Logo Studenta

quiroga ana matrices de aprendizaje cap 3

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Capítulo III 
Un análisis de la relación entre estructura social, organización familiar y modelos de aprendizaje y Vínculo. 
Los aportes de Margaret Mead y Wilhelm Reich. 
Al explicitar el encuadre teórico del tema de aprendizaje decíamos que partimos de una concepción del sujeto según la cual éste se constituye, se configura en una praxis, en un hacer, en una relación activa con lo real en la que se modifica y modifica a su vez al mundo. Cuando decimos esto podemos preguntarnos: ¿cómo se le da el mundo a ese sujeto, cómo lo experimenta? Entretejido de vínculos y relaciones sociales. Aun la relación con la naturaleza, de la que el hombre es parte, está mediada por el orden social. 
En su hacer, en una praxis el hombre se constituye como tal. Por esto es posible afirmar que el hombre es un proceso. "El proceso de sus actos", dice Gramsci. El sujeto humano es en cada aquí y ahora la síntesis, el punto de llegada de una historia social e individual. Por eso sostenemos que el sujeto es emergente de una complejísima trama de vínculos y relaciones sociales que determina a esos vínculos. 
Si el hombre se configura en una praxis, si se constituye en un devenir histórico y en relaciones sociales, si esa praxis y esa recíproca relación con el mundo es a tal punto modificante, una de las cuestiones centrales que se nos plantean y que es clave tanto en lo que hace al desarrollo de una teoría psicológica como a la particularidad del análisis de los procesos de aprendizaje es: ¿cuál es la esencia del hombre? ¿Qué es la naturaleza humana? ¿Es algo inmodificable que está más allá de la historia y las relaciones sociales, o por el contrario esas experiencias y esas relaciones tienen sobre esa naturaleza una eficacia determinante? 
23 
Nosotros, desde este ECRO y desde su fundamentación teórica en el materialismo histórico y dialéctico, fundamentación confrontada con una práctica específica en el terreno de la psicología, sostenemos con E.Pichon Riviere que "el sujeto humano es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan. Nada hay en él que no sea resultante de la lnteracción entre individuos, grupos y clases". Esto implica una concepción de la naturaleza humana corno determinada socialmente, una concepción de la esencia del hombre como el conjunto de sus relaciones sociales. Esto quiere decir que sus condiciones concretas de existencia: el tipo y desarrollo de sus relaciones con la naturaleza, el qué produce y cómo lo produce, las relaciones sociales en las que se da esa producción, determinan su psiquismo. Determinan su forma de interpretarse a sí mismo y a la realidad. Determinan sus emociones, sus necesidades, su sensibilidad, formas de vínculo, formas del amor, de la sexualidad, actitudes ante la vida y la muerte, etc. 
Todo esto puede resonar hasta aquí como un planteo abstracto. Reflexionaremos hoy la determinación social de las formas vinculares, de la relación consigo mismo, con el propio cuerpo, de la interpretación de la realidad a partir del aporte de una de las más significativas investigaciones de nuestro siglo en torno a la relación que se establece entre cultura, procesos de aprendizaje corno formas de socialización y personalidad. 
Relaciones productivas, familia y aprendizaje en sociedades primitivas 
Margaret Mead investigó en las décadas del 20-30 la formación de la personalidad en varias culturas diferentes de Polinesia y Nueva Guinea. Desde esa pregunta por la naturaleza humana que acabamos de planteamos, su tarea abordó las relaciones existentes entre las estructuras de esas .sociedades llamadas primitivas, el sistema de normas y valores vigente en ellas, y los rasgos de carácter de los individuos pertenecientes a distintos grupos de edades. Indaga entonces las actitudes, es decir, las modalidades relativamente estables y organizadas de pensamiento, sentimiento y acción de los individuos pertenecientes a distintos grupos de edades: niños, adolescentes, adultos. Pero esa investigación es articulada, se da en el marco del estudio de la cultura de esos pueblos. Esto implica el estudio de su organización familiar, la organización social, el sistema educativo, las creencias y tradiciones, los valores éticos y estéticos. Llega así a la conclusión de que la personalidad, que tiene una base biológica (el sistema nervioso, el cerebro), es capaz de una enorme diversificación en función de los factores culturales. Según Margaret Mead los ritmos culturales son más coercitivos que los fisiológicos. La personalidad se configura por obra de los diversos marcos culturales en los que viven los seres humanos. 
Corno antropóloga su método es el de la convivencia más o menos prolongada con la comunidad estudiada. Aprende su lengua y sus costumbres. Esta observación directa la hace obviamente desde un marco referencial teórico y cultural. Si bien se sustenta en una teoría científica, analiza los hechos también 
24 
desde un prisma emergente de otra cultura: la occidental, y en particular la de EE.UU. 
La investigación en Samoa toma como eje el fenómeno de la adolescencia. El tránsito de la pubertad a la adultez, con todas las transformaciones corporales que ella implica, no va acompañada -en esa sociedad- por la intensa crisis emocional que en la cultura occidental, particularmente en las clases media y alta, se visualiza como uno de sus rasgos característicos. Para la adolescente samoana este período de su vida es juzgado como el más feliz. Inciden en ello, según Mead, el grado de libertad sexual que caracteriza a esa cultura, la ausencia de responsabilidades económicas de parte de los adolescentes, la garantía de inclusión en el orden social y el carácter homogéneo de esa sociedad en la que el sujeto no es presionado a definir se por distintas posiciones opuestas. 
Las observaciones de Margaret Mead la llevan a afirmar que los samoanos . no desarrollan lo que ella llama una "especialización del afecto". Los vínculos más inmediatos carecen de la intensidad pasional, del compromiso emotivo y de la complejidad que advertimos entre nosotros. Esa cultura, profundamente ligada a los ciclos naturales, "significa" de una manera diferente de la nuestra el nacimiento, el sexo, el matrimonio, la muerte. Los sentimientos de duelo, aflicción y dolor ante la pérdida, si bien existen, alcanzan otra intensidad y duración. 
En esa sociedad existía -comparativamente con los EE.UU. de la década de los 30- un alto grado de libertad sexual y un escaso desarrollo del sentimiento de propiedad personal. Esto tiene efectos a nivel de vínculo. Por ejemplo, si una mujer casada tiene una relación extramatrimonial el marido se siente ofendido, pero existen reparaciones rituales, regladas, a cargo del amante, y con esto se salva el conflicto. En ese ideal de bondad y armonía que parecen ser los valores supremos de esa cultura, no habría lugar para el heroísmo. Se supone que nadie luchará a muerte por un objetivo. 
El niño samoano no experimenta un apego afectivo particularizado por su padre o su madre real. Estas figuras no resaltan nítidamente en el conjunto más vasto de un grupo familiar numeroso (alrededor de veinte) en el que muchos adultos y otros chicos mayores cumplen la función de protección y cuidado. Esa función "circula" en el grupo familiar y en la infancia. Si bien la madre amamanta a su bebé, ni bien éste comienza a gatear o caminar queda al cuidado de sus hermanos de seis, ocho años. Hay adultos significativos, tíos por ejemplo, a los que el niño o adolescente recurre cuando tiene conflictos familiares. Deja su casa con facilidad. La identificación, ese proceso constituyente de la personalidad, se establece preferentemente con los grupos de pares, siendo particularmente significativos los sentimientos de pertenencia grupal. Las normas no tienen como vía principal de transmisión la adhesión de los hijos a los padres y la internalización de sus valores. La normativa se transmite a través de la pertenenciaal grupo familiar, el clan, la aldea. La normatividad circula en ese grupo más amplio y cada miembro es portador de ella ante los más jóvenes. 
Lo que se ha llamado afinidad selectiva, que es lo que entre nosotros conduce 
25 
a la elección de nuestra pareja o a establecer una amistad intensa, es reemplazando en la cultura de Samoa por convenios sociales y relaciones de parentesco. Estas últimas alcanzan un gran peso social. Un pariente es alguien al que ligan obligaciones, pero sobre el que a su vez el habitante de Samoa tiene derechos. Es a un pariente p. quien se pide amparo, comida, ayuda, consejo. Si esto es negado por el pariente, re cae sobre él una valoración moral negativa, expresaría una falta de bondad, es decir, la carencia de la virtud más valorada por el pueblo de Samoa. 
Hablábamos de la importancia de los sentimientos de pertenencia. En esta sociedad -corno en muchas de las organizaciones primitivas-lo individual no es particularmente significativo. Ni el sujeto ni el grupo se interrogan o problematizan por las motivaciones de la conducta personal. Lo que aparece corno valor fundamental es la comunidad, el grupo. 
Los habitantes de Samoa se nuclean en aldeas de alrededor de treinta, cuarenta familias. Su modo de subsistencia es la pesca y el cultivo de tierras. La forma dominante de propiedad es la común. Hay propiedad comunal de tierras y propiedad familiar común. Es una sociedad en transición. Es decir, coexisten formas de propiedad privada y común. Hay entre ellos diferencias de status y de fortuna, pero todos trabajan, no dándose una división entre trabajo manual y administración, corno tampoco hay castas sacerdotal es. La familia extensa constituye una unidad económica en la que todos los miembros trabajan en las plantaciones bajo las órdenes de su jefe, quien distribuye la comida y otros elementos, garantizándose a todos la subsistencia. La mayoría de los cargos de jefatura son electivos, por capacidad, aunque obviamente también influye la riqueza y el parentesco. El jefe debe protección a su familia y. ejerce autoridad sobre ella. Dentro de la casa no existe prácticamente propiedad privada de objetos, salvo algunos atributos del jefe. 
La sexualidad es para los samoanos una actividad placentera, relativamente libre, escasamente limitada por algunas normas y tabúes. La teología de Samoa no incluye la figura de dioses implacables, capaces de severos castigos o venganzas. En cuanto a los procesos de aprendizaje hay una particular tolerancia respecto de las dificultades, a nadie se le exige demasiado ni se le reprueba socialmente por lentitud en su desarrollo. Por el contrario, 10 que tiende a ser valorado negativamente es el afán de destacarse, de sobresalir, de recortarse individualmente por sobre el grupo. Al sujeto que por su habilidad se muestra precoz, no se 10 alienta, sino que se 10 impulsa a acompasar su ritmo al de los otros. 
Es una sociedad homogénea y esta homogeneidad surge del escaso grado de desarrollo alcanzado. No hay en ella grandes contradicciones internas, por lo que resulta escasamente competitiva, y se despliega en un hábitat y un clima que no requiere grandes exigencias adaptativas. Según la investigación de Mead no se observan en ella casos de impotencia sexual, neurosis o frigidez. Señala que estas sociedades dejan muy poco lugar para que emerja lo diferente y que si bien resultan poco conflictivas, a su vez pierden posibilidades de desarrollo de potencialidades, que se sofocan en esa homogeneidad o no son estimuladas. Por el contrario, el problema de las sociedades heterogéneas, 
26 
como la nuestra, es el grado de confusión y conflicto que determinan en los sujetos que las integran. Las sociedades o los sistemas totalitarios, por su parte, si bien muestran una homogeneización aparente, no surge como en la sociedad primitiva del escaso desarrollo de sus contradicciones internas, sino de un efecto simplificador, pseudohomogeneizador. Diríamos que se trata de la imposición autoritaria de un ideal, al que el sujeto debe someterse acríticamente para sobrevivir. De ese proceso de homogeneización autoritario tenemos una experiencia reciente. 
La investigación de Margaret Mead aborda otra cultura de Oceanía, la de los Manus. Este pueblo de pescadores ejerce el comercio sobre la base de trueque o de unidades monetarias como el diente de perro o las conchas marinas. Es una sociedad en la que la forma de propiedad es la privada y los intereses económicos ocupan un lugar fundamental en la vida adulta. Los casamientos y las fiestas rituales dan lugar a importantes transacciones comerciales, articulándose las alianzas matrimoniales y las relaciones de parentesco con los compromisos económicos . 
. A diferencia de Samoa, la familia manus, si bien se rige por el sistema de c1anes, es de célula cerrada. Conviven bajo el mismo techo sólo el padre, la madre y los hijos, naturales y adoptivos (no se deja nunca un chico sin padres). Esta organización familiar determina el desarrollo de vínculos intensos, particularmente con el padre, figura principal de la crianza. Esta se da a través de una relación tierna e incondicional, totalmente complaciente del padre hacia los hijos. Con la madre sólo se tiene contacto estrecho en el primer año de vida secundarizandose luego la relación. Se genera con el padre un fuerte lazo de identificación, lo que genera más tarde conflictos en la niña manus, cuando debe asumir, en esa sociedad patriarcal, la desvalorizada identidad femenina. 
¿Cómo ingresa a la cultura, cómo se socializa el niño manus? En la infancia se les exige el logro de una gran destreza física, que es condición de supervivencia (viven en casas lacustre s, sobre una laguna comunicada con el mar). Ese adiestramiento se hace por imitación. Otra exigencia que implica la instalación de severos límites, por lo cual podemos decir que sus modelos primarios de aprendizaje son rígidos, es la del respeto absoluto por la propiedad del adulto. Por otra parte no se les requiere, en particular a los varones, que cooperen con las tareas .domésticas o en la producción, cosa que no sucede con los samoanos. Los manus gozan en su infancia, una vez logrado su adiestramiento, de una libertad casi absoluta y de un tiempo ilimitado para sus juegos. Los chicos forman un grupo independiente y poco interesado en la vida de los adultos. 
Son particularmente significativas las conclusiones que extrae Mead de su observación del grupo de niños. Analiza en ellos el desarrollo de un pensamiento realista y una carencia absoluta de un rasgo que según Piaget y muchos otros es característico del pensamiento infantil, de la modalidad infantil de interpretar el mundo: el animismo. Esto es: la tendencia a considerar a los objetos inertes como vivos y dotados de las propiedades de los seres animados ("la luna es buena o mala", "la puerta me pegó", etc.). Ese tema fue el eje de indagación de Margaret Mead en esa cultura. No descubre ningún indicador de ese rasgo 
27 
ni en los dibujos (reunió alrededor de treinta mil) ni en los juegos ni en otras expresiones cotidianas. Esto la lleva a formular la hipótesis de que si el animismo no está presente en una cultura, en la tradición de un pueblo, en su concepción del mundo, no aparece como modalidad de relación del niño con el mundo. A la vez rompe con la creencia de que el animismo es la forma de relación con el mundo del hombre primitivo. El animismo es un rasgo cultural, no un modelo natural. 
El juego de los chicos manus es una actividad permanente. Sin embargo en su juego hay una cualidad particular que lo diferencia del juego del chico de nuestra cultura. Para nosotros el juego es un espacio transicional entre mundo interno y mundo externo, espació dramático en el que se ponen en escena las fantasías y conflictos del niño. Se pone en marcha allí un mecanismo que Melanie Klein denominó de personificación por el cual aspectos propios o de. los objetos internos son encarnados por distintospersonajes. El juego entonces dramatiza o escenifica una interacción que se da a nivel de mundo interno, lo que lo ayuda a elaborar el conflicto. Esta calidad dramática o escénica del juego, que tantas veces vemos reeditarse en el grupo, no existe en esa cultura. Pareciera que las condiciones de vida, el tipo de vínculo determina una postergación en el desarrollo -de la fantasía, la que emerge más claramente asociada a la sexualidad genital, muy reprimida en esa sociedad puritana. 
La cultura manus resulta, en lo que al proceso de socialización se refiere, muy contradictoria. ¿Cómo será la transición de esa infancia placentera, casi sin frustraciones, con un mundo adulto incondicional, a su incorporación como adulto responsable en una sociedad competitiva, con fuerte constricción de la sexualidad y con significativas exigencias en lo económico? Precisamente la constricción sexual y económica operan como factor socializador. Para satisfacer sus necesidades el joven manus se somete a las normas y el estilo de vida adulto. Para casarse, para tener mujer, lo que es una transacción comercial, entrará en relación de servidumbre con el pariente que se hace cargo de las pagas del matrimonio. Sus modelos de aprendizaje originarios exigentes en cuanto a destreza y respeto por la propiedad, se actualizan y articulan con las exigencias de la vida adulta. La necesidad de tener un lugar reconocido en ese orden social, las necesidades sexuales y económicas son socialmente trabajadas en ese proceso adaptativo. De allí surgirá ese adulto manus puritano, competitivo, individualista y esforzado, tan distinto del habitante de Samoa. 
¿Por qué se extinguieron estas culturas? En el caso de Samoa, colonia inglesa y en parte, desde 1890, dominio norteamericano, corrió el destino de las sociedades primitivas que se transforman al entrar en contacto con una organización social más desarrollada, que en el proceso de colonización las devasta culturalmente. 
Más allá de las objeciones que se han planteado a la obra de Margaret Mead, en particular en lo que hace a la posibilidad de encontrar una cultura primitiva en un estado tan "puro", sus investigaciones dejan resultados a tener en cuenta. Uno de ellos es la comprobación de las relaciones existentes entre formas de propiedad y formas de vínculo, entre formas de propiedad y represión sexual; los lazos que pueden establecerse entre organización familiar y especialización 
28 
e intensidad del afecto, así como entre crisis de adolescencia y cultura. Por otra parte, sus conclusiones son muy similares a las que arribara Malinowski al estudiar la cultura de los tobriandeses. 
Organización familiar, relaciones sociales e ideología en la Alemania nazi 
En la misma década -años 30- y en otra cultura, la de la Alemania nazi, Wilhelm Reich desde otro marco teórico: el materialismo histórico y el psicoanálisis, se formula preguntas que lo llevarán a conclusiones similares respecto a las relaciones de determinación entre sistema social y estructuras psíquicas. 
Uno de los interrogantes que se plantea Reich es: ¿cuál es el tipo de sujeto para el que tiene una resonancia positiva el discurso del Führer? ¿Por qué alcanza tal adhesión de masas? Reich desecha la interpretación reaccionaria según la cual las masas son primitivas y tienden al extravío y al oscurantismo, ya que históricamente otras masas protagonizaron movimientos revolucionarios. Hitler se apoya, corno todo movimiento fascista, dice Reich, en las capas de la pequeña burguesía. La base de masas del nazismo era: empleados del sector público y privado, medianos y pequeños campesinos y comerciantes. ¿Por qué éstas son sensibles al ideal propuesto por el Führer? ¿Qué necesidades eran satisfechas por esa promesa? ¿Qué ansiedades calmaba ese discurso? ¿Qué estructuras de personalidad estaban dispuestas a identificarse con esa propuesta a pesar de que defendía los intereses del gran capital? 
Reich analiza que la posición ideológico-política de esos sectores medios está determinada por: a) su posición en el modo de producción capitalista; b) su posición en el aparato del Estado capitalista; c) su situación familiar particular, determinada por su lugar en la producción y que proporciona una clave para comprender su ideología. La organización familiar es a grandes rasgos idéntica en esta capa. 
En el universo del pequeño burgués reina la competencia, la que domina sobre la identificación con sus pares. No hay tampoco identificación con el proletariado al que terne y desprecia. Respecto del funcionario, Reich señala que su dependencia de la autoridad lo lleva a una identificación con el poder del Estado (corno vivencia de unidad, ser según el modelo de poder). El sujeto se identifica con ese poder y compite con sus pares, en el cargo público, en el comercio. Reproduce ante sus subordinados la imagen de autoridad. Esa identificación tiene para él fuerza de realidad. De allí su eficacia ideológica. 
Reich se pregunta a qué profundidad se sitúa esta identificación con la autoridad; qué anclaje tiene en el psiquismo. Se propone entonces investigar la organización familiar, en la que supone tiene su fundamento esa forma de relación con la autoridad. 
La familia pequeño burguesa alemana, salvo en el caso de funcionarios, es una pequeña unidad de explotación económica. El modo de producción campesino exige un estrecho lazo familiar yeso implica allí (en ese pueblo, en esa 
29 
organización) represión sexual. A partir de la ligazón entre propiedad de la tierra, familia y tradición surge un pensamiento en el que el respeto a la propiedad privada y a la moral sexual patriarcal forman un núcleo. Las familias están aisladas entre sí y compiten entre ellas, ya que la estructura de la pequeña empresa está entrelazada con la familia. 
¿Pero cómo es socializado el sujeto para sostener activamente, desde sus modelos internos de aprendizaje y vínculo, esta situación económica, familiar y política? En la familia las relaciones son de dominación. Esa es la forma de los vínculos. Dominación de la mujer por el hombre. Represión sexual de la mujer y los hijos. El padre, dominado en el Estado y la economía, cumple en el interior de la familia el rol del Estado autoritario con el que se identifica. La familia es por eso un instrumento de poder del Estado en la interioridad de los sujetos. El padre reproduce con sus hijos y en particular con los varones su estado de sujeción a la autoridad. Esta concepción de la organización social y familiar, esa ideología educativa fue expresada años antes por Schreber, reconocido en Alemania como maestro de la pedagogía. Este sostenía: "No es necesario buscar los modos y medios de desarrollar y consolidar la fuerza de voluntad moral y el carácter. La condición generalmente más necesaria para lograr lo dicho es la obediencia incondicional del niño". 
De esos modelos familiares deriva en parte la actitud pasiva, servil del pequeño burgués ante los dirigentes. El sistema social se reproduce y sostiene en las estructuras psíquicas de sus miembros. Esa posición del padre reclama una severa represión sexual, del pensamiento y de la acción. La mujer desarrolla una actitud resignada. Internaliza esas estructuras de opresión y asume el sometimiento como el lugar de la mujer. Esto obedece a una rebelión sexual reprimida. La mujer es transformada sólo en madre, reprimida y sometida en todo otro aspecto. Los hijos desarrollan una fuerte identificación con la autoridad paterna, y de allí con toda autoridad. /" 
Pero como autoridad no es igual a autoritarismo, convendría incluir aquí una definición de autoritarismo. 
Fromm, Erikson dicen que "el autoritarismo, desde el punto de vista psicológico, es la tendencia a colocarse en situaciones de dominación o sumisión frente a los otros, por inseguridad básica del yo". El sujeto autoritario, entonces, tiene una visión rígida y jerárquica del mundo en la que en todo vínculo debe reeditarse la relación dominador-dominado.Este modelo interno vincular, que responde a una determinación múltiple, lleva a intentar establecer esa forma en toda relación, asumiendo a veces el rol de dominador y otras el de dominado. La complejidad de lo real está reducida a esas categorías. 
Hemos dicho que la competencia económico-social en el campo de la producción socializa al sujeto, lo forma en el individualismo y la rivalidad. Estos modelos de conducta ya han sido internalizados en el ámbito familiar, en el que se da la competencia entre hermanos por el afecto de los padres y la competencia entre niños y adultos. En estas relaciones de competencia familiar están en juego intensísimos afectos, de allí su eficacia configurante de modelos de vinculación. 
Reich señala la importancia de la represión sexual. Dice que el enclaustra-
30 
miento en el pequeño universo de la familia, fundado en la represión sexual y en la fijación a la madre, es lo que le impide asumir sin culpa, libremente, otras relaciones sexuales adultas que implicarían la apertura hacia el mundo. Con esta fijación en la madre idealizada (despreciada como ser pensante) se obstaculiza el pasaje de la dependencia a la autonomía, el desarrollo de un pensamiento abierto; crítico, la posibilidad de nuevas identificaciones. Desde la sumisión al padre y la fijación a la madre se mantiene, según Reich, al sujeto en un estado de disponibilidad para la sumisión a la autoridad del Estado, del Führer. La madre es identificada con la Madre Alemania. Goebbels en un discurso dice: "La madre es el guardián de la vida familiar donde germinan las fuerzas que deben conducir a nuestro pueblo hacia lo alto" (hacia el imperialismo). 
Importa aclarar que fenómenos como el nacionalismo, el apego a la tierra y a la tradición, no tienen, como forma de aprendizaje y de adaptación a la realidad, la misma significación en un país imperialista, como Alemania, que en un país dependiente, colonizado y devastado en su cultura, como lo son los países del Tercer Mundo, por ejemplo, Argelia o la Argentina. En esos casos, el apego a las tradiciones, el sentimiento nacional implican una lucha por la identidad y pueden ser puestos al servicio de un proceso de liberación. De la misma manera veremos que la familia campesina en nuestro interior no está sometida a tan severas restricciones sexuales. El análisis que hacemos desde la psicología social no puede ser universalista y abstracto sino situacional y concreto. 
Con los ejemplos dados -Samoa, Manus, Alemania- quizás quede claro que en el proceso de socialización, en el aprendizaje, se van configurando las estructuras psíquicas coherentes con esas relaciones sociales, los sujetos aptos para reproducirlas y desarrollarlas. En la sociedad homogénea los modelos de aprendizaje se articulan con una concepción del hombre y del mundo, un ideal pedagógico que expresa los intereses de toda la comunidad. En una sociedad de clases, el ideal pedagógico y la concepción de hombre dominante expresa los intereses de las clases dominantes, pero al ser una sociedad contradictoria, en la que distintos sectores luchan por sus intereses, se expresará en el proceso de socialización y en los modelos de aprendizaje esta lucha y estos intereses en conflicto. Si bien siempre resultan hegemónicos en el proceso educativo, como hemos dicho, los de los sectores dominantes. 
Este análisis apunta también a poner de relieve la multideterminación de las matrices de aprendizaje, y en esa pluralidad de factores la eficacia particular de las relaciones productivas, que se sostienen en un orden jurídico ideológico instrumentando en forma particular el proceso educativo en sus distintos ámbitos de desarrollo.

Otros materiales