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Factores-y-causas-que-influyen-en-la-mortalidad-infantil-en-Mexico-1980-2005

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Agradecimientos 
 
 
 
 
 
A Dios y a la vida por permitirme alcanzar este sueño y hacerlo una realidad. 
 
 
 
A mi esposo Jorge por todo su amor, ayuda y apoyo en todo momento. 
 
 
 
A mis padres, por ser tan buenos y por su amor incondicional. 
 
 
 
A mis hermanos, por la ayuda que me brindan y por su cariño. 
 
 
 
A Laura mi director de tesis, por compartir sus conocimientos conmigo, por 
obsequiarme su tiempo y dedicación. 
 
 
 
A los sinodales, por sus comentarios tan certeros para hacer un mejor trabajo. 
 
 
 
 
A todos los que hicieron posible la realización de este trabajo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Dedicatoria 
 
 
 
 
Dedicó este trabajo con especial cariño a mis tesoros, ellos son mi razón de ser, mis 
hijos: Kevin y Ariane. 
ÍNDICE 
 
 
Introducción 1 
 
 
Capítulo I: Causas y factores principales que influyen en la mortalidad infantil en 
México 
 
I.1 Antecedentes de la mortalidad infantil 4 
I.2 Definición de mortalidad infantil 5 
I.3 Mortalidad infantil por causas 6 
I.4 Factores sociales determinantes en la mortalidad infantil y sus mecanismos de 
 influencia 7 
I.5 Factores del patrón reproductivo 12 
I.6 Crisis, influencia en la mortalidad infantil 16 
I.7 Conclusiones 17 
 
 
Capítulo II: Análisis de la mortalidad infantil para entidades federativas 
seleccionadas 
 
II.1 Fuentes de información 18 
II.2 Definición de tasa de mortalidad infantil 21 
II.3 Estimaciones de la mortalidad infantil 23 
II.4 Mortalidad infantil en el mundo 25 
II.5 Diferenciales territoriales de la mortalidad infantil en México para 
 entidades seleccionadas 27 
II.6 Conclusiones 45 
 
 
Capítulo III: Tendencias, causas y progresos alcanzados en la mortalidad infantil 
 
III.1 Tendencias recientes de la mortalidad infantil en México 46 
III.2 Gasto público y red de servicios en salud 47 
III.3 Progresos alcanzados en la mortalidad infantil 56 
Conclusiones y recomendaciones 60 
 
Bibliografía 64 
 
ÍNDICE DE CUADROS 
 
 
 
Cuadro II.1 
Valores de los indicadores para países latinoamericanos 1999. 26 
 
Cuadro II.2 
 Tasa de mortalidad infantil y grado de marginación por entidad federativa 2000. 29 
 
Cuadro II.3 
Chihuahua: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005. 35 
 
Cuadro II.4 
Nuevo León: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005. 36 
 
Cuadro II.5 
Distrito Federal: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005 37 
 
Cuadro II.6 
México: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005 38 
 
Cuadro II.7 
Chiapas: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005 39 
 
Cuadro II.8 
Oaxaca: Principales causas de muerte en menores de un año, 1980-2005 40 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ÍNDICE DE GRÁFICAS 
 
 
 
Gráfica I. 1 
Tasas de mortalidad infantil por entidad federativa, 1950-1995. 6 
 
Gráfica I.2 
Tasas de mortalidad infantil por nivel educativo de la madre, 1971-1995. 9 
 
Gráfica I.3 
Tasas de mortalidad infantil por condiciones sanitarias de la vivienda, 1971-1995. 12 
 
Gráfica I. 4 
Tasa de mortalidad infantil por edad de la madre al nacimiento del hijo e 
Intervalo intergestacional, 1987-1991. 15 
 
Gráfica II.1 
Chihuahua: principales causas de muerte entre los menores de un año, 
Según sexo, 1980-2005. 32 
 
Gráfica II.2 
Nuevo León: principales causas de muerte entre los menores de un año, 
según sexo, 1980-2005. 32 
 
Gráfica II.3 
Distrito Federal: principales causas de muerte entre los menores de un año, 
según sexo, 1980-2005. 33 
 
Gráfica II.4 
México: principales causas de muerte entre los menores de un año, 
Según sexo, 1980-2005. 33 
 
Gráfica II.5 
Chiapas: principales causas de muerte entre los menores de un año, 
según sexo, 1980-2005. 34 
 
Gráfica II.6 
Oaxaca: principales causas de muerte entre los menores de un año, 
según sexo, 1980-2005. 34 
 
Gráfica II.7 
Chihuahua: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 42 
 
Gráfica II.8 
Nuevo León: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 42 
 
Gráfica II.9 
Distrito Federal: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 43 
 
Gráfica II.10 
México: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 43 
 
Gráfica II.11 
Chiapas: Tasa de mortalidad infantil, 1980-2005 44 
 
Gráfica II.12 
Oaxaca: Tasa de mortalidadinfantil, 1980-2005 44 
 
Gráfica III.1 
Gasto en salud como porcentaje del PIB. México 1993-2001 49 
 
Gráfica III.2 
Entidades con los mejores desempeños en cobertura de vacunación. 
México 2001 50 
 
Gráfica III.3 
Cobertura de vacunación con esquema completo en niños de 1 año de edad. 
México 1991-2001 51 
 
Gráfica III.4 
Cobertura de vacunación en niños de 1 año por entidad federativa. 
México 2001 53 
 
Gráfica III.5 
Esperanza de vida al nacimiento. México 1990-2001 58 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
FACTORES Y CAUSAS QUE INFLUYEN EN LA MORTALIDAD INFANTIL 
EN MEXICO: 1980-2005 
 
 1
INTRODUCCIÓN 
 
 
 El descenso de la mortalidad en el primer año de vida fue más notable que en el resto 
de las edades, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, teniendo una convergencia 
más rápida entre las entidades federativas que la esperanza de vida. A pesar de esta 
disminución todavía existe un gran rezago en algunos estados, por ese motivo es 
importante estudiar a fondo las principales causas de muerte infantil por entidad 
federativa, ya que el rezago a nivel nacional no es tan marcado, como lo es a nivel 
estatal. (Cárdenas, 2001), (CONAPO, Situación Demográfica de México, 2000). 
La disminución en la mortalidad infantil en México, ha ocurrido aceleradamente, en 
comparación con la experiencia histórica de los países desarrollados. En 1930, 178 de 
cada mil recién nacidos fallecía antes de su primer año; en 1995, esta proporción fue de 
sólo 30.5 por mil. El nivel actual de la mortalidad infantil significa que, de cada cien 
defunciones infantiles que tendrían lugar de prevalecer la mortalidad de 1930, se evitan 
83. Las diferencias también son notables entre las entidades federativas; las tasas de 
Oaxaca, Chiapas y Guerrero, de 26.5, 26.6 y 24.8 defunciones por cada mil nacidos 
vivos respectivamente, son de un tercio más altas que las del Distrito Federal, Nuevo 
León y Coahuila que son de 16.8, 17.7 y 18.8 defunciones por cada mil nacidos vivos. 
Dentro de estos diferenciales existe una relación estrecha y directa entre el grado de 
marginación de las entidades federativas y la mortalidad. Se tiene por objeto destacar 
que el nivel de la mortalidad infantil en los tres estados más rezagados corresponde a la 
media nacional observada en los años de 1982-1984, en tanto que el de las tres 
entidades más avanzadas es igual al previsto para el país en su territorio en 2005-2007. 
De acuerdo con esta tendencia nacional, la diferencia entre estos dos extremos equivale 
a un rezago de 23 años, de la mortalidad infantil en algunas entidades federativas. 
(CONAPO. Situación Demográfica de México 1998 y 2000. Estimaciones del 
CONAPO 2005). 
De acuerdo con estas tendencias, el objetivo de esta investigación es analizar los 
cambios que se han dado a lo largo de los periodos 1980, 1985,1990, 1995, 2000 y 2005 
para tener un panorama más amplio sobre la mortalidad infantil, ya que con las 
estadísticas de esos años se puede hacer un análisis a nivel estatal para ver los rezagos 
que existieron y que existen actualmente en el país. 
 2
Para lograr este objetivo, este trabajo se divide en 3 capítulos. 
En el capítulo I, se estudian las principales causas y los factores que influyen en la 
mortalidad infantil, entre ellos se encuentran: 
La escolaridad de la madre. Muchos son los efectos positivos de la educación de la 
madre en beneficio del bienestar y el nivel de vida de los hijos. La educación afecta de 
manera directa en el cuidado de los hijos y en las posibilidades que brinda a la mujer 
para valerse provechosamente de los recursos familiares disponibles (Mosley y Cheu, 
1984). 
Las condiciones de la vivienda que rodean al niño durante su primer año de vida es 
también un factor crítico para su sobrevivencia. Las diferencias en la mortalidad infantil 
asociadas a tres tipos de viviendas, que han sido agrupadas según sus condiciones 
sanitarias en “deficientes”, “regulares” y “adecuadas” dan cuenta de esta situación. 
Actualmente la mortalidad infantil que ocurre en las viviendas con condiciones 
deficientes es el doble que la de aquéllas con condiciones adecuadas (Mosley y Cheu, 
1984). 
Otro factor que influye en la mortalidad infantil es la edad de la madre al nacimiento del 
hijo y el intervalo intergenésico
1
, estos son determinantes del riesgo de fallecer del 
menor en su primer año de vida. Empíricamente se ha observado que ese riesgo 
aumenta cuando los hijos provienen de una fecundidad temprana o tardía y de periodos 
intergenésicos cortos o prolongados (Mosley y Cheu, 1984). 
En la zona rural predominan las condiciones que hacen más propicia la mortalidad 
infantil: madres con baja escolaridad, con fecundidad temprana y con periodos 
intergenésicos cortos, residentes en viviendas con condiciones sanitarias deficientes; 
Por el contrario en los núcleos urbanos, son frecuentes los factores que favorecen la 
sobrevivencia de los niños. 
En el capítulo II, se analiza la mortalidad infantil por entidad federativa, esto es, las 
diferencias territoriales en los aspectos social, económico y demográfico; y que esto 
conlleva a una desigualdad en la mortalidad infantil por entidad federativa. 
 
1
 Término que se refiere al periodo de tiempo que existe entre dos embarazos consecutivos 
 3
También se define la tasa de mortalidad infantil; Un indicador que se utiliza para este 
análisis; así como las fuentes de información y los métodos para medir la mortalidad 
infantil. 
Y por ultimo un análisis sobre la mortalidad infantil, de acuerdo a cada entidad 
federativa seleccionada, sus estadísticas y sus gráficas se hacen comparativas para ver 
cuál es la entidad con menor mortalidad infantil y cuál es la entidad con mayor 
mortalidad. 
 A nivel nacional, se fijaron metas de salud para realizarse durante el sexenio 2000-
2006. Actualmente para este sexenio 2006-2012 se creó el Programa Nacional de Salud 
para el periodo 2007-2012que responde a los retos que enfrenta el Sistema Nacional de 
Salud poniendo en marcha mecanismos que fortalecerán las actividades de protección 
contra riesgos sanitarios, promoción de la salud y prevención de enfermedades; 
mejorarán la calidad de la atención y la seguridad de los pacientes; permitirán ampliar la 
infraestructura y el equipamiento en salud; consolidarán el abasto de medicamentos y 
otros insumos. 
En el país, la mitad de las muertes infantiles están ocurriendo durante el primer mes de 
vida, de las cuales la mayoría se deben a enfermedades congénitas y perinatales. Estos 
padecimientos le están generando un nuevo reto a nuestro sistema de salud porque 
requieren de una atención del embarazo y el parto con mayor tecnología y del 
fortalecimiento de las estrategias de prevención de defectos al nacimiento. 
 
 
 
 4
CAPÍTULO I 
 
 
CAUSAS Y FACTORES PRINCIPALES QUE INFLUYEN EN LA 
MORTALIDAD INFANTIL EN MÉXICO 
 
 
I.1 ANTECEDENTES DE LA MORTALIDAD INFANTIL 
 
Durante los últimos cincuenta años, en México se ha reducido significativamente la 
mortalidad y la morbilidad; ello ha dado lugar a un incremento igual de significativo en 
la esperanza de vida al nacimiento. No obstante a estos avances, la vida media de los 
mexicanos se encuentra aún lejos de la de países desarrollados, y de algunos países con 
similar nivel de desarrollo(Cárdenas, 2001:88). 
 
El descenso en la mortalidad no se ha dado con la misma intensidad a lo largo del 
territorio nacional. La principal disminución se origina en la mortalidad dentro de los 
primeros cinco años de vida, sabiendo que el riesgo de morir a causa de enfermedades 
infecciosas y parasitarias ha experimentado una notable reducción (Cárdenas, 2001:88). 
 
La disminución en la mortalidad infantil se ha dado a lo largo de varias décadas, pero 
aún existe rezago en nuestro país, aunque este es menor a nivel nacional que en algunas 
entidades federativas; por eso es de gran importancia analizar las causas y los factores 
que inciden en ella. 
 
Se observa un descenso en la mortalidad infantil por entidad federativa; en los años 50 
existía diferencia entre el D. F. y Oaxaca, ya que mientras en el D. F. había 60 decesos 
por cada mil, en Oaxaca había más de 160 decesos por cada mil, es decir, casi tres veces 
las defunciones que en el D. F. Para los años 70 la diferencia es casi del doble de 
decesos y para el periodo de 1990 a 1995 si bien esta brecha ha disminuido, todavía 
existe un rezago (Gráfica I.1). 
 
 
 
 5
Gráfica I.1 
 
Fuente: CONAPO (1997:8) 
 
 
I.2 MORTALIDAD INFANTIL 
 
La mortalidad infantil se puede definir como la probabilidad de morir durante el primer 
año de vida por cada 1000 nacidos vivos. Esta relacionada con diversos factores 
económicos y sociales, tales como el ingreso per cápita, la distribución de la riqueza y el 
nivel de escolaridad de la madre. Mientras mayor es el ingreso per cápita en una 
sociedad menor es la mortalidad infantil, aunque esta relación tiende a ser menos 
pronunciada en los países desarrollados. La mortalidad infantil también se ve influida 
por la distribución del ingreso, los países con una distribución más equitativa de su 
riqueza suelen presentar cifras más bajas de mortalidad en menores de un año, por estas 
razones este indicador se ha utilizado para evaluar no sólo el desempeño de los sistemas 
de salud sino también el grado de desarrollo de una sociedad (Salud, México 2001:26). 
 
La mortalidad infantil se relaciona asimismo con el acceso a servicios básicos de salud. 
De hecho, la mayor parte de las muertes en menores de un año en los países en vías de 
desarrollo está asociada a procesos patológicos susceptibles de prevención (infecciones 
 6
comunes, padecimientos relacionados con la nutrición y otros). En años recientes, en 
México, las mayores reducciones en la mortalidad en los niños de entre 1 y 11 meses de 
edad se alcanzaron con programas de inmunización y con medidas que modifican el 
curso de las infecciones respiratorias agudas y las diarreas (Salud, México 2001:26). 
 
El riesgo de morir antes de cumplir el año de edad en México ha disminuido de manera 
consistente en los últimos 30 años. Esto nos ha permitido alcanzar niveles promedio 
inferiores a los de Perú o Ecuador (29, 21 defunciones por cada 1000 nacidos vivos 
respectivamente). Sin embargo, nuestras cifras todavía están por arriba de las de Chile, 
Costa Rica, Cuba y Uruguay (7, 10, 5 y 12 defunciones por cada 1000 nacidos vivos 
respectivamente), y al interior del país existe, a este respecto una variación muy 
importante (Salud, México 2001:26), (UNFPA, Estado de la población mundial 2007). 
 
En la década de los 80 se logró en México una disminución de casi 35% en la 
probabilidad de muerte en menores de 1 año, lo que equivale a evitar la muerte de 12 de 
cada 1000 niños nacidos vivos (Salud, México 2001:26) 
 
 
I.3 MORTALIDAD INFANTIL POR CAUSAS 
 
El estudio de la mortalidad infantil por causas constituye un elemento fundamental 
para la planeación y evaluación de los servicios y programas de salud. La identificación 
de los principales problemas de salud de una población, mediante la magnitud y los 
efectos sobre las condiciones de vida de ésta, sólo es posible al analizar las 
características de la mortalidad infantil por causas. 
 
La Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) es el sistema que actualmente 
rige el registro de la información sobre morbilidad y causas de muerte en el mundo. La 
agrupación de enfermedades de acuerdo con su etiología ha sido una preocupación 
constante de la humanidad. Sin embargo, la ausencia de conocimientos respecto de la 
transmisión de enfermedades y su potencial contagio ha limitado en gran medida el 
alcance de estas clasificaciones. En este trabajo se utilizará la CIE-9 y CIE-10 
(Cárdenas, 2001:116-117). 
 
 7
El total de causas de muerte está dividido en tres grandes grupos: Enfermedades 
transmisibles, no transmisibles, accidentes y lesiones. El primero de ellos comprende 
padecimientos que en su mayoría pueden resolverse al proporcionar servicios en el 
primer nivel de atención. En él se incluyen: 
 
 i) las patologías transmisibles, es decir de índole infeccioso; 
 ii) las causas de muerte materna, 
 iii) las que ocurren en el periodo perinatal. 
 
El segundo grupo de causas abarca las patologías no transmisibles, incluye 
padecimientos cuya etiología es distinta de las infecciosas y cuyos periodos (bien de 
desarrollo o entre aparición y muerte) pueden ser largos; de aquí que se consideran 
“crónicos”. 
 
El tercer y último grupo incluye las defunciones debidas a lesiones y accidentes. Toda 
vez que estas causas son resultado de elementos ajenos a los propios procesos 
fisiopatológicos. Es importante señalar que cada uno de estos tres grupos de causas está 
a su vez dividido en varios subgrupos. Así, el primer grupo de ellos distingue: a) causas 
infecciosas parasitarias, b) infecciones respiratorias, c) causas maternas, y d) afecciones 
perinatales. El segundo está subdividido en a) neoplasias malignas, b) otras neoplasias, 
c)diabetes mellitus, d) causas endocrinas o nutricionales, e) neuropsiquiátricas, f) de los 
órganos de los sentidos, g) cardiovasculares, h) respiratorias, i) digestivas, j) 
genitourinarias, k) de la piel, l) musculoesqueléticas, m) congénitas y n) salud oral. 
 
Finalmente, el tercer grupo diferencia las causas de acuerdo con su intencionalidad; con 
ello separa los accidentes (no intencionales) de las lesiones (intencionales), (Cárdenas, 
2001:116-117). 
 
I.4 FACTORES SOCIALES DETERMINANTES EN LA MORTALIDAD 
INFANTIL Y SUS MECANISMOS DE INFLUENCIA 
 
Condición de actividad de la madre 
La atención de la salud de los hijos por parte de la madre, especialmente en los primeros 
años de vida requiere la asignación de tiempo. En los países con una división tradicional 
 8
del trabajo muy marcada por género, se puede maximizar el tiempo que la madre 
destina a los hijos; pero también la incorporación de la madre a actividades generadoras 
de ingreso, esto puede ser un factor competidor, ya que la participación económica de la 
madre puede modificar drásticamente prácticas como la lactancia, o incrementar el 
riesgo de accidentes en el hogar. Alternativamente, se ha planteado también que el 
empleo extradoméstico de la madre favorece el bienestar de los hijos en la medida en 
que es generadora de ingresos (Camposortega, 1992). 
Como resultado de la actividad de la madre se puede observar que el ser una ama de 
casa, al igual que el tener un trabajo fuera de ella, es benéfico para los hijos, lo 
importante es tener un balance entre estas dos actividades. 
 
Nivel escolar de la madre 
 
El nivel de educación de la madre como factor influyente en la mortalidad infantil, 
generalmente es considerado con dos modalidades complementarias: como indicador 
del estatus socioeconómico del hogar, y como factor que incide directamente sobre las 
prácticas y conductas relacionadas con la salud y el cuidado de los menores. 
 
La educación materna tiene un gran impacto en la sobrevivencia de los hijos y señalan 
los investigadores Mosley y Cheu (1984) que la educación de la madre reduce la 
mortalidad, y esto ocurre en prácticamentetodo el tercer mundo, además, el cambio en 
este indicador es lineal con cada año de educación. La hipótesis más común al respecto 
es la del condicionamiento de la educación para el uso de servicios de salud y su 
influencia sobre los patrones reproductivos de la mujer: edad al matrimonio, 
espaciamiento de los hijos y tamaño de la familia. 
 
Caldwell y Caldwell (1991) ha señalado que las mujeres con mayor nivel académico 
son más autosuficientes, más limpias y cuidadosas en la preparación de alimentos y en 
el cuidado de los hijos, y se identifican más con las instituciones modernas; son más 
demandantes de tratamiento para sus hijos; son independientes en la toma de decisiones, 
toman más tiempo y cuidado en su interacción con el médico, son más capaces de seguir 
instrucciones para el tratamiento de la enfermedad; suelen describir mejor los síntomas 
del padecimiento de sus hijos, lo cual es muy importante para el diagnóstico. 
 9
Es importante el nivel educacional de la madre en la mortalidad infantil, los periodos 
que se tomaron son, desde los años setenta hasta los años noventa, y se pueden observar 
las diferencias entre madres con mayor instrucción y con las de menor instrucción, 
siendo este un factor determinante en la mortalidad. Bicego y Boerma (1993) señalan 
que el efecto de la educación sobre la sobrevivencia es más pronunciado en el periodo 
postneonatal, no así en el periodo neonatal donde la mortalidad está más ligada a 
resultados adversos del embarazo (Gráfica I.2). 
 
Gráfica I.2 
 
 
Deeb (1992), señala que el impacto de la educación materna sobre la sobrevivencia es 
cuestionable si se fortalece la política pública en materia de infraestructura social y 
servicios de salud. 
Finalmente, se ha dicho que la educación de la madre, no sólo influye directamente 
sobre las conductas relacionadas con la atención de la salud en los hijos, sino también 
en los mecanismos a través de los cuales opera su relación con la sobrevivencia, que es 
mediante el cambio de hábitos higiénicos en la preparación de alimentos y el cuidado 
personal. 
 10
Atención prenatal y en el parto 
 
La atención prenatal es muy importante, ya que esto va a prevenir complicaciones que 
pudiera tener la madre durante el embarazo, o a tratar a tiempo cualquier evento fuera 
de lo normal. 
 
Atención prenatal significa atención médica durante el embarazo antes de que nazca el 
hijo. Obteniendo atención prenatal temprana y de manera regular, el médico tienen la 
oportunidad de descubrir los problemas y los riesgos a tiempo para que puedan ser 
tratados lo antes posible; también se pueden prevenir otros problemas. Algunos estudios 
demuestran que la atención prenatal temprana y regular es importante para la salud de 
las madres como para la de los propios hijos (Secretaría de Salud, 2002). 
 
La falta de atención prenatal, la insuficiente nutrición de las mujeres y la deficiente 
calidad en la atención del parto, son algunos de los factores que contribuyen a 
incrementar el riesgo de fallecer durante el embarazo o el parto, que repercuten 
directamente en la salud de los recién nacidos o en algún padecimiento que genere una 
discapacidad en su vida. 
 
En México la participación del sector público en la atención del parto es muy 
importante, pero aún insuficiente. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud 
(ENSA) efectuada en el 2000, el 67.7% de los partos fueron atendidos en alguna de las 
instituciones de este sector. Es importante señalar que el 10% de los partos todavía se 
atienden en la casa de la mujer o la partera. Se estima que en México se embarazan un 
promedio de 2.5 millones de mujeres al año, de las cuales alrededor de 370 mil son 
atendidas por personal no calificado. 
 
La información sobre la participación del sector público y del privado en la atención del 
parto por entidad federativa indica que Baja California Sur, Distrito Federal, 
Aguascalientes, Coahuila, Jalisco, Baja California, Nuevo León, Sonora y Sinaloa 
tienen los niveles de atención más altos con coberturas muy cercanas al 100%. Por el 
contrario, en Guerrero, Tabasco, Oaxaca y Chiapas prevalecen porcentajes muy altos de 
partos que no se atienden ni en instituciones públicas ni privadas (Secretaría de Salud: 
Arranque parejo en la vida; 2002). 
 11
 Práctica de la lactancia 
 
La lactancia prolongada ha mostrado ser muy importante para la sobrevivencia infantil 
con independencia de otros factores como paridad, edad de la madre y utilización de 
servicios de salud (Kunstadter, et. al., 1993). 
 
Los beneficios de la lactancia se han reconocido, ya que la leche materna contiene 
sustancias protectoras contra enfermedades como diarreas e infecciones respiratorias; ya 
que provee todos los requerimientos de la nutrición infantil, y contribuye al bajo riesgo 
de enfermedad y muerte. Adicionalmente, la práctica de la lactancia evita el contacto 
del menor con otros alimentos susceptibles de ser contaminados, especialmente en 
lugares donde el agua y la sanidad son inadecuados. 
 
Condiciones de la vivienda 
 
La intensidad de la contaminación del medio ambiente en el hogar, está determinada por 
la interacción de las características físicas de la residencia, la higiene personal y las 
condiciones ambientales de la comunidad. La demografía, ha mantenido la hipótesis de 
la literatura epidemiológica, cuando se ligan los servicios existentes en el hogar, con la 
transmisión de enfermedades específicas que tienen un impacto sustancial en la 
mortalidad infantil (Pathé Diop et. al.,1990). 
 
Se han señalado diversos indicadores del medio ambiente en el hogar y en la comunidad 
que afectan la sobrevivencia infantil, pero los estudios se han concretado principalmente 
en la calidad del agua y en la disponibilidad de drenaje. La disponibilidad de drenaje en 
el hogar es considerada un buen indicador del nivel de sanidad (Stephens et. al., 1984). 
Asimismo, la disponibilidad de agua estancada (a diferencia de la disponibilidad de 
agua entubada), se concibe como un foco de contaminación para la transmisión de 
enfermedades (Hassan, 1990; Bhuiya et. al., 1992). 
Las condiciones de la vivienda y el ambiente que rodea al niño durante su primer año de 
vida son también factores críticos para su sobrevivencia, ejemplo de ello son las 
diferencias en la mortalidad infantil según tres categorías del estado sanitario de la 
vivienda, que varían de “deficientes” (viviendas con piso de tierra y sin disponibilidad 
de agua ni drenaje) a “adecuadas” (con piso diferente a tierra y con agua y drenaje). Se 
 12
observa también que el riesgo de morir en viviendas con condiciones “regulares” se ha 
aproximado progresivamente al de condiciones adecuadas, que deja cada vez más 
rezagado al de condiciones deficientes (Cárdenas, 2001:104). 
 
Se presenta una notable diferencia entre las tasas de mortalidad infantil de acuerdo al 
tipo de vivienda, donde en el tipo de vivienda de condiciones deficientes tiene la 
mortalidad infantil del doble que la vivienda con condiciones adecuadas, lo que me 
conlleva a hacer un comparativo en la mortalidad infantil de acuerdo al tipo de vivienda 
y la mortalidad infantil en cada entidad federativa que tiene un comportamiento muy 
similar (Gráfica I.3). 
 
Gráfica I.3 
 
 
1.5 FACTORES DEL PATRÓN REPRODUCTIVO 
 
Uno de los planteamientos importantes en el conocimiento de la mortalidad infantil ha 
sido el establecimiento de sus relaciones con aspectos del patrón reproductivo de las 
madres. 
 13
 
John N. Hobcraft (1985) ha sido uno de los investigadores pioneros en el estudio de la 
vinculación entre patrones reproductivos y mortalidad en la infancia; en sus estudios ha 
destacado la importancia de factores como la edad de la madre al nacimiento de los 
hijos, la paridad y el espaciamiento entre los nacimientos como elementos que hacen 
diferencias en los niveles de mortalidaden la infancia. 
 
Intervalos entre nacimientos 
 
El intervalo de tiempo entre nacimientos sucesivos se ha detectado como uno de los 
factores directamente relacionados con la mortalidad entre menores de 5 años y, 
especialmente con la infantil. Normalmente se propone una relación inversamente 
proporcional, es decir, en tanto menor sea el intervalo entre dos nacimientos, mayores 
serán las posibilidades de sufrir una pérdida infantil. Sin embargo, Gribble (1993), 
también ha señalado que los intervalos excesivamente largos tienen un efecto negativo 
sobre la sobrevivencia infantil. 
 
Sobre los mecanismos a través de los cuales se da esta relación, se han tomado dos 
hipótesis para explicar los efectos negativos de un intervalo demasiado corto: por un 
lado, desgaste intrauterino, lo que supone también una merma en el estado nutricional 
de la madre; por otro lado, competencia entre hermanos por alimentación y cuidados 
maternos, en el cual el recién nacido está en situación de desventaja. La coexistencia 
entre hermanos pequeños también sería desventajosa para el menor, ante la posibilidad 
de transmisiones infecciosas por parte de hermanos que están más en contacto con el 
medio externo al hogar (Boerma et. al., 1992). La competencia por el cuidado materno, 
ubicaría a los hijos también en un mayor riesgo de sufrir accidentes. 
 
Gribble (1993) encuentra otro factor al considerar que la relación entre intervalo y 
muerte no es directa, sino que se encuentra mediada por el bajo peso al nacer, es decir, 
intervalos cortos producen bajo peso al nacer. De ser así, se reforzaría la idea del 
deterioro del medio uterino como mecanismo mediador entre intervalo y muerte. 
 
Empíricamente se ha observado que la probabilidad de fallecer en el primer año de vida 
aumenta cuando los hijos provienen de embarazos precoces o tardíos, así como también 
 14
de periodos de gestación cortos o prolongados. La mayor mortalidad se relaciona con 
duraciones intergénesicas cortas (menos de 18 meses) o largas (60 meses o más), 
independientemente de la edad de la madre (Cárdenas, 2001:104). 
 
Edad de la madre 
 
Sobre la influencia de la edad materna al momento del nacimiento de los hijos, se han 
señalado diversas hipótesis. En general, aunque no en forma absoluta, suele aceptarse 
que la relación se expresaría gráficamente en forma de “U”; es decir, alta mortalidad en 
edades muy jóvenes o en edades muy avanzadas. 
 
La mayor mortalidad entre madres muy jóvenes ocurre por inmadurez reproductiva o 
por falta de apoyos sociales y recursos asociados con etapas iniciales de la vida. 
 
También se ha señalado que, entre madres jóvenes, existen actitudes de rechazo hacia la 
lactancia, factor que incrementa el riesgo de morir en los primeros meses de vida 
(Ahmad, et. al., 1991). 
 
La edad joven a la maternidad, se asocia con prácticas de salud inadecuadas, baja 
utilización de los servicios médicos y menor control de la fecundidad. 
 
Entre madres mayores de 35 años, se ha señalado que el riesgo proviene principalmente 
del desgaste del medio uterino. 
 
Para el caso de México, Shleapfer y Bobadilla (1990) han encontrado que el efecto de la 
edad es atribuible enteramente al espaciamiento inadecuado entre los nacimientos, y que 
no existe un mayor riesgo de mortalidad infantil entre madres mayores de 35 años. 
 
En el caso de las madres de edad avanzada (se consideran mayores de 35 años), los 
factores biológicos tendrían influencia, más que sobre la mortalidad infantil, sobre la 
mortalidad fetal tardía. Sin embargo, una vez consumado el parto entre madres mayores 
de 35 años, el riesgo de mortalidad infantil disminuye paulatinamente, al contrario de lo 
que ocurre en el grupo de madres jóvenes. Incluso, después del primer mes de vida, el 
riesgo de muerte de estos niños es inferior al promedio, debido probablemente a que 
 15
entre madres de mayor edad suele combinarse una mayor experiencia en el cuidado de 
los hijos, con mayor apoyo social, psicológico, etc., que son aspectos fundamentales 
para evitar la muerte infantil. 
 
Se eleva la mortalidad infantil para madres mayores de 33 años y el intervalo 
intergestacional menor de 18 meses, en este caso los dos factores influyeron para que 
se elevara la mortalidad infantil en este periodo (Gráfica I.4). 
 
 
Gráfica I.4 
 
 
Orden de nacimiento 
 
La influencia del orden de nacimiento sobre la mortalidad infantil (cuya relación se ha 
planteado en forma de “J”), se observa, especialmente en relación con el efecto del 
primer hijo, que varía mucho entre países. Para algunos, el riesgo del primer hijo, se 
asocia con el riesgo de la maternidad joven; para otros, resulta cuestionable suponer una 
alta mortalidad en este orden de nacimientos si se supone que al primer hijo se le otorga 
mayor atención y mayores recursos (Shleapfer y Bobadilla, 1990). 
 16
Sexo del menor 
 
En general, los estudios han documentado mayores niveles de sobrevivencia entre niñas, 
aunque, en ciertos países emerge un patrón de desventaja femenina, en virtud, 
principalmente, de discriminaciones culturales por género (Hassan,1990; Hill y 
Upchurch, 1994). Independientemente de estas situaciones extremas, en términos más 
generales se ha propuesto que la ventaja femenina en sus niveles de sobrevivencia 
puede atenuarse después del periodo neonatal, en edades donde ya no son los factores 
genéticos los determinantes de la mortalidad. 
 
Pérdidas anteriores de hijos 
 
Sobre la relación entre existencia de pérdidas infantiles o fetales previas, y la ocurrencia 
de una nueva muerte infantil, existen diversos tipos de explicaciones que resaltan 
mecanismos fisiológicos, psicológicos y culturales. 
Por el lado de los mecanismos fisiológicos, Frisch y Griffore (1992), encuentra una 
fuerte asociación entre pérdidas previas y bajo peso al nacer, lo cual sugiere una 
causalidad biológica. 
 
Boerma y Bicego (1992) han encontrado también una asociación entre pérdida de hijo 
previo y un intervalo intergenésico posterior corto. En su caso, ello sugiere la hipótesis 
de compensación rápida del hijo perdido, con efectos negativos sobre el resultado del 
nuevo embarazo. 
 
 
I.6 CRISIS, INFLUENCIA EN LA MORTALIDAD INFANTIL 
 
La mortalidad neonatal está muy relacionada con el peso al nacer y la edad gestacional, 
factores que a su vez dependen fuertemente de la historia reproductiva, del nivel de 
cuidado prenatal, de la salud materna y de la nutrición. Durante la depresión económica 
la salud materna y la nutrición pudieron verse afectados por la caída del ingreso y las 
restricciones en el acceso a servicios de salud. 
 
 17
La mortalidad postneonatal, por su parte, está más ligada a enfermedades infecciosas; la 
capacidad para recobrarse de ellas, está determinada por el nivel de nutrición del niño, 
la capacidad y el nivel de conocimiento de la madre, así como por el cuidado médico. 
 
Evidentemente, el nivel de mortalidad infantil también se vería afectado por las 
reducciones en la fecundidad que se esperaría ocurrieran durante la crisis económica: la 
reducción en los niveles de fecundidad implica la reducción de la población expuesta al 
riesgo de sufrir una muerte infantil. 
 
Otro factor atenuante, puede ser el nivel de acceso a los servicios de salud, siendo 
menor el efecto, ahí, donde el acceso es generalizado y no depende de las circunstancias 
económicas individuales. De tal manera, que el impacto de la crisis también dependerá 
de la sensibilidad de las instituciones ante las necesidades sociales. 
 
El país cuenta con una capacidad instalada en materia de educación, salud y servicios 
sanitarios que, si bien pudo tener un deterioro en la crisis, sobre todo en términos de 
calidad, incrementó por otra parte su capacidad de cobertura. 
 
 
I.7 CONCLUSIONES 
 
Hace aproximadamente 50 años, la mortalidad infantil comenzó a tener undescenso 
notable, la disminución de la fecundidad influyó en que hubieran menos nacimientos y 
por consecuente menos muertes infantiles. Las causas de mortalidad infantil también 
han variado, reduciendo las ocasionadas por enfermedades transmisibles, ya que los 
programas y servicios de salud han tenido gran influencia para reducir la mortalidad en 
niños menores de un año de edad. 
 
Los factores sociales y del patrón reproductivo, son tan importantes y determinantes en 
la mortalidad infantil, que permiten concluir que las muertes de infantes menores de un 
año constituyen un problema socioeconómico y de salud, que afecta a todo el país. 
 
 
 
 18
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 18
CAPÍTULO II 
 
 
 
ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD INFANTIL EN ENTIDADES FEDERATIVAS 
SELECCIONADAS 
 
 
 
II.1 FUENTES DE INFORMACIÓN 
 
Aunque la tasa de mortalidad infantil ha sido reconocida por muchos años como uno de los 
indicadores de salud más importantes, hay serios problemas en la recolección de la 
información requerida para su cálculo en muchos de los países menos desarrollados. La 
información normalmente no puede ser recogida a través de los sistemas de información de 
los servicios de salud. El registro civil de las defunciones a menudo es incompleto o 
inexistente, particularmente en las áreas rurales, donde muchos niños que mueren durante la 
primera semana de vida ni siquiera habían sido registrados como nacidos. Por esta razón, las 
tasas usadas en algunos países – basados en registros civiles o datos de hospitales y por lo 
tanto cubriendo la mayor parte de las áreas urbanas, lo cual representa menos del 10% de 
todas las defunciones infantiles – están sesgadas a favor de la población más privilegiada. Las 
tasas de mortalidad infantil a menudo pueden ser estimadas o recolectadas de encuestas de 
población, como las encuestas por muestreo o el seguimiento y control demográfico 
elaborado por las oficinas de censos de estadísticas permitirían la desagregación de la 
información para mostrar diferencias dentro de los países. 
 
A continuación se presentan las fuentes de información que se utilizaron para obtener los 
datos sobre la mortalidad infantil y así poder calcular la tasa de mortalidad infantil. 
 
Las estadísticas para medir el nivel de este fenómeno demográfico, se basá en los datos que 
proporciona el Registro Civil. Cabe mencionar que en los países desarrollados esta fuente de 
información provee datos precisos, mientras que en los países subdesarrollados la información 
no es tan precisa para medir el nivel de la mortalidad infantil. 
 
En los estudios sobre causas de mortalidad infantil, se ha considerado que la información 
proveniente de las estadísticas vitales tiene algunas deficiencias sobre cobertura, subregistro y 
 19
en general mala declaración de la información. Sin embargo, la información obtenida a través 
de esta fuente es requerida. 
 
Cabe mencionar que las deficiencias de estas estadísticas pueden darse a causa de ciertos 
factores como son, la ubicación geográfica de las oficinas del registro civil; que no existe un 
sistema que permita detectar duplicación en el registro de nacimientos y defunciones; también 
el personal puede no tener la capacitación suficiente para desarrollar su función, y por último, 
la certificación de la causa de muerte no siempre es confiable. 
 
El estudio de la mortalidad durante el primer año de vida tiene gran importancia, debido a que 
es generalmente aceptado que la mortalidad infantil es un indicador del nivel de salud y 
bienestar, esto es, del nivel de vida de una población en un momento determinado. 
 
La estimación de los niveles de mortalidad infantil en México no es algo ajeno a disputas o 
controversias que provienen, ya sea de las fuentes de información utilizadas, o bien de las 
metodologías a las que se recurre para la estimación. 
 
Las estadísticas vitales y los censos de población han sido las fuentes tradicionales de 
información para el análisis de la fecundidad y de la mortalidad en México. Si bien, la falta de 
precisión de las estadísticas de nacimientos asentadas en el registro civil y de los datos 
obtenidos en los censos de población, limita considerablemente el análisis detallado de ambos 
componentes, ante la imposibilidad de obtener cifras más exactas, estos datos son los únicos 
con los que se cuenta para el periodo más antiguo (Gloria, 2001). 
 
En México, la recolección sistemática de información estadística se remonta a finales del 
siglo XIX. En relación con la regularidad y calidad de los datos, es posible distinguir dos 
periodos: en el primero, que se extiende hasta 1928-1929, las series del Registro Civil son 
incompletas y de muy mala calidad. A partir de 1929, después de la guerra de los cristeros, 
que oponía a la Iglesia y al Estado, el registro de nacimientos y defunciones mejoró 
considerablemente (Camposortega, 1992). 
 
 
 20
Registro Civil 
 
El Registro Civil en México surge hacia mediados del siglo XIX como consecuencia de la 
separación entre la Iglesia y el Estado, ocasionada por las reformas llevadas a cabo por el 
gobierno de Benito Juárez. Anteriormente, los eventos demográficos eran registrados por los 
curas parroquiales. Por lo tanto, desde fines del siglo antepasado se publica el número de 
nacimientos registrados anualmente, serie que sólo se interrumpe durante el periodo de la 
Revolución (1910-1921). También se cuenta con información anual sobre el número de 
madres que registran un nacimiento, por grupos de edad, de 1929 a 1942 y de 1951 a la fecha; 
y la serie de nacimientos según orden de alumbramiento se publica de 1922 a 1939 y de 1962 
en adelante. 
 
En las estadísticas sobre nacimientos, las principales deficiencias son el subregistro, el 
registro tardío, el registro múltiple y errores en captación de la edad de la madre (Lailson, 
1979; Pillet, 1980; Mier y Terán, 1982; Figueroa, 1982). 
 
A pesar de las discrepancias sobre la cobertura del registro de los nacimientos, el problema de 
subregistro no sería tan difícil de superar si a éste no se aunara al retraso en el registro. En el 
uso de la información sobre los nacimientos en el país, queda implícito el supuesto de una 
compensación entre los ocurridos en años anteriores que se registran en un año dado y los que 
tienen lugar en el año en curso que se registran en años anteriores. Este supuesto ha sido 
cuestionado, ya que: la proporción de nacimientos de registro tardío ha ido en constante 
aumento (7% en 1946, 9% en 1956, 13% en 1966 y 16% en 1970); el número de nacimientos 
también tiene una tendencia creciente; y se desconoce si ha habido cambios en la duración del 
lapso que transcurre entre el nacimiento y su registro. En los trabajos donde se ha analizado 
este problema se ha concluido que tal compensación no se da (Lailson, 1979; Pillet, 1980; 
Mier y Terán, 1982; Figueroa, 1982). 
 Encuestas Demográficas 
 
Las encuestas demográficas han sido especialmente diseñadas para el estudio de la 
fecundidad. Éstas se basan en la captación de las historias completas de embarazos de las 
mujeres en edades reproductivas, es así como las historias de embarazos permiten captar 
información de manera directa de la mujer y, como son sistemas continuos de registros de 
 21
hechos vitales, es posible obtener estimaciones de la fecundidad y de la mortalidad infantil, no 
sólo para el momento del levantamiento de la encuesta sino de manera retrospectiva para 
varios años anteriores al momento de llevar a cabo la encuesta, adicionalmente, para cada 
nacido vivo se indaga su situación de sobrevivencia al momento de la entrevista y, en caso de 
que éste haya fallecido, la edad, en meses y años, al momento del deceso. Una estimación de 
este tipo, directa, es preferible porque no se requieren los supuestos de algún modelo 
intermedio para su estimación. Sin embargo, el supuesto de continuidadestará presente en las 
encuestas retrospectivas y éste consiste en suponer que las mujeres que fallecen o emigran, de 
estar presentes, se habrían comportado de la misma manera que las mujeres entrevistadas. 
 
Los indicadores sociales y económicos que se miden en el cuestionario de hogar (educación, 
ocupación, ingreso, religiosidad, características de la residencia, migración, etcétera) son las 
variables utilizadas con más frecuencia. Las historias de embarazos también permiten calcular 
la mortalidad en los primeros años de vida para los años anteriores a la fecha de la encuesta 
(Gloria, 2001). 
 
 
II.2 TASA DE MORTALIDAD INFANTIL 
 
 
La mortalidad infantil se estudia a través del suceso de defunciones de niños menores de un 
año. Se denomina mortalidad neonatal a las defunciones que suceden dentro de los primeros 
28 días de vida, y mortalidad postnatal a las ocurridas entre uno y once meses de edad, siendo 
así que la mortalidad infantil está constituida por las mortalidades anteriores. Cabe mencionar 
que el método tradicional para medir la mortalidad infantil es “ La tasa de mortalidad 
infantil ” que se define como el número de defunciones ocurridas entre los niños menores 
de un año de edad por 1000 nacidos vivos en un determinado año t, es decir: 
 
 
 Defunciones registradas de menores de 1 año (t) 
 TMI (t) = ------------------------------------------------------ X 1000 
 Nacidos vivos registrados en el año (t) 
 
 
 22
Esta tasa de mortalidad infantil es un indicador muy importante ya que se utiliza como índice 
sociodemográfico para tratar de identificar el nivel de desarrollo alcanzado por una población, 
es decir, a mayor tasa de mortalidad infantil, menor desarrollo de la población. 
 
Aunque la tasa de mortalidad infantil es sencilla de calcular, es la que tiene la forma más 
imprecisa de medir este fenómeno, ya que no podemos suponer la distribución uniforme de 
las muertes en el primer año de vida, por lo que es necesario tener un índice que mida con 
mayor precisión este fenómeno, es decir, se necesita para ello la probabilidad de muerte en el 
primer año de vida. 
 
Para calcular esta probabilidad, se requiere de un registro de estadísticas vitales de doble 
clasificación, esto es, que para un año calendario se registren las defunciones de menores de 
un año según su generación. 
 
¿Qué mide la TMI? 
 
La tasa de mortalidad infantil es un indicador útil de la condición de la salud, no sólo de los 
niños, sino de toda la población y de las condiciones socioeconómicas en las que viven. La 
tasa de mortalidad infantil es un indicador sensible de la disponibilidad, utilización y 
efectividad de la atención de la salud, particularmente, la atención perinatal. Se dan grandes 
diferencias en las tasas de mortalidad infantil, como la observada entre los países menos 
desarrollados y más desarrollados. También hay amplias variaciones dentro de países – por 
ejemplo, entre las diferentes áreas geográficas, entre áreas urbanas y rurales y entre grupos de 
población de distintos niveles socioeconómicos. 
 
La TMI no sólo refleja la magnitud de los problemas de salud directamente responsables de la 
muerte de los niños, como diarrea, infecciones respiratorias y malnutrición, junto con otras 
enfermedades infecciosas y condiciones perinatales, sino que también refleja el nivel de salud 
de las madres, la política de planificación familiar, las condiciones de salud ambiental y, en 
general, el desarrollo socioeconómico de una sociedad. Dentro de una sociedad también se ha 
encontrado, tanto en países desarrollados como en desarrollo, que la TMI muestra una 
correlación inversa con la condición socioeconómica del padre y/o madre, 
independientemente del criterio utilizado para determinar la condición socioeconómica. 
También se ha encontrado que la TMI es un buen indicador de los cambios a través del 
 23
tiempo de las condiciones de salud de un país. En países donde los datos sobre la TMI han 
sido calculados por largos períodos, se han notado reducciones constantes en esta tasa, junto a 
mejoras paralelas en los niveles de vida y en las condiciones sanitarias, así como un aumento 
en la disponibilidad y accesibilidad de los servicios de salud para la población. 
 
 
II.3 ESTIMACIONES DE LA MORTALIDAD INFANTIL 
 
Sin duda, los estudios de mayor interés sobre la mortalidad en el pasado son los elaborados 
por Cook y Borah,1 los cuales parten de los registros parroquiales y de diversos datos del 
Registro Civil para los años posteriores a 1867. 
 
En vista de las limitaciones y problemas de las estadísticas del Registro Civil mexicano, los 
demógrafos han intentado efectuar estimaciones alternativas de la mortalidad infantil, las 
cuales, fundamentalmente, consisten en la aplicación de procedimientos y fuentes de datos 
diferentes a los usados en el método tradicional. En general, esos cálculos arrojan valores más 
elevados de los que se deducen de las estadísticas vitales, lo que muestra la existencia de un 
registro incompleto de defunciones. Entre los trabajos de este tipo, podemos mencionar: “La 
subestimación de la mortalidad infantil en México”, de Eduardo Cordero,2 “Evaluación de la 
mortalidad infantil en la República Mexicana, 1930-1970” de M. Ordorica,3 y “Evaluación de 
la información básica sobre mortalidad infantil en México” de A. Aguirre y S. 
Camposortega.4 
 
En vista de que diversos estudios han mostrado que los datos provenientes de la EMF tienen 
una calidad aceptable,5 las estimaciones de esta encuesta pueden considerarse cercanas a la 
realidad, al menos para los años recientes. Así, la tasa de mortalidad infantil de 1960 habría 
sido de 91 por mil para ambos sexos (Camposortega, S., 1992). 
 
1 Entre los materiales de historia demográfica cabe destacar: Sherburne F. Cook y Woodrow Borah. Ensayos 
sobre la historia de la población: México y el Caribe, México; Siglo XXI Editores, 1977, 1978, 1980, 
volúmenes I, II, III. En especial el capítulo 1 del volúmen I: “Materiales para la historia demográfica de México, 
1500-1960”. 
2 Cordero, E., “La subestimación de la mortalidad infantil en México”, en Demografía y Economía, vol. II, 
núm.1, México, D.F., El Colegio de México, 1968. 
3 Ordorica, M. et al.,”Evolución de la mortalidad infantil en la República Mexicana, 1930-1970”, en Evaluación 
y Análisis, serie III, núm.1, México, D.F., Dirección General de Estadística, 1975. 
4Aguirre, A., y S. Camposortega, “”Evaluación de la información básica sobre mortalidad infantil en México”, 
en Demografía y Economía, vol. XIV, núm. 4(44), El Colegio de México, 1981., México, D.F. 
5 Véase especialmente Ordorica, M., y J. Potter, op. Cit. 
 24
En 1972-1975, la tasa de mortalidad infantil habría sido de 71 por mil, en lugar de 52.3 por 
mil, como se registró, lo que origina una subestimación de 26.3%. Estas cifras muestran, por 
lo tanto, una disminución de la subestimación de la mortalidad infantil hasta 1970, cuando 
alcanza un valor de 10%. No obstante, a partir de entonces comienza a incrementarse 
nuevamente. Este hecho se explica, principalmente, por el sobreregistro de nacimientos, 
particularmente importante durante la campaña de la Familia Mexicana (1972-1974) 
(Camposortega, 1992). 
 
A partir de la Encuesta Nacional sobre Fecundidad y Salud, se ha estimado que la mortalidad 
infantil, en el periodo 1982-1987, fue de 46.9 defunciones de menores de un año por mil 
nacidos vivos, en lugar de los 28.7 que se obtienen en 1985 usando las cifras oficiales 
provenientes de estadísticas vitales sin aplicar ninguna corrección (Jiménez, 1990). 
 
Entre agosto y diciembre de 1992 se efectuó en todo el territorio nacional el trabajo de campo 
de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica. Ésta, captó diversas característicassocioeconómicas de todos los residentes en los hogares seleccionados en la muestra. 
Adicionalmente, a las mujeres de entre 15 y 54 años se les hizo una serie de preguntas acerca 
de su fecundidad y las referentes a hijos nacidos vivos e hijos sobrevivientes, que permite 
aplicar el método indirecto de estimación de la mortalidad que Brass (1968) desarrollara en la 
década de los sesenta, mismo que ha sido utilizado ampliamente en todo el mundo. 
 
Este método se sustenta en la similitud que existe entre las proporciones de hijos fallecidos 
según la edad de la madre, Di, y las probabilidades de muerte entre el nacimiento y la edad x, 
q(x). Las proporciones de hijos muertos de mujeres que pertenecen a los grupos de edad de 15 
a 19, de 20 a 24, de 25 a 29, de 30 a 34, de 35 a 39, de 40 a 44 y de 45 a 49 años se asemejan, 
respectivamente, a q(1), q(2), q(3), q(5), q(10), q(15) y q(20). Los cálculos de q(x) tienen un 
periodo de referencia; es decir, hay un momento en el pasado reciente al cual se refieren. 
Cuanto más jóvenes son las mujeres, mayor es la probabilidad de que el nacimiento de sus 
hijos sucediera (en promedio) más recientemente, y de que la mortalidad de sus hijos 
aconteciera en un momento más próximo. Además, mediante tablas de modelo de vida, es 
posible obtener para cada q(x) la q(1) correspondiente; si se obtiene una serie que muestra la 
evolución de la q(1), es decir, la tendencia en descenso de la TMI, a través del tiempo, durante 
un periodo de entre 15 y 20 años antes del censo o la encuesta. 
 
 25
Utilizando el procedimiento descrito, se obtuvo en el nivel nacional una tasa de mortalidad 
infantil de 37 por mil, cuyo periodo de referencia se ubica al final de 1992. 
 
Esta tasa es, por supuesto, superior a 18.8 por mil que consignan las estadísticas vitales para 
ese año (Secretaría de Salud, 1992) dadas las deficiencias en el registro de la información 
estadística. Según estos resultados, con las estadísticas vitales se incurre en una subestimación 
de la tasa de mortalidad infantil cercana a 50%. Asimismo, el cálculo global derivado de la 
ENADID 92 resulta ligeramente más alto del que, con un procedimiento similar, se hizo con 
datos del XI Censo General de Población y Vivienda de 1990. La estimación con datos del 
censo –que se ubica a mediados de 1990- indica una TMI de 35 defunciones de menores de 
un año por cada mil nacidos vivos. Es posible que, como se ha señalado, en los datos censales 
no se tenga la misma calidad y por ello haya un ligero subcálculo6 (Aguirre et al., 1992). 
 
Finalmente, para el periodo 1992-1996 la tasa de mortalidad infantil, estimada con la 
información de la ENADID 97 es de 28 defunciones de menores de un año por mil nacidos 
vivos. De lo anterior es posible afirmar que la tendencia de la mortalidad infantil ha ido 
disminuyendo con el tiempo y que la calidad de la información de las encuestas por muestreo 
llega a subsanar las deficiencias de las estadísticas vitales y de los censos de población, 
generando información que permite calcular la mortalidad infantil de manera más confiable 
(Gloria, 2001). 
 
II.4 MORTALIDAD INFANTIL EN EL MUNDO 
 
La tasa de mortalidad Infantil de México es baja sí la comparamos con la de los países como 
Rwanda, Somalia y Angola (113, 114 y 131 muertes por cada 1000 nacidos vivos 
respectivamente). En África encontramos los más altos niveles de mortalidad infantil 
(UNFPA, Estado de la población mundial 2007). 
 
Los países de Europa Occidental son los que tienen las tasas de mortalidad infantil más bajas 
del mundo, siendo Suecia y Noruega países que tienen la tasa de mortalidad más baja de solo 
3 defunciones por cada 1000 nacidos vivos. 
 
 
6 El subcálculo de la TMI no sería de sólo dos puntos (de 37 a 35), ya que los cálculos corresponden a momentos 
distintos. Al sincronizar las estimaciones, la diferencia es de 5 por mil. 
 26
En América Latina, México cuenta con una tasa de mortalidad infantil inferior con respecto a 
Bolivia, Guatemala, Colombia, Ecuador y Perú (17, 47, 31, 22, 21, 29 muertes por cada 1000 
nacidos vivos); Pero existen otros países en los cuales la tasa es menor que la de México, 
como son Cuba, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela (17, 5, 9, 12 y 16 muertes por cada 1000 
nacidos vivos respectivamente). (Aguayo: 11-12). (Cuadro II.1) 
 
Cuadro II. 1 
 
Fuente: Salud Pública de México / vol.45, núm.2, marzo-abril de 2003 
 
Medidas sencillas que ayudarían a reducir la mortalidad infantil en el mundo 
 
Se calcula que cada año mueren en el mundo 4 millones de recién nacidos. Sin embargo, 
varios estudios concluyen que tres cuartas partes de esas muertes se podrían prevenir 
fácilmente. La mayor parte de la mortalidad infantil tiene lugar en 10 países de Asia y África 
Subsahariana y está causada por infecciones, prematuridad y problemas respiratorios 
relacionados con complicaciones en el parto. Los países son India, China, Pakistán, Nigeria, 
Bangladesh, Etiopía, República Democrática del Congo, Indonesia, Afganistán y Tanzania 
(60, 31, 71, 109, 50, 92, 113, 35, 143 y 104, defunciones por cada 1000 nacidos vivos 
respectivamente) estas tasas son del año 2007 y se puede observar la variabilidad que existe 
 27
entre estos países siendo China e Indonesia los países con un descenso en su mortalidad 
infantil. 
 
Richard Horton, editor de "The Lancet", revista que publica varios artículos sobre este tema, 
indica que en Europa Occidental nacen cada año 4 millones de niños, la misma cifra de los 
que mueren en el mundo al poco de nacer y que representa entre 10.000 y 11.000 muertes 
cada día. 
 
Los expertos estiman que se necesitan 4.100 millones de dólares extras –además de los 2.000 
millones que se dedican cada año- para proporcionar un tratamiento sencillo para el 90% de 
las personas en riesgo en los 75 países que presentan la mortalidad infantil más elevada. 
Para prevenir esas muertes es necesario reforzar los sistemas sanitarios, lo que significaría 
duplicar –y hasta cuadruplicar- el presupuesto en sanidad de las naciones más pobres. 
Uno de los artículos cita 16 medidas, entre ellas se encuentran la vacunación contra el tétanos 
a las embarazadas, antibióticos para recién nacidos y promoción de la lactancia materna 
(www.unicef.org/spanish). 
 
 
II.5 DIFERENCIALES TERRITORIALES DE LA MORTALIDAD INFANTIL EN 
MEXICO: PARA ENTIDADES SELECCIONADAS 
 
 
En relación con los diferenciales regionales de la mortalidad infantil, hacia 1980 se observa 
que Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Chiapas e Hidalgo son las entidades que invariablemente 
presentan la más alta incidencia de la mortalidad infantil en el país y coinciden, junto con 
otros estados, con los de menor inversión pública federal en salud (IPFS) per cápita. En 
contraste, para este mismo periodo el Distrito Federal, Baja California y Nuevo León, son las 
entidades que presentan la mortalidad infantil más baja en este periodo. Para los años de 1990 
y 2000 las diferencias a nivel estatal han disminuido al 50% o más, sin embargo, los estados 
con alta mortalidad infantil siguen siendo los mismos al igual que los estados con baja 
mortalidad infantil, a pesar que la inversión pública federal en salud ha aumentado para cada 
una de las entidades federativas, aún no es suficiente para lograr cubrir las necesidades de 
salud en las entidades más pobres del país. 
 
Cabe mencionar que la inversión pública federal en salud (IPFS) acumulada para el período 
1982-1986 fue de: Chiapas 3,267.6; Guerrero 5,486.5 y Oaxaca 2,576.4 pesos per capita. Sin 
 28
embargo, para este mismo período el Distrito Federal tuvo una IPFS de 23,106.1; Baja 
California 7,037 y Nuevo León 6,269.8, mientras el total nacional era de 7,165 pesos per 
cápita. Así, Oaxaca recibió 64% por debajo y el Distrito Federal 222.48% por arriba de la 
asignación per capita nacional (citado en Borja-Aburtoy Cols, 1989). Esta diferencia en la 
asignación de inversión pública federal en salud se expresa en otro diferencial de más del 
doble en cuanto a mortalidad infantil. 
 
El descenso de la mortalidad infantil no es homogéneo; la reducción es más acelerada en las 
entidades de mortalidad infantil más elevada y menos pronunciada en los estados con 
mortalidad infantil más baja, lo cual se debe a que estos últimos iniciaron su descenso de 
igual intensidad en las décadas de los 40 y los 50 por lo que ahora han entrado ya en una fase 
de aminoración del descenso, mientras que los primeros apenas iniciaron en los 70, un 
descenso que quizá encuentre mayores obstáculos que los prevalecientes en aquellas décadas. 
 
A continuación se presenta un cuadro referente al grado de marginación que existe en cada 
entidad federativa para los años de 1990 y 2000; ya que la marginación está relacionada con 
la mortalidad en general y también con la mortalidad infantil, como se puede observar, las 
entidades con mayor grado de marginación son las entidades con alta mortalidad infantil, así 
como las entidades con menor grado de marginación, que son las que tienen baja mortalidad 
infantil (Cuadro II.2). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Cuadro II.2 
 
 
 
Tasa de mortalidad infantil y grado de marginación por entidad federativa, 
2000. 
 
Entidad Federativa Grado TMI 
Aguascalientes Bajo 21.9 
Baja California Muy bajo 22.1 
Baja California Sur Bajo 22.1 
Campeche Alto 26.1 
Coahuila Muy bajo 22.3 
Colima Bajo 21.9 
Chiapas Muy alto 31.9 
Chihuahua Bajo 23.4 
Distrito Federal Muy bajo 19.8 
Durango Medio 25.7 
Guanajuato Alto 25.1 
Guerrero Muy alto 29.7 
Hidalgo Muy alto 27.4 
Jalisco Bajo 22.1 
México Bajo 22.1 
Michoacán Alto 25.9 
Morelos Medio 23.2 
Nayarit Alto 24.8 
Nuevo León Muy bajo 20.9 
Oaxaca Muy alto 31.7 
Puebla Alto 27.6 
Querétaro Medio 24.6 
Quintana Roo Medio 23.6 
San Luis Potosí Alto 27.3 
Sinaloa Medio 24.3 
Sonora Bajo 22.6 
Tabasco Alto 25.3 
Tamaulipas Bajo 23.9 
Tlaxcala Medio 24.2 
Veracruz Muy alto 28.1 
Yucatán Alto 27.1 
Zacatecas Alto 26.8 
 
 
Fuente: CONAPO, Situación Demográfica de México 
2000. 
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Causas de mortalidad infantil para entidades federativas seleccionadas 
 
La mortalidad por enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias en el país mostró en la 
última década descensos notables. Entre 1990 y 2001 la mortalidad por diarreas y la 
mortalidad por infecciones respiratorias agudas en menores de un año disminuyeron 84% y 
71% respectivamente. No obstante esto, la mortalidad por estas causas sigue siendo elevada. 
Las diarreas constituyen la cuarta causa de muerte en menores de 1 año y la tercera causa de 
mortalidad en la población preescolar, mientras que las infecciones respiratorias agudas son 
responsables de poco más del 10% de las muertes en menores de 5 años. La desnutrición 
también sigue siendo un problema prioritario. 
 
Estos padecimientos se presentan con mucha mayor frecuencia en las entidades del sur del 
país, en las zonas rurales, en los municipios marginados y en las poblaciones indígenas. Hay 
entidades federativas en el sur del país donde la probabilidad de morir por diarreas es hasta 10 
veces más alta que en Sinaloa o Nuevo León. La prevalencia del desmedro (talla baja para la 
edad) es tres veces más elevada en el medio rural que en el medio urbano. En conjunto, las 
llamadas enfermedades del rezago (enfermedades infecciosa, de la nutrición y de la 
reproducción) afecta con mayor frecuencia a las poblaciones pobres. A nivel nacional son 
responsables del 15% de las muertes, pero en los municipios de alta marginación contribuyen 
con poco más del 25% de las defunciones. 
 
Estos padecimientos propios del rezago, además, son los principales responsables de las 
diferencias que existen en el país en materia de mortalidad infantil. Los datos de este 
documento indican que un niño nacido en Chiapas tiene 50% más probabilidades de morir 
antes de cumplir 1 año de edad que un niño nacido en el Distrito Federal o Nuevo León. Las 
variaciones al interior de algunos estados son todavía mayores. En Oaxaca, un niño del 
municipio indígena de Santiago Amoltepec tiene una probabilidad de morir antes de cumplir 
1 año de vida tres veces mayor que un niño del municipio urbano de Santa María del Tule 
(Salud México, 2001:15-16). 
 
A pesar de los avances científicos y tecnológicos en el área de la salud, aun existen zonas con 
altos índices de mortalidad materna e infantil, sobre todo en las regiones con mayor pobreza y 
marginación. En muchas de estas regiones se ha observado que los servicios de salud tienen 
limitaciones tanto técnicas como humanas, lo que se refleja en una baja calidad de atención, 
 31
particularmente de las mujeres embarazadas, de recién nacidos y de niñas y niños menores de 
dos años (Secretaría de salud, 2002:26). 
 
En algunas entidades federativas las principales causas de muerte han dado un giro, en la 
década de los 80 la primera causa de muerte era por enfermedades infecciosas y parasitarias 
mientras que en 2005 la mortalidad por causas perinatales y anomalías congénitas es la 
primera causa de muerte. En Chihuahua, Nuevo León, Distrito Federal, Chiapas y Oaxaca son 
las entidades donde las enfermedades infecciosas y parasitarias, y las causas perinatales eran 
las dos primeras causas de muerte en infantes en 1980, mientras que en 2005, las causas 
perinatales y las anomalías congénitas son las dos principales causas de muerte infantil en 
estas entidades. En el Estado de México las infecciones respiratorias, las enfermedades 
infecciosas y parasitarias eran las principales causas de muerte de infantes en 1980 y 
actualmente son las causas perinatales y las anomalías congénitas (Gráficas II.1, II.2, II.3, 
II.4, II.5 y II.6). 
 
En los siguientes cuadros podemos observar que, en cada entidad federativa, las cinco 
principales causas de muerte en infantes son casi invariables, es decir, las causas perinatales y 
las anomalías congénitas tienen mayor porcentaje de muertes en infantes, mientras que las 
deficiencias de la nutrición, las infecciosas y parasitarias tienen menos porcentaje en 2005; 
De ahí que sea notoria la inversión en salud pública tanto en campañas de vacunación, como 
en prevención en enfermedades infecciosas y diarreicas, así como la creación de nuevas 
clínicas en zonas rurales (Cuadro II.3, II.4, II.5, II.6, II.7 y II.8). 
 
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Desigualdad de mortalidad infantil en entidades federativas seleccionadas 
 
La desigualdad en la mortalidad infantil al interior de un estado se define como la diferencia 
absoluta entre la mortalidad infantil en el municipio con mejores cifras y el municipio con 
mayor nivel de mortalidad infantil en la entidad. 
 
En México, la desigualdad en la mortalidad infantil entre entidades, aunque todavía 
importante, ha disminuido de manera consistente en los últimos años. La brecha entre los 
estados con las cifras extremas pasó de poco más de 15 defunciones por 1000 nacidos vivos 
en 1990 a poco menos de 12 por 1000 en 2001. Las diferencias al interior de las entidades 
federativas; Sin embargo, siguen siendo considerables, sobre todo en los estados calificados 
por el Consejo Nacional de Población como de alta marginación. 
 
Hay estados con diferencias intraestatales en mortalidad infantil menores de 5 por 1000 
nacidos vivos. En contraste, hay entidades con diferencias de hasta 45 muertes por 1000 
nacidos vivos (Salud, México 2001:56) 
 
Enseguida se muestran unas gráficas haciendo un comparativode la TMI nacional con las 
entidades federativas seleccionadas. Nuevo León y el Distrito Federal son las entidades con 
una tasa de mortalidad infantil baja respecto a la TMI nacional; México y Chihuahua tienen 
una mínima diferencia entre su tasa de mortalidad infantil y la tasa a nivel nacional; y por 
último, las entidades de Chiapas y Oaxaca muestran una tasa de mortalidad infantil alta con 
referencia a la tasa de mortalidad infantil nacional. La preocupación por disminuir la tasa de 
mortalidad infantil no es sólo a nivel nacional sino a nivel estatal, ya que la brecha que existe 
en varios estados de la republica es amplia y esto provoca que la TMI no descienda como se 
pretende a nivel nacional (Gráficas II.7, II.8, II.9, II.10, II.11 y II.12). 
 
 
 
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II.6 CONCLUSIONES 
 
A pesar de lo fácil que es calcular la tasa de mortalidad infantil, se puede observar que esta no 
es del todo precisa ya que las fuentes de información pueden no contar con registros 
completos, y el problema no es de las instituciones sino de la misma gente que no registra a 
los niños tempranamente y esto puede dar razón para no registrar tampoco las defunciones de 
niños que nunca fueron registrados vivos. 
 
La desigualdad en la mortalidad infantil esta seriamente ligada al grado de marginación que 
existe en cada territorio, es decir, a mayor grado de marginación la tasa de mortalidad infantil 
aumenta. La mortalidad infantil ha descendido notablemente en las últimas décadas, sin 
embargo, cabe mencionar, que las principales causas de muerte en infantes han variado, y 
disminuir estas causas no va ser sencillo, ya que las anomalías congénitas y perinatales son 
causas que no se pueden prevenir y costosas en su tratamiento, todos estos factores pueden 
influir para que haya un estancamiento en la mortalidad infantil en nuestro país. 
 
 
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CAPITULO III 
 
 
TENDENCIAS, CAUSAS Y LOGROS EN EL DESCENSO DE LA 
MORTALIDAD INFANTIL 
 
 
III.1 TENDENCIAS RECIENTES EN LA MORTALIDAD INFANTIL EN 
MÉXICO 
 
En nuestro país a partir del año de 1950, el crecimiento y el desarrollo socioeconómico 
adquiere gran importancia en el proceso de abatimiento de la mortalidad general como 
de la infantil, a través de la intensificación de la inversión pública en obras de 
infraestructura que coadyuvaron directamente a elevar los niveles generales de salud de 
la población, principalmente urbana, tales como la introducción de agua potable, drenaje 
y alcantarillado, la creación de centros de salud e instituciones de seguridad social, etc. 
 
Así como el aprovechamiento de los adelantos y las experiencias de los países 
desarrollados en materia de medicina y sanidad, ya que en gran medida, se ha dado un 
aumento en la expectativa de vida al nacer, lo que ha provocado que la tasa de 
mortalidad del país haya descendido de 124.6 defunciones de menores de un año por 
mil nacidos vivos en 1940 a 67.4 en 1970, y en los años más recientes, de 1994 al año 
2000, pasó de 31.4 a 24.9, y según cálculos del Consejo Nacional de Población 
(CONAPO) la mortalidad general descenderá a una tasa del 17.5 en el año 2020 y 
habrá solo 12.5 defunciones de menores de un año por mil nacidos vivos. 
 
Como consecuencia del abatimiento de la mortalidad, especialmente de la infantil, ha 
tenido lugar un marcado aumento de la esperanza de vida al nacer, ya que en el año de 
1930 era sólo de 33 años, en 1960 llegó hasta los 59 años y en tiempos recientes 1999-
2000 la esperanza de vida de los mexicanos se incrementó a 75.3 años y según cálculos 
del CONAPO en el año 2010 se alcanzarán los 78.1 años y en el 2020 será de 80.4 
(CONAPO, 2007). 
 
México ha alcanzado importantes avances en materia de salud y desarrollo social, pero 
también enfrenta serios rezagos en este campo, lo cual representa un horizonte de 
oportunidades en la lucha por lograr mejores condiciones de salud, particularmente para 
 47
las mujeres y la población infantil. La mortalidad materna e infantil son dos de los 
indicadores más relevantes de injusticia social e inequidad de género, que afectan 
primordialmente a las entidades federativas con menor desarrollo socioeconómico, a las 
comunidades rurales y a las poblaciones indígenas. 
 
La tasa de mortalidad infantil registrada en la última década también muestra una 
tendencia descendente, pasando de 23.9 a 13.8 muertes en menores de un año por 1000 
NVR, en el periodo 1990-2000, tendencia que se mantiene si se considera la tasa de 
mortalidad infantil corregida por el CONAPO, que va de 36.22 a 24.93 en los mismos 
años. Se estima que en nuestro país anualmente nacen alrededor de 2.1 millones de 
niñas y niños, de los cuales mueren 20000 durante su primer mes de vida y 40000 
fallecen antes de cumplir el primer año de edad, más del 50% de estas defunciones se 
deben a afecciones originadas en el periodo perinatal, el resto aún se siguen muriendo 
por diarreas, infecciones respiratorias agudas u otras causas prevenibles mediante una 
buena atención médica (Programa Nacional de Salud 2001-2006:24) 
 
En años recientes, se han tenido mejoras de salud en las diferentes etapas del primer año 
de vida en los niños. Las tendencias de la mortalidad por periodo de edad muestran una 
reducción tanto de la mortalidad neonatal temprana como la tardía y la ocurrida durante 
el periodo postneonatal. Sin embargo, la disminución más importante, tuvo lugar en los 
infantes de uno a once meses de edad. Entre los factores asociados a estos cambios se 
encuentran tanto la expansión e intensificación de las campañas de vacunación, como 
acciones de distribución y utilización de sobres de rehidratación oral, la promoción de la 
lactancia exclusiva durante los primeros cuatro meses posteriores al parto y el 
mejoramiento en su atención profesional (CONAPO, 1998). 
 
 
III.2 GASTO PÚBLICO Y RED DE SERVICIOS EN SALUD 
 
Gasto público en salud como porcentaje del PIB1 
El gasto público en salud como porcentaje del PIB se define como la relación entre el 
presupuesto público ejercido dedicado a la salud y el Producto Interno Bruto. 
 
1 PIB: Producto Interno Bruto 
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El gasto en salud como porcentaje del PIB mide la importancia relativa del sector salud 
en una economía. En los países de Europa occidental este porcentaje varía entre 7 y 
10%. En Canadá asciende a 9.1%. En Estados Unidos el gasto en salud representa más 
del 13% del PIB. En América Latina el promedio de gasto en salud como porcentaje del 
PIB es de 6.1%. Existen, sin embargo, enormes variaciones. Uruguay dedica el 10% de 
su riqueza a la salud. En contraste, Guatemala dedica apenas el 3% (Salud, México 
2001:76). 
 
En los países de mayores ingresos, el grueso del gasto en salud es público. En el Reino 
Unido el gasto público representa más del 80% de su gasto total en salud. En Japón este 
porcentaje asciende a 79%. La excepción es Estados Unidos, en donde el gasto público 
representa apenas el 45% del gasto total en salud. 
 
En los países de menores ingresos, el peso relativo del gasto público es menor que en 
los países desarrollados. En Brasil y Chile representa 49% de su gasto total en salud. 
 
En México, el gasto total en salud representa el 5.7% del PIB. Poco menos de la mitad 
de este gasto es público (Salud, México 2001:76). A continuación el Gasto en salud 
como porcentaje del PIB en México para el periodo 1993-2001. Como podemos darnos 
cuenta, el gasto en salud pública y el sector privado, tienen una diferencia mínima, a 
partir de 1999 (Gráfica III.1). 
 
 49
Gráfica III.1 
 
 
Fuente: Salud México 2001 
 
 
Programa de vacunación 
 
En el Programa Nacional de Salud 2001-2006 se establecieron tres metas de vacunación 
para garantizar un arranque parejo en la vida: 
i) Mantener

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