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RICARDO OROZCO FLORES DE BACH MANUAL DE APLICACIONES LOCALES EL PATRÓN TRANSPERSONAL: UNA EFICAZ HERRAMIENTA DE TRABAJO INDIGO Zamora, 91-95 08018 Barcelona www.edicionesindigo.com http://www.edicionesindigo.com © 2002 Ricardo Orozco © 2003 Ediciones y distribuciones Vedrá, S.L. Primera edición: enero 2003 ISBN: 84-89768-78-1 Depósito legal: B-1266-03 Fotocomposición: Text-Gráfic Ausiás Marc, 16 - 08010 Barcelona Impresión: Liberdúplex Constitución 19, Bloque 8, local 19 08014 Barcelona Encuademación: Encuademaciones Roma Feixa Llarga, 70 08907 L'Hospitalet (Barcelona) A mi hija Marina Cuando salió mi primer libro, Flores De Bach. Manual para Tera- peutas Avanzados. índigo, Barcelona, 1996, la idea que animaba este trabajo era la siguiente: por una parte reivindicar la filosofía de Bach como instrumento consustancial que sustentaba y justificaba la terapia; por otra, sugerir que el sistema floral estaba siendo infrautilizado debi- do, tal vez, a una interpretación reduccionista que sólo contemplaba las flores para aplicaciones mentales y emocionales, limitadas casi siempre al ámbito de lo doméstico. Partía de la base, y aún sigo pensando lo mismo seis años después, de que no se podía compartimentalizar al ser humano de la manera en la que se venía haciendo a la hora de trabajar con las flores, y que mente, emoción, cuerpo y alma, eran integrantes indivisibles de esa superposi- ción de planos energéticos interconectados que nos configuran y sus- tentan. Resumiendo, que si el sistema floral del doctor Bach había sido con- cebido desde una visión holística del ser humano, su campo de acción sin duda debía ser el mismo. El mensaje era más o menos el siguiente: «Estamos confundiendo nuestros límites con los de la terapia, la punta del iceberg con el iceberg en sí. Esto es mucho más de lo que nos figurábamos». Por otra parte introducía el concepto de Patrón Transpersonal como herramienta para ampliar y sistematizar otras aplicaciones florales, com- plementarias de las clásicas, a nivel oral y tópico. Todo ello desde un punto de vista racional. La respuesta fue mucho mayor de lo que suponía. De toda España, de casi todos los países de Latinoamérica y cuando salió la edición am- pliada en italiano, de este último país, empecé a recibir cartas, llamadas 9 y e-mails de terapeutas y usuarios agradeciéndome el trabajo, compar- tiendo sus buenos resultados y confirmándome lo que ya sospechaba: ellos también habían intuido que la terapia era algo más de lo que se venía barajando hasta el momento. Definitivamente, pienso que quienes creen que las flores no trabajan en el terreno físico se equivocan, así como los que piensan que para tocar lo espiritual hacen falta otras herramientas. Sin duda no han leído bien a Bach, ya que todo el sistema gira en torno a la reconducción del ego a los dictados intuitivos del alma. Quienes llevamos ya tiempo trabajando con las flores, así como mu- chos de los que acceden a la lumbre del sistema floral, vivimos en la constatación cotidiana de ello. A los varios años de mi debut literario, Clemente Sánchez y yo nos embarcamos en un ambicioso proyecto que cristalizó en Flores de Bach. Diagnóstico Diferencial entre Esencias, índigo. Barcelona, 1999, libro que creemos ha contribuido a un mejor manejo de las flores. Después de 6 años del Manual para Terapeutas Avanzados sigo con- vencido de que aún queda mucho por hacer en el terreno floral. El que haya tanta gente trabajando con criterios amplios sobre la terapia de Bach, es el aliciente que me ha animado a embarcarme en esta tercera incursión floral. Los criterios de mi primer libro son aún válidos para mí, pero han sido tantas las contribuciones y confirmaciones que se han producido, que sentía la obligación de compartir y terminar de hilvanar las conti- nuas actualizaciones y ampliaciones de los Patrones Transpersonales y sus aplicaciones locales. RICARDO OROZCO Verano de 2002 Barcelona - Valle D'Adda (Bergamo-Italia) 10 Agradecimientos Ésta es quizá para mí la parte más importante del libro. Todos, en menor o mayor medida, dependemos de la ayuda de otros para crecer y evolucionar. Desde lo más trivial, a lo más complejo, no existe una autosuficiencia real en casi ningún aspecto de nuestro de- venir. Este libro es fiel testigo de lo antedicho y por eso quiero testimoniar mi agradecimiento a todas aquellas personas que me estimularon y ayu- daron en el complejo proceso de elaboración de este manual. Agradezco de corazón a mi amiga Rosa Castelló que siempre ha es- tado animándome en el tema del libro y en todos los aspectos de mi vida. A mi secretaria y amiga, Sara María Calzada, por insistirme día a día capricornianamente en la necesidad de trabajar más y ser menos Hornbeam, también por haber colaborado en el proceso de documenta- ción del libro. A mi hija Marina que con Sara María Calzada, corrigie- ren con mucho amor y humor el estilo y la gramática. A Enzo Carlevaro, Carlos Salazar y de nuevo Marina, que contribuyeron en las figuras. Fue muy importante también para mí el apoyo de mis compañeros de SEDIBAC, que siempre han valorado mi trabajo, así como el estímulo recibido por Eduardo Grecco, Susana Veilati; mis amigos de Italia: Ezio Sposato, Ermanno Paolelli, Angela Cavalcanti; los profesores de la Uni- versidad de Sta. Clara de Cuba: Boris (El Grande) C. Rodríguez, Eloida 11 Pedroza, Dayamic Rodríguez, Lucía Alba y en definitiva tantos alum- nos que han compartido sus experiencias conmigo. Mi gratitud es infinita para Ezio Sposato que, para que adelantase en el libro, me ofreció su casa en el bosque de Lombardía y sobre todo su hospitalidad y amistad, en un momento muy difícil de mi vida. También es obligado agradecer la disposición siempre positiva de mis editores, los que desde un principio creyeron en mi trabajo dejándome toda la libertad literaria inimaginable. Quiero asimismo agradecer a mi maestro e iniciador en la terapia floral, Carlos Cruz, al que todavía me une una amistad inmune al paso del tiempo. Pero en verdad hay dos personas sin las cuales nada hubiera sido posible. Ellos, Edward Bach y Nora Weeks, lo dieron todo de forma altruista e incondicional en beneficio de la humanidad. Creo que lo si- guen haciendo desde otras esferas. El autor 12 Introducción Luces en la oscuridad La terapia floral de Bach goza, cuando esto escribo, de muy buena salud. Tal vez no es todavía, como pensaba Bach, la medicina del futuro pero sin duda es una medicina con futuro. Debe, sin embargo, superar aun no pocas barreras y prejuicios en este tiempo complicado donde el materialismo más cartesiano impregna todas las disciplinas llamadas " ortodoxas». Más pronto que tarde la medicina oficial deberá reconocer que se ha alejado demasiado del hombre, al confundir tecnología con progreso, en su loca carrera hacia quién sabe dónde. Hoy más que nunca, tal vez debido al alejamiento exagerado de nuestros orígenes y de las fuentes filosóficas y espirituales que buscan un sentido a nuestra existencia, surge una necesidad imperiosa de re- torno, de eterno retorno diría, en busca de nosotros mismos. Quizá de ahí que Wild Oat, la esencia del vacío existencial, sea de tan rabiosa actualidad. A todo esto ha contribuido sin duda la deshumanización de la medi- cina oficial, que no termina de salir de las concepciones mecanicistas que con pocos elementos pretenden explicarlo todo. Desde luego hay que reconocer que, al menos en Occidente, ha au- mentado la expectativa de vida y que las grandes plagas y epidemias han sido sustituidas por el estrés, la depresión y las enfermedades cardiovasculares. En cambio, en África, América Latina y Asia, sólo por poner un ejemplo, temas como el SIDA adquieren proporciones bí- blicas, fomentadas por el egoísmo del denominado «mundo rico». Los pobres hoy son más pobres que nunca. En este sentido, no resulta extra- 13 ño que la medicinase plantee con criterios empresariales de rentabili- dad, y no como un derecho inalienable. Sin embargo, cabría preguntarse si el hecho de añadir años a nuestra vida ha redundado también en añadir calidad de vida a esos años. A tenor de lo que podemos percibir en el ámbito de la medicina comunita- ria, no parece corresponderse lo uno con lo otro. Tanta energía, tiempo y recursos puestos en el desciframiento del código genético, y tan poco de todo ello en escuchar al paciente o en la búsqueda de un poco de sentido a tanto sufrimiento innecesario. Por otra parte, sabemos que una gran proporción de las enfermeda- des son de causa iatrogénica, es decir producidas por la actuación médi- ca, amén del uso indiscriminado de fármacos alopáticos. El famoso primum non nocere1 parece no ser tenido en cuenta y el discurso para justificar ciertos estragos de la química alopática parece ser el mismo que se usa para justificar las bajas civiles de los bombardeos en las guerras actuales: algo así, como «nosotros no tenemos la culpa, son efec- tos colaterales». Esta proliferación de conductas agresivas y sobre todo prepotentes, que para nada tienen en cuenta la psique, ni las particularidades indivi- duales de cada uno, por no hablar ya del alma, no dejan de sumir en la perplejidad a muchos de los que hemos sido paradójicamente formados en las aulas de la medicina científica. Sin duda, el error de seguir considerando al ser humano como una máquina compleja desprovista de todo significado y trascendencia, será contemplado con una indulgencia no exenta de compasiva ironía por el médico del futuro. Cada día son más los profesionales de la salud y los usuarios de la sanidad que vuelven la vista atrás a la búsqueda de sistemas naturales más holísticos y sobre todo más respetuosos con nuestra naturaleza. En suma no agresivos. Y es precisamente esta necesidad de volver a las raíces la que en la actualidad está impulsando el resurgimiento de tera- pias como la que nos ocupa. El doctor Bach fue muy consciente, hace más de 70 años, de este fenómeno. Fue testigo privilegiado de la tendencia alopática de su épo- ca, que por cierto no ha hecho más que aumentar, y abogó por una 1. Expresión latina que significa lo primero no dañar. 14 suelta a los sistemas naturales de sanación, abjurando de la medicina científica en la que militaba. Pienso que hoy más bien deberíamos tender a una medicina de complementación / integración donde el usuario tuviera más posibilida- des de elección y el médico le informase de las distintas opciones de tratamiento que existen para su caso. Pero el tema fundamental es que la tarea de Bach no quedó limitada a una crítica testimonial, sino que se impuso la ciclópea misión de crear un sistema terapéutico coherente con su línea de pensamiento y senti- miento, sistematizando una verdadera medicina del alma, que además no hacía ascos a dolencias más o menos físicas. Dedicó toda su vida a la lucha contra el sufrimiento humano. Es más, ideó una verdadera medi- cina floral preventiva, una asombrosa técnica que buscaba corregir ten- dencias patológicas que derivarían más adelante en enfermedades físi- cas o psíquicas. Para Bach, la enfermedad no es material en su origen, sino el resulta- do de una serie de disarmonías que empezaron a nivel de lo mental / emocional en forma de pensamientos, sentimientos y actos que podrían definirse como «defectos» del ego, o intentos de la personalidad de in- subordinación a la tutela del Alma o Ser Superior. Esta supraestructura intenta conducir a la personalidad, sobre todo por medio de la intuición, en la dirección del aprendizaje y el bienestar. Lo preventivo, consiste pues en detectar esas disarmonías y ayudar, mediante el uso de las esen- cias, a su corrección para evitar la somatización. Esto es lo que podríamos definir como una verdadera profilaxis. Pero al mismo tiempo quiso que su sistema también sirviera para el trata- miento de la enfermedad somática una vez producida, o cuanto menos como paliativo del sufrimiento humano, animal e incluso vegetal, tanto era su amor. Pero además, creó Bach un sistema único de desarrollo espiritual o si se quiere de crecimiento personal, que aún hoy no deja de sorprender- nos. ¡Y todo al mismo precio! Leer su filosofía, expresada con palabras simples que encierran ver- dades complejas, es un gozoso ejercicio de conocimiento y una invita- ción a la sinceridad que siempre nos aporta un poco de luz en la oscu- ridad. Sin embargo, hay que reconocer que Bach no escribió sus retratos florales para los terapeutas, sino más bien para el ciudadano de a pie. 15 Quizá éste haya sido el motivo por el que mucha gente se formó una visión excesivamente simplista de la terapia floral, pero es que él quería llegar a todos, cualquiera que fuese su nivel de entendimiento. Como ya anticipaba en el prólogo, la terapia ha devenido, en estos 70 años de andadura, en mucho más de lo que se suponía desde una aproxi- mación simplista. Ello ha servido de aliciente para que muchos profesionales del cam- po de la medicina, naturopatía, psicología, psiquiatría, enfermería, etc., se sintieran atraídos por los valores añadidos que se ofrecían. Bastantes de ellos los han encontrado y han podido profundizar en la terapia. Otros simplemente han abandonado, pienso que en gran medida porque no han encontrado, en la muy extensa literatura floral, herramientas conve- nientemente calibradas para el empleo de la técnica. Creo, sin necesidad de entrar en un Pine tal vez irreversible, que muchos de los que escribimos tendríamos que pensar un poco en los demás y ser conscientes de que quizá deberíamos hacerlo desde el rigor de la experiencia cotidiana, más que desde el ensayo o la narración meramente testimonial y por tanto sospechosa de Heather, no exento en ocasiones de Chicory. Pero me he propuesto no ser Beech, por lo que abandono desde ya este discurso, aunque la reincidencia es algo que ocurre incluso en las mejores familias. En este libro encontrará el lector algunas herramientas de las prome- tidas y dejo en sus manos el aportar otras de las que tan necesitados estamos. Realidades y perspectivas florales Decía que en estos momentos la terapia floral atravesaba un buen momento, y voy a intentar demostrarlo con datos. Todo ello se inscribe forzosamente dentro del creciente interés que los usuarios están concen- trando en la demanda de medicinas complementarias. En 1984, el Instituto de Demoscopia de Alemania, realizó una en- cuesta con más de 2000 personas y el 74% se consideraban seguidores o interesados en tratamientos naturistas. Una nueva encuesta en 1989 realizada con la misma cantidad de personas mostró que el 58% de los alemanes habían utilizado ya, al menos una vez, tratamientos naturistas. En 1992 la utilización había aumentado en un 70%. 16 La encuesta Eisenberg de EE UU, realizada en 1993 con más de 1500 personas, detectó que un 34% utilizaban medicinas complementarias. La Asociación de Consumidores de Gran Bretaña en 1992, cifró en un 25 % los británicos que en ese año habían utilizado estos tratamientos. En 1981, en Holanda, el 6,4 % de la población utilizaba medicinas complementarias. En 1990 era ya el 15 %, y en 1994 el 60 % utilizaba o veía muy positivamente estos tratamientos. En Francia, la homeopatía es la medicina complementaria más popu- lar, habiendo pasado su uso de un 16 % en 1982 a un 36 % en 1992. En 1996, una encuesta en 4 centros de salud de la periferia de Barce- lona y Gerona, con un total de 161 encuestados, reveló que un 41,6 % de los participantes en la encuesta había recurrido en el último año a algún tipo de medicina complementaria. Un 54 % utilizaba remedios caseros con sus familiares. A la pregunta de «si les parecería bien o recurrirían a estas medicinas si estuvieran financiadas por la Seguridad Social (medi- cina pública española)», un 80 % respondió que lo vería bien.2 En Italia, según los últimosdatos oficiales del ISTAT (Instituto Na- cional de Estadística) en 1999, 9 millones de italianos (más del 15% de la población) fueron tratados con medicinas no convencionales. 10.000 médicos prescriben habitualmente homeopatía.3 En España se calcula que 1 de cada 4 españoles acude a la medicina alternativa.4 En la actualidad, 18 colegios médicos provinciales tienen sección de médicos naturistas. Circunscribiéndonos más a la terapia floral, un primer indicador de peso del interés suscitado por las flores, es la extensa literatura con la que contamos en este momento. El castellano y el italiano son probablemente los dos idiomas en los que por el momento existe más literatura, tanto en traducciones como en publicaciones autóctonas. En cada una de las dos lenguas se supera el centenar largo de libros. En italiano se aprecia la entrada masiva de médicos atraídos por la terapia. 2. Toda la información estadística expuesta aquí, procede del trabajo presentado por la doctora. Araceli Abilla en la V Jornada de Fitoterapia y Etnobotánica, organizada por Santiveri en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en mayo de 2002. 3. Extraído de MB. La Medicina Biologica. Rivista Italiana di Omeopatia, Omotossicologia e Medicine Integróte. Núm. 93. Septiembre de 2002. 4. Ver periódico El Mundo, de 18 de abril de 1999. 17 Ni que decir tiene que las flores de Bach están muy representadas en internet, con gran abundancia de páginas web.5 En 1998 la terapia floral fue incorporada al sistema de salud cubano, estableciéndose una diplomatura a nivel nacional, exclusiva para profe- sionales sanitarios. Estos estudios constan de 250 horas lectivas y lo más interesante es que 100 horas se dedican a metodología de la inves- tigación en el campo floral. Se han formado hasta el momento más de 2000 diplomados. Este hecho es de un interés inusual, ya que no sólo implica un reconocimiento en el ámbito científico de nuestra labor, sino que también, como ya habrá deducido el lector, disponemos de trabajos de investigación realizados con metodología científica que validan la terapia floral frente a otros tratamientos y al placebo.6 En los años 2001 y 2002, tuve el privilegio de impartir en el Instituto de Ciencias Médicas, dependiente de la Universidad de Santa Clara (Cuba), un postgrado para los diplomados en Terapia Floral, que versó sobre el Patrón Transpersonal y las aplicaciones locales. En España, en el ámbito universitario, las flores de Bach han entrado en algunos postgrados, como por ejemplo el que imparte la Universidad Ramón Llull de Barcelona (Postgrado de Terapias Naturales Orientales y Occidentales), destinado a titulados universitarios en disciplinas de la salud. Las flores de Bach también figuran en los programas de la mayoría de escuelas de Naturopatía. Diversos colegios provinciales de Diplomados Universitarios de En- fermería, también han incluido cursos de terapia floral para sus afiliados. Sin duda estos son ejemplos de los avances que se consiguen cuando las flores se administran con rigor y seriedad. Aunque hay que recono- cer que el camino por recorrer es todavía muy largo. A nivel asistencial, existen también ejemplos de implantación de la terapia en algunas áreas básicas de salud. Pero hay que destacar que este hecho depende más en general de la tenacidad y vocación de servi- cio de los médicos y enfermeros que los impulsan, que del convenci- miento de quienes gestionan la salud comunitaria. Ejemplos muy 5. Se pueden consultar como muestra las siguientes: www.sedibac.org ; www.seflor.org : www.amicidibach.com ; www.ricardoorozco.com. 6. Algunos de estos trabajos se pueden obtener en el siguiente sitio de internet www.sedibac.org. 18 http://www.sedibac.org http://www.seflor.org http://www.amicidibach.com http://www.ricardoorozco.com http://www.sedibac.org encomiables son los de los doctores Enrique García Tíscar y Consuelo Martínez en Gijón, médicos de familia que llevan más de 10 años admi- nistrando flores en la Seguridad Social, así como la meritoria labor en este sentido de la doctora Araceli Abilla, médico de familia y naturópata en el Centro de Atención Primaria de Cornellá (Barcelona). Sin duda hay muchos más casos de experiencias satisfactorias en este sentido. Otro tanto ocurre en Italia, donde incluso algunos psiquiatras han introducido las flores en hospitales psiquiátricos. Un buen ejemplo es el de la doctora Maria Antonietta Bálzola.7 Sorprende también el que otro psiquiatra, Ermanno Paolelli,8 haya hecho un importante trabajo de investigación en el campo del color, compaginando las flores con los colores. El asociacionismo en torno a las flores también ha crecido a medida que lo hacía el número de terapeutas. En España, destacaría la forma- ción de SEDIBAC (Sociedad para el Estudio y Difusión de la Terapia del doctor Bach de Cataluña), asociación sin ánimo de lucro de la que fui cofundador en 1993 y que en la actualidad cuenta con más de 500 asciados en todo el país. En Madrid, nuestros amigos de SEFLOR tam- bien trabajan en el mismo sentido. Se puede contactar con ambas enti- dades mediante las direcciones que figuran al final del libro. Existe la Sociedad Iberoamericana de Terapeutas Florales, pero se- ria muy largo el mencionar la labor de otras sociedades en diversas lati- tudes, y el riesgo inevitable de omitir alguna de ellas me disuade defini- tivamente. Se han creado marcos internacionales para compartir los conocimien- tos y descubrimientos alcanzados. Una buena muestra de ellos son los Congresos Internacionales de Terapia Floral. Los últimos fueron cele- brados con éxito en La Habana (2000), Barcelona (2001) y México (2002). Ver su libro I Fiori della Mente. I Rimedi di Bach nella Pratica Clínica. Bollati Boringhieri. ,1997. 8. Le Qualita dell 'Anima. Techniche Nuove. Milano, 1999. 19 Un mismo tema, diversas vías, idéntico destino Quizá el tema más apasionante de la realidad floral en la actualidad es la diversidad de enfoques, sin duda complementarios, sobre los que nos movemos numerosos autores y terapeutas. El enfoque más o menos tradicionalista ya queda suficientemente explicitado por autores como Chancellor y la mayoría de los posteriores. Más adelante, el advenimiento de profesionales que vienen del mun- do de la psicología, psiquiatría y psicoanálisis aportará una nueva luz más clara sobre los mecanismos de la personalidad en los que se inscri- ben las disarmonías anticipadas por Bach. Buena muestra de esta co- rriente, tan beneficiosa para la comprensión de la terapia floral, es la existencia en lengua española de autores como Eduardo Grecco, Bárba- ra Espeche, M- Luisa Pastorino, Rogelio Demarchi, Susana Veilati, Claudia Stern y un largo etc. El primero de ellos además ofrece sólidas vinculaciones entre órganos, sistemas, meridianos emocionales y más cosas dignas de una atenta lectura. En italiano destaca, como ya adelantara, el doctor Ezio Sposato que ha ideado un estupendo sistema de diagnóstico y tratamiento basado en las topografías ofrecidas por el alemán Dietmar Krámer. He podido cons- tatar los beneficios del sistema de mi amigo Sposato en mi propio cuerpo.9 El trabajo ya referenciado sobre la correspondencia entre colores y flores realizado por el psiquiatra italiano Ermanno Paolelli me impresio- na cada vez más, además de su trabajo con la psicosíntesis de Assagioli. En alemán brilla con luz propia Metchild Scheffer, que ha sido la fuente en la que hemos bebido la mayoría de terapeutas florales. Ella integra maravillosamente lo conocido de las flores, con aportaciones propias de un interés inusual en lo que atañe a crecimiento personal, simbología, etc. Siguiendo con los alemanes Krámer, muy valorado en Alemania, Ita- lia, Suiza y Austria, ofrece unas topografías florales y unas teorías muy atractivas y útiles, habiendo además realizado una brillante correlación con la acupuntura. El doctor Gótz Blome ofrece muchasvisiones algo especiales de la terapia y ha incursionado con éxito en el campo de la astrología. 9. Ver su libro La Medicina Ritrovata. Xenia. Milano, 1998. 20 En inglés destaca, además del trabajo enorme de Chancellor, que ins- cribíamos en el campo de la ortodoxia inicial, la labor de Julian Barnard, que ha incursionado en lo que él denomina «el gesto de la planta», una forma de entender la signatura, relacionando la forma y el comporta- miento de la planta en su hábitat, color, etc. con aplicaciones terapéuti- cas. Sus escritos no tienen desperdicio. También muy meritoria es la visión enormemente espiritualizada que de las esencias ofrecen Katz & Kaminsky. En poco tiempo los cubanos han llevado la aplicación de las flores al terreno de la medicina alopática con una gran naturalidad, dando un ejem- plo de integración que produce una sana envidia. Hay una gran dificultad para la publicación en formato de libro, salvo en el caso del gran psicólo- go y amigo Boris Camilo Rodríguez, pero eso no es óbice para que hayan realizado trabajos, como ya anticipaba, de una gran rigurosidad. Para que la lectura de esta introducción no sea demasiado farragosa prefiero remitir al lector a la bibliografía final, donde cito los libros de tantos autores mencionados. Mi contribución y punto de vista en el marco de estos nuevos enfo- ques florales quedan reflejados en esta publicación. También en la última década han cobrado peso otros sistemas flora- les. como el de California (Katz & Kaminsky), el australiano Bush Unicista (Tan White), Pegasus, orquídeas de diversas procedencias (Ama- zonas, Machu Pichu), Rosales, Cactus, y una lista interminable que lle- ga probablemente a 400. Desde luego todos merecen atención y probablemente tienen su lugar centro de la terapia floral. Personalmente he decidido profundizar al máximo en el de Bach, porque sigo pensando que sólo sabemos un 30 o 40 % del mismo. La prueba irrefutable para mí es que continuamente se producen nuevos descubrimientos y aplicaciones desconocidas hasta el momento. Creo que a veces confundimos nuestros límites personales con los de terapia de Bach, por lo que se tiende a no profundizar suficiente en la misma. Esta circunstancia puede determinar que creamos no tener bas- tante con esta herramienta. Una flor de Bach no es la página de un libro, sino un universo carga- do de inmensidades y probabilidades, en gran parte desconocidas. Y todo esto con ser el único sistema floral que puede acreditar 70 años de práctica y casuística. 21 Mi trabajo con los Patrones Transpersonales es una tarea que proba- blemente me lleve el resto de la vida (poca o mucha) y mi función pare- ce ser por el momento ésta, por lo que inevitablemente no he podido profundizar sobre los otros sistemas florales y otros temas sin duda inte- resantes, ya que el tiempo es veloz y tajante. Para algunos esto puede parecer un signo de rigidez y una limitación. De otros sin embargo recibo un apoyo y reconocimiento constante que me hace pensar que tal vez no esté del todo equivocado en mi postura. Creo firmemente que todos los caminos son igual de buenos si nos llevan a un mayor conocimiento de nosotros mismos y de la enferme- dad, y se emplean en beneficio, como decía Bach, de la humanidad que sufre y no en el engorde de nuestros egos. Instrucciones y advertencias para un buen uso de este manual Parto de la base que el lector ya conoce en menor o mayor medida el sistema Bach. Por este motivo se omiten las descripciones básicas de las esencias, por otra parte suficientemente descritas en numerosos libros. Sólo comentaré algunos aspectos básicos, cuando éstos nos ayudan a comprender otros temas más complejos. Este manual se desarrolla desde una premisa básica: nada de lo pro- puesto aquí como herramienta es alternativo a los usos tradicionales de las flores de Bach y el Patrón Transpersonal (PT) representa por consi- guiente un complemento a las aplicaciones personalizadas de las flores y de ninguna manera, repito, una alternativa, ya que cada persona es diferente y la terapia no trata enfermedades sino enfermos (y no enfer- mos). Estaré reiterando continuamente este punto aún a riesgo de hacer- me tan pesado como una cacatúa tropical, pero para mí es muy impor- tante dejar esta circunstancia bien clara. He buscado explicar el Patrón Transpersonal, a diferencia de mi pri- mer libro, en cierta forma «desde arriba», para lo que me ha sido de ayuda leer a Rupert Sheldrake, Henry Reed, y profundizar un poco más en Barnard. Después de la fundamentación del PT y de los hallazgos de este con- cepto en la obra de Bach, paso a describir, esencia por esencia, este 22 principio. Si bien cada flor representa un capítulo diferenciado, reco- miendo la lectura correlativa ya que hay referencias continuas que si- guen el orden cronológico del libro. Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, síntomas, etc., porque sabía que serían inmediatamente sacados de contexto y utiliza- dos en una suerte de alopatización del sistema. Una encantadora pareja de alumnos, Rosó Menoyo y Albcrt Bover, psicólogos ambos, me presentaron un bosquejo muy avanzado de reper- torio transpersonal para desarrollar conjuntamente. He estado dudando casi hasta última hora, pero finalmente he decidido no incluirlo por las razones antedichas. Pero como contrapartida, tal vez paradójica, he decidido consignar varias docenas de fórmulas de probada eficacia en la pragmática creen- cia de que, además de su efectividad, ayudarían en la comprensión de la terapia y los principios que animan el libro. Creo que ya es momento de concluir esta introducción, porque tengo entendido que no debe ser mayor que el desarrollo del libro en sí. 23 principio. Si bien cada flor representa un capítulo diferenciado, reco- miendo la lectura correlativa ya que hay referencias continuas que si- guen el orden cronológico del libro. Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, síntomas, etc., porque sabía que serían inmediatamente sacados de contexto y utiliza- dos en una suerte de alopatización del sistema. Una encantadora pareja de alumnos, Rosó Menoyo y Albert Bover, psicólogos ambos, me presentaron un bosquejo muy avanzado de reper- torio transpersonal para desarrollar conjuntamente. He estado dudando casi hasta última hora, pero finalmente he decidido no incluirlo por las razones antedichas. Pero como contrapartida, tal vez paradójica, he decidido consignar varias docenas de fórmulas de probada eficacia en la pragmática creen- cia de que, además de su efectividad, ayudarían en la comprensión de la terapia y los principios que animan el libro. Creo que ya es momento de concluir esta introducción, porque tengo entendido que no debe ser mayor que el desarrollo del libro en sí. 23 PRIMERA PARTE EL PATRON TRANSPERSONAL FUNDAMENTOS Y DEFINICIONES 1. ALGO NO CUADRA DEL TODO Viejos tópicos a superar Podemos llegar a las flores de Bach por diversas vías. Muchos lo han hecho desde su posición de pacientes, otros han devenido en terapeutas desde el autodidactismo. Una proporción bastante alta lo ha hecho des- de el tamiz de algún curso, tanto en el cuerpo de estudios de naturopatía como de la terapia floral por separado. Cualquiera que haya sido la forma de aproximación, de alguna ma- nera y en un cierto momento, hemos situado la terapia en algún compar- timiento más o menos estanco de nuestro conocimiento. Dicho de otra forma, hemos archivado con una etiqueta las premisas que creemos ex- plican y articulan la terapia. Inevitablemente este proceso, de hecho natural, implica a menudo una excesiva simplificación, palabra que termina de la misma forma que limitación. Como quiera que sea, es habitual oír de las flores lo siguiente: «Es una terapia interesante que actúa en el ámbito de lo mental y emocional. Por consiguiente, puede ser de alguna ayuda en el contexto de otras disciplinas donde lo principales precisamente esa otra terapia». Creo que ésta es la opinión que mucha gente tiene aún de las flores de Bach o al menos es el encuadre que se les da en diversas escuelas de naturopatía. Sin embargo, quienes hemos profundizado en las esencias y las utili- zamos como terapia principal, o incluso como monoterapia, tenemos una percepción bastante diferente del tema, que nos lleva al convenci- miento de lo siguiente: La terapia floral es una verdadera medicina \ holistica que opera sobre todos los campos de nuestro ser: mental 1 27 emocional, físico y espiritual. Y esto ocurre, en la mayoría de los casos, simultáneamente. Pero aquí el tema es el siguiente: ¿Qué es lo que ha llevado a tanta gente a tener una visión reduccionista de las flores? Sin duda ésta es una pregunta simple de esas de respuesta compleja. Por una parte, pienso que ha contribuido a este error el no leer sufi- cientemente a Bach. Creo que él deja bastante claro que las flores son un instrumento de evolución espiritual. Es más, todo su sistema gira en torno a lo que define metafóricamente como «un día de colegio» en el que se debe aprender una o como máximo dos lecciones. Quiere que estemos bien atentos y conscientes de ese aprendizaje que es el verda- dero sentido de la encarnación. Como quiera que sea, en mi primer libro ya dediqué bastante espacio a analizar los lineamientos espirituales de la terapia y no querría resultar redundante. La espiritualidad no es como las ideas políticas, algo que se pueda o no tener. Simplemente está y todo el discurso de Bach no deja de insis- tir, una y otra vez, en esta premisa básica. A Por otra parte, pienso que muchos terapeutas han confundido los bre- vísimos retratos de florales de Bach, hechos para la autoprescripción de las esencias, con la descripción de lo que la esencia hace a todo nivel. Harían falta 39 libros de no menos de 100 páginas cada uno para tener un pequeño atisbo de ello. Creo que este tema resulta tan evidente que no me detendré más en él. Después, hay otra creencia bastante generalizada de que las flores no actúan sobre el cuerpo físico. Bach da una gran importancia a este últi- mo. Basta con citar algunos pasajes suyos para encuadrar el tema: No hay nada accidental con respecto a la enfermedad, ni su tipo, ni la zona del cuerpo donde se manifiesta: como cualquier resultado de la energía sigue la ley de causa y efecto. 1 Si sufren de asma o dificultades respiratorias, están de alguna manera as- fixiando a otra persona o les falta coraje para hacer el bien y eso los sofoca (...) Incluso la zona afectada indica la naturaleza del defecto: las manos seña- lan un fracaso o una equivocación al actuar; los pies un fallo en ayudar a otros; el cerebro, falta de control. El corazón, deficiencia, exceso o conducta 1. Cúrate tú Mismo. 28 errónea en el aspecto afectivo. Los ojos, falencias en ver y comprender ade- cuadamente la verdad cuando está ante nosotros...2 Como intentaré demostrar más adelante, el doctor Bach leía en el cuerpo el sentido y el mensaje de los síntomas y los signos, traduciéndo- lo, inmediatamente, a un lenguaje floral, en lo que podemos entender como una verdadera semiología floral. No obstante, Bach era consciente de la necesidad de simplificar, si lo que quería era llegar al mayor número posible de personas. Valoremos el que las acotaciones anteriores iban destinadas a un auditorio de médi- cos homeópatas y por tanto supuestamente receptivos a este tipo de lec- tura corporal simbólica, lo que no puede entenderse, mirado desde este prisma, como algo excepcional. Siguiendo con el objetivo de la simplificación, Bach afirmará más adelante: En el tratamiento de casos con estos remedios, no se presta ninguna aten- ción a la naturaleza de la enfermedad. 3 Estas manifestaciones, que parecen zanjar de alguna forma el tema, no significan demasiado para mí, habida cuenta de su forma de prescri- bir las esencias. Bach, hombre pragmático y entusiasta donde los haya, debía continuamente adecuar su discurso al cumplimiento estratégico de sus objetivos, lo que lo obligaba a modificar frecuentemente algunas partes del mismo. Creo firmemente que a la «mentalización» exagerada en el uso de las esencias, ha contribuido de forma decisiva la prepotencia y rigidez de la medicina alopática. Como quiera que esta última desprecia en gran medida lo emocional y mental como causa o activador de la enfermedad, surge en contraposi- ción a ello una postura equivalente que actúa como contrapeso, lo que nos habla de contraponer rigidez a rigidez. El dogma es el siguiente: «la mente, sólo la mente, el cuerpo no importa...». Pero yo me pregunto lo siguiente: ¿Para qué hemos encarnado en un cuerpo físico, sino para que éste nos sirva de vehículo y también de pantalla de lectura y preven- ción de disarmonías que ocurren en un nivel más sutil? 2. Conferencia pronunciada en Southport (1931) para médicos homeópatas. 3. Los Doce Curadores y Otros Remedios. 29 Definitivamente resulta imposible separar mente, emoción, físico y alma, ya que forman parte indivisible de esto que atiende a la denomi- nación de seres humanos. No somos, como bien dice mi amigo Sposato, «bistecs que cami- nan», pero tampoco almas o mentes desencarnadas, al menos de mo- mento. Nuevos enfoques a considerar e integrar Es necesario volver la vista atrás (sin necesidad de convertirnos en estatuas de sal como la mujer de Lot) y volver a los orígenes de la terapia floral una y otra vez, para obtener los dorados frutos que las esencias nos reservan. Para ello se requiere releer y reinterpretar a Bach sin prejuicios ni a prioris. También hablamos de los orígenes, cuando leemos el libro de esa maravillosa mujer que fue Nora Weeks,4 sin la cual estoy convencido de que hoy no sabríamos ni quién fue Bach. Si a los dos anteriores unimos la imprescindible recopilación de Philip Chancellor,5 ya tenemos suficiente material para fundamentar mi trabajo sobre el Patrón Transpersonal. De la lectura de estas tres fuentes, se extraen varias conclusiones coincidentes que apuntan en una misma dirección. El criterio prescriptivo floral procede de tres encuadres complementarios que actúan a modo de cámaras, enfocando al paciente desde tres ángulos diferentes: • Mental. • Emocional. • Conductual. Creo que no nos equivocamos al afirmar que las flores parecen en inicio prescribirse basándose en lo que uno piensa, siente y hace. Y se trabaja en esa época, tal como refleja sobre todo Chancellor, de una manera simple y eficaz, sin complicaciones. Desde luego no hay en ese entonces una visión psicologista, ni mucho menos psicoanalítica, en la interpretación de lo que ocurre en el paciente. 4. Weeks, Nora. Los Descubrimientos del Dr. Edward Bach. Lidiun. Buenos Aires, 1993. 5. Chancellor, Philip. Flores de Bach. Manual Ilustrado. Lidiun. Buenos Aires, 1994. 30 Y hasta aquí todo parece muy claro, pero enseguida empezamos a ver deducciones y prescripciones florales digamos que «heterodoxas». Algo empieza a no cuadrar del todo con los postulados desgranados más arriba. Personalmente, fui el primer sorprendido cuando me di de narices con el paradigmático caso del famoso electricista, narrado por el propio Bach.6 Vale la pena detenerse en él, por lo que lo reproduzco íntegramente: Sexo masculino, 21 años Antecedentes: El paciente se dedicaba a la instalación de cables eléctricos, y en el mo- mento del accidente se encontraba subido en el extremo de un poste de diez metros de altura. Estaba trabajando en la instalación de un cable positivo, es decir conductor, y mientras lo sujetaba, el viento agitó contra él el cable nega- tivo, o de tierra, cuyo contacto hizo circular 700 voltios a través de su cuerpo. Su mano derecha, que sujetaba el cable positivo, se cerró espasmódicamente sobre él, como suele suceder en los casos de electrocución, sin poder soltarlo: una vez liberado del contacto con el cable de tierra,cayó desde los diez me- tros, sobre un cerco de arbustos que amortiguó el golpe, recogiéndosele en estado de semi-inconsciencia. Tratamiento: O C T U B R E 24: Revisé al paciente cuatro días después del accidente. La mano derecha se hallaba hinchada a casi tres veces su tamaño normal, con severas quemaduras en la yema del pulgar, entre los dedos anular y meñique, y en el lado externo de la palma. La mano carecía de toda sensación, y en cierta forma estaba prácticamente «muerta», con una total ausencia de dolor. Inmediatamente se le administró Clematis en forma interna, para devolver la vida a la mano, agregando Impatiens en forma de loción, para actuar como bálsamo sobre las heridas. O C T U B R E 2 6 : La mano ha empezado a «volver a la vida», y al retornar el tacto ha comenzado a doler cuando se la mantiene suspendida hacia abajo: también ha disminuido la inflamación. Durante la mañana, el paciente pisó accidentalmente a su pequeño cachorro, y el grito que lanzó lo sobresaltó de 6. Extraído de Bach por Bach. Obras Completas. Escritos Florales. Continente. Buenos Aires, 1993. 31 tal forma que le obligó a sentarse, «temblando y estremeciéndose convul- sivamente», como lo había hecho durante el shock eléctrico. Sin embargo, el paciente se manifestaba externamente alegre, y minimizaba la importancia de sus heridas. En esa oportunidad se le proporcionó Agrimony, Mimulus y Rock Rose en forma interna: Agrimony, para el estado mental de excitación a pesar de sus quemaduras; Mimulus para suavizar el sistema nervioso, y Rock Rose para prever posibles complicaciones, tales como hemorragias en las heridas. O C T U B R E 2 8 : La mano aparece mucho menos inflamada, pero tiende a do- ler cuando se la venda; por primera vez sangró ligeramente por las quema- duras. Se agregó Impatiens a la loción de caléndula utilizada para vendar la mano; también se administraron Impatiens y Agrimony internamente: Impatiens para el dolor, y Agrimony, como antes, para el estado mental. O C T U B R E 3 0 : Las heridas, que hasta el momento no habían presentado nin- guna reacción saludable, comenzaron a supurar con un olor ofensivo, espe- cialmente la de la yema del pulgar, y fue preciso vendarlas dos veces al día. Dos de los dedos temblaban y se estremecían espasmódicamente. El pa- ciente no había «vuelto a ser el mismo» desde el shock eléctrico. Aún carecía de sensaciones en el pulgar o en su yema, pero la mano ya casi había vuelto a su tamaño normal. Se le administraron Scleranthus, Clematis y Gentian en forma oral: Scle- ranthus para la inestabilidad de los dedos; Clematis para volverlo a su perso- nalidad normal, y Gentian para aliviar una ligera depresión. N O V I E M B R E 2: Ligera mejoría, pero aún persiste la insensibilidad del pulgar y el área circundante. N O V I E M B R E 5 : Se genera un cierto temblor en la mano, cuando el paciente trata de abrir y cerrar los dedos. Se le administraron Clematis, Gentian y Scleranthus internamente: Clematis para devolverle «la vida» a la mano; Scleranthus para el temblor, y Gentian para la ligera depresión, que aún persistía. N O V I E M B R E 11: El paciente evoluciona bien, excepto por cierta rigidez en los dedos, especialmente el pulgar, que aparece bastante bloqueado. Se le proporcionó Vervain internamente, agregándola también a la loción, a fin de combatir la rigidez. N O V I E M B R E 1 7 : La mano está mucho mejor; puede escribir algo a máquina, y las heridas prácticamente han cicatrizado, excepto la más grande de la yema del pulgar, donde los tejidos se habían quemado hasta la fascia. Se le administró Vervain para cierta rigidez remanente, y se aplicó Impatiens en las vendas por si las terminales nerviosas expuestas provocaban algún dolor. 32 N O V I E M B R E 1 8 : Cuando el paciente llegó para el siguiente vendaje, no sólo podía mover libremente el pulgar, sino que manifestó encontrarse maravillosa- mente bien; se sentía en excelente estado, y pudo hacer una caminata de diez millas. A partir de ese momento, el progreso fue rápido, y la herida más grande cerró sin ninguna supuración más. La nueva piel se formó naturalmente, ha- ciendo evidente que no haría falta ningún tipo de implante de piel, y que la mano no presentaría ningún tipo de discapacidad posterior. Las cicatrices re- sultantes fueron muy leves, y sólo sobre la yema del pulgar, donde la quema- dura había alcanzado el cuarto grado.» Antes de analizar esta historia, conviene aclarar algunos términos. Como resulta obvio, se echa en falta algunas flores como Crab Apple, para la limpieza de las heridas, Star of Bethlehem para el trauma en sí. o bien el propio Rescue Remedy. La razón de su ausencia es que en esa época Bach sólo trabajaba con los doce sanadores. No en vano hablábamos del inicio de la tera- pia, por lo que este caso puede datarse a finales de 1932 o principios de 1933. Lo primero que destaca en la historia del electricista es la aparición de una «cuarta cámara» que se desplaza al escenario de la manifestación y traduce en un lenguaje floral lo que se está produciendo. Por ejemplo, «la mano está como muerta», es otra manera de decir «necesita Clematis» para «devolver la vida a la mano». El temblor de los dedos es traducido inmediatamente a una expresión más genérica: inestabilidad, que Bach relaciona inmediatamente con Scleranthus. El uso de Vervain para la rigidez no tiene desperdicio ya que incluso lo aplica localmente, además de la prescripción oral. Hoy ya resulta fá- cil relacionar la esencia con el Patrón Transpersonal de rigidez dinámi- ca, es decir una rigidez caliente, inflamatoria, subsiguiente a las heridas ocasionadas por las quemaduras. Impatiens es literalmente utilizado como analgésico, ya que lo em- plea localmente como bálsamo en forma de loción, aunque hoy sabe- mos que también sirve para la rigidez inflamatoria que sin duda era patente en este caso. Es muy significativo el uso que hace de Mimulus como ansiolítico «para suavizar el sistema nervioso». Esta aplicación no personal de Mimulus, se verá en bastantes ocasiones en la recopilación de Chancellor. 33 Agrimony también se da como ansiolítico. En muchos más casos lo ve- mos recetado para el picor, dolor, etc. De todas las aplicaciones de esta historia, la única que en realidad parece tradicional es la de Gentian, «para aliviar una ligera depresión», y un comentario de Agrimony sobre la «minimización» que hace el elec- tricista de sus heridas, manifestándose alegre. Este caso tiene para mí un valor añadido que viene dado por las apli- caciones locales de las esencias, tema en el que he trabajado los últimos 10 años, con resultados muy estimulantes. Siguiendo con la historia en cuestión, resultaría muy simplista y te- merario el pensar que Bach no tenía un buen día, o que acaso se había excedido en la taberna de Cromer o incluso que olvidó destruir un rela- to lleno de «desatinos florales». Volveremos más adelante sobre este caso. Lo reseñado hasta aquí no es tan atípico como parece. Podríamos pensar que al tratarse de los inicios de la terapia, los criterios de aplica- ción aún no estaban lo suficientemente cimentados y que más adelante se terminaría abandonando esta forma tan curiosa de prescribir las esen- cias. Pero sin embargo, esto no ocurre, y seguimos encontrando una tendencia a prescribir, de vez en cuando, flores que no se deducen de la personalidad ni de la actitud del paciente. Sigamos un poco con Chancellor, del libro ya reseñado, para ver apli- caciones atípicas de Agrimony: Unos terneros que sufrían de tiña respondieron bien a Crab Apple y Agrimony, la última porque los animales estaban torturados por la irritación. Como se ve aquí no se está hablando de unos terneros que minimi- cen sus problemas actuando con una máscara de alegría y cordialidad forzada, ni siquiera que positivicen en exceso. El siguiente caso pertenece al propio Bach y es transcrito por Nora Weeks. En él sevuelve a ver la aplicación de Agrimony por caracterís- ticas no personales del paciente, sino por la tortura. También es intere- sante la pauta de administración. Como vemos el famoso «4 gotas 4 veces al día» no viene de Bach: Un hombre de 38 años estaba sufriendo un serio reumatismo desde hacía 5 semanas. Cuando se le vio por primera vez, todas las articulaciones estaban 34 afectadas por hinchazón y sensibilidad. Estaba muy dolorido y se revolvía en su tormento, sin poder quedarse quieto. Se le administró Agrimony cada hora durante 20 horas, observándose en- tonces una notable mejoría; el dolor y la hinchazón habían desaparecido por completo, a excepción de una articulación en el hombro. El paciente estaba más tranquilo y menos ansioso. Se continuó dándole Agrimony durante otras 6 horas, al cabo de las cuales el paciente durmió durante 4 horas. Al desper- tar, el dolor había desaparecido por completo. Hombre de 51 años de edad. Durante los últimos 28 años había sufrido psoriasis en las piernas, con irritación y escamas. Esta aflicción, que había sido producida por un período de ansiedad y preocupación, le causaba gran tormento mental y desesperaba de curarse alguna vez. Por naturaleza tenia tendencia a ser demasiado serio; aunque tenía sentido del humor no podía suprimir una sensación de disgusto engendrado por la enfermedad. Franca- mente no tenía esperanzas en curarse pero para dar el gusto a su mujer nos consultó. Se le recetó Gorse por su extremada desesperanza y por la larga duración y la persistencia del malestar; Agrimony para combatir el tormento mental que le provocaba la psoriasis y Crab Apple para el disgusto consigo mismo y para que le limpiara la mente y el cuerpo. Un mes más tarde nos escribió: «Me siento mejor conmigo mismo y más esperanzado. Tengo la piel menos irritada que en mucho tiempo y la descamación es insignificante, mien- tras que el tamaño de las llagas disminuye». El tratamiento continuó durante 6 meses más, al cabo de los cuales una carta suya decía: «Jamás me he senti- do tan bien en la vida. Es casi imposible creer que me he curado de una enfermedad tan larga. Cada día que pasa me siento mejor». En el caso anterior vemos perfectamente un típico ejemplo de fusión entre lo que consideramos la tendencia ortodoxa (personalizada) de pres- cribir las flores: el uso de Gorse es impecable para su claudicación ante la enfermedad, así como el de Crab Apple para limpiar la mente y el cuerpo, con la otra forma que vengo anticipando, la que podemos lla- mar heterodoxa (o no personalizada). Salta a la vista que la aplicación de Agrimony es simplemente para el «tormento mental» o, dicho de otra forma, la ansiedad o incluso angustia que le causa la enfermedad. Sigamos un poco más con Chancellor: Niña de 10 años. Cuando nos llamaron estaba en semicoma por neumonía, tenía mucha fiebre y estaba muy inquieta. Sus padres se sentían aterrorizados y el médico de la familia estaba atendiéndola. A ella y a los padres se les dio Rock Rose de inmediato. Se intentaba neutralizar su serio estado y contrarres- tar el terror que sus padres le transmitían. A intervalos le mojaban los labios y las encías con el remedio Rock Rose. A las dos horas, la temperatura había 35 bajado mucho y durante la noche recibió dosis de Rock Rose cada hora. Cuando despertó el día siguiente, aunque la temperatura era normal, todavía estaba muy débil y molesta. A Rock Rose se agregó Centaury que combate la debi- lidad y Chicory, que es para los que están inquietos. Su progreso fue gradual y excelente y en poco tiempo estuvo bien de nuevo. En este caso podemos observar un interesante uso de Rock Rose, donde se trata el pánico en el ambiente y sus posibles consecuencias sobre la niña. Pero en realidad lo he elegido, porque se hace un uso no personal de Centaury para dar energía, o «combatir la debilidad». Por otra parte es curiosa la aplicación de Chicory «para los que están inquie- tos». Nora Weeks recoge en su libro historias del propio Bach, donde tam- bién podemos encontrar aspectos interesantes relacionados con nuestro tema. Dado lo extenso del caso, sólo expongo la primera mitad. Un hombre de edad mediana, lisiado, con artritis reumatoide en ambas caderas, rodillas, tobillos y muñecas, había perdido las esperanzas de recupe- rarse. Se las arreglaba para moverse con la ayuda de dos bastones, pero su- fría dolores constantes. Las articulaciones estaban seriamente deformadas, los músculos atrofiados y su estado general era precario. Padecía estreñimiento y hemorroides que sangraban frecuentemente y estaban siempre irritadas. A pesar de tener grandes dificultades para desplazarse, continuaba traba- jando, realizando una tarea que le obligaba a estar de pie muchas horas por día. Intentó todo tratamiento posible con la esperanza de encontrar algún leve respiro, pero con muy poco éxito. Era de índole nerviosa, excesivamente preocupado de que su familia y tra- bajo se perjudicaran por él. Se culpaba por su enfermedad y trabajaba en exceso, lo que le debilitaba aún más y le volvía irritable y susceptible. Se le dieron los siguientes remedios: Gorse por desesperar de la curación: Red Chestnut por su preocupación excesiva por los demás; Vervain por su intensidad y tensión excesiva; Centaury por la debilidad; Mimulus por su ner- viosismo e Impatiens por su impaciencia e irritabilidad (...). En esta historia destaca el uso de Centaury «por la debilidad». No deja de asombrarme el uso generoso que hacían antiguamente de Mimulus como ansiolítico. He encontrado docenas de casos donde se aplica de esta forma. 36 Conclusiones Podría seguir durante mucho más espacio exponiendo los hallazgos de estas aplicaciones florales «no personales», pero creo que ya son ejem- plo suficiente para que el lector se dé cuenta de lo que pretendo por el momento, que no es otra cosa que demostrar que había una cuarta cá- mara que servía para interpretar, traducir y prescribir esencias, más allá de los parámetros mentales, emocionales y conductuales estandarizados. Esa cámara, repito, leía y traducía a un lenguaje floral aquello que registraba en lo concerniente sobre todo a la forma de la manifestación somática o funcional. Producto de ello, algunas esencias eran prescritas como comple- mentación de las que venían dadas por criterios más personales. Esta forma complementaria de seleccionar algunas flores implica un conocimiento profundo del patrón energético genérico vibracional de la flor, abriéndose por consiguiente muchas posibilidades terapéuticas poco exploradas en lo que a terapia floral se refiere. Mi impresión personal es que esa especie de «cámara», de herra- mienta en suma, se fue perdiendo al paso del tiempo debido, sobre todo, a la excesiva mentalización de la terapia a la que antes me refería, o tal vez a un intento de sistematización de la praxis floral que resultase más accesible para la mayoría de terapeutas y usuarios. De hecho, la mencionada herramienta se venía utilizando en forma rudimentaria y automática, en una especie de relación implícita que equi- paraba inestabilidad a Scleranthus, debilidad a Centaury, nerviosismo a Mimulus, tormento a Agrimony, etc. Pero para aplicar una herramienta es necesaria una suerte de calibra- do de la misma o, lo que es igual, una sistematización que necesaria- mente debe incluir unos códigos, unos términos, unas instrucciones. El trabajo que expongo aquí va destinado precisamente a eso, a ofre- cer una herramienta que nos ayude a sacar más provecho de las ilimita- das posibilidades terapéuticas que las esencias ofrecen, a mi modo de ver bastante infrautilizadas. 37 2. DE LA MICROPERSPECTIVA A LA MACROPERSPECTIVA. DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO. DE LA ENERGÍA UNIVERSAL AL PATRÓN TRANSPERSONAL Dios creó las formas del Universo con música y geometría. E D G A R CAYCE Modelos filosóficos. Modelos energéticos Sabemos que las esencias no actúan por principios molecularesacti- vos, dada la dilución con la que trabajamos y los métodos con que se las prepara. Este libro no abordará un tema tan general como es el de las terapias energéticas o vibracionales y sus mecanismos de acción.1 Pero sin embargo, sí considero necesario referirme muy sucintamente a algunos enfoques energéticos que nos ayudarán a comprender cómo se genera lo que yo entiendo como un Patrón Transpersonal. Tomo prestados algunos conceptos y pasajes provenientes de Henry Reed,2 Rupert Sheldrake3 y Julián Barnard.4 Sin ellos saberlo, sus traba- 1. Ya me referí en mi primer libro a dichos mecanismos, pero me parece que el mejor texto para entender este tema tan complejo sigue siendo: La Curación Energética. Richard Gerber. Robin Book. Barcelona, 1993. Un verdadero best seller de las medicinas energéticas, completa- do por su posterior trabajo: La Curación Vibracional. Robin Book. Barcelona, 2001. 2. El Despertar de los Poderes Psíquicos. Henry Reed. Edaf. Madrid, 1991, 1999. 3. Una Nueva Ciencia de la Vida. Rupert Sheldrake. Kairós. Barcelona, 1990 y en menor medida La Presencia del Pasado. Rupert Sheldrake. Kairós. Barcelona, 1990. 4. Las Plantas Sanadoras de Edward Bach. Julián & Martine Barnard. Flower Remedy Programa. Hereford, Inglaterra, 1999. Traducida de la edición inglesa de 1988. 39 jos me han ayudado considerablemente a respaldar con hipótesis teóri- cas muy atractivas, mi concepto de Patrón Transpersonal. Esto es para mí muy importante, ya que así se puede entender éste, a menudo difícil, concepto, partiendo en cierta forma de «más arriba» que en mi primer libro. Podemos intentar explicar el mundo en el que vivimos, y esto incluye todo lo comprendido en la naturaleza, lo fenomenológico, lo material, el mundo de las formas, las ideas, los pensamientos, etc., desde dos gran- des perspectivas enfrentadas: microperspectiva y macroperspectiva. La primera de ellas forma parte de lo que entendemos como punto de vista mecanicista, «científico». Desde este enfoque, la ciencia reduce toda la vida a la acción de la química y la física, usando el átomo como ladrillo. Engancha unos cuantos átomos y obtendrás una sustancia química. Mez- cla algunas sustancia químicas y obtendrás una reacción química. En algún punto de esta secuencia, una de estas reacciones químicas, afortunadas pero accidentales, crean nuevas formas vivas. Después de un tiempo llegamos a las plantas, a los animales y a los seres humanos. Un pensamiento humano es el resultado final de reacciones químicas en el cuerpo que responden a sucesos físicos y químicos en el mundo exterior. Todo se explica como una cadena de secuencias de causa efecto que implican básicamente procesos atómicos. 5 En este enfoque, todos los procesos se analizan en términos de la parte menor. Pero incluso muchos científicos, entre los que incluimos al preclaro y revolucionario Sheldrake, rechazan el emplear la micropers- pectiva para explicarlo todo, ya que es evidente que esta teoría no con- sigue justificar el porqué de las formas concretas. «Por ejemplo, si con- sideramos una estructura compleja como una proteína y las formas moleculares posibles que puede adoptar, el número resultante es astro- nómico. Si calculamos el tiempo posible que tardaría en probar todas esas posiciones mediante rotaciones, éste sería mayor que la edad del Universo conocido. (Sheldrake)». Frente a esta visión reduccionista, oficial en este momento, que re- presenta la microperspectiva, surge otra opuesta llamada macro- perspectiva. En ella se analiza la vida en términos de los procesos más generales que engloban y gobiernan a los más pequeños. 5. Henry Reed. Op. cit. 40 La macroperspectiva es también holística,6 pues concibe el sistema no como una amalgama de partes, sino como un todo, al igual que la ecología. Algunos descubrimientos recientes de la física cuántica, segu- ramente ayuden en un futuro cercano a inclinar a la ciencia hacia una concepción del mundo más integrada holísticamente. Sin embargo, esta macroperspectiva no es para nada una novedad. De hecho, es la microperspectiva la que apenas tiene unos pocos cientos de años. Para Platón, muy influenciado por el pitagorismo (concepto de idea- número), las formas del mundo de la experiencia sensorial eran como reflejos imperfectos de Formas o Ideas arquetípicas y trascendentes. También Aristóteles creía en la existencia eterna de las formas especí- ficas. La macroperspectiva da por sentado que detrás de todo fenómeno, subyacen principios preexistentes de orden, de jerarquía. En este punto resulta muy esclarecedor citar un párrafo de Richard Gerber: Los niveles de ordenación constitutivos de toda vida y de toda materia se rigen por leyes implícitas de forma: las energías sutiles que determinan la forma existen como pautas geométricas repetitivas y figuras que influyen so- bre la expresión de toda clase de sistemas, desde el átomo más diminuto hasta las más inmensas galaxias. 7 Pero aún es posible concretar un poco más. Para Sheldrake, las for- mas de la naturaleza son precipitados orgánicos de patrones maestros (arquetipos en un sentido amplio) que existen en una realidad de otra dimensión que denomina campo morfogenético. Las teorías de Sheldrake son en realidad una explicación científica, aunque en ocasiones algo compleja, de cómo se puede llegar a entender lo que denomino como Patrones Transpersonales. Pero vamos a profundizar más en estos conceptos. Quizá un buen comienzo sea partir de lo que energéticamente podemos considerar el inicio, valga la redundancia. Todos hemos oído hablar, como modelo energético teórico, de una energía primordial, de algo mayor que lo impregna todo: Lo Uno. Claro 6. Holos, significa todo, entero en griego. 7. Op. cit. 41 que a este principio germinal podríamos llamarlo Dios, Energía Univer- sal, Amor (como veremos enseguida Bach prefiere utlizar este último término). Lo Uno se expresa en manifestaciones específicas aunque interco- nectadas. Estas manifestaciones se ven como patrones: patrones de vi- bración. En este punto es interesante el ver como Bach recurre a una imagen budista (Red Enjoyada de Indra), que cristianiza convenientemente, para explicar mediante una de sus habituales metáforas el principio inaltera- ble de Lo Uno, a lo que se refiere como principio de la Unidad de Todas las Cosas: Asumir que el Creador de todas las cosas es el Amor, y que todo lo que registra nuestra conciencia en su infinito número de formas, son manifestacio- nes de ese Amor, ya sea un planeta, un guijarro, una estrella o una gota de rocío; tanto en el hombre como en una forma de vida inferior. Quizá sea posible tener un atisbo de esta concepción, pensando en nuestro Creador como un gigantesco sol resplandeciente de amor y generosidad, desde cuyo centro irradia en todas direcciones un infinito número de brillantes rayos luminosos. Nosotros, al igual de todo aquello de lo que tenemos conciencia, somos ínfimas partículas al extremo de esos rayos, enviadas para obtener experiencia y conocimiento, para regresar finalmente al gran centro. Y aun- que para nosotros cada rayo pueda parecer separado y distinto, es en realidad parte de ese Gran Sol Central. La separación es imposible, ya que tan pronto como uno de los rayos es separado de su fuente, inmediatamente deja de existir. Quizá podamos comprender así algo de la imposibilidad de la separación, pues a pesar de que cada rayo pueda poseer su propia individualidad es, no obstante, parte de la gran fuerza creadora central. De esta forma, cualquier acción contra nosotros mismos o contra los demás afecta al todo, porque la imperfección provocada a una parte se refleja en ese todo, donde todas y cada una de las partículas deben, en última instancia, alcanzar la perfección. 8 Esta visión, anticipa el modelo holográfico, y sugiere que cada parte del universo puede comunicarse con todas las demás por resonancia de patrones, lo que ami entender guarda relación con lo que Sheldrake denomina como resonancia mórfica. Entendemos que esta resonancia energética se produce cuando un sistema es impulsado por una fuerza alternativa, que coincide con su frecuencia natural de vibración. 8. Extraído de Cúrate tu Mismo. Bach por Bach. Obras Completas. Continente. Buenos Aires, 1993. 42 Pero sigamos todavía con el concepto de Lo Uno. Al principio de la Creación, esta fuerza Una debió manifestarse de dos maneras contra- puestas y complementarias, esto es, como una fuerza de atracción y otra de repulsión, ya que la vida es de naturaleza dual: positivo/negativo; masculino/femenino; arriba/abajo; día/noche. Es decir como energía Yin y energía Yang. Este símbolo es seguramente la representación más an- tigua de esta partición energética primordial. Diversas tradiciones ancestrales hablan de esta bipartición. Por ejemplo, la Biblia nos dice que Dios separó el cielo de la tierra, la luz de la oscuridad. Los upanishads de la India, explican que el mundo nació cuando el gran huevo cósmico estalló en forma de oro y plata. El oro formó el cielo y la plata la tierra. Fue necesario que el Uno se dividiera en dos para crear la energía. La oscilación entre dos polos opuestos es la dinámica básica de la vibra- ción. Esa oscilación/vibración es la base de la energía. La energía eléc- trica se manifiesta de forma similar con una oscilación entre los polos positivo y negativo. Toda la energía creativa deriva de esta fuente única, de la vibración central y universal al inicio de la Creación. Esta vibración universal in- tegra e impregna todas las demás vibraciones derivadas. Por tanto, Lo Uno se expresa en manifestaciones específicas aunque interconectadas. Estas manifestaciones se expresan como patrones: patrones de vibra- ción, o lo que es lo mismo secuencias organizadas de energía con su correspondiente información. Un aspecto muy importante de las fuerzas creativas es su tendencia a manifestarse. La creatividad empieza como energía pura, pero cambia al asumir un patrón específico. Como patrón de vibraciones, la energía contiene información. Dicho patrón de información, consigue pasar del nivel muy abstracto e invisible (campo morfogenético de Sheldrake) al nivel concreto y material de la realidad. Alrededor de 1930, un científico suizo llamado Hans Jenny, demos- tró de una forma sorprendente, cómo las vibraciones invisibles pueden modular el aspecto de las formas visibles.9 Jenny colocó una sustancia (arena, polvos, líquidos o plastilina) en una membrana metálica redonda. A medida que el disco se movía en respuesta a diversas vibraciones sonoras, la sustancia asumía formas di- ferentes. La realidad subyacente de estas formas estaba en la vibración 9. Henry Reed, Op. cit. 43 sonora. Al quitar el material, se podía quitar la forma manifiesta, y sin embargo el patrón vibratorio invisible permanecía, esperando el medio de hacerse de nuevo visible. Muchas de las formas se parecían a patro- nes que aparecen en la naturaleza. Si reflexionamos sobre este experimento, podemos llegar a la siguiente conclusión: la energía es real La forma física es relativamente irreal Pondremos otro ejemplo de cómo podemos entender el mundo desde una macroperspectiva. Por ejemplo, los patrones vibratorios que resul- tan de la creación de un arbusto están en todo el universo, ya que se pueden entender como especializaciones del Uno. Sin embargo, sólo han llegado a un nivel físico y estable en los lugares concretos donde crece esa especie de arbusto en particular. Todos los ejemplares de esa especie de arbusto están ligados al patrón vibratorio que está asociado con esa especie. Desde la visión de la microperspectiva, ese arbusto se reproduce por semillas que los pájaros llevan a todas partes de la tierra, una secuencia de causa y efecto de sucesos mecánicos. Sin embargo, desde la visión de la macroperspectiva, todos los arbustos surgen de la fuente vibratoria, como los radios de una rueda. El hecho de plantar una semilla, sólo determina dónde la fuente central vibratoria manifestará otro rasgo.1 0 Pero ahora llegamos a la parte más apasionante de la exposición. Los pensamientos y los sentimientos, son en realidad «cosas», y como tales pueden ser definidos como patrones vibracionales determinados a nivel mental y emocional. Los mismos patrones vibracionales de la mente, que han creado los patrones de nuestro pensamiento y nuestra imaginación, tam- bién crean los patrones del mundo físico. La mente y la naturale- za son una. Existe una innegable correspondencia entre los patrones de imágenes espontáneas que surgen en la mente y los patrones de la naturaleza que revelan los microscopios y telescopios. 10. Ibid. 44 Este esquema intenta representar lo que ocurre con la energía en sus hipotéticas divisiones. I representa Lo Uno\ II, la bipartición de esa energía primordial en la polaridad Ying-Yang y III, las diferentes formas, los diferentes patrones vibracionales que se derivan de este hecho. De alguna forma, los patrones expresados en III pueden definirse como principios creativos que constituirán todas las formas concretas de la naturaleza y, por consi- guiente, también patrones de pensamiento y sentimiento concretos individualizables en el ser humano. Cada uno de estos patrones específicos proviene y forma parte de I. Las flores. ¡Por fin las flores! Como bien dice Julián Barnard:11 Las flores son una expresión externa de patrones específicos de la fuerza de la vida, patrones que se expresan en nosotros en forma de pensamientos y sentimientos (...) Las flores son una metáfora de esa emoción humana. Pero las plantas son más que una metáfora, ya que en realidad, representan un pensamiento; son la presencia física de una forma de pensamiento (...) Las plantas representan ideas en forma física, como pensamientos de la tierra. Bach fue un experto en correlacionar patrones y se dio cuenta de que 11. Op.Cit. 45 cada una de las flores que él define como de un orden superior, equiva- le exactamente a un patrón de pensamiento o de sentimiento humanos. Dicho de una forma más en consonancia con todo lo que hemos visto hasta aquí, Bach descubrió que la energía de cada una de las 38 flores que escogió, vibraba de la misma forma en que lo hacían determinados pensamientos o sentimientos. Por ejemplo Chicory, como esencia floral, emite un patrón vibracional que es exactamente igual al que se manifiesta cuando nuestro amor por los demás se expresa de forma altruista y sin esperar nada a cambio. Esto es el aspecto positivo del estado Chicory. Para Scheffer,12 cada uno de los dictados o cualidades del alma vege- tal que llevan las flores, coincide en el hombre, además de con una frecuencia energética, con un dictado del Alma o Ser Superior. En el Alma humana, estarían codificados, en forma de potenciales energéti- cos, los 38 dictados correspondientes a los aspectos positivos de las flores de Bach. Bach insiste casi obsesivamente en que el Alma humana intenta con- tinuamente influir con sus dictados sobre la personalidad, para encami- narla en el sendero del aprendizaje y la salud, entendida ésta en un sen- tido espiritual. Sin embargo, la personalidad no siempre está receptiva a esta información intuitiva. Muy por el contrario, mediante diversos de- fectos trabaja, yo diría casi que de forma profesional, en la emisión de patrones negativos que cada vez la alejan más del camino trazado por el Alma. La conclusión de todo esto no puede ser más clara: surge la disarmonía, que tiende a cristalizar, como energía estancada, en lo que conocemos por enfermedad. Como ya anticipaba, las flores de Bach superponen al patrón negati- vo personal en desequilibrio, el patrón vibracional en equilibro emitido por la esencia. Ambos resuenan, al vibrar en la misma frecuencia, y el primero es susceptible de ser reconducido o desbloqueado por el se- gundo. En realidad lo que hacenlas flores, en su acción más profunda, es repermeabilizar el circuito Alma/personalidad. De ahí que mucha gente tratada con los remedios de Bach diga: «Ahora me siento más yo mismo». Siempre me gusta, llegado a este punto, citar a San Agustín. El, hace 12. La Terapia Floral de Bach; Teoría y Práctica. Urano. Barcelona, 1992. 46 1500 años, expresó lo siguiente: «Dentro de mí hay alguien que es mu- cho más yo mismo que yo mismo». Hermosa manera de hablar del Yo Superior, del Alma. Bien, las flores hacen que ese verdadero Yo Mismo aflore por encima del ego.Todo el sistema floral gira en torno a ello. Con todas las nociones adquiridas en este capítulo, creo que estamos en condiciones de adentrarnos en el Patrón Transpersonal. Prometo ser lo más didáctico posible. 47 3. EL PATRÓN TRANSPERSONAL PASO A PASO Lo mejor, con diferencia, es ser un maestro en la metáfora: es la única cosa que no se puede aprender de otros y es también una señal de genialidad, pues una buena metáfora implica una percepción intuitiva de la similitud en lo diferente. ARISTOTELES Vayamos al grano (como diría un Impatiens) Si volvemos a la paradigmática historia del electricista, reproducida íntegramente en el primer capítulo, detectamos claramente a Bach correlacionando patrones. Para ello se debe partir de un a priori: existe un punto de referencia claro, que es la acción de las flores a todo nivel. Es más, la comprensión precisa de lo que la esencia trabaja de modo genérico. Para el caso de Scleranthus, ese principio genérico es la estabilidad. Dicho de otro modo, Scleranthus combate la inestabilidad donde quiera que ésta se manifieste. Da lo mismo que esa inestabilidad se exprese en un adolescente indeciso, un cuadro febril o, como en nuestro caso, en el temblor de los dedos del electricista. Bach traduce inmediatamente temblor por inestabilidad y esta última por Scleranthus. Para llegar a la prescripción de la esencia es necesario traducir el signo objetivo, visible (temblor), a un término más genérico, más amplio, que se pueda relacionar directamente con una esencia: ines- tabilidad, ya sabiendo que lo que aportará Scleranthus es precisamente lo contrario: estabilidad. 42 Otro tanto ocurre con Clematis. Bach indica que la mano está «como muerta», anestesiada. Es necesario traducir esta apreciación a un térmi- no más genérico, aunque ya valdría muerte, que es el siguiente: desco- nexión. Es obvio que la mano está temporalmente fuera de servicio a resultas de la descarga. La pregunta siguiente es ésta: ¿Existe alguna flor que ayude en la reconexión de la mano, o de cualquier otra función interrumpida? La respuesta es Clematis. Bach comprende que las flores actúan de forma genérica, universal, ya que son patrones vibracionales amplios. Por eso no limita su uso sólo a la corrección de manifestaciones ligadas a la personalidad o compor- tamientos circunstanciales, sino que lo hace extensivo a cualquier mani- festación en un organismo viviente, y da lo mismo que sea la conducta, 50 Figura 2 el pensamiento o el sentimiento cambiantes de una persona, el movi- miento de los dedos de una mano o un bróquil que alterna temporadas de lozanía con otras de decaimiento extremo. Dondequiera que la ines- tabilidad se exprese, existe un patrón genérico en desequilibrio suscep- tible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayuda de Scleranthus. En cualquier lugar que exista desconexión, hay un patrón genérico en desequilibrio susceptible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayu- da de Clematis. Y así sucesivamente. Es imprescindible para mí que esta visión sea perfectamente com- prendida, por lo que me encomiendo a la ayuda salutífera de Cherry Plum, esperando no perder el control verbal de mi exposición. Me tomo dos gotas del mismo y sigo. Bien, parece que la esencia está funcionando, por lo que se me ocu- rre que en este punto será mejor insertar una figura por aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Tomaremos como ejemplo para la explicación a Cherry Plum el cual trabaja, como es sabido, el eje control/descontrol. Las flores elegidas por Bach tienen una acción terapéutica, por lo que coincidiremos en que vibran en armonía, en equilibrio. El patrón vibracional de la flor, Cherry Plum en este caso, tiene por tanto que ver con el equilibrio. En este ejemplo, a ese patrón vibracional armónico, equilibrado, po- demos llamarlo control por lo que lo representamos en la parte inferior de la Fig. 2 de forma ordenada, como ciclos de onda uniformes. ¿Va todo bien hasta aquí? ¡Ay!... casi iba a preguntar si había alguna duda, pero me he dado cuenta de que se trata de un libro, y no de una de mis clases. Pero sigamos un poco más. El tema es que el desequilibrio, en el caso de Cherry Plum el descontrol, vibra de la misma forma cualquiera que sea el lugar donde se manifieste. Volvamos al esquema anterior. Representamos el descontrol como ondas disarmónicas que emanan, de arriba hacia abajo, de la mente, el tiroides, el corazón, ovarios o un grupo de células. Con este esquema conceptual intento explicar que, a mi modo de ver, el descontrol siempre vibra siguiendo el mismo patrón de forma. A ni- vel mental, nos producirá el consabido miedo a perder el control inhe- rente a lo que entendemos por estado Cherry Plum. En el tiroides, se manifestará en forma de patología endocrinológica; en el corazón en 44 forma de alteraciones del ritmo, tales como arritmia; en los ovarios en for- ma de desajustes menstruales; a nivel celular en forma de cáncer, etc. Pero lo cierto es que la esencia de Cherry Plum no sabe para qué la hemos prescrito. Como patrón vibracional el remedio aporta informa- ción, e inunda nuestro organismo con su patrón armónico, que se super- pone por resonancia al disarmónico, como podemos observar en la Fig. 3. De manera, que la esencia chequea las manifestaciones de descontrol a todo nivel, intentándolas subsanar. Descontrol y control resuenan en la misma frecuencia, ya que son dos manifestaciones de un mismo eje, dos caras de una mis- ma moneda. Figura 3 52 Vemos aquí la superposición de los patrones vibracionales: el armó- nico aportado por la flor, al disarmónico subyacente. Si todo va bien, podemos llegar a la fase de resolución, en la que encontramos todas las estructuras vibrando armónicamente, esto es en la misma forma en que lo hace la esencia. A esta fase le llamamos de control, ya que recordemos que estamos hablando de Cherry Plum. Si hablásemos de Scleranthus la llamaríamos de estabilización; si lo hicié- semos de Clematis de reconexión, y así sucesivamente. Si empleásemos un término general para definir esta fase, que pudiese expresar este he- cho para todas las flores, éste sería equilibrio, o tal vez armonización. Este tercer paso lo vemos representado en la Fig. 4. Por supuesto que todo lo expuesto hasta aquí, tanto en el desarrollo como en las figuras, es conceptual: un esquema lógico para intentar comprender las aplicaciones que vendrán más adelante. En suma, un modelo teórico posibilista. Figura 4 53 Podríamos deducir de estas hipótesis una serie de premisas y asocia- ciones lógicas. En primer lugar, que toda patología se manifiesta, como disarmonía que es, siguiendo unos patrones de forma estables, individualizables, deducibles, y, lo que es sin duda más importante, traducibles a un len- guaje floral. Esta constatación nos abre una serie de posibilidades tera- péuticas, hasta hace muy poco impensables. Puede planteársenos una primera e inquietante pregunta: «Pero va- mos a ver, para que, como en el ejemplo anterior, una persona tenga una arritmia cardiaca que traducimos por descontrol, ¿no es antes obli- gatorio haber pasado por un período de Cherry Plum mental, para que en la línea de Bach esto se concretice en algo funcional e incluso or- gánico?». A mi modo de ver no; o al menos no siempre este pasaje es objetivable. De hecho, muchos patrones
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