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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISION DE ESTUDIOS DE POSGRADO NÚMERO DE REGISTRO: 3542018 INSTITUTO DE SEGURIDAD Y SERVICIOS SOCIALES DE LOS TRABAJADORES DEL ESTADO CENTRO MEDICO NACIONAL “20 NOVIEMBRE” INFECCIÓN DE VÍAS URINARIAS EN PACIENTES PEDIÁTRICOS. CENTRO MÉDICO NACIONAL “20 DE NOVIEMBRE”, ENERO 2016 A JUNIO 2018. TESIS DE POSGRADO PARA OBTENER EL TÍTULO DE MÉDICO ESPECIALISTA EN INFECTOLOGÍA PRESENTA: DRA. IVONNE JUÁREZ REYES ASESORES DE TESIS: DR. JAVIER ORDOÑEZ ORTEGA DR. ALFREDO RAÚL MORAYTA RAMÍREZ CORONA CIUDAD DE MÉXICO, ABRIL 2019 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos Agradezco a Dios por ser mi guía y acompañarme en el transcurso de mi vida, brindándome paciencia y sabiduría para culminar con éxito mis metas propuestas. A mis padres por ser mi pilar fundamental y haberme apoyado incondicionalmente, pese a las adversidades e inconvenientes que se presentaron. A mis sobrinos Fernanda y Sebastián que sin saberlo fueron mi fuerza para continuar en este proceso. A mi asesor Dr. Javier Ordoñez por la confianza que depositó en mí, su constante apoyo, pero sobre todo por sus consejos y palabras de aliento en los momentos difíciles que evitaron mi renuncia en este proyecto, por lo que ahora puedo llamarlo amigo. Con especial agradecimiento a la maestra Luisa Díaz quien con su dirección, conocimiento y colaboración permitió́ la culminación de este trabajo. A TODOS ELLOS, MUCHAS GRACIAS Dedicatoria A mis padres, por su amor, trabajo y sacrificio en todos estos años, gracias a ellos he logrado llegar hasta aquí ́y cumplir un sueño más, gracias por inculcar en mí el ejemplo de esfuerzo y valentía. Índice Resumen……………………………………………………………………................. 7 Lista de abreviaturas…………………………………………………………............ 11 Introducción………………………………………………………………................... 13 Antecedentes…………………………………………………………………………... 15 Definición…………………………………………………......................................... 15 Clasificación……………………………………………………………….................. 15 Epidemiologia………………………………………………………………………….. 18 Patogenia……………………………………………………………………………….. 21 Etiología…………………………………………………………………………........... 24 Cuadro clínico…………………………………………………………………………. 25 Exploración física……………………………………………………….…………….. 28 Evolución y pronóstico…………………………………………………................... 28 Factores predisponentes……………………………………………………………. 29 Diagnostico…………………………………………………………………………….. 31 Tratamiento…………………………………………………………………………….. 36 Seguimiento………………………………………………………………................... 41 Planteamiento del problema………………………………………………………… 42 Justificación……………………………………………………………………………. 43 Hipótesis………………………………………………………………………………... 45 Objetivos……………………………………………………………………................. 46 Metodología……………………………………………………………………………. 47 Resultados……………………………………………………………………………… 53 Discusión……………………………………………………………………………….. 72 Conclusiones…………………………………………………………………………... 82 Referencias…………………………………………………………………………….. 84 Anexos………………………………………………………………………………….. 87 Titulo INFECCIÓN DE VÍAS URINARIAS EN PACIENTES PEDIÁTRICOS. CENTRO MÉDICO NACIONAL “20 DE NOVIEMBRE”, ENERO 2016 A JUNIO 2018. 7 Resumen Introducción: La infección del tracto urinario (ITU) es la infección bacteriana más común en la infancia y hasta el 30% de los lactantes y los niños mayores experimentan infecciones recurrentes durante los primeros 6 a 12 meses después de la ITU inicial. En México, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) reportó que en 2010 las ITU ocuparon el tercer sitio dentro de las principales causas de morbilidad, misma estadística que se reporta en el 2016, con un total de 4,106,966 casos en la población general, presentándose en población pediátrica un total de 777,721 casos. Resulta indispensable el reconocimiento oportuno de esta patología para minimizar el impacto socio económico y evitar secuelas permanentes con gran daño a la salud. Objetivo: Describir las características epidemiológicas y la evolución de los pacientes pediátricos con infecciones de vías urinarias, en el Centro Médico Nacional 20 Noviembre. Material y métodos: Se diseñó un estudio de tipo observacional, descriptivo y longitudinal, se utilizó los expedientes clínicos de pacientes ingresados en los servicios que comprende la coordinación de pediatría en un periodo comprendido de enero 2016 a junio 2018, que cumplieran los siguientes criterios de inclusión: expedientes de pacientes hospitalizados en el CMN 20 de Noviembre ISSSTE a cargo de los servicios de la Coordinación de Pediatría, con urocultivo con más de 50,000 UFC/ml y sintomatología sugestiva de ITU durante el periodo de estudio, expedientes clínicos de pacientes con urocultivo positivo con más de 10,000 UFC/ml de gérmenes fúngicos, expedientes clínicos de pacientes con urocultivo positivo sin clínica sugestiva de ITU, cualquier sexo, edad de 0 meses a 17 años 11 meses. Se realizó un análisis de datos mediante un muestreo no probabilístico por conveniencia, se identificaron las características epidemiológicas de las ITU, así como se revisó el tratamiento empírico instaurado inicialmente y evolución del mismo, se Identificó cuál fue el desenlace de cada paciente, creando la base de datos en sistema electrónico se procedió al análisis de datos obtenidos por el software IBM SPSS statistics y se establecieron las conclusiones del estudio. Resultados: Se obtuvieron 92 expedientes clínicos que cumplieron los criterios de inclusión que representan el 38.4% del total de la muestra y que constituye nuestra población de estudio. Hubo predominio del sexo masculino con 56.5%, en cuanto el diagnóstico infectológico en el 59.8% de los pacientes se diagnosticó bacteriuria asintomática (BA), e ITU en el 40.2% (25% presentó pielonefritis y el 15.2% se integró un cuadro de cistitis). La pielonefritis predomina en mayores de 12 meses en un 65.3% y de estos el 80% corresponde al sexo masculino; con respecto a cistitis el 100% se presentó en mayores de 12 meses con predominio en el sexo 8 femenino en 57.2%, en cuanto al sexo, el sexo masculino presentó más casos de ITU tanto en pielonefritis como cistitis. Los diagnósticos de base de los pacientes que se presentaron con pielonefritis se observó cómo comorbilidad principal leucemia linfoblástica aguda (LLA) con 26% seguida de conducto arterioso permeable con 13%. En el caso de cistitis la comorbilidad más frecuente fue mielomeningocele y comunicación interauricular con 21.4%. Se asociaron los valores de proteína C reactiva (PCR), procalcitonina (PCT) y velocidad de sedimentación globular (VSG), con el diagnóstico infeccioso, encontrando que en pielonefritis para PCR valores mayores a 30 mg/L fueron de 26.1% y VSG mayores a 30 mm de 34.8% a diferencia para PCT que el 52.1% presentaron valores menores a 0.9 ng/ml; en el caso de cistitis no hubo de los reactantes de fase aguda. De los aislamientos microbiológicos se reportó mayor frecuencia de bacterias en un 76%, de estas con predominio de Escherichia coli con 45.7% seguido de Klebsiella pneumoniae en 8.7%. La presencia de E. coli y K. pneumoniae productora de betalactamasas (BLEE) es de 37.5% y 28.6% respectivamente, Candida albicans se aisló en 2 muestras con susceptibilidad a fluconazol y voriconazol. El tratamiento se inició en el 100% de los pacientes con diagnóstico de pielonefritis, con respecto a cistitis y bacteriuria asintomática el 92.9% y 12.6% respectivamente se dio tratamiento antibiótico, en la pielonefritis y cistitis el antibiótico más usado fue carbapenémicos con 52.2% y 28.6% respectivamente. En el 94.6% de los casos no se presentó ninguna complicación. La evolución reportada demuestra que el 100% presento curación de la ITU y no se reportó ninguna defunción. Conclusiones: Los resultados reportados en este estudio proporcionan una referencia más actualizada de la prevalencia de ITU en nuestro hospital, la cual se determinó que es el 1% de los ingresos de la coordinación de pediatría. La mayoría de las enterobacterias documentadas en nuestro estudio se reportan sin patrón de resistencia BLEE presentando adecuada susceptibilidad antimicrobiana para cefalosporinas de tercera y cuarta generación. Los mismos hallazgos se encontraron con las cepas de C. albicans al ser inusualmente susceptibles a azoles, con estos hallazgos de susceptibilidad antimicrobiana se debiera evitar el inicio de tratamiento antibiótico de amplio espectro. Palabras clave: infección del tracto urinario, epidemiologia, pacientes pediátricos, resistencias bacterianas, complicaciones. 9 Summary Introduction: Urinary tract infection (UTI) is the most common bacterial infection in childhood and up to 30% of infants and older children experience recurrent infections during the first 6 to 12 months after the initial UTI. In Mexico, the National Epidemiological Surveillance System (SINAVE) reported that in 2010, UTIs were the third place among the main causes of morbidity, the same statistic that is reported in 2016, with a total of 4, 106, 966 cases in the general population, presenting a total of 777,721 cases in the pediatric population. UTIs represent a diagnostic challenge, especially when it occurs in neonates, infants and cancer patients, because the only manifestation may be the presence of fever without an obvious focus. It is indispensable the timely recognition of this pathology to minimize the socio- economic impact and avoid permanent sequelae with great damage to health. Objective: To describe the epidemiological characteristics and the evolution of pediatric patients with urinary tract infections, at the National Medical Center November 20. Material and methods: An observational, descriptive and longitudinal study was designed, the clinical files of patients admitted to the services were used. This includes the coordination of pediatrics in a period from January 2016 to June 2018. that met the following inclusion criteria: records of patients hospitalized in the CMN November 20 ISSSTE in charge of the services of the Pediatric Coordination, with uroculture with more than 50,000 CFU / ml and symptoms suggestive of UTI during the study period, clinical records of patients with positive urine culture with more than 10,000 CFU / ml of fungal growth, clinical records of patients with positive urine culture without clinical signs suggestive of UTI, any sex, age 0 months to 17 years 11 months. Data analysis was carried out by means of a non-probabilistic sampling for convenience, the epidemiological characteristics of the UTIs were identified, as well as the empirical treatment initially established and its evolution were reviewed. The outcome of each patient was identified, creating the basis of data in electronic system proceeded to the analysis of data obtained by the IBM SPSS statistics software and the conclusions of the study were established. Results: We obtained 92 clinical files that met the inclusion criteria that represent 38.4% of the total sample and that constitutes our study population. There was predominance of the male sex with 56.5%, in that the infectious diagnosis in 59.8% of the patients was diagnosed asymptomatic bacteriuria (BA), and UTI in 40.2% (25% presented pyelonephritis and 15.2% a picture of cystitis was integrated). Pyelonephritis predominates in older than 12 months in 65.3% and of these 80% corresponds to the male sex; With respect to cystitis, 100% presented in patients older than 12 months, predominantly in females, in 57.2%. Regarding sex, the male 10 sex presented more cases of UTI in both pyelonephritis and cystitis. The baseline diagnoses of patients who presented with pyelonephritis were observed as main comorbidity acute lymphoblastic leukemia (ALL) with 26% followed by patent ductus arteriosus with 13%. In the case of cystitis, the most frequent comorbidity was myelomeningocele and atrial septal defect with 21.4%. The values of C reactive protein (CRP), procalcitonin (PCT) and erythrocyte sedimentation rate (ESR) were associated with the infectious diagnosis, finding that in pyelonephritis for CRP values higher than 30 mg / L were 26.1% and higher VSG at 30 mm of 34.8% unlike for PCT, 52.1% had values lower than 0.9 ng / ml; in the case of cystitis there were no acute phase reactants. Of the microbiological isolates, a greater frequency of bacteria was reported in 76%, of these with predominance of Escherichia coli with 45.7% followed by Klebsiella pneumoniae in 8.7%. The presence of E. coli and K. pneumoniae producing betalactamases (ESBL) is 37.5% and 28.6% respectively, Candida albicans was isolated in 2 samples with susceptibility to fluconazole and voriconazole. The treatment was initiated in 100% of the patients with diagnosis of pyelonephritis, with respect to asymptomatic cystitis and bacteriuria, 92.9% and 12.6%, respectively, were given antibiotic treatment, in pyelonephritis and cystitis the most used antibiotic was carbapenems with 52.2% and 28.6% respectively. In 94.6% of cases, no complications occurred. The reported evolution shows that 100% presented cure of the UTI and no deaths were reported. Conclusions: The results reported in this study provide a more updated reference of the prevalence of UTI in our hospital, which was determined to be 1% of the income of the pediatric coordination. The majority of enterobacteria documented in our study are reported without ESBL resistance pattern presenting adequate antimicrobial susceptibility to third and fourth generation cephalosporins. The same findings were found with the strains of C. albicans being unusually susceptible to azoles, with these findings of antimicrobial susceptibility should be avoided the start of broad spectrum antibiotic treatment. Key words: urinary tract infection, epidemiology, pediatric patients, bacterial resistance, complications. 11 Lista de abreviaturas AAP Academia Americana de Pediatría. AEP Asociación Española de Pediatría. ASP Aspiración suprapúbica. BA Bacteriuria asintomática BLEE Betalactamasas de espectro extendido. CLSI Clinical and Laboratory Standards Institute. cnf Factor necrosante citotóxico de tipo 1. CTU Cateterismo transuretral. EAU Asociación Europea de Urología. ECUP Escherichia coli uropatógena. EE.UU Estados Unidos de América. ESPU Sociedad Europea de Urología Pediátrica. FimH Adhesina del extremo distal de la fimbria tipo 1. hly Producción de hemolisina. IDSA Infectious Diseases Society of America IMSS Instituto Mexicano del Seguro Social INICC Comunidad Científica Internacional del Control de Infecciones Nosocomiales. iroN Receptor de sideróforo. ISSSTE Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado ITU Infección del tracto urinario. iuc Aerobactina. 12 NICE Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención. LLA Leucemia linfoblástica aguda PCR Proteína C reactiva. PCT Procalcitonina. RAN Recuento absoluto de neutrófilos. RVU Reflujo vesicoureteral. SARM Staphylococcus aureus meticilino resistente. SECIP Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos SINAVE Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica SLIPE Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica SSA Secretaria de Salud THP Tamm-Horsfall TNF Factor de necrosis tumoral. UFC Unidades formadoras de colonias. UCIN Unidad de cuidados intensivos neonatales. UTIP Unidad de terapia intensiva pediátrica. USG Ultrasonido. VSG Velocidad de sedimentación globular. VSR Virus sincitial respiratorio 13 Introducción La ITU es la infección bacteriana más común en la infancia y hasta el 30% de los lactantes y los niños mayores experimentan infecciones recurrentes durante los primeros 6 a 12 meses después de la ITU inicial (1). Las ITU afectan a un poco más del 3.5% de los niños de Estados Unidos (EE.UU) cada año y representan el 0.7% de las visitas al consultorio de rutina y del 5% al 14% de las visitas al departamento de emergencias pediátricas, constituyendo una de las principales fuentes de exposición de la población pediátrica a los antibióticos. Entre los pacientes pediátricos con fiebre sin foco aparente, las ITU corresponden hasta del 7% del total de los casos en ambos sexos (2,3, 24). En México, el SINAVE reportó que en 2010 las ITU ocuparon el tercer sitio dentro de las principales causas de morbilidad, misma estadística que se reporta en el 2016, con un total de 4,106,966 casos en la población general, presentándose en población pediátrica un total de 777,721 casos (4, 23) En un estudio de pacientes pediátricos oncológicos con fiebre y neutropenia, la tasa de ITU fue del 8.6 %. Ninguno de los niños con ITU presentó síntomas atribuibles a las vías urinarias, a pesar de una mediana de edad de 8 años, o bacteriemia concomitante (17). La ITU es la tercera causa de infección nosocomial en niños reportando hasta el 15% de todas las infecciones nosocomiales, con una tasa media de 5.2 ITU por cada 1.000 días de sondaje vesical en EE.UU y 5.5/1.000 en el estudio de la Sociedad Española de Cuidados Intensivos Pediátricos (SECIP) en el 2007 (18). Las ITU en pacientes portadores de sonda urinaria constituyen un problema de salud pública, por su frecuencia y morbilidad, son una de las causas más usuales de bacteriemia nosocomial. Los pacientes portadores de sonda urinaria son un importante reservorio de microorganismos multirresistentes, entre los que se incluyen los Gram negativos productores de betalactamasas de espectro extendido (BLEE) tanto en el hospital como en la comunidad, lo cual dificulta su tratamiento empírico si la ITU es grave (22). Las ITU representan un reto diagnóstico, sobre todo cuando se presenta en neonatos, lactantes y paciente oncológicos, porque la única manifestación puede ser la presencia de fiebre sin un foco evidente; además de que las ITU son tan comunes en pacientes oncológicos pediátricos con fiebre y neutropenia como lo son en la población pediátrica sin neutropenia. La evaluación diagnóstica de un paciente 14 de oncología pediátrica con neutropenia febril debe incluir análisis de orina y cultivo de orina (16). La decisión de indicar terapia con antibióticos y la elección de éste en los pacientes pediátricos con fiebre puede verse influida por la inexperiencia del médico, la limitación en los recursos paraclínicos y la presión de los padres, ocasionando un subdiagnóstico de cuadros ITU y resistencias bacterianas (2). Es necesario conocer ampliamente el cuadro clínico, los métodos diagnósticos auxiliares y el seguimiento adecuado que debe observarse en un paciente pediátrico con un cuadro de ITU, ya que su diagnóstico a tiempo y su tratamiento adecuado pueden prevenir complicaciones a corto plazo como una pielonefritis severa o sepsis de origen urinario que aparece hasta en 30% de recién nacidos y 20% en lactantes menores de tres meses, así como secuelas a largo plazo que incluyen cicatrices renales las cuales tendrán una mayor incidencia en los menores de un año (5-10%), hipertensión arterial y por último insuficiencia renal crónica y necesidad de trasplante. Además se debe de tomar en cuenta que la frecuencia de ITU en pacientes con cáncer pediátrico con neutropenia febril no ha sido bien estudiada. Por todo lo anterior es de gran importancia tener conceptos claros y actualizados (2,5). Un diagnóstico adecuado es extremadamente importante en este grupo etario, porque permite identificar, tratar y evaluar a niños con riesgo de daño renal, así como evitar tratamientos y evaluaciones innecesarios (6). Se debe tomar en cuenta que las infecciones en las unidades de cuidados intensivos aún tienen frecuencias elevadas, en particular las relacionadas con las líneas vasculares y uso de sonda de cateterismo, aumentando los días de estancia intrahospitalaria, la morbi-mortalidad y el incremento de uso de antibióticos de amplio espectro, lo que contribuye a su vez al aumento de la resistencia bacteriana. Los análisis de costo-efectividad han estimado que la rentabilidad de prevenir un caso de enfermedad crónica como hipertensión o enfermedad renal terminal significa 700 mil dólares en base al tiempo de vida productivo de un adulto joven sano (6). Por ello, es indispensable detectar en forma temprana las ITU y evitar secuelas permanentes con gran daño a la salud. 15 Antecedentes Definición Bacteriuria significativa: aislamiento de un uropatógeno en un cultivo de orina, más de 100.000 unidades formadoras de colonias (UFC/ml) por micción espontanea, de cualquier crecimiento bacteriano por punción suprapúbica, o de 10.000 a 50.000 UFC/ml por sonda vesical. La bacteriuria se puede clasificar a su vez en sintomática que corresponde a la verdadera infección de vías urinarias, asintomática y complicada (5). Bacteriuria asintomática (BA): en pacientes sin catéteres permanentes es ≥105 unidades formadoras de colonias (UFC/ml) en una muestra de orina sin signos o síntomas atribuibles a la ITU. Para las mujeres, se deben obtener 2 muestras consecutivas, preferiblemente dentro de 2 semanas, para confirmar la persistencia de la bacteriuria. Entre el 10% y el 60% de las mujeres, que varían según la población, no tienen bacteriuria persistente en la detección repetida después de una muestra positiva inicial. Para los hombres, una sola muestra de orina que cumpla con estos criterios cuantitativos es suficiente para el diagnóstico (30). ITU: cualquier proceso inflamatorio causado por un microorganismo patógeno localizado en las vías urinarias (24). Clasificación Los cuatro sistemas de clasificación de infecciones ampliamente utilizados dependen del sitio, episodio, síntomas y factores complicados. Para el tratamiento agudo, el sitio y la gravedad son los más importantes (7). -Clasificación según el sitio La cistitis (tracto urinario inferior) es la inflamación de la mucosa de la vejiga urinaria con síntomas que incluyen disuria, frecuencia, urgencia, orina maloliente, incontinencia, hematuria y dolor suprapúbico. Sin embargo, en los recién nacidos y lactantes, estos síntomas raramente se diagnostican con precisión (7). La pielonefritis (tracto urinario superior) es una infección piógena difusa de la pelvis renal y el parénquima con síntomas que incluyen fiebre. Pero a diferencia de los adultos, la población pediátrica puede tener signos inespecíficos como falta de apetito, retraso del crecimiento, letargo, irritabilidad, vómitos o diarrea (7). 16 -Clasificación según el episodio Las clasificaciones son la primera infección y la infección recurrente, que se subdivide en recaída y reinfección (5, 7,8): Recurrente con aislamiento del germen después de haber tenido un cultivo estéril. Recaída, aislamiento del mismo patógeno a pesar del manejo antibiótico adecuado. Reinfección, aislamiento de un germen diferente después de dos semanas del tratamiento inicial. -Clasificación según los síntomas Bacteriuria asintomática indica la atenuación de las bacterias uropatógenas por el huésped o la colonización de la vejiga por bacterias que son incapaces de activar una respuesta sintomática (sin leucocituria ni síntomas). En pacientes con bacteriuria significativa, la leucocituria puede estar presente sin ningún síntoma (7). ITU sintomática incluye síntomas miccionales irritantes, dolor suprapúbico (cistitis), fiebre y malestar general (pielonefritis) (7). -Clasificación según factores complicados La ITU no complicada es una infección en un paciente con un tracto urinario superior e inferior normal morfológico y funcional, función renal normal y un sistema inmune competente (7). Las diferentes definiciones de ITU, se resumen en la tabla 1. 17 Tabla 1. Diferentes tipos de infecciones en vías urinarias Infección de vías urinarias no complicada Los síntomas característicos del cuadro son disuria, ardor con la micción, polaquiuria/aumento en la frecuencia de la micción, tenesmo vesical y ocasionalmente, urgencia, dolor suprapúbico, nicturia y hematuria. Dichos síntomas corresponden habitualmente a infecciones de tracto urinario bajo. Se presenta en pacientes que tienen un tracto urinario normal (anatómica y fisiológicamente), que no presentan datos de afección sistémica (fiebre, toxicidad, vomito persistente, deshidratación) y no tienen antecedentes de enfermedades renales o comorbilidades (diabetes, inmunocomprometidos). Es decir, no existen condiciones que predispongan a la ITU ni a la falla de su tratamiento. Infección de vías urinarias complicada Implica la infección recurrente o el involucramiento de la vía urinaria alta con fiebre, náusea, vómito, dolor lumbar y ataque al estado general. También incluye todos los casos en que se presentan personas con alteraciones anatómicas. Pielonefritis aguda Es una infección del parénquima renal, secundario a una ITU baja. El paciente presenta ataque al estado general, polaquiuria, disuria, hematuria, dolor en región lumbar y en flanco, fiebre > 39°C y que dura más de 48 horas y signos de Giordano positivo. Reinfección Dos cuadros de ITU ocasionados por diferentes microorganismos en un lapso menor de 6 meses. Infección recurrente Más de 3 cuadros de ITU en un lapso de 12 meses o 2 episodios en menos de 6 meses. Persistencia bacteriana Es la evidencia microbiológica de crecimiento bacteriano a pesar de un tratamiento apropiado. Fuente: E. Calderón-James, G. Casanova-Román, A. Galindo-Fraga, et al. Diagnóstico y tratamiento de las infecciones en vías urinarias: un enfoque multidisciplinario para casos no complicados. Bold Med Hosp Infant Mex, 70 (2013), pp. 3-10. 18 Epidemiología La ITU constituye uno de los principales motivos de visitas al consultorio del médico representando el 0.7% y el 5–14% de las visitas al departamento de emergencia de niños cada año (5). En un estudio realizado en el Hospital de Niños de Nationwide, en el estado de Ohio en EE.UU, se realizó un análisis retrospectivo de la demografía y la economía del hospital en niños menores de 18 años admitidos con una ITU entre 2000 y 2006 utilizando la base de datos de pacientes hospitalizados del Proyecto de Costo y Utilización de Salud para Niños, reportando que los ingresos hospitalarios: casi 50,000 niños / año fueron admitidos con una ITU. Las ITU representaron el 1.8% de todas las hospitalizaciones pediátricas (25). Se considera una prevalencia de 4 a 7% en menores de dos años con fiebre de origen desconocido, siendo este el grupo etáreo de más alto riesgo. La prevalencia de ITU está entre 2.1 y 5.2% con una distribución por sexo de 0.7% en niñas y 2.7% en niños en el primer año de vida, entre el año y los cinco se observa una distribución de 0,9 a 1,4% en las niñas y de 0,1 a 0,2% en los varones por año (5). En otro estudio se reporta las tasas de prevalencia de ITU febril en mujeres de 0-3 meses, 3-6 meses, 6-12 meses y > 12 meses fue del 7,5%, 5,7%, 8,3% y 2,1%, respectivamente. Entre los lactantes varones febriles menores de 3 meses de edad, fue del 2.4% en los circuncidados y el 20.1% de los lactantes varones no circuncidados tenían una ITU (24). La incidencia de ITU depende de la edad y el sexo. En el primer año de vida, son más comunes en niños (3.7%) que en niñas (2%). Esto es aún más pronunciado en lactantes febriles en los primeros 2 meses de vida, con una incidencia del 5% en niñas y del 20.3% en niños no circuncidados, como se demostró en un estudio prospectivo de > 1000 pacientes que usan muestras de orina obtenido por cateterismo. Después de esta edad, es más frecuente en niñas, con una prevalencia de 1 a 2%. En general, el riesgo de ITU durante la primera década de la vida es del 1% para varones y 3% para las mujeres, En adolescentes la incidencia de ITU es de 2% siendo prevalente en el sexo femenino (1, 4, 5). La incidencia de ITU en pacientes oncológicos adultos con neutropenia febril oscila entre el 5% y el 30%; sin embargo, en pacientes con cáncer pediátrico con neutropenia febril no ha sido bien estudiada (16). La mayoría de los informes sobre el riesgo de ITU en pacientes pediátricos con neutropenia febril están limitados en la obtención de la información de estudios 19 retrospectivos que no proporcionan detalles sobre cómo se recolectó la orina o la presencia de síntomas (20). La prevalencia de ITU en pacientes oncológicos pediátricos africanos es del 8.1%, sin embargo, en este estudio, la definición de ITU fue con un crecimiento de 100 o más UFC y el estado de circuncisión de los pacientes de sexo masculino era desconocido, por lo tanto, los hallazgos de este estudio pueden no ser confiables (16). En un estudio de pacientes pediátricos oncológicos con fiebre y neutropenia, la tasa de ITU fue del 8.6 %. Ninguno de los niños con ITU presentó síntomas atribuibles a las vías urinarias, a pesar de una mediana de edad de 8 años, o bacteriemia concomitante. En otro estudio realizado en el Centro Medico de Ámsterdam en el 2010, en 23 pacientes con fiebre y neutropenia quienes se les realizo abordaje para ITU, solo 6 pacientes se confirmó el diagnostico (16). La ITU es la tercera causa de infección nosocomial en niños reportando hasta el 15% de todas las infecciones nosocomiales, con una tasa media de 5.2 ITU por cada 1.000 días de sondaje vesical en EE.UU y 5.5/1.000 en el estudio SECIP en el 2007 (17). En las unidades de cuidados intensivos, las infecciones más frecuentes son las relacionadas con la presencia de un dispositivo, como la infección relacionada con las líneas vasculares o intravasculares (28%), neumonía por el uso de ventilación mecánica (21%) e ITU relacionadas con el uso de sondas (15 %). En México en un informe documental de la SSA, se investigó la prevalencia de las infecciones nosocomiales en hospitales generales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y de la propia SSA, siendo la segunda infección más frecuente con 24.6%, prevalencia casi del doble de los estándares internacionales. En un reporte de la Comunidad Científica Internacional del Control de Infecciones Nosocomiales (INICC), que incluyó información recopilada durante seis años en países en desarrollo, la bacteriemia relacionada con ITU fue de 6.3 por 1000 días-uso de sonda, de dos a tres veces mayor que la tasa registrada en países desarrollados (18). Los pacientes hospitalizados son portadores de una sonda urinaria una media de 2- 4 días. La ITU suele ser monomicrobiana, y la incidencia de bacteriuria asintomática e ITU sintomática se relaciona fundamentalmente con la duración de la cateterización. Con un sistema de drenaje abierto, la incidencia de bacteriuria asintomática a los 3 días es del 100%, mientras que con un sistema de drenaje cerrado oscila entre el 3 y el 6% por día, y aproximadamente del 50% a las 2 20 semanas. En los pacientes con bacteriuria asintomática, la incidencia de ITU sintomática es de aproximadamente el 10%, y el de bacteriemia, entre el 0,5% y el 5%. En un estudio prospectivo, en España la incidencia de supuesta ITU fue de 1.43 a 1,6 episodios por 100 catéteres día y la concordancia de los microorganismos aislados en el urocultivo y hemocultivo de solo el 0.52% (21). Los menores de seis meses no circuncidados tienen 10 a 12 veces mayor riesgo aunque este procedimiento se considera benéfico solo en aquellos con alto riesgo de recurrencia (reflujo vesicoureteral (RVU) o ITU recurrente) donde la circuncisión reduce la posibilidad de una nueva ITU en 10 a 30%. No se ven iguales beneficios en los de bajo riesgo. En adolescentes la incidencia de ITU es de 2% siendo prevalente en el sexo femenino. Se considera que de 50 a 80% de las ITU con compromiso clínico pueden cursar con pielonefritis. Los menores de dos años son los que presentan mayor posibilidad de desarrollarla, siendo un riesgo para cicatriz e insuficiencia renal crónica, por lo que se hace importante la identificación de estos niños para estudiarlos, instaurar tratamiento temprano y realizar seguimiento. La recurrencia de ITU antes del año de vida es cerca de 75% en los niños y después del primer año de vida las niñas presentan recurrencias en 40% y los varones en 30% (5). Con respecto a BA es común en mujeres sanas y en adultos y niños con anomalías urológicas sin embargo es rara en niños con tracto urinario normal y no parece estar asociada con daños importantes a nivel renal. Según lo reportado en las ultimas guías de bacteriuria asintomática de Infectious Diseases Society of America (IDSA) del 2019 la prevalencia en niños sin alteraciones morfológicas y/o funcionales de la vía urinaria es de <1% para varones y entre 1-2% para mujeres (30). 21 Patogenia Usualmente las vías urinarias son un sitio estéril, mientras que la uretra distal está colonizada principalmente por corynebacterias, estreptococos, estafilococos, lactobacilos, etc., pudiendo en ocasiones y de forma transitoria, albergar a otros bacilos Gram negativo (9). Las ITU son el resultado de la interacción entre la virulencia de las bacterias y los factores biológicos y conductuales del huésped, que se oponen a los mecanismos de defensa del huésped. Hay 3 posibles vías por las que las bacterias pueden invadir y extenderse por el tracto urinario: ascendente, hematógena y por extensión directa (10, 24). -Vía ascendente La uretra suele estar colonizada por bacterias. Los estudios que utilizan técnicas de aspiración suprapúbica (ASP) han revelado la presencia ocasional de un pequeño número de microorganismos en la orina de personas no infectadas. Basta con un solo sondaje de la vejiga para producir ITU en alrededor del 1% de los pacientes ambulatorios, y la infección se desarrolla a los 3 o 4 días en casi todos los pacientes con sondas permanentes dotadas de sistemas de drenaje abiertos. El hecho de que la ITU sea mucho más común en las mujeres que en los varones apoya la importancia de la vía ascendente de la infección. La uretra de la mujer es corta y está cerca de las zonas vulvar y perianal, lo que predispone a la contaminación. Se ha demostrado que los microorganismos que causan ITU en las mujeres colonizan el introito vaginal y el área periuretral antes de que se produzca la infección urinaria (10,18). Las bacterias que alcanzan vejiga o pelvis renal, tienden a ser eliminadas por el flujo urinario. También colaboran en su eliminación las propiedades antibacterianas de la orina (principalmente la osmolaridad, la concentración de urea, de ácidos orgánicos y el pH), la presencia de citoquinas y de inmunoglobulina A secretora y los escasos polimorfonucleares presentes en la superficie vesical. Contribuyen también ciertas glicoproteínas como la Tamm-Horsfall (THP), producida por las células tubulares del asa ascendente de Henle y secretada a la orina, que a concentraciones ≥ 30 µg/mL inhibe la adherencia bacteriana al uroepitelio. Si dichas bacterias en vejiga o pelvis renal no pueden ser eliminadas por estos mecanismos, se inicia su adhesión al uroepitelio y la posterior infección, dependiendo del equilibrio entre el potencial virulento de dichas bacterias, su capacidad para evadir los mecanismos defensivos del huésped, lesionar o invadir las células y tejidos del huésped y estimular la respuesta inflamatoria. El tamaño del inóculo inicial, la presencia de alteraciones anatómicas o funcionales del tracto urinario y ciertos 22 factores genéticos, aumentan el riesgo de producir dicha infección. Así pues, la mayoría de episodios de infección urinaria se producen por vía ascendente, a partir de microorganismos provenientes del colon, mientras que una minoría posee una etiología exógena, estando producidos por microorganismos ambientales con frecuencia introducidos en las vías urinarias durante su manipulación (9, 10). -Vía hematógena Es evidente que en el ser humano se producen infecciones del parénquima renal por microorganismos transportados por la sangre. El riñón es un lugar frecuente donde se forman abscesos en los pacientes con endocarditis o bacteriemia por Staphylococcus aureus. Sin embargo, es difícil el desarrollo experimental de pielonefritis por vía intravenosa con bacilos entéricos Gram negativos, que son los patógenos comunes en las ITU. Suelen ser necesarias manipulaciones adicionales, como crear una obstrucción ureteral. Parece raro que la infección del riñón por bacilos Gram negativos se produzca por vía hematógena en el ser humano (10, 24). -Por extensión directa Se presenta en pacientes que tienen malformaciones congénitas genitourinarias o fístulas adquiridas, que comuniquen con recto o vagina y que pueden ser una vía de entrada a la vejiga para los microorganismos (24). -Factores de patogenicidad bacteriana Aunque existen muchas especies de microorganismos que causan ITU, Escherichia coli ocasiona la mayoría de ellas. Sin embargo, sólo algunos serogrupos de Escherichia coli uropatógena (ECUP) (O1, O2, O4, O6, O7, O8, O75, O150 y O18ab) causan una proporción alta de las infecciones. Ciertos serotipos O, K y H también se correlacionan con la gravedad clínica, sobre todo de la pielonefritis. Según esto, algunas cepas de Escherichia coli se seleccionan de la microbiota fecal por la presencia de factores de virulencia que facilitan la colonización e invasión del tracto urinario y la capacidad de producir la enfermedad. Los factores de virulencia permiten evadirse de las defensas del huésped y tienen capacidad patógena. La virulencia es un determinante crítico de la presentación clínica. Entre los factores de virulencia reconocidos figuran el aumento de la adherencia a las células vaginales y uroepiteliales, la resistencia a la actividad bactericida del suero, una mayor cantidad de antígeno K (K1, K5, K12) en las cápsulas, la presencia de aerobactina (iuc), factor necrosante citotóxico de tipo 1 (cnf), producción de hemolisina (hly) y un receptor de sideróforo (iroN). El polisacárido capsular contribuye de modo significativo a la supervivencia bacteriana al contrarrestar los efectos líticos del complemento y de los fagocitos. La inducción de indolamina 2,3-dioxigenasa por ECUP atenúa la respuesta innata a la invasión de las células uroepiteliales, 23 facilitando la colonización y el establecimiento de la infección. Los genes de algunos factores de urovirulencia suelen duplicarse en los uropatógenos y también suelen unirse en forma de grandes segmentos cromosómicos multigénicos, denominados islotes de patogenicidad, y están ausentes en los coliformes que se encuentran en la microbiota fecal normal. Todos los uropatógenos pueden usar la orina como medio de crecimiento. Sin embargo, la orina es un medio de crecimiento incompleto, de ahí que sea esencial la síntesis de uno o varios factores nutritivos de ECUP. Para un crecimiento óptimo en la orina es necesaria la síntesis bacteriana de guanina, arginina y glutamina (10). Adhesinas-Fimbrias Las propiedades adhesivas de los microorganismos influyen en la selección de bacterias capaces de colonizar el colon y alcanzar y colonizar el tracto urinario normal, así como en el nivel anatómico de la infección en el tracto urinario. En Escherichia coli la mayoría de estructuras adherentes son fimbrias proteicas que se unen a receptores específicos situados en las membranas de las células epiteliales. Una misma cepa puede contener simultáneamente varias adhesinas. La fimbria tipo 1 es la más universal, pues está presente en casi la totalidad de las cepas de Escherichia coli y de otros miembros de la familia Enterobacteriaceae. En su biosíntesis, expresión y función intervienen 8 genes. Su receptor es la α-D-manosa presente en las membranas de la mayoría de las células del huésped. El papel patogénico de las fimbrias tipo 1 ha sido controvertido, aunque actualmente se cree que desempeñan un papel fundamental para iniciar la infección. En las vías urinarias se une a la proteína THP (uromucoide rico en manosa excretado por las células epiteliales urinarias). Esta unión actúa como un mecanismo de defensa inespecífico, ya que evita la unión de Escherichia coli a sus 2 receptores urinarios principales, las uroplactinas Ia e Ib. La unión a la proteína THP favorece, por tanto, la eliminación de Escherichia coli por la orina. Estudios experimentales demostraron que cuando la capa formada por la proteína THP se daña, quedan adheridos al epitelio gran número de Escherichia coli, proceso que podría representar el punto de inflexión en el que la colonización se convierte en infección y explicar la evolución a brotes observada en las ITU de repetición. En la vejiga, FimH, la adhesina presente en el extremo distal de la fimbria tipo 1, se une e interacciona con la uroplactina. Esta unión parece ser la señal para activar la cascada defensiva del huésped que incluye la muerte programada y la exfoliación de las células del epitelio vesical y la activación de los mediadores de respuesta inflamatoria (interleucinas y factor de necrosis tumoral [TNF]). Estudios experimentales han demostrado que Escherichia coli es capaz de eludir estos mecanismos defensivos del huésped invadiendo las capas profundas del tejido vesical, replicándose en el interior de sus células y creando biopelículas que contienen bacterias bañadas en una matriz rica en 24 polisacáridos y rodeados por una envoltura de uroplactina. Estas biopelículas pueden constituir un reservorio para productores de las ITU recurrentes. Las fimbrias P presentan 3 variantes moleculares (I, II y III) que son codificadas por los correspondientes alelos (papG alelo I, papG alelo II, papG alelo III) y se unen a receptores distintos. Probablemente las 3 variantes ejercen funciones patogénicas distintas. La fimbria P variante II es de especial importancia en la producción de pielonefritis. Ello se debe a que sus receptores, constituidos por los glucoesfingolípidos Gal contenidos en los antígenos del grupo sanguíneo P, se encuentran en la vagina, la vejiga, los uréteres y los túbulos renales, lo que facilita la ascensión de Escherichia coli con fimbrias P a la pelvis renal (10, 11). Etiología La mayor parte de los agentes causantes son bacterias de origen entérico, 93% Gram negativos, 6% cocos Gram positivos y 1% levaduras, virus, protozoarios o parásitos (5) Escherichia coli es la bacteria más común que causa infecciones urinarias en todas las edades, representando entre el 54% y el 67% de las infecciones urinarias en niños. Klebsiella (6%-7%), Proteus (5%-12%), Enterococcus (3%-9%) y Pseudomonas (2%-6%) son otros organismos causantes comunes (3). En un estudio retrospectivo realizado en un hospital de Corea mostró que los microorganismos relacionados con ITU fueron: Escherichia coli (81.4%), Klebsiella pneumoniae (8.4%), Enterobacter spp (1.7%) y Proteus spp. (0.4%). En un hospital Chileno el agente etiológico de ITU más frecuentemente aislado independientemente de la edad fue Escherichia coli (86. 2%), seguido de Proteus spp. (8,5%), que se aisló con mayor frecuencia en paciente de más de 2 años de edad y Klebsiella spp. (1.6%), Enterococcus faecalis (1.2%), Enterobacter cloacae (1,2%), Citrobacter spp. (0.4%) y Pseudomonas aeruginosa (0.4%) (2). En diversos estudios de pacientes oncológicos con fiebre y neutropenia, los patógenos urinarios más frecuentemente aislados fueron Escherichia coli (26%), Escherichia coli BLEE (6%), Enterococcus spp vancomicina resistente, y Stenotrophomonas maltophilia (17,20). La principal causa de la ITU nosocomial son los bacilos aerobios Gram negativos (75%), siendo Escherichia coli el más frecuente (19%), seguido de Enterococcus sp. y Pseudomonas aeruginosa. Los hongos constituyen el 23% de las infecciones, principalmente Candida albicans (14%) (18,20) 25 Cuadro clínico Los signos y síntomas de ITU son muy inespecíficos, especialmente en neonatos y durante la infancia (1). Los neonatos y menores de 24 meses que tienen una ITU generalmente se presentan con fiebre. La fiebre es un síntoma común e inespecífico para el cual los médicos deben considerar la ITU como un origen etiológico, especialmente cuando no hay otros signos o síntomas obvios que sugieran otro diagnóstico. Aproximadamente el 7-8% de las niñas y el 2% de los niños tienen una ITU febril durante los primeros 8 años de vida (3,10). En ausencia de otros síntomas obvios, los médicos deben estar atentos al evaluar los factores de riesgo porque aproximadamente el 7% de los lactantes y niños pequeños febriles sin una fuente obvia tienen una ITU (3). En un estudio retrospectivo realizado en el departamento de urgencias de un hospital Chileno entre diciembre de 2001 a noviembre 2002, de un total de 18.302 consultas pediátricas durante el periodo estudiado, se solicitó y tomó urocultivo a 1.173 niños (6,4%). Los síntomas clínicos más frecuentemente referidos en la historia clínica, fueron síntomas respiratorios (tos y coriza) en 376 (32%) y molestias urinarias en 370 (31,5%): disuria en 254 (21,7%), poliaquiuria en 116 (10%) y hematuria macroscópica en 31 niños (2,6%). Adicionalmente, 311 (26,5%) consultantes refirieron vómitos, 305 (26%) dolor abdominal y 171 (14,5%) diarrea. La temperatura > 38°C, estuvo presente en 840 niños (71,6%), en 80% de los cuales el alza térmica fue > 39°C. Al analizar según grupos etarios, bajo 2 años de edad, 94% presentó fiebre > 38°C y sobre 2 años de edad una temperatura > 39°C fue indicativa de una probabilidad de ITU cerca de 2 veces mayor (27). En los recién nacidos, la ITU puede manifestarse como sepsis, predominantemente con signos y síntomas inespecíficos, que incluyen aumento de peso insuficiente, anorexia, vómitos, succión deficiente, irritabilidad, letargo, convulsiones e hipotermia. También puede presentar síntomas menos agudos, como rechazo de alimentos, vómitos ocasionales, palidez e ictericia. Al igual que con la mayoría de las infecciones, en este grupo de edad, existe una alta probabilidad de bacteriemia, lo que sugiere propagación hematógena bacteriana. Hay una alta tasa de mortalidad (alrededor del 10%), y muchas de estas muertes se deben a la diseminación de la infección a otros sitios (1). Se debe considerar la ITU para cada lactante febril menor de 2 meses de edad, incluso aquellos con síntomas respiratorios obvios, porque tienen un riesgo apreciable de ITU, un estudio muestra que los lactantes febriles con virus sincitial respiratorio (VSR) tienen un riesgo de ITU de 7% (3). 26 En los lactantes, la fiebre es el síntoma principal y, a menudo, el único signo de infección. En raras ocasiones, hay signos o síntomas relacionados con el tracto urinario, sin embargo, la fiebre asociada con manifestaciones inespecíficas, como la pérdida de apetito, vómitos, dolor abdominal, deshidratación y escaso aumento de peso, se encuentran con frecuencia en los lactantes con ITU (1). En los niños mayores de 2 años, los síntomas tales como disuria, frecuencia urinaria y / o molestias supra púbicas son comunes con la cistitis. Con la presencia de estos síntomas se debería sospechar la presencia de ITU, sin embargo, se deben considerar otros diagnósticos. Los pacientes deben ser evaluados para detectar causas de disuria, como obstrucción, infección por Candida y vulvovaginitis en mujeres, compilando un historial y realizando un examen físico (3). La disuria y los síntomas urinarios, junto con síntomas sistémicos, sugieren una afectación del tracto urinario superior, con diagnóstico de pielonefritis. Sin embargo, los niños mayores con ITU pueden presentar síntomas sistémicos sin disuria o síntomas urinarios. El diagnóstico diferencial de los síntomas de la pielonefritis incluye apendicitis, gastroenteritis viral, enteritis bacteriana, cálculos renales y en el caso de las adolescentes, infecciones pélvicas (3). Diversos autores sugieren que todo niño con diagnóstico de ITU debe ser considerado y manejado como si presentara un cuadro de pielonefritis aguda. Pecile y colaboradores encontraron que el 59% de los niños con ITU presentan pielonefritis, observando que el riesgo se incrementa a la par de la edad. En una revisión sistemática de la literatura, Shaikh y colaboradores encontraron que el 57% de los niños con un episodio inicial de ITU mostraron cambios consistentes con pielonefritis al realizar la gammagrafía con Tecnesio 99 ácido dimercaptosuccínico 10 (2). 27 En las siguientes tablas se muestran los principales signos y síntomas de ITU de acuerdo a grupo etario, en nuestro país y Centroamérica. Tabla 2. Signos y síntomas de ITU en pediátrica de acuerdo a la guía de práctica clínica en México. Recién nacido Lactantes y preescolares Escolares Ictericia Diarrea Vómito Sepsis Falla de medro Fiebre Falla de medro Vómito Orina fétida Vómito Fiebre Dolor abdominal o de fosas renales Fiebre o distermia Orina fétida Incontinencia urinaria Dolor abdominal o de fosas renales Disuria Incontinencia urinaria Urgencia miccional Disuria Poliuria Urgencia urinaria Fuente: Ramírez-Ramírez FJ. Infecciones del tracto urinario en pediatría. Rev Med MD. 2012; 3(3):148-153. Tabla 3: Signos y síntomas presentes en lactantes y niños con ITU Grupo de edad Más frecuente Menos frecuentes Lactantes < 3 meses Fiebre Vómitos Letargia Irritabilidad Pérdida de apetito Fallo de medro Dolor abdominal Ictericia Hematuria Orina fétida Resto de niños Preverbal Verbal Fiebre Dolor abdominal o en el flanco Vómitos Pérdida de apetito Letargia Irritabilidad Hematuria Orina fétida Fallo de medro Frecuencia Disuria Micción disfuncional Cambios en la continencia Dolor abdominal o en el flanco Fiebre Malestar Vómitos Hematuria Orina maloliente Orina turbia Fuente: González Rodríguez JD, Rodríguez Fernández LM. Infección de vías urinarias en la infancia. Protoc diagn ter pediatr. 2014; 1:91-108 28 Exploración física El examen físico debe ser completo, cubriendo aspectos nutricionales, de crecimiento y desarrollo psicomotor (1). La palpación cuidadosa de los flancos abdominales puede revelar un aumento del volumen renal (un síntoma de hidronefrosis grave o riñones quísticos, por ejemplo). La persistencia de la vejiga palpable después de la micción sugiere un proceso obstructivo o una disfunción del tracto urinario inferior. En los lactantes, la percusión lumbar rara vez puede mostrar una fuerte reacción dolorosa (Signo de Giordano). Particularmente en este grupo de edad, la observación de la corriente de orina, durante el examen físico, es útil. Una corriente débil o que gotea sugiere la posibilidad de una obstrucción baja del tracto urinario (1). El examen físico debe buscar signos de estreñimiento, y un examen completo de los genitales externos es obligatorio en recién nacidos y lactantes. Es esencial evaluar la conformación anatómica, específicamente la apariencia y ubicación del meato uretral y el estrechamiento del prepucio. Es importante descartar la presencia de vulvovaginitis o balanopostitis que pueden conducir a un diagnóstico de laboratorio falso positivo de ITU, es indispensable realizar un examen cuidadoso de la columna vertebral, buscando anormalidades en la curvatura / simetría espinal y evidencia de espina bífida oculta o seno pilonidal oculto por pliegues o hoyuelos (1,7). Evolución y pronóstico Con un tratamiento exitoso, la orina generalmente se vuelve estéril después de 24 horas, y la leucocituria normalmente desaparece dentro de 3-4 días. La normalización de la temperatura corporal se puede esperar dentro de las 24-48 horas después del inicio de la terapia en el 90% de los casos. En pacientes con fiebre prolongada y recuperación fallida, se deben considerar los uropatógenos resistentes o la presencia de uropatía congénita u obstrucción urinaria aguda (7). La mayoría de las recurrencias ocurren dentro del primer año de vida. Las niñas luego de la primera infección urinaria, cerca de 50% estarían en riesgo de presentar una reinfección en el próximo año de vida y 75% en los dos años siguientes. Cada vez que se presenta una nueva infección aumenta el riesgo de recurrencias hasta en 25%. De 6 al 15% de las niñas con ITU pueden desarrollar cicatrices secundarias, las cuales se evidenciarán dentro de los tres años posteriores a la ITU. A mayor número de ITU recurrentes aumenta la incidencia de nuevas cicatrices lo cual se traducirá en mayor riesgo de compromiso de la función renal y secuelas como hipertensión arterial e insuficiencia renal crónica. La detección temprana de la pielonefritis es fundamental para preservar la función renal. Son muchos los estudios que han demostrado cómo un diagnóstico precoz disminuye la aparición de cicatrices renales (5). 29 Factores predisponentes Los factores de riesgo para lactantes mujeres incluyen raza blanca, edad inferior a 12 meses, temperatura mayor o igual a 39°C y ausencia de otra fuente de infección. La probabilidad de ITU para pacientes masculinos está muy influenciada por el estado de la circuncisión. En los no circuncidados menores de 24 meses de edad, el riesgo de ITU supera el 1% sin ningún factor de riesgo adicional. Se debe considerar la ITU para cada lactante febril menor de 2 meses de edad (3). Por otra parte, las guías del Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención (NICE), enumera por separado los factores de riesgo para patología subyacente grave, que incluyen: flujo urinario deficiente, antecedentes de ITU previa, fiebre recurrente de origen incierto, diagnóstico prenatal de anomalía renal, antecedentes familiares de RVU o enfermedad renal, estreñimiento, aumento del tamaño de la vejiga, masa abdominal, evidencia de lesión espinal, crecimiento deficiente y presión arterial alta (8). La ITU de origen nosocomial está relacionada con la presencia de una sonda urinaria en más del 80% de los casos, y el resto se ha asociado con otras manipulaciones genitourinarias tales como cirugía urológica. Actualmente, entre el 15 y el 25% de los pacientes atendidos en hospitales y más del 85% de los atendidos en unidades de cuidados intensivos son portadores de sonda urinaria (21). Otros factores de riesgo son: duración del sondaje, apertura del sistema de la sonda, alteración de la función renal, procedimientos urológicos, incontinencia, diarrea y contaminación de la piel en la región periuretral (17). La Asociación Española de Pediatría (AEP) en su revisión sistémica del 2014, considera factores de riesgo para presentar ITU las anomalías del tracto urinario que favorecen el enlentecimiento del flujo urinario, incluyendo el RVU dilatado, la fimosis en lactantes varones, la disfunción del tracto urinario inferior y el estreñimiento, además de la instrumentación de la vía urinaria, vejiga neurógena y la nefrourolitiasis. Por otro lado, en algunos trabajos se evidencia el factor protector de la lactancia materna prolongada durante más de seis meses. Finalmente, como factores de riesgo para la presencia de daño renal permanente se encuentran la presencia de RVU de alto grado y la ITU recurrente (11). 30 Tablas 4. Probabilidad de infección del tracto urinario entre lactantes femeninos y masculinos febriles de acuerdo con el número de hallazgos presentes. Mujeres Factores de riesgo Raza blanca Edad menor 12 meses Temperatura 39°C Fiebre más de 2 días. Ausencia de otra fuente de infección. Probabilidad de ITU < 1% Factor de riesgo presente no más de 1. < 2% Factor de riesgo presente no más de 2. Hombres Factores de riesgo Raza no negra Temperatura 39°C Fiebre > 24 horas. Ausencia de otra fuente de infección. Probabilidad de ITU < 1% Numero de factores de riesgo presentes para circuncidados, no más de 2. < 2% Numero de factores de riesgo presentes para circuncidados, no más de 3. Para no circuncidados; sin factores de riesgo adicionales. Fuente: Balighian E, Burke M. Urinary Tract Infections in Children. Pediatrics in Review 2018; 39;3. 31 Diagnóstico El diagnóstico puede ser el resultado de dificultades prácticas en al menos tres áreas, incluyendo problemas con la recolección de muestras de orina, problemas para interpretar correctamente los recuentos bacterianos y diagnósticos erróneos entre la bacteriuria asintomática y la verdadera infección urinaria sintomática febril (1). El diagnóstico de ITU debe plantearse frente a una historia y examen físico sugerente, asociado a un análisis de orina y el cultivo de orina. La demostración de la inflamación en la orina (esterasa leucocitaria) y las bacterias que crecen en el cultivo es crítica. Hay enfermedades que causan piuria estéril sin infección, como la enfermedad de Kawasaki y las infecciones fuera del sistema urinario, como infecciones virales o neumonía, ejercicio de alto rendimiento y fiebre. Además, las bacterias pueden estar presentes en el tracto urinario sin causar inflamación e infección (bacteriuria asintomática) (3, 13). -Recolección de orina Si un médico decide que un lactante febril sin una fuente aparente para la fiebre requiere la administración de una terapia antimicrobiana debido a un mal estado general u otra razón apremiante, el clínico debe asegurarse de obtener una muestra de orina tanto para el cultivo como para el análisis de orina antes de administrar un antimicrobiano, la muestra debe obtenerse mediante cateterismo o ASP, ya que el diagnóstico de ITU no se puede establecer de manera confiable a través del cultivo de orina recogido en una bolsa (14). Existen cuatro métodos de recolección, con diferentes tasas de invasividad y contaminación. Técnica del chorro medio es un método fácil y preciso en niños entrenados para usar el inodoro. Después de la retracción simple del prepucio en infantes varones no circuncidados y la separación simple de los labios mayores en las niñas, se recolecta la porción media de la orina directamente en el frasco. La ASP, es el método estándar de oro en niños sin entrenamiento. La tasa de éxito en ASP guiada por ultrasonido es muy alta (90-100%) aunque es invasiva. La complicación es muy rara (hematuria 0.5-2%, punción intestinal 0.2%). El cateterismo transuretral (CTU) es un método menos invasivo pero más contaminado que el ASP. La tasa de éxito es muy alta (99%) excepto en la fimosis fisiológica no retráctil severa, pero la irritación uretral, la estenosis uretral, la hematuria y la ITU inducida por el catéter son complicaciones poco frecuentes. La colección de bolsas estériles es el método más fácil en niños sin entrenamiento, pero la tasa de contaminación es muy alta, por lo que se sugiere recolectar dos urocultivos para confirmar el diagnóstico (13). Para garantizar la precisión de las pruebas, las muestras de orina recolectadas deben almacenarse adecuadamente para mantenerlas frescas (< 1 hora después de vaciarse a temperatura ambiente y < 4 horas en el refrigerador) (13). 32 -Interpretación de los resultados del análisis de orina. Una vez que se obtiene un análisis de orina, el clínico debe interpretar los resultados cuidadosamente. Las tiras reactivas de orina pueden usarse para analizar la presencia de esterasa leucocitaria y nitritos, sin embargo, las tiras reactivas de orina no pueden usarse para detectar la concentración de glóbulos blancos. La microscopía de orina permite recopilar datos de concentración de leucocitos que junto con la esterasa leucocitaria y la presencia de nitritos, mejoran la sensibilidad para el diagnóstico de las infecciones urinarias, como se muestra en la tabla 5 y 6 (3). Tabla 5. Sensibilidad y especificidad de los componentes en el análisis de orina, solo y en combinación. Parámetro Sensibilidad (Rango), % Especificidad (Rango), % Esterasa leucocitaria 83 (67-94) 78 (64-92) Nitritos 53 (15-82) 98 (90-100) Esterasa leucocitaria y nitritos, hallazgos positivos. 93 (90-100) 72 (58-91) Microscopia, recuento leucocitos 73 (32-100) 81 (45-98) Microscopia, bacterias 81 (16-99) 83 (11-100) Esterasa leucocitaria, nitritos, o microscopia, hallazgos positivos. 99.8 (99-100) 70 (70.92) Fuente: Balighian E, Burke M. Urinary Tract Infections in Children. Pediatrics in Review 2018; 39; 3. 33 Tabla 6. Diagnóstico de ITU Fuente: Joo Lee S. Clinical Guideline for Childhood Urinary Tract Infection (Second Revision). Child Kidney Dis 2015; 19:56-64 La prueba de nitritos tiene poca sensibilidad en los recién nacidos y lactantes porque vacían sus vejigas con frecuencia, a menudo antes de las 4 horas requeridas para que las bacterias Gram negativas formen nitritos, así como pueden dar resultados negativos si el patógeno subyacente es Gram positivo. Como tal, la ausencia de nitritos urinarios no descarta una ITU. Sin embargo, con una especificidad del 98%, la presencia de nitritos es altamente sugestiva de ITU. Generalmente, 5 o más leucocitos por campo de alta potencia o recuento automático en orina no centrifugada, con 10 siendo un valor umbral, se consideran piuria y aumentan la probabilidad de ITU (3, 8). Las guías de diagnóstico y tratamiento de la neutropenia febril en niños con cáncer de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) 2012, recomiendan tomar general de orina y urocultivo en todo niño con fiebre y neutropenia. Sólo 10% de los pacientes con un RAN (recuento absoluto de neutrófilos) < 100 céls/mm³ en sangre periférica presentará piuria, por lo que puede haber infección del tracto urinario, con recuentos de bacterias significativos en orina, en niños que no presentan piuria. No se recomienda la cateterización de la vía urinaria en los niños inmunocomprometidos por el riesgo de bacteriemia relacionada al procedimiento (20). Según la última actualización Guía de práctica clínica de la Asociación Americana de Pediatría (AAP): el diagnóstico y manejo de la ITU, inicial en niños febriles de 2 a 24 meses de edad: Si los resultados del análisis de orina sugieren una ITU, se Tira reactiva Diagnostico Tratamiento antibiótico Nitritos (+) Esterasa leucocitaria (+) Posible ITU SI Nitritos (+) Esterasa leucocitaria (-) Probable ITU SI Nitritos (-) Esterasa leucocitaria (+) Puede o no ITU SI O NO Nitritos (-) Esterasa leucocitaria (-) NO ITU NO 34 debe obtener una muestra de orina a través de cateterismo o ASP y cultivar; si el análisis de orina reciente (menos de 1 hora desde la micción) produce resultados negativos de esterasa y nitritos, entonces es razonable monitorear el curso clínico sin iniciar la terapia antimicrobiana, reconociendo que un análisis de orina negativo no descarta una infección urinaria con certeza (14). Los hallazgos de tira reactiva en un paciente neutropénico pueden ser difíciles de interpretar debido a una respuesta inflamatoria deprimida y la leucopenia puede limitar el número de leucocitos que se excretan en la orina, la piuria se encontró en solo 1/23 episodios neutropénicos. En un estudio en paciente oncológicos con fiebre y neutropenia, el análisis de orina fue negativo (sin leucocituria, nitritos negativo, esterasa leucocitaria negativa) en 53 episodios de neutropenia febril y positivo (> 5 glóbulos blancos / campo de alta potencia y/o nitrito positivo y/o esterasa de leucocitos positivos) en 5, con la anomalía más común la presencia de leucocitos en el microscopio (3 pacientes no tenían ITU y tenía de 5 a 10 glóbulos blancos), en otro estudio la piuria se encontró en solo 1/23 episodios neutropénicos (17, 20). -Interpretación de cultivo de orina Según la última actualización Guía de práctica clínica de AAP: el diagnóstico y manejo de la ITU, Inicial en niños febriles de 2 a 24 meses de edad: para establecer el diagnóstico de ITU, los médicos deben solicitar resultados de análisis de orina que sugieran infección (piuria y/o bacteriuria) y la presencia de al menos 50 000 UFC por mililitro de un uropatógeno cultivado a partir de una muestra de orina obtenida a través de cateterización transuretral o ASP (14). Sin embargo, de 10,000 a 50,000 UFC / mL pueden representar ITU, especialmente en neonatos, niños con inmunodeficiencia, anormalidades en el tracto urinario, que se encuentren con terapia antimicrobiana y la presencia de etiología fúngica. Las especies bacterianas, como los estafilococos coagulasa negativos y Corynebacterium, generalmente no son invasivos en niños sanos y podrían ser contaminantes o colonizadores bacterianos que no causen infección (3). El recuento 1000-10000 UFC / ml sugiere un diagnóstico de candiduria, mientras que la infección del tracto urinario se caracteriza por una alta colonización y un recuento más alto que 10000 UFC / ml (29). La definición incluida en las pautas de Asociación Europea de Urología (EAU) y Sociedad Europea de Urología Pediátrica (ESPU), se basa en el hallazgo de que la pielonefritis también puede estar presente con recuentos de UFC más bajos en cultivos. En 2016, Swerkersson et al. publicaron un estudio que evaluó a 430 niños con ITU diagnosticados por ASP, revelando que el 19% de los niños tenían recuentos bacterianos bajos de <104 UFC / ml. Los autores sugirieron que la ITU 35 con bajo recuento bacteriano podría ser una entidad separada, asociada con bacterias diferentes a Escherichia coli, baja respuesta inflamatoria, pero con el mismo riesgo de RVU y cicatrización renal. En otro estudio, se encontró que el 19% de los lactantes con ITU diagnosticados con ASP tenían una bacteriuria <105 CFU / ml y podrían haber pasado por alto un valor de corte más alto, como se muestra en la tabla 7 (1, 8) Tabla 7. Criterios para diagnosticar ITU en niños. Método de recolección de muestra Diagnóstico de ITU Aspiración suprapúbica Cualquier número de UFC/ml (Al menos 10 colonias identificadas). Cateterización vesical 1000-50,000 UFC/ml Bolsa recolectora 10 4 UFC/ml con síntomas 105 UFC/ml sin síntomas Fuente: Simões e Silva AC, Oliveira EA. Update on the approach of urinary tract infection in childhood. J Pediatr (RioJ). 2015; 91:S2-10. -Otros estudios. En ocasiones, se obtienen estudios adicionales, como el hemocultivo y química sérica en los lactantes con sospecha de una ITU, en el estudio inicial de la fiebre. Evaluar qué pacientes con ITU tienen también bacteriemia es difícil y, en los mayores de 2 meses, a menudo no es necesario, especialmente si el niño luce bien. La prevalencia de bacteriemia en los menores de 12 meses con una ITU es aproximadamente del 4% y tan alta como el 17% en menores de 2 meses de edad (3). En un estudio analítico prospectivo, longitudinal en el Servicio de Nefrología del Hospital Pediátrico “Eduardo Agramonte Piña” del municipio Camagüey, Cuba, en el período comprendido entre abril de 2014 y enero de 2015, con el objetivo de valorar los resultados del empleo de la proteína C reactiva como medio diagnóstico en enfermedades renales pediátricas, conformaron una muestra de 60 pacientes, en donde predomina la ITU en 29 pacientes con un 48.3%, se determinó que la PCR tenía niveles elevados en el 80% y de VSG 65%. Encontraron que la procalcitonina tiene una sensibilidad de 83.3% y especificidad de 93.6% para el diagnóstico de pielonefritis aguda. La proteína C reactiva una sensibilidad de 94.4% y una especificidad de sólo 31.9%, también se reportó un valor predictivo positivo para la VSG de 80% y para PCR de 82% (28). 36 Tratamiento El cuidado de niños con ITU requiere la consideración de la edad, historial médico, factores de riesgo y grado de enfermedad. Además de resolver la infección aguda, el tratamiento es importante para prevenir la lesión renal y la posterior insuficiencia renal a largo plazo (3). Al iniciar el tratamiento, el clínico debe basar la elección de la ruta de la administración sobre consideraciones prácticas: iniciar el tratamiento por vía oral o parenteral y debe basar la elección del agente en los patrones locales de sensibilidad antimicrobiana (si está disponible) y debe ajustar la elección de acuerdo con las pruebas de sensibilidad del aislado uropatógeno (15). LA AAP afirma que no existe diferencia en la eficacia entre el tratamiento oral e intravenoso de la ITU, lo que se ha demostrado en numerosos estudios tanto en niños como adultos. Por lo tanto, la mayoría de los niños con ITU pueden tratarse por vía oral. El tratamiento parenteral solo se requiere en niños que están gravemente enfermos o no pueden retener la ingesta oral (8). La elección del antibiótico empírico debe adaptarse a los datos locales de susceptibilidad bacteriana, cumplimiento por parte del paciente, costo de la medicación y, si el paciente tiene antecedentes de ITU previa, el patrón de susceptibilidad individual en infecciones previas (3). Las pautas de AAP sugieren que el tratamiento con pielonefritis debe durar de 7 a 14 días. Este amplio rango se debe a la falta de datos suficientes que identifiquen la duración óptima del tratamiento. Existe evidencia de que un régimen de 1-3 días para niños con infección urinaria con fiebre es menos efectivo que un régimen de 7 días, que es la razón de la duración mínima recomendada de tratamiento de 7 días. La AAP establece que los antibióticos excretados en la orina, que no alcanzan concentraciones terapéuticas en la sangre (por ejemplo, nitrofurantoína), no deben usarse en el tratamiento de la pielonefritis. La bacteriuria asintomática no debe tratarse excepto durante el embarazo. Otro tema a considerar en el tratamiento de la ITU es la frecuencia cada vez mayor de infecciones con betalactamasas de espectro extendido que producen patógenos, que según los informes es del 20% y es más común en niños más pequeños (3, 8). Una cefalosporina de primera generación, como la cefalexina, generalmente proporciona una buena cobertura de uropatógenos y es bien tolerada, ampliamente disponible y barata, pero debe tomarse al menos 3 veces por día. El trimetoprim- sulfametoxazol también se tolera bien, es económico y requiere dosis dos veces al día, pero ha aumentado la resistencia en los últimos años en algunas localidades (3). 37 Las tasas de antibióticos reportadas como resistentes son variables; bajas (0-20%) en las cefalosporinas de tercera generación, aminoglucósidos e imipenem, intermedias (20-35%) en amoxacilina-clavulánico o ciprofloxacina, y altas (30-85%) en ampicilina o trimetoprima/sulfametoxazol (14). En los pacientes con fiebre y neutropenia deben recibir tratamiento antimicrobiano de amplio espectro y bactericida en forma rápida, ya que las infecciones en este tipo de hospederos progresan rápidamente y pueden ocasionar la muerte. La selección del tratamiento empírico debe basarse en las características epidemiológicas institucionales y el riesgo que presente el paciente. Los pacientes de alto riesgo requieren hospitalización por terapia antibiótica empírica por via parenteral; se recomienda la monoterapia con un agente beta-lactámico antiseudomónico, como cefepima, un carbapenemico (meropenem o imipenem-cilastatin) o piperacilina- tazobactam. Las modificaciones al régimen antibiótico inicial deben guiarse por datos clínicos y microbiológicos. Las infecciones clínicas y/o microbiológicas documentadas deben tratarse con antibióticos apropiados para el sitio y para la susceptibilidad de cualquier organismo aislado (21,22). En el ámbito de la ITU nosocomial, en el paciente con sonda urinaria no está indicada la detección sistemática de la presencia de bacteriuria asintomática, tanto si tiene o no piuria asociada. La detección de bacteriuria asintomática generalmente no requiere de tratamiento antibiótico, ya que: a) el riesgo de desarrollar una ITU sintomática es bajo; b) la bacteriuria asintomática recurrirá a los pocos días; c) el tratamiento de la bacteriuria asintomática no reduce el porcentaje de episodios febriles de origen urinario con respecto a los pacientes no tratados, y d) la administración de antibióticos repetidos condicionará la selección de microorganismos resistentes, lo cual dificultará en un futuro el tratamiento de una ITU sintomática. Sin embargo, la bacteriuria asintomática deberá ser tratada antes de someter al paciente a cirugía urológica debido al elevado riesgo de bacteriemia (25-60%) y sepsis, y ante cualquier manipulación del tracto urinario con riesgo de sangrado de la mucosa urinaria. La cistitis aislada es poco frecuente en el paciente con sonda permanente, ya que a menudo está afectado el tracto urinario superior. Puede observarse tras el retiro de la sonda urinaria, en sondajes de corta duración, en pacientes sin patología urológica previa. La amoxicilina/clavulánico puede ser una alternativa en unidades con bajo riesgo de infección por P. aeruginosa y en pacientes sin tratamiento antibiótico previo. En la cistitis postsondaje se aconseja un tratamiento de 7 días, y aunque no se dispone de estudios con pautas más cortas, algunos autores recomiendan el tratamiento durante 3 días en pacientes con síntomas leves (22). En los pacientes con pielonefritis y/o sepsis urinaria el tratamiento se iniciará por vía parenteral. El tratamiento antibiótico empírico ha de abarcar, además de las 38 enterobacterias convencionales, a las productoras de BLEE, a Pseudomonas aeruginosa y a Enterococcus sp. En esta situación la tinción de Gram puede ser de inestimable ayuda. Si la tinción de Gram muestra microorganismos Gram positivos y no se sospecha infección por un S. aureus meticilino resistente (SARM), la amoxicilina/clavulánico puede ser una buena opción terapéutica. En el paciente con sospecha de SARM (colonización previa) y en el alérgico a los betalactámicos se iniciará tratamiento con glucopéptidos (vancomicina, teicoplanina). En el paciente con sepsis grave asociada a infección nosocomial o relacionada con los cuidados sanitarios y factores de riesgo (colonización previa por multirresistentes, administración previa de cefalosporinas de segunda-tercera generación o fluoroquinolonas en los últimos 3 meses o neutropenia), si no disponemos de la tinción de Gram o si la tinción de Gram muestra microorganismos gramnegativos, la opción más segura es un carbapenemico antipseudomónico (imipenem, meropenem). La adición de un aminoglucósido (amikacina) solo está justificada si existen razones epidemiológicas que hagan sospechar resistencia a los carbapenemicos. Como alternativa a los carbapenemicos antipseudomónicos podría utilizarse piperacilina/tazobactam. En el paciente febril, no grave, con infección adquirida en la comunidad (p. ej., paciente con sondaje intermitente por vejiga neurógena) y sin factores de riesgo de organismos resistentes (ausencia de exposición antibiótica en los últimos 3 meses), la prevalencia de Enterococos y Pseudomonas. aeruginosa es inferior al 10%, por lo que el ertapenem (un carbapenemico no antipseudomónico) podría considerarse una opción aceptable. También podría utilizarse ertapenem en el tratamiento de la ITU nosocomial no grave en pacientes con sondaje corto y sin exposición reciente a antibióticos ingresados en un área de bajo riesgo de Pseudomonas aeruginosa. El tratamiento antibiótico empírico será modificado por uno de espectro más reducido cuando se conozca la sensibilidad del agente etiológico. En las infecciones por BLEE, los carbapenemicos son preferibles a las fluoroquinolonas y a la cefepima. La duración de la terapia antibiótica no está bien establecida, si existe clínica o sospecha de afectación del parénquima renal (pielonefritis), se aconsejan 10-14 días de tratamiento, en función de la gravedad de la ITU. En los pacientes que presentan una sepsis urinaria secundaria a lesión de la mucosa urinaria y si no existe evidencia de pielonefritis o prostatitis subyacente, el tratamiento podría acortarse a 5-7 días (22). 39 Tabla 8. Algunos agentes antimicrobianos empíricos para el tratamiento oral de la ITU. Antimicrobiano Dosis Amoxicilina/ácido clavulanico 20-40 mg/kg por día en 3 dosis Sulfonamidas Trimetropim/sulfametoxazol (se recomienda no usarse en lactantes menores de 2 meses de edad). 6-12 mg/kg Trimetropim y 30-60mg/kg sulfametoxazol por día en dos dosis. Sulfisoxazol 120-150 mg/kg por día en 4 dosis. Cefalosporinas Cefixime 8 mg/kg por día en 1 dosis. Cefpodoxime 10 mg/kg por día en 2 dosis. Cefprozil 30 mg/kg por día en 2 dosis. Cefuroxime axeti 20-30 mg/kg por día en 2 dosis. Cefalexina 50-100 mg/kg por día en 4 dosis Fuente: Balighian E, Burke M. Urinary Tract Infections in Children. Pediatrics in Review 2018; 39; 3. Tabla 9. Algunos agentes antimicrobianos empíricos para el tratamiento parenteral de la ITU Antimicrobiano Dosis Ceftriaxona 50 mg/kg, cada 24 horas. Cefotaxima 150 mg/kg por día, dividido cada 6-8 horas. Ceftazidima 100-150 mg/kg por día, dividido cada 8 horas. Gentamicina 7.5 mg/kg por día, dividido cada 8 horas. Tobramicina 5 mg/kg por día, dividido cada 8 horas. Piperacilina 300 mg/kg por día, dividido cada 6-8 horas. Fuente: Balighian E, Burke M. Urinary Tract Infections in Children. Pediatrics in Review 2018; 39;3. 40 La BA se describió por primera vez cuando los primeros estudios que validaron el uso del cultivo de orina cuantitativo para la ITU informaron una alta prevalencia de cultivos de orina positivos,
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