Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
LUCIANO TIMON o EL MISÁNTROPO TRADUCCIÓN Y NOTAS POR ANDRÉS ESPINOSA ALARCÓN La traducción ha sido revisada por ALFONSO MARTÍNEZ DÍEZ Texto griego de Luciano: http://sites.google.com/site/ancienttexts/gk-l2 25 TIMÓN O EL MISÁNTROPO TIMWN H MISANQRWPOS Media, sin duda, gran diferencia entre los rasgos literarios de este personaje lucianesco y su lejano modelo histórico, el ateniense del siglo v a. C., prototipo de misantropía, y del que poca cosa sabrían Luciano y los comediógrafos que antes se ocuparan de él, como es el caso de Antífanes, del período medio, autor de un Timón en la primera mitad del siglo Por otra parte, la publicación, en 1959, por Víctor Martin, de un papiro de la biblioteca Bodmeriana de Cologny en Ginebra nos ha restituido buena parte del Díscolo menandreo, cuyo protagonista, Cnemón, tan estrechas afinidades de carácter mantiene con el Timón lucianesco, y cuya descripción prototípica debe de remontarse a la conocida obra del peripatético Teofrastro, escrita, según O. REGENBOGEN supl. 7, 1940, col. 1510) en 319 a. C., con anterioridad a la producción menandrea. Por lo demás, las coincidencias van más allá de la idea central de la «misantropía» y llegan a aspectos formales (cf. edición de MACLEOD, referencias, y nuestras notas): es evidente, pues, que al escribir su Timón, Luciano tiene a la vista el Díscolo de Menandro, a no ser —lo que no parece probable— que ambos se nutran de una fuente común. (Cf. J. SCHWARTZ, Biographie de Lucien de Samosate, Bruselas, 1965, págs. 38 y sigs.) Cabe, asimismo, decir que el personaje Timón, prototipo de la misantropía, estaba de moda en la época helenística y romana. Neantes de Cícico compiló una biografía de Timón hacia 200 a. C. y a él hacen referencia Plutarco y Estrabón al informarnos de que Marco Antonio, cuando sus amigos le abandonaron, se com paró a sí mismo con Timón. Según Schwartz, esta obra, redactada ya quizás en 162, no aparecería en su forma definitiva hasta después de 165, tras la muerte de Peregrino. Sólo en un sentido muy lato puede calificarse de «menipea» (Helm no la incluye entre los quince diálogos más genuinamente calificables de tales): en efecto, los rasgos «cínicos» de Timón vestido de pieles trabajando dura y virilmente, la personificación de Pobreza, su desvergüenza en el lenguaje con Zeus y demás dioses y hombres, etc. Mas, a nuestro entender, los rasgos de la comedia prevalecen en este caso notablemente sobre los de la sátira menipea, y ello confirma una vez más que Luciano no es escritor de una sola cuerda. Drama de la ingratitud del hombre, aunque con rasgos formales cómicos, Timón plantea crudamente, como dice Tovar, la problemática de las relaciones humanas en la sociedad del siglo II d. C., al vivirse entre «cuervos y lobos» (8). Es interesante analizar la actitud del protagonista, que comienza quejándose ante Zeus de las injusticias divinas y humanas, sigue rechazando el contacto con todo ser —hombre o dios—, acaba aceptando las riquezas de Zeus por mediación de Hermes y Pluto y termina ensañándose con los humanos aduladores que vienen a aprovecharse de su gran tesoro, entre los que no falta el consabido tipo lucianesco del filósofo hipócrita y vicioso. Un esquema argumental del Timón puede comprender los siguientes apartados: 1.° Timón increpa a Zeus por su pasividad ante las injusticias (1-6). 2.° Zeus decide ayudar a Timón, al que le une un vínculo de gratitud por los antiguos sacrificios dedicados al dios por el ateniense, con el concurso de Hermes y Pluto (7-17). 3.° Hermes y Pluto dialogan acerca de la mutabilidad de las riquezas humanas, la ambición, etc. (18-30). 4.° Las dos divinidades toman contacto con Timón, airado al principio, acompañado de Pobreza y otros abstractos personificados, que le abandonan; Pluto enriquece a Timón, que entona un panegírico a las riquezas (31-42). 5.° Timón establece sus propias leyes, para regular su futuro estado de misantropía perpetua, aunque ahora desde la opulencia (43-44). 6.° Llegada de parásitos y aduladores, que reciben el justo castigo de parte de Timón (45-58). Salvo algunos pasajes que contienen discursos epidícticos (el exordio de Timón —1 a 6—, la refutación de Pluto a la argumentación de Zeus —15 a 17—, la explicación de Pluto a Hermes —21 a 23—), el diálogo se desarrolla con fluidez en el doble plano divino/humano (cf. Zeus trágico). Gran calidad retórica tiene el primer discurso de Timón y su panegírico al oro en 41-42. La etopeya de los dioses y de los personajes secundarios está también admirablemente trabajada por Luciano, que en ello debe también notable inspiración a la comedia (cf. el Pluto de Aristófanes) y a la sátira menipea en el caso del filósofo Trasicles. Sabemos de la influencia cierta del Timón en los Sueños y La hora de todos de nuestro Quevedo. TIMÓN O EL MISÁNTROPO TIMWN H MISANQRWPOS TIMWN 1 ’W Zeà f…lie kaˆ xšnie kaˆ ˜taire‹e kaˆ ™fšstie kaˆ ¢steropht¦ kaˆ Órkie kaˆ nefelhgeršta kaˆ ™r…gdoupe kaˆ e‡ t… se ¥llo oƒ ™mbrÒnthtoi poihtaˆ kaloàsi –kaˆ m£lista Ótan ¢porîsi prÕj t¦ mštra· tÒte g¦r aÙto‹j poluènumoj genÒmenoj Øpere…deij tÕ p‹pton toà mštrou kaˆ ¢naplhro‹j tÕ kechnÕj toà ·uqmoà– poà soi nàn ¹ ™rism£ragoj ¢strap¾ kaˆ ¹ barÚbromoj bront¾ kaˆ Ð a„qalÒeij kaˆ ¢rg»eij kaˆ smerdalšoj keraunÒj; ¤panta g¦r taàta lÁroj ½dh ¢napšfhne kaˆ kapnÕj ¢tecnîj poihtikÕj œxw toà pat£gou tîn Ñnom£twn. tÕ d ¢o…dimÒn soi kaˆ ˜khbÒlon Óplon kaˆ prÒceiron oÙk od' Ópwj telšwj ¢pšsbh kaˆ yucrÒn ™sti, mhd Ñl…gon spinqÁra ÑrgÁj kat¦ tîn ¢dikoÚntwn diaful£tton. 2 q©tton goàn tîn ™piorke‹n tij ™piceiroÚntwn ›wlon qruall…da fobhqe…h ¨n À t¾n toà pandam£toroj keraunoà flÒga· oÛtw dalÒn tina ™panate…nesqai doke‹j aÙto‹j, æj pàr mn À kapnÕn ¢p' aÙtoà m¾ dedišnai, mÒnon d toàto o‡esqai ¢polaÚein toà traÚmatoj, Óti ¢naplhsq»sontai tÁj ¢sbÒlou. 1 TIMÓN. — ¡Oh Zeus, protector de amigos, huéspedes y compañeros, dios del hogar, fulminador, guardián de juramentos, amontonador de nubes, y demás epítetos con que te invocan los poetas1 estupefactos por el rayo —sobre todo cuando tienen dificultades métricas, pues entonces, adquiriendo multitud de nombres para ellos, sostienes los puntos débiles del metro y completas los vacíos del ritmo—! ¿Dónde está ahora tu fragoso relámpago, tu bramador trueno y tu flamígero, resplandeciente y sobrecogedor rayo?2 Todo eso se ha revelado ya como absurdo y tufo poético sin más, excepto en la resonancia de las palabras. Tu célebre arma que hiere a distancia, de pronto lanzamiento, no sé por qué, se ha apagado por completo y está fría, sin conservar ni una leve chispa de cólera contra los inicuos. 2 Antes temería uno que osara perjurar a una mecha mortecina que a la llama de tu rayo omnipotente; das la impresión de amenazarles con un ascua, tanto, que no temen su fuego o su humo, y sólo esperan sufrir el menoscabo de llenarse de hollín. “Wste ½dh di¦ taàt£ soi kaˆ Ð SalmwneÝj ¢ntibront©n ™tÒlma, oÙ p£ntV ¢p…qanoj ên, prÕj oÛtw Ese es el motivo por el que Salmoneo3 se atrevió a rivalizar con tus truenos y no careció por entero de crédito al ser, frente a 1 Crítica de los epítetos homéricos y de otros poetas dirigidos a Zeus en particular, por razones métricas, para completar mecánicamente versos y más versos. Cf. M. PARRY, L'épithéte traditionnel dans Homère, París, 1928, y el estudio de L. GIL (capítulos V y VI), en Introducción a Homero, Madrid, 1963. 2 Cf. EURÍPIDES, Fenicias 182. 3 Salmoneo, hijo de Éolo, quiso igualarse con Zeus, solicitando sacrificios e imitando el trueno y el rayo. Por ello, fueduramente castigado en el Hades. yucrÕn t¾n Ñrg¾n D…a qermourgÕj ¢n¾r megalaucoÚmenoj. pîj g¦r <oÙ>, Ópou ge kaq£per ØpÕ mandragÒrv kaqeÚdeij, Öj oÜte tîn ™piorkoÚntwn ¢koÚeij oÜte toÝj ¢dikoàntaj ™piskope‹j, lhm´j d kaˆ ¢mbluètteij prÕj t¦ ginÒmena kaˆ t¦ ðta ™kkekèfhsai kaq£per oƒ parhbhkÒtej; 3 ™peˆ nšoj ge œti kaˆ ÑxÚqumoj ín kaˆ ¢kma‹oj t¾n Ñrg¾n poll¦ kat¦ tîn ¢d…kwn kaˆ bia…wn ™po…eij kaˆ oÙdšpote Ãgej tÒte prÕj aÙtoÝj ™keceir…an, ¢ll' ¢eˆ ™nergÕj p£ntwj Ð keraunÕj Ãn kaˆ ¹ a„gˆj ™pese…eto kaˆ ¹ bront¾ ™patage‹to kaˆ ¹ ¢strap¾ sunecj ésper e„j ¢krobolismÕn prohkont…zeto· oƒ seismoˆ d koskinhdÕn kaˆ ¹ ciën swrhdÕn kaˆ ¹ c£laza petrhdÒn, †na soi fortikîj dialšgwmai, Øeto… te ·agda‹oi kaˆ b…aioi, potamÕj ˜k£sth stagèn· éste thlikaÚth ™n ¢kare‹ crÒnou nauag…a ™pˆ toà Deukal…wnoj ™gšneto, æj Øpobruc…wn ¡p£ntwn katadedukÒtwn mÒgij ›n ti kibètion periswqÁnai prosoke‹lan tù Lukwre‹ zèpurÒn ti toà ¢nqrwp…nou spšrmatoj diaful£tton e„j ™pigon¾n kak…aj me…zonoj. un Zeus de genio tan frío, un hombre fogoso y arrogante. ¿Y cómo no, cuando duermes como drogado por la mandrá- gora, y ni oyes a los perjuros ni vigilas a los delincuentes, legañoso y miope ante los acontecimientos, con los oídos embotados como los ancianos? 3 Mientras eras joven, de genio vivo y en la plenitud de tu cólera, emprendías frecuentes acciones contra los inicuos y opresores, sin concederles jamás tregua; antes bien, tu rayo estaba siempre en plena actividad, tu égida se movía, tu trueno resonaba y tu relámpago lanzaba tiros de continuo como si de una escaramuza se tratara; los seísmos eran sacudidas de criba, la nieve caía a montones y el granizo era como guijarros —para hablarte en términos del vulgo—; las lluvias eran torrenciales e impetuosas, cada gota un río; en consecuencia, sobrevino tan gran diluvio en un instante, en tiempos de Deucalión4, que, al quedar todo sumergido bajo las aguas, a duras penas logró salvarse un arca, que arribó al Licoreo5 preservando un rescoldo de la humana semilla para dar origen a una maldad aún mayor. 4 Toig£rtoi ¢kÒlouqa tÁj ·vqum…aj t¢p…ceira kom…zV par' aÙtîn, oÜte qÚontoj œti so… tinoj oÜte stefanoàntoj, e„ m» tij ¥ra p£rergon 'Olump…wn, kaˆ oátoj oÙ p£nu ¢nagka‹a poie‹n dokîn, ¢ll' e„j œqoj ti ¢rca‹on suntelîn· kaˆ kat' Ñl…gon KrÒnon se, ð qeîn gennaiÒtate, ¢pofa…nousi, parws£menoi tÁj timÁj. ™î lšgein pos£kij ½dh sou tÕn neën 4 Por tanto, obtienes la recompensa que mereces por tu indolencia. Nadie te dedica ya ni sacrificios ni coronas, si no es alguien incidentalmente en los Juegos Olímpicos, y aun éste no cree hacer algo absolutamente necesario, sino contribuir sólo a mantener una tradición ancestral. Poco a poco — ¡oh... el más noble de los dioses!— te están convirtiendo en un Crono6, tras privarte de tus honores. Omito mencionar las veces 4 Deucalión (cf. HESÍODO, Frs. 2, 3, 4, 5, 6, 7) hijo de Prometeo, esposo de Pirra y padre de Helen, se salvó del diluvio de Zeus, para destruir el linaje humano, juntamente con su esposa, al seguir el consejo de su padre y construir una embarcación. 5 Una de las dos cimas del monte Parnaso, donde se posó el arca. 6 Crono fue destronado por Zeus y reducido con los titanes en el Tártaro. sesul»kasin· oƒ d kaˆ aÙtù soˆ t¦j ce‹raj 'Olump…asin ™pibebl»kasi, kaˆ sÝ Ð Øyibremšthj êknhsaj À ¢nastÁsai toÝj kÚnaj À toÝj ge…tonaj ™pikalšsasqai, æj bohdrom»santej aÙtoÝj sull£boien œti suskeuazomšnouj prÕj t¾n fug»n· ¢ll' Ð genna‹oj kaˆ Gigantolštwr kaˆ Titanokr£twr ™k£qhso toÝj plok£mouj perikeirÒmenoj Øp' aÙtîn, dek£phcun keraunÕn œcwn ™n tÍ dexi´. que han saqueado ya tu templo; algunos, sin embargo, han llegado a poner las manos sobre tu propia persona ahora en Olimpia, y tú, el altitonante7, vacilaste en alertar a los perros o llamar a los vecinos para que acudiesen y capturaran a los ladrones mientras empaquetaban el botín para la huida. En vez de eso, tú, noble Matagigantes y Vencetitanes8, permaneciste sentado mientras cortaban tus rizos, blandiendo en tu diestra un rayo de diez codos9. Taàta to…nun, ð qaum£sie, phn…ka paÚsetai oÛtwj ¢melîj parorèmena; À pÒte kol£seij t¾n tosaÚthn ¢dik…an; pÒsoi Fašqontej À Deukal…wnej ƒkanoˆ prÕj oÛtwj Øpšrantlon Ûbrin toà b…ou; 5 †na g¦r t¦ koin¦ ™£saj t¢m¦ e‡pw, tosoÚtouj 'Aqhna…wn e„j Ûyoj ¥raj kaˆ plous…ouj ™k penest£twn ¢pof»naj kaˆ p©si to‹j deomšnoij ™pikour»saj, m©llon d ¢qrÒon e„j eÙerges…an tîn f…lwn ™kcšaj tÕn ploàton, ™peid¾ pšnhj di¦ taàta ™genÒmhn, oÙkšti oÙd gnwr…zomai prÕj aÙtîn oÙd prosblšpousin oƒ tšwj Øpopt»ssontej kaˆ proskunoàntej k¢k toà ™moà neÚmatoj ¢nhrthmšnoi, ¢ll' ½n pou kaˆ Ðdù bad…zwn ™ntÚcw tinˆ aÙtîn, ésper tin¦ st»lhn palaioà nekroà Øpt…an ØpÕ toà crÒnou ¢natetrammšnhn paršrcontai mhd ¢nagnÒntej. oƒ d kaˆ pÒrrwqen „dÒntej ˜tšran ™ktršpontai dus£nthton kaˆ ¢potrÒpaion qšama ¿Cuándo, pues, dios maravilloso, dejarás de tolerar estos ultrajes con tan absoluta negligencia? ¿Cuándo castigarás tanta injusticia? ¿Cuántos Faetontes10 y Deucaliones serían necesarios para enfrentarse con una insolencia que inunda de este modo la tierra? 5 Dejaré los problemas generales y hablaré de los míos. Yo, que elevé a la cima a tantos atenienses, convertí en ricos a los de más pobre condición, socorrí a todos los necesitados y, más aún, vertí mi caudal entero en beneficio de los amigos, ahora que me he convertido en pobre por esta causa, ni siquiera soy ya reconocido por ellos, ni aun me dirigen la mirada quienes hasta este momento temblaban de respeto ante mí, se prosternaban y permanecían pendientes de una señal mía. Por el contrario, si yendo de camino me tropiezo con alguno de ellos, pasa de largo como ante una estela derribada de un antiguo difunto, abatida por el tiempo, sin echar siquiera una ojeada. Quienes me ven a distancia echan por otro camino, suponiendo que es una visión funesta y 7 Hypsibremétēs, epíteto homérico. 8 Gigantolétōr y Titanocrátōr en griego. 9 94,44 m. 10 Faetonte, hijo de Helio y Clímene, al manejar inhábilmente el carro del sol quemó la tierra de los etíopes (etimológicamente «de rostro quemado»). Timón propugna que, en defecto de la acción de Zeus, alguien arrase la humanidad. Ôyesqai Øpolamb£nontej tÕn oÙ prÕ polloà swtÁra kaˆ eÙergšthn aÙtîn gegenhmšnon. 6 éste ØpÕ tîn kakîn ™pˆ taÚthn t¾n ™scati¦n trapÒmenoj ™nay£menoj difqšran ™rg£zomai t¾n gÁn ØpÒmisqoj Ñbolîn tess£rwn, tÍ ™rhm…v kaˆ tÍ dikšllV prosfilosofîn. ™ntaàqa toàto goàn moi dokî kerdane‹n, mhkšti Ôyesqai polloÝj par¦ t¾n ¢x…an eâ pr£ttontaj· ¢niarÒteron g¦r toàtÒ ge. abominable quien no mucho tiempo atrás fuera su salvador y bienhechor. 6 En resumen, mis desgracias me han conducido a este apartado paraje, donde vestido de pieles cultivo la tierra por cuatro óbolos de jornal al día, filosofando con mi soledad y con mi azada. Aquí, al menos, creo obtener el beneficio de no seguir viendo a muchos que inmerecida- mente gozan de prosperidad, pues eso resultaría aún más molesto. ”Hdh pot oân, ð KrÒnou kaˆ `Ršaj uƒš, tÕn baqÝn toàton Ûpnon ¢poseis£menoj kaˆ n»dumon–Øpr tÕn 'Epimen…dhn g¦r keko…mhsai–kaˆ ¢narrip…saj tÕn keraunÕn À ™k tÁj A‡tnhj ™naus£menoj meg£lhn poi»saj t¾n flÒga ™pide…xaiÒ tina col¾n ¢ndrèdouj kaˆ neanikoà DiÒj, e„ m¾ ¢lhqÁ ™sti t¦ ØpÕ Krhtîn perˆ soà kaˆ tÁj ™ke‹ tafÁj muqologoÚmena. ¡Vamos ya, hijo de Crono y Rea! Sacúdete ese sueño profundo y delicioso —pues ya has dormido más tiempo que Epiménides11—, reaviva el fuego de tu rayo o enciéndelo en el Etna, haz brotar una gran llama y da alguna muestra de cólera digna de un Zeusviril y joven, si no son ciertas las historias que los cretenses cuentan sobre ti y tu tumba allí12. ZEUS 7 T…j oátÒj ™stin, ð `ErmÁ, Ð kekragëj ™k tÁj 'AttikÁj par¦ tÕn `UmhttÕn ™n tÍ Øpwre…v pinarÕj Óloj kaˆ aÙcmîn kaˆ Øpod…fqeroj; sk£ptei d omai ™pikekufèj· l£loj ¤nqrwpoj kaˆ qrasÚj. à pou filÒsofÒj ™stin· oÙ g¦r ¨n oÛtwj ¢sebe‹j toÝj lÒgouj diexÇei kaq' ¹mîn. 7 ZEUS. — ¿Quién es ése, Hermes, que grita desde el Ática, junto al Himeto, al pie de la montaña, todo sucio, escuálido y vestido de pieles? Está cavando, creo, encorvado. Es un individuo lenguaraz y osado. Sin duda es un filósofo, pues de otro modo no se expresaría contra nosotros en unos términos tan impíos. ERMHS T… fÇj, ð p£ter; ¢gnoe‹j T…mwna tÕn 'Ecekrat…dou tÕn Kollutša; oátÒj ™stin Ð poll£kij ¹m©j kaq' ƒerîn HERMES. — ¿Qué dices, padre? ¿No conoces a Timón, el hijo de Equecrátides, del demo de Colito13? Este es el que nos ha 11 El poeta, adivino y taumaturgo Epiménides de Creta, que vivió en el siglo VI a. C., afirmaba haber dormido en una cueva durante más de cuarenta años. 12 Una leyenda establecía la tumba de Zeus en Cnoso. Cf. Zeus trágico 45, y nota ad locum (82). 13 Demo del Ática, comprendido en los muros de Atenas. Cf. ESTRABÓN, I 65. tele…wn ˜sti£saj, Ð neÒploutoj, Ð t¦j Ólaj ˜katÒmbaj, par' ú lamprîj ˜ort£zein e„èqamen t¦ Di£sia. agasajado tantas veces con perfectos sacri- ficios y que, rico poco ha, nos ofrecía hecatombes completas; y en su mansión solíamos celebrar brillantemente las Diasias14. ZEUS Feà tÁj ¢llagÁj· Ð kalÕj ™ke‹noj, Ð ploÚsioj, perˆ Ön oƒ tosoàtoi f…loi; t… paqën oân toioàtÒj ™stin, aÙcmhrÒj, ¥qlioj, kaˆ skapaneÝj kaˆ misqwtÒj, æj œoiken, oÛtw bare‹an katafšrwn t¾n d…kellan; ZEUS. — ¡Ay, qué cambio! ¿Es aquel apuesto galán, el acaudalado, a quien rodeaban tantos amigos? ¿Qué le ha sucedido, que se halla en ese estado, pobre, infeliz, cavando a jornal —parece—, a golpes de tan pesado azadón? ERMHS 8 OØtwsˆ mn e„pe‹n, crhstÒthj ™pštriyen aÙtÕn kaˆ filanqrwp…a kaˆ Ð prÕj toÝj deomšnouj ¤pantaj oktoj, æj d ¢lhqe‹ lÒgJ, ¥noia kaˆ eÙ»qeia kaˆ ¢kris…a perˆ tîn f…lwn, Öj oÙ sun…ei kÒraxi kaˆ lÚkoij carizÒmenoj, ¢ll' ØpÕ gupîn tosoÚtwn Ð kakoda…mwn keirÒmenoj tÕ Âpar f…louj enai aÙtoÝj kaˆ ˜ta…rouj õeto, Øp' eÙno…aj tÁj prÕj aÙtÕn ca…rontaj tÍ bor´· oƒ d t¦ Ñst© gumnèsantej ¢kribîj kaˆ peritragÒntej, e„ dš tij kaˆ muelÕj ™nÁn, ™kmuz»santej kaˆ toàton eâ m£la ™pimelîj, õconto aâon aÙtÕn kaˆ t¦j ·…zaj Øpotetmhmšnon ¢polipÒntej, oÙd gnwr…zontej œti À prosblšpontej–pÒqen g£r; –À ™pikouroàntej À ™pididÒntej ™n tù mšrei. di¦ taàta dikell…thj kaˆ difqer…aj, æj Ðr´j, ¢polipën Øp' a„scÚnhj tÕ ¥stu misqoà gewrge‹ melagcolîn to‹j kako‹j, Óti oƒ ploutoàntej par' aÙtoà m£la 8 HERMES. — Lo ha arruinado, por decirlo así, su bondad, su filantropía, su compasión ante todos los necesitados, que en realidad eran insensatez, ingenuidad y falta de discernimiento acerca de los amigos, pues no alcanzaba a comprender que concedía sus beneficios a cuervos y lobos; y, mientras bandas enteras de buitres mordían su hígado, el infeliz creía que aquéllos eran sus amigos y camaradas, que gozaban devorándolo sólo por cariño hacia él. Ellos dejaron sus huesos completamente al desnudo y los royeron, chuparon también cuidadosamente el tuétano que había en su interior y se mar- charon, dejándolo seco y con las raíces cortadas, sin reconocerlo ni dirigirle ya la mirada —¿para qué?—, ni prestarle ayuda, ni ofrecerle dádivas a su vez. Por eso, provisto de azadón y cubierto de pieles15, como ves, tras dejar por vergüenza la ciudad, cultiva la tierra a jornal, de mal talante por sus desgracias, porque quienes se enriquecieron a sus expensas pasan de 14 Cf. Icaromenipo 24, y nota ad locum (49). 15 Cf. MENANDRO, Díscolo 415 s. Øperoptikîj paršrcontai oÙd toÜnoma, e„ T…mwn kalo‹to, e„dÒtej. largo con aire de gran desprecio y ni siquiera saben que se llama Timón. ZEUS 9 Kaˆ m¾n oÙ paroptšoj ¡n¾r oÙd ¢melhtšoj· e„kÒtwj g¦r ºgan£ktei dustucîn· ™peˆ kaˆ Ómoia poi»somen to‹j katar£toij kÒlaxin ™ke…noij ™pilelhsmšnoi ¢ndrÕj tosaàta mhr…a taÚrwn te kaˆ a„gîn piÒtata kaÚsantoj ¹m‹n ™pˆ tîn bwmîn· œti goàn ™n ta‹j ·isˆ t¾n kn‹san aÙtîn œcw. pl¾n Øp' ¢scol…aj te kaˆ qorÚbou polloà tîn ™piorkoÚntwn kaˆ biazomšnwn kaˆ ¡rpazÒntwn, œti d kaˆ fÒbou toà par¦ tîn ƒerosuloÚntwn–polloˆ g¦r oátoi kaˆ dusfÚlaktoi kaˆ oÙd Ñl…gon katamÚsai ¹m‹n ™fi©si– polÝn ½dh crÒnon oÙd ¢pšbleya ™j t¾n 'Attik»n, kaˆ m£lista ™x oá filosof…a kaˆ lÒgwn œridej ™pepÒlasan aÙto‹j· macomšnwn g¦r prÕj ¢ll»louj kaˆ kekragÒtwn oÙd ™pakoÚein œsti tîn eÙcîn· éste À ™pibus£menon cr¾ t¦ ðta kaqÁsqai À ™pitribÁnai prÕj aÙtîn, ¢ret»n tina kaˆ ¢sèmata kaˆ l»rouj meg£lV tÍ fwnÍ suneirÒntwn. di¦ taàt£ toi kaˆ toàton ¢melhqÁnai sunšbh prÕj ¹mîn oÙ faàlon Ônta. 9 ZEUS. — En verdad, no debemos despreciar ni desatender a nuestro hombre, que con razón se indignaba ante su infortunio, ya que nos comportaríamos igual que esos malditos aduladores si nos olvidáramos de un hombre que tantos y tan pingües muslos de toros16 quemó en nuestro honor sobre los altares; aún conservo su aroma en mi olfato.. Sin embargo, mis ocupaciones y el gran alboroto de quienes cometen perjurios, violencias y rapiñas, unido al miedo a los ladrones sacrílegos —pues son muy numerosos, resulta difícil guardarse de ellos y no nos dejan cerrar los ojos ni un momento—, han hecho que haya transcurrido ya mucho tiempo sin dirigir yo mi mirada al Ática, en especial desde que la filosofía y los debates han inundado el país, pues cuando se enzarzan en disputas recíprocas y gritan no es posible entender las plegarias; de manera que he de permanecer en mi asiento, tapados mis oídos, o debo caer aniquilado por sus retahílas a grandes voces sobre virtud, entes incorpóreos y otras necedades. Ése es el motivo de haber descuidado yo a este hombre, que no es mala persona. 10 “Omwj d tÕn Ploàton, ð `ErmÁ, paralabën ¥piqi par' aÙtÕn kat¦ t£coj· ¢gštw d Ð Ploàtoj kaˆ tÕn QhsaurÕn meq' aØtoà kaˆ menštwsan ¥mfw par¦ tù T…mwni mhd ¢pallattšsqwsan oÛtw ·vd…wj, k¨n Óti m£lista ØpÕ crhstÒthtoj aâqij ™kdièkV aÙtoÝj tÁj o„k…aj. perˆ d 10 Ahora bien, Hermes, coge a Pluto17 y acude a su encuentro a toda velocidad; que Pluto lleve también a Tesauro consigo, permanezcan ambos al lado de Timón y no se separen de él con tanta presteza, aun cuando por su ánimo bondadoso haga lo posible por echarlos otra vez de su casa. En cuanto a esos aduladores y a la ingratitud 16 Cf. Odisea I 65 ss. 17 Pluto y Tesauro personifican la riqueza y los tesoros. tîn kol£kwn ™ke…nwn kaˆ tÁj ¢carist…aj ¿n ™pede…xanto prÕj aÙtÒn, kaˆ aâqij mn skšyomai kaˆ d…khn dèsousin, ™peid¦n tÕn keraunÕn ™piskeu£sw· kateagmšnai g¦r aÙtoà kaˆ ¢pestomwmšnai e„sˆ dÚo ¢kt‹nej aƒ mšgistai, ÐpÒte filotimÒteron ºkÒntisa próhn ™pˆ tÕn sofist¾n 'AnaxagÒran, Öj œpeiqe toÝj Ðmilht¦j mhd Ólwj ena… tinaj ¹m©j toÝj qeoÚj. ¢ll' ™ke…nou mn di»marton–Øperšsce g¦r aÙtoà t¾n ce‹ra PeriklÁj –Ð d keraunÕj e„j tÕ 'Anake‹on parask»yaj ™ke‹nÒ te katšflexe kaˆ aÙtÕj Ñl…gou de‹n sunetr…bh perˆ tÍ pštrv. pl¾n ƒkan¾ ™n tosoÚtJ kaˆ aÛth timwr…a œstai aÙto‹j, Øperploutoànta tÕn T…mwna Ðrîsin. que mostraron contra él, ya me ocuparé en otra ocasión y pagarán su merecido cuando repare el rayo; pues están resquebrajados y sin punta los dos radios mayores desde que, recientemente, lo arrojé con excesivo furor contra el sofista Anaxágoras18, que intentabaconvencer a sus discípulos de que nosotros, los dioses, no éramos nada en absoluto. No lo alcancé —pues extendió Pericles su mano sobre él—, y el rayo, tras estrellarse contra el Anaceo19, lo incendió, y a punto estuvo de desintegrarse contra la roca. Aunque, entretanto, será suficiente castigo para ellos ver a Timón nadando en la riqueza. ERMHS 11 OŒon Ãn tÕ mšga kekragšnai kaˆ ÑclhrÕn enai kaˆ qrasÚn. oÙ to‹j dikaiologoàsi mÒnoij, ¢ll¦ kaˆ to‹j eÙcomšnoij toàto cr»simon· „doÚ gš toi aÙt…ka m£la ploÚsioj ™k penest£tou katast»setai Ð T…mwn bo»saj kaˆ parrhsias£menoj ™n tÍ eÙcÍ kaˆ ™pistršyaj tÕn D…a· e„ d siwpÍ œskapten ™pikekufèj, œti ¨n œskapten ¢meloÚmenoj. 11 HERMES. — ¡Qué bueno es gritar fuerte y ser imprudente y osado! Ello resulta útil no sólo a quienes pleitean, sino también a quienes rezan. He aquí cómo Timón va a pasar a ser muy rico desde la suma pobreza por gritar y expresarse libremente en su plegaria, llamando la atención de Zeus. Si hubiera seguido cavando, encorvado, en silencio, aún proseguiría su trabajo, abandonado. PLOUTOS 'All' ™gë oÙk ¨n ¢pšlqoimi, ð Zeà, par' aÙtÒn. PLUTO. — Por mi parte, Zeus, no quisiera partir a su encuentro. 18 Anaxágoras de Clazómenas, filósofo de la «Ilustración» de Pericles, acusado de ateísmo por los conservadores, es símbolo de la «contestación» contra el pensamiento tradicional. Se ataca a Pericles como protector. 19 Templo de los Dioscuros. ZEUS Di¦ t…, ð ¥riste Ploàte, kaˆ taàta ™moà keleÚsantoj; ZEUS. — ¿Por qué, excelente Pluto, si yo te lo ordeno? PLOUTOS 12 “Oti n¾ D…a Ûbrizen e„j ™m kaˆ ™xefÒrei kaˆ ™j poll¦ katemšrize, kaˆ taàta patrùon aÙtù f…lon Ônta, kaˆ mononoucˆ dikr£noij ™xeèqei me tÁj o„k…aj kaq£per oƒ tÕ pàr ™k tîn ceirîn ¢porriptoàntej. aâqij oân ¢pšlqw paras…toij kaˆ kÒlaxi kaˆ ˜ta…raij paradoqhsÒmenoj; ™p' ™ke…nouj, ð Zeà, pšmpe me toÝj ¹sqhsomšnouj tÍ dwre´, toÝj perišyontaj, oŒj t…mioj ™gë kaˆ peripÒqhtoj· oátoi d oƒ l£roi tÍ pen…v sunšstwsan, ¿n protimîsin ¹mîn, kaˆ difqšran par' aÙtÁj labÒntej kaˆ d…kellan ¢gap£twsan ¥qlioi tšttaraj ÑboloÝj ¢pofšrontej, oƒ dekatal£ntouj dwre¦j ¢melhtˆ proϊšmenoi. 12 PLUTO. — Porque —¡válgame Zeus!— me ha ultrajado al echarme a la calle y partirme en mil pedazos, pese a ser ya amigo de su padre; y casi me arrojó a golpes de horca de su casa, como quienes sacuden el fuego de sus manos. ¿Debo, pues, regresar para ser entregado a pará- sitos, aduladores y prostitutas? Envíame, Zeus, a aquellos que se gocen en la fortuna y me cubran de afecto, a quienes me honren y rodeen de aprecio; sigan esos ne- cios acompañados de Pobreza, que prefieren a mi persona; reciban de ella pieles y azadones y conténtense los infelices con percibir cuatro óbolos20, ellos, que dilapidan negligentemente fortunas de diez talentos21. ZEUS 13 OÙdn œti toioàton Ð T…mwn ™rg£setai perˆ sš· p£nu g¦r aÙtÕn ¹ d…kella pepaidagèghken, e„ m¾ pant£pasin ¢n£lghtÒj ™sti t¾n Ñsfàn, æj crÁn s ¢ntˆ tÁj pen…aj proaire‹sqai. sÝ mšntoi p£nu memy…moiroj ena… moi doke‹j, Öj nàn mn tÕn T…mwna a„ti´, diÒti soi t¦j qÚraj ¢napet£saj ºf…ei perinoste‹n ™leuqšrwj oÜte ¢pokle…wn oÜte zhlotupîn· ¥llote d toÙnant…on ºgan£kteij kat¦ tîn plous…wn katakekle‹sqai lšgwn prÕj aÙtîn 13 ZEUS. — Nada de eso hará ya Timón contigo, pues su azadón le ha enseñado con creces, si sus riñones no son por entero insensibles al dolor, que debe preferirte a la pobreza. En cuanto a ti, me resultas en extremo quejicoso, al acusar ahora a Timón porque te abriera las puertas y deja ir por doquier libremente, sin encerrarte ni sentir celos. En otros casos solías irritarte por lo contrario contra los ricos, diciendo que te encerraban tras cerrojos, llaves y precintos sellados, de suerte que no podías ni asomar tu rostro a la luz. De todo ello te la- 20 El óbolo equivale a la sexta parte de la dracma (unidad monetaria fundamental en Atenas), y a nuestro concepto de «moneda fraccionaria». 21 El talento de plata equivalía a 6.000 dracmas y el de oro (infrecuente) a 60.000. ØpÕ moclo‹j kaˆ kleisˆ kaˆ shme…wn ™pibola‹j, æj mhd parakÚyai soi ™j tÕ fîj dunatÕn enai. taàta goàn ¢pwdÚrou prÒj me, ¢popn…gesqai lšgwn ™n pollù tù skÒtJ· kaˆ di¦ toàto çcrÕj ¹m‹n ™fa…nou kaˆ front…doj ¢n£plewj, sunespakëj toÝj daktÚlouj prÕj tÕ œqoj tîn logismîn kaˆ ¢podr£sesqai ¢peilîn, e„ kairoà l£boio, par' aÙtîn· kaˆ Ólwj tÕ pr©gma Øpšrdeinon ™dÒkei soi, ™n calkù À sidhrù tù qal£mJ kaq£per t¾n Dan£hn parqeneÚesqai Øp' ¢kribšsi kaˆ pampon»roij paidagwgo‹j ¢natrefÒmenon, tù TÒkJ kaˆ tù Logismù. 14 ¥topa goàn poie‹n œfaskej aÙtoÝj ™rîntaj mn e„j Øperbol»n, ™xÕn d ¢polaÚein oÙ tolmîntaj, oÙd ™p' ¢de…aj crwmšnouj tù œrwti kur…ouj ge Ôntaj, ¢ll¦ ful£ttein ™grhgorÒtaj, ™j tÕ shme‹on kaˆ tÕn moclÕn ¢skardamuktˆ blšpontaj, ƒkan¾n ¢pÒlausin o„omšnouj oÙ tÕ aÙtoÝj ¢polaÚein œcein, ¢ll¦ tÕ mhdenˆ metadidÒnai tÁj ¢polaÚsewj, kaq£per t¾n ™n tÍ f£tnV kÚna m»te aÙt¾n ™sq…ousan tîn kriqîn m»te tù †ppJ peinînti ™pitršpousan. kaˆ prosšti ge kaˆ kategšlaj aÙtîn feidomšnwn kaˆ fulattÒntwn kaˆ tÕ kainÒtaton aØtoÝj zhlotupoÚntwn, ¢gnooÚntwn d æj kat£ratoj o„kšthj À o„konÒmoj pedÒtriy Øpeisiën laqra…wj ™mparoin»sei, tÕn kakoda…mona kaˆ ¢nšraston despÒthn prÕj ¢maurÒn ti kaˆ mikrÒstomon lucn…dion kaˆ diyalšon qruall…dion ™pagrupne‹n ™£saj to‹j tÒkoij. pîj oân oÙk ¥dika taàt£ sou, p£lai mn ™ke‹na mentabas ante mí, diciendo que te asfixiabas en tanta oscuridad, y por eso te nos mostrabas pálido, lleno de preocupación, con los dedos deformados por el hábito de contar y amenazando con fugarte de su lado a la menor ocasión. En una palabra, te resultaba excesivamente duro tu régimen de vida virginal, como Dánae, en una cámara de bronce o hierro, vigilado por dos rigurosos y malvados guardianes, Interés y Cálculo22. 14 Añadías, a este propósito, que era absurda su conducta, pues amándote hasta la exageración y pudiendo gozarte no se atrevían, ni gozaban con naturalidad de tu amor, siendo tus dueños; antes bien, te guardaban desvelados, fija su mirada sin pestañear en el sello y el cerrojo, creyendo obtener suficiente provecho, no en gozar ellos mismos, sino en no dar a nadie participación en dicho goce, como la perra en el pesebre, que ni come ella cebada ni deja acercarse al caballo hambriento23. Te reías además de ellos porque ahorran, guardan y —lo más inaudito— sienten celos hasta de sí mismos, en la ignorancia de que un condenado esclavo o un administrador marcado por los grilletes, deslizándose subrepticiamente, se burlara ebrio, mientras deja que su amo, sin dicha ni amor, ante una lamparilla mortecina, de boca estrecha y torcida sedienta, se torture con los intereses24. ¿Cómo, pues, no ha de ser injusto que antes reprocharas todo eso, y ahora acuses a Timón de lo contrario? 22 Dánae, hija de Acrisio, fue fecundada por Zeus, que penetró en su tálamo, celosamente guardado, como lluvia de oro. Tókos (Interés) y Logismós (Cálculo) personifican en la imagen literaria a los guardianes. 23 Tal vez aluda a una fábula de Esopo perdida. 24 Cf. El sueño o El gallo 30. a„ti©sqai, nàn d tù T…mwni t¦ ™nant…a ™pikale‹n; PLOUTOS 15 Kaˆ m¾n e‡ ge t¢lhqj ™xet£zoij, ¥mfw soi eÜloga dÒxw poie‹n· toà te g¦r T…mwnoj tÕ p£nu toàto ¢neimšnon ¢melj kaˆ oÙk eÙnoϊkÕn æj prÕj ™m e„kÒtwj ¨n doko…h· toÚj te aâ kat£kleiston ™n qÚraij kaˆ skÒtJ ful£ttontaj, Ópwj aÙto‹j pacÚteroj geno…mhn kaˆ pimel¾j kaˆ Øpšrogkoj ™pimeloumšnouj, oÜte prosaptomšnouj aÙtoÝjoÜte ™j tÕ fîj pro£gontaj, æj mhd Ñfqe…hn prÒj tinoj, ¢no»touj ™nÒmizon enai kaˆ Øbrist£j, oÙdn ¢dikoànt£ me ØpÕ tosoÚtoij desmo‹j katas»pontaj, oÙk e„dÒtaj æj met¦ mikrÕn ¢p…asin ¥llJ tinˆ tîn eÙdaimÒnwn me katalipÒntej. 16 oÜt' oân ™ke…nouj oÜte toÝj p£nu proce…rouj e„j ™m toÚtouj ™painî, ¢ll¦ toÚj, Óper ¥ristÒn ™sti, mštron ™piq»sontaj tù pr£gmati kaˆ m»te ¢fexomšnouj tÕ par£pan m»te prohsomšnouj tÕ Ólon. 15 PLUTO. — Realmente, si investigas la verdad, hallarás que en ambos casos mi postura es correcta. Pues la excesiva prodigalidad de Timón podría estimarse razonablemente como despreocupación y falta de benevolencia respecto a mí; y en cuanto a esos que me guardan encerrado tras sus puertas y en la oscuridad, procurando que me haga más grueso, pingüe y voluminoso, que ni me tocan ni sacan a la luz para que nadie me vea, consideraba que eran necios e insolentes, ya que sin cometer yo delito alguno me obligaban a pudrirme bajo tantas cadenas, ignorando que en breve partirán del mundo y me dejarán a algún afortunado. 16 Por tanto, ni alabo a éstos ni tampoco a quienes me prodigan en exceso, sino a los que adoptan un término medio25 —que es lo mejor— en esta cuestión, y ni me ahorran sin más ni me dilapidan por entero. SkÒpei g£r, ð Zeà, prÕj toà DiÒj. e‡ tij nÒmJ g»maj guna‹ka nšan kaˆ kal¾n œpeita m»te ful£ttoi m»te zhlotupo‹ tÕ par£pan, ¢fieˆj kaˆ bad…zein œnqa ™qšloi nÚktwr kaˆ meq' ¹mšran kaˆ sune‹nai to‹j boulomšnoij, m©llon d aÙtÕj ¢p£goi moiceuqhsomšnhn ¢no…gwn t¦j qÚraj kaˆ mastropeÚwn kaˆ p£ntaj ™p' aÙt¾n kalîn, «ra Ð toioàtoj ™r©n dÒxeien ¥n; oÙ sÚ ge, ð Zeà, toàto fa…hj ¥n, ™rasqeˆj poll£kij. Atiende a esto, Zeus, en nombre de Zeus26. Si alguien se casa de modo legítimo con una mujer joven y hermosa, y a partir de entonces ni la vigila ni siente celos en absoluto, dejándola ir adonde quiera de noche y juntarse de día con quienes lo deseen; más aún, induciéndola él mismo al adulterio al abrir las puertas, prostituirla y llamar a todos junto a ella, ¿acaso daría ese sujeto la impresión de amarla? Al menos, Zeus, no dirías eso tú, que has amado tantas veces27. 25 Doctrina aristotélica del in medio uirtus. 26 Invocación lúdica al dios con el que habla. 27 Cf. los Diálogos de los dioses. 17 e„ dš tij œmpalin ™leuqšran guna‹ka e„j t¾n o„k…an nÒmJ paralabën ™p' ¢rÒtJ pa…dwn gnhs…wn, Ð d m»te aÙtÕj pros£ptoito ¢kma…aj kaˆ kalÁj parqšnou m»te ¥llJ prosblšpein ™pitršpoi, ¥gonon d kaˆ ste‹ran katakle…saj parqeneÚoi, kaˆ taàta ™r©n f£skwn kaˆ dÁloj ín ¢pÕ tÁj crÒaj kaˆ tÁj sarkÕj ™ktethku…aj kaˆ tîn Ñfqalmîn ØpodedukÒtwn, œsq' Ópwj Ð toioàtoj oÙ parapa…ein dÒxeien ¥n, dšon paidopoie‹sqai kaˆ ¢polaÚein toà g£mou, katamara…nwn eÙprÒswpon oÛtw kaˆ ™pšraston kÒrhn kaq£per ƒšreian tÍ QesmofÒrJ tršfwn di¦ pantÕj toà b…ou; taàta kaˆ aÙtÕj ¢ganaktî, prÕj ™n…wn mn ¢t…mwj laktizÒmenoj kaˆ lafussÒmenoj kaˆ ™xantloÚmenoj, Øp' ™n…wn d ésper stigmat…aj drapšthj pepedhmšnoj. 17 A la inversa, si alguien toma por esposa, de acuerdo con la ley, a una mujer de noble linaje para la procreación de hijos legítimos, y ni se une él a tan floreciente y hermosa doncella ni consiente que nadie la mire siquiera, sino que la encierra y condena a virginidad, sin prole y estéril, y a pesar de ello asegura que la ama, y lo evidencia por su color, la palidez de su rostro y el hundimiento de sus ojos, ¿acaso no daría ese hombre pruebas de locura, puesto que, debiendo engendrar una prole y gozar del matrimonio, obliga a marchitarse a una doncella de rostro tan hermoso y tan atractiva, manteniéndola de por vida como si estuviera consagrada a la Tesmóforo28? Así me indigno yo también de que unos me traten indecorosamente a puntapiés y me engullan y desparramen, mientras otros me cargan de grilletes como a un esclavo fugitivo marcado a estigma29. ZEUS 18 T… oân ¢ganakte‹j kat' aÙtîn; didÒasi g¦r ¥mfw kal¾n t¾n d…khn, oƒ mn ésper Ð T£ntaloj ¥potoi kaˆ ¥geustoi kaˆ xhroˆ tÕ stÒma, ™pikechnÒtej mÒnon tù crus…J, oƒ d kaq£per Ð FineÝj ¢pÕ tÁj f£ruggoj t¾n trof¾n ØpÕ tîn `Arpuiîn ¢fairoÚmenoi. ¢ll' ¥piqi ½dh swfronestšrJ par¦ polÝ tù T…mwni ™nteuxÒmenoj. 18 ZEUS. ¿Por qué te irritas, pues, contra ellos? Pagan unos y otros un hermoso castigo; éstos, como Tántalo30, sin beber y sin comer, secos los labios, sólo con- templan el oro boquiabiertos; aquéllos, a imitación de Fineo, se ven privados del alimento de sus bocas por obra de las Harpías31. Marcha ya, pues, al encuentro de Timón, al que hallarás mucho más sensato. PLOUTOS 'Eke‹noj g£r pote paÚsetai ésper PLUTO. — ¿Dejará él alguna vez de 28 Deméter. 29 Cf. La travesía o El tirano 24, y notas ad locum (39 y 40). 30 Cf. La travesía o El tirano 29, y nota ad locum (46). 31 Fineo, hijo de Agenor, rey tracio, fue perseguido por las Harpías (seres monstruosos con garras) por haber cegado a sus hijos; éstas le privaban de todo alimento arrebatándoselo. ™k kof…nou tetruphmšnou, prˆn Ólwj e„sruÁna… me, kat¦ spoud¾n ™xantlîn, fq£sai boulÒmenoj t¾n ™pirro»n, m¾ Øpšrantloj e„spesën ™piklÚsw aÙtÒn; éste ™j tÕn tîn Danadwn p…qon Ødrofor»sein moi dokî kaˆ m£thn ™pantl»sein, toà kÚtouj m¾ stšgontoj, ¢ll¦ prˆn e„sruÁnai scedÕn ™kcuqhsomšnou toà ™pirršontoj· oÛtwj eÙrÚteron tÕ prÕj t¾n œkcusin kechnÕj toà p…qou kaˆ ¢kèlutoj ¹ œxodoj. vaciarme a toda prisa, como si me extrajera de un cesto agujereado, antes de que afluya por entero, no sea que cayendo des- bordado lo inunde? En fin, me parece que voy a verter agua en la tinaja de las Danaides32, y que en vano trataré de llenarla, al no retenerla el fondo, ya que antes de fluir en su interior se derramará el contenido: tan ancho es el agujero de vertido de la tinaja e incoercible su salida. ZEUS 19 OÙkoàn, Àn m¾ ™mfr£xhtai tÕ kechnÕj toàto kaˆ ™j tÕ ¤pax ¢napeptamšnon, ™kcuqšntoj ™n brace‹ sou ·vd…wj eØr»sei t¾n difqšran aâqij kaˆ t¾n d…kellan ™n tÍ trugˆ toà p…qou. ¢ll' ¥pite ½dh kaˆ plout…zete aÙtÒn· sÝ d mšmnhso, ð `ErmÁ, ™paniën prÕj ¹m©j ¥gein toÝj KÚklwpaj ™k tÁj A‡tnhj, Ópwj tÕn keraunÕn ¢kon»santej ™piskeu£swsin· æj ½dh ge teqhgmšnou aÙtoà dehsÒmeqa. 19 ZEUS. — Pues bien, si no tapona dicho agujero y permanece abierto una vez más, te vaciarás en breve y fácilmente volverá a hallar su vestidura de pieles y su azadón en las heces de la tinaja. Pero marchaos ya y hacedlo rico. Y tú, Hermes, cuando regreses junto a nosotros, acuérdate de traerme a los Cíclopes del Etna33, para que afilen y reparen mi rayo, que pronto lo necesitaremos aguzado. ERMHS 20 Prowmen, ð Ploàte. t… toàto; Øposk£zeij; ™lel»qeij me, ð genn£da, oÙ tuflÕj mÒnon ¢ll¦ kaˆ cwlÕj ên. 20 HERMES. — Vamos, Pluto. ¿Qué es eso? ¿Cojeas? No sabía, buen amigo, que además de ciego fueras también cojo. PLOUTOS OÙk ¢eˆ toàto, ð `ErmÁ, ¢ll' ÐpÒtan mn ¢p…w par£ tina pemfqeˆj PLUTO. — No siempre es así, Hermes. Cada vez que salgo al encuentro de 32 Las cincuenta hijas de Dánao fueron castigadas en el Tártaro, por haber dado muerte a sus primos y esposos, a verter agua en un tonel sin fondo. De este castigo se libró sólo Hipermestra, que no cometió el crimen. 33 Gigantes de un solo ojo que ayudaban a Hefesto en su fragua del Etna. Distintos de los citados por Homero en la Odisea. ØpÕ toà DiÒj, oÙk od' Ópwj bradÚj e„mi kaˆ cwlÕj ¢mfotšroij, æj mÒgij tele‹n ™pˆ tÕ tšrma, proghr£santoj ™n…ote toà perimšnontoj, ÐpÒtan d ¢pall£ttesqai dšV, pthnÕn Ôyei, polÝ tîn Ñne…rwn çkÚteron· ¤ma goàn œpesen ¹ Ûsplhx, k¢gë ½dh ¢nakhrÚttomainenikhkèj, Øperphd»saj tÕ st£dion oÙd „dÒntwn ™n…ote tîn qeatîn. alguien enviado por Zeus, no sé cómo, me vuelvo lento y cojeo de ambas piernas, de suerte que llego a la meta con esfuerzo, en ocasiones cuando ya ha envejecido el que me espera. En cambio, siempre que debo regresar, verás cómo tengo alas y soy más veloz que los sueños. Tan pronto como se da la salida, soy yo proclamado ya vencedor, tras haber recorrido el estadio sin que a veces se aperciban siquiera los espectadores. ERMHS OÙk ¢lhqÁ taàta fÇj· ™gè gš toi polloÝj ¨n e„pe‹n œcoim… soi cqj mn oÙd ÑbolÕn éste pr…asqai brÒcon ™schkÒtaj, ¥fnw d t»meron plous…ouj kaˆ polutele‹j ™pˆ leukoà zeÚgouj ™xelaÚnontaj, oŒj oÙd k¨n Ônoj ØpÁrxe pèpote. kaˆ Ómwj porfuro‹ kaˆ crusÒceirej perišrcontai oÙd' aÙtoˆ pisteÚontej omai Óti m¾ Ônar ploutoàsin. HERMES. — No es verdad lo que dices. Yo podría mencionarte muchos que ayer no tenían ni un óbolo34 para comprarse una soga y que hoy, de repente ricos y acau- dalados, pasean en un tiro de blancos corceles, cuando jamás han podido tener ni un asno; sin embargo, desfilan con vestidos de púrpura y anillos de oro, sin creer ellos mismos —imagino— que su riqueza no sea un sueño. PLOUTOS 21 `Etero‹on toàt' ™st…n, ð `ErmÁ, kaˆ oÙcˆ to‹j ™mautoà posˆ bad…zw tÒte, oÙd Ð ZeÝj ¢ll' Ð PloÚtwn ¢postšllei me par' aÙtoÝj ¤te ploutodÒthj kaˆ megalÒdwroj kaˆ aÙtÕj ên· dhlo‹ goàn kaˆ tù ÑnÒmati. ™peid¦n to…nun metoikisqÁnai dšV me par' ˜tšrou prÕj ›teron, ™j dšlton ™mbalÒntej me kaˆ katashmhn£menoi ™pimelîj forhdÕn ¢r£menoi metakom…zousin· kaˆ Ð mn nekrÕj ™n 21 PLUTO. — Eso es otra cuestión, Hermes, ya que en estos casos no voy por mis propios pies, y no es Zeus, sino Plutón35, quien me envía a ellos; pues él es también otorgador de riqueza y generoso en sus dádivas, como su nombre indica. Así, siempre que debo pasar de un hombre a otro, tras introducirme en una tablilla y sellarme cuidadosamente, me toman y transportan de lugar. El muerto yace de cuerpo presente en cualquier rincón oscuro 34 Cf. nota 20. 35 Como puede observarse, etimológicamente hay relación entre el nombre del dios del Hades y el término «riqueza» (ploûtos). skoteinù pou tÁj o„k…aj prÒkeitai Øpr t¦ gÒnata palai´ tÍ ÑqÒnV skepÒmenoj, perim£chtoj ta‹j gala‹j, ™m d oƒ ™pelp…santej ™n tÍ ¢gor´ perimšnousi kechnÒtej ésper t¾n celidÒna prospetomšnhn tetrigÒtej oƒ neotto…. 22 ™peid¦n d tÕ shme‹on ¢faireqÍ kaˆ tÕ l…non ™ntmhqÍ kaˆ ¹ dšltoj ¢noicqÍ kaˆ ¢nakhrucqÍ mou Ð kainÕj despÒthj ½toi suggen»j tij À kÒlax À katapÚgwn o„kšthj ™k paidikîn t…mioj, Øpexurhmšnoj œti t¾n gn£qon, ¢ntˆ poik…lwn kaˆ pantodapîn ¹donîn §j ½dh œxwroj ín Øphršthsen aÙtù mšga tÕ m…sqwma Ð genna‹oj ¢polabèn, ™ke‹noj mšn, Óstij ¨n Ï pote, ¡rpas£menÒj me aÙtÍ dšltJ qšei fšrwn ¢ntˆ toà tšwj Purr…ou À DrÒmwnoj À Tibe…ou MegaklÁj À Meg£buzoj À Prètarcoj metonomasqe…j, toÝj m£thn kechnÒtaj ™ke…nouj ™j ¢ll»louj ¢poblšpontaj katalipën ¢lhqj ¥gontaj tÕ pšnqoj, oŒoj aÙtoÝj Ð qÚnnoj ™k mucoà tÁj sag»nhj dišfugen oÙk Ñl…gon tÕ dšlear katapièn. 23 Ð d ™mpesën ¢qrÒwj e„j ™m ¢peirÒkaloj kaˆ pacÚdermoj ¥nqrwpoj, œti t¾n pšdhn pefrikëj kaˆ e„ pariën ¥llwj mast…xeiš tij Ôrqion ™fist¦j tÕ oâj kaˆ tÕn mulîna ésper tÕ 'An£ktoron proskunîn, oÙkšti forhtÒj ™sti to‹j ™ntugc£nousin, ¢ll¦ toÚj te ™leuqšrouj Øbr…zei kaˆ toÝj ÐmodoÚlouj mastigo‹ ¢popeirèmenoj e„ kaˆ aÙtù t¦ toiaàta œxestin, ¥cri ¨n À ™j de la casa, cubiertas sus rodillas con una sábana vieja, presa para las comadrejas36, y los que me esperan aguardan en la plaza con la boca abierta, así como los polluelos pían a la golondrina que vuela hacia el nido. 22 Cuando se levanta el sello, corta el hilo y abre la tablilla, es proclamado mi nuevo dueño, ya se trate de un familiar, un adulador o un esclavo invertido37, estimado desde sus juveniles complacencias, aunque ya se afeite las mejillas, que recibe honorable señor!— su gran paga por los múltiples placeres de toda índole que, incluso de mayor, prestara a su amo. quienquiera que sea, se apodera de mí con tablilla y todo, y corre llevándome consigo, tras cambiar su anterior nombre de Pirrias, Dromón o Tibio por Megacles, Megabizo o Protarco38, y dejar a los demás, que habían abierto su boca en vano, mirándose unos a otros y sumidos en duelo de verdad por el hermoso atún39 que ha escapado del fondo de la almadraba, tras devorar no poca carnada. 23 Se arroja por entero sobre mí ese individuo inculto y tosco, que aún siente estremecimiento ante los grilletes, yergue las orejas si alguien al pasar chasquea oca- sionalmente el látigo y se prosterna ante el molino como si fuera el Anáctoro40; se vuelve ya insoportable para quienes lo tratan, ultraja a los ciudadanos libres y azota a sus antiguos compañeros de esclavitud, comprobando así que él 36 En Grecia cumplían la función de nuestros gatos domésticos. 37 Es intraducible, por su crudeza, el término katapygyon, que expresa demasiado gráficamente la inversión sexual masculina. 38 El cambio de nombre refleja el de status social. Cf. El sueño o El gallo 14, y nota ad locum (44). 39 Cf. HORACIO, Sátiras II 5 44. 40 Por antonomasia, el santuario de Deméter en Eleusis, aunque el término, en sentido genérico, puede referirse a un templo cualquiera. porn…diÒn ti ™mpesën À ƒppotrof…aj ™piqum»saj À kÒlaxi paradoÝj ˜autÕn ÑmnÚousin, à m¾n eÙmorfÒteron mn Niršwj enai aÙtÒn, eÙgenšsteron d toà Kškropoj À KÒdrou, sunetèteron d toà 'Odussšwj, plousièteron d sun£ma Kro…swn ˜kka…deka, ™n ¢kare‹ toà crÒnou ¥qlioj ™kcšV t¦ kat' Ñl…gon ™k pollîn ™piorkiîn kaˆ ¡rpagîn kaˆ panourgiîn suneilegmšna. también puede hacerlo; hasta que cae en manos de una mujerzuela, se aficiona a la cría de caballos o se entrega a los aduladores, que juran que él es más hermoso que Nireo41, más noble que Cécrope42 o Codro, más inteligente que Ulises y más rico que dieciséis Cresos juntos; y en un instante derrocha el infeliz a raudales lo que se había reunido poco a poco gracias a muchos perjurios, rapiñas y ruindades. ERMHS 24 AÙt£ pou scedÕn fÊj t¦ ginÒmena· ÐpÒtan d' oân aÙtÒpouj bad…zVj, pîj oÛtw tuflÕj ín eØr…skeij t¾n ÐdÒn; À pîj diaginèskeij ™f' oÞj ¥n se Ð ZeÝj ¢poste…lV kr…naj enai toà ploute‹n ¢x…ouj; 24 HERMES. — Así como dices suelen suceder estas cosas. Mas cuando andas por tu propio pie, ¿cómo, siendo tan ciego, das con el camino? ¿Y cómo reconoces a aque- llos a quienes te envía Zeus por considerar que son merecedores de alcanzar la riqueza? PLOUTOS O‡ei g¦r eØr…skein me o†tinšj e„si; m¦ tÕn D…a oÙ p£nu· oÙ g¦r ¨n 'Ariste…dhn katalipën `Ippon…kJ kaˆ Kall…v prosÇein kaˆ pollo‹j ¥lloij 'Aqhna…wn oÙd Ñboloà ¢x…oij. PLUTO. — ¿Crees acaso que yo descubro quiénes son? ¡Por Zeus que no! No iba yo a dejar a Arístides43 para ir al encuentro de Hipónico y Calias44, y de tantos otros atenienses que no merecen ni un óbolo. ERMHS Pl¾n ¢ll¦ t… pr£tteij katapemfqe…j; HERMES. — En ese caso, ¿qué haces cuando te envía? PLOUTOS ”Anw kaˆ k£tw planîmai, PLUTO. — Ando extraviado arriba y abajo, 41 Bello guerrero griego en la guerra de Troya. 42 Cécrope es el legendario fundador de Atenas, y Codro es también un legendario rey de los tiempos míticos de la ciudad. Los linajes que de ellos pretendían descender en Atenas eran los de más rancio abolengo. 43 Arístides el Justo murió en la mayor pobreza después de haber ocupado los más altos cargos en Atenas. 44 Hipónico fue el padre de Calias e hijo a su vez de otroCalias, fundador de la gran fortuna en Atenas. perinostîn ¥cri ¨n l£qw tinˆ ™mpesèn· Ð dš, Óstij ¨n prîtÒj moi peritÚcV, ¢pagagën par' aØtÕn œcei, s tÕn `ErmÁn ™pˆ tù paralÒgJ toà kšrdouj proskunîn. dando vueltas, hasta que vengo a dar inopinadamente con alguien. Ése, el primero que se encuentra conmigo, me lleva a su casa y retiene, prosternándose ante ti, Hermes, por lo inesperado de su suerte45. ERMHS 25 OÙkoàn ™xhp£thtai Ð ZeÝj o„ÒmenÒj se kat¦ t¦ aÙtù dokoànta plout…zein Ósouj ¨n o‡htai toà ploute‹n ¢x…ouj; 25 HERMES. — Entonces está Zeus en un error al creer que tú, de acuerdo con sus designios, haces ricos a quienes él juzga dignos de poseer riquezas. PLOUTOS Kaˆ m£la dika…wj, ðgaqš, Ój ge tuflÕn Ônta e„dëj œpempen ¢nazht»sonta duseÚreton oÛtw crÁma kaˆ prÕ polloà ™kleloipÕj ™k toà b…ou, Óper oÙd' Ð LugkeÝj ¨n ™xeÚroi ·vd…wj ¢maurÕn oÛtw kaˆ mikrÕn Ôn. toigaroàn ¤te tîn mn ¢gaqîn Ñl…gwn Ôntwn, ponhrîn d ple…stwn ™n ta‹j pÒlesi tÕ p©n ™pecÒntwn, ·´on ™j toÝj toioÚtouj ™mp…ptw periiën kaˆ saghneÚomai prÕj aÙtîn. PLUTO. — Bien merecido lo tiene, amigo, pues a sabiendas de que soy ciego me envía en busca de una cosa tan difícil de hallar, que desde mucho tiempo atrás ha desaparecido del mundo, algo que ni el propio Linceo46 encontraría fácilmente, siendo tan imperceptible y diminuta. Así pues, al ser los buenos escasos y los malos mayoría en las ciudades, invadiéndolo todo, vengo a dar fácilmente con esos últimos en mis rodeos y caigo prisionero en sus redes. ERMHS Eta pîj ™peid¦n katal…pVj aÙtoÝj ·vd…wj feÚgeij, oÙk e„dëj t¾n ÐdÒn; HERMES. — ¿Y cómo es que cuando los dejas huyes con facilidad, sin conocer el camino? PLOUTOS 'Oxuderk¾j tÒte pwj kaˆ ¢rt…pouj g…nomai prÕj mÒnon tÕn kairÕn tÁj PLUTO. — Entonces adquiero, por alguna razón, agudeza visual y velocidad en mis 45 A Hermes se atribuían los éxitos y fortunas inesperadas. 46 Linceo, miembro de la expedición de los argonautas, era famoso por su agudeza visual Cf. la relación etimológica con el nombre del «lince», gr. lýnx. Cf. COROMINAS, Dicc. etim. de la leng. cast., s. v. fugÁj. pies, sólo con ocasión de la fuga. ERMHS 26 ”Eti d» moi kaˆ toàto ¢pÒkrinai, pîj tuflÕj ên–e„r»setai g£r–kaˆ prosšti çcrÕj kaˆ barÝj ™k to‹n skelo‹n tosoÚtouj ™rast¦j œceij, éste p£ntaj ¢poblšpein e„j sš, kaˆ tucÒntaj mn eÙdaimone‹n o‡esqai, e„ d ¢potÚcoien oÙk ¢nšcesqai zîntaj; oda goàn tinaj oÙk Ñl…gouj aÙtîn oÛtwj sou dusšrwtaj Ôntaj éste kaˆ ™j baquk»tea pÒnton fšrontej œrriyan aØtoÝj kaˆ petrîn kat' ºlib£twn, Øperor©sqai nom…zontej ØpÕ soà Ótiper oÙd t¾n ¢rc¾n ˜èraj aÙtoÚj. pl¾n ¢ll¦ kaˆ sÝ ¨n eâ oda Óti Ðmolog»seiaj, e‡ ti sun…hj sautoà, korubanti©n aÙtoÝj ™rwmšnJ toioÚtJ ™pimemhnÒtaj. 26 HERMES. — Respóndeme también a esto: ¿cómo, siendo ciego —si me permites la expresión—, y por añadidura pálido y renco de ambas piernas, cuentas con tantos amantes, hasta el extremo de tener todos sus ojos puestos en ti, considerarse dichosos si te poseen y no soportar la existencia si te pierden? Sé incluso de algu- nos de ellos, en no escaso número, tan locamente enamorados de ti, que fueron a arrojarse «al insondable ponto desde las escarpadas rocas»47 al entender que tú los mirabas con desdén, cuando de hecho no los mirabas en absoluto48. Sin embargo, tú mismo admitirás, estoy seguro, si te conoces a ti mismo, que ellos tienen la furia de los coribantes49 si aman enloquecidamente a un ser como tú. PLOUTOS 27 O‡ei g¦r toioàton oŒÒj e„mi Ðr©sqai aÙto‹j, cwlÕn À tuflÕn À Ósa ¥lla moi prÒsestin; 27 PLUTO. — ¿Crees acaso que ellos me ven tal como realmente soy: cojo, ciego y con todos mis restantes defectos? ERMHS 'All¦ pîj, ð Ploàte, e„ m¾ tufloˆ kaˆ aÙtoˆ p£ntej e„s…n; HERMES. — ¿Pues cómo te ven, Pluto, si no son ciegos todos ellos también? PLOUTOS OÙ tuflo…, ð ¥riste, ¢ll' ¹ ¥gnoia kaˆ ¹ ¢p£th, a†per nàn katšcousi t¦ p£nta, ™piski£zousin aÙtoÚj· œti d PLUTO. — No son ciegos, querido amigo, pero la ignorancia y el engaño, que ahora lo dominan todo, ensombrecen su visión; 47 TEOGNIS, 175 s. 48 Pluto era ciego. 49 Sacerdotes de Rea (Cibeles) en Frigia. kaˆ aÙtÒj, æj m¾ pant£pasin ¥morfoj e‡hn, proswpe‹Òn ti ™rasmiètaton periqšmenoj, di£cruson kaˆ liqokÒllhton, kaˆ poik…la ™ndÝj ™ntugc£nw aÙto‹j· oƒ d aÙtoprÒswpon o„Òmenoi Ðr©n tÕ k£lloj ™rîsi kaˆ ¢pÒlluntai m¾ tugc£nontej. æj e‡ gš tij aÙto‹j Ólon ¢pogumnèsaj ™pšdeixš me, dÁlon æj kateg…nwskon ¨n aØtîn ¢mbluèttontej t¦ thlikaàta kaˆ ™rîntej ¢ner£stwn kaˆ ¢mÒrfwn pragm£twn. además, yo, para no resultar absoluta- mente feo, me oculto tras una máscara muy atractiva, recubierta de oro y pedrería, me pongo vestidos bordados y salgo a su encuentro; ellos, creyendo ver la belleza de mi propio rostro, se enamoran y mueren si no me consiguen; de suerte que, si alguno me desnudara totalmente y me mostrase, es evidente que se reprocharían a sí mismos su gran miopía y su amor hacia un ser tan desagradable y feo. ERMHS 28 T… oân Óti kaˆ ™n aÙtù ½dh tù ploute‹n genÒmenoi kaˆ tÕ proswpe‹on aÙtoˆ periqšmenoi œti ™xapatîntai, kaˆ ½n tij ¢fairÁtai aÙtoÚj, q©tton ¨n t¾n kefal¾n À tÕ proswpe‹on prÒointo; oÙ g¦r d¾ kaˆ tÒte ¢gnoe‹n e„kÕj aÙtoÝj æj ™p… cristoj ¹ eÙmorf…a ™st…n, œndoqen t¦ p£nta Ðrîntaj. 28 HERMES. — ¿Cuál es entonces la razón de que, hallándose ya dentro mismo de la riqueza, ocultos ellos mismos tras la máscara, sigan aún engañados, y de que, si alguien trata de arrebatársela, prefieran perder antes la cabeza que la máscara? Porque no es admisible que aun entonces sigan ignorando que la hermosura es postiza, al verlo todo por dentro. PLOUTOS OÙk Ñl…ga, ð `ErmÁ, kaˆ prÕj toàtÒ moi sunagwn…zetai. PLUTO. — No faltan motivos, Hermes, que luchan a mi favor para esto. ERMHS T¦ po‹a; HERMES. — ¿Cuáles son? PLOUTOS 'Epeid£n tij ™ntucën tÕ prîton ¢napet£saj t¾n qÚran e„sdšchta… me, sumpareisšrcetai met' ™moà laqën Ð tàfoj kaˆ ¹ ¥noia kaˆ ¹ megalauc…a kaˆ malak…a kaˆ Ûbrij kaˆ ¢p£th kaˆ ¥ll' ¥tta mur…a· ØpÕ d¾ toÚtwn PLUTO. — Cuando alguien me encuentra por vez primera, abre su puerta y me acoge, penetran también conmigo subrepticiamente la vanidad, la insensatez, el orgullo, la molicie, la insolencia, el engaño y otros mil vicios de esa índole. ¡p£ntwn katalhfqeˆj t¾n yuc¾n qaum£zei te t¦ oÙ qaumast¦ kaˆ Ñršgetai tîn feuktîn k¢m tÕn p£ntwn ™ke…nwn patšra tîn e„selhluqÒtwn kakîn tšqhpe doruforoÚmenon Øp' aÙtîn kaˆ p£nta prÒteron p£qoi ¨n À ™m prošsqai Øpome…neien ¥n. Una vez conquistada su alma por todos ellos, admira lo que no debe admirarse y anhela lo vitando; y a mí, padre de todos esos males que han penetrado en él, me adora, al hallarme escoltado por ellos, y todo lo sufriría antes que permitir mi partida. ERMHS 29 `Wj d le‹oj e kaˆ ÑlisqhrÒj, ð Ploàte, kaˆ dusk£tocoj kaˆ diafeuktikÒj, oÙdem…an ¢ntilab¾n parecÒmenoj beba…an ¢ll' ésper aƒ ™gcšleij À oƒ Ôfeij di¦ tîn daktÚlwn drapeteÚeij oÙk oda Ópwj· ¹ Pen…a d' œmpalin „xèdhj te kaˆ eÙlab¾j kaˆ mur…a t¦ ¥gkistra ™kpefukÒta ™x ¤pantoj toà sèmatoj œcousa, æj plhsi£santaj eÙqÝj œcesqai kaˆ m¾ œcein ·vd…wj ¢poluqÁnai. ¢ll¦ metaxÝ fluaroàntaj ¹m©j pr©gma ½dh oÙ mikrÕn dišlaqe. 29 HERMES. — ¡Qué liso y resbaladizo eres, Pluto! ¡Qué difícil de asir y qué presto a evadirte! No ofreces ningún asidero firme, sino que, como las anguilas o las serpientes, te escapas, no sé cómo, por entre los dedos.Pobreza50, por el contrario, es viscosa y fácil de coger, y tiene infinidad de ganchos que le surgen por todo el cuerpo, de tal modo que, si alguien se acerca, quede al punto sujeto y no pueda liberarse fácilmente. Pero en medio de nuestro parloteo hemos olvidado algo no carente de importancia. PLOUTOS TÕ po‹on; PLUTO. — ¿Qué es ello? ERMHS “Oti tÕn QhsaurÕn oÙk ™phgagÒmeqa, oáper œdei m£lista. HERMES. — Que no hemos traído a Tesauro, a quien más necesitábamos. PLOUTOS 30 Q£rrei toÚtou ge ›neka· ™n tÍ gÍ aÙtÕn ¢eˆ katale…pwn ¢nšrcomai prÕj Øm©j ™pisk»yaj œndon mšnein ™pikleis£menon t¾n qÚran, ¢no…gein d mhden…, Àn m¾ ™moà ¢koÚsV 30 PLUTO. — Tranquilízate al respecto. Lo dejo siempre bajo tierra cuando subo junto a vosotros, tras advertirle que permanezca dentro con la puerta cerrada y no abra a nadie, a no ser que oiga mi 50 Personificación. Cf. El sueño o El gallo 22 y, en esta obra, el cap. 12. bo»santoj. llamada. ERMHS OÙkoàn ™piba…nwmen ½dh tÁj 'AttikÁj· ka… moi ›pou ™cÒmenoj tÁj clamÚdoj, ¥cri ¨n prÕj t¾n ™scati¦n ¢f…kwmai. HERMES. — Pues bien, entremos ya en el Ática. Sígueme cogido de mi clámide hasta que llegue al despoblado. PLOUTOS Eâ poie‹j, ð `ErmÁ, ceiragwgîn· ™peˆ ½n ge ¢pol…pVj me, `UperbÒlJ t£ca À Klšwni ™mpesoàmai perinostîn. ¢ll¦ t…j Ð yÒfoj oátÒj ™stin kaq£per sid»rou prÕj l…qon; PLUTO. — Haces bien, Hermes, en guiarme, pues si me dejas voy a dar en seguida con un Hipérbolo o un Cleón51 en mis rodeos. Pero ¿qué es ese ruido, como de un hierro contra una piedra? ERMHS 31 `O T…mwn oØtosˆ sk£ptei plhs…on ÑreinÕn kaˆ ØpÒliqon g»dion. papa…, kaˆ ¹ Pen…a p£resti kaˆ Ð PÒnoj ™ke‹noj, ¹ Karter…a te kaˆ ¹ Sof…a kaˆ ¹ 'Andre…a kaˆ Ð toioàtoj Ôcloj tîn ØpÕ tù Limù tattomšnwn ¡p£ntwn, polÝ ¢me…nouj tîn sîn dorufÒrwn. 31 HERMES. — Se trata de Timón, que está cavando ahí cerca en una parcela escarpada y pedregosa. ¡Oh! Le acompaña Pobreza y también Trabajo52, con Constancia, Sabiduría, Virilidad y todo ese cortejo que sirve a las órdenes de Hambre, mucho mejor que tu escolta. PLOUTOS T… oân oÙk ¢pallattÒmeqa, ð `ErmÁ, t¾n tac…sthn; oÙ g¦r ¥n ti ¹me‹j dr£saimen ¢xiÒlogon prÕj ¥ndra ØpÕ thlikoÚtou stratopšdou perieschmšnon. PLUTO. — Entonces, ¿por qué no emprendemos la retirada, Hermes, a toda velocidad? Nada importante podríamos nosotros hacer con un hombre rodeado de un ejército semejante. ERMHS ”Allwj œdoxe tù Di…· m¾ ¢podeiliîmen oân. HERMES. — Otro fue el criterio de Zeus: no nos acobardemos, pues. 51 Demagogos radicales atenienses durante la Guerra del Peloponeso, prototipos de maldad. 52 Obsérvese la rica galería de personificaciones de principios abstractos. PENIA 32 Po‹ toàton ¢p£geij, ð 'ArgeifÒnta, ceiragwgîn; 32 POBREZA. — ¿Adónde, Argicida53, llevas a ése de la mano? ERMHS 'Epˆ toutonˆ tÕn T…mwna ™pšmfqhmen ØpÕ toà DiÒj. HERMES. — Al encuentro de Timón, ahí presente, venimos enviados por Zeus. PENIA Nàn Ð Ploàtoj ™pˆ T…mwna, ÐpÒte aÙtÕn ™gë kakîj œconta ØpÕ tÁj TrufÁj paralaboàsa, toutoisˆ paradoàsa, tÍ Sof…v kaˆ tù PÒnJ, genna‹on ¥ndra kaˆ polloà ¥xion ¢pšdeixa; oÛtwj ¥ra eÙkatafrÒnhtoj Øm‹n ¹ Pen…a dokî kaˆ eÙad…khtoj, ésq' Ö mÒnon ktÁma econ ¢faire‹sqa… me, ¢kribîj prÕj ¢ret¾n ™xeirgasmšnon, †na aâqij Ð Ploàtoj paralabën aÙtÕn “Ubrei kaˆ TÚfJ ™gceir…saj Ómoion tù p£lai malqakÕn kaˆ ¢gennÁ kaˆ ¢nÒhton ¢pof»naj ¢podù p£lin ™moˆ ·£koj ½dh gegenhmšnon; POBREZA. — ¿Ahora viene Pluto al encuentro de Timón, que recibí corrompido por Molicie54, cuando yo lo había transformado en un hombre digno y valioso, tras confiarlo a éstos, a Sabiduría y a Trabajo? ¿Acaso yo, Pobreza, os parezco tan merecedora de desprecio y menoscabo, que soy privada del único bien que poseía, tras adiestrarlo escrupulosamente con miras a la virtud, para que Pluto lo tome de nuevo, lo entregue en manos de In- solencia y Vanidad, lo torne tan muelle, envilecido y necio como antes y me lo devuelva convertido ya en un andrajo? ERMHS ”Edoxe taàta, ð Pen…a, tù Di…. HERMES. — Tal ha sido la decisión de Zeus, Pobreza. PENIA 33 'Apšrcomai· kaˆ Øme‹j dš, ð PÒne kaˆ Sof…a kaˆ oƒ loipo…, ¢kolouqe‹tš moi. oátoj d t£ca e‡setai, o†an me 33 POBREZA. — Me marcho; vosotros — Trabajo, Sabiduría y los demás— seguidme. Pronto sabrá ése qué compañera 53 Griego Argeiphōntes, epíteto homérico de Hermes, de significado desconocido (cf. Ilíada II 103, Odisea I 84; HESÍODO, Los trabajos y los días 77, etc.). La etimología popular le atribuía el significado de «matador de Argos», que aquí respetamos. 54 Cf. nota 52. oâsan ¢pole…yei, ¢gaq¾n sunergÕn kaˆ did£skalon tîn ¢r…stwn, Î sunën ØgieinÕj mn tÕ sîma, ™rrwmšnoj d t¾n gnèmhn dietšlesen, ¢ndrÕj b…on zîn kaˆ prÕj aØtÕn ¢poblšpwn, t¦ d peritt¦ kaˆ poll¦ taàta, ésper ™st…n, ¢llÒtria Øpolamb£nwn. ha perdido, buena colega y maestra de virtudes, con cuya asistencia alcanzó la salud del cuerpo y la fortaleza del carácter, viviendo una existencia viril, mirando por sí mismo y considerando lo superfluo y excesivo como algo ajeno, tal cual es en realidad. ERMHS 'Apšrcontai· ¹me‹j d pros…wmen aÙtù. HERMES. — Ya se marchan; acerquémonos nosotros a él. TIMWN 34 T…nej ™stš, ð kat£ratoi; À t… boulÒmenoi deàro ¼kete ¥ndra ™rg£thn kaˆ misqofÒron ™nocl»sontej; ¢ll' oÙ ca…rontej ¥pite miaroˆ p£ntej Ôntej· ™gë g¦r Øm©j aÙt…ka m£la b£llwn to‹j bèloij kaˆ to‹j l…qoij suntr…yw. 34 TIMÓN. — ¿Quiénes sois, malditos? ¿Qué queréis para venir aquí a molestar a un trabajador que gana el jornal? Pero no os marcharéis impunemente, que sois todos unos infames. Pues voy a emprenderla a terronazos y os trituraré a pedradas. ERMHS Mhdamîj, ð T…mwn, m¾ b£lVj· oÙ g¦r ¢nqrèpouj Ôntaj bale‹j, ¢ll' ™gë mn `ErmÁj e„mi, oØtosˆ d Ð Ploàtoj· œpemye d Ð ZeÝj ™pakoÚsaj tîn eÙcîn, éste ¢gaqÍ tÚcV dšcou tÕn Ôlbon ¢post¦j tîn pÒnwn. HERMES. — ¡No, no, Timón! No tires55, que no apedrearías a seres humanos: yo soy Hermes y éste es Pluto. Nos ha enviado Zeus al escuchar tus plegarias; por tanto, recibe en buena hora la prosperidad y pon fin a tus trabajos. TIMWN Kaˆ Øme‹j o„mèxesqe ½dh ka…toi qeoˆ Ôntej, éj fate· p£ntaj g¦r ¤ma kaˆ ¢nqrèpouj kaˆ qeoÝj misî, toutonˆ d tÕn tuflÒn, Óstij ¨n Ï, kaˆ TIMÓN. — También vosotros vais a gemir, aunque seáis dioses, como decía, pues odio a todos por igual, dioses y hombres; y en cuanto a ese ciego, quienquiera que sea, lo 55 Cf. MENANDRO, Díscolo 83, 120. ™pitr…yein moi dokî tÍ dikšllV. voy a triturar con mi azadón. PLOUTOS 'Ap…wmen, ð `ErmÁ, prÕj toà DiÒj, melagcol©n g¦r Ð ¥nqrwpoj oÙ metr…wj moi doke‹, m» ti kakÕn ¢pšlqw proslabèn. PLUTO. — Vámonos, Hermes, por Zeus, que este hombre —me parece— sufre un fuerte acceso de locura56; no sea que me retire con algún contratiempo. ERMHS 35 Mhdn skaiÒn, ð T…mwn, ¢ll¦ tÕ p£nu toàto ¥grion kaˆ tracÝ katabalën prote…naj të ce‹re l£mbane t¾n ¢gaq¾n tÚchn kaˆ ploÚtei p£lin kaˆ ‡sqi 'Aqhna…wn t¦ prîta kaˆ ØperÒra tîn ¢car…stwn ™ke…nwn mÒnoj aÙtÕj eÙdaimonîn. 35 HERMES. — No más groserías, Timón: despréndete de esa tosquedad y aspereza, extiende las manos, recibe la buena fortuna, enriquécete de nuevo, sé el primero entre los atenienses y desprecia a aquellos ingratos, disfrutandotú solo de tu prosperidad. TIMWN OÙdn Ømîn dšomai· m¾ ™nocle‹tš moi· ƒkanÕj ™moˆ ploàtoj ¹ d…kella, t¦ d' ¥lla eÙdaimonšstatÒj e„mi mhdenÒj moi plhsi£zontoj. TIMÓN. — Para nada os necesito; no me molestéis. Es para mí suficiente riqueza mi azadón; por lo demás, soy felicísimo si nadie se me acerca. ERMHS OÛtwj, ð t£n, ¢panqrèpwj; HERMES. — ¿Tan insociable te has vuelto, pobre amigo? tÒnde fšrw Diˆ màqon ¢phnša te kraterÒn te; ¿Esa respuesta áspera y dura he de llevar a Zeus?57 kaˆ m¾n e„kÕj Ãn mis£nqrwpon mn ena… se tosaàta Øp' aÙtîn dein¦ peponqÒta, misÒqeon d mhdamîj, oÛtwj ™pimeloumšnwn sou tîn qeîn. Sin duda, es razonable que odies al hombre al haber sufrido tantas iniquidades de su parte, mas que odies a la divinidad no lo es en modo alguno, cuando los dioses cuidan tanto de ti. 56 Cf. MENANDRO, Díscolo 89. 57 Ilíada XV 202. TIMWN 36 'All¦ soˆ mšn, `ErmÁ, kaˆ tù Diˆ ple…sth c£rij tÁj ™pimele…aj, toutonˆ d tÕn Ploàton oÙk ¨n l£boimi. 36 TIMÓN. — A ti, Hermes, y a Zeus os quedo sumamente reconocido por vuestra atención, pero a ese Pluto no lo aceptaré. ERMHS T… d»; HERMES. — ¿Por qué? TIMWN “Oti kaˆ p£lai mur…wn moi kakîn a‡tioj oátoj katšsth kÒlax… te paradoÝj kaˆ ™piboÚlouj ™pagagën kaˆ m‹soj ™pege…raj kaˆ ¹dupaqe…v diafqe…raj kaˆ ™p…fqonon ¢pof»naj, tšloj d ¥fnw katalipën oÛtwj ¢p…stwj kaˆ prodotikîj· ¹ belt…sth d Pen…a pÒnoij me to‹j ¢ndrikwt£toij katagumn£sasa kaˆ met' ¢lhqe…aj kaˆ parrhs…aj prosomiloàsa t£ te ¢nagka‹a k£mnonti pare‹ce kaˆ tîn pollîn ™ke…nwn katafrone‹n ™pa…deuen, ™x aÙtoà ™moà t¦j ™lp…daj ¢part»sas£ moi toà b…ou kaˆ de…xasa Óstij Ãn Ð ploàtoj Ð ™mÒj, Ön oÜte kÒlax qwpeÚwn oÜte sukof£nthj fobîn, oÙ dÁmoj paroxunqe…j, oÙk ™kklhsiast¾j yhfofor»saj, oÙ tÚrannoj ™pibouleÚsaj ¢felšsqai dÚnait' ¥n. 37 ™rrwmšnoj toigaroàn ØpÕ tîn pÒnwn tÕn ¢grÕn toutonˆ filopÒnwj ™pergazÒmenoj, oÙdn Ðrîn tîn ™n ¥stei kakîn, ƒkan¦ kaˆ diarkÁ œcw t¦ ¥lfita par¦ tÁj dikšllhj. éste pal…ndromoj ¥piqi, ð `ErmÁ, tÕn Ploàton ¢pagagën tù Di…· ™moˆ d toàto ƒkanÕn Ãn, p£ntaj ¢nqrèpouj ¹bhdÕn o„mèzein poiÁsai. TIMÓN. — Porque en el pasado ése fue para mí causa de innumerables males, al entregarme a aduladores, atraer intrigantes, despertar odios, corromperme de molicie, convertirme en centro de envidias y, por último, abandonarme de repente tan pérfida y traidoramente. Por el contrario mi buena amiga Pobreza, tras ejercitarme en los más viriles trabajos y hablarme con verdad y franqueza, me ofreció lo necesario para luchar y enseñó a despreciar todo lo excesivo, al hacer depender de mí mismo las esperanzas de mi vida y demostrar cuál era mi auténtica riqueza, que ni el adulador con halagos, ni el sicofanta con intimidaciones, ni el pueblo con su furor, ni el ciudadano con su voto, ni el tirano con sus asechanzas podrían arrebatarme. 37 Robustecido, pues, por los trabajos, cultivando este campo58 con entrega a mi tarea, sin ver para nada las miserias de la ciudad, obtengo el sustento suficiente y necesario de mi azada. Por tanto, Hermes, retorna sobre tus pasos y, en cuanto a Pluto, devuélvelo a Zeus. Por mi parte me contentaría si él hiciera gemir a todos los hombres en edad adulta. 58 Cf. MENANDRO, Díscolo 528. ERMHS Mhdamîj, ðgaqš· oÙ g¦r p£ntej e„sˆn ™pit»deioi prÕj o„mwg»n. ¢ll' œa t¦ Ñrg…la taàta kaˆ meirakièdh kaˆ tÕn Ploàton par£labe. oÜtoi ¢pÒblht£ ™sti t¦ dîra t¦ par¦ toà DiÒj. HERMES. — En modo alguno, amigo. No todos merecen gemir. Vamos, deja ya estas rabietas pueriles y acoge a Pluto. «No son recusables los dones de Zeus»59. PLOUTOS BoÚlei, ð T…mwn, dikaiolog»somai prÕj sš; À calepane‹j moi lšgonti; PLUTO. — ¿Aceptas, Timón, que me justifique ante ti, o vas a enfadarte si hablo? TIMWN Lšge, m¾ makr¦ mšntoi, mhd met¦ prooim…wn, ésper oƒ ™p…triptoi ·»torej· ¢nšxomai g£r se Ñl…ga lšgonta di¦ tÕn `ErmÁn touton…. TIMÓN. — Habla, pero no te extiendas ni acompañes preámbulos, como los oradores profesionales. Te soportaré si hablas poco, en gracia a Hermes, aquí presente. PLOUTOS 38 'EcrÁn mšntoi ‡swj kaˆ makr¦ e„pe‹n, oÛtw poll¦ ØpÕ soà kathgorhqšnta· Ómwj d Óra e‡ t… se, æj fÇj, ºd…khka, Öj tîn mn ¹d…stwn ¡p£ntwn a‡tiÒj soi katšsthn, timÁj kaˆ proedr…aj kaˆ stef£nwn kaˆ tÁj ¥llhj trufÁj, per…bleptÒj te kaˆ ¢o…dimoj di' ™m Ãsqa kaˆ perispoÚdastoj· e„ dš ti calepÕn ™k tîn kol£kwn pšponqaj, ¢na…tioj ™gè soi· m©llon d aÙtÕj ºd…khmai toàto ØpÕ soà, diÒti me oÛtwj ¢t…mwj Øpšbalej ¢ndr£si katar£toij ™painoàsi kaˆ katagohteÚousi kaˆ p£nta trÒpon ™pibouleÚous… moi· kaˆ tÒ ge teleuta‹on œfhsqa, æj 38 PLUTO. — Debería tal vez extenderme ampliamente para responder a tan gran número de cargos por tu parte formulados. No obstante, considera si, como afirmas, te he perjudicado en algo yo, motivo para ti de todos tus mayores deleites —honor, preeminencia, coronas y demás placeres—; tú eras admirado, célebre y solicitado gracias a mí. Por lo demás, si has sufrido algún menoscabo de parte de los aduladores, yo no soy responsable; antes bien, mi persona ha sido ultrajada por ti, al haberme arrojado tan desconsideradamente en manos de seres malvados que te halagaban y seducían, mientras atentaban con todas sus artes 59 Cf. Ilíada III 65. prodšdwk£ se, toÙnant…on d aÙtÕj ™gkalšsaim… soi p£nta trÒpon ¢pelaqeˆj ØpÕ soà kaˆ ™pˆ kefal¾n ™xwsqeˆj tÁj o„k…aj. toigaroàn ¢ntˆ malakÁj clan…doj taÚthn t¾n difqšran ¹ timiwt£th soi Pen…a peritšqeiken. éste m£rtuj Ð `ErmÁj oØtos…, pîj ƒkšteuon tÕn D…a mhkšq' ¼kein par¦ s oÛtwj dusmenîj moi prosenhnegmšnon. contra mí. En cuanto a tu última afirmación, que te he traicionado, yo podría por el contrario presentar querella porque por todos los medios me alejaste, hasta arrojarme de cabeza fuera de tu casa. Por eso, en lugar de una muelle clámide, tu estimadísima Pobreza te revistió con esas pieles. Así, Hermes aquí presente es testigo de cómo supliqué a Zeus que no me obligara a volver a ti, que tan cruelmente me habías tratado. ERMHS 39 'All¦ nàn Ðr´j, ð Ploàte, oŒoj ½dh gegšnhtai; éste qarrîn sundi£tribe aÙtù· kaˆ sÝ mn sk£pte æj œceij· sÝ d tÕn QhsaurÕn Øp£gage tÍ dikšllV· ØpakoÚsetai g¦r ™mbo»sant… soi. 39 HERMES. — Pero ¿no ves, Pluto, cómo ha cambiado ya? Por tanto, quédate tranquilo con él. (A Timón.) Tú sigue cavando como de costumbre. (A Pluto.) Y tú conduce a Tesauro bajo su azadón, pues acudirá a tu llamada. TIMWN Peistšon, ð `ErmÁ, kaˆ aâqij plouthtšon. t… g¦r ¨n kaˆ p£qoi tij, ÐpÒte oƒ qeoˆ bi£zointo; pl¾n Óra ge e„j oŒ£ me pr£gmata ™mb£lleij tÕn kakoda…mona, Öj ¥cri nàn eÙdaimonšstata di£gwn crusÕn ¥fnw tosoàton l»yomai oÙdn ¢dik»saj kaˆ tosaÚtaj front…daj ¢nadšxomai. TIMÓN. — Será preciso obedecer, Hermes, y volver a ser rico. ¿Qué puede hacer uno cuando los dioses obligan? Pero mira a qué negocios me lanzas, ¡desdichado de mí! Hasta ahora vivía felicísimo y, de pronto, voy a recibir tanto oro, sin haber hecho mal alguno, y asumir tantas preocupaciones. ERMHS 40 `UpÒsthqi, ð T…mwn, di' ™mš, kaˆ e„ calepÕn toàto kaˆ oÙk o„stÒn ™stin, Ópwj oƒ kÒlakej ™ke‹noi diarragîsin ØpÕ toà fqÒnou· ™gë d Øpr t¾n A‡tnhn ™j tÕn oÙranÕn ¢napt»somai. 40 HERMES. — Súfrelo por mí, Timón, aunque te resulte duro e insoportable, para que esos aduladores revienten de envidia. Y ahora voy a la cima del Etna y de allí re- gresaré volando al cielo.PLOUTOS `O mn ¢pel»luqen, æj doke‹· PLUTO. — Éste ya se ha marchado, parece; tekma…romai g¦r tÍ e„res…v tîn pterîn· sÝ d aÙtoà per…mene· ¢napšmyw g£r soi tÕn QhsaurÕn ¢pelqèn· m©llon d pa‹e. sš fhmi, Qhsaur crusoà, Øp£kouson T…mwni toutJ kaˆ par£scej ˜autÕn ¢nelšsqai. sk£pte, ð T…mwn, baqe…aj katafšrwn. ™gë d Øm‹n Øpekst»somai. lo infiero por el vuelo de sus alas. (A Timón.) Tú quédate ahí: voy a enviarte a Tesauro. O mejor, sigue con tus golpes. A ti me dirijo, Tesauro de oro: obedece a Timón y déjate sacar. Cava, Timón, descarga profundos golpes. Yo, por mi parte, voy a dejaros. TIMWN 41 ”Age, ð d…kella, nàn moi ™p…rrwson seaut¾n kaˆ m¾ k£mVj ™k toà b£qouj tÕn QhsaurÕn ™j toÙmfanj prokaloumšnh. ð Zeà ter£stie kaˆ f…loi KorÚbantej kaˆ `ErmÁ kerdùe, pÒqen tosoàton crus…on; à pou Ônar taàt£ ™sti; dšdia goàn m¾ ¥nqrakaj eÛrw ¢negrÒmenoj· ¢ll¦ m¾n crus…on ™stˆn ™p…shmon, Øpšruqron, barÝ kaˆ t¾n prÒsoyin Øper»diston. 41 TIMÓN. — Vamos, azada, muéstrame ahora tu vigor y no te canses de invocar desde las profundidades a Tesauro. ¡Oh Zeus portentoso! ¡Oh benignos Coribantes!60 ¡Oh Hermes, dios del lucro! ¿De dónde sale tanto oro? ¿Acaso es esto un sueño? Temo encontrar carbones al despertar. Pero no, es oro acuñado, rojizo, denso y de agradabilísimo aspecto. ð crusš, dex…wma k£lliston broto‹j· ¡Oh oro, la más hermosa ofrenda para los mortales!61. a„qÒmenon g¦r pàr ¤te diapršpeij kaˆ nÚktwr kaˆ meq' ¹mšran. ™lqš, ð f…ltate kaˆ ™rasmiètate. nàn pe…qoma… ge kaˆ D…a pot genšsqai crusÒn· t…j g¦r oÙk ¨n parqšnoj ¢napeptamšnoij to‹j kÒlpoij Øpedšxato oÛtw kalÕn ™rast¾n di¦ toà tšgouj katarršonta; 42 ð M…da kaˆ Kro‹se kaˆ t¦ ™n Delfo‹j ¢naq»mata, æj oÙdn ¥ra Ãte æj prÕj T…mwna kaˆ tÕn T…mwnoj ploàton, ú Cual fuego encendido brillas noche y día62. Ven, dulce bien mío. Ahora creo que Zeus se convirtiera una vez en oro63, pues ¿qué doncella no abriría su regazo para recibir a tan bello amante fluyendo por el techo? 42 ¡Oh Midas! ¡Oh Creso! ¡Oh exvotos de Delfos! Nada sois comparados con Timón y con la riqueza de Timón. Pues ni el rey de los persas puede igualarlo.* 60 Se refiere a los sacerdotes frigios divinizados, Cf. nota 49. 61 EURÍPIDES, Dánae, fr. 326 NAUCK; cf. la misma cita en El sueño o El gallo 14. 62 Alude a la Olímpica I 1 ss. de PÍNDARO. 63 Cf. nota 22. * El texto en azul falta en la edición del libro original [Nota del escaneador]. ge oÙd Ð basileÝj Persîn ‡soj. ’W d…kella kaˆ filt£th difqšra, Øm©j mn tù Panˆ toÚtJ ¢naqe‹nai kalÒn· aÙtÕj d ½dh p©san pri£menoj t¾n ™scati£n, purg…on o„kodomhs£menoj Øpr toà qhsauroà mÒnJ ™moˆ ƒkanÕn ™ndiait©sqai, tÕn aÙtÕn kaˆ t£fon ¢poqanën ›xein moi dokî. Oh azada y querido azadón, debemos dedicar una digna ofrenda a Pan. En cuanto a mí, compraré ahora toda esta finca, edificaré una fortaleza sobre el tesoro, suficiente para vivir yo solo, y en ella espero tener mi sepultura al morir. “DedÒcqw d taàta kaˆ nenomoqet»sqw prÕj tÕn ™p…loipon b…on, ¢mix…a prÕj ¤pantaj kaˆ ¢gnws…a kaˆ Øperoy…a· f…loj d À xšnoj À ˜ta‹roj À 'Elšou bwmÕj Ûqloj polÚj· kaˆ tÕ o„kte‹rai dakrÚonta À ™pikourÁsai deomšnJ paranom…a kaˆ kat£lusij tîn ™qîn· mon»rhj d ¹ d…aita kaq£per to‹j lÚkoij, kaˆ f…loj eŒj T…mwn. 43 oƒ d ¥lloi p£ntej ™cqroˆ kaˆ ™p…bouloi· kaˆ tÕ prosomilÁsa… tini aÙtîn m…asma· kaˆ ½n tina ‡dw mÒnon, ¢pofr¦j ¹ ¹mšra· kaˆ Ólwj ¢ndri£ntwn liq…nwn À calkîn mhdn ¹m‹n diaferštwsan· kaˆ m»te k»ruka decèmeqa par' aÙtîn m»te spond¦j spendèmeqa· ¹ ™rhm…a d Óroj œstw prÕj aÙtoÚj. fulštai d kaˆ fr£torej kaˆ dhmÒtai kaˆ ¹ patrˆj aÙt¾ yucr¦ kaˆ ¢nwfelÁ ÑnÒmata kaˆ ¢no»twn ¢ndrîn filotim»mata. ploute…tw d T…mwn mÒnoj kaˆ Øperor£tw ¡p£ntwn kaˆ truf£tw mÒnoj kaq' ˜autÕn kolake…aj kaˆ ™pa…nwn fortikîn ¢phllagmšnoj· kaˆ qeo‹j quštw kaˆ eÙwce…tw mÒnoj, ˜autù ge…twn kaˆ Ómoroj, ™kse…wn tîn ¥llwn. kaˆ ¤pax «Apruébese esta ley y promúlguese para el resto de mi vida: aislamiento frente a todos, e ignorancia y desprecio. ‘Amigo’, ‘huésped’, ‘compañero’, ‘altar de la Mise- ricordia’ 64 son una sarta de naderías. Compadecerse del que llora o ayudar al necesitado, ilegalidad y perversión de las costumbres. Sea mi vida solitaria, como la de los lobos, y tenga un solo amigo, Timón. 43 »Todos los demás considérense enemigos e insidiosos. Tratar con alguno de ellos sea una impureza. El simple hecho de ver a uno convierta el día en nefasto. En una palabra, en nada se diferencien, a mi juicio, de las estatuas de piedra o bronce65. Ni recibiré embajadores de su parte ni concertaré tratados. Que el desierto sea mi frontera con ellos. ‘Miembros de tribu’, ‘de clan’, ‘de demo’66 y ‘la patria’ misma declárense términos fríos e inútiles, vanagloria de hombres insensatos. Sea rico Timón solo, desprecie a todos y goce los placeres a solas consigo mismo, apartado de la adulación y los elogios abrumadores. Sacrifique a los dioses y celebre sus festi- vidades solo, vecino y colindante consigo mismo, sacudiéndose a los demás. Establézcase de una vez por todas que él 64 En Atenas. Cf. Demonacte 57. 65 Cf. MENANDRO, Díscolo 158 s. 66 Griego phylétai, phrátores, dēmótai, agrupaciones sociopolíticas atenienses, de menor a mayor entidad numérica. ˜autÕn dexièsasqai dedÒcqw, Àn dšV ¢poqane‹n, kaˆ aØtù stšfanon ™penegke‹n. 44 kaˆ Ônoma mn œstw Ð Mis£nqrwpoj ¼diston, toà trÒpou d gnwr…smata duskol…a kaˆ tracÚthj kaˆ skaiÒthj kaˆ Ñrg¾ kaˆ ¢panqrwp…a· e„ dš tina ‡doimi ™n purˆ katadiafqeirÒmenon kaˆ sbennÚnai ƒketeÚonta, p…ttV kaˆ ™la…J katasbennÚnai· kaˆ ½n tina toà ceimînoj Ð potamÕj parafšrV, Ð d t¦j ce‹raj Ñršgwn ¢ntilabšsqai dšhtai, çqe‹n kaˆ toàton ™pˆ kefal¾n bapt…zonta, æj mhd ¢nakÚyai dunhqe…h· oÛtw g¦r ¨n t¾n ‡shn ¢pol£boien. e„shg»sato tÕn nÒmon T…mwn 'Ecekrat…dou KolluteÚj, ™pey»fisen tÍ ™kklhs…v T…mwn Ð aÙtÒj.” EŒen, taàta ¹m‹n dedÒcqw kaˆ ¢ndrikîj ™mmšnwmen aÙto‹j. estrechará su propia diestra cuando vaya a morir y se coronará a sí mismo67. 44 »Sea ‘Misántropo’ el apelativo más dulce y las notas de mi carácter acritud, aspereza, grosería, ira e inhumanidad. Si viera a alguien ardiendo en una hoguera y me suplicara que la apagase, la extinguiría con pez y aceite; y, si el río arrastra a uno en época de lluvias y él tiende a mí sus manos pidiendo ayuda, le empujaré en la cabeza sumergiéndolo, para que no pueda salir a flote. Así recibirán su merecido. Promovió la ley Timón, hijo de Equecrátides, del demo de Colito, y votóla en asamblea el propio Timón.» Bien, quede aprobada esta ley y atengámonos estrictamente a ella. 45 pl¾n ¢ll¦ perˆ polloà ¨n ™poihs£mhn ¤pasi gnèrim£ pwj taàta genšsqai, diÒti Øperploutî· ¢gcÒnh g¦r ¨n tÕ pr©gma gšnoito aÙto‹j. ka…toi t… toàto; feà toà t£couj. pantacÒqen sunqšousin kekonimšnoi kaˆ pneustiîntej, oÙk oda Óqen ÑsfrainÒmenoi toà crus…ou. pÒteron oân ™pˆ tÕn p£gon toàton ¢nab¦j ¢pelaÚnw aÙtoÝj to‹j l…qoij ™x Øperdex…wn ¢krobolizÒmenoj, À tÒ ge tosoàton paranom»somen e„s£pax aÙto‹j Ðmil»santej, æj plšon ¢niùnto Øperorèmenoi; toàto omai kaˆ ¥meinon. éste decèmeqa ½dh aÙtoÝj Øpost£ntej. fšre ‡dw, t…j Ð prîtoj aÙtîn oátÒj ™sti; Gnaqwn…dhj Ð kÒlax, Ð próhn œranon a„t»sant… moi Ñršxaj tÕn brÒcon, p…qouj Ólouj par' ™moˆ poll£kij ™mhmekèj. ¢ll' eâ 45 Sin embargo, mucho me habría complacido que hubiera llegado a conocimiento de todos la noticia de mi enorme fortuna, pues el hecho se convertiría para ellos en soga de horca. Pero ¿qué es esto? ¡Oh, qué velocidad! De todas partes confluyen corriendo, polvorientos y exhaustos, pues, no sé
Compartir