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 ENTRE LA REALIDAD Y LA FICCIÓN: LA SOMBRA DEL CAUDILLO 
 
Tesis que para obtener el título de Licenciada en 
 Lengua y Literaturas Hispánicas presenta 
Luz Elena Aguilar Moreno 
 
 
Director: Mtro. Galdino Morán López 
 
 
 
 Ciudad Universitaria, noviembre de 2010 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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 2
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S U S O B R A S 
 
 
 
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T E R E - C A R L O S ; M A N U E L † - C A R M E L A ; 
Z I G G E – C H U Y ; M I L A - L U I S . G R A C I A S 
P O R L A F O R T U N A D E T E N E R L O S , 
L O S Q U I E R O M U C H O 
 
 
 
 
C O N M U C H O C A R I Ñ O P A R A M A M Á E V A , 
A D Á N , N I C A - P E D R O , C U C O - M A R I N A , 
S A B I N O - A N G E L I T A 
 
 
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P A R A Q U E N O S M A N T E N G A M O S 
U N I D O S E N E L A M O R Y E N 
E L R E S P E T O C O N L A F A M I L I A 
 
 
 
 
 
P O R L A A M I S T A D S I N C E R A Y L E A L 
D E M I S A M I G O S Q U E E N G R A T A C O M P A Ñ Í A 
N O S H A C E N S E N T I R R E C O N F O R T A D O S , 
C O N E S T I M A C I Ó N Y C A R I Ñ O 
 
 
 
 
 
 3
Í N D I C E 
 Pág. 
 
INTRODUCCIÓN 5 
 
CAPÍTULO 1: GENERALIDADES DE LA OBRA 8 
 
 1.1. Edición conmemorativa 10 
1.1.1. Síntesis de episodios censurados 12 
1.1.2. Cuadro comparativo de las dos versiones 16 
1.1.3. Ejemplo sobre modificaciones en la segunda versión 19 
1.2. Sustento histórico de La sombra del Caudillo 20 
1.2.1. El que desemboca en el movimiento delahuertista 20 
1.2.2. El que concluye con la muerte de Francisco Serrano 24 
1.3. El candidato Arnulfo Gómez 33 
1.4. Resumen de acontecimientos 35 
 
CAPÍTULO 2: DIFERENCIAS ENTRE LA REALIDAD Y LA FICCIÓN 36 
 
2.1. Entrevista con el escritor Emmanuel Carballo 36 
2.2. Casos sobre diferencias 38 
2.2.1. Participación de Aguirre al lado de Obregón 38 
2.2.2. La reelección de Obregón y la sucesión del Caudillo 38 
2.2.3. Encuentro entre Obregón y Serrano/Caudillo y Aguirre 39 
2.2.4. Los seguidores de Aguirre/Serrano 40 
2.2.5. Apoyo de Obregón a Serrano 41 
2.2.6. Los motivos de Obregón en su reelección 42 
2.2.7. El drama como sustento de su obra 44 
2.2.8. Asesinatos en las carreteras México/Cuernavaca y la 
México/Toluca 
44 
2.3. La puesta en escena de La sombra del Caudillo 47 
2.3.1. Diferencias entre la película y la novela 48 
2.4. Resumen de hechos relevantes 51 
 
 
 
 
 4
CAPÍTULO 3: LA POLÍTICA POSREVOLUCIONARIA 52 
 
3.1. Política y politiquería 52 
3.2. La utilización de cargos públicos para enriquecimiento personal 55 
3.3. Elecciones de Axkaná 60 
3.4. Punto de vista del narrador sobre la personalidad del Caudillo 64 
 
CAPÍTULO 4: CATEGORÍAS LITERARIAS Y COMENTARIOS DE LA OBRA 65 
 
4.1. Aspectos que organizan un relato 65 
4.2. Argumento. Resumen de la historia 71 
4.3. Generalizaciones de la narrativa 79 
4.4. Retórica de Guzmán 81 
4.5. Movimiento de la obra 82 
4.6. Símbolo de poder 86 
 
CONCLUSIONES 88 
 
BIBLIOGRAFÍA 92 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 5
IN TROD UC CIÓ N 
 
Desde el exilio, Martín Luis Guzmán escribe La sombra del Caudillo, novela de la 
Revolución, que aborda por primera vez el tema político expresado en la confrontación 
violenta entre los grupos que ambicionan el poder.1 A partir de hechos históricos, el 
narrador critica a los gobiernos posrevolucionarios, denuncia injusticias, relata 
acontecimientos y retrata personajes históricos. Es, sin duda, una de las grandes novelas 
políticas de la literatura mexicana,2 en la que prevalece el contenido histórico, social y 
político, el cual contribuye a despertar el interés y la emoción del lector. 
 
En el desarrollo de la trama, la traición, el asesinato, la alevosía y la mentira, dan forma 
a una política sin freno que dio sustento al régimen caudillista encaminado únicamente 
hacia el control en la sucesión presidencial. 
 
Desde el primer fascículo, la novela causó incomodidad y enojo en el sector militar, la 
orientación que tomó Guzmán de asociar la realidad con la ficción tuvo consecuencias de 
censura, por estar inspirada especialmente en los caudillos. Existen testimonios de que en la 
versión periodística se prohibió la circulación de cuatro episodios en El Universal por 
considerarlos ataques directos contra el gobierno. 
 
En 1987, para conmemorar el centenario del nacimiento de Martín Luis Guzmán, la 
UNAM publicó la versión periodística de La sombra del Caudillo, con una Presentación de 
Fernando Curiel, y un Estudio Introductorio de Bruce Novoa, así como la inserción de 
ilustraciones, fotografías, dibujos y notas, por lo que esta edición es considerada como la 
más completa sobre la novela. Es, precisamente, este texto el que utilizaré para llevar a 
cabo mi análisis. 
 
 
 
1 Véase Juan Coronado, “La narrativa de la Revolución Mexicana”, en Thesis, Nueva Revista de Filosofía y 
Letras, año IV, núm. 13, abril, 1982, pp. 44-51. 
2 Ídem. 
 6
En el presente estudio pretendo demostrar que la narración está basada en hechos y 
personajes históricos modificados únicamente para el desarrollo de la trama. En este 
sentido, me valí de herramientas de la Sociología y de la Historia para acercarme al texto 
literario. 
 
En el primer capítulo explico las generalidades de la obra, las particularidades de la 
edición conmemorativa, la síntesis de los capítulos censurados, la comparación de las 
versiones periodística y del libro; el sustento histórico de la novela, tanto el movimientodelahuertista, como las muertes de Francisco Serrano y Arnulfo Gómez. 
 
En el capítulo dos analizo las diferencias entre la realidad y la ficción sobre los hechos 
y los personajes que aparecen en la novela, especialmente retomo parte de la entrevista que 
Guzmán le concedió al escritor Emmanuel Carballo; la participación del general Ignacio 
Aguirre al lado de Obregón; la reelección de Obregón y/o sucesión del Caudillo; los 
asesinatos en las carreteras México/Cuernavaca y la México/Toluca y las diferencias entre 
la película y la novela. 
 
Como se sabe, la novela fue censurada en México tanto en versión hemerográfica 
(1928-1929) como en el formato de libro (1929); sin embargo, el tema fue retomado treinta 
y un años después cuando Julio Bracho filmó la película homónima, pero tuvieron que 
pasar treinta años para que fuera exhibida (1990), cuando su director ya había muerto. 
 
En el tercer capítulo referimos algunos de los conflictos que tienen que ver con la 
política, primeramente damos a conocer los conceptos de política y politiquería. Con base 
en estos términos identificamos las disputas e intrigas que nos describe el narrador en 
nombre de esas nociones, como negocios ilícitos, concesiones ilegales y falta de 
transparencia. 
 
Por último, en el capítulo cuatro, se presentan las partes de que está compuesta la 
novela, en las que se busca asociar el elemento con el que corresponde, para ello nos 
basamos en los planteamientos de Luz Aurora Pimentel en su libro El relato en 
 7
Perspectiva, especialmente el capítulo cuatro: “Perspectiva: Un punto de vista sobre el 
mundo”, en el que presenta cuatro aspectos que organizan un relato: 1) la del narrador, 2) 
la de los personajes, 3) la de la trama y, 4) la del lector. Por lo que a partir de estos incisos, 
se desarrolla y comenta lo que entendemos por cada uno de los puntos. Asimismo, se 
anotan otros conceptos relacionados dentro del mismo contexto, por ejemplo, cuál es el 
narrador que describe Roland Barthes, con respecto a la “focalización cero” del narrador 
que refiere Pimentel.3 Se destacan algunas figuras retóricas constantes en la novela que le 
dan sustento estético, porque, finalmente, La sombra del Caudillo es ante todo una obra que 
forma parte de la narrativa de la Revolución Mexicana, como un fenómeno artístico ligado 
directamente a un fenómeno histórico y, por lo tanto, refleja las características de esa 
situación.4 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 Luz Aurora Pimentel. El relato en perspectiva. México: Siglo XXI, 4ª. ed. 2008, p. 95-133. 
4 Véase Juan Coronado, op. cit., p. 46. 
 8
Capítulo 1. Generalidades de la obra 
 
En 1925, Martín Luis Guzmán fue forzado a salir del país por haber participado en el 
levantamiento de Adolfo de la Huerta en contra de Álvaro Obregón, al rehusar que se 
favoreciera a Plutarco Elías Calles para sucederlo. Durante el tiempo de su destierro, 
publicó El águila y la serpiente (1928) y la versión periodística de La sombra del Caudillo 
(1928-1929). En esta última, que es la que nos ocupa, presenta una visión crítica del 
quehacer político posrevolucionario, así como la lucha sangrienta para obtener el poder. De 
esta manera, Martín Luis Guzmán se convierte en el fundador de la novela política 
mexicana.5 
 
Guzmán conoció de cerca los asesinatos de personajes históricos que participaron en la 
Revolución Mexicana, como Emiliano Zapata en 1919, Venustiano Carranza en 1920, 
Pancho Villa en 1924, Francisco R. Serrano en 1927, y de Álvaro Obregón en 1928, entre 
otros. 
 
La muerte del general Francisco R. Serrano fue uno de los motivos para la gestación de 
La sombra del Caudillo, así lo reconoce el autor en la entrevista que le concedió a 
Emmanuel Carballo: 
 
Estaba escribiendo la primera parte de una trilogía novelística que pintaría la Revolución 
convertida en régimen de gobierno. La primera parte se encargaría con la etapa de Carranza, la 
segunda con la de Obregón y la última con la de Calles. Llegaron a Madrid, por esos días, los 
periódicos mexicanos que relataban la muerte del general Serrano; esos mismos periódicos 
insertaban las doce o trece esquelas —no recuerdo— de los hombres sacrificados en Huitzilac. 
De pronto me vino la visión de cómo esos acontecimientos podían constituir el momento 
culminante de la segunda de las novelas. Abandoné mi trabajo y con verdadera fiebre me puse a 
escribir La sombra del Caudillo, arrebatado por la emoción.6 
 
Los cuatro últimos capítulos los escribí en un día. Todos los personajes que allí aparecen 
son réplica de personajes reales, menos uno, Axkaná González, que como su nombre lo indica 
tiene sangre de las dos razas: la indígena y la española. Axkaná representa en la novela la 
 
 
5 José Alberto Castro, “Tras leer en España las esquelas de Serrano y sus amigos [fueron asesinados el 3 de 
octubre de 1927], Martín Luis Guzmán se entregó a La sombra del caudillo”. Proceso, núm. 1091, 28 de 
septiembre de 1997, p. 61. 
6 Emmanuel Carballo, “Martín Luis Guzmán (1887-1976)”, Protagonistas de la literatura mexicana, México, 
SEP / Ediciones del Ermitaño, 1986, pp. 87-88 (Colección Lecturas Mexicanas, 48, Segunda Serie). 
 9
conciencia revolucionaria. Ejerce en ella la función reservada en la tragedia griega al coro: 
procura que el mundo ideal cure las heridas del mundo real.7 
 
 
Entre mayo de 1928 y noviembre de 1929 se publican 35 episodios en los periódicos La 
Prensa de San Antonio Texas, La Opinión, de los Ángeles, California, en Estados Unidos, 
y 31 episodios en El Universal, de la ciudad de México.8 Cabe aclarar que las fechas de 
publicación entre los tres periódicos no siempre coinciden debido a problemas logísticos 
del correo de la época, y la supresión de cuatro episodios en el periódico mexicano, los 
cuales fueron posiblemente censurados por el presidente Plutarco Elías Calles.9 
 
Existen dos versiones de La sombra del Caudillo, la periodística que es la que 
abordaremos, y la segunda en formato de libro, publicada en Madrid, el 4 de noviembre de 
1929; de esta última, al llegar a la ciudad de México, el gobierno también prohibió su 
circulación: 
 
Cuando llegaron a México los primeros ejemplares de La sombra del Caudillo, el general 
Calles se puso frenético y quiso dar la orden de que la novela no circulara en nuestro país. 
Genaro Estrada intervino… e hizo ver al Jefe Máximo de la Revolución que aquello era una 
atrocidad y un error.10 
 
 
El Presidente Calles accedió a que circulara, pero a cambio la editorial de Espasa-Calpe 
se comprometió “a no publicar, en lo sucesivo, ningún libro […] cuyo asunto fuera 
posterior a 1910 […],” en caso contrario el gobierno les cerraría la agencia y los expulsaría 
del país. 11 
 
 
 
7 Emmanuel Carballo. Protagonistas de la Literatura Mexicana. [1965], México. Alfaguara, 2005, pp. 85-
129. 
8 La Prensa publicó el primer episodio (“Un general de treinta años”) el 20 de mayo de 1928; La Opinión, en 
la misma fecha; y El Universal, el 27 de mayo de 1928. Asimismo, La Prensa imprimió el episodio 35 (“La 
muerte de Ignacio Aguirre”) el 3 de noviembre de 1929 y La Opinión, el 10 de noviembre de 1929; 
mientras que El Universal ya no publicó los tres últimos episodios, por tanto, se quedó en el episodio 32 
(“El plan de Toluca”). Véase, BRUCE NOVOA, “Estudio introductorio” en MARTÍN LUIS GUZMÁN, La 
sombra del Caudillo. Versión periodística, México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas / UNAM, 
1987, pp. XLIV-XLV (Centenario de Martín Luis Guzmán, Edición Conmemorativa). 
9 Véase, Ibídem, p. XLV. 
10 Ibídem, p. XIX. 
11 Ídem. 
 10
Después de la aparición de la primera edición de La sombra del Caudillo, la novela ha 
sido editada con el mismo formato; esto es, dividida en seis libros y 29 capítulos por otras 
editoriales,pero la versión autorizada por Martín Luis Guzmán en México es la publicada 
por Porrúa en 1977 (Colección de Escritores Mexicanos, 89).12 
 
1.1. Edición conmemorativa 
 
Posteriormente, como un homenaje a Martín Luis Guzmán y al centenario de su 
nacimiento (1887-1976), la UNAM, publicó una edición conmemorativa de La sombra del 
Caudillo en 1987; esta investigación y recopilación estuvo a cargo de Fernando Curiel, 
quien realiza la Presentación, y Bruce-Novoa el Estudio Introductorio en el que incluye: El 
tema persistente; El autor; La sombra del Caudillo; La otra sombra; Léxico; Estructuras; 
Eliminaciones y agregados; la Posdata: algunas consideraciones contextuales y por último 
las obras citadas. A manera de resumen sobre estos temas, lleva a cabo un comparativo 
entre las dos obras; es decir, en la primera versión (periodística) contiene: a) ilustraciones 
originales, pinturas, fotografías y una modificación ética del personaje central; b) aparecen 
las fechas de las publicaciones de los episodios en estos medios de comunicación mediante 
un cuadro; c) asimismo, realiza el comparativo entre la cantidad de episodios con que 
cuenta la versión original (35) y, los capítulos que se editan en el libro (29) aclarando que 
en la primera refiere episodios y en la segunda libros y capítulos; d) igualmente, con 
respecto al libro, se llevó a cabo una revisión del léxico y las estructuras de las oraciones y 
párrafos del texto; cuidadosamente añadió o eliminó palabras superfluas, frases u oraciones, 
que no fueron contempladas en la primera versión.13 Los investigadores de la UNAM son 
los únicos que realizan este estudio comparativo de las dos versiones, las demás 
publicaciones que se hicieron en el formato de libro no lo consideran. 
 
Durante las entregas por partes que realizó Guzmán a los diferentes periódicos, no se 
tenía conocimiento de que pertenecieran a una novela, sólo quienes siguieron de cerca los 
fascículos se iban percatando de la continuidad de la narración, o también de aquellos que 
 
 
12 Ibídem, p. VI. 
13 Ibídem, pp.VIII, XLIV-XLVII, LIV. 
 11
habían leído la segunda versión pudieron llegar a la conclusión de que se trataba de la 
misma obra; hipotéticamente hablando, Guzmán no hizo declaración alguna sobre este 
asunto, porque en la entrevista que sostuvo con Carballo no se cuestionó sobre las dos 
publicaciones. Por otro lado, la tarea de la UNAM en la recopilación fue un trabajo del cual 
posiblemente el escritor ni siquiera conoció el proyecto. 
 
El siguiente cuadro nos muestra las fechas de publicación respecto de la primera 
versión; este referente es imprescindible debido a que sirve como base para conocer a partir 
de cuándo empezó a circular la novela:14 
 
 
CONSECUTIVO LA PRENSA LA OPINIÓN EL UNIVERSAL 
1. 20, mayo, 1928 20, mayo, 1928 27, mayo, 1928 
2. 27, mayo 27, mayo 3, junio 
3. 10, junio 10, junio 10, junio 
4. 17, junio 17, junio 17, junio 
5. 8, julio 8, julio 15, julio 
6. 15, julio 15, julio 22, julio 
7. 22, julio 22, julio 29, julio 
8. 29, julio 29, julio 5, agosto 
9. 12, agosto 5, agosto 12, agosto 
10. 19, agosto 12, agosto 19, agosto 
11. 26, agosto 26, agosto 26, agosto 
12. 2, septiembre 2, septiembre 2, septiembre 
13. 14, octubre 14, octubre 21, octubre 
14. 21, octubre 21, octubre 28, octubre 
15. 28, octubre 4, noviembre 4, noviembre 
16. 4, noviembre 11, noviembre 11, noviembre 
17. 11, noviembre 18, noviembre 25, noviembre 
18. 2, diciembre 2, diciembre 2, diciembre 
19. 9, diciembre 9, diciembre 9, diciembre 
20. 16, diciembre 16, diciembre 16, diciembre 
21. 30, diciembre 30, diciembre 6, enero. 1929 
 
 
14Ibídem, pp. XLIV-XLV. 
 12
CONSECUTIVO LA PRENSA LA OPINIÓN EL UNIVERSAL 
22. 27, enero, 1929 27, enero, 1929 10, febrero 
23. 10, febrero 10, febrero 24. febrero 
24. 17, febrero 17, febrero 3, marzo 
25. 3, marzo 3, marzo 10, marzo 
26. 28, julio 14, julio 8, septiembre 
27. 4, agosto 21, julio 22, septiembre [sic] 
28. 25, agosto [sic] 4, agosto 15, septiembre [sic] 
29. 11, agosto [sic] 11, agosto 29, septiembre 
30. 6, octubre 6, octubre No publicado (1) 
31. No publicado 13, octubre 13, octubre 
32. 13, octubre 20, octubre 20, octubre 
33. 20, octubre 27, octubre No publicado (2) 
34. 27, octubre 3, noviembre No publicado (3) 
35. 3, noviembre 10 noviembre No publicado (4) 
 
 
Desde su aparición, La sombra del Caudillo incomodó al gobierno: primero fueron 
censurados algunos episodios, luego el libro y por último la película, que estuvo guardada 
por varios años. 
 
1.1.1. Síntesis de episodios censurados 
 
El episodio de “Preliminares de una rebelión”,(1) no se publicó en el periódico El 
Universal, y retomamos la misma fecha del 6 de octubre de 1929 de los periódicos de La 
Prensa y de La Opinión de EE.UU., donde se refiere al fracaso e intento de asesinar a los 
líderes “aguirristas” de la Cámara de Diputados. Se corrían rumores de que en algunos 
estados como Puebla, Jalisco y Oaxaca, se levantarían en armas, por lo que el gobierno 
tomó sus providencias a fin de corromper con dinero de la Tesorería a todos aquellos que 
quisieran rebelársele o que eran sospechosos. 
 
 
Aguirre reconocía haber cometido errores en la Revolución y la política, señala: 
 
 
 13
Nos consta a nosotros que en México el sufragio no existe: existe la disputa violenta de los 
grupos que ambicionan el poder, apoyados a veces por la simpatía pública. Ésa es la verdadera 
Constitución Mexicana; lo demás pura farsa.15 
 
 
En la disputa por la presidencia, el camino “seguro” era el de los rifles, “todos los 
presidentes se hacen a balazos”; militares sinceros había pocos, la mayoría trabajaba para 
su propio beneficio, querían deshacerse del Presidente en funciones, asimismo, la 
impartición de justicia alcanzaba a unos cuantos. 
 
En las reuniones que se llevaron a cabo entre los más allegados al general Aguirre, 
participaba el general Elizondo, el cual se sentía complacido con los razonamientos de 
Aguirre, ya sea porque creyese en ellos, o bien porque viera confirmada su tesis de que la 
rebelión era extemporánea, hablaban de madrugarle al Caudillo, en lo que el candidato no 
estaba de acuerdo con recurrir a las armas mientras no tuviera la justificación legal que le 
diera fuerza; decía: “quiero, sí, pero ganar bien; y, si eso no es posible, prefiero perder bien, 
o sea: dejando a los otros el recurso criminal o innoble”.16 
 
Así mismo, en “Los boletines de el Gran Diario” (2), se retomó la fecha del 27 de 
octubre de 1929 del periódico La Opinión, de Los Ángeles, California, donde se narra la 
aprehensión de Aguirre y su confinamiento en un cuarto oscuro; la única luz que entraba 
era a través de la rendija de la puerta cerrada. Aguirre ya se había dado cuenta de la traición 
de Elizondo, lo cual significaba que sería el próximo Ministro de Guerra en el gobierno de 
Hilario Jiménez. Con gran amargura, pensó en su mujer, en Axkaná, en Rosario, en sus 
amigos y su desgracia. De pronto escuchó cuando por el quicio de la puerta le arrojaron El 
Gran Diario y alcanzó a leer que Aguirre y los suyos se habían levantado en armas.17 
 
El Diario se limitaba a señalar lo que le obligaban a publicar; mientras tanto el gobierno 
sin tardanza dictó enérgicas disposiciones para batir y deshacer a estos traidores; Hilario 
Jiménez lamentaba los dolorosos sucesos que estaban ocurriendo, decía que él iba tras el 
 
 
15 Ibídem, p. 98. 
16 Ibídem, pp. 96-98. 
17 Ibídem, p. 106. 
 14
triunfo en las urnas, no de la violencia, como las “posibles sublevaciones militares en 
Puebla y Toluca”; que muy a tiempo, los comandantes, por fortuna, y en cumplimiento de 
su deber, comunicaron oportunamente con informes lo que estaba ocurriendo, lo que les 
permitióque tales planes fueran destruidos casi por completo gracias a la eficacísima 
intervención del general Protasio Leyva, por lo que la oficina de prensa entregaría amplios 
boletines. […] ¿Qué relación pueden tener estos hechos con los candidatos a la 
Presidencia?” Al respecto se dio un informe oficial a la prensa, manifestando que el 
gobierno tenía conocimiento de la sedición del general Ignacio Aguirre y de algunos de sus 
partidarios, invitando a jefes militares para que se rebelaran en contra de las instituciones, 
que en las declaraciones de Aguirre a la prensa, ya en sus discursos anunciaban 
constantemente en forma encubierta la firme resolución de recurrir a las armas; por otra 
parte señalaba que el gobierno siempre guardó una actitud serena y nunca molestó a quien 
se hacía llamar candidato radical progresista, dando amplias garantías y haciendo ver cuál 
era el camino del patriotismo, ofreciendo que el voto público sería respetado. Se reconoció 
públicamente la intervención oportuna y lealtad del general Leyva y de los coroneles 
Jáuregui, Acosta y Hernández en la sofocación del movimiento contra los principales jefes 
del movimiento aguirrista.18 
 
Con esa publicación absurda e indigna y sin posibilidad de defensa, la rabia se apoderó 
de Aguirre, se le vino a la mente el asesinato de Villa, pensó que esa muerte había sido 
inhumana, pero que la de él iba a ser aún más monstruosa, más cobarde e innoble. 
 
En este episodio trasladan a todos los presos; Aguirre iba en el Cadillac junto con un 
coronel y tres oficiales; al lado del chofer dos sargentos. Más allá, en dos camiones 
militares, rodeados por una guardia numerosa trasladaron a los demás compañeros, al 
parecer a la ciudad de México.19 
 
Por lo que corresponde a “Una entrega de prisioneros” (3), se retoma la fecha y por 
consiguiente la información del único periódico que publicó la obra completa, La Opinión, 
 
 
18 Ídem. 
 19 Ibídem, pp.105-107. 
 15
de los Ángeles, California el 3 de noviembre de 1929. En este refiere que los prisioneros 
iban a ser entregados para su fusilamiento y que durante el trayecto se miraban unos a 
otros. El camino estaba solitario, nadie transitaba por allí, habían suspendido el tránsito, y 
se conducía a baja velocidad; en ese instante, se ordenó que el Cadillac y los camiones se 
apearan a un lado del camino, pero al parecer, estaban esperando el general Leyva, al 
mayor Manuel Segura, jefe de la escolta de Leyva y Canuto Arenas para recibirlos. 
 
El narrador describe con detalle el camino en el que transitaban los camiones que 
conducían a los prisioneros, el Cadillac y los otros coches de los militares. También relata 
el encuentro entre el Coronel que va entregar a los presos y el general Leyva, acompañado 
del mayor Segura y otros oficiales. No se describe con exactitud el lugar donde son 
sacrificados, sólo que se da entre curvas, cuestas y montañas, sin precisar la zona del 
camino de la ciudad de Toluca a la capital. 
 
De ese modo, el coronel empieza a dar órdenes en voz alta para que bajaran uno a uno, 
Axkaná, Sandoval, Tarabana, Olivier, el redactor de El Gran Diario, Correa, Cahuama, 
Cisneros, Rosas, Domínguez, Carrasco, Mijares y Aguirre. Empieza la ejecución; al 
primero que asesinó Segura fue a Cahuama porque éste logró propinarle un golpe que le 
sangró la cara. Enfurecido Segura sacó su pistola y mató al prestanombre de una de las 
casas de Aguirre. 
 
El último episodio no publicado por El Universal, termina con La muerte de Ignacio 
Aguirre; (4) en el que primeramente presenciaron con el más absoluto silencio el asesinato 
de Cahuama, mientras que Canuto Arenas sin inmutarse, les seguía amarrando las manos a 
los demás prisioneros con alambre de cobre y un pedazo de cordón para luz eléctrica. 
 
No había duda de que Hilario Jiménez estaba involucrado en esa masacre; en tanto, los 
detenidos esperaban que los soldados tomaran las posiciones indicadas y que Segura 
resolviera su ejecución; por lo que Aguirre ya no pudo contenerse y le dijo: “–Asesinos son 
Leyva y usted, pero asesinos que no saben ni su oficio–”, esta expresión corta, pero 
pronunciada con un desdén tan profundo, se tornó ofensiva y despectiva para Segura, quien 
 16
no tardó en sacar el revólver y con aquella frialdad le disparó un balazo en el pecho al 
general Aguirre; al ver esto los compañeros de desgracia empezaron a correr despavoridos, 
por lo que pronto las balas los alcanzaron. Por otra parte, Segura se acerca al cadáver de 
Aguirre y de entre sus ropas le extrajo un fajo de billetes manchados de sangre. En la 
versión periodística ya no se hace referencia al último capítulo llamado “Unos aretes”, que 
es un accesorio que compra con ese dinero. 
 
De todos los amigos sacrificados, sólo Axkaná quedó vivo; medio herido y casi a 
rastras logra llegar al camino, haciendo señas para atraer la atención de un auto Packard en 
el que viajaba Winter, el extranjero, quien, finalmente, junto con su chofer lo ayudan a 
subir.20 
 
Sucintamente a eso se refieren los episodios que fueron prohibidos en la Ciudad de 
México. Los investigadores tuvieron que recurrir al periódico La Opinión de los Ángeles, 
California, en virtud de que éste fue el único que publicó la obra completa, como ya 
habíamos señalado. 
 
1.1.2. Cuadro comparativo de las dos versiones 
 
En el análisis realizado por la UNAM, se precisa y se detectan algunas diferencias en la 
estructura y contenido de los títulos; en la siguiente tabla aparecen las dos versiones, 
mostrándonos la división estructural de cada una. Existe coincidencia con seis de los 
encabezados, los cuales se muestran con negritas, todos los demás cambian; una de estas 
modificaciones es que en el libro son más concretos y también se ven los episodios que 
fueron excluidos y/o que no salieron en los periódicos para su circulación:21 
 
 
 
 
 
 
 20 Ibídem, pp. 111-114. 
21 Ibídem, pp. XLVI-XLVII. 
 17
VERSIÓN PERIODÍSTICA PRIMERA EDICIÓN DEL LIBRO 
 
Libro I: Poder y juventud 
 
1 1. Un general de treinta años 1. Rosario 
2 2. El automóvil del general 2. La magia del Ajusco 
3 3. La carrera de Ignacio Aguirre (excluido en el libro) 
4 4. Del Zócalo a Chapultepec 3. Tres amigos 
5 5. Banquete en el bosque 4. Banquete en el bosque 
6 6. Guiadores de partido 5. Guiadores de partido 
 
 Las elecciones de Axkaná (5 episodios excluidos que se 
7 1. Vísperas de una elección publicaron aparte como “Aven- 
8 2. Las elecciones de Axkaná turas democráticas” –1931– y 
9 3. Recursos de una democracia más tarde con el título de 
10 4. Una junta computadora “Axkaná González en las 
11 5. En el “Cine San Hipólito” Elecciones”) 
 
Libro II: Aguirre y Jiménez 
 
12 1. Bajo el signo del Castillo 1. Una aclaración política 
13 2. Un candidato a Presidente 2. Un candidato a Presidente 
14 3. El encuentro de dos rivales 3. Los rivales 
 
Libro III: Catarino Ibáñez 
 
15 1. Una transacción política 1. Transacción 
16 2. Una convención local 2. Convención 
17 3. Una manifestación política 3. Manifestación 
18 4. El brindis de una gobernador 4. Brindis 
 
Libro IV: El atentado 
 
19 1. Un atentado contra Axkaná 1. Los hombres del Frontón 
 18
VERSIÓN PERIODÍSTICA PRIMERA EDICIÓN DEL LIBRO 
 
20 2. En el camino del Desierto 2. Camino del Desierto 
21 3. El cheque de la “May-be Petroleum Co.” 3. El cheque de la “May-be” 
22 4. Últimos días de un ministro 4. Últimos días de un ministro 
23 5. Una confesión política 5. Zaldívar 
24 6. Los frutos de una renuncia (Los últimos 
ocho párrafos corresponden a los primeros 
siete de “El complot” en el libro siguiente) 
6. Frutos de una renuncia 
 
Libro V: Protasio Leyva 
 
25 1. El lazo de Canuto Arenas(excluido en el libro) 
26 2. Elecciones presidenciales 1. El complot (incluye los últimos 
ocho párrafos de “Los frutos de una 
renuncia”) 
27 3. La caza de Olivier Fernández 2. La caza del diputado Olivier 
28 4. La lista de los diputados 3. La muerte de Cañizo 
29 5. La batalla del vestíbulo 4. Batalla parlamentaria 
 
Libro VI: Julián Elizondo 
 
30 1. Preliminares de rebelión 1. Síntomas de rebelión 
31 2. Candidatos y generales 2. Candidatos y generales 
32 3. El plan de Toluca 3. El plan de Toluca 
33 4. Los boletines de El Gran Diario 4. El Gran Diario 
34 5. Una entrega de prisioneros 5. Manuel Segura 
35 6. La muerte de Ignacio Aguirre 6. Tránsito crepuscular 
36 (no apareció en los periódicos) 7. Unos aretes 
 
 
 
 
 
 19
1.1.3. Ejemplo sobre modificaciones en la segunda versión 
 
 
En el siguiente ejemplo aparecen algunos de los cambios que el autor realizó en la 
segunda versión: 
 
 
Al tratar de aligerar el texto Guzmán eliminó, cuando era posible, palabras superfluas, como las que 
sirven para indicar quién habla en una conversación, o una explicación del contexto de algo dicho. Al 
mismo tiempo, trató, sobre todo al revisar los primeros capítulos, de sustituir o agregar información 
esencial. Hay buenos ejemplos de estas revisiones en la conversación entre Aguirre y Axkaná al principio 
del texto.22 
 
 
“Un general de treinta años” “Rosario” 
 
Los dos dieron, por fin, señales de que- 
 
Ambos, al fin, dieron señales de des- 
rer despedirse, mientras reducían a pedirse mientras reducían a conclusio- 
conclusiones finales el tema de su nes breves el tema de su charla. 
plática. Dijo Aguirre: 
–Quedamos entonces –decía —Quedamos entonces en que tú 
Aguirre– en que tú les cantarás claro convencerás a Olivier de no aceptar la 
a ésos para que no sigan moles- candidatura a la Presidencia de la 
tándome… República… 
–Sí, hombre, por supuesto –con- –Por supuesto. 
testó Axkaná, y tendió la mano. –Y que él y todos deben sostener 
pero Aguirre no la estrechó, sino a Jiménez, que es el candidato del 
 
que sólo apoyó sobre ella la suya, Caudillo… 
mientras insistía: –También. 
–¿Con los mismos argumentos que –Axkaná tendió la mano. Aguirre 
acabas de exponerme? insistió: 
–Con los mismos. –¿Con los mismos argumentos que 
–¿Seguro? acabas de exponerme? 
 
 
22 Ibídem, p. LIV. 
 20
“Un general de treinta años” “Rosario” 
–Seguro. –Con los mismos. 
Las manos se apretaron. Las manos se juntaron 
… –¿Seguro? 
Y al producirse la palabra “honor” –Seguro. 
los dos amigos callaron… … 
 “Honor”. Los dos amigos 
 callaron… 
 
 
En la primera versión, no se explica de qué hablan. Los lectores de los periódicos tuvieron 
que esperar hasta la sexta entrega para enterarse de la cuestión de la candidatura a la 
Presidencia.23 
 
En este ejemplo, el narrador explica con mayor detalle; el diálogo entre los amigos es 
muy corto. 
 
Respecto de estas dos versiones, el escritor señaló que la primera acompaña a la 
segunda, pero no la sustituye; en esencia se refieren a lo mismo. 
 
1.2. Sustento histórico de La sombra del Caudillo 
 
La novela “cuenta dos dramas de la política nacional: el que desemboca en el 
movimiento delahuertista y el que concluye con la muerte de Francisco Serrano”. 24 
 
1.2.1. El que desemboca en el movimiento delahuertista 
 
Este punto consiste en que Adolfo de la Huerta no estuvo de acuerdo en que Obregón 
impusiera a Calles en la Presidencia de la República para el período de 1924-1928; como 
referencia, hay que recordar que Adolfo de la Huerta completó el cuatrienio de la 
 
 
23 Ibídem, p. LIV. 
24 Ibídem, p. XXII. 
 21
presidencia que había iniciado Carranza (1 de junio al 30 de noviembre de 1920), duró seis 
meses exactos. Su gobierno fue definido con una palabra: pacificación; su gestión fue breve 
pero llevó a cabo una exitosa labor, mucho tuvo que ver su carácter alegre, simpático, 
franco, honesto y de buenas intenciones; a diferencia de la generación revolucionaria, 
siempre fue respetuoso de la vida y la dignidad humana. Estos adjetivos encajan y podemos 
estar de acuerdo con el escritor en la combinación del parecido de Ignacio Aguirre con 
Adolfo de la Huerta, en que era franco, bondadoso, inteligente y muy correcto; lo de 
honesto no, porque Aguirre era corrupto. 
 
Durante su gestión presidencial, Adolfo de la Huerta llevó a cabo una gran labor de 
convencimiento, damos cuenta de ello cuando Félix Díaz, un viejo militar entregó las 
armas, y el Presidente le perdonó la vida a pesar de haber sido sentenciado a muerte, o 
cuando se ganó la confianza de los últimos zapatistas que continuaban en pie de lucha 
mandando fusilar al general Guajardo, asesino material de Emiliano Zapata; asimismo, 
sometió al autor intelectual de la muerte del caudillo suriano: Pablo González. Pero su 
mayor virtud no radica en lo anterior sino en utilizar la palabra, el diálogo y la confianza 
para lograr que se rindiera Francisco Villa, el más temido de los generales que habían 
participado en la Revolución Mexicana. 
 
El régimen de Adolfo de la Huerta había llegado a su fin, por lo que el gobierno tenía 
que convocar a nuevas elecciones para proponer al nuevo candidato; sobra decir que 
Obregón se sentía con todos los merecimientos, él defendía su derecho de participar, 
justificaba que había expuesto su vida al frente de batallas y que en una de esas perdió el 
brazo derecho; parecía ser el único que planeaba estrategias con sus soldados para salir 
airoso en todos sus propósitos porque aguantó toda serie de calamidades al carecer de 
armas para enfrentar al enemigo; se reconocía a sí mismo como el sonorense más brillante 
de los militares revolucionarios; pensaba que había llegado el momento de gobernar la 
República. Por esas razones y con el apoyo de dos o tres partidos políticos y algunas 
organizaciones, con las que previamente había llegado a un acuerdo, sin tropiezos es 
elegido como candidato a la presidencia y gana las elecciones. 
 
 22
No hay que olvidar que la Ley Maderista de 1911 establecía el sufragio universal, pero 
no se tomaba en cuenta la decisión del electorado, lo cual representaba un grave problema, 
en gran medida porque parte de la población estaba hundida en la miseria y la ignorancia, la 
mayoría de la gente con ese derecho no participaba en los comicios, sólo una minoría de las 
zonas urbanas acudía cándidamente a las urnas. Los revolucionarios del “Manco de 
Celaya”, controlaban casi la totalidad de las casillas y, por consiguiente, las elecciones nada 
más fueron un medio de legitimación política de la candidatura de Obregón. 
 
Con el “triunfo electoral” de Obregón el 1 de diciembre de 1920, en sus funciones de 
gobierno, trató de consolidar el aparato estatal posrevolucionario y para ello tuvo que 
enfrentarse a cientos de jefes militares que exigían el pago de facturas, querían cargos 
públicos y privilegios en virtud de su participación en la Revolución. La corrupción empezó 
a verse favorecida y permitió la aparición de una nueva burguesía que dejó sentir su peso 
sobre el porvenir el país. 
 
A pesar del cuestionamiento de su victoria, Obregón logró el reconocimiento de 
Washington y obtuvo ayuda en armamento, mediante los Acuerdos de Bucareli en los que 
se comprometió a indemnizar a los terratenientes norteamericanos en caso de expropiación 
de sus tierras y a los ciudadanos norteamericanos que hubiesen sufrido daños durante la 
Revolución. Más adelante, con vistas a la sucesión presidencial, apoyó abiertamente la 
candidatura de Plutarco Elías Calles —hay que recordar que Carranza también quería 
imponer a Bonillas—, conocía el camino porque lo había recorrido, sabía lo que le esperaba 
y temía el enfrentamiento de una fracción del ejército, por lo que el gobierno facilitó la 
corrupciónde los oficiales. 
 
El politólogo Luis Javier Garrido señala que cuando Obregón iba a presentar el Tercer 
Informe en el Congreso, se murmuraba el afán del Caudillo por imponer como su sucesor a 
Calles; sin embargo, no todos compartían ese interés; no esperaba que al rendir su informe, 
en su respuesta como presidente de la Cámara, Prieto Laurens denunciara la imposición de 
Calles y la intervención del poder público en las elecciones del 1 de septiembre de 1923. 
 
 23
De esta manera, se confirma que los presidentes de la República surgidos de la revuelta 
de Agua Prieta (Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles) se presentan 
como los herederos legítimos de la Revolución.25 
 
Guzmán aprovecha la insurrección de Adolfo de la Huerta en contra de la decisión de 
Obregón de imponer a Calles como su sucesor y retoma estos acontecimientos históricos, 
debido a que el escritor muestra su adhesión a De la Huerta, lo cual tuvo repercusiones 
políticas y salió del país por segunda ocasión obligado por las circunstancias. 
 
La vía de las armas continuó siendo la preferida en 1923. Adolfo de la Huerta renunció 
como secretario de Hacienda y en septiembre de ese año inició su campaña electoral como 
contrincante de Calles pero había mucha división en los partidos; sin embargo, el Partido 
Nacional Cooperatista (PNC) terminó apoyando a De la Huerta y así fue designado como 
su candidato a la Presidencia el 23 de noviembre de 1923. 
 
Había inconformidad con la designación de Calles y las acciones violentas no pararon; 
la mayoría del ejército se rebeló, pues estaba en contra de que Calles fuera el candidato 
oficial a la Presidencia. Si nos damos cuenta, la historia se repite, así como en 1920 
Obregón, Calles, Serrano, Gómez y De la Huerta se habían levantado en armas porque 
Carranza quería imponer a Bonillas, ahora, en 1923, Adolfo de la Huerta se levantaba en 
armas en contra de Obregón por querer imponer a Calles. Una tercera parte de los generales 
en servicio activo, y más de la mitad del ejército federal apoyaron este otro levantamiento, 
para sostener la candidatura presidencial de De la Huerta. 
 
La revuelta delahuertista, en opinión de José C. Valadés, se caracterizó por dos causas 
fundamentales, según las declaraciones de Adolfo de la Huerta; la primera fue el ataque e 
“invasión a la soberanía de los estados”, con el “caso político” de San Luis Potosí, en el 
cual, el Presidente desconoció el resultado de la voluntad popular para elegir a quien él, 
 
 
25 Luis Javier Garrido, El partido de la Revolución Institucionalizada (Medio siglo de poder político en 
México). México, Siglo XXI, 1995. p. 60. 
 24
como el Presidente, había querido, y la segunda fue la “imposición” que Obregón pretendía 
hacer llevando a la presidencia de la República al general Plutarco Elías Calles.26 
 
Durante la campaña de Adolfo de la Huerta como contrincante de Calles, justificaba el 
levantamiento al no aceptar la decisión de Obregón, sin embargo, sus argumentos por el 
país fueron poco convincentes debido al poco sustento y consistencia, por lo que luego de 
las sangrientas batallas entre las tropas del gobierno y delahuertistas, finalmente la revuelta 
fue liquidada por Obregón con ayuda militar de Washington y sus dirigentes tuvieron que 
exiliarse. 
 
1.2.2. El que concluye con la muerte de Francisco Serrano 
 
Antes del desenlace, en este segundo punto, es importante hacer mención de algunos 
rasgos de la vida del personaje histórico asociado, es decir, del general Francisco Serrano, 
con la finalidad de contar con antecedentes que nos ayuden a comprender al personaje 
literario Ignacio Aguirre. 
 
El general Francisco Roque Serrano Barbeitia nació en Santana Choix, Sinaloa, el 16 de 
agosto de 1889. Cinco años más tarde, su familia se traslada al Estado de Sonora donde 
entabla relación con la familia de Álvaro Obregón, de quien se hizo compadre y cuñado de 
su hermano Lamberto.27 
 
Así mismo, este hombre fue reconocido más por sus principios que por sus habilidades 
políticas, se reconocía como antirreleccionista e idealista, pensaba llegar a la presidencia 
por medios legítimos con el apoyo de Obregón y Calles. 
 
Desde 1907, cuando contaba con 18 años, publicó artículos en contra de la reelección. 
En 1911, el gobernador del estado de Sonora, J. M. Maytorena, lo nombra su secretario 
particular; en 1913 se incorpora con grado de subteniente a las fuerzas constitucionalistas al 
 
 
26 José C. Valadés, Historia general de la Revolución Méxicana, t.7, México, Gernika, 1985, p. 262. 
27 Véase nota núm. 37, p. 28. 
 25
mando de Álvaro Obregón; asciende rápidamente a su lado como jefe del Estado Mayor. 
En 1914, al tomar Guadalajara y regresar a la Ciudad de México, Obregón solicita a 
Carranza que promueva a Serrano y a otros militares al rango de coroneles. Ya en 1915 
participa en los combates de Celaya, al término de los cuales, por méritos de campaña, con 
26 años de edad, obtiene el grado de general, el 9 de abril de este mismo año.28 
 
Al triunfar el Plan de Agua Prieta, Adolfo de la Huerta es nombrado Presidente de la 
República, y designa a Serrano como subsecretario de Guerra y Marina. 
 
Más adelante, en 1921, Obregón lo asciende al grado de general de División y en ese 
mismo año, por orden presidencial, lo promueve a secretario de Guerra y Marina, puesto al 
que renuncia para aceptar el nombramiento de Ministro Plenipotenciario de México ante los 
países europeos, poco antes de que concluya la presidencia de Obregón, por lo que tiene 
que viajar con su esposa entre 1925 y 1926. A su regreso a México, lo reciben numerosos 
simpatizantes quienes lo ven como posible candidato a la Presidencia de México. 
 
En 1926, el presidente Plutarco Elías Calles le ofrece la secretaría de Gobernación, la 
cual rechaza porque no quería verse involucrado en los problemas con los cristeros,29 pues 
él pensaba que el Estado no tenía por qué obligar a nadie a tener la religión que éste 
decidiera, debía existir libertad de creencias; por otra parte, accedió al ofrecimiento de la 
gubernatura del Distrito Federal, porque consideró que podría estar más tranquilo y llevar a 
cabo su campaña electoral, ya que allí se concentraban las organizaciones y las fuerzas 
políticas del país. 
 
A partir de ese momento Serrano ya pensaba contender por la Presidencia de la 
República, por lo que, finalmente, el 30 de abril de 1927, después de muchas pugnas y 
negociaciones, el Partido Nacional Revolucionario (PNR) designó al general de División 
Francisco R. Serrano como su candidato a la Presidencia de la República; pronto surgieron 
 
 
28 Revista Proceso, No. 1091, México, 28 de septiembre de 1997, pp. 58-64. 
29 “El general Serrano está dispuesto a no aceptar el cargo de secretario de gobernación”. El Universal, 
México, 30 de mayo de 1926. Citado por Pedro F. Castro Martínez, El general Francisco R. Serrano: una 
semblanza política, México 2005, p. 68. 
 26
contradicciones con los opositores a esa postulación. El presidente Plutarco Elías Calles y 
el ex presidente Álvaro Obregón no estuvieron de acuerdo; el primero por conveniencia 
pues ya tenía su candidato y el segundo, como lo hemos mencionado, iba por la reelección. 
Hay que recordar que el 18 y 19 de octubre de 1926 el gobierno de Calles mandó una 
iniciativa de reforma a los artículos 82 y 83 de la Constitución para que pudiera darse la 
reelección en un período no inmediato a la Presidencia de la República, así como para que 
se alargara el período presidencial de un cuatrienio a un sexenio en las próximas elecciones, 
por lo que la Cámara de Diputados aprobó sin contratiempo, a principios de 1927, dichas 
reformas. A propósito de estos cambios: …“Obregón decía que un sexenio “erapoco para 
un buen presidente” y “cuatro años muchos para un mal presidente.”30 
 
Según Pablo Castro, Serrano se entrevistó primero con el presidente Calles para 
plantearle sus pretensiones; pero éste lo conminó para que recabara el parecer del Caudillo. 
31 
 
En atención a la sugerencia del Presidente, el general Serrano se trasladó a platicar con 
Obregón para comentarle la determinación a la que había llegado. Existen versiones de que 
no se dio tal reunión, como la de Reynaldo Jáuregui, y otros dicen que sí, que el Caudillo se 
mostró frío, hosco y agresivo al final, por lo que no lograron llegar a ningún acuerdo.32 Ya 
para despedirse en ese encuentro o desencuentro, según Miguel Alessio Robles (1937), 
Serrano le dijo al ex presidente: “¡Bueno, General, ya sabe usted que vamos a una lucha de 
caballeros!”, a lo que Obregón respondió: “Yo te creía inteligente, Serrano; si en México no 
hay lucha de caballeros: en ella, se va uno a la Presidencia y el otro al paredón.”33 
 
Al tomar esa decisión, el reto era mayúsculo porque todo indicaba la reelección del 
Caudillo. Quedaba claro que Serrano era considerado por sus adversarios como un riesgo 
para sus intereses. Por otra parte, era un hombre talentoso, inteligente, leal, hábil, práctico, 
 
 
30 José C. Valadés, op. cit., t.8, p. 44. 
 31 Pedro F. Castro Martínez, op. cit., p. 69. 
32 Entrevista con don Reynaldo Jáuregui Serrano, el 14 de noviembre de 2003, en la Ciudad de México. 
Citado por Pedro F. Castro Martínez, op. cit., p. 70. 
33 Pedro F. Castro Martínez, op. cit., p. 70. 
 27
con fuerza en el ejército y simpatías en la población, eso ponía nervioso al Caudillo; no hay 
que olvidar que con su elocuencia les salvó a él y a sus acompañantes de haber sido 
fusilados por Villa cuando le dijo al general: “Nunca se ha registrado un solo caso en la 
historia del mundo en el cual un hombre valiente hasta la temeridad, como usted, haya sido 
un asesino, o un hombre que no haya sabido respetar la vida y la tranquilidad de los que son 
sus huéspedes.”34 
 
Como se sabe, aun cuando Villa estaba muy contrariado, le perdonó la vida a Obregón, 
por la intercesión de Serrano, ya que en los ataques había sido asesinado Maytorena 
partidario del Centauro. Cito a continuación lo que pasó: 
 
Obregón y Serrano se trasladan a la ciudad de Chihuahua, con el propósito de dialogar con 
el Centauro y convencerlo de que asista a la Convención Revolucionaria, que pronto tendría 
lugar en la capital mexicana. Pero una desafortunada sucesión de acontecimientos, en el estado 
de Sonora, entre los que destacaron los ataques de Calles y Hill a Maytorena (villista), 
enfurecieron a Villa, quien acusó de traición al general Obregón y ordenó su fusilamiento.35 
 
 
Es evidente que para Obregón no pasó desapercibido ese incidente. Serrano tal vez 
esperaba su apoyo; sin embargo, tenía sus razones, entre éstas: a) por haber participado en 
la Revolución; b) por conocer el control y manejo del ejército, c) porque el Partido Radical 
Progresista y los líderes de la Cámara lo estaban proponiendo, d) por haber ocupado el 
puesto de secretario de Guerra y Marina y gobernador de la Ciudad de México, o 
simplemente porque tenía posibilidades y motivos personales. 
 
Conforme fueron desarrollándose estos acontecimientos, las relaciones entre el Caudillo 
y Serrano se agudizaron, hasta que rompieron definitivamente; el primero consideró a su 
protegido como traidor, ingrato y desleal, le echó en cara que lo había hecho hombre y 
militar destacado, comiendo de la palma de su mano; tan resentido estaba que de inmediato 
le retiró todo su apoyo, dándole consejos paternalistas, que más bien sonaban a amenazas; 
se entendía como: “o te calmas o te calmo”, profería: –“Serénate, Pancho, serénate, si 
 
 
34 Ibídem, p. 70. 
35 Ibídem, p.59. 
 28
quieres llegar a la presidencia– o dejas atrás los escándalos, las viejas y el juego o te tendrás 
que olvidar de tu carrera política.”36 
 
Si estas amenazas fueron ciertas, fueron fielmente cumplidas, porque la muerte de 
Francisco Serrano y sus colaboradores más cercanos se dieron en Huitzilac, Morelos, 
durante la presidencia de Calles. El precio y el riesgo como opositores eran muy altos para 
todos aquellos que pretendieran llegar por “méritos propios”, o que quisieran brillar solos 
para despachar en el Castillo de Chapultepec; su destino conducía al paredón, como se 
había anunciado. 
 
Una de las razones sobre esta tragedia fue porque en su momento el general Serrano no 
contó con la aprobación de Calles y de Obregón; no lo favorecieron en sus aspiraciones, es 
como si se hubiera puesto una soga en el cuello antes de lanzarse al vacío. En esta reyerta 
no contaron los lazos familiares, políticos o personales que los unía.37 
 
Entre los hechos más destacados de la campaña electoral del general Serrano se 
encuentra el Manifiesto del 24 de julio de 1927 dado en la capital de la República; dicha 
proclama explica el porqué quería llegar a la presidencia de la República: 
 
Reformada la Constitución yo no podía continuar desempeñando el cargo que me fue 
conferido, ni puedo estar en mi conciencia de ciudadano y hombre de la Revolución la idea de 
rehuir responsabilidades, menos aquellas que los revolucionarios hemos contraído al 
ensangrentar el suelo Patrio y destruir sus riquezas, cuando lo exigió así su defensa de los 
intereses de un pueblo víctima siempre de las intemperancias de sus malos gobiernos.38 
 
 
En este discurso Serrano se siente responsable de proteger o de prevenir al pueblo, 
reconoce que son víctimas de los gobiernos corruptos por los que estaban siendo 
gobernados, y que cínicamente con esas reformas, se estaba favoreciendo la reelección. 
 
 
 
36 Francisco Martín Moreno, op. cit., pp. 226-231. 
37 Ibídem, p. 230.Amelia, hermana de Serrano, estaba casada con Lamberto, hermano mayor de Obregón. 
Además Serrano y Obregón eran compadres. 
 38 Pedro F. Castro Martínez, op. cit., pp. 72-73. 
 29
El manifiesto conmovió a muchos por la elocuencia de su pronunciamiento, no dejaba 
dudas del rompimiento con el Caudillo: 
 
…En un apartado llamado “México para todos los mexicanos”, aseguraba que no 
escucharía “intransigentes partidarismos”, y que las equivocaciones en política “no son 
crímenes que deban expiarse con la inhabilitación perpetua, la miseria, el destierro y la muerte”, 
y, dirigiéndose a los exiliados, acotaba que las puertas de la patria se abrirían a todos sin 
humillaciones y sumisiones vergonzantes”. El manifiesto causó la mejor impresión, porque era 
moderado y tolerante, escrito en un lenguaje claro, tan elocuente como su palabra viva. 39 
 
 
El párrafo anterior seguramente fue muy valioso para Guzmán, porque le garantizaba su 
seguridad, al suponer que si Serrano llegaba a ser presidente, éste no iba a tener ninguna 
represión en su contra, por el exilio en que se encontraba y por expresar libremente sus 
ideas, así que podría regresar de su destierro, y quedar libre de cargos, prometiendo además 
que en México habría lugar para todos. 
 
La campaña electoral de Serrano no marchó bien; al Caudillo le representaba un 
obstáculo para seguir avanzando, pretendía que el pueblo reconociera que su obra no había 
terminado, faltaba más por hacer, daba a entender que él era el único revolucionario capaz, 
por lo que no escatimó recursos y trabajos a marchas forzadas para convencer a sus 
opositores de que ellos no conocían tan de cerca el problema por el que se había luchado en 
la Revolución. 
 
Durante la contienda electoral, Obregón hacía críticas severas a Serrano, comentaba en 
privado que había mandado a Serrano a Europa para que se le quitaran los vicios; pero que 
lejos de esto, había regresado con otros nuevos y que en esas condiciones era inapropiadoque obtuviera un cargo de tan alta responsabilidad.40 
 
Las disputas no fueron tranquilas; en los hechos se tornaron agresivas por parte de 
Obregón y en palabras por Serrano y Gómez. Había una guerra sin cuartel, acabaron de la 
 
 
39 “Manifiesto del Sr. General Francisco R. Serrano, candidato a la presidencia”, El Universal, México, 24 de 
julio de 1927. Citado por Pedro F. Castro Martínez, op. cit., p. 72. 
40 Antonio Ríos Zertuche, “La muerte del general Obregón”, El Universal, México, 29 de julio de 1963. 
 30
peor manera, el gobierno de Calles estaba decidido a aprehender a los opositores y después 
asesinarlos. La responsabilidad de Calles se hizo evidente luego de ver este documento 
donde giró instrucciones para que las ejecuciones se produjeran, lo cual prueba su 
culpabilidad sobre los hechos: 
 
Al C. General de Brigada Claudio Fox, jefe de operaciones Militares en Guerrero. Presente: 
sírvase usted marchar inmediatamente a la ciudad de Cuernavaca, Morelos, acompañado de una 
escolta de cincuenta hombres del Primer Regimiento de artillería de campaña, para recibir del 
general Enrique Díaz González, jefe del 57 batallón, a los rebeldes Francisco R. Serrano y 
personas que le acompañan, quienes deberán ser pasados por las armas sobre el propio camino a 
esta capital por el delito de rebelión contra el Gobierno Constitucional de la República, en la 
inteligencia de que deberá rendir el parte respectivo, tan pronto como se haya cumplido la 
presente orden, directamente al suscrito. Reitero a usted mi atenta consideración. Sufragio 
Efectivo. No Reelección. Castillo de Chapultepec, 3 de octubre de 1927. El Presidente 
Constitucional de la República, Plutarco Elías Calles.41 
 
 
El presente testimonio firmado por el Presidente de la República, confirma lo 
acontecido en 1927 sobre la matanza de Huitzilac. Francisco Martín Moreno comenta que 
los asesinatos de Francisco R. Serrano y de varios integrantes de su equipo de trabajo 
como el general Carlos A. Vidal, Miguel A. Peralta, Daniel L. Peralta y el ex general 
Carlos V. Ariza; de los licenciados Rafael Martínez de Escobar y Otilio González; del 
escritor Alonso Capetillo; de los jóvenes Augusto Peña, Antonio Jáuregui –sobrino de 
Serrano– y José Villa Arce, y de los ayudantes de Serrano, Octavio Almada, Ernesto 
Noriega Méndez y Enrique Monteverde,42 ocurridos en la carretera México-Cuernavaca el 
3 de octubre de 1927, eran métodos sanguinarios utilizados para resolver las pugnas y 
diferencias entre los que aspiraban el poder político de la nación. 
 
Sobre la muerte de Serrano existe una prueba que dejó el abogado José María Pacheco, 
quien se negó a ser parte del complot que le segó la vida y las de sus correligionarios en el 
paraje de Huitzilac; este escrito fue depositado ante notario público el 12 de octubre de 
1927 y se dio a conocer el 23 de abril de 1973; es decir, 46 años después, lo anterior fue 
publicado por la revista Proceso el 28 de septiembre de 1997: 
 
 
41 José C. Valadés, op. cit., t.8, pp. 84,86. 
42 Francisco Martín Moreno, op. cit., p. 226. 
 31
Que en días pasados, dos o tres días después de haber sido fusilados en la prisión de 
Santiago un grupo de civiles y militares, fue llamado urgentemente por el señor licenciado José 
I. Lugo, quien actualmente desempeña el cargo de Magistrado del Supremo Tribunal Militar, y 
dicho señor le presentó para que firmara una orden de proceder a fin de que se iniciara Consejo 
de Guerra sumarísimo al General Francisco R. Serrano y un grupo de civiles: que dicha orden 
de proceder aparecía con fecha tres del mes en curso (octubre): que como el suscrito ya tenía 
conocimiento, por la prensa, de que los referidos señores, ya habían sido fusilados, le pidió una 
explicación al señor licenciado Lugo, quien le manifestó que se trataba únicamente de cubrir el 
expediente y DEJAR A SALVO AL GOBIERNO…43 
 
 
Como lo dice la cita, dos o tres días después de cuando se escribió este antecedente, 
nada más para cubrir el expediente porque ya habían sido fusilados el tres de octubre, fecha 
en que supuestamente se iniciaría un juicio en el Consejo de Guerra. El objetivo de los 
militares era dejar un precedente para quedar libre de culpas. Obregón y Calles querían 
perpetuarse en el poder, ya no existía el problema de la revuelta delahuertista, ahora sólo 
pensaban en el futuro prometedor de su permanencia en el gobierno. 
 
En otro comentario sobre el último año del gobierno callista, estaba la expectativa de 
conocer quién le sucedería, el trabajo por venir estaría en tratar de convencer a los partidos 
y a las organizaciones de que “propusieran su candidato”. Al iniciar la contienda electoral. 
José Valadés escribe que se pasaron por alto los principios revolucionarios, porque se 
recurrió a infinidad de trampas y violaciones al sufragio universal así como a la reelección 
para que se diera el cambio de poderes federales de 1928. 44 
 
Los generales Álvaro Obregón, Francisco Serrano y Arnulfo Gómez, fueron los 
principales contendientes a la presidencia; por azares del destino los tres no lograron su 
objetivo y terminaron ejecutados; por un lado había sospechas de que por órdenes de Calles 
en complicidad con el Caudillo, querían deshacerse de Serrano y de Gómez, mismos que 
fueron asesinados con un mes de diferencia y, qué decir de Obregón ultimado al año 
siguiente. 
 
 
 
43 Revista Proceso, No. 1091, México, 28 de septiembre de 1997, p. 60. 
44 Francisco Martín Moreno, op. cit., pp. 226-228. 
 32
Al principio de sus campañas, los opositores de Obregón acordaron ir en contra del 
Caudillo, pero respetando cada quien sus estrategias, empezaron sus recorridos subiendo el 
tono de sus proclamas, lo cual causó gran irritación oficial, por lo que la respuesta que 
obtuvieron se dio de inmediato, ya que los acusaron por el delito de rebelión contra el 
Gobierno Constitucional de la República, y de traición a la patria, justificando las 
posteriores ejecuciones. 
 
Luis Javier Garrido considera que estas elecciones fueron de las más violentas verbal y 
físicamente después de la Revolución; incongruentes con las declaraciones cínicas del 
gobierno, que reconocía la carrera política de Serrano. El destino de los opositores no 
cambió, al poco tiempo fueron opacados y asesinados antes de que pudieran siquiera meter 
las manos. 
 
Estos son los dos dramas (levantamiento delahuertista y muerte de Serrano) que 
involucran el tema de la novela y que el escritor expresó su asociación histórica de los 
personajes. No perdemos de vista estos temas porque cuando Guzmán hace esas 
declaraciones, casualmente los personajes históricos ya habían fallecido –reitero–: los 
generales Serrano y Gómez en 1927, Obregón en 1928, Calles en 1945 y, De la Huerta en 
1955. 
 
Después de la muerte del general Serrano se han realizado una serie de estudios, 
publicaciones e investigaciones acerca de este hecho histórico, entre ellas se encuentran las 
hechas por el profesor investigador Pedro Castro tituladas: A la Sombra de un Caudillo: 
vida y muerte del general Francisco R. Serrano por Plaza & Janés, en 2005 y/o las de su 
nieto, Federico Serrano en la revista Proceso, quienes logran efectuar una recopilación de 
datos sobre la vida y carrera política del general Francisco Serrano, en virtud de la negación 
en la Secretaría de la Defensa Nacional de permitir el acceso a los archivos sobre el 
expediente resguardado por ésta, y también por la escasez de papeles personales, que se 
encontraron dispersos, ya que las únicas fuentes son de carácter hemerográfico. Bajo este 
 33
contexto, sabemos que el general Serrano tenía una estrecha relación con el grupo 
sonorense.45 
 
1.3. El candidato Arnulfo Gómez 
 
Por otro lado, el general de División Arnulfo Gómez, tambiéncontendiente de Obregón 
y Serrano, fue postulado como candidato a la Presidencia de la República el 27 de junio de 
1927 por el Partido Nacional Antirreleccionista, el cual se dice estaba respaldado por 
Calles.Este general no gozaba de buena reputación, se ganó la fama de represor por sus 
incursiones violentas como jefe de operaciones militares en la ciudad de México en 1923; 
fue acusado de dirigir un plan para hostilizar y asesinar políticos de filiación delahuertista.46 
 
Como jefe de Operaciones en Veracruz actuó con mano dura en contra de agrupaciones 
obreras y campesinas; no tenía, a diferencia de Francisco Serrano, vinculación directa con 
las masas ni tampoco con el ejército, lo cual limitaba su influencia para recibir el apoyo de 
ese sector. 
 
Durante su campaña electoral, pronunció un discurso muy agresivo el 24 de julio, en 
Monterrey; ahí señaló que “los actos de este nuevo Santa Anna son más reprobables que los 
de su antecesor, porque si aquél vendió parte de nuestra patria por salvar el resto, el de hoy 
vende el resto por salvar la silla, de la que quiere apoderarse a toda costa”. Como 
vaticinando la tragedia que iba a ocurrir, agregó: “si no llego a triunfar porque alguna mano 
criminal llegue a segar mi existencia, sabré, como aquel caudillo máximo de la democracia 
(refiriéndose a Francisco I. Madero), caer con honra”.47 
 
Las cosas en el gobierno iban de mal en peor, lejos de tratar de reparar el daño 
emocional que habían causado los acontecimientos recientes de Francisco Serrano; se 
cometió otro fusilamiento, con la diferencia de que al general Arnulfo Gomez irónicamente 
 
 
45 Pedro F. Castro Martínez, El general Francisco R. Serrano: una semblanza política, México 2005, p.56. 
46 Archivo General de la Nación, Fondo Obregón-Calles. p. 106. Legs. 6 y 8, México, 1 de noviembre de 
1923. 
47 “El candidato General Gómez, en Monterrey “, en El Universal, el 25 de julio de 1927. 
 34
se le “llevó a juicio”, y el resultado fue su ejecución. Corrió con la misma suerte de 
Serrano, que al subir el tono de sus discursos y proclamas electorales en contra de Obregón 
provocó su destrucción; no desconocía el futuro que le esperaba al criticar, condenar y 
amenazar directamente al Caudillo, diciendo que: Obregón y su grupo estaban destinados a 
las Islas Marías o que deberían estar dos metros bajo tierra, que le deberían haber llamado 
Álvaro Santa Anna. Estas frases fueron tomadas como agravios personales, así que 
Obregón y Calles inventaron las mismas falsedades utilizadas contra Serrano, como el 
delito de haberse levantado en armas, con el que justificaron la farsa del juicio para 
eliminarlo, el cual llevaron a cabo en noviembre de 1927.48 Asesinato que causó horror y 
más incertidumbre e inestabilidad en el país. 
 
Pedro Castro refiere que los estados de Sonora y Sinaloa representaron posiciones 
estratégicas de la Revolución por la cercanía con los EE.UU., para el abastecimiento de 
armamento en caso necesario e igualmente porque eran la base de Obregón y los suyos; 49 
procuraban prevenirse, en caso de un levantamiento armado. 
 
Al parecer, una de las costumbres entre políticos de aquella época era la de hacerse 
compadres a fin de establecer, supuestamente, una alianza leal, lo anterior a propósito de 
que Serrano y Obregón tenían ese compromiso, así lo interpretó la cultura popular en una 
canción llamada “Las traiciones políticas” en la que uno de sus versos dice: “Obregón le 
dijo a Calles/ por el bien de la nación/ nos haremos los compadres/ viva la Revolución”. 
 
El grupo de Sonora fue el beneficiario del fin de la Revolución y alrededor de dos 
décadas dominó la política nacional. Obregón manejaba un doble discurso: decía una cosa y 
hacía otra; asimismo, era implacable con sus contrincantes, no sólo los vencía sino que los 
aniquilaba. 
 
 
 
 
 
48 Martín Luis Guzmán, op. cit., p. 232. 
49 Ibídem, p. 62. 
 35
1.4. Resumen de acontecimientos 
 
Es importante señalar que una de las hipótesis de la tesis consiste en que los datos 
históricos no coinciden con los de la ficción. El siguiente cuadro de análisis nos muestra un 
resumen sobre la diferencia cronológica detectada a través del presente capítulo: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Cuadro núm. 1 
 
Con base en estos acontecimientos y la trágica muerte de Serrano y Gómez, Martín Luis 
Guzmán escribe la trama de su novela política; en el destierro aquilata el infortunio de su 
país y le da forma literaria a sus juicios, ideas e ideales. 
 
En 1920, los generales: 
Obregón, Calles, 
Gómez, Serrano y 
De la Huerta promulgan 
el Plan de Agua Prieta en 
contra de Carranza 
 
En 1920-1924, Obregón 
es elegido como 
Presidente 
 
En 1923 surge el 
Levantamiento de 
De la Huerta en contra de 
la designación de Calles 
por parte de Obregón 
 
 
En 1928 
es asesinado Obregón 
 
En 1924, Calles es 
elegido como 
Presidente de la 
República para el 
período 1924-1928 
 
En 1927, Serrano y Gómez 
(opositores) y Obregón 
(reelección) buscan la 
presidencia para el período 
1928-1932 
 
En 1927 son ultimados 
Serrano y Gómez 
 36
Capítulo 2. Diferencias entre la realidad y la ficción 
 
En este capítulo abordaremos las diferencias entre la fantasía y la realidad histórica de 
los acontecimientos ocurridos en 1927, específicamente, la muerte del general Francisco 
Serrano y el levantamiento de Adolfo de la Huerta, debido a que los personajes que 
ordenaron y llevaron a cabo estas acciones no son los mismos, el autor cambia 
drásticamente los actores, acciones y datos cronológicos. Sin embargo, estos hechos 
históricos sustentan la construcción de la novela. 
 
2.1. Entrevista con el escritor Emmanuel Carballo 
 
Las coincidencias y las discrepancias entre realidad y ficción están bien documentadas 
y, sin duda, una de las más importantes es la entrevista que concedió Martín Luis Guzmán a 
Emmanuel Carballo. Enseguida transcribo un fragmento: 
 
–Dígame, ¿qué seres de carne y hueso le sirvieron de modelo para crear a los personajes 
de La sombra del Caudillo? 
 
–El Caudillo es Obregón, está descrito físicamente. Ignacio Aguirre –ministro de la 
Guerra– es la suma de Adolfo de la Huerta y del general Francisco R. Serrano; en el aspecto 
externo su figura no corresponde a ninguno de los dos. Hilario Jiménez –ministro de 
Gobernación– es Plutarco Elías Calles. El general Protasio Leyva –nombrado por el Caudillo, 
tras la renuncia de Aguirre, jefe de las operaciones en el Valle, y partidario de Jiménez– es el 
general Arnulfo Gómez. Emilio Oliver Fernández –"el más extraordinario de los agitadores 
políticos de aquel momento, líder del Bloque Radical Progresista de la Cámara de Diputados, 
fundador y jefe de su partido, ex alcalde de la Ciudad de México, ex gobernador"–es Jorge 
Prieto Laurens. Encarnación Reyes –general de división y jefe de las operaciones militares en el 
estado de Puebla–es el general Guadalupe Sánchez. Eduardo Correa –presidente municipal de 
la ciudad– es Jorge Carregha. Jacinto López de la Garza –consejero intelectual de Encarnación 
Reyes y jefe de su estado mayor– es el general José Villanueva Garza. Ricalde –líder de los 
obreros partidarios de Jiménez– es Luis N. Morones. López Nieto –líder de los campesinos, 
partidario, como el anterior, del ministro de Gobernación–es Antonio Díaz Soto y Gama.50 
 
 
 
 
 
50 Emmanuel Carballo, op. cit., pp. 85-129. 
 
 37
En la respuesta que Guzmán dio a Carballo, señala claramente el nombre de los actores; 
sin embargo, quedan algunas ambigüedades, por ejemplo: “Ignacio Aguirre es la suma de 
Adolfo de la Huerta y del generalFrancisco R. Serrano, pero en el aspecto externo su figura 
no corresponde a ninguno de los dos”. Si analizamos esta divergencia respecto al talle, 
encontramos coincidencia, debido a que el general Serrano era de baja estatura; (Obregón 
se mofaba de su estructura física). Por otro lado, en la novela, al igual que en la película, al 
general Aguirre lo describen alto. Pero, más allá del aspecto físico, ¿a qué se refería 
Guzmán con que era la suma de De la Huerta y Serrano”, si históricamente después del 
“levantamiento” del primero, ellos eran adversarios, porque Serrano todavía estaba al lado 
de Obregón; esta concordancia podría radicar en que Adolfo de la Huerta al cual se le 
recuerda como una persona agradable, simpática, “sincera”, y a Serrano como inteligente, 
bondadoso y con habilidad política, concuerdan con Aguirre. 
 
En la realidad, los personajes históricos no siempre fueron enemigos y establecieron 
entre ellos relaciones políticas y familiares que se afianzaron o diluyeron con el paso del 
tiempo, tal como puede apreciarse en el Cuadro núm. 1. Por el contrario, en la novela, los 
hechos se ajustan a un argumento narrativo. 
 
Sin embargo, el caso de Axkaná es la excepción porque no tuvo un modelo real. En el 
“Estudio Introductorio”, se justifica la no existencia de esa identificación, debido a que en 
la novela es un testigo presencial de los acontecimientos. Este personaje representa la 
conciencia revolucionaria, el que sabe distinguir entre el bien y el mal, es culto e idealista, 
vive para sus empeños políticos, desinteresados y generosos.51 Por ese talento actúa con 
sensatez e inteligencia, y sirve a su amigo, Aguirre, como consejero político, tratando de 
protegerlo en todo momento. 
 
 
 
 
 
 
51 Martín Luis Guzmán, op. cit., pp. LVII, LXIII, 16. 
 38
2.2. Casos sobre diferencias 
 
2.2.1. Participación de Aguirre al lado de Obregón 
 
Por lo que corresponde al episodio de “La Carrera de Ignacio Aguirre”, el narrador 
describe lo siguiente: 
 
A fines de 1913, Ignacio Aguirre, oficial bisoño del Ejército Constitucionalista, se hubiera 
considerado dichoso con el grado de capitán segundo. Eran los días magníficos en que las 
tropas de Obregón –irresistibles, arrolladoras– marchaban sobre Sinaloa después de encerrar en 
Guaymas a los federales. Luego vinieron los combates y triunfo de Culiacán. Allí Aguirre se 
batió, si no con pericia con denuedo –se batió a las órdenes de Gustavo Garmendia– y, al recibir 
después el premio de su valor, aquellas primeras ambiciones suyas se vieron satisfechas.52 
 
 
Cabe resaltar la mezcla que hace el narrador con la ficción, donde según Ignacio 
Aguirre, participa al lado de Obregón y de Garmendia en el Ejército Constitucionalista. Lo 
anterior es inexacto porque, en todo caso, correspondería a la relación entre Obregón, 
Gustavo Garmendia y Francisco Serrano, quienes en 1913, bajo el mando de Álvaro 
Obregón, sí tomaron Culiacán; aquí se presenta la siguiente situación; supongamos que 
desaparece nuestro personaje Aguirre y en su lugar ponemos a Serrano, ese cambio 
aclararía el contexto porque allí sí participó en ese año con el grado de Jefe del Estado 
Mayor, no como oficial como se dice. Por otra parte, al Caudillo se le ve solo en el Castillo 
de Chapultepec, viviendo de sus recuerdos, no batiéndose con las tropas. Esta evidencia 
confirma el hecho de que Aguirre no se batió bajo las órdenes de Garmendia. 
 
2.2.2. La reelección de Obregón y la sucesión del Caudillo 
 
En otro lado mencionamos que, históricamente, los principales contendientes para 
suceder a Plutarco Elías Calles eran Arnulfo Gómez, jefe de Operaciones Militares en la 
ciudad de México; el general Francisco Serrano, secretario de Guerra y Marina, y Álvaro 
Obregón, ex presidente de México, quien iba por la reelección. 
 
 
 
52 Ibídem, p. 10. 
 39
Estos datos históricos son cambiados en la novela, pues aquí el Caudillo es representado 
por Álvaro Obregón y los contendientes por Ignacio Aguirre, con grandes trazos de 
Francisco Serrano, e Hilario Jiménez, casi idéntico a Plutarco Elías Calles. 
 
Es importante detenerse en el personaje literario de Protasio Leyva, general con tropas 
de mando, quien recibe órdenes del Caudillo para asesinar a Ignacio Aguirre y beneficiar a 
Jiménez; este mismo personaje en la realidad es identificado como Arnulfo Gómez, que 
corrió la misma suerte de Serrano y por “órdenes” de Plutarco Elías Calles fue asesinado 
para beneficiar a Obregón. 
 
2.2.3. Encuentro entre Obregón y Serrano/Caudillo y Aguirre 
 
Entre mayo y junio de 1927, Serrano le informó a Calles la determinación de contender 
por la Presidencia de la República, a lo que el Presidente le pide comentarlo con Obregón 
para que le dé su aprobación, por lo que se dirige al lugar donde se encontraba el Caudillo. 
Algunos señalan que este encuentro sí tuvo lugar y que el Caudillo se mostró frío y distante 
al principio, hosco y agresivo al final; otras versiones como la de Reynaldo Jáuregui, quien 
ha aportado los archivos familiares para las investigaciones sobre el asesinato de Serrano y 
cuyo hermano, Antonio Jáuregui, murió también en Huitzilac, refiere que tal encuentro no 
se llevó a cabo, en coincidencia con la versión del general Ríos Zertuche allegado a 
Obregón, que sostiene que debido al estado etílico en que se encontraba Serrano, el general 
Obregón no lo atendió.53 
 
En la novela no hay duda de que sí se llevó a cabo esa reunión entre Aguirre y el 
Caudillo, el primero trata de aclararle al Presidente el enredo electoral y expresarle de 
alguna manera su lealtad. 
 
 
 
 
 
53 Pedro F. Castro Martínez, op. cit.., p. 70. 
 40
2.2.4. Los seguidores de Aguirre/Serrano 
 
Mientras Aguirre hace campaña con sus simpatizantes, Axkaná lo persuade para que no 
participe. Aguirre duda, lo cual causa malestar en los que lo apoyan. Sin embargo, más 
adelante, los acontecimientos lo orillan a emprender el camino de la confrontación, como si 
el destino lo empujara a seguir un camino sin retorno. 
 
En medio de la efervescencia electoral, los generales con mando de tropas, con 
discreción y las reservas del caso, ofrecen su apoyo lo mismo a Aguirre que a Jiménez. En 
este contexto, sin tomar una decisión, Aguirre cree dominar la situación y llega a pensar 
que “Si quisiera yo ser presidente, estaría en mi mano conseguirlo.”54 
 
En la realidad, Serrano no tenía dudas de querer ser contendiente, mientras que en la 
novela, Aguirre titubeaba. En lo que coinciden los hechos históricos y lo de la ficción es 
que tanto Serrano como Aguirre no tuvieron el apoyo del Caudillo. 
 
Con la intención de convencer al Caudillo de que no le interesaba participar, y con el 
fin de disipar suspicacias y acallar rumores, Aguirre se apersona con éste para hacer 
algunas aclaraciones; le explica que no se cree con merecimientos para contender por la 
presidencia y que no tiene esa ambición, que los jefes con mando de fuerzas tienen toda la 
libertad de apoyar en su caso a Jiménez, a lo que el Caudillo le respondió: 
 
–Lo de su falta de merecimientos lo entendería mejor si no interviniera en esto, para nada, 
el general Jiménez. Porque yo bien sé que usted, acaso por motivos muy dignos de pesarse, 
cree superar a su contrincante por muchos conceptos. 
¿Cómo explicarme entonces que la candidatura del otro le parezca más aceptable que la de 
usted mismo? 
–Primero, porque es público y notorio que él sí aspira a ser presidente… 
–¿Y segundo? 
–Segundo, porque… porque es posible y aun probable que la benevolencia de usted lo 
ayude en sus deseos. 
El Caudillo replicó pronto: 
–No sería yo, sino el pueblo…55 
 
 
54 Martín Luis Guzmán, op. cit., p. 38. 
55 Ibídem, p. 40. 
 41
El

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