son la cadera y los hombros (ar- ticulaciones de las cinturas), que aparecen en las fases precoces de la enfermedad. La artritis de la cadera suele ser bilateral y crónica, creando gran incapacidad. Esto suele suceder cuando la enfermedad comienza en la adolescencia y suele manifestarse en los primeros 10 años de evolución de la enfermedad. La participación de otras articulaciones periféricas es mucho más rara y suelen seguir un patrón oligoarticular asimétrico no erosivo. (MIR 04-05, 81; MIR 99-00F, 90). MANIFESTACIONES EXTRAARTICULARES. Uveítis anterior aguda recidivante. Es la manifestación extraar- ticular más habitual (25-30%) (MIR 95-96F, 145). Es más común en los pacientes HLA B27 +. Suele ser unilateral y dura más de 2-3 meses, curando sin dejar secuelas, aunque tiene una gran tendencia a recurrir, incluso en el ojo contralateral. A largo plazo producen sinequias pupilares y cataratas. Afectación cardiovascular. Lo más característico es la insufi- ciencia aórtica (10%) producida por la inflamación de la raíz aórtica, que suele producirse en espondilitis de larga evolución. También se puede encontrar bloqueos cardíacos completos por fibrosis del tejido de excitación-conducción . Manifestaciones pleuropulmonares. Son poco frecuentes y tar- díos. La más frecuente y característica es la aparición de fibrosis en los lóbulos superiores pulmonares, que se resuelve dejando cavitaciones que pueden ser colonizadas por Aspergillus, origi- nando un micetoma. La restricción de la movilidad de la pared torácica produce una discreta disminución de la capacidad vital y un aumento de la capacidad residual funcional, pero los flujos aéreos suelen estar conservados y la función ventilatoria es normal. Manifestaciones neurológicas. La rigidez vertebral hace al en- fermo susceptible de traumatismos y fracturas vertebrales, que son la complicación más grave de la EA y se localizan principal- mente a nivel cervical (C5-C6, C6-C7). Otras alteraciones son la subluxación atloaxoidea por inestabilidad C1-C2 y raramente se observa un síndrome de cola de caballo secundaria a aracnoiditis crónica. Manifestaciones genitourinarias. Las más frecuentes son la prostatitis crónica y la nefropatía IgA. También se puede produ- cir proteinuria, deterioro de la función renal y necrosis papilar inducida por analgésicos. Alteraciones intestinales: existe una intensa asociación entre la EA y la enfermedad inflamatoria intestinal. La EII es un factor de riesgo para padecer EA independiente del HLA B27, aunque gran parte de los pacientes son HLA B27 positivos. Es muy frecuente (30-60%) la presencia de alteraciones inflamatorias histológicas en colon e íleon(como en el Crohn) asintomáticas. Raramente se produce amiloidosis secundaria (AA), en las formas de larga evolución. EXPLORACIÓN FÍSICA. Inicialmente la exploración física sólo revela datos de inflamación. Suele observarse pérdida de la movilidad de la columna, limitación de los movimientos de flexoextensión y rotación lateral. La incapa- cidad funcional es desproporcionada para el grado de anquilosis, puesto que en gran parte es producida por la inflamación y la con- tractura muscular añadida. Existen ciertas maniobras exploratorias que indican el grado evolutivo de la EA: Test de Schöber. Valora la limitación de la movilidad de la columna lumbar. Se realiza con el paciente de pie, midiendo 10 cm por encima y 5 cm por debajo de la unión lumbosacra. Cuando la movilidad esté conservada, al realizar el paciente la flexión del tronco, la distancia entre las dos marcas establecida aumentará más de 5 cm (MIR 98-99F, 96). Expansión torácica. Se cuantifica midiendo la diferencia del perímetro torácico entre la inspiración y la espiración forzada. La expansión normal es superior a 5 cm. La sacroileítis puede demostrarse en la exploración mediante diferentes maniobras de provocación que desencadenan dolor. Reumatología Pág. 19 EXPLORACIONES COMPLEMENTARIAS. Ninguna tiene valor diagnóstico. Es habitual la anemia normocítica normocrómica de procesos crónicos y la hipergammaglobulinemia a expensas de Ig A (recuerda que la EA y la artritis psoriásica cursan con aumento de la Ig A y la AR y el LES con disminución). Los parámetros de actividad inflamatoria también se encuentran elevados: La elevación de la VSG suele correlacionarse con la actividad de la enfermedad articular periférica. El aumento de la PCR sí se encuentra asociado a la actividad de la enfermedad. Los niveles de complemento suelen estar normales o elevados. El líquido articular posee características inflamatorias. RADIOLOGÍA. Las alteraciones radiológicas son fundamentales para el diagnóstico de la EA(forman parte de sus criterios diagnósticos). Suele ser nece- sario un período mínimo de 5 años tras el inicio de la enfermedad para que se detecten alteraciones en las radiografías simples. Por eso, en fases muy precoces, puede tener utilidad el uso de la RMN, TC ó la gammagrafía ósea. Habitualmente se demuestra la existencia de una sacroileítis bilateral y simétrica. Inicialmente la afectación se localiza en la parte ilíaca de la articulación sacroilíaca (puesto que aquí el hueso está más adelgazado y se erosiona con más facilidad). Primero se observa borrosidad del borde cortical del hueso, que da paso a erosiones y esclerosis óseas. Según dichas erosiones se acen- túan, se observa un pseudoensanchamiento del espacio articular. Tras la destrucción, se produce reactivamente formación de tejido fibroso y posteriormente sustitución por tejido óseo, lo que da lugar a la anquilosis (y desaparición del espacio articular). Por lo tanto, la evolución de la afectación articular es: Tejido de granulación en zonas ligamentarias y periostio. Sinovitis y formación de pannus (que causan destrucción arti- cular). Borrosidad del hueso subcondral en las rx. Bordes erosionados asimétricamente y esclerosis (pseudoen- sanchamiento). Anquilosis (regeneración fibrocartilaginosa formación ósea). Desaparición de la ARTICULACIÓN. Tejido de granulación en zonas ligamentarias y periostio Sinovitis y formación de Pannus (que causan destrucción articular) Borrosidad del hueso subcondrial en las Rx Bordes erosionados asimétricamente y esclerosis (pseudoensanchamiento) Aquilosis (regeneración fibrocartilaginosa) Formación ósea Desaparición de la articulación Figura 9. Origen de las manifestaciones radiológicas en la EA. Tabla 20. Clasificación de la sacroileítis. Grado 0 Sacroilíacas normales. Grado I Pseudoensanchamiento del espacio articular. Grado II Estrechamiento del espacio articular, esclerosis y erosiones. Grado III Formación de puentes óseos. Grado IV Anquilosis completa de la articulación. En el esqueleto axial se produce una esclerosis ósea reactiva a la osteítis del borde anterior del cuerpo vertebral, seguida de erosión, que produce la característica cuadratura de las vértebras (“squaring”). Los típicos sindesmofitos marginales son el producto de la osifi- cación de las capas superficiales del anillo fibroso del cartílago discal. Son puentes óseos entre las vértebras (a diferencia de los osteofitos o picos de loro de la artrosis, que no llegan a conectar los cuerpos). La evolución progresiva ascendente de este proceso, junto con la anquilosis de las articulaciones interapofisarias da lugar a la característica imagen en caña de bambú (que confiere gran fragilidad a la columna y tendencia a la fractura vertebral, prin- cipalmente en la zona cervical). (MIR 01-02, 80; MIR 98-99, 89; MIR 96-97F, 95). DIAGNÓSTICO. Para el diagnóstico de la EA se utilizan los criterios de Nueva York modificados de 1.984. Tabla 21. Criterios diagnósticos de la EA. Criterios clínicos. 1. Limitación de la movilidad de la columna en los planos frontal y sagital. 2. Dolor lumbar de características inflamatorias. 3. Limitación de la expansión torácica. Criterios