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09.2021 Qué revela la tecnología sobre los millones de asteroides, cometas, planetas enanos y otros objetos que orbitan nuestro Sol S I S T E M A S O L A E L N U E VOL N U E VO Lanzada en octubre, la nave espacial Lucy de NASA volará entre asteroides cerca de Júpiter. 09/21 Ahora puedes volver a disfrutar de sus emocionantes novelas, a través de una edición irrepetible inspirada en las estampaciones e ilustraciones originales. Redescubre las novelas del mayor visionario de todos los tiempos. Viajar al espacio, explorar las profundidades del mar, cruzar un continente volando... Solo la prodigiosa imaginación de Julio Verne pudo realizar estas proezas cuando aún eran tecnológicamente imposibles. JulioVerne BIBLIOTECA Búscala en tu puesto de periódicos, tiendas de autoservicio y departamentales. www.ColeccionJulioVerne.com.mx Todo lo que alguien pueda imaginar, otros lo harán realidad” Julio Verne a través de una edición irrepetible inspirada en las estampaciones e ilustraciones originales. www.ColeccionJulioVerne.com.m $6990 OFERTAOFERTRTATATADEDEE LANZAMIENTOLANZAMIENZAMIENTNTOO O fe rt a 2 a e d ic ió n : 1 t ít u lo p o r $ 1 2 9 .9 0 . R e s to d e e d ic io n e s : 1 t ít u lo p o r $ 1 8 9 .9 0 . La e d it o ri a l s e r e s e rv a e l d e re ch o d e m o d ifi ca r e l P V P, p e ri o d ic id a d y o rd e n d e t ít u lo s . S E P T I E M B R E | C O N T E N I D O A R T Í C U L O S Guepardos a la venta La lucha de Somalilan- dia contra el tráfico de un felino emblemático. P O R R A C H A E L B A L E F O T O G R A F Í A S D E N I C H O L E S O B E C K I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .P. 54 Afganistán ¿Tomarán los talibanes el control cuando las fuerzas estadouniden- ses se vayan? P O R J A S O N M O T L A G H F O T O G R A F Í A S D E K I A N A H AY E R I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . P. 80 Pequeñas maravillas Vistas sin precedentes de los objetos más pe- queños del sistema so- lar arrojan nueva luz sobre los grandes mis- terios cósmicos. P O R M I C H A E L G R E S H K O . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . P. 32 En portada: La sonda Lucy explorará asteroides cerca de Júpiter, incluidos Patroclus y Me- noetius (en la ilustración), en una misión de 12 años que iniciará a finales de 2021. MÓNICA SERRANO Claudia Muzzi DIRECTORA EDITORIAL Erick Pinedo COORDINADOR EDITORIAL Vir gi lio Val dés COORDINADOR DE AR TE Luis Ernesto Nava EDITOR DE CIERRE Karen Alfaro REDACCIÓN Sarahí Ortiz ASISTENTE DE DISEÑO TRA DUC TO RES PARA ESTA EDICIÓN Secciones: Aridela Trejo Bejarano Sistema Solar: Marco Antonio Vargas Solís Guepardos: Luis Ernesto Nava Buenfil Afganistán: Oscar Beltrán Arruti CONSEJO EDITORIAL Carlos Galindo Leal, Rodolfo Lacy, Antonio Peimbert, Patricio Robles Gil, Samuel Ponce de León, José Sarukhán, Leonardo López Luján Sergio Cárdenas Fernández DIRECTOR DE CONTENIDOS Guillermo Caballero Medina DIRECTOR DE MEJORA CONTINUA Y OPERACIONES Michel Bauer Tapuach DIRECTOR GENERAL COMERCIAL Mara Domínguez DIRECTORA DE VENTAS Rosario Sánchez Robles DIRECTORA DE ADMINISTRACIÓN Y FINANZAS Lucía Alarcón de Zamacona DIRECTORA DE RELACIONES CON EMPRESAS Y TALENTO Roberto Morán Quiroz DIRECTOR DE AUDIENCIAS PRINT Eduardo Aguilar Madrigal DIRECTOR DE CONTENIDOS DIGITALES Abigail Vergara COORDINADORA DE DATA INTELLIGENCE Borja González Andrés COORDINADOR MULTIMEDIA José Antonio Blasco Colina JEFE DE CORRECCIÓN DE ESTILO Claudia Verdugo Evans COORDINADORA DE PRODUCCIÓN Yanel Antonio García Aguilar COORDINADOR SUSCRIPCIONES Y VENTA DIRECTA Jorge Arriaga Luz María Luckie González Judith Ruiz Gutiérrez Bibiana Rodríguez Pérez Moreno COORDINADORES COMERCIAL María Guadalupe Alarcón Romo GERENTE DE OPERACIONES ADMINISTRATIVAS Valeria Guerrero Cortés COORDINADORA DE RECURSOS HUMANOS Alejandro López COORDINADOR DIGITAL Fernanda Téllez REDES SOCIALES TELÉFONOS DE ATENCIÓN: Ventas: 55 3692 9292 Suscriptores: 55 3682 2222 “Distribución en Voceadores del D.F. y área Metropolitana a través de la Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México, A.C.” © NATIONAL GEOGRAPHIC. Marca Registrada. Vol. 49, núm. 03. Fecha de publicación: septiembre de 2021. Revista mensual, editada y publicada por EDITORIAL TELEVIUA, U.A. DE C.V., Av. Vasco de Suiroga N‒ 2000, Ediンcio E, Col. Uanta Fe, AlcaldÌa Alvaro Obregón, C.P. 01210, Ciudad de México tel. 52-61-20-00, por contrato de licencia celebrado con NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY, Washington, D.C. Editor responsable: Sergio Alhonso Cárdenas Fernánde¦. Número de Certiンcado de Reserva de derechos al uso exclusivo del TÌtulo NATIONAL GEOGRAPHIC: 04-1979-00000000213-102 de fecha 12 de junio de 2021 ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certiンcado de Licitud de TÌtulo N‒ 1:33, de fecha 5 de mar¦o de 1999= Certiンcado de Licitud de Contenido N‒ 10:7, de fecha 5 de mar¦o de 1999, ambos con expediente N‒ 11432”7:”1409, ante la Comisión Caliンcadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas. Distribuidor exclu- sivo en México: Distribuidora Intermex, S.A. de C.V., con domicilio en Calle Lucio Dlanco N‒ 435, Colonia San Luan Tlihuaca, AlcaldÌa Azcapotzalco, C.P. 02400, Ciudad de México. Tel.: 55-52-30-95-00. Distribución en zona metropolitana: Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México, A.C., con domicilio en Calle Guerrero N‒ 50, Colonia Guerrero, AlcaldÌa Cuauhtemoc, C.P. 06350. Tel.: 55-55-91-14-00. Impresa en Reproducciones Fotomecánicas S. A. de C. V. con domicilio en Durazno No. 1 Esquina Ejido, Col. Las Peritas, Tepepan, AlcaldÌa Zochimilco, Ciudad de México, C. P. 16010. El material editorial que aparece en esta edición es propiedad registrada de NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY. EDITORIAL TELEVISA S.A. DE C.V. investiga sobre la seriedad de sus anunciantes, pero no se res- ponsabiliza con las ofertas relacionadas por los mismos. ATENCIœN A CLIENTES: a toda la Republica Mexicana tel. :00 REVISTA *73:47:2+. Exportada por Editorial Televisa, S.A. de C.V. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente re゙ejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial del contenido e imágenes de la publicación sin previa autorización de Editorial Televisa, S.A. de C.V. IMPRESA EN MÆZICO キ PRINTED IN MEZICO TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ALL RIGHTS RESERVED. © Copyright 2021. ISSN 1665-7764 www.ngenespanol.com national.geographic@editorial.televisa.com.mx EDITORIAL TELEVISA NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY es una organización mundial sin fines de lucro que extiende los límites de la exploración para incrementar el entendimiento de nuestro planeta y generar soluciones para un futuro más sostenible. CHIEF EXECUTIVE OFFICER Dr. Jill Tiefenthaler SENIOR MANAGEMENT PRESIDENT AND CHIEF OPERATING OFFICER: Michael L. Ulica CHIEF BUSINESS OPERATIONS OFFICER: Tara Bunch INTERIM CHIEF SCIENCE AND INNOVATION OFFICER: Valerie Craig CHIEF HUMAN RESOURCES OFFICER: Mara Dell CHIEF COMMUNICATIONS OFFICER: Kalee Kreider CHIEF EXPLORER ENGAGEMENT OFFICER: Alexander Moen CHIEF EDUCATION OFFICER: Vicki Phillips CHIEF STORYTELLING OFFICER: Kaitlin Yarnall BOARD OF TRUSTEES CHAIRMAN: Jean M. Case VICE CHAIRMAN: Katherine Bradley Brendan P. Bechtel, Afsaneh Beschloss, Ángel Cabrera, Elizabeth (Beth) Comstock, Jack Dangermond, Joseph M. DeSimone, Alexandra Grosvenor Eller, Jane Lubchenco, Kevin J. Maroni, Strive Masiyiwa, Mark C. Moore, George Muñoz, Nancy E. Pfund, Lyndon Rive, Edward P. Roski, Jr., Frederick J. Ryan, Jr., Rajiv Shah, Ellen R. Stofan, Anthony A. Williams, Tracy R. Wolstencroft EXPLORERS-IN-RESIDENCE Sylvia Earle, Enric Sala EXPLORERS-AT-LARGE Robert Ballard, Lee R. Berger, James Cameron, J. Michael Fay, Beverly Joubert, Dereck Joubert, Louise Leakey, Meave Leakey NATIONAL GEOGRAPHIC PARTNERS CHAIRMAN Gary E. Knell SENIOR MANAGEMENT EDITORIAL DIRECTOR: Susan Goldberg GENERAL MANAGER NG MEDIA: David E. Miller DEPUTY CHIEF COUNSEL: Evelyn Miller GLOBAL NETWORKS CEO: Courteney Monroe HEAD OF TRAVEL AND TOUR OPERATIONS: Nancy Schumacher CHIEF FINANCIAL OFFICER: Akilesh Sridharan EDITOR IN CHIEF Susan Goldberg EXECUTIVE EDITOR: Debra Adams Simmons MANAGING EDITOR, MAGAZINES: David Brindley SENIOR DIRECTOR, SHORT FORM: Patty Edmonds DIRECTOR OF VISUAL AND IMMERSIVE EXPERIENCES: Whitney Johnson SENIOR EXECUTIVE EDITOR: Indira Lakshmanan EXECUTIVE EDITOR, LONG FORM: David Lindsey CREATIVE DIRECTOR: Emmet Smith MANAGING EDITOR, DIGITAL: Alissa Swango MANAGING EDITOR, INTEGRATED STORYTELLING: Michael Tribble INTERNATIONAL EDITIONS EDITORIAL DIRECTOR: Amy Kolczak DEPUTY EDITORIAL DIRECTOR: Darren Smith TRANSLATION MANAGER: Beata Kovacs Nas INTERNATIONAL EDITOR: Leigh Mitnick EDITORS: ARABIC: Alsaad Omar Almenhaly. BULGARIA: Krassimir Drumev. CHINA: Tianrang Mai. CROATIA: Hrvoje Prćić. CZECHIA: Tomáš Tureček. ESTONIA: Erkki Peetsalu. FRANCE: Gabriel Joseph-Dezaize. GEORGIA: Natia Khuluzauri. GERMANY: Werner Siefer. HUNGARY: Tamás Vitray. INDIA: Lakshmi Sankaran. INDONESIA: Didi Kaspi Kasim. ISRAEL: Idit Elnatan. ITALY: Marco Cattaneo. JAPAN: Shigeo Otsuka. KAZAKHSTAN: Yerkin Zhakipov. KOREA: Junemo Kim. LATIN AMERICA: Claudia Muzzi Turullols. LITHUANIA: Frederikas Jansonas. NETHERLANDS/BELGIUM: Arno Kantelberg. NORDIC COUNTRIES: Hanne-Luise Danielsen. POLAND: Agnieszka Franus. PORTUGAL: Gonçalo Pereira. ROMANIA: Catalin Gruia. RUSSIA: Andrei Palamarchuk. SERBIA: Igor Rill. SLOVENIA: Marija Javornik. SPAIN: Ismael Nafría. TAIWAN: Yungshih Lee. THAILAND: Kowit Phadungruangkij. TURKEY: Nesibe Bat BOARD OF DIRECTORS Ravi Ahuja, Jean M. Case, Bob Chapek, Nancy Lee, Kevin J. Maroni, Kevin Mayer, Peter Rice, Frederick J. Ryan, Jr., Jill Tiefenthaler, Michael L. Ulica INTERNATIONAL PUBLISHING SENIOR VICE PRESIDENT: Yulia Petrossian Boyle Allison Bradshaw, Ariel Deiaco-Lohr, Kelly Hoover, Diana Jaksic, Jennifer Jones, Leanna Lakeram, Jennifer Liu, Rossana Stella N AT I O N A L G E O G R A P H I C T E S T I M O N I O S Las aguas poco profun- das y los arrecifes que rodean Cuba (en primer plano), Florida (centro) y las Bahamas (der.) vis- tas desde la Estación Espacial Internacional. T E X T O Y F O T O S D E T I M P E A K E L A T I E R R A D E S D E T O D O S L O S Á N G U L O S P O S I B L E S UN MUNDO SIN FRONTERAS Un astronauta de la Agencia Espacial Europea ofrece una perspectiva única de nuestro planeta. V O L . 4 9 N Ú M . 3 El desierto escarpado de la península del Sinaí, en Egipto (arriba), contrasta con las aguas vastas del río Tapajós (abajo), un importante afluente del Amazonas en el que viven cientos de especies de peces. T E S T I M O N I O S La profundidad de los lagos Wanaka y Hāwea, en Nueva Zelanda, supera los 300 metros (arriba). Una postal excepcional de las islas y la península Antártica, por lo regular cubiertas de nubes densas (abajo). Las Bahamas revelan sus 50 tonos de azul. Para algunos historiadores, el nombre del archipiélago y el país proviene de la palabra en español “bajamar”. T E S T I M O N I O S Peake asegura que, cuando tomó estas fotos, no tenía ningún interés político. “Quería capturar la Tierra tal como la veo: desde el espacio no se identifican naciones ni fronteras”. LA HISTORIA DE FONDO “ S E T R A T A D E F O T O G R A F Í A S D E L O Q U E M E P A R E C E H E R M O S O Y F A S C I N A N T E ” . E N E STA S I M ÁG E N E S , tomadas desde la Estación Espacial Internacional, traté de capturar mis sensaciones al obser- var la Tierra. Era imposible no rendirme ante su belleza. Me asombró la atmós- fera, esa línea de gas que mantiene la vida y distingue a nuestro planeta de las condiciones estériles y hostiles que tienen Marte o Venus. Fue difícil identificar señales de vida humana. En cambio, la Tierra se reve- ló como un rompecabezas geológico al que han esculpido las fuerzas de la naturaleza. Fue evidente cómo el agua moldea la Tierra: los glaciares forjan cordilleras enteras cuando se despla- zan implacables hacia los océanos y los ríos, creando patrones impresionantes en sus trayectos pausados. Solemos pensar que el mundo está dividido en países y pueblos, pero cuan- do se ve el planeta desde el espacio, no existen fronteras. Las únicas divisiones que hay son las que ha creado la natu- raleza en el transcurso de 4 500 millo- nes de años. Una secuencia impresionante de su- cesos posibilitó que evolucionara vida inteligente en la Tierra, lo que nos per- mitió desarrollar la tecnología necesaria para dejar el santuario de nuestro pla- neta y reflexionar sobre nuestra exis- tencia desde un punto de observación en el espacio, un punto lleno de asombro. Peake practica con el brazo robótico de la estación espacial, que requiere un grado absoluto de precisión. T E S T I M O N I O S Supongamos que limpia- mos nuestro desorden y comenzamos a reciclar. ¿No es así como la madre naturaleza quisiera que nos comportáramos? P O R C H R I S T I N A N U N E Z FOTOS (EN SENTIDO HORARIO, DESDE ARRIBA A LA IZQ.): GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO; SHUTTERSTOCK/ STOCKCREATIONS; ROMAN MILERT, ALAMY STOCK PHOTO; SHUTTERSTOCK/EVGENIIAND; ZELJKO DANGUBIC, ALAMY STOCK PHOTO E X P L O R A | P L A N E T A P O S I B L E P S I B L E P L A N E T A Para conocer más historias sobre cómo ayudar al planeta dirígete a natgeo.com/planet COCINAR AL AIRE LIBRE E V I T A C O M B U S T I B L E S L Í Q U I D O S Y C A R B Ó N F Á C I L D E E N C E N D E R , P U E S E M I T E N C O N T A - M I N A N T E S . P U E D E S P R O B A R U N A P A R R I L L A Q U E F U N C I O N E C O N P E L L A S D E M A D E R A C O M P R I M I D A , P U E S P R O D U C E N P O C A C O N - T A M I N A C I Ó N A L A R D E R . 5 EJERCICIO ECOLÓGICO Tenemos que agradecerle a Suecia por el plogging. Del término sueco plocka upp (recoger), combina el trote con la recolección de basura. Esta actividad ha sido adoptada y adap- tada en todo el mundo: considera la posibilidad practicarlo donde vives para ponerte en forma mientras recoges basura. P R O T E C T O R E S S O L A R E S D U R A D E R O S Una forma de garantizar que tu protector solar sea seguro para los arrecifes es usar ropa con filtro UV (reduce la nece- sidad de aplicarse lociones o aerosoles). Busca prendas con protección ultravioleta (UPF). 4 BAJO LA SOMBRA 3 COMPRAR MATERIAL RECICLADO Limpiar la playa Las costas acumulan todo tipo de basura: botellas, envolturas y hasta cubrebocas. En septiembre, mes dedi- cado a la limpieza de las costas, ecologistas y gobiernos organizan actividades virtuales y presenciales. En 2019, voluntarios de Ocean Conservancy recogie- ron más de 900 tonela- das de basura en varias playas del mundo. Busca en internet alguna pla- ya cercana junto con la palabra “limpieza” para encontrar eventos relacionados u organi- za tu propio equipo de recolección. 1 Decoración del patio con plástico¿Piensas arreglar el patio? Encontrarás opcio-nes ecológicas de accesorios para exteriores, desde alfombras resistentes que antes eran botellas de refresco hasta tapetes biodegra- dables elaborados con cáscaras de coco. Disponible en toda la República Mexicana | Oferta exclusiva para nuevos suscriptores | Pago en una sola exhibición de $555 Promoción válida al 30 de septiembre de 2021 | Atención a suscriptores: 55-3682-2222 de lunes a viernes de 8:00 a 20:00 hrs. 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Reportaron que dicha franja giraba como si fuera un vórtice y tenía un centro tranquilo rodeado por fuertes HURACÁN ESPACIAL Precipitación de electrones, óvalos aurorales y un vórtice resplandeciente de 2 700 kilómetros de extensión y 50 000 de altura: así es la temporada de huracanes en el polo norte magnético de la Tierra. “vientos”de gas agitado o plasma. Se trataba de un embudo gigante de unos 2 700 kilómetros de ancho y más de 50 000 de alto. Los científicos lo deno- minaron “huracán espacial” y utilizaron un modelo en 3D del movimiento del flujo magnético para mostrar cómo se había formado. El viento solar débil, junto con la alineación de los polos magnéticos norte del Sol y la Tierra, disminuyeron una franja de luces –por lo regular expansiva– hasta convertirla en un punto estrecho que rotaba sobre el norte magnético. Hasta ahora solo se han avistado estos huracanes espa- ciales sobre la Tierra. UNA TORMENTA SILENCIOSA En la Tierra, los huracanes se alimen- tan desde abajo cuando el océano cáli- do emana aire húmedo. En el espacio requieren condiciones estáticas como polaridad inversa, velocidad y densi- dad del viento solar bajas. POLARIDAD INVERSA Una aurora expansiva se produce cuando el viento solar es fuerte y el campo magnético de la Tierra apunta al norte, mientras que el del Sol lo hace hacia el sur. Si el viento solar es débil y el campo magnético de la Tierra apunta al norte, la aurora se contrae para formar un punto estrecho sobre el campo magnético norte de la Tierra, es decir, se dan las condiciones para un huracán espacial. 18 N A T I O N A L G E O G R A P H I C Óvalo aural amplio Campo magnético Viento solar fuerte cuando el campo magnético del Sol es opuesto al de la Tierra Viento solar débil cuando el campo magnético del Sol está alineado con el de la Tierra Ovalo auroral contraído Embudo del huracán espacial Óvalo auroral amplio Campo magnético Viento solar fuerte cuando el campo magnético del Sol es opuesto al de la Tierra Viento solar débil cuando el campo magnético del Sol está alineado con el de la Tierra Óvalo auroral contraído Embudo del huracán espacial PRECIPITACIÓN DE ELECTRONES Los electrones del viento solar se precipitan hacia los campos mag- néticos de la Tierra, mientras gases como oxígeno y nitrógeno rebotan en la atmósfera superior planeta- ria. Esto libera destellos de colores que conocemos como auroras. Cómo se forman las auroras normales Los electrones que desprende el Sol caen en el campo magnético de la Tierra y chocan con los gases para crear auroras. Cuando el campo mag- nético del Sol es opuesto al planetario, se crea una abertura amplia u óvalo auroral que disper- sa y extiende la aurora. Cómo se forma un huracán espacial En 2014, el campo magnético del Sol se alineó con el de la Tierra, lo que propició una interacción débil y comprimió el óvalo auroral. La lluvia de electrones bañó el óvalo estrecho y aumentó su fulgor. Cuando la aurora giró, se contrajo y estiró muy por encima de la superficie terrestre. ÓVALO EN ESPIRAL A medida que la abertura sobre el polo magnético u óvalo auro- ral se contrae, la velocidad del remolino de plasma aumenta para crear un vórtice. EL OJO Al igual que los huracanes en la atmós- fera inferior de la Tierra, los huracanes espaciales tienen un ojo estático. Allá arriba circulan ráfagas de plasma –no de aire– a velocidades vertiginosas. S E P T I E M B R E D E 2 0 2 1 19 S U R F S I LV E S T R E El arrecife de coral se alza desde las profundidades de Passe Havae, en Teahupo'o; tiene la silueta y la ubica- ción perfectas para ampliar las olas del Pacífico, que pueden convertirse en rugientes y superpoten- tes. La mejor temporada es de mayo a octubre, pero todo el año son excepcio- nales. Para esta imagen, el fotógrafo Andy Bardon se internó en las profundida- des. “Se requiere calma y respirar hondo para bucear con seguridad bajo las olas y fotografiarlas –cuenta–. Entonces se revela un mun- do submarino diverso”. M A R Y T I E R R A Sobre el agua, los visitan- tes contratan taxis acuáti- cos para apreciar de cerca a los surfistas expertos, así como algunos delfines y ballenas jorobadas (de agosto a octubre). Cerca de la playa de arena negra se puede practicar esnór- quel entre los coloridos arrecifes de coral. En tierra firme, un sendero arenoso que atraviesa la ribera Ti- rahi transita entre casas de colores y un lugar recluido bajo una palmera, donde las familias organizan píc- nics y los surfistas se diri- gen hacia donde rompen las olas. E X P L O R A Para contemplar los lito- rales de Fenua Aihere y Te Pari, cercanos a Teahupo'o, hay paseos en bote. Aquí los viajeros se encuentran con cascadas que desem- bocan en el mar, cuevas que se vinculan con leyendas polinesias y senderos que llevan a petroglifos. Para ayudar a proteger el eco- sistema y estimular el número de peces, los pobladores designaron una zona marina con cerca de 7.5 kilómetros cuadrados en Teahupo'o para decla- rar el rahui, la tradicional veda polinesia de pesca y cosecha. NGM MAPS E X P L O R A | A V E N T U R A DESAFIAR LAS OLAS E n l a Po l i n e s i a Fra n c e s a s e a l a b a n y t e m e n a l a s o l a s e n u n A L G U N A S D E L A S O L A S más grandes y potentes del mundo rompen en el arrecife de Teahupo'o, en la costa sureste de Tahití. Su potencia explica por qué aquí se celebrará la competencia de surf olímpico en 2024, pero también es un lugar de belleza excepcional y cultura exquisita. 20 N A T I O N A L G E O G R A P H I C P O R C E L E S T E B R A S H F O T O G R A F Í A D E A N D Y B A R D O N EN NÚMEROS “ S U R F E A R E N T E A H U P O ' O E S C O M O B A T A L L A R C O N D O S G I G A N T E S , L A S M O N T A Ñ A S S E A P R E C I A N E N U N C O S T A D O Y L A S O L A S R O M P E N E N E L O T R O ” . —Michel Bourez, surfista olímpico de Tahití 1 C A R R E T E R A Q U E L L E G A A T E A H U P O ' O 9+ A L T U R A Q U E P U E D E N A L C A N Z A R L A S O L A S , E N M E T R O S 1 420 P O B L A C I Ó N A P R O X I M A D A E N T E A H U P O ' O s i t i o p a r a s u r f e a r c e r c a d e Te a h u p o ' o . AA Francesa (FR.) Rc ( ) VANNUUEVEVAVA ZZ LAZEELLAANDANDADA PPPPPolinesia Francesa (FR.)Rnc HawáiH (EUA)(E AUS.AUS.AA S A NOO C É AA I C OPA C Í FF S E P T I E M B R E 2 0 2 1 21 E X P L O R A | E N C U A D R E P O R E V E C O N A N T D E L P E Z L E Ó N A L K U D Z U, L A S E S P E C I E S I N VA S O R A S – D E S T R U C T O R A S Y M E N O S P R E C I A D A S – TA M B I É N P U E D E N S E R D E L I C I O S A S . COMERSE EL PROBLEMA “Los chefs son nuestras celebridades locales –dice Jacques Hebert, de la alianza Restore the Mississippi River Delta–. Nuestra cultura gira en torno a la co- mida”. ¿Se podría hacer lo mismo con la conservación? La situación es grave en el sur de Estados Unidos pero no es el único sitio. El país es hogar de 6 500 espe- cies invasoras no nativas con tasas de reproducción agresivas que superan a las especies locales, transmi- ten enfermedades y destruyen sus hábitats. Si bien la nutria es un fastidio, hay una diversidad de plantas y animales invasores en los radares de los chefs. El movimiento “invasívoro” es pequeño, pero tiene una lógica culinaria y conservacionista. Imagina una ¿ D O S PA L A B R A S que no son tentadoras en un menú? “Pantano” y “rata”. Por lo menos es el consenso humorístico entre los chefs que navegaban por un pantano de Luisiana antes de que pegara la pandemia por la COVID-19. Un grupo local de ecologistas organizó el recorrido porque quería ayuda para rescatar los humedales de Luisiana que están en peligro. Y la “rata de pantano” se refiere a la nutria roedora que alguna vez se im- portó de Sudamérica por su pelaje, pero que ahora se propagó en la naturaleza y devora tal cantidad de hábitat que el estado fijó una recompensa de seis dólares por cabeza. En el restaurante Dai Due, en Austin, Texas, se preparan tamales con relleno de carne, manteca y caldo de jabalí silvestre. FOTO: JODY HORTON, THE HOG BOOK FOTOS, DE IZQ. A DER.: MARTIN DEMMEL, TONY L. MOORE, FEDERICO CABELLO, GETTY IMAGES T A M B I É N P R E O C U P A N L O S C E R D O S F E R A L E S , Q U E L A S A U T O R I D A D E S T E X A N A S L L A M A N “ C U A - D R Ú P E D O S F U G I T I V O S ” . el sur”. Ha asfixiado el hábitat desde que llegó for- malmente de Japón a la feria mundial de Filadelfia en 1876. El chef Matt Marcus lo ha preparado encur- tido, seco, fermentado y frito, con nuez pecana y mantequilla caramelizada para sus comensales en Atlanta. Sobre los sureños, bromea: “Si está frito, ¡les abre el apetito!”. Esta hierba también inspira al chef Chris Sherrill del restaurante Gulf Shores, en Alabama, parte del Grupo NUISANCE Group cuyo acrónimo en inglés significa plantas y animales que son “un fastidio, no se usan o son invasoras, pero son sustentables y están disponibles mediante esfuerzos culinarios nobles”. “Todo chef en el sureste podría incorporar el kudzu de mil millones de maneras –comenta mientras sirve un pesto–. Lo coseché de la carretera, en una zona donde sé que no rocían con pesticidas, los retiré de un cable de teléfono y los puse en un procesador de ali- mentos con aceite de oliva y bellotas tostadas, mucho ajo, cebolla dulce y parmesano”. También preocupan los cerdos ferales. Las autori- dades texanas les llaman “forajidos cuadrúpedos”; los chefs, “jabalíes silvestres”. En Dai Due Butcher Shop and Supper Club, en Austin, los comensales pueden comprar jabón de manteca de cerdo “con certificación orgánica” y cenar entre paredes decoradas con los cráneos de antílopes nilgo que se importaron de India en los años treinta para cazar, y que ahora compiten con la fauna local y el ganado por territorios para pas- tar. El chef Jesse Griiths imparte clases de carnicería de jabalí y obtiene sus piezas de ranchos donde abun- dan junto con nilgos y ciervos moteados, otro prófugo importado para la caza deportiva. “Ahora es bueno comer especies invasoras –expli- ca Griiths mientras platicamos y comemos tacos de jabalí silvestre con un suntuoso salami de nilgo–. Es un sabor fuerte y un ejemplo de todos los usos que se le pueden dar al jabalí feral”. Cuenta que muchos texanos envenenan a los cerdos, una muerte tortuosa con efectos ambientales negativos. Argumenta que, en comparación, es más compasivo cazarlos. “Todo jabalí feral que consumes o preparas es un animal menos en la agricultura industrial”. Sabe que no es una solución perfecta. “Un ecologis- ta lo dijo mejor: no vamos a salir de esta haciendo parrilladas”. Sin embargo, no disminuye el atractivo. Estas especies invasoras “son absolutamente destruc- toras y muy comestibles”. j especie que ha pasado toda su vida en busca de su alimento en la naturaleza: pasto y forraje orgánicos. Los partidarios de este enfoque ambiental aseguran tener los ingredientes para atraer a un público cautivo. El pez león es una especie invasora perjudicial y deliciosa. Es nativa de los océanos Pacífico Sur e Ín- dico, y se le identificó por primera vez en el Atlántico en los años ochenta. Ahora abarrota los arrecifes, asegura Alex Fogg, pescador y biólogo. Describe que su picadura no es letal y como alimento no es tóxico mientras devoramos un espécimen frito en tempura con glaseado de caramelo y emplatado hermoso. Estamos en GW Fins, un restaurante lujoso en Nueva Orleans. Aquella noche, su chef Tenney Flynn publicó en Instagram que habría pez león en el menú. “Se trata de resaltar la novedad”, explica, y añade que también gusta el pez león crudo con pimentón, limón amarillo, chips de taro y menta. “Hay personas que en ninguna circunstancia con- siderarían comerse un animal silvestre. Pero el pez león es distinto, porque se trata de beneficiar al medio ambiente”. Alguna vez una vegana le contó a Fogg que es el único animal que comería “por la causa”. Todos los años, Fogg dirige un torneo de pesca con arpón de pez león en Destin, Florida. El equipo gana- dor de este año, Florida Man, recibió 10 000 dólares y las festividades incluyeron una semana de pez león como protagonista de fajitas, tacos, ceviches y rollos de sushi Little Simba en varios restaurantes. La carpa asiática también infesta y domina los canales. El chef Philippe Parola, de Baton Rouge, administra la página Can’t Beat ’Em, Eat ’Em!, dedi- cada a las especies invasoras. Convierte la carpa en alimento casero: albóndigas de pescado preparadas y congeladas listas para freír. Planea comercializarlo en cafeterías y estadios para consumo masivo. Tal vez una de las especies invasoras más infames es el kudzu, la denominada “enredadera que se devoró Eve Conant es redactora y editora de National Geographic. Cada vez se ven más especies invasoras como los jabalíes silvestres, el kudzu o el pez león (de izq. a der.) en las mesas sureñas de EUA. Otras partes del país también se suman a la causa con eventos como concursos de cocina con nutrias en Oregón y estofados de cangrejo en The Great Lakes. Sabores silvestres PALEONTOLOGÍA ¿DEL ALA DE UN DINOSAURIO? E N E L A N I V E R S A R I O 1 6 0 D E L D E S C U B R I M I E N T O D E E S TA P L U M A F O S I L I Z A D A , C I E N T Í F I C O S A Ú N I N V E S T I G A N E L D I N O S A U R I O D E L C U A L P R O V I N O . D E S D E Q U E S U RG I Ó D E L A cantera de piedra caliza bávara en 1861, la primera pluma fosilizada de la que se tiene registro ha sido un icono de la paleontología: su parecido con las plumas modernas es asom- broso, pero su antigüedad es insondable. La pluma tiene 150 millo- nes de años y fue el primer fósil en recibir el nombre de Archaeopteryx lithographica, un tipo de dinosaurio emplumado que se descubrió a menos de tres kilómetros en las mismas capas rocosas que la plu- ma original. ¿Acaso el Archaeopteryx desprendió aquella pluma? x Ryan Carney, explorador de National Geographic y paleontólogo de la Universidad de Florida del Sur, asegura que sí. En un ensayo que publicó en Scientific Reports, Carney sostiene que la pluma no solo perteneció a un Archaeopteryx, sino que contribuyó a dar forma a la superficie superior del ala izquierda del dinosaurio. Ahora Carney reconstruye el aleteo del Archaeopteryx para probar si tenía la capax - cidad de volar tan solo con ese impulso. — M I C H A E L G R E S H KO FOTOS (DESDE ARRIBA): AUKE-FLORIAN HIEMSTRA; MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE BERLÍN; PAUL STAROSTA, GETTY IMAGES VIDA VEGETAL Una carga magnética en su mordida Investigaciones re- velan que, cuando una presa estimula las hojas de la dionea atrapamoscas, pareci- das a una mandíbula, producen un pequeño campo magnético. Estos campos se han identificado en otras dos plantas: el haba y el alga unicelular. Los científicos que lo des- cubrieron creen que es una consecuencia de los impulsos eléc- tricos que provocan el cierre de las hojas de la planta. Ya se ha estudiado esta clase de biomagnetismo en el cerebro huma- no, pero es menos comprendido en las plantas. —ANNIE ROTH E X P L O R A | H A L L A Z G O S E N V Í O S D E S D E L A VA N G U A R D I A D E L A C I E N C I A Y L A I N N O VA C I Ó N Equipo fuera de lugar Luchar contra la COVID-19 ha tenido costos ambientales. Se han desecha- do montañas de equipo de protección individual; en un momento se estima- ron 3 400 millones de cubrebocas al día. Lo que protege a los humanos per- judica a la vida silvestre, como la perca atorada en este guante y una infinidad de aves atrapadas en mascarillas. —AR N A T I O N A L G E O G R A P H I C E X P L O R A I L U M I N A M O S L O S M I S T E R I O S Y L A S M A R AV I L L A S Q U E N O S R O D E A N L A R A Z A E S U N C O N S T R U C T O S O C I A L , N O U N R A S G O B I O L Ó G I C O. E S E E S E L C O N S E N S O C I E N T Í F I C O, E N T O N C E S , ¿ P O R Q U É AÚ N S E P O N E E N D U DA? La historia de la diferencia humana V O L . 4 9 N Ú M . 3 C A DA L U G A R T I E N E sus propios mitos de creación. En Estados Unidos existe la doctrina del Destino Mani- fiesto, es decir, la predestinación de los migrantes europeos a colonizar el oeste de América. En China, los restos del Homo erectus, conocido como el hombre de Pekín, se emplean para sostener que existe un lina- je chino intacto que se remonta a por lo menos 700000 años y sugerir que se trata de un ancestro directo que estaría entre los primeros del mundo en crear el fuego. En India, los nacionalistas religiosos sugieren que las leyendas fantásticas que se describen en las épicas hindús no son alegorías, sino hechos. Un científico indio incluso ha declarado que el relato de una mujer que dio a luz a 100 hijos es la prueba de las aptitudes centenarias indias respecto a tecnologías reproduc- tivas de vanguardia que apenas se redescubren. Uno de los esfuerzos de Donald Trump antes de dejar la presidencia fue crear un panel consultivo nombrado Comisión de 1776 para fomentar la noción P O R A N G E L A S A I N I S E P T I E M B R E 2 0 2 1 27 Cuando en mayo de 2020 una de las revistas médicas líderes del mundo, The Lancet, publicó que “la consti- tución genética” podía ser un factor en los resultados de la COVID-19 en- tre grupos étnicos, repitieron una ola de pensamiento que persistió en la literatura médica durante si- glos. En 1793, cuando una epidemia de fiebre amarilla azotó Filadelfia, médicos blancos afirmaron que la población afrodescendiente era inmune. En 2016, investigadores de la Universidad de Virginia reali- zaron un ensayo con 200 estudian- tes de medicina y residentes en el que descubrieron que cerca de la mitad de ellos albergaba por lo me- nos una idea sobre “las diferencias biológicas entre blancos y negros, muchas de las cuales son falsas y fantásticas”. Entre estos mitos figu- raban que las personas afroamerica- nas tienen mayor tolerancia al dolor y la piel más gruesa. —AS Diferencias biológicas: los mitos persisten de una “educación patriótica” en Estados Unidos. El reporte de la comisión minimizó la realidad de la discriminación y la explotación humana cuando se fundó la nación. Fue una crítica directa al trabajo de académicos y activistas que señalan la injusticia his- tórica para abordar la desigualdad de la actualidad. El esfuerzo de Trump fue breve porque el presidente Joe Biden desintegró la comisión el día de su jura- mento. Sin embargo, no era el fin de las guerras cul- turales. Trump no fue el primer líder político que intentó adjudicarse el pasado en beneficio propio y tampoco será el último. Los museos o monumentos nacionales del planeta están llenos de vitrinas que muestran la mejor cara de los países y ofrecen narra- tivas de magnificencia, en ocasiones envueltas en nociones de superioridad étnica o racial. Para respon- der en estos tiempos, debemos decidir qué historias queremos contar de nosotros y quienes somos. UNA DE LAS HERRAMIENTAS más usadas es la creencia en la diferencia biológica entre la población. En Ale- mania, los nazis buscaban definir un pueblo con el argumento del excepcionalismo racial. Esta tenden- cia no se limita a la historia: también se ha recurrido a la biología y la arqueología para enfatizar la dife- rencia de grupo y adoctrinar poblaciones con la ilu- sión de que son mejores que otros por naturaleza. Con el tiempo, estas historias se han entretejido en la identidad de formas sutiles e insidiosas que deter- minan cómo entendemos quiénes somos. Incluso pueden distorsionar el pensamiento de los científicos modernos sobre la diferencia humana. La historia de la raza es un recordatorio de que la ciencia no se limita a teorías e información: también trata con los hechos que forman parte de las historias que contamos sobre la variación humana. En Europa, durante la Ilustración, naturalistas y científicos de- cidieron que se podía dividir a los seres humanos en grupos distintos, tal como a otras especies animales, y después formularon las fronteras arbitrarias para estas categorías. Otorgaron significado al color de la piel, recurrieron a estereotipos culturales generali- zados sobre el temperamento, la inteligencia y el com- portamiento. Estas ideas pseudocientíficas dieron forma a la medicina occidental durante siglos. Cons- tituyeron la base del programa eugenésico nazi para justificar el genocidio y el Holocausto. Si bien desde hace por lo menos 70 años se ha sa- bido que la raza es un constructo social innegable y que las premisas de esos pensadores del siglo XVIII son erróneas, muchos científicos creen que la raza es una realidad biológica. El relato está tan arraigado que incluso cuando se hizo evidente que somos una especie humana indivisible en el ámbito genético para muchos investigadores siguió siendo difícil ignorarlo. A principios de 2020, las redes sociales especularon que las personas negras no podían contraer el virus y meses más tarde que eran más vulnerables a conta- giarse. Los propios científicos desinformaron al teori- zar en público si las diferencias raciales genéricas E X P L O R A | R E F L E X I O N E S 28 N A T I O N A L G E O G R A P H I C ILUSTRACIÓN: TRACY J. LEE S E P T I E M B R E 2 0 2 1 29 Angela Saini es periodista, presentadora y autora británica, entre sus libros destaca Superior: The Return of Race Science. E S P R E C I S O Q U E L O S C I E N T Í F I C O S T E N G A N C U I D A D O S O B R E Q U É N A R R A T I V A D O M I N A N T E R E S P A L D A N . podían haber influido en las tasas de mortalidad pese a que carecían de información que lo demostrara. Tristemente, ignoraron determinantes sociales de la salud como pobreza, geografía y profesión. Eso fue hasta que ocurrió la muerte de George Floyd, en la primavera de 2020. De pronto, se percibió un cambio en la narrativa en torno a la raza y la salud. Los hechos científicos no cambiaron: la raza se- guía siendo un constructo social, pero ahora se había suscitado un diálogo global sobre el verdadero signi- ficado de la raza y que las consecuencias explícitas e implícitas del racismo tienen efectos viscerales en el cuerpo. Me di cuenta de que los médicos empeza- ron a pedir más investigación sobre estatus socioe- conómico, alimentario, entornos tóxicos y prejuicios en el sistema de salud. Las facultades de medicina e instituciones científicas de todo el orbe me invitaron a dar conferencias sobre mi trabajo en torno a los pre- juicios en la ciencia. Estos acontecimientos demuestran que el entorno político tiene un peso enorme en las preguntas y las respuestas que plantean los científicos. Cuando el trasfondo de nuestra historia humana apunta a la diferencia natural entre grupos, es inevitable que los investigadores prioricen la genética y los factores innatos, pero cuando el trasfondo tiene más con- texto histórico y demuestra que la raza es producto de factores sociales, entonces el enfoque cambia. Este cambio sutil contribuye a identificar el proble- ma de manera correcta. A Ú N L I B R A M O S U N A B ATA L L A sobre la historia de la diferencia humana. Los grupos de extrema derecha y los nacionalistas étnicos escarban en las publicacio- nes científicas en busca de pedazos de evidencia para respaldar sus ideas de que las razas genéticamente más fuertes han decidido el curso de la historia y que la desigualdad de hoy día es un producto de estas diferencias innatas entre la población. Hasta hace poco se retiraron dos ensayos de la re- vista Psychological Reports escritos por un controver- tido psicólogo canadiense de los años noventa, pues los editores se dieron cuenta de que la obra era “poco ética, de fundamentos científicos dudosos y basada en ideas e intenciones racistas”. Esta y otras revistas analizan publicaciones con deficiencias similares. Pero cuando los errores son así de atroces, uno se pre- gunta por qué los editores tardaron tanto. Del mismo modo, debemos preguntarnos cómo se publicaron en primer lugar. Quizá se reduzca a las historias que algunos científicos quieren creer, incluso pese a la evidencia innegable. Es común entre académicos sostener que se guían por la información, no por la política, aunque es inte- resante apuntar lo mucho que la política ha moldeado el pensamiento científico en torno a la diferencia hu- mana. Por ejemplo, no es coincidencia que la eugene- sia como disciplina seria se deterioró tras la Segunda Guerra Mundial debido a los esfuerzos de antirracistas en la ciencia y la antropología. A partir de los años setenta se empezaron a desa- creditar las falsedades más flagrantes respecto a las mentes y los cuerpos de las mujeres gracias a la olea- da de estudios feministas. Desde luego, siempre habrá quienes quieran con- servar las historias de antaño. En un mundo donde el populismo y el nacionalismo étnico están en ascenso, es de esperarse. En momentos convulsos, nuestras historias de creación, nuestras formas tradicionales de ver el planeta, nos pueden confortar. Para quienes sienten que tienen más que perder ante la igualdad de raza, clase y género –cuyas vidas han estado pro- tegidas por la injusticia social y no lo contrario– no hay incentivo para cambiar la narrativa. Los científicos deben cuidar qué narrativa domi- nante respaldan. ¿Aquella que enfatiza la unidad esen- cial de nuestra especie? ¿La que nos recuerda que genéticamente somos más parecidos que cualquier otra especie de primates y que la diferencia individual tiene mayor peso que cualquier diferencia de grupo? ¿O acaso aquella que busca en los márgenes de nuestros genomas para encontrar diferencias estadísticas entre poblaciones y justificar a quienes buscan dividirnos de otra forma? Los hechos son los mismos, lo impor- tante es la historia que nos contamos. j Reformas en el financiamiento Durante décadas, la Fa- cultad de Salud Pública de la Universidad de Berkeley gozaba de un fondo de investigación creado para estudiar la eugenesia. La facultad asegura que readap- tará estos fondos para repudiar su pasado. Obra inconclusa Los legados de la ciencia racial y la eugenesia persisten en muchas ins- tituciones. Sin embargo, se realizan esfuerzos para reestructurar el pasa- do, corregir errores y hacer que la ciencia sea más incluyente. —AS Cambio de nombre La red MSI Reproducti- ve Choices de asisten- cia sanitaria cambió su nombre en 2020: ya no lleva el de Marie Stopes (1880-1958). Su apoyo por la eugenesia ha opacado su apoyo por la planificación familiar y los derechos de las mujeres. Repatriación en trámite Un museo de la Universi- dad de Pensilvania se dis- culpó por poseer cráneos (algunos de esclavos) que un médico adquirió por medios poco éticos y em- pleó para sostener la su- premacía de la raza blanca. El museo quiere regresar los cráneos a “las comuni- dades ancestrales”. E X P L O R A | R E F L E X I O N E S E X P L O R A Investiga a los osos y fomenta la diversidad en la naturaleza y la ciencia. Rae Wynn-Grant quiere demostrar que los osos no son peligrosos. Esta explo- radora de National Geographic crea estrategias para eliminar las interaccio- nes negativas entre dichos carnívoros y los humanos que viven cerca de sus hábitats. Traduce información espe- cializada para comunicar a las comuni- dades sobre la ubicación de los osos, sus rutas y cómo protegerse de ellos. Como ecóloga dedicada a la vida sil- vestre, también ha investigado a los leones en Tanzania y a los lémures de cola anillada en Madagascar. Wynn- Grant reside en Santa Bárbara, Califor- nia, y en el transcurso de su carrera ha defendido con cada vez más fervor la necesidad de que exista diversidad en la naturaleza y las ciencias. Cuando comenzó a estudiar ecolo- gía de la vida silvestre era la única per- sona afrodescendiente entre sus colegas académicos. Y la falta de diversidad se hizo más evidente a medida que avan- zaba en su campo. Sin embargo, ha descubierto que su éxito inspira a una nueva generación de ecólogas afrodescendientes. “Tengo más esperanza en el futuro, el porvenir de la vida silvestre, el medio ambiente, la igualdad, la justicia y la oportunidad porque cada vez hay más gente de color en estos espacios donde antes yo era la única”. j National Geographic Society financia el trabajo de Wynn-Grant. Apoya a otros exploradores que protegen especies en pe- ligro de extinción en natgeo.com/impact. RAE WYNN-GRANT P O R A N N I E R O T H F O T O G R A F Í A D E R E B E C C A H A L E INNOVADOR M A R A V I L L A S P E Q U E Ñ A S P O R Mich ael Gre shk o En 2015, el cometa C/2014 Q2 Lovejoy –visto aquí en un mosaico de dos fotos– se acercó al Sol por primera vez en milenios. Lovejoy tal vez procede de la nube de Oort, una capa distan- te de objetos de hielo que, se cree, rodea el sistema solar. Es uno de los cerca de 4 000 cometas conoci- dos entre los miles de millones que se calcula existen en nuestro patio trasero cósmico. obje tos d imin utos que ocu pan el sis tem a sol ar. E stos cuer pos pequeños dan pistas sobre los MISTERIOS MÁS GRANDES DEL UNIVERSO. La astronomía moderna ofrece una visión sin precedentes de los 33 C O N P O D E R S O L A R Un conjunto solar para la sonda espacial Lucy de NASA se despliega en las instalaciones de Lockheed Martin, Colo- rado. Lucy, cuyo lanza- miento está previsto para octubre, necesitará dos de estos conjuntos que generen energía durante su misión de 12 años en los cuales explo- rará los troyanos de Jú- piter. Estos asteroides que orbitan el Sol pue- den dar pistas sobre la distribución original del sistema solar. PATRICK H. CORPATRICK H. CORKERY, LOCKHEED MARTIN. IMAGEN DE APERTURA: VELIMIR POPOV Y EMIL IVANOV, OBSER- VATORIO IRIDA. A L A T I E R R A El 6 de diciembre de 2020, una cápsula que liberó la nave espacial japonesa Hayabusa 2 aterrizó en el interior de Australia. El conte- nedor guardaba los restos que Hayabusa 2 había recogido del as- teroide Ryugu, cercano a la Tierra, en 2019. El material antiguo ahora reside en el Centro de Curación de Muestras Extraterrestres (der.) en Sagamihara, Japón. Los científicos esperan que las muestras ayu- den a develar secretos sobre la formación de los primeros planetas e incluso los orígenes de la vida en la Tierra. Aunque la carga de Hayabusa 2 regresó, la nave espacial ahora se encuentra en una misión ampliada que la llevará a otro asteroide en 2031. AGENCIA JAPONESA DE EXPLORACIÓN AEROESPACIAL (IZQ.); NORIKO HAYASHI (DER.). M I S T E R I O S D E L S I S T E M A S O L A R 37 O B J E T I V O LO G R A D O Tan ancho como la al- tura del Empire State, el asteroide Bennu es el cuerpo más pequeño jamás orbitado por una sonda espacial. El 20 de octubre de 2020, Bennu se convirtió en el tercer asteroide del que se tomaron muestras con una nave espacial cuando OSIRIS-REx, de NASA, hundió su brazo en la superficie (inserto) para recoger algo de polvo y guijarros. Una cápsula con la muestra debería aterrizar en la Tierra en 2023. VISUALIZACIÓN POR KEL ELKINS, CENTRO GODDARD DE VUELOS ESPA- CIALES DE NASA; CENTRO GODDARD DE VUELOS ESPACIALES DE NASA/ UNIVERSIDAD DE ARIZONA (INSERTO). Lauretta, científico planetario de la Universidad de Arizona, está fascinado ante un monitor que muestra tres vistas simuladas de un objeto roco- so con forma de trompo que flota en un mar de estrellas. Es el asteroide conocido como 101955 Bennu. Lo observa sentado en un taburete metá- lico dentro de un edificio modesto de Littleton, Colorado. El edificio podría confundirse con una oficina común y corriente, pero las calcomanías de las naves espaciales en las paredes y los rótulos sobre cada cubículo –Energía Eléctrica, Teleco- municaciones, Guía, Navegación y Control– re- velan su verdadera función: el centro de mando de una misión en Lockheed Martin Space. Es la 1:49 p.m. zona Pacífico, del 20 de octubre de 2020. La pantalla muestra a Bennu dentro de un círculo verde que representa la órbita de una sonda espacial de NASA. En menos de tres horas, este emisario robótico intentará descender y tocar Bennu por primera vez con la esperanza de ex- traer una muestra de polvo y guijarros extrate- rrestres para traerlos a la Tierra. Lanzado en 2016, OSIRIS-REx tuvo que orbi- tar dos veces el Sol para llegar a Bennu, que se encuentra a más de 300 millones de kilómetros en este fatídico día de octubre. Con casi 500 metros DANTE LAURETTA ESTÁ SERENO MIENTRAS SE PREPARA PARA LOS 17 SEGUNDOS POR LOS QUE HA TRABAJADO DURANTE LOS úLTIMOS 16 AÑOS. M I S T E R I O S D E L S I S T E M A S O L A R 39 G U A R D E R Í A D E P L A N E TA S Imágenes en el infra- rrojo cercano, captadas por el telescopio Gemi- ni Sur, en Chile, revelan restos planetarios alre- dedor de otras estre- llas. Cada disco de desechos helados y rocosos rodea una estrella joven (tapada). Muchos de ellos tienen “agujeros” interiores, tal vez creados por pla- netas recién formados. Estos discos se parecen al cinturón de Kuiper de nuestro sistema so- lar, que se encuentran más allá de la órbita de Neptuno. COMPUESTO A PARTIR DE CINCO IMÁGENES. OBSERVATORIO INTERNACIONAL GEMINI/NOIRLAB/GPIES/T. ESPOSITO, UC BERKELEY. han sospechado durante décadas que algo fallaba, ya que, por su apariencia, es en extremo difícil ex- plicar cómo Urano y Neptuno pudieron formarse donde orbitan hoy día. Parece que a nuestro hogar cósmico le faltan algunos de los tipos más comu- nes de planetas que orbitan alrededor de estrellas lejanas. Y hasta 2021, la Tierra es el único puerto conocido para la vida. Así que, ¿cómo acabó aquí nuestro sistema so- lar y cómo surgieron sus habitantes? Durante mucho tiempo, los cuerpos pequeños como Bennu fueron descartados como simples so- bras en el proceso de creación de los planetas. Sin embargo, ahora los investigadores saben lo im- portantes que son estos cuerpos en la búsqueda de respuestas a estas preguntas. Al igual que di- cho asteroide, muchos son cápsulas de tiempo, en esencia sin cambios desde el nacimiento de nuestro Sol. Otros también podrían suponer una amenaza para la vida en la Tierra. Al rastrear, vi- sitar y tomar muestras de estos mundos primor- diales, por fin tenemos la oportunidad de ver de dónde venimos y, con suerte, evitar que estos ob- jetos destruyan lo que somos. EL INTERÉS DE LA HUMANIDAD por los cuerpos pequeños –en el lenguaje de los astrónomos, to- dos aquellos objetos naturales que orbitan el Sol y que no son planetas, planetas enanos o lunas– ha estado presente desde que las personas miran el cielo. Durante milenios, las culturas de todo el mundo han observado los cometas y meteoros visibles en el cielo nocturno, considerándolos pre- sagios importantes. A inicios del siglo xx, los astrónomos ya habían encontrado cerca de 500 asteroides que orbita- ban alrededor del Sol; esto lo consiguieron a par- tir del descubrimiento de Ceres en 1801. El ritmo de los hallazgos comenzó a acelerarse en los años ochenta y noventa con la mejora de los telesco- pios. En 1992 se descubrió el primer mundo –ade- más de Plutón y una de sus lunas– más allá de la órbita de Neptuno, lo que confirmó la teoría sobre la zona exterior del sistema solar, ahora llamada el cinturón de Kuiper. Hoy día los astrónomos sa- ben que esta región lejana está repleta de miles –quizá cientos de miles– de cuerpos de hielo. Pero si hubiera que señalar cuándo comenzó el frenesí por los cuerpos pequeños, una opción razonable sería el 11 de marzo de 1998, cuando el de ancho, este asteroide es el cuerpo celeste más pequeño sobre el que haya orbitado una nave espacial. Su superficie es tan accidentada que al equipo de Lauretta le llevó un año cartografiarla en busca de un lugar seguro para el descenso. To- dos estos preparativos deberían hacer que el even- to principal de hoy fuera un momento tenso, pero en esta última fase de la misión, que cuesta 1 000 millones de dólares, Lauretta parece tranquilo. “La nave está de muy buen humor”, me comenta. ¿Por qué pasar por todo este estrés y esfuerzo por dos kilos de polvo y escombros? Para empe- zar, los componentes del asteroide se formaron durante los primeros días del sistema solar, hace más de 4 500 millones de años. Estas rocas que muestran indicios de contener carbono represen- tan un archivo prístino de cómo se formaron los planetas y, quizá, de dónde obtuvo la Tierra el ma- terial de partida para la vida. “Desde el punto de vista científico, se trata de una mina de oro”, afir- ma Lauretta. Pero así como Bennu lleva el material de la crea- ción, también tiene el poder de destruir: está lo suficientemente cerca de la Tierra como para que los astrónomos crean que existe una pequeña pero seria posibilidad –una entre 2 700– de que pueda chocar contra nosotros entre los años 2175 y 2199. Las muestras que traiga OSIRIS-REx podrían ser clave para diseñar la defensa adecuada contra un impacto que liberaría más de dos millones de ve- ces la energía de la explosión de nitrato de amo- nio que sacudió Beirut hace un año. En una escala mayor, Bennu y OSIRIS-REx sim- bolizan dos revoluciones paralelas en la astrono- mía moderna que transforman las concepciones antiguas del sistema solar. Los telescopios actua- les pueden observar más objetos pequeños y poco brillantes que antes, lo que permite a los astróno- mos examinar el cielo y determinar la población cósmica que rodea a los ocho planetas. Hace 20 años, los humanos conocían unos 100 000 cuerpos celestes del sistema solar. A principios de 2021, se catalogaron algo más de un millón de objetos que orbitan el Sol. Al mismo tiempo, las agencias espaciales de todo el mundo han desarrollado las herramientas y tecnologías necesarias para visitar y explorar estos mundos, e incluso traer a la Tierra trozos de ellos para estudiarlos más a fondo. Lo que está en juego está lejos de ser abstracto. La imagen del sistema solar que aprendimos en la escuela parece tener una arquitectura lógica. Pero los astrónomos y los científicos planetarios EL INTE RÉS DE LA HUMANIDAD M I S T E R I O S D E L S I S T E M A S O L A R 41 EROS, NEAR Shoemaker, 1998-2001 BENNU, OSIRIS-REx, 2018-2021 34 km RYUGU, JAXA Hayabusa 2 2014-2020 RRYURYURYUGU,,GUGU JJAJAXAXA HA HA Hayaayaayaay bb sbusbusb 2a 2a 2 22012012014-24-24 02002000 RRRYRYYUGYUUGUGGU,UGUU,U,U, JJAJAXJAAXAAXXA XA HHayayaayyaabbusa sa 22 220201200101 224-14-24--20202220220020020020020 RYUGU, JAXA Hayabusa 2 2014-2020 Nombre de la misión*, fecha de la visita Meteoritos de Vesta 0 60º 30º S O L I N C L I N A C I Ó N V E N U S T I E R R A M A RT EM E R C U R I O Objeto transneptuniano Asteroide potencialmente peligroso Centauro Asteroide 1 20 Unidades astronómicas ASTEROIDES CERCANOS A LA TIERRA Diámetro: 564 metros Residuos rocosos Los objetos que orbitan más cerca del Sol son, en su mayo- ría, pequeños y rocosos. Es probable que la gravedad de Júpiter impidiera la formación de un planeta en el cintu- rón principal de asteroides y provocara que los primeros protoplanetas colisionaran y se desintegraran. Su masa combinada es inferior a la de la Luna. BENNU: FRAGMENTOS ADHERIDOS Esta colección giratoria de escombros ligados a la gravedad muestra su edad con rocas superficiales oscuras y agrieta- das que fueron erosionadas por el Sol. Zona de peligro Los asteroides grandes y co- metas que orbitan cerca de la Tierra se consideran potencial- mente peligrosos. Más de 2 100 de estos objetos están bajo la mirada vigilante de los expertos. ÓRBITAS DISPERSAS Los objetos conocidos se muestran por la inclinación de su órbita res- pecto a los planetas mayores. Los científicos han identificado más de un millón de objetos cercanos a la Tierra. Los cuerpos celestes más ale- jados del Sol –estimados en billones– son más difíciles de observar debido a su distancia y a sus superficies más oscuras y menos reflectantes. LOS CUERPOS NO ESTÁN A ESCALA. *MISIÓN DE NASA A MENOS QUE SE IDENTIFIQUE LO CONTRARIO. †RECUENTO DE OBJETOS AL 30 DE JUNIO DE 2021. Estructura interna uniforme Las hendiduras en las paredes del cráter sugieren flujos de escom- bros acuosos. La gravedad retiene algunas de las partículas que se expulsan. La rotación se acelera, lo que podría alterar su órbita. Estanques de polvo profundos en los cráteres. EROS: BRILLANTE Y ROCOSO Eros es uno de los miles de asteroi- des que cruzan la órbita de la Tierra, los cuales pueden ser fragmentos de asteroides más grandes o restos calci- nados de cometas. M U L T I T U D E S D E M E N O R E S Núcleo metálico Manto rocoso Costra basáltica VESTA, Dawn, 2011-12 CERES, Dawn, 2015-18 PSIQUE, Psique, lanzamiento en 2022 571 km 277 km 43 Hielo de agua salada Núcleo rocoso Interpretación del ilustrador 975 km C I N T U R Ó N D E A S T E R O I D E S PSIQUE: ÓRBITA RARA ¿Las colisiones arrancaron una capa rocosa que rodeaba el núcleo metá- lico de un antiguo planeta en desarro- llo? Una próxima misión investigará si ese es el origen de Psique. CERES: LA ANOMALÍA El único planeta enano del cinturón principal tiene una gruesa capa subterránea de hielo salado que brota a través de una superficie salpicada de pequeños cráteres. VESTA: PROTOPLANETA INTACTO Los modelos sugieren que hasta un cente- nar de planetas emergentes comenzaron a formarse. Vesta, el asteroide más grande, parece ser el único superviviente intacto. Cráteres, fracturas y flujos de lava marcan la superficie de este objeto. Cinturón DE ASTEROIDES PRINCIPAL Los desechos que colisionaron separaron los primeros planetas a medida que se formaban. Las partículas con propiedades orbitales similares se juntaron en grupos conocidos como familias de asteroides. Se cree que está compuesto por 60 % de metal. Cráter de impacto grande; posible fuente de asteroides más pequeños. Material expulsado Al menos hay dos grandes depresiones. Los fragmentos sobrantes de los componentes planetarios orbitan el Sol en forma de asteroides, cometas y planetas enanos. Desde prístinos hasta geológicamente activos, estos cuerpos ofrecen pistas sobre la historia de nuestro sistema solar mediante su composición, órbita y comportamiento. L Í N E A D E C O N G E L A M I E N T O Rotación retrógrada COMETA 67P CHURYUMOV-GERASIMENKO, ESA Rosetta, 2014-16 G l a c i a r d e n i t r ó g e n o TROYANOS DE JÚPITER Lucy, lanzamiento en 2022 CARONTE PLUTÓN, New Horizons, 2015 2 300 km Chorros de gas y polvo Hielo y material rocoso Cañón grande y profundo Dos lóbulos juntos Montañas de crista- les de hielo Volcán de hie Troyanos de Neptuno J Ú P I T E R S AT U R N O U R A N O N E P T U N O Pholus 5 10 20 30 4.3 km 1 207 km C E N T A U R O PLUTÓN: ENANO DE HIELO Montañas de hielo con capas de metano, un glaciar de nitrógeno con forma de corazón y cuatro kilómetros de grosor son algunas de las características de este planeta enano a -233 °C. COMETA: Gélido CONTACTO Los cometas, que son porosos, tienen agujeros por donde arrojan vapor de agua lleno de polvo. También han demostrado que a veces albergan compuestos que crean vida. Troyanos Millones de asteroides se equilibran entre la atracción de Júpiter y el Sol. Centauros Estos objetos que viajan entre Júpiter y Neptuno –parte cometa y parte asteroide– pue- den ser empujados por los pla- netas mayores hacia el Sol o fuera del sistema solar. Superficie hecha de hielo de agua Atmósfera ligera rica en nitrógeno y metano MÁS ALLÁ DE LA LÍNEA DE CONGELACIÓN e ‘OUMUAMUA, observado en 2017 805 km Posible océano Manto de hielo Núcleo rocoso elo Superficie reflejante Las aberturas arrojan gas 60º 30º Orcus Haumea Makemake 50 UA 6040 Interpretación del ilustrador QuaoarQuaQuauaoaooaoaararQuaoar C I N T U R Ó N D E K U I P E R OBJETO EXTRAÑO: EL VISITANTE Su velocidad y trayectoria extremas llevan a los cientí- ficos a creer que el asteroide Oumuamua se originó fuera de nuestro sistema solar. OBJETOS TRANSNEPTUNIANOS Hasta el momento se han identificado unos 4 000 cuerpos pequeños en esta zona más allá de la órbita de Neptuno. Muchos, como cuatro de los planetas enanos conocidos, son lo suficientemente grandes como para tener sus propias lunas. Los desconocidos Nuestro sistema solar se extiende más de 50 000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, y todavía hay mucho que aprender sobre sus confines. MANUEL CANALES, EVE CONANT, PERSONAL DE NGM; PATRICIA HEALY, ALEXANDER STEGMAIER, MATTHEW TWOMBLY. ILUSTRACIÓN 3D: ANTOINE COLLIGNON. FUENTES: BASE DE DATOS ASTORB Y NICK MOSKOVITZ, OBSERVATO- RIO LOWELL; BETHANY EHLMANN, CALTECH; KEVIN PETER HAND, NASA/JPL; MICHAEL SHEPARD, UNIVERSIDAD DE BLOOMSBURG; NASA/UNIVERSIDAD DE ARIZONA/ AGENCIA ESPACIAL CANADIENSE/ UNIVERSIDAD DE YORK/MDA. ¿Cómo sabemos? A veces, cuando los obje- tos pasan por delante de un cuerpo más brillante, puede revelarse información sobre su forma y tamaño. A 19 640 kilómetros de distan- cia, Plutón y su luna Caronte siempre se muestran la misma cara mientras orbitan. CUERPOS HAN SIDO CATALOGADOS EN NUESTRO SISTEMA SOLAR, PERO HAY BILLONES QUE AÚN NO SE IDENTIFICAN. 1 099 978 A esta distancia del Sol, el agua comienza a condensarse en hielo. Los cuerpos suelen ser más fríos y gaseosos, con órbitas más elípticas. Aquí se emparejan muchos objetos, tanto pequeños como del tamaño de un planeta. Centro de Planetas Menores (repositorio oficial de todas las órbitas de asteroides y cometas), con sede en Estados Unidos, emitió un comunicado de prensa un tanto amenazador: un asteroide des- cubierto el mes de diciembre anterior se acercaría a 42 000 kilómetros de la superficie terrestre en 2028, con una probabilidad mínima de chocar con el planeta. La historia no tardó en llegar a los titulares de todo el mundo y la noticia impactó a un público cada vez más consciente del daño que podía cau- sar un asteroide. Unos años antes, los geólogos habían identificado el cráter que dejó el asteroide que golpeó la Tierra hace 66 millones de años y acabó con todos los dinosaurios excepto las aves. ¿Era la roca espacial entrante el siguiente asteroi- de aniquilador? Los astrónomos se apresuraron a comprobar sus cálculos. Al día siguiente, Don Yeomans y Paul Chodas, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de NASA, habían calculado que el asteroide pa- saría por la Tierra a una distancia de 960 000 kiló- metros. Vaya, la crisis se evitó. Sin embargo, las idas y venidas evidenciaron el escaso apoyo para la búsqueda de asteroides letales. En mayo de 1998, el Congreso de Estados Uni- dos pidió a NASA que encontrara al menos 90 % de todos los asteroides de más de un kilómetro de ancho que estuvieran a menos de 195 millones de kilómetros del Sol, y que lo hiciera en el trans- curso de una década. En julio, NASA designó una oficina para supervisar la búsqueda de asteroides. Los astrónomos no solo tenían la voluntad polí- tica de su lado. También contaban con la tecno- logía apropiada. A finales de los años noventa, los sensores de las cámaras digitales eran lo suficien- temente grandes y sensibles como para superar las engorrosas placas de cristal utilizadas para fo- tografiar el cielo nocturno durante décadas. De repente, los telescopios podían ver objetos más pequeños, borrosos y lejanos. Y como los nue- vos datos llegaban digitalizados, los investigadores podían analizarlos con software, lo que simplifi- caba el proceso. Mike Brown, astrónomo del Instituto Tecnoló- gico de California en Pasadena, vio de primera mano lo que ocurrió después. En 2002, él y sus colegas decidieron actualizar con una gran cá- mara digital el telescopio de 1.2 metros de ancho del Observatorio Palomar de California. Cuando Brown orientó el instrumento hacia el cinturón de Kuiper con la esperanza de encontrar objetos más grandes y brillantes que los pocos centenares conocidos en la región, su equipo empezó a des- cubrir tantos mundos nuevos que “me pareció que las cosas se caían del cielo”, exclama. Los descubrimientos de Brown incluían tres objetos con al menos la mitad del ancho de Plutón y uno más grande llamado Eris por la diosa griega de la discordia. Por ello, en 2006, la Unión Astro- nómica Internacional votó para crear la categoría de planeta enano de la que ahora forma parte Plu- tón. Desde entonces, los astrónomos han hallado otros objetos más allá de Neptuno y han apren- dido lo diversos que son en sus movimientos al- rededor del Sol. Algunos objetos de este frígido popurrí tienen órbitas estables y aburridas que implican que se formaron donde están hoy, como el rojizo Arro- koth, por el que voló la sonda New Horizons de NASA en 2019. Otros se dispersaron en órbitas erráticas por la gravedad de Neptuno, y unos po- cos raros tienen órbitas tan distantes y alargadas alrededor del Sol que probablemente no sienten los jalones gravitacionales de ninguno de los pla- netas conocidos. Estos pequeños cuerpos “desprendidos” son tan extraños que Brown y algunos astrónomos sos- pechan que delatan la presencia de un planeta no visible varias veces más grande que la Tierra, el cual acecha a decenas de miles de millones de ki- lómetros del Sol, fuera del sistema solar. Sin embargo, para realmente empezar a com- pletar el rompecabezas, el ser humano necesitaba traer piezas del cosmos a la Tierra. Al amanecer del 6 de diciembre de 2020, el he- licóptero de Shogo Tachibana aterrizó en la zona prohibida de Woomera, en Australia, unos 450 kilómetros al norte de Adelaida. Esta húmeda ma- ñana de verano, el lugar sirvió como punto de ate- rrizaje para una nave espacial que regresaba de un asteroide. Tachibana, científico de la Universidad de To- kio, estaba con su equipo en Woomera a la caza de la cápsula de 40 centímetros de ancho que por segunda vez en la historia de la humanidad traería polvo prístino y guijarros casi tan antiguos como el propio Sol. Diez años antes, la Agencia de Exploración Ae- roespacial de Japón (JAXA), se había convertido en la primera organización espacial en recuperar una muestra de la superficie de un asteroide. La AL AMANECER DEL 6 DE DICIEMBR E DE 2020, ¿ L LU V I A D E R O C A S ? Los astronautas reco- gieron las primeras muestras prístinas de otro mundo, incluyen- do suelo expulsado del cráter Copérnico de la Luna (arriba), el cual se obtuvo durante la mi- sión Apolo 12 (abajo). Esas muestras sugieren que el cráter se formó hace unos 800 millones de años, quizá durante las intensas lluvias de asteroides que bom- bardearon la Tierra y su satélite natural. AGENCIA JAPONESA DE EXPLORACIÓN AEROESPACIAL/SELENE (ARRIBA); CHARLES CONRAD, JR., NASA (ABAJO). misión Hayabusa se encontró con el asteroide 25 143 Itokawa en 2005, sin embargo, la maniobra para la toma muestras no salió como estaba prevista. Una cápsula que tan solo llevaba una pequeña canti- dad de granos de polvo aterrizó en Woomera en 2010. Su sucesora, la nave espacial Hayabusa 2, partió en 2014 hacia el asteroide 16 2173 Ryugu, cer- cano a la Tierra. En el interior de la nave los ingenieros habían colocado un conjunto de instrumentos científicos, un módulo de aterrizaje, tres rovers, un impacta- dor diseñado para crear un cráter artificial y una cámara desprendible que filmaría la explosión mientras la nave principal se alejaba de su alcance por su propia seguridad. Estos accesorios ayuda- ron a Hayabusa 2 a conseguir su objetivo final: alinearse en dos ocasiones con Ryugu, disparar incluso estos conocimientos extraordinarios tie- nen una trampa: los meteoritos no son por com- pleto prístinos, ya que llegan a la superficie de la Tierra tras sobrevivir a un descenso ardiente a través de nuestra atmósfera. Al visitar asteroides en el espacio y tomar mues- tras de ellos, los científicos podrían ayudar a re- solver un misterio constante: ¿cómo fue que la superficie de la Tierra se convirtió en un oasis para la vida a pesar de que el planeta se formó tan cer- ca del Sol? Ya que se configuró hace más de 4 500 millones de años, el mundo pasó por una juven- tud abrasadora e infernal. Sin embargo, aquí es- tamos, nuestro pálido punto azul que chapotea en el espacio como un refugio biológico que de- pende del agua y el carbono. Algunas investigaciones sugieren que, a pesar de haberse formado en el sistema so- lar interior, los componentes básicos de la Tierra naciente podrían haber contenido suficiente hidrógeno como para que se produjera gran parte del agua de nuestro planeta. Sin embar- go, los meteoritos y cráteres de im- pacto en el sistema solar apuntan a otra fuente de hidratación paradóji- camente violenta: el bombardeo de asteroides y cometas. Hasta ahora, las misiones que se han enviado a los cuerpos pequeños han proporciona- do indicios interesantes sobre el im- pulso que generaron estos impactos antiguos en la química prebiótica de nuestro planeta. Los 1 500 granos de Itokawa recuperados por la primera misión Hayabusa muestran que los mi- nerales del asteroide contienen agua química- mente similar a la de la Tierra. Y cuando la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea se convir- tió en la primera en orbitar y aterrizar una sonda en un cometa, entre 2014 y 2016, reveló que hasta una cuarta parte de la masa de este cuerpo celes- te está compuesta por moléculas orgánicas for- madas por procesos no vivientes. Está claro que los cuerpos pequeños no son ac- tores secundarios en la saga épica de la evolución de la Tierra, sino que se trata de personajes cen- trales. Pero no podemos pensar solo en términos de su utilidad para la Tierra. En todo caso, las mi- siones robóticas han puesto de relieve que los aste- roides y los cometas son mundos diminutos con terrenos propios. Estos objetos cubren una gama tan amplia de formas, tamaños e historias, “es como una cápsula contra su superficie y recoger los re- siduos que se esparcieran. Hoy día, 5.4 gramos de granos y guijarros sor- prendentemente oscuros se encuentran en un la- boratorio a las afueras de Tokio, los cuales fueron transportados desde el interior de Australia por el equipo de Tachibana. Esta es la primera vez que la humanidad observa de cerca la superficie y el subsuelo de Ryugu; los próximos estudios propor- cionarán registros de valor incalculable sobre la historia del sistema solar. Hasta las misiones como Hayabusa 2, los cien- tíficos dependían de los meteoritos que habían caído en la Tierra para ahondar en los orígenes del sistema solar. Algunos de estos fragmentos pri- mordiales indicaban que los asteroides que los arrojaron contenían una cantidad sorprendente de minerales con agua, así como los tipos de quí- mica carbonosa que pueden dar lugar a algunos de los componentes básicos para la vida. Pero AL VISITAR ASTEROIDES, LOS CIENTÍFICOS ESPERAN APRENDER CÓMO LA SUPERFICIE DE LA TIERRA SE CONVIRTIÓ EN UN OASIS PARA LA VIDA. 48 N A T I O N A L G E O G R A P H I C incluso podrían ser expulsados del sistema solar. Entonces, ¿cómo obtuvo Júpiter su séquito? En 2005, Levison y sus colegas del Observatorio de la Costa Azul publicaron una hipótesis ahora llamada el modelo de Niza, que postula que el sis- tema solar comenzó con muchos más cuerpos pe- queños, y que Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno se formaron más cerca del Sol. A medida que los cuerpos pequeños jalaban por gravedad a los gigan- tes gaseosos, las órbitas de los planetas se despla- zaron hasta caer en una configuración inestable. De repente, se cree que los planetas se han tam- baleado y desviado, y sus órbitas se abombaron hacia sus posiciones actuales, donde Júpiter cap- turó a sus troyanos. En la refriega, muchos cuer- pos pequeños se dispersaron hacia el interior del Sol o fueron expulsados del sistema solar. Los pla- netas interiores, que incluyen a la Tierra, pueden haber sentido las secuelas como un aumento de los bombardeos. “Es como si alguien hubiera aga- rrado al sistema solar desde el principio y lo hu- biera sacudido con fuerza”, explica Levison. Tras su lanzamiento, en octubre, Lucy pasará por una serie de troyanos de 2027 a 2033. El color, la composición, la densidad y los cráteres de los cuerpos deberían ayudar a los investigadores a averiguar cuándo y dónde se formó cada uno de ellos dentro del sistema solar, lo que contribuiría a realizar estimaciones similares para el resto de los troyanos de Júpiter. Estos datos suponen un desafío: para tener una oportunidad de ser co- rrectas, las futuras simulaciones de la formación temprana del sistema solar deben replicar cual- quier patrón que Lucy encuentre. “Esta es la última población estable de planetas menores que no ha sido explorada –afirma Ol- kin–. Es el momento adecuado”. A PESAR DE TODO ESTE PROGRESO, los astró- nomos saben que apenas empezamos a arañar la superficie de lo que hay allá afuera, y qué venta- jas o peligros pueden acechar en la oscuridad. Cuando el Observatorio Vera C. Rubin comience a funcionar en 2023, en Chile, pasará una década cartografiando el cielo nocturno del sur con un detalle asombroso hasta repetirlo unas 825 veces. Željko Ivezić, astrónomo científico del proyecto, suele comparar el reconocimiento con el rodaje de “la mejor película de todos los tiempos”. si de repente tuviéramos un millón de nuevos tipos de mundos para explorar”, compara Lindy Elkins- Tanton, científica planetaria de la Universidad Estatal de Arizona e investigadora principal de una misión de NASA que busca explorar un as- teroide extrañamente reflectante y quizá metá- lico llamado Psique. Más allá de su composición, los diversos mo- vimientos de los cuerpos pequeños revelan cuán importantes han sido estos mundos en la confor- mación del sistema estelar que llamamos hogar. EL MISMO EDIFICIO DE COLORADO que al- berga el control de la misión de OSIRIS-REx con- tiene la sala cavernosa en la que los ingenieros planean otras misiones de NASA, que incluyen una especie de paleontólogo robótico que pron- to viajará hacia Júpiter. Para ver el regreso de esta nave espacial en octubre, me puse mis me- jores galas: una mascarilla y un overol resbala- dizo de pies a cabeza, diseñado para evitar que mi ropa y mi piel contaminaran cualquier cosa. Hal Levison y Cathy Olkin, científicos del Sou- thwest Research Institute de Boulder, se unen. Levison y Olkin son los investigadores principal y adjunto, respectivamente, de la primera misión para explorar los asteroides troyanos de Júpiter, dos enjambres de objetos primordiales que guían y siguen a Júpiter en su órbita alrededor del Sol. En opinión de Olkin y Levison, los troyanos son los fósiles del sistema solar, por lo que Olkin sugi- rió que llamaran a la misión Lucy, en honor al fa- moso esqueleto de Australopithecus afarensis, un primo lejano del Homo sapiens. Los ingenieros que construyen Lucy prueban un mecanismo clave durante nuestra visita, para mantener la mirada de la nave fija en sus objetivos durante una serie planificada de sobrevuelos a alta velocidad. Formamos un arco espaciado alrededor de la plataforma. Se mueve lenta, de manera meticu- losa; incluso este pequeño movimiento deleita a Olkin y Levison. “¡Está vivo! ¡Está vivo!”, exclama Levison en broma. Los troyanos de Júpiter no parecen haberse formado en el lugar, pero es muy difícil entrar en sus órbitas. Si los cuerpos pequeños de hoy día intentaran invadir el territorio de Júpiter de esta manera, lo más probable es que colisionaran con el gigante o fueran dispersados por su gravedad; EL MISMO DE COLORADOEDIF ICIO A P ES AR DE TODO ESTE PROG RESO, M I S T E R I O S D E L S I S T E M A S O L A R 49 E L O J O E N E L C I E LO Los ingenieros se amontonan bajo el conjunto de sensores de 64 centímetros de ancho que alimentarán la cámara digital de 3.2 gigapixeles del Obser- vatorio Vera C. Rubin, la mayor jamás construida para la astronomía. El observatorio, en cons- trucción en Chile y fi- nanciado por Estados Unidos, espera hallar cerca de cinco millo- nes más de asteroides, cometas y otros cuer- pos pequeños cuando entre en funcionamien- to en 2023. JACQUELINE ORRELL, LABORATORIO NACIONAL DE ACELERACIÓN SLAC. I N VA S O R E S PA C I A L En 2019, Gennadiy Bori- sov (abajo), cazador de cometas e ingeniero de telescopios de Cri- mea, vio un objeto que se movía demasiado rápido para orbitar el Sol. Llamado ahora 2I/ Borisov, ese cometa (arriba) es uno de los dos grandes cuerpos proce- dentes de otras estrellas que hemos visto mo- verse por el sistema solar. Es probable que allá afuera haya miles de intrusos interestela- res en este momento. O. HAINAUT, OBSERVATORIO EUROPEO DEL SUR (ARRIBA); YULIA ZHULIKOVA (ABAJO). lo que acortará la órbita de esa luna hasta en unos 10 minutos. Si DART tiene éxito, es posible que en el futuro los humanos tengan que utilizar una versión am- pliada de esta maniobra para mantener a Bennu bajo control. Pero antes, pedazos mucho más pe- queños del asteroide atravesarán la atmósfera planetaria de manera inofensiva. SON LAS 4:13 P.M. del 20 de octubre de 2020, y los 17 segundos que Dante Lauretta esperaba desde hace tiempo llegaron y se fueron para su deleite. Dos minutos antes, él y su equipo recibieron la noticia de que OSIRIS-REx se encontraba a menos de cinco metros de la superficie de Bennu y que el sistema de detección de peligros de la nave es- pacial le había dado luz verde para continuar. Con una máscara de plástico transparente para mos- trar su cara, según los protocolos COVID-19, Lau- retta sonríe. Al preguntarle cómo se siente, solo se le ocurre una palabra: “Trascendental”. Después, Estelle Church, ingeniera de sistemas, confirma que las órdenes que envió se ejecutaron. A millones de kilómetros de la Tierra, esquivando rocas más grandes que casas, OSIRIS-REx recoge su recompensa y se aleja. La punta del brazo recolector de OSIRIS-REx se llenó tanto de escombros que se atascó y quedó abierta, por lo que el equipo tuvo que apresurar- se a sellar el contenedor con fugas. Como resul- tado, no saben qué tanto de Bennu traerán a la Tierra cuando OSIRIS-REx deje la cápsula en 2023. Pero sospechan que será mucho, y que una mirada más cercana a su química sacudirá nuestra com- prensión acerca de nuestros inicios biológicos. “La probabilidad de que haya vida en otra par- te de la galaxia, incluso en el universo, es algo que entenderemos mucho mejor”, sentencia Lauretta. Estamos hechos de materia estelar, como dice el adagio de Carl Sagan. Pero como productos del sistema solar, también nos podríamos ver como hermanos de Bennu, hermanas de Psique, primos de los cometas y parientes de los asteroides que re- latan nuestras historias más profundas. En cierto sentido, nosotros también somos los cuerpos pe- queños del Sol: infinitamente
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