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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA DIVISIÓN DE ESTUDIOS PROFESIONALES MÉXICO, D.F. JUNIO 2012 INFORME DE PRÁCTICAS QUE PARA OBTENER EL TITULO DE: LICENCIADA EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A: YANETH FERNÁNDEZ ARANDA TALLER DE PROMOCIÓN DE LA AUTOESTIMA Y LA COMPETENCIA SOCIAL EN ESCOLARES DE 6 A 8 AÑOS DE EDAD CON PROBLEMAS EMOCIONALES Y DE CONDUCTA DIRECTOR: MTRO. FERNANDO FIERRO LUNA REVISOR: DRA. IRENE DANIELA MURIA VILA SINODALES: DRA. BENILDE GARCÍA CABRERO MTRA. CECILIA MORALES GARDUÑO LIC. MARÍA HORTENSIA GARCÍA VIGIL UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos Agradezco profundamente a mí querida Universidad Nacional Autónoma de México por darme la oportunidad de pertenecer a la Facultad de Psicología en la cual me puede desarrollar personal y profesionalmente. A todos los que son parte del departamento de Psicología Educativa por su amabilidad, interés y disposición. A mi asesor de informe; Mtro. Fernando Fierro Luna. Por su paciencia, atención, compresión, enseñanza y guía para la realización de este proyecto. Pero sobre todo por creer en mí y escucharme cuando más lo necesitaba; su sencillez y calidad profesional y humana son admirables. ¡Mil gracias! A mi revisora; Dra. Irene Daniela Muria Vila por sus sugerencias y observaciones para la redacción de este proyecto. A mis sinodales; Dra. Benilde García Cabrero, Mtra. Cecilia Morales Garduño y la Lic. María Hortensia García Vigil, por sus valiosos consejos, observaciones y sugerencias que enriquecieron la redacción de este trabajo. A mis queridos papás Flor y Armando porque me dieron la vida y me enseñaron el mejor camino a seguir. Especialmente a ti mamá que estuviste conmigo en los momentos más difíciles y siempre me has dado ánimo para seguir adelante, por darme tu amor y confianza. Sin ustedes no hubiera sido posible alcanzar uno de mis más anhelados sueños. Los amo. A Erik que durante estos años tomaste mi mano para caminar juntos este largo camino, gracias por ser mi amigo, compañero y confidente. Por apoyarme durante mi carrera y verme crecer, por estar conmigo en las buenas y en las malas y motivarme para seguir adelante. A ti por ser fuente de mi alegría. A Cutzi, amiga de años e incondicional con la que comparto tantas aventuras y locuras con la compañía de todos los chinos y lacios, que me recuerdan que la vida hay que disfrutarla al máximo. Gracias por tu amistad. A Guillermo, gracias por darme tus sabios consejos, escucharme y sobre todo por brindarme tu amistad. ¡Ya soy por fin una psicóloga con lentes! A Dios por darme la oportunidad de seguir adelante. Índice Resumen……………………………………………………………………………….6 1. Introducción ….……………………………………………………………….7 1.1 Justificación………………………………………………………………………9 1.2 Objetivo general…………………………………………………………………11 2. Antecedentes 2.1 Antecedentes contextuales…………………………………………………..12 2.2 Antecedentes teóricos…………………………………………………………13 Desarrollo del niño de 6 a 8 años de edad. 2.2.1 Desarrollo cognitivo…………………………………………………………13 2.2.2 Desarrollo y conducta social………………………………………………17 2.2.3 Desarrollo socioafectivo……………………………………………………20 2.2.4 Problemas de conducta y emociones……………………………………26 Autoestima 2.3.1 Modelos teóricos de la autoestima……………………………………….28 2.3.2 Definición de la autoestima ………………………………………………..35 2.3.3 Relación entre autoestima y autoconcepto……………………………..39 2.3.4 Componentes de la autoestima…………………………………………...42 2.3.5 Niveles de la autoestima factores vinculados y características…….49 Competencia social y habilidades sociales 2.4.1 Importancia de las habilidades de interacción social…………………55 2.4.2 Adquisición y desarrollo de la competencia social……………………57 2.4.3 Problemas de competencia social………………………………………...59 2.5 Experiencias similares……………………………………………………...63 3. Programa de intervención .…………………………………………………67 3.1 Propósito fundamental .………………………………………………………...67 3.2 Población destinataria…………………………………………………………..67 3.3 Espacio de trabajo……………………………………………………………….67 3.4 Materiales e instrumentos para la ejecución de intervención…………...68 3.5 Faces por las que discurrió el programa…………………………………… 74 3.5.1 Inducción y sensibilización……………………………………………..74 3.5.2 Evaluación inicial…………………………………………………………….75 3.5.3 Planeación...…………………………………………………………………..76 3.5.4 Intervención. …………………………………………………………………76 3.5.5 Evaluación final………………………………………………………………77 3.6 Estrategias de evaluación……………………………………………………..78 3.7 Estructura del curso-taller…………………………………………………….79 4. Resultados…………………………………………………………………..81 5. Conclusiones……………………………………………………………….127 6. Referencias………………………………………………………………….134 7. Anexos……………………………………………………………………….139 Yaneth Fernández Aranda 6 | Resumen La autoestima es la aceptación propia: conocerse a sí mismo, y estar conforme con ello, incluye todos los sentimientos y creencias que tenemos acerca de nosotros mismos y tiene un impacto en todo lo que hacemos en la vida, es compleja y cambiante. Algunos niños en edad escolar se caracterizan por ser agresivos, tímidos y socialmente retraídos y con rasgos característicos de una baja autoestima. Por tal motivo, el objetivo fundamental que se propuso en este proyecto fue: diseñar, aplicar y evaluar un programa de intervención psicoeducativo en la modalidad de curso-taller, para que niños con dificultades emocionales y de conducta que cursan 1º, 2º y 3º grado de primara de una escuela pública adquieran y desarrollen habilidades que les permitan una mejor adaptación e integración social en su entorno inmediato. El taller se diseño a partir de temáticas relacionadas con los cuatro componentes de la autoestima propuestos por Clark, Clemes y Bean (1991) y habilidades básicas de interacción social, dentro de un contexto cognitivo conductual. Las técnicas de evaluación que se implementaron fue la entrevista a padres de familia, un instrumento de referenciación proporcionado a los docentes y la observación directa de los niños. Como instrumentos de evaluación se hizo uso de pruebas psicométricas para evaluar aspectos de socialización como la Batería de socialización en sus tres versiones 1,2 y 3 (BAS) de Silva y Martorell y el Cuestionario de personalidad para niños (C.P.Q) de R.B Porter y R.B Cattell, para obtener rasgos de autoestima. De igual manera se utilizaron listas de cotejo y rúbricas para evaluar los componentes de la autoestima y habilidades sociales. Con este proyecto se logró fortalecer una autoestima y la adquisición de habilidades sociales para una mayor competencia social tras la aplicación del taller. Existieron diferencias entre los resultados obtenidos de algunos indicadores de socialización, (consideración de los demás, autocontrol, retraimiento social) y en los indicadores de una autoestima adecuada. Yaneth Fernández Aranda 7 | 1. Introducción La autoestima, la estimación de sí mismo, es algo verdaderamente importante en el ser humano; es una exigencia natural de la condición humana, que consiste en el derecho de aceptarse y amarse a sí mismo. La autoestima varía con el tiempo; es tanta su versatilidad y dependencia de numerosos factores, que se entiende que las personas unas veces se estimen y otras se desestimen. Tales estimaciones y desestimaciones admiten grados muy variados, dependiendomuchas veces de meras circunstancias personales. Existen algunas causas que pueden justificar esta versatilidad de la autoestima ya sea desde el endeble e insuficiente conocimiento personal, así como factores que involucran la falta de firmeza de los propios valores personales y de las expectativas mal fundadas que son atribuidas por otros. Por otro lado, la autoestima se ha asociado con infinidad de variables con las que mantiene una relación de tipo interaccional (expresándose como causa y efecto) entre las que destacan: la ansiedad (Koubekova, 1993), la depresión (Harter, 1993), el abuso de sustancias (Rodes & Jason, 1988), la competencia social (Hernández Guzmán, 1999), el aprovechamiento escolar (Hernández Guzmán & Sánchez Sosa, 1996) y la crianza familiar (Hernández Guzmán & Caso Niebla, 1997. Kawash, Kerr & Clewes, 1985; Ortega Ruiz, 1994). López y otros (2001), hablan del desarrollo del apego y consideran que el eje organizador de la educación infantil debe ser la seguridad emocional. Es la necesidad más importante a lo largo del ciclo vital y especialmente en la infancia. La seguridad emocional depende de los vínculos de apego, de las relaciones de amistad, los iguales y de la autoestima. Al igual que en la autoestima, la importancia de la adquisición de habilidades sociales en la infancia es crucial ya que el dominio de éstas, se relaciona con la Yaneth Fernández Aranda 8 | adaptación psicológica y social que pueden determinar la calidad de las relaciones sociales en la edad adulta. Contrariamente, la carencia de habilidades sociales se relaciona con el rechazo, el aislamiento social, los problemas escolares (bajo rendimiento académico, ausentismo, fracaso, expulsiones o deserción escolar), y las alteraciones mentales en la adolescencia o adultez (alcoholismo, drogadicción o suicidio) (Monjas, 1997, cit. por Luca, 2001). De igual manera, la adecuada competencia social en la infancia está asociada con logros escolares, sociales, ajuste personal y social en la infancia y la vida adulta (Hops y Greenwood, 1988; Ladd y Asher, 1985; Strain, Guralnick y Walker, 1986 cit. en Verdago 1994). La atención de las alteraciones en el desarrollo de las habilidades sociales y de adaptabilidad social es crucial, ya que existe evidencia de que éstas constituyen la causa de varias dificultades conductuales y emocionales (Monjas, 1997). No se ha logrado establecer una relación causal entre la carencia o el déficit en habilidades sociales y la aparición de dificultades conductuales y emocionales (Trianes, Muñoz y Jiménez, 1997); sin embargo, están de acuerdo en que las personas con dichas dificultades suelen presentar conflictos en la interacción con los demás, mostrando una pobre adaptación social y baja autoestima. Lo anterior, provocó el interés por desarrollar algunas estrategias, que pudieran ayudar a los alumnos a entender y tal vez resolver, algunas de las situaciones por las que están atravesando tales como; rechazo, aislamiento social, inseguridad, problemas emocionales y de conducta ya que el desarrollo socioafectivo de los niños está en proceso de consolidación, y es un buen momento para trabajar acerca de una autoestima positiva, la adaptabilidad y competencia social. Yaneth Fernández Aranda 9 | 1.1 Justificación Tradicionalmente el psicólogo educativo, la mayoría de la veces ha centrado su atención en el desarrollo cognitivo de los alumnos y en lo que concierne a su rendimiento escolar, generando estrategias de evaluación e intervenciones dirigidas a ayudar a los alumnos que presentan dificultades de aprendizaje. Pero es importante mencionar que la educación se genera en un contexto social, donde se manifiestan aspectos relacionados con la autoestima y la competencia social, así como la interacción entre iguales, compañeros, adultos etc., es por ello de primordial importancia el poder trabajar estos aspectos ya que son relevantes en el contexto escolar, por un lado, los alumnos que muestran dificultades en éstas áreas ó dificultades emocionales y conductuales tienden a presentar problemas a largo plazo, relacionados con el abandono escolar, delincuencia, consumo de sustancias, etc. Por lo tanto, el fomentar una autoestima positiva y la competencia social supone, prevenir graves problemas sociales, emocionales y de carácter personal. Como se ha mencionado anteriormente, la autoestima es un proceso esencial para una adecuada adaptación en los niños, siendo ésta de sumo valor, ya que sin autoestima adecuada, los niños tienden a tener muchas dudas sobre sí mismos, son mucho más vulnerables a la presión social, su desempeño académico es menor, se sienten inseguros e incapaces de realizar y desempeñar alguna actividad e incluso inferiores a los demás. En cambio cuando un niño tiene una autoestima adecuada, se siente seguro de sí mismo, está más dispuesto a arriesgarse y resolver problemas, ser responsable de sus actos, puede afrontar los cambios, enfrentar los desafíos, además tiene una mayor flexibilidad para enfrentar cuestiones de rechazo, así como afrontar fracasos y derrotas. La adecuada competencia social en la infancia está asociada a la vida adulta (Carledge y Milburn, 1983; LaGreca y Santogrossi, 1980; Michelson, Sugai, Wood, Kazdin, 1987). Por el contrario, la competencia interpersonal pobre tiene consecuencias negativas para el sujeto a corto y largo plazo (Asher y Renshaw, Yaneth Fernández Aranda 10 | 1981; Beck y Forehand, 1984; Hops y Greenwood, 1988; Ladd y Asher, 1985; Michelsol et al. 1987). Contrariamente a esto Monjas, (1997) señala que la incompetencia social se relaciona con: a) Baja aceptación, rechazo, ignorancia o aislamiento social por parte de los iguales. b) Problemas escolares: bajos niveles de rendimiento, fracaso, ausentismo, abandono del sistema escolar, expulsiones de la escuela, inadaptación escolar. c) Problemas personales, baja autoestima, locus del control externo d) Desajustes psicológicos y psicopatología infantil, depresión, indefensión, e) Inadaptación juvenil, delincuencia juvenil. f) problemas de salud mental en la adolescencia y la edad adulta: alcoholismo, suicidio y toxicomanías. Por otro lado, diferentes programas de intervención psicológica reportan que las personas que participan en talleres para el desarrollo de la autoestima, después de la experiencia señalan cambios a nivel cognitivo y socioafectivo (Aladro, 2005). Por lo tanto, es por ello que surge la necesidad de apoyar a los niños en edad escolar a través de un programa de intervención en una modalidad de curso-taller para que desarrollen habilidades sociales y fortalezcan una autoestima positiva que les ayudará a establecer relaciones más sólidas y significativas y con ello una mayor adaptabilidad social. De esta manera, el presente trabajo tendrá como beneficiarios directos a los alumnos que participen en el curso-taller, pues las actividades estarán diseñadas para favorecer una adecuada autoestima y desarrollar habilidades sociales, que les permitirán establecer relaciones interpersonales apropiadas y significativas con los demás. Por lo tanto, el poder intervenir en escolares que presentan algunas dificultades emocionales y de conducta puede tener una repercusión favorable en sus vidas y la mejora en la calidad de la misma. Yaneth Fernández Aranda 11 | 1.2 Objetivo general Diseñar, desarrollar y evaluar un programa de intervención psicoeducativo para favorecer una autoestima positiva y promover el desarrollo de habilidades sociales en alumnos con dificultades emocionales y de conducta que cursan 1º, 2º y 3er grado de educación básica. Fernández Aranda Yaneth 12 | 2. ANTECEDENTES 2.1 Antecedentes contextuales La escuela primaria es una primaria pública, de carácter regular, definida como escuela de calidad y con horario ampliado. La misión y visión que posee la primaria son las mismas establecidas por la Secretaría de Educación Pública (SEP) las cuales se describena continuación: Misión: Garantizar el derecho a la educación de todos los niños y jóvenes, como lo estipula el artículo tercero constitucional, mediante la elaboración y el establecimiento de normas que aseguren la igualdad de oportunidades para acceder, permanecer y obtener los resultados de una educación de calidad, donde adquieran los conocimientos y habilidades necesarias para su desarrollo, a fin de que aprendan a ejercer con responsabilidad sus derechos y sus obligaciones y puedan seguir superándose a lo largo de su vida. Visión: Alcanzar una educación que llegue a todos los mexicanos bajo estándares de calidad internacionales, y que se traduzca en una preparación que coloque a los estudiantes a la altura de los requerimientos y exigencias de la sociedad del conocimiento. Esta primaria presta servicio alrededor de 250 alumnos de entre 6 y 12 años de edad. Cuenta con 2 grupos de 1º, 4º y 5º y con un grupo de 2º, 3º y 6º. Arquitectónicamente está distribuida en tres edificios dos de salones y uno para la dirección, con un total de 9 salones y un aula de medios. En cuanto a recursos humanos la escuela cuenta con: director, secretaria académica, profesores regulares de grupo, de educación física e inglés, así como apoyo de personal de intendencia. Fernández Aranda Yaneth 13 | 2.2. Antecedentes teóricos Desarrollo del niño de 6 a 8 años de edad. La biología y el ambiente influyen en el desarrollo humano, produciendo cambios en la estructura, el pensamiento y la conducta de éste por lo que se considera de gran importancia el estudio de los elementos del desarrollo cognitivo, social y emocional del individuo, como un marco de referencia que nos permite entender y comprender las limitaciones y las potencialidades del niño en ésta edad. A continuación se hará referencia a cada uno de de estas áreas del desarrollo. 2.2.1 Desarrollo cognitivo Se abordará el desarrollo cognitivo del niño entre 6 y 8 años de edad. Martí (cit. en Marchesi, Palacios y Coll, 2002 ), describe el desarrollo cognitivo refiriéndose a todos aquellos actos por medio de los cuales el niño accede al conocimiento del mundo, incluye procesos como; pensamiento, aprendizaje, percepción, atención, memoria, concentración, resolución de problemas, toma de decisiones, se diría que en esta etapa los niños razonan de forma lógica, son menos dependientes de la apariencia perceptiva de los estímulos, poseen una atención más selectiva y una memoria más segura y estratégica. A lo que comprende el periodo de 6 a 8 años de edad Aguilar y Díaz Barriga (1986), han establecido las habilidades intelectuales del niño en: Las habilidades cognitivas de nivel inferir o subordinadas, se denominan así porque aparecen pronto en el niño, son relativamente sencillas y tienen a menudo un carácter instrumental; con la edad se sujetan a un control consciente y se coordina cada vez mejor con habilidades de nivel superior adquiriendo mayor Fernández Aranda Yaneth 14 | refinamiento y complejidad. Estas habilidades comprenden la percepción, la clasificación y la seriación. La habilidad perceptual. Cuando el niño ingresa a la escuela primaria alrededor de los 6 o 7 años posee ya habilidades perceptuales desarrolladas; es capaz de obtener información precisa de la forma, el tamaño y el color, la distancia y el movimiento de los objetos y empieza a coordinar diferentes perspectivas. Coordinación de las perspectivas. La habilidad para coordinar la perspectiva propia y las de otras personas se desarrollan tardíamente. Los niños de 4 a 7 años a menudo se percatan de que las personas que están en la misma posición respecto a un objeto deben de tener la misma visión que él y las que ocupan diferentes posiciones tendrán diferentes perspectivas. Percepción de dibujos. Aún cuando la habilidad para reconocer objetos, en dibujos y fotografías, aparece desde los 2 años de edad, hay varios aspectos como la percepción de la profundidad y de movimientos en dibujos que adquieren gran precisión con el desarrollo. Escudriñamiento visual. Esta habilidad muestra refinamiento y un control consciente cada vez mayor con la edad y la experiencia. Inhelder y Piaget (1964, Cit en Aguilar y Díaz Barriga 1986) describen tres etapas en el desarrollo de la clasificación libre en el niño. En la primera fase denominada colecciones graficas, que se extiende de los 2 a lis 5 ½ años, el niño agrupa los objetos con base a consideraciones geométricas, relaciones temáticas o representativas. En la segunda fase, colecciones no graficas que abarca de los 5 ½ a los 7 años, el niño clasifica los objetos con base a su semejanza, pero sus criterios de agrupamiento varían ampliamente. Fernández Aranda Yaneth 15 | Durante la última fase los niños llegan agrupar los objetos en clases estables, exhaustivas u organizar las clases en jerarquías. Oliver y Hornsby (1966, cit en Aguilar y Díaz Barriga 1986), mencionan que los niños en el periodo preescolar cuyo modo de representación es icónico, agrupan a los objetos en base a atributos perceptuales mientras que los niños mayores, cuyo modo de representación es simbólica, emplean atributos funcionales al agrupar. También los niños aprenden que objetos diferentes pueden ser agrupados por tamaño o por orden alfabético, a esto se le denomina seriación. (Rice, 1977). En lo que respecta a las Destrezas Mnemónicas, el individuo, elabora y distorsiona la información recibida de acuerdo a sus experiencias, conocimientos expectativas y deseos. La compresión corresponde a la fase inicial de este proceso trasformador y provee la materia prima para los cambios subsiguientes generados por los intentos para recordar. La memoria ya no es considerada como una función aislada o un almacén de datos sino como el resultado de un conjunto de procesos y estrategias de codificación, comprensión y recuperación de información, así como de medios de control y regulación para su aplicación y selección. La capacidad del niño para recordar listas de objetos mejora en forma notable entre los cinco y los siete años. Ésta es la edad en la que suele aprender los procesos de control, las estrategias y técnicas que mejoran la memoria. Entre esos procesos figuran el repaso, la organización, la elaboración semántica y la imaginería mental (Flavell, 1985, cit. en Craig y Baucum, 2009). Durante esta etapa se produce un desarrollo de la memoria a largo plazo al que contribuyen el conocimiento y la pericia. Los niños pueden emplear ciertas estrategias para mejorar su memoria, como la creación de imágenes y la elaboración (Santrock, 2006). Fernández Aranda Yaneth 16 | Las destrezas cognitivas se aplica a partir del concepto de metacognición que para Martí (cit. en Marchesi, Palacios y Coll, 2002), posee dos sentidos, por una parte, que los niños en edad escolar son más conscientes de sus procesos cognitivos que los niños pequeños: se percatan mejor de la manera en cómo piensan y qué piensan, son capaces de evaluar una tarea cognitiva (Por ejemplo, su grado de dificultad) y de adaptar las estrategias pertinentes, evalúan mejor su propio rendimiento y son mas consientes de lo que han aprendido y de sus propios conocimientos. Podríamos denominar metacognición a este primer sentido directamente ligado a una mayor capacidad de reflexionar y tomar consciencia de las propias acciones cognitivas. En este sentido los niños de escuela primaria saben mejor lo que deben de hacer y cómo deben de hacerlo que los niños de educación infantil: planificar mejor sus acciones antes de abordar un problema, hacen un seguimiento más preciso de sus acciones y pueden evaluar y corregirlas, es decir son mas flexivos, estratégicos y mas planificadores. Características del pensamiento infantil según Piaget: Entre los psicólogos del desarrollo hay un amplio acuerdo de que los niños piensan de forma diferente que los adultos, pero la naturaleza de estas diferencias y la explicación del proceso que las hace disminuira medida que el niño crece, ha sido fuente de muchas disputas. Para algunos psicólogos como Piaget existen diferencias cualitativas entre el pensamiento del adulto y el del niño y también entre las diferentes etapas del desarrollo cognitivo del niño. La etapa preoperacional se caracteriza por el desarrollo del proceso de representación y abarca desde el final de periodo sensoriomotor (uno y medio o dos años) hasta la construcción de las operaciones concretas (6 a 7 años). Piaget y Inhelder, 1967/1969 (Cit. Berk 1999), Piaget veía la etapa de operaciones concretas, que abarca el periodo comprendido entre los 7 y los 11 años, como un punto de inflexión en el desarrollo cognitivo. Cuando los niños lo alcanzan, su Fernández Aranda Yaneth 17 | pensamiento se asemeja más al de los adultos que al niño en las etapas sensoriomotoras y preoperacional. De acuerdo con Piaget, el razonamiento operacional concreto es más lógico, flexible y organizado de lo que lo era la cognición durante el periodo preescolar. Por otra parte, los niños en edad escolar aprenden a leer y escribir, formas de la comunicación simbólica que les permiten mediar las relaciones entre el mundo externo y sus pensamientos y sentimientos. Los niños aprenden los principios básicos de la lectoescritura mientras interactúan con sus padres, hermanos, profesores e iguales (Craig y Baucum, 2009). Palacios e Hidalgo ( cit. en Marchesi, Palacios y Coll, 2002), describen que los niños en edad escolar va diversificando sus relaciones y enriqueciendo sus experiencias sociales obteniendo nueva información y recibiendo influencias que les permite consolidar o modificar mucho de los aspectos del desarrollo sociopersonal que empezaba a configurarse en los años anteriores. 1.2.2 Desarrollo y conducta social Las relaciones en edad escolar y la conducta suelen estar conformadas por relaciones bidireccionales ya sea entre iguales, profesores, padres y por el mismo niño. Los contactos con iguales, especialmente con amigos, sirven a funciones muy significativas en el desarrollo, es evidente que los amigos son elementos importantes de compañía, de diversión, también de información, son fuente de intimidad y afecto, de seguridad emocional en situaciones novedosas o en momentos de estrés. De igual manera un aspecto importante de los iguales es que contribuyen al conocimiento y validación del “yo” en cuanto a que, a través de las actividades que Fernández Aranda Yaneth 18 | con ellos se realizan (competitivas, cooperativas, resolución de conflictos, etc.) se facilita la reflexión de uno mismo, el considerar al “yo” desde la perspectiva de otros, promoviendo el aprendizaje sobre uno mismo. Son personas con las cuales se comparten experiencias importantes; promueven el desarrollo de importantes competencias sociales (asumir responsabilidades, devolver favores y cortesía, captar y adecuarse a la perspectiva e interacciones del otro), especialmente las que tiene que ver con el manejo y la resolución de conflictos interpersonales, la asertividad (defenderse, regatear), la prosocialidad (compartir, consolar, cooperar). Además de lo anterior como señala Hartup (cit. en Marchesi, Palacios y Coll, 2002), la influencia de los iguales se extiende también al terreno del desarrollo cognitivo y el ajuste escolar. Por todo ello, es comprensible que la experiencia negativa con los iguales puede tener efectos casi dramáticos para quienes padecen aislamiento o rechazo de sus compañeros. Un aspecto en la vida social de los niños es el grado en que es considerado por sus iguales como un compañero valioso y agradable, la aceptación de los iguales. El término aceptación del compañero se refiere a la simpatía, la magnitud con la que un niño es visto por sus compañeros como un compañero respetable (Berk, 1999). La aceptación es un indicador del ajuste psicológico posterior del niño, por el contrario los niños rechazados son niños infelices, solitarios, y estrechamente relacionados con bajo rendimiento escolar, comportamientos antisociales, delincuencia en la adolescencia y baja autoestima. En los años de educación primaria se consolida el protagonismo de los iguales como agentes socializadores. A continuación se analizaran tres características de dicho protagonismo. a) Las interacciones Durante los años de la escuela primaria niños y niñas experimentan mejoras significativas en todo un repertorio de habilidades sociales directamente Fernández Aranda Yaneth 19 | implicadas en las interacciones con los iguales. En relación a esto se puede hablar de tres tipos de interacciones: las lúdicas, las agresivas y las prosociales. En relación con el juego, lo más llamativo en estas edades es que el juego de reglas y el invertir tiempo en charlas se hace cada vez más presentes, a costa principalmente de los juegos de ficción y rudos que tienden a disminuir progresivamente. En relación con el juego de reglas, una de las cuestiones a destacar es que el desempeño de las niñas y los niños tienen en este tipo de juegos están estrechamente relacionados con la compresión que tiene de algunos de sus compañeros fundamentales, como son la cooperación y, sobre todo, la idea de reglas. Hasta aproximadamente los 5 años, los niños y niñas no tienen consciencia de la existencia de reglas en el juego; se implican en estos juegos, pero por el placer de estar con otros realizando determinada actividad y además creen que todos pueden ganar. Hasta aproximadamente los 8 años, los niños y niñas que ya juegan a ganar conciben las reglas como verdades absolutas, como algo fijo, permanente (siempre han sido así) e inmutable (no es posible modificarlas), de modo que en sus juegos existe una adherencia rígida a su cumplimiento; en torno a los 8 años los niños ya comprenden el sentido de las reglas al considerarlas como prescripciones que pueden ser modificadas por consenso si todos los que se ven afectados por ellas se ponen de acuerdo. En cuanto a las interacciones agresivas Crick y Grotpeter, (1995, cit. en Marchesi, Palacios y Coll, 2002) sostienen que después de los 6 años hay un aumento global en las conductas agresivas, aunque dado el momento paralelo de conductas sociales positivas, la promoción de las agresivas frente a las amistosas harían ver un decremento en aquéllas en esta edad. En cuanto a las interacciones prosociales, a medida que los niños crecen estas interacciones dejan de ser fácilmente observables y adoptan la forma de comportamientos sutiles. Shaffer (1994 cit. en Marchesi, Palacios y Coll, 2002) Fernández Aranda Yaneth 20 | menciona que conductas como compartir y ayudar se van haciendo más frecuentes y complejas desde la edad escolar hasta la preadolescencia. b) Las relaciones de amistad A medida de que los niños y niñas van creciendo no sólo evoluciona la idea de amistad, sino también la percepción que tienen de sus amigos y amigas, en cuanto que ésta se va haciendo más rica, diferenciada e integrada, así como la conciencia de que las relaciones de amistad entre ellos es más exclusiva e individualizada. En estas edades una vez que los niños y las niñas tienen un autoconcepto más elaborado. Durante estos años de la escuela primaria los niños pasan más tiempo con sus amigos, que son de su mismo sexo y aproximadamente de la misma edad, variando más o menos un año, pero que tienen las mismas inquietudes (Berk, 1999). c) Características de los grupos La estructura grupal se consolida a lo largo de estos años en lo que el niño y la niña van tomando consciencia de su pertenencia al grupo. Hartup (1983, cit. en Marchesi, Palacios y Coll, 2002) menciona que cuando se habla de grupos no se refiere meramente a la unión de personas, sino a una estructura que reúne en este caso una serie de características, es decir, se trata de personas que interactúan no de manera esporádica, sino habitual, comparten maneras de comportarse, actitudes y un sistema de valores y por último los miembros del grupotiene un sentido de pertenencia que en sus definiciones de autoconcepto es cada vez más frecuente que hagan referencia a él. 2.2.3 Desarrollo socioafectivo Partiendo del supuesto que el desarrollo socioafectivo implica los progresos del niño en su capacidad de relacionarse con los demás y la manifestación de sus Fernández Aranda Yaneth 21 | emociones y sentimientos. Por lo anterior se revisara el papel del sistema familiar y las relaciones sociales en el ambiento escolar así como las pautas del desarrollo de emociones que caracterizan a esta edad. Los procesos de socialización de a cuerdo con Palacios (citado en Herrera, 2007) son la interacción entre el niño y su entorno. Desde que el niño nace ya es miembro del grupo social porque sus necesidades básicas lo ligan a los otros y están programadas para ser satisfechas en sociedad y para que el grupo social sobreviva, necesita que el niño se incorpore, por esto además de satisfacer sus necesidades le transmite la cultura, esta transmisión implica valores, normas, costumbres, asignación de roles, lenguaje destreza, etc. a) El niño de primaria y el sistema familiar Según Munsinger (1978, cit. en Aguilar y Díaz Barriga 1986) son tres los factores principales que determinan la influencia de los progenitores sobre los hijos: el primero tiene lugar en el momento mismo de la concepción, cuando cada uno aporta sus rasgos genéticos. Los otros dos factores, de gran trasendencia psicología, se refieren al paso del niño por diversas etapas criticas de desarrollo, durante las cueles es particularmente sensible a las influencias de los padres, y finalmente, al modelo social, disciplinario y educativo que estos presentan a los hijos y que decide el curso de la madurez de los mismos. Complementando la postura anterior Bee (1982 cit. en Aguilar y Díaz Barriga 1986) especifica que los factores que más influyen del sistema familiar hacia el desarrollo socioafectivo del niño en edad escolar, son: la forma de interacción que se establece entre los miembros de la familia y el niño, la atmósfera familiar y el clima emocional del hogar, y los métodos disciplinarios que empleen los padres. Por otro lado, Maccoby y Martín (1983 cit. en Aguilar y Díaz Barriga 1986) reportan que tanto padres como madres juegan un papel muy importante en el desarrollo Fernández Aranda Yaneth 22 | del niño como figuras de logro, es decir, como modelos de comportamiento e imitación, para los niños de edad escolar. b) Las relaciones sociales en la edad escolar La familia juega un papel importante en el desarrollo social del niño, pero este no es el único contexto en el que se desarrolla ya que cuando éste ingresa a la escuela se inicia una nueva etapa, un nuevo proceso, en el que el niño comienza a relacionarse con sus iguales, compañeros de escuela y maestros, intercambiando muestras sociales de aprobación y de afecto. En el momento en que el niño ingresa a la escuela depende más de sus coetáneos y las relaciones sociales (Munsinger, 1978). Los grupos pequeños de compañeros, que se forman espontáneamente en la escuela primaria, tienen una gran influencia en el comportamiento, preferencias, vestimenta y tipo de juegos realizados por el niño. En estos grupos usualmente se da una división de roles, donde existen miembros dominantes o lideres y miembros pasivos. A los seis o siete años de edad los grupos libres comprenden tanto a niños como a niñas, y cada uno realiza sus propias actividades, diferenciadas por lo masculino o femenino de las mismas. De los ocho años hasta la adolescencia, las amistades se establecen principalmente, aunque no exclusivamente, dentro del mismo sexo. Por otra parte, el niño es capaz de establecer vínculos de amistad estrechos y duraderos, particularmente los niños mayores de nueve o diez años, que ya no son tan egocéntricos (Bee, 1982). De esta forma conforme el niño se va desarrollando la aprobación y la atención son importantes para él, mientras que la agresión y el aislamiento, o el rechazo son desagradables. Fernández Aranda Yaneth 23 | c) Desarrollo de la conducta prosocial Conforme el niño adopta las normas sociales, tomando consciencia de ellas, ajusta su comportamiento a las mismas y por fin emite un juicio sobre las mismas a esto lo denominamos conductas prosociales. (Radke-Yarrow, Zahn-Waxler y Chapman 1983, cit. en Aguilar y Díaz Barriga 1986). La conducta prosocial incluye aspectos como generosidad, amabilidad, empatía, responsabilidad social, ayuda a otros, comprensión, cortesía, cuidados de niños más pequeños, cooperación, etc. La conducta prosocial se incrementa con la edad, y esto es explicable porque a los niños pequeños le es difícil comprender las implicaciones de sus actor voluntarios. La niñez tardía y la adolescencia temprana son además de periodos donde cobran mucha importancia, desde el punto de vista del desarrollo, las influencias sociales extra familiares. Es el momento donde, a la par de la maduración cognoscitiva, el niño cobra gradualmente conciencia acerca de sus propias emociones y donde la vida e influencia de los coetáneos o compañeros de la misma edad, son muy importante. Aparte de involucrar un proceso de socialización, el desarrollo de la conducta prosocial está muy ligado a las capacidades cognoscitivas del niño. Esta convergencia es particularmente importante respecto al desarrollo de la moralidad en el niño. El niño debe de adoptar primero las normas o las reglas sociales tomando consciencia de las mismas (“el niño obedece las órdenes de su conciencia”) y presumiblemente sentirá culpa si las desobedece. Posteriormente, debe de ajustar su comportamiento a dichas normas, desarrollando la habilidad de inhibir los impulsos contradictorios a éstas, aprendiendo maneras de controlar sus impulsos negativos. Finalmente el niño debe de aprender, a hacer juicios sobre su propio comportamiento moral. Fernández Aranda Yaneth 24 | d) Pautas del desarrollo de emociones Las emociones tienen un valor adaptativo y comunicativo importante ya que éstas se expresan de manera muy similar en las diferentes sociedades, las expresiones emocionales son un proceso común en cualquier ser humano. Las principales características de los niños entre 6 y 8 años en desarrollo emocional son: Ψ Posee mayores recursos para la expresión emocional. Ψ Obedece normas para expresar sus emociones. Ψ Las emociones autoconscientes se relacionan con las normas interiorizadas de conductas correctas. Ψ Las estrategias de autorregulación varían y aumentan en complejidad. Comprensión emocional: Ψ Comprenden que pueden experimentar más de una emoción a la vez. Ψ Integran claves internas y externas para comprender las emociones de los demás. Ψ La empatía aumenta y se mejora la comprensión emocional. Ψ Comprende que los demás pueden experimentar emociones contradictorias y variadas. “La expresión de las emociones está relacionada con la manera en que los niños reconocen e interpretan los sentimientos de los demás, por lo que se hace uso de la referencia social, que es confiar en la reacción emocional de otra persona para valorar una situación incierta” (Berk, 1999, p. 530), con ello los niños y niñas logran desarrollar la empatía, que es la capacidad para entender y experimentar las emociones que exhiben los otros (Shaffer, 2000), que durante la edad escolar esta capacidad va en aumento por la habilidad de verse en el lugar de otro. Fernández Aranda Yaneth 25 | En la edad escolar las niñas y niños comienzan a comprender y experimentar emociones más complejas, como el orgullo, la vergüenza o la culpa, al tiempo que, un poco más adelante, se observan los primeros indicios de control y comprensión emocional. No obstante, aun queda un largo camino por recorrer en lo que se refiere al desarrollo emocional; a lo largo del resto de la infancia y de la adolescencia, niñas y niños tienen que comprender la existencia de emociones contradictorias, conocer y adoptarlas normas de expresión de las emociones y aprender a controlarlas. Ψ Entre los 6-7 años, se observa una fase intermedia en la que los niños empiezan admitir que algunas situaciones pueden provocar más de una emoción, pero siempre considerando que una de ellas precede o sigue a la otra (“estaría asustado si un día me quedara solo en casa, pero me alegraría mucho cuando llegaran mis papás”). Ψ Entre los 7- 8 años, cuando los niños comienzan a comprender que hay ciertos acontecimientos que provocan dos sentimientos al mismo tiempo, aceptando primero la posibilidad de experimentar dos emociones parecidas (“Si mi amiga me rompiera mi muñeca favorita, me sentiría enfadada con ella y triste por quedarme sin mi muñeca”) y admitiendo finalmente el hecho de que determinadas situaciones pueden llegar a provocar emociones contradictorias (“Me molesta mucho que me orden que limpie mi habitación, pero me siento feliz cundo queda ordenada”). Por lo tanto, la experiencia social es necesaria para comprender la ambivalencia emocional; el contexto social es el encargado de proporcionar al niño la oportunidad de experimentar en si mismo las diversas emociones, así como de observar las emociones en los demás. Con lo anterior se puede identificar que en el contexto que se encuentre el niño en edad escolar y el desarrollo social y emocional puede tener una influencia positiva Fernández Aranda Yaneth 26 | o negativa en el desarrollo del mismo, por lo tanto éstas se verán reflejadas en la manifestación de sus emociones y su propia conducta. 2.2.4 Problemas de la conducta y emociones La mayor parte de los problemas ya sea de conducta o emocionales que muestran los niños pueden explicarse como un desajuste dentro de su contexto familiar, escolar o social, pero si éste permanece en el tiempo, los niños que lo presentan pueden ser señalados como problemáticos con la consiguiente etiqueta que, además, suele ir acompañada de otros problemas que dificultarán las posibilidades de adaptación y normalización de su desarrollo. Los niños pueden tener conductas muy variadas, pero hay niños que se distinguen por ser inquietos, impulsivos, agresivos o del polo opuesto tranquilos, tímidos, retraídos y se llega a pensar con mucha frecuencia que los niños y niñas suelen ser así, sin embargo no se llega a especular que esto podría ser un trastornos emocional o de conducta. Los trastornos del comportamiento en la infancia y en la adolescencia engloban un conjunto de conductas que implican oposición a las normas sociales y a los avisos de las figuras de autoridad, cuya consecuencia más destacada es el fastidio o laperturbación,másomenoscrónica,de laconvivencia con otras personas: compañeros, padres, profesores y personas desconocidas (Fernández y Olmedo, 1999). Para Arco y Fernández (2004), un trastorno de conducta son problemas que los niños provocan a una o más personas, que rompen las reglas o normas de conducta que socialmente son las esperadas, este trastorno tiene dos subcategorías: desatención, hiperactividad e impulsividad y, por otro lado, la agresión, conductas oposicionistas y serios problemas de conducta, combinados con agresiones físicas o verbales, destrucción de objetos o propiedades, mentir, desafiar a los mayores o a la autoridad. Fernández Aranda Yaneth 27 | Por otro lado, los trastornos emocionales son manifestaciones de conducta que el niño muestra como infelicidad, frustración o tristeza (Arco y Fernández, 2004), mientras que para Roos (1974, cit. por Sánchez, Cantón y Sevilla, 1997), los problemas emocionales se caracterizan por la presencia de un desorden emocional, aunque los problemas emocionales son transitorios, inconsistentes y sin bases orgánicas y los trastornos no. Relacionado con las dificultades emocionales y de conducta está la inadaptación social, es decir la forma en cómo se den las relaciones sociales y que en la infancia se verán reflejadas en la futura adaptación del individuo; de manera que, la capacidad para formar relaciones estrechas y lograr una adecuada interacción dentro del grupo social es un indicador importante de la competencia social y predictor de una posterior adaptación social y emocional. La definición de alteraciones socioafectivas parte del supuesto de que las conductas inadecuadas del niño no son sólo provocadas por él mismo sino por la interacción entre él y su ambiente; implica que la forma en que se den las relaciones sociales en la infancia va a influir en la futura adaptación del individuo; de manera que, la capacidad para formar relaciones estrechas y lograr una adecuada interacción dentro del grupo social es un indicador importante de la competencia social y de una posterior adaptación social y emocional (Herrera. 2007). Algunas dificultades que tiene influencia y vinculación con las alteraciones sociales son: la ansiedad social, depresión, problemas de aprendizaje, dificultad de déficit de atención con hiperactividad, dificultad conductual disocial, entre otras. Fernández Aranda Yaneth 28 | AUTOESTIMA 2.3.1 Modelos teóricos de la autoestima A lo largo de la historia diferentes enfoques han estudiado a la autoestima, viéndola desde puntos de vista muy particulares. Entre los diferentes enfoques que han estudiado la autoestima encontramos los siguientes: Enfoque psicoanalítico Esta corriente refiere que el Self (o sí mismo) es una de las partes principales de la personalidad, de la motivación, del comportamiento y del desarrollo de la salud mental. (Oñate 1989). Considera que la autoestima se origina del self, la cual es la estructura intrapsíquica que lo compone como parte fundamental, el self (o sí mismo) presenta una doble intervención cuerpo y pensamiento y es igual a la suma de todo lo que el individuo considera como suyo. Está formado por tres partes: el self social; se refiere a las opiniones que los demás tienen del sujeto y a las relaciones interpersonales, el self material o cuerpo; se refiere básicamente a la imagen corporal y el self espiritual que se conforma por las creencias, valores y religión de la persona. Este constructo considera a la autoestima como una de las principales interpretaciones de la personalidad del individuo, con una función importante en: la integración de ésta, la motivación del comportamiento y el desarrollo de la salud mental. Es el que determina al individuo quién es y que tanto se acepta y/o se estima a sí mismo (Jiménez, 1998, cit. en Contreras, 2005). La corriente psicoanalítica propone la siguiente terapia para mejorar la autoestima: el terapeuta explora hacia atrás en la vida pasada del paciente (desde su infancia o desde donde sea necesario) hasta los últimos días o eventos para saber si existen factores que contribuyen a su baja autoestima, así como los de índole más individual (como su tipo de personalidad). Fernández Aranda Yaneth 29 | Los problemas de autoestima se deben de tratar desde: Ψ Explorar la historia personal del paciente con respecto a la autoestima o a la falta de ella. Ψ Indagar en ataques recientes de la autoestima. Ψ Relacionar comunes denominadores entre la historia pasada y los eventos. precipitantes recientes, con propósito de interpretar, insight, elaboraciones, descubrir problemas estructurales de la autoestima. Ψ Tratar al paciente con dignidad. Ψ Señalar las áreas en la vida del paciente que sean congruentes con una autoestima alta y las razones de ella. Ψ Interpretar la transferencia que se presenta y que sea especialmente útil para este problema (Bellak 1993 cit. por Arellano 2004). El terapeuta se debe de ubicar en el mismo nivel del paciente para lograr una excelente comunicación y hacerlo sentir una persona valiosa. Enfoque cognitivo Los cognitivos consideran a la autoestima como un fenómeno que se origina principalmente de los pensamientos que son influidos por factores externos o los estímulos que se perciben del medio ambiente. Se basa principalmente en los procesos internosque el ser humano utiliza para conocer el entorno y para expresarse por medio del lenguaje verbal. La autoestima es un fenómeno que se origina principalmente de los pensamientos que son influidos por factores externos, éstos son todos los estímulos que se perciben del medio ambiente. Por lo tanto, para interpretar la conducta se debe de conocer cómo piensa y como estructura, el sujeto, su marco de referencias y como lo organiza e interpreta (Jiménez, 1998, cit. en Contreras, 2005). Fernández Aranda Yaneth 30 | La propuesta de Mruk (1999) representa uno de los modelos explicativos sobre la autoestima, tal vez mejor integrados desde el punto de vista cognitivo. Para este autor la autoestima implica tres elementos constitutivos: 1) la relación entre competencia y merecimiento que influye en la construcción de la autoestima, 2) la calidad vital y como se integra en los procesos y situaciones de la vida de la persona para manejar los retos de la vida que se presentan a lo largo del tiempo y 3) la estabilidad y al mismo tiempo mantener el cambio que está determinado por el nivel de ejecución ante las diferentes y fluctuantes experiencias para favorecer la autoestima. La terapia cognitiva maneja principalmente conceptos, ideas y pensamientos utilizando diversos métodos para lograr sus objetivos. Los terapeutas tienen libertad para seleccionar las técnicas del tratamiento, así como descubrir conceptos erróneos. Pero en términos generales las técnicas se dividen en cuatro categorías: Ψ El auto examen: se basa principalmente en orientar al paciente en encontrar sus propios conceptos erróneos. Ψ La explicación: es más activa el terapeuta intenta utilizar todo el conocimiento que tiene para que el paciente se dé cuenta de que algunas de sus creencias son falsas. Ψ Autodemostración: consiste en que el terapeuta coloque al paciente en una situación de la vida real o que se aproximen a estas para que se descubran cuales son las ideas irracionales que les perjudican, para esto se puede utilizar la terapia de grupo donde el paciente tiene la oportunidad de autoevaluarse. Ψ El modelado: se utiliza induciendo al paciente que emite un modelo, ya sea de manera real o vicaria, con el que se identifique para cambiar o eliminar sus pensamientos erróneos. Como modelo terapéutico fue introducido formalmente por Bandura en 1969. Fernández Aranda Yaneth 31 | Enfoque conductual Este enfoque analiza la conducta de los seres vivos, que es producto de estímulos externos e internos que provocan un aprendizaje y patrones de comportamiento que al ser condicionados, ya sea por castigo o por reforzamiento, permanecen como parte fundamental de la vida del individuo. Todas estas conductas están influenciadas por los patrones de crianza y educación que rigen a ciertas sociedades, si alguien está educado sólo con recompensas y sobreprotección no aprenderá a discriminar lo apropiado de lo inapropiado, de esta forma al estar fuera de su ambiente se sentirá con una serie de obstáculos que por no estar preparado para afrontarlos se dañará considerablemente su autoestima. Por lo tanto, el que la autoestima aumente o disminuya, depende de gran parte de cómo se desarrolló el sujeto en la sociedad en la que vive (Jiménez, 1998, citado en Contreras, 2005). Aquí es donde surgen los problemas con la autoestima, pues esta dependerá del procedimiento que se use para educar a la persona. Ya que si la educación que se da es rígida (solo se utilizan castigos para corregir la educación deseable), entonces la persona crecerá con temores y vivirá con inseguridad. Si se le educa sólo con recompensas y sobreprotección, no aprenderá a discriminar lo que está bien, de lo que no, por lo que cuando este fuera de su entorno, se dará cuenta de que las cosas son completamente diferentes y se encontrara con una serie de obstáculos y amenazas que al no estar preparado para afrontarlas, romperá su esquema y se sentirá desvalido, dando como consecuencia un daño considerable en su autoestima (Jiménez, 1998 cit. por Arellano, 2003). De esta manera, la autoestima disminuyera o aumentara en gran medida de cómo se desarrolle el sujeto en sociedad. Es aquí en donde la teoría del aprendizaje social de Bandera toma un papel importante ya que el sustenta que la autoestima se puede medir mediante los patrones de autocastigo y autorefuerzo que el individuo se atribuye. Fernández Aranda Yaneth 32 | Para la terapia conductual, la baja autoestima está constituida por los sentimientos de inferioridad, la sensación de inadecuación y la actitud negativa hacia su propia conducta (estos sentimientos son muy similares a la depresión). La poca confianza que el individuo se tenga, se debe a la inadaptación a su medio y a que, la conducta e interacciones del individuo no son las apropiadas para desarrollarse en él, (inadecuación) lo que le lleva a cometer errores y a tener problemas. Los sentimientos de inadecuación suelen asociarse con tres parámetros posibles que no se excluyen entre sí, la conducta esta objetivamente por debajo de lo adecuado, las normas de autoevaluación son extremadamente severas o simplemente no se tiene consciencia del efecto que se produce en el medio (Goldfried, 1981 cit. por Arrellano, 2003).En esta terapia se pide al paciente que elabore un registro de sus nuevas conductas para que observe objetivamente los cambios adquiridos. El enfoque cognitivo-conductual Este enfoque combina las dos corrientes, la cognitiva y la conductual. Desde esta aproximación el estudio de la autoestima, trata de establecer la relación existente entre conducta, pensamiento, emociones y la condición biológica del sujeto (Jiménez, 1998, citado en Contreras, 2005). Apoyado en una perspectiva cognitivo-conductual Pope, Michale y Craighead (1988) para explicar la autoestima señalan la importancia de su construcción del entorno familiar, escolar, social, imagen corporal, que constituye la autoestima global y variables respecto a áreas como la biológica, conductual, cognitiva, y la emocional y éstas a su vez influyen unas en otras o interactúan entre sí. Por lo tanto la autoestima es el resultado de la discrepancia entre la percepción de uno mismo (visión objetiva) y el ideal de uno mismo. Por lo tanto a mayor discrepancia se producirá una autoestima baja mientras que una discrepancia baja será indicativa de una autoestima alta. Fernández Aranda Yaneth 33 | Las estrategias para el fortalecimiento de la autoestima que utilizan son; el atender una área problemática (académica, familiar, etc) enseñando a las personas habilidades para mejorar su rendimiento y examinar la discrepancia entre la percepción y el ideal de uno mismo, ayudándolas a modificar su ideal para conseguir sus objetivos y cambiar la percepción de sí mismas para que se vean de manera más positiva. Y en contextos más específicos para mejorar su rendimiento, las habilidades que se fortalecerán serán: las estrategias cognitivo- conductuales para el entrenamiento de solución de problemas, fomentar el autocontrol, utilizar estilos atribucionales, identificar las autoafirmaciones adaptativas y desarrollar habilidades sociales y comunicativas (Aladro, 2005). El modelo explicativo de Bednar, Wells y Peterson (1989), se centra en las explicaciones entre la magnitud de las amenazas psicológicas ante las cuales la persona actúa y recibe retroalimentación y la naturaleza de las autoevaluaciones, considerando los sentimientos de valía personal como consecuencia de la retroalimentación externa y las propias valoraciones teniendo mayores efectos y prolongando la retroalimentación interna. El sentido de autoprecisión refleja la tendencia a emplear estilos de respuesta de afrontamiento en lugar de estilos de evitación cuando se enfrentan conflictos que involucran miedo y ansiedad, el afrontamiento requiere correr riesgo, autorresponsabilidad y buena disposición para encarar asuntos personales. Y todo lo anterior permite alindividuo ampliar su autocomprension y la del mundo externo, adquirir mayor capacidad para afrontar situaciones amenazantes a futuro con menos miedo y ansiedad, a confrontar y a aprender de situaciones amenazantes y a percibirse capaz de solucionar problemas. Este perfil es propio de las personas de autoestima alta a diferencia de las personas que presentan una autoestima baja o infravalorada que por lo general tienden hacia las respuestas de evitación, al no favorecer nuevos aprendizajes, o adquirir patrones de respuesta adaptativas, limitando el desarrollo personal que genera ansiedad, Fernández Aranda Yaneth 34 | miedo conflictos la imposibilidad para reaccionar exitosamente ante las situaciones amenazantes (Aladro (2005). El modelo de Karen Owens (1995) subraya la importancia que tienen las evaluaciones internas como determinantes en el desarrollo de la autoestima, así mismo reconoce la fuerza de la retroalimentación externa que se recibe en las interrelaciones que se tienen con personas significativas durante la infancia. La autoestima interna es obtenida a través del desarrollo de conductas y habilidades competentes en áreas valoradas socialmente. Aunque la conducta valorada por el entorno social se refiera a una fuente externa del infante, el énfasis se da en las propias percepciones internas de desempeño, capacidad y valía. Al contrastar la autoestima externa con la interna, puede observarse que esta es más estable porque tiene una base sólida en el carácter, conductas, destrezas y competencias del niño. La autoestima interna se basa en las propias valoraciones del infante derivadas de sus conductas y competencias actuales, es dinámica, activa, y con tendencia a la estabilidad favoreciendo el desarrollo de autovaloraciones sanas (cit. en Caso-Niebla, 1999). Las personas de baja autoestima presentan pensamientos irracionales y actitudes negativas que propician conductas que constituyen a fomentar una autoestima mucho menos estable o a fomentar más la baja de la autoestima, generando así un círculo vicioso. De esta manera, la terapia cognitivo-conductual recurre a: Ψ Entrenamiento de habilidades sociales, a través de instrucciones, modelado, ensayo de la conducta, retroalimentación, reforzamiento. Ψ Reducción de la ansiedad. Ψ Restructuración cognitiva por medio de la terapia racional-emotiva y autoinstrucciones. Ψ Entrenamiento de solución. Fernández Aranda Yaneth 35 | 2.3.2 Definición de la autoestima Existen varios autores que al incursionar el estudio de la autoestima, han contribuido a su concepción. Una de las primeras definiciones es la que aportó Wylie (1961; cit. en Fernández 1992), quien ya menciona a la autoestima como tal y la entiende en términos de sentimientos, específicamente el sentimiento de la estima que sobre nosotros paseemos, y que dichos sentimientos fluctúan entre el bienestar o malestar que nos provocan. Algunos autores coinciden en señalar a William James como pionero en el estudio de la autoestima (Harter, 1983; Marshi, et, al, 1994). Él la definió como el sentimiento de autovalía de una persona, determinada por la suma de éxitos y pretensiones que tenga de sí misma. Mientras que Stanley Coopersmith (1967) señala la autoestima como la evaluación que la persona hace y mantiene con respecto a sí mismo, expresando la actitud de aprobación o desaprobación que se tiene; es decir, indicando los sentimientos y creencias con respecto a sí mismo y respondiendo de ésta manera ante el mundo, por lo que estas ideas se convirtieron en el eje de su vida (cit. por Morales 2000). Más tarde, Martínez y Montanné (1981) la define como: la satisfacción personal del individuo consigo mismo, la eficacia de su propio funcionamiento y una evaluación de actitud que él siente hacia sí mismo, es decir, que la persona debe de sentir que se desempeña adecuadamente, lo que le brindara bienestar y seguridad personal para evaluarse como exitosa y valiosa (cit. en Contreras 2002). Musitú 1985 (cit. en Contreras, 2005) considera que el termino autoestima expresa el autoconcepto que tiene uno de sí mismo según unas cualidades subjetivables y valorativas. El sujeto se autovalora según sus cualidades. Fernández Aranda Yaneth 36 | Branden 1987 (cit. en De Mézerville 2004, p.25) manifiesta que: “La autoestima está configurada por factores tanto internos como externos. Entendiendo “por factores internos, los factores que radican o que son creados por el individuo- ideas, creencias, practicas o conductas. Y entendiendo por factores externos los factores del entorno: los mensajes trasmitidos verbal o no verbalmente o las experiencias suscitadas por los padres los educadores, las personas significativas para nosotros, las organizaciones y la cultura”. Otros autores como Lara-Cantú, Verduzcu, Acevendo y Cortes (1992) consideran que es la experiencia subjetiva que se transmite a los demás por medio de la comunicación verbal y conducta manifiesta. Por otro lado, Alcántara en Molina, y Maya (1996), considera que la autoestima no es innata, que se adquiere y se genera como el resultado de cada persona. Este aprendizaje generalmente no es intencional, moldeando a la persona desde diversos contextos informales educativos. No obstante, a veces es el resultado de una acción intencional para lograr su consecución. Para White en Courrau (1998), la autoestima es el valor del yo, el valor de la persona ante los ojos de las otras. Definiéndolo como un proceso dinámico y multidimensional que se va construyendo a lo largo de la vida y en el cual se involucra el contexto social, físico, emocional y cognitivo de la persona. Según Güell y Muñoz (2000), menciona que la persona tiene la capacidad de establecer su propia identidad y atribuirse un valor y, a esa valoración se le llama autoestima. Señala que si conseguimos mantener un buen nivel de autoestima resistiremos las críticas, nos abriremos mejor a los demás aprenderemos a pedir ayuda y, en general, nos resultará mucho más gratificante vivir, lo que contribuirá también a prevenir cualquier proceso depresivo. Fernández Aranda Yaneth 37 | Gastón de Mézerville (2004) menciona que la autoestima es la percepción valorativa y confiada de sí misma, que motiva a la persona a manejarse con propiedad, manifestarse con autonomía y proyectarse satisfactoriamente en la vida. Fajardo (2001) indico seis componentes que son comunes en las diferentes definiciones de la autoestima de diversos autores y que fueron propuestas entre los años de 1967 y 1996. Estos componentes son: lo evolutivo, afectivo, cognitivo, conductual, social y contextual. Ψ El evolutivo se refiere al conjunto de juicios valorativos con respecto a sí mismo. Ψ El afectivo trata de los sentimientos y emociones que se derivan de esas evaluaciones. Ψ El cognitivo hace referencia a las operaciones y procesos cognitivos que se involucran. Ψ El conductual, a las competencias y habilidades que son percibidas. Ψ El social, a la retroalimentación recibida por las personas significativas de su entorno más próximo. Ψ El contextual, al conjunto de creencias, normas y valores que están prevalecientes en el entorno social del individuo. Por su parte, Owens, Pope y colaboradores reconocen la importancia de los componentes evaluativos y afectivos en sus definiciones que son resaltados por otros autores. Pero también identifican la presencia de dos componentes más; el cognitivo y el conductual ; donde el cognitivo trata de las operaciones y procesos cognitivos involucrados en la evaluación de sí mismos; y el conductual a las competencias y habilidades percibidas, ambos interactúan permanentemente y brindan información adicional al proceso evaluativo (cit. en Morales 2002). Coopersmith (1967) y Oubrayrie Leonardis y Safont (cit. en Contreras 2005) le da un papel central a dichos componentes dentro de sus definiciones en el desarrollo Fernández Aranda Yaneth 38 | y funcionamiento psicológico de todo individuo.La definición de Coopersmith (1981) que realiza de la autoestima es la siguiente: “Es aquella evaluación más o menos estable que el individuo hace de sí mismo la cual expresa una actitud de aprobación o desaprobación e indica el grado en el que se cree capaz, significativo o importante, exitoso y valioso.” (cit. en Contreras 2005 p. 45). Feldman (2005) menciona que la autoestima incluye todos los sentimientos y creencias que tenemos acerca de nosotros mismos y afecta en todo lo que hacemos en la vida. Es compleja, cambiante y esta intrincadamente entretejida con nuestro ser. Un aspecto de la autoestima es la aceptación propia: conocerse a sí mismo, tener una idea realista de lo que somos y estar conforme con ellos. valorarse o sentirse amado. De esta manera, el termino de autoestima se ha definido desde diferentes perspectivas y por diferentes autores, existiendo diferencias entre unas definiciones y otras; sin embargo en lo que muchos están de acuerdo es en que la autoestima es algo con lo que nace todo ser humano, y que se necesita para sobrevivir, paro que al ir creciendo, lamentablemente se va deteriorando debido al ambiente en el que se desarrolla (Jiménez, 1998, cit. por Ruiz 2005). De igual manera, a pesar de que la autoestima es una estructura consistente y estable y a veces difícil de cambiar, su naturaleza es dinámica, por lo tanto, pude crecer o aumentarse, empobrecerse e incluso desintegrarse. Pero es importante mencionar que ya sea a menor o mayor grado esta puede ser perfectible. Por lo tanto, la autoestima es una evaluación que el sujeto hace respecto de sí mismo, y que se basa en las habilidades, potencialidades, virtudes y defectos que posee. Dandole un valor a lo que es como persona, esta valoración, se puede modificar a lo largo de la vida y que se constituye de las experiencias del propio individuo. Fernández Aranda Yaneth 39 | Como se ha visto, no existe una definición única o universal respecto a la conceptualización de la autoestima, sin embargo se ha realizado un gran esfuerzo para concretar la misma, sin embargo, la conceptualización de la autoestima se ha llegado a confundir con otros constructos como es el caso del autoconcepto, que algunos autores lo consideran como un constructo independiente de la autoestima, mientras otros afirman su interdependencia, dando pie a su semejanza a su equivalencia e incluso a que otros hagan mención de los términos de manera indistinta. Por lo mismo es importante aclarar la diferencia que existe entre estos dos constructos. Básicamente se coincide en considerar que el autoconcepto es la idea sobre nosotros mismos exclusivamente y que la autoestima es el componente valorativo que se le agrega a este punto, es decir, van de la mano y se complementan pero cada uno es diferente. Dada la importancia de tal hecho es conveniente retomar algunos aspectos de estas dos conceptualizaciones. 2.3.3 Relación entre autoestima y autoconcepto A pesar de que los términos autoconcepto y autoestima con frecuencia se utilizan como sinónimos, debemos de tener en cuenta que el autoconcepto se refiere a la descripción que un individuó hace de sí mismo, mientras que la autoestima se relaciona mas con una evaluación que la persona hace de ese autoconcepto. (Aguilar, 2002). El autoconcepto actualmente es considerado como las percepciones que tiene la persona de sí misma en cuanto a actitudes, sentimientos y conocimientos respecto a sus propias características, capacidades, habilidades, apariencia y aceptación social. Shavelson, Hubner y Stanton (1976, citados en González, et.al., 1997) mencionan que el autoconcepto no es más que las percepciones que una persona mantiene Fernández Aranda Yaneth 40 | sobre sí misma formadas a través de la interpretación de la propia experiencia y del ambiente, siendo influenciadas, de manera especial, por los refuerzos y feedback de los otros significativos así como por los propios mecanismos cognitivos tales como las atribuciones causales. Para Rodríguez (1988), “el autoconcepto es el conjunto de creencias que una persona tiene acerca de ella misma. Cada persona se forma, a lo largo de su vida, una serie de ideas originales o imágenes que la llevan a creer que así es”. Monroy y Tanamachi (1997) han señalado que “al grupo integrado de ideas que determina nuestra descripción respecto a la clase de personas que somos y lo que esperamos hacer en nuestras vidas, se le ha llamado autoconcepto. Así el autoconcepto está integrado por la percepción que cada persona tiene de sus características físicas, habilidades, sentimientos, preferencias, necesidades, metas, valores y creencias”. El autoconcepto es una serie de creencias de sí mismo que se manifiesta con la conducta. Las personas que no han tomado conciencia de este conocimiento siguen pensando que lo que les pasa es cosa del destino o de la suerte sin imaginar que gran parte de nuestras acciones y decisiones determinan el cómo vivimos. “Nuestra respuesta ante diversos acontecimientos depende de quién somos y que pensamos que somos” (Guerrero y Rivera sin año cit. por Ruiz 2005). Tomando en cuenta las definiciones anteriores, es importante tener en cuenta que el niño va edificando un conocimiento de sí, y esto no es de una manera aislada ya que está en continuo contacto con un medio, y de esta manera va diferenciándose progresivamente del entorno físico y social. (Ruíz, 2005). Por otro lado, se reconoce que el contexto social desempeña una función importante en la formación del conocimiento. De tal manera, es necesario preguntarse si el niño se conoce a sí mismo a través de los mecanismos por los Fernández Aranda Yaneth 41 | que conoce a otros. Por lo tanto, el niño va construyendo su concepto de una manera progresiva de los otros, a los que le resulta más fácil conocer, ya que capta mejor aquello que es externo a él, que si mismo. (Ruíz, 2005). De acuerdo con Lacasa y Martin (1990), se puede afirmar que existen al menos tres factores procedentes del medio social que van a facilitar la formación del autoconcepto en el niño: los papeles sociales que el niño asume en las relaciones con los demás, las expectativas que los otros mantienen sobre las propias conductas y el papel del lenguaje como medio de comunicación. Los dos contextos que más influyen en el autoconcepto y que se manifiestan en el desarrollo del niño son el familiar y el escolar. Por tanto, la información ofrecida por padres, profesores e iguales va a representar una importante fuente a partir de la cual crece el autoconcepto (Aladro, 2005). Numerosas investigaciones han señalado que una de las funciones más importantes del autoconcepto es regular la conducta mediante un proceso de autoevaluación o autoconciencia, de manera que el comportamiento de un sujeto dependerá en gran medida del autoconcepto que tenga en ese momento. (Machargo, 1991 en González, et.al., 1997). Sin embargo, este proceso de autorregulación no se realiza globalmente (Bandura, 1989; Brown y Smart, 1991, González, et.al., 1997), sino a través de las distintas autopercepciones o autoesquemas que constituyen el autoconcepto y que representan generalizaciones cognitivas, actuando de punto de contacto entre el pasado y el futuro, pudiendo controlar la conducta presente en función de éste. Existe un realismo ingenuo de acuerdo con el “yo” y la realidad ya que mutuamente se implican. En la etapa que comprende entre los seis y siete años; el “yo” se concibe en términos físicos como algo que forma parte del cuerpo y la mente es descrita en términos de dimensiones materiales. El niño a partir de los ocho años comienza a diferenciarse de otro, porque poseen pensamientos y Fernández Aranda Yaneth 42 | sentimientos diferentes. Así, se puede observar que los niños se definen, primero, en términos físicos que incluyen las características exteriores a ellos mismos y posteriormente irán resaltando otro tipo de atributos de carácter psíquico o social.(Ruíz, 2005). 2.3.4 Componentes de la autoestima De acuerdo con Gastón de Mézerville (2004, cit. en Naranjo 2007) menciona que existen una serie de aspectos interrelacionados que componen la autoestima. A partir de esta concepción, presenta un modelo propio al que ha denominado proceso de la autoestima. En éste, se considera a la autoestima según dos dimensiones complementarias, una actitudinal integrada por tres componentes: la autoimagen, la autovaloración y la autoconfianza; y una dimensión conductual observable conformada por otros tres componentes: el autocontrol, la autoafirmación y la autorrealización. Autoimagen La autoimagen, consiste en la capacidad de verse a sí mismo como la persona que realmente es, con sus virtudes y defectos. La persona que tiene una autoestima saludable trata de estar consciente incluso de sus errores, pero cabe hacer énfasis en que la autoestima no se vincula con ser perfecto, sino más bien de lograr una percepción adecuada de las características de la persona y su relación con las demás personas y su medio ambiente. Respecto a la autoimagen ésta se refiere al conocimiento propio basado en experiencias pasadas, al igual que las concepciones que la persona va elaborando sobre su posible evolución futura. También consiste en la búsqueda de un autoconocimiento se refiere a la capacidad de percibir, de manera equilibrada, tanto los aspectos positivos como negativos de su personalidad. Fernández Aranda Yaneth 43 | Autovaloración La autovaloración, consiste en que la persona se considere importante para sí misma y para las demás, es decir, percibir de cierta manera la imagen que tiene la persona de sí misma con agrado. Por lo tanto, la autovaloración es identificar aquellas necesidades que tiene la persona de verse a sí misma en forma positiva, de tal manera que le otorgue mayor valor y atención a las dimensiones realmente importantes de su personalidad. Autoeficacia La autoconfianza, se señala que ésta se caracteriza porque la persona cree que puede realizar bien distintas cosas y sentirse segura al hacerlas. Esta percepción interna favorece una buena autoestima, sentirse cómodo o cómoda en la relación con otras personas y manifestarse con espontaneidad. La autoconfianza se traduce en que la persona crea en sí misma y en sus propias capacidades para enfrentar distintos retos, lo que a su vez la motiva a buscar oportunidades que le permitan poner en práctica y demostrar sus competencias. Autocontrol El autocontrol, se refiere a la capacidad de ordenarse apropiadamente y ejercer un dominio propio que fomente tanto el bienestar personal como el del grupo al que se pertenece. Por lo tanto, el término autocontrol incluye otros aspectos, tales como el autocuidado, la autodisciplina, la organización propia o el manejo de sí mismo. La capacidad de autocontrol con frecuencia se ve limitada en aquellas personas con una baja autoestima. Esta falta de capacidad se manifiesta en una situación Fernández Aranda Yaneth 44 | de descontrol en diversas áreas, tales como el autocuidado, el manejo de las emociones y las relaciones personales. Por lo tanto, la meta en este aspecto del autocontrol consiste en adoptar destrezas adecuadas de cuidado personal y patrones de comportamiento caracterizados por una buena disciplina y organización existencial. Autoconfianza Sobre el quinto componente, la autoafirmación, se define como la libertad de ser uno mismo y poder tomar decisiones para conducirse con autonomía y madurez. Se caracteriza por la capacidad que tiene la persona de manifestarse abiertamente cuando expresa sus pensamientos, deseos o habilidad. Además, incluye otras capacidades tales como la autodirección y la asertividad personal. Las personas que no se aprecian lo suficiente y valoran poco sus capacidades y cualidades, con frecuencia se abstienen de participar o de decidir, debido al temor que les provoca el poder equivocarse frente a otras personas. Este tipo de comportamiento las conduce a anularse ante las oportunidades de expresar sus opiniones y talentos. Lo mismo ocurre con las personas que buscan de cierta manera la aprobación de otras y el no sentirse capaces de manifestar lo que realmente piensan y sienten, se dejan conducir por la presión social, llegando incluso a incurrir en conductas autodevaluativas. Distinto es el caso de quienes procuran sentirse satisfechas consigo mismas, pues aún a riesgo de que sus ideas o acciones puedan ser desaprobadas, las manifiestan, logrando con ello una autoestima adecuad o favorable. La meta de superación en el componente de la autoafirmación, consiste en encontrar formas saludables de expresar el pensamiento y las habilidades ante Fernández Aranda Yaneth 45 | las demás personas y en conducirse de manera autónoma, sin llegar a los extremos de sobredependencia o autosuficiencia exagerada. Autoestima Respecto del último componente de la autoestima, la autorrealización, de Mézerville explica que consiste en el desarrollo y la expresión adecuada de las capacidades, de modo que la persona pueda vivir una vida satisfactoria y de provecho para sí misma y para otras personas. Las personas que gozan de una buena autoestima, tienden a manifestar dos características de la verdadera autorrealización; por una parte, que sus metas sean significativas y por otra, que le permitan proyectarse personalmente, generando beneficio para sí y para otras personas y obteniendo satisfacción de ello. Contrario a la situación anterior, las personas con baja autoestima generalmente se lamentan de su falta de realización personal y asocian esta queja con una sensación de estancamiento existencial. Por otro lado según Clark, Clemes y Bean, (1991) mencionan que para desarrollar la autoestima en los niños es necesario proporcionar cuatro componentes de la autoestima (vinculación, singularidad, poder y pautas). Para el desarrollo del presente curso- taller se tomaron en cuenta estos cuatro componentes. Vinculación Este componente se refiere a la consecuencia de la satisfacción que obtiene el niño al establecer vínculos que son importantes para él y que los demás conocen como importantes. Los niños pueden relacionarse con gran número de personas o cosas y es la experiencia vital e intransferible de cada cual la que determina la variedad. Fernández Aranda Yaneth 46 | Los niños necesitan sentirse relacionados con las personas que son importantes en sus vidas; padres, parientes, hermanos, amigos, maestros etc. Y el grado de vinculación con estas personas está en relación directa, con la comodidad, la seguridad, la comprensión, el humor y la buena voluntad que caracteriza a estas relaciones. Los enfados, las frustraciones y la mala comunicación socaban el grado de vinculación en el niño. Puede también experimentarse vinculación con grupos “abstractos” de personas, aunque las relaciones concretas no sean muy cercanas y muy intimas. El grado de vinculación se hace más fuerte o disminuye según las circunstancias en las que se encuentra el niño. Según los momentos, le importa más unas u otras relaciones. El niño busca relaciones con aquellos con los que comparten características comunes que le importan en ese momento. Si el niño está bien vinculado a personas, lugares y cosas y esas vinculaciones le producen satisfacción, lo más probable es que tengan también bastante autoestima. Por el contrario, una escasa autoestima se caracteriza por un reducido número de vinculaciones satisfactorias. En estas circunstancias, el niño espera que sus pocas vinculaciones le satisfagan casi todas o todas sus necesidades. Singularidad La singularidad se refiere al resultado del conocimiento y respeto que el niño siente por las cualidades o los atributos que le hacen especial o diferente, apoyado por el respeto y la aprobación que recibe de los demás por estas cualidades. Para que el niño posea, firmemente, la sensación de singularidad necesita atesorar experiencias
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