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cuatro fases o estadios (MIR 97, 96): Clínica Un 50% son asintomáticas (sólo presentan alteraciones analíti- cas, con lo que el diagnóstico es casual) y un 50% son sinto- máticas. El cuadro típico es una mujer de entre 35-60 años, cuyo síntoma inicial es el prurito y la astenia. Más tarde, apa- rece ictericia y oscurecimiento de la piel (melanosis). Asimismo, es frecuente la esteatorrea y el déficit de vitaminas liposolubles (A: hemeralopia, D: osteomalacia y osteoporosis, E: dermatitis, K: hematomas). Se observan xantomas y xantelasmas (depósi- tos de colesterol sobre las articulaciones o sobre los párpados, respectivamente) por exceso de colesterol y lesiones por rasca- do. En casos avanzados, aparece clínica de insuficiencia hepá- tica e hipertensión portal. No predispone a la aparición de hepatocarcinoma. 27] CIRROSIS HEPÁTICA Y SUS COMPLICACIONES [ D i g e s t i v o y C i r u g í a G e n e r a l ESTADIO I Colangitis destructiva crónica no supurativa (inflamación de los conductillos biliares, que se necrosan y se rodean de un denso infiltrado de células inflamatorias o granulomas, confinado al espacio porta) (lesión ductal florida) ESTADIO II ESTADIO IV ESTADIO III Infiltrado por fuera del espacio porta Disminuye el número de conductillos Aparecen nuevos conductillos, pero no funcionales Fibrosis leve periportal Fibrosis en septos que conectan distintos espacios porta Cirrosis (fibrosis grado 4) Tabla 5. Estadios anatomopatológicos de la CBP de Scheuer. Pruebas complementarias Fosfatasa alcalina elevada de 2-5 veces en todos los pacien- tes. La 5-nucleotidasa también está elevada. Son positivos los anticuerpos antimitocondriales tipo IgG contra el complejo piruvato deshidrogenasa (AMA-M2) (son muy sensibles y espe- cíficos de esta enfermedad, apareciendo en el 95% de los casos y teniendo una especificidad del 97%). El aumento de la bilirrubina es el mejor indicador pronóstico, aunque la activi- dad de la protrombina y el nivel de la albumina también se correlacionan bien, así como del colesterol esterificado llegan- do a superar los 1000 mg/dl. Discreto aumento o normalidad de las transaminasas y la lipoproteína X (inespecífico, aumenta en las colestasis crónicas). Se ve un aumento de IgM en el 70- 80% de los pacientes. Diagnóstico Tres de los siguientes criterios: - Clínica compatible más alteraciones analíticas. - AMA positivos. - Histología compatible (imprescindible para confirmar el diagnóstico y, porque puede haber falsos positivos con los AMA, y también es necesaria para conocer el estadio de la enfermedad). - Permeabilidad de la vía biliar (si hay colelitiasis, es necesario revisar la vía biliar). Tratamiento - De la enfermedad: azatioprina, colchicina y metotrexate tienen cierta eficacia. No son útiles la D-penicilamina ni los corticoides. El ursodiol o ácido ursodesoxicólico es el más eficaz (sobre todo en etapas iniciales), produciendo mejoría clínica y analítica. El trasplante hepático es la única posibilidad curativa en estadios avanzados (también indicado en casos de prurito intratable). Puede recidivar tras el transplante. Es dis- cutida su indicación en pacientes asintomáticos, aunque las últimas tendencias apuntan a que hay que comenzar el trata- miento con ursodiol lo antes posible (MIR). - De los síntomas: para el prurito es eficaz la colestiramina, la rifampicina y el fenobarbital. Vitaminas liposolubles para los déficits vitamínicos. Tratamiento de las complicaciones de cualquier hepatopatía terminal. 7.3.- Cirrosis cardíaca Etiología Insuficiencia cardíaca derecha grave y prolongada de cualquier tipo (pericarditis constrictiva, cor pulmonale o valvulopatía, etc). Clínica Hepatomegalia dura indolora, a diferencia de la congestión aguda (hepatomegalia dolorosa). En la insuficiencia tricuspídea el hígado puede ser pulsátil. Es rara la hemorragia por varices, pero frecuente la ascitis y la encefalopatía. La elevación de bilirrubina y transaminasas suele ser moderada. Éstas incluso pueden ser normales cuando se controla la enfer- medad cardíaca (MIR 97, 85). Anatomía patológica Isquemia por congestión centrolobulillar, con necrosis y poste- rior fibrosis. Microscópicamente se ven zonas congestivas (rojas) y zonas de fibrosis (pálidas) (hígado en nuez moscada). Diagnóstico diferencial Hemocromatosis, amiloidosis, síndrome de Budd-Chiari, enfer- medad venooclusiva. Tratamiento El de la enfermedad de base. El pronóstico también viene determinado por la cardiopatía y no por la enfermedad hepática. 7.4.- Síndrome de Budd-Chiari (MIR 04, 181) Es el resultado de la obstrucción del drenaje venoso hepático, localizada entre las vénulas hepáticas y la aurícula derecha. Es una entidad rara que puede ser congénita o adquirida. Etiología - Estados de hipercoagulabilidad (trombocitemia esencial, policitemia vera, trastornos mieloproliferativos, déficit de antitrombina III, déficit de proteínas C o S, Factor V Leyden, síndrome antifosfolípido, hemoglobinuria paroxística nocturna, etc). - Infecciones (abscesos hepáticos, aspergilosis, TBC). - Tumores (ya sea por infiltración o como síndrome paraneo- plásico). - Miscelánea (embarazo, Crohn, anovulatorios..). Clínica La derivada de la hipertensión portal, predominando sobre todo la ascitis sobre otras complicaciones (ascitis con alto grado de proteínas, por la hipertensión portal). Puede debutar de forma fulminante en ocasiones. Diagnóstico Eco-doppler, RMN vascular hepática. Estudio etiológico poste- rior. Se acompaña de ascitis con alto contenido en proteínas (MIR 04, 181). Tratamiento Es difícil, requiriendo tratamiento descompresivo (fibrinolíticos, repermeabilización por radiología intervencionista, cirugía), asociado a tratamiento etiológico de la causa subyacente. En ocasiones, trasplante hepático. 28 ] CIRROSIS HEPÁTICA Y SUS COMPLICACIONES [ Manual A Mir www.academiamir.com Figura 11. Histología típica de la cirrosis biliar primaria, denominada lesión duc- tal florida (irregularidades en el epitelio biliar y extenso infiltrado de linfocitos). 8.1.- Abscesos hepáticos Amebiasis Etiología Entamoeba histolytica. Contagio oral-fecal. Afecta funda- mentalmente al colon (amebiasis intestinal). Si se disemina a través de la porta, provoca amebiasis hepática (absceso hepá- tico amebiano). Clínica - Amebiasis intestinal: rectocolitis aguda (disentería), colitis fulminante con perforación, megacolon tóxico, colitis crónica. La acumulación de amebas en colon ascendente forma masas llamadas amebomas, que pueden estenosar la luz. Se diag- nostican con detección del parásito en heces, serología y colonoscopia (son típicas las úlceras amebianas). - Absceso amebiano: suele localizarse en el lóbulo hepático derecho. Debuta con fiebre. Macroscópicamente, está relleno de pus estéril "en pasta de anchoas" de aspecto achocolata- do, con amebas en su pared. Menos de un tercio de los pacientes con absceso hepático ha tenido clínica intestinal. Tratamiento Combinación de tres antiamebianos: yodoquinol (amebicida intraluminal), metronidazol y dehidroemetina (amebicidas sis- témicos). También se puede asociar paramomicina. Drenaje si se infecta. Absceso piogénico Etiología Absceso hepático más frecuente. Por extensión de una infec- ción desde la vía biliar (E. coli), arterial (S. aureus, S. haemoliti- cus), portal o por extensión directa (MIR). Clínica Fiebre en agujas, con escalofríos y tiritona. Dolor en hipocon- drio derecho. Hepatomegalia. Puede haber ictericia. Diagnóstico Ecografía y TAC. Tratamiento Antibioterapia de amplio espectro durante un largo período de tiempo más drenaje percutáneo, guiado por ECO o TAC. A veces es necesaria la cirugía. 8.2.- Tumores hepáticos benignos Hemangioma Tumor benigno más frecuente. Aparece entre el 0,5 y el 7% de la población, sobre todo en la mujer. Suele