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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO. FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. COLEGIO DE HISTORIA. LA QUERELLA DEMOCRÁTICA DE MÉXICO. 1908-1909. TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO EN HISTORIA PRESENTA JOSÉ LUIS SÁNCHEZ GARAY ASESORA: MTRA. CARMEN DE LUNA. MÉXICO, D.F. MAYO 2007. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. “Si el futuro y el pasado existen, quiero saber en dónde están. Si todavía no lo puedo saber, sé, no obstante, que dondequiera estén no son allí futuro ni pasado, sino presente. Si allí es futuro todavía, todavía no está allí; y si es pasado, ya no está allí. Dondequiera que estén y cualquier cosa que sean, allí no están sino como presentes. A mis padres Adelina y David, por su entereza, su cariño y amor ilimitado. A mis hermanos Alejandra, Maribel, Cesar, Ricardo, quienes han sido un Impulso importante en mi vida. A Brenda, la amiga incondicional. AGRADECIMIENTOS. Mis agradecimientos a la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que representa la capital cultural y del libre pensamiento en México, sin la cual no hubiera sido posible la culminación de esta importante etapa académica. Agradezco a la Dra. María Alba Pastor Llaneza y a la Dra. Andrea Sánchez Quintanar, por su valioso trabajo académico. Por haber despertado en mí el espíritu crítico y social que requiere el estudio de la historia. Sin duda las personas más importantes en mi formación. Todas mis gratitudes a la Mtra. Carmen de Luna por su apreciable tiempo y valiosas aportaciones en la asesoría de esta tesis. Agradezco también a Lic. Ricardo Gamboa y al Lic. Edgar Damián Rojano por sus importantes aportes en la elaboración de la misma. Un reconocimiento a mis padres Adelina y David por su incondicional apoyo sin el cual no hubiera sido posible la culminación de este ciclo, a mis hermanos quienes indirectamente apoyaron mi vida académica. Por último quiero agradecer a Alan, Carlos, Agustín, Lupe, Brenda quienes fueron un importante impulso en mi vida académica. 2 ÍNDICE. INTRODUCCIÓN…………………………………..………………………………p. 3 1.- EL PUNTO DE PARTIDA…..……......………………………………………..p. 14 1.1.- La política porfirista en la teoría………………………………………….…p. 16 1.2.- La política porfirista en la práctica………………………………………….p. 22 1.3.- La segunda Convención liberal. El discurso de Bulnes……………….....p. 26 1.4.- La entrevista Díaz-Creelman………………………………………………..p. 28 1.5,- La nueva generación……………………………………………………...…p. 29 2.- LA LUCHA IDEOLÓGICA…………………………………………………..…p. 38 2.1.- La Sucesión Presidencial de 1910…………………………………………p. 40 2.2.- Cuestiones Electorales………………………………………………………p. 53 2.3.- Las Instituciones y los Partidos……………………………………………..p. 64 2.3.1.- El Puente de Moheno……………..……………………………………….p. 64 2.3.2.- Calero, Sentíes y el Partido Democrático……………………………….p. 67 2.3.3.- Madero y el Partido Antirreeleccionista………………………………….p. 71 2.3.4.- García Granados: más poder al Congreso…………………………...…p. 74 2.3.5.- Molina Enríquez y el Partido Mestizo…………………………………....p. 77 3.- LA ÚLTIMA QUERELLA……………………………………………………....p. 79 3.1.- La Democracia………………………………………………………………p. 85 CONCLUSIÓN……………………………………………………………………..p. 95 APÉNDICE……...………………………………………………………………..p. 101 BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………...p. 108 3 INTRODUCCIÓN. El presente trabajo nace de la preocupación por la creciente justificación ideológica que han encontrado diversos grupos en su lucha a favor de un régimen democrático. Éste se ha convertido, hoy más que nunca, en el favorito de los políticos en el mundo. A través de él justifican su gobierno, aniquilan adversarios e invaden naciones. Se ha convertido en una categoría de poder, es uno de los mitos fundacionales más influyentes en la sociedad moderna. Es un concepto que permea a toda la sociedad y, más aún, es una categoría que nos puede dar pauta para el mejor entendimiento de las relaciones de poder existentes en nuestra sociedad. Este simple hecho bastaría para justificar el estudio de la democracia. Definir la democracia es tarea difícil. Nadie hasta ahora ha logrado realizar una definición que sea satisfactoria para todo el mundo. Sus elementos se tornan tan diferentes, y son muy variados los aspectos bajo los cuales puede considerársele. Si se tomara el trabajo de estudiar dos o tres regímenes considerados democráticos, se encontrarían seguramente principios similares, pero el mismo estudio nos mostraría que cada una presentará una fisonomía particular, que tiene sus características propias. La definición se hace más complicada si tomamos en cuenta que esta categoría no ha escapado de las modificaciones que ejerce la historia, es decir, lo que los griegos entendían por democracia no es lo mismo que hoy se entiende en los países de “democracia más avanzada,” y más aún, la concepción puede cambiar en distintas regiones geográficas, de institución a institución, de partido a partido o de individuo a individuo. 4 La intención del presente trabajo no es definir este régimen político, una pretensión como esa sería vaga e inútil por lo que ya he mencionado. Sin embargo, creo que si podemos encontrar los elementos constitutivos de este así como sus características más importantes que nos permitan tener una idea de lo que en teoría representa. Dentro de las variantes que pueden existir en los distintos periodos históricos existen elementos constitutivos de este régimen sin los cuales no podría llamarse democracia. Tales elementos podrían ser, en primer lugar, el principio de la “soberanía popular”, es decir, el hecho de que no debe existir ninguna instancia política que no sea legitimada por los ciudadanos, dando como resultado un gobierno electo por éstos; la democracia exige la existencia de instituciones que permitan al pueblo la participación en las decisiones; la libertad de pensamiento y de agrupación, de donde se desprenden el sufragio y los partidos políticos.1 Ahora bien, la democracia es un régimen político que permea toda la sociedad, por ende es también una forma de convivencia humana que, en sentido estricto, supone el derecho a la igualdad, la libertad, que sirven como instrumento para la realización personal. Una sociedad está formada por diversas partes, cada una de éstas es impulsada por distintos intereses. En este sentido, cada uno de sus componentes luchará por la democracia que responda a sus necesidades 1Andrés,Serra Rojas, Diccionario de Ciencia Polìtica, México, UNAM, Facultad de Derecho, Fondo de Cultura Económica, 1999, p.319. Al respecto José Woldemberg dice que el proceso electoral es la condición y la expresión práctica de la democracia. Afirma que éste es el momento fundamental de participación política en las democracias modernas. José Woldemberg-Ricardo Becerra, “El procesoelectoral”, en Laura Baca Olamendí, Judit Bokser Liwerant, et. al. “Léxico de la Política” México, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 597. 5 particulares. Por ello la estructura política resultante en cada país es producto de una serie de movimientos que tienen lugar en la lucha de diversas capas sociales en un determinado contexto histórico.2 Los elementos constitutivos de la democracia de los que hemos hablado son los que en realidad han variado en los distintos periodos históricos. La soberanía popular, por ejemplo, no siempre ha descansado en la totalidad de una población. El país que se considera a sí mismo el más democrático, en un momento de su historia excluyó a los negros de su régimen, esto se explicaba por el hecho de que los negros no eran considerados como ciudadanos norteamericanos. Las instituciones que son el mecanismo para que la población haga valer sus decisiones también han variado y varían en las distintas democracias en el mundo, de tal manera que podemos encontrarnos con gobiernos parlamentarios, republicanos, democracias directas, representativas etc. El estudio de esa estructura y mecanismos nos permitirá entender qué hace distinta un régimen de otro, la mayor o menor injerencia de los ciudadanos en las decisiones gubernamentales y, de esa manera, conocer la columna vertebral de una sociedad, qué intereses están por encima de todo, cómo se legitiman, qué papel juegan las mayorías. En suma, la democracia es una categoría histórica y como tal está expuesta a las modificaciones que le imprimen determinados contextos y debe entenderse y estudiarse como la define Touraine: como un régimen político cuyo 2 Una síntesis de los distintos tipos de democracias se encuentra en Serra Rojas, Op. cit, p.320-322. 6 funcionamiento está mediado por los tipos de articulación entre sociedad, sistema político y Estado existente en una formación social en un momento histórico determinado.3 Si la comparamos con la de las naciones europeas, la historia de la democracia en México es muy joven. Ha sido un proceso que se ha ido construyendo poco a poco en las diferentes etapas de nuestra historia. Este camino ha tenido tiempos de calma y de guerra; la Independencia, la Constitución del 57, la Revolución Mexicana, la creación del partido único en 1929, el papel del PAN como oposición, el movimiento estudiantil del 68, las reformas de 1977, o inclusive el dos de Julio de 2000 son sólo algunas de la fechas claves que nos permitirían periodizar su estudio.4 La lucha que se da en México en los momentos actuales, fue el punto de partida para esta investigación. Vivimos un momento en el que existen muchos luchadores de la democracia, lo mismo se pronuncia Vicente Fox que el Partido de la Revolución Democrática y el Ejercito Zapatista; todo esto acompañado de un creciente movimiento social en busca de una mayor representación de sus intereses. Cada uno se hace llamar luchador de la democracia, pero habría que preguntar, cuáles son los intereses que mueven a los distintos grupos en esta lucha, a qué democracia se refieren. 3Francisco Zapata, Democracia en América Latina, en Laura Baca Olamendí, Judit Bokser Liwerant, Op. cit. p. 134. 4 Las fechas expuestas no implican que necesariamente se esté de acuerdo con ellas, se citan siendo consciente de que podrían entrar a discusión y porque son mencionadas por algunos autores. Vid.,Patricia Galeana, et. al. El camino de la democracia en México, México, Secretaría de Gobernación, 1998, México, 501 p. 7 Como ya se mencionó, la democracia mexicana (como en todo el mundo) ha estado expuesta a las modificaciones de la historia, por lo que su comprensión necesariamente nace del conocimiento del pasado, la estructura del actual sistema es una amalgama de un sinfín de luchas y modelos que se han venido dando a lo largo de la historia de México. Es el resultado de un proceso, es decir un sistema que tiene una historicidad. En este sentido, la Revolución Mexicana es uno de lo hitos históricos claves para entender el México contemporáneo, ahí se sentaron las bases de muchas instituciones y de un régimen, que nació precisamente de una lucha por la reivindicación de ideales democráticos. Por esta razón, mi estudio se ocupa ante todo del momento previo al estallido de la lucha armada. Los años de 1908-1910 fueron muy fructíferos; en ese lapso, en un sector de la población se despertó el sentimiento democrático que sentían se había disipado en la nación. Fue entonces cuando la lucha por el sufragio efectivo cobró relevancia.5 En la historia de la revolución mexicana se presenta este periodo caracterizado por un renacimiento de los ideales liberales y democráticos. Esta visión general, si bien es cierta, al señalar a los protagonistas como luchadores de una misma causa, pierde de vista la dimensión del acontecimiento y de aquella querella democrática; es decir, cómo se estaban imaginando cambiar el país los distintos actores políticos. El año de 1908 es, sin lugar a dudas, un momento fundamental para el estudio de la democracia en nuestro país. La entrevista Díaz-Creelman activó en 5 Cabe destacar que si bien es cierto el año de 1908 fue clave en el debate, éste había estado presente a lo largo de toda la dictadura porfirista, destacando por ejemplo la lucha del PLM surgido en 1901. 8 algunos círculos de la población mexicana un sentimiento por retornar a las instituciones liberales; pues durante el porfirismo éstas no existían en la práctica, se trataba de un poder dictatorial.6 Sólo unos cuantos tomaban las decisiones y únicamente para ellos estaban permitidas las libertades y los derechos del hombre. Los únicos que estaban en condiciones de organizar una ideología7 de oposición eran los intelectuales de las ciudades.8 La primera exigencia de estos grupos fue retomar algunos ideales liberales. Para ellos la dictadura era incongruente con los tiempos “modernos” en los que la democracia liberal era la norma, y los modelos eran la Francia de la Tercera República y los Estados Unidos. Durante estos años surgieron algunos planteamientos nuevos respecto de la necesidad de modificar las instituciones y a la sociedad para la vida democrática. La clase política reflexionó sobre los riesgos y las modalidades de un 6 La historiografía revisionista ha puesto en duda si el término “dictador” es correcto para designar al general Porfirio Díaz. En el presente trabajo he optado por denominarlo como tal, uno de los motivos que me conducen a designarlo así es que sus contemporáneos se refirieron a su gobierno como una dictadura. Los autores que se trabajan también lo consideraron de esta manera. El presente trabajo no pretende discutir dicho problema, sin embargo considero pertinente hacer una breve reseña del sentido que se le ha dados al termino. Al igual que “La Democracia” la dictadura es un concepto con historicidad. La palabra “dictadura” tiene su origen en la antigua Roma. Para la República romana la dictadura era un modo de suspender temporalmente su propio orden constitucional para preservar su integridad y permanencia. La dictadura desempeño tal función por dos o tres siglos del V al III a. C, permitiendo a la república afrontar de manera eficiente las breves guerras de la primera parte de su historia, y también los desordenes internos. La dictadura moderna no está autorizada por reglas constitucionales. La extensión de su poder no está predeterminada porla constitución: su poder no sufre límites jurídicos. La dictadura moderna es una forma de gobierno durable, cuya permanencia, como la de cualquier otro régimen, depende de las vicisitudes históricas. Las tipologias suelen ser distintas de tal manera que se puede clasificar en constitucionales, inconstitucionales, cesaristas, revolucionarias, conservadoras, reaccionarias, pedagógicas, oligárquicas, proletariado. Ahora bien, se pueden encontrar dictaduras mixtas con una o varias características por lo que una definición sería complicada. Norberto Bobbio, Diccionario de Política, 2 vol, traducción de Raul Crisafio, México, Siglo XXI, 1962. T. 1. pp. 553-566. 7 Vid. Infra, h. 11. 8 El término intelectual se inventó en la Francia de 1898 para referirse a los que se atrevieron a defender al capitán Dreyfus, acusado de traición a la patria, injustamente como se comprobó después. Intelectual, dice Gabriel Zaid, es el escritor, el científico o el artista que asume una posición pública frente a un problema específico. José Emilio Pacheco, “Dos sencillas palabras”, Proceso, 16 de abril de 2006, num. 1537, p.5-6. 9 cambio como el propuesto por Porfirio Díaz. Por ello -como señaló François Xavier Guerra- la entrevista propició antes que otra cosa, libros.9 Se pueden citar cronológicamente y a partir de agosto de 1908: ¿Hacia dónde vamos? de Querido Moheno (1908), Las cuestiones electorales, de Manuel Calero (1908), La sucesión presidencial de 1910, de Francisco l Madero (1909), La organización política de México, de Francisco de P. Sentíes (1908), El problema de la organización política de México, de Ricardo García Granados (1909) y Los grandes problemas nacionales, de Andrés Molina Enríquez (1909). Un estudio completo de la democracia en los años indicados, no debería prescindir de la prensa escrita. Sin embargo, la amplia gama de artículos periodísticos me hizo ver que era más prudente, para adentrarme en el tema, empezar por un grupo pequeño de autores y, en trabajos posteriores, ampliar las miras del presente estudio; por esta razón aquí no se considerará la información hemerográfica. Los textos fueron seleccionados con base en la importancia a ellos conferida por algunos estudiosos, en virtud de su difusión y de su influencia en sectores más o menos amplios de la población. Las ideas expresadas en ellos tuvieron un papel fundamental en la oposición al régimen imperante.10 9 François-Xavier Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución. 2 vol, 2ª ed, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, t. 2, p. 106. 10 François Xavier Guerra opina que las obras fueron un llamado a la opinión pública que abrió paso a una acción política que había sido detenida durante 32 años. Ibid, p.105. Daniel Cosío Villegas menciona a algunos de ellos como factor es importantes en el debate que se daría. Daniel Cosío Villegas., Historia moderna de México, México, Editorial Hermes, 1972, Tomo IX, p. 777-786. Sánchez Azcona apuntó que el folleto de Sentíes fue muy leído y que junto con el de Querido Moheno, abrieron la brecha en la conciencia pública, así mismo señaló que fueron los primeros trabajos de ideología democrática. Juan Sánchez Azcona, Apuntes para la historia de la revolución Méxicana, México, Talleres Gráficos de la nación, 1961, p. 71. 10 Se incluyen los folletos de Manuel Calero, Francisco de P. Sentíes y de Ricardo García Granados porque dicho tipo de publicación fue un excelente vehículo para la exposición de ideas políticas, debido a su carácter más ensayístico que los artículos de periódico. Además, a finales del siglo XIX y principios del XX era el medio más eficiente para la propaganda política, por su fácil distribución entre los lectores.11 Por otra parte, considero que los folletos y libros mencionados proyectaron el pensamiento de un sector de la población, así como la forma en que se vió a sí mismo en un momento que juzgó como decisivo en la historia nacional. También ejemplifican las polémicas suscitadas en un instante de crisis política , provocada por las afirmaciones de Porfirio Díaz en la entrevista concedida a Creelman, respecto de la elección presidencial de 1910. Los autores seleccionados muestran diferentes formas de pensamiento, pues aunque la mayoría pertenecía a la clase media, tenían formación y tendencias distintas.12 Por ejemplo: Querido Moheno, Manuel Calero y Ricardo García Granados fueron hombres cercanos al grupo de los científicos, en el momento en que escribieron tenían cargos públicos pero eran de “tendencia democrática.”13 En cambio, Madero, Francisco de Paula Sentíes y Andrés Molina Enríquez, estaban más alejados de los círculos políticos. Madero estaba dedicado 11Emilio Vázquez Gómez et. al. En torno a la democracia: El sufragio efectivo y la no reelección, Estudio preliminar de Donna Levin Rojo y Guillermina de Olloqui Gónzalez, México Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 2000, p, 19. 12 Vid infra, h. 28. 13 Oscar Castañeda Batres, La Revolución Mexicana. (ensayo crítico) La porfiriana-Magonismo-Maderismo. Miguel Ángel Porrúa, México 1989. p, 171. Las comillas son nuestras. 11 a los asuntos de su hacienda, Sentíes y Molina Enríquez ejercían el periodismo; además, el último, atendía su notaria e impartía clases.14 En el presente trabajo se pretende analizar las diferentes ideologías democráticas postuladas por los autores elegidos, para tal fin se plantearon las siguientes preguntas: ¿Por qué surgió esa lucha? ¿Qué entendieron por sufragio universal? ¿Cómo habrían de organizarse las instituciones? ¿Qué papel desempeñarían las diferentes clases sociales? ¿Cuál es la diferencia entre sus propuestas y el pasado inmediato? ¿Qué relación tenían con las corrientes de pensamiento más importantes del momento? Responder esas interrogantes permitirá desentrañar el significado del movimiento democrático en esos años y conocer su carácter. Se pretende demostrar que si bien el común denominador de los partidos e individuos de esa época era la “lucha por la democracia”, ésta era entendida de diferentes maneras. Algunos buscaban un cambio profundo en la sociedad, otros sólo proponían ligeros cambios al modelo anterior. Mientras unos veían hacia el pueblo, otros luchaban por los intereses de un grupo. En fin, un abanico de corrientes reflejado en los distintos partidos que se conformaron y en los cuales incursionarían algunos de los autores. Con ello se demostraría que la lucha democrática ha tenido, y tiene, varias caras y distintos actores que aunque en el papel luchan por un mismo objetivo en el fondo los mueven distintos intereses. 14 Se sabe de la relación cercana que tenían los Madero con el secretario de Hacienda José Ives Limantour, sin embargo Madero no tenía ningún cargo en la administración, aunque siempre estuvo pendiente de lo que en torno a su actitud opinara Limantour. Juan Sánchez Azcona , op, cit, p. 43. Francisco de P. Sentíes era colaborador del periódico El Diario del Hogar desde donde hacia críticas al gobierno. Molina Enríquez se había integrado al Museo Nacional de Arqueología Historia y Etnografia en 1907 institución de la cual ya no se alejaría. 12 Antes de continuar, creo conveniente definir lo que se entenderá por lucha ideológica, pues éste será un concepto muy utilizado y permitirá el mejor entendimiento del trabajo. Según Serra Rojas; la ideología es la rama de las ciencias filosóficas, que trata el origen y definición de las ideas. Es un conjunto de ideas, creencias y modos de pensar, expuestos en forma sistemática, de una tendencia social, política o religiosa. Un sistema de opiniones, de ideas y de conceptos profesados por una clase o partido político.15Norberto Bobbio define la ideología en sus dos conceptos más usados a los que llama el significado débil y el significado fuerte.16 Ideología en su significado débil, el que se utilizará para fines de este trabajo, es un conjunto de ideas y de valores concernientes al orden político que tienen la función de guiar los comportamientos políticos colectivos. Está dirigido a cambiar o a defender el orden político existente, regularmente ofrece una interpretación del pasado, una explicación del presente y una visión del futuro.17 Por lo tanto, cuando hablo de lucha ideológica me refiero a la querella que se dio entre 1908-1909 en torno a la democracia, es decir, a la exposición y debate de ideas que tenían como meta modificar el estado de cosas existentes, ganar adeptos y formular hipótesis de cómo podría funcionar la nación en la nueva era. 15Andrés, Serra Rojas, Op. cit. p. 576-577. 16 , El significado fuerte tiene su origen en el concepto de ideología de Marx, entendida como falsa conciencia de las relaciones de dominación entre las clases. La ideología en este sentido es una ciencia falsa. Norberto Bobbio, Op. cit. T. 2. p. 785. 17 Ibid., p. 787 . 13 El primer capítulo del trabajo lo he titulado El Punto de Partida, ahí presentaré los factores más importantes que propiciaron el debate sobre la cuestión democrática a partir de 1908. Tomando en consideración dichos elementos se analizará la postura de cada uno de los autores para determinar si representaron un movimiento que rompía con el viejo régimen o por el contrario, lo avalaban. En seguida, en el segundo capítulo, La Lucha ideológica se analizará las reformas propuestas por los autores para conocer hacia donde iban dirigidas y cuáles eran sus principales intereses al postularlas. Lejos de realizar una simple descripción de las reformas y procedimientos que se plantearon se ha procurado problematizar el momento histórico, con ello se dejará ver el carácter que tuvo la lucha en esos momentos. En el capítulo tercero, titulado La última querella, se describirá la lucha que protagonizaron los autores seleccionados ya como actores políticos, después del triunfo de la revolución maderista. Para finalizar, y con base en sus textos, se definirá lo que significó y representó la democracia para cada uno de ellos. 14 1. EL PUNTO DE PARTIDA. Los orígenes de la lucha ideológica que se va a analizar deben buscarse en el régimen porfirista. Esto hace necesario una síntesis de lo que significó dicho gobierno en el ámbito democrático. Los postulados liberales de la Constitución de 1857 tuvieron como inspiración las ideas de la revolución francesa y el proceso independentista de los Estados Unidos de Norteamérica, llevados a cabo durante el siglo XVIII. La meta de estas revoluciones era el desmantelamiento de la monarquía para implantar la democracia, que, en el fondo representaba el ascenso al poder de un nuevo sector y con ello la consolidación de un nuevo sistema de mercado.18 La introducción de éste en México trajo consigo innumerables conflictos entre liberales y conservadores. Producto de la promulgación de la Constitución de 1857 fue la guerra de Reforma que terminó con el triunfo liberal. Más tarde la intervención francesa pospuso la consolidación del régimen liberal mexicano. La derrota de la intervención y el imperio de Maximiliano significó el triunfo del liberalismo, el cual, tenía como principios la libertad y la igualdad de los hombres. En el rubro político buscó limitar el poder de las autoridades, así como la creación de instituciones representativas para garantizar la soberanía del “pueblo”. En el aspecto económico, reconoció la imperiosa necesidad de poner en marcha la economía nacional, para lograrlo se propuso sacar a la venta la riqueza del país que se encontraba en manos muertas. Sin embargo, después de la victoria liberal 18 Aunque la democracia, con todas sus implicaciones (libertad , igualdad, fraternidad etc. ) está ligada con la historia del capitalismo, por lo menos en el periodo mencionado, no es un concepto atribuible únicamente a él, a este tipo de democracia se le debe llamar más bien, democracia liberal. 15 vinieron otras pugnas y finalmente, el triunfo del Plan de Tuxtepec llevó a Porfirio Díaz al poder, derrotando a la facción lerdista. El camino seguido por la política en los años siguientes distó mucho de algunos de los principios liberales. Éste giro ideológico se reflejó en las medidas políticas llevadas a cabo por el gobierno de Díaz. Se adoptaron ideas originadas en Europa, como respuesta a la radicalización del pensamiento de algunos revolucionarios franceses quienes ponían en tela de juicio los postulados liberales, pues los consideraban abstractos. La filosofía que con más ímpetu atacó las teorías liberales fue el positivismo de Augusto Comte, quien, junto con Hebert Spencer, fundamentó las ideas generales sobre el hombre y la sociedad, las cuales fueron ampliamente difundidas en el siglo XIX. Quizá la idea más destacada haya sido la de concebir a la sociedad como un organismo natural, susceptible de transformarse o evolucionar, a través del tiempo. Para ambos autores la ley social suprema era el progreso correspondiente a la evolución o al desarrollo.19 Existía una diferencia en la ideología de los dos pensadores, ésta consistió en que mientras Comte consideró que un “Estado social” era modificable por la acción humana, es decir, que los ideales convertidos en ley podían guiar la evolución orgánica de la sociedad. Spencer, por su parte, rechazó todo intento de un Estado intervencionista dando más importancia a la evolución biológica.20 19 Charles A. Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XlX, Traducción de Purificación Jiménez, Editorial Vuelta, México, 1991. p, 337. 20 Ibid., véase el capítulo “Positivismo, liberalismo y Sociedad” p. 336-398. 16 Lo que predominó en México durante la dictadura (por lo menos en lo político) fue la idea de un Estado intervencionista que pusiera las bases para lograr el progreso de la nación. La política positivista concibió la necesidad de encarar la dificultades nacionales y plantear las políticas de acción desde la perspectiva científica. De este modo, atacó al liberalismo doctrinario, apoyó la creación de un gobierno fuerte capaz de contrarrestar las revoluciones y el desorden, en consecuencia consideró la necesidad de una reforma constitucional.21 1.1. LA POLÍTICA PORFIRISTA EN LA TEORÍA. Cuando Díaz tomó el poder en 1876, México había vivido revueltas, golpes de estado, revoluciones e invasiones, es decir, la estabilidad política, fundamental para el desarrollo de la nación, era precaria. En este contexto, la paz se presentaba como una necesidad de primer orden. Para lograr la paz se necesitaba fundamentar las bases de ésta. En este sentido el positivismo proporcionó la fórmula adecuada para establecer la paz y alcanzar el progreso que se requería. La introducción de la filosofía positivista en México fue obra de Gabino Barreda y pronto tuvo aceptación en un círculo de intelectuales mexicanos quienes formularon las bases de la política que seguiría el gobierno porfirista. 22 Estos hombres afirmaron conforme al positivismo que el motor de la vida social era la evolución, el progreso y apuntaban que un pueblo atrasado como el mexicano, la única forma de lograr este progreso era teniendo 21Ibid, p. 54. 22 En México otros de los hombres que profesaron esta ideología fueron: Gabino Barreda, Francisco Bulnes, Ramón Prida, José Yves Limantour,Justo Sierra, Santiago Sierra, Jorge Hameken y Mejia entre otros. 17 un gobierno fuerte, así, la dictadura se presentaba como una necesidad dictada por la naturaleza. No obstante que el positivismo se encontraba en lucha con algunos postulados del liberalismo, este último no fue sustituido por la nueva corriente ya que siguió presente en el pensamiento de los ideólogos mexicanos. Charles Hale apunta que “el conjunto de ideas políticas dominantes en México después de 1867 puede caracterizarse como un liberalismo oficial que fue transformándose gradualmente con la infusión de los postulados positivistas. La política científica y el liberalismo estaban teóricamente en lucha pero, a pesar de periodos de intenso debate, tendieron hacía la reconciliación en una era de consenso político. De modo que en el reino de las ideas políticas, es un error considerar que el positivismo alcanzó status oficial en el México del siglo XIX.”23 Durante el porfiriato hubo un constante debate entre las dos doctrinas y más aún, un acercamiento, que como bien lo demuestra Hale quedó mejor representada en la figura de Justo Sierra. El compromiso, o la unión de las dos corrientes la describió Sierra de la siguiente manera. “…Este compromiso nació de los principios científicos en que se basa toda concepción política que aspire a denominarse positiva, tales como el rechazo a las revoluciones y la unión de conservadurismo con liberalismo, orden con progreso.”24 El acercamiento entre las dos doctrinas era natural si consideramos que la mayoría de estos positivistas fueron y se llamaron a sí mismos liberales, en sentido estricto su liberalismo nunca desapareció. Uno de los principales postulados del positivismo fue el progreso, y 23Charles A.Hale, op. cit., p. 233. 24 Ibid, p. 107. 18 éste no necesariamente estaba reñido con el liberalismo ni con otras corrientes, las dos se dijeron progresistas sobre todo en el ámbito económico. Así las cosas, el positivismo se integró al liberalismo, el primero representó la construcción de un gobierno fuerte centralizado para lograr los ideales económicos que el liberalismo postulaba. Aunque la incursión del positivismo en México fue la consolidación del proyecto liberal en lo económico, en lo político fue su completa negación. El ataque al liberalismo doctrinario; la soberanía popular, la igualdad, etcétera, se convirtieron en su principal blanco. Estos principios serían postergados para mejores tiempos, fueron vistos como una meta, a la que se llegaría como producto de la evolución del país. La Libertad fue el primer órgano positivista mexicano, en él se discutió la necesidad de un gobierno fuerte y centralizado.25 El fundamento principal de este periódico fue impulsar la creación de un gobierno fuerte para que iniciara el desarrollo económico del país, buscando primero el establecimiento de la paz. En La Libertad se atacó constantemente a la Constitución del 57, por considerarla inadecuada para una nación conformada por una mayoría analfabeta e ignorante. Contrastaba la nueva política, basada en la ciencia, con la política metafísica de la vieja generación de liberales de la época de la Reforma. Quienes escribían en La Libertad argüían que el éxito definitivo del régimen de Díaz “dependía de la formación de un plan científico de administración y política basado en el conocimiento de las condiciones biológicas, sociales y económicas del país”.26 25 En este periódico escribieron, entre otros, Justo Sierra, Francisco Cosmes, Jorge Hameken y Mejia, Telesforo García y Santiago Sierra. 26Charles Hale .op, cit., p. 60. 19 El programa político contenía dos puntos esenciales. El primero llamado por La Libertad “la política de conciliación,” proponía la participación en la administración de todos los elementos que estuvieran en favor del orden, sin distinción de partidos. El segundo consistía en una serie de reformas constitucionales para fortalecer , por una parte, al poder central en relación con los poderes locales y, por otra, al poder ejecutivo debilitando al legislativo.27 Un libro que describe claramente el conflicto ideológico existente en esta época es, sin duda, La Constitución y la Dictadura, de Emilio Rabasa. El texto fue escrito en 1912, después de la primera lucha armada que derrocará a Díaz. Su fin, era demostrar a los revolucionarios defensores de la ideología democrática que se equivocaban, para ello hizo una revisión de las constituciones que habían existido hasta entonces en la nación mexicana. Para Rabasa, el caos que vivió el país durante todos esos años se debió fundamentalmente a que las constituciones no habían sido elaboradas con base en las necesidades de un país enfermo y decadente. Señaló que en México, con masas ignorantes, era imposible aplicar ideas ilustradas. El jurista se refirió a la obra del constituyente de 1857 en los siguientes términos: “en vez de hacer la armadura ajustándola al cuerpo que debía guarnecer, se cuidaba de la armonía de sus partes, de la gallardía, de las proporciones, del trabajo de cincel, como si se tratase de una obra de arte puro, sin más destino que la realización de la belleza.”28 Añadió que la Constitución Mexicana se había formado con base en los 27Carmen Saez Pueyo, Justo Sierra; Antecedentes del partido único en México, Facultad de Ciencias Políticas y .Sociales, México, 2001, p. 30. 28Emilio Rabasa, La Constitución y la Dictadura. Estudios sobre la organización política de México, Tip. de Revista de Revistas, Editorial Porrúa, México, 1956, p. 64. 20 preceptos de la igualdad de los hombres, buscando así una República representativa, popular, federal, tomando como punto de partida el sufragio universal, donde todos los hombres ricos, instruidos, o ignorantes, eran iguales y agregó: “... pues siendo así, y puesto que todo poder público dimana del pueblo se instituye para su beneficio, es lógico y por consiguiente, en ciencia política es necesario, que todos los poderes se desempeñen por individuos que ha de designar el pueblo mismo.”29 Para Rabasa esta base de la Constitución era equivocada como lo demostraba medio siglo de historia. El jurista afirmó que en lugar de formar una constitución con base en la ciencia abstracta, lo que se debía hacer, era estudiar las condiciones peculiares del país para crear una Constitución que tomara en cuenta las condiciones políticas y sociales de la nación. Así las cosas, la dictadura se justificaba, los estatutos liberales no eran más que un obstáculo para la marcha progresiva del país, se tenía que olvidar la vía democrática, pues a través de ella nunca serían sólidas, ni la paz, ni el desarrollo económico, ni las libertades públicas, ni la respetabilidad de la nación. Para estabilizar el país había sido necesario apoderarse del poder legislativo, desmantelar y subordinar a los gobernantes para evitar rebeldías posibles. Uno de los grandes errores del pasado -según Rabasa- había sido darle demasiado poder al legislativo. Por último, Rabasa justificaba la dictadura argumentando que la sociedad se comportaba como cualquier organismo vivo, por lo que primero era regida por 29Ibid, p. 65. 21 una ley suprema que era la necesidad de existir. “La dictadura se habría impuesto en el espíritu más moderado como una necesidad, o habría aparecido al fin como resultante de las fuerzas desencadenadas, después de todos los estragos propios del desorden y la anarquía.”30 Estas ideas, como ya lo he dicho, no se planteabanpor primera vez, ya lo habían hecho los liberales-positivistas de La Libertad y fueron fuente de largos debates durante el porfiriato. Para los positivistas el fin último de esta ideología era mantener el organismo en orden, con estabilidad, sólo así se lograría el progreso material que requería el país. Las instituciones democráticas que postulaba la constitución de 1857 vendrían después, mientras tanto se tenían que sacrificar algunos principios, aunque esto significara renunciar a muchas libertades. De esta manera, la dictadura era vista no como un fin sino como un medio. En otro sentido, puedo afirmar que las leyes de Reforma, la dictadura y el gobierno fuerte postulado por el positivismo iban, entre otras cosas, destinados a consolidar un régimen capitalista. Se podría decir que lo que perseguía la ideología positivista era -como dice Arnaldo Córdova- la promoción del capitalismo en el país.31 La riqueza de éste estaba estancada y era necesario ponerla en movimiento, cosa que ya había intentado el gobierno de Juárez, pero las revueltas y las revoluciones lo impidieron. Ahora se necesitaba un gobierno vigoroso y estable para que el país fuera atractivo para el capital extranjero, único medio para poner en marcha la economía mexicana. 30Ibid, p. 111. 31Arnaldo Córdova, La ideología de la Revolución Mexicana, México, Era, 1973, p. 16. 22 Así pues, la ideología positivista se presentaría como la justificación de un régimen centralizado y fuerte. Además la nación requería poner en marcha la economía, cualquier postura contraria iba en detrimento de la nación. La dictadura, la centralización y el gobierno fuerte estaban justificados aunque esto significara desplazar las instituciones democráticas. 1.2. LA POLÍTICA PORFIRISTA EN LA PRÁCTICA. Una de las primeras medidas políticas del gobierno de Díaz fue incluir a personalidades de las antiguas facciones en su gabinete. Juaristas como José María Mata, Matías Romero e Ignacio Mariscal; el iglesista Felipe Berriozábal e imperialistas como Hipólito Ramírez. Todos ellos, en algún momento, fueron enemigos de la facción del general Díaz. Por otra parte, en la Cámara también se encontraban antiguos lerdistas e iglesistas. La política de conciliación llevada a cabo por el gobierno de Díaz le permitió, por un lado, terminar con viejos conflictos, y por otro, atraer a muchos hombres que serían fundamentales para consolidar su poder, pues éstos no sólo debían al presidente el perdón sino la reinserción en la vida política, por ende tendrían que serle fieles. Esta política reforzó su posición y, en el futuro, convirtió a sus enemigos en defensores del régimen. Durante los primeros años del gobierno del general Díaz se hicieron tres reformas fundamentales para la centralización del poder. El Secretario de Justicia Protasio Tagle presentó el 20 de mayo de 1878, un proyecto de ley que permitía la intervención del Ejecutivo en la organización del Poder Judicial. Esta iniciativa fue 23 aprobada el 25 de mayo del mismo año.32 La segunda reforma fue la atribución al Ejecutivo Federal de intervenir en la política local y por último se expidió un decreto mediante el cual se autorizó al Ejecutivo organizar el ejército federal, lo que posteriormente fue utilizado como arma de opresión y de control por el Estado.33 Manuel González tomó el poder de 1880 a 1884, en común acuerdo con Porfirio Díaz. Durante su gobierno llevó a cabo una vigorosa política de centralización. Primero, destruyó a varios caciques que aspiraban a la presidencia de la República, también fortaleció, en términos legales, al poder del Ejecutivo en detrimento de los poderes locales y, mediante otra reforma, limitó la libertad de prensa.34 Así, para el segundo periodo de la presidencia de Porfirio Díaz el poder Ejecutivo ya estaba centralizado; la política de conciliación le permitiría no sólo terminar con algunos enemigos sino convertirlos en defensores del régimen. El Presidente, para entonces, era el árbitro de la política y de la economía mexicana. Durante este segundo periodo logró reformar nuevamente el artículo 78, para permitir una reelección inmediata del Presidente. También llevó a cabo una política de desprestigio en contra de Manuel González a fin de impedirle acceder nuevamente al poder. Paralelamente retiró a los gobernadores identificados con González. 32Carmen Saez Pueyo , Op. cit, p. 78. 33Ibid, p. 79. 34Ibid, p. 88. 24 En 1890 una nueva reforma al artículo 78 le permitió al Presidente la reelección indefinida. Con ella la dictadura quedó legalizada. Con el fin de darle a la reelección de julio de 1892 un carácter “democrático”, Díaz mandó llamar a Rosendo Pineda, secretario particular de su suegro Romero Rubio quien ocupaba la Secretaria de Gobernación, para consultarle. Pineda propuso la organización de una convención al estilo estadounidense, Díaz autorizó la idea y encargó a Pineda y al general Martín González, jefe del Estado Mayor Presidencial, su organización.35 La Convención de la Unión Liberal en 1892 nació con el objetivo de proponer la reelección de Díaz, sin embargo quiso llevar a cabo algunas reformas que consistían en establecer la inamovilidad del poder Judicial, la creación de la vicepresidencia de la República y la ley orgánica para garantizar la libertad de prensa.36 El principal promotor de estas reformas fue Justo Sierra. Lo que se pretendía entonces, a diferencia de 1878, era limitar los poderes del gobierno, las circunstancias en estos momentos eran distintas. Las reformas fueron rechazadas, demostrando que Porfirio no iba a permitir ninguna institución que limitara su poder. Lo que buscaba Sierra era dar los primeros pasos para la democratización, su positivismo, era parte de la evolución política de México. Por esa misma época ya sobresalía un grupo de hombres que fueron llamados los científicos, quienes en su mayoría profesaban la ideología positivista y que cobrarían cada vez mayor importancia en las políticas del gobierno. El grupo lo encabezó Limantour quien tomó la Secretaria de Hacienda y creó a su alrededor 35Ibid, p. 116. 36Ibid, p. 118. 25 un grupo de privilegio que recibió la mayoría de las concesiones que dependían de la Secretaria de Hacienda. En suma, la nueva doctrina –como bien dice Charles Hale- tuvo una atracción mutua entre el gobierno frágil, surgido de la sublevación, que pugnaba por la estabilidad, con el grupo de jóvenes intelectuales que se convirtieron en el medio ideológico de un gobierno que necesitaba consolidar el poder y establecer la paz, el desarrollo económico y la estabilidad social.37 El gobierno de Díaz centralizó el poder político y económico en el ejecutivo, con lo cual no sólo logró formar un gobierno fuerte sino que le permitió destruir, con relativa facilidad, a los enemigos del régimen. Su política de “conciliación” le permitió mantener cierta estabilidad; así, el capital extranjero encontró las condiciones adecuadas para invertir en el país. El progreso que había alcanzado el país se había logrado -como lo postularon los positivistas- a costa de las instituciones democráticas; además se habían creado grupos de privilegio que dependían de la dictadura para mantener su poder, entre éstos se encontraban gobernadores, que debían, en parte, su posición al gobierno central, empresarios y grupos de industriales extranjeros que aprovecharon todos los privilegios ofrecidos. Esta estructura centralizada y cerrada clausuró los caminos para que nuevos sectores se integraran políticamente. En la medida que el desarrollo económico creaba un sector de clase media, ésta veía en la política porfiristauna barrera para sus aspiraciones de escalar en el ámbito político. 37 Charles Hale, Op, cit, p. 110. 26 Estos grupos, distintos entre sí, y al interior de ellos, tendrían un papel importante en el debate que se iba a dar cuando el gobierno entrara en crisis. Cada uno de estos grupos mantendría un interés particular en esta lucha. 1.3. LA SEGUNDA CONVENCIÓN LIBERAL EL DISCURSO DE BULNES. Toda nueva reelección planteó al régimen porfirista la necesidad de su legitimación, a fin de dar la apariencia de democrática. El modelo de la Unión Liberal de 1892, fue utilizado para todas las reelecciones posteriores. La reelección de 1904 representa, quizá, la primera crisis política del gobierno. La edad de Don Porfirio ponía en alerta a los grupos privilegiados, una pregunta obligada era qué iba a pasar cuando el presidente faltara. Ambos problemas se reflejaron en las palabras del diputado Francisco Bulnes quien fue el encargado de proponer la reelección de Díaz en la segunda Convención Liberal en 1903. Es muy difícil sostener una sexta reelección ante un criterio institucional democrático. El argumento de los jacobinos es: jamás un pueblo demócrata ha votado una sexta reelección. El argumento positivo debe ser: jamás un pueblo demócrata ha votado una sexta reelección, pero si se muestra que la sexta reelección es necesaria para el bien del país, hay que deducir serena y tranquilamente que todavía no hemos logrado ser un pueblo democrático. El argumento de la reelección no debe buscarse en la eminencia de instituciones que aun no podemos practicar y que estamos obligados a 27 venerar como santas reliquias de espíritu incendiados de excelsos liberales. Los argumentos de la reelección deben buscarse en el terreno de las conveniencias, sin miedo, sin vacilaciones, con lealtad, con vigorosa justificación.38 Sus últimas palabras dejan entrever uno de los elementos que más intervenían en esta reelección. Como ya se dijo, muchos grupos privilegiados dependían de la estancia en el poder de Porfirio Díaz, por lo que, efectivamente, la sexta reelección se movía en el terreno de las conveniencias de aquellos grupos. Además, en el discurso pronunciado por el diputado Bulnes estaba presente el temor que cinco años después iba a causar la entrevista ofrecida por el presidente a Creelman y la avanzada edad de Díaz. En la disertación también se aludió a la necesidad de la organizar partidos políticos para dar paso a la lucha de ideas que tanto necesitaba el país; se destacó la necesidad de crear instituciones democráticas para que, en el futuro, las leyes gobernaran el país, en Bulnes también estaba presente la necesidad de un progreso político. Bulnes justificaba la reelección diciendo: “Para concluir, la reelección debe servir para que el general Díaz complete su obra; cumpla con un sagrado deber organizando nuestras instituciones con el objeto de que la sociedad en lo sucesivo, y para siempre, dependa de sus leyes y no de sus hombres.”39 38 “Discurso pronunciado por el señor Ingeniero Francisco Bulnes, delegado del estado de Morelos en la sesión del 21 de Junio de 1903 presentando y fundando la candidatura del señor General Porfirio Díaz” en, Andrés Serra Rojas, Antología de la elocuencia mexicana. 1900-1976, México, Porrúa, 1976, p. 245-283. 39 Ibid. 28 Cuando Bulnes señalaba que la paz estaba en todas partes, menos en las conciencias, describía la incertidumbre imperante en algunos sectores del país. La sexta reelección sólo alargaría el problema algunos años más. La discusión democrática que se dio posteriormente tocaría prácticamente todos los puntos que, en 1903, Bulnes había reclamado como una necesidad. 1.4. LA ENTREVISTA DÍAZ-CREELMAN. Cinco años después del discurso de Bulnes los mismos temas volvieron a relucir en la entrevista que el presidente concedió al periodista norteamericano James Creelman. En ella se habló, entre muchas otras cosas, de la democracia mexicana, al respecto Díaz declaró: Es un error suponer que el futuro de la democracia en México ha sido puesto en peligro por la prolongada permanencia en el poder de un solo presidente. Puedo con toda sinceridad decir que el servicio no ha corrompido mis ideales políticos y que creo que la democracia es el único justo principio del gobierno, aun cuando elevarla al terreno de la práctica sea posible sólo en pueblos altamente desarrollados.40 El dictador también afirmó que el país estaba preparado para elegir y cambiar a sus gobernantes, sin peligro de revoluciones armadas y sin interferir en el progreso del país, aún más, manifestó que si apareciera un partido de oposición lo consideraría como una bendición y no como un mal. 40Entrevista Díaz-Creelman, Prólogo por José Ma. Lujan, Traducción de Mario Julio del Campo, México, UNAM, Cuadernos del Instituto de Historia, Serie Documental No 2, 1963. P. 11. 29 Mucho se ha dicho sobre las verdaderas intenciones del presidente al hacer esas declaraciones.41 Lo cierto es que provocó en el ambiente político un movimiento con algunos precedentes, pero con variantes impuestas por circunstancias distintas. Algunos grupos vieron la oportunidad de heredar el poder, otros consideraron que tales declaraciones ponían en peligro sus intereses. Algunos más contemplaron la posibilidad de hacer un cambio en la política, pues, al fin y al cabo, Díaz había hablado de la renovación de las instituciones y de los gobernantes. Lo que vendría después sería la antesala de la revolución armada, la lucha ideológica por modificar las instituciones del país, en ella participaron los miembros de la elite, así como los hombres de la clase media que habían visto frustradas sus posibilidades de escalar política y socialmente en el gobierno dictatorial. En este contexto se sitúan los autores que se estudiarán. Si se mostraron como renovadores, reformistas, precursores de la revolución o continuadores de la política porfirista son preguntas que se tendrán que responder. 1.5. LA NUEVA GENERACIÓN. Durante los siguientes dos años, 1908 y 1909, se dio un intenso debate en el que participaron varios hombres que, después, serían considerados como 41 Se ha dicho que el objeto fue despertar el celo partidista de los amigos de Díaz para que le rogaran permanecer en el poder. También se apunta que la entrevista se debió a la necesidad de tranquilizar a los capitalistas extranjeros predicando en el exterior la aptitud democrática del pueblo mexicano. Vid, Daniel Cosío Villegas, Op, cit, p. 761-762. Alan Knight dice que la entrevista no puede ser tomada en su valor nominal, ya que tenía un claro sentido irónico, ya que gran parte de sus promesas se quebrantaron en cuestión de meses. Alan Knight, La Revolución Mexicana: del porfiriato al nuevo régimen constitucional, México, Grijalvo, 1996, p. 73. 30 precursores de la Revolución Mexicana. Los hombres que iniciaron esta lucha fueron miembros de las clases medias intelectuales. La Revolución Mexicana a menudo a sido vista como un movimiento ideológico que representó un rompimiento con las viejas estructuras del poder.42 El movimiento más bien fue heterogéneo, como se tratará de demostrar en las siguientes páginas, aunque se deja ver, (por lo menos en los autores estudiados) que, más que romper con el régimen, esta generación se viocomo la heredera de la evolución que habían profesado algunos pensadores. Dentro de la lucha ideológica hubo un sector que buscó la herencia del poder, otro en esa misma búsqueda rompieron con antiguos lazos y, otro más, pretendieron esperar que la evolución de la nación continuara. La discusión sostenida en los años indicados tomó como punto de partida el estudio del pasado inmediato. Sin duda, antes de formular cualquier hipótesis sobre las futuras instituciones democráticas, se tenía que hacer un análisis del gobierno porfirista. Los hombres de La Libertad, quienes profesaron las ideas positivistas en torno a la incapacidad democrática del pueblo mexicano, en su mayoría eran de edad avanzada, durante la formación de la primera Unión Liberal, por ejemplo, contaban con un promedio de 44 años, para 1908 era de 60 aproximadamente.43 Estos hombres habían discutido el problema de la democracia mexicana con los viejos liberales. 42 Al respecto ver: Jesús Silva Herzog, Breve Historia de la Revolución Mexicana, 2 vol, México, Fondo de Cultura Económica, 1972, José Francisco Ruiz Massieu, El proceso democrático de México, México, 2º ed, Fondo de Cultura Económica, 1994. 43 Justo Sierra contaba con 44 años en 1892, Francisco Cosmes tenía 42 y Telesforo García 48 años. 31 En el nuevo debate participaron hombres que, en su mayoría representaban a la nueva generación, como ellos mismos se hacían llamar.44 Andrés Molina Enríquez y Manuel Calero habían nacido en 1868; Francisco Madero y Querido Moheno en 1873 y 1874, respectivamente; Francisco Sentíes nació en 1877, era el más joven de todos. Salvo Ricardo García Granados que había nacido en 1851, se podría decir que todos ellos pertenecían a una misma generación, una generación que nació con el triunfo liberal y creció bajo el régimen dictatorial del general Díaz.45 Estos hombres, como lo habían hecho sus predecesores, discutieron sobre el gobierno de Díaz y lo tomaron como punto de partida para, después, formular sus ideas acerca de las reformas que el país requería. Bien puedo decir que, en el grupo director del gobierno de Díaz había un consenso en torno a que la Constitución de 1857 había sido inadecuada para un pueblo ignorante como el mexicano y por ende se había hecho una necesidad el gobierno fuerte, centralizado, para poner fin a la anarquía y al atraso económico. 44 Madero usaba las palabras; nosotros los de la nueva generación. Francisco I. Madero, La Sucesión Presidencial de 1910, México, San Pedro Coahuila, 2ª ed, 1909. Manuel Calero, por su parte decía, que el amor a la libertad comenzaba a despertar en la nueva generación. Manuel Calero, Cuestiones Electorales, México, Ignacio Escalante, 1908; Francisco Sentíes hablaba de las nuevas generaciones que habían sido aleccionadas por los ejemplos de las modernas democracias. Francisco de P. Sentíes, La organización política de México, México, Imprenta y Librería de Inocencio Arreola, 1908. 45Al respecto ver apéndice p. 101. 32 El asunto fue visto casi de idéntica manera por los hombres cuyo trabajo analizaremos aquí, salvo Madero y Sentíes quienes discreparon, en parte, de los demás autores. Cabe mencionar que el problema ya había sido tratado, por algunos de ellos, con anterioridad. En 1901 Manuel Calero escribió un ensayo político titulado La Nueva Democracia, donde defendió al gobierno de Díaz de los ataques por parte de los jacobinos o liberales ortodoxos y, a la vez, declaró que ese gobierno era el resultado de una evolución natural, calificándolo como un sistema pasajero y de meras circunstancias, nunca como un ideal político.46 Por otro lado, en 1906, con motivo de la celebración del centenario del natalicio de Benito Juárez, Ricardo García Granados afirmó, en su obra titulada La Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma, que había existido una incongruencia entre la realidad social y las leyes.47 Sostuvo la idea de que la Constitución había sido inadecuada para un pueblo ignorante como el mexicano. Esta misma postura la iban a tomar en los años posteriores, aunque con alguna variante, como lo veremos. La misma posición critica en torno a la democracia postulada en la Constitución de 1857 la tomó Querido Moheno en su obra ¿Hacía dónde vamos? (1908) al referirse a ella de la siguiente manera: La Constitución de 1857 al conceder el derecho de voto a todos los varones mexicanos mayores de 21 años que tuviesen un modo honesto de vivir, elevando á la categoría de ciudadanos de la República no sólo á 46Manuel Calero, La nueva democracia: ensayo político, México , Ignacio Escalante, 1901, p. 45. 47Ricardo García Granados, La constitución de 1857 y las leyes de Reforma en México; Estudio Histórico- Sociológico, México, Económica, 1906, p.135. 33 todos los analfabetas sino hasta la enorme masa de indios semibárbaros que todavía pesa sobre México, y decretar la igualdad ante el sufragio, hizo radicalmente imposible el ejercicio del voto, pues sufragio y análfabetismo y con mayor razón barbarie, implican términos tan antagónicos, que se excluyen recíprocamente en el moderno Estado político.48 Molina Enríquez en su obra Los grandes problemas nacionales (1909) tocó el punto de una manera distinta, para él la obra de los constituyentes fue incompleta aunque benéfica en algunos casos, destacó, igual que todos, el hecho de que un gobierno dictatorial centralizado era necesario para la integración nacional.49 Molina también atribuyó la desintegración nacional a las constantes luchas internas, sólo que a diferencia de otros no llamó a los grupos en pugna liberales y conservadores. Él las distinguió racialmente, llamándolos, criollos, mestizos, indios, etc. La postura de Moheno así como la de García Granados y Manuel Calero en torno a la democracia impuesta por el constituyente del 57 fue la misma que plantearon los viejos positivistas de La Libertad. La ideología se había expandido rápidamente en los círculos intelectuales y permeaba a gran parte de los ideólogos mexicanos. Estos hombres no se sustrajeron a ella y concibieron a la sociedad con el mismo criterio; como un organismo social que, en ese momento, había requerido hacer a un lado el “liberalismo abstracto” que postulaba la Constitución, 48 Querido Moheno, ¿Hacia dónde vamos? Bosquejo de un cuadro de instituciones políticas adecuadas al pueblo mexicano, México, Talleres de I. Lara, 1908, p. 44. 49Andrés Molina Enríquez, Los grandes problemas nacionales, Prólogo de Arnaldo Córdova, México, Ediciones Era, Colección Problemas de México, Quinta edición, 1985. 34 para dar lugar al gobierno fuerte y centralizado que pondría las bases para el progreso del país. Era una consigna que se había convertido en verdad incuestionable. Podríamos decir que estos hombres no rompieron con esa tradición , sin embargo hicieron algunas aportaciones. Concientes del momento en que vivían creyeron que había llegado la hora de instaurar un gobierno democrático. Calero y Granados anunciaron que el momento parecía propicio para promover la formación de las instituciones democráticas. Granados veía a Porfirio Díaz como el producto de una necesaria evolución, un gobierno que sentó las bases para la vida democrática a la que estaban llamados a participar los intelectuales o clases pensantes como él las llama.50 Al igual que ellos, Moheno creía que el futuro del país tenía que ser la república democrática que toda nación “civilizada” pretendía. Madero y Sentíes, al igualque algunos de sus contemporáneos, no era la primera vez que trataban el tema. Madero, por ejemplo en 1904 fue nombrado presidente de un club democrático que luchaba por la gubernatura del Estado de Coahuila, colaboró en el órgano de ese centro, El Demócrata, donde escribió artículos políticos, en los que difundió sus ideas sobre los derechos humanos, el voto y la libertad. Sentíes, por su parte, ingresó al periodismo desde muy temprana edad y escribió en periódicos como La Aurora del Siglo XX, El Entreacto, Diario de Hogar, México Nuevo, donde ya tocaba estos temas. 50Ricardo García Granados, El problema de la organización política de México, México, Tip. “El Paladin” 1909. Granados utiliza esta frase a lo largo de su estudio. 35 El texto de Sentíes La organización política de México, (1908), fue quizá el más pobre en este sentido, su estudio entra directamente a las propuestas por lo que poco nos dice acerca de su postura ante la dictadura. Sin embargo, permite entrever que, al igual que los demás, estaba impregnado de las ideas positivistas, creía en una serie de leyes de la historia. Sentíes abordó el tema de la dictadura de la siguiente manera: “La sucesión de esas leyes nos enseña que en los periodos constitutivos de los pueblos, caracterizados por regresiones y progresos en constante pugna, se presentan como un incidente los gobiernos personales antes que se establezcan de modo definitivo los gobiernos populares.”51 Así las cosas consideraba que el país había pasado por la etapa del gobierno personal, lo que seguía, por lo tanto, era la libertad, el gobierno democrático. Madero fue el que más se alejó de los preceptos evolucionistas que hacían ver a la dictadura como un proceso dictado por las leyes de la naturaleza para estabilizar el organismo enfermo que lo había antecedido. En su libro La Sucesión Presidencial de 1910 (1908), consagró tres capítulos a mostrar cómo había establecido Díaz su poder absoluto, cuáles habían sido las consecuencias de ese poder en el pasado y en la época contemporánea, así como los abusos que ese poder cometía al país. Dedicó gran parte de su estudio a demostrar que las circunstancias del país, en 1908, se debían a los gobiernos absolutistas y militaristas y no a las premisas liberales; apuntó que el militarismo había sido siempre el enemigo de la libertad y el principal obstáculo para el funcionamiento de la democracia, y no la ignorancia de los pueblos. A diferencia de los positivistas 51Francisco de P. Sentíes, Op.cit. p.7. 36 Madero consideró que una nación civilizada era aquella donde se respetaba la ley; en cambio donde predominaba el derecho de la fuerza era en los pueblos atrasados, para demostrarlo Madero presentó algunos hechos del pasado mexicano: Para convencernos de ello, recordemos que la dictadura de Santa Anna nos hizo perder la mitad de nuestro territorio y la del General Díaz á cometido faltas tan graves como la guerra de Tomochic, del Yaqui, la condescendencia exagerada hacia nuestros vecinos del Norte al grado de permitirles que sus flotas hagan sus ejercicios de tiro al blanco y tengan sus depósitos de carbón en la Bahía de la Magdalena y por último, el haber debilitado á la República matando todo civismo; ésta que sólo florece al calor vivificante del sol de la libertad, la noche del absolutismo la marchita.52 El autor de La Sucesión Presidencial de 1910 negó categóricamente que la dictadura había sido necesaria para que el país progresara, más aún, afirmó que esta forma de gobierno era la causante de que en el pueblo estuvieran dormidas las ideas regeneradoras de la democracia. También contradijo las ideas expresadas en torno a la Constitución del 57, manifestando que nunca se había puesto en práctica por lo que no se podía emitir juicio alguno, agregó: “es preferible que se observe la ley electoral, por mala que sea, á que siga el actual régimen de cosas, que no obedecen á ninguna ley ni buena ni mala.”53 Al igual 52Francisco I. Madero, Op. cit. p. 350. 53Ibid., p. 297. 37 que sus contemporáneos estaba convencido que era el momento apropiado para iniciar la organización que los llevara a la conquista de la democracia. En suma, la dictadura porfirista, contó con un grupo de ideólogos que explicaban y justificaban la dictadura por medio de la filosofía positivista, sin duda ésta permeó a buena parte del círculo intelectual de la época. El gobierno fuerte, conciliador y centralista que representó la dictadura provocó un acelerado progreso económico que trajo grandes desajustes en la estructura social del país y permitió la creación de una clase media intelectual. Esa clase media representó una nueva generación que más que romper con la filosofía positivista que justificaba el poder dictatorial -a excepción de Madero- se creyó heredera de ese proceso. En los albores del siglo XX, por lo menos en algunos de estos autores, se deja ver la integración del elemento liberal y positivista que caracterizó a los ideólogos porfiristas. Al acercarse la inminente salida del gobierno de Díaz y al calor de las declaraciones en la entrevista con Creelman creyeron que, como nueva generación, tenían que desempeñar el papel que la evolución histórica del país les imponía para de una vez por todas, implantar un gobierno democrático con el cual el país entraría a lo que ellos llamaban “el círculo de naciones civilizadas”. El supuesto de que el régimen porfirista era una etapa de transición, para después disolverse en una sociedad democrática, entonces cobraba sentido. 38 2. LA LUCHA IDEOLÓGICA. La dictadura, la paz y la introducción del régimen capitalista tuvieron que combinarse para que la nación lograra el progreso deseado. Ahora bien, el régimen dictatorial porfirista por su naturaleza, era un modelo cerrado en el cual sólo a un pequeño sector le estaban permitidas algunas libertades políticas. El periodo de Díaz había logrado la estabilidad basándose en una política de conciliación que le permitió atraer a muchos elementos descontentos, producto de revueltas anteriores, para hacerlos partícipes de un mismo proyecto. La dictadura de Díaz había logrado la estabilidad y un avance económico que trajo, a la vez, un reacomodo en la estructura social del país. El surgimiento de una clase media fue, quizá, el factor más importante, ya que fue ésta a quien le correspondería llevar las riendas del movimiento democrático que se aventuraba. Una de las características de las clases medias, especialmente de aquéllas que habían alcanzado un cierto nivel de educación, era era su deseo de escalar posiciones dentro de la vida política. En el periodo de Díaz, aunque este grupo se encontraba dentro del régimen, les obsesionaba la idea de que el dictador continuara en el poder lo que era sinónimo de falta de oportunidades. Los seis textos que se eligieron fueron escritos entre 1908 y 1909 por hombres interesados en la democracia y que provenían de esa clase media. Moheno, Calero y Garcia Granados eran miembros de la Cámara de Diputados, Madero pertenecía a una familia acaudalada del norte del país. Mientras Sentíes y Molina Enríquez se dedicaban al periodismo y este último era profesor de 39 Etnología en el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía. Todos ellos tenían una posición que les permitía vivir bien.54 Basta con una simple ojeada a la situación económica y al tipo de vida de estos hombres para que uno se pregunte: ¿de dónde pudo salir el descontento social? Knight afirma que aunque recientemente, los historiadores se han esforzado en subrayar la importancia de la movilización de la clase media antes y durante la revolución, suimportancia no ha sido bien interpretada.55 En el periodo de Díaz, aunque este grupo se encontraba en buena posición, les obsesionaba la idea de que el dictador continuara en el poder, lo que era sinónimo de inamovilidad política. Esta percepción provocó su descontento, se sentían aptos para ejercer sus libertades democráticas y más aún, capacitados para desempeñar cargos públicos. La desigualdad política, el deseo de poder ser los próximos directores de la nación , y no la económica, la que llevó a estos hombres a emprender una lucha democrática que les permitiera una participación amplia y a un nivel más alto en el gobierno. El carácter económico, por tanto, no puede considerarse como el único móvil de los intelectuales ya que el ideológico es fundamental y en él habrá que centrar el análisis. 54 Su posición les permitió incluso a algunos de ellos estudiar en el extranjero, este fue el caso de Madero que había viajado por Europa y estudiado en Baltimore, Estados Unidos. García Granados por su parte, hizo gran parte de sus estudios en Alemania. Calero, era sobrino de Justo Sierra uno de los intelectuales más importantes del círculo porfirista. Podría discutirse si estos hombres formaban parte de la clase media mexicana, aunque el propio Madero se hace llamar miembro de esa clase. Un Estudio que da mas luz de la posición económica de la clase media se encuentra en Alan Knight Op. cit. Vid.. Capítulo “La Oposición”. p. 63-101. 55 Ibid., p. 65. El capítulo resalta el hecho de que todas las organizaciones políticas acuden a la clase media para sus fines. 40 2.1. LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL DE 1910. Hacia 1908, la economía se encontraba en recesión, Díaz tenía 77 años y en dos años más habría elecciones. Por esta razón, parte del problema planteado por los ideólogos de la democracia estaba centrado en las elecciones de 1910. Para muchos era evidente que la edad del dictador, posiblemente, le impediría terminar un periodo más. El problema de la sucesión presidencial se hacía más preocupante que nunca. Esta situación ponía en juego la herencia del poder, las élites porfiristas entrarían en él rápidamente, la querella por la presidencia, como en cada elección, nuevamente se haría presente. Según François-Xavier Guerra la querella de las élites se vino dando por lo menos desde 1880; sin embargo, habían sido remediadas por Díaz; además, no representaron sino la ya mencionada lucha entre positivistas y viejos liberales. En ese contexto se movían dos grupos, el de los porfiristas clásicos (Reyes) seguidos por las clases medias o bajas de la provincia que ejercian su carrera en contacto con la población en los Estados; y el de los intelectuales llamados científicos. Después de 1892 el grupo de los científicos dio un giro en su actuación política en México, cuando accedieron a posiciones en el poder. Este grupo chocaría con el de los reyistas. Por un lado, tenemos al más ilustre de los gobernadores porfiristas de la primera generación, muy semejante por su origen social y provinciano, así como por su carrera militar y política, al mismo Díaz. Reyes era un general conocedor del México de las provincias y del campo, un procónsul del presidente para mantener el equilibrio político y el orden en los siempre inquietos Estados del norte. Por el otro lado, se encontraba el más 41 brillante de los jóvenes abogados positivistas, Limantour, quien había nacido en México, era experto en finanzas y en derecho, sobresalió en el conocimiento de los mercados financieros internacionales, pero ignoraba todo sobre la política.56 La primeras manifestaciones de la rivalidad se mostraron en 1892 con motivo de la Convención de la Unión Liberal. En las siguientes reelecciones los dos grupos entraron en pugna por la herencia del poder, se atacarían unos a otros en diferentes diarios. Fue en la reelección de 1904 cuando Díaz aceptó lo que antes había rechazado: la creación de la vicepresidencia. Díaz había pensado en Limantour pero ante la negativa de éste se decidió por Ramón Corral, entonces Ministro de Gobernación y ligado al grupo de los científicos, aunque de origen más bien porfirista.57 En 1908 estos grupos nuevamente entrarían en acción, científicos y reyistas actuando en función de la sucesión presidencial de 1910, siempre subordinados y pendientes de las acciones del general. Una de las hipótesis que se da en torno a las intenciones de Díaz en la entrevista Díaz-Creelman manifiesta que el presidente había lanzado esas declaraciones para descubrir las intenciones de las elites en pugna, lo cierto es que no sólo provocó el movimiento de esas elites sino que abrió paso a un nuevo grupo de intelectuales que entraría en esa lucha. Una pregunta recurrente en toda la prensa era ¿quién sería capaz de sustituir a la figura del dictador? La preocupación después de 1908 fue la misma, 56François Xavier Guerra, Op, cit. p. 85. 57Ibid, p. 95. 42 el problema era, como dice Francois Xavier Guerra que solo había dos caminos: democratización del régimen o un porfirismo sin Díaz.58 El primero de nuestros autores en escribir sobre el tema fue Querido Moheno con su obra ¿Hacia Dónde Vamos? (1908). Ahí, con toda razón, se preguntaba: “¿Qué va á suceder? ¿Continuará el señor Díaz? ¿Se propone entregar el mando a una especie de lugarteniente suyo? ¿Lo admitiría el país?”59 La respuesta de Moheno era clara, en México -decía- no había hombres con la capacidad del general para gobernar al país, pero, sin duda, sabía quiénes aspiraban al poder y no le agradaban, por tanto los descalificaba sin nombrarlos, diciendo “no hay ese hombre superior”. El miedo a lo que pudiera pasar imperó en su obra por ello se manifestó en favor de la permanencia del general Díaz para que preparara al país y promoviera las reformas necesarias.60 Sin embargo, entendió que el cambio era inminente, la edad de Porfirio Díaz y el impulso de algunos grupos así se lo hacían ver, pero se tenía que proceder con cautela: “El país tiene dos caminos o buscar las bases o continuar el gobierno personalista que llevaría al país al desastre.”61 Es decir, que aunque Díaz no continuara en el mando, quien lo sucediera siguiera las mismas pautas de su antecesor. Calero quien había declarado en 1901: “El hombre que hoy gobierna... ha sabido levantarse á la altura de su misión: á los que por él somos gobernados, nos toca comprender la nuestra”62. Se refería a la renuncia que habían hecho de sus 58 Ibid, p. 81. 59 Querido Moheno, Op. cit. p. 3. 60Ibid, p.11. 61Ibid., p.12. 62Manuel Calero, La nueva democracia, Op, cit, p. 29. 43 libertades en pro de la pacificación y estabilización del país. Apenas un par de meses después de la publicación del libro de Moheno, Calero afirmó en Las cuestiones electorales que era impostergable preparar el régimen Constitucional que habría de suceder a Díaz: El momento parece propicio para promover la formación de partidos políticos, que se caractericen por programas desvinculados, hasta donde ello sea posible de toda personalidad. La del general Díaz está por encima de todo esto; desde la altura de su prestigio verá el comienzo de esta evolución salvadora, destinado a influir decisivamente en los destinos políticos de la República.63 Calero, a diferencia de Moheno, no mencionó si existían, o no, hombres con la capacidad para sustituir al dictador, sólo afirmó que cuando “el hombre institución” desapareciera su obra debería ser continuada por el pueblo, “por un pueblo trabajador, amante de la paz, obedecedor de la ley y enemigo de los dictadores.”64 La vicepresidencia estaba en la mente del escritor como una posible solución al problema
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