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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
LA JUVENTUD PRECARIZADA DEL DISTRITO 
FEDERAL, EL NEOLIBERALISMO Y EL ESTADO 
AMPLIADO MEXICANO A INICIOS DEL SIGLO 
XXI
TESIS
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADA EN
SOCIOLOGÍA
PRESENTA
LAURA NIETO SANABRIA
ASESOR DE TESIS: DR. LUCIO F. OLIVER COSTILLA
CIUDAD UNIVERSITARIA, 2012.
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
A mis padres por todo
su apoyo y cariño.
A José María por
su amor infinito.
A mis compañeros del
movimiento Yo Soy 132
por la esperanza.
ÍNDICE DE CONTENIDO
Agradecimientos..................................................................................................................................7
Introducción.........................................................................................................................................9
I. El Estado ampliado como concepto teórico y criterio de análisis..............................................15
II. La constitución del Estado ampliado mexicano bajo el capitalismo y el concepto de 
juventud..............................................................................................................................................25
1. El Estado mexicano en el sistema de producción capitalista......................................................26
La división internacional del trabajo.....................................................................................26
El Estado desarrollista: Estado ampliado mexicano.............................................................29
La crisis del Estado desarrollista...........................................................................................34
2. El concepto de juventud dentro del capitalismo.........................................................................36
III. Contexto actual: México en el neoliberalismo y la situación de sus jóvenes.........................43
1. La internacionalización del capital: una mirada desde México..................................................44
El capital financiero..............................................................................................................45
La nueva división internacional del trabajo..........................................................................50
La reestructuración productiva y la flexibilización laboral...................................................53
El fin de las economías nacionales........................................................................................58
2. Los jóvenes dentro del nuevo Estado ampliado mexicano.........................................................62
IV. La ideología del consumo y las culturas juveniles frente a la exclusión.................................79
1. ¿Qué es la ideología?..................................................................................................................80
2. La ideología del consumo...........................................................................................................86
3. Los jóvenes mexicanos dentro de la sociedad de consumo........................................................95
5
La búsqueda de identidad y las culturas juveniles..............................................................104
V. Los jóvenes y la política en la sociedad de consumo mexicana...............................................111
1. Políticas públicas sobre juventud en México............................................................................115
Políticas públicas federales en torno a la juventud..............................................................116
Políticas públicas en torno a la juventud del Distrito Federal.............................................121
Concepciones sobre la política en el mundo de la exclusión relativa.................................126
Apuntes finales.................................................................................................................................135
Epílogo: Sobre el movimiento #YoSoy132.....................................................................................143
Bibliografía.......................................................................................................................................147
6
AGRADECIMIENTOS
Investigación realizada gracias al Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación 
Tecnológica (PAPIIT) de la UNAM, en el proyecto “Transformaciones recientes del estado 
ampliado en América Latina: una aproximación a la sociología política de Antonio Gramsci” con 
clave IN305811. Agradezco a la DGAPA-UNAM la beca recibida.
Quiero agradecer a las personas que estuvieron a mi lado durante mis procesos de formación 
y titulación, todas ellas forman parte importante de este trabajo al proveerme de inspiración, ayuda, 
alegrías, tristezas, sabiduría, conocimientos y amistad. Sin ellas las circunstancias habrían sido 
distintas al igual que el rumbo y el resultado de esta tesis.
Es por lo anterior que específicamente doy las gracias al Dr. Lucio F. Oliver Costilla por 
acompañarme durante todo el proceso de mi investigación, por ser un gran tutor, por enseñarme 
tanto y por ser un excelente amigo. También agradezco a todos mis compañeros del proyecto 
PAPIIT, en especial a Francesca Savoia por su ayuda en todos los campos de la vida; a Emiliano 
Morales y Aldo Guevara por su apoyo y amistad; y a Jaime Ortega, Mariana López de la Vega, 
Robert Quintero y Emma Tenorio, por sus conocimientos y consejos.
Agradezco también a Julio César Jiménez González por su amistad y ayuda en el área de la 
estadística.
Quiero dar las gracias infinitas a José María Castro Ibarra por las ideas, la información y el 
tiempo dedicado hacia mi trabajo, así como por su amor y por estar siempre a mi lado.
Reconozco que mi formación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM 
fue imprescindible para llegar a este momento de mi vida, así que doy las gracias a tan bella 
institución así como a todos los profesores y profesoras que me brindaron nuevos saberes.
Hago un agradecimiento a todas mis amistades de la Facultad de Ciencias Políticas y 
Sociales, del Instituto de Investigaciones Sociales, así como a mis amigos del CCH Sur, del 
7
CEMAC, de la música y de la vida; sin todos y todas ustedes yo no sería la misma y por lo tanto esta 
tesis no hubiera podido ser.
Así mismo quiero agradecer a mi familia, la cual me ha brindado una vida maravillosa y 
feliz.
Por último doy las gracias a la juventud de este país que en aras de un futuro tambaleante 
surge llena de nuevas experiencias y esperanzas.
8
INTRODUCCIÓN
Esta tesis trata sobre la situación de los jóvenes mexicanos en la actualidad, haciendo énfasis sobre 
los que habitan en la Ciudad de México y analizándola desde la teoría marxista de Antonio Gramsci. 
Hoy en día, según el Censo de Población de 2010, viven en México aproximadamente 36.2 millones 
de jóvenes entre 12 y 29 años de edad,1 que es casi la tercera parte de la población, en ese sentido la 
juventud es un sector de la sociedad civil sumamente importante y vale la pena estudiarlo en función 
de que,en realidad, la categoría de juventud tal como la conocemos ahora surge a partir del 
desarrollo del sistema de producción capitalista y el Estado moderno, los cuales se encuentran en 
constante reordenamiento. Para entender dicha realidad se ahondará sobre la historia del país y las 
características de la situación presente. Resulta importante hacer énfasis en la relación que tiene 
dicho contexto con la situación juvenil, para lo cual se requiere de un concepto actualizado de 
juventud que aborde su desarrollo a lo largo del tiempo.
Así mismo, se hará hincapié sobre el contexto político-económico neoliberal y las 
consecuencias que trae aparejado; siendo parte de lo mismo, se estudiará la ideología bajo esta 
situación y se analizará la relación de ésta con la juventud mexicana. De igual forma, se investigará 
sobre la posible existencia de una crisis orgánica del Estado ampliado mexicano que puede devenir 
en un desencanto sobre las instituciones y las clases dirigentes por parte de la sociedad civil, en 
especial los jóvenes, para al mismo tiempo, hacer un recuento de las políticas públicas en materia de 
juventud, analizando sus resultados y sus incidencias sobre la subjetividad de dicho grupo.
Antes de ir más adelante, cabe hacer la pregunta del por qué escogí este tema de 
investigación. El elegir un tema de tesis siempre es complicado si no se mira al interior de uno 
mismo. Al igual que la elección de una carrera de licenciatura, un buen tema de investigación resulta 
1 Encuesta Nacional de Juventud, 2010. IMJUVE, 2011.
9
ser aquel que se nos ha presentado en forma de preguntas cotidianas por una gran parte de nuestra 
vida. Como hija de padres de izquierda, desde pequeña tuve la oportunidad de conocer ideas y 
valores opuestos al conservadurismo y a la sumisión; desde que tengo memoria, mi madre y mi 
padre me llevaban a mítines y marchas en contra del gobierno represor y a favor de movimientos 
sociales varios. Entonces, mi historia de vida me llevó a observar a mis coetáneos y a preguntarme 
constantemente, al menos desde que iba en la primaria, por su falta de conocimiento o bien de 
interés sobre los aspectos sociales y políticos de México y el mundo. De niña fui rara, pues, y de 
joven accedí a la Universidad Nacional Autónoma de México donde pude conocer personas afines a 
mis principios y a mi cultura. Sin embargo, las mismas preguntas sobre mis iguales, sobre los 
jóvenes de México, fueron creciendo a medida que pasaron los años y fue a partir de los 
conocimientos que adquirí en la universidad que pude tener la oportunidad de hacer esta 
investigación, una investigación que se pregunta sobre la situación de la juventud en el actual Estado 
mexicano y que observa las condiciones de dicho grupo social tan vasto en torno a su relación con el 
Estado, el sistema de producción, la cultura y la ideología.
La realidad vigente del país en el que vivo se presenta, cada día más, llena de obstáculos para 
nosotros los jóvenes, los que, se supone, somos el futuro de México. La actualidad del país y del 
mundo se ha adentrado a una política-económica neoliberal que ha puesto en jaque a diversas 
instituciones estatales, ha privatizado bienes nacionales y ha exacerbado la falta de empleos y la 
pobreza. Es frente a dicho contexto y sus implicaciones que hice un estudio de la posición que 
juegan los jóvenes dentro de éste, ya que me parece fundamental concatenar ambas perspectivas 
para obtener un conocimiento más profundo de la realidad de la juventud mexicana. 
Existen varios estudios importantes sobre la cuestión de los jóvenes en México. Hay 
investigaciones en materia de cifras y del lugar que ocupa la juventud frente a diversas instituciones 
como la escuela, el trabajo, los servicios de salud, etcétera, así como frente a diversas problemáticas 
como la delincuencia y las drogas, ejemplos de ello son el diagnóstico que hizo el Consejo Nacional 
de Población llamado La situación actual de los jóvenes en México; el libro La juventud mexicana: 
una radiografía de su incertidumbre, de Pedro José Peñaloza; el artículo Jóvenes en cifras, mirada 
entre siglos, de Mónica Valdez; así como múltiples artículos de periódicos como La Jornada y El 
Universal. Sin embargo, dichos estudios suelen dejar de lado el análisis de la subjetividad de los 
jóvenes en donde se analicen los factores ideológicos y culturales.
Por otro lado, hay varios estudios que sí analizan las culturas juveniles, las percepciones de 
esta población frente a las instituciones y su inmersión en el mercado. Ejemplos de ello son los 
10
múltiples trabajos de la antropóloga Rossana Reguillo; el libro de Marcos Cuevas Perus, La 
juventud como categoría de análisis sociológico; diversos estudios del antropólogo Carles Feixa, así 
como del filósofo y antropólogo Néstor García Canclini y del psicólogo Sergio Balardini, entre 
muchos otros. Todos ellos permiten tener una visión más compleja de la situación juvenil actual, 
logran un enfoque crítico y enriquecedor de lo que son las culturas juveniles y abren el panorama 
hacia nuevos temas y perspectivas de dicho grupo social.
No obstante estas dos ramas principales de los estudios de juventud, es pertinente decir que 
la realidad de los jóvenes forma parte de algo más amplio, forma parte de un contexto global donde 
el sistema de producción capitalista ejerce su presencia en sí mismo y en la forma estatal moderna. 
Es dentro del Estado, entendido desde una perspectiva integral, que tanto los jóvenes como 
cualquier otro grupo de la sociedad civil se permean de la hegemonía de la clase dirigente y 
consensúan o rechazan ciertas formas de dominio y, por tanto, de socialidad. A partir de dicha línea 
teórica, sumada con las ramas de los estudios sobre jóvenes, es que planteo un estudio de la juventud 
mexicana actual, así como de la idea sobre una clase dirigente que se universaliza en el Estado, y 
demás instituciones, para detentar su hegemonía sobre todos los grupos subalternos. 
De esta forma, el presente trabajo utiliza estos referentes (los datos sobre la cultura, la 
ideología y la condición social y económica analizados desde la teoría marxista de Gramsci) para 
hacer un análisis a fondo de diversas cuestiones que atañen a la juventud mexicana, tanto en materia 
de cifras, como de realidades específicas de cultura y consumo, el grado de inserción a diversas 
instituciones, perspectivas a futuro, etcétera, dentro de un marco teórico que entiende al Estado de 
forma integral. Así pues, el análisis que se pretende hacer en esta tesis toma la propuesta de Gramsci 
sobre el Estado integral o ampliado* ya que da una perspectiva vasta sobre la sociedad y el Estado en 
su conjunto pasando por un análisis político-económico así como ideológico-cultural del mismo; de 
igual forma, se amplía la noción de ideología con contribuciones de René Zavaleta, sobre las formas 
aparentes en Marx, y de Zygmunt Bauman, sobre la sociedad de consumo, entre otras, lo cual 
permite hacer un análisis del modo de vida actual que empapa a la sociedad en la que vivimos.
La investigación se fundamenta con un análisis teórico que se sustenta con un estudio 
estadístico y de cifras tomando sobre todo la base de la Encuesta Nacional de Juventud de 2010; 
dicha encuesta fue realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE) con la ayuda de un 
Comité Técnico integrado por 13 especialistas de diferentes temáticas e instituciones como la 
* A diferencia de la noción de Estado ampliado, que puede dar la impresión de que el poder se amplía al resto de la 
sociedad, el concepto de Estado integral llega a ser más preciso porque permite entender al Estado como producto de 
la integración entre sociedad civil y sociedad política, secomprende así que el poder siempre está anclado en la 
sociedad.
11
UNAM, el COLMEX, la BUAP, el IRD-FLACSO México, la UDG, el IPN, el COLEF, etcétera. Así 
mismo, las cifras utilizadas a lo largo del texto provienen de diversos estudios como el de Pedro José 
Peñaloza e instituciones como el INEGI y el CONAPO.
Es a partir de todo lo anterior, que esta tesis se desarrolla en cinco capítulos. Se expondrá, en 
primer lugar, una serie de conceptos que aluden a la relación de Estado ampliado; el primer capítulo 
consta, pues, con una base teórica que da cuenta del Estado moderno como proceso en constante 
movimiento y cambio, el cual surge de la relación de fuerzas histórico-políticas que dan como 
resultado un vínculo orgánico entre la sociedad política y la sociedad civil. Todo ello provee una 
visión del Estado como ente educador y vehículo de la hegemonía de las clases dirigentes, a partir 
de diversas trincheras ideológicas que permiten la formación de un consenso por parte de la 
sociedad hacia sus gobernantes y los modos de vida que representan. Así, el Estado se entiende 
como un espacio para la organización de las relaciones entre dominantes y dominados, donde los 
principales mediadores son los llamados intelectuales orgánicos. Esta perspectiva teórica sirve para 
estudiar, entonces, el grado de hegemonía que detentan las clases dirigentes y la manera en que lo 
logran; de la misma forma, nos puede llevar a pensar sobre la existencia de una crisis orgánica del 
Estado en la que los grupos dominantes reducen su fuerza hegemónica tanto en un plano político-
institucional, como ideológico-cultural. Lo previo resulta fundamental para hacer un estudio de la 
juventud mexicana en el presente ya que los jóvenes representan un amplio grupo de la sociedad 
civil que puede impregnarse de o resistirse a la hegemonía de las clases dirigentes y que, a su vez, 
incide en los procesos estatales de muchas maneras. Así mismo, puede llegar a darnos pistas sobre la 
posición de los jóvenes dentro de una posible crisis orgánica del Estado ampliado mexicano.
El segundo capítulo retoma aquel criterio de análisis para hacer un recorrido histórico sobre 
la transformación del sistema de producción capitalista en México y la construcción de su Estado 
moderno. Se hace énfasis en el carácter dependiente que el país ha tenido a costa de la división 
internacional del trabajo y sus consecuencias como la superexplotación donde la ley del valor se 
correlaciona con los objetivos políticos específicos de las oligarquías mexicanas. Así mismo, se 
incluye una exposición del Estado ampliado mexicano del siglo XX en su forma de Estado 
desarrollista, haciendo referencia al modelo de sustitución por importaciones, lo cual lleva a la 
explicación, también, de su crisis y de su paso al posfordismo precario y a la política-económica 
neoliberal. Dentro de ese mismo capítulo me parece fundamental retomar la cuestión de la juventud, 
ya que ésta se desarrolló dentro del mismo marco histórico siendo un resultado, también, del 
desarrollo del Estado moderno dentro del capitalismo. En ese sentido, la juventud se debe de 
12
entender a partir del recorrido histórico de su situación, haciendo hincapié en que los jóvenes no son 
un grupo homogéneo sino que en conjunto viven una realidad diferenciada según su nivel 
educacional y económico, su ocupación y ciclo de vida, su entorno demográfico y geográfico; así 
pues, en la tesis se toma en cuenta que la situación de los jóvenes y la forma de entender a dicha 
población es una construcción sociocultural relativa que cambia según los momentos históricos y el 
lugar donde se desarrolle. En el caso particular mexicano, se hace un recuento histórico acerca de la 
conceptualización de la juventud a partir de las políticas en la reforma educativa que se llevaron a 
cabo en los tiempos de Lázaro Cárdenas. De igual forma, el recorrido histórico sobre las 
circunstancias juveniles pasa también por la década de los ochenta y por los noventa, para más tarde 
tratar el tema dentro de la crisis actual del Estado.
Ya en el tercer capítulo es donde la tesis se adentra en la situación actual del Estado ampliado 
mexicano y en la realidad de la juventud mexicana del siglo XXI. En un primer y amplio momento 
se describe el contexto de la economía-política contemporánea, elucidada en el Estado neoliberal, 
que en el caso específico de México se enmarca dentro de un patrón primario-secundario 
exportador.* De esa forma, retomo cuatro puntos sustanciales de dicho patrón: la hegemonía del 
capital financiero, la nueva organización internacional del trabajo, los procesos de producción 
tradicional y de automatización flexible vinculados a la precarización del empleo, y las nuevas 
estrategias políticas de los Estados nacionales frente a la competencia mundial. Dicho contexto se 
conecta con las particularidades mexicanas, sus resultados y sus consecuencias. Más adelante se 
hace un diagnóstico de la juventud mexicana dentro del mismo entorno, se utilizan cifras y una serie 
de datos para especificar las condiciones precarias en las que este grupo social se mueve a 
consecuencia del neoliberalismo.
El cuarto capítulo es donde se hace un análisis de la subjetividad del grupo en cuestión. En 
primera instancia, se elabora una pregunta inicial acerca de las posibilidades de inclusión ideológica 
cultural dentro de la sociedad por parte de los jóvenes frente a su exclusión de las relaciones 
económicas y las instituciones más importantes, como lo son el empleo, la escuela y la salud, así 
como la inserción precaria en la política. Una hipótesis al respecto puede ser que los jóvenes vean 
las formas de consumo como una alternativa a su exclusión estructural, ya que desde el ámbito 
privado del mercado pueden llegar a aparecer diversas soluciones, aunque nunca de fondo, para sus 
problemas más próximos y para satisfacer ciertas necesidades. De esa forma, el capítulo habla de la 
manera en que se legitima, o bien se resiste, el dominio de las clases dirigentes a través del Estado 
* Primario por su carácter de exportador de materias primas como minerales o petróleo, y secundario por su carácter 
manufacturero y maquilador.
13
en su forma neoliberal y de las diversas trincheras ideológicas que detentan la ideología del 
consumo. Así pues, se da una explicación sobre lo que se entiende por ideología para, más adelante, 
hablar sobre la especificidad de ésta en la sociedad capitalista actual. Dentro de esa perspectiva es 
que se ahonda sobre la situación de los jóvenes a partir de su inmersión en la ideología existente.
Un quinto y final capítulo aborda una cuestión de suma importancia, la inserción de los 
jóvenes a la política. Por varios motivos se podría llegar a pensar que gran parte de la juventud 
mexicana sufre de una apatía por la política partidaria e institucional, sin embargo, en este capítulo 
se habla no de la apatía sino de una crisis de representación, una crisis institucional que lleva 
aparejado el sentimiento de discordia e incredulidad. Así mismo, en este capítulo se incluye un 
análisis sobre las políticas públicas, tanto federales como del Distrito Federal, en torno a la juventud, 
para más adelante hacer una crítica a ellas y exponer las concepciones y las nuevas formas de 
adentrarse en la política por parte de las nuevas generaciones. Cabe decir que este análisis se realizó 
antes del surgimiento del movimiento #Yo Soy 132, sin que por ello se contradiga con dicho 
acontecimiento, incluso este trabajo puede servir para determinar ciertos factores importantes que 
llevaron al nacimiento de las movilizaciones juveniles actuales, así como algunos de sus aspectos 
más relevantes, siendo que están integradas porjóvenes estudiantes.
Esta tesis pretende, pues, hacer un análisis sociológico sobre la juventud mexicana actual. Los 
jóvenes de México forman un gran sector de la población y son una categoría fundamental para 
tener perspectivas sobre el futuro del país; el contexto mexicano vigente aqueja de manera continua 
a dicha población y es importante entender las formas de vida que se generan a partir de ello. Si bien 
existen muchas investigaciones al respecto, este trabajo contribuirá a detallar una crítica de las 
condiciones actuales del país a partir de la visión juvenil que se obtiene de la investigación pero 
también de la percepción propia de la presente autora.
14
I. EL ESTADO AMPLIADO COMO CONCEPTO TEÓRICO Y 
CRITERIO DE ANÁLISIS
Antonio Gramsci propone la concepción de Estado integral, que también se entiende como Estado 
ampliado, para obtener una comprensión acerca de las mediaciones y la relación entre el Estado y la 
sociedad. Esto es sumamente importante pues sirve para entender las relaciones actuales que existen 
entre la sociedad civil y la sociedad política desde una perspectiva amplia, que incluye a diversos 
grupos y sectores de la población, pasando por la cultura y la ideología que los permea. Así, mi 
propósito al usar el criterio de análisis de Gramsci es conocer la situación de los jóvenes dentro del 
Estado mexicano contemporáneo. Comienzo, entonces, por una breve caracterización de la manera 
de abordar el fenómeno del Estado ampliado por parte de este autor.
El Estado moderno es un producto histórico que resulta de la existencia de una sociedad 
mercantil capitalista predominante en las relaciones económico-productivas de la sociedad actual; 
así mismo, es producto de múltiples luchas de fuerzas histórico-políticas que entraron en conflicto 
para conquistar la hegemonía política y civil. Se puede decir que desde finales del siglo XIX el 
Estado moderno europeo, como órgano político limitado y separado de la sociedad, se amplió a la 
inclusión de la sociedad, en el sentido de reconocer derechos y asumir responsabilidades ante la 
misma; a ello cabe decir que en México el Estado moderno se consolidó después de la Revolución 
mexicana, en la primera mitad del siglo XX. 
Engels fue el que advirtió que la época de “las revoluciones hechas por pequeñas minorías 
conscientes a la cabeza de las masas inconscientes”2 había pasado, lo que va encaminado a una 
nueva concepción y funcionamiento del Estado, donde no es un pequeño grupo el que tiene el poder 
sobre la gran mayoría por medio de la coerción y el absolutismo, sino que es a partir de un consenso, 
de la hegemonía de un grupo social sobre los demás, que ocurren cambios y que se mantiene cierto 
2 Engels, Federico. "Introducción a la obra de C. Marx Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850”, en C. Marx y 
F. Engels, Obras Escogidas. Editorial Progreso, Moscú. p. 688
15
tipo de forma estatal y de producción.
Así, la noción de Estado ampliado utilizada por Gramsci permite dar cuenta de la 
característica del Estado moderno como el complejo de actividades prácticas y teóricas con el cual la 
clase dirigente justifica y mantiene el dominio de los gobernados; dicho dominio llega a ser, a veces, 
consolidado a partir de un ejercicio de “hegemonía”, en donde se combinan equilibradamente la 
fuerza y el consenso.3 Igualmente, a partir de ello, Gramsci entiende al Estado como una “relación 
de fuerzas y suma orgánica institucional de sociedad política y sociedad civil”;4 tal unidad, 
entendida como un nexo orgánico, se da, pues, bajo la hegemonía del grupo social dirigente. 
Entendiendo así al Estado, en un sentido integral, se reconoce que los límites entre lo público y lo 
privado, entre la sociedad política y la sociedad civil, así como los roles políticos, económicos y 
sociales, no constituyen fronteras sino zonas de intersección, entonces, dentro de éste participan no 
sólo sujetos jurídico-constitucionales sino también actores político-institucionales.5
En esa línea, el Estado es entendido como una construcción ideológica y política (en varios 
momentos y grados), y como un resultado de prolongadas luchas sociales y de poder, donde ciertas 
fuerzas histórico-políticas logran la hegemonía civil a través de diversas instituciones, tanto estatales 
como no estatales. De esa forma, dicha concepción permite la crítica a la cosificación del Estado, 
que lo constituye arbitrariamente como un aparato completamente escindido de la sociedad, como 
una división cristalizada y permanente entre dirigentes y dirigidos “creando la sensación de que los 
primeros -dirigentes, gobernantes, burócratas, propagandistas- son príncipes modernos (...), cuando 
en verdad su existencia y sus políticas son el resultado de las relaciones sociales -de cultura, 
dominio, explotación y participación- existentes”.6 Con lo último se puede hacer a un lado la 
concepción del Estado como un lugar vacío en sí mismo, en donde existe una separación orgánica 
entre economía, política y cultura.
Así, la relación moderna entre Estado y sociedad es diferente a la sola representación política 
de la sociedad en los órganos políticos, es un vínculo orgánico entre los dos, ya que la sociedad está 
de cierta manera en el Estado, y viceversa, en el momento en que la primera es reconocida por el 
segundo como una entidad con derechos universales y particulares, y es integrada, con sus derechos, 
3 Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel. Tomo 5, Cuaderno 13, Edición crítica del Instituto Gramsci a cargo de 
Valentino Gerratana. Tomos 1-6. Ediciones Era, México, 1975. P. 81.
4 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009. p.15
5 Portantiero, Juan Carlos. Los usos de Gramsci. 3a edición, Folios ediciones, México, 1983.
6 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009. p.12
16
al proyecto nacional y social. El Estado ampliado, entonces, permite entender el complejo 
institucional estatal como:
“una expresión del grado de desarrollo económico, político y cultural de las fuerzas sociales, como 
relación orgánica del poder con la sociedad, una relación de influencia y construcción por parte de los 
agrupamientos sociales de un proyecto propio y universal en la sociedad política y en la sociedad civil, a 
partir del despliegue de su ideología, sus creencias y sus valores como concepción del mundo de la gran 
masa popular.”7
De esa manera el concepto de Estado ampliado alude a una condición de movimiento 
continuo, ya que se entiende como una relación y no como algo estático y permanente; en ese 
sentido, el Estado capitalista moderno, buscando su estabilidad y proyección ampliada al dominio 
del capital, se encuentra en una constante reestructuración de la dominación y la hegemonía. Lo 
último es logrado a partir de la función estatal en forma de elemento de cultura activa que sirve para 
“determinar la voluntad de construir en el marco de la sociedad política una sociedad civil compleja 
y bien articulada, en la que el individuo particular se gobierne por sí mismo sin que por ello (...) 
entre en conflicto con la sociedad política, sino por el contrario, se convierta en su continuación 
normal, en su complemento orgánico.”8 Y es por lo anterior que, según Lucio Oliver, el Estado 
ampliado se produce en el momento en que un proyecto histórico, con sus valores e ideología, tiene 
influencia y logra el consenso en la sociedad organizaday con derechos, provocando una relación de 
adhesión orgánica de la sociedad civil, que accede relativamente de manera libre a lo público y se 
posiciona política y culturalmente asumiendo sus derechos y beneficios.9
En ese sentido, y retomando la idea de que el Estado es un producto histórico en permanente 
movimiento, se puede decir que la utilización del concepto del Estado ampliado, como parte de la 
teoría social crítica, sirve para dar cuenta que fue a partir de la formación del Estado social de fines 
del siglo XIX y especialmente del periodo fordista en Europa, y en la primera mitad del siglo XX en 
los países latinoamericanos, que la sociedad organizada civilmente logró tener diversos grados de 
inclusión en la política y en las decisiones de la economía, conformándose en un espacio de 
definiciones sobre su posicionamiento político y cultural. En esa nueva etapa hubo modificaciones 
7 Op. cit. P.16.
8 Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel. "Tomo 3, Cuaderno 8, Nota 130". Edición crítica del Instituto Gramsci a 
cargo de Valentino Gerratana. Tomos 1-6. Ediciones Era, México, 1975. P. 282.
9 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009.
17
en el patrón de acumulación y en las funciones estatales ya que éstas se desplegaron en una 
multiplicidad de prácticas como organizaciones estatales y asociaciones en la vida civil, dando como 
resultado la construcción de trincheras institucionales que permitían la mediación entre las masas y 
el Estado-gobierno. Hubo un cambio en el modelo hegemónico que implicó la constitución de un 
sistema político complejo que articulaba a la economía y a la sociedad en función de una 
recomposición burguesa de la hegemonía en los años 20 en Europa; en el caso de América Latina, 
dicho cambio dio a luz al Estado desarrollista entre los años 30 y 40. En general, en ese periodo se 
dio cierto impulso a la democratización de masas y la “transición de una economía en la que 
predominaba la competencia hacia otra de capitalismo organizado (...). Aunque de manera 
subordinada, las masas penetraron en el sistema político que, al comprender instituciones hasta 
entonces privadas, (interiorizó) en su espacio las contradicciones.”10
De la forma anterior fue la presencia organizada de las masas la que cambió su situación en 
el sistema político a partir de la conquista de ciertos derechos, o de determinadas prebendas, 
logrando una aproximación al Estado que permitiría entenderlo más allá de ser sólo un resultado de 
luchas y compromisos entre fracciones de la clase dominante, ya que éste comenzaría a reconocer la 
participación relativa de la sociedad civil en las relaciones públicas. De esa forma las instituciones 
estatales fueron el espacio para organizar la dominación burguesa, ofreciendo al mismo tiempo 
nuevas posibilidades a la clase obrera para luchar contra las mismas,11 a partir de su organización en 
grandes partidos y en sindicatos.
Igualmente, la transformación y el desarrollo mercantil capitalista condujeron a un proceso 
de dominio del capital como poder social, que más tarde llevó a la instalación de la hegemonía del 
capital industrial y financiero moderno “en el conjunto de las relaciones sociales y en el despliegue 
de las distintas formas de existencia del capital (...) pero también al predominio de las relaciones de 
trabajo asalariado y relaciones de apropiación por el capital de riqueza mercantil no plenamente 
capitalista, en el mercado.”12 El Estado moderno como Estado capitalista se centra en la 
reproducción ampliada de sociedades burguesas modernas que se encuentran dominadas por el 
capital y estructuradas a partir de la apropiación ampliada de plusvalía,* y es en ese sentido que el 
10 Portantiero, Juan Carlos. Los usos de Gramsci. 3a edición, Folios ediciones, México, 1983. P. 22.
11 Ibíd.
12 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009. P.36
* Por acumulación ampliada del capital se entiende que la plusvalía generada por los obreros es invertida por el 
capitalista no sólo en forma de consumo personal, sino en forma de aumento para el capital en funcionamiento, es 
decir, la plusvalía se transforma en capital.
18
capital domina todo en la sociedad moderna pero mediante formas distintas en cuanto a la 
apropiación de la riqueza y del trabajo social, ya que la valorización del capital puede alcanzar a 
subordinar, incluso, a formas de trabajo precarizado e informal para generar nuevas ganancias. 
Entonces, se puede decir que la ampliación del Estado va de la mano de la acumulación ampliada 
del capital, afirmada en la creciente dominación y separación de diversas formas de existencia del 
capital en el siglo XX, donde se desarrolló el trabajo asalariado y el mercado interno, así como la 
creación de ciudades modernas dominadas por el capital.13
A todo ello cabe decir que la nueva relación entre Estado y sociedad civil cambió las formas 
tradicionales de mediación política y creó nuevas; para Gramsci ese fue el “pasaje de la revolución 
permanente a la hegemonía civil”,14 que también se podría llamar el paso de la guerra de 
movimientos a la guerra de trincheras.
Al entender al Estado de manera integral se puede llegar, entonces, a recuperar la idea de 
participación de la sociedad en el Estado, a través de la “coparticipación en los valores y 
planteamientos ideológicos que sostienen al poder moderno”,15 es decir, sobre nociones tanto de lo 
público como lo privado, derechos y obligaciones, y sobre el Estado y la sociedad, lo cual permite el 
sostenimiento y la existencia del poder político a través de las trincheras ideológicas del Estado. 
Para generar aquellas trincheras ideológicas, el Estado da importancia a la educación y al Derecho, 
ya que con ello se induce el consenso en la sociedad para que ésta acepte la existencia del Estado 
como poder separado, para que acepte su proyecto nacional, sus programas de desarrollo y sus 
políticas, así como sus concepciones sobre los derechos y obligaciones. Por lo anterior, y desde la 
perspectiva gramsciana, el Estado se concibe como educador, como Estado ético o de cultura, que se 
avoca a mantener la hegemonía política e ideológico-cultural del grupo social dirigente sobre la 
sociedad entera, ya que “una de sus funciones más importantes es la de elevar a la gran masa de 
población a un determinado nivel cultural y moral, nivel (o tipo) que corresponde a las necesidades 
de desarrollo de las fuerzas productivas y por lo tanto a los intereses de las clases dominantes.” 16 En 
ese sentido, hay que retomar la advertencia de Gramsci cuando dice que “toda relación de 
hegemonía es necesariamente una relación pedagógica”,17 y con esa concepción queda claro que el 
13 Ibíd.
14 Portantiero, Juan Carlos. Los usos de Gramsci. 3a edición, Folios ediciones, México, 1983.P 26.
15 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009. P.76.
16 Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel, "Tomo 3, Cuaderno 8, Nota 179" Edición crítica del Instituto Gramsci a 
cargo de Valentino Gerratana. Tomos 1-6. Ediciones Era, México, 1975. P. 307.
17 Op. Cit. “Tomo 4, Cuaderno 10, Nota 44”. P. 188
19
Estado se identifica con ungrupo social como elemento de cultura activa que debe servir para 
determinar la voluntad de construir una sociedad civil compleja y bien articulada en el marco de la 
sociedad política. De esa forma, la clase dirigente utiliza al Estado (Estado educador) para postularse 
a sí misma como un organismo en continuo movimiento, capaz de absorber a toda la sociedad, 
asimilándola a su nivel cultural y económico18 y para ello hace uso de la ideología como un 
instrumento teórico y práctico para gobernar. Así, la clase dirigente hace uso del Estado para seguir 
teniendo la hegemonía sobre las demás clases sociales, o bien, para reforzarla. 
Entonces, se puede analizar al Estado moderno capitalista a partir de estudiar de qué tanto la 
clase dirigente tiene o no la hegemonía sobre la mayoría social, entendiendo por hegemonía la 
dirección política y cultural, así como la unidad de los fines económicos y políticos, y la unidad 
intelectual y moral. Al respecto, Juan Carlos Portantiero, haciendo referencia a Gramsci y en menor 
medida a Max Weber, menciona que las relaciones de dominación se ejercen tanto en el campo de 
las fuerzas productivas como en el de las relaciones sociales; esto último por medio de un saber 
especializado donde la técnica y la ciencia son una forma moderna de poder. Así, la dominación y el 
saber llegan a ser una misma cosa que se podría ver reflejada en el funcionamiento burocrático. De 
esa forma se puede inducir que las condiciones para la reproducción capitalista y, por ende, de la 
clase dirigente, se dan, en parte, en el campo de la racionalidad instrumental.19
El Estado es, pues, un organismo propio del grupo o clase dominante y se expande a partir de 
la coordinación de dicho grupo con los intereses generales de los grupos subordinados, generando 
un equilibrio donde “los intereses del grupo dominante prevalecen pero hasta cierto punto, no al del 
mezquino interés económico-corporativo”,20 y con ello el Estado logra adecuar a la sociedad civil a 
la estructura económica. Es también el espacio en donde se organizan las relaciones entre 
dominantes y dominados, entre gobernantes y gobernados; para que estas relaciones funcionen los 
mediadores principales vienen a ser los intelectuales; algunos de ellos forman parte del personal 
gubernamental como empleados del grupo dominante, pero otros tantos, aunque sirvan al mismo 
grupo, dirigen a la sociedad ubicándose en terrenos culturales diversos y en instituciones no 
estatales.
Los intelectuales orgánicos, desde la perspectiva de Gramsci, son los encargados de 
“representar las ideas que constituyen el terreno en el que se ejerce la hegemonía”,21 y para que estos 
lleven a cabo su tarea es preciso que se especialicen en organizar el conocimiento y cada aspecto 
18 Op. Cit, “Tomo 3, Cuaderno 8, Nota 2”. P. 214.
19 Portantiero, Juan Carlos. Los usos de Gramsci. 3a edición, Folios ediciones, México, 1983. P. 33.
20 Op. Cit. “Tomo 5, Cuaderno 13, Nota 17”. P. 32-40.
21 Op. Cit. “Tomo 3, Cuaderno 8, Nota 227”. P. 339.
20
parcial en la totalidad de su sociedad, es decir que deben de poder llevar a cabo un trabajo 
educativo-formativo en una base concreta, sobre la base de lo real.22 Hay que tener en cuenta que 
cada grupo social crea orgánicamente una o más capas de intelectuales para darle homogeneidad y 
conciencia a la propia función del grupo en el campo económico; cabe decir que no se trata 
únicamente de los grandes intelectuales, sino que estas capas son organizadoras de la masa social en 
todo el complejo social hasta el Estado con razón de favorecer las condiciones de existencia y 
expansión de un grupo social. Sin embargo, la relación entre los intelectuales y la producción no es 
inmediata sino que consiste en ser mediada por la sociedad civil y el Estado:
“Los intelectuales tienen una función en la hegemonía que el grupo dominante ejerce en toda la sociedad y 
en el dominio sobre ella que se encarna en el Estado, y esta función es precisamente organizativa o 
conectiva: los intelectuales tienen la función de organizar la hegemonía social de un grupo y su dominio 
estatal, esto es, el consenso dado por el prestigio de la función en el mundo productivo y el aparato de 
coerción para aquellos grupos que no consientan ni activa ni pasivamente, o para aquellos momentos de 
crisis de mando y de dirección en los que el consenso espontáneo sufre una crisis.”23
Así pues, los intelectuales son los encargados de elaborar la ideología que permita mediar la forma 
de gobernar a la masa social, de elaborar una conciencia colectiva y modos de pensar en un cuadro 
orgánico y sistemático.24 Para conocer dichos modos de pensar, para conocer la influencia de la 
ideología de la clase dirigente, Gramsci diría que es fundamental revisar la literatura más difundida 
y popular, así como la prensa y todo aquello que influya sobre la opinión pública, tal y como son las 
bibliotecas, los programas y contenidos de los medios electrónicos de comunicación y propaganda, 
las escuelas, los clubes e incluso la arquitectura, entre muchas otras instancias. A partir de ello, 
entonces, hay que concebir a la ideología históricamente como una lucha incesante, en donde la 
clase dominante construye día a día trincheras y fortificaciones para adentrarse en la conciencia 
colectiva.25 Así mismo, las ideologías aparecen como una realidad objetiva y operante creada por la 
realidad social incluso en su estructura productiva, que permiten la mediación entre dirigentes y 
dirigidos. De esta forma, para que la clase dominante mantenga la hegemonía ideológica sobre la 
masa social, se requiere mantener un nexo orgánico entre el Estado y la sociedad civil a partir del 
trabajo intelectual, un nexo vital entre la estructura y la superestructura.26 Existe, pues, una relación 
22 Op. Cit. “Tomo 1, Cuaderno 1, Nota 43”. P. 96-106.
23 Op. Cit. “Tomo 2, Cuaderno 4, Nota 49”. P.188.
24 Op. Cit. “Tomo 1, Cuaderno 1, Nota 43” P. 96-106.
25 Op. Cit. “Tomo 2, Cuaderno 3, Notas 49 y 56”. P. 55-58.
26 Op. Cit. “Tomo 2, Cuaderno 4, Nota 15”. P. 148-149.
21
entre los intelectuales y el pueblo-nación, entre los dirigentes y los dirigidos, por lo que el análisis 
investiga la adhesión orgánica de comprensión y saber de forma viva, tanto de los unos como de los 
otros, para que exista una verdadera relación de representación donde se realice la vida de conjunto 
y se cree un bloque histórico; de lo contrario, sin ese nexo orgánico, las relaciones de los 
intelectuales con el pueblo-nación “se reducen a relaciones de orden puramente burocrático, formal; 
los intelectuales se convierten en una casta o un sacerdocio (el llamado centralismo orgánico)”.27
Es en ese sentido que se puede plantear el tema de la crisis orgánica del Estado ampliado. 
Según Portantiero, la contradicción entre el crecimiento de la burocracia y la forma liberal del 
Estado son elementos constitutivos de una crisis de representación, o institucional, que deviene en 
una crisis orgánica estatal. La crisis de representación se da por un proceso en el que la relación 
entre gobernantes y gobernados “se desplaza del campo político parlamentario y refuerza la posición 
relativa del poder de la burocracia (civil y militar), de las altas finanzas, de la iglesia y en general de 
todos los organismos relativamente independientes de las fluctuaciones de la opinión pública”,28 sin 
olvidar también el crecimiento de la unilateralidad de los medios de comunicación. De esa forma, 
los intelectuales orgánicos y el personal dirigente se convierten en casta, se apartan de las formas 
mediadoras democráticas con el pueblo, y aparece una separación entre lo real y lo legal, o sea que 
la adhesión orgánica entre los dirigentes y los dirigidos se procesa por mediaciones burocráticas y, 
por lo tanto, la relación entre ambos dejade ser de representación.29 Pero la crisis institucional puede 
devenir en una crisis de autoridad, en una crisis orgánica estatal: “Si la clase dominante ha perdido 
el consenso, o sea, si no es ya dirigente, sino únicamente dominante, detentadora de la pura fuerza 
coercitiva, esto significa precisamente que las grandes masas se han apartado de las ideologías 
tradicionales, no creen ya en lo que antes creían, etcétera.”30
En referencia a la contradicción entre lo real y lo legal, cabe señalar lo que menciona 
Gramsci al hablar del distanciamiento entre el Estado (legalidad) y la sociedad civil (realidad) que 
acontecía en Italia a fines del siglo XIX. En esos momentos, la sociedad civil italiana se presentaba 
de forma caótica e informe, con contradicciones esporádicas, localistas y sin nexo nacional,31 
conformada por masas poco o nada estructuradas, lo cual permitía una dominación total de la 
sociedad por parte del Estado. En esa línea, y si se piensa en términos de la noción de Estado 
27 Op. Cit. “Tomo 4, Cuaderno 11, Nota 67”. P. 347.
28 Portantiero, Juan Carlos. Los usos de Gramsci. 3a edición, Folios ediciones, México, 1983. P. 54.
29 Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel, "Tomo 2, Cuaderno 4, Nota 33" Edición crítica del Instituto Gramsci a 
cargo de Valentino Gerratana. Tomos 1-6. Ediciones Era, México, 1975. P. 164.
30 Op. Cit. “Tomo 2, Cuaderno 3, Nota 34”. P. 37.
31 Op. Cit. “Tomo 1, Cuaderno 1, Nota 130”. P. 175.
22
ampliado, se puede deducir que un Estado que no logra estructurar a las masas y que, como 
consecuencia, gesta un malestar político nacional, deviene en un Estado debilitado al no tener 
ganada la base de la sociedad civil.
Así pues, por un lado, la crisis orgánica del Estado ampliado se puede pensar, también, en 
términos de una crisis institucional, donde la contradicción entre lo legal y lo real llega a ser tan 
grande que se pierde la adhesión orgánica entre dirigentes y dirigidos, y la sociedad civil deja de 
verse representada en las instituciones del Estado; las instituciones democráticas dejan de ser el 
camino adecuado para la expresión de la conflictividad social de la sociedad civil. Por otro lado, 
pero bajo la misma línea, Portantiero argumenta que la crisis se puede pensar, también, en términos 
de una contradicción político-económica, por “conflicto y compromiso de clases, equilibrio y 
desequilibrio de fuerzas en correlación histórica,”32 así como por la activación y movilización de las 
masas.
Siguiendo con la idea de crisis de representación, que también puede entenderse como crisis 
de hegemonía política, habría que estudiar si ésta deviene en una crisis de hegemonía ideológica 
dando como resultado la crisis del Estado en su conjunto.33 Para ello hay que tener claro que la 
distinción entre hegemonía política y hegemonía civil no es orgánica, ya que entre las dos existe una 
correlación donde no puede existir la una sin la otra. También vale decir que las crisis orgánicas 
pueden o no tener como estímulo una crisis económica, las crisis económicas pueden influir en las 
crisis políticas pero no son imprescindibles para su aparición. Así pues, la hegemonía política se 
entiende como un proceso en donde se busca el consenso con las masas sobre las formas y objetivos 
de gobernar, y busca dirigir a las clases aliadas con adhesión política en los espacios de gobierno; en 
ese sentido, su crisis se perfila en el momento en que “los grupos sociales se separan de sus partidos 
tradicionales,”34 cuando se crea una oposición entre representantes y representados que se refleja en 
todo el organismo estatal y que refuerza el poder de la burocracia. Dicha crisis se refleja, entonces, 
en el momento en que el Estado fracasa en alguna empresa política, perdiendo el consenso de las 
grandes masas. En el caso de la hegemonía civil, se puede pensar más en el sentido de los 
intelectuales orgánicos, los intelectuales de la clase dirigente que se encargan de organizar la cultura 
y de mantener en pie a las trincheras ideológicas. En ese sentido, las trincheras ideológicas, la 
superestructura, son aquellas instancias que se encargan de influir en la opinión pública y de generar 
consenso en la sociedad. En el momento en que los intelectuales orgánicos de la clase dirigente 
32 Portantiero, Juan Carlos. Los usos de Gramsci. 3a edición, Folios ediciones, México, 1983. P. 9
33 Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel, "Tomo 5, Cuaderno 13, Nota 23" Edición crítica del Instituto Gramsci a 
cargo de Valentino Gerratana. Tomos 1-6. Ediciones Era, México, 1975. P. 52.
34 Op. Cit. “Tomo 5, Cuaderno 13, Nota 23”. P. 52-60.
23
dejan de ser los principales organizadores de la cultura y, por lo tanto, se pierde el consenso en la 
sociedad, es cuando se podría hablar de una crisis de hegemonía civil.
Resumiendo, la teoría de Gramsci sirve para entender al Estado como una relación orgánica entre 
sociedad civil y sociedad política, formada históricamente a partir de la lucha de diversas fuerzas 
histórico-políticas; así mismo, lo entiende como un conjunto de relaciones políticas, económicas y 
culturales que están en constante movimiento. El Estado capitalista moderno aparece, entonces, 
como un resultado de la apropiación ampliada de plusvalía que envuelve todas las esferas de la 
sociedad y que genera una ideología dominante y hegemónica que permite el consenso de la masa 
social. En la misma línea, y al entenderlo dentro de un movimiento continuo, el Estado puede llegar 
a entrar en una crisis orgánica, tanto política como ideológica, definida por diversos factores que 
debilitan el consenso entre la sociedad civil y la sociedad política y que generan una falta de 
adhesión orgánica entre los dirigentes y los dirigidos; en ese sentido, la noción investiga si las 
instituciones y los intelectuales orgánicos son capaces de generar hegemonía y mantenerla a partir 
de una guerra de posiciones en donde se generan diversas trincheras ideológicas. Es a partir de este 
criterio de análisis que entiende al Estado moderno en un sentido integral, que se buscó hacer un 
análisis de la situación del Estado mexicano con atención especial a la situación de los jóvenes 
dentro de éste; así mismo servirá para formular la pregunta de si la realidad actual de nuestro país se 
encuentra o no en una crisis orgánica. En ese sentido, los jóvenes mexicanos son un sector muy 
importante en cifras como se dijo en la introducción; no obstante la importancia numérica de los 
jóvenes mexicanos, hay que señalar también que son ellos, las nuevas generaciones, los que son 
educados en la hegemonía en crisis de las clases dirigentes, y son los que se encargarán y serán 
partícipes en la reproducción de determinado modo de vida, así como de determinadas relaciones 
entre la sociedad civil y la sociedad política. Así mismo, en el supuesto de la existencia de una crisis 
orgánica del Estado ampliado mexicano, los jóvenes son un sector clave y pueden ser un ejemplo 
claro para dar a entender dicha crisis.
24
II. LA CONSTITUCIÓN DEL ESTADO AMPLIADO MEXICANO 
BAJO EL CAPITALISMO Y EL CONCEPTO DE JUVENTUD
Para comprender la situación actual de la juventud mexicana en el Estado ampliado es primordial 
tener conocimiento sobre la historia de nuestro país, así como de la historia mundial que incidió 
sobre la realidad de dicho sector. En primera instancia, pues, cabe resaltar el origen del Estado 
mexicano en su carácter integral, el cual se comprende desde su inserción en el sistema de 
producción capitalista, pasando por el modelo de industrialización por sustitución de importaciones 
y más tarde por su crisis hacia una reestructuración e instauración de la política neoliberal. Cabe 
resaltar que es también dentro de la historia del capitalismo y sus distintas fases, que sedesarrolla el 
concepto de juventud contemporáneo, tanto en el mundo como en México; dicho concepto de 
juventud es, entonces, un resultado histórico enmarcado en el desarrollo del capitalismo mundial, y 
en los cambios de la política-económica estatal mexicana. En el presente capítulo se hablará, pues, 
de la inserción de México al sistema de producción capitalista y el papel del Estado dentro de tal 
proceso, pasando por sus cambios y crisis, para terminar con una caracterización de la juventud a lo 
largo de dicha historia.
Para entender al Estado mexicano desde la perspectiva del Estado ampliado hay que tomar 
en cuenta, primero, que dicho Estado se conformó bajo la complejidad de diversos procesos 
históricos. Uno de los más importantes es la integración de México, y en general de América Latina, 
al mercado mundial por medio de la expansión comercial del siglo XVI; lo anterior logró un 
aumento en el flujo de mercancías a nivel mundial beneficiando, sobre todo, a Europa, permitiendo 
expandir los medios de pago gracias a la abundancia de metales preciosos que se encontraban en 
Latinoamérica. Para el siglo XIX, el capitalismo ya se constituía como el modo de producción 
imperante en todo el mundo y a la par de ello se desarrollaron los movimientos por la independencia 
de las colonias en América Latina; específicamente en México se logra la Independencia en el año 
de 1821. Los nuevos países se articularon con Inglaterra en función de sus requerimientos, es así que 
nuestra región comenzó a jugar el papel de productora y exportadora de bienes primarios a cambio 
25
de manufacturas de consumo provenientes de los países centrales europeos; cabe decir que no sólo 
fue a cambio de bienes de consumo que América Latina asumió dicho papel, sino también de 
préstamos de capital que a la larga se convertirían en deudas exorbitantes. 
Así pues, el origen del Estado ampliado en México se puede rastrear desde el movimiento de 
Independencia, ya que fue en ese momento donde se abrió paso a una situación de descentralización 
y fragmentación del poder regional. Con lo anterior todas las tentativas políticas del siglo XIX 
fueron en el sentido de reconstruir la centralización del poder político a partir de la unión entre el 
ejército y la burocracia; a la larga ello devino en, efectivamente, una centralidad política bajo una 
dirección estatal única.35 Todo lo anterior se dio a la par de una mayor inserción de México al 
sistema de producción capitalista, a continuación se relata esto con más precisión. 
1. EL ESTADO MEXICANO EN EL SISTEMA DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA
La división internacional del trabajo
Respecto al vínculo de México con el mercado mundial y a su construcción como país dentro del 
sistema de producción capitalista, cabe decir que al ser periférico, éste resultó ser un proveedor de 
alimentos y demás materias primas a precios muy reducidos, lo cual favoreció a las naciones 
industrializadas centrales que consiguieron un gran crecimiento industrial y una reducción del valor 
real de su fuerza de trabajo. Con lo anterior se entiende que el capitalismo logró imperar gracias a 
una división internacional del trabajo; Ruy Mauro Marini explica que fue a partir de ello que hubo 
un gran crecimiento del mercado mundial gracias a la incorporación de los países periféricos al 
movimiento del capital que generó un aumento de productividad en los países centrales y elevó las 
cuotas de plusvalía: “mediante su incorporación al mercado mundial de bienes-salario, América 
Latina desempeña un papel significativo en el aumento de la plusvalía relativa en los países 
industriales”.36 En sentido a todo lo anterior, el término con el que se denomina el papel de 
subordinación jugado por las naciones periféricas latinoamericanas, incluyendo a nuestro país, es el 
35 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009.
36 Marini, Ruy Mauro. “El secreto del intercambio desigual”, en Dialéctica de la dependencia (1973). En publicación: 
América Latina, dependencia y globalización. Fundamentos conceptuales Ruy Mauro Marini. Antología y 
presentación Carlos Eduardo Martins. Bogotá: Siglo del Hombre – CLACSO, 2008. P 117.
26
de dependencia.
Consiguientemente, la división internacional del trabajo, en donde nuestra región se 
constituyó dependiente, devino en el paso de la producción de plusvalía absoluta a plusvalía relativa 
en los países centrales. La producción de plusvalía relativa “se entiende como una forma de 
explotación del trabajo asalariado que, fundamentalmente, con base en la transformación de las 
condiciones técnicas de producción, resulta de la desvalorización real de la fuerza de trabajo”.37 En 
ese sentido, al aumentar la productividad sólo se crean más productos en el mismo tiempo de trabajo 
pero con menos valor por pieza, es decir que la acumulación depende más de la capacidad 
productiva del trabajo que de la explotación del trabajador. Cabe mencionar que en los países 
centrales comenzó a crecer la composición orgánica del capital, es decir que el capital constante 
comenzó a superar (en cantidad) al capital variable, los medios de producción, como las fábricas y 
las máquinas, aumentaron, mientras que la cantidad de obreros, la fuerza de trabajo que imprime un 
nuevo valor a las mercancías, fue disminuyendo. Así, las naciones centrales e industrializadas 
tuvieron muchos puntos a su favor ya que, con su capital constante tan avanzado y el aumento de su 
plusvalía relativa, se pudo generar una mayor productividad en el trabajo, lo cual se tradujo en la 
disminución de sus costos de producción sin que por ello bajaran los precios de sus productos en el 
mercado internacional; lo anterior derivó en ganancias extraordinarias para aquellos países.
Gracias a la división internacional del trabajo el mercado logró expandirse a grandes ritmos y 
espacios. Dentro de dicha expansión hay que agregar que existieron y existen lógicas de intercambio 
y de producción que se pueden englobar en el concepto de la ley del valor. Dicha ley aduce que el 
intercambio de mercancías expresa el cambio de equivalentes, los cuales se determinan por el 
tiempo de trabajo socialmente necesario que necesita una mercancía para ser producida. Sin 
embargo, fue la oligarquía de los países latinoamericanos la que optó por interrelacionar a sus 
objetivos políticos esa ley.
Esto último porque, al tener una mayor composición orgánica de capital, la productividad de 
los países industriales se exacerbaba al igual que su plusvalía relativa, lo cual se diferenciaba de 
nuestra región por el hecho de que ésta no contaba con tanto capital constante, y no buscaba 
ampliarlo tampoco; en ese sentido, la producción de América Latina se basaba en la producción de 
plusvalía absoluta, lo que derivaba en que los costos de producción de las mercancías de la región 
fueran mucho más altos y dejaran de ser competitivos en el mercado mundial, opacados por los 
productos extranjeros provenientes de los países centrales. A todo ello, la oligarquía latinoamericana 
37 Op. Cit. P. 15.
27
ideó mecanismos de compensación para abaratar sus costos de producción, pero, a diferencia de los 
países centrales que optaban por un aumento de su capital constante, en nuestra región se prefirió 
acudir al incremento de la explotación del trabajo (la superexplotación). Esta forma de explotación 
se da a partir de diferentes estrategias: con el aumento de las jornadas de trabajo, el aumento de la 
intensidad del trabajo, y a partir de la reduccióndel consumo de la clase obrera. 
Lo anterior permite observar que los capitalistas latinoamericanos decidieron actuar 
políticamente sobre la ley del valor inclinándose por la no industrialización plena, y optando, más 
bien, por la superexplotación del trabajador. En ese sentido, el hecho de que América Latina se 
encuentre en condición dependiente dentro de la división internacional del trabajo ocasiona que su 
producción no dependa de su capacidad interna de consumo, de beneficio y de bienestar, sino que 
obedece únicamente a la demanda externa: “La tendencia natural del sistema será la de explotar al 
máximo la fuerza de trabajo del obrero, sin preocuparse de crear las condiciones para que éste la 
reponga, siempre y cuando se le pueda reemplazar mediante la incorporación de nuevos obreros al 
proceso productivo.”38
Cabe decir que el hecho de que México sea un país dependiente repercute sobre sus 
corrientes ideológicas, en ese sentido “cuando el impulso hacia el progreso no va estrechamente 
ligado a un desarrollo económico local, sino que es reflejo del desarrollo internacional que manda a 
la periferia sus corrientes ideológicas (nacidas sobre la base del desarrollo productivo de los países 
más avanzados), entonces la clase portadora de las nuevas ideas es la clase de los intelectuales y la 
concepción del Estado cambia de aspecto.”39 En los países desarrollados las clases productivas 
(burguesía y proletariado) conciben al Estado como forma concreta del sistema de producción, sin 
embargo en países como el nuestro el Estado se concibe como un absoluto racional, su función 
histórica se entiende como absoluta “siendo el Estado el marco de un mundo productivo, y siendo 
los intelectuales el elemento social que se identifica mejor con el personal gubernativo”40. En ese 
sentido, los intelectuales de un país subdesarrollado como México son intelectuales cosmopolitas, su 
proceso de especialización técnica sigue vías anormales desde el punto de vista nacional ya que el 
desarrollo de las capacidades de producción del país han servido para crear el equilibrio de 
actividades y de ramas de una comunidad internacional y no de la nacional; así, se entiende que 
38 Marini, Ruy Mauro. “El secreto del intercambio desigual”, en Dialéctica de la dependencia (1973). En publicación: 
América Latina, dependencia y globalización. Fundamentos conceptuales Ruy Mauro Marini. Antología y 
presentación Carlos Eduardo Martins. Bogotá: Siglo del Hombre – CLACSO, 2008 P. 134.
39 Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel. "Tomo 1, Cuaderno 1, Nota 150". Edición crítica del Instituto Gramsci a 
cargo de Valentino Gerratana. Tomos 1-6. Ediciones Era, México, 1975. P. 188-189.
40 Ibíd.
28
incluso “los intelectuales de un país influyen en la cultura de otro país y la dirigen”41. Lo anterior se 
puede fácilmente constatar en la influencia que instituciones internacionales como el Banco Mundial 
y el Fondo Monetario Internacional tienen sobre la dirección político-ideológica del país. De esta 
forma una ideología que nace en un país más desarrollado puede incidir en las relaciones internas de 
un Estado-nación en donde sus intelectuales pueden o no sufrir pasivamente las relaciones 
internacionales.
Por lo tanto, la historia del capitalismo pasó por tal periodo en donde los países 
industrializados centrales tenían el monopolio de las etapas más avanzadas de la industria, y donde 
los países dependientes optaban por una superexplotación para matizar la ley del valor. Vale decir 
que fue también en esa etapa en donde se dio una política económica específica, la del Estado de 
Bienestar, que se sustentaba a su vez en un modelo de producción llamado taylorismo-fordismo. En 
América Latina, y más específicamente en México, se presentó como el modelo de sustitución de 
importaciones. 
El Estado desarrollista: Estado ampliado mexicano
La constitución de un poder capitalista moderno en México se dio a partir de un proceso histórico 
complejo que estaría atravesado por el hecho de ser un país periférico y dependiente frente a las 
grandes potencias. Al respecto Oliver indica que, en principio, el Estado capitalista ampliado 
mexicano se constituyó en forma inicial como un Estado jacobino unitario:42 la Revolución 
mexicana en el siglo XX comenzó como una auténtica revolución social que destruyó los cimientos 
de la dictadura de los liberales decimonónicos, fue una guerra civil donde los grupos políticos se 
expresaron en forma de ejércitos y no de partidos políticos lo que generó el desdibujamiento del 
espacio para debatir. Lo último devino en un régimen que criticaba al liberalismo y que sostenía la 
primacía de los derechos sociales sobre los individuales, concentrando todo el poder en el Estado 
que monopolizaría todas las iniciativas y movimientos de la sociedad. Así, el Estado jacobino 
unitario fue posible gracias a “la derrota revolucionaria del poder político de la vieja oligarquía 
nacional”43, y a la existencia del pacto constitucional de 1917 que establecía las condiciones para un 
41 Op. Cit. “Tomo 2, Cuaderno 3, Nota 118”. P. 101-102.
42 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009.
43 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009. P.43.
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capitalismo de Estado (sobre todo con los artículos 123 y 27 que expresaban el pacto entre 
campesinos y trabajadores con la comunidad estatal, legitimando al Estado y su reproducción en 
forma de mando y obediencia), así mismo el acceso al poder del general Lázaro Cárdenas como 
líder de un grupo agrarista radical fue determinante para la constitución posterior de un poder 
capitalista moderno.
Las nuevas élites que desplazaron a las viejas oligarquías mexicanas dominantes se 
identificaron, cada vez más, con programas de modernización capitalista y lograron construir una 
profunda hegemonía popular y nacional. Dicha clase estatal dirigente pasó de ser jacobina a 
moderada, e incluso conservadora y reaccionaria unas décadas después, pero siempre se avocó a 
renovar constantemente un poder político estable, lo cual llevó a que conservara el poder por más de 
sesenta años en forma de partido político estatal único y hegemónico, aportando una dirección 
política y cultural en la sociedad, y construyendo una economía relativamente fuerte así como una 
sociedad identificada con el proyecto nacional del Estado. De esa forma, se conformó un Estado 
nacional estatista que:
“unificó a las clases dominantes, canalizó y condicionó fuertemente los procesos económicos, políticos, 
sociales y culturales y fue a la vez un resultado de los mismos. En la relación entre el poder político y la 
sociedad se produjo un fenómeno particular que acompañó al intervencionismo económico y al 
capitalismo de Estado: la organización estatista de sus sociedades civiles, dirigida por un proyecto 
nacional capitalista hegemónico, con beneficios económicos relativos correspondientes al fordismo 
parcial, periférico y dependiente (...), a la integración corporativa, clientelista, paternalista subordinada de 
sus masas populares -y de las élites- al poder político, lo que creó tanto derechos civiles universales 
variados como el discrecionalismo del Estado para reconocerlos. Eso generó un fenómeno que es un 
componente en la construcción de hegemonía; la constitución relativamente subalternizadade la gran 
masa popular incluyendo a las clases obreras urbanas, a las clases rurales campesinas, a los sectores de la 
pequeña burguesía, de la sociedad popular y a las comunidades originarias. Por distintos medios se 
produjo la institucionalización política e ideológica subordinada de la gran masa popular, organizada en 
sindicatos, partidos, asociaciones civiles, campesinas, populares e intelectuales, comunidades, pueblos y 
de dirigentes sociales sometidos a la potencia de la hegemonía capitalista articulada por el Estado.”44
Así pues, el capitalismo de Estado en México se constituyó con el modelo de sustitución de 
importaciones, el cual concebía al Estado como el eje articulador de la acumulación de capital y del 
orden social; así mismo, el Estado intervenía en el ámbito económico a través del gasto público, la 
política laboral, el financiamiento e impulso de empresas privadas, estatales y paraestatales, el 
44 Op. Cit. P. 52.
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impulso en la demanda de bienes y servicios, de dar subsidios para la industria, brindar créditos 
baratos, y a través de fomentar una política proteccionista para los productos nacionales industriales. 
Igualmente, “el eje de acumulación de capital se trató de articular con el de legitimidad del orden 
vigente mediante el pacto corporativo entre el Estado y las organizaciones sindicales, campesinas y 
empresariales, principalmente”.45 Por consiguiente, el libre mercado no sería el coordinador de los 
diferentes actores, sino que estos, en forma de organizaciones de clase, estarían dentro de un pacto 
explícito dirigido por el Estado.
Dentro del mismo periodo el Estado mexicano fue dueño de los ferrocarriles, de la Comisión 
Federal de Electricidad, de los sistemas de riego, de la industria petrolera, del Banco de México con 
instituciones como Nacional Financiera, etcétera. De igual forma, se construyeron corredores 
industriales al igual que carreteras y más sistemas de riego; nacieron industrias como Altos Hornos 
de México y la siderúrgica Lázaro Cárdenas; se compraron la mayoría de las acciones de la 
compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), así como las de Teléfonos de México; se agregó la 
función de producción petroquímica a PEMEX; se creó la Comisión Nacional de Subsistemas 
Populares (Conasupo); y se fundaron instituciones de salud pública como el Instituto Mexicano del 
Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del 
Estado (ISSSTE). Todo lo anterior implicó continuos y elevados crecimientos productivos anuales: a 
precios de 1993, el Producto Interno Bruto (PIB) creció, de 1960 a 1982, a una “tasa anual promedio 
de casi 8%. (...) Con estas tasas su valor casi se cuadruplicó en 22 años (3.86 veces)”.46 De igual 
forma, entre 1950 y 1981, el PIB por habitante creció a una tasa anual promedio de 3.2%:
“En las cuatro décadas posteriores a 1940 se produjo un vigoroso crecimiento económico, designado a 
veces como el milagro mexicano. El Estado intervenía activamente en las actividades productivas, 
comerciales y financieras, creando o desarrollando numerosas empresas, sobre todo en los periodos 
presidenciales de Díaz Ordaz y de Echeverría. Las décadas de los cincuenta y sesenta fueron calificados 
como de desarrollo estabilizador, caracterizado por un lento incremento de los precios y escasa 
desocupación, con un clima político tranquilo en lo general, roto por el movimiento de 1968”.47
45 De la Garza Toledo, Enrique y Neffa, Julio César, coordinadores. “El modelo económico neoliberal y los límites de 
las configuraciones productivas en México”, en Trabajo y modelos productivos en América Latina: Argentina, 
Brasil, Colombia, México y Venezuela luego de las crisis del modo de desarrollo neoliberal. Buenos Aires: Consejo 
Latinoamericano de Ciencias Sociales – CLACSO, 2010. P. 57.
46 Rey Romay, Benito. “México: necesidad de un programa de recuperación y desarrollo industrial”, en México: 
decadencia industrial e intento de reforma laboral. Breviarios de Investigaciones Económicas. México, UNAM, 
Instituto de Investigaciones Económicas, 2009. P. 21.
47 Brom, Juan. “Sexta parte: Otro rumbo (1940-1982)” Esbozo de historia de México. México, 2a edición, Grijalbo, 
2007. P. 314.
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Con todo lo anterior se puede decir que el Estado mexicano logró ser el vehículo de la 
hegemonía a partir de construir una dirección política y cultural nacional que permitiría la 
imposición integradora y relativamente consensual de un capitalismo desigual tanto social como 
regionalmente, tomando en cuenta que el proceso de concentración y centralización del capital 
nacional se dio, casi únicamente, en torno al Distrito Federal y las ciudades de Monterrey, 
Guadalajara y Puebla. Cabe decir que ese tipo de Estado ampliado dio nacimiento a un régimen de 
presidencialismo autoritario imponiendo la total subordinación de la sociedad y su integración 
corporativa a pesar de que también creó las bases para cierto reconocimiento de derechos y de la 
organización de la sociedad civil, “esa forma implicó un tipo especial de participación populista, 
corporativa y subordinada de las masas en la política, (...) como Estado paternalista autoritario”48 
que logró constituir una clase política dirigente burguesa encargada de vigilar y estimular los 
intereses a largo plazo del proyecto capitalista. Lo último indica que el Estado, encargado de 
organizar y aglutinar a la sociedad civil, implicó en su construcción una relación estrecha entre 
Estado y economía, ya que logró una subordinación del mercado al control político para que 
funcionara en torno a las demandas sociales de los grandes colectivos; con ello también logró la 
subordinación de la sociedad, gracias a la ideología paternalista, ya que la sociedad civil pudo tener 
acceso a la modernización y a la reforma agraria, así como a la salud, la educación y políticas de 
vivienda y empleo, entre otras, a condición de mantenerse en un estado pasivo y de sometimiento al 
poder político nacional.49
Al respecto hay que decir, también, que en esa etapa se produjo una alta fetichización de las 
masas, fomentada por el culto al consumo, al empleo, por las condiciones materiales que implicó el 
fordismo periférico y por el desarrollo de conciencia que se impuso en la sociedad capitalista 
occidental, favoreciendo el alejamiento de los proyectos críticos al capitalismo. De la misma forma, 
se puede decir que, en América Latina en general, el modelo de sustitución de importaciones 
sustentado en la política económica del Estado desarrollista se desarrolló en el seno de la economía 
exportadora y nunca llegó a conformar una verdadera economía industrial, ya que la industria siguió 
siendo una actividad subordinada a la producción y exportación de bienes primarios:
“Por significativo que hubiera sido el desarrollo industrial en el seno de la economía exportadora (y, por 
consiguiente, en la extensión del mercado interno), en países como Argentina, México, Brasil y otros, 
48 Oliver, Lucio. El Estado ampliado en Brasil y México: radiografía del poder, las luchas ciudadanas y los 
movimientos sociales. UNAM, Coordinación de Estudios de Posgrado: Programa de Posgrado en Estudios 
Latinoamericanos, 2009. P.50
49 Ibíd.
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nunca llegó a conformar una verdadera economía industrial que, definiendo el carácter y el sentido de la 
acumulación de capital, acarreara un cambio cualitativo en el desarrollo económico de esos países. Por el 
contrario, la industria siguió siendo allí una actividad subordinada a la producción y exportación de bienes 
primarios, que constituían, estos sí, el centro vital del proceso de acumulación”.50
Una economía industrial

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