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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN PROPUESTA DE MODIFICACIÓN AL ARTÍCULO 204 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL ESTADO DE MÉXICO. TESIS QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADO EN DERECHO. PRESENTA ANTONIO BELTRÁN ESCOBAR. NÚMERO DE CUENTA: 09006422-9 ASESOR: LIC. JOSÉ DIBRAY GARCÍA CABRERA NOVIEMBRE DE 2006 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Dedico el presente trabajo. A dios, por concederme el don de la existencia y guiarme por el camino del derecho y la justicia. A mi Padre Gonzalo Beltrán Uresti, que siempre será mi más sabio maestro y mi ejemplo a seguir. A mi Madre María Escobar Pérez, por su entereza, consejos, paciencia, dedicación y todos los cuidados que tan generosamente me ha brindado. A Ariana Fabiola Beltrán Ramírez, por llegar y llenar de felicidad mi vida, y convertirte en la más grande motivación para concluir este trabajo y emprender metas superiores, por ti me esfuerzo cada día para ser mejor persona. A mi esposa Licenciada Faviola Ramírez Franco, por encausar mi vida, por tanto y tan incondicional apoyo, pero sobre todo gracias por compartirme tu vida y por darme el tesoro más grande, nuestra hija. Con mucho amor gracias porque este proyecto es de los dos. Con el mas sincero agradecimiento a toda mi familia, a la familia Ramírez Franco, a mis amigos, en especial a Maricela por confiar en mi y darme la oportunidad de trabajar en el Poder Judicial, a Fernando por permitirme ser parte del equipo que sé dejará huella en el INAH. Agradezco infinitamente a la Universidad Nacional Autónoma de México que me formó como abogado, a todos mis profesores, al Licenciado José Dibray García Cabrera distinguido postulante quien se esmeró en la dirección de este trabajo, a mis sinodales quienes sabiamente han contribuido con sus señalamientos en el enriquecimiento de esta investigación. Gracias por todo el apoyo brindado. ...“en las cosas difíciles, no hay que esperar sembrar y coger todo á la vez; es menester trabajar para ver madurar, á fin de poder recoger un día los frutos que se han de sacar.” Bacon. INDICE. JUSTIFICACIÓN DEL TEMA. OBJETIVO. CAPITULO I. EL PROCESO PENAL. 1.1 Auto de radicación 1.2 La declaración preparatoria 1.3 Auto de plazo constitucional 1.4 Instrucción 1.5 Conclusiones 1.6 Sentencia CAPÍTULO II. LA PRUEBA. 2.1 Definición de prueba. 2.2 Teorías de la prueba. 2.3 Objeto de la prueba. 2.4 Fin de la prueba. 2.5 Valoración de la prueba. 2.6 Diversos medios de prueba contemplados en el Código de Procedimientos Penales para el Estado de México. 2.6.1 Confesión. 2.6.2 Testimonio 2.6.3 Careos 2.6.4 Confrontación. 2.6.5 Pericia e Interpretación. 2.6.6 Documentos. 2.6.7 Inspección. 2.6.8 Reconstrucción de hechos. CAPÍTULO III. EL INTERROGATORIO EN EL PROCESO PENAL. 3.1 Definición del interrogatorio. 3.2 Facultad de las partes. 3.3 El interrogatorio en el proceso penal. 3.4 Métodos de interrogar. 3.5 Fin del interrogatorio. 3.6 Apreciación judicial del interrogatorio. CAPÍTULO IV. ANÁLISIS Y PROPUESTA DE MODIFICACIÓN AL ARTÍCULO 204 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL ESTADO DE MÉXICO. 4.1 Panorama de los principios constitucionales relacionados con el interrogatorio a los testigos. 4.2 Panorama de los principios procesales relacionados con el interrogatorio a los testigos. 4.3 Propuesta de modificación al artículo 204 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de México. CONCLUSIONES. BIBLIOGRAFÍA. JUSTIFICACIÓN DEL TEMA: En la historia de la humanidad así como dentro del derecho penal, el testimonio ha sido de vital importancia, ya que se deduce lógica y espontáneamente del uso del lenguaje como medio de comunicación entre los seres humanos. Resultando natural que durante muchos siglos, se hubiera considerado al testimonio (lo mismo que a la confesión) como la prueba principal para administrar justicia, debido a la falta de divulgación del documento. En el proceso penal, en muchas ocasiones, el testimonio es la única prueba que existe para que informar al Juez respecto ciertos hechos que por su naturaleza es imposible verificarlos mediante un reconocimiento directo del mismo Juez, de ahí la importancia de dicha prueba en la vida jurídica general y en el proceso, en particular cualquiera que sea su clase. Existen peligros de la prueba testimonial ya que en ocasiones las partes ofrecen dentro de la instrucción testigos falsos o equivocados, con la finalidad de inducir al Juzgador hacia un fallo a su favor, o bien siendo testigos presenciales de los hechos por motivos de falta de inteligencia, defectos de memoria o narración, o simplemente por el nervio a narrar los hechos ante en Tribunal, y no por mala voluntad tergiversen los hechos. Por lo anterior resulta de vital importancia en el proceso penal el interrogatorio de las partes a los testigos como única herramienta de la Defensa o la Representación Social para desenmascarar al farsante o bien dilucidar sobre los puntos que a su juicio puedan ser benéficos para su causa. Sin embargo, existen vicios en la forma de desahogar las ampliaciones de declaración de los testigos, debido a la imposición de las formas equivocadas para su desahogo por parte del órgano jurisdiccional, que se ve favorecido por el consentimiento de las partes. No obstante, que el artículo 204 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de México, otorga la facultad al Ministerio Público como a la defensa de interrogar al testigo libremente; en la práctica esto no sucede nunca, ya que se ha hecho costumbre que en todos los casos el interrogatorio se hace por conducto del servidor público que mecanografía la diligencia, coartando el derecho de las partes, incurriendo también, en violaciones procesales y constitucionales; y en muchas ocasiones se pierde la naturalidad y espontaneidad de las respuestas del testigo, afectado el resultado de las mismas, en detrimento de que el Juzgador llegue a la verdad histórica que se pretende. OBJETIVO: El presente trabajo de investigación tiene como objetivo principal que modifique el artículo 204, párrafo segundo, del Código de Procedimientos Penales para el Estado de México, a efecto de que se establezcan los casos en que el Ministerio Público y la defensa tendrían el derecho a interrogar a los testigos y en los que el órgano jurisdiccional podría disponer que los interrogatorios se hicieran por su conducto, siempre y cuando en ambos supuestos las preguntas sean conducentes. CAPITULO I. EL PROCESO PENAL. 1.1 Instrucción. “La instrucción se inicia cuando ejercitada la acción penal, el juez ordena la radicación del asunto, de esa manera principia la relación jurídica procesal, y consecuentemente la trilogía de actos que lo caracterizan; acusatorios, de defensa y decisorios”. 1 El DiccionarioJurídico Mexicano define a la instrucción como fase o curso que sigue todo proceso o el expediente que se forma y tramita con motivo con motivo de un juicio. Parte del procedimiento penal que tiene por objeto ordenar los debates sin cuya preparación resultara estéril y confuso un proceso. Realización del fin especifico del proceso que lleva al conocimiento de la verdad legal y sirve de base para la sentencia. Una vez formulada la consignación de las actuaciones por el Ministerio Público a la autoridad jurisdiccional, con ello se abre el proceso, propiamente dicho y se inaugura su primera fase, denominada sumario o instrucción.2 1 Carlos Barragán Salvatierra. “Derecho Procesal Penal”. Primera Edición. Editorial McGraw- Hill/Interamericana Editores, S.A. de C.V. México, 1999. P 316. 2 García Ramírez, Sergio. El nuevo procedimiento penal mexicano. Editorial Porrúa S.A., México 1995. Pág. 421. Los propósitos genéricos de la instrucción son “determinar si se ha cometido un delito, identificar a su autor y a los participes y decidir si aplicar, en su caso, penas accesorias y medidas de seguridad. En cuanto a los denominados fines específicos, ellos son: recoger elementos probatorios que el tiempo puede destruir, y poner en seguridad la persona del inculpado, por medio de la prisión preventiva, en casos graves. El Código de Procedimientos Penales para el Estado de México no tiene prevención en cuanto a plazos para concluir el período instructorio, éste se fija conforme a lo dispuesto por el artículo 20, fracción VIII, de Nuestra Carta Magna.3 1.1.1 Auto de radicación. El primer acuerdo judicial que en ésta se adopta, es el auto denominado radicación, de inicio o cabeza de proceso, que carece de requisitos formales específicos y al que el autor Colín Sánchez caracteriza indicando que es: “La primera resolución que dicta el órgano de la jurisdicción, con la cual se manifiesta en forma efectiva la relación procesal, pues 3 Artículo 20.- En todo proceso de orden penal, el inculpado, la víctima o el ofendido, tendrán las siguientes garantías: A. Del inculpado: Fracción VIII Será juzgado antes de cuatro meses si se tratara de delitos cuya pena máxima no exceda de dos años de prisión, y antes de un año si la pena excediera ese tiempo, salvo que solicite mayor plazo para su defensa. indudable que tanto el Ministerio Público como el procesado quedan sujetos, a partir de este momento a la jurisdicción de un tribunal determinado”.4 Ahora bien, atendiendo al criterio de Rivera Silva, quien manifiesta que un efecto de ésta resolución es fijar la jurisdicción del juez. “Explica que el juez tiene facultad, obligación y poder de decir el derecho en todas las cuestiones que se plantean, relacionadas con el asunto en el cual se dicto el auto de radicación.” 5 Otros efectos que el mismo autor señala al auto de radicación son: • Vincula a las partes a un órgano jurisdiccional. • Sujeta a los terceros a dicho órgano. • Abre el período de preparación del proceso y en tal virtud, trae como consecuencia la declaración preparatoria y el auto de formal prisión dentro de los plazos constitucionales previstos para ello. El auto de radicación se encuentra regulado en nuestro derecho vigente por los artículos 163 al 166 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de México, que a la letra dicen: 4 Colín Sánchez, Guillermo. “Derecho Mexicano de Procedimientos Penales”. Decimosexta Edición. Editorial Porrúa, S.A. de C.V. México, 1997. P 125. 5 Rivera Silva, Manuel. El procedimiento Penal. 30ª ed. México, Porrua, 2001. P. 82. Artículo 163. Recibida la averiguación consignada, el juez dictará auto de radicación en el cual ordenará que se haga el registro de la consignación en los libros respectivos y proveerá sobre lo solicitado en el pliego correspondiente, así como respecto de las diligencias que promuevan las partes, o que de oficio acuerde. Artículo 164. Cuando contra el inculpado se solicite orden de aprehensión o comparecencia para que rinda su declaración preparatoria, el juez la librará siempre que, de las diligencias de averiguación previa, se haya acreditado el cuerpo del delito y la probable responsabilidad del inculpado. La resolución respectiva contendrá una relación sucinta de los hechos que la motivan, sus fundamentos legales y la clasificación basada en el ejercicio de la acción penal y se transcribirá inmediatamente al Procurador General de Justicia, para que este ordene a la policía judicial su ejecución. Artículo 165. El juez que reciba la consignación con detenido procederá de inmediato a determinar si la detención estuvo apegada a lo que determina la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; de ser así la ratificará; en caso contrario, ordenará la libertad con las reservas de ley. En este auto se fijará de oficio el monto de las garantías que deber exhibir el indiciado para que pueda gozar de su libertad provisional, cuando sea procedente. Artículo 166. Si el Ministerio Público hubiere concedido la libertad al indiciado, el juez, en el auto de radicación, la revocará en los siguientes casos: I. Si el delito por el que se ejercitó acción penal, está calificado por la ley como grave; o II. Si el Ministerio Público aporta elementos al juez que le permitan establecer que la libertad del indiciado representa, por su conducta precedente o por las circunstancias y características del delito cometido, un riesgo para el ofendido o para la sociedad; Si el juez estima procedente la libertad concedida por el Ministerio Público, lo mismo que el monto de la garantía, confirmar aquella y ordenar que tan pronto comparezca el consignado se le hagan las prevenciones ordenadas en el artículo 333 del código en cita. Las prevenciones a que se refiere la última parte del párrafo anterior se harán también cuando el juez estimando procedente la libertad concedida por el Ministerio Público, acuerde aumentar o reducir el monto de la caución, concediéndole en la primera hipótesis un plazo prudente al indiciado para exhibir la diferencia. 1.1.2 La declaración preparatoria. “La declaración preparatoria es la que se efectúa por el acusado ante el Juez de la causa en su primera comparecencia durante el período de instrucción del proceso penal, para establecer su versión de los hechos y conocer los cargos que se le hacen, a fin de que pueda preparar su defensa.”6 Debemos entenderla como el acto a través del cual declara el procesado ante el Juzgador con el fin de hacerle saber el delito o delitos por el cual el Ministerio Público, ejercitó acción penal en su contra, para que pueda defenderse en el juicio en que se actúa. La declaración preparatoria se encuentra regulada en nuestro derecho vigente por el artículo 20, fracción III, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; el citado precepto constitucional ordena que la declaración preparatoria debe rendirse por el acusado dentro de la cuarenta y ocho horas siguientes a su consignación ante el Juez respectivo, precepto que reproduce el 6 Instituto de Investigaciones Jurídicas. Diccionario Jurídico Mexicano. Tomo II. 7ª ed. Universidad Nacional Autónoma de México. Ed. Porrúa. México 1994. Pág. 831. artículo 167, del Código de Procedimientos Penales para el Estado de México. Así como por los artículos 167 al 176 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de México que a la letra dicen: CAPITULO II. Declaración preparatoria del inculpado y nombramiento de defensor. Artículo 167. La declaración preparatoria del inculpado deber recibirse dentrodel término de cuarenta y ocho horas, el que se computará a partir de que sea puesto a disposición del juez o del momento que comparezca ante éste. El órgano jurisdiccional tendrá la obligación de recibir inmediatamente la declaración preparatoria del inculpado cuando se presente voluntariamente. Artículo 168. La declaración preparatoria se recibirá en un local al que tenga acceso el público, sin que puedan estar presentes los testigos que deban ser examinados con relación a los hechos que se averigüen. Artículo 169. En ningún caso y por ningún motivo podrá el juez emplear la incomunicación ni otro medio coercitivo para lograr la declaración del inculpado. Artículo 170. El juez tendrá la obligación de hacer saber al inculpado, en ese acto: I. El nombre de su acusador, el de los testigos que declaren en su contra y la naturaleza y causa de la acusación, a fin de que conozca bien la conducta o hecho punible que se le atribuye y pueda contestar el cargo; II. La garantía de libertad bajo caución y el procedimiento para obtenerla, así como en forma expresa ponerle en su conocimiento que en caso de que se evada, la garantía por la reparación del daño ser entregada inmediatamente a la víctima u ofendido mediante el acuerdo de revocación o aprehensión respectivo; III. El derecho que le concede el párrafo segundo del artículo 58 del código penal; . 7 IV. El derecho que tiene de defenderse por sí mismo, o para nombrar abogado o persona de su confianza que lo defienda, advirtiéndole que si no lo hiciere, el juez le nombrar un defensor de oficio. Si fueren varios los defensores, están obligados a nombrar un representante común o, en su defecto, lo haría el juez si éstos o el inculpado no lo verificaren dentro del termino de tres días. Si la persona designada defensor no es abogado con título legalmente registrado, se le requerir para que designe además, a quien lo sea, para que asesore técnicamente al defensor no abogado. Si no lo hace, el juez le designar al de oficio para tal efecto, quien siempre deber tener título. Artículo 171. No se podrá recibir la declaración preparatoria del inculpado si no está presente el defensor. Si el inculpado designare defensor a una persona que no estuviere presente en el acto, el juez aceptará la designación, observando en lo conducente lo dispuesto en el artículo anterior, pero designará al de oficio para que asista al inculpado en la diligencia. Artículo 172. En caso de que el inculpado desee declarar en preparatoria, comenzará por sus datos generales, incluyendo los apodos que tuviere. Será examinado sobre la conducta o hechos que se le impute, para lo cual el juez adoptará la forma, términos y demás circunstancias que estime convenientes y adecuadas al caso, a fin de esclarecer el delito y las circunstancias de tiempo y lugar en que se concibió y ejecutó. Artículo 173. El inculpado podrá redactar sus contestaciones; si no lo hiciere, las redactará el juez, procurando interpretarlas con la mayor exactitud posible, sin omitir detalle alguno que pueda servir de cargo o de descargo. Artículo 174. Tanto el defensor como el Agente del Ministerio Público, a quien se citará para la diligencia, tendrán el derecho de interrogar al inculpado. El juez podrá disponer que los interrogatorios se hagan por su conducto cuando lo estime necesario; además podrá interrogar al 7 Artículo 58 párrafo segundo del Código Penal para el Estado de México: “si no se trata de un delito grave y el inculpado al rendir su declaración preparatoria confiesa espontánea, lisa y llanamente los hechos que se le imputan, o en el mismo acto ratifica la declaración rendida en indagatoria, el juzgador reducirá en tercio la pena que le correspondería conforme a este código.” indiciado sobre los puntos que estime convenientes; y tendrá la facultad de desechar las preguntas que a su juicio sean inconducentes. Las preguntas, para ser conducentes, deberán formularse en términos claros y precisos; se concretarán a los hechos que se investiguen; no deberán ser contradictorias, insidiosas ni capciosas, no contener más de un hecho ni términos técnicos. Artículo 175. Hecha la manifestación del inculpado de que no desea declarar, el juez le nombrará un defensor de oficio, cuando proceda. Artículo 176. Recibida la declaración preparatoria o, en su caso, la negativa a declarar, el juez, a solicitud del inculpado, de ser posible, lo careará con todos los testigos que depongan en su contra. Tanto el artículo 20, fracción II, de la Carta Magna, como las disposiciones legales respectivas, establecen que el acusado no puede ser obligado a declarar en su contra, prohibiéndose toda incomunicación o cualquier otro medio que pueda desvirtuar este derecho, de manera que puede manifestar su deseo de no declarar, pero si quisiese hacerlo, la diligencia se practicará en lugar público, aun cuando no se pueden estar presentes los testigos que deben ser examinados con relación a los hechos que se investigan. La diligencia mencionada asume dos aspectos, el primero de los cuales se refiere a la información que debe proporcionar el juez del proceso al inculpado; y el segundo, se refiere a la declaración preparatoria propiamente dicha, cuando el acusado quisiere formularla y debe referirse además de sus datos personales a los hechos que se le imputen, adoptando el juez la forma, términos y demás circunstancias que estimen convenientes, a fin de esclarecer el delito. Con motivo de esta declaración, tanto el defensor como el agente del Ministerio Público, tendrán el derecho de interrogar al inculpado; el juez podrá disponer que los interrogatorios se hagan por su conducto cuando lo estime necesario. 1.1.3 Auto de plazo constitucional El auto de plazo constitucional, se encuentra regulado en nuestro derecho vigente por el artículo 19, de nuestra Constitución; así como por los artículos 177 al 184, del Código de Procedimientos Penales para el Estado de México. Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos horas, a partir de que el indiciado sea puesto a disposición, sin que se justifique con auto de formal prisión; en éste último se expresaran: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y circunstancia de ejecución, así como los datos que arroje la averiguación previa, los que deberán ser bastantes para comprobar el cuerpo del delito y hacer probable la responsabilidad del indiciado. El articulo 19, párrafo primero, de nuestra Constitución, así como el artículo 177, del Código de Procedimientos Penales para el Estado de México, establecen que se dictará auto de formal prisión y siempre que de lo actuado, aparezcan los siguientes requisitos (mismos que son para el auto de sujeción a proceso): I. Que se haya tomado la declaración preparatoria al inculpado o asentando la constancia de que se negó a rendirla, en forma y con los requisitos que anteriormente enunciamos. II. Que se haya comprobado el cuerpo del delito que se impute al inculpado. III. Que en su contra existan elementos de prueba suficientes que hagan probable su responsabilidad en la comisión del delito; y IV. Que no este comprobada en su favor alguna causa excluyente del delito o de la responsabilidad que extinga la acción penal. El plazo para que el juez dicte el auto ya sea de formal prisión, de sujeción a proceso o de libertad por falta de elementos para procesar, se podrá duplicar cuando así lo solicite el inculpado por si o por su defensor, al rendir la declaración preparatoria siempre que dicha ampliación sea con la finalidad de aportar y desahogar pruebas para que el juez resuelva su situación jurídica. Los autos de formal prisión y de sujeción a proceso, tienen los efectos jurídicos de precisar el delitoo delitos por los que se seguirá forzosamente el procedimiento y de someter al inculpado a la jurisdicción del juez. Si en la secuela del proceso apareciera que ha cometido un delito distinto, deberá ser objeto de averiguación separada, sin perjuicio de que pueda decretarse la acumulación, si fuera procedente. El auto de plazo constitucional deberá de contener como requisitos mínimos los siguientes: I. El lugar, la fecha y la hora en que se dicten; II. La exposición de los hechos delictuosos imputados al inculpado por el ministerio público; III. La expresión del lugar, tiempo y circunstancias de ejecución y demás datos que arroje la averiguación previa, así como de las diligencias practicadas durante el término constitucional, que deberán ser bastantes para tener por comprobado el cuerpo del delito con sus modalidades; IV. La mención de los datos que arroje la averiguación previa que hagan probable la responsabilidad del inculpado; V. El delito o los delitos por los que deba seguirse el proceso; y VI. El nombre y firma del juez que dicte la resolución y el secretario que la autorice. “En el derecho penal mexicano, el auto de formal prisión es la resolución jurisdiccional, dictada dentro de los setenta y dos horas de que el inculpado queda a disposición del juzgador, en la que se fijan los hechos materia del proceso, estimándose acreditado plenamente el cuerpo del delito y establecida la probable responsabilidad del inculpado”.8 Colín Sánchez define a este auto como: “la resolución pronunciada por el juez, para resolver la situación jurídica del procesado al vencerse el termino 8 García Ramírez, Sergio. “Curso de Derecho Procesal Penal”. Cuarta Edición. Editorial Porrúa. S.A. de C.V. México, 1983. P.435. constitucional de setenta y dos horas, por estar comprobados los elementos integrantes del cuerpo del delito que merezca pena corporal y los datos suficientes para presumir la responsabilidad; siempre y cuando no este probada a favor del procesado una causa de justificación, o que extinga la acción penal, para así determinar el delito o delitos por los que ha de seguirse el proceso”.9 El auto de sujeción a proceso se dictará cuando venga al caso la comisión de un delito no sancionado con pena privativa de libertad o conminando solamente con sanción alternativa, carece de sentido hablar de auto de formal prisión, pues justamente la prisión queda descartada como consecuencia de semejante auto. Dado que aquí, entonces, es improcedente la restricción de libertad, es mejor hablar de sujeción a proceso. El auto que se dicte en la hipótesis en que ahora nos ocupa produce los mismos efectos que el auto de formal prisión, salvo, precisamente que el de restringir la libertad y el de suspender los derechos ciudadanos, más éste último puede también plantearse cuando la pena imponible sea alternativa. El juez podrá resolver la situación jurídica del inculpado dictando un auto de libertad por falta de elementos para procesar, que constituye la contrapartida de los autos de formal prisión o de sujeción a proceso. 9 Colín Sánchez, Guillermo. “Derecho Mexicano de Procedimientos Penales”. Decimosexta Edición. Editorial Porrúa, S.A. de C.V. México, 1997. P.142. Claría Olmedo aclara lo que debe entenderse por la expresión falta de méritos, que utiliza la ley procesal; y dice que es aquella que “significa precisamente la ausencia de elementos de convicción suficientes para la procedencia del procesamiento con relación a las personas indicadas en la imputación o traídas al proceso durante las primeras investigaciones”. Es pertinente esta liberación cuando dentro del plazo legal de setenta y dos horas no resulta posible dictar auto de formal prisión o de sujeción a proceso por no estar suficientemente comprobadas la existencia del cuerpo del delito o de la probable responsabilidad del imputado. Con éste auto cuyos efectos no son conclusivos del proceso, de modo firme, no se impide que posteriormente, con nuevos elementos de prueba, se vuelva a proceder contra el inculpado. Bajo el régimen distrital, cuando la falta de pruebas para dictar auto de formal prisión se deba a omisiones del Ministerio Público o de agentes de la policía ministerial, el juez, al resolver, mencionará expresamente tales omisiones para que se exija a aquéllos la responsabilidad en que hubieren incurrido. 1.1.4 período probatorio. El Código de Procedimientos Penales para el Estado de México, en su artículo 193, reconoce que se admitirá como prueba todo elemento de convicción que se ofrezca como tal, siempre que pueda constituirla a juicio del juez. Cuando éste lo juzgue necesario podrá por cualquier medio legal constatar la autenticidad de dicha prueba. Sin embargo, la Legislación Adjetiva para el Estado de México previene en capitulo V de Medios de pruebas los siguientes: � Confesión. � Testimonio. � Careos. � Confrontación. � Pericia e Interpretación. � Documentos. � Inspección. � Reconstrucción de hechos. 1.2 Juicio. El juicio constituye la última fase del proceso, excepción hecha claro está, de la posibilidad de que este siga su curso a través de la segunda instancia, abierta por medio de la impugnación. Efectivamente se le suele hacer sinónima de la fase del plenario, giro en el que ahora la utilizamos, de proceso y de sentencia. Se dice por otra parte, que el juicio esta en el proceso, más no es el proceso mismo. Sostiene Alcalá Zamora en su genuina acepción procesal, “el juicio resulta la actividad lógico-jurídica desenvuelta por el juzgador para omitir su declaración de voluntad sobre el objeto de proceso”. Añade el mismo autor que por el juicio debe entenderse solo “el procedimiento destinado a la obtención de la sentencia de fondo sobre el objeto principal del proceso, y en cuanto a ese procedimiento discrepe del previsto para el juicio ordinario, nos hallaremos ante juicios especiales”.10 De lo expuesto se deduce, en primer término, que la noción de juicio especial es esencialmente negativa ya que significa solo el contraste frente al juicio ordinario. Acudiendo a la definición lógica de juicio, Franco Sodi indica que existe éste en el proceso penal “cuando el órgano jurisdiccional asegura que el imputado es o no responsable del delito que motivo el procedimiento seguido en su contra. Así, se discrimina entre juicio, que no es otra cosa que la sentencia, y actos preparatorios del mismo: conclusiones, auto citado para audiencia, audiencia y proyecto de sentencia.” Rivera Silva distingue entre las fases de preparación del juicio o de la audiencia, de discusión o audiencia de fallo, juicio o sentencia. “La primera corre desde el auto que declara cerrada la instrucción y pone el proceso a la vista de las partes para que formulen sus conclusiones, hasta la citación para la audiencia o 10 Alcalá-Zamora y Castillo, Niceto. Derecho Procesal Mexicano, Tomo I. 2ª ed. Editorial Porrúa S.A., México 1985. P172. hasta el auto que tiene formuladas las conclusiones de las partes. Éstas últimas fijan su posición con base a los elementos existentes. El segundo período se inicia con el auto que ordena señalar fecha para la celebración de la audiencia de vista y termina cuando la misma ha concluido. Por fin la tercera fase comprende desde que se declara visto el proceso hasta que se pronuncia sentencia”.11 Ante tales tesituras se puede afirmar que el período de juicio se inicia con las conclusiones acusatorias del Ministerio Público y concluye con la sentencia. En el juicio se verifica la valoración de los elementos probatorios previamente reunidos y de las posiciones aducidas por las partes,con base en lo cual se precisa la existencia o inexistencia del delito, la responsabilidad o irresponsabilidad de los inculpados y, en su caso, las consecuencias jurídicas de la conducta criminal, esto es, la pena y la medida asegurativa. También el período de juicio ha sido objeto de diversa contemplación, tendiente a dividirlo en alguna subfase o a descomponerlo en fases mayores, sucesivas de la instructoria. Así, es frecuente hablar del período preparatorio, cuyo principal ingrediente está dado por las conclusiones: del período de audiencia, que abarca tanto el auto de señalamiento para ésta como la vista de la causa; y de la fase de juicio y sentencia, comprensiva de los actos a realizar entre la elaboración de la ponencia y la sentencia misma. 11 Rivera Silva, Manuel. El procedimiento Penal. 30ª ed. México, Porrua, 2001. P.349. Consecuentemente, el vasto período de juicio puede ser hoy dividido solo en actos preparatorios, que comprenden aquellos celebrados desde el auto que declara cerrada la instrucción hasta la audiencia, y vista, audiencia o plenario, que abarca tanto esta misma como los actos que la suceden hasta el momento en que se emite sentencia definitiva. 1.2.1 Conclusiones En el derecho comparado se suele hallar un período intermedio, que en mayor o menor medida corresponde a los actos preparatorios a juicio captados por la doctrina mexicana. En tal período viene a cuentas la valoración de los elementos instructorios y la preparación inmediata del plenario. No hay entre nosotros, en cambio, un auto de apertura. En orden a los autos preparatorios, la reforma de 1971 estableció una considerable diferencia entre los procedimientos sumario y ordinario. En efecto, bajo aquél se consolidan en un solo acto jurisdiccional, los elementos que ponen termino a la instrucción a los que preparan el plenario, dada que el auto que resuelve sobre la admisión de pruebas, auto cuya adscripción a la instrucción o plenario en esta vía sumaria es opinable, se fija también la fecha de audiencia. En cambio, el procedimiento ordinario ha conservado aquí el sistema original: la formulación y presentación de las conclusiones, más la cita para la audiencia, siguen confiriendo propia y notable sustancia al período de preparación de juicio. Cerrada la instrucción, queda la causa a la vista de las partes, por cinco días cada una, para formulación de conclusiones; el plazo se amplía un día más por cada veinte hojas o fracción en que el expediente exceda de cincuenta. El plazo que se les concede a las partes en el Estado de México es de diez días; una vez presentadas las últimas conclusiones, que son las de la defensa, o tenidas por formuladas las de inculpabilidad en su caso, el Juez fijará el día y hora para la celebración de la audiencia. En materia Federal, también han quedado reducidos a la mínima expresión los actos preparatorios a juicio en caso de procesos por delitos cuya pena no exceda los seis meses de prisión o no sea corporal, dado que aquí al término de la averiguación sigue la cita para la audiencia, dentro de la cual se producen conclusiones. El Diccionario Jurídico Mexicano define acusación como: “(Del latín acussatio, derivado del verbo accusare, acusar.) La acusación como concepto general implica el señalamiento ante la autoridad respectiva de que una persona ha realizado una conducta que se considera delictuosa, a fin de que se siga en su contra el proceso judicial respectivo y en su caso, se le aplique la sanción correspondiente”. Piña y Palacios aporta una definición de las conclusiones que ha sido frecuentemente aceptada por la doctrina mexicana: las entiende como “acto a través del cual las partes realizan los elementos recabados en la instrucción y con apoyo en ellos, fijan sus respectivas situaciones con respecto al debate que habrá de plantearse. Por lo que hace al Ministerio Público en las conclusiones se concreta la acusación. Enseña Carnelutti que “la acusación es y no es un juicio; es, lógicamente pero no jurídicamente un juicio; es en otros términos, la propuesta o el proyecto de un juicio y así un juicio dirigido a determinar al juicio ajeno”.12 Las conclusiones deben formularse una vez cerrada la instrucción y a cuyo efecto se dará vista a las partes en la forma y plazos que señalados. El órgano jurisdiccional, una vez que declare cerrada la instrucción, y siempre que no exista medio de impugnación alguno pendiente de resolución, mandará poner la causa a la vista del Ministerio Publico por diez días para que formule conclusiones por escrito; dichas conclusiones se harán conocer al inculpado y a su defensor, dándoles vista de todo el proceso, para que dentro del término de diez días contesten el escrito de acusación y formulen a su vez las conclusiones que crean procedentes. Cuando los inculpados fueren varios, el término será común. Una vez que se han presentado las conclusiones de la defensa o tenidas formuladas las de inculpabilidad, sin perjuicio de que el órgano jurisdiccional imponga al defensor una multa equivalente de diez a treinta días de salario mínimo general vigente en la región; se declarará visto el proceso y se procederá a dictar sentencia dentro de los quince días siguientes. Si el Ministerio Público no formula conclusiones, el juez dará cuenta de la omisión al Procurador General de Justicia o al Subprocurador que corresponda, 12 Carnelutti, Francesco. “Principios del Proceso Penal”. Volumen 2. Ediciones Jurídicas. Europa- America. Buenos Aires, 1971. P. 152. para que las presente dentro del término de cinco días; y si no lo hiciere, se tendrán formuladas como de no acusación, operando el sobreseimiento del proceso de oficio y el inculpado será puesto en libertad absoluta. El Ministerio Público, al formular conclusiones acusatorias, motivará y fundará la comprobación del cuerpo del delito, las modificativas y la responsabilidad penal, así como las sanciones, incluyendo concurso y reparación del daño. Al final de las mismas se precisarán esos aspectos y la acusación, en proposiciones concretas. El Ministerio Público podrá, inclusive, variar la clasificación típica contenida en el auto de formal prisión o de sujeción a proceso, siempre que se trate de los mismos hechos materia del proceso o impliquen un grado típico. En caso de conclusiones inacusatorias, también se motivará y fundará el inacreditamiento del cuerpo del delito o de la responsabilidad penal; la extinción de la pretensión punitiva o cualquier otra causa. El inculpado y su defensor podrán formular sus conclusiones sin sujetarse a regla alguna. Si las conclusiones formuladas fueren de no acusación o no comprendieran algún delito por el cual se hubiere dictado el auto de formal prisión o sujeción a proceso; si fueren contrarias a las constancias procesales; o si en ellas no se observare lo ordenado en el artículo anterior, el juez las enviará, junto con el proceso al Procurador General de Justicia o al Subprocurador que corresponda, señalando cual es la irregularidad. El Procurador General de Justicia o el Subprocurador de que se trate, oirán el parecer de los agentes auxiliares y dentro de los cinco días siguientes al de la fecha en que se haya recibido el proceso decidirán si son de confirmarse, revocarse o modificarse las conclusiones. Devuelta la causa, el juez decretará de oficio el sobreseimiento o dará vista al acusado y a su defensor. Una vez expresadas las conclusiones de la defensa o tenidas por formuladas las de inculpabilidad, se declarará visto el proceso y se procederá a dictar sentencia dentro de los quince días siguientes, si el expediente excede de quinientas páginas se aumentará un día por cada cincuenta.1.2.2 Sentencia. El Diccionario Jurídico Mexicano define a la sentencia de la siguiente forma: Del latín, sententia, máxima, pensamiento corto, decisión. Es la resolución que pronuncia el juez o tribunal para resolver el fondo del litigio, conflicto o controversia, lo que significa la terminación normal del proceso. Resolución que pronuncia el juez o tribunal para resolver el fondo del litigio, conflicto o controversia lo que significa la terminación normal del proceso. La sentencia en sentido estricto, puede apreciarse desde dos puntos de vista, en primer término como el acto más importante del juez en virtud de que pone fin al proceso, al menos en su fase de conocimientos, y en segundo lugar, como un documento en el cual se consigna dicha resolución judicial. La motivación y la fundamentación son requisitos establecidos en general para todo acto de autoridad, por el artículo 14 de la Constitución y específicamente para las decisiones judiciales, por el artículo 14 de la misma ley fundamental. Como motivación se ha extendido la exigencia de que el juez examine y valore los hechos expresados por las partes de acuerdo con los elementos de convicción presentados en el proceso, como lo ha puesto de relieve la jurisprudencia. Si bien el concepto estricto de sentencia es el de resolución que pone fin al proceso decidiendo el fondo del litigio, se han calificado como tales otras resoluciones que no tienen estas características, y a la inversa, lo que ha provocado confusión especialmente en la legislación y en la jurisprudencia. Así, se ha utilizado en el ordenamiento mexicano la denominación de sentencias interlocutorias para designar las resoluciones judiciales que ponen fin a una cuestión incidental o que deciden sobre un presupuesto de la validez del proceso que impide la continuación del mismo, y en materia de amparo se ha aplicado esta terminología a la decisión que se pronuncia en el incidente de suspensión concediendo o negando dicha medida precautoria. Desde nuestro punto de vista ésta denominación no corresponde a una concepción moderna de las resoluciones judiciales y por ello consideramos preferible designar estas providencias como autos, que es su sentido propio. También se ha empleado indebidamente por el legislador de amparo el nombre de sentencia para calificar la decisión de sobreseimiento pronunciada en la audiencia de fondo, para distinguirla de la providencia que el juicio fuera de audiencia, pero según criterio riguroso dicho pronunciamiento ya sea que se dice antes o en la audiencia de fondo, debe considerarse como un simple auto, puesto que contiene la declaración de que no puede resolverse el juicio de amparo a través de una verdadera sentencia. La sentencia en el sentido estricto puede apreciarse desde dos puntos de vista, en primer término como el acto más importante del juez en virtud de que pone fin al proceso, al menos en su fase de conocimiento, y en segundo lugar, como un documento en el cual se consiga dicha resolución judicial. Según el primer aspecto, las sentencias pueden distinguirse en varias categorías de acuerdo con diversos criterios, entre los cuales destacamos los relativos a sus efectos y autoridad. En primer término se puede mencionar en nuestro sistema procesal la configuración de tres sectores señalados por la doctrina científica del proceso, los que no son contemplados expresamente por los códigos respectivos, pero se pueden deducir implícitamente de sus disposiciones, es decir, las llamadas sentencias puramente declarativas, de condena y constitutivas, entendiendo por las primeras aquéllas que clarifican el derecho o la situación jurídica controvertida; las segundas señalan la conducta que debe seguir el acusado en el proceso penal con motivo del fallo, y finalmente las terceras, que predominan en las cuestiones familiares y del estado civil, fijan nuevas situaciones jurídicas respecto del estado anterior, y en esta misma dirección podemos incluir a los llamados laudos pronunciados en los conflictos colectivos laborales calificados como económicos y que corresponden al concepto sentencia colectiva en materia de trabajo. Por lo que respecta a la autoridad de los fallos, en el derecho procesal mexicano es posible distinguir dos categorías, la llamada sentencia definitiva, que es aquella que decide la controversia en cuanto al fondo, pero admite todavía medios de impugnación a través de los cuales las partes inconformes pueden lograr su modificación, revocación o anulación, y en este sentido podemos citar lo dispuesto por el artículo 46, de la Ley de Amparo, que entiende por sentencia definitiva la que decida el juicio en lo principal y respecto con la cual las disposiciones procesales respectivas no concedan ningún recurso ordinario a través del cual pueda ser modificada o revocada. En cuanto a la sentencia como un documento judicial, las disposiciones procesales respectivas señalan varios requisitos tanto de forma como de fondo. Por lo que respecta a las características formales, la mayor parte de los códigos procesales mexicanos, no obstante que disponen que las sentencias y los llamados laudos en materia de trabajo no se sujetarán a formalidades especiales; sin embargo, señalan el contenido formal de las mismas, que separan en tres partes, es decir, la relación de los hechos de la controversia; las consideraciones y fundamentos legales, y finalmente, los puntos resolutivos, que corresponden a los tres aspectos tradicionales de resultados, considerandos y puntos resolutivos. Los requisitos de fondo no están tan claramente precisados en los ordenamientos procesales mencionados con anterioridad, por lo que de acuerdo con la doctrina y la jurisprudencia podemos señalar como tales las exigencias de congruencia, motivación, fundamentación y exhaustividad. CAPÍTULO II. LA PRUEBA. 2.1 Definición de prueba. Diversas son las definiciones y conceptos que sobre la prueba nos ofrecen los autores y por consiguiente surge la dificultad para precisar su noción. Bentham la considera objetivamente desde “el más amplio sentido”, como “un hecho supuestamente verdadero que se presume debe de servir de motivo de credibilidad sobre la existencia o inexistencia de otro hecho”; en el mismo sentido dice Carnelutti que “cuantas veces el hecho que hay que valorar no esté presente, el juez debe servirse de otros objetos que le permitan conocer el hecho ausente” (estos objetos son las pruebas), y en otro lugar observa que en los códigos suele decirse que “un hecho hace prueba o hace fe de otro”; Framarino del Malatesta afirma en igual sentido: “un hecho físico nos lleva al conocimiento de otro hecho físico o moral, y el que nos conduce al conocimiento de otro que no ha sido percibido directamente, constituye la prueba de éste.” Para llevar a conocer el significado de la noción de prueba es preciso, como paso previo, determinar el sentido el sentido etimológico de esta prueba. Sentíes Melendo nos enseña que prueba deriva del término latín probatio, probationis, que a su vez procede del vocablo probus que significa bueno. Por lo tanto, lo que resulta probado es bueno, se ajusta a la realidad, y probar consiste en verificar o demostrar la autenticidad de una cosa. 1 Pero el lenguaje corriente nos enseña que el término prueba se utiliza, también como equivalente a ensayo o experimento. Sin embargo en realidad, la actividad probatoria es siempre posterior al ensayo o experimento. Este último tiene como finalidad, el permitir realizar una afirmación en relación a la cosa ensayada, pero tras el ensayo hay que probar, es decir, verificar la exactitud de la afirmación formulada. Se llega a la conclusión de que en el uso corriente del lenguaje, probarsignifica comprobar, verificar. En este sentido Carnelutti señalaba que el término probar se usa en el lenguaje común como “comprobación de la verdad de una proposición”. Tres son los aspectos fundamentales desde los cuales se puede elaborar un concepto de prueba procesal: a) En primer aspecto, de carácter objetivo, se considera prueba todo medio que sirve para llevar al juez al conocimiento de los hechos. Se define la prueba como todo instrumento o medio que se utiliza para 1 SENTI. Números S MELENDO, Santiago. Qué es la prueba (Naturaleza de la Prueba). Revista de Derecho Procesal Iberoamericana, Números 2-3. pp. 259-260. lograr la certeza judicial. Esta postura incide, sin embargo, en el error de confundir la prueba con los medios de prueba. Estos últimos son los instrumentos o vehículos de los que se sirven las partes para introducir en el proceso las fuentes de prueba. En su aspecto objetivo, la prueba como medio abarcaría todas las actividades relativas a la búsqueda y obtención de las fuentes de prueba, así como la práctica de los diferentes medios de prueba a través de los cuales las fuentes se prueba se introducen en el proceso, Con este significado el término probar se habla, por ejemplo, de la relevancia y admisibilidad de la prueba, se su tipicidad o atipicidad. b) En su segundo aspecto, de carácter subjetivo, se equipara la prueba al resultado, que se obtiene con la misma; es decir, al convencimiento o grado de convicción que se produce en la mente del Juez. La prueba es el hecho mismo de la convicción judicial, es decir, el resultado de la actividad probatoria. En este segundo significado la prueba, como nos dice Taruffo, indica el resultado que deriva de la adquisición de los medios de prueba en el proceso y de su valoración por parte del Juez. En este sentido, existe prueba cuando se establece que la afirmación sobre un hecho resulta verificada o confirmada basándose en los elementos cognoscitivos disponibles. Se utiliza el término prueba para hablar, por ejemplo, de carga de la prueba, de valoración de la prueba o de éxito de la prueba. Por tanto no necesariamente existirá equivalencia entre aquello que constituye prueba en este segundo significado. c) Por último, en un tercer aspecto, se combinan el criterio objetivo de medio y el subjetivo de resultado. Desde esta perspectiva se define la prueba como el conjunto de motivos o razones que nos suministran el conocimiento de los hechos, para los fines del proceso, que se deducen de los medios aportados. En sentido estricto, la prueba es la obtención del cercioramiento del juzgador acerca de los hechos discutidos y discutibles, cuyo esclarecimiento resulte necesario para la resolución del conflicto sometido a proceso. En este sentido, la prueba es la verificación o confirmación de las afirmaciones de hecho expresadas por las partes. En sentido amplio, se designa como prueba a todo el conjunto de actos desarrollados por las partes, los terceros y el propio juzgador, con el objeto de lograr la obtención del cercioramiento judicial sobre los hechos discutidos y discutibles. Por último, por extensión, también se suele denominar pruebas a los medios, instrumentos y conductas humanas, con las cuales se pretende lograr la verificación de las afirmaciones de hecho. Así se habla de la prueba confesional, testimonial, ofrecimiento de pruebas, etc. En la doctrina algunos autores han hecho especial hincapié en la consideración de la prueba como actividad procesal de las partes y del Juez. Desde esta perspectiva, distinguen entre la actividad probatoria que realizan las partes y la que realiza el órgano jurisdiccional, advirtiendo que, si bien, inicial y fundamentalmente, la actividad probatoria incumbe a las partes, excepcionalmente es realizada, también por el Juez, como sucede en nuestro proceso civil con las denominadas diligencias para mejor proveer. Por todo lo anterior puede concluirse, que probar es aportar al proceso, por los medios y procedimientos aceptados en la ley, los motivos o las razones que produzcan el convencimiento o la certeza del juez sobre los hechos. La prueba judicial es todo motivo o razón aportado al proceso por los medios y procedimientos aceptados en la ley, para llevarle al juez el convencimiento o la certeza sobre los hechos. Y se dice que existe prueba suficiente en el proceso, cuando en él aparece un conjunto de razones o motivos que producen el convencimiento o la certeza del juez respecto de los hechos sobre los cuales debe proferir su decisión, obtenidos por los medios, procedimientos y sistemas de valoración que la ley autoriza. El resultado de esa actividad de probar o de esas pruebas podrá variar según que el juez deba conformarse con las razones de orden legal que esté obligado a deducir de una apreciación tasada de los medios aducidos, o que, por el contrario pueda valorarlos con su propio criterio. Los motivos de la convicción los tomará el juez de la ley o de su personal apreciación, pero en ambas hipótesis existirá prueba. Igualmente, el resultado podrá ser distinto si el juez debe limitarse a apreciar los medios suministrados por las partes y a recurrir a la carga de la prueba para suplir su falta, o, en cambio, si puede producir de oficio otros que los aclaren y que den seguridad sobre la verdad discutida; pero en ambos casos la noción de prueba es una misma. El derecho de probar no tiene por objeto convencer al juez sobre la verdad del hecho afirmado, es decir, no es un derecho a que el juez se dé por convencido en presencia de ciertos medios de prueba, sino a que acepte y practique las pedidas o presentadas por las partes y las tenga en cuenta en la sentencia o decisión (con prescindencia del resultado de apreciación). El derecho subjetivo concreto de probar se limita en cada proceso por las nociones de conducencia, pertinencia y utilidad de la prueba, lo mismo que por ciertas prohibiciones de investigar determinados hechos, basados en motivos de interés público, y su ejercicio se reglamenta por la ley, de acuerdo a las formalidades y demás requisitos de la actividad probatoria que para cada clase de proceso y en cada país se consagran. 2.2 Teorías de la prueba. Las normas sobre pruebas forman parte exclusivamente del derecho material. Existen cinco criterios mediante los cuales se le puede clasificar a la institución de la prueba: Sostiene esta tesis el jurista italiano Salvatore Satta. Se trata en realidad de un concepto aislado, que esta en oposición con la casi unanimidad de los autores. Las normas sobre pruebas son de naturaleza mixta (procesal y material). Con arreglo a esta teoría, existen normas que regulan la prueba fuera del proceso y para fines extraprocesales, vinculadas a la adquisición de derechos sustanciales o a la existencia de situaciones jurídicas de derecho material, que no puede tener en consecuencia, carácter procesal, ya que cumplen sus fines sin la intervención del juez; en cambio, otras normas están dirigidas al juez para que éste las aplique o exija su aplicación en el curso del proceso, y por lo tanto, tienen naturaleza procesal. Resulta así que la institución de la prueba, entendida como derecho probatorio en sentido amplio, presenta naturaleza mixta. En este sentido, Carnelutti, dice que “el derecho procesal está fuertemente arraigado en el terreno del derecho material y la mayoría de las raíces se difunde en este campo y por las cuales la savia del derecho privado sube a vivificar el organismo del proceso, está constituida principalmente por las normas sobre la prueba”2 y más adelante agrega que existen instituciones, como la carga de la prueba y la forma documental del negocio, que presentan una amalgama tan completade los elementos procesales y materiales, que en ellos la autonomía de las dos ramas no se halla madura.3 En el mismo sentido se pronuncia Florian, quien luego de plantearse el interrogante de si estas normas pertenecen al derecho sustancial o al procedimiento, dice que al derecho penal formal, pero que “tiene importantes interferencias en el derecho material en el doble sentido de que reciben su influjo y de que a su vez influyen también en él”, que el derecho material concurre a determinar el objeto de la prueba al exigir que el hecho resulte de determinado modo de la prueba, en cuanto a la existencia del delito, lo mismo que al exigir cierto grado de eficacia probatoria y al establecer la carga de la prueba de ciertos elementos constitutivos o de excepciones. 4 Existiendo una teoría más que considera que las normas sobre la prueba son de naturaleza exclusivamente procesal. 2 CARNELUTTI: La prueba civil, Buenos Aires, Edic. Arayú, 1995, pag.23 3 CARNELITTI: La prueba civil, ed. Cit; pág.24 4 FLORIAN:Delle prove penali,Milano, Instituto Editorial Cisalpino, 1961,nuemro 10. 2.3 Objeto de la prueba. Por objeto de prueba debe entenderse lo que se puede probar en general, aquello sobre lo que puede recaer la prueba; es una noción puramente objetiva y abstracta, no limitada a los problemas concretos de cada proceso, ni a los intereses o pretensiones de las diversas partes, de idéntica aplicación en actividades extraprocesales, sean o no jurídicas, es decir, que, como noción misma de la prueba, se extiende a todos los campos de la actividad científica e intelectual. De lo anterior se deduce que el objeto de la prueba judicial en general es todo aquello que, siendo de interés para el proceso, puede ser susceptible de demostración histórica (como algo, que existió, existe o puede llegar a existir) y no simplemente lógica (como seria la demostración de un silogismo o de un principio filosófico) es decir, que el objeto de la prueba judicial son los hechos presentes, pasados o futuros, y lo que puede asimilarse a éstos (costumbre y ley extranjera).5 2.4 Fin de la prueba. 1. 5 Hernaldo Devis Echandia. Teoría General de la Prueba Judicial, tomo I, 5ª. ed. Editorial Fidenter, Buenos Aires 1981 pag.155 En esta materia como en casi todas las relacionadas con las pruebas judiciales, las teorías son muy diversas, pero pueden a reducirse a tres: a) la que considera como fin de la prueba judicial, el establecer la verdad; b) la que estima que con ella se busca producir el convencimiento del juez o llevarle la certeza necesaria para su decisión; c) la que sostiene que persigue fijar los hechos en el proceso.6 2.5 Valoración de la prueba. Debido al preponderante papel de la prueba en el proceso penal, el acervo probatorio que contempla el procedimiento mexicano debe sujetarse a diversas reglas o principios, que son seguidos por la legislación procesal y postulados por la mayoría de los tratadistas. Son los siguientes: a) El de inmediación. b) El de contradicción. c) El de publicidad. d) El de legalidad. e) El de equilibrio entre las partes. f) El de idoneidad o pertenencia. 2. 6 Hernaldo Devis Echandia. Teoría General de la Prueba Judicial, tomo I, 5ª. ed. Editorial Fidenter, Buenos Aires 1981. pág.3 38. El valor de la pruebas radica en el grado de credibilidad que provoca en el juez hasta llevarlo a la certeza o dejarlo en la duda. Para hacerlo, se evalúa cada prueba en particular y adminiculan unas con otras hasta apreciarlas en su conjunto. En cuanto a los sistemas de valoración de las pruebas adoptado por la legislación procesal penal, advertimos que el Código Federal de Procedimientos Penales, se orienta al sistema de prueba tasada o legal para la valoración de los documentos públicos, la inspección y los cateos, toda vez que la ley les fija valor probatorio pleno, en tanto que los testimonios y a los documentos privados les confiere valor de indicio (artículo 285, del Código Federal de Procedimientos Penales). Sin embargo, en relación con estos últimos parece admitir un sistema mixto entre el tasado, al conferirles valor de indicio y el del libre albedrío o conciencia, porque deja a su criterio el determinar si alcanzan ese valor, o no. El sistema de libre valoración, libre conciencia o libre convicción se aplica en relación a la justipreciación de las presunciones (artículo 286, del Código Federal de Procedimientos Penales) y los dictámenes de peritos (artículo 288, Código Federal de Procedimientos Penales). Respecto de la valoración de la confesión, existen dos normas incompatibles: el artículo 279 del Código Federal de Procedimientos Penales se rige por el libre albedrío, en tanto que el artículo 285 del Código Federal de Procedimientos Penales, se acoge al sistema tasado al conferirle valor de indicio. Aquí es necesaria, entonces, una modificación que permita dejar al juez la potestad de valorar la confesión. El artículo 290 del Código Federal de Procedimientos Penales exige que los jueces expongan los razonamientos que hayan tenido en cuanta para valorar las pruebas. 2.6 Diversos medios de prueba contemplados en el Código de Procedimientos Penales para el Estado de México. 2.6.1 Confesión. La confesión es una declaración de parte, entendida en un sentido formal procesal, es decir como sujeto de la relación jurídica procesal en la condición de demandante, demandado o tercero interviniente.7 En la legislación adjetiva para el Estado de México no se describe la confesión; sin embargo, el artículo 207, del Código Federal de Procedimientos Penales, prevé que la confesión es la declaración voluntaria hecha por persona no menor de dieciocho años en pleno uso de sus facultades mentales, rendida ante el ministerio público el juez o tribunal de la causa, sobre hechos propios constituidos 3. 7 Hernaldo Devis Echandia. Teoría General de la Prueba Judicial, tomo I, 5ª. ed. Editorial Fidenter, Buenos Aires 1981,pag.579. del tipo delictivo materia de la imputación emitidas con las formalidades señaladas en el artículo 20, de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos; se admitirá en cualquier estado del procedimiento, hasta antes de dictar sentencia irrevocable. En definitiva para nosotros y a estos efectos, “confesar” es expresar a alguien voluntariamente sus ideas o sentimientos verdaderos, confesión y la declaración que alguien sabe, espontáneamente o preguntado por otros. Una de las posibilidades que al detenido se le ofrecen en la diligencia de declaración, es la de reconocer los hechos que se le imputan, actuación que podríamos llamar confesión. La confesión se suele clasificar precisamente a virtud de las características de su contenido en: simple, calificada, compuesta y reservada está emparentada con la prueba circunstancial. • Confesión simple. Será confesión simple, cuando el inculpado se manifieste lisa y llanamente como autor, cómplice o encubridor del delito que se le imputa. • Confesión calificada. Cuando el inculpado reconoce ser autor, y a la vez manifiesta las causas que atenúan o excusa su responsabilidad. • Confesión compuesta. Cuando el acusado declara el hecho, pero argumenta otro favorable, distinto y separado. • Confesión reservada. Cuando el acusado ante el agente del Ministerio Público o el Juez, en la etapa de averiguación previa o en el proceso, hace efectiva la garantía de no autoincriminarse, es decir, se reserva el derecho de guardar silencio. Esta confesión estará directamente relacionada con la prueba circunstancial.El Código de Procedimientos Penales para el Estado de México prevé lo siguiente: Artículo 194.-La confesión podrá recibirse por el Ministerio Público que practique la averiguación previa o por el órgano jurisdiccional en cualquier estado del procedimiento hasta antes de pronunciarse sentencia. Artículo 195.- La confesión no dispensa al Ministerio Público ni al órgano jurisdiccional de practicar las diligencias necesarias para la comprobación del cuerpo del delito y la responsabilidad del inculpado. 2.6.2 Testimonio. Cafferata Nores señala que: “por ser una consecuencia del uso natural del uso de la palabra hablada como forma de comunicación entre los hombres, el testimonio es un medio de prueba, tan viejo como la humanidad, y el más antiguo, junto con la confesión.8 Este mismo autor sigue explicando que: la posterior aparición de nuevos tipos de prueba con pretensiones de mayor eficacia convencional (como el documento, la pericia, etc.) no han ocasionado una limitación sustancial en el uso del testimonio. Y por otra parte concluye “hoy en día, la prueba más común en los procesos penales sigue siendo la testimonial.” Rendenti, entre otros autores, considera que hay testimonios para efectos procesales, cuando alguien que no sea ni actual ni virtualmente parte del proceso o de la causa, exponga en forma narrativa y con la finalidad informativa, hechos o circunstancias que declare conocer de vista o de oído y que puede suministrar directamente en vía presuntiva elementos de convicción respecto de lo que constituye temas de prueba.9 8 CAFERRATA NORES, La Prueba en el Proceso Penal. Pág.85. 9 Derecho Procesal Civil, tomo I, N° 293. Se expresa en el mismo sentido cuando habla de declaraciones de personas extrañas a proceso, que tienen un conocimiento personal de los hechos litigiosos, por haberlos verificado de vista y de oídos. El Código de Procedimientos Penales para el Estado de México prevé lo siguiente: Artículo 196.- Toda persona que conozca por si o por referencia de otra, hechos constitutivos del delito o relacionados con él, está obligada a declarar ante el Ministerio Público o el órgano jurisdiccional. Artículo 197.- Se exceptúa de la obligación impuesta por el artículo anterior: I. Al tutor, curador, pupilo, cónyuge o concubina o concubinario del inculpado, a sus parientes por consanguinidad o afinidad en línea recta ascendente y descendente sin limitación de grados y en la colateral hasta el cuarto grado inclusive; II. A los abogados, respecto de hechos que conocieren por explicaciones o instrucciones de sus clientes; y III. A los ministros de cualquier culto; respecto de los hechos que hubieren conocido en el ejercicio de su ministerio. Si alguna o algunas de las personas comprendidas en las fracciones anteriores tuviere la voluntad de declarar, se hará constar esta circunstancia y se recibirá su declaración, sin que posteriormente pueda alegar a su favor esta excepción. Artículo 198.- El testimonio podrá recibirse en la residencia de la autoridad que practique la diligencia; en la del testigo, si estuviere dentro de la jurisdicción de dicha autoridad pero tuviere imposibilidad física para presentarse ante ella; o en el lugar de los hechos, o en algún otro mencionado por el testigo, para que este haga los señalamientos y explicaciones que se estimen necesarios. Artículo 199.- Los servidores públicos de la Federación y del Estado que gocen de fuero, las autoridades judiciales de mayor jerarquía que la que practique la diligencia y las autoridades judiciales federales que ejerzan jurisdicción dentro del territorio del Estado, serán examinados en sus domicilios u oficinas. Artículo 200.- Los testigos serán examinados por separado y únicamente las partes podrán intervenir en la diligencia, salvo en los casos siguientes: I. Cuando el testigo sea ciego; II. Cuando sea sordo o mudo; y III. Cuando ignore la lengua española. En el caso de la fracción I, el testigo o en su defecto el servidor público que practique la diligencia, designará otra persona para que lea en voz alta la declaración y la firme después de que el testigo la haya ratificado. En los casos de las fracciones II y III, el servidor público que practique la diligencia designará un interprete, sin perjuicio de que se deje constancia por cualquier medio de la declaración. El servidor público que practique la diligencia dictará las providencias y adoptará las medidas que estime necesarias para que los testigos no se comuniquen entre sí, ni por medio de otra persona, antes de que rindan su testimonio. Esta prueba no se dividirá salvo causa justificada. Antes de que los testigos comiencen a declarar, se les recibirá la protesta de decir verdad. Esto se podrá hacer hallándose reunidos todos los testigos. A los menores de dieciocho años, se les exhortará para que se conduzcan con verdad. Después de tomarle la protesta de decir verdad, se preguntará al testigo su nombre, apellido, edad, lugar de origen, habitación, estado civil, profesión u ocupación, si se halla ligado con el indiciado o el ofendido por parentesco, amistad o cualesquiera otros y si tiene motivo de odio o rencor en contra de alguno de ellos, así como si tiene interés en que el proceso se resuelva a favor del indiciado u ofendido. Artículo 204.- Los testigos declararan de viva voz, sin que les sea permitido leer las respuestas que lleven escritas; pero podrán consultar algunas notas o documentos que lleven consigo, cuando sea pertinente según la naturaleza del asunto y a juicio de quien practique las diligencias. El Ministerio Público y la defensa tendrán el derecho de interrogar al testigo; pero el órgano jurisdiccional podrá disponer que los interrogatorios se hagan por su conducto cuando así lo estime necesario; tendrá la facultad de desechar las preguntas que a su juicio sean inconducentes y, además, podrá interrogar al testigo sobre los puntos que estime convenientes. Las preguntas, para ser conducentes, serán claras y precisas; se concretaran a los hechos que se investiguen; no deberán ser contradictorias, insidiosas, ni capciosas, ni contener más de un hecho o términos técnicos. En todo caso, se interrogara al testigo sobre la razón de su dicho. Artículo 205.- Si la declaración se refiere a algún objeto puesto en depósito, después de interrogar al testigo sobre las señales que caractericen dicho objeto, se le pondrá a la vista para que lo reconozca y firme sobre él, si fuere posible. Artículo 206.-Concluida la diligencia se leerá al testigo su declaración o la leerá él mismo, si quisiere, para que la ratifique o rectifique, y después de esto será firmada por el testigo y su acompañante, si lo hubiere. Si no supiere firmar imprimirá su dactilograma y se hará constar esta circunstancia. Artículo 207.- Siempre que sea notorio que una persona se conduzca con falsedad, previa solicitud de parte, se compulsaran las constancias conducentes con vista al Ministerio Público. Cuando hubiere de ausentarse del lugar en que se practiquen las diligencias alguna persona que pueda declarar acerca del delito, de sus circunstancias o de la persona del procesado, el órgano jurisdiccional, a solicitud de cualquiera de las partes procederá a examinarla, si fuere posible; en caso contrario, podrá arraigar al testigo por el tiempo que sea estrictamente indispensable para que rinda su declaración. Si resultare que la solicitud fue infundada y por lo mismo indebido el arraigo, el testigo podrá exigir al que lo solicito que lo indemnice por los daños y perjuicios que le hayan causado. 2.6.3 Careos El diccionario jurídico mexicano define al careo como:“la confrontación del acusado con los testigos de cargo, así como entre las personas que formulan declaraciones contradictorias en un proceso penal, con el objeto de establecer la veracidad de los testimonios.” De acuerdo con la doctrina, el careo posee en el ordenamiento mexicano una doble connotación: por una parte debe considerarse como un derecho constitucional de la defensa del inculpado en el proceso penal, para conocer con precisión y de manera directa lo sostenido por los testigos que declaran en su contra; y por la otra, el cotejo de los testimonios que incurran en discrepancias, para efectos probatorios. El careo entre el acusado y los testigos de cargo ha sido calificado como constitucional, y el de los testimonios divergentes, se le considera como de carácter legal, por estar regulado por los códigos de procedimientos penales. Podemos dividirlo en directo, cuando se encuentran presentes los declarantes, y supletorio cuando no se puede lograr la comparecencia de alguno de ellos. Por lo que se refiere a los llamados careos supletorios, los mismos pueden efectuarse cuando alguno de los que deban ser careados no fuere encontrado o residiere en otra jurisdicción, y se practicarán leyendo al presente, la declaración del ausente y haciéndole notar las contradicciones que hubiere entre aquélla y lo declarado por él, a fin de que puedan hacerse las aclaraciones necesarias. Sin embargo, cuando las dos personas que deban confrontarse se encontrarán fuera del ámbito territorial del tribunal del proceso, se practicará el careo directo a través del exhorto correspondiente. La doctrina ha destacado el valor del careo, tanto por lo que respecta a la defensa del inculpado al enfrentarse a los testigos de cargo y conocer directamente, si se encuentran en el lugar del juicio, o de manera supletoria en caso contrario, las declaraciones de sus contradictores, como también la confrontación de los testimonios discrepantes, con el objeto de verificar la veracidad de los mismos. Sin embargo, para la eficaz utilización de este instrumento se requieren dos condiciones importantes: en primer término la inmediación del juez con los participantes del careo, y en segundo lugar, la preparación del propio juzgador en los conocimientos de la psicología del testimonio y del interrogatorio, sin los cuales resulta difícil valorizar con precisión las declaraciones divergentes. Desafortunadamente en nuestra realidad jurídica no siempre pueden cumplirse estas condiciones, si se toma en consideración que en numerosas ocasiones, debido al recargo de las labores, la diligencia se practica ante el secretario, el cual se limita a anotar las declaraciones de los careados. El Código de Procedimientos Penales para el Estado de México prevé lo siguiente: Artículo 209.- Siempre que el Ministerio Público, en la averiguación previa, o el órgano jurisdiccional, durante la instrucción, observen algún punto de contradicción entre las declaraciones de dos o mas personas, se procederá a la práctica de los careos correspondientes, sin perjuicio de repetirlos cuando lo estimen oportuno o surjan nuevos puntos de contradicción. Cuando lo solicite el inculpado, será careado, en presencia del juez, con quien deponga en su contra, salvo lo dispuesto en la fracción V, del artículo 162, del Código. De Procedimientos Penales para el Estado de México.10 El careo solamente se practicará entre dos personas y no intervendrán en las diligencias más que los careados y los interpretes si fueren necesarios. Se practicará dando lectura a las declaraciones que se reputen contradictorias, señalando a los careados las contradicciones existentes, a fin de que se reconvengan mutuamente y se pongan o no de acuerdo. El servidor público que lo practique anotará las observaciones que haya hecho sobre la actitud y reacciones de los careados. Cuando por cualquier motivo no pudiere lograrse la comparecencia de alguno de los que deban ser careados, se practicará careo supletorio, leyéndose al presente 10 Artículo 162. En todo proceso penal, la víctima o el ofendido por algún delito, tendrá derecho a: V Cuando la víctima o el ofendido sean menores de edad, no estarán obligados a carearse con el inculpado cuando se trate de los delitos de violación o secuestro. En estos casos se llevaran a cabo declaraciones en las condiciones que establezca la ley. la declaración del ausente y haciéndole notar las contradicciones que hubiere entre aquella y la de él. 2.6.4 Confrontación. El diccionario jurídico mexicano define a la confrontación como: (Del latín medioeval confrontatio, derivado del verbo confrontare, a su vez de cum, con y frons, frontis, frente.): “Es el medio de prueba que se utiliza en el proceso penal situado al inculpado, al ofendido, o a los testigos, frente a un grupo de personas con el objeto de que puedan identificar a la que han declarado conocer. Si la identificación se refiere a objetos, recibe en nuestra legislación el nombre de ''reconocimiento''. Este medio de prueba debe practicarse cuando el declarante expresa que reconocerá a una persona si se le presenta, o cuando existen motivos para sospechar que no dice la verdad respecto a la que asegura conocer. La diligencia debe efectuarse cuidando que la persona que sea objeto de ella no se disfrace ni se desfigure ni borre las huellas o señales que pueden servir al que tiene que designarla; que la misma persona se presente acompañada de otras vestidas con ropas semejantes y aún con las mismas señas que las del confrontado, si fuere posible; y que los acompañantes sean de clase análoga tomando en cuenta educación, modales y otras circunstancias especiales, y además, si alguna de las partes solicita que se observen mayores precauciones que las prevenidas, el tribunal, podrá acordarlas si lo estima conveniente. Por otra parte el que debe ser confrontado puede elegir el sitio en que quiera colocarse en relación con los que lo acompañan y pedir que se excluya del grupo a cualquiera que le parezca sospechoso, todo ello de acuerdo con la prudente apreciación del juzgador. De acuerdo con los propios ordenamientos procesales, la forma de realizar la confrontación consiste en colocar en una fila a la persona que debe ser identificada y a las que deben acompañarla, interrogándose al declarante si persiste en su declaración anterior, si conocía con anterioridad a la persona a quien atribuya el hecho o si la conoció en el momento de ejecutarlo; y si después de la ejecución del hecho la ha visto, en qué lugar, con qué motivo y con que objeto. Después, se llevará al propio declarante frente a las personas que formen el grupo, se le permitirá mirarlos detenidamente y se le prevendrá que toque con la mano a la de que se trate, manifestando las diferencias o semejanzas que tuviere entre el estado actual respecto del que tenía en la época en que se refirió en su declaración. Por otra parte, cuando exista una pluralidad de declarantes y de confrontados, deben realizarse las diligencias por separado, en el número que considere conveniente el Tribunal. La doctrina considera que este medio de prueba debe realizarse con cuidado y valorizarse conjuntamente, con otros elementos de convicción, ya que en la práctica, aun cuando no exista mala fe en los declarantes, el reconocimiento de la persona señalada puede producir errores de identidad con consecuencias desfavorables para el confrontado, y por ello el resultado de la diligencia respectiva sólo puede constituir un indicio. El Código de Procedimientos Penales para el Estado de México respecto a esta prueba, prevé lo siguiente: Artículo 212.-“Toda persona que tuviere que referirse a otra, lo hará de un modo claro y preciso,
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