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aunque todavía se dan respuestas instintivas. - 6 años: ya aparece la inhibición conductual. - 9 años: aparece la metacognición y regulación conductual. Fluidez verbal Capacidad de producción de respuestas verbales. Mediatizada por la velocidad de procesamiento, por lo tanto, por el proceso de mielinización de la corteza prefrontal. Flexibilidad cognitiva Capacidad para adecuar la respuesta a las exigencias de un contexto cambiante y/o para cambiar de tarea. -6-7 años: comienza su desarrollo. Planificación y organización Capacidad para trazar un plan de acción y conseguir una meta. - 4 años: comienza su desarrollo. - 9-13 años: se produce un considerable avance gracias al desarrollo de la corteza prefrontal. Categorización Capacidad para formular conceptos abstractos (categorías semánticas o de otra naturaleza). - 7-10 años: periodo de máxima capacidad de adquisición. - 10-12 años: periodo de meseta. - 13 años: vuelta al periodo crítico. Tabla 2-1. Cuadro resumen de la ontogenia de algunos componentes Lenguaje El lenguaje constituye un sistema de símbolos (sonidos, letras, números, etc.) que utilizamos para definir significados concretos o abstractos. Se emplea para describir lo que nos rodea, expresar emociones, pensamientos y/o acumular conocimientos. Al igual que el resto de las funciones cognitivas, el lenguaje también requiere de la conexión de varias estructuras cerebrales, convirtiéndolo así, en un proceso complejo. No obstante, su complejidad también reside en que está compuesto de cuatro elementos centrales: fonología, morfosintaxis, semántica y pragmática. Los dos primeros, están lateralizados en el hemisferio izquierdo e implican la conjunción de los lóbulos temporal, frontal y parietal. Los dos últimos elementos (semántica y pragmática), están más relacionados con el hemisferio derecho.17 Capítulo 2. Desarrollo cognitivo y del sistema nervioso central 60 La correcta adquisición del lenguaje, aunque es un proceso lento, es realmente importante. Dicha importancia radica en que el lenguaje está ligado a procesos físicos, psicológicos y sociales del individuo, que repercutirán considerablemente a lo largo de su vida. Por ese motivo, desde el nacimiento ya aparece una forma de expresión: el llanto. Desde los 3 a los 12 meses, esa forma de expresión evoluciona a balbuceos que el niño repite y practica, alcanzando en el primer año de vida un importante nivel de comprensión; en este momento ya aparecen las primeras palabras con intención comunicativa y se inicia la verdadera etapa verbal22. El niño va progresando paulatinamente, convirtiendo su expresión verbal en una comunicación ya eficiente. Sin embargo, no es hasta los 2 años cuando se produce una explosión funcional asociada a un pico de mielinización. En este sentido, recientes estudios vienen a indicar que en las áreas de Broca y Wernicke se produce una mielinización rápida y simultánea antes de los 18 meses, produciendo un incremento de las prolongaciones dendríticas en ambas áreas. Además, en el fascículo arqueado también se produce una acelerada mielinización, el córtex prefrontal experimenta una cantidad importante de sinapsis, se incrementa la actividad gabaérgica y se desarrolla el córtex motor primario (donde surgen fibras para el movimiento de la región orofacial en la que se encuentran las neuronas encargadas de la producción del habla). Todo ello se traduce en un rápido desarrollo del vocabulario, del manejo de conceptos específicos y abstractos, de estructuras sintácticas difíciles y con complejidad pragmática, haciendo que el lenguaje sea más sofisticado. A los 4 años, el niño ya tiene que producir un lenguaje comprensible, aunque aún son normales ciertos errores en la fluidez y articulación. A los 6 años, el sistema fonológico ya debe haber madurado y el niño tendría que alcanzar un nivel propio al de un adulto. 15 Funciones visoespaciales Las funciones visoespaciales son aquellas capacidades perceptuales no verbales, que requieren memoria y manipulación espacial. Diversos estudios han demostrado que están lateralizadas al hemisferio derecho, aunque más tarde se ha comprobado que cualquiera de los dos hemisferios puede asumir funciones visoespaciales sencillas, requiriendo las complejas un óptimo funcionamiento del hemisferio derecho. A partir de los 3 años de vida, se produce una superioridad de la mano izquierda (hemisferio derecho) en el reconocimiento táctil y del campo visual izquierdo para la percepción de caras familiares. Es hasta después de los 10 años cuando esto no cambia, Capítulo 2. Desarrollo cognitivo y del sistema nervioso central 61 apuntando que se pueden producir cambios en las estrategias visuales durante el desarrollo. En este momento, parece surgir la lateralización de la discriminación de los caracteres Braille, de algunos patrones especiales y de la lectura de mapas (Witelson y Swallow, 1988)23. Por otro lado, hasta los 5 años el concepto de orientación derecha-izquierda no parece existir, pero entre los 6 y 8 años comienza a entenderse, de manera que al final de esta etapa, el niño ya logra generalizar el concepto derecha-izquierda. Algunos estudios relacionan la adquisición de la orientación derecha-izquierda con la mielinización de la formación reticular, de las comisuras cerebrales y de las áreas intracorticales de asociación (Spreen et al, 1995)16. Aunque el desarrollo de las funciones visoespaciales involucren estructuras del hemisferio derecho, hay componentes verbales de estas funciones (mantienen una relación estrecha con el lenguaje), por lo que la maduración de las mismas también dependerá de la del hemisferio izquierdo. 15, 17 Funciones visoperceptivas Al igual que las funciones visoespaciales, las funciones visoperceptivas están relacionadas con el hemisferio derecho. Con respecto al reconocimiento de caras, se produce un desarrollo progresivo hasta los 11 años, momento en el que el giro fusiforme alcanza el tamaño del de un adulto (Golarai et al., 2007)24. Al igual que en otros procesos, esto coincide con el incremento de la mielinización, pero en esta ocasión dicho aumento tendrá lugar en las conexiones que median la identificación de expresiones emocionales, lo que quiere decir que el reconocimiento de caras está ligado al control emocional. Asimismo, las experiencias del individuo (respuestas condicionadas) influyen muchísimo en el desarrollo de esta función. 15,17 Como se ha señalado, el nacimiento no indica la interrupción del desarrollo cerebral. El cerebro continúa en crecimiento gracias a los procesos dendríticos y de mielinización descritos, lo que hace que el córtex vaya madurando y complejizando más para adquirir funciones superiores. Todo este proceso dota al cerebro de una característica muy valiosa: la plasticidad, importante para que asuma funciones alteradas en caso de daño. TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO El desarrollo del sistema nervioso implica una serie de procesos complejos que han de estar conjugados casi a la perfección para que el cerebro madure con éxito. Debe darse la óptima interacción entre factores ambientales y genéticos para que así sea, pero hay Capítulo 2. Desarrollo cognitivo y del sistema nervioso central 62 determinadas circunstancias que no permiten dicha interacción, dando lugar a determinados trastornos. Aunque existen problemas para conceptualizar lo que es un trastorno del neurodesarrollo, parece ser que la definición más frecuente es la que hace referencia a la desviación del patrón de desarrollo que el sistema nervioso presenta en la mayoría de la población, entendida como discapacidad