Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
REc¡ENTES MoDtF¡cActoNEs AL cóotco pENAL El delilo de parricidio luego de la Ley No 29819: üY el delito de feminicidio? Tenlativa y consumación en los delilos de huilo, robo y abigeato .rEtdelilodq manipulación de precios en el mercado de valores: Artículo 251-B del Cp 'jt,,¡;¡ '' ql delito Oe peculado de uso: Comentario a la sentencia que condena l:l a la sentencia que condena al alcalde de Chiclayo Roberto Tones Gonzáles Una aproximación al derecho a la defensa penal Lo3'orígenes de la regla de exclusión de la prueba ilícita en el perú álagl*pumtu, d, los órganos de prueba y a los alegatos de las partes EL DELlro DE pEcuLADo DE usor coMENTARto A LASENTENCIA QUE CONDENA AL ALCALDC óC b-NICLAYO ROBERTO TORRES COI,¡ZÁIES JOSé BALC¡íZER QUIROZO SUMARIO: l. lntroducción. ll. La sentencia condenatoria y el peculado de uso. lll. El mandato cautelar que suspende los efectos de .rrri;,liiiÉ l til iliil la sentencia condenator¡a. +/,rÉj!n; j.?t:1s:E-tjj?,¿J.a?:\1NÉ:aÍt jla MARCO NORMATIVO: . Código Penal: arts. 3BB, 41 B. . Código Procesal Penal de 2004: art. 434. . Código Procesal Constitucional: art.4. . Ley orgánica de municipalidades: art. 65. . Ley¡027444.arL3. e-)?t;t É-"a=:ffia.É?rfn¿r:4¿jrjr;:s:\itÉ-.i:!ÉjÉ,r.ir#t;r:.":!,+?r¡=!r!ÍéitiiF::ji11:lffi I. INTRODUCCIÓN El alcalde de Chiclayo -"t"* r**"fa""- Gonzáles fue sentenciado a dos años de pena privativa de libertad suspendida en su ejecu_ cién, más inhabilitación, como autor del delito de pecuiado de uso en agravio de la Municipa_ lidad Provincial de Chiclayo - El Estado poi la Segunda Saia Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, en lo que ha sido considerado por los medios de comuni_ cación social como una sentencia histórica que marca un precedente en la judicatura al estable_ cer que los alcaldes carecen de potestad abso_ luta para disponer a su antojo y capricho de los bienes municipales a favor de terceras personas. En el caso bajo examen, la Fiscalía logró do_ cumentar lo que era una práctica usual dis- puesta por el alcalde y detectada por la pren_ sa, esto es, que los familiares del alcalde(hijos, en este caso) utilizaban la camione_ ta para usos particulares (trasladarse todos los días a un ciub donde seguían cursos de (-) .\b"C"d" por la Pontilicia Universidad Católica del Perú, con Maestría en Derecho con Mención en Política Jurisdiccional por la misnra casa de es_ tudios. Profesor de Derecho penal de la Universi- dad Nacional pedro Ruiz Gallo de Lambayeque. ii #lr :i,'¡ i$ liriri:i: DERECHO PENAL verano). En su reQuerimiento de acusación directa el fiscal afirmó: "Se ha demostrado convenien{emente que el imputado en su condición de alcal- de de la Municipalidad Provincial de Chi- clayo, señor Roberto Tores Gonzáles, tie- ne asignada una camioneta de propiedad de la misma municipalidad, vehículo que está destinado para uso oficial a fin de que cumpla las funciones propias del despacho de alcaldía como, por ejemplo, trasladarlo parala supervisión de obras públicas, reu- niones oflciales, mas no tiene por objetivo trasladar a los hijos de dicho funcionario arealizar actividades que nada tienen que ver con la función edil" (punto 7.1). lr. LA SENTENC|A CqNDENATORTAY EL PECULADO DE USO Los hechos flícticos, en puridad, no aparecen controvertidos en el proceso. En consecuen- cia, se parte de la premisa de que las hijas del alcalde utilizaban la camioneta de la muni- cipalidad para trasladarse al club de esparci- miento. En este orden de ideas, el uso de la camioneta asignada al alcalde a favor de ter- ceros no estaba en discusión. Por eso se ha di- cho que la cuestión era de puro Derecho, esto es, que la controversia se limitaba a analizar si el tipo penal de peculado de uso penalizaba o no la aonducta del alcalde. Tal es así que el debate se concentró en la in- terpretación del artículo 388 del Código Penal (en adelante: CP), básicamente sobre su ter- cer párrafo que señala: "No están comprendi- dos en este artículo los vehículos motorizados destinados al servicio personal por razón del cargo". La defensa técnica de1 imputado ape- ló a una supuesta doctrina que afirmaría que el uso del vehículo por parte de los hijos del alcalde está absolutamente exciuido del ám- bito de tipicidad del peculado de uso por pro- pia disposición legal. La interpretación del alcalde y de sus aseso- res legales consideró a la excepción como absoluta, con 1o cual se aiegaba la existen- cia de una nonna que facultaría al funcionario o servidor público para usar irresh"ictamente o permitir que otro use irrestríctamente cuaT- quier vehículo perteneciente a la Administra- ción Pública, o que se halien bajo su guar- da, por el simple hecho de que se le hubiesen asignado a su servicio personal por razón de Su cargo(r). Por esta vía, la simple asígnación del vehículo al servicio personal per se ten- dría los efectos de modificar, incluso, el régi- men jurídico de los bienes estatales. El lema sería: asignemos todos y cada uno de los vehículos motorizados ai alcalde y evitare- mos así la aplicación del peculado de uso. La interpretación de la norma legal a la luz de la doctrina resulta totalmente inacepta- ble en un Estado Constitucional de Derecho por cuanto conduce a un resultado manifies- tamente absurdo(2), puesto que, como es sa- bido, los bienes de las entidades no pueden (t) (2) Este (pseudo) argumento es presentado por el alcalde como "fundamento" de la medida cautelar que presentó al Tercer Juzgado Especializado Civil de Chiclayo: "E1 artículo 388 del Código Penal establece claramJnte que no están comprendidos en este artículo los vehículos asignados al uso personal. Es decir. basta con que la camione- ta haya sido asignada a mi uso pg$qlabaraque no sea ap-Ueable el tipo pgnakle peculadele use. independien- temente de que en los hechos concretos se afi¡me que el vehículo haya estado siendo utilizado por mi pirsona o mis hiios" (puntos I l-12. subrayado nuestro). "E1 argumento ap agógico o de redacción al absurdo supone que el legislador es razonable y que no hubiera podiclo ad- mitir rura interpretación de la ley que conduzca a consecuencias ilógicas o inicuas". PERELMAN, Chatn. La tógicajurídicay la nueva retórica. Civitas, Madrid, 1988, p. 82. E1 Colegiado Penal lo aplicó en su cuafto considerando: *No se puede distorsionar tal excepción normativa diciendo, por ejemplo, que no esta fuera del concepto de servicio y uso de un vehículo del Estado asignado a un funcionario las 24 horas del día, e1 llevar y traer a su espósa, hijos, .nn rii.n- te, amigos y terceros en general, de una playa veraniega, aduciendo que su cargo, movilidad y seguriclad se extiende a toda su familia y parientes con el uso del vehículo oficial y chofer asigna<lo a sujefatura". 137 in is- si- *!!lt|4dwÉ.4r¿s._ ,,,. +, H PENAL No 36 . JUNTO 2012 disponerse según el antojo del funcionario o servidor pútblico. ¿Acaso no contradice la ra_ tio del encargo de administrar bienes ajenos(3) el hecho de ceder un bien en uso y/o disñute a un tercero *que implica per se una disposición de derechos- sin el permiso del propietario? Es por eso que los ordenamientos jurídicos prevén que cuando la ley no establezca el des- tino que hay que dar al bien, el funcionario debe darle el destino que es conforrne al ,.bien común" (interés público)rai. El razonamiento a aplicar en este caso resulta ser, por lo tan_ to, el mismo que ei que gobierna la emisión de los actos administrativos(5): el uso de la ca_ mioneta de la municipalidad debe adecuarse al fin predeterminado por la iey que no es otro que el "servicio personai',. Resumiendo: el método consiste en analizar si la ley establece el destino que hay que dar al bien municipal. Solo si la ley no lo fljase, entonc€s la autoridad estará obligada a dar_ le el destinoconforme (es deci¡ coherente) al 138 bien común; en ningún caso estará facultado a darle un uso destinado a la satisfacción de un interés personal o en provecho de un tercero. E,l Estado Constitucional de Derecho repugna interpretaciones formal-legalistas, entendién_ dose por tales ia acción (intencional o negli_ gente) de aislar el texto del artículo 3gg del CP del contexto constitucional y administra_ tivo como si fuese una isla sin coordenadas en el espacio-tiempo(e). Eso sucede cuando e1 "intérprete" desmoraliza el Derecho penal, lo que equivale, en últirno término, a no recono_ cer las reglas morales y éticas mínimas que ri_ gen a un grupo humano. Si bien es cierto no toda conducta inmoral es un delito, sin em_ bargo, todo delito es inmoral puesto que agre_ de valores fundamentales del ordenamiento. El juicio de áusencia de tipicidad exige que el juzgador conteste a Ia pregunta de si aca_ so no es inmoral que la autoridad disponga a su antojo del automóvil que le ha sido asig_ nado en razón del cargo o, para ponerlo en un lenguaje técnico. si dicho comportamiento (3) (4) (s) "Precisamente la acción administrativa en sentido material implicaque la autoridad tiene el deber de salvaguar-dar los asuntos de la Administración Pública, lo que es incompatible e incongruente "on los int.."r"s persona-les de la autoridad: "ve,waltung im materiellensi¡2, ist die várwaltungstatig[eit,-Ji. ái.¡errlg. staatstátigkeit,die wahnrehmung der verwaltungsangelegenheiten zum Gegenstandiat"-MÁiJRER, Hartmut. AllgemeinesVerwaltungsrech¡. München: C.¡t.Sec[, ZOI t. Estos dos conceptos son, en estricto distintos, p€ro convergen normalmente en la solución de problenasjurídi-cos relativos al manejo de los asuntos públicos.'El concepto de "utilidad pública" tiene su origen en Roma, mien-tras que cl de "bien común" es una noción medieval fuerlemente marcada por las ideas *"i"?"iri"., .r.i;; il:ralistas cristianos' Así: GAUDEMET, Jean y BASDEVANT-GAUDEME| nrigi,tte. IntroaucÍion hisÍorique audroit'xrrr-xx Siécle' L.G'D.J., Paris, 2010, p. 45. Lo que es decisivo, como se",rerá más adelante, es que la ca-tegoría dogmática propia del derecho privado de la "voluntad de autodeterminación,,no encuentra asidero ni re-levancia en el Derecho Administrativó ya que el funcionario, por definición, no se autoderermina. Ley N" 27444 "Artículo 3.- Requisitos de validez de los actos administrativos Son requisitos de validez de los actos administrativos: (. ..) 3. Finalidad pública.- Adecuarse a las finalidades deinterés público asumidas por las normas que otorgan tas rocuttooes al órgano emisoq sin que pueda habilitárselea perseguir mediante el acto, arn encubiertamente, alguna finalidad ."u"p..ronui a"'tu-f.opia autoridad, a favorde un tercero, u otra finalidad pública distinta a la prev'ista en la ley. La ausencia de noáu, qu" indique los finesde una facultad no genera discrecionalidad". Esta norma dice, en ótras palabras, que la existencia de una lagunano otorga discrecionalidad' es deci¡ que de todos modos la autoridad áeberá rÉspetar li tipicidad (solo puedenemanarse actos expresamente previstos por la ley y solo en presencia de los presupi"restos y por los motivos indi-cados por esta) y la nominatividad (no se admitán actos miitos o innominajos). ^ Cuando el intérprete, mediante manipulación del ordenamiento jurídico, convierte a un elemento del sistema enun "sistenra en sí", es decir, como -si fuese autilrquico. cfr. LUÉMAÑ, Niklas. L"git:iÁ.ra, durch verfahren.Frankfurt arn Main: Suhrkamp, 19g3, p. 69. (6) __-DERECHO PENAL es congruente con el correclo(i) funcionamien- to de la Administración Pública en un Estado Social y Democrático de Derecho o si, por el conhario, lo ético es que la autoridad someta su actuar al uso predetermínado por ley o al bien común (que son, como sabemos, principios car- dinales de la acción administrativa, es decir, del actuar que esperamos de nuestras autoridades). Asimismo, dichas interpretaciones sesgadas desmoralizan ai Derecho Administrativo, puesto que la obligación de velar por el co- tecto fLtncionamiento de la Administración Pública en un Estado Social y Democráti- co de Derecho constituye, precisamente, el principal deber político y jurídico de 1a auto- ridad. Dicho deber equivale a someter su ac- cionar a la ley (esto es, buscar ante todo y so- bre todo el bien común) e inhibirse de actuar a su mero capricho y voluntad personal. Ha- cer esto último equivale a abuso de poder{8). En la articulación entre Derecho Administra- tivo y democracia funge de bisagra el prin- cipio de legalidad: este principio cnmple la tarea de asegurar el funcionamiento del "círcuio democrático"(e): elección popular del Parlamento (aprobación de las leyes) por un lado, y ejecución administrativa de las leyes Por el o¡¡6(ttt). En este sentido, el principio de legalidad no tiene la función de garantía del ciudadano (y, por lo tanto, no surge un derecho subjetivo en cabeza de este), sino de la recta marcha cle la Adminis traciír{tt t, Io que precisamente coilt- cide con el bien jurídico tutelado por ias nor- mas penales que integran los deiitos contra la Administración Pública. (7) (8) Eljuicio sobre lo correcto y lo incorrecto es, qué duda cabe, unjuicio moral. Asimismo, se ha dicho que:..En de- finitiva, el bienjurídico comirn de estos delitos no es otro que el corrccto desen.rpeño de las distintas actividades públicas desde la perspectiva de una Administración prestacional, plenamente somerrcla al Derecho y a los prin- cipios constitucionales que ordenan su funcionamiento". RODRÍGUEzLÓqEZ.Ana y SOBRINo NiARTiÑEZ, Ana. Delitos contra la Admínistración Ptiblica. Bosch, Barcelona, 2008, p. 49. "The powers ofall other public authoritres are subordinated 1o the law,.just as n.ruch in the case olthe Crown and ministers as in the case oflocal authorities an othe¡ public bodies. All such subordinate powers have two inher- ent characteristics. First, they are all subject lo legal limitations; there is no sucli thing ás absolute o unfettered administrative power. Secondly, and consequentially, it is always possible for any poJer to be abused',. WADE, Sir William y FORSYTH, Chrisfopher. Administrative Law. New York: Oxfo¡d Úniversity press, 2009, p. 4. Clr. artícr-rlo V de la Ley Orgánica de Municipalidades. CASSESE, Sabino. IsÍifuzioni di diritfo amminish'ativo. Giuffré, Milano, 2006, p. 9. Añade este autor que en mérito al principio de legalidad la actividad administrativa debe encontral un sustento enla ley en el sentido qu" iu Ad*inirt o- ción Pública puede ejercitar solo los poderes indicados por la ley y solo en los modoi por ella prescritos. Exactamente lo mismo aplica al caso alemán. El principio de legalidad ( Gesetzntcissigkeit/Rechttgibundenheil) se expresa a través de doscomponentes, el de plimacía de la ley y el principio de reserva deley: "Der Gnurdsatz der GesetÁássigkeit der Verwalhrng birdet die Verwalhltg an die Regelungen des Gesetzgebers und untenvirft sie damit zugleich der i{ontrol- le der Verwaltungsgerichtsbarkeit, die die Beachtung der Gesetze drLrch die Verwaltung im Rahmen ihrer Zusüinciig- keit zu prüfen hat. Er enthált zwei Komponeften, nárnlich einmal den Gmndsatz des Vórrangs des Gesetzes und zum anderen den des Vorbehalts des Gesetzes" MAURER, Harhriut. l//gemeines Venvaltungsr"iht.Ob. cit., p. 123_ Toda acción estalal, especialmente las de taAdministración Pírblica, deben someterse a la ley y a la Constitución: KATZ, Alf¡ed. S¡aa¡.srcclr. Heidelberg: C. F. M üller. 20 I 0, p. 9 I . (11) "NoolvidemosqueunodelosprincipiosfundamentalesdelEstadodeDerechoeselprincipiodelegalidad,se- gún el cual la Administración está plenamente sometida a la ley, sin que pueda iniciar ninguna aciración que previamente no esté atribuida por la ley, es decir, sus posibilidades de áctuación estarían limitadas a una habili- tación legal previa. Por ello, el bien jurídico protegido,recto y nonnal funcionamiento de la Adrrinistración pú- blica con sujeción al sistema de valores instaurado en la CE, obliga a tener en conside¡ación los ar1ículos 103 y 106 de dicho Texto Fundamental, que siruen de plataforma esencial a toda actuaoión administrativa, establecien- do el primero la obligación de la Adrninistración Pública de servir con objetividad a los intereses generales, con pleno sometimiento a la ley y al Derecho, y el segundo al mismo sometimiento al principio de legaiidad de la ac- tuación administrativa y de- esta a los fines que la justifican". RODRÍGUEZ LOpEZ, Ana y SOB"RIN9 MARTÍ- NEZ, Ana. Delifos conta la Adminisü.ación pública. Ob. cit., p. 49. (e) ( 10) le le )f 1a )n li- ell tn. "'I t PENAL No 36 . JUNTO 2012 En un Estado Constitucional de Derecho el elemento rnoral no puede eliminarse al mo- mento de operar con la norma penal, pues si se encuentran regulados los delitos contra la Administración Pública es porque lo que está en primer plano es la salvaguarda de la..moral administrativa". Tiene toda ia razón el profe- sor brasileño Jéferson Botelho en moiestarse Íf Los lrdenamientls juridicos prcvén que cuandl la ley no establezca el destinb que hay que dar al bien, el Íuncionario debe darle et destino g{re es clntlrme al "hien camún" (in- ter,És publico). ts con todos los "canallas" (canathas) y ..ban- didos" que utilizan los bienes públicos para la safislacción de sus intereses personales'r2, como "el personal administrativo para llevar a los hijos a la escuela o los vehículos oficia- les pctra hacer compras, pasear llevar a su mujer al salón de belleza". ¿Qué es "servicio personal"? La Sala penal de Apelaciones ha respondido a dicha inte- rrogante en ei cuarto considerando: Servicio personal no puede implicar la puesta a dis- posición de terceras personas, por más que se trate de 1os familiares o allegados de la au- toridad, pues ei concepto de persona exclu_ ye al "otro". es decir. a quien no ostenta el cargo. Se puede abordar este concepto desde diferentes sectores del ordenamiento jurídico (teoría general del Derecho privado, Derecho Constitucional, Administrativo y penal) y ob- tener el mismo resultado. En Filosofia del Derecho y en Derecho Privado, el concepto de persona alude a un sujeto de derecho, es decir, unindividuo al que le es reconocida una voluntad para au- todeterminarse libremente(13). No por otra razón es que la contrapartida del individuo corresponde a la sociedad, de donde na- cieron, respectivamente, los derechos in- dividuales y sociales. Los derechos del in- dividuo, tdmbién llamados derechos de la personalidad, son por esencia intuito perso_ nae: nombre, intimidad, imagen, integridad física, honor, etc., todos ellos reconducibles e imputabies a la persona entendida como cen- tro de imputación de situaciones jurídicas y como valor en sí misma(ra). En Derecho Ad- ministrativo, el cargo define al individuo que lo ostenta. En Derecho Penal, el inciso I del artículo 2 del CP señala que la ley penal pe_ ruana se aplica a todo delito cometido en el extranjero cuando el agente es funcionario o servidor público en desempeño de su car- go, mientras que el artículo 10 establece que ( l2) "Assirn' o Código Penal Brasileiro dedica, exclusivamente, o Título XI, com a rubrica .Dos Crimes contra a Ad- ministragáo Pública', com o fito de proteger aAdministragáo Pública das condutas lesivas de ,"u, ."*ijo."r,bem assim, de particulares que se ¡elacionám com aAdministraqáo, possuindo como objetividadejurídica, ..o in-teresse da normalidade func.ional, probidade, prestígio, incolumidaáe e decoro" daAdministragáó p,:uti"u, ,on-forme leciona o Professor_Júlio Fabbrini Miratete, Jm sua Obra Manual de Direito penal III,I'S, "¿iqa., págir"295 Náo custa nada acreditar que um dia teremos uma Administ¡agáo Pública livre e longe á"r.", .unuít urir" utilizam-se do cargo para locupletar-se com o dinheiro do povo. Mais cedo ou mais tarde Jsses modelos de peáu-lato, concussáo, comrpgáo, prevaricagáo, desvio de rendai e verbas públicas, teráo a forga necessária para'áze,. :om-que os privilégios daqueles que utilizam casas cedidas pelo Esüdo, seguranga particular, pessoai para cui-dar do cloro da piscina, levar filhos na escola, usar veículos oficiais pará faá. "o-prur, passear, levar a mulherno saláo de beleza, utilizar funcionários públicos como pedreiros ..órtudor., de grama, ao invés de trabalharem em prol da sociedade' e muito mais, tudo isso possa acaLar, porque um dia a sociáade rera mui. uig¡unt", rruu"- rá mais cobrangas e o mundo será mais justo. vi tantos bandidos que faziam tudo isso e hoje ocrp; g.;á;, p;-tentes. Mas um dia a casa cai e essa Ditadura acabal" (Breves coÁenürios sobre crimes iontraá odñfuxtroqaoptiblica arti.gos 312 a 359 do Código penal). Así, contundenteme'te: KELSEN, Hans. Reine Rechtslehrz. Tübingen: Mohr Siebeck, 200g, p. 54. CIAN, Giorgio y TRABUCCHI, Alberto. Commentario Breve al Codice Civile. padova: Cedam, 2011, p. 53 DERECHO PENAL las prerrogativas que por razón de la función o cargo se reconocen a ciertas personas de- ben estar taxativamente previstas en las leyes o tratados internacionales. En resumen, servi- cio personal equivale a servicio intuito per- sonae. Queda claro que la voluntad dei aicaide sen- tenciado es absolutamente irrelevante para modificar e1 destino que el legislador ha pre- determinado a los vehícuios a su cargo (y que consiste en el "servicio personal"), puesto que ninguna voluntad particular puede quitar efectos a una norrna de orden público. La ley dice que el servicio dado al vehícuio debe ser "personal", no que la autoridad puede usar el vehículo para fines personales o familiares (esto es, fines privados). Una finalidad per- sonal incluso puede atentar bontra las buenas costumbres (lo que nunca podría suceder con el servicio personal pues, al establecerlo la ley, es siempre lícito), como cuando la auto- ridad sostiene reiaciones sexuales en un auto- móvil oficial o cuando como ya ha pasado- un general lleva a su pareja a un motel en el auto a él asignado; de todo lo cual se conclu- ye que el concepto "fin personal" es incompa- tible con la ratio legis de la noma que garan- tiza a los ciudadanos que los bienes públicos deben someterse a un uso conforme al inte- rés público. El ordenamiento jurídico, a diferencia de lo que sucede en el Derecho Privado, no tute- /a la voluntad de la autoridad ("yo puedo dar el destino que me pTazca al automóvii que se me ha asignado")(15), sino que ünpone el uso de los vehículos motorizados a una finalidad pública, objetivamente estandarizada como "servicio personal por razón del cargo", en aras de coadyuvar a la eficacia de la acción aclministrativa(r6), como 1o es típicamente el caso del traslado del funcionario en el cum- plimiento de su función administrativa (v. gr. la visita de un comedor popula¡ la inspección de una obra, el simple traslado al centro de la- bores, etc.). De lo antes expuesto se tiene que el citado al- calde no puede cambiar el uso del bien pre- definido por la ley. Ejemplo, no podría ampa- rarse en el artículo 65 de la Ley Orgánica de Municipalida¿"s(rr) para ceder en uso ia ca- mioneta a él asignada por razón del cargo a un sujeto privado. Si así lo hiciera, dicho acto ad- ministrativo sería nulo por contravención del artículo 3 de la Ley No 27444 (Ley del pro- cedimiento administrativo general). La ce- sión en uso, de celebrarse de facto, podría ser expresada en forma tácita o manifestada por actos concluyentes, como se desprende de la expresión "permitir que otro use" del afiícu- lo 388 CP. En esto radica ei concepto "dis- tracción" comúnmente utilizado por la doctri- na que explica la malversación y/o peculado. En resumen, tanto el concepto de zso de cual- quier vehículo de trabajo perteneciente a la Administración Pública o que se halle bajola guarda del funcionario o servidor público, (1 6) (17) De allí que no se pueda hablar de un derecho subjetivo (público o privado) en cabeza de la autoridad que pueda serjudicialmente exigido (sea en vía de acción, excepción o defensa de fondo). Por ello se ha dicho que: "Los instrumentos de trabajo constituyen bienes administrados por los funcionarios que son recibidos por este con la fnalidad de emplearlos en el desempeño de sus labores funcionales". ABANiOVASQUEZ, Manuel. Los delitos contra la Administración Públíca en el Código Penal peruano. palestra, Lima, 2001, p. 323. Nuestras cursivas pretenden resaltar que la linalidad pública siempre va Jcontrapelo del fin priva- do que el funcionario, ilegalmente, da al bien. Arfículo 65.- Ley Orgánica de Municipalidades "Las municipalidades están 1-acultadas para ceder en uso o oonceder en explotación bienes de su propiedad, en favor de personas jurídicas del sector privado, a condición de que sean deitinados exclusivamenti ala realiza- ción de obras o servicios de interés o necesidad social, y fijando un plazo,,. 141 t No36. JuNro2ol2PENAL corno el del uso de vehículo destinado al ser- vicio personal por razón del cargo, se subsu_ merr f-orzosamente en el concepto globalizan_ te de "actividad administrativa destinada a la reahzación del interés púbiico"(ia), pues la ley expresamente no ha dispuesto (sería irrazona_ ble si lo hiciera) que el e;so del vehículo desti_ nado al servicio personal por razón del cargo esté excluido del ámbito de la actividad adm'_ nistrativa y que se rija, más bien, por el Dere_ cho Privado. Ahora profundicemos en el tipo penal. La malversación y/o peculado de uso es un de_ lito que está recogido en los ordenamientosjurídicos de los países más desarrollados. La razón es que a través de dicha tipificación se combate, de algún modo, la corrupción. La posición del alcalde y de sus asesores legales, en canlbio. no solo está a contracorriente de dicha tendencia, sino que también revela un desprecio por la lucha contra la comrpción(re). La idea rectora del intérprete debe ser esta: si así sucede en los países avanzados, con ma_ yor razón debería entenderse existente v vi_ genfe de lege lata el delito de peculado dé uso de los vehículos asignados a la autoridad por razón del cargo en 1os países en vías de de_ sarrollo donde la corrupción es mayor. Sería un contrasentido argumentar que en nuestro país, donde más debería exigirse a la autori- dad ajustar su conducta a la ley y al bien co_ mún, existe un ámbito excluido de la lucha contra la corrupción en el cual la autoridad puede ceder en uso el vehículo de la comuni_ dad a quien quiera y como quiera, a su entero capricho y voluntad(20). El peculado de uso está sancionado en los artícu_ los 314 del CP italiano, 138 del Cp suizo, 133 del CP alemán(r'), solo para citar algunos casos. La idea que subyace a taies dispositivos legales es la protección del bien jurídico conecto fun_ cionamiento de la Administración pública en un Estado Social y Democrático de Derecho que comprende "el patrimonio de laAdminishación Púbiica, la fe y la confianza pública depositada en el funcionario encargado de percibir, admi_ nistrar o custodiar bienes de la Adminishación Púbiica, la segundad con que laAdminishación Pública quiere preservar los bienes públicos, lo cual es equivalente también al cumplimiento de deberes del funcionario para con el Estado"(22). (18) (22) ABANTO VASeUEZ, Manuel. Ob. cit., p.283. 142 como bien lo ha dicho la doctrina internacional: "La deflnizione dell'amministrazione come cura concreta di in-teressi pubblici mette in luce unaspetto.i*loÍ1n1": quello dellafimz¡onar¡zzaz¡oii d,eiiattivitá amministrativa.con questa formula' si intende dirJche t'atiivit¿ ¿eú'imministrazione d sempre diretta ad un fine pubblico, indi-cato dalle norme, ed é' quindi, preclisposta per la cura di un interesse, per lo piü colletivo, prescelto dalle normee per questo qualificato come pubblico". CASSESE, sabino. Istituzior; 1...;. bu. .it., fp. :_+.Desprecio porque en un primer momento negó el hecho y, ante las pruebas, se justificó diciendo que podía hacercon el vehículo lo que quisiese; en suma, no demuestra ánepentimiento alluná. "Si el interés general es una de la pautas que utiliza el constituyente para organizar y revestir de legitimidad a lasactuaciones públicas, está claro que toda áctuación presidida por los criteriós p"r.onui., y omnímodos de los ti-lY!':: d"]?.t ótganos adminislrátivos deviene radjcatmenie ilegítima". noonLcuEi jó"p#. ffi', jo;--j-NO MARTINEZ. Ana. Delitos contra la Administración públiá. Ob. cit., p. +S.- -"" ' $133' lnfidelidad en la custodia (según traducción dc claudia LópezDiaz,universidad Extemado de colom-bia). (l) Quien destruva, dañe. inutilice, o sustraiga de la disposición de servicio, documentos u otras cosas muebles,que se encuentren en custodia oficial, o le hayan sido encomendadas a él o a otra persona oficialmente en custo-dia; será castigado con pena privativa de la libertad hasta áos a¡os o con multa. (2) Lo mismorige para documento.u.otros muebles, que se encuentren en custodia de una iglesia o de otras co-munidades religiosas de derecho público, o le hayan'sido encomendadas oficialmente en custodia por estas al au-toroaotrapersona. (3) Quien cometa el hecho contraua cosa que le haya sido encomendada a él o le haya sido accesible como ti-tular del cargo o a personas especialmente oltiguaas ul servicio público, será castigado con pena privativa de laliberlad hasta un año o con multa. DERECHO PENAL Como se sabe, en la malversación se habla de dos conductas distintas: la apropiación y 1a distracción. El peculado por distracción se configura cuando el objeto material del deli- to es destinado por el agente a un fin diverso de aquel originariamente previsto. La confu- sión surge cuando se reconoce como una ca- racteristica de 1a apropiación el compoftarse como si ia cosa fuese propia, gsto es, cuando se realiza sobre la cosa actos de disposición a los que el poseedor no estaba autorizado(23) como, por ejemplo, sustraer el bien de la Ad- ministración Pública poniéndolo bajo la dis- ponibilidad de un tercero. Por eso, la delimitación entre ambos concep- tos recae finalmente en el legislador(2a). El su- puesto de hecho bajo examen ("haber permi- tido que sus hijos utilizararl la camioneta del municipio") calzaríaplenamente en el tipo de pecuiado de uso del artículo 3 14 dei CP italia- no que define la distracción del bien cuando tal actividad viene ejercida en el ámbito de la Administración Pública. pero para conseguir fines extraños a las propias finalidades institu- cionales(2s). La pena accesoria, en el caso ita- liano, según el ar1ículo 311 bis, es por regla general la inhabilitación perperua. La Corte de Casación italiana (sev. VI n. 35212001), por ejemplo, consideró inexacta la calificación de abuso de funciones de un médico militar que se hacía lievar a su con- sultorio privado utilizando el auto de servicio con su respectivo chofer, y aplicó el tipo de peculado de uso, rechazando el recurso y con- firmando la pena de tres meses de detención. La distracción per se implica una lesión al interés público (correcta administración) y, eventualmente, al patrimonio de la entidad(26). Por ejemplo, habría distracción incluso si el alcalde pagase la gasolina con su propio pectr- 1io. No obstante, en el caso concreto, el a quo (que en primera instancia absolvió al alcalde) se negó a valorar el hecho de que el "uso de combustible asignado por la Municipalidad Provincial cle Chiclayo proviene del Fonco- mun", conforme al planteamiento de la Fisca- lía (cfr. segundo considerando, punto octavo, sentencia de primera instancia). Lo increí- ble del caso es que el a quo debió inferir, más bien, qne el costo del combustible no habia sido asumido por el alcalde, por ser esto 1o más razonable según el curso normalcle los eventos (si se utilizó el bien estatal, lo más lógico es pensar que también se estaba gas- tando el combustible pagado con fondos pú- blicos(27)) y, además, porque el alcalde nunca alegó que hubiese asumido dicho costo. En consecuencia, el a quo no obró imparcial- mente pues, por un lado, liberó a1 alcalde de su carga de probar en sentido contrario y, por otro (23) ANTOLISEI, Manuale di dü'ifto penale. Parte speciale, vol. I, Milano, 1977 , p. 268; GRISpINI, Dit i¡o pen(ileitaliano:LasrruÍturadellafattispecielegaleoggettiva,vol. II,Milano, 1950,¡. 1g2; RANIERI, MantoLd¡,li- ritto penale,vol. iII, Padova, I952, p. 391. No sería de aplicación el artículo 389 CP por cuanto el tipo expresamente requiere la "aplicación definitrva,' que es opuesta a la naturaleza transitoria de la distracción. Como dice unánimemente la doctrina italiana: .,finalizia- ta exclusivamente all'utilizzo temporáneo della cosa che sari restituita immediatamente dopo l,uso,'. PAGLIARO, Principi di diritro penale. Parte Speciale; Delitti dei pttbblici uficiati contro la pubbl¡ca ammini- strazione, Milano, 1994, p. 160. "Es erróneo considerar que el beneficio solo deba incidir en el funcionario público, incluso cuando este penr.rita dolosamente que otro use el bien. Ello no se desprende de la redacción del tipo penal, ni tampoco se deduce ma- terialmente a partir del bien jr-rrídico tutelado: también afecta al cor¡ecto luncionamiento dé laAdministración Pilblica el hecho de que quien obtiene los beneficios del uso privado de bienes públicos sea un partioular, siem- pre y cuando el funcionario público haya permitido esto quebrantando dolosamüte su deber funiional',. ABAN- TO VASQUEZ, Manuel. Ob. cit., p. 324. Estamos fiente a una máxima de experiencia. (2s) (26) (24) (t 7) H PENAL No 36 . JUNTO 2012 lado, descarló un medio de pmeba no contro* vertido. A ello habría que agregar que los servi- cios del chofer también son pagados con fondos municipales, supuesto que en doctrina se cono- ce como "peculado de uso" y que estaría conte- nido, a juicio de los entendidos, en el ..peculado por apropiación"(28), lo que lamentablemente no fue advertido por la Fiscalía. Pero, más allá de eso, el concepto de insigni- ficancia o "bagatela" (que encuentra razón en el principio de mínima intervención del De- recho Penal) no tiene asidero en los deljtos contra la Administración pública, pues como bien sostiene la jurisprudencia brasileña(2e), lo importante aquí es la efectiva lesión del bienjurídicamente tutelado. En otras palabras, el perjuicio patrimonial pasa a un segundo pla- no, pues 1o más importante es la salvaguarda de la moral administrativa. El Estado no pue- de desatenderse jamás de reprimir estas con- ductas(30). Una cuestión ulterior se presentó alrededor de la supuesta doctrina a favor de la posición del alcalde. La defensa técnica de este distorsio- nó el pensamiento del autor Rojas Vargas. A continuación cito textualmente a este autor: "Los alcances de tipicidad del peculado de uso específico tienen una taxativa li- mitación cuando los vehículos motoriza_ dos, no las máquinas u otros instmmentos de trabajo, se hallan destinados al servicio personal del funcionario o servidor públi_ co, siempre )t cuando exista una vincu- lación funcional por razón de cargo. Ob- viamente no podrá acudirse a la norma general del peculado por utilización, pues ia prohibición es expresa en el tercer pá- rafo del 388 CP. Si bien puede llamar la atención, la regulación punitiva de una nonna que pudo tener cobijo de manera satisfactoria en una estipulación adminis- trativa, la misma cumple una función co_ municativa dirigida al magistrado a fin de restringir en casos excepcionales la apli cación del peculado específico de uso (...). Resulta opinable analizar la restitución de tipicidad, es decir excluir la excepción, en situaciones de uso o disfrute de vehículos motorizados que desbordan los cometidos del uso personal por razón del cargo, por ejemplo, para salir de paseo con la fami_ lia, prestarlo a un amigo, pariente o alle_ gado; 1o gue ya es inaceptable es querer subsumir en dicha exclusión de tipicidad el uso personal o de terceros para compor_ tamientos antiéticos, de apoyo político a candidaturas o delictivos, en tales casos no rige la excepción". De la lectura de este pasaje entiendo que ei autor esboza una graduación entre lo más y lo menos antiético (si se me permite la ex- presión). La graduación es forzada porque en Derecho Penal todo tiene que ver con va_ lores y, entre ellos, los fundamentales para la vida en sociedad. No por ofrarazónse alega el carácter de última ratio del Derecho pe_ nal (este interviene para proteger bienes ju- ridicos fundamentales). En consecuencia, no se pueden hacer graduaciones entre valores de una misma entidad (bienes jurídicos bá_ sicos). (28) (2e) (30) ABANTO VÁSQUEZ, Manuel' ob. cit., p. 322: "Encambio existe un peculado de trabajos o servicios refe¡ido al funcionario-queemplea en provecho própio o de un tercero los trabajós o seruicios pu-frdos por laAdministra-ción Pública. En el caso peruano este supuésto ya está comprendido dántro a"t p""utlJ| po. apropiación',. "I* t: "plt:.l o chamado princípio da insignificáncia quando a hipótese engloba crimes contra a admi-nistragáo pública, em razao {g^1fe1!ylofensa -ao bem juridlcamente oit"r"¿o" fÑut a isltco,5, Turma, Rel.Min. Edson Vidigal, DJ de 25110/1999.) "É inaplicável o princípio da insignificáncia nos crimes _contra a Administragáo pública, ainda que o va-lor da lesáo possa ser considerado ínfimo, porque a norma busca resguarda, nat so.ent" o aspecto patri-monial, mas a moral adrninistrativa, o que toma inviável a afirmagá'o ¿o ¿esinteiesse estatal á sua repres-sáo" (Recurso Especial N. 655.946 - DF 2004/0060009_1). Pero, al margen de ello, parecería que los ca- sos más antiéticos merecerían más reproche y los menos, menor reproche. Sin embargo, el hecho de que algunas conductas aparezcan, para el referido autor, como menos "nocivas" a la sociedad no es condición suflciente para excluir el juicio de tipicidad. sino que, a lo sumo, servirían para influenciar aljuzgador al momento de graduar la pena. En el caso con- creto, queda claro que el Colegiado no impu- so una pena efectiva sino suspendida. Finalmente -y creo llegar con esto a la médu- la de la problemática-, decir que algo es "opi- nable" equivale a decii que es cuestionable. En ofas palabras, el citado autor diría que es du- doso que pueda alegarse que casos similares al materia de examen se encuentran fuera del tipo penal, mientras que set'ía evidente que ha- cer proselitismo político en una camioneta de la municipalidad se subsume en el tipo penal. Lo que es claro es que Rojas Vargas no toma posi- ción alguna a favor de casos análogos al materia de examen, solo consigna una ruta de interpreta- ción: "siempre y cuando exista una vinculación funcional por razón de catgo". Lo cuestionable radicaría en afirmar que el uso de la camioneta por parte de los familiares del alcalde está "fun- cionalmente vinculado a \a razón del cargo". Como hemos visto anteriormente, el caso bajo examen califica como'frn ajeno al servicio" o, lo que es lo mismo, aomo "uso privado" o "dis- tracción" a secas. Como bien lo recalcó el Colegiado, la ex- cepción no puede entenderse como absoluta DERECHO PENAL pues, por definición, toda excepción se in- terpreta en forma restringida. La excepción se interpreta de la siguiente manera: no es- tán comprendidos en el peculado de uso los vehículos motorizados destinados al servi- cio personal por razón del cargo en la medida en que esÍos sean usados de conformidad con el interés público (1o que de plano excluye el "fin privado" que, de facto, le da la autoridad). Solo así tendría sentido la norma jurídica den- tro de una política de lucha contra la corup-ción y el mal manejo de los bienes públicos. El concepto detrás de la norma no es el on- tológico sino el funcional. Me explico: un vehículo per se no puede excluirse del ámbi- to de la noñna (que sería el criterio ontoló- gico), sino en la medida que el funcionario haga correcto uso del mismo (que sería el cri- terio funcional), lo que en Derecho Adminis- trativo implica siempre la conformidad con el "bien común" (concepto antitético del "bene- ficio propio o familiar"). La prueba de que el criterio detrás de la nor- ma es el funcional y no el ontológico radica en que el peculado bajo examen implica la sustracción del bien de su destino(3r). De no seguirse tal línea de interpretación, caeríamos en un flagrante supuesto de violación de los principios de igualdad y de legalidad. En bue- na cuenta, no deberían hacerse distinciones donde la ley no distingue{32). En conclusión, la Sala Penal de Apelaciones ha considerado que el criterio funcional es ei (3 1) (32) Sandulli afirma: "La regla común a todos los bienes públicos es que tales bienes no pueden ser sustraídos a su destino, sino en los modos y formas establecidos por las leyes que los regulan". SANDULLI, A1do. Manuale di diritto amministrativo, Yol. II. Napoli: Jovene, 1989, p. 800. Refiriéndose a la excepción del artículo 388 dice Abanto: "ia exención parece ser absoluta para todo uso priva- do que dé el funcionario al vehículo motorizado que se le haya entregado para que cumpla cón sus funcionés pú- blicas. Esta exención resulta dificil dejustificar pues parece constituir un claro caso de violación del principio de igualdad: si en realidad se queria reconocer un límite para casos de bagatela, este debió establecerse no solamen- te para estos bienes (asignados a funcionarios de alto nivel), sino a otros bienes menores, y sobre todo en función del perjuicio que se ocasione o pueda ocasionar para el cumplimiento de la finalidad pública postergada. y nre- nos aún debería hace¡se extensiva esta exención típica a los empleados del funcionario que den uso piivado a los vehículos motorizados de estos". ABANTO VÁSeUEZ, ManJel. Ob. cit., p. 325. 145 tPENAL No 36 . JUNIO 2012 que debe primar y no la interpretación anto_jadiza del alcalde, es decir, que los bienes pú_ blicos deben usarse siempre de conformiáad con el bien común y no más allá de lo que, en estricto, debe entenderse como ..servicio personal"; si el agente desborda este..núcleo denotativo", entonces, su conducta queda englobada dentro del tipo de peculado dé uso. I¡I. EL MANDATO CAUTELAR QUE SUSPENDE LOS EFECTOS DE LA SENTENCIA CONDENATORIA 1. lntroducciór - _ En primer lugar, conviene denunciar la prác_ tica de muchos jueces que adoman ,u, ,"_ soluciones con citas de juristas o de juris_ prudencia del Tribunal Constitucional. Digo "adornan" porque dicho proceder tiene rrnu fi_ nalidad inrnoral, que es crear visos de legiti_ midad en la decisión, llevando a confusiJn a la_opinión pública y a la ciudadanía en gene_ ral acerca de las "bondades técnicas,'deia re_ solución. La experiencia me ha enseñado que cualquier decisión, hasta la más descabelia_ da, es pasible de ser adomada con un amplio repertorio de citas doctrinarias y de jurispru_ dencia del Tribunal Constitucional(33). Enion_ ces, la primera regla metodológica enseña que hay que.empezar quitando todo pseudo_ fundamento para ver con qué queda. A través del discurso que presento a continua_ ción se pretende argüir: i) cuándo surge la au_ tonomía jurisdiccional; ii) cómo debe enten_ derse la autonomía jurisdiccional; y iii) cómo se controla la autonomía jurisdiccional. Con una rapidez inusitada el juez del Tercer Juzgado Especializado Civil de Chiclayo, ós_ car Tenorio Torres, otorgó al condenado Ro_ berto Torres una medida cautelar por la cual se "swpenden totalmente tos efectoi ¡urídicos de todos y cada uno de los extremos resolutivos de la sentencia N" 33-2012- (Exp. N. l24j-2012, cuademo cautelar). Antes de proceder a comen_ tar los (pseudo) argumentos del juez constitu_ cional, analizaremos si es que el ordenamientojurídico posibilita, dentro de sus coordenadas, la acción tomada por dicho magistrado. (33) No me refiero a que no quepan varias interpretaciones razonables respecto a un mismo caso sino a que, inclusolas más descabelladas (y, por tant o; inmoraies¡ decisiones son, de hecúo, o"o-puñudu, de doctrina y de jurispru-dencia del TC' La presente contribución pretánde establecer criterios que ayuden a desenmascarar las decisio-nes inmorales' aun cuand'de facto sean acompañadas de una nutriáatoctrinJf¡urlrp*o"ncia constitucional.No pienso que la siguiente cita de Alexy haga referencia a posturas inmo¡ales sino a decisiones igualmente ra-zonables: "Prácticamente cualq,js¡ pori"ión"qu" se adopte en l" p"ldi;;;;aie los derechos fundamenta-les puede invocar en su favor aiguná decisión'y/o toma de posicián u¿r1"" J"ir¡uunal constitucional Federal.Aun cuando en las discusiones sobre derechos fundamentarJssei;;;";;;;";"nr" ¿" ru, decisiones hasta ahoraadoptadas por el rribuna[, sería siempre posible sostener concepciones muy clifere'tes en numerosas cuestiones.A Ia vaguedad de la nomación de tós dé¡echos fundamentales s" rrr,no, pí.rltu vaguedacl de la jurisprudenciasobre los mismos". AT.EXX Robert. Teoría de los derechosfun,lo*nriol"r.é"nt.o ¿" Estudios constituciona_les' Madrid, 1997 , p' 24'^Por ejemplo, un juez constitucional actuaria irt""."rÁ""t" (es decir, contra los valo-res fundamentales de la con'stitucién) si el día 1, sobre la uur" a" unr¡u.irp.uJ"nJa del rc.,x,,que trata sobreel requisito de procedencia "resolucién judi"i¡ ÁÁ"1', rechaza por i-p-"io"ni" L pedido cautelar contra unaresoluciónjudicial, mientras que el día 3, sobre la base de otrajurirpóa"n"iu áLr i'c ..y", concede una medidacautelarenuncaso idéntico.Lainmoralidaddesuconducta."ri¿""nq,-,"un¡urgua*nodeberesolvercasos idénticos de modo distinto. ¿curíndo existe un ""r" i¿¿"i."i cr"iá. i""u¡"i" ""ii. el cual recae la decisión esigual' Ejenrplo' si de lo que se trala es de responder qué debe entenderse pái:;r".oi".io" ¡udicial firme.., el juezno puede rcsponder el día I "no estamos ante una resLlución j udici"i¡r*|" irrq;""r ,","i "" .rrpi;;"- ii;;:poner casación" y el día 3 responder "sí estamos ante una reso.lucióniuai"iátji." uunque el actor no haya inter-puesto casación"' En definitiva, dicho razonamiento transgrede el pricipio rági.o a. identidad (A =A) así comoel principio lógioo de no contradicción (que irnptica lue una cosa no puide sá.,A,,y .ho A,, a ra vez). -DERECHO PENAL Respecto a la discrecionalidad y a la justifi- cación se ha dicho que(3a); "La discrecionalidad es compatible con el Derecho e inevitable con la po- sición de quien, en su papel de auto- ridad, toma decisiones en un sistema democrático de organización políti- ca. El punto es que la discrecionalidad siempre forma parte de un modelo de- cisional articulado a través de un pro- ceso de justificación y control. juez ordinario su cuota de poder para juzgar cada caso en concreto. f3 Elservicio perslnaln0 puede inplicar la pues- ta a disposición de tercens persoflas, pü más que se tate de tamiliares 0 allegadls de Ia autori- dad, pues el clnceptl de persona exduye al 0tt0, es decir, a quien n0 lstenta el cargo. )l En efecto, si bien es posible reco- nocer que la justificación está sometida a un conjunto de sujeciones que pueden ser aprehendidas por un sistema de reglas es- pecíficas y racionales, estas siempre serán objeto de un proceso de valoración y dis- cemimiento. Por lo tanto, mientras más amplio es el poder de disposición y dis- crecionalidad, mayor debe ser su control y autocontrol, para que las opciones o valo- raciones 'sean conscientes, explícitas e in- formadas, en lugar de acríticas, enmascara- das o en cualquier otra forma arbitrarias"'. El juez constitucional se legitima no tanto porque argumenta,sino porque analizacada cuestión controvertida a la luz de los dere- chos fundamentales y de la Constitución en- tendida como norma(35), y porque respeta el ámbito de acción de la jurisdicción ordinaria. Uno de los campos dentro de los cuales no le está permitido ingresar al juez constitucio- nal es la discrecionalidad deljuez ordinario, pues la ley y la Constifución le reservan al Como tantas veces se ha dicho, discrecionali- dad no equivale a arbitrariedad, lo que debe interpretarse como que el juez debe someter su accionar al marco de la ley y el Derecho. Así, si bien eljuez tiene potestad para encon- trar al acusado autor del delito, previamente a ello tendrá que haberle garantizado s, 'ldíu .n la corte", pues de por medio existe un derecho fundamental: a la dignidad del ser humano. Si se le condena sin haberlo escuchado (escu- char implica necesariamente un diálogo{36) y no el cumplimiento de un mero requisito for- mal), la sentencia será espuria. Eljuez constitucional es unjuez de garantías, no un órgano de alzada o una instancia juris- diccional más. Comoquiera que la discrecio- nalidad tiene que ver con múltiples posibili- dades de acción igualmente lícitas (esto es, varias interpretaciones posibles, unas más ra- zonables que otras), la delimitación entre dis- crecionalidad y arbitrariedad debe hallarse en la ausencia absoluta de garantías o, lo que es lo mismo, en la arbitrariedad pura(37), no en (34) GONZALES MANTILLA,GoTki. Los jueces. Carrerajudicialy cultura jurídica.Palestra,Lirna,2009, p. 541. (35) GARCÍADggNfEnnÍ¡,f ú¡er;do.LaConstirucióncomonormayelTribunalConstitucional.Civit¿s,Mad¡id, 1985. (36) "Ni sentencia impartas hasta que de las dos partes el discurso hayas oído", principio que apa¡ece ya en Aristófa- nes, atribuido a un sabio, se remonla quizás a Hesiodo (Obras y Fragmentos, trad. A. Pér;z Jiménez yA. Mar- tlnel !.íez,_Madrid, 1990; frag. 338; p. 356), como 1o pone de relieve: ALoNSo OLEA, Manuel y ÁloNsoGARCIA, Rosa María. Derecho Prc¡cesal del Trabajo. Civitas, Madrid, 2010, p. 130. (3 7) El principio del debido proceso se afectaría, según el TC, "cuando no se observa un mínimo críterio de justicia, es decir, un criterio objetivable a través de los principios de razonabilidad y proporcionalidad" (STC exp. N" ZSOZ- 2004-AAiTC); "lo único que resulta amparable en la vía procesal constitucional es la transg.esiin manifiesta del de- recho al debido ploceso, es deci¡ cuando un procedimiento ha sido absolutamente irregulaf'(STC Exp. N" 0670- 1996-AA/TC). De igual formal la doct¡ina ha dicho que: "Además de exigirse que la aiectación sea respecto de ¡n 147 t PENAL No 36 . JUNTO 2012 que, a juicio del juez constitucional, el juez ordinario haya irrcurrido en un manifiesto v grave error. Esto tiene sentido desde que, en un Estado Constitucional de Derecho con división de funciones, se espera que los.jueces ordinarios cumplan su función jurisdiccional respetando los derechos fundamentales y que los jueces constitucionales solo actúen en última ratio cuando se haya producido una flagrante vio_ lación de las garantías constitucionales. Por eso es que el ordenamiento jurídico pre_ vé que la sentencia de un juez ordinario (y, en realidad, cada acto procesal impugnable) pase por un ciclo de depuración al interior de la jerarquía institucional mediante el sistema de los medios impugnatorios, cuya razón de ser radica en permitir la participación efectiva de las partes en la realización de la autonomía jurisdiccionalc8). El ordenamiento jurídico no excluye que pueda existir todo un proceso vi_ ciado o una sentencia írrita pero, existiendo un sistema de impugnaciones, lo sano es pen_ sar que la sentencia se repute válida, premisa que debe ser asumida por el juez constitucio_ nal como hipótesis de trabajoi3r). La carga de la prueba de la flagrante viola_ ción de los derechos fundamentales descan_ sa sobre el demandantel a su vez. se exige por parte del juez constitucional que compulse, objetivamente, el vaciamiento absoluto del derecho fundamental cuya violación se alega. 2. Falta de congruenc¡a entre los funda. mentos de la solicitud cautelar v lo oue resolv¡ó eliuez constituc¡onal ' .--__ El juez constitucional modificó groseramente los extremos argumentados por el solicitante, que fueron solo dos, y que conciernen a las supuestas violaciones del principio de iegali_ dad y de la garantía del.juez natural. a) Supuesta violación del principio de le.galidad El alcalde alegó la violación del principio de legalidad penal y de la prohibición de analo_ gía e interpretación extensiva señalando: "El artículo 388 del Código penal esta_ blece claranlente que no están compren_ didos en este artículo los vehículos asig_ nados al uso personal. Es decir, basta con que la camioneta haya sido asignada a mi uso personai para qus_ro sea aolicable el tipo penal de peeulado de uso. indepen_ dientemente de qua_e! los hechos concre_ tos se afirme que el vehículo haya estado siendo utilizado por mi persona o mis hi_ j-0,s" (puntos. 11-12, subrayado nuestro). De acuerdo a tal planteamiento, el tema de la motivación pasa a un segundo plano porque, para el alcalde. la morivación no es lo medu_ lar; lo único que importa es el hecho de que la camioneta se le asignó a su cargo y que el tipo penal no tipifica como delictuosa la conducta de cederla en uso a terceras personas. dereclro constitucional de naturaleza procesal, se exige que sobre la afectación no deba existír sombra alguna deduda de que efectivamente es una ¡al. Así se desprend"e, además, del artículo 4 del código procesal constihrcional.cuando exige que la procedencia del amparo (y iel hábeas corpus) requiere de una na nifiesta afectación de la tute-la procesal efectiva' es decir, una "loro i ¡r"orrrorertible vuliericiói aa aitiio-proceso,,. CASTILL6 CóRD6_VA, Luis. Comentarios ar código procesar constifucionar.Tomo I, parestra, t-;ma, iooo, p. t a:.(38) Esta idea me fue sugerida de la lectura de: LUHMANN, Niklas. Legitimdtion clurch verfahren ob. cit., p. 70.(39) "Se debe tener presente que la falta de imparcialidad.del.juez no puede ser alegada en abslracro, sino tiene queser probada en cada caso concreto. Sobre este punto et rritunal Europeo ¿" l"rilhos Humanos ha señalado queel "principio según el cual se debe presumir que un Tribunal "*ta"rÉnro á" p."¡uüio o ¿" p"*lJi¿"Jr"n"¡J*elemento importante de la preerninincia del berecho" (caso pullar contra ileilno unido),,(fundamento N. 15,STC Exp. N. 0285 I -20 I O-PA/TC). DERECHO PENAL El juez constitucional coincide, en un primer momento, con el alcalde: "La denuncia formulada por el actor alude a la vulneración de lo contenido en el ar- tículo 2, inciso 24, literal d) de la Consti- tución Política del Estado que señala: Na- die será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley de manera expresa e inequívoca, como in- fracción penal, ni sancionado con pena prevista en la ley. En este contexto la judicatura entiende que la legalidad importa un principio in- formador. además de ser un derecho sub- jetivo. de tal manera que el juez penal se encuentre compelido a respetar lo estable- cido por el legislador. proscribiendo toda interpretación extensiva. arbitraria o anto- jadiza del tipo penai" (subrayado nuestro). De tal forma que si el juez constitucional hu- biese actuado respetando las reglas de la lógi- ca, debió haber tomado posición congruente con esta premisa respondiendo a la pregun- ta de si, efectivamente, la conducta del alcal- de de ceder la camioneta de la municipalidad (esto es, de la comunidad chiclayana) a sus hi- jos configura o no una conducta típica que se subsuma en el delitr¡ del peculado de uso del artículo 388 del CFaD). Pero es el caso que el juez constitucional se extralimitó porque mientras el alcalde afir- mó la "imposibilidadde la analogía y de la interpretación extensiva", el juez constitucio- nal afirmó que la Sala Penal de Apelaciones debería analizar "si cabe o no hacer una in- terpretación restrictiva o extensive del tipo penal analizado" (¿?), grave incongruencia que vicia de nulidad absoluta su razonamien- to, pues al fin y al cabo qué importa la opinión del Colegiado si el tema de fondo es saber si el hecho de haber cedido en uso la camione- ta de la ntunicipalidad a sus hijos para que vayan al Jockey Club de Chiclayo a sus cla- ses vacacionales de verano se subsume o no en el tipo penal de peculado de il.ro, supues- to cuya discusión resulta manifiestamente im- procedentc en sede de un proceso constirucio- nal, dado que el alcalde debió plantearlo en su momento, como una excepción de impro- cedencia de acción(al) (artículo 6 del NCpp) y agotar todas las instancias correspondientes en caso el resultado de tal defensa le hubiese sido adverso. El juez constitucional abusa de sus funciones porque la apreciación sobre los hechos y el derecho corresponde en exclusiva a la juris- dicción ordinaria. Sobre el particular, el Tri- bunal Constitucional ha dicho que: "Siendo así, la pretensión de la deman- dante debe desestimarse, ya que la expedi- ción de la sentencia en mención fue hecha en el marco de las atribuciones que tienen los jueces dentro de un procedimiento ju- dicial, proceso en el que se respetó el con- tenido esencial del derecho al debido pro- ceso, por lo que el eror en la apreciación (40) Estamos, pues, ante un petitorio jurídicamente imposible puesto que la justicia ordinaria, mas no la constitucio- nal, es la competente para decir la última palabra en lo que se refiere a la interpretación del tipo penal y a la sub- sunción de los hechos valorados dentro del tipo penal. Como ha dicho la doctrina sintetizandó la posición del TC: "En un proceso de amparo no se controla si una determinada persona ha cometido un delito o siis válido un contrato de compraventa, entre otros, sino más bien si un procesado ha sido sancionado con las debidas garantías o si una prueba relevante para la solución del caso ha sido admitida, entre otros". TUPAYACHI SOTOMAYOR, Jhonny (Coord.). Código Procesal Constilucional comentado. Homenaje a Domingo García Belaunde. Ad:ns,, Linia, 201 1, p. l0l . Como se ve¡á más adelante, es dootrina constante del TC que lajusticia ordinaria tiene la potestad exclusiva para pronunciarse sobre si el "hecho no constituye delito o no esjusticiable penalmente" [literat b) del articulo 6 del NCPPI que es materia de la excepción de improcedencia de acción. t PENAL No36 . JUNIO 2012 de los hechos y del derecho, que la recu_ rrente, en última instancia, juzga como le_ sivo a sus derechos constitucionales, no es una cuestión que pueda dilucidarse en la vía de amparo, ya que esta no tiene por ob_jeto convertir a este supremo intérprete de la Constitución en una supra instancia de la jurisdicción ordinaria, sino esencialmen_ te el de tutelar los derechos constifuciona_ les de las personas garantizados en la Cafi¿ Magna" (STC Exp. N" 749-2000-AA/TC). b) Supuesta violación de la garantía deljuez natural En los puntos 20 a 23 de la solicitud cautelar, el alcalde sostiene que la violación del princi_ pio del juez natural se configura porque, en su opinión, la causa correspondía al Juez Superior Provisional Wilson Vitalino Medina Medina. El juez constitucional, sin embargo, no dio el más mínimo argumento de por qué, en efec_ to, el juez natural era el Juez Superior provi_ sional Wilson Mtalino Medina Medina, por lo que su resolución cautelar deviene en mani_ fiestamente nula. En este punto también se comprueba otra ex_ tralimitación por parte del juez constitucio_ nal, ya que en ningún extremo de la solicitud cautelar el alcalde se refirió a la supuesta reu_ nión del Presidente de la Sala penal de Ape_ laciones con un tercero que sería..allegaáo,, a la primera regidora de la Municipalidad Provincial de Chiclayo, ni aparecen de los anexos de la petición cautelar las aludidas fo_ tos yio notas de prensa, lo que trasunta una manifiesta parcialidad por parte deljuez cons_ titucional y, en último término, configuraría un delito de prevaricato. c) Resumen El juez constitucional fundamentó su reso_ lución en notas periodísticas (diarios Correo y Perú 2I), pero es el caso que dichas do_ cumentales no obran en el cuaderno caute_ lar, lo que evidencia una ostensible vulnera- ción de las principales garantías de la funciónjurisdiccional: de la seguridad jurídica y del principio de la necesidad de la prueba(a2) me_ diante la violación de las normas que rigen la incorporación de medios de prueba. Dicho proceder linda con el prevaricato porque el artículo 418 del CP sanciona al juez que fun_ damenta su resolución en pruebas inexisten_ tes ("lo que no está en el expediente no está en este ¡n¡nds',(+:)). es más, parece que la re_ solución cautelar no hubiera sido elaborada por dicho magistrado. Por otro lado, el juez constitucional funda_ mentó su resolución en hechos no alegados por el amparista (notas periodísticas de los diarios Correo y Perú 2l), lo que evidencia una vulneración a otra de las principales ga_ rantías de la función jurisdiccional: el deber de congruencia{4). (42) "Este principio está comprendido en la regla que le ordena al juez resolver con fundamento en las pruebas alle-gadas al proceso" y "representa una inapéciable garantia p*u r" riu".tuJy i*^á".""rro, del individuo, que deotra manera estarían en manos de jueces parciales'. oEvtS gcgeNlÍe, É"-un¿o. compendio de pi"iii¡i--diciales. Rubi¡rzal-Culzoni, Santa Fe, tiA+,p. <l_U.(43) Código Procesal Civil "Artículo 122: Contenido y suscripción de las resoluciones Las resoluciones contienen: (...) 3. ia mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la ¡esolución con lasconsideraciones' en orden numérico correlativo, de los fundamentos de hecho qire sustentan la decisión, y losrespectivos de derecho con la cita de la norma o normas aplicables en c"¿" p""tq SeCú!_rba9ltsjr&srUada.(subrayado nuestro) (44) Código Procesal Civil "Artículo Vü: Juez y Derecho "EI Juez debe aplicar el derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o lo hayasido erróneamente. sin embargo, no puede ir mas ailá del petitorio ri fu"ó-; á;;sión en hechos diversos de los DERECHO PENAL El juez constitucional incorporó irregular- mente a la relación procesal un hecho no ale- gado por el alcalde, esto es, que el Presidente de la Sala Penal de Apelaciones habría sos- tenido una reunión con un tercero que, a su vez, sería "allegado" (¿?) a la primera regi- dora de la Municipalidad Provincial de Chi- clayo, para Io cual citó documentales que no aparecen de los anexos de la petición cautelar. 3. De la falta absoluta de jurisdicción por parte del juez constitucional: La juris. dicción y la competenc¡a conc¡erhe aljuez penal Ei juez constitucional carece de jurisdicción en el presente asunto porque la discusión acerca de la aplicación del principio de legalidad pe- nal y de la tutela judicial éfectiva corespon- de aljuez penal a través del proceso de hábeas corpus. El artículo 4 pánafo 2 del Código Pro- cesal Constilucional es claro: "El hábects cor- pus procede cuandr¡ una resolución iudicial firme vulnera en J'orma manifiesta la libertad individual y la tutela procesal efectiva". De la lectura de la STC Exp. No 2758-2004- HC/TC (caso Luis Guillermo Bedoya de Vi- vanco) se desprende no solamente que eljuez competente es el juez penal y que la vía es- pecífica predeterminada por ley es el proceso de hábeas co{pus, sino también que no puede discutirse la responsabilidad criminal ¡ por 1o tanto, la argumentación de la Sala Penal de Apelaciones que halló al alcalde como au- tor del delito de peculado de uso. Mediante el falaz recurso a la "debida motivación" no puede faerseabajo la división de funciones y competencias entre los jueces ordinarios y 1os jueces constitucionales: "5. Si bien el principio de legalidad pe- nal, el cual protege el derecho de no ser sancionado por supuestos no previstos en una noÍna jurídica, en tanto derecho subjetivo constitucional debe ser pasible de protección en esta vía, el análisis que debe practicar la justicia constitucional no es equiparable a la que realiza unjuez penal. En efecto, como este Tribunal lo ha señalado en diversas oportunidades, "(...) no puede acudirse al hábeas cor- pus ni en él discutirse o ventilarse asun- tos resueltos, como [o] es la determina- ción de la responsabilidad criminal, que son de incumbencia exclusiva de la justi- cia penal. El hábeas corpus es un proceso constitucional destinado a la protección de los derechos reconocidos en la Cons- titución, y no a revisar si el modo como se han resuelto las controversias de or- den penal es ei más adecuado conforme a la legislación ordinaria. En cambio, no puede decirse que el hábeas corpus sea improcedente para ventilar infracciones a los derechos constitucionales procesa- les derivadas de una sentencia expedi- da en proceso penal, cuando ella se haya dictado con desprecio o inobservancia de las garantías judiciales mínimas que deben guardarse en toda actuación judi- cial, pues una interpretación semejan- te terminaría, por un lado, por vaciar de contenido el derecho a la protección ju- risdiccional de los derechos y libertades fundamentales y, por otro, por promover que la cláusula del derecho a la tutelaju- risdiccional (efectiva) y el debido proce- so no tengan valor normativo" [cfr. STC Exp. No 1230-2002-HCiTCl". 151 que han sido alegados por las partes". En España se le conoce comoprincipio de aporración de parte porel cual se entiende que oorresponde a las partes deljuicio efectuar las alegaciones y probar loi hechos que sirvan de base a sus pretensiones. Aljuez o tribunal corresponde la valoración de dichos hechos. En este sentido, se afirma que eljuez o tribunal no puede fundamentar la sentencia en más hechos que los aportados que resulten probados poi t* p"u.t".. t PENAL 4. E!iuqz constitucional carece de iuris. d¡cc¡ón por falta de agotamiento de los medios_¡mpugnatorios previstos en la !gy..L1¡ur¡sdicción coriespondía a taCorte Suprema No36 . JUNTO 2012 Además del hecho de que ob.jetivamente eljuez civii (que funge de constitucional) no es el órgano conjurisdicción y competencia para pronunciarse sobre la violación del principio de legalidad penal y de tutela judicial efecti_ va, hay que señalar que el juez constitucio_ nal realizó una interpretación sesgada y anto_jadiza del Código Procesal penal solamente para favorecer al amparista, pues es doctrina científica unánime que la última palabra en la controversia la tenía la Corte Suprema de Jus_ ticia de la República, vía recurso de casación, situación que incluso tiene reconocimiento constitucional(a5): "2. Órganos jurisdiccionales 2. l. Corte Suprema de Justicia La actual Constitución pemana ha estatui_ do que 'corresponde a la Corte Suprema fallar en casación, o en última instancia, cuando la acción se inicia en una Corte Superior o ante la propia Corte Suprema conforme a ley', añadiendo que .asimis_ mo, conoce en casación las resoluciones del Fuero Militar, con las limitaciones que establece el artículo 173', el cual se refiere a los muy excepcionales supuestos de im_ posición de pena de muerte (artículo l4l de la Constitución). Las funciones casatorias de la Corte Su_ prema estiin relacionadas con el control que debe ejercer el máximo tribunal dejusticia ordinaria sobre la correcta aplica_ ción del Derecho por los juzgados y tri_ bunales inferiores, así como con la labor de unificación jurisprudencial (sentencias uniformes y reiteradas) que el principio de igualdad ante la ley y el principio de segu- ridadjurídica exigen del poder Judicial. Por contraste, la intervención jurisdiccio- nal como 'última instancia, importa que la Corte Suprema expida sentencias sobre el fondo de las controversias, resolviéndolas de manera definitiva. Lo que el Texto Fundamental vigente pro_ cura, con estas regulaciones, es fortalecer el rol de elaboración jurisprudencial y de orientación a la comunidad jurídica que está a cargo de la Corte Suprema de Justi_ cia, mediante el desarrollo de sus funcio_ nes casatorias. El presupuesto de ello es, desde luego, la reducción del número de procesos.que son elevados a conocimien_ to del máximo tribunal como instancia de fallo, a fin de que pueda concenharse en aquellos casos que ameritan el desarro- llo de lineamientos interpretativos y apli_ cativos del Derecho que tengan alcance general". No tiene sentido hablar de autonomía juris_ diccional cuando el juez no cuenta con juris_ dicción en el caso concreto. El mero hecho de recibir una demanda de amparo no hace nacer la jurisdicción en el juez. El poder para ..de_ cir el derecho en el caso concreto,'", uo "on_ ] cepto muy distinto al de competencia, pues i sabemos que la ley otorga competencia para conocer de amparos a los jueces civiles de primera instancia. Sin embargo, desde nin- ] gún punto de vista podría aceptarse que estosjueces civiles, que tienen competencia para tramitar procesos constitucionales, declaren fundadas acciones de amparo contra senten_ cias, por ejemplo, de juzgados ordinarios (ci_ viles, penales, etc.) que no hayan sido apela_ das por el amparista. La ley (Código procesal (45) Manual del sistema peruano de Justicia- Instituto de defensa legal. Jueces por la Justicia y Democracia, Lima, 2003, pp.26_27. Pontificia Universidad Católica del peru, 152 de ,u- o- 1a el AS o- er fe te ri- D- IS, le n- le )n )- l- )e s- s- le }I )- t- )S a le I- IS 'a n t- i- t- rl Constitucional) establece un concepto clave: sentencia firme, lo que presupone que quien recuffe en amparo no se haya sustraído alavía predeterminada por la ley (es deciq debe haberse sometido vo- luntariamente a la ley y al jteznatural) y que haya cumplido con agotar la misma. En consecuencia, si un juez civil que fun- ge de juez constitucionai juzga sobre su propia competencia(06), y decide que tiene po- der para conocer sobre el caso a él planteado, yendo contra la ley que le ordena inhibirse de conocerlo (esto es, que le ordena rechazar la de- manda por improcedente), no estará ejerciendo en forma legítima la autonomía jurisdiccional, sino que estará actuando de mero facto, autár- quicamente. Luego, solo si hay autonomía ju- risdiccional surge la potestad para elegir la noffna que se considere adecuada al caso con- q¡sfs(+7) (si la elección del material legislativo no fuese la correcta, podrá corregirse en sede de apelación o casación, pero siempre estamos en la lógica de la autonomía jurisdiccional /e- gítimamente ejercida)). Un juez constitucional que actua al margen de la ley no obra conforme a la Constitución sino arbitrariamente. DERECHO PENAL Ía la ley dice que el servicio dado at vehicull debe ser'perslnal', n0 qae Ia autoridad puede usat elvehicull pata fines perconales o familiares (esfo eg panÍines privados).ll 5. Análisis argumentativo Con estas herramientas conceptuales ya es- tamos en capacidad de analizar la resolución cautelar. A tal efecto debemos tener en cuen- ta que la solución a la problemática requiere examinar qué se entiende por resolución fir- me ¡ luego de ello, observar el método que se usa para juzgar la supuesta violación de un derecho constitucional. En uno y otro caso se debe cumplir con el siguiente procedimiento: i) en primer lugar, tiene que despojarse a la resolución examinada de todo aquello que no sea útii (obiter dicta) para quedarnos con lo esencial (ratio decidendi)68),y ii) en segundo lugar, tiene que analizarse de si estamosante un argumento (en sentido propio) y pregun- tarnos acerca de su razonabilidad. (46) Lo contrario sucede en el Arbitraje pues la ley otorga a los árbitros el poder para decidir sobre su propia compe- tencia. En este orden de ideas, si el árbitro decide sob¡e su propia competencia si esta¡á haciendt uso legítimo de la autonomía jurisdiccional. "A nuestro juicio, la Ley de Arbitraje l,ogra combinar, acertadamente, un-u u¡¡-plia autonomía del arbitraje con una adecuada dosis de supervislOnjuaicláI. Siguiendo, principalrnente, los prirr- cipios contenidos en la Ley Modelo de A¡bitraje Comercial de Uncitral, U fey Oe arUltraje se enrola en la más moder¡a tendencia a reducir la injerenciajudicial en casos sometidos a arbitrajÁ, objetivo que se alcanza median- te la acción coordinada de tres reglas de la más alta importancia: (...) Se otorga al convenio arbitral plena efica- cia, reconoce su condición de acuerdo separable del contrato en el que se inJerta y la competencia ie los árbi- tros para decidir acerca de su propia competencia. Así: (..,) ii) el principio conociáo en el Llerecho Comparado como Kompelenz-Kompetenz es expresamente incorporado en la Ley de Arbitraje, que no solo faculta al úibunal arbitral a decidir sobre su propia competencia 'incluso sob¡e las excepciones u óbjeciones al arbitraje relativas a la inexistencia, nulidad, anulabilidad, invalidez o ineficacia del convinio arbitratt por no estar pactado el arbi- traje para resolver la materia controvertida o cualesquiera otras cuya estimación impida entrar en el fondo de la controversia', sino que declara que el Tribunal arbitral es el único competente para idoptar esas determinaciones(articulo 41.1)". CANTUARIAS SALAVERR! Femando y CAIVANO, Roque. "La nueva ley de arbitraje pe- ruana: r¡n nuevo salto a la modernidad". En: RevLsta peruana de Arbürqie.N¿ 7 , p. 49.(47) LUHMANN, Niklas. Zegidm atir¡n durch verfahren. Ob. cit., p. 70. (48) Procedimienlo con el que estan familiarizados los estudiantes del common /cw ya que deben aprender a identi-ficar en el texto de Ia sentencia los pasajes decisivos que constituyen el"holdtng-. Ai respecto: ieE neU-nV, nCémo se ganan los juicios. Limusa, México D.F., 1995, p. 215 yss. 153 t No36. JUNro2ol2PENAL a) Examen de utilidad de las afirmacio. nes y/o argumentos Las afirmaciones que no sustentan la cuestión de fondo están representadas por un cúmu_ lo de citas generalizadas sobre aspectos que no se ponen en cuestión, como es el caso de la doctrina asentada hace muchos años por el Tribunal Constitucional de que ningún poder ni ámbito del Derecho escapa a la inffuencia de las normas constitucionales. b) Evaluación de la razonabilidad de cada argumento Un aspecto trascendental es saber si la resolu_ ción cuestionada esfrme, es decir. inamovi_ ble dentro del esquema de la justicia ordina_ ria. Eljuzgador dice: "A criterio de estajudicatura la resolución cuestionada ha quedado firme en virtud de 1o contenido en el artículo 421 inciso2Ii_ teral b) del Código procesal penal, en tan_ to restringe Ia interposición del recurso de casación para los supuestos que allí se in_ dican, verificándose por ende lo conteni_ do en el artículo 4 del Código procesal Constitucional". Digo que es trascendental porque si acepta_ mos como cierto lo que dice el juez constitu_ cional, entonces, se habrá establecido un (da_ ñino) principio jurisprudencial según el cual cualquier sentencia expedida por las Cortes Superiores de Justicia puede ser suspendida mediante medidas cauielares oto.guiu, po.jueces de primera instancia. Un argumento nunca puede desdecir la rea_ lidad fáctica o jurídica. Esto es de vital im_ portancia para el análisis que viene a conti_ nuación. Toda regulación implica, de por sí, una restricción al ejercicio de los derechos, por ejemplo, el pago de tasas, el cumplimien_ to de requisitos formales de la demanda, los plazos, etc. La regulación de los medios im_ pugnatorios no es una excepción a la regla. La casación civil y la casación penal ponen por igual requisitos de admisibilidad y ."quisito, de procedencia. El único iímite que tiene el legislador a la hora de configurar tales requi_ sitos es el de no exigir requisitos irrazonabies. Como bien ha dicho Maurer, el legislador puede decidir si y en qué medida garantiza_ rá los derechos subjetivos, pero al momento de configurarlos deberá respetar los derechos fundamentales(ae). Nadie ha planteado en este caso un controi difuso. Entonces, concluimos que el argumento del juez constifucional res_ pecto a la supuesta ..restricción', no puede to_ marse con seriedad. Un argumenüo es contrario a la realidad ju_ rídica cuando separa la parte del texto leial que más conviene a los intereses del intérpie_ te con el objeto de operar sobre ella crean_ do la apariencia de juridicidad: el mero hecho de aislar el texto legal de su contexto nonna_ tivo (ordenamiento jurídico) implica privar_ le de todo significado normativo y convertirlo en letra sin espíritu, falto de valores- Eso es 1o que ha sucedido en el caso concreto. Producto de la intervención del juez constitu_ cional, el instituto de la casación ha quedado reducido al inciso 2 del arrículo 42i d¿l C6di- go Procesal Penal, insinuándose unjuicio ab_ soluto, esto es, que en ningún caso procede la casación conha una sentencia cuando el deli to más grave a que se refiere la acusación es_ crita del fiscal tenga señalado en la ley, en su extremo mínimo, una pena privativa de liber_ tad menor a seis años. Esto es falso, pues el inciso 4 de este mismo precepto legal prevé la procedencia del recurso a criterio de la Cor_ te Suprema para discutir cuestiones de forma y de fondo, de allí que el inciso 3 del artícu_ lo 430 del Código procesal penal disponga: (49) MAURER , Hartmut. Ailgemeines Verwahungsrecht. Ob. cit., p. l g0. 154 "Si se invoca el numeral 4 del artículo 42J, sin perjuicio de señalarse y justifi- carse la causal que corresponda conforme al artículo 429, el recurrente deberá con- signar adicional y puntualmente ias razo- n", qu" justifican el desarrollo de la doc- trinajurisprudencial que pretende' En este supuesto, la Sala Penal Superior, para la concesión del recurso, sin perjuicio de lo dispuesto en el numeral anterior, constata- rá ia existencia de la fundamentación es- pecífica exigida en estos casos"' En este orden de ideas, mientras la Sala Su- Hay que advertir' desde ya' que el concepto ;;;_; ," se pronuncie negativamente sobre de ejecución anticipada no coincide con el de \upro""d"'"ia del recurso de casación' no cosajt'zgadaformal'Ellegisladoreslibrede foia" un.-urse, bajo ningún criterio jurídi- deciáir, por ejemplo, que la sentencia de pri- io, qrr" la justicia oidinaria ha perdido juris- mera instancia sea ejecutable a pesar que hu- dicción sobre el caso concreto' El poder juris- biese sido interpuesto contra la misma un re- diccional de los jueces constitucionales surge curso de apelación' Lo propio sucede con el recién cuando el poder jurisdiccional de la recurso de casación penal' El hecho de que justicia ordinaria se agota con relación al caso la sentencia condenatoria expedida por la específico;nuncaantes,pueslajusticiaordi-SalaPerraldeApelacionestengaefectosju- n.iu y la justicia constitucional no son vías rídicos ope legis no implica que estemos ante purul"iu, qrre puedan ser tomadas a capricho una sentencia ejecutoriada (cosajuzgada for- iel actor según su conveniencia' Por eso' el mal), situación que se produce cuando el.legi- t.ro oto.gÁiento de la medida cautelar por timado a impugnar deja transcurrir los plazos fun" o"t1i"' constitucional implica de por sí sin interponer recufso de casación (en sentido un ur."buto del poder jurisdiccional que to- propio, aquí estamos ante una "sentencia con- davía estaba vigente "" -u"ot de la justicia t"nii¿u" y' como tal' quien consintió el resul- ordinaria, acción ilegítima
Compartir