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PODERÍO AÉREO ARGENTINO EN LA GUERRA DE LAS FALKLANDS MALVINAS

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Poderío Aéreo Argentino en la 
Guerra de las Islas Falklands/Malvinas 
Una Panorámica Operacional 
Cadet (BRA) Henrique 
Cadet(USA)Melgard 
LT(USA) Falt 
 
La Guerra de las Falklands/Malvinas en 1982 es una de especial interés para 
los aviadores. La batalla decisiva que determinó el destino de las islas se peleó 
en el aire. De hecho, la guerra terrestre fue principalmente un espectáculo 
secundario. Si la Marina Real no hubiese sido capaz de repeler los ataques 
aéreos Argentinos y de proteger su flota, ninguno de los desembarcos 
Británicos en las costas de las Malvinas habrían sido posibles. Sin el dominio 
aéreo, la gran guarnición Argentina de tierra, que dependía del abastecimiento 
aerotransportado de largo alcance desde el territorio Argentino en el 
continente, se habría visto aislada y forzada a rendirse en todo caso. 
La Guerra de las Malvinas enfrentó a dos modernas y capaces fuerzas aéreas y 
los componentes navales aéreos uno en contra del otro. Desde luego, la fuerza 
aérea de Argentina se clasificaba como la mejor en Sudamérica. Era la 
primera guerra de Argentina en más de un siglo y su gran oportunidad de 
ocupar el centro de atención pública como un poder militar serio. Es notable 
ver que las unidades aéreas Argentinas fueron las que aguantaron el impacto 
de batalla durante la guerra de seis semanas e infligieron pérdidas y serios 
daños sobre las fuerzas del Reino Unido, cuyas pérdidas en contra de la gran 
fuerza terrestre Argentina fueron bastante menores. 
Este artículo examina la conducta de las unidades aéreas Argentinas en la 
Guerra de las Malvinas en la referencia a su eficacia operacional y táctica. 
Vamos a poner atención en varios puntos incluyendo el efecto de decisiones 
estratégicas hechas por la junta Argentina respecto a las operaciones aéreas, 
los problemas de comando en el nivel operacional y el efecto que el 
adiestramiento, equipo y la organización tuvieron sobre las operaciones de 
combate. 
Primera Fase: Argentina Ocupa 
las Malvinas. La Fuerza Aérea 
Argentina se Alista para la Guerra 
del 2 de Abril al 30 de Abril 
El acto de enviar una fuerza militar a ocupar las Islas Malvinas el 1 de abril de 
1982, aparentemente fue una decisión espontánea tomada por la junta militar 
que regía a Argentina. Las Malvinas habían sido una problemática llaga desde 
que la Gran Bretaña se apoderó de ellas (en forma muy ilegal) en los 1830s. 
Negociaciones entre Argentina y Bretaña estaban en proceso. Sin embargo, la 
junta temió que la Gran Bretaña enviaría una guarnición militar a las islas 
después de que se sucediera un incidente con un barco pesquero de arrastre 
Argentino en las también disputadas islas de Georgia del Sur.1 Viendo una 
ventana de oportunidad para actuar antes de que los Ingleses enviaran una 
fuerza importante a las Malvinas, en Marzo 1982 la junta ordenó la ocupación 
de las islas. 
El 1º de Abril, 500 tropas Argentinas aterrizaron y rápidamente capturaron la 
guarnición de los Marinos Reales y sus 84 hombres en Puerto Stanley, 
inmediatamente lo renombraron Puerto Argentino. En ese momento la junta 
esperaba abrir negociaciones que ofrecieran la oportunidad a la Gran Bretaña 
para ceder la soberanía de las islas. Las Malvinas albergaban una colonia 
pequeña con una población de unos dos mil encurtidos pastores y criadores de 
ovejas. Era, francamente, una carga estratégica Británica y sostener la colonia 
era una carga para los contribuyentes en la Gran Bretaña. Sin embargo, fue 
una sorpresa para la junta, que los ingleses respondiesen con un ultimátum 
para el retiro inmediato Argentino y la clara amenaza de guerra. Cuando 
Argentina rechazó las demandas de la Primer Ministro Margaret Thatcher, el 
gobierno Británico simplemente anunció que las islas serían recuperadas por 
la fuerza y comenzó la movilización a gran escala para organizar una fuerza 
expedicionaria naval y la fuerza terrestre para invadir las Malvinas. 
El gobierno Argentino, aunque dirigido por soldados profesionales, 
consideraron su ocupación de las Malvinas, como un acto político y una carta 
de juego diplomático para negociación--no como un acto de guerra. De hecho, 
la junta estaba tan segura de que la Gran Bretaña aceptaría su “fiat accompli” 
que no hizo planes o preparaciones especiales para defender las islas o repeler 
una fuerza expedicionaria Británica. Con una poderosa fuerza expedicionaria 
Británica siendo organizada para llegar en tres o cuatro semanas, las fuerzas 
armadas Argentinas tuvieron que apilar una fuerza y crear el plan de defensa 
de las Malvinas. Era verdaderamente una “guerra de venga como se 
encuentre”. 
Los Arreglos de Comando 
Encarados con una guerra, la Junta estableció un arreglo complicado de 
comando para dirigir las operaciones de combate. Un comando de teatro 
(Teatro de Operaciones Atlántico Sur--TOAS) se creó bajo el vicealmirante 
Juan Lombardo para comandar las unidades navales Argentinas y la 
guarnición en las Malvinas. Las unidades del ejército, la fuerza aérea y la 
marina desplegadas a las Malvinas (que sumó más de 10,000 hombres al fin 
de Abril) se pusieron bajo el comando de Brigadier General Mario Benjamín 
Menéndez. El 5 de Abril el cuartel general de operaciones de la Fuerza Aérea 
(Comando Estratégico de Aire--TOAS) estableció una fuerza especial que 
denominó Fuerza Aérea Sur (Fuerza Aérea Sur--FAS) bajo el comando del 
Brigadier General de Fuerza Aérea Ernesto Horacio Crespo. El General 
Crespo, comandante de la 4ª Brigada aérea, era un piloto y comandante 
altamente experimentado y se le dio lo mejor de lo mejor de las fuerzas de 
ataque de la Fuerza Aérea Argentina con la principal misión de atacar la flota 
Británica. La fuerza aérea estaba fuera de la autoridad del comando de teatro y 
se reportaba directamente a la Junta, aunque se suponía que coordinaría todos 
sus esfuerzos con los otros comandos. No era un arreglo efectivo de comando 
para conducir estrategia u operaciones.2 
Fuerza Aérea Argentina/ 
Componente Naval Aéreo 
Argentina poseía, de acuerdo a las normas de clasificación de una potencia 
mediana, una fuerza aérea grande, relativamente moderna y capaz. La Fuerza 
Aérea Argentina (FAA) contaba con aviones de combate de primera línea 
iguales a los de cualquier país del mundo--incluyendo interceptores Mirage 
III. El componente naval aéreo se encontraba en el proceso de adquirir un 
escuadrón de Super Etendard de caza de Francia. Una década antes la FAA 
había adquirido aviones de caza Mirage 5 de manufactura Israelí--(llamados 
Daggers), un avión de mach 2, efectivo en ambos encuentros de aire a aire o 
misiones de ataque. El pricipal avión de ataque de ambos la FAA y la marina 
eran varias docenas de A-4 Skyhawks comprados como sobrantes de la 
marina de los Estados Unidos en 1972. Los A-4S eran viejos (construidos en 
la década de 1960) pero todavía muy capaces. En 1982 eran usados todavía 
por muchas fuerzas aéreas (las unidades de aviación del USMC todavía los 
utilizaban) y se les reconocía por su agilidad, resistencia y exactitud como 
bombarderos en picada. Esta última característica era importante ya que la 
FAA, a diferencia de sus adversarios en la RAF y el Componente Aéreo de la 
Flota, no tenía capacidad para dejar caer bombas guiadas de precisión. Todas 
las bombas dejadas caer por la FAA en la guerra eran “bombas tontas” que 
necesitaron de la habilidad del piloto para dar en el blanco.3 
Además, la FAA tenía 8 viejos bombarderos Canberra, una fuerza pequeña de 
transporte y varios escuadrones de IA-58 Pucarás. El Pucará era el orgullo de 
la industria aeronáutica Argentina, diseñado y fabricado en Argentina. Era un 
avión de ataque de dos motores de turbohélice construido para las misiones de 
contrarrebeldía. Se podría armar con un cañón de 30mm y una variedad de 
bombas. Era lento, pero recio y tenía la ventaja que era capaz de operar desde 
pistas de aterrizaje ásperas. El Componente Naval Aéreotenía unos 
Aeromacchi 339 entrenadores de jet, un avión pequeño que podía configurarse 
como un avión de combate ligero para ataque. Los pilotos de ambos la FAA y 
el Componente Naval Aéreo estaban bien preparados y los dos servicios 
tenían buenas infraestructuras de base y equipos de tierra que podían reparar 
efectivamente y mantener las aeronaves.4 
Sobre el papel la FAA se veía formidable. Sin embargo, una fuerza aérea 
moderna es una cosa cara y las naciones medianas y chicas tienen necesidad 
financieramente de adaptar sus fuerzas aéreas para hacerle frente a la amenaza 
más probable. En el caso de Argentina, el enemigo era Chile (que también 
tenía una fuerza aérea formidable y moderna), de mucho tiempo rival de 
Argentina. Las dos naciones disputaron la propiedad del Canal de Beagle en la 
punta de Sudamérica y Argentina y Chile repetidamente estuvieron al borde 
de la guerra sobre ese terreno. En 1978 las tensiones con Chile provocaron un 
alerta militar total en Argentina. Por décadas, la FAA se había equipado y 
entrenado en anticipación a una guerra con Chile. En una guerra de ese tipo, la 
FAA habría volado misiones de corto alcance desde bases cercanas a la larga 
frontera terrestre con Chile. Las aeronaves de ataque de la FAA estaban bien 
preparadas para dar apoyo cercano a las tropas de tierra. 
La FAA nunca había considerado la posibilidad de verse envuelta en una 
campaña aeronaval importante de muy largo alcance. Además, la FAA no 
había contemplado pelear contra una importante potencia de la OTAN que 
poseía tecnología superior. La FAA solo tenia 2 aviones nodriza (KC-130s) 
para dar servicio a toda la fuerza aérea y la marina. Mientras que los A-4 
Skyhawks de la FAA y la Marina estaban preparados para el reabastecimiento 
aéreo, los Mirages IIIs y los Daggers no tenian esa facilidad, lo que redujo en 
forma dramática su capacidad como aviones de ataque en el desempeño de su 
misión de dar cobertura de combate. Otro problema era la carencia de 
observación de largo alcance. Los únicos aviones capaces de realizar tal 
misión eran dos antiguos P-2 Neptuno de hélice de la Marina. La FAA 
también se encontraba anticuada en tales fundamentos como la aviónica para 
la navegación. Los A-4S habían sido programados para recibir el sistema 
Omega 8 de navegación de larga distancia pero, en Abril de 1982, solamente 
una tercera parte de los aviones habían sido modificados. Para la FAA la 
deficiencia más seria era en el armamento. La principal arma de aire a aire de 
la FAA era el Matra 530 de manufactura Francesa, un proyectil infrarrojo de 
aire a aire. Era una buena arma para su tiempo con un alcance de 6 
millas.5 Sin embargo, como un proyectil de aire a aire de esa temprana 
generación, tenía un campo de visión muy estrecho (30–40 grados) y su 
sensor infrarrojo solo podía anclar sobre su blanco si el combatiente podía 
colocarse directamente atrás del enemigo. El Componente aéreo de la Flota y 
los Harriers de la RAF con los que la FAA entraría en batalla podían ser 
armados cada uno con cuatro proyectiles con sensores que buscan el calor 
AIM-9L Sidewinder, de manufactura estadounidense. El AIM-9Ls eran de 
una generación más moderna y adelantada que los Matras de la FAA. El AIM-
9 que portaban los Británicos tenía un campo muy amplio de visión (90–120 
grados) y un buscador infrarrojo mucho más sensible que puede anclar sobre 
al calor de la fricción que se produce por el frente del avión de enemigo en el 
vuelo. En suma, los pilotos de los Harrier no tenían necesidad de colocarse 
directamente atrás de sus adversarios para hacer un disparo mortífero, podían 
apuntar sus AIM-9s hasta de frente al enemigo.6 
El General Crespo de inmediato se puso a trabajar para organizar y preparar 
su fuerza de ataque. Con solo unas pocas semanas adiestró su fuerza en forma 
implacable. La Marina Argentina proveyó un moderno destructor Tipo 42, con 
modernas baterías de proyectiles antiaéreos y sistemas de radar parecidos a los 
que estaban montados sobre las naves de la Marina Real, para los ejercicios de 
adiestramiento con los Daggers y A-4s de la FAA. Los Skyhawks y los 
Daggers hicieron simulacros de bombardeo contra el destructor mientras el 
navío simuló una defensa a base de misiles y hacía maniobras evasivas. Los 
resultados no fueron alentadores. La Marina concluyó que los pilotos de la 
FAA sufrirían un 50% de bajas mientras atacaban un buque con modernos 
sistemas de defensa antiaérea. 
Mientras se entrenaban, la Fuerza Aérea Sur fue desplegada a cuatro bases 
aéreas al alcance de las Malvinas. Del Sur al Norte: Río Grande (437 millas 
náuticas desde Puerto Stanley) Grupo 6 de Caza con 10 Daggers y el 2º 
escuadrón de combate de la Marina con 4 Super Etendards y el 3er Escuadrón 
de Combate con 8 A-4Q Skyhawks; Río Gallegos (500 millas de Puerto 
Stanley) Grupo 5 de Caza con 24 A-4Bs y Grupo 8 de Caza con 10 Mirage III; 
San Julián con 10 Daggers del Grupo 6 y Grupo 4 de Caza con 15 A-4Cs; 
Comodoro Rivadavia (a más de 500 millas de Puerto Stanley) con un 
destacamento de Mirage III del Grupo 8 y 20 Pucarás del Grupo 4 de Ataque. 
Además, Grupo 2 de Bombardeo, más arriba en la costa en la base naval aérea 
Trelew, contaba con 8 bombarderos Canberra disponibles que podían alcanzar 
las Malvinas.7 En total, la Fuerza Aérea Sur tuvo aproximadamente 110 
aviones de combate (incluyendo los Pucarás) con base en la Argentina 
continental con unas 12 aeronaves de ataque adicionales de la naval 
disponibles. 
A lo largo de la campaña la Junta hizo decisiones operacionales y estratégicas 
sobre la defensa de las Malvinas, sin consultar a los comandantes principales 
de cada arma, aparentemente, sin estudio concienzudo de la situación. Unos 
días después de la invasión era claro que la Gran Bretaña pelearía y la Junta 
comenzó reforzando la guarnición de las Malvinas. En Abril 9 el presidente y 
comandante del ejército, Teniente General Leopoldo Galtieri, sin consultar al 
estado mayor o a los oficiales responsables por la defensa de las Malvinas, 
ordenó a la entera X Brigada Mecanizada a las islas. El 22 de Abril, después 
de visitar las Malvinas, Galtieri ordenó la III Brigada del ejército a las islas. A 
finales del mes de Abril más de 10,000 defensores Argentinos se encontraban 
desplegados a lo largo de las Malvinas, con la fuerza más grande (7,000 
hombres) en la Isla Oriental Falkland (llamada Soledad por los Argentinos) en 
la vecindad de Puerto Stanley. El problema para dar refuerzos a las islas era 
complicado por un bloqueo naval Británico de las Malvinas, que mantenían en 
vigor 3 submarinos nucleares de ataque de la Marina Real desplegada al 
Atlántico Sur. Argentina no osaba enviar ningunos refuerzos o 
abastecimientos por mar ante las fauces de tal amenaza. Así, desde el 
comienzo, las fuerzas Argentinas en las Malvinas dependían del transporte 
aéreo de la FAA. 
El primer problema era la longitud de la pista de aterrizaje en el aeropuerto de 
Puerto Stanley. La única pista de superficie dura, construida en las Malvinas 
era la del campo aéreo de Puerto Stanley. Era bastante corta, 4,500 pies, apta 
para aviones de transporte civil de turbohélice y para aviones tales como el C-
130 con su capacidad de campo corto. Sin embargo, ni los aviones civiles 
grandes de propulsión a chorro ni cualquier aeronave militar de ataque de alto 
rendimiento podrían operar desde la corta pista de aterrizaje de Puerto 
Stanley. Así, la totalidad del esfuerzo Argentino de logística y refuerzo 
dependía de un pequeño aeropuerto. 
La FAA contaba con una pequeña fuerza de transporte de 7 C-130s y unos 
pocos transportes livianos Fokker F-27 de dos motores. Todos los aviones de 
las aerolíneas nacionales que eran capaces de aterrizar en Puerto Stanley 
fueron obligados a dar servicio para transportar las tropas y el equipo que el 
General Galtieri ufanamente había ordenado a las islas. La fuerza de 
transporte aéreo dela FAA se desempeñó sumamente bien, dadas sus 
limitaciones. Desde luego, el esfuerzo de transporte aéreo de la FAA para 
apoyar las fuerzas desplegadas en las Malvinas duró implícitamente hasta el 
último día de la campaña. Sin embargo, la fuerza limitada de transporte y el 
pequeño tamaño del campo aéreo limitó drásticamente las fuerzas que podían 
enviarse a las islas. La X Brigada Mecanizada se envió a las Malvinas sin su 
batallón de artillería o sus vehículos. En la práctica todas las unidades de 
ejército desplegadas a las islas (de hecho después de la invasión todos fueron 
transportados por aire) solo pudieron llevar armas y vehículos ligeros, dejando 
la mayoría del equipo rezagado en sus bases originales en el territorio 
continental.8 
Una considerable fuerza aérea se desplegó también a las Malvinas bajo el 
comando del General Menéndez--y no bajo el comando de la Fuerza Aérea 
Sur. Diecinueve helicópteros del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina fueron 
enviados a las Malvinas, principalmente para servir en tareas de 
reconocimiento y aerotransporte de tropas.9 En Abril veinticuatro Pucarás del 
3er Grupo de Ataque recibieron ordenes de transferirse a las islas. El 
componente Naval aéreo envió 6 aviones Aeromachi 339 livianos de ataque y 
6 T-34B Mentors. El avión a propulsión de chorro Aeromachi necesitaba una 
superficie dura – en la pista de aterrizaje, por lo tanto se radicaron en el Puerto 
Stanley. Los Pucarás, sin embargo, se construyeron para operar en 
condiciones ásperas y la mayoría de estos se enviaron a una pequeña pista de 
aterrizaje de pasto en el Goose Green--un miserable campo que se convertía 
en un cenagal después de cualquier lluvia. Algunos otros Pucarás, transportes 
livianos y los 6 T-34 se desplegaron a una minúscula pista de tierra en Pebble 
Island. 
Segunda Fase: Mayo 1– Mayo 20. 
Las Batallas Iniciales 
Las Operaciones Aéreas: Primer Día 
Los verdaderos disparos que iniciaron las hostilidades de la guerra sucedieron 
el 1º de Mayo de 1982. El primer destacamento de la fuerza Británica de 
invasión llegó a aguas de las Malvinas y se ubicó aproximadamente a 70 
millas náuticas (mn) al este de Puerto Stanley. La fuerza expedicionaria 
Británica, bajo el comando del Almirante John Woodward, se configuró 
teniendo como centro dos portaaviones livianos (HMS Hermes y 
HMS Invincible), más de 20 destructores y fragatas y una multitud de buques 
de transporte militar y las naves de apoyo necesarias que llevaban una brigada 
Británica con su equipamiento total y completo. Cada uno de los dos 
portaaviones contaba con un complemento de aviones a propulsión de chorro 
Harrier de la Marina Real y helicópteros. En suma, el primer destacamento 
Británico consistió de 65 buques protegidos por un conjunto de modernos 
radares y docenas de sistemas de proyectiles antiaéreos que incluían los 
nuevos Sea Darts (efectivos a largo alcance y altas altitudes), Sea Wolves 
(para amenazas de baja altitud) y un conjunto de cañones de 20 y 40mm para 
defensa cercana.10 Sin embargo, la principal arma Británica de ataque y 
defensa a través de la mayor parte del conflicto fueron los 21 aviones Harrier. 
La pequeña fuerza de Harrier de la Marina Real pronto sería reforzada por un 
conjunto adicional de 14 Harriers de la Real Fuerza Aérea que luego a bordo 
de dos grandes barcos de carga, el Atlantic Conveyor y el Atlantic 
Causeway, que habían sido modificados con cubiertas de vuelo para 
operaciones de despegues y aterrizajes verticales (VTOL) de los Harrier. En 
las postrimerías de la campaña cuatro Harriers más volaron desde la Isla 
Ascensión, siendo reabastecidos en vuelo numerosas veces, para reforzar a los 
Británicos.11 El Harrier era un avión más moderno que cualquier de los que 
voló la FAA y, aunque tenía una corta autonomía, podía volar como CAP 
(Patrulla Aérea de Combate) sobre la flota de 40 minutos a una hora, una 
ventaja importante de tiempo sobre los atacantes Argentinos, quienes de la 
mejor suerte contaban con solo unos cuantos minutos para encontrar sus 
blancos y acometer al enemigo. Durante el día, la Marina Real trató de 
mantener un CAP de dos Harriers armados con mortales misiles AIM 9L 
Sidewinder de aire a aire sobre la flota. El número limitado de Harriers 
disponibles hizo difícil mantener la cobertura defensiva y la mejor 
oportunidad de los Argentinos fue meter sus aviones de combate contra la 
flota mientras los Harriers eran distraídos o se encontraban sobre la cubierta 
para repostar. 
La batalla comenzó antes del amanecer cuando un bombardero Vulcan de 
largo alcance de la RAF, volando desde la base Británica en la Isla Ascensión 
a miles de kilómetros de distancia, bombardeó el aeropuerto de Puerto 
Stanley, dejando muchos cráteres en la pista y dañando algunas de sus 
instalaciones de apoyo. Poco después de las 8 de la mañana, 10 Harriers, 
armados con bombas y cañón, dieron asalto a ambos campos aéreos el de 
Goose Green y el de Puerto Stanley en un ataque de bombardeo de baja 
altitud. Una bomba dio sobre un Pucará y murieron el piloto y el personal de 
tierra. Por lo menos otros dos Pucarás fueron dañados y los aeropuertos 
sufrieron daños moderados. El fuego antiaéreo Argentino era intenso y las 
fuerzas Argentinas fueron vitoreadas por la reivindicación de que habían 
derribado por lo menos cuatro de los Harriers que había atacado Puerto 
Stanley y que los cuatro habían caído al agua. De hecho, solo un Harrier había 
recibido daño menor, la perforación de una bala de 20mm que dejó un hoyo, 
que fue reparado en dos horas. Al bombardeo de las instalaciones de Puerto 
Stanley se unieron 3 barcos Británicos que se estacionaron a seis millas de la 
costa y comenzaron a hacer fuego con sus cañones.12 
La FAS, atenta a la flota Británica en aguas de las Malvinas, comenzó por 
enviar grupos de aviones de ataque, protegidos por interceptores, para atacar 
los buques Británicos. La Fuerza Aérea Sur nunca tuvo la opción de enviar en 
una fuerza de ataque grande y usar su ventaja en números para abrumar las 
defensas aéreas Británicas. A fin de llevar una carga de bombas de una 
tonelada (4 bombas de 500lb o 2 de 1,000lb) por 600 millas náuticas los 
Skyhawks necesitaban reabastecimiento aéreo. Contando con solo dos aviones 
nodriza para toda la fuerza, la FAS se vio limitada a mandar vuelos pequeños, 
generalmente cuatro aviónes a la vez. Cada vuelo tuvo que ser planeado 
cuidadosamente y programado a fin de realizar los encuentros de 
reabastecimiento requeridos.13 
Mientras que los Skyhawks y los cuatro Super Etendards de la Marina 
Argentina eran capaces de realizar reabastecimiento en vuelo, los Daggers y 
los Mirages no podían hacerlo. Aún con dos tanques arrojadizos de 
combustible de 1,700 litros, los Daggers y los Mirages volaron en el límite 
absoluto de su autonomía. Los aviones de combate enviados a atacar los 
Harriers en CAP y los que servían en misión de cubierta a las aeronaves de 
ataque no contaban con más de cinco minutos sobre el área de blanco 
(mientras los Harriers podían merodear por una hora más o menos y podían 
repostar combustible rápidamente en los portaaviones cercanos). El factor de 
alcance para los Argentinos, se complicó más por la táctica Británica de 
mantener su flota de 70–100 millas náuticas al este o noreste de las Islas 
Falkland lo que agregaba otras 150–200 millas a las misiones Argentinas. 
Además, los aviones caza de escolta Argentinos, Mirages y Daggers, que 
podían alcanzar velocidades de Mach-2, no se atrevían a encender los 
posquemadores y utilizar su enorme ventaja de velocidad contra los Harriers 
subsónicos Británicos. Si los pilotos de combate Argentinos utilizaran su 
velocidad supersónica hubieran consumido tanto combustible que no les 
alcanzaría para regresar a su base. 
El 1º de Mayo casi todas las fuerzas de ataque de la FAS entraron en acción. 
Los primeros dos vuelos de cazas volaron a una altitud medianasin encontrar 
la fuerza Británica y tuvieron que devolverse. A media tarde el tercer vuelo de 
cuatro Mirages enviado a entablarse con los Harriers encontró su presa. El 
vuelo de dos Harriers en CAP supero tácticamente a los Mirages y de 
inmediato los derribaron con sus misiles Sidewinder. Un tercer Mirage había 
consumido demasiado combustible siendo imposible volver a la base, y trató 
de hacer un aterrizaje forzoso en el campo aéreo de Puerto Stanley. Los 
defensores antiaéreos se confundieron pensando que su avión era un Británico 
que les atacaba y derribaron el Mirage, matando al piloto. 
Los tres barcos Británicos (1 destructor, 2 fragatas) que bombardeaban Puerto 
Stanley fueron atacados por un grupo de Daggers bombardeando y con 
ráfagas de fuego de sus cañones sobre las embarcaciones. Esto resultó en 
daños menores a una embarcación. Sin embargo, los eufóricos pilotos 
Argentinos informaron que un buque había sido dañado seriamente y que dos 
otros habían recibido daños de varios grados. 
Tarde en el día un vuelo de bombarderos Canberra desde la Base Aérea 
Trelew trató de atacar los buques Británicos que bombardeaban Puerto 
Stanley. Acercándose desde una altitud mediana fueron descubiertos por el 
radar Británico e interceptados por los Harrier en CAP. Conforme los viejos y 
lentos, Canberras se volvian y daban a la fuga, uno fue derribado por un 
Sidewinder disparado desde un Harrier y el otro mal dañado por un proyectil 
Sea Dart regresó renqueando a su base. 
La batalla del primer día sentó en lo general el tono de la campaña entera. Los 
Argentinos reclamaron victoria por haber dañado tres buques y derribado por 
lo menos cinco Harriers. También afirmaron que habían repelido un intento 
Británico de aterrizaje cuando varios helicópteros Reales de Marina que 
volaban hacia el Este de las Islas Malvinas dieron vuelta y regresaron a la 
flota. Animados por su percepción de éxito, a pesar de la pérdida de 5 aviones 
y otros más dañados, la FAS se dispuso a montar ataques adicionales.14 
En la realidad, durante ese día le había ido muy bien a los Británicos. La 
fuerza expedicionaria no había perdido aviones y solo había sostenido daños 
menores en uno de sus barcos. La “fuerza de invasión” de helicópteros que se 
repelió, en realidad era un grupo de helicópteros antisubmarinos que buscaban 
submarinos Argentinos en las aguas de las Malvinas. A lo largo de la campaña 
los Argentinos pelearon principalmente a oscuras. La FAS no tenía medios de 
realizar una evaluación de daños de batalla de sus ataques y tuvo que confiar 
notoriamente en los informes inciertos de sus pilotos y los informes de los 
artilleros antiaéreos que constantemente sobrestimaron el efecto de ambos: la 
defensa Argentina y sus ataques aéreos. Por el otro lado, los Harriers 
Británicos podían efectuar el reconocimiento fotográfico de las fuerzas 
Argentinas en las Malvinas a su gusto. Hay que suponer también que los 
EE.UU. proporcionaron a su aliado fotos de inteligencia por satélite de las 
bases aéreas Argentinas en el territorio continental lo que permitió que los 
Británicos pudieran contar e identificar los aviones enemigos en las pistas de 
aterrizaje. 
Uno de los problemas más serios para la FAS a lo largo de la campaña era la 
carencia de elementos de reconocimiento a larga distancia. A menos que la 
flota Británica se dejase ver acercándose para un bombardeo de la costa, los 
Argentinos tenían muy pocos medios para ubicar los buques Británicos. La 
FAS contaba para el reconocimiento a larga distancia con solo dos anticuados 
P-2 Neptunos cuyo radar podía descubrir la presencia y posición de los barcos 
a más de 50 millas náuticas. El otro recurso de importancia para la 
recaudación de inteligencia con que contaban los Argentinos era un muy 
moderno Radar Westinghouse AN/TPS-43F y un Radar suplementario de 
Vigilancia Táctica Cardion AN/TPS-44, manejados por personal de la Fuerza 
Aérea Argentina e instalados en Puerto Stanley. El radar Westinghouse era 
una máquina de ultima palabra con un alcance de mucha distancia que podía 
“ver” más allá del horizonte. La muy competente dotación de la Fuerza Aérea 
Argentina podía reconocer frecuentemente los Harrier en CAP de la Marina 
Real a más de 40 millas y, trazando el patrón de vuelo de los Harrier, podía 
determinar la ubicación aproximada de la flota Británica y sus 
portaaviones.15 Sin embargo, la carencia de recursos de reconocimiento 
combinados con el frecuentemente mal tiempo encontrado a fines del Otoño 
en el Atlántico Sur, significaba que aproximadamente una tercera parte de los 
vuelos de ataque que lanzaron los Argentinos contra los Ingleses regresó a su 
base sin haber hecho contacto con el enemigo. 
La debilidad más notable de parte de los Británicos fue la carencia de un 
sistema de AEW (Temprana Advertencia Aérea) de largo alcance que pudiese 
identificar los aviones del enemigo que se aproximaban a baja altitud. Cuando 
los Argentinos volaron a una altitud media o alta, como lo hicieron el primer 
día, fueron blancos fáciles para el radar a bordo de los Harriers. Sin embargo, 
el radar de los Harriers no podía adquirir fácilmente aviones enemigos que 
volaban a baja altitud. Por el resto de la campaña la FAS explotarían esta 
debilidad Británica y sus aproximaciones se hicieron a ras de las olas donde 
sus aeronaves eran muy difíciles de reconocer. Esto significó que los 
Argentinos volaban a alturas normales de 20-30,000 pies en su vuelo hacia la 
zona de campaña y luego bajaban a un nivel de ras de olas (100-200 pies) por 
las últimas 100 millas náuticas hacia y de regreso del blanco. Estas fueron 
algunas de las más tensas y peligrosas misiones en la historia de la guerra 
aérea. 
El primer Ataque con Exocet 
Cuando los Argentinos aterrizaron en las Malvinas el Componente Naval 
Aéreo estaba en proceso de formar un nuevo escuadrón aéreo, el 2º 
Escuadrón, equipado con 14 Super Etendards de caza comprados a Francia. 
Los aviones de caza ligeros Super Etendards construidos en el decenio de 
1960 y pronto dejarían de ser producidos en Francia. Lo que hizo importante a 
los Etendards era su configuración para llevar el moderno misil de ultima 
palabra: Exocet antibarcos.16 El Exocet guiado por radar era un proyectil 
grande que se podía disparar a larga distancia del blanco, aproximadamente 30 
millas, y estaba armado con una ojiva de 950 libras. Volando a gran velocidad 
de casi Mach 1 y a un nivel muy bajo--rasando las olas. Una vez que adquiria 
su blanco, era muy difícil derribarlo. Si daba en el blanco, el resultado 
probable era devastador. Su alcance lo hizo un arma ideal de empate y el 
avión de ataque no tenia necesidad de acercarse al CAP del enemigo. La 
mejor defensa contra el Exocet era esparcir grandes cantidades de chaff 
(cintas metálicas antirradar) que son fajas pequeñas de metal que fingen una 
imagen falsa de radar sobre el mar y lejos de los otros buques como señuelo 
del blanco. 
Los pilotos de la 2ª Escuadrilla fueron adiestrados en Francia en 1980–81 y 
estaban totalmente familiarizados con el avión. Sin embargo, cuando comenzó 
el Conflicto de las Malvinas, solamente habían llegado de Francia cinco de los 
Super Etendards y 5 Exocets. Las naciones del Mercado Común Europeo y de 
la OTAN, inmediatamente impusieron un embargo de armas a la Argentina y 
los embarques de aviones y proyectiles se detuvieron en Francia. El gobierno 
Argentino trató desesperadamente a lo largo del conflicto de obtener más 
Exocets en el mercado mundial pero no tuvo éxito. Argentina tendría que 
pelear la guerra con solo cinco Etendards y cinco Exocets. Ya que las piezas 
de repuesto para los Etendards eran parte del embargo de armas por parte de la 
OTAN, la FAA decidió poner uno de los cinco aviones de caza en reserva y 
usarlo para partes para apoyar el mantenimiento de los otros cuatro. 
El Exocet era un arma caprichosa y complicada y los Argentinos no teníanexperiencia previa en el manejo de misiles antibuque. En Noviembre 1981 la 
compañía de Aviación Dassault, fabricantes del Super Etendard y empresa de 
propiedad del gobierno Francés, envió un equipo de nueve técnicos a la 
Marina Argentina junto con algunos especialistas de la compañía Francesa 
Aeroespatiale a supervisar la implantación de los Super Etendards y Exocets 
al servicio de Argentina. Los Argentinos habían pasado por muchos 
problemas para adaptar los rieles y el sistema de lanzamiento del Exocet al 
Super Etendards. No obstante que Francia cumplió con el embargo de armas 
impuesto por el Mercado Común y la OTAN a Argentina, el equipo técnico 
Francés en Argentina no fue retirado. De hecho, los técnicos Franceses 
aparentemente continuaron trabajando en los problemas del avión y los 
Exocets y tuvieron éxito en reparar las averías del sistema de lanzamiento. Sin 
la ayuda y colusión técnica del gobierno de Francia, “aliado” en la OTAN de 
la Gran Bretaña, es poco probable que Argentina hubiese sido capaz de 
emplear su más devastadora arma contra las fuerzas Británicas durante el 
conflicto.17 
Acción del 2–3 Mayo 
El 2 de Mayo sucedió la acción naval decisiva de la guerra cuando el 
submarino nuclear de ataque HMS Conqueror hundió el crucero 
Argentino General Belgrano 200 millas afuera de la zona de exclusión 
declarada por Inglaterra alrededor de las Malvinas. El General 
Belgrano estaba armado con Exocets y la posibilidad de una salida contra la 
fuerza expedicionaria Británica se consideró lo suficientemente seria que los 
Ingleses decidieron torpedear el crucero con la correspondiente alta pérdida de 
vidas. Desde ese momento, los Argentinos dejaron de considerar la 
posibilidad de cualesquiera otras salidas navales adicionales y el único 
portaaviones de la Marina Argentina permaneció en puerto. Toda esperanza 
de reabastecimiento por la vía marítima a la guarnición en las Malvinas se 
descartó y las fuerzas Argentinas dependieron completamente del transporte 
aéreo. 
El mal tiempo alrededor de las Malvinas el 2 de Mayo forzó la cancelación de 
toda actividad aérea pero para el 4 de Mayo uno de los aviones de 
reconocimiento Neptune identificaron lo que creyeron ser el portaaviones 
Británico HMS Hermes al este de Puerto Stanley. Dos Super Etendards de la 
2ª Escuadrilla, cada uno armado con un Exocet, despegó en vuelo largo. A una 
distancia bastante larga los Etendards descubrieron no el HMS Hermes sino el 
destructor de Tipo 42 HMS Sheffield, estacionado muy aparte de la flota para 
recibir advertencia y defensa aérea (los destructores del Tipo 42 estaban 
armados con el nuevo proyectil Sea Dart antiaéreo).18 Los Argentinos 
dispararon ambos Exocets a una distancia bastante larga (algunas fuentes 
dicen que los proyectiles se dispararon a una distancia extrema de 30 millas, 
otras fuentes mencionan 7 millas). Una vez los proyectiles fueron arrojados, 
ambos aviones prudentemente bajaron de altitud y abandonaron la escena. Un 
Exocet se extravió pero el otro dio en el blanco y causando grandes daños en 
el Sheffield y ocasionó muchas bajas entre su tripulación. El Sheffield fue 
abandonado y hundido cuando se le remolcaba seis días después. 
Sarcásticamente, los Argentinos no tenían idea de si su ataque con los Exocet 
había tenido algún éxito a causa de su falta de recursos de reconocimiento. Sin 
embargo, la política Británica mantener a la prensa y al público informados de 
las bajas sufridas ayudó los Argentinos. El Alto Comando Argentino se entero 
en cuestión de horas que el Sheffield había sido incapacitado por un Exocet. Si 
los Británicos no hubiesen anunciado la pérdida, los Argentinos 
probablemente habrían llegado a la conclusión de que sus Exocets todavía 
funcionaban descontinuado los ataques con esos proyectiles. 
Mitigando las Malvinas 
Del 1º al 20 de Mayo la fuerza expedicionaria Británica llevó a cabo una 
campaña sistemática de bombardeo aéreo y naval de la fuerzas e instalaciones 
Argentinas en las Malvinas. La aviación Británica hundió dos barcos chicos 
Argentinos, Puerto Stanley recibió el bombardeado naval y helicópteros 
Británicos y los Harriers realizaron reconocimiento aéreo e insertaron equipos 
de SAS que hicieron reconocimiento atrás de las líneas del enemigo. El primer 
Harrier perdido al fuego anti aéreo sucedió el 4 de mayo mientras atacaba el 
campo aereo de Goose Green. Ambos lados sufrieron pérdidas debido al 
clima. El 6 de Mayo, los Ingleses perdieron dos Harriers del 
HMS Invincible cuando chocaron en la niebla.19 El 15 de Mayo un 
brillantemente asalto llevado a cabo por una unidad de las SAS destruyó 6 
Pucaras, 6 T-34s y un transporte Skyvan en el pequeño campo aéreo de la Isla 
Pebble.20 
Siempre que el tiempo era favorable, la Fuerza Aérea Sur envió vuelos de 
ataque contra la fuerza expedicionaria Británica. Sin embargo, los recursos de 
reconocimiento de largo alcance de los Argentinos desaparecieron cuando los 
dos Neptunes tuvieron que ponerlos en reparación el 10 de Mayo. 
Básicamente la FAS tuvo que esperar hasta que los Británicos se dejasen ver 
por sí mismos acercándose a las islas para el bombardeo de costa, y así ofrecer 
un blanco que pudiesen atacar sus aviones. Ya que la defensa aérea Británica, 
en forma de proyectiles y cañones (sin mencionar los Harriers) era formidable, 
el General Crespo trató una variedad de tácticas para tratar de llegarle a la 
flota Británica. Después del fracaso de los ataques de gran altitud el 1º de 
Mayo, las misiones Argentinas antibuque que les siguieron se llevaron a cabo 
a muy baja altitud a fin de evadir y colarse por las CAP (patrullas aéreas 
cercanas) de los Harrier. La mayoría de las misiones Argentinas de ataque se 
realizaron al atardecer, cuando el sol poniente quedaba a las espaldas de los 
aviones Argentinos. Otra táctica empleada por el General Crespo, con algún 
éxito, era la creación de un escuadrón improvisado de FAA y aviones civiles 
Learjets requisados. El Escuadrón “Fenix” estaba basado en Trelew, la base 
aérea de los bombarderos Canberra. Los Learjets sin armamento volarían a 
elevada altitud en dirección general de la flota Británica a fin de fingir una 
incursión de los Canberra. A una distancia segura de la flota Británica, los 
Learjets daban la vuelta y regresaban a toda prisa a su base. El General Crespo 
tenía esperanzas, de que a lo mejor, los Learjets sin armamento, desviarían el 
CAP Británico y permitiría que sus Skyhawks y Daggers alcanzaran a llegar a 
la flota Británica. Cuando menos, que el Escuadrón “Fenix” forzaría que los 
Británicos tuviesen que lanzar constantemente sus interceptores Harriers y 
aumentar la fatigua de los pilotos Británicos.21 
El 12 de Mayo 12 Skyhawks de la FAS atacó al HMS Glasgow y al 
HMS Brilliant mientras estaban bombardeando Puerto Stanley. Los 
proyectiles Sea Wolf disparados desde el Brilliant derribaron dos Skyhawks y 
otro más se estrelló mientras hacía maniobras evasivas. Sin embargo, uno del 
Skyhawks hizo blanco con una bomba de 1,000 libras en el Glasgow. 
Afortunadamente para los Británicos, la bomba no estalló y el Glasgow con 
serios daños se retiró de la escena. Muchas de las bombas Argentinas 
arrojadas durante la campaña nunca estallaron cuando dieron en el blanco 
sobre los buques Británicos, probablemente debido a que fueron dejadas caer 
desde una altura muy baja y las espoletas no tuvieron tiempo de armar. 
El 18 de Mayo la segunda ola de la fuerza Británica de invasión llegó a unirse 
a la flota con más naves de guerra, una segunda brigada de infantería y 14 
RAF Harriers a bordo del Atlantic Conveyor. Aún contando con el desgaste 
de campaña, los Ingleses tenían de más de 30 Harriers disponibles para la 
protección de la flota y el ataque a tierra y finalmente estaban preparados para 
desembarcas fuerzas en la Isla Este Malvina. 
Tercera Fase: 
El Desembarco en la 
Bahía San Carlos, 21-26 Mayo 
Los Británicosescogieron un lugar para el desembarco de sus tropas en la 
Bahía San Carlos al otro lado de Puerto Stanley en la Isla Este Malvina. Se 
escogió la Bahía San Carlos como el punto de desembarco porque los riscos y 
las altas colinas que circundan la bahía encubrirían los buques de desembarco 
de los radares de los proyectiles Exocet. En verdad, el Exocet era un sistema 
de armas al que los Británicos le tenían verdadero miedo y la posibilidad de 
que los Argentinos usaran sus Exocets dictó la conducción de las operaciones 
Británicas en su totalidad. Los Ingleses asestaron fuertes ataques aéreos sobre 
los campos aéreos e instalaciones Argentinas en las Malvinas en la mañana 
del 21 Mayo y perdieron por fuego terrestre un Harrier y 2 helicópteros 
Gazelle de la Infantería de la Marina Real. Los Argentinos, que ahora habían 
sido puestos en alerta al desembarco Británico, prácticamente lanzaron toda la 
fuerza aérea de la FAS a atacar los buques Británicos durante el día--más de 
75 aviones. En vuelos de 4 aeronaves, los Skyhawks y los Daggers Argentinos 
bajaron a 100 pies de altitud por las últimas 100 millas a la Bahía San Carlos. 
Mientras las altas colinas resguardaron los buques Británicos de los Exocets, 
también resguardaron a los aviones Argentinos de ser detectados hasta el 
último momento. Los Daggers y Skyhawks Argentinos aparecieron sobre las 
colinas y penetraban directo hacia los buques Británicos. Los Británicos 
tenían docenas de proyectiles de defensa aérea (Sea Wolves, Sea Darts, Sea 
Slugs, Sea Cats y Rapiers emplazados en la costa), también contaban con 
numerosos cañones antiaéreos para defender los buques. Sin embargo, 
viniendo a bajo nivel sobre las colinas, los Británicos solo tenían de 20 a 30 
segundos para reconocer y derribar los combatientes Argentinos antes de que 
dejaran caer sus bombas y los aviones se volviesen en camino a su casa. 
Fue un día de combate extraordinario. La fragata HMS Ardent sufrió daños en 
un primer ataque y hundido por un segundo ataque Argentino en la tarde de 
ese día. Otros cuatro buques fueron dañados (daños serios: HMS Antrim; 
daños moderados: HMS Brilliant, Argonaut y Broadsword) por bombas 
Argentinas, algunas de las cuales misericordiosamente no estallaron. Los 
Argentinos pagaron un precio horrendo el 21 de Mayo por su moderado éxito. 
Los Ingleses derribaron nueve aviónes de la FAS (5 Daggers, 4 Skyhawks). 
De las unidades aéreas Argentinas ubicadas en las Malvinas, 2 Pucarás y 2 
helicópteros fueron derribados. Conforme el desembarco Británico 
continuaba, la FAS montó ataques adicionales. El 23 de Mayo la Fragata 
HMS Antelope fue hundida por bombas de los Skyhawks que volaron desde 
Río Gallegos. El 24 de Mayo cuatro Daggers del Grupo 4 encontraron dos 
Harriers, que destruyeron tres de ellos con misiles Sidewinder en cuestión de 
momentos. Ese día se perdió otro Dagger mientras los barcos de 
desembarque Sir Galahad y Sir Lancelot sufrían dañados por bombas sin 
detonar y el Sir Bedivere fue dañado ligeramente. 
El 25 de Mayo, Día de la Independencia Argentina y la más grande fiesta 
nacional, vió un esfuerzo aéreo importante montado por la FAS. Un segundo 
ataque con Exocet fue montado por la 2ª Escuadrilla a las 4:30 PM y se 
apuntó contra el HMS Invincible estacionado al norte del lugar de 
desembarque. Igual que antes, un Exocet se extravió, posiblemente abatido 
por fuego antiaéreo Británico. El radar del segundo, apuntó al Invincible pero 
fue desviado por grandes cantidades de tirillas de metal y ancló su radar sobre 
el barco de carga Atlantic Conveyor--que no tenía la protección del señuelo de 
las tirillas metálicas. El Atlantic Conveyor recibió el impacto y fue 
severamente dañado (después se hundió). Además de 12 muertos, los Ingleses 
sufrieron la seria pérdida de 10 helicópteros que se encontraban aún a bordo 
del Atlantic Conveyor. La pérdida de los helicópteros, incluyendo un Chinook 
para carga pesada, hizo mucho más difícil la logística para el Ejército Real ya 
que en las Malvinas había pocos caminos y terreno lodoso, y que para cruzarlo 
contaban con el apoyo de los helicópteros de carga pesada para el 
reabastecimiento. 
La FAS perdió tres aviones en la mañana tratando de llegarle a la flota 
Británica. Sin embargo, en la tarde Skyhawks del Grupo hicieron blanco con 
tres bombas en el destructor HMS Coventry, que lo hundieron en media hora. 
Mayo 25 fue el peor día para los Británicos en la campaña. Sin embargo, para 
ese tiempo la mayoría de las dos brigadas de fuerza terrestre se encontraban 
desembarcadas y a tierra con su equipo y abastecimiento listo para montar la 
ofensiva final contra las fuerzas terrestres Argentinas. 
Cuarta Fase: Mayo 26 a Junio 14 
Los Británicos se asentaron bien en tierra en el área de la Bahía San Carlos el 
26 de Mayo y estaban listos para comenzar su avance en repliegue de las 
posiciones del Ejército Argentino. En esta situación en la campaña era poco lo 
que la FAS podía hacer para contener una inevitable victoria Británica. Aún 
cuando la FAS hubiese puesto fuera de comisión uno de los portaaviones 
Británicos, los Ingleses podían haber (y de hecho lo hicieron) operado los 
VTOL Harriers desde terreno escabroso para aterrizaje sobre la isla. El 
General Menéndez había colocado sus fuerzas en una extensa línea de defensa 
que ocupaba posiciones sobre el terreno alto a través del terreno oriental de la 
isla a fin de defender Puerto Stanley. Ninguno de las posiciones de defensa de 
batallón y regimiento Argentinos estaba en posición de apoyar las otras. 
Mientras el aerotransporte de la FAA había sido efectivo en traer 10,000 
tropas a la guarnición en las Malvinas, el transporte aéreo disponible había 
sido capaz solamente de llevar un número pequeño de vehículos y armas 
pesadas. Las fuerzas bajo las órdenes de Menéndez contaron solamente con 10 
carros blindados ligeros y un total de 159 vehículos de toda clase.22 La 
mayoría de la artillería se había quedado atrás en y las tropas Argentinas 
tenían poca reserva de municiones. Las dos bien armadas brigadas Británicas 
comenzaron su ofensiva el 28 de mayo cuando rodearon y forzaron la 
rendición de la aislada guarnición Argentina en Darwin. De ahí en adelante, 
los Ingleses metódicamente fueron replegando al Ejército Argentino, posición 
tras posición, hasta que para el 8 de Junio, los últimos reductos fueron 
arrinconados en un perímetro alrededor de Puerto Stanley. 
No obstante que las cosas fueron malas para las fuerzas Argentinas y las 
unidades aéreas habían sufrido mucho desgaste, el espíritu y el valor de los 
pilotos que volaron contra la flota Británica se mantuvieron muy en alto. Una 
razón para que la moral de las fuerzas Argentinas se mantuviese en alto fue 
que continuamente sobrestimaron el daño y bajas que habían infligido contra 
las fuerzas Británicas. El Alto Comando Argentino anunció, y aparentemente 
creyó, que al 25 de mayo habían hundido o incapacitado 19 de los buques 
Británicos y derribado 14 de los Harriers. De hecho, los Británicos habían 
perdido 5 buques hundidos y tres con daños severos - menos de la mitad de lo 
que los Argentinos, sin recursos precisos de BDA (Evaluación de Daño de 
Batalla), aseveraban. En vez de los 14 Harriers que los artilleros antiaéreos 
Argentinos afirmaban haber derribado, solamente cuatro se habían perdido. 
Con tales cifras, debe haberle parecido a la Fuerza Aérea Argentina que la 
Marina Real pronto tendría que retirarse a juzgar por el desgaste de guerra 
sufrido.23 El 30 de mayo la 2ª Escuadrilla hizo su último ataque con Exocet, 
seguido por un vuelo de Skyhawks contra el transporte Invincible, como 
blanco. Las fuerzas Argentinas en ese día anunciaron haber dado en el blanco 
y averiado el Invincible con ambos el Exocet y las bombas de los Skyhawk. 
Aparentemente, el Exocet fue derribado por el fuego antiaéreo de la Marina 
Real y el casco del Atlntic Conveyor fue confundido con elInvincible y 
atacado por los Skyhawks. A pesar de las aseveraciones de los Argentinos, no 
hubo daños resultantes del último ataque con Exocet.24 
En esta etapa de la campaña los Harriers realizaron numerosas misiones de 
apoyo aéreo cercano en el apoyo de las tropas Británicas. Los 24 Pucarás de la 
FAA basados en las Malvinas habían sido reducidos por los ataques 
Británicos al aeropuerto de Puerto Stanley y en combates aéreos. Sin 
embargo, unos pocos podían volar desde Puerto Stanley y trataron de hacer 
ataques contra las tropas del ejército Británico. Los Pucarás por lo general 
fueron ineficaces y varios fueron derribados por fuego terrestre de los 
Británicos, proyectiles de los Harriers y por misiles portátiles antiaéreos 
(Blowpipes). Sin embargo, un Pucará se anotó la única victoria de pelea en el 
aire de la guerra cuando derribó con su cañón, un helicóptero Británico que 
hacía vuelo de patrullaje. La FAS, aunque severamente desgastada, todavía 
estaba dispuesta a entrar en la pelea y se encontraba lista para asestar golpes 
contra la flota Británica cuando el clima lo permitiese. El 8 de Junio los 
buques de transporte Sir Galahad y Sir Tristram se encontraban 
desembarcando tropas de la Welsh Guards (Guardia de Gales) en el puerto de 
Fitzroy, más cerca de Puerto Stanley, cuando 5 Daggers del Grupo 6 y 5 
Skyhawks del Grupo 5 aparecieron sobre el Estrecho de las Malvinas. La 
fragata HMS Plymouth cubría las embarcaciones de carga cuando los cazas 
Argentinos rugieron. El Plymouth recibió daños por fuego de cañón y por 
cuatro bombas que no detonaron mientras los Skyhawks dejaron caer bombas 
en ambos el Sir Galahad y el Sir Tristram. Los dos buques se incendiaron y 
fueron abandonados, causando 50 bajas a bordo del Sir Galahad. Luego esa 
tarde 4 Skyhawks del Grupo 4 sorprendieron la embarcación de desembarque 
LCU F4 en camino de Green Goose a Fitzroy con vehículos Británicos. 
Pronto la embarcación fue hundida causando la baja de seis hombres a bordo. 
El CAP de los Harrier llegó con prontitud y atrapó a los Skyhawks derribando 
a tres de ellos con Sidewinders. 
La FAS se comportó agresivamente hasta el final. Conforme la resistencia en 
tierra se derrumbaba en el área de Puerto Stanley, los Skyhawks del Grupo 5 y 
los Canberras desde Trelew intentaron volar misiones de apoyo cercano aéreo 
para el abatido ejército Argentino. Los ataques CAS fueron ineficaces pero un 
Canberra fue derribado, probablemente por un Sea Dart. Con muy poca 
artillería a la mano y ninguna esperanza de refuerzos, el General Menéndez se 
rindió con más de 8,000 hombres en Puerto Stanley el 14 de junio. Los 
Británicos habían ganado la guerra. 
Conclusión 
La Guerra de las Malvinas nos ofrece algunas lecciones importantes para la 
conducción de una guerra aérea moderna. Los Británicos aprendieron la 
importancia de un sistema tempranero de alerta aéreo de largo alcance para 
proteger la flota. Los ataques con Exocet pusieron sobre aviso a todas las 
Armadas del mundo entero de los peligros de que representan los proyectiles 
antibuque. El derribo de 20 aviones de aire a aire de los Harriers que estaban 
armados con FIN--9L Sidewinders enseño a la Gran Bretaña la importancia de 
mantener un adelanto tecnológico sobre el adversario en la tecnología de 
proyectiles y sistemas de guía. Aunque sea un breve adelanto (y los 
Sidewinders eran más que un breve adelanto sobre los Matra 530s) se puede 
traducir en superioridad aérea decisiva.25 
Para los Argentinos fue menos un asunto de lecciones que aprender que como 
superar la vergüenza de la derrota. El Alto mando militar fue culpable de una 
serie de pobres decisiones que resultaron en la muerte de muchos valientes y 
leales soldados, aviadores y marineros Argentinos--hombres que merecían 
mucho mejores líderes que los que tenían. El General Galtieri y la junta 
militar se tropezaron con una guerra sin tener un plan o estrategia. Desde el 
comienzo la estrategia de la junta de capturar las Malvinas fue delirante. 
Inmediatamente después de la ocupación Argentina de las Malvinas y el 
anuncio Británico de que montarían una campaña para recobrar las islas, los 
militares Argentinos se pusieron en contacto con el gobierno de los Estados 
Unidos y pidieron que EE.UU. proveyese a Argentina con el pleno apoyo de 
inteligencia en su conflicto con la Gran Bretaña. Cuando los funcionarios 
Estadounidenses de inteligencia negaron los pedidos Argentinos e indicaron 
que los EE.UU. estaban de lado de sus aliados Británicos, el liderazgo 
Argentino se quedó mudo de asombro.26 Tan convencidos estaban de la 
nobleza de su causa que simplemente supusieron que EE.UU. y el resto del 
mundo se uniría a las ambiciones nacionales Argentinas. Los Argentinos se 
amargaron por el desaire, pues la junta pensó seriamente que los EE.UU 
abandonarían de todo corazón a su aliado más cercano, por una dictadura 
Argentina. 
Galtieri demostró una notable carencia de comprensión del funcionamiento de 
las modernas operaciones militares insistiendo en que las Malvinas serían 
defendidas por una fuerza terrestre grande, principalmente compuesta de 
conscriptos adiestrados a medias, con pocas armas pesadas, sin posibilidad de 
abastecimiento por la vía marítima y completamente dependiente de un exiguo 
transporte aéreo. Galtieri y la mayoría de los principales dirigentes militares 
parece carecían del concepto del uso de tecnología moderna en la guerra. Por 
ejemplo, el Ejército y Fuerza Aérea Argentinos pudieron haber alargado la 
pista de aterrizaje en Puerto Stanley por 2,000 pies y asentar su Skyhawks y 
Daggers en las Malvinas. Los Argentinos tenían, en su territorio, los 
zapadores, el equipo y las planchas de acero taladrado necesarias para haber 
extendido la pista de aterrizaje en una semana más o menos.27 Sin embargo, 
para transportar zapadores, material y equipo a Puerto Stanley hubiese sido 
necesario utilizar la mayoría de la capacidad limitada de aerotransporte y la 
decisión de Galtierí para defender las islas con una gran fuerza terrestre 
eliminaron esa posibilidad. Simplemente no había suficiente transporte aéreo 
para considerar tal opción, no obstante que todos los oficiales profesionales de 
fuerza aérea y navales tanto en los Estados Unidos como en Europa y en Abril 
1982 pensaron que era la cosa obvia que hacer. 
El Vicealmirante Lombardo, comandante del teatro, no corre mejor suerte que 
el General Galtieri como comandante operacional y estratega. Su decisión 
para instalar una fuerza aérea grande de 24 Pucaras, 6 Aeromacchi 339s y 6 T-
34s en las Malvinas es difícil de entender para un soldado profesional. Qué le 
hizo pensar que una fuerza de aviones livianos de aplicación específica a la 
lucha contra rebeldes podría funcionar bien en un ambiente aéreo pleno de 
Harriers con Sidewinders, buques Británicos armados con gran abundancia 
con cohetes antiaéreos de última palabra y fuerzas terrestres armadas con 
misiles Rapier y Blowpipe antiaéreos? Era un entorno excepcionalmente 
mortal para aviones concebidos para condiciones moderadas de lucha contra 
la insurgencia. Muchas de las operaciones de las unidades aéreas Argentinas 
basadas en las Malvinas poseen en sí un toque de novela de la “Carga de la 
Brigada Liviana”. Los T-34 Mentor eran los aviones de aprendizaje básico, 
armados con una ametralladora liviana y algunos cohetes apropiados para el 
señalamiento de artillería. Los Aeromacchis también estaban armados 
ligeramente y no eran apropiados para ataques antinavales. Sin embargo, esto 
no previno que un Aeromacchi 339 de la Marina realizara un pase valeroso 
contra la flota Británica y que con su ametralladora dañara ligeramente una 
embarcación. En realidad ese fue todo el daño que el total de 36 aviones de ala 
fija y 19 helicópteros desplegados en las Malvinas infligió sobre la flota 
Británica. Los T-34s volaron unas pocas misiones de reconocimiento y se la 
ingeniaron para sobrevivirocultándose entre las nubes. Los Pucarás pelearon 
valientemente pero sin efectividad y al fin de la campaña casi todos habían 
sido destruidos o incapacitados. 
Otra de las importantes decisiones operacionales del Almirante Lombardo fue 
dejar zarpar el anticuado General Belgrano (43 años de servicio) hacia la flota 
Británica sin una defensa adecuada contra submarinos. El hundimiento 
del General Belgrano representó la más grande pérdida de vidas en la guerra--
y sin ningún otro logro que forzar a la Marina Argentina a permanecer en 
puerto sin riesgo alguno por el resto de la guerra. 
El General Menéndez, comandante de la guarnición en las Malvinas, demostró 
una notable ausencia de entendimiento de los elementos esenciales del arte 
operacional. Desplegó sus tropas de infantería, pobremente preparadas, sin 
armamento adecuado en una línea de defensa desparramada y mal ubicada. 
Los Británicos fácilmente invadieron y rebasaron las posiciones de Menéndez 
una por una. En realidad, el clima miserable y los problemas de logística 
ocasionaron a las brigadas del Ejército Británico e Infantes de la Marina Real 
mucho más problemas que el Ejército Argentino. Uno se recuerda del General 
Galtieri. Cómo se imaginó que unas tropas mal adiestradas, soldados armados 
a la ligera podrían hacer frente en la batalla contra una infantería de lo mejor 
en el mundo--los Gurkas, el Regimiento de Paracaidistas, los Infantes de la 
Marina Real? Aparentemente Galtieri y la junta creyeron que el patriotismo y 
la valentía serían suficientes para superar todas las desventajas militares. 
En realidad, el único comandante mayor Argentino que demostró competencia 
y profesionalismo en la Guerra de las Malvinas fue el General Crespo, 
comandante de la FAS. Dada la inferioridad tecnológica de la Fuerza Aérea 
Argentina y el Componente Aéreo Naval, los problemas de alcance, la 
carencia de aviones nodriza y la carencia de recursos de reconocimiento, 
Crespo hizo muy buen trabajo con las fuerzas disponibles. Tuvo tres semanas 
para organizar y entrenar una fuerza de ataque para una campaña naval-aérea 
un tipo de operaciones para las cuales sus dos pequeñas unidades de 
aeronavales se prepararon. Aprendió de sus errores--aparentemente el único 
comandante mayor Argentino capaz de hacerlo. Después del 1º de mayo, evitó 
los ataques de altitud mayor y usaron la mejor táctica de atacar por lo bajo. Su 
improvisado escuadrón “Fenix” fue una manera imaginativa de poner un 
señuelo a las CAP Británicas. La capacidad de su cuartel general para 
programar el apoyo de reabastecimiento en vuelo y los numerosos ataques 
aéreos en operaciones de larga distancia habla muy por alto de la competencia 
profesional y el buen trabajo de su estado mayor. 
La historia de la FAS en la Guerra de las Malvinas es impresionante. Los 
pilotos de los escuadrones de Skyhawk, Dagger, Mirage y Etendard 
demostraron notables habilidades de navegación y de pilotaje duarante las seis 
semanas que duró la campaña. Los ataques de baja altitud eran 
excepcionalmente peligrosos y tensos. Un vuelo de Skyhawks voló tan baja 
altura para alcanzar a la flota Británica que, en el vuelo de regreso, tuvieron 
que hacer aterrizajes por instrumento en su base propia porque las cubiertas de 
cabina estaban obscurecidas por una capa de sal producida por el rocío del 
agua de mar. Mientras los historiadores oficiales Argentinos continúan 
afirmando que los aviadores Argentinos infligieron mucho más daño sobre la 
flota Británica de lo que oficialmente admitieron, el registro documentado de 
pérdidas Británicas es considerable e impresionante tomando en cuenta que la 
FAA no se había adiestrado para operaciones antinavales antes de la guerra. 
Los destructores Sheffield y Coventry, las fragatas Ardent, Antelope, el buque 
de apoyo Atlantic Conveyor, la nave de desembarque Sir Galahad el lanchón 
de desembarco LCU F4 todos fueron hundidos por bombas y Exocets 
Argentinos. Los destructores Glasgow y Antrim, las 
fragatas Argonaut y Plymouth y la nave de desembarco Sir Tristram todos 
sufrieron daños mayores y otros seis buques recibieron daños de menor 
importancia. En suma, los daños mayores y las bajas infligidas sobre la fuerza 
expedicionaria Británica fueron causadas por la Fuerza Aérea Sur. Pero para 
mostrar esos resultados, la FAS pagó un precio muy alto. Los Grupos 4 y 5 de 
la fuerza de Skyhawk de la FAA perdieron 19 aviones en la guerra. El 
pequeño escuadrón naval de Skyhawks perdió tres aviones. El Grupo 8 perdió 
2 Mirages. El Grupo 6 perdió 11 de sus 30 Daggers y se perdieron 2 
Canberras del 2º Escuadrón de Bombardero. En total, durante el curso de las 
operaciones la FAS perdió 41% de sus aviones en combate y accidentes 
operacionales. Este es una tasa de desgaste inaudita, pero el entusiasmo y el 
espíritu de pelea nunca decayeron. 
El Comando de Transporte de la FAA también se desempeñó en forma 
admirable. Durante el mes de Abril la pequeña fuerza de transporte movilizo 
todo lo que podía volar para aerotransportar casi 8,000 tropas y 5037 
toneladas de pertrechos: armas, vehículos y abastecimientos hacia las 
Malvinas.28 Aún después de la llegada de la flota Británica y la declaración de 
un bloqueo aéreo total de las Malvinas por los Británicos, los transportes 
siguieron volando a Puerto Stanley por la noche llevando pertrechos y 
sacando a los heridos. Hasta el último día de la campaña los aerotransportes 
de la FAA se les colaron a los Británicos. Estas operaciones también eran 
altamente peligrosas y un transporte C-130 fue derribado con un sidewinder 
por un Harrier. 
Los artilleros antiaéreos y los operadores de radar de la Fuerza Aérea 
Argentina desempeñaron sus trabajos con valor y muy competentemente a lo 
largo de la campaña. Siete aviones Británicos, incluyendo 4 Harriers, fueron 
derribados por las defensas antiaéreas de tierra de los Argentinos.29 Los 
operadores de radar de la FAA en Puerto Stanley fueron el único recurso 
eficiente de los Argentinos para localizar los aviones y buques Británicos. 
Durante los ataques de los Skyhawk y los Daggers los operadores de radar en 
Puerto Stanley vigilaron los movimientos de los Harrier y mantuvieron 
informados a los Argetinos de la proximidad de los Harriers. Varias vidas y 
aviones de la FAS se salvaron debido a la magnifica actuación de los 
operadores de radar estacionados en Puerto Stanley. 
Para terminar, la Fuerza Aérea Argentina encaró grandes desventajas y se 
desempeño sorprendentemente bien. Palabras de antiguo como: valor, 
gallardía, y honor son las únicas que se pueden usar para describir el 
desempeño de combate del personal de la Fuerza Aérea Argentina y Naval 
Aéreo quienes pelearon en la guerra. Mientras la junta y la mayoría de los 
principales dirigentes militares Argentinos ofrecen un modelo de como NO 
hacer la guerra, los aviadores Argentinos nos dan un modelo positivo de 
competencia impresionante al nivel táctico y operacional de guerra. 
Notas 
1. Para una revista general de los reclamos Argentinos sobre las Falklands ver 
Mariano César Bartolomé, El Conflicto del Atlántico Sur, Buenos Aires: 
Circulo Militar, 1996 ver también Carlos Augusto Landaburu, La Guerra de 
las Malvinas, Buenos Aires: Círculo Militar, 1988. 
2. Para una muy buena descripción de los arreglos Argentinos de Comando y 
los problemas que ellos ocasionaron a los Argentinos ver Alejandro Corbacho, 
“Improvisación sobre la Marcha: La Estructura Argentina de Comando y su 
impacto sobre las Operaciones Terrestres durante la Guerra de las Falklands 
(1982)”, Ensayo presentado ante la Society for Military History Conference: 
Quantico VA Abril 2000 
3. Para una historia general de las unidades y aviones Argentinos en la guerra 
ver la historia oficial: Dirección de Estudios Históricos, ed. Vcom. Rubén 
Moro, Historia de la Fuerza Aérea Argentina, Tomo VI, Vols 1 y 2, Buenos 
Aires: Ejercito Nacional, 1998 
4. Hay varioslibros que ofrecen detalles sobre la Fuerza Aérea Argentina 
TOE y sus aeronaves. Ver Roy Braybook, Battle for the Falklands; Air 
Forces, London: Osprey publishing, 1982; Salvador Mafe Huertas and Jesús 
Romero Briasco, Argentine Air Forces in the Falklands Conflict, London: 
Arms and Armour Press, 1987. Sobre las escuelas de adiestramiento de la 
Fuerza Aérea Argentina ver José Antonio Bautista Castaño, “La Escuela de 
Caza y Bombardeo Argentina”, Revista de Aeronáutica y Astronáutica, Nov. 
2000, pp. 916-921. Ver pp. 916-917. 
5. Una de las mejores discusiones de las armas y tecnología empleadas en la 
Guerra de las Falklands se encuentra en Lon Nordeen, Air Warfare in the 
Missile Age, Washington DC: Smithsonian Institution Press, 1985 p. 191-206. 
Ver la tabla de armas empleadas en la p. 233. 
6. Mucha de esta información proviene del personal de la USAF del Museo de 
Armamentos, Eglin AFB FL. 
7. Víctor Flintam, Air Wars and Aircraft, New York: Facts on File, 1990 pp 
372-373 
8. Ver Corbacho 
9. Enrique Mariano Ceballos y José Raúl Buroni, La Medicina en la Guerra de 
Malvinas, Buenos Aires: Círculo Militar, 1992, p. 23. Este trabajo es 
probablemente la mejor fuente de cifras exactas para todas las unidades del 
ejército, fuerza aérea y marina desplegadas a las Falklands. 
10. La mejor historia general de la guerra desde la óptica Argentina es la del 
Comodoro Rubén Moro, Historia del Conflicto del Atlántico Sur, Buenos 
Aires: Escuela de Superior de Guerra Aérea, 1985. Sobre los sistemas de 
armas Británicas véase pp. 157-158 
11. Capitán Joseph Udemi, “Modified to Meet the Need: British Aircraft in 
the Falklands”, Airpower Journal, Primavera 1989, pp. 51-64 ver p. 58 
12. El asunto entero de daños y pérdidas de combate es muy complejo. Ambos 
lados exageraron el daño y las pérdidas infligidas sobre el otro, siendo los 
Argentinos quienes lo hicieron con mayor grado de exageración. La siguiente 
narrativa de las acciones de combate y pérdidas ha sido reconstruida por el 
autor de ambos: la historia y los informes oficiales Argentinos. Para los 
Argentinos ver los trabajos del Comodoro Rubén Moro y, para los Británicos, 
el informe oficial después de la acción, The Falklands Campaign: The 
Lessons, The Secretary of State for Defence, Londres Dic 1982. Ambos lados 
han documentado cuidadosamente sus propias pérdidas y proveen las pérdidas 
por aeronave y circunstancia, número de cola, unidad y piloto. He dado 
crédito a las pérdidas propias de cada lado como la cuenta definitiva y he 
descontado las afirmaciones de daños infligidos por el adversario. 
13. Los dos volúmenes de La Fuerza de Aérea en Malvinas (1998) proveen 
varios ejemplos de las ordenes de misión completas con mapas que muestran 
el plan de reabastecimiento en vuelo para los ataques de la FAS. Mientras 
breves en narración operacional, la historia oficial de la Fuerza Aérea 
Argentina ofrece muchos detalles sobre la táctica de cada ataque aéreo. 
14. Para una versión Argentina de la batalla del 1º de Mayo ver Comodoro D. 
Rubén Moro, Historia del Conflicto del Atlántico Sur, Buenos Aires: Revista 
de la Escuela Superior de Guerra Aérea de la Fuerza Aérea Argentina, 1885, 
pp. 176-197 
15. Udemi p. 60 
16. Sobre el Super Etendard ver Cristóbal Chant, Super Etendard; Super 
Profile, Somerset: Winchmore Publishing, 1983 
17. ibid pp 48-49 
18. Moro, Historia del Conflicto. ..pp. 229-233 
19. Braybrook p. 24 
20. ibid. Ver también Tulio Soto, “El T-34C Turbo Mentor in the Malvinas”, 
Sociedad Histórica latinoamericano de Aviación Website, publicación 2000 
21. Moro, Historia del Conflicto. .. pp 229-230 
22. Ceballos y Buroni, p. 22 
23. Sobre los reclamos Argentinos ver “The Argentine Gazette” Parte 2, 
Traduccion en The Royal Air Force Air Power Review, Vol. 3, No. 4, Invierno 
2000. Pp. 87-108. Ver p. 95 
24. Para una versión Argentina de este encuentro ver Moro, Historia del 
Conflicto. . pp. 416-427 
25. The Falklands Campaign: The Lessons, publicadas por el British Defence 
Ministry en Dic. 1982 ofrece una relación detallada (302 párrafos) de 
lecciones aprendidas sobre la Guerra de las Falklands que sirven como base de 
perfeccionamientos en tecnología y doctrina militares en el futuro. 
26. Entrevista con Stephen Schwab, analista retirado de la CIA sobre América 
Latina, Mayo 24 2001 
27. Earl Tilford, “Air Power Lessons”, en Military Lessons of the Falklands 
War: Views from the United States, editores Bruce Watson y Peter Dunn, 
Boulder; Westview Press, 1984, pp. 37-50. Ver pp. 38-39 
28. Moro, Historia del Conflicto. .. p. 140 
29. The Falklands Campaign: The Lessons Annex C. 14 helicópteros 
Británicos más se perdieron cuando los buques donde residían fueron 
hundidos. 12 aviones adicionales, incluyendo 4 Harriers, se perdieron en 
accidentes operacionales.

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