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UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos A Dios y a la vida por permitirme alcanzar este sueño y hacerlo una realidad. A mi esposo Jorge por todo su amor, ayuda y apoyo en todo momento. A mis padres, por ser tan buenos y por su amor incondicional. A mis hermanos, por la ayuda que me brindan y por su cariño. A Laura mi director de tesis, por compartir sus conocimientos conmigo, por obsequiarme su tiempo y dedicación. A los sinodales, por sus comentarios tan certeros para hacer un mejor trabajo. A todos los que hicieron posible la realización de este trabajo. Dedicatoria Dedicó este trabajo con especial cariño a mis tesoros, ellos son mi razón de ser, mis hijos: Kevin y Ariane. ÍNDICE Introducción 1 Capítulo I: Causas y factores principales que influyen en la mortalidad infantil en México I.1 Antecedentes de la mortalidad infantil 4 I.2 Definición de mortalidad infantil 5 I.3 Mortalidad infantil por causas 6 I.4 Factores sociales determinantes en la mortalidad infantil y sus mecanismos de influencia 7 I.5 Factores del patrón reproductivo 12 I.6 Crisis, influencia en la mortalidad infantil 16 I.7 Conclusiones 17 Capítulo II: Análisis de la mortalidad infantil para entidades federativas seleccionadas II.1 Fuentes de información 18 II.2 Definición de tasa de mortalidad infantil 21 II.3 Estimaciones de la mortalidad infantil 23 II.4 Mortalidad infantil en el mundo 25 II.5 Diferenciales territoriales de la mortalidad infantil en México para entidades seleccionadas 27 II.6 Conclusiones 45 Capítulo III: Tendencias, causas y progresos alcanzados en la mortalidad infantil III.1 Tendencias recientes de la mortalidad infantil en México 46 III.2 Gasto público y red de servicios en salud 47 III.3 Progresos alcanzados en la mortalidad infantil 56 Conclusiones y recomendaciones 60 Bibliografía 64 ÍNDICE DE CUADROS Cuadro II.1 Valores de los indicadores para países latinoamericanos 1999. 26 Cuadro II.2 Tasa de mortalidad infantil y grado de marginación por entidad federativa 2000. 29 Cuadro II.3 Chihuahua: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005. 35 Cuadro II.4 Nuevo León: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005. 36 Cuadro II.5 Distrito Federal: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005 37 Cuadro II.6 México: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005 38 Cuadro II.7 Chiapas: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005 39 Cuadro II.8 Oaxaca: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005 40 ÍNDICE DE GRÁFICAS Gráfica I. 1 Tasas de mortalidad infantil por entidad federativa, 1950-1995. 6 Gráfica I.2 Tasas de mortalidad infantil por nivel educativo de la madre, 1971-1995. 9 Gráfica I.3 Tasas de mortalidad infantil por condiciones sanitarias de la vivienda, 1971-1995. 12 Gráfica I. 4 Tasa de mortalidad infantil por edad de la madre al nacimiento del hijo e Intervalo intergestacional, 1987-1991. 15 Gráfica II.1 Chihuahua: principales causas de muerte entre los menores de un año, Según sexo, 1980-2005. 32 Gráfica II.2 Nuevo León: principales causas de muerte entre los menores de un año, según sexo, 1980-2005. 32 Gráfica II.3 Distrito Federal: principales causas de muerte entre los menores de un año, según sexo, 1980-2005. 33 Gráfica II.4 México: principales causas de muerte entre los menores de un año, Según sexo, 1980-2005. 33 Gráfica II.5 Chiapas: principales causas de muerte entre los menores de un año, según sexo, 1980-2005. 34 Gráfica II.6 Oaxaca: principales causas de muerte entre los menores de un año, según sexo, 1980-2005. 34 Gráfica II.7 Chihuahua: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 42 Gráfica II.8 Nuevo León: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 42 Gráfica II.9 Distrito Federal: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 43 Gráfica II.10 México: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 43 Gráfica II.11 Chiapas: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 44 Gráfica II.12 Oaxaca: Tasa de mortalidadinfantil, 1980-2005 44 Gráfica III.1 Gasto en salud como porcentaje del PIB. México 1993-2001 49 Gráfica III.2 Entidades con los mejores desempeños en cobertura de vacunación. México 2001 50 Gráfica III.3 Cobertura de vacunación con esquema completo en niños de 1 año de edad. México 1991-2001 51 Gráfica III.4 Cobertura de vacunación en niños de 1 año por entidad federativa. México 2001 53 Gráfica III.5 Esperanza de vida al nacimiento. México 1990-2001 58 FACTORES Y CAUSAS QUE INFLUYEN EN LA MORTALIDAD INFANTIL EN MEXICO: 1980-2005 1 INTRODUCCIÓN El descenso de la mortalidad en el primer año de vida fue más notable que en el resto de las edades, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, teniendo una convergencia más rápida entre las entidades federativas que la esperanza de vida. A pesar de esta disminución todavía existe un gran rezago en algunos estados, por ese motivo es importante estudiar a fondo las principales causas de muerte infantil por entidad federativa, ya que el rezago a nivel nacional no es tan marcado, como lo es a nivel estatal. (Cárdenas, 2001), (CONAPO, Situación Demográfica de México, 2000). La disminución en la mortalidad infantil en México, ha ocurrido aceleradamente, en comparación con la experiencia histórica de los países desarrollados. En 1930, 178 de cada mil recién nacidos fallecía antes de su primer año; en 1995, esta proporción fue de sólo 30.5 por mil. El nivel actual de la mortalidad infantil significa que, de cada cien defunciones infantiles que tendrían lugar de prevalecer la mortalidad de 1930, se evitan 83. Las diferencias también son notables entre las entidades federativas; las tasas de Oaxaca, Chiapas y Guerrero, de 26.5, 26.6 y 24.8 defunciones por cada mil nacidos vivos respectivamente, son de un tercio más altas que las del Distrito Federal, Nuevo León y Coahuila que son de 16.8, 17.7 y 18.8 defunciones por cada mil nacidos vivos. Dentro de estos diferenciales existe una relación estrecha y directa entre el grado de marginación de las entidades federativas y la mortalidad. Se tiene por objeto destacar que el nivel de la mortalidad infantil en los tres estados más rezagados corresponde a la media nacional observada en los años de 1982-1984, en tanto que el de las tres entidades más avanzadas es igual al previsto para el país en su territorio en 2005-2007. De acuerdo con esta tendencia nacional, la diferencia entre estos dos extremos equivale a un rezago de 23 años, de la mortalidad infantil en algunas entidades federativas. (CONAPO. Situación Demográfica de México 1998 y 2000. Estimaciones del CONAPO 2005). De acuerdo con estas tendencias, el objetivo de esta investigación es analizar los cambios que se han dado a lo largo de los periodos 1980, 1985,1990, 1995, 2000 y 2005 para tener un panorama más amplio sobre la mortalidad infantil, ya que con las estadísticas de esos años se puede hacer un análisis a nivel estatal para ver los rezagos que existieron y que existen actualmente en el país. 2 Para lograr este objetivo, este trabajo se divide en 3 capítulos. En el capítulo I, se estudian las principales causas y los factores que influyen en la mortalidad infantil, entre ellos se encuentran: La escolaridad de la madre. Muchos son los efectos positivos de la educación de la madre en beneficio del bienestar y el nivel de vida de los hijos. La educación afecta de manera directa en el cuidado de los hijos y en las posibilidades que brinda a la mujer para valerse provechosamente de los recursos familiares disponibles (Mosley y Cheu, 1984). Las condiciones de la vivienda que rodean al niño durante su primer año de vida es también un factor crítico para su sobrevivencia. Las diferencias en la mortalidad infantil asociadas a tres tipos de viviendas, que han sido agrupadas según sus condiciones sanitarias en “deficientes”, “regulares” y “adecuadas” dan cuenta de esta situación. Actualmente la mortalidad infantil que ocurre en las viviendas con condiciones deficientes es el doble que la de aquéllas con condiciones adecuadas (Mosley y Cheu, 1984). Otro factor que influye en la mortalidad infantil es la edad de la madre al nacimiento del hijo y el intervalo intergenésico 1 , estos son determinantes del riesgo de fallecer del menor en su primer año de vida. Empíricamente se ha observado que ese riesgo aumenta cuando los hijos provienen de una fecundidad temprana o tardía y de periodos intergenésicos cortos o prolongados (Mosley y Cheu, 1984). En la zona rural predominan las condiciones que hacen más propicia la mortalidad infantil: madres con baja escolaridad, con fecundidad temprana y con periodos intergenésicos cortos, residentes en viviendas con condiciones sanitarias deficientes; Por el contrario en los núcleos urbanos, son frecuentes los factores que favorecen la sobrevivencia de los niños. En el capítulo II, se analiza la mortalidad infantil por entidad federativa, esto es, las diferencias territoriales en los aspectos social, económico y demográfico; y que esto conlleva a una desigualdad en la mortalidad infantil por entidad federativa. 1 Término que se refiere al periodo de tiempo que existe entre dos embarazos consecutivos 3 También se define la tasa de mortalidad infantil; Un indicador que se utiliza para este análisis; así como las fuentes de información y los métodos para medir la mortalidad infantil. Y por ultimo un análisis sobre la mortalidad infantil, de acuerdo a cada entidad federativa seleccionada, sus estadísticas y sus gráficas se hacen comparativas para ver cuál es la entidad con menor mortalidad infantil y cuál es la entidad con mayor mortalidad. A nivel nacional, se fijaron metas de salud para realizarse durante el sexenio 2000- 2006. Actualmente para este sexenio 2006-2012 se creó el Programa Nacional de Salud para el periodo 2007-2012que responde a los retos que enfrenta el Sistema Nacional de Salud poniendo en marcha mecanismos que fortalecerán las actividades de protección contra riesgos sanitarios, promoción de la salud y prevención de enfermedades; mejorarán la calidad de la atención y la seguridad de los pacientes; permitirán ampliar la infraestructura y el equipamiento en salud; consolidarán el abasto de medicamentos y otros insumos. En el país, la mitad de las muertes infantiles están ocurriendo durante el primer mes de vida, de las cuales la mayoría se deben a enfermedades congénitas y perinatales. Estos padecimientos le están generando un nuevo reto a nuestro sistema de salud porque requieren de una atención del embarazo y el parto con mayor tecnología y del fortalecimiento de las estrategias de prevención de defectos al nacimiento. 4 CAPÍTULO I CAUSAS Y FACTORES PRINCIPALES QUE INFLUYEN EN LA MORTALIDAD INFANTIL EN MÉXICO I.1 ANTECEDENTES DE LA MORTALIDAD INFANTIL Durante los últimos cincuenta años, en México se ha reducido significativamente la mortalidad y la morbilidad; ello ha dado lugar a un incremento igual de significativo en la esperanza de vida al nacimiento. No obstante a estos avances, la vida media de los mexicanos se encuentra aún lejos de la de países desarrollados, y de algunos países con similar nivel de desarrollo(Cárdenas, 2001:88). El descenso en la mortalidad no se ha dado con la misma intensidad a lo largo del territorio nacional. La principal disminución se origina en la mortalidad dentro de los primeros cinco años de vida, sabiendo que el riesgo de morir a causa de enfermedades infecciosas y parasitarias ha experimentado una notable reducción (Cárdenas, 2001:88). La disminución en la mortalidad infantil se ha dado a lo largo de varias décadas, pero aún existe rezago en nuestro país, aunque este es menor a nivel nacional que en algunas entidades federativas; por eso es de gran importancia analizar las causas y los factores que inciden en ella. Se observa un descenso en la mortalidad infantil por entidad federativa; en los años 50 existía diferencia entre el D. F. y Oaxaca, ya que mientras en el D. F. había 60 decesos por cada mil, en Oaxaca había más de 160 decesos por cada mil, es decir, casi tres veces las defunciones que en el D. F. Para los años 70 la diferencia es casi del doble de decesos y para el periodo de 1990 a 1995 si bien esta brecha ha disminuido, todavía existe un rezago (Gráfica I.1). 5 Gráfica I.1 Fuente: CONAPO (1997:8) I.2 MORTALIDAD INFANTIL La mortalidad infantil se puede definir como la probabilidad de morir durante el primer año de vida por cada 1000 nacidos vivos. Esta relacionada con diversos factores económicos y sociales, tales como el ingreso per cápita, la distribución de la riqueza y el nivel de escolaridad de la madre. Mientras mayor es el ingreso per cápita en una sociedad menor es la mortalidad infantil, aunque esta relación tiende a ser menos pronunciada en los países desarrollados. La mortalidad infantil también se ve influida por la distribución del ingreso, los países con una distribución más equitativa de su riqueza suelen presentar cifras más bajas de mortalidad en menores de un año, por estas razones este indicador se ha utilizado para evaluar no sólo el desempeño de los sistemas de salud sino también el grado de desarrollo de una sociedad (Salud, México 2001:26). La mortalidad infantil se relaciona asimismo con el acceso a servicios básicos de salud. De hecho, la mayor parte de las muertes en menores de un año en los países en vías de desarrollo está asociada a procesos patológicos susceptibles de prevención (infecciones 6 comunes, padecimientos relacionados con la nutrición y otros). En años recientes, en México, las mayores reducciones en la mortalidad en los niños de entre 1 y 11 meses de edad se alcanzaron con programas de inmunización y con medidas que modifican el curso de las infecciones respiratorias agudas y las diarreas (Salud, México 2001:26). El riesgo de morir antes de cumplir el año de edad en México ha disminuido de manera consistente en los últimos 30 años. Esto nos ha permitido alcanzar niveles promedio inferiores a los de Perú o Ecuador (29, 21 defunciones por cada 1000 nacidos vivos respectivamente). Sin embargo, nuestras cifras todavía están por arriba de las de Chile, Costa Rica, Cuba y Uruguay (7, 10, 5 y 12 defunciones por cada 1000 nacidos vivos respectivamente), y al interior del país existe, a este respecto una variación muy importante (Salud, México 2001:26), (UNFPA, Estado de la población mundial 2007). En la década de los 80 se logró en México una disminución de casi 35% en la probabilidad de muerte en menores de 1 año, lo que equivale a evitar la muerte de 12 de cada 1000 niños nacidos vivos (Salud, México 2001:26) I.3 MORTALIDAD INFANTIL POR CAUSAS El estudio de la mortalidad infantil por causas constituye un elemento fundamental para la planeación y evaluación de los servicios y programas de salud. La identificación de los principales problemas de salud de una población, mediante la magnitud y los efectos sobre las condiciones de vida de ésta, sólo es posible al analizar las características de la mortalidad infantil por causas. La Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) es el sistema que actualmente rige el registro de la información sobre morbilidad y causas de muerte en el mundo. La agrupación de enfermedades de acuerdo con su etiología ha sido una preocupación constante de la humanidad. Sin embargo, la ausencia de conocimientos respecto de la transmisión de enfermedades y su potencial contagio ha limitado en gran medida el alcance de estas clasificaciones. En este trabajo se utilizará la CIE-9 y CIE-10 (Cárdenas, 2001:116-117). 7 El total de causas de muerte está dividido en tres grandes grupos: Enfermedades transmisibles, no transmisibles, accidentes y lesiones. El primero de ellos comprende padecimientos que en su mayoría pueden resolverse al proporcionar servicios en el primer nivel de atención. En él se incluyen: i) las patologías transmisibles, es decir de índole infeccioso; ii) las causas de muerte materna, iii) las que ocurren en el periodo perinatal. El segundo grupo de causas abarca las patologías no transmisibles, incluye padecimientos cuya etiología es distinta de las infecciosas y cuyos periodos (bien de desarrollo o entre aparición y muerte) pueden ser largos; de aquí que se consideran “crónicos”. El tercer y último grupo incluye las defunciones debidas a lesiones y accidentes. Toda vez que estas causas son resultado de elementos ajenos a los propios procesos fisiopatológicos. Es importante señalar que cada uno de estos tres grupos de causas está a su vez dividido en varios subgrupos. Así, el primer grupo de ellos distingue: a) causas infecciosas parasitarias, b) infecciones respiratorias, c) causas maternas, y d) afecciones perinatales. El segundo está subdividido en a) neoplasias malignas, b) otras neoplasias, c)diabetes mellitus, d) causas endocrinas o nutricionales, e) neuropsiquiátricas, f) de los órganos de los sentidos, g) cardiovasculares, h) respiratorias, i) digestivas, j) genitourinarias, k) de la piel, l) musculoesqueléticas, m) congénitas y n) salud oral. Finalmente, el tercer grupo diferencia las causas de acuerdo con su intencionalidad; con ello separa los accidentes (no intencionales) de las lesiones (intencionales), (Cárdenas, 2001:116-117). I.4 FACTORES SOCIALES DETERMINANTES EN LA MORTALIDAD INFANTIL Y SUS MECANISMOS DE INFLUENCIA Condición de actividad de la madre La atención de la salud de los hijos por parte de la madre, especialmente en los primeros años de vida requiere la asignación de tiempo. En los países con una división tradicional 8 del trabajo muy marcada por género, se puede maximizar el tiempo que la madre destina a los hijos; pero también la incorporación de la madre a actividades generadoras de ingreso, esto puede ser un factor competidor, ya que la participación económica de la madre puede modificar drásticamente prácticas como la lactancia, o incrementar el riesgo de accidentes en el hogar. Alternativamente, se ha planteado también que el empleo extradoméstico de la madre favorece el bienestar de los hijos en la medida en que es generadora de ingresos (Camposortega, 1992). Como resultado de la actividad de la madre se puede observar que el ser una ama de casa, al igual que el tener un trabajo fuera de ella, es benéfico para los hijos, lo importante es tener un balance entre estas dos actividades. Nivel escolar de la madre El nivel de educación de la madre como factor influyente en la mortalidad infantil, generalmente es considerado con dos modalidades complementarias: como indicador del estatus socioeconómico del hogar, y como factor que incide directamente sobre las prácticas y conductas relacionadas con la salud y el cuidado de los menores. La educación materna tiene un gran impacto en la sobrevivencia de los hijos y señalan los investigadores Mosley y Cheu (1984) que la educación de la madre reduce la mortalidad, y esto ocurre en prácticamentetodo el tercer mundo, además, el cambio en este indicador es lineal con cada año de educación. La hipótesis más común al respecto es la del condicionamiento de la educación para el uso de servicios de salud y su influencia sobre los patrones reproductivos de la mujer: edad al matrimonio, espaciamiento de los hijos y tamaño de la familia. Caldwell y Caldwell (1991) ha señalado que las mujeres con mayor nivel académico son más autosuficientes, más limpias y cuidadosas en la preparación de alimentos y en el cuidado de los hijos, y se identifican más con las instituciones modernas; son más demandantes de tratamiento para sus hijos; son independientes en la toma de decisiones, toman más tiempo y cuidado en su interacción con el médico, son más capaces de seguir instrucciones para el tratamiento de la enfermedad; suelen describir mejor los síntomas del padecimiento de sus hijos, lo cual es muy importante para el diagnóstico. 9 Es importante el nivel educacional de la madre en la mortalidad infantil, los periodos que se tomaron son, desde los años setenta hasta los años noventa, y se pueden observar las diferencias entre madres con mayor instrucción y con las de menor instrucción, siendo este un factor determinante en la mortalidad. Bicego y Boerma (1993) señalan que el efecto de la educación sobre la sobrevivencia es más pronunciado en el periodo postneonatal, no así en el periodo neonatal donde la mortalidad está más ligada a resultados adversos del embarazo (Gráfica I.2). Gráfica I.2 Deeb (1992), señala que el impacto de la educación materna sobre la sobrevivencia es cuestionable si se fortalece la política pública en materia de infraestructura social y servicios de salud. Finalmente, se ha dicho que la educación de la madre, no sólo influye directamente sobre las conductas relacionadas con la atención de la salud en los hijos, sino también en los mecanismos a través de los cuales opera su relación con la sobrevivencia, que es mediante el cambio de hábitos higiénicos en la preparación de alimentos y el cuidado personal. 10 Atención prenatal y en el parto La atención prenatal es muy importante, ya que esto va a prevenir complicaciones que pudiera tener la madre durante el embarazo, o a tratar a tiempo cualquier evento fuera de lo normal. Atención prenatal significa atención médica durante el embarazo antes de que nazca el hijo. Obteniendo atención prenatal temprana y de manera regular, el médico tienen la oportunidad de descubrir los problemas y los riesgos a tiempo para que puedan ser tratados lo antes posible; también se pueden prevenir otros problemas. Algunos estudios demuestran que la atención prenatal temprana y regular es importante para la salud de las madres como para la de los propios hijos (Secretaría de Salud, 2002). La falta de atención prenatal, la insuficiente nutrición de las mujeres y la deficiente calidad en la atención del parto, son algunos de los factores que contribuyen a incrementar el riesgo de fallecer durante el embarazo o el parto, que repercuten directamente en la salud de los recién nacidos o en algún padecimiento que genere una discapacidad en su vida. En México la participación del sector público en la atención del parto es muy importante, pero aún insuficiente. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENSA) efectuada en el 2000, el 67.7% de los partos fueron atendidos en alguna de las instituciones de este sector. Es importante señalar que el 10% de los partos todavía se atienden en la casa de la mujer o la partera. Se estima que en México se embarazan un promedio de 2.5 millones de mujeres al año, de las cuales alrededor de 370 mil son atendidas por personal no calificado. La información sobre la participación del sector público y del privado en la atención del parto por entidad federativa indica que Baja California Sur, Distrito Federal, Aguascalientes, Coahuila, Jalisco, Baja California, Nuevo León, Sonora y Sinaloa tienen los niveles de atención más altos con coberturas muy cercanas al 100%. Por el contrario, en Guerrero, Tabasco, Oaxaca y Chiapas prevalecen porcentajes muy altos de partos que no se atienden ni en instituciones públicas ni privadas (Secretaría de Salud: Arranque parejo en la vida; 2002). 11 Práctica de la lactancia La lactancia prolongada ha mostrado ser muy importante para la sobrevivencia infantil con independencia de otros factores como paridad, edad de la madre y utilización de servicios de salud (Kunstadter, et. al., 1993). Los beneficios de la lactancia se han reconocido, ya que la leche materna contiene sustancias protectoras contra enfermedades como diarreas e infecciones respiratorias; ya que provee todos los requerimientos de la nutrición infantil, y contribuye al bajo riesgo de enfermedad y muerte. Adicionalmente, la práctica de la lactancia evita el contacto del menor con otros alimentos susceptibles de ser contaminados, especialmente en lugares donde el agua y la sanidad son inadecuados. Condiciones de la vivienda La intensidad de la contaminación del medio ambiente en el hogar, está determinada por la interacción de las características físicas de la residencia, la higiene personal y las condiciones ambientales de la comunidad. La demografía, ha mantenido la hipótesis de la literatura epidemiológica, cuando se ligan los servicios existentes en el hogar, con la transmisión de enfermedades específicas que tienen un impacto sustancial en la mortalidad infantil (Pathé Diop et. al.,1990). Se han señalado diversos indicadores del medio ambiente en el hogar y en la comunidad que afectan la sobrevivencia infantil, pero los estudios se han concretado principalmente en la calidad del agua y en la disponibilidad de drenaje. La disponibilidad de drenaje en el hogar es considerada un buen indicador del nivel de sanidad (Stephens et. al., 1984). Asimismo, la disponibilidad de agua estancada (a diferencia de la disponibilidad de agua entubada), se concibe como un foco de contaminación para la transmisión de enfermedades (Hassan, 1990; Bhuiya et. al., 1992). Las condiciones de la vivienda y el ambiente que rodea al niño durante su primer año de vida son también factores críticos para su sobrevivencia, ejemplo de ello son las diferencias en la mortalidad infantil según tres categorías del estado sanitario de la vivienda, que varían de “deficientes” (viviendas con piso de tierra y sin disponibilidad de agua ni drenaje) a “adecuadas” (con piso diferente a tierra y con agua y drenaje). Se 12 observa también que el riesgo de morir en viviendas con condiciones “regulares” se ha aproximado progresivamente al de condiciones adecuadas, que deja cada vez más rezagado al de condiciones deficientes (Cárdenas, 2001:104). Se presenta una notable diferencia entre las tasas de mortalidad infantil de acuerdo al tipo de vivienda, donde en el tipo de vivienda de condiciones deficientes tiene la mortalidad infantil del doble que la vivienda con condiciones adecuadas, lo que me conlleva a hacer un comparativo en la mortalidad infantil de acuerdo al tipo de vivienda y la mortalidad infantil en cada entidad federativa que tiene un comportamiento muy similar (Gráfica I.3). Gráfica I.3 1.5 FACTORES DEL PATRÓN REPRODUCTIVO Uno de los planteamientos importantes en el conocimiento de la mortalidad infantil ha sido el establecimiento de sus relaciones con aspectos del patrón reproductivo de las madres. 13 John N. Hobcraft (1985) ha sido uno de los investigadores pioneros en el estudio de la vinculación entre patrones reproductivos y mortalidad en la infancia; en sus estudios ha destacado la importancia de factores como la edad de la madre al nacimiento de los hijos, la paridad y el espaciamiento entre los nacimientos como elementos que hacen diferencias en los niveles de mortalidaden la infancia. Intervalos entre nacimientos El intervalo de tiempo entre nacimientos sucesivos se ha detectado como uno de los factores directamente relacionados con la mortalidad entre menores de 5 años y, especialmente con la infantil. Normalmente se propone una relación inversamente proporcional, es decir, en tanto menor sea el intervalo entre dos nacimientos, mayores serán las posibilidades de sufrir una pérdida infantil. Sin embargo, Gribble (1993), también ha señalado que los intervalos excesivamente largos tienen un efecto negativo sobre la sobrevivencia infantil. Sobre los mecanismos a través de los cuales se da esta relación, se han tomado dos hipótesis para explicar los efectos negativos de un intervalo demasiado corto: por un lado, desgaste intrauterino, lo que supone también una merma en el estado nutricional de la madre; por otro lado, competencia entre hermanos por alimentación y cuidados maternos, en el cual el recién nacido está en situación de desventaja. La coexistencia entre hermanos pequeños también sería desventajosa para el menor, ante la posibilidad de transmisiones infecciosas por parte de hermanos que están más en contacto con el medio externo al hogar (Boerma et. al., 1992). La competencia por el cuidado materno, ubicaría a los hijos también en un mayor riesgo de sufrir accidentes. Gribble (1993) encuentra otro factor al considerar que la relación entre intervalo y muerte no es directa, sino que se encuentra mediada por el bajo peso al nacer, es decir, intervalos cortos producen bajo peso al nacer. De ser así, se reforzaría la idea del deterioro del medio uterino como mecanismo mediador entre intervalo y muerte. Empíricamente se ha observado que la probabilidad de fallecer en el primer año de vida aumenta cuando los hijos provienen de embarazos precoces o tardíos, así como también 14 de periodos de gestación cortos o prolongados. La mayor mortalidad se relaciona con duraciones intergénesicas cortas (menos de 18 meses) o largas (60 meses o más), independientemente de la edad de la madre (Cárdenas, 2001:104). Edad de la madre Sobre la influencia de la edad materna al momento del nacimiento de los hijos, se han señalado diversas hipótesis. En general, aunque no en forma absoluta, suele aceptarse que la relación se expresaría gráficamente en forma de “U”; es decir, alta mortalidad en edades muy jóvenes o en edades muy avanzadas. La mayor mortalidad entre madres muy jóvenes ocurre por inmadurez reproductiva o por falta de apoyos sociales y recursos asociados con etapas iniciales de la vida. También se ha señalado que, entre madres jóvenes, existen actitudes de rechazo hacia la lactancia, factor que incrementa el riesgo de morir en los primeros meses de vida (Ahmad, et. al., 1991). La edad joven a la maternidad, se asocia con prácticas de salud inadecuadas, baja utilización de los servicios médicos y menor control de la fecundidad. Entre madres mayores de 35 años, se ha señalado que el riesgo proviene principalmente del desgaste del medio uterino. Para el caso de México, Shleapfer y Bobadilla (1990) han encontrado que el efecto de la edad es atribuible enteramente al espaciamiento inadecuado entre los nacimientos, y que no existe un mayor riesgo de mortalidad infantil entre madres mayores de 35 años. En el caso de las madres de edad avanzada (se consideran mayores de 35 años), los factores biológicos tendrían influencia, más que sobre la mortalidad infantil, sobre la mortalidad fetal tardía. Sin embargo, una vez consumado el parto entre madres mayores de 35 años, el riesgo de mortalidad infantil disminuye paulatinamente, al contrario de lo que ocurre en el grupo de madres jóvenes. Incluso, después del primer mes de vida, el riesgo de muerte de estos niños es inferior al promedio, debido probablemente a que 15 entre madres de mayor edad suele combinarse una mayor experiencia en el cuidado de los hijos, con mayor apoyo social, psicológico, etc., que son aspectos fundamentales para evitar la muerte infantil. Se eleva la mortalidad infantil para madres mayores de 33 años y el intervalo intergestacional menor de 18 meses, en este caso los dos factores influyeron para que se elevara la mortalidad infantil en este periodo (Gráfica I.4). Gráfica I.4 Orden de nacimiento La influencia del orden de nacimiento sobre la mortalidad infantil (cuya relación se ha planteado en forma de “J”), se observa, especialmente en relación con el efecto del primer hijo, que varía mucho entre países. Para algunos, el riesgo del primer hijo, se asocia con el riesgo de la maternidad joven; para otros, resulta cuestionable suponer una alta mortalidad en este orden de nacimientos si se supone que al primer hijo se le otorga mayor atención y mayores recursos (Shleapfer y Bobadilla, 1990). 16 Sexo del menor En general, los estudios han documentado mayores niveles de sobrevivencia entre niñas, aunque, en ciertos países emerge un patrón de desventaja femenina, en virtud, principalmente, de discriminaciones culturales por género (Hassan,1990; Hill y Upchurch, 1994). Independientemente de estas situaciones extremas, en términos más generales se ha propuesto que la ventaja femenina en sus niveles de sobrevivencia puede atenuarse después del periodo neonatal, en edades donde ya no son los factores genéticos los determinantes de la mortalidad. Pérdidas anteriores de hijos Sobre la relación entre existencia de pérdidas infantiles o fetales previas, y la ocurrencia de una nueva muerte infantil, existen diversos tipos de explicaciones que resaltan mecanismos fisiológicos, psicológicos y culturales. Por el lado de los mecanismos fisiológicos, Frisch y Griffore (1992), encuentra una fuerte asociación entre pérdidas previas y bajo peso al nacer, lo cual sugiere una causalidad biológica. Boerma y Bicego (1992) han encontrado también una asociación entre pérdida de hijo previo y un intervalo intergenésico posterior corto. En su caso, ello sugiere la hipótesis de compensación rápida del hijo perdido, con efectos negativos sobre el resultado del nuevo embarazo. I.6 CRISIS, INFLUENCIA EN LA MORTALIDAD INFANTIL La mortalidad neonatal está muy relacionada con el peso al nacer y la edad gestacional, factores que a su vez dependen fuertemente de la historia reproductiva, del nivel de cuidado prenatal, de la salud materna y de la nutrición. Durante la depresión económica la salud materna y la nutrición pudieron verse afectados por la caída del ingreso y las restricciones en el acceso a servicios de salud. 17 La mortalidad postneonatal, por su parte, está más ligada a enfermedades infecciosas; la capacidad para recobrarse de ellas, está determinada por el nivel de nutrición del niño, la capacidad y el nivel de conocimiento de la madre, así como por el cuidado médico. Evidentemente, el nivel de mortalidad infantil también se vería afectado por las reducciones en la fecundidad que se esperaría ocurrieran durante la crisis económica: la reducción en los niveles de fecundidad implica la reducción de la población expuesta al riesgo de sufrir una muerte infantil. Otro factor atenuante, puede ser el nivel de acceso a los servicios de salud, siendo menor el efecto, ahí, donde el acceso es generalizado y no depende de las circunstancias económicas individuales. De tal manera, que el impacto de la crisis también dependerá de la sensibilidad de las instituciones ante las necesidades sociales. El país cuenta con una capacidad instalada en materia de educación, salud y servicios sanitarios que, si bien pudo tener un deterioro en la crisis, sobre todo en términos de calidad, incrementó por otra parte su capacidad de cobertura. I.7 CONCLUSIONES Hace aproximadamente 50 años, la mortalidad infantil comenzó a tener undescenso notable, la disminución de la fecundidad influyó en que hubieran menos nacimientos y por consecuente menos muertes infantiles. Las causas de mortalidad infantil también han variado, reduciendo las ocasionadas por enfermedades transmisibles, ya que los programas y servicios de salud han tenido gran influencia para reducir la mortalidad en niños menores de un año de edad. Los factores sociales y del patrón reproductivo, son tan importantes y determinantes en la mortalidad infantil, que permiten concluir que las muertes de infantes menores de un año constituyen un problema socioeconómico y de salud, que afecta a todo el país. 18 18 CAPÍTULO II ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD INFANTIL EN ENTIDADES FEDERATIVAS SELECCIONADAS II.1 FUENTES DE INFORMACIÓN Aunque la tasa de mortalidad infantil ha sido reconocida por muchos años como uno de los indicadores de salud más importantes, hay serios problemas en la recolección de la información requerida para su cálculo en muchos de los países menos desarrollados. La información normalmente no puede ser recogida a través de los sistemas de información de los servicios de salud. El registro civil de las defunciones a menudo es incompleto o inexistente, particularmente en las áreas rurales, donde muchos niños que mueren durante la primera semana de vida ni siquiera habían sido registrados como nacidos. Por esta razón, las tasas usadas en algunos países – basados en registros civiles o datos de hospitales y por lo tanto cubriendo la mayor parte de las áreas urbanas, lo cual representa menos del 10% de todas las defunciones infantiles – están sesgadas a favor de la población más privilegiada. Las tasas de mortalidad infantil a menudo pueden ser estimadas o recolectadas de encuestas de población, como las encuestas por muestreo o el seguimiento y control demográfico elaborado por las oficinas de censos de estadísticas permitirían la desagregación de la información para mostrar diferencias dentro de los países. A continuación se presentan las fuentes de información que se utilizaron para obtener los datos sobre la mortalidad infantil y así poder calcular la tasa de mortalidad infantil. Las estadísticas para medir el nivel de este fenómeno demográfico, se basá en los datos que proporciona el Registro Civil. Cabe mencionar que en los países desarrollados esta fuente de información provee datos precisos, mientras que en los países subdesarrollados la información no es tan precisa para medir el nivel de la mortalidad infantil. En los estudios sobre causas de mortalidad infantil, se ha considerado que la información proveniente de las estadísticas vitales tiene algunas deficiencias sobre cobertura, subregistro y 19 en general mala declaración de la información. Sin embargo, la información obtenida a través de esta fuente es requerida. Cabe mencionar que las deficiencias de estas estadísticas pueden darse a causa de ciertos factores como son, la ubicación geográfica de las oficinas del registro civil; que no existe un sistema que permita detectar duplicación en el registro de nacimientos y defunciones; también el personal puede no tener la capacitación suficiente para desarrollar su función, y por último, la certificación de la causa de muerte no siempre es confiable. El estudio de la mortalidad durante el primer año de vida tiene gran importancia, debido a que es generalmente aceptado que la mortalidad infantil es un indicador del nivel de salud y bienestar, esto es, del nivel de vida de una población en un momento determinado. La estimación de los niveles de mortalidad infantil en México no es algo ajeno a disputas o controversias que provienen, ya sea de las fuentes de información utilizadas, o bien de las metodologías a las que se recurre para la estimación. Las estadísticas vitales y los censos de población han sido las fuentes tradicionales de información para el análisis de la fecundidad y de la mortalidad en México. Si bien, la falta de precisión de las estadísticas de nacimientos asentadas en el registro civil y de los datos obtenidos en los censos de población, limita considerablemente el análisis detallado de ambos componentes, ante la imposibilidad de obtener cifras más exactas, estos datos son los únicos con los que se cuenta para el periodo más antiguo (Gloria, 2001). En México, la recolección sistemática de información estadística se remonta a finales del siglo XIX. En relación con la regularidad y calidad de los datos, es posible distinguir dos periodos: en el primero, que se extiende hasta 1928-1929, las series del Registro Civil son incompletas y de muy mala calidad. A partir de 1929, después de la guerra de los cristeros, que oponía a la Iglesia y al Estado, el registro de nacimientos y defunciones mejoró considerablemente (Camposortega, 1992). 20 Registro Civil El Registro Civil en México surge hacia mediados del siglo XIX como consecuencia de la separación entre la Iglesia y el Estado, ocasionada por las reformas llevadas a cabo por el gobierno de Benito Juárez. Anteriormente, los eventos demográficos eran registrados por los curas parroquiales. Por lo tanto, desde fines del siglo antepasado se publica el número de nacimientos registrados anualmente, serie que sólo se interrumpe durante el periodo de la Revolución (1910-1921). También se cuenta con información anual sobre el número de madres que registran un nacimiento, por grupos de edad, de 1929 a 1942 y de 1951 a la fecha; y la serie de nacimientos según orden de alumbramiento se publica de 1922 a 1939 y de 1962 en adelante. En las estadísticas sobre nacimientos, las principales deficiencias son el subregistro, el registro tardío, el registro múltiple y errores en captación de la edad de la madre (Lailson, 1979; Pillet, 1980; Mier y Terán, 1982; Figueroa, 1982). A pesar de las discrepancias sobre la cobertura del registro de los nacimientos, el problema de subregistro no sería tan difícil de superar si a éste no se aunara al retraso en el registro. En el uso de la información sobre los nacimientos en el país, queda implícito el supuesto de una compensación entre los ocurridos en años anteriores que se registran en un año dado y los que tienen lugar en el año en curso que se registran en años anteriores. Este supuesto ha sido cuestionado, ya que: la proporción de nacimientos de registro tardío ha ido en constante aumento (7% en 1946, 9% en 1956, 13% en 1966 y 16% en 1970); el número de nacimientos también tiene una tendencia creciente; y se desconoce si ha habido cambios en la duración del lapso que transcurre entre el nacimiento y su registro. En los trabajos donde se ha analizado este problema se ha concluido que tal compensación no se da (Lailson, 1979; Pillet, 1980; Mier y Terán, 1982; Figueroa, 1982). Encuestas Demográficas Las encuestas demográficas han sido especialmente diseñadas para el estudio de la fecundidad. Éstas se basan en la captación de las historias completas de embarazos de las mujeres en edades reproductivas, es así como las historias de embarazos permiten captar información de manera directa de la mujer y, como son sistemas continuos de registros de 21 hechos vitales, es posible obtener estimaciones de la fecundidad y de la mortalidad infantil, no sólo para el momento del levantamiento de la encuesta sino de manera retrospectiva para varios años anteriores al momento de llevar a cabo la encuesta, adicionalmente, para cada nacido vivo se indaga su situación de sobrevivencia al momento de la entrevista y, en caso de que éste haya fallecido, la edad, en meses y años, al momento del deceso. Una estimación de este tipo, directa, es preferible porque no se requieren los supuestos de algún modelo intermedio para su estimación. Sin embargo, el supuesto de continuidadestará presente en las encuestas retrospectivas y éste consiste en suponer que las mujeres que fallecen o emigran, de estar presentes, se habrían comportado de la misma manera que las mujeres entrevistadas. Los indicadores sociales y económicos que se miden en el cuestionario de hogar (educación, ocupación, ingreso, religiosidad, características de la residencia, migración, etcétera) son las variables utilizadas con más frecuencia. Las historias de embarazos también permiten calcular la mortalidad en los primeros años de vida para los años anteriores a la fecha de la encuesta (Gloria, 2001). II.2 TASA DE MORTALIDAD INFANTIL La mortalidad infantil se estudia a través del suceso de defunciones de niños menores de un año. Se denomina mortalidad neonatal a las defunciones que suceden dentro de los primeros 28 días de vida, y mortalidad postnatal a las ocurridas entre uno y once meses de edad, siendo así que la mortalidad infantil está constituida por las mortalidades anteriores. Cabe mencionar que el método tradicional para medir la mortalidad infantil es “ La tasa de mortalidad infantil ” que se define como el número de defunciones ocurridas entre los niños menores de un año de edad por 1000 nacidos vivos en un determinado año t, es decir: Defunciones registradas de menores de 1 año (t) TMI (t) = ------------------------------------------------------ X 1000 Nacidos vivos registrados en el año (t) 22 Esta tasa de mortalidad infantil es un indicador muy importante ya que se utiliza como índice sociodemográfico para tratar de identificar el nivel de desarrollo alcanzado por una población, es decir, a mayor tasa de mortalidad infantil, menor desarrollo de la población. Aunque la tasa de mortalidad infantil es sencilla de calcular, es la que tiene la forma más imprecisa de medir este fenómeno, ya que no podemos suponer la distribución uniforme de las muertes en el primer año de vida, por lo que es necesario tener un índice que mida con mayor precisión este fenómeno, es decir, se necesita para ello la probabilidad de muerte en el primer año de vida. Para calcular esta probabilidad, se requiere de un registro de estadísticas vitales de doble clasificación, esto es, que para un año calendario se registren las defunciones de menores de un año según su generación. ¿Qué mide la TMI? La tasa de mortalidad infantil es un indicador útil de la condición de la salud, no sólo de los niños, sino de toda la población y de las condiciones socioeconómicas en las que viven. La tasa de mortalidad infantil es un indicador sensible de la disponibilidad, utilización y efectividad de la atención de la salud, particularmente, la atención perinatal. Se dan grandes diferencias en las tasas de mortalidad infantil, como la observada entre los países menos desarrollados y más desarrollados. También hay amplias variaciones dentro de países – por ejemplo, entre las diferentes áreas geográficas, entre áreas urbanas y rurales y entre grupos de población de distintos niveles socioeconómicos. La TMI no sólo refleja la magnitud de los problemas de salud directamente responsables de la muerte de los niños, como diarrea, infecciones respiratorias y malnutrición, junto con otras enfermedades infecciosas y condiciones perinatales, sino que también refleja el nivel de salud de las madres, la política de planificación familiar, las condiciones de salud ambiental y, en general, el desarrollo socioeconómico de una sociedad. Dentro de una sociedad también se ha encontrado, tanto en países desarrollados como en desarrollo, que la TMI muestra una correlación inversa con la condición socioeconómica del padre y/o madre, independientemente del criterio utilizado para determinar la condición socioeconómica. También se ha encontrado que la TMI es un buen indicador de los cambios a través del 23 tiempo de las condiciones de salud de un país. En países donde los datos sobre la TMI han sido calculados por largos períodos, se han notado reducciones constantes en esta tasa, junto a mejoras paralelas en los niveles de vida y en las condiciones sanitarias, así como un aumento en la disponibilidad y accesibilidad de los servicios de salud para la población. II.3 ESTIMACIONES DE LA MORTALIDAD INFANTIL Sin duda, los estudios de mayor interés sobre la mortalidad en el pasado son los elaborados por Cook y Borah,1 los cuales parten de los registros parroquiales y de diversos datos del Registro Civil para los años posteriores a 1867. En vista de las limitaciones y problemas de las estadísticas del Registro Civil mexicano, los demógrafos han intentado efectuar estimaciones alternativas de la mortalidad infantil, las cuales, fundamentalmente, consisten en la aplicación de procedimientos y fuentes de datos diferentes a los usados en el método tradicional. En general, esos cálculos arrojan valores más elevados de los que se deducen de las estadísticas vitales, lo que muestra la existencia de un registro incompleto de defunciones. Entre los trabajos de este tipo, podemos mencionar: “La subestimación de la mortalidad infantil en México”, de Eduardo Cordero,2 “Evaluación de la mortalidad infantil en la República Mexicana, 1930-1970” de M. Ordorica,3 y “Evaluación de la información básica sobre mortalidad infantil en México” de A. Aguirre y S. Camposortega.4 En vista de que diversos estudios han mostrado que los datos provenientes de la EMF tienen una calidad aceptable,5 las estimaciones de esta encuesta pueden considerarse cercanas a la realidad, al menos para los años recientes. Así, la tasa de mortalidad infantil de 1960 habría sido de 91 por mil para ambos sexos (Camposortega, S., 1992). 1 Entre los materiales de historia demográfica cabe destacar: Sherburne F. Cook y Woodrow Borah. Ensayos sobre la historia de la población: México y el Caribe, México; Siglo XXI Editores, 1977, 1978, 1980, volúmenes I, II, III. En especial el capítulo 1 del volúmen I: “Materiales para la historia demográfica de México, 1500-1960”. 2 Cordero, E., “La subestimación de la mortalidad infantil en México”, en Demografía y Economía, vol. II, núm.1, México, D.F., El Colegio de México, 1968. 3 Ordorica, M. et al.,”Evolución de la mortalidad infantil en la República Mexicana, 1930-1970”, en Evaluación y Análisis, serie III, núm.1, México, D.F., Dirección General de Estadística, 1975. 4Aguirre, A., y S. Camposortega, “”Evaluación de la información básica sobre mortalidad infantil en México”, en Demografía y Economía, vol. XIV, núm. 4(44), El Colegio de México, 1981., México, D.F. 5 Véase especialmente Ordorica, M., y J. Potter, op. Cit. 24 En 1972-1975, la tasa de mortalidad infantil habría sido de 71 por mil, en lugar de 52.3 por mil, como se registró, lo que origina una subestimación de 26.3%. Estas cifras muestran, por lo tanto, una disminución de la subestimación de la mortalidad infantil hasta 1970, cuando alcanza un valor de 10%. No obstante, a partir de entonces comienza a incrementarse nuevamente. Este hecho se explica, principalmente, por el sobreregistro de nacimientos, particularmente importante durante la campaña de la Familia Mexicana (1972-1974) (Camposortega, 1992). A partir de la Encuesta Nacional sobre Fecundidad y Salud, se ha estimado que la mortalidad infantil, en el periodo 1982-1987, fue de 46.9 defunciones de menores de un año por mil nacidos vivos, en lugar de los 28.7 que se obtienen en 1985 usando las cifras oficiales provenientes de estadísticas vitales sin aplicar ninguna corrección (Jiménez, 1990). Entre agosto y diciembre de 1992 se efectuó en todo el territorio nacional el trabajo de campo de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica. Ésta, captó diversas característicassocioeconómicas de todos los residentes en los hogares seleccionados en la muestra. Adicionalmente, a las mujeres de entre 15 y 54 años se les hizo una serie de preguntas acerca de su fecundidad y las referentes a hijos nacidos vivos e hijos sobrevivientes, que permite aplicar el método indirecto de estimación de la mortalidad que Brass (1968) desarrollara en la década de los sesenta, mismo que ha sido utilizado ampliamente en todo el mundo. Este método se sustenta en la similitud que existe entre las proporciones de hijos fallecidos según la edad de la madre, Di, y las probabilidades de muerte entre el nacimiento y la edad x, q(x). Las proporciones de hijos muertos de mujeres que pertenecen a los grupos de edad de 15 a 19, de 20 a 24, de 25 a 29, de 30 a 34, de 35 a 39, de 40 a 44 y de 45 a 49 años se asemejan, respectivamente, a q(1), q(2), q(3), q(5), q(10), q(15) y q(20). Los cálculos de q(x) tienen un periodo de referencia; es decir, hay un momento en el pasado reciente al cual se refieren. Cuanto más jóvenes son las mujeres, mayor es la probabilidad de que el nacimiento de sus hijos sucediera (en promedio) más recientemente, y de que la mortalidad de sus hijos aconteciera en un momento más próximo. Además, mediante tablas de modelo de vida, es posible obtener para cada q(x) la q(1) correspondiente; si se obtiene una serie que muestra la evolución de la q(1), es decir, la tendencia en descenso de la TMI, a través del tiempo, durante un periodo de entre 15 y 20 años antes del censo o la encuesta. 25 Utilizando el procedimiento descrito, se obtuvo en el nivel nacional una tasa de mortalidad infantil de 37 por mil, cuyo periodo de referencia se ubica al final de 1992. Esta tasa es, por supuesto, superior a 18.8 por mil que consignan las estadísticas vitales para ese año (Secretaría de Salud, 1992) dadas las deficiencias en el registro de la información estadística. Según estos resultados, con las estadísticas vitales se incurre en una subestimación de la tasa de mortalidad infantil cercana a 50%. Asimismo, el cálculo global derivado de la ENADID 92 resulta ligeramente más alto del que, con un procedimiento similar, se hizo con datos del XI Censo General de Población y Vivienda de 1990. La estimación con datos del censo –que se ubica a mediados de 1990- indica una TMI de 35 defunciones de menores de un año por cada mil nacidos vivos. Es posible que, como se ha señalado, en los datos censales no se tenga la misma calidad y por ello haya un ligero subcálculo6 (Aguirre et al., 1992). Finalmente, para el periodo 1992-1996 la tasa de mortalidad infantil, estimada con la información de la ENADID 97 es de 28 defunciones de menores de un año por mil nacidos vivos. De lo anterior es posible afirmar que la tendencia de la mortalidad infantil ha ido disminuyendo con el tiempo y que la calidad de la información de las encuestas por muestreo llega a subsanar las deficiencias de las estadísticas vitales y de los censos de población, generando información que permite calcular la mortalidad infantil de manera más confiable (Gloria, 2001). II.4 MORTALIDAD INFANTIL EN EL MUNDO La tasa de mortalidad Infantil de México es baja sí la comparamos con la de los países como Rwanda, Somalia y Angola (113, 114 y 131 muertes por cada 1000 nacidos vivos respectivamente). En África encontramos los más altos niveles de mortalidad infantil (UNFPA, Estado de la población mundial 2007). Los países de Europa Occidental son los que tienen las tasas de mortalidad infantil más bajas del mundo, siendo Suecia y Noruega países que tienen la tasa de mortalidad más baja de solo 3 defunciones por cada 1000 nacidos vivos. 6 El subcálculo de la TMI no sería de sólo dos puntos (de 37 a 35), ya que los cálculos corresponden a momentos distintos. Al sincronizar las estimaciones, la diferencia es de 5 por mil. 26 En América Latina, México cuenta con una tasa de mortalidad infantil inferior con respecto a Bolivia, Guatemala, Colombia, Ecuador y Perú (17, 47, 31, 22, 21, 29 muertes por cada 1000 nacidos vivos); Pero existen otros países en los cuales la tasa es menor que la de México, como son Cuba, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela (17, 5, 9, 12 y 16 muertes por cada 1000 nacidos vivos respectivamente). (Aguayo: 11-12). (Cuadro II.1) Cuadro II. 1 Fuente: Salud Pública de México / vol.45, núm.2, marzo-abril de 2003 Medidas sencillas que ayudarían a reducir la mortalidad infantil en el mundo Se calcula que cada año mueren en el mundo 4 millones de recién nacidos. Sin embargo, varios estudios concluyen que tres cuartas partes de esas muertes se podrían prevenir fácilmente. La mayor parte de la mortalidad infantil tiene lugar en 10 países de Asia y África Subsahariana y está causada por infecciones, prematuridad y problemas respiratorios relacionados con complicaciones en el parto. Los países son India, China, Pakistán, Nigeria, Bangladesh, Etiopía, República Democrática del Congo, Indonesia, Afganistán y Tanzania (60, 31, 71, 109, 50, 92, 113, 35, 143 y 104, defunciones por cada 1000 nacidos vivos respectivamente) estas tasas son del año 2007 y se puede observar la variabilidad que existe 27 entre estos países siendo China e Indonesia los países con un descenso en su mortalidad infantil. Richard Horton, editor de "The Lancet", revista que publica varios artículos sobre este tema, indica que en Europa Occidental nacen cada año 4 millones de niños, la misma cifra de los que mueren en el mundo al poco de nacer y que representa entre 10.000 y 11.000 muertes cada día. Los expertos estiman que se necesitan 4.100 millones de dólares extras –además de los 2.000 millones que se dedican cada año- para proporcionar un tratamiento sencillo para el 90% de las personas en riesgo en los 75 países que presentan la mortalidad infantil más elevada. Para prevenir esas muertes es necesario reforzar los sistemas sanitarios, lo que significaría duplicar –y hasta cuadruplicar- el presupuesto en sanidad de las naciones más pobres. Uno de los artículos cita 16 medidas, entre ellas se encuentran la vacunación contra el tétanos a las embarazadas, antibióticos para recién nacidos y promoción de la lactancia materna (www.unicef.org/spanish). II.5 DIFERENCIALES TERRITORIALES DE LA MORTALIDAD INFANTIL EN MEXICO: PARA ENTIDADES SELECCIONADAS En relación con los diferenciales regionales de la mortalidad infantil, hacia 1980 se observa que Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Chiapas e Hidalgo son las entidades que invariablemente presentan la más alta incidencia de la mortalidad infantil en el país y coinciden, junto con otros estados, con los de menor inversión pública federal en salud (IPFS) per cápita. En contraste, para este mismo periodo el Distrito Federal, Baja California y Nuevo León, son las entidades que presentan la mortalidad infantil más baja en este periodo. Para los años de 1990 y 2000 las diferencias a nivel estatal han disminuido al 50% o más, sin embargo, los estados con alta mortalidad infantil siguen siendo los mismos al igual que los estados con baja mortalidad infantil, a pesar que la inversión pública federal en salud ha aumentado para cada una de las entidades federativas, aún no es suficiente para lograr cubrir las necesidades de salud en las entidades más pobres del país. Cabe mencionar que la inversión pública federal en salud (IPFS) acumulada para el período 1982-1986 fue de: Chiapas 3,267.6; Guerrero 5,486.5 y Oaxaca 2,576.4 pesos per capita. Sin 28 embargo, para este mismo período el Distrito Federal tuvo una IPFS de 23,106.1; Baja California 7,037 y Nuevo León 6,269.8, mientras el total nacional era de 7,165 pesos per cápita. Así, Oaxaca recibió 64% por debajo y el Distrito Federal 222.48% por arriba de la asignación per capita nacional (citado en Borja-Aburtoy Cols, 1989). Esta diferencia en la asignación de inversión pública federal en salud se expresa en otro diferencial de más del doble en cuanto a mortalidad infantil. El descenso de la mortalidad infantil no es homogéneo; la reducción es más acelerada en las entidades de mortalidad infantil más elevada y menos pronunciada en los estados con mortalidad infantil más baja, lo cual se debe a que estos últimos iniciaron su descenso de igual intensidad en las décadas de los 40 y los 50 por lo que ahora han entrado ya en una fase de aminoración del descenso, mientras que los primeros apenas iniciaron en los 70, un descenso que quizá encuentre mayores obstáculos que los prevalecientes en aquellas décadas. A continuación se presenta un cuadro referente al grado de marginación que existe en cada entidad federativa para los años de 1990 y 2000; ya que la marginación está relacionada con la mortalidad en general y también con la mortalidad infantil, como se puede observar, las entidades con mayor grado de marginación son las entidades con alta mortalidad infantil, así como las entidades con menor grado de marginación, que son las que tienen baja mortalidad infantil (Cuadro II.2). 29 Cuadro II.2 Tasa de mortalidad infantil y grado de marginación por entidad federativa, 2000. Entidad Federativa Grado TMI Aguascalientes Bajo 21.9 Baja California Muy bajo 22.1 Baja California Sur Bajo 22.1 Campeche Alto 26.1 Coahuila Muy bajo 22.3 Colima Bajo 21.9 Chiapas Muy alto 31.9 Chihuahua Bajo 23.4 Distrito Federal Muy bajo 19.8 Durango Medio 25.7 Guanajuato Alto 25.1 Guerrero Muy alto 29.7 Hidalgo Muy alto 27.4 Jalisco Bajo 22.1 México Bajo 22.1 Michoacán Alto 25.9 Morelos Medio 23.2 Nayarit Alto 24.8 Nuevo León Muy bajo 20.9 Oaxaca Muy alto 31.7 Puebla Alto 27.6 Querétaro Medio 24.6 Quintana Roo Medio 23.6 San Luis Potosí Alto 27.3 Sinaloa Medio 24.3 Sonora Bajo 22.6 Tabasco Alto 25.3 Tamaulipas Bajo 23.9 Tlaxcala Medio 24.2 Veracruz Muy alto 28.1 Yucatán Alto 27.1 Zacatecas Alto 26.8 Fuente: CONAPO, Situación Demográfica de México 2000. 30 Causas de mortalidad infantil para entidades federativas seleccionadas La mortalidad por enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias en el país mostró en la última década descensos notables. Entre 1990 y 2001 la mortalidad por diarreas y la mortalidad por infecciones respiratorias agudas en menores de un año disminuyeron 84% y 71% respectivamente. No obstante esto, la mortalidad por estas causas sigue siendo elevada. Las diarreas constituyen la cuarta causa de muerte en menores de 1 año y la tercera causa de mortalidad en la población preescolar, mientras que las infecciones respiratorias agudas son responsables de poco más del 10% de las muertes en menores de 5 años. La desnutrición también sigue siendo un problema prioritario. Estos padecimientos se presentan con mucha mayor frecuencia en las entidades del sur del país, en las zonas rurales, en los municipios marginados y en las poblaciones indígenas. Hay entidades federativas en el sur del país donde la probabilidad de morir por diarreas es hasta 10 veces más alta que en Sinaloa o Nuevo León. La prevalencia del desmedro (talla baja para la edad) es tres veces más elevada en el medio rural que en el medio urbano. En conjunto, las llamadas enfermedades del rezago (enfermedades infecciosa, de la nutrición y de la reproducción) afecta con mayor frecuencia a las poblaciones pobres. A nivel nacional son responsables del 15% de las muertes, pero en los municipios de alta marginación contribuyen con poco más del 25% de las defunciones. Estos padecimientos propios del rezago, además, son los principales responsables de las diferencias que existen en el país en materia de mortalidad infantil. Los datos de este documento indican que un niño nacido en Chiapas tiene 50% más probabilidades de morir antes de cumplir 1 año de edad que un niño nacido en el Distrito Federal o Nuevo León. Las variaciones al interior de algunos estados son todavía mayores. En Oaxaca, un niño del municipio indígena de Santiago Amoltepec tiene una probabilidad de morir antes de cumplir 1 año de vida tres veces mayor que un niño del municipio urbano de Santa María del Tule (Salud México, 2001:15-16). A pesar de los avances científicos y tecnológicos en el área de la salud, aun existen zonas con altos índices de mortalidad materna e infantil, sobre todo en las regiones con mayor pobreza y marginación. En muchas de estas regiones se ha observado que los servicios de salud tienen limitaciones tanto técnicas como humanas, lo que se refleja en una baja calidad de atención, 31 particularmente de las mujeres embarazadas, de recién nacidos y de niñas y niños menores de dos años (Secretaría de salud, 2002:26). En algunas entidades federativas las principales causas de muerte han dado un giro, en la década de los 80 la primera causa de muerte era por enfermedades infecciosas y parasitarias mientras que en 2005 la mortalidad por causas perinatales y anomalías congénitas es la primera causa de muerte. En Chihuahua, Nuevo León, Distrito Federal, Chiapas y Oaxaca son las entidades donde las enfermedades infecciosas y parasitarias, y las causas perinatales eran las dos primeras causas de muerte en infantes en 1980, mientras que en 2005, las causas perinatales y las anomalías congénitas son las dos principales causas de muerte infantil en estas entidades. En el Estado de México las infecciones respiratorias, las enfermedades infecciosas y parasitarias eran las principales causas de muerte de infantes en 1980 y actualmente son las causas perinatales y las anomalías congénitas (Gráficas II.1, II.2, II.3, II.4, II.5 y II.6). En los siguientes cuadros podemos observar que, en cada entidad federativa, las cinco principales causas de muerte en infantes son casi invariables, es decir, las causas perinatales y las anomalías congénitas tienen mayor porcentaje de muertes en infantes, mientras que las deficiencias de la nutrición, las infecciosas y parasitarias tienen menos porcentaje en 2005; De ahí que sea notoria la inversión en salud pública tanto en campañas de vacunación, como en prevención en enfermedades infecciosas y diarreicas, así como la creación de nuevas clínicas en zonas rurales (Cuadro II.3, II.4, II.5, II.6, II.7 y II.8). . 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 Desigualdad de mortalidad infantil en entidades federativas seleccionadas La desigualdad en la mortalidad infantil al interior de un estado se define como la diferencia absoluta entre la mortalidad infantil en el municipio con mejores cifras y el municipio con mayor nivel de mortalidad infantil en la entidad. En México, la desigualdad en la mortalidad infantil entre entidades, aunque todavía importante, ha disminuido de manera consistente en los últimos años. La brecha entre los estados con las cifras extremas pasó de poco más de 15 defunciones por 1000 nacidos vivos en 1990 a poco menos de 12 por 1000 en 2001. Las diferencias al interior de las entidades federativas; Sin embargo, siguen siendo considerables, sobre todo en los estados calificados por el Consejo Nacional de Población como de alta marginación. Hay estados con diferencias intraestatales en mortalidad infantil menores de 5 por 1000 nacidos vivos. En contraste, hay entidades con diferencias de hasta 45 muertes por 1000 nacidos vivos (Salud, México 2001:56) Enseguida se muestran unas gráficas haciendo un comparativode la TMI nacional con las entidades federativas seleccionadas. Nuevo León y el Distrito Federal son las entidades con una tasa de mortalidad infantil baja respecto a la TMI nacional; México y Chihuahua tienen una mínima diferencia entre su tasa de mortalidad infantil y la tasa a nivel nacional; y por último, las entidades de Chiapas y Oaxaca muestran una tasa de mortalidad infantil alta con referencia a la tasa de mortalidad infantil nacional. La preocupación por disminuir la tasa de mortalidad infantil no es sólo a nivel nacional sino a nivel estatal, ya que la brecha que existe en varios estados de la republica es amplia y esto provoca que la TMI no descienda como se pretende a nivel nacional (Gráficas II.7, II.8, II.9, II.10, II.11 y II.12). 42 43 44 45 II.6 CONCLUSIONES A pesar de lo fácil que es calcular la tasa de mortalidad infantil, se puede observar que esta no es del todo precisa ya que las fuentes de información pueden no contar con registros completos, y el problema no es de las instituciones sino de la misma gente que no registra a los niños tempranamente y esto puede dar razón para no registrar tampoco las defunciones de niños que nunca fueron registrados vivos. La desigualdad en la mortalidad infantil esta seriamente ligada al grado de marginación que existe en cada territorio, es decir, a mayor grado de marginación la tasa de mortalidad infantil aumenta. La mortalidad infantil ha descendido notablemente en las últimas décadas, sin embargo, cabe mencionar, que las principales causas de muerte en infantes han variado, y disminuir estas causas no va ser sencillo, ya que las anomalías congénitas y perinatales son causas que no se pueden prevenir y costosas en su tratamiento, todos estos factores pueden influir para que haya un estancamiento en la mortalidad infantil en nuestro país. 46 CAPITULO III TENDENCIAS, CAUSAS Y LOGROS EN EL DESCENSO DE LA MORTALIDAD INFANTIL III.1 TENDENCIAS RECIENTES EN LA MORTALIDAD INFANTIL EN MÉXICO En nuestro país a partir del año de 1950, el crecimiento y el desarrollo socioeconómico adquiere gran importancia en el proceso de abatimiento de la mortalidad general como de la infantil, a través de la intensificación de la inversión pública en obras de infraestructura que coadyuvaron directamente a elevar los niveles generales de salud de la población, principalmente urbana, tales como la introducción de agua potable, drenaje y alcantarillado, la creación de centros de salud e instituciones de seguridad social, etc. Así como el aprovechamiento de los adelantos y las experiencias de los países desarrollados en materia de medicina y sanidad, ya que en gran medida, se ha dado un aumento en la expectativa de vida al nacer, lo que ha provocado que la tasa de mortalidad del país haya descendido de 124.6 defunciones de menores de un año por mil nacidos vivos en 1940 a 67.4 en 1970, y en los años más recientes, de 1994 al año 2000, pasó de 31.4 a 24.9, y según cálculos del Consejo Nacional de Población (CONAPO) la mortalidad general descenderá a una tasa del 17.5 en el año 2020 y habrá solo 12.5 defunciones de menores de un año por mil nacidos vivos. Como consecuencia del abatimiento de la mortalidad, especialmente de la infantil, ha tenido lugar un marcado aumento de la esperanza de vida al nacer, ya que en el año de 1930 era sólo de 33 años, en 1960 llegó hasta los 59 años y en tiempos recientes 1999- 2000 la esperanza de vida de los mexicanos se incrementó a 75.3 años y según cálculos del CONAPO en el año 2010 se alcanzarán los 78.1 años y en el 2020 será de 80.4 (CONAPO, 2007). México ha alcanzado importantes avances en materia de salud y desarrollo social, pero también enfrenta serios rezagos en este campo, lo cual representa un horizonte de oportunidades en la lucha por lograr mejores condiciones de salud, particularmente para 47 las mujeres y la población infantil. La mortalidad materna e infantil son dos de los indicadores más relevantes de injusticia social e inequidad de género, que afectan primordialmente a las entidades federativas con menor desarrollo socioeconómico, a las comunidades rurales y a las poblaciones indígenas. La tasa de mortalidad infantil registrada en la última década también muestra una tendencia descendente, pasando de 23.9 a 13.8 muertes en menores de un año por 1000 NVR, en el periodo 1990-2000, tendencia que se mantiene si se considera la tasa de mortalidad infantil corregida por el CONAPO, que va de 36.22 a 24.93 en los mismos años. Se estima que en nuestro país anualmente nacen alrededor de 2.1 millones de niñas y niños, de los cuales mueren 20000 durante su primer mes de vida y 40000 fallecen antes de cumplir el primer año de edad, más del 50% de estas defunciones se deben a afecciones originadas en el periodo perinatal, el resto aún se siguen muriendo por diarreas, infecciones respiratorias agudas u otras causas prevenibles mediante una buena atención médica (Programa Nacional de Salud 2001-2006:24) En años recientes, se han tenido mejoras de salud en las diferentes etapas del primer año de vida en los niños. Las tendencias de la mortalidad por periodo de edad muestran una reducción tanto de la mortalidad neonatal temprana como la tardía y la ocurrida durante el periodo postneonatal. Sin embargo, la disminución más importante, tuvo lugar en los infantes de uno a once meses de edad. Entre los factores asociados a estos cambios se encuentran tanto la expansión e intensificación de las campañas de vacunación, como acciones de distribución y utilización de sobres de rehidratación oral, la promoción de la lactancia exclusiva durante los primeros cuatro meses posteriores al parto y el mejoramiento en su atención profesional (CONAPO, 1998). III.2 GASTO PÚBLICO Y RED DE SERVICIOS EN SALUD Gasto público en salud como porcentaje del PIB1 El gasto público en salud como porcentaje del PIB se define como la relación entre el presupuesto público ejercido dedicado a la salud y el Producto Interno Bruto. 1 PIB: Producto Interno Bruto 48 El gasto en salud como porcentaje del PIB mide la importancia relativa del sector salud en una economía. En los países de Europa occidental este porcentaje varía entre 7 y 10%. En Canadá asciende a 9.1%. En Estados Unidos el gasto en salud representa más del 13% del PIB. En América Latina el promedio de gasto en salud como porcentaje del PIB es de 6.1%. Existen, sin embargo, enormes variaciones. Uruguay dedica el 10% de su riqueza a la salud. En contraste, Guatemala dedica apenas el 3% (Salud, México 2001:76). En los países de mayores ingresos, el grueso del gasto en salud es público. En el Reino Unido el gasto público representa más del 80% de su gasto total en salud. En Japón este porcentaje asciende a 79%. La excepción es Estados Unidos, en donde el gasto público representa apenas el 45% del gasto total en salud. En los países de menores ingresos, el peso relativo del gasto público es menor que en los países desarrollados. En Brasil y Chile representa 49% de su gasto total en salud. En México, el gasto total en salud representa el 5.7% del PIB. Poco menos de la mitad de este gasto es público (Salud, México 2001:76). A continuación el Gasto en salud como porcentaje del PIB en México para el periodo 1993-2001. Como podemos darnos cuenta, el gasto en salud pública y el sector privado, tienen una diferencia mínima, a partir de 1999 (Gráfica III.1). 49 Gráfica III.1 Fuente: Salud México 2001 Programa de vacunación En el Programa Nacional de Salud 2001-2006 se establecieron tres metas de vacunación para garantizar un arranque parejo en la vida: i) Mantener
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