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PARTE 4- INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL DERECHO - LUIS RECASENS SICHES.125-134

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CUARTA PARTE
LAS FUNCIONES DEL DERECHO
CAPITULO VIlI
LAS FUNCIONES DEL DERECHO
SUMARIO
1, FINES FUNCIONALES O FUNCIONES DEL DERECHO.-2. LA FUNCIóN DE
CERTEZA Y SEGURIDAD, AL MISMO TIEMPO QUE LA FUNCIÓN DE CAMBIO
PROGRESIVO.-8. RESOLUCiÓN DE LOS CONFLICTOS DE INTERESES.-f. LA
ORGANIZACIÓN, L" LEGITIMACIóN y LA LIMITACiÓN DEL PODER POLtTICO.
5. OBSERVACIóN ADICIONAL SOBRE 'LAS FUNCIONES DEL DERECHO
1. FINES FUNaONALES O FUNCIONES DEL DERECHO
Para una completa caracterización general del Derecho, no basta con haber dis-
tinguido estrictamente cuáles son las diferencias que median entre las normas jurí-
dicas y las normas morales; además, la diferencia entre las normas jurídicas y las
reglas del trato social; y, por fin, la distinción entre las órdenes o los mandatos
juridicos y los mandatos arbitrarios. Mucho se ha logrado, al aclarar todas esas
distinciones y diferencias, Pero, con esto, aún no tenemos una representación cabal
del Derecho. Es necesario darnos cuenta de cuáles son las funciones que el Dere-
cho desempeña en la humana existencia.
Desde luego que el fin último del Derecho consiste en satisfacer unas necesi-
dades sociales de acuerdo con las exigencias de la justicia y de los demás valores
jurídicos implicados por ésta, tales como el reconocimiento y garantía de la digni-
dad personal del individuo humano, de su autonomía, de sus libertades básicas, de
la promoción del bienestar general o bien común. Según las diversas realidades
históricas del Derecho, pretéritas y presentes, en cada una de esas realidades aqueo
llos fines se han logrado en mayor o menor medida, y, a veces, incluso no se pasó
de . las buenas intenciones, habiéndose frustrado el cumplimiento efectivo de ea-
les fines.
Pero aquí, en este momento, no se trata de inquirir sobre los más altos valores
que deben ser realizados por el Derecho. Se trata de otra cosa: se trata de averiguar
cuáles son los tipos generales de necesidades humanas sociales que todo Derecho
intenta satisfacer, por el mero hecho de su existencia real, e independientemente
de su mayor o menor justicia. A todo eso es a lo que llamo "funciones del Derecho"
1> "finalidades funcionales de lo jurídico" .
Al incluir en la caracterización del Derecho el estudio de esas finalidades fun-
cionales, no mutilo la universalidad del concepto general de lo jurídico. Si dentro
III
112 FUNCIONES DEL DERECHO
de éste yo incluyese la referencia a fines concretos, entonces invalidaría la univer-
salidad del concepto del Derecho, Su pretendida esencialidad; pero en este capítulo
no incluyo ninguna idea de finalidades concretas o particulares, sino tan sólo unas
ideas de finalidades funcionales, las cuales SOn por entero formalistas, plenamente
universales. Lo que varía, en la historia y en las diversas doctrinas filosóficas y po·
líticas, son los fines particulares que cada Derecho positivo se propone; pero, en
cambio, son magnitudes constantes unas funciones que todo Derecho realiza por
la mera circunstancia de existir como formalmente válido y como eficazmente
vigente.
Esas funciones conciernen a la satisfacción de unos tipos COnstantes de necesi-
dades humanas sociales.
Tales funciones o fines funcionales del Derecho son: a) certeza y seguridad, a
la vez que posibilidad de cambio; b) resolución de los conflictos de intereses; y
e) organización, legitimación y restricción del poder político.
2. LA FUN06N DE CERTEZA Y SEGURIDAD, AL MISMO TIEMPO
QUE LA FUNCiÓN DE CAMPO PROGRESIVO
Es verdad que en el Derecho deben encarnar valores superiores, como el de la
justicia, el reconocimiento de la dignidad personal de los individuos, las libertades
básicas de éstos, el bienestar general o bien común, etc.; y es verdad que un De-
recho no estará justificado sino en la medida en que sirva satisfactoriamente a
dichos valores.
Pero es verdad también que el Derecho no surge primeramente COmO un mero
tributo a esos valores de superior rango, sino que es gestado bajo el estímulo ·de
unas necesidades que se dan perentoriamente en la vida social, entre ellas: la ur-
gencia. de certeza y seguridad, y, al mismo tiempo la necesidad de un cambio
progresivo.
El Derecho es fabricado por los hombres sobre todo bajo el estímulo de una
urgencia de certeza (saber a qué atenerse) y de seguridad (saber que eso a lo. cual
puede uno atenerse tendrá forzosamente que ser cumplido}; o sea bajo el estímulo
de una urgencia de orden en la vida social.
Se puede explicar esa función de certeza y seguridad, u orden, que en el De-
recho encarna, por vía de comparación con la función social de seguridad que la
técnica desempeña en otro campo de cosas. Sucede que el hombre se siente aterrado
ante la Naturaleza; presencia un conjunto de hechos en tumultuosa sucesión, cuyo
secreto ignora, muchos de los cuales se presentan como muy peligrosos (frío. inun-
daciones, terremotos, animales salvajes, hambre, etc.). Todo eso fuerza al hombre
II estar extravasado, pendiente del contorno. en constante alerta, poseído de miedo
pánico. Por tal razón, siente el hombre una necesidad de saber a qué atenerse res-
pecto de la Naturaleza y de dominarla o controlarla. Al impulso de esa urgencia se
elabora la técnica, para crearse un margen de holgura o de relativa seguridad y
de comodidad en el cosmos. Pero el hombre experimenta no sólo el dolor de la inse-
guridad frente a la Naturaleza, sino' que se plantea análogos problemas también
CERTEZA Y SEGURIDAD JURÍDICAS 113
respecto ·de los demás hombres; y siente la urgencia de saber a qué atenerse en rela-
ción a los demás: de saber cómo se comportarán ellos con él, y de saber qué es lo
que él debe y puede hacer frente a ellos. Y precisa no sólo saber a qué atenerse,
sobre lo que deba suceder, sino también saber que esto sucederá forzosamente; es
decir: precisa de certeza sobre las relaciones sociales, pero además de la seguridad
de que la regla será cumplida, de que estará poderosamente garantizada.
El Derecho cumple una funci6n de certeza y una función de seguridad. Pero,
¿seguridad de qué? Seguridad de aquello que a la sociedad de una época y de un
lugar le importa fundamentalmente garantizar, por estimarlo ineludible para sus
fines. Por eso, el contenido del Derecho varía según los pueblos y los tiempos en
el proceso de !J. historia. Pero, en todo momento, sea cual sea su contenido, el
Derecho representa una función de seguridad, de orden cierto y eficaz.
Los valores superiores que deben inspirar al Derecho se refieren a los fines que
mediante él deben ser cumplidos. Y claro es que un ordenamiento jurídico no estará
justificado sino en la medida en que cumpla satisfactoriamente los valores supremos
que deben servirle de orientación. Pero lo jurídico del Derecho no radica en estos
valores, sino en la forma de la realización de los mismos. precisamente mediante
instrumentos jurídicos. Desde un ángulo de contemplación meramente formalista,
lo jurídico no es un [in, sino que es un especial medio puesto al servicio de la
realización de fines diversos. Hay fines sociales que, en principio, bien pudieran
ser perseguidos por medios ajenos a los jurídicos: apostolado, propaganda, inicia-
tiva individual, organización social espontánea y libre, etc. Ahora bien. cuando a
una colectividad le interesa asegllrar de la manera más firme la realización de deter-
minados fines, entonces, los recoge en normas jurídicas, esto es, impone su cutn-
plimienio .de manera inexorable, por ejecución forzosa. Así, siempre la función del
Derecho es seguridad. aseguración; lo mismo en un régimen tradicionalista que en
un régimen revolucionario, pues tanto en un caso como en otro, se trata de asegu-
rar la realización de determinados propósitos, bien que estos propósitos sean diver-
sos en un caso y en otro caso.
Lo que acabo de manifestar no implica de ninguna manera una indiferencia
respecto de los fines. En modo alguno. Desde el punto de vista dela valoración,
de la estimativa jurídica, 0, si se quiere del Derecho natural, se debe distinguir
entre fines malos y fines buenos, entre fines justos y fines injustos; y aun no todos
los fines buenos y justos deberán ser perseguidos jurídicamente, porque hay mu-
chos valores -por ejemplo los religiosos y los morales puros- cuya realización
no es lícito promover mediante el Derecho, ni tendría sentido que así se preten-
diese, pues tales fines pueden ser cumplidos sólo espontáneamente y de modo libre
por los hombres. Así pues, la estimativa jurídica determinará las directrices que
deben orientar al Derecho, los criterios para su perfeccionamiento y para su reela-
boración progresiva; la estimativa jurídica aclarará cuáles son los supremos valores
que deben ser plasmados en el Derecho; y establecerá qué es lo que puede justifi-
cadamente entrar dentro del contenido del Derecho, y qué es lo que no puede lícita-
mente constituir objeto de normas jurídicas, por ejemplo, el pensamiento religioso,
filosófico, científico y artístico, frente al cual el Derecho no debe sino garantizar
114 EL DERECHO~ MEDIO ESPEciFICO DE GARANTlA
su libertad, pero de ninguna manera regularlo taxativamente; tampoco la pura mo-
ralidad, que de ningún modo puede ser impuesta por el Derecho, etc. Y la estima-
tiva jurídica deberá, asimismo, determinar en qué casos y bajo qué condiciones
pueden determinados fines ingresar en la normaci6n jurídica, y a qué límites deben
éstos hallarse sometidos.
Así pues, lo jurídico visto desde un ángulo de contemplación puramente forma-
lista, esto es, general, no es expresi6n de determinados fines, sino s6lo de un
ellJerial medio o forma de realizaci6n de aquellos fines sociales que una determi-
nada comunidad considera como de cumplimiento ineludible. Muchos de esos fines,
en principio, podrían ser obtenidos por diversos medios, diferentes del Derecho;
podrían ser dejados al libre y espontáneo cumplimiento por individuos y grupos.
Ahora bien, cuando la sociedad quiere garantizar de modo cierto y seguro la reaíi-
zación de unos determinados fines, entonces emplea el medio jllrídico, es decir, la
normatividaJ de imperio inexorable.
lo que es diferente y cambia en la historia y en las diversas doctrinas filos6-
ficas y políticas son los fines asegurados. Pero, por el contrario, es magnitud cons-
tante de todo Derecho el que una de sus funciones consista en aseg1lrar aquellas
condiciones o aquellos fines que una sociedad reputa de indispensable realizaci6n.
La seguridad puede establecerse respecto de los contenidos más dispares; pero don-
de quiera que haya Derecho reconocemos éste por constituir una función asegura-
dora de que unas determinadas conductas, independientemente de la voluntad hostil
can 'que puedan tropezar, serán realizadas y, en su caso, impuestas: y de que los
comportamientos contrarios serán hechos imposibles.
Claro que debo repetir que desde el punto de vista de la estimativa juridica e
del Derecho natural, se debe diferenciar entre fines lícitos y correctos por un lado,
y fines ilícitos e incorrectos por otro ---<amo serían los de convertir al individuo
en un esclavo del Estado, lo cual sucede en los regímenes totalitarios.
Sin embargo, no debe entenderse estas funciones de certeza y seguridad en tér-
minos absolutos. Por el contrarío, hay que pensarlas sólo con un alcance limitado
y relativo. Es así, por las siguientes razones:
1~ Aunque los hombres elaboran Derecho positivo movidos por el deseo de
obtener alguna certeza y seguridad en determinadas relaciones sociales, lo que les
importa no es cualquier certeza y seguridad, sino precisamente certeza y seguridad
en lo que entienden como pautas de justicia, libertad y bienestar social.
2~ Aunque el deseo de seguridad es uno de los afanes fundamentales de la
vida humana, no es el único de éstos, sino que coexiste con otros deseos de tipos
contrarios, tales COmo el anhelo de cambio, la aspiración de mejora y progreso.
Sucede que si bien, por una parte, el Derecho sirve a un propósito de certeza y
seguridad, por otra parte, sirve también a las necesidades suscitadas por el cambio
social y por los deseos de mejora y de progreso. Así pues, el Derecho, por una
parte, pretende ser estable, pero, por otra parte, no puede permanecer invariable,
sino que, por el contrario, debe ir cambiando al compás de 1~ nuevas circunstan-
cias y necesidades sociales. La seguridad perfecta equivaldría a la absoluta inmovi-
lidad de la vida social. Mejor dicho, equivaldria a la imposibilidad de la vida
LlMIThCIQNES DE LA SEGURIDAD 115
humana. Pero, por otra parte, a la inversa, el cambio constante. la carencia de un
elemento permanente, y la falta de toda forma estable, harían imposible la vida
social.
3? A veces, la urgencia de seguridad choca con el deseo de una mejor justicia.
Tales conflictos entre seguridad y justicia se resuelven según las características y
condiciones del caso concreto, unas veces en favor de la seguridad, y otras veces,
heroicamente, sacrificando la seguridad en aras de la justicia.
4? A pesar de esa función esencial, formal, de garantía, hay siempre un mar-
gen de incertidumbre y de inseguridad en el Derecho. Ese margen de incerteza y
de inseguridad en el Derecho se manifiesta en lo lIue respecta al resultado del pro-
ceso judicial o administrativo en cada caso concreto. Si con respecto a cualquier
problema o conflicto, hubiese plena seguridad sobre el resultado de la decisión
en un proceso jurisdiccional, en realidad no habría litigios y sobrarían por com-
pleto los abogados.
5~ Hay también un margen de incertidumbre y de inseguridad en los hechos
de que la producción de nuevas leyes y reglamentos nunca cesa, sino que. por el
contrario, sigue desenvolviéndose, abrogando viejas reglas y sustituyéndolas por
otras nuevas. Esto, aun cuando la mayor parte de las nuevas normas no tengan
efectos retroactivos, y por lo tanto no afecte a los derechos adquiridos, por lo me-
nos destruye muchas expectativas que se habían fundado sobre viejas normas.
3. RESOLucróN DE LOS CONFLICTOS DE INTERESES
Otra de las dimensiones funcionales intrínsecas de todo Derecho tiene por esen-
cia la resolución de los conflictos de intereses por medio de normas y decisiones
de impositividad inexorable.
Cada persona tiene una multitud de deseos que anhela satisfacer. Según dice el
refrán, cada quien desea poco menos que la Tierra entera para sí. Pero mientras que
los seres humanos son muchos, en cambio solamente hay una Tierra. Así, los deseos
de cada uno, esto es, los intereses de cada cual. frecuentemente caen en compe-
tencia o incluso en conflicto con los deseos o intereses de sus prójimos. En este
sentido se entiende por interés la demanda o el deseo que los seres humanos tratan
de satisfacer, bien individualmente, o bien a través de grupos y asociaciones. Como
quiera que la satisfacción de todos Jos intereses de todos y cada uno de los seres
humanos no es posible, por eso hay competencia entre los hombres en cuanto a sus
varios intereses concurrentes; y esa competencia da origen muy a menudo a conflictos.
En principio, no hay más que dos procedimientos para zanjar los conflictos de
intereses: o bien la [ncrza -triunfo de quien sea más fuerte por su vigor muscular,
o por las armas que tenga, o por su astucia-, o bien una reg"lación objetioa (es
decir, que no derive de ninguna de las partes en conflicto, sino de una autoridad'
imparcial y que se. impuesta a aquellas partes por un igual), la cual sea obedecida
por los antagonistas.
Para zanjar los conflictos de intereses entre los individuos o entre los grupos,
el Derecho positivo realiza las siguientes operaciones:
•• -"f'"•... ..,.".•••
116 LA RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS DE INTERESES
A) Clasifica los intereses opuestos en dos categorías: primero intereses que me-
recen protección; y segundo, intereses que no merecen protección, por ser ilícitos,o
por no caer dentro de las materias reguladas por el Derecho.
B) Establece una especie de tabla jerárquica en la que se determina respecto de
los intereses que merecen protección, cuáles intereses deben tener prioridad O pre-
ferencia sobre otros intereses; y además establece los esquemas de posible armoni-
zación o compromiso entre los intereses sólo parcialmente opuestos.
e) Define los límites dentro de los cuales esos intereses deben ser reconocidos
y protegidos, mediante normas jurídicas, que sean individualizadas congruenternen-
te e impuestas por la autoridad judicial O por la administrativa, en caso necesario,
en caso de que tales normas no sean espontáneamente cumplidas por los sujetos
obligados.
D) Establece y estructura unos órganos para desempeñar las siguientes tareas:
declarar las normas que sirvan como criterio para resolver los conflictos de intere-
ses; desenvolver y particularizar. dichas normas; dictar normas individualizadas -sen·
tencias y decisiones administrativas-e- en las que se COncreten las reglas generales; y
ejecutar estas normas individualizadas.
El Derecho trata de resolver los conflictos de intereses no de un modo teórico,
sino de una manera práctica, eficaz, ejecutiva, es decir, de modo que la solución
que él da a tales conflictos sea cumplida, necesariamente, forzosamente, y Ilegado
el caso, impone sus soluciones de un modo inexorable, sin admitir la posibilidad de
rebeldía.
El Derecho, para zanjar los conflictos de intereses, necesita no solamente unos
criterios valoradores adecuados, sino que además necesita también estar apoyado por
el poder que quiere ser el más fúerte de todos los poderes sociales, es decir, por el
poder político, o sea por el Estado.
En la resolución de los conflictos de intereses operan muchos y muy variados
hechos sociales. Y también el modo de cumplimiento concreto de estas tareas está
influido por una serie de diversos factores socialcs. Así, los conflictos concretos de
intereses y las soluciones que se den a éstos, dependen de cuáles sean las situaciones
sociales en que tales antagonismos surgen. Dependen de las necesidades O los deseos
que las gentes sientan. Dependen de la mayor o menor abundancia de medios naJa-
rales y técnicos para satisfacción de esos deseos o necesidades. Dependen de las
creencias o convicciones sociales vigentes sobre lo que es justo, sobre lo que es de-
cente, y sobre lo que es honesto. Dependen de la influencia que las ideas y los sen-
timientos religiosos ejerzan sobre tales convicciones. Dependen de la- influencia que
las tradiciones tengan sobre tales creencias. Dependen de la intensidad mayor o me-
nor con que las gentes anhelan mi progreso; O de la fuerza mayor o menor con que
se sientan adheridas a los modos del pretérito. Dependen de las aspiraciones colee-
tivas que vayan prendiendo en el ánimo de la mayoría de las gentes. Dependen de
los peligros por los que las gentes se sientan más inminentemente amenazadas, para
la defensa para los cuales estén dispuestas a sacrificar otros deseos. Dependen de la
respectiva influencia que sobre la vida nacional ejerzan los varios estratos o clases
sociales, En suma, las pautas que se establecen para resolución de los conflictos
LA RESOLUCiÓN DE LOS CONFLICTOS DE INTERESES 117
de intereses dependen de una muy variada multitud de factores, entre los cuales
hay factores de la Naturaleza, hay factores espirituales, hay factores económicos, ha}'
factores de situación, hay factores de dinamismo colectivo, y hay factores políticos.
y entre todos esos variados factores hay que distinguir especialmente dos tipos:
aquellos que son suscitados por los problemas que nacen de determinadas realidades
sociales concretas. tal y como ellas son en 1111 momento determinado, por una parte;
y aquellos otros factores que consisten en fuerzas dinámicas propulsoras de cambio
social, por otra parte. por ejemplo: ideales. aspiraciones y tendencias.
Todos esos factores actúan sobre la mente y la voluntad de quienes hacen el
Derecho: el legislador, los funcionarios administrativos, los entes colectivos (en la
medida en que ellos fabrican autónomamente sus propias reglas para su vida inte-
rior), los particulares (quienes en uso de la competencia que se les conceda elabo-
ran normas contractuales) y los jueces.
La tarea del Derecho de reconocer. delimitar y proteger eficazmente los intere-
ses legítimos, nunca llega a terminarse definitivamente, sino que, por el contrario,
está siempre en curso de reelaboración. Es así, porque los intereses no reconocidos
siguen hoy ejerciendo constantemente una presión para obtener mañana el recono-
cimiento que ayer no consiguieron. Los intereses que están hoy reconocidos sólo
parcialmente se esfuerzan por ampliar el ámbito de su protección. Viejos intereses
reconocidos en el pretérito, al cambiar las circunstancias, al modificarse las realida-
des sociales, pierden volumen e intensidad, o pierden título razonable para seguir
siendo protegidos. Al correr de los días, surgen nuevos intereses, aparecen nuevas
demandas, que presionan al legislador, al gobierno y a los jueces.
Suele acontecer con frecuencia que la. solución dada por el legislador, o por el
gobierno, o por los jueces a determinados tipos de conflictos, al ser llevada a la
práctica, produce resultados contrarios a los que se querían. o se muestra como
ineficaz, lo cual plantea al legislador y también a los tribunales el problema de
rectificar los criterios antes establecidos.
El legislador, el gobierno y los jueces se encuentran también ante el conflicto
entre las fuerzas sociales que desean conservar lo que ellos llaman el orden social,
el cual suele ser una especie de cuadro idealizado del orden del pretérito. por una
parte, y, por otra parte, las fuerzas que pugnan por establecer un nuevo orden social
más de acuerdo con las necesidades del presente y con las tareas a cumplir en el
próximo futuro, así como más de acuerdo con las exigencias de la justicia.
La variadísima multitud de intereses que demandan protección jurídica podría
reducirse a dos tipos principales: intereses de libertad --estar libre de interferencias,
de obstáculos, de ataques, de peligros, en una serie de aspectos de la vida espiritual,
individual y social y de las posesiones o propiedades-; e intereses de cooperacián
---obtener la ayuda o asistencia de otras personas, individuales o colectivas, priva-
das o públicas para la realización de múltiples y variados fines humanos. que no
pueden ser cumplidos, o que, al menos. no pueden ser cumplidos satisfactoria o
suficientemente sin dicha cooperación.
Podría decirse que el Derecho actúa a veces como tapia o cerca, que defiende
el ámbito de la libertad y de las posesiones contra cualquier indebida injerencia;
lIS LA RESOLUCiÓN DE LOS CONFLlcrOS DE INTERESES
y otras veces, como biJagra o engranaje, que articula en obra de colaboración las
actividades de dos o más personas.
Con el propósito de obtener un cuadro relativamente más detallado de los va-
rios tipos concretos de intereses humanos que claman por protección jurídica se
han producido varios ensayos de clasificación de tales intereses, como por ejemplo
el siguiente:
A) Intereses individuales, los cuales comprenden los relativos a la personali-
dad, vida, integridad corporal, salud, libertad de conciencia, de pensamiento y
religión, libertad frente a la coacción y al engaño, libertad de domicilio, libertad
de locomoción, libertad de contratación, libertad de trabajo, honor, reputación, pri-
vacídad (no interferencia en la vida privada), propiedad, cumplimiento de con-
tratos, libertad de matrimonio, defensa del hogar y de la morada, los relativos a
las relaciones entre los esposos y entre los padres y los hijos, etc.
B) Intereses sociales, por ejemplo, la paz y el orden; la seguridad general, la
cual comprende también la seguridad en la eficacia de todas las normas jurídicas;
elbien común o bienestar general (cuya interpretación plantea graves problemas
cuando parece entrar en competencia con ciertos intereses individuales, algunos con-
siderados superiores al bien común, pero otros tenidos por inferiores a éste); el
progreso y la difusión culturales, la decencia pública, la conservación de los recur-
sos naturales, la existencia de un orden social que provea a todos con oportunida-
des parejas; el desarrollo económico; la prosperidad, etc.
C) Intereses públicos, por ejemplo, los intereses del Estado en tanto que tal,
es decir, en tanto que la organización política puede tener determinadas necesi-
dades, como por ejemplo la percepción de impuestos para sostener las cargas pú-
blicas, la defensa nacional, etc.
4. LA ORGANIZACIÓN, LA LEGITIMACiÓN Y LA LIMITACióN'
DEL PODER POLÍTICO
El Derecho satisface también la necesidad de organizar el poder político, esto
es, el poder del Estado y de los demás entes públicos que lo integran. El Derecho
precisamente organiza la serie de órganos competentes que hablan y actúan en su
nombre. Sucede que, si bien por una parte, el Derecho positivo formalmente válido
y además vigente es en realidad tal Derecho positivo de manera efectiva porque y
en tanto lo apoya el poder del Estado; en cambio, por otra parte acontece también
que el poder del Estado está organizado y fingido por el Derecho, o, dicho con
otras palabras, el Derecho es uno de los ingredientes más. importantes del poder
del Estado. En efecto, por un lado, el poder del Estado se apoya sobre una serie de
hechos sociales, y es poder estatal precisamente porque es el resultado de los po-
deres sociales más fuertes. Pero, a su vez, el Derecho da al poder del Estado
su organización.
. El Derecho no sólo organiza el poder político, sino que además lo legitima o
intenta legitimado, en cuanto que lo organiza o se propone organizado según cri-
terios de justicia, según valores de rango superior.
ORCANJZAOÓN y RESTRICCIÓN DEL PODER POLiTICO 119
La organización del poder político por medio del Derecho representa una ·/imi-
laúón de ese poder. En efecto, un poder no organizado, no sometido a determi-
nadas formas, no especificado en una serie de diversas competencias, sería un
poder que llegaría tan lejos COmo llegase la influencia efectiva que ejerciera en
cada momento sobre sus súbditos. El alcance de tal poder político no organizado
no estaría restringido nada más que por los límites de su propia fuerza: llegaría
en cada instante hasta donde llegase esa fuerza¡ y. en ocasiones, sería tal vez abru-
macla! y se convertida en tiranía insoportable. Otras veces, cuando fallase total o
parcialmente la influencia efectiva de ese poder político no organizado, o' llegaría
a no existir en aquel momento, o su alcance vendría a ser muy corto cuando fallara
en parte.
La organización jurídica del poder dota a .éste de una mayor estabilidad, de
una mayor regularidad; pero, al mismo tiempo, limita el alcance de ese poder, por·
que tal alcance está definido, determinado, confinado por el Derecho y, consi-
guientemente, no puede ir más lejos de lo establecido en el Derecho, en tanto quiera
permanecer como poder jurídico y no quiera intentar convertirse en meco .poder
arbitrario; O sea en tanto que se desenvuelva como Estado de Derecho.
5. ·OBSERVAOÓN ADIOONAL SOBRE LAS FUNOONES DEL DERECHO
Glosando lo expuesto acerca de las funciones del Derecho, sobre las mismas
cabe decir lo siguiente: el Derecho asegura una dosis razonable de orden en la
vida de la comunidad.
Tenemos que conocer, en nuestras relaciones humanas y de negocios lo que
podamos hacer sin miedo a ser objeto de sanciones coercitivas; conocer también
aquello de lo cual debemos abstenemos; y conocer asimismo qué índole de com-
portamiento podemos habitualmente esperar por parte de las gentes con las cuales
estamos en contacto. Sin ningún orden de Derecho, flotaríamos en un mar de in-
certidumbre respecto de nuestras facultades y de nuestras obligaciones, y estaríamos
a la merced de nuestros prójimos y de los poderes que intentasen interferirse en
nuestros asuntos.
Por otra parte, como quiera que es inevitable que haya disputas entre los miem-
bros de la sociedad, ha de encontrarse algún medio para resolver esas controversias.
El procedimiento más satisfactorio parece que consiste en confiar la resolución de
las disputas a normas y a tribunales imparciales, cuyas decisiones se esfuercen en
hacer justicia a los litigantes, para lo cual necesitamos normas jurídicas y tribunales.
En resumen, las necesidades que originan la creación de Derecho pueden ser
tipificadas en dos: la necesidad de orden y de organización social; y la necesidad
de que ese orden satisfaga el sentido de justicia y de los demás valores implicados
por la justicia (dignidad, libertad y autonomía personales, bienestar general, etc.),
Pero se debe todavía añadir la siguiente observación. El Derecho es un término
medio entre la anarquía y el -despotismo, El Derecho trata de crear y mantener un
equilibrio entre esas dos formas extremas de Ie vida social. Para evitar la anarquía,
el Derecho limita el poder de los individuos particulares. Para evitar el desporis-
120 NI ANARQUÍA NI DESPOTISMO
mo, el Derecho frena el poder del gobierno, mediante unas normas generales de
conducta. En suma, el Derecho intenta reducir al mínimo la posibilidad de abuso
del poder, tanto por parte de los particulares como por parte del gobierno.
Si se limitase s610 el poder de los particulares, surgiría entonces un gobierno
despótico y arbitrario. Si no se limitara nada más que el poder del gobierno, en-
tonces habría individuos particulares o grupos privados actuando ilimitadamente
en uso de su fuerza, es decir, se produciría una situación de anarquía. El Derecho
reconoce una esfera limitada de poder a los particulares y otro ámbito de poder
limitado a las autoridades gobernantes.

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