a la idea de fatalidad, y a su dominio sobre las posibilidades de la libertad humana, para substraerse a un destino prefijado, y a la expresión espectacular de un ser huma- no al que se sitúa en el limite de sus posibilidades de acción, responsabilidad, culpabilidad yarmonia, hasta hacerlo caer en unas condiciones extremas de miseria. El personaje trágico suele resultar mediocre por su carácter, pero nunca por sus origenes, que han de ser siempre de alta alcurnia: la lucha y los enfrentamientos entre las familias nobles y legendarias resulta siempre mucho más espectacular que las desgracias de los humildes. El héroe trágico detenta siempre el Poder en el momento de fa desgracia. Un desliz, una desmesura, un exceso irreversible (hybris ) en el ejercicio del poder desencadena siempre la des- gracia irreparable. Lo cómico Lo cómico puede explicarse con frecuencia como el desajus- e producido entre las modalidades del (deber) Ser y del (poder) Hacer, es decir, como la diferencia que se produce o manifiesta entre lo que se es y lo que se pretende ser o llegar a ser; la dife- rencia, en suma, reside entre la esencia y el estado, de modo que cuanto mayor sea el desajuste entre ambas mayor será el efecto cómico y sus resonancias formales. 25 -- - - ~-~~~--- - - El hecho cómico se realiza involuntariamente por parte del sujeto que lo ejecuta o expresa. Obedece con frecuencia a un accidente, una casualidad o un infortunio inesquivable. Las cir- cunstancias exigen del sujeto un determinado comportamiento, que éste no es capaz de realizar en las condiciones en que se encuentra. Los personajes cómicos no son conscientes del efecto cómi- co que transmiten: el prototipo del avaro, del celoso, etc... , no es consciente de los modos y formas a través de los que se trans- miten su avaricia y sus celos, pues de serlo, probablemente tra- taría de evitarlos o atenuarlos. La distracción de una persona, íncluso en sus condiciones más naturales, produce un efecto cómico innegable; este tipo de comicidad se incrementa, y sus formas resultan aún mucho más risibies, si el espectador verifi- ca que la distracción es recurrente, si crece y se incrementa en cada situación, como sucede en la comedia, como género lite- rario y como forma de espectáculo. El sujeto cómico no es cons- ciente de su comicidad. Los rasgos cómicos se caracterizan por resultar recurrentes y automáticos, hasta llegar a ser muy fácílmente codificables en un determinado arquetipo o modelo de comicidad. La inflexibili- dad de determinadas costumbres, así como la constancia de determinados gestos y movimientos, puede llegar a imponerse con una rigidez que resulte abiertamente cómica. La tragedia complica las posibilidades de acción y de deci- sión del hombre; la comedia las simplifica hasta reducirlas a un arquetipo (el avaro, el celoso, el hipócrita, el misántropo... ) Igualmente, el personaje de tragedia presta una gran aten- ción a su conducta, a sus modos de obrar y de actuar, y espe- cialmente a la idea de responsabilidad bajo la cual dispone su acción. La responsabilidad de su conducta y la plena conciencia de ella y de sus capacidades de decisión mueven al personaje trágico, mientras que todo lo contrario sucede con el personaje cómico, inconsciente de los efectos ridículos de sus pensamien- tos, palabras y acciones. El efecto cómico cuenta además con la complicidad del grupo, y con frecuencia se halla determinado o impulsado por un tipo particular de inquietud o exigencia social, frente al poder del dinero, las pasiones, la mentira o la creencia religíosa. 2.1. Renovación del teatro en el siglo XX. Desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, el tea- tro europeo experimenta profundas renovaciones y transforma- ciones, que se manifiestan a través de tendencias teatrales diversas (constructivismo. expresionismo, teatro politico, psico- logismo, existencialismo, realismo social. teatro del absurdo, de 26 e\'asia 1 ecue O< so ICaS y En el XX pued e el ose y F. Torre a El ( nados pn perm' r 1, de la luz. bl La 1 a través montaje. el El, del siglo personali puesta E caracten dl La literaria) de actua actores. 2.2. Prin Laim del teatre realizad espectac 1. Va a) La tiva de penumb planos, I la luz pE sentació b) La teatro rE burgues signos ( que en I da sem: les está e por parte del f'oecuencia a un urvable. Las cir- :omportamiento, nes en que se del efecto cómi- )50, etc... , no es )S que se trans- bablemente tra- le una persona, uce un efecto ::rementa, y sus ,pectador verifi- ! incrementa en Imo género lite- lico no es cons- litar recurrentes codificables en Id. La inflexibili- constancia de <Ir a imponerse l. elón y de deci- reducirlas a un ántropo...) una gran aten- actuar, y espe- :ual dispone su lena conciencia !n al personaje )n el personaje •us pensamien- omplicidad del Ipulsado por un ~te al poder del giosa. ''9'0 XX, el tea- ¡ y transforma- ncias teatrales oolítico, psico- el absurdo, de evasión, teatro cruel, teatro pánico, etc... ). que responden con frecuencia a diferentes motivaciones sociales, psicológicas, filo- sóficas y de comunicación (lingüística, semiología... ) Entre las principales causas de la renovación teatral del siglo XX pueden señalarse los siguientes hechos, cuya repercusión en el discurso dramático examinaremos a continuación (e. Oliva y F Torres,1990: 363): a) El desarrollo alcanzado a fines del siglo XIX por determi- nados progresos industriales y técnicos, que en el teatro han de permitir la introducción del escenario móvil y del uso controlado de la luz. b) La difusión, popularización e infiuencia del cinematógrafo, a través de múltiples facetas (la estética realista, la técnica del montaje, etc... ) c) El estatuto determinante que adquiere desde comienzos del siglo XX la figura del director de escena (Oramaturg), como personalidad creadora del discurso dramático, al determinar su puesta en escena, en tanto que "ejecutante intermediario", característico dei proceso de comunicación dramático. d) La influencia y rapidez de difusión que adquiere la critica literaria y periodística, capaz de orientar ia opinión del público, y de actuar sobre la competencia del director de escena, sobre los actores, el modo y las posibilidades de la representación. 2.2. Principales técnicas de renovación teatral La implicación que adquieren estos hechos en la concepción del teatro a comienzos del siglo XX se manifiesta a través de la realización y manifestación, en el texto literario y en el texto espectacular, de los siguientes fenómenos dramáticos: 1. Va/oración de los sistemas de signos no lingüísticos. a) La luz eléctrica: permite la iluminación controlada y selec- tiva de la sala, que resulta independizada del escenario (en penumbra); la expresión recurrente o insistente de determinados planos, hechos, gestos, movimientos, etc __ .; el valor funcional de la luz permite que pueda ser utilizada, en el texto y en la repre- sentación, como recurso sintáctico, semántico y pragmático. b) La presencia semántica de los objetos del escenario: en el teatro realista y naturalista de fines del siglo XIX, en la comedia burguesa, los objetos del escenario tenían un valor óntico, como signos de ser, como signos que están por lo que son, mientras que en las obras de comienzos del siglo XX se impone la "mira- da semántica" o "presencia semántica" de los objetos, los cua- les están en el escenario no sólo por lo que son sino también -y 27 muy especialmente- por lo que significan en el conjunto de la representación. c) Desarrollo de los signos kinésicos, proxémicos y acústicos (movimiento, gestos, maquillaje, peinado, música...), frente a la expresión lingüistica y paralingüística a que se había reducido el teatro de fines del siglo XIX. Se plantea de este modo el proble- ma de la codificación y sistematización de los signos no verba- les, al tomar concíencia de la "polifonía informacional" del dís- curso dramático, cuya polivalencia semántica resulta con fre- cuencia sólo válidamente operativa enlos límites textuales y de representación de la obra dramática. d) Superación, transformación o abandono del escenario deci- monónico del teatro italiano, de decorados construidos mediante bambalinas y bastidores, atento a las leyes de la perspectiva tra- dicional ("ojo de príncipe"), y caracterizado por los tres tipos de decorado establecidos por Serlio (palacio, calle, campo). 2. Oposición al texto dramático, elaborado por el autor, en favor de las teorías que privilegian la puesta en escena y la acti- vidad o interpretación creativa del director de escena (Dramaturg). 3. Nuevas teorías sobre la concepción del personaje dramá- tico, desde las que se discute el concepto tradicional de perso- na, vigente en el siglo XIX, y desplazado a comienzos del siglo siguiente desde presupuestos lingüísticos, psicológicos y socio- lógicos, a partir de los que se propone una nueva imagen del hombre. 2.3. Principales movimientos de renovación teatral Entre las diferentes tendencias a través de las cuales se manifiestan los procesos de renovación teatral del siglo XX, pue- den señalarse las siguientes, según tres tipos de motivaciones (filosóficas, sociológicas y cibernéticas), cuya sistematización no debe entenderse dogmáticamente, sino en sus valores taxonó- micos y explicativos. A) Motivaciones filosóficas y psicológicas: Niegan el principio según el cual los signos exteriores reflejan la realidad interior, por lo que buscan en otros ámbitos la expresión de esta realidad. 1. Teatro psicológico: Los signos externos del personaje no remiten a su realidad psiquica interior, lo que induce al uso de máscaras, el montaje en capas sucesivas, las oposiciones psi- cológicas, etc. (Pirandello, O'Neill, Lenormand...) 2. Teatro existencial: Concibe la persona "in fieri", de modo que el personaje es un ir haciéndose en el tiempo, a través del que se pone de manifiesto la personalidad del Yo (Unamuno, Sartre, Camus...) 28 B) Mot diversas. acontecllT socia!...) ! bias radie mátíco. L esencial e sín transf cualidada por su p pensamie cos, prole mientras consonar de la cul como el etc... , pel lógica. Cl 3. Te Alemanie histórica, del Norte El eXI na, y no cial de le ción exte les (ma ambientE visuales entre el de fonm, miento il datos, n ta al per El el en un ra present teraclón indicativ actualiz, dad, Sin mo surg tral des' 4. Te cía deS' realísmc actuar! I conjunto de la 'cos y acústicos :a...), frente a la abia reducido el modo el proble- nos no verba- Ielonal- del dis- sulta con fre- s textuales y de escenario deci- 'Uidos mediante oerspectiva tra- os tres tipos de :ampo). lOr el autor, en ISCena y la acti- na (Dramaturg). 'rSOnaje dramá- lonal de perso- enzos del siglo ogicos y socio- !Va Imagen del ~tTal las cuales se IsIglo XX, pue- a motIvaciones ematlzación no ralores taxonó- ~an el principio lad Interior, por sta realidad. l personaje no luce al uso de >osiclones psi- .en", de modo o. a través del o (Unamuno, B) Motivaciones sociológicas: Obedecen a procedencias muy diversas, en su mayoría de índole social (cambios culturales, acontecimientos históricos, protesta ante la situación política y social. .. ) Sociológicamente, el teatro del siglo XX introduce cam- bios radicales en la concepción y apariencia del personaje dra- mático. La tragedia griega concebía al personaje de un modo esencial o sustancial, hecho de una sola pieza, de principio a fin, sin transformaciones pese al paso del tiempo, y sin alterar sus cualidades fundamentales; el teatro isabelino inglés presenta, por su parte, personajes intensamente caracterizados por su pensamiento y su conducta, con rasgos propios muy especifi- cas, prototipo de los celos, la duda, el amor o el deseo de poder, mientras que el teatro español del Siglo de Oro configura, en consonancia con presupuestos sociales e ideológicos propios de la cultura española del momento, personajes prototlpicos, como el rey, el villano, el galán, el gracioso, el noble agresor, etc... , personajes planos, en suma, y de minima hondura psico- lógica, cuya fundamentación principal reside en la acción. 3. Teatro expresionista: Desarrollado inicialmente en Alemania, como respuesta a una determinada situación social e histórica, alcanza amplias manifestaciones en Europa y América del Norte durante el período de entreguerras. El expresionismo discute los valores esenciales de la perso- na, y no crea personajes apoyados en una concepción sustan- cial de la existencia, sino que insiste ante todo en su configura- ción externa, apoyándose de forma radical en los signos visua- les (maquillaje, peinado, decoración, vestuario, accesorios, ambientes) y acústicos (música y efectos sonoros). Los signos visuales se mueven con frecuencia en el teatro expresionista entre el hiperrealismo de excesiva concreción y el surrealismo de formas fantásticas y abstractas, huyendo del desmenuza- miento impresionista y de la literalidad del realismo: no acumula datos, no cree en lo objetivo ni en lo esencial, sino que presen- ta al personaje deformado, caricaturizado. El expresionismo busca la personalidad de las ficciones en un rasgo identificador que permite su conocimiento, y que se presenta de forma destacada y recurrente (visión, recuerdo. rei- teración). Los verbos de descripción suelen ir en imperfecto de indicativo, y no en presente, insistiendo en un recuerdo que se actualiza repetidas veces. No se trata de reproducir una reali- dad, sino más bien una efectividad del mensaje. El expresionis- mo surge en Europa tras la 11 Guerra Mundial, y en el ámbito tea- tral desemboca en esta concepción del personaje. 4. Teatro realista: Trata de reflejar la sociedad, con frecuen- cia desde presupuestos afines a los del teatro socialista o del realismo social. En su orientación socialista, el teatro trata de actuar sobre la realidad social y política con objeto de cambiar- 29 la, y adquiere con frecuencia una finalidad propagandistica e ideológica (E. Piscator, B. Brecht...) La tendencia dramática realista-socialista continúa inicial- mente los principios estéticos del realismo decimonónico, a la vez que introduce de forma progresiva una ideologia revolucio- naria (teatro de "agitación y propaganda"). En el ''Teatro de Octubre", en el que Lenin dispuso escenificar lo ocurrido duran- te la Revolución de Octubre de 1917, se utiliza la representación dramática como medio de propaganda ideológica, que busca en el realismo el cauce más adecuado para mostrar una situación social que debe ser superada, al hallarse explotado un sector de la población por otra clase social superior. Este tipo de teatro, que encontrará en buena parte de la obra de B. Brecht sus mejo- res expresiones, busca mensajes claros y sintéticos, y exige una representación racional, precisa y objetiva, de los problemas sociales e históricos que escenifica. 5. Tealro de evasión: Puede explicarse como el deseo de huir de los compromisos de una determinada ideología, socie- dad o cultura, evitando sus imposiciones técnicas, políticas o sociales. El denominado teatro de evasión (P. Claudel, A. Casona...) se caracteriza no por la copia o deformación de la realidad, sino por su idealización, por sus intentos de evasión o recreación en una realidad previamente transformada, por unos personajes cuyo modo y posibilidades de vida parecen encon- trarse temporal y espacialmente distantes del cronotopo del hombre contemporáneo. 6. Tealro del absurdo: Refleja una realidad absurda y una situación social caótica, desde la que se denuncian con fre- cuencia las deficiencias y dificultades de la comunicación huma- na (E. lonesco, S. Beckelt... ) Esta forma de teatro representa el desencanto absoluto de las facultades cognoscitivas y comunicativas del hombre. Procede de sistemas de pensamiento que, como el nihilismo,desembocan en el mayor desencanto y escepticismo sobre las posibilidades de la existencia humana. El teatro del absurdo considera absurda la realidad que comunica, y renuncia a repre- sentarla desde los procedimientos habituales, que no suponen sino modos diferentes de llevar a la escena un mismo caos, siempre desprovisto de sentido. El dramaturgo del absurdo se niega a la representación lógica de lo real, y niega también la confianza en la comunicación humana, al construir obras sin argumento, en las que se plantean situaciones para las que no hay explicación, ni razones, ni tan siquiera desenlace. C) Motivaciones cibernéticas (lingüística / semiología): El tea- tro se concibe como un proceso de comunicación en el que inte- resa la respuesta del público y la manifestación de alguna de 30 sus aclitUl Resulta i~ determina coso etc... Desde conjunciól estimularé bies apa I más fácilr estable. T tituyendo tivas dran lación, de ción. med y el escer En 19 madre. dE al público sonajes. Experime hacer inlE permitiénl sona recil se "Allo". 1991 tien Escénica' espacio e sus actor les respe auditorio de repre~ Todos forma de logo, con mentos ~ siglo XX obras de han ocu~ 7. "Te vilegian E del públi ensayos ExistE autores "hombre! tación dE festaciór opagandística e continúa inicial- ~rnonónico, a la ¡Iogía revolucio- el "Teatro de ocurrido duran- 1 representación a. que busca en 3' una situación Ido un sector de ! po de teatro, lrecht sus mejo- ::os, y exige una os problemas no el deseo de leología, socie- cas, políticas o P. Claudel, A. armación de la lS de evasión o nada, por unos larecen encon- cronotopo del absurda y una lOcian con fre- nicación huma- o absoluto de ¡ del hombre. 10 el nihilismo, ismo sobre las 'O del absurdo uncia a repre- Je no suponen I mismo caos, 1e1 absurdo se 19a también la truir obras sin ara las que no ace. b ogía): El tea- en el que inte- de alguna de sus actitudes, y no sólo la expresión del autor o del director. Resulta igualmente de interés esencial el descubrimiento de determinados significados mitológicos, rituales, creativos, lúdi- cos, etc... Desde fines del siglo XIX el teatro había intentado utilizar, en conjunción con la palabra, diferentes sistemas de signos que estimularan la atención del público y le permitieran superar posi- bles apatías. Se observa entonces que el auditorio reacciona más fácilmente ante lo dinámico y visual que ante lo acústico y estable. Triunfan entonces los espectáculos de luz y color, sus- tituyendo en festivales al teatro de la mera palabra. Otras tenta- tivas dramáticas han tratado de incluir al público en la represen- tación, de forma pasiva habitualmente, a través de la ilumina- ción, mediante contrastes y alternancias luminosas entre la sala y el escenario, etc. En 1932 tiene lugar en Moscú una representación de La madre, de M. Gorki en la que, en una de las escenas, "se invita al público a poner la mesa" en torno a la que se sientan los per- sonajes. En 1973, se celebra en la ópera de Kyldex un Experimento cibernético lumínico-dinámico, que consistía en hacer intervenir al público en los procesos de representación, permitiéndole controlar el desarrollo de su velocidad; cada per- sona recibía a la entrada cinco cartel itas, en los que podia leer- se "Alto", "Repetición", "Más deprisa", Más despacio", etc... En 1991 tiene lugar en el Centro Dramático de Nuevas Tendencias Escénicas la representación de El aprendiz de brujo, obra cuyo espacio escénico adopta el ámbito en O, y en la que muchos de sus actores se sitúan entre el público, desempeñando sus pape- les respectivos, incluso durante los intermedios, de modo que el auditorio se encuentra completamente sumido en los procesos de representación dramática. Todos estos procedimientos se refieren, sin embargo, a la forma de la representación, sobre la que actúan, pero no al diá- logo, como forma plena de comunicación verbal, cuyos funda- mentos y logros se han discutido con frecuencia a lo largo del siglo XX, desde tratados de investigación científica y desde obras de creación literaria, entre las cuales las obras dramáticas han ocupado habitualmente un lugar privilegiado. 7. "Teatro cruel": De orientación afín a las corrientes que pri- vilegian el texto frente a la representación, exige la participación del público, al que puede "agredir" ocasionalmente (Vid. los ensayos sobre teatro de A. Artaud, 1936 y P. Brook, 1968). Existen paralelamente otras formas de teatro realizadas por autores que responden a las motivaciones de los llamados "hombres airados". Su producción se concentra en la represen- tación de un teatro en que se busca fundamentalmente la mani- festación personal, la necesidad de ser alguien. Surge de este 31 -- -- - - - - - modo el denominado '1eatro cruel", que llega incluso a agredir físicamente al público con objeto de hacerle reaccionar ante determinados estímulos. Se procura de este modo "herir" al auditorio con una violencia que le obligue a reflexionar. Este tipo de tendencias dramáticas pueden manifestarse en alguna pues- ta escena del teatro contemporáneo, tal como sucedió en el estreno de Asl que pasen cinco años, en que se enfocaba direc- tamente al público con luces muy potentes, a las que se añadía un exagerado ruido de truenos. Determinadas representaciones de Rouconi de La Fura deIs Baus pueden situarse en esta corriente dramática. 8. "Teatro pánico": Busca igualmente la agresión al público, a través de efectos acústicos, luminosos o incluso físicos (F. Arrabal, Jodorowski y Topar). La palabra "pánico" puede tener varias acepciones, con obje- to de designar, en la expresión que designa esta tendencia tea- tral, a) el miedo; b) el dios romano de la mitología clásica (Pan, Dionisias... ); o c) incluso la conjunción de artes diversas, apo- yándose en su derivación etimológica griega pán (todo), y pre- tendiendo de este modo la configuración de un "teatro total". El denominado "teatro pánico", representado en España por la obra de Arrabal, se propone atraer la atención del espectador con elementos hasta cierto punto semejantes a los del "teatro de la crueldad", con la intención de provocar al público. 9. Teatro americano: Se refiere a determinadas manifesta- ciones dramáticas que surgen en Estados Unidos a mediados de siglo, y se desarrollan al margen del teatro de Broadway (Theatre off Brodway): "Living Theatre", "Bread and Puppet Theatre", "Teatro Campesino", etc... 32 1. Lectura al Beckett, con la eficacia d comunicacic Personaje pañuelo. Escena: D Acción: p, d,endo. proyec da. se sacude El hombre Vuelven a levanta en s,,\ Lateral izq' Reflexiona Vuelven a levanta en sel Lateral izq Reflexiona escena, se ec sacude, re/lex Un arbolil" metros del su yecta una son El hombre En lo alto, Se vuelve, sombra, se m Unas tijer. delante del ár El hombre Levanta la cortarse las u Las palma Deja las t,. Una jarrita da. con una ir suelo. El hombre En lo alto. Levanta lé carse debajo intento, re/lex incluso a agredir ~ reaccionar ante e modo "herir" al exionar. Este tipo e en alguna pues- no sucedió en el ;e enfocaba direc- as que se añadía representaciones situarse en esta gresión al público, Incluso físicos (F. ociones, con obje- s a tendencia tea- ogía clásica (Pan, les diversas, apo- pan (todo), y pre- "teatro total". El España por la in del espectador ~ los del '1eatro de Oblico. Inadas manifesta- Idos a mediados lira de Broadway read and Puppet Sobre la lectura de Acto sin palabras (Samuel Beckett) 1. Lectura atenta y comprensiva de Acto sín palabras, de S. Beckett, como obra de teatro del absurdo en que se discute la eficacia del lenguaje verbal como forma de expresión y comunicación dramáticas.Acto sín palabras Personaje: Un hombre. Ademán familiar: pliega y despliega el pañuelo. Escena: Desierta. Iluminación deslumbradora. Acción: Por el lateral derecho aparece un hombre: entra retroce- diendo, proyectado desde adentro. Tropieza, cae, se levanta en segui- da. se sacude, reflexiona. Lateral derecho, pitada. El hombre reflexiona, sale por la derecha. Vuelven a arrojarlo inmediatamente a la escena: tropieza, cae, se levanta en seguida, se sacude, reflexiona. Lateral izquierdo, pitada. Reflexiona, sale por la izquíerda. Vuelven a arrojarlo inmediatamente a la escena: tropieza, cae, se levanta en seguida, se sacude, reflexiona. Lateral izquierdo, pitada. Reflexiona, va hacia el lateral izquierdo, se detiene antes de salir de escena, se echa hacia atrás, tropieza, cae, se levanta en seguida. se sacude, reflexiona. Un arbolillo desciende de ia parrilla, aterriza. Una sola rama a tres 'lletros del suelo, y en la cima un pobre manojo de palmas, que pro- ecta una sombra tenue. El hombre sigue reflexionando. En lo alto, pitada. Se vuelve, ve el árbol, reflexiona, va hacia el árbol, se sienta en la sombra, se mira las manos... Unas tijeras de sastre descienden de la parrilla. se inmovilizan oelante del árbol, a un metro del suelo. El hombre sigue mirándose las manos. En lo alto, pitada. Levanta la cabeza, ve las tijeras, reflexiona, las toma y empieza a alrtarse las uñas. Las palmas se pegan al tronco, la sombra desaparece. Deja las tijeras, reflexiona. Una jarrita desciende de la parrilla. Tiene una etiqueta grande y rlgl· :la. con una Inscripción: AGUA. La jarríta se Inmoviliza a tres metros del - elo. El hombre sigue reflexionando. En lo alto, pitada. Levanta la mirada, ve la jarrita, reflexiona, se pone en pie, va a ubi- ::arse debajo de la jarrita, trata en vano de alcanzarla, abandona su -:ento, reflexiona. 33 -- - - Un gran cubo desciende de la parrilla, aterriza. El hombre sigue reflexionando. En lo alto, pitada. Se vuelve, ve el cubo, lo mira, mira la jarrita, toma el cubo, lo colo- ca debajo de la jarrita, prueba su grado de estabilidad, se sube encima, trata en vano de alcanzar la jarrita, desciende, vuelve a llevar el cubo a su lugar, se vuelve, reflexiona. Otro cubo más pequeño desciende de la parrilla, aterriza. El hombre sigue reflexionando. En lo alto, pitada. Se vuelve. ve el segundo cubo, lo mira. lo coloca bajo la jarrita, prueba su grado de estabilidad, sube encima, trata en vano de alcan- zar la jarrita, desciende, quiere volver a colocar el cubo en su lugar, cambia de idea, lo posa en el suelo, va a buscar el cubo grande, lo coloca sobre el pequeño, prueba el grado de estabilidad, se sube enci- ma, el cubo grande se resbala, el hombre cae, se levanta en seguida se sacude, reflexiona. Toma el cubo pequeño, lo coloca sobre el grande, prueba el grado de estabilidad, sube encima y está a punto de alcanzar la jarrita en el momento en que ésta sube un poco y se inmoviliza fuera de su alcan- ce. Desciende, reflexiona, vuelve a colocar los cubos en su lugar, uno después del otro, se aparta, retlexiona. Un tercer cubo todavía más pequeño desciende de la parrilla, ate- rriza. El hombre sigue reflexionando. En lo alto, pitada. Se vuelve, ve el tercer cubo, lo mira, reflexiona, se aparta, reflexio- na. El tercer cubo vuelve a subir y desaparece en la parrilla. Una cuerda con nudos desciende de la parrilla, se inmoviliza a un metro del suelo, al lado de la jarrita. El hombre sigue reflexionando. En lo alto, pitada. Se vuelve, ve la cuerda, reflexiona, trepa por ella y está a punto de alcanzar la jarrita cuando la cuerda se afloja y lo deposita en el suelo. Se vuelve, reflexiona, busca con la mirada las tijeras. las ve, va a recogerlas, vuelve adonde está la cuerda y trata de cortarla. La cuerda se pone tensa, lo levanta, el hombre se aferra a ella, ter- mina de cortar la cuerda, vuelve a caer, deja las tijeras, cae, se levan- ta en seguida, se sacude, reflexiona. La cuerda sube vivamente y desaparece en la parrilla. Con el trozo de cuerda hace un lazo, con el lazo trata de atrapar la jarrita. La jarrita sube rápidamente y desaparece en la parrilla. Se vuelve, reflexiona. Con el lazo en la mano va hacia el árbol, mira la rama, se vuelve, mira los cubos, mira nuevamente la rama, deja el lazo, va hacia los cubos, toma el pequeño y lo coloca bajo la rama, regresa a tomar el grande y lo coloca bajo la rama, quiere colocar el grande sobre el pequeño, cambia de idea, coloca el pequeño sobre el grande, prueba el grado de estabilidad, mira la rama, se vuelve, se agacha para voiver a tomar el lazo. 34 ::;e- eX:Of"a ,U€t'.en a a"1a 'lmaj u;:eral - °se "l<ÁSe,.., ~ - .....as.oo por e aras y el oai e e~ cue El De -as pa Sevue ,..e _ bogrand él cubo gr -".;e e. a pa¡ °ermanec 'ada la. ...a Jarrita e ose mut En lo al o. se mul La ¡amta e semut La rama d se luelve la , En lo a o o se mOl El arbol ¡= hombre ·. ama el cubo, lo colo- idad, se sube encima, uelve a llevar el cubo a. aterriza. coloca bajo la jarrita, •la en vano de alcan· el cubo en su lugar, ar el cubo grande, lo lbilidad, se sube enci· ;e levanta en seguida IIlde. prueba el grado Icanzar la jarrita en el IZa uera de su alcan- Jbes en su lugar, uno Ide de la parrilla, ate· la se aparta, rellexio· lla parrilla. . se inmoviliza a un )f ella y está a punto ¡l y lo deposita en el IS 'Jeras, las ve, va a de cortarla. 'El se alerra a ella, ter· ¡i¡eras, cae, se levan· , oarrilla. lZO trala de atrapar la la parrilla. 'a la rama, se vuelve, el lazo, va hacia los a. regresa a tomar el Ir el grande sobre el bre el grande, prueba ;e agacha para volver -3 rama se pega a lo largo del tronco. Se yergue con el lazo en la mano, se vuelve, comprueba. Se vuelve, reflexiona. ol.lelve a llevar los cubos a su lugar, uno después del otro, enrolla osamente el lazo y lo coloca sobre el cubo pequeño. Se vuelve, reflexiona. uelve a llevar los cubos a su lugar, uno después del otro, enrolla osamente el lazo y lo coloca sobre el cubo pequeño. Se vuelve, reflexiona. -a:eral derecho, pitada. "ellexiona, sale por la derecha. _elven a arrojarlo inmediatamente a escena, tropieza, cae, se 7:: a inmediatamente, se sacude, reflexiona. ..ateral izquierdo, pitada. se mueve. Se mira las manos, busca con la mirada las tijeras, las ve, va a reCQ- rlas. comienza a cortarse las uñas, se interrumpe, reflexiona, pasa el por el filo de las tijeras, las limpia con el pañuelo, va a posar las y el pañuelo en el cubo pequeño, se aparta, se abre la ropa, des- =..;:re el cuello y lo palpa. =cubo pequeño sube y desaparece en la parrilla llevando lazo, tije- "" • pañuelo. Se vuelve para volver a tomar las tijeras, comprueba, se sienta en 7 :;..;.00 grande, 9 cubo grande se desequilibra, lo arroja por tierra, sube y desapa· _~ en la parrilla. "errnanece apoyado sobre el costado, de frente a la sala, con la --aJa fija. ...3 jarrita desciende, se inmoviliza a medio metro de su cuerpo, ~.o se mueve. =n lo alto, pitada. se mueve. -.a Jarrita desciende más, se balancea a la altura de su cara. se mueve. ...a rama del árbol vuelve a levantarse, las palmas vuelven a abrir· _ .~elVe la sombra. =n lo alto, pitada. se mueve. =arbol sube y desaparece en la parrilla. .=.. hombre se mira las manos. FIN 35 -- -- --- 2. ¿Cuál puede ser el argumento de la obra? ¿Cómo se jus- tifica? ¿Qué tipo de situación dramática presenta? ¿A qué tipo de motivaciones puede responder un planteamiento de estas características: social, psicológico, comunicativo, etc...? 3. La posibilidad de prescindir de los signos no verbales es una de las características de las formas dramáticas de van- guardia. Semejante manifestación estética lleva aparejadala sobrevaloración de los signos no verbales (objetos, deco- rado, iluminación, maquillaje, vestuario, efectos sonoros, etc...), y una mayor confianza en las posibilidades del direc- tor de escena y de la representación que en el autor y el texto literario por él creado. ¿Cuáles son los principales sis- temas de signos no verbales que pueden encontrarse en la representación de esta obra?' 4. ¿Qué sentido pueden adquirir la luz y la realización de los signos luminosos en esta obra? 5. ¿Qué significan, por relación al contexto, los objetos que utiliza el personaje a lo largo de la representación? ¿Un objeto está siempre condicionado por la idea que el ser humano tiene de sus efectos sensibles? 6. ¿Cómo es el personaje? ¿Cuáles son sus principales signos kinésicos y proxémicos? 7. August Strindberg es uno de los grandes renovadores de la expresión dramática del siglo XX, especialmente rele· vante por su influencia en el teatro expresionista europeo. En 1888 Strindberg escribe, a modo de prólogo para su drama La señorita Julia, un breve discurso sobre el arte tea· tral, que puede considerarse como uno de los testimonios más representativos de su poética. He aquí algunos frag· mentos acerca de sus principales ideas sobre el teatro y sus posibilidades de renovación. • Sobre el personaje dramático: "Un personaje de carácter era un señor invariable. definitivo, que se presentaba invariable- mente borracho. bromeando lastimosamente, y al que bastaba, para caracterizarlo, adornarlo con una deformidad física, ya fuese un pie contrahecho, una pata de palo, una nariz roja, o hacerle repetir una determinada expresión, como: ')'l Barkis le encantaría", "Muy amable': o algo parecido. Esta manera sim- plista de presentar a los seres humanos la encontramos hasta en el gran Moliére. Harpagón no es más que un avaro, aunque bien hubiese podido ser avaro y al mismo tiempo un notable financiero, un excelente padre de familia y un buen consejero 1 Vid. a este respecto el cap. 8 de este volumen. 36 "'lU ¡Opal' Des. de un sobre sus ce oso, est e entíficos 1 na y sabe smoala ue vIven I menos. la ¡ con una • Sobre 90. heroo como catEl( una brillan, rancescor dejado quE como ocun se llega a actúa com ouenadel las primera bora. se Irá manera qu • Manó tras reallst ,nverosímil puedo ut/Ii; actor la po. o. aunque nble no es! por ser rel. se le dice, la acclon. ambIente. el cual no ¡ /¡ablarsm ~ En los cas, he utilizad. libertad de personal". • El dec rada en la i do, escuet! como nos/ da campal movím¡enc he limitado a? ¿Cómo se jus- presenta? ¿A qué planteamiento de ~O. comunicativo, ps no verbales es ramálicas de van- ~ lleva aparejada ~s (objetos, deco- efectos sonoros, lilidades del direc- e en el autor y el os principales sis- encontrarse en la y la realización de texto, los objetos Iresentación? ¿Un a idea que el ser In sus principales ndes renovadores ipecialmente rele- ~ionista europeo. prólogo para su ~ sobre el arte tea- le los testimonios Iqul algunos frag- ,bre el teatro y sus '(Sonaje de carácter ¡sentaba invariable- J. y al que bastaba, ormidad fisica, ya o una nariz roja, o como: "A Barkis le l. Esta manera sim- encontramos hasta e un avaro, aunque tiempo un notable un buen consejero municipal {. ..]. Por eso yo no creo en caracteres teatrales sim· pies, de una pieza. Y luego esos juicios sumarios de los autores sobre sus personajes: ése es estúpido, ése es brutal, ése es celoso, ése es tacaño. Eso si que deberla ser impugnado por los científicos que conocen la riqueza y complejidad del alma huma- 'la y saben que el "vicio" tiene un reverso que se parece muchí- Simo a la virtud. Como mis personajes son caracteres modernos que viven en una época más vertiginosamente histérica que, al menos, la precedente, los he dibujado vacilantes, desgarrados, ron una mezcla de lo nuevo y lo viejo". • Sobre el diálogo dramático: "En lo que respecta al diálo- go. he roto un poco con la tradición al no pintar a mis personajes como catequistas que hacen preguntas estúpidas para provocar ,ma brillante réplica. He intentado eludir el modelo de diálogo 'rancés con su construcción simétrica. matemática, y para ello he dejado que las mentes trabajasen de una manera irregular, tal cama ocurre en la realidad, donde, en una conversación, nunca se llega a agotar un tema, sino que cada uno de los cerebros actúa como un rueda dentada en la que el otro se engrana a la DUena de Dios. Por eso el diálogo anda sin rumbo, se provee en as primeras escenas de un abundante material que luego se ela- oora, se trabaja, se repite, se amplia y se desarrolla de la misma anera que el tema en una composición musical". • Monótogo, pantomima y actor. "En la actualidad, nues- 70S realistas han excomulgado el monólogo por considerarlo verosímil; pero si yo lo justifico, entonces lo hago verosímil y :Juedo utilizarlo con provecho {. ..}. Y para darle, por una vez, al actor la posibilidad de hacer un trabajo independiente y liberar- . aunque sea por un instante, de la férula del autor, es prefe- -ole no escribir el monólogo, sino simplemente indicarlo, ya que DOr ser relativamente indiferente lo que se habla en sueños, o se le dice al papagayo o al gato, y no inffuir en el desarrollo de - acción, un actor de talento, envuelto en un determinado 3J71biente, tiene la posibilidad de improvisar mejor que el autor, e cual no puede calcular de antemano el tiempo que se puede abiar sin sacar al público de la ilusión en que se encuentra {. ..}. En los casos en que el monólogo hubiese parecido inverosímil -e utilizado la pantomima, y ahí le doy al actor todavía mayor nertad de creación, y mayores posibilidades de obtener éxito ::>ersona/". • El decorado. "En lo que respecta al decorado, me he inspi- -ado en la pintura impresionista, en su estilo asimétrico, recorta- ao. escueto, y creo haber logrado así fortalecer la ilusión; porque ::vmo no se ve la habitación completa, con todo su mobiliario, se Ga campo libre a la imaginación, es decir, la fantasía se pone en ovimiento y completa la imagen del escenario {. ..]. También me -8 limitado a un solo decorado, tanto para permitir que los per- 37 - sonajes se integren bien en el ambiente como para acabar con el lujo de la decoración. Pero cuando se utiliza un solo decora- do se le debe exigir que parezca rea/". • La luz y los signos. "En un drama psicológico moderno en el que las más sutiles reacciones del alma deben reflejarse en el rostro y no manifestarse con gestos grandilocuentes y grandes alborotos, valdría la pena experimentar con una luz potente a ambos lados de un escenario pequeño y con actores sin maqui- llaje, o, al menos, con el mínimo posible". A. Strindberg (1888), "Prólogo' a La señorita Julia, en Teatro escogido, Madrid, Alianza, 1982. 38 3. La a Con fn le dramá rroJlo y la describir 1 les fuerzé escenario ral que la Anslót, que hoy i que imitar la mimesl que consl artística "Ll En COI mático SE a imitaci< fábula), , zan accic cual se ( oue ejecl actuando a, objelo 00 por su tan e. Arisló' de modo oensamie ""Odo. es ~o g'ego 2 3 Ansió a ue ce ee a a abu - Jan- 1 oe a - -Da JI o para acabar con ,a un solo decora- lógico moderno en !len reflejarse en el cuentes y grandes una luz potente a aclares sin maqui- u a. en 3. La acción dramática Con frecuencia se ha insistido en que el carácter propiamen- -9 dramático y dinámico de toda obra teatral reside en el desa- -rollo y la expresión de su acción. A continuación, trataremos de describir un diseño estructural que, configurado por las principa- es fuerzas y acciones dramáticas que se presentan sobre el escenario, permiten explicar y clarificar el tipo de personaje tea- al que las representa y sustantiva. Aristóteles
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