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RICARDO OROZCO 
FLORES DE BACH 
MANUAL DE 
APLICACIONES LOCALES 
EL PATRÓN TRANSPERSONAL: 
UNA EFICAZ 
HERRAMIENTA DE TRABAJO 
INDIGO 
Zamora, 91-95 
08018 Barcelona www.edicionesindigo.com 
http://www.edicionesindigo.com
© 2002 Ricardo Orozco 
© 2003 Ediciones y distribuciones Vedrá, S.L. 
Primera edición: enero 2003 
ISBN: 84-89768-78-1 
Depósito legal: B-1266-03 
Fotocomposición: Text-Gráfic 
Ausiás Marc, 16 - 08010 Barcelona 
Impresión: Liberdúplex 
Constitución 19, Bloque 8, local 19 
08014 Barcelona 
Encuademación: Encuademaciones Roma 
Feixa Llarga, 70 
08907 L'Hospitalet (Barcelona) 
A mi hija Marina 
Cuando salió mi primer libro, Flores De Bach. Manual para Tera-
peutas Avanzados. índigo, Barcelona, 1996, la idea que animaba este 
trabajo era la siguiente: por una parte reivindicar la filosofía de Bach 
como instrumento consustancial que sustentaba y justificaba la terapia; 
por otra, sugerir que el sistema floral estaba siendo infrautilizado debi-
do, tal vez, a una interpretación reduccionista que sólo contemplaba las 
flores para aplicaciones mentales y emocionales, limitadas casi siempre 
al ámbito de lo doméstico. 
Partía de la base, y aún sigo pensando lo mismo seis años después, 
de que no se podía compartimentalizar al ser humano de la manera en la 
que se venía haciendo a la hora de trabajar con las flores, y que mente, 
emoción, cuerpo y alma, eran integrantes indivisibles de esa superposi-
ción de planos energéticos interconectados que nos configuran y sus-
tentan. 
Resumiendo, que si el sistema floral del doctor Bach había sido con-
cebido desde una visión holística del ser humano, su campo de acción 
sin duda debía ser el mismo. 
El mensaje era más o menos el siguiente: «Estamos confundiendo 
nuestros límites con los de la terapia, la punta del iceberg con el iceberg 
en sí. Esto es mucho más de lo que nos figurábamos». 
Por otra parte introducía el concepto de Patrón Transpersonal como 
herramienta para ampliar y sistematizar otras aplicaciones florales, com-
plementarias de las clásicas, a nivel oral y tópico. Todo ello desde un 
punto de vista racional. 
La respuesta fue mucho mayor de lo que suponía. De toda España, 
de casi todos los países de Latinoamérica y cuando salió la edición am-
pliada en italiano, de este último país, empecé a recibir cartas, llamadas 
9 
y e-mails de terapeutas y usuarios agradeciéndome el trabajo, compar-
tiendo sus buenos resultados y confirmándome lo que ya sospechaba: 
ellos también habían intuido que la terapia era algo más de lo que se 
venía barajando hasta el momento. 
Definitivamente, pienso que quienes creen que las flores no trabajan 
en el terreno físico se equivocan, así como los que piensan que para 
tocar lo espiritual hacen falta otras herramientas. Sin duda no han leído 
bien a Bach, ya que todo el sistema gira en torno a la reconducción del 
ego a los dictados intuitivos del alma. 
Quienes llevamos ya tiempo trabajando con las flores, así como mu-
chos de los que acceden a la lumbre del sistema floral, vivimos en la 
constatación cotidiana de ello. 
A los varios años de mi debut literario, Clemente Sánchez y yo nos 
embarcamos en un ambicioso proyecto que cristalizó en Flores de Bach. 
Diagnóstico Diferencial entre Esencias, índigo. Barcelona, 1999, libro 
que creemos ha contribuido a un mejor manejo de las flores. 
Después de 6 años del Manual para Terapeutas Avanzados sigo con-
vencido de que aún queda mucho por hacer en el terreno floral. El que 
haya tanta gente trabajando con criterios amplios sobre la terapia de 
Bach, es el aliciente que me ha animado a embarcarme en esta tercera 
incursión floral. 
Los criterios de mi primer libro son aún válidos para mí, pero han 
sido tantas las contribuciones y confirmaciones que se han producido, 
que sentía la obligación de compartir y terminar de hilvanar las conti-
nuas actualizaciones y ampliaciones de los Patrones Transpersonales y 
sus aplicaciones locales. 
RICARDO OROZCO 
Verano de 2002 
Barcelona - Valle D'Adda (Bergamo-Italia) 
10 
Agradecimientos 
Ésta es quizá para mí la parte más importante del libro. 
Todos, en menor o mayor medida, dependemos de la ayuda de otros 
para crecer y evolucionar. Desde lo más trivial, a lo más complejo, no 
existe una autosuficiencia real en casi ningún aspecto de nuestro de-
venir. 
Este libro es fiel testigo de lo antedicho y por eso quiero testimoniar 
mi agradecimiento a todas aquellas personas que me estimularon y ayu-
daron en el complejo proceso de elaboración de este manual. 
Agradezco de corazón a mi amiga Rosa Castelló que siempre ha es-
tado animándome en el tema del libro y en todos los aspectos de mi 
vida. A mi secretaria y amiga, Sara María Calzada, por insistirme día a 
día capricornianamente en la necesidad de trabajar más y ser menos 
Hornbeam, también por haber colaborado en el proceso de documenta-
ción del libro. A mi hija Marina que con Sara María Calzada, corrigie-
ren con mucho amor y humor el estilo y la gramática. A Enzo Carlevaro, 
Carlos Salazar y de nuevo Marina, que contribuyeron en las figuras. 
Fue muy importante también para mí el apoyo de mis compañeros de 
SEDIBAC, que siempre han valorado mi trabajo, así como el estímulo 
recibido por Eduardo Grecco, Susana Veilati; mis amigos de Italia: Ezio 
Sposato, Ermanno Paolelli, Angela Cavalcanti; los profesores de la Uni-
versidad de Sta. Clara de Cuba: Boris (El Grande) C. Rodríguez, Eloida 
11 
Pedroza, Dayamic Rodríguez, Lucía Alba y en definitiva tantos alum-
nos que han compartido sus experiencias conmigo. 
Mi gratitud es infinita para Ezio Sposato que, para que adelantase en 
el libro, me ofreció su casa en el bosque de Lombardía y sobre todo su 
hospitalidad y amistad, en un momento muy difícil de mi vida. 
También es obligado agradecer la disposición siempre positiva de mis 
editores, los que desde un principio creyeron en mi trabajo dejándome 
toda la libertad literaria inimaginable. 
Quiero asimismo agradecer a mi maestro e iniciador en la terapia 
floral, Carlos Cruz, al que todavía me une una amistad inmune al paso 
del tiempo. 
Pero en verdad hay dos personas sin las cuales nada hubiera sido 
posible. Ellos, Edward Bach y Nora Weeks, lo dieron todo de forma 
altruista e incondicional en beneficio de la humanidad. Creo que lo si-
guen haciendo desde otras esferas. 
El autor 
12 
Introducción 
Luces en la oscuridad 
La terapia floral de Bach goza, cuando esto escribo, de muy buena 
salud. 
Tal vez no es todavía, como pensaba Bach, la medicina del futuro 
pero sin duda es una medicina con futuro. Debe, sin embargo, superar 
aun no pocas barreras y prejuicios en este tiempo complicado donde el 
materialismo más cartesiano impregna todas las disciplinas llamadas 
" ortodoxas». 
Más pronto que tarde la medicina oficial deberá reconocer que se ha 
alejado demasiado del hombre, al confundir tecnología con progreso, en 
su loca carrera hacia quién sabe dónde. 
Hoy más que nunca, tal vez debido al alejamiento exagerado de 
nuestros orígenes y de las fuentes filosóficas y espirituales que buscan 
un sentido a nuestra existencia, surge una necesidad imperiosa de re-
torno, de eterno retorno diría, en busca de nosotros mismos. Quizá de 
ahí que Wild Oat, la esencia del vacío existencial, sea de tan rabiosa 
actualidad. 
A todo esto ha contribuido sin duda la deshumanización de la medi-
cina oficial, que no termina de salir de las concepciones mecanicistas 
que con pocos elementos pretenden explicarlo todo. 
Desde luego hay que reconocer que, al menos en Occidente, ha au-
mentado la expectativa de vida y que las grandes plagas y epidemias 
han sido sustituidas por el estrés, la depresión y las enfermedades 
cardiovasculares. En cambio, en África, América Latina y Asia, sólo 
por poner un ejemplo, temas como el SIDA adquieren proporciones bí-
blicas, fomentadas por el egoísmo del denominado «mundo rico». Los 
pobres hoy son más pobres que nunca. En este sentido, no resulta extra-
13 
ño que la medicinase plantee con criterios empresariales de rentabili-
dad, y no como un derecho inalienable. 
Sin embargo, cabría preguntarse si el hecho de añadir años a nuestra 
vida ha redundado también en añadir calidad de vida a esos años. A 
tenor de lo que podemos percibir en el ámbito de la medicina comunita-
ria, no parece corresponderse lo uno con lo otro. Tanta energía, tiempo 
y recursos puestos en el desciframiento del código genético, y tan poco 
de todo ello en escuchar al paciente o en la búsqueda de un poco de 
sentido a tanto sufrimiento innecesario. 
Por otra parte, sabemos que una gran proporción de las enfermeda-
des son de causa iatrogénica, es decir producidas por la actuación médi-
ca, amén del uso indiscriminado de fármacos alopáticos. El famoso 
primum non nocere1 parece no ser tenido en cuenta y el discurso para 
justificar ciertos estragos de la química alopática parece ser el mismo 
que se usa para justificar las bajas civiles de los bombardeos en las 
guerras actuales: algo así, como «nosotros no tenemos la culpa, son efec-
tos colaterales». 
Esta proliferación de conductas agresivas y sobre todo prepotentes, 
que para nada tienen en cuenta la psique, ni las particularidades indivi-
duales de cada uno, por no hablar ya del alma, no dejan de sumir en la 
perplejidad a muchos de los que hemos sido paradójicamente formados 
en las aulas de la medicina científica. 
Sin duda, el error de seguir considerando al ser humano como una 
máquina compleja desprovista de todo significado y trascendencia, será 
contemplado con una indulgencia no exenta de compasiva ironía por el 
médico del futuro. 
Cada día son más los profesionales de la salud y los usuarios de la 
sanidad que vuelven la vista atrás a la búsqueda de sistemas naturales 
más holísticos y sobre todo más respetuosos con nuestra naturaleza. En 
suma no agresivos. Y es precisamente esta necesidad de volver a las 
raíces la que en la actualidad está impulsando el resurgimiento de tera-
pias como la que nos ocupa. 
El doctor Bach fue muy consciente, hace más de 70 años, de este 
fenómeno. Fue testigo privilegiado de la tendencia alopática de su épo-
ca, que por cierto no ha hecho más que aumentar, y abogó por una 
1. Expresión latina que significa lo primero no dañar. 
14 
suelta a los sistemas naturales de sanación, abjurando de la medicina 
científica en la que militaba. 
Pienso que hoy más bien deberíamos tender a una medicina de 
complementación / integración donde el usuario tuviera más posibilida-
des de elección y el médico le informase de las distintas opciones de 
tratamiento que existen para su caso. 
Pero el tema fundamental es que la tarea de Bach no quedó limitada 
a una crítica testimonial, sino que se impuso la ciclópea misión de crear 
un sistema terapéutico coherente con su línea de pensamiento y senti-
miento, sistematizando una verdadera medicina del alma, que además 
no hacía ascos a dolencias más o menos físicas. Dedicó toda su vida a la 
lucha contra el sufrimiento humano. Es más, ideó una verdadera medi-
cina floral preventiva, una asombrosa técnica que buscaba corregir ten-
dencias patológicas que derivarían más adelante en enfermedades físi-
cas o psíquicas. 
Para Bach, la enfermedad no es material en su origen, sino el resulta-
do de una serie de disarmonías que empezaron a nivel de lo mental / 
emocional en forma de pensamientos, sentimientos y actos que podrían 
definirse como «defectos» del ego, o intentos de la personalidad de in-
subordinación a la tutela del Alma o Ser Superior. Esta supraestructura 
intenta conducir a la personalidad, sobre todo por medio de la intuición, 
en la dirección del aprendizaje y el bienestar. Lo preventivo, consiste 
pues en detectar esas disarmonías y ayudar, mediante el uso de las esen-
cias, a su corrección para evitar la somatización. 
Esto es lo que podríamos definir como una verdadera profilaxis. Pero 
al mismo tiempo quiso que su sistema también sirviera para el trata-
miento de la enfermedad somática una vez producida, o cuanto menos 
como paliativo del sufrimiento humano, animal e incluso vegetal, tanto 
era su amor. 
Pero además, creó Bach un sistema único de desarrollo espiritual o si 
se quiere de crecimiento personal, que aún hoy no deja de sorprender-
nos. ¡Y todo al mismo precio! 
Leer su filosofía, expresada con palabras simples que encierran ver-
dades complejas, es un gozoso ejercicio de conocimiento y una invita-
ción a la sinceridad que siempre nos aporta un poco de luz en la oscu-
ridad. 
Sin embargo, hay que reconocer que Bach no escribió sus retratos 
florales para los terapeutas, sino más bien para el ciudadano de a pie. 
15 
Quizá éste haya sido el motivo por el que mucha gente se formó una 
visión excesivamente simplista de la terapia floral, pero es que él quería 
llegar a todos, cualquiera que fuese su nivel de entendimiento. 
Como ya anticipaba en el prólogo, la terapia ha devenido, en estos 70 
años de andadura, en mucho más de lo que se suponía desde una aproxi-
mación simplista. 
Ello ha servido de aliciente para que muchos profesionales del cam-
po de la medicina, naturopatía, psicología, psiquiatría, enfermería, etc., 
se sintieran atraídos por los valores añadidos que se ofrecían. Bastantes 
de ellos los han encontrado y han podido profundizar en la terapia. Otros 
simplemente han abandonado, pienso que en gran medida porque no 
han encontrado, en la muy extensa literatura floral, herramientas conve-
nientemente calibradas para el empleo de la técnica. 
Creo, sin necesidad de entrar en un Pine tal vez irreversible, que 
muchos de los que escribimos tendríamos que pensar un poco en los 
demás y ser conscientes de que quizá deberíamos hacerlo desde el rigor 
de la experiencia cotidiana, más que desde el ensayo o la narración 
meramente testimonial y por tanto sospechosa de Heather, no exento en 
ocasiones de Chicory. Pero me he propuesto no ser Beech, por lo que 
abandono desde ya este discurso, aunque la reincidencia es algo que 
ocurre incluso en las mejores familias. 
En este libro encontrará el lector algunas herramientas de las prome-
tidas y dejo en sus manos el aportar otras de las que tan necesitados 
estamos. 
Realidades y perspectivas florales 
Decía que en estos momentos la terapia floral atravesaba un buen 
momento, y voy a intentar demostrarlo con datos. Todo ello se inscribe 
forzosamente dentro del creciente interés que los usuarios están concen-
trando en la demanda de medicinas complementarias. 
En 1984, el Instituto de Demoscopia de Alemania, realizó una en-
cuesta con más de 2000 personas y el 74% se consideraban seguidores 
o interesados en tratamientos naturistas. Una nueva encuesta en 1989 
realizada con la misma cantidad de personas mostró que el 58% de los 
alemanes habían utilizado ya, al menos una vez, tratamientos naturistas. 
En 1992 la utilización había aumentado en un 70%. 
16 
La encuesta Eisenberg de EE UU, realizada en 1993 con más de 1500 
personas, detectó que un 34% utilizaban medicinas complementarias. 
La Asociación de Consumidores de Gran Bretaña en 1992, cifró en 
un 25 % los británicos que en ese año habían utilizado estos tratamientos. 
En 1981, en Holanda, el 6,4 % de la población utilizaba medicinas 
complementarias. En 1990 era ya el 15 %, y en 1994 el 60 % utilizaba 
o veía muy positivamente estos tratamientos. 
En Francia, la homeopatía es la medicina complementaria más popu-
lar, habiendo pasado su uso de un 16 % en 1982 a un 36 % en 1992. 
En 1996, una encuesta en 4 centros de salud de la periferia de Barce-
lona y Gerona, con un total de 161 encuestados, reveló que un 41,6 % de 
los participantes en la encuesta había recurrido en el último año a algún 
tipo de medicina complementaria. Un 54 % utilizaba remedios caseros 
con sus familiares. A la pregunta de «si les parecería bien o recurrirían a 
estas medicinas si estuvieran financiadas por la Seguridad Social (medi-
cina pública española)», un 80 % respondió que lo vería bien.2 
En Italia, según los últimosdatos oficiales del ISTAT (Instituto Na-
cional de Estadística) en 1999, 9 millones de italianos (más del 15% de 
la población) fueron tratados con medicinas no convencionales. 10.000 
médicos prescriben habitualmente homeopatía.3 
En España se calcula que 1 de cada 4 españoles acude a la medicina 
alternativa.4 
En la actualidad, 18 colegios médicos provinciales tienen sección de 
médicos naturistas. 
Circunscribiéndonos más a la terapia floral, un primer indicador de 
peso del interés suscitado por las flores, es la extensa literatura con la 
que contamos en este momento. 
El castellano y el italiano son probablemente los dos idiomas en los 
que por el momento existe más literatura, tanto en traducciones como 
en publicaciones autóctonas. En cada una de las dos lenguas se supera 
el centenar largo de libros. En italiano se aprecia la entrada masiva de 
médicos atraídos por la terapia. 
2. Toda la información estadística expuesta aquí, procede del trabajo presentado por la 
doctora. Araceli Abilla en la V Jornada de Fitoterapia y Etnobotánica, organizada por Santiveri 
en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en mayo de 2002. 
3. Extraído de MB. La Medicina Biologica. Rivista Italiana di Omeopatia, Omotossicologia 
e Medicine Integróte. Núm. 93. Septiembre de 2002. 
4. Ver periódico El Mundo, de 18 de abril de 1999. 
17 
Ni que decir tiene que las flores de Bach están muy representadas en 
internet, con gran abundancia de páginas web.5 
En 1998 la terapia floral fue incorporada al sistema de salud cubano, 
estableciéndose una diplomatura a nivel nacional, exclusiva para profe-
sionales sanitarios. Estos estudios constan de 250 horas lectivas y lo 
más interesante es que 100 horas se dedican a metodología de la inves-
tigación en el campo floral. Se han formado hasta el momento más de 
2000 diplomados. Este hecho es de un interés inusual, ya que no sólo 
implica un reconocimiento en el ámbito científico de nuestra labor, sino 
que también, como ya habrá deducido el lector, disponemos de trabajos 
de investigación realizados con metodología científica que validan la 
terapia floral frente a otros tratamientos y al placebo.6 
En los años 2001 y 2002, tuve el privilegio de impartir en el Instituto 
de Ciencias Médicas, dependiente de la Universidad de Santa Clara 
(Cuba), un postgrado para los diplomados en Terapia Floral, que versó 
sobre el Patrón Transpersonal y las aplicaciones locales. 
En España, en el ámbito universitario, las flores de Bach han entrado 
en algunos postgrados, como por ejemplo el que imparte la Universidad 
Ramón Llull de Barcelona (Postgrado de Terapias Naturales Orientales 
y Occidentales), destinado a titulados universitarios en disciplinas de la 
salud. 
Las flores de Bach también figuran en los programas de la mayoría 
de escuelas de Naturopatía. 
Diversos colegios provinciales de Diplomados Universitarios de En-
fermería, también han incluido cursos de terapia floral para sus afiliados. 
Sin duda estos son ejemplos de los avances que se consiguen cuando 
las flores se administran con rigor y seriedad. Aunque hay que recono-
cer que el camino por recorrer es todavía muy largo. 
A nivel asistencial, existen también ejemplos de implantación de la 
terapia en algunas áreas básicas de salud. Pero hay que destacar que 
este hecho depende más en general de la tenacidad y vocación de servi-
cio de los médicos y enfermeros que los impulsan, que del convenci-
miento de quienes gestionan la salud comunitaria. Ejemplos muy 
5. Se pueden consultar como muestra las siguientes: www.sedibac.org ; www.seflor.org : 
www.amicidibach.com ; www.ricardoorozco.com. 
6. Algunos de estos trabajos se pueden obtener en el siguiente sitio de internet 
www.sedibac.org. 
18 
http://www.sedibac.org
http://www.seflor.org
http://www.amicidibach.com
http://www.ricardoorozco.com
http://www.sedibac.org
encomiables son los de los doctores Enrique García Tíscar y Consuelo 
Martínez en Gijón, médicos de familia que llevan más de 10 años admi-
nistrando flores en la Seguridad Social, así como la meritoria labor en 
este sentido de la doctora Araceli Abilla, médico de familia y naturópata 
en el Centro de Atención Primaria de Cornellá (Barcelona). 
Sin duda hay muchos más casos de experiencias satisfactorias en este 
sentido. 
Otro tanto ocurre en Italia, donde incluso algunos psiquiatras han 
introducido las flores en hospitales psiquiátricos. Un buen ejemplo es el 
de la doctora Maria Antonietta Bálzola.7 
Sorprende también el que otro psiquiatra, Ermanno Paolelli,8 haya 
hecho un importante trabajo de investigación en el campo del color, 
compaginando las flores con los colores. 
El asociacionismo en torno a las flores también ha crecido a medida 
que lo hacía el número de terapeutas. En España, destacaría la forma-
ción de SEDIBAC (Sociedad para el Estudio y Difusión de la Terapia 
del doctor Bach de Cataluña), asociación sin ánimo de lucro de la que 
fui cofundador en 1993 y que en la actualidad cuenta con más de 500 
asciados en todo el país. En Madrid, nuestros amigos de SEFLOR tam-
bien trabajan en el mismo sentido. Se puede contactar con ambas enti-
dades mediante las direcciones que figuran al final del libro. 
Existe la Sociedad Iberoamericana de Terapeutas Florales, pero se-
ria muy largo el mencionar la labor de otras sociedades en diversas lati-
tudes, y el riesgo inevitable de omitir alguna de ellas me disuade defini-
tivamente. 
Se han creado marcos internacionales para compartir los conocimien-
tos y descubrimientos alcanzados. Una buena muestra de ellos son los 
Congresos Internacionales de Terapia Floral. Los últimos fueron cele-
brados con éxito en La Habana (2000), Barcelona (2001) y México 
(2002). 
Ver su libro I Fiori della Mente. I Rimedi di Bach nella Pratica Clínica. Bollati Boringhieri. 
,1997. 
8. Le Qualita dell 'Anima. Techniche Nuove. Milano, 1999. 
19 
Un mismo tema, diversas vías, idéntico destino 
Quizá el tema más apasionante de la realidad floral en la actualidad 
es la diversidad de enfoques, sin duda complementarios, sobre los que 
nos movemos numerosos autores y terapeutas. 
El enfoque más o menos tradicionalista ya queda suficientemente 
explicitado por autores como Chancellor y la mayoría de los posteriores. 
Más adelante, el advenimiento de profesionales que vienen del mun-
do de la psicología, psiquiatría y psicoanálisis aportará una nueva luz 
más clara sobre los mecanismos de la personalidad en los que se inscri-
ben las disarmonías anticipadas por Bach. Buena muestra de esta co-
rriente, tan beneficiosa para la comprensión de la terapia floral, es la 
existencia en lengua española de autores como Eduardo Grecco, Bárba-
ra Espeche, M- Luisa Pastorino, Rogelio Demarchi, Susana Veilati, 
Claudia Stern y un largo etc. El primero de ellos además ofrece sólidas 
vinculaciones entre órganos, sistemas, meridianos emocionales y más 
cosas dignas de una atenta lectura. 
En italiano destaca, como ya adelantara, el doctor Ezio Sposato que 
ha ideado un estupendo sistema de diagnóstico y tratamiento basado en 
las topografías ofrecidas por el alemán Dietmar Krámer. He podido cons-
tatar los beneficios del sistema de mi amigo Sposato en mi propio 
cuerpo.9 
El trabajo ya referenciado sobre la correspondencia entre colores y 
flores realizado por el psiquiatra italiano Ermanno Paolelli me impresio-
na cada vez más, además de su trabajo con la psicosíntesis de Assagioli. 
En alemán brilla con luz propia Metchild Scheffer, que ha sido la 
fuente en la que hemos bebido la mayoría de terapeutas florales. Ella 
integra maravillosamente lo conocido de las flores, con aportaciones 
propias de un interés inusual en lo que atañe a crecimiento personal, 
simbología, etc. 
Siguiendo con los alemanes Krámer, muy valorado en Alemania, Ita-
lia, Suiza y Austria, ofrece unas topografías florales y unas teorías muy 
atractivas y útiles, habiendo además realizado una brillante correlación 
con la acupuntura. 
El doctor Gótz Blome ofrece muchasvisiones algo especiales de la 
terapia y ha incursionado con éxito en el campo de la astrología. 
9. Ver su libro La Medicina Ritrovata. Xenia. Milano, 1998. 
20 
En inglés destaca, además del trabajo enorme de Chancellor, que ins-
cribíamos en el campo de la ortodoxia inicial, la labor de Julian Barnard, 
que ha incursionado en lo que él denomina «el gesto de la planta», una 
forma de entender la signatura, relacionando la forma y el comporta-
miento de la planta en su hábitat, color, etc. con aplicaciones terapéuti-
cas. Sus escritos no tienen desperdicio. 
También muy meritoria es la visión enormemente espiritualizada que 
de las esencias ofrecen Katz & Kaminsky. 
En poco tiempo los cubanos han llevado la aplicación de las flores al 
terreno de la medicina alopática con una gran naturalidad, dando un ejem-
plo de integración que produce una sana envidia. Hay una gran dificultad 
para la publicación en formato de libro, salvo en el caso del gran psicólo-
go y amigo Boris Camilo Rodríguez, pero eso no es óbice para que hayan 
realizado trabajos, como ya anticipaba, de una gran rigurosidad. 
Para que la lectura de esta introducción no sea demasiado farragosa 
prefiero remitir al lector a la bibliografía final, donde cito los libros de 
tantos autores mencionados. 
Mi contribución y punto de vista en el marco de estos nuevos enfo-
ques florales quedan reflejados en esta publicación. 
También en la última década han cobrado peso otros sistemas flora-
les. como el de California (Katz & Kaminsky), el australiano Bush 
Unicista (Tan White), Pegasus, orquídeas de diversas procedencias (Ama-
zonas, Machu Pichu), Rosales, Cactus, y una lista interminable que lle-
ga probablemente a 400. 
Desde luego todos merecen atención y probablemente tienen su lugar 
centro de la terapia floral. 
Personalmente he decidido profundizar al máximo en el de Bach, 
porque sigo pensando que sólo sabemos un 30 o 40 % del mismo. La 
prueba irrefutable para mí es que continuamente se producen nuevos 
descubrimientos y aplicaciones desconocidas hasta el momento. 
Creo que a veces confundimos nuestros límites personales con los de 
terapia de Bach, por lo que se tiende a no profundizar suficiente en la 
misma. Esta circunstancia puede determinar que creamos no tener bas-
tante con esta herramienta. 
Una flor de Bach no es la página de un libro, sino un universo carga-
do de inmensidades y probabilidades, en gran parte desconocidas. 
Y todo esto con ser el único sistema floral que puede acreditar 70 años 
de práctica y casuística. 
21 
Mi trabajo con los Patrones Transpersonales es una tarea que proba-
blemente me lleve el resto de la vida (poca o mucha) y mi función pare-
ce ser por el momento ésta, por lo que inevitablemente no he podido 
profundizar sobre los otros sistemas florales y otros temas sin duda inte-
resantes, ya que el tiempo es veloz y tajante. 
Para algunos esto puede parecer un signo de rigidez y una limitación. 
De otros sin embargo recibo un apoyo y reconocimiento constante que 
me hace pensar que tal vez no esté del todo equivocado en mi postura. 
Creo firmemente que todos los caminos son igual de buenos si nos 
llevan a un mayor conocimiento de nosotros mismos y de la enferme-
dad, y se emplean en beneficio, como decía Bach, de la humanidad que 
sufre y no en el engorde de nuestros egos. 
Instrucciones y advertencias para un buen uso de este manual 
Parto de la base que el lector ya conoce en menor o mayor medida el 
sistema Bach. Por este motivo se omiten las descripciones básicas de las 
esencias, por otra parte suficientemente descritas en numerosos libros. 
Sólo comentaré algunos aspectos básicos, cuando éstos nos ayudan a 
comprender otros temas más complejos. 
Este manual se desarrolla desde una premisa básica: nada de lo pro-
puesto aquí como herramienta es alternativo a los usos tradicionales de 
las flores de Bach y el Patrón Transpersonal (PT) representa por consi-
guiente un complemento a las aplicaciones personalizadas de las flores 
y de ninguna manera, repito, una alternativa, ya que cada persona es 
diferente y la terapia no trata enfermedades sino enfermos (y no enfer-
mos). Estaré reiterando continuamente este punto aún a riesgo de hacer-
me tan pesado como una cacatúa tropical, pero para mí es muy impor-
tante dejar esta circunstancia bien clara. 
He buscado explicar el Patrón Transpersonal, a diferencia de mi pri-
mer libro, en cierta forma «desde arriba», para lo que me ha sido de 
ayuda leer a Rupert Sheldrake, Henry Reed, y profundizar un poco más 
en Barnard. 
Después de la fundamentación del PT y de los hallazgos de este con-
cepto en la obra de Bach, paso a describir, esencia por esencia, este 
22 
principio. Si bien cada flor representa un capítulo diferenciado, reco-
miendo la lectura correlativa ya que hay referencias continuas que si-
guen el orden cronológico del libro. 
Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, síntomas, etc., 
porque sabía que serían inmediatamente sacados de contexto y utiliza-
dos en una suerte de alopatización del sistema. 
Una encantadora pareja de alumnos, Rosó Menoyo y Albcrt Bover, 
psicólogos ambos, me presentaron un bosquejo muy avanzado de reper-
torio transpersonal para desarrollar conjuntamente. He estado dudando 
casi hasta última hora, pero finalmente he decidido no incluirlo por las 
razones antedichas. 
Pero como contrapartida, tal vez paradójica, he decidido consignar 
varias docenas de fórmulas de probada eficacia en la pragmática creen-
cia de que, además de su efectividad, ayudarían en la comprensión de la 
terapia y los principios que animan el libro. 
Creo que ya es momento de concluir esta introducción, porque tengo 
entendido que no debe ser mayor que el desarrollo del libro en sí. 
23 
principio. Si bien cada flor representa un capítulo diferenciado, reco-
miendo la lectura correlativa ya que hay referencias continuas que si-
guen el orden cronológico del libro. 
Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, síntomas, etc., 
porque sabía que serían inmediatamente sacados de contexto y utiliza-
dos en una suerte de alopatización del sistema. 
Una encantadora pareja de alumnos, Rosó Menoyo y Albert Bover, 
psicólogos ambos, me presentaron un bosquejo muy avanzado de reper-
torio transpersonal para desarrollar conjuntamente. He estado dudando 
casi hasta última hora, pero finalmente he decidido no incluirlo por las 
razones antedichas. 
Pero como contrapartida, tal vez paradójica, he decidido consignar 
varias docenas de fórmulas de probada eficacia en la pragmática creen-
cia de que, además de su efectividad, ayudarían en la comprensión de la 
terapia y los principios que animan el libro. 
Creo que ya es momento de concluir esta introducción, porque tengo 
entendido que no debe ser mayor que el desarrollo del libro en sí. 
23 
PRIMERA PARTE 
EL PATRON TRANSPERSONAL 
FUNDAMENTOS 
Y DEFINICIONES 
1. ALGO NO CUADRA DEL TODO 
Viejos tópicos a superar 
Podemos llegar a las flores de Bach por diversas vías. Muchos lo han 
hecho desde su posición de pacientes, otros han devenido en terapeutas 
desde el autodidactismo. Una proporción bastante alta lo ha hecho des-
de el tamiz de algún curso, tanto en el cuerpo de estudios de naturopatía 
como de la terapia floral por separado. 
Cualquiera que haya sido la forma de aproximación, de alguna ma-
nera y en un cierto momento, hemos situado la terapia en algún compar-
timiento más o menos estanco de nuestro conocimiento. Dicho de otra 
forma, hemos archivado con una etiqueta las premisas que creemos ex-
plican y articulan la terapia. 
Inevitablemente este proceso, de hecho natural, implica a menudo 
una excesiva simplificación, palabra que termina de la misma forma 
que limitación. 
Como quiera que sea, es habitual oír de las flores lo siguiente: «Es 
una terapia interesante que actúa en el ámbito de lo mental y emocional. 
Por consiguiente, puede ser de alguna ayuda en el contexto de otras 
disciplinas donde lo principales precisamente esa otra terapia». 
Creo que ésta es la opinión que mucha gente tiene aún de las flores 
de Bach o al menos es el encuadre que se les da en diversas escuelas de 
naturopatía. 
Sin embargo, quienes hemos profundizado en las esencias y las utili-
zamos como terapia principal, o incluso como monoterapia, tenemos 
una percepción bastante diferente del tema, que nos lleva al convenci-
miento de lo siguiente: La terapia floral es una verdadera medicina \ 
holistica que opera sobre todos los campos de nuestro ser: mental 1 
27 
emocional, físico y espiritual. Y esto ocurre, en la mayoría de los casos, 
simultáneamente. 
Pero aquí el tema es el siguiente: ¿Qué es lo que ha llevado a tanta 
gente a tener una visión reduccionista de las flores? Sin duda ésta es 
una pregunta simple de esas de respuesta compleja. 
Por una parte, pienso que ha contribuido a este error el no leer sufi-
cientemente a Bach. Creo que él deja bastante claro que las flores son 
un instrumento de evolución espiritual. Es más, todo su sistema gira en 
torno a lo que define metafóricamente como «un día de colegio» en el 
que se debe aprender una o como máximo dos lecciones. Quiere que 
estemos bien atentos y conscientes de ese aprendizaje que es el verda-
dero sentido de la encarnación. 
Como quiera que sea, en mi primer libro ya dediqué bastante espacio 
a analizar los lineamientos espirituales de la terapia y no querría resultar 
redundante. 
La espiritualidad no es como las ideas políticas, algo que se pueda o 
no tener. Simplemente está y todo el discurso de Bach no deja de insis-
tir, una y otra vez, en esta premisa básica. 
A Por otra parte, pienso que muchos terapeutas han confundido los bre-
vísimos retratos de florales de Bach, hechos para la autoprescripción de 
las esencias, con la descripción de lo que la esencia hace a todo nivel. 
Harían falta 39 libros de no menos de 100 páginas cada uno para tener 
un pequeño atisbo de ello. Creo que este tema resulta tan evidente que 
no me detendré más en él. 
Después, hay otra creencia bastante generalizada de que las flores no 
actúan sobre el cuerpo físico. Bach da una gran importancia a este últi-
mo. Basta con citar algunos pasajes suyos para encuadrar el tema: 
No hay nada accidental con respecto a la enfermedad, ni su tipo, ni la zona 
del cuerpo donde se manifiesta: como cualquier resultado de la energía sigue 
la ley de causa y efecto. 1 
Si sufren de asma o dificultades respiratorias, están de alguna manera as-
fixiando a otra persona o les falta coraje para hacer el bien y eso los sofoca 
(...) Incluso la zona afectada indica la naturaleza del defecto: las manos seña-
lan un fracaso o una equivocación al actuar; los pies un fallo en ayudar a 
otros; el cerebro, falta de control. El corazón, deficiencia, exceso o conducta 
1. Cúrate tú Mismo. 
28 
errónea en el aspecto afectivo. Los ojos, falencias en ver y comprender ade-
cuadamente la verdad cuando está ante nosotros...2 
Como intentaré demostrar más adelante, el doctor Bach leía en el 
cuerpo el sentido y el mensaje de los síntomas y los signos, traduciéndo-
lo, inmediatamente, a un lenguaje floral, en lo que podemos entender 
como una verdadera semiología floral. 
No obstante, Bach era consciente de la necesidad de simplificar, si lo 
que quería era llegar al mayor número posible de personas. Valoremos 
el que las acotaciones anteriores iban destinadas a un auditorio de médi-
cos homeópatas y por tanto supuestamente receptivos a este tipo de lec-
tura corporal simbólica, lo que no puede entenderse, mirado desde este 
prisma, como algo excepcional. 
Siguiendo con el objetivo de la simplificación, Bach afirmará más 
adelante: 
En el tratamiento de casos con estos remedios, no se presta ninguna aten-
ción a la naturaleza de la enfermedad. 3 
Estas manifestaciones, que parecen zanjar de alguna forma el tema, 
no significan demasiado para mí, habida cuenta de su forma de prescri-
bir las esencias. Bach, hombre pragmático y entusiasta donde los haya, 
debía continuamente adecuar su discurso al cumplimiento estratégico 
de sus objetivos, lo que lo obligaba a modificar frecuentemente algunas 
partes del mismo. 
Creo firmemente que a la «mentalización» exagerada en el uso de las 
esencias, ha contribuido de forma decisiva la prepotencia y rigidez de la 
medicina alopática. 
Como quiera que esta última desprecia en gran medida lo emocional 
y mental como causa o activador de la enfermedad, surge en contraposi-
ción a ello una postura equivalente que actúa como contrapeso, lo que 
nos habla de contraponer rigidez a rigidez. El dogma es el siguiente: «la 
mente, sólo la mente, el cuerpo no importa...». Pero yo me pregunto lo 
siguiente: ¿Para qué hemos encarnado en un cuerpo físico, sino para 
que éste nos sirva de vehículo y también de pantalla de lectura y preven-
ción de disarmonías que ocurren en un nivel más sutil? 
2. Conferencia pronunciada en Southport (1931) para médicos homeópatas. 
3. Los Doce Curadores y Otros Remedios. 
29 
Definitivamente resulta imposible separar mente, emoción, físico y 
alma, ya que forman parte indivisible de esto que atiende a la denomi-
nación de seres humanos. 
No somos, como bien dice mi amigo Sposato, «bistecs que cami-
nan», pero tampoco almas o mentes desencarnadas, al menos de mo-
mento. 
Nuevos enfoques a considerar e integrar 
Es necesario volver la vista atrás (sin necesidad de convertirnos en 
estatuas de sal como la mujer de Lot) y volver a los orígenes de la 
terapia floral una y otra vez, para obtener los dorados frutos que las 
esencias nos reservan. Para ello se requiere releer y reinterpretar a Bach 
sin prejuicios ni a prioris. 
También hablamos de los orígenes, cuando leemos el libro de esa 
maravillosa mujer que fue Nora Weeks,4 sin la cual estoy convencido de 
que hoy no sabríamos ni quién fue Bach. 
Si a los dos anteriores unimos la imprescindible recopilación de Philip 
Chancellor,5 ya tenemos suficiente material para fundamentar mi trabajo 
sobre el Patrón Transpersonal. 
De la lectura de estas tres fuentes, se extraen varias conclusiones 
coincidentes que apuntan en una misma dirección. El criterio prescriptivo 
floral procede de tres encuadres complementarios que actúan a modo de 
cámaras, enfocando al paciente desde tres ángulos diferentes: 
• Mental. 
• Emocional. 
• Conductual. 
Creo que no nos equivocamos al afirmar que las flores parecen en 
inicio prescribirse basándose en lo que uno piensa, siente y hace. Y se 
trabaja en esa época, tal como refleja sobre todo Chancellor, de una 
manera simple y eficaz, sin complicaciones. Desde luego no hay en ese 
entonces una visión psicologista, ni mucho menos psicoanalítica, en la 
interpretación de lo que ocurre en el paciente. 
4. Weeks, Nora. Los Descubrimientos del Dr. Edward Bach. Lidiun. Buenos Aires, 1993. 
5. Chancellor, Philip. Flores de Bach. Manual Ilustrado. Lidiun. Buenos Aires, 1994. 
30 
Y hasta aquí todo parece muy claro, pero enseguida empezamos a 
ver deducciones y prescripciones florales digamos que «heterodoxas». 
Algo empieza a no cuadrar del todo con los postulados desgranados 
más arriba. 
Personalmente, fui el primer sorprendido cuando me di de narices 
con el paradigmático caso del famoso electricista, narrado por el propio 
Bach.6 
Vale la pena detenerse en él, por lo que lo reproduzco íntegramente: 
Sexo masculino, 21 años 
Antecedentes: 
El paciente se dedicaba a la instalación de cables eléctricos, y en el mo-
mento del accidente se encontraba subido en el extremo de un poste de diez 
metros de altura. Estaba trabajando en la instalación de un cable positivo, es 
decir conductor, y mientras lo sujetaba, el viento agitó contra él el cable nega-
tivo, o de tierra, cuyo contacto hizo circular 700 voltios a través de su cuerpo. 
Su mano derecha, que sujetaba el cable positivo, se cerró espasmódicamente 
sobre él, como suele suceder en los casos de electrocución, sin poder soltarlo: 
una vez liberado del contacto con el cable de tierra,cayó desde los diez me-
tros, sobre un cerco de arbustos que amortiguó el golpe, recogiéndosele en 
estado de semi-inconsciencia. 
Tratamiento: 
O C T U B R E 24: Revisé al paciente cuatro días después del accidente. La mano 
derecha se hallaba hinchada a casi tres veces su tamaño normal, con severas 
quemaduras en la yema del pulgar, entre los dedos anular y meñique, y en el 
lado externo de la palma. La mano carecía de toda sensación, y en cierta 
forma estaba prácticamente «muerta», con una total ausencia de dolor. 
Inmediatamente se le administró Clematis en forma interna, para devolver 
la vida a la mano, agregando Impatiens en forma de loción, para actuar como 
bálsamo sobre las heridas. 
O C T U B R E 2 6 : La mano ha empezado a «volver a la vida», y al retornar el 
tacto ha comenzado a doler cuando se la mantiene suspendida hacia abajo: 
también ha disminuido la inflamación. Durante la mañana, el paciente pisó 
accidentalmente a su pequeño cachorro, y el grito que lanzó lo sobresaltó de 
6. Extraído de Bach por Bach. Obras Completas. Escritos Florales. Continente. Buenos 
Aires, 1993. 
31 
tal forma que le obligó a sentarse, «temblando y estremeciéndose convul-
sivamente», como lo había hecho durante el shock eléctrico. Sin embargo, el 
paciente se manifestaba externamente alegre, y minimizaba la importancia de 
sus heridas. 
En esa oportunidad se le proporcionó Agrimony, Mimulus y Rock Rose en 
forma interna: Agrimony, para el estado mental de excitación a pesar de sus 
quemaduras; Mimulus para suavizar el sistema nervioso, y Rock Rose para 
prever posibles complicaciones, tales como hemorragias en las heridas. 
O C T U B R E 2 8 : La mano aparece mucho menos inflamada, pero tiende a do-
ler cuando se la venda; por primera vez sangró ligeramente por las quema-
duras. 
Se agregó Impatiens a la loción de caléndula utilizada para vendar la mano; 
también se administraron Impatiens y Agrimony internamente: Impatiens para 
el dolor, y Agrimony, como antes, para el estado mental. 
O C T U B R E 3 0 : Las heridas, que hasta el momento no habían presentado nin-
guna reacción saludable, comenzaron a supurar con un olor ofensivo, espe-
cialmente la de la yema del pulgar, y fue preciso vendarlas dos veces al día. 
Dos de los dedos temblaban y se estremecían espasmódicamente. El pa-
ciente no había «vuelto a ser el mismo» desde el shock eléctrico. Aún carecía 
de sensaciones en el pulgar o en su yema, pero la mano ya casi había vuelto a 
su tamaño normal. 
Se le administraron Scleranthus, Clematis y Gentian en forma oral: Scle-
ranthus para la inestabilidad de los dedos; Clematis para volverlo a su perso-
nalidad normal, y Gentian para aliviar una ligera depresión. 
N O V I E M B R E 2: Ligera mejoría, pero aún persiste la insensibilidad del pulgar 
y el área circundante. 
N O V I E M B R E 5 : Se genera un cierto temblor en la mano, cuando el paciente 
trata de abrir y cerrar los dedos. 
Se le administraron Clematis, Gentian y Scleranthus internamente: Clematis 
para devolverle «la vida» a la mano; Scleranthus para el temblor, y Gentian 
para la ligera depresión, que aún persistía. 
N O V I E M B R E 11: El paciente evoluciona bien, excepto por cierta rigidez en 
los dedos, especialmente el pulgar, que aparece bastante bloqueado. 
Se le proporcionó Vervain internamente, agregándola también a la loción, 
a fin de combatir la rigidez. 
N O V I E M B R E 1 7 : La mano está mucho mejor; puede escribir algo a máquina, 
y las heridas prácticamente han cicatrizado, excepto la más grande de la yema 
del pulgar, donde los tejidos se habían quemado hasta la fascia. 
Se le administró Vervain para cierta rigidez remanente, y se aplicó Impatiens 
en las vendas por si las terminales nerviosas expuestas provocaban algún dolor. 
32 
N O V I E M B R E 1 8 : Cuando el paciente llegó para el siguiente vendaje, no sólo 
podía mover libremente el pulgar, sino que manifestó encontrarse maravillosa-
mente bien; se sentía en excelente estado, y pudo hacer una caminata de diez 
millas. 
A partir de ese momento, el progreso fue rápido, y la herida más grande 
cerró sin ninguna supuración más. La nueva piel se formó naturalmente, ha-
ciendo evidente que no haría falta ningún tipo de implante de piel, y que la 
mano no presentaría ningún tipo de discapacidad posterior. Las cicatrices re-
sultantes fueron muy leves, y sólo sobre la yema del pulgar, donde la quema-
dura había alcanzado el cuarto grado.» 
Antes de analizar esta historia, conviene aclarar algunos términos. 
Como resulta obvio, se echa en falta algunas flores como Crab Apple, 
para la limpieza de las heridas, Star of Bethlehem para el trauma en sí. 
o bien el propio Rescue Remedy. 
La razón de su ausencia es que en esa época Bach sólo trabajaba 
con los doce sanadores. No en vano hablábamos del inicio de la tera-
pia, por lo que este caso puede datarse a finales de 1932 o principios 
de 1933. 
Lo primero que destaca en la historia del electricista es la aparición 
de una «cuarta cámara» que se desplaza al escenario de la manifestación 
y traduce en un lenguaje floral lo que se está produciendo. Por ejemplo, 
«la mano está como muerta», es otra manera de decir «necesita Clematis» 
para «devolver la vida a la mano». 
El temblor de los dedos es traducido inmediatamente a una expresión 
más genérica: inestabilidad, que Bach relaciona inmediatamente con 
Scleranthus. 
El uso de Vervain para la rigidez no tiene desperdicio ya que incluso 
lo aplica localmente, además de la prescripción oral. Hoy ya resulta fá-
cil relacionar la esencia con el Patrón Transpersonal de rigidez dinámi-
ca, es decir una rigidez caliente, inflamatoria, subsiguiente a las heridas 
ocasionadas por las quemaduras. 
Impatiens es literalmente utilizado como analgésico, ya que lo em-
plea localmente como bálsamo en forma de loción, aunque hoy sabe-
mos que también sirve para la rigidez inflamatoria que sin duda era 
patente en este caso. 
Es muy significativo el uso que hace de Mimulus como ansiolítico 
«para suavizar el sistema nervioso». Esta aplicación no personal de 
Mimulus, se verá en bastantes ocasiones en la recopilación de Chancellor. 
33 
Agrimony también se da como ansiolítico. En muchos más casos lo ve-
mos recetado para el picor, dolor, etc. 
De todas las aplicaciones de esta historia, la única que en realidad 
parece tradicional es la de Gentian, «para aliviar una ligera depresión», 
y un comentario de Agrimony sobre la «minimización» que hace el elec-
tricista de sus heridas, manifestándose alegre. 
Este caso tiene para mí un valor añadido que viene dado por las apli-
caciones locales de las esencias, tema en el que he trabajado los últimos 
10 años, con resultados muy estimulantes. 
Siguiendo con la historia en cuestión, resultaría muy simplista y te-
merario el pensar que Bach no tenía un buen día, o que acaso se había 
excedido en la taberna de Cromer o incluso que olvidó destruir un rela-
to lleno de «desatinos florales». Volveremos más adelante sobre este 
caso. 
Lo reseñado hasta aquí no es tan atípico como parece. Podríamos 
pensar que al tratarse de los inicios de la terapia, los criterios de aplica-
ción aún no estaban lo suficientemente cimentados y que más adelante 
se terminaría abandonando esta forma tan curiosa de prescribir las esen-
cias. Pero sin embargo, esto no ocurre, y seguimos encontrando una 
tendencia a prescribir, de vez en cuando, flores que no se deducen de la 
personalidad ni de la actitud del paciente. 
Sigamos un poco con Chancellor, del libro ya reseñado, para ver apli-
caciones atípicas de Agrimony: 
Unos terneros que sufrían de tiña respondieron bien a Crab Apple y 
Agrimony, la última porque los animales estaban torturados por la irritación. 
Como se ve aquí no se está hablando de unos terneros que minimi-
cen sus problemas actuando con una máscara de alegría y cordialidad 
forzada, ni siquiera que positivicen en exceso. 
El siguiente caso pertenece al propio Bach y es transcrito por Nora 
Weeks. En él sevuelve a ver la aplicación de Agrimony por caracterís-
ticas no personales del paciente, sino por la tortura. También es intere-
sante la pauta de administración. Como vemos el famoso «4 gotas 4 
veces al día» no viene de Bach: 
Un hombre de 38 años estaba sufriendo un serio reumatismo desde hacía 5 
semanas. Cuando se le vio por primera vez, todas las articulaciones estaban 
34 
afectadas por hinchazón y sensibilidad. Estaba muy dolorido y se revolvía en 
su tormento, sin poder quedarse quieto. 
Se le administró Agrimony cada hora durante 20 horas, observándose en-
tonces una notable mejoría; el dolor y la hinchazón habían desaparecido por 
completo, a excepción de una articulación en el hombro. El paciente estaba 
más tranquilo y menos ansioso. Se continuó dándole Agrimony durante otras 
6 horas, al cabo de las cuales el paciente durmió durante 4 horas. Al desper-
tar, el dolor había desaparecido por completo. 
Hombre de 51 años de edad. Durante los últimos 28 años había sufrido 
psoriasis en las piernas, con irritación y escamas. Esta aflicción, que había 
sido producida por un período de ansiedad y preocupación, le causaba gran 
tormento mental y desesperaba de curarse alguna vez. Por naturaleza tenia 
tendencia a ser demasiado serio; aunque tenía sentido del humor no podía 
suprimir una sensación de disgusto engendrado por la enfermedad. Franca-
mente no tenía esperanzas en curarse pero para dar el gusto a su mujer nos 
consultó. Se le recetó Gorse por su extremada desesperanza y por la larga 
duración y la persistencia del malestar; Agrimony para combatir el tormento 
mental que le provocaba la psoriasis y Crab Apple para el disgusto consigo 
mismo y para que le limpiara la mente y el cuerpo. Un mes más tarde nos 
escribió: «Me siento mejor conmigo mismo y más esperanzado. Tengo la piel 
menos irritada que en mucho tiempo y la descamación es insignificante, mien-
tras que el tamaño de las llagas disminuye». El tratamiento continuó durante 
6 meses más, al cabo de los cuales una carta suya decía: «Jamás me he senti-
do tan bien en la vida. Es casi imposible creer que me he curado de una 
enfermedad tan larga. Cada día que pasa me siento mejor». 
En el caso anterior vemos perfectamente un típico ejemplo de fusión 
entre lo que consideramos la tendencia ortodoxa (personalizada) de pres-
cribir las flores: el uso de Gorse es impecable para su claudicación ante 
la enfermedad, así como el de Crab Apple para limpiar la mente y el 
cuerpo, con la otra forma que vengo anticipando, la que podemos lla-
mar heterodoxa (o no personalizada). Salta a la vista que la aplicación 
de Agrimony es simplemente para el «tormento mental» o, dicho de otra 
forma, la ansiedad o incluso angustia que le causa la enfermedad. 
Sigamos un poco más con Chancellor: 
Niña de 10 años. Cuando nos llamaron estaba en semicoma por neumonía, 
tenía mucha fiebre y estaba muy inquieta. Sus padres se sentían aterrorizados 
y el médico de la familia estaba atendiéndola. A ella y a los padres se les dio 
Rock Rose de inmediato. Se intentaba neutralizar su serio estado y contrarres-
tar el terror que sus padres le transmitían. A intervalos le mojaban los labios 
y las encías con el remedio Rock Rose. A las dos horas, la temperatura había 
35 
bajado mucho y durante la noche recibió dosis de Rock Rose cada hora. Cuando 
despertó el día siguiente, aunque la temperatura era normal, todavía estaba 
muy débil y molesta. A Rock Rose se agregó Centaury que combate la debi-
lidad y Chicory, que es para los que están inquietos. Su progreso fue gradual 
y excelente y en poco tiempo estuvo bien de nuevo. 
En este caso podemos observar un interesante uso de Rock Rose, 
donde se trata el pánico en el ambiente y sus posibles consecuencias 
sobre la niña. Pero en realidad lo he elegido, porque se hace un uso no 
personal de Centaury para dar energía, o «combatir la debilidad». Por 
otra parte es curiosa la aplicación de Chicory «para los que están inquie-
tos». 
Nora Weeks recoge en su libro historias del propio Bach, donde tam-
bién podemos encontrar aspectos interesantes relacionados con nuestro 
tema. Dado lo extenso del caso, sólo expongo la primera mitad. 
Un hombre de edad mediana, lisiado, con artritis reumatoide en ambas 
caderas, rodillas, tobillos y muñecas, había perdido las esperanzas de recupe-
rarse. Se las arreglaba para moverse con la ayuda de dos bastones, pero su-
fría dolores constantes. Las articulaciones estaban seriamente deformadas, los 
músculos atrofiados y su estado general era precario. Padecía estreñimiento y 
hemorroides que sangraban frecuentemente y estaban siempre irritadas. 
A pesar de tener grandes dificultades para desplazarse, continuaba traba-
jando, realizando una tarea que le obligaba a estar de pie muchas horas por 
día. Intentó todo tratamiento posible con la esperanza de encontrar algún leve 
respiro, pero con muy poco éxito. 
Era de índole nerviosa, excesivamente preocupado de que su familia y tra-
bajo se perjudicaran por él. Se culpaba por su enfermedad y trabajaba en 
exceso, lo que le debilitaba aún más y le volvía irritable y susceptible. 
Se le dieron los siguientes remedios: Gorse por desesperar de la curación: 
Red Chestnut por su preocupación excesiva por los demás; Vervain por su 
intensidad y tensión excesiva; Centaury por la debilidad; Mimulus por su ner-
viosismo e Impatiens por su impaciencia e irritabilidad (...). 
En esta historia destaca el uso de Centaury «por la debilidad». No 
deja de asombrarme el uso generoso que hacían antiguamente de 
Mimulus como ansiolítico. He encontrado docenas de casos donde se 
aplica de esta forma. 
36 
Conclusiones 
Podría seguir durante mucho más espacio exponiendo los hallazgos 
de estas aplicaciones florales «no personales», pero creo que ya son ejem-
plo suficiente para que el lector se dé cuenta de lo que pretendo por el 
momento, que no es otra cosa que demostrar que había una cuarta cá-
mara que servía para interpretar, traducir y prescribir esencias, más allá 
de los parámetros mentales, emocionales y conductuales estandarizados. 
Esa cámara, repito, leía y traducía a un lenguaje floral aquello que 
registraba en lo concerniente sobre todo a la forma de la manifestación 
somática o funcional. 
Producto de ello, algunas esencias eran prescritas como comple-
mentación de las que venían dadas por criterios más personales. 
Esta forma complementaria de seleccionar algunas flores implica un 
conocimiento profundo del patrón energético genérico vibracional de 
la flor, abriéndose por consiguiente muchas posibilidades terapéuticas 
poco exploradas en lo que a terapia floral se refiere. 
Mi impresión personal es que esa especie de «cámara», de herra-
mienta en suma, se fue perdiendo al paso del tiempo debido, sobre todo, 
a la excesiva mentalización de la terapia a la que antes me refería, o tal 
vez a un intento de sistematización de la praxis floral que resultase más 
accesible para la mayoría de terapeutas y usuarios. 
De hecho, la mencionada herramienta se venía utilizando en forma 
rudimentaria y automática, en una especie de relación implícita que equi-
paraba inestabilidad a Scleranthus, debilidad a Centaury, nerviosismo a 
Mimulus, tormento a Agrimony, etc. 
Pero para aplicar una herramienta es necesaria una suerte de calibra-
do de la misma o, lo que es igual, una sistematización que necesaria-
mente debe incluir unos códigos, unos términos, unas instrucciones. 
El trabajo que expongo aquí va destinado precisamente a eso, a ofre-
cer una herramienta que nos ayude a sacar más provecho de las ilimita-
das posibilidades terapéuticas que las esencias ofrecen, a mi modo de 
ver bastante infrautilizadas. 
37 
2. DE LA MICROPERSPECTIVA A LA 
MACROPERSPECTIVA. DE LO ABSTRACTO 
A LO CONCRETO. DE LA ENERGÍA 
UNIVERSAL AL PATRÓN TRANSPERSONAL 
Dios creó las formas del Universo con música y geometría. 
E D G A R CAYCE 
Modelos filosóficos. Modelos energéticos 
Sabemos que las esencias no actúan por principios molecularesacti-
vos, dada la dilución con la que trabajamos y los métodos con que se las 
prepara. 
Este libro no abordará un tema tan general como es el de las terapias 
energéticas o vibracionales y sus mecanismos de acción.1 
Pero sin embargo, sí considero necesario referirme muy sucintamente 
a algunos enfoques energéticos que nos ayudarán a comprender cómo 
se genera lo que yo entiendo como un Patrón Transpersonal. 
Tomo prestados algunos conceptos y pasajes provenientes de Henry 
Reed,2 Rupert Sheldrake3 y Julián Barnard.4 Sin ellos saberlo, sus traba-
1. Ya me referí en mi primer libro a dichos mecanismos, pero me parece que el mejor texto 
para entender este tema tan complejo sigue siendo: La Curación Energética. Richard Gerber. 
Robin Book. Barcelona, 1993. Un verdadero best seller de las medicinas energéticas, completa-
do por su posterior trabajo: La Curación Vibracional. Robin Book. Barcelona, 2001. 
2. El Despertar de los Poderes Psíquicos. Henry Reed. Edaf. Madrid, 1991, 1999. 
3. Una Nueva Ciencia de la Vida. Rupert Sheldrake. Kairós. Barcelona, 1990 y en menor 
medida La Presencia del Pasado. Rupert Sheldrake. Kairós. Barcelona, 1990. 
4. Las Plantas Sanadoras de Edward Bach. Julián & Martine Barnard. Flower Remedy 
Programa. Hereford, Inglaterra, 1999. Traducida de la edición inglesa de 1988. 
39 
jos me han ayudado considerablemente a respaldar con hipótesis teóri-
cas muy atractivas, mi concepto de Patrón Transpersonal. Esto es para 
mí muy importante, ya que así se puede entender éste, a menudo difícil, 
concepto, partiendo en cierta forma de «más arriba» que en mi primer 
libro. 
Podemos intentar explicar el mundo en el que vivimos, y esto incluye 
todo lo comprendido en la naturaleza, lo fenomenológico, lo material, el 
mundo de las formas, las ideas, los pensamientos, etc., desde dos gran-
des perspectivas enfrentadas: microperspectiva y macroperspectiva. 
La primera de ellas forma parte de lo que entendemos como punto de 
vista mecanicista, «científico». Desde este enfoque, la ciencia reduce 
toda la vida a la acción de la química y la física, usando el átomo como 
ladrillo. 
Engancha unos cuantos átomos y obtendrás una sustancia química. Mez-
cla algunas sustancia químicas y obtendrás una reacción química. En algún 
punto de esta secuencia, una de estas reacciones químicas, afortunadas pero 
accidentales, crean nuevas formas vivas. Después de un tiempo llegamos a las 
plantas, a los animales y a los seres humanos. Un pensamiento humano es el 
resultado final de reacciones químicas en el cuerpo que responden a sucesos 
físicos y químicos en el mundo exterior. Todo se explica como una cadena de 
secuencias de causa efecto que implican básicamente procesos atómicos. 5 
En este enfoque, todos los procesos se analizan en términos de la 
parte menor. Pero incluso muchos científicos, entre los que incluimos al 
preclaro y revolucionario Sheldrake, rechazan el emplear la micropers-
pectiva para explicarlo todo, ya que es evidente que esta teoría no con-
sigue justificar el porqué de las formas concretas. «Por ejemplo, si con-
sideramos una estructura compleja como una proteína y las formas 
moleculares posibles que puede adoptar, el número resultante es astro-
nómico. Si calculamos el tiempo posible que tardaría en probar todas 
esas posiciones mediante rotaciones, éste sería mayor que la edad del 
Universo conocido. (Sheldrake)». 
Frente a esta visión reduccionista, oficial en este momento, que re-
presenta la microperspectiva, surge otra opuesta llamada macro-
perspectiva. En ella se analiza la vida en términos de los procesos más 
generales que engloban y gobiernan a los más pequeños. 
5. Henry Reed. Op. cit. 
40 
La macroperspectiva es también holística,6 pues concibe el sistema 
no como una amalgama de partes, sino como un todo, al igual que la 
ecología. Algunos descubrimientos recientes de la física cuántica, segu-
ramente ayuden en un futuro cercano a inclinar a la ciencia hacia una 
concepción del mundo más integrada holísticamente. 
Sin embargo, esta macroperspectiva no es para nada una novedad. 
De hecho, es la microperspectiva la que apenas tiene unos pocos cientos 
de años. 
Para Platón, muy influenciado por el pitagorismo (concepto de idea-
número), las formas del mundo de la experiencia sensorial eran como 
reflejos imperfectos de Formas o Ideas arquetípicas y trascendentes. 
También Aristóteles creía en la existencia eterna de las formas especí-
ficas. 
La macroperspectiva da por sentado que detrás de todo fenómeno, 
subyacen principios preexistentes de orden, de jerarquía. 
En este punto resulta muy esclarecedor citar un párrafo de Richard 
Gerber: 
Los niveles de ordenación constitutivos de toda vida y de toda materia se 
rigen por leyes implícitas de forma: las energías sutiles que determinan la 
forma existen como pautas geométricas repetitivas y figuras que influyen so-
bre la expresión de toda clase de sistemas, desde el átomo más diminuto hasta 
las más inmensas galaxias. 7 
Pero aún es posible concretar un poco más. Para Sheldrake, las for-
mas de la naturaleza son precipitados orgánicos de patrones maestros 
(arquetipos en un sentido amplio) que existen en una realidad de otra 
dimensión que denomina campo morfogenético. 
Las teorías de Sheldrake son en realidad una explicación científica, 
aunque en ocasiones algo compleja, de cómo se puede llegar a entender 
lo que denomino como Patrones Transpersonales. 
Pero vamos a profundizar más en estos conceptos. Quizá un buen 
comienzo sea partir de lo que energéticamente podemos considerar el 
inicio, valga la redundancia. 
Todos hemos oído hablar, como modelo energético teórico, de una 
energía primordial, de algo mayor que lo impregna todo: Lo Uno. Claro 
6. Holos, significa todo, entero en griego. 
7. Op. cit. 
41 
que a este principio germinal podríamos llamarlo Dios, Energía Univer-
sal, Amor (como veremos enseguida Bach prefiere utlizar este último 
término). 
Lo Uno se expresa en manifestaciones específicas aunque interco-
nectadas. Estas manifestaciones se ven como patrones: patrones de vi-
bración. 
En este punto es interesante el ver como Bach recurre a una imagen 
budista (Red Enjoyada de Indra), que cristianiza convenientemente, para 
explicar mediante una de sus habituales metáforas el principio inaltera-
ble de Lo Uno, a lo que se refiere como principio de la Unidad de 
Todas las Cosas: 
Asumir que el Creador de todas las cosas es el Amor, y que todo lo que 
registra nuestra conciencia en su infinito número de formas, son manifestacio-
nes de ese Amor, ya sea un planeta, un guijarro, una estrella o una gota de 
rocío; tanto en el hombre como en una forma de vida inferior. 
Quizá sea posible tener un atisbo de esta concepción, pensando en nuestro 
Creador como un gigantesco sol resplandeciente de amor y generosidad, desde 
cuyo centro irradia en todas direcciones un infinito número de brillantes rayos 
luminosos. Nosotros, al igual de todo aquello de lo que tenemos conciencia, 
somos ínfimas partículas al extremo de esos rayos, enviadas para obtener 
experiencia y conocimiento, para regresar finalmente al gran centro. Y aun-
que para nosotros cada rayo pueda parecer separado y distinto, es en realidad 
parte de ese Gran Sol Central. La separación es imposible, ya que tan pronto 
como uno de los rayos es separado de su fuente, inmediatamente deja de existir. 
Quizá podamos comprender así algo de la imposibilidad de la separación, 
pues a pesar de que cada rayo pueda poseer su propia individualidad es, no 
obstante, parte de la gran fuerza creadora central. De esta forma, cualquier 
acción contra nosotros mismos o contra los demás afecta al todo, porque la 
imperfección provocada a una parte se refleja en ese todo, donde todas y cada 
una de las partículas deben, en última instancia, alcanzar la perfección. 8 
Esta visión, anticipa el modelo holográfico, y sugiere que cada parte 
del universo puede comunicarse con todas las demás por resonancia de 
patrones, lo que ami entender guarda relación con lo que Sheldrake 
denomina como resonancia mórfica. Entendemos que esta resonancia 
energética se produce cuando un sistema es impulsado por una fuerza 
alternativa, que coincide con su frecuencia natural de vibración. 
8. Extraído de Cúrate tu Mismo. Bach por Bach. Obras Completas. Continente. Buenos 
Aires, 1993. 
42 
Pero sigamos todavía con el concepto de Lo Uno. Al principio de la 
Creación, esta fuerza Una debió manifestarse de dos maneras contra-
puestas y complementarias, esto es, como una fuerza de atracción y otra 
de repulsión, ya que la vida es de naturaleza dual: positivo/negativo; 
masculino/femenino; arriba/abajo; día/noche. Es decir como energía Yin 
y energía Yang. Este símbolo es seguramente la representación más an-
tigua de esta partición energética primordial. Diversas tradiciones 
ancestrales hablan de esta bipartición. Por ejemplo, la Biblia nos dice 
que Dios separó el cielo de la tierra, la luz de la oscuridad. Los upanishads 
de la India, explican que el mundo nació cuando el gran huevo cósmico 
estalló en forma de oro y plata. El oro formó el cielo y la plata la tierra. 
Fue necesario que el Uno se dividiera en dos para crear la energía. 
La oscilación entre dos polos opuestos es la dinámica básica de la vibra-
ción. Esa oscilación/vibración es la base de la energía. La energía eléc-
trica se manifiesta de forma similar con una oscilación entre los polos 
positivo y negativo. 
Toda la energía creativa deriva de esta fuente única, de la vibración 
central y universal al inicio de la Creación. Esta vibración universal in-
tegra e impregna todas las demás vibraciones derivadas. Por tanto, Lo 
Uno se expresa en manifestaciones específicas aunque interconectadas. 
Estas manifestaciones se expresan como patrones: patrones de vibra-
ción, o lo que es lo mismo secuencias organizadas de energía con su 
correspondiente información. 
Un aspecto muy importante de las fuerzas creativas es su tendencia a 
manifestarse. La creatividad empieza como energía pura, pero cambia al 
asumir un patrón específico. Como patrón de vibraciones, la energía 
contiene información. Dicho patrón de información, consigue pasar del 
nivel muy abstracto e invisible (campo morfogenético de Sheldrake) al 
nivel concreto y material de la realidad. 
Alrededor de 1930, un científico suizo llamado Hans Jenny, demos-
tró de una forma sorprendente, cómo las vibraciones invisibles pueden 
modular el aspecto de las formas visibles.9 
Jenny colocó una sustancia (arena, polvos, líquidos o plastilina) en 
una membrana metálica redonda. A medida que el disco se movía en 
respuesta a diversas vibraciones sonoras, la sustancia asumía formas di-
ferentes. La realidad subyacente de estas formas estaba en la vibración 
9. Henry Reed, Op. cit. 
43 
sonora. Al quitar el material, se podía quitar la forma manifiesta, y sin 
embargo el patrón vibratorio invisible permanecía, esperando el medio 
de hacerse de nuevo visible. Muchas de las formas se parecían a patro-
nes que aparecen en la naturaleza. 
Si reflexionamos sobre este experimento, podemos llegar a la siguiente 
conclusión: la energía es real La forma física es relativamente irreal 
Pondremos otro ejemplo de cómo podemos entender el mundo desde 
una macroperspectiva. Por ejemplo, los patrones vibratorios que resul-
tan de la creación de un arbusto están en todo el universo, ya que se 
pueden entender como especializaciones del Uno. Sin embargo, sólo 
han llegado a un nivel físico y estable en los lugares concretos donde 
crece esa especie de arbusto en particular. Todos los ejemplares de esa 
especie de arbusto están ligados al patrón vibratorio que está asociado 
con esa especie. Desde la visión de la microperspectiva, ese arbusto se 
reproduce por semillas que los pájaros llevan a todas partes de la tierra, 
una secuencia de causa y efecto de sucesos mecánicos. Sin embargo, 
desde la visión de la macroperspectiva, todos los arbustos surgen de la 
fuente vibratoria, como los radios de una rueda. El hecho de plantar una 
semilla, sólo determina dónde la fuente central vibratoria manifestará 
otro rasgo.1 0 
Pero ahora llegamos a la parte más apasionante de la exposición. Los 
pensamientos y los sentimientos, son en realidad «cosas», y como tales 
pueden ser definidos como patrones vibracionales determinados a nivel 
mental y emocional. 
Los mismos patrones vibracionales de la mente, que han creado 
los patrones de nuestro pensamiento y nuestra imaginación, tam-
bién crean los patrones del mundo físico. La mente y la naturale-
za son una. 
Existe una innegable correspondencia entre los patrones de imágenes 
espontáneas que surgen en la mente y los patrones de la naturaleza que 
revelan los microscopios y telescopios. 
10. Ibid. 
44 
Este esquema intenta representar lo que ocurre con la energía en sus hipotéticas 
divisiones. 
I representa Lo Uno\ II, la bipartición de esa energía primordial en la polaridad 
Ying-Yang y III, las diferentes formas, los diferentes patrones vibracionales que se 
derivan de este hecho. 
De alguna forma, los patrones expresados en III pueden definirse como principios 
creativos que constituirán todas las formas concretas de la naturaleza y, por consi-
guiente, también patrones de pensamiento y sentimiento concretos individualizables en 
el ser humano. Cada uno de estos patrones específicos proviene y forma parte de I. 
Las flores. ¡Por fin las flores! 
Como bien dice Julián Barnard:11 
Las flores son una expresión externa de patrones específicos de la fuerza 
de la vida, patrones que se expresan en nosotros en forma de pensamientos y 
sentimientos (...) Las flores son una metáfora de esa emoción humana. Pero 
las plantas son más que una metáfora, ya que en realidad, representan un 
pensamiento; son la presencia física de una forma de pensamiento (...) Las 
plantas representan ideas en forma física, como pensamientos de la tierra. 
Bach fue un experto en correlacionar patrones y se dio cuenta de que 
11. Op.Cit. 
45 
cada una de las flores que él define como de un orden superior, equiva-
le exactamente a un patrón de pensamiento o de sentimiento humanos. 
Dicho de una forma más en consonancia con todo lo que hemos visto 
hasta aquí, Bach descubrió que la energía de cada una de las 38 flores 
que escogió, vibraba de la misma forma en que lo hacían determinados 
pensamientos o sentimientos. 
Por ejemplo Chicory, como esencia floral, emite un patrón vibracional 
que es exactamente igual al que se manifiesta cuando nuestro amor por 
los demás se expresa de forma altruista y sin esperar nada a cambio. 
Esto es el aspecto positivo del estado Chicory. 
Para Scheffer,12 cada uno de los dictados o cualidades del alma vege-
tal que llevan las flores, coincide en el hombre, además de con una 
frecuencia energética, con un dictado del Alma o Ser Superior. En el 
Alma humana, estarían codificados, en forma de potenciales energéti-
cos, los 38 dictados correspondientes a los aspectos positivos de las 
flores de Bach. 
Bach insiste casi obsesivamente en que el Alma humana intenta con-
tinuamente influir con sus dictados sobre la personalidad, para encami-
narla en el sendero del aprendizaje y la salud, entendida ésta en un sen-
tido espiritual. Sin embargo, la personalidad no siempre está receptiva a 
esta información intuitiva. Muy por el contrario, mediante diversos de-
fectos trabaja, yo diría casi que de forma profesional, en la emisión de 
patrones negativos que cada vez la alejan más del camino trazado por el 
Alma. La conclusión de todo esto no puede ser más clara: surge la 
disarmonía, que tiende a cristalizar, como energía estancada, en lo que 
conocemos por enfermedad. 
Como ya anticipaba, las flores de Bach superponen al patrón negati-
vo personal en desequilibrio, el patrón vibracional en equilibro emitido 
por la esencia. Ambos resuenan, al vibrar en la misma frecuencia, y el 
primero es susceptible de ser reconducido o desbloqueado por el se-
gundo. 
En realidad lo que hacenlas flores, en su acción más profunda, es 
repermeabilizar el circuito Alma/personalidad. De ahí que mucha gente 
tratada con los remedios de Bach diga: «Ahora me siento más yo mismo». 
Siempre me gusta, llegado a este punto, citar a San Agustín. El, hace 
12. La Terapia Floral de Bach; Teoría y Práctica. Urano. Barcelona, 1992. 
46 
1500 años, expresó lo siguiente: «Dentro de mí hay alguien que es mu-
cho más yo mismo que yo mismo». Hermosa manera de hablar del Yo 
Superior, del Alma. Bien, las flores hacen que ese verdadero Yo Mismo 
aflore por encima del ego.Todo el sistema floral gira en torno a ello. 
Con todas las nociones adquiridas en este capítulo, creo que estamos 
en condiciones de adentrarnos en el Patrón Transpersonal. Prometo ser 
lo más didáctico posible. 
47 
3. EL PATRÓN TRANSPERSONAL 
PASO A PASO 
Lo mejor, con diferencia, es ser un maestro en la metáfora: 
es la única cosa que no se puede aprender de otros 
y es también una señal de genialidad, 
pues una buena metáfora implica una percepción intuitiva 
de la similitud en lo diferente. 
ARISTOTELES 
Vayamos al grano (como diría un Impatiens) 
Si volvemos a la paradigmática historia del electricista, reproducida 
íntegramente en el primer capítulo, detectamos claramente a Bach 
correlacionando patrones. Para ello se debe partir de un a priori: existe 
un punto de referencia claro, que es la acción de las flores a todo nivel. 
Es más, la comprensión precisa de lo que la esencia trabaja de modo 
genérico. 
Para el caso de Scleranthus, ese principio genérico es la estabilidad. 
Dicho de otro modo, Scleranthus combate la inestabilidad donde quiera 
que ésta se manifieste. Da lo mismo que esa inestabilidad se exprese en 
un adolescente indeciso, un cuadro febril o, como en nuestro caso, en el 
temblor de los dedos del electricista. 
Bach traduce inmediatamente temblor por inestabilidad y esta última 
por Scleranthus. Para llegar a la prescripción de la esencia es necesario 
traducir el signo objetivo, visible (temblor), a un término más genérico, 
más amplio, que se pueda relacionar directamente con una esencia: ines-
tabilidad, ya sabiendo que lo que aportará Scleranthus es precisamente 
lo contrario: estabilidad. 
42 
Otro tanto ocurre con Clematis. Bach indica que la mano está «como 
muerta», anestesiada. Es necesario traducir esta apreciación a un térmi-
no más genérico, aunque ya valdría muerte, que es el siguiente: desco-
nexión. Es obvio que la mano está temporalmente fuera de servicio a 
resultas de la descarga. La pregunta siguiente es ésta: ¿Existe alguna 
flor que ayude en la reconexión de la mano, o de cualquier otra función 
interrumpida? La respuesta es Clematis. 
Bach comprende que las flores actúan de forma genérica, universal, 
ya que son patrones vibracionales amplios. Por eso no limita su uso sólo 
a la corrección de manifestaciones ligadas a la personalidad o compor-
tamientos circunstanciales, sino que lo hace extensivo a cualquier mani-
festación en un organismo viviente, y da lo mismo que sea la conducta, 
50 
Figura 2 
el pensamiento o el sentimiento cambiantes de una persona, el movi-
miento de los dedos de una mano o un bróquil que alterna temporadas 
de lozanía con otras de decaimiento extremo. Dondequiera que la ines-
tabilidad se exprese, existe un patrón genérico en desequilibrio suscep-
tible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayuda de Scleranthus. 
En cualquier lugar que exista desconexión, hay un patrón genérico en 
desequilibrio susceptible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayu-
da de Clematis. Y así sucesivamente. 
Es imprescindible para mí que esta visión sea perfectamente com-
prendida, por lo que me encomiendo a la ayuda salutífera de Cherry 
Plum, esperando no perder el control verbal de mi exposición. Me tomo 
dos gotas del mismo y sigo. 
Bien, parece que la esencia está funcionando, por lo que se me ocu-
rre que en este punto será mejor insertar una figura por aquello de que 
una imagen vale más que mil palabras. 
Tomaremos como ejemplo para la explicación a Cherry Plum el cual 
trabaja, como es sabido, el eje control/descontrol. 
Las flores elegidas por Bach tienen una acción terapéutica, por lo 
que coincidiremos en que vibran en armonía, en equilibrio. El patrón 
vibracional de la flor, Cherry Plum en este caso, tiene por tanto que ver 
con el equilibrio. 
En este ejemplo, a ese patrón vibracional armónico, equilibrado, po-
demos llamarlo control por lo que lo representamos en la parte inferior 
de la Fig. 2 de forma ordenada, como ciclos de onda uniformes. 
¿Va todo bien hasta aquí? ¡Ay!... casi iba a preguntar si había alguna 
duda, pero me he dado cuenta de que se trata de un libro, y no de una de 
mis clases. 
Pero sigamos un poco más. El tema es que el desequilibrio, en el 
caso de Cherry Plum el descontrol, vibra de la misma forma cualquiera 
que sea el lugar donde se manifieste. Volvamos al esquema anterior. 
Representamos el descontrol como ondas disarmónicas que emanan, 
de arriba hacia abajo, de la mente, el tiroides, el corazón, ovarios o un 
grupo de células. 
Con este esquema conceptual intento explicar que, a mi modo de ver, 
el descontrol siempre vibra siguiendo el mismo patrón de forma. A ni-
vel mental, nos producirá el consabido miedo a perder el control inhe-
rente a lo que entendemos por estado Cherry Plum. En el tiroides, se 
manifestará en forma de patología endocrinológica; en el corazón en 
44 
forma de alteraciones del ritmo, tales como arritmia; en los ovarios en for-
ma de desajustes menstruales; a nivel celular en forma de cáncer, etc. 
Pero lo cierto es que la esencia de Cherry Plum no sabe para qué la 
hemos prescrito. Como patrón vibracional el remedio aporta informa-
ción, e inunda nuestro organismo con su patrón armónico, que se super-
pone por resonancia al disarmónico, como podemos observar en la Fig. 3. 
De manera, que la esencia chequea las manifestaciones de descontrol a 
todo nivel, intentándolas subsanar. 
Descontrol y control resuenan en la misma frecuencia, ya que 
son dos manifestaciones de un mismo eje, dos caras de una mis-
ma moneda. 
Figura 3 
52 
Vemos aquí la superposición de los patrones vibracionales: el armó-
nico aportado por la flor, al disarmónico subyacente. 
Si todo va bien, podemos llegar a la fase de resolución, en la que 
encontramos todas las estructuras vibrando armónicamente, esto es en 
la misma forma en que lo hace la esencia. A esta fase le llamamos de 
control, ya que recordemos que estamos hablando de Cherry Plum. Si 
hablásemos de Scleranthus la llamaríamos de estabilización; si lo hicié-
semos de Clematis de reconexión, y así sucesivamente. Si empleásemos 
un término general para definir esta fase, que pudiese expresar este he-
cho para todas las flores, éste sería equilibrio, o tal vez armonización. 
Este tercer paso lo vemos representado en la Fig. 4. 
Por supuesto que todo lo expuesto hasta aquí, tanto en el desarrollo 
como en las figuras, es conceptual: un esquema lógico para intentar 
comprender las aplicaciones que vendrán más adelante. En suma, un 
modelo teórico posibilista. 
Figura 4 
53 
Podríamos deducir de estas hipótesis una serie de premisas y asocia-
ciones lógicas. 
En primer lugar, que toda patología se manifiesta, como disarmonía 
que es, siguiendo unos patrones de forma estables, individualizables, 
deducibles, y, lo que es sin duda más importante, traducibles a un len-
guaje floral. Esta constatación nos abre una serie de posibilidades tera-
péuticas, hasta hace muy poco impensables. 
Puede planteársenos una primera e inquietante pregunta: «Pero va-
mos a ver, para que, como en el ejemplo anterior, una persona tenga 
una arritmia cardiaca que traducimos por descontrol, ¿no es antes obli-
gatorio haber pasado por un período de Cherry Plum mental, para que 
en la línea de Bach esto se concretice en algo funcional e incluso or-
gánico?». 
A mi modo de ver no; o al menos no siempre este pasaje es objetivable. 
De hecho, muchos patrones

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