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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORESACATLÁN
PEDAGOGÍA HOSPITALARIA: DELIMITACIÓN DE UN ÁMBITO
PROPIO DE ACTUACIÓN PARA EJERCER LA DOCENCIA
HOSPITALARIA
TESIS
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE:
LICENCIADA EN PEDAGOGÍA
PRESENTA:
SAMANTHA JANETTE MARTÍNEZ DÍAZ
ASESORA: LIC. MICAELA GONZALEZ DELGADO
SANTA CRUZ ACATLÁN, NAUCALPAN, ESTADO DE MÉXICO
Margarita
Texto escrito a máquina
SEPTIEMBRE 2017
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Agradecimiento
Quiero expresar mi agradecimiento al Programa de Apoyo a Proyectos para la
Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME) PE401514, Saberes
profesionales de la docencia universitaria en la FES Acatlán, a cargo del Doctor
Ignacio Pineda Pineda. Que tuvo a bien distinguirme con una beca en apoyo a la
elaboración de esta tesis y brindarme el apoyo para participar en distintas
actividades académicas del proyecto de investigación desarrollado en Facultad de
Estudios Superiores Acatlán (2014 – 2015)
2 | P á g i n a
TÍTULO
“PEDAGOGÍA HOSPITALARIA: DELIMITACIÓN DE UN
ÁMBITO PROPIO DE ACTUACIÓN PARA EJERCER LA
DOCENCIA HOSPITALARIA”
3 | P á g i n a
OBJETIVO DE LA INVESTIGACIÓN
Delimitar el ámbito propio de actuación del pedagogo en
ambientes hospitalarios para orientar su posicionamiento
profesional desde la práctica de la pedagogía
hospitalaria.
4 | P á g i n a
AGRADECIMIENTOS
A mi padre
Gracias pa, por tu amor incondicional, por el esfuerzo de cada día, por el ejemplo de lucha,
perseverancia y responsabilidad. Porque tomaste mi mano en este camino, me guiaste y
fortaleciste para ser quien soy hasta hoy y porque nunca faltaste. Una vez más tu esfuerzo valió la
pena. Gracias eternas.
A mi madre
Por todo tu amor, ternura, cuidado y dedicación. Por ser mí guía, mi ejemplo, mi confidente y
principal consejera. Por abrazarme cuando estuve a punto de caer, porque estás conmigo en cada
lugar a donde voy y porque sigues creyendo en mí, te prometí que lo lograría. Gracias por siempre.
A mi hermano
Por ser mi ángel, por llegar a mi vida, por todo lo que juntos hemos aprendido. Porque viviste este
proceso conmigo y sabes todo lo que me costó, porque secaste mis lágrimas y me alentaste a
seguir adelante. Porque siempre has tenido un abrazo de ternura para mí. Sé que debo dar pasos
firmes porque tú los sigues. Gracias por creer en mí.
A Bren
Por todo el apoyo, porque creíste en mí como nadie lo hizo antes. Porque me enseñaste más de lo
que yo misma sabía de mí. Porque me impulsas a ser mejor cada día. Porque estuviste en el
principio y estás en el final, esto también es para ti.
A mis amigas
Vero, Ro, Zyan, Aileen, Annie, Evy, Dani y Lore. Porque mi paso por la universidad fue maravilloso
gracias a ustedes. Porque a su lado desperté a una realidad desconocida, porque juntas
caminamos hacia lo que hoy somos como mujeres y profesionistas. Gracias chicas
A todos los profesores y profesoras que me formaron como profesionista y como persona. Gracias
por cada oportunidad, por cada enseñanza y por abrir mi mente hacia nuevos conocimientos. Sin
duda son pieza clave para concretar este trabajo.
Gracias a Mica, por apoyarme y guiarme. Por todo tu tiempo, tu paciencia y porque siempre tuviste
y gesto de amabilidad y ayuda para mí. Eres extraordinaria como profesionista y como persona.
5 | P á g i n a
ÍNDICE PÁGINA
INTRODUCCIÓN GENERAL 9
I. Construcción del objeto de investigación 12
II. Referente teórico 14
III. Metodología 19
IV. Estructura del contenido de la tesis 22
CAPÍTULO 1: LA PEDAGOGÍA HOSPITALARIA 25
1.1 Breve semblanza histórica 26
1.2 Definición, objetivos y funciones 28
1.2.1 Educación Especial ¿Por qué? 35
1.2.2 El proceso de hospitalización, una mirada desde la infancia 39
1.2.3 Se trata de educar no de instruir 44
1.3 La Pedagogía Hospitalaria en México 45
1.3.1 El Programa “Sigamos Aprendiendo… en el Hospital” en el Centro Médico Nacional La 
Raza. 50
CAPÍTULO 2: EL PROGRAMA “SIGAMOS APRENDIENDO… EN EL HOSPITAL” EN EL CENTRO MÉDICO 
NACIONAL LA RAZA 54
2.1 Descripción del proceso de investigación 56
2.2 Lineamientos generales del Programa dentro del hospital y forma de trabajo 57
2.2.1 Consulta Externa 57
2.2.2 Hospitalización 68
2.2.2.1 Cirugía General y Cardiología 68
2.2.2.2 Hematología y Oncología 71
2.2.2.3 Hemodiálisis 74
2.3 Formación profesional del docente hospitalario 78
2.4 El acontecer del aula hospitalaria 82
2.4.1 Reconocimiento del espacio y servicio 83
2.4.2 Socialización 85
2.4.3 Interdisciplina 86
2.4.4 Autonomía hospitalaria 89
2.4.5 Escuela-Hospital 92
2.4.6 Relación laboral 98
2.5 ¿Abatimiento al rezago educativo? 98
6 | P á g i n a
2.6 Aportaciones críticas 103
CAPÍTULO 3: DELIMITACIÓN DE UN ÁMBITO PROPIO DE ACTUACIÓN PARA EJERCER LA DOCENCIA 
HOSPITALARIA 107
3.1 Delimitación de un ámbito propio de actuación 109
3.1.1 ¿Por qué saberes? 110
3.1.1.1 Saberes profesionales 112
3.1.1.2 Saberes profesionalizantes 115
3.2 Docencia y Pedagogía Hospitalaria 118
3.3 Retos de la Intervención Pedagógica en espacios hospitalarios 122
3.3.1 Tutor Resiliente 124
CONCLUSIONES 127
FUENTES CONSULTADAS 137
Bibliografía: 138
Documentos digitales 140
Grabaciones de voz 142
ÍNDICE DE IMÁGENES, GRÁFICOS Y FOTOGRAFÍAS
Página
7 | P á g i n a
Imágenes
1. Sala de hemodiálisis (ejemplo) 76
Gráficos
1. Reintegración de la persona a partir del cuerpo enfermo y 
alma doliente 34
Fotografías
1. Aula de “Sigamos aprendiendo… en el Hospital”. Consulta 
Externa del C.M.N. La Raza 58
2. Folleto de promoción del aula hospitalaria 60
3. Banco de sugerencias para el docente hospitalario 62
4. Banco de sugerencias didácticas, filtración que hace el 
docente paraobtener el proyecto adecuado a su población 62
5. Proyecto sobre el cual se sugiere al docente trabajar con su 
población en aula hospitalaria 63
6. Inscripción de alumno en el SAIS 66
7. Registro de asignaturas, conocimientos y competencias 
desarrolladas durante la clase en aula hospitalaria 66
8. Expediente de los campos formativos que se han trabajado 
con elalumno en el aula hospitalaria 67
9.
8 | P á g i n a
INTRODUCCIÓN GENERAL
INTRODUCCIÓN GENERAL
9 | P á g i n a
El paso por la universidad es, muy probablemente, uno de los puntos de quiebre
en la vida de un estudiante, es ahí donde define una de sus identidades más
importantes y que lo acompañará para toda la vida. Es en esta etapa cuando
decide qué es lo que va a ser y a partir de ese momento su presentación ya no
sólo será su nombre, habrá una profesión que lo respalde y legitime.
Es desde ésta identidad que surge el trabajo que el lector tiene en sus manos; mi
paso por la universidad ha sido una de las cosas que me cambió la vida, mi
posicionamiento frente al mundo, me abrió una ventana hacia realidades que
ignoraba por completo. Y fue una de las experiencias académicas que tuve
durante el curso de la carrera, lo que me ha llevado a concretar ésta investigación.
Durante el XII Encuentro Nacional de Estudiantes de Pedagogía y Ciencias de la
Educación llevado a cabo en la Universidad Pedagógica Nacional en 2013, un
“error de navegación” me llevó a un taller que impartía la Maestra Martha
Altamirano acerca del uso del arte en aulas hospitalarias; la exposición del temame conquistó y fue desde ese momento que supe que me acompañaría durante
los años posteriores, pues sembró en mí la curiosidad por conocer más acerca de
Pedagogía Hospitalaria.
Al ir indagando me di cuenta que era un tema muy joven en México, que ya se
estaban tomando algunas acciones, como el “Programa Sigamos Aprendiendo…
en el Hospital”, pero el campo de acción aún era muy fértil, había mucho por
trabajar, por investigar pero mi principal duda era ¿Qué hace un profesional de la
educación dentro de un hospital? ¿En qué consiste su trabajo? ¿Cómo lo hace?
¿Quién le enseña a hacerlo? ¿Es difícil?
Conforme me fui adentrando mi proyecto comenzó a tomar forma: quería saber
cómo trabajaban los docentes hospitalarios, cómo era el lugar donde trabajaban,
con qué niños convivían día a día, qué era lo que se podía hacer por ellos y qué
necesitaba yo, como profesional, para hacerlo. De ahí surge mi interés por
10 | P á g i n a
conocer el ámbito de actuación para ejercer la docencia hospitalaria y decidí que
la única manera en que podría hacerlo sería adentrándome en el Programa.
La presente investigación es el resultado de varios meses de prácticas
profesionales, así como la asistencia a foros, muestras pedagógicas, congresos
internacionales y un diplomado en Pedagogía Hospitalaria. Después de todas
estas experiencias aún siento que me falta mucho por conocer, por comprender y
por ejercer. Estoy firmemente convencida de la importancia que el tema tiene, del
beneficio que la presencia de un educador proporciona a la recuperación de niños
hospitalizados porque la ruptura de la cotidianidad en la vida del niño se ve
amortiguada cuando “la maestra” viene a su cama a “darle clases”. Sin embargo
veo en la acción educativa mucho más que llevar la escuela al hospital, es una
ventana, una posibilidad para que el niño mantenga contacto con el exterior, para
conservar la esperanza de que vendrán tiempos mejores.
El objetivo principal de esta investigación consiste en exponer un panorama de la
acción educativa que tiene lugar al interior del hospital, así como identificar y
delimitar las principales necesidades del educador para llevarla a cabo.
Para lograr lo anterior, me adentré al Programa “Sigamos Aprendiendo en el
Hospital” como practicante en el Hospital General La Raza del Instituto Mexicano
del Seguro Social;observé la dinámica de las aulas hospitalarias tanto de Consulta
Externa como de Hospitalización, conocí y reconocí el trabajo que las docentes
llevan a cabo y los beneficios que ello trae a la población infantil hospitalizada; de
igual forma identifiqué algunas de las necesidades y carencias tanto del Programa
como del trabajo docente. El resultado principal de todo ello, considero que fue el
darme cuenta que no es de educación formal de lo que adolecen, principalmente,
los chicos hospitalizados y en situación de enfermedad, sino de una atención
mucho más integral de acompañamiento, escucha y empatía. Con este trabajo
propongo una figura de educador más que de docente, una figura que genere en
el niño hospitalizado confianza, seguridad y apoyo. 
11 | P á g i n a
Todo lo anterior conduce a que el lector conozca qué es lo que hace un docente
hospitalario en las instituciones de salud en México y comprenda cuáles son los
alcances de dicho trabajo y con base en ello determine si las acciones que se
están llevando a cabo son adecuadas y pertinentes o requieren replantearse. Será
el mismo lector quien determine si he logrado mi propósito.
I. Construcción del objeto de investigación
Para exponer el objeto de investigación del trabajo retomo el prólogo que Olga
Lizasoáin, reconocida autora del tema de Pedagogía Hospitalaria a nivel mundial,
realizó al libro Pedagogía Hospitalaria. Una propuesta educativa, de Pía Cardone,
otra de las principales autoras del tema: 
“Siete de la mañana, hora del desayuno. Con ese aceleramiento propio por llegar en hora al
colegio y al trabajo, la madre parte primera de casa. Está nerviosa por una reunión importante
que prevé se prolongará varias horas. Antes de irse repasa las múltiples actividades del día,
recordando que mochilas y bocadillos están ya listos a la entrada. Hoy es martes y los niños
comen en el colegio; Bruno tiene baloncesto hasta las seis y Luis su clase de inglés. Al salir
pasarán por casa de la abuela y la tía Maica les llevará de vuelta a casa antes de las ocho.
El padre deja a sus hijos en el colegio, despidiéndose de ellos hasta la noche; se dirige a su
oficina con la cabeza llena de objetivos urgentes propuestos para hoy. A las doce del día
recibe una llamada en su despacho:
- ¿Es usted el padre de Luis? Mire, le llamo del colegio, pero no se preocupe. Su hijo se ha
caído en el patio, se ha hecho daño en una pierna y lo han llevado al hospital; está en
urgencias, acompañado por su tutora. Pueden estar tranquilos, aunque no hemos conseguido
contactar con su mujer.
En este momento el ritmo se detiene. Las reuniones, los bocadillos, las clases de inglés, los
objetivos de la agenda, el baloncesto, todo pasa a un segundo plano.
El padre corre al hospital y en urgencias se encuentra con su hijo. Al parecer tiene la pierna
rota. Las pruebas médicas se repiten, las horas pasan. Andrés localiza por fin a su mujer que
llega desconcertada. A lo largo de la tarde los exámenes se suceden uno tras otro, hasta que
el médico les revela lo que nadie está preparado para escuchar:
- Su hijo tiene un tumor; y al aprisionar el fémur ha causado su rotura. Tenemos que ingresarlo
para hacerle más pruebas y establecer un protocolo de tratamiento
[…] No cabe duda de que la enfermedad supone un hecho diferencial con un fuerte impacto
sobre la vida de quien la padece y de quienes le rodean. La situación por la que atraviesa un
12 | P á g i n a
niño enfermo está cargada de diversos factores. Por un lado, los que se derivan de la
circunstancia anómala de la enfermedad con sus limitaciones naturales, el dolor, el miedo o el
decaimiento; por otro lado, los derivados de la misma situación de hospitalización, donde el
niño se encuentra de pronto en un entorno que no le es propio y que conlleva la ruptura de su
círculo familiar, escolar y social.” (CARDONE, 2010; Pp. 11) 1
De éste relato se derivan una infinidad de preguntas: ¿Qué pasa cuando se da un
diagnóstico así? ¿Qué pasa a nivel físico, emocional, social? ¿Cuáles son las
alternativas que se presentan ante ello? Y dentro de esto ¿Qué es lo que los
especialistas pueden ofrecer al respecto? ¿El educador tiene, profesionalmente
hablando, ayuda que ofrecer a este niño, a esta familia? ¿De qué tipo? ¿Cómo lo
hace? ¿En qué se basa para desarrollar un plan de acción? ¿Es difícil enfrentarse
a algo así?
A partir de estas preguntas se va guiando la investigación hacia el trabajo del
docente hospitalario, aunque, en primera instancia, es necesario intentar
comprender lo que significa enterarse de una noticia así. Parafraseando a Pía
Cardone, la comunicación de un diagnóstico grave marca una línea divisoria entre
el antes y el después; a partir de ese momento el hospital y su personal
representan la posibilidad de volver a ser quien se era antes (CARDONE: 2010.
Pp. 67)
Por ello, es importante estudiar primero el proceso de enfermedad desde su inicio,
tratamiento y recuperación; pero sobre todo respecto a los servicios de apoyo que
se brindan al paciente y a su familia, específicamente al nuevo servicio educativo
que comienza a ofrecerse a pacientes pediátricos en algunas instituciones de
salud con el surgimiento del Programa Sigamos Aprendiendo… en el Hospital y
sucesivamente la Escuela Hospitalaria de Educación Básica en el Distrito Federal,
programas que surgen como apoyo paliativo a la enfermedad y sus estragos en la
vida del niño.
1Se retomó éste texto con la finalidad de dar soporte al referenteteórico.
13 | P á g i n a
El interés principal de ésta investigación se centra en el trabajo que desarrolla el
docente hospitalario en cuanto a las funciones que lleva a cabo, cómo lo hace, con
qué recursos materiales y personales cuenta para ello, cuál es el nivel de
complejidad de su trabajo y por qué, qué situaciones debe enfrentar y cómo hace
para lograrlo, cuál es la metodología que debe seguir y cuáles son sus parámetros
de éxito o eficiencia.
De igual forma, resulta de suma importancia comprender en qué consiste la
Pedagogía Hospitalaria, cuáles son sus objetivos y funciones, la base
epistemológica y cómo es que se está comprendiendo y llevando a cabo en
México. Dicho interés surge de la necesidad de dar mayor difusión a este campo
emergente para la Pedagogía.
II. Referente teórico
Este trabajo de investigación me sirvió para poder revisar una diversidad de
lecturas que abordan la temática sobre pedagogía hospitalaria, pero aun con todos
los “avances”, han quedan dificultades que resolver en lo teórico y epistémico. Por
lo que opté por tomar referencia de reconocidos autores del tema, como: Pía
Cardone (2009), Verónica Violant (2009), Polaino-Lorente (1990), Vicenta
Muñoz(2013), Olga Lisazoáin (1996), entre otros. 
Llama la atención que con lo que hay en producción teórica aún este campo
requiera trabajo de investigación, construcción y consolidación. Oportunidad para
el pedagogo de poder aportar. Por ello, hay factores teóricos en los que me basé
para comprender que “docencia hospitalaria” no era el concepto clave. Este un
concepto que maneja el “Programa Sigamos Aprendiendo en el Hospital”, en
conjunto con la Escuela Hospitalaria de Educación Básica en el D.F. con la
finalidad de justificar la presencia de aulas educativas dentro del hospital con sus
respectivos docentes. Dado que la docencia es considerada, en acuerdo
conBartha (1997) “Como un proceso organizado, intencional y sistemático que
orienta los procesos de enseñanza-aprendizaje, exigiendo en el profesor el
14 | P á g i n a
dominio de su especialidad, así como el conocimiento de las estrategias, técnicas
y recursos psico-pedagógicos que promuevan la interacción didáctica y los
aprendizajes significativos en los usuarios”. Creo que, en efecto, los docentes que
se desempeñan en estos espacios, conocen los planes y programas de estudio
así como las estrategias y técnicas de enseñanza-aprendizaje; pero carecen, en
gran medida, de los recursos psico-pedagógicos que les posibiliten hacer una
lectura completa del sujeto infantil en situación de enfermedad y así proponer
alternativas resilientes que ayuden al niño y a su familia a superar la enfermedad
con el menor daño posible. Por lo que considero que lo que se lleva a cabo es
más una regularización que permite, de manera parcial, dar continuidad al proceso
educativo escolar. Sirviendo de extensión de la escuela al trasladarlo al hospital,
que en realidad y desde mi perspectiva no funciona, debido a: 
- Inconstancia (ingresos y altas constantes del hospital)
- Situación de enfermedad: en ocasiones la propia sintomatología de la
enfermedad (dolor, somnolencia, preocupación) no permite la concentración
y disposición para el estudio.
- Constantes y necesarias intervenciones médicas propias del tratamiento
que interrumpen los tiempos de trabajo escolar.
Por ello, para poder trabajar la investigación tomé como referente la pedagogía
hospitalaria (MUÑOZ, 2013) para analizar la problemática y sustentar
conceptualmente cómo es que funciona en realidad lo que llaman “docencia
hospitalaria”: la cual, de acuerdo con Pía Cardone (2010), persigue el desarrollo
de actividades de enseñanza-aprendizaje que tengan en cuenta los factores
psicopedagógicos necesarios para dar continuidad al proceso de educación del
niño. Todo lo anterior con una variable que marca significativamente el desarrollo
del trabajo: la situación de enfermedad y hospitalización. Éste pequeño detalle
marca una diferencia abismal tanto en la atención que debe brindar, como en las
habilidades que el docente debe poseer.
15 | P á g i n a
Si tomamos en cuenta que actualmente los índices de sobrevivencia a una
enfermedad grave son mucho más altos de lo que solían ser algunas décadas
atrás, la ciencia médica ha descubierto nuevas formas y métodos de curación: “Se
calcula en los Estados Unidos que uno de cada mil es sobreviviente de un tumor
infantil, por lo tanto, en esa etapa debería proporcionarse una atención educativa
tendiente a desarrollar una vida adulta activa, a pesar de la enfermedad y de las
secuelas derivadas de los tratamientos médicos recibidos. Es necesario reducir las
secuelas al mínimo” (CARDONE: 2010. Pp. 74) Entonces comprenderemos que la
docencia hospitalaria, en contenido, requiere una conceptualización que considere
el factor emocional y la complejidad de procesos que vive el sujeto (niño),así como
sus circunstancias. 
Con lo anterior se hace evidente la necesidad de mantener un equilibrio
emocional, físico e intelectual en los niños, niñas y adolescentes que atraviesan
una situación de enfermedad. Pero para lograr esto es preciso comenzar por
concientizar acerca de la enfermedad y su tratamiento: “Paggetti (2004) sostiene
que el comienzo del tratamiento con sus efectos colaterales cambia la percepción
sobre el propio cuerpo. Éste es inciso, contaminado y ya no es el cuerpo en el cual
se enraízan las certidumbres y las competencias. El cuerpo se convierte en el
hogar del intruso (enfermedad) que lo ha invadido y por ello, es el lugar donde
lucha contra el mal, que corroe desde dentro y contra los fármacos que lo
debilitan. Se resalta entonces que la disminución de la salud supone algunos
cambios en el desarrollo natural del auto-concepto y limita las relaciones sociales
y afectivas” (CARDONE: 2010. Pp. 70) 
El ser humano se compone de diferentes dimensiones: física-biológica, emocional,
intelectual, social y educativa; y al momento de expresarse y relacionarse con el
mundo todas ellas confluyen en un solo medio que es su cuerpo, por medio de él
percibe, se expresa, conoce, aprende y en el desarrollo de la enfermedad es el
cuerpo quien experimenta dolor físico. Pero el cuerpo es eso, un medio
16 | P á g i n a
únicamente y la ciencia médica se ha enfocado en atender esa única dimensión
de la persona, contrarrestando el dolor y la enfermedad física. 
Uno de los intereses de la Pedagogía Hospitalaria es precisamente considerar
todas las dimensiones del niño en situación de enfermedad, sabiendo que tanto la
salud, las emociones, la situación familiar y económicas afectan directamente
sobre su proceso de desarrollo y educación. Por ello requiere la suma del trabajo
interdisciplinario que aporte datos e información que le sea útil para procurar una
de las principales necesidades del ser humano, que es la educativa.
Muchos años atrás, Tomás de Aquino consideró que la composición del ser
humano no son dos sustancias separadas, cuerpo y alma, sino una sola en la cual
pueden distinguirse estos dos factores, el del cuerpo y el alma. Y cuando
sentimos, es el cuerpo entero el que siente, no el alma sola ni el cuerpo solo, por
ello durante la enfermedad es la persona humana entera quien sufre, en todas sus
dimensiones. La ciencia médica toma el sufrimiento físico como un indicador de la
enfermedad, pero ésta también duele en lo emocional al no saber el porqué de lo
que le está sucediendo a su cuerpo, en lo intelectual porque sus capacidades
racionales también se ven comprometidas y en lo social porque el proceso de
enfermedad es un parteaguas en su rutina, en el curso cotidiano de su vida,
porque es sustraído de su ambientepara ser internado en un espacio
completamente nuevo y desconocido enfrentándose a procedimientos dolorosos.
Reflexionando lo anterior resalta, entonces, la importancia de atender cada una de
las dimensiones de la persona durante la enfermedad; uno de los elementos más
importantes es el dolor, es necesario identificar, comprender y trabajar con el
dolor. Éste se conoce por medio de la experiencia y a partir de ésta el mundo
aparece completamente diferente, transformado; lo que antes eran detalles con
poca importancia ahora se torna, esencial. El paciente aprende a mirar la realidad
desde una perspectiva mucho más sensible y ésta perspectiva es susceptible de
ser educada, es decir, si durante el tiempo que el paciente se encuentra
17 | P á g i n a
hospitalizado es atendido por un profesional que le muestra empatía, cuidado,
apoyo y que le ayuda a mantenerse y sentirse útil, su perspectiva de la
enfermedad será resiliente, viendo en ella una oportunidad para mejorar algún
aspecto de su vida. Y si, por el contrario, durante su proceso de enfermedad no
recibe ningún tipo de apoyo o atención, esto le hará sentir solo, apartado del
mundo y sin importancia para su recuperación.
En el caso de la Pedagogía Hospitalaria, ésta se ocupa de la población infantil que
se encuentra atravesando la anterior situación y su finalidad es educar para la
vida, tarea que desborda al personal sanitario, el cual se compone de médicos y
enfermeras dedicados a recuperar la salud del niño. El educador, en cambio,
contribuye a la recuperación del niño en proceso de enfermedad atendiendo las
dimensiones afectivas, sociales e intelectuales. Ésta no es una ciencia cerrada,
pues al ser una rama muy joven aún se encuentra delimitando su objeto de
estudio, sin embargo tiene más que ver con la salud y con la vida que con la
instrucción y la disciplina, aunque, también es una de sus funciones, mantener al
paciente con la expectativa de un futuro mejor en donde podrá superar la
enfermedad y continuar el curso de su vida.
Algunos autores: Bárcena (2000), Sklair (2008), Mèlich(2010), sostienen que la
Pedagogía Hospitalaria debe ser considerada como educación especial debido a
las necesidades específicas que atiende y el medio hospitalario en que se
desarrolla, pues trabaja con grupos multigrado, con enfermedades diversas y está
mucho más allá de la medicina y de las ciencias de la educación, es un área que
se sirve de la filosofía, antropología, psicología, tanatología, entre otras, para
poder ofrecer un servicio de atención integral y desarrollar al máximo las
potencialidades del niño que se encuentra atravesando un proceso de
enfermedad.
A partir de la investigación desarrollada, este trabajo propone una figura de
educador que se convierte en la persona que escucha, acompaña, que muestra
18 | P á g i n a
apoyo y comprensión; figura que se encuentra mucho más allá de las labores
docentes, que, si bien, también se consideran relevantes, no es, desde mi
perspectiva de investigación, el principal objeto de estudio de la Pedagogía
Hospitalaria. Al contrario, ésta busca el bienestar integral del niño hospitalizado y/o
en proceso de enfermedad por medio del estudio y la aplicación de técnicas de
expresión emocional, de escucha, de acompañamiento y empatía para determinar
las necesidades pedagógicas específicas de cada niño.
Por ello, retomo el concepto de “tutor resiliente” deCyrulnik: “Un tutor de resiliencia
es alguien, una persona, un lugar, un acontecimiento, una obra de arte que
provoca un renacer del desarrollo psicológico tras el trauma. Casi siempre se trata
de un adulto que encuentra al niño y que asume para él el significado de un
modelo de identidad, el viraje de su existencia.” (FERNÁNDEZ, 2010)
III. Metodología
Éste estudio se desarrolló en el Unidad Médica de Alta Especialidad La Raza,
ubicada en la delegación Azcapotzalco en la Ciudad de México.
Se llevó a cabo el ingreso a la institución bajo la modalidad de prácticas
profesionales en el Programa Sigamos Aprendiendo en el Hospital; lo anterior se
logró después de la aplicación de una serie de filtros, uno de ellos fue una
entrevista con la Licenciada Claudia Avilés, encargada del Departamento de
Prestaciones Sociales del IMSS (cabe mencionar que el Programa está
administrado por dicho departamento dentro del Instituto Mexicano del Seguro
Social). Ella especificó que dada la situación tan delicada que representaba la
hospitalización y proceso de enfermedad de los pequeños sólo se permitía el
ingreso de estudiantes prestadores de servicio social o que estuvieran
desarrollando prácticas profesionales y bajo ninguna circunstancia se permitían las
investigaciones ni la aplicación de ningún instrumento.
19 | P á g i n a
Retomando los objetivos de la investigación, se consideró la necesidad de una
metodología cualitativa que permitiera estudiar el comportamiento, interacción,
percepciones y concepciones de los sujetos al interior del aula hospitalaria
(docentes, alumnos, padres de familia y personal médico). Y se eligió a la
Observación Participante como la técnica más adecuada para ello; con la
observación y el diario de campo como instrumentos de investigación y reflexión.
De tal forma que se cumplió con un sistema de asistencia diaria al aula
hospitalaria desarrollando actividades propias a un servicio social que significaba
la participación dentro de la dinámica del aula, con la finalidad de observar de
manera más profunda los comportamientos y percepciones de los alumnos,
padres de familia y docentes, quienes son considerados la población principal de
estudio de la presente investigación. Toda ésta información se encuentra en un
diario de campo que se fue redactando día a día con las situaciones y detalles que
enriquecían la investigación.
Nos dice Bárbara Kawalich que “la observación participante es el proceso que
faculta a los investigadores a aprender acerca de las actividades de las personas
en estudio en el escenario natural a través de la observación y participando en sus
actividades” (KAWALICH, 2005: Pp. 2). Se consideró a ésta como la técnica
adecuada debido a la necesidad de delimitar el ámbito propio de actuación del
docente hospitalario, es decir, de conocer cuáles son sus funciones, actividades,
objetivos y bajo qué perspectiva los lleva a cabo, así como los alcances que
dichos tienen en la población infantil hospitalizada y su familia.
De igual forma, esta investigación se enriquece con notas obtenidas de
conferencias, ponencias, foros de discusión y un diplomado en Pedagogía
Hospitalaria, a los que asistí con la finalidad de ampliar mis conocimientos y
profundizar en el tema.
Para el procesamiento de la información se establecieron categorías conceptuales
dentro de las cuales se fueron agrupando los datos recolectados y analizando las
20 | P á g i n a
experiencias registradas, con la finalidad de proporcionar una “fotografía escrita”
del acontecer del aula hospitalaria; tal como se encuentra determinado en el
documento de Kawalich: “Las observaciones facultan al observador a describir
situaciones existentes usando los cinco sentidos, proporcionando una “fotografía
escrita” de la situación de estudio” (KAWALICH, 2005: Pp. 2) El siguiente cuadro
muestra la clasificación que se hizo de la información para su estudio y análisis.
EJE CATEGORÍA OBJETIVO
Forma de trabajo
Consulta Externa
Determinar la metodología de 
trabajo en el aula hospitalaria 
de consulta externa.
Hospitalización
Determinar la metodología de 
trabajo en las aulas del área de
hospitalización.
Formación profesional
FormaciónConocer qué formación tienen 
las docentes.
Especialidad
Reconocer si poseen una 
especialización afín a 
Pedagogía Hospitalaria.
Capacitación
Investigar cuáles son las 
capacitaciones que el 
Programa provee a sus 
docentes y si éstas consideran 
que son adecuadas con base 
en el desarrollo de su labor.
Experiencia
Consultar qué experiencia 
profesional tienen dentro de la
docencia y en el área de P.H.
Acontecer del Aula
Hospitalaria
Reconocimiento del espacio y
servicio
Saber qué tan bien identifican 
los pacientes y el personal del 
hospital el Programa y aulas 
hospitalarias
Socialización
Reconocer si dentro de las 
aulas hospitalarias existe 
interacción entre pares y con 
el docente. Y de qué forma.
Interdisciplina
Identificar si es necesario el 
trabajo interdisciplinario y por 
qué. Si éste existe y quiénes lo 
conforman.
Autonomía hospitalaria Conocer el nivel de 
independencia que los niños 
en situación de enfermedad 
21 | P á g i n a
pueden mantener y si ella se 
debe promover y por qué
Escuela-Hospital
Entender la razón de ser del 
binomio escuela-hospital, 
cómo se maneja, si funciona y 
de qué manera se busca 
conjuntarlos.
Relación laboral
Conocer cómo son las
relaciones que se establecen
entre docentes y superiores,
así como si éstas influyen en el
funcionamiento del aula
hospitalaria.
IV. Estructura del contenido de la tesis
El primer capítulo se compone de toda la parte histórica, teórica e introductoria
del proceso de investigación. Se hace una breve semblanza histórica con la
finalidad de que el lector tenga noción de los orígenes y evolución de la Pedagogía
Hospitalaria, facilitando así su comprensión para el siguiente punto en el cual se
desarrollan teóricamente objetivos, funciones y definiciones de dicho tema; se
expone la mirada infantil hacia el proceso hospitalización, así como lo que la
Pedagogía Hospitalaria propone ante ello.
De igual forma se explica el proceso recorrido para consolidar la investigación
dentro del Centro Médico Nacional de La Raza.
En el segundo capítulo se desarrolla toda la investigación de campo, desde la
descripción de la población tanto en consulta externa como en hospitalización, la
forma de trabajo en ambos espacios y el acontecer del aula hospitalaria con lo
cual se busca proporcionar la ya mencionada fotografía escrita de lo que acontece
al interior de las aulas hospitalarias, la labor docente, el ejercicio de la educación y
la vivencia que desarrollan pacientes, docentes y padres de familia durante el
proceso de enfermedad y hospitalización.
22 | P á g i n a
Para lograr lo anterior, la información recabada se presenta agrupada por
categorías de análisis las cuales consisten en: Reconocimiento del espacio y
servicio, socialización, interdisciplina, autonomía hospitalaria, el vínculo escuela-
hospital y la relación laboral. Con la finalidad de hacer un proceso objetivo de
dichos datos y establecer las bases necesarias para dar paso al análisis y
cuestionamiento acerca de lo beneficios, alcances y limitaciones del Programa
Sigamos Aprendiendo… en el Hospital y la Escuela Hospitalaria de Educación
Básica. Haciendo especial énfasis en la figura del educador.
Finalmente, en el tercer capítulo, siguiendo la anterior línea, se establecen los
retos que la Pedagogía Hospitalaria enfrenta en México con base en la
delimitación del campo docente y los alcances de la Pedagogía dentro del
hospital. Se propone una figura diferente a la del docente, alterna y que apoya al
niño en situación de enfermedad y hospitalización en dimensiones más allá de la
educación formal.
23 | P á g i n a
CAPÍTULO 1
LA PEDAGOGÍA HOSPITALARIA
24 | P á g i n a
CAPÍTULO 1: LA PEDAGOGÍA HOSPITALARIA
En este capítulo se da una breve explicación acerca de los orígenes de la
Pedagogía Hospitalaria, en qué países inició y en qué fechas, de manera que el
lector tenga un referente histórico que le permita hacer una mejor comprensión
acerca de las funciones, objetivos y conceptos del tema.
De igual forma, se retoman y desarrollan de manera más precisa, conceptos clave
para la construcción del objeto de estudio presente en esta investigación, tales
como: educación especial, el proceso de enfermedad, el estigma de la
enfermedad, la diferencia entre educar e instruir, nociones que nos ayudan a tener
una mejor perspectiva acerca de lo que la Pedagogía Hospitalaria se plantea
como concepto, objetivos y funciones, los cuales también están incluidos en este
capítulo.
Para finalizar el capítulo, se incluye, de manera general, la experiencia recopilada
durante mi estancia en el “Programa Sigamos Aprendiendo en el Hospital” dentro
del Hospital General La raza, algunas pautas de trabajo y lineamientos generales
bajo los cuales opera el Programa, con la finalidad de establecer la relación que
existe, si la hay, entre este y lo que la Pedagogía Hospitalaria plantea de manera
teórica y referenciada.
25 | P á g i n a
1.1 Breve semblanza histórica
Al finalizar la II Guerra Mundial se comenzó a considerar la importancia de brindar
atención educativa dentro del espacio médico, ya que se observó que el niño
hospitalizado, incluso por un corto periodo de tiempo, es susceptible de sufrir
diversas alteraciones psicológicas y sociales a causa de la hospitalización.
En 1986 el Parlamento Europeo presentó la Carta de Derechos del Niño
Hospitalizado, en la cual se establecía que el niño tiene “Derecho a proseguir su
formación escolar durante su permanencia en el hospital, y a beneficiarse de las
enseñanzas de los maestros y del material didáctico que las autoridades pongan a
su disposición […] con la condición de que dicha actividad no cause perjuicios a su
bienestar y/o no obstaculice los tratamientos que se siguen.”
Dicho planteamiento se fue extendiendo por todo el continente europeo de tal
forma que en 1988, por iniciativa de un grupo de profesores, pediatras, psicólogos,
pedagogos y otros profesionales, se crea la Asociación Europea de Pedagogos
Hospitalarios (HOPE, por sus siglas en inglés), la cual tenía como objetivos
promover el desarrollo de la Pedagogía Hospitalaria mediante la cooperación de
todos los países europeos, alentar las investigaciones y publicaciones
relacionadas con el tema y la producción e intercambio de información a través de
congresos y seminarios.
Es en la década de los 90´s que la idea llega a América Latina con Chile como
país pionero. En 1995 se pone en marcha la primera sala educativa en el Hospital
de San Borja Arriarán y hacia 1997 se crea la Fundación Educacional Carolina
Labra Riquelme la cual buscaba la instauración de aulas dentro de los hospitales.
A partir de 1998 se extiende por toda Latinoamérica la idea de la importancia de
brindar atención educativa dentro de los hospitales. Países como Brasil, Costa
Rica, Guatemala, Perú, Venezuela, Argentina se sumaron en la implementación
de aulas.
26 | P á g i n a
Dado el carácter innovador del tema, se destacó la necesidad e importancia de la
investigación y difusión acerca del mismo, es por eso que en 2006, la Fundación
Educacional Carolina Labra Riquelme, junto con la UNESCO y el Ministerio de
Educación de Chile, asumen el compromiso de propiciar el intercambio de
experiencias entre los países de la región que estuvieran desarrollando acciones
educativas en centros de salud; para ello en 2007 se crea la Red Latinoamericana
y de El Caribe por el Derecho a la Educación de Niños, Niñas y Jóvenes
Hospitalizados o en Situación de Enfermedad (Redlaceh), la cual, al día de hoy,
mantiene sus objetivos: Desarrollo de investigaciones, así como sus respectivas
publicaciones. Formación y perfeccionamiento docente. Promoción, fomento y
difusión de la Pedagogía Hospitalaria, las aulas hospitalarias ylos derechos de
niños y jóvenes hospitalizados.
1.2 Definición, objetivos y funciones
La educación es un proceso que se mantiene presente durante toda la vida del ser
humano, es una constante inherente al hecho de que somos seres sociales y
racionales, nos encontramos educándonos todo el tiempo. Además somos
variables, nos mantenemos en constante cambio, nuestras ideas, personalidades,
principios, valores, ideales, etc. nos determinan dentro de un mundo de
diversidades, de la misma forma el acto educativo (desde una mirada integral) se
plantea el reto de la diversidad; al ser su objeto de estudio el sujeto, intervienen en
ello todo un universo de elementos: edad, sexo, origen, historia de vida,
circunstancia, y es esta última a la que la Pedagogía Hospitalaria direcciona su
actuar: la circunstancia, el entorno, el lugar.
Nos dice Francesc Torralba que “el lugar donde se lleva a cabo la empresa de
educar tiene un influjo especial. Es muy distinto educar en un hospital que educar
en el seno de un hogar o de una escuela. Los ritmos de intervención, los espacios
y los tiempos, las presiones del entorno, el marco de actuación, el paisaje humano
cambia radicalmente y ello incide en el acto de educar” (TORRALBA, 2002: Pág.
7) Todo sujeto partícipe del proceso educativo debe tener en cuenta el contexto en
27 | P á g i n a
que ha de desarrollarse. En el caso del profesional de la Pedagogía, especializado
en el ámbito hospitalario, a quien en adelante nombraré Pedagogo Hospitalario,
debe ser consciente de que su labor se desarrolla en medio de una circunstancia,
un hecho, un suceso muy adverso: el de la enfermedad. Su ambiente es el del
hospital o, según sea el caso, el hogar, para efectos de recuperación.
Es por ello que quiero iniciar definiendo un par de términos a partir de los cuales
se deriva el concepto de hospitalidad, los cuales se encuentran citados en La
educación como acontecimiento ético de Fernando Bárcena y Joan-Charles Mèlich
(2000): hospes, el que recibe al extranjero. Hostis, el que llega, aquel con quien
tratamos. De tal forma que el acto de hospitalidad nos refiere a dar acogimiento a
alguien que llega del exterior y solicita nuestro amparo por encontrarse en una
situación vulnerable, en nuestro caso, la enfermedad. 
Para el concepto de Pedagogía Hospitalaria, como tal, nos encontramos con una
amplia gama de perspectivas, las cuales retoman desde el derecho a la educación
de los niños hospitalizados, hasta el planteamiento de una educación para la
muerte. Para efectos de la presente investigación retomaré el concepto que da
Vicenta Muñoz, reconocida autora del tema en España:
“La pedagogía Hospitalaria es una de las ramas más jóvenes de la Pedagogía Social
que intenta responder a un fenómeno objetivo de la realidad de nuestro tiempo; es un
intento de continuar con el proceso educativo de aquellas personas que están
enfermas o convalecientes, de los familiares del mismo, y de todas aquellas personas
que interfieran en la vida del paciente. La Pedagogía Hospitalaria es una pedagogía
vitalizada, es una pedagogía de la vida y para la vida.” (MUÑOZ, 2013: Pág. 96).
El planteamiento de la Pedagogía Hospitalaria comienza con el derecho que todos
los niños tienen a la educación, sea cual sea su situación y en este caso la
enfermedad no debe ser razón para interrumpir o privar tal proceso. Sin embargo,
no se trata propiamente de llevarles la escuela a los niños hospitalizados, es
importante tener claridad acerca de que el hospital y la escuela son espacios
28 | P á g i n a
completamente diferentes, tienen funciones diferentes y por ello el ambiente, los
sujetos, las situaciones, hasta la estructura son diferentes. Se trata de hacer
visible y atender la necesidad que hay de que exista un profesional de la
educación dentro del hospital, ya que incluso ahí dentro el proceso educativo
sigue, pero esta vez más encaminado hacia lo que llamamos educación informal. 
Veamos por qué un proceso de enfermedad puede ser susceptible de educación.
Cuando el sujeto se enfrenta a un proceso de enfermedad su desarrollo social se
ve interrumpido, se da la ruptura al ritmo de vida, se le separa de su entorno, sus
lugares, sus amigos, familiares, de sus actividades cotidianas, para enfrentarse a
una situación de angustia e incertidumbre, con personas nuevas, rostros
desconocidos, espacios diferentes y rodeado de más personas atravesando
distintas situaciones de enfermedad; aunado a esto se encuentra el hecho de que
se trata de niños, personas en desarrollo, que ven el mundo de un modo muy
diferente a como lo ve un adulto, que se les dificulta comprender ciertas cosas
implicadas en el proceso de enfermedad. Es ahí en donde se requiere el apoyo
pedagógico; nos dice Carmen Ortíz, quien realiza investigación acerca del tema en
la Universidad de Salamanca, que los riesgos susceptibles de apoyo en el
contexto del niño enfermo, son:
- La salida de un lugar seguro como es el medio familiar hacia un lugar
desconocido: el hospital
- La separación de la familia, en quien confía, para pasar a manos de
desconocidos sin saber por qué, hasta cuándo y para qué
- La ruptura de la vida cotidiana, la escuela y el barrio para permanecer
aislado en la sala aséptica del hospital
- La incertidumbre sobre el pronóstico de la enfermedad, en qué se traduce,
cuáles serán sus consecuencias y si podrá recobrar la normalidad
- El paso de una actividad frenética marcada por sus iguales, a sentirse en la
cama, a solas consigo mismo, con todo el tiempo disponible para pensar
29 | P á g i n a
- El haber perdido un estado físico saludable para sentirse mal, acobardarse
o deprimirse y no saber cómo va a evolucionar
- El absentismo escolar y la preocupación por el fracaso escolar. (ORTIZ,
1999).
El lector puede notar que son muchas las situaciones a que un niño se enfrenta al
ser hospitalizado, situaciones difíciles, complejas y duras de comprender. Para ello
debería estar ahí el pedagogo hospitalario, para ayudarle a enfrentar el ambiente
del hospital, que suele ser agresivo y atemorizante, y hacer que se sienta acogido.
Pero esta no es tarea fácil, la acción pedagógica por sí misma se encuentra
influenciada por muchas variables: situaciones familiares, violencia doméstica,
abuso infantil, etc. A todas estas hay que sumar el dolor, físico y/o emocional que
produce la enfermedad. Esto vuelve al educando un ser mucho más vulnerable,
“La hospitalización pone en evidencia la vulnerabilidad del ser humano puesto que
es un ser finito y expuesto a la muerte” (CARDONE, 2009)
Esta vulnerabilidad es educable, no desde el punto de vista de la educación
tradicional, la comprensión del tipo de educación que tiene lugar durante un
proceso de hospitalización es complejo, más aún explicarlo a los familiares y
demás profesionales dentro del hospital, sin embargo el mantenimiento de las
«actividades escolares», por llamarles de alguna manera, durante la
hospitalización, transmite un mensaje callado de esperanza en un futuro posible
que está esperando a la salida del hospital; que a pesar de la enfermedad la vida
continuará y para ello es necesario diseñar itinerarios adecuados de atención que
logren disminuir los efectos negativos derivados de la enfermedad. En este
sentido, la familia acepta la “escolarización” infantil dentro del hospital, mirándolo
como cuestión incluso terapéutica de la relación escuela y hospital. 
30 | P á g i n a
No se trata, como bien se ha mencionado, de llevar la escuela al hospital, la
presencia del pedagogo hospitalario se encamina más hacia el acompañamiento
pedagógico, el cual, nos dice Rejane de Souza Fontes, consta de tres momentos:
1. Verificación de datos personales y contactoinicial con el niño y su
acompañante
2. Ayudar al niño en la comprensión de su enfermedad y de los motivos de
su internación, así como la promoción de actividades físicas que favorezcan
su bienestar
3. Y, cuando el periodo de internación es mayor, búsqueda de actividades
que ofrezcan continuidad al currículo escolar aún ante las limitaciones del
espacio hospitalario. (DE SOUZA: 2003).
Este proceso de acompañamiento pedagógico obtiene resultados en tanto que
promueve y mejora la socialización entre los niños y les da una oportunidad de
expresión más libre de sus pensamientos y sentimientos con relación al proceso
de enfermedad y hospitalización. El acto de educar, dentro y fuera del hospital,
consiste en ayudar a otro ser humano a detectar sus necesidades y atenderlas
con el uso del ingenio, la razón y a través del trabajo; pero también significa
acompañar al educando a descubrir sus posibilidades, ayudarle a ser lo que está
llamado a ser. “La finalidad del acto educativo no consiste en que el destinatario
tenga más conocimientos o saberes, sino que sea más persona [y para ello] debe
aprender a conocer su vulnerabilidad”. (TORRALBA, 2002: Pág. 11)
Esto es posible de lograr por medio del establecimiento de lo que Carmen Ortíz
plantea como acción educativa simpatética “Es la acción que va de la disociación
entre el cuerpo enfermo y el alma doliente a la integración de su personalidad
total, pasando por la educación del cuerpo emocional” (ORTIZ: 1999), es decir, el
educando debe concientizarse del dolor corporal, de la molestia física y por otro
lado de lo que emocionalmente le duele, sus temores, sus carencias, lo que
imagina que le va a pasar durante la enfermedad y con ello hacer una
31 | P á g i n a
reconstrucción de sus emociones, determinar cómo es que va a hacer frente a la
enfermedad , o lo que Ortíz nombra como educación del cuerpo emocional.
Para tales efectos, la autora nos propone acciones en dos frentes: 1) Sobre el
cuerpo emocional (reeducar las emociones) 2) Sobre el cuerpo doliente (negociar
con el dolor)
La reeducación emocional persigue las siguientes metas:
- Desintoxicación emocional. Romper el “embotellamiento” de las emociones
canalizándolas mediante su expresión y conocimiento. Así como
reestructurar las relaciones afectivas y morales de todos los miembros del
núcleo familiar como condición indispensable para la curación del niño.
- Actitud activa ante la enfermedad, apropiarse de ella y hacerle frente.
- Promover la autonomía del niño en el tiempo que permanezca
hospitalizado, involucrándolo en la toma de algunas de sus propias
decisiones (aseo, trabajo, ocio, etc.).
- «Rentabilizar» la enfermedad, como una experiencia de crecimiento interior,
de catarsis, de autoconocimiento, mediante la aplicación (con fines
terapéuticos) de técnicas artísticas y psicológicas que permitan la expresión
creativa del niño.
La reeducación emocional refiere a que todas las emociones y estados mentales
se reflejan en el cuerpo, en el caso infantil, la ansiedad y el dolor son elementos
que influyen en la elaboración que hacen de imágenes o prejuicios acerca de su
condición, de tal manera que actuar sobre el cuerpo doliente implica negociar con
el dolor, esto tiene una doble meta: hacerlos conscientes de su corporeidad, por
una parte, y simultáneamente hacer frente al dolor. 
A partir de esto rescato dos puntos esenciales a tener en cuenta en la atención
pedagógica hospitalaria:
32 | P á g i n a
Cuerpo enfermo Alma doliente Reintegración de la persona
● La educación con el propósito de la formación integral de la persona, dado
que la enfermedad significa una desintegración, esquematizado de la
siguiente manera:
Gráfico 1: Esquema Reintegración de la persona a partir del cuerpo enfermo y alma
doliente
● El éxito de la Pedagogía Hospitalaria depende de la coordinación integrada
de todos los colectivos (profesionales y familiares) implicados, dado que el
sentimiento básico en las relaciones interpersonales que han de
establecerse, en el medio hospitalario, es el de la amistad.
Para que se pueda establecer esta relación de amistad entre educando y
educador, se retoma la idea ya planteada acerca del acogimiento. Nos dice
Torralba (2002) que todo ser humano está expuesto a la herida, es decir es
vulnerable al sufrimiento, a la enfermedad, al envejecimiento y a la máxima
expresión de la vulnerabilidad que es la muerte; y precisamente por su naturaleza
de ser vulnerable requiere de estructuras de acogida. En este sentido, el
Pedagogo Hospitalario deberá practicar la acogida, no con la finalidad de paliar
desde afuera sus vulnerabilidades y resolvérselas, sino de enseñarle por sí mismo
a resolver sus fragilidades y mostrarle las herramientas para construirse
autónomamente. “Javier en su crisis de colitis ulcerosa: 'Yo hubiera necesitado
que alguien me ayudara a entender qué es lo que me estaba sucediendo.'”
(ORTIZ: 1999).
Es por ello que la Pedagogía Hospitalaria no solo se enfoca en contenidos
referidos a la enfermedad y sus consecuencias en el ámbito educativo para
realizar propuestas educativas, dice Pía Cardone que su estudio implica una
amplia visión interdisciplinaria, la cual se concretiza en un servicio social que
humaniza aún más la acción educativa y la atención médico-asistencial y requiere
33 | P á g i n a
también de especialistas en el campo de la Filosofía que nos ayuden a
comprender a la persona con enfermedad en su dimensión antropológica, ética y
bioética. (CARDONE: 2009).
La enfermedad es, más allá de un suceso desafortunado y dañino, una
oportunidad para mirar en nuestro interior, para repensarnos, para reeducarnos,
nos da tiempo para estar con nosotros mismos y asumirnos como seres dolientes
y finitos, ser conscientes de que en cualquier momento podemos morir y a partir
de ello aprendamos a disfrutar cada parte de la vida, cada momento, cada
amanecer, cada sonrisa. 
La pedagogía Hospitalaria se enfoca en un tipo de educación mucho más
profunda, de las emociones, del dolor, de lo que somos como seres humanos.
Brinda la oportunidad de hacer una introspección y enfrentar a la enfermedad de
manera resiliente.
1.2.1 Educación Especial ¿Por qué?
A partir de todo lo ya expuesto es que se puede considerar a la Pedagogía
Hospitalaria como una Educación Especial, ya que los niños y jóvenes
hospitalizados requieren una atención diferenciada por encontrarse en tratamiento
hospitalario, de esta forma lo que debería cambiar es el método pedagógico. No
se puede seguir la misma lógica que en una escuela convencional ya que la
atención pedagógica hospitalaria se enfoca en aspectos distintos a los de la
enseñanza regular. 
Inicialmente retomaremos la idea que García y Ortíz nos plantean acerca de la
diversidad, ya que ésta es importante en el espacio hospitalario; hay que tener en
cuenta el planteamiento de base erróneo de la diversidad, al considerar diferente
solo a un alumno y no a todos los alumnos de un grupo, lo cual es un hecho
sustancial en cualquier tipo de asociación, escolar o no. (GARCIA, 2011) Por lo
34 | P á g i n a
tanto, en el proceso educativo hospitalario confluyen infinidad de diversidades y
dentro de ello hay que dar a cada uno lo que necesita.
En México, la Secretaría de Educación Pública, por medio de la Ley General de
Educación, en su artículo 41, enuncia que “La educación especial está destinada a
personas con discapacidad, transitoria o definitiva, así como a aquellas con
aptitudes sobresalientes. Atenderá a los educandos de manera adecuada a sus
propias condiciones, con equidad social incluyente y con perspectiva de género.
Tratándose de menores de edadcon discapacidad, esta educación propiciará su
integración a los planteles de educación básica regular, mediante la aplicación de
métodos, técnicas y materiales específicos.
Para quienes no logren esa integración, esta educación procurará la satisfacción
de necesidades básicas de aprendizaje para la autónoma convivencia social y
productiva, para lo cual se elaborarán programas y materiales de apoyo didácticos
necesarios.
Para tales fines contempla tres modalidades de servicio:
- La Unidad de Servicios de Apoyo a la Escuela Regular (USAER): es una
unidad ubicada dentro de algunas escuelas de Educación Básica cuyo
propósito es impulsar y colaborar en la mejora de los contextos escolares
de la Educación Básica Regular. Proporciona apoyos técnicos,
metodológicos y conceptuales a aquellos alumnos que presentan
discapacidad y/o enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación y
se encuentren en riesgo de ser excluidos, marginados o de abandonar su
proceso de escolarización por la falta de adecuación de los contextos a sus
necesidades de aprendizajes; mediante el trabajo colectivo interdisciplinario
de profesionales
- Centro de Atención Múltiple (CAM): es un servicio que ofrece educación
inicial y básica de calidad a niños, niñas y jóvenes con discapacidad,
discapacidad múltiple o trastornos graves del desarrollo, condiciones que
35 | P á g i n a
dificultan su ingreso en escuelas regulares. La atención está dirigida a
alumnos y alumnas con discapacidad intelectual, visual (ceguera, debilidad
visual), auditiva (sordera, hipoacusia) o motriz
- Centro de Recursos, de Información y Orientación (CRIO): es considerado
como un órgano de difusión de la Dirección de Educación Especial, cuyo
propósito es el de impulsar un nuevo espacio dedicado a la información,
apoyo y orientación de maestros, padres de familia, estudiantes y público
en general, interesados en la educación inclusiva y particularmente en las
personas con discapacidad. (SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA,
2015).
Lo anterior nos refleja el concepto bajo el cual se brindan servicios de Educación
Especial en nuestro país, se contempla como beneficiarios a aquellos niños y
jóvenes que de forma temporal o permanente presenten alguna discapacidad ya
sea intelectual, visual, auditiva o motriz, en ningún momento se considera a la
situación de enfermedad como algo que requiera un tipo de Educación Especial.
En el caso de la Pedagogía Hospitalaria, podemos considerarla como Educación
Especial por estar encaminada no únicamente a dar continuidad al currículum
formal, de hecho, esta es una de sus funciones últimas, sino que se centra en
hacer una reconstrucción de la persona a partir de un suceso de ruptura como lo
es la enfermedad; el profesional de la educación deberá poseer una sólida
formación en los campos de la psicología, filosofía, antropología incluso medicina,
además de su formación como pedagogo. Se enfrenta a situaciones muy
adversas, los niños y jóvenes requieren un trato mucho más personalizado, la
acción educativa debe adaptarse al medio hospitalario, es decir, en muchas
ocasiones los niños no podrán levantarse de la cama y hay que atenderlos incluso
ahí, en muchos momentos los chicos se sienten decaídos, no solo físicamente,
también en la parte emocional y el pedagogo hospitalario debe estar preparado
para un “no” como respuesta cuando se acerca, sin embargo debe mantenerse
constante ya que aunque como mecanismo de defensa el niño decida aislarse, en
36 | P á g i n a
el fondo estará pasando por una situación de mucha angustia, miedo,
incertidumbre y el pedagogo hospitalario está ahí para ayudarlo a enfrentar todas
esas circunstancias.
Por otra parte, la formación moral que el pedagogo tenga deberá ser muy sólida al
enfrentar casos difíciles, enfermedades graves, terminales y tratamientos
agresivos, no puede doblegarse y transmitir sus propios miedos a sus educandos.
La Pedagogía no se trata de enseñar a los niños a sumar y restar, a leer y escribir
mientras están hospitalizados, sino de propiciar el reencuentro tanto personal
como familiar para hacer un replanteamiento y reconstrucción del ser; para ello
definitivamente se necesita una formación profesional, planeación educativa,
diseño curricular, ejecución y evaluación especiales. Durante la formación
profesional, no se nos enseña a tratar de manera más directa con estas
poblaciones, no se nos prepara para enfrentar situaciones tan complejas, sin
embargo es algo que se va adquiriendo de manera subjetiva, vamos aprendiendo
a tratar a niños dolientes, a niños que van a morir, a niños que a su corta edad
tienen que comprender cosas que ni los adultos pueden comprender, aprendemos
a mirar más allá de lo que nos dicen las palabras, aprendemos a leer miradas, a
comprender dolores y a ponernos en los zapatos del otro; y por ello la educación
durante el proceso de hospitalización es especial.
Y para comprender mejor todo esto, tenemos primero que vislumbrar lo que
implica el proceso de enfermedad desde la perspectiva infantil.
1.2.2 El proceso de hospitalización, una mirada desde la 
infancia
Para comenzar este apartado, se pedirá al lector que imagine que el día de hoy le
dieron el diagnóstico de una grave enfermedad, supongamos leucemia, el médico
le ha dicho que es necesario comenzar con el tratamiento de quimioterapia cuanto
antes, por ello a partir de mañana tendrá que acudir al hospital, permanecerá
internado por un tiempo indeterminado mientras se le realizan algunos estudios,
37 | P á g i n a
se aplican los medicamentos necesarios, le han advertido que el tratamiento es
agresivo, comenzará a tener fuertes dolores de cabeza, mareos, náuseas,
hemorragias intensas, entre otros padecimientos. El tratamiento toma varios años,
alrededor del primer o segundo mes su cabello comenzará a debilitarse tanto que
será mejor cortarlo por completo y si lo desea puede comprar una peluca, de esas
oncológicas. Tiene posibilidades de superar la enfermedad, sin embargo puede
presentar una, dos o varias recaídas durante el tratamiento, por lo cual
necesitarán aumentar las dosis de medicamentos y estos pueden ir aumentando
en agresividad para su cuerpo. Las sesiones de quimioterapia son muy fuertes,
usted saldrá agotado, sin fuerzas, requerirá de varios días para irse sintiendo
mejor. Aun así deberá mantenerse de por vida bajo supervisión médica, ya que
aunque los avances de la medicina han logrado que las personas superen la
enfermedad y continúen con su vida, siempre existe el riesgo de que el cáncer
regrese. Sumado a todas las recomendaciones e indicaciones anteriores está el
hecho de que tendrá que separase de su familia, su trabajo o escuela, sus amigos,
sus actividades cotidianas para internarse en un hospital donde conocerá a otras
personas con enfermedades similares, los verá en el mismo tratamiento que
usted, pero no todos lo terminarán, varios de ellos morirán en el proceso por
diversas situaciones. Sus familiares podrán visitarlo, sin embargo no podrán
permanecer todo el tiempo a su lado, requerirá ayuda para bañarse, vestirse, para
comer, tal vez incluso hasta para incorporarse. Los rostros de médicos y
enfermeras le parecerán extraños, vacíos, tan ajenos a usted. Tendrá tanto tiempo
a solas para pensar ¿Por qué le sucede esto? ¿Cuál fue la razón? ¿Cuánto va a
doler? ¿Cuánto tiempo le tomará curarse?, y ¿En realidad lo logrará?, después de
eso ¿Qué sigue? ¿Qué va a pasar con su escuela, su trabajo, con su familia, con
sus amigos?
Esto es un poco de lo que implica una enfermedad y el proceso de hospitalización,
como podemos darnos cuenta son situaciones difíciles las que se enfrentan,
depende mucho de la personalidad de cada uno la forma enque hará frente a la
enfermedad, sin embargo no deja de ser una ruptura en el ritmo de vida, una
38 | P á g i n a
ruptura que nos provoca miedo e incertidumbre acerca de lo que está por venir,
del futuro que nos espera. 
Si a esto sumamos la condición infantil, en la cual los pequeños, incluso jóvenes,
aún no comprenden muchas cosas, dependen en gran medida de sus padres,
están acostumbrados a jugar todos los días, a ir a la escuela, a ver a sus amigos,
a sus hermanos, salir de vacaciones, ver la tele, comer pizza los fines de semana,
a gozar de un buen estado de salud, etc. Es un quiebre abrupto y agresivo de la
realidad, un suceso tan desafortunado, un rompimiento total de los esquemas que
hasta ese momento han ido construyendo.
Según Ajurriaguerra, quien se encuentra citada en el texto de Souza: “La
enfermedad forma parte de la vida del niño. Aunque en el adulto pueda ser vista,
algunas veces, como un mero epifenómeno en su evolución, el niño, por el
contrario, la siente siempre de manera particular, y su familia la vive de manera
compleja. La enfermedad hará surgir en la vida del niño un personaje nuevo, con
el cual debe establecer relaciones nuevas: el médico, que en ciertos casos, lo
separará de su familia una o varias veces, para entrar en el contexto de una
institución nueva: el hospital” (DE SOUZA, 2003).
Es de esperar, y completamente normal, que esta situación desequilibre por
completo al niño, que en algunas ocasiones se presenten casos de regresión
como hacerse pipí en la cama, llorar por las noches, chuparse el dedo, hablar
como bebé, entre otras. Poco a poco irá comprendiendo muchas cosas: que es
necesario que permanezca en el hospital para curarse, que debe permitir que la
enfermera inyecte sus medicamentos, que los demás niños a su alrededor
también están enfermos y que los médicos vienen a revisarlos para ayudarlos a
mejorar.
El proceso de acompañamiento es esencial para el tratamiento del niño, si se
siente seguro, si al menos sabe qué es lo que le está pasando y lo que le están
39 | P á g i n a
haciendo, si ve a sus papás tranquilos, si sus hermanos o amigos lo visitan y le
hacen un poco más llevadero el proceso de hospitalización, el tratamiento y la
recuperación, las posibilidades de sanación serán mayores. Pero no en todas las
ocasiones es posible que después del diagnóstico la familia, o las personas más
cercanas, a quien considere parte de su núcleo, se integren de manera tan
funcional. En muchos casos provienen de una familia fragmentada, disfuncional,
sus padres no muestran el interés necesario, su autoestima no está fortalecida, no
ha logrado integrarse por completo en la dinámica escolar, etc. y a ello sumamos
la enfermedad, tenemos como resultado un completo desequilibrio físico,
emocional e incluso moral.
Para hacer frente a todas estas situaciones es necesario el trabajo
multidisciplinario de médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales,
tanatólogos y, por supuesto, pedagogos. Cada uno desde su disciplina debe
aportar lo necesario para propiciar la recuperación del niño. Pero para poder
hacerlo es necesario que conozca las enfermedades, su proceso y consecuencias,
las implicaciones quetiene la enfermedad para su campo, por ejemplo, nos dice
Pía Cardone que “Algunas enfermedades como el cáncer, suponen tratamientos
que, en muchos casos, producen efectos secundarios devastadores para los niños
(as) y jóvenes que lo padecen. Las implicaciones a nivel cognitivo son muy serias,
sobre todo en los casos en que se administran radiaciones a nivel cerebral.”
(CARDONE, 2009).
En este punto es preciso hacer mención del dolor, ya que es un elemento clave en
cualquier proceso de enfermedad, el Pedagogo Hospitalario deberá propiciar en el
niño el trabajo del dolor, que aprenda a hacerse consciente y negociar con él. 
Desde este punto, MichelaSchenetti nos brinda una idea acerca del dolor: 
“Actualmente se utiliza en el mundo científico el término nocicepción para definir los
acontecimientos químicos bioeléctricos y físicos que se producen en el sistema
nervioso, desde la periferia de la corteza, como consecuencia de una estimulación
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nociceptiva; en cambio, el término dolor se utiliza en referencia a la percepción
sensorial y a las alteraciones emotivas y cognitivas provocadas por la nocicepción
[…] El dolor y su percepción son fenómenos subjetivos, la percepción del dolor
viene determinada por modelos de aprendizaje familiares, por normas sociales y por
descripciones culturales del fenómeno.”(SCHENETTI, 2001). 
De manera tal que, aquello por lo cual sentimos dolor, las estimulaciones químicas
y bioeléctricas que nos hacen sentir dolor, es llamado, en el mundo de la
medicina, nocicepción, y aquello que se deriva de la nocicepción es el dolor, lo
que percibimos y cómo lo percibimos a partir de lo que nos han enseñado y lo que
hemos observado socialmente. Y tal como lo dice Schenetti, esta percepción es
educable, podemos aprender a percibir el dolor de distintas formas. Por ello es
importante que el Pedagogo Hospitalario conozca los procesos del dolor durante
la enfermedad y sepa que existen posibilidades para tratarlo desde la pedagogía.
Además, nos dice el médico francés Henry Wallon, uno de los pioneros de la
psicología infantil y contemporáneo de Piaget y Vigotsky, quien también está
citado en la obra de de Souza, que “aprender alivia el dolor infantil”, por ello es
importante la presencia del educador ahí donde hay niños que requieren sonreír
por cuestiones de salud. (DE SOUZA: 2003).
Por otro lado, en el campo de la psicología, nos dice Cristina del Barrio (1990) que
tradicionalmente el marco para comprender e intervenir en la conducta emocional
de niños con algún tipo de enfermedad, ha sido el psicoanálisis; señala que en la
década de los 90´s Roy Langford realizó un estudio en el cual observó las distintas
reacciones emocionales de sus pacientes durante la enfermedad y convalecencia,
notó, en los niños hospitalizados, regresiones a etapas emocionales anteriores,
por ejemplo la necesidad de afecto individualizado, la insistencia caprichosa en
cierto tipo de alimentos o la aparición de síntomas tan infantiles como chuparse el
pulgar, dificultades en el habla y enuresis. Señala la mala preparación psicológica
de los niños al acudir al médico o al hospital.
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De igual forma, señala que “la mayoría de los niños considera su enfermedad
como un castigo por desobedecer las recomendaciones paternas” y en estudios
posteriores se determinó que muchos chicos consideran que se enferman por “ser
malos”, o por razones como, en el caso de la diabetes, “comer demasiado azúcar”,
o los que están enfermos del corazón, creen que es “por correr demasiado”.
En general, Del Barrio nos dice que la interpretación moral que los niños dan a la
enfermedad es la de un castigo por una acción indebida, y esta idea prevalece
sobre todo en niños de corta edad, ya que a medida que van creciendo esta
tendencia de auto culpa va disminuyendo y dejan de considerar su enfermedad
como un castigo.
Por otro lado, aclara que “Las diferencias con el pensamiento adulto hacen preciso
escuchar al niño para saber qué es lo que ha oído y, sobre todo, qué es lo que ha
entendido”. Recomienda el uso del dibujo como un instrumento que ayuda a
determinar las asociaciones negativas del niño con su enfermedad
yhospitalización. Además, la participación del niño en su enfermedad es
importante, ya que el sentimiento de que se le comprende y se le entiende hará
más llevadera la relación con el médico, lo cual propiciará una mejora en su
tratamiento. Y para ello el Pedagogo Hospitalario funge como mediador entre el
niño y el cuerpo médico, lo ayuda a tener confianzaen médicos y enfermeras y
que se establezca una buena relación de comunicación.
Es difícil que los niños comprendan un proceso de enfermedad y que lo afronten,
lo hacen de una manera muy peculiar y por ello es importante que sean
acompañados en el proceso de comprensión y vivencia de la enfermedad, para
que sepan que no es su culpa estar enfermos, que los procedimientos a que son
sometidos son necesarios para su recuperación y, en los casos que así sea, van a
mejorar y superar la enfermedad. Es importante mencionar que en los casos
desahuciados, es incluso más cruel transmitir esperanza y hacer creer al niño que
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va a mejorar, lo mejor es hablar con la verdad y ayudar al pequeño a aprovechar
el tiempo restante, hacer que lo viva feliz y satisfecho por haber venido a la vida.
1.2.3 Se trata de educar no de instruir
En este apartado se hace una distinción acerca de dos términos que, como nos
indica Francesc Torralba en Pedagogía de la Vulnerabilidad (2002),
frecuentemente son confundidos en el campo de la educación: educar e instruir.
La instrucción se refiere a la apropiación de contenidos de tipo intelectual.
Decimos que una persona esta instruida cuando sabe muchas cosas. En la
educación, por otro lado, interviene la totalidad der ser humano, su dimensión
intelectual, afectiva, espiritual, etc. “Se trata de un movimiento global que afecta a
todas y cada una de las dimensiones del ser humano”. (TORRALBA, 2002)
Esto representa un problema, pues como lo indica Hanna Arendt, citada por
Torralba: “La crisis de la educación tiene mucho que ver con la reducción del
educador al papel de instructor” (TORRALBA, 2002). No se trata de llevar
conocimientos al espacio hospitalario y hacer que los niños los adquieran, que
memoricen las lecciones para pasar exámenes y acreditar. Se apunta hacia que lo
que requiere el educando son referentes personales y no ideas que nada tienen
que ver con su vivir, testimonios carnales que propicien la imitación del educando
y se orienten hacia su bienestar. Para esto es fundamental no perder de vista un
elemento que resulta muy importante para la educación, y más aún en el espacio
de hospitalización: el tacto. El contacto, el hecho de compartir un espacio y un
tiempo determinado, es importante porque propicia el encuentro físico, el lenguaje
verbal y simbólico y ello promueve la transmisión de valores éticos, comunicación
de sentimientos, especialmente el de la solidaridad. Dentro de un hospital
convergen una serie de sentimientos, tiene lugar un choque impresionante de
emociones y con ello es con lo que la Pedagogía Hospitalaria trabaja, el manejo
de emociones y sentimientos, la escucha es muy importante para ello, pero sobre
todo el educador tiene que tener una gran capacidad de observación, una afinidad
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para poder leer entre líneas, entre palabras qué es lo que su educando le quiere
decir y qué demanda de él.
Eminentemente esto poco o nada tiene que ver con conocimientos escolares, más
que enseñar las tablas de multiplicar el educador deberá ocuparse de ayudar al
paciente a conocer y aceptar el proceso de enfermedad y el devenir de ésta.
1.3 La Pedagogía Hospitalaria en México
En México apenas comienzan a tomarse acciones al respecto de Pedagogía
Hospitalaria, el tema llega a nuestro país en 2005 por medio del Programa
Sigamos Aprendiendo en el Hospital, bajo la Dirección de la Secretaría de
Educación Pública en conjunto con la Secretaría de Salud, alianza a la cual se
agregó más adelante el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Se inicia en cinco hospitales del Distrito Federal: Hospital Infantil Federico Gómez,
Hospital General, Instituto Nacional de Rehabilitación, Instituto Nacional de
Pediatría y Hospital General Dr. Manuel Gea González..
Hacia el año 2014 la cobertura en el Distrito Federal ya era de catorce hospitales
públicos, de segundo y tercer nivel, con 31 aulas que para 2015 aumentaron a 36;
en las cuales se brinda atención a los niños, niñas y jóvenes hospitalizados por
medio de aulas fijas ubicadas dentro de las instalaciones de los hospitales y en
aulas móviles, que se desplazan para la atención individual en cama.
La encargada del Programa Nacional de Voluntariado, Gabriela Colmenares
establece que el Programa de Pedagogía Hospitalaria representa un compromiso
para la Secretaría de Salud ya que para el sistema es una prioridad atender al
rezago educativo. Establece que la P.H. es un derecho y por ello las aulas
hospitalarias no son para “entretener” sino para brindar educación. (D.C.C.E.,
2014: Pág. 14)
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Para la implementación del programa deben ser tomadas en cuenta las
características de los hospitales y de la población a la que atienden, de manera
que el servicio que se brinda es muy particular en cada institución.
En 2008 se llevó a cabo el Primer Diplomado en Pedagogía Hospitalaria bajo la
dirección de la Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito
Federal, a través del Programa de Pedagogía Hospitalaria, del cual se pueden
consultar las memorias en línea. Además, en 2010 se llevó a cabo el Primer
Congreso Latinoamericano y de El Caribe. La pedagogía hospitalaria hoy:
ámbitos, políticas y formación profesional, en donde se reunieron expertos en la
materia para exponer qué era lo que se estaba haciendo en la materia y abrir
nuevos campos de investigación y análisis; hacia 2013 se realizó el II Congreso,
nuevamente con México como país sede; quiero hacer un paréntesis para
comentar que tuve la oportunidad de asistir a este segundo congreso ya que en
ese momento me encontraba desarrollando un trabajo escolar junto con algunas
compañeras de la carrera. Me pareció sumamente enriquecedor poder conocer las
acciones que se llevan a cabo en otros países, escuchar a los especialistas,
conocer a las personas encargadas del programa aquí en México y a varios
colegas que se desempeñan en las aulas hospitalarias. Se abordaron temas
como: la aplicación de políticas para la P.H., resiliencia familiar, el papel de las
universidades frente a P.H., desarrollo de competencias docentes hospitalarias,
así como la exposición de algunas experiencias significativas en toda
Latinoamérica y España.
En el Distrito Federal es en donde la Pedagogía Hospitalaria se ha
“institucionalizado” de manera un poco más formal, ya que dentro de la
Administración Federal de Servicios Educativos en el D.F. se encuentra instaurado
el Programa de Pedagogía Hospitalaria, el cual se enuncia en la página oficial de
la AFSEDF, como:
“Una práctica de innovación y una de las acciones de la Administración Federal de
Servicios Educativos para disminuir el rezago en educación básica por enfermedad
en el Distrito Federal; a través de un modelo pedagógico que ubica en el centro a la
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escuela y fortalece las figuras escolares y de apoyo técnico que convergen para
propiciar las condiciones adecuadas de aprendizaje. Diseñar estrategias de formación
profesional que eleven la calidad y favorezcan la continuidad en los procesos de
aprendizaje de alumnos en condición hospitalaria con el fin de elevar los índices de
eficiencia terminal y el logro de los estándares curriculares en los niveles de
preescolar, primaria y secundaria.
 
Este Programa se conforma de cinco componentes interrelacionados de manera
pertinente para eficientar los procesos implicados en la escuela inclusiva: Vinculación
con el sector salud, Enlace con estados e instituciones, Sistema de Administración de
Información y Seguimiento, Investigación en pedagogía hospitalaria y Escuela
Hospitalaria de Educación Básica en el Distrito Federal.

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