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APUNTES CLASES TEOLOGIA I SEGUNDA PARTE

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APUNTES TEOLOGÍA I – SEGUNDA PARTE
EL PROBLEMA DEL MAL	14
La Providencia y el Problema del Mal	14
Historias de amor o diocidencias	14
DIEGO Y TAMEN	14
JUAN Y MARÌA	15
CHILE Y BRASIL	15
BOB DYLAN	16
THE SECRET	17
El problema de la Providencia	17
El problema del mal	18
El bien a partir del mal	20
EL HOLOCAUSTO NAZI Y SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE	21
VIKTOR FRANKL Y LA LOGOTERAPIA	23
EL MIEDO A DIOS	24
La parábola del hijo pródigo Evangelio según san Lucas 15,1-3. 11-32	24
Un madrileño en Nairobi	26
Un corazón agradecido	27
Una reflexión ante la desesperanza	28
Celebra lo que tienes	28
San Juan Pablo II en el Estadio Nacional	29
Demostración natural de la existencia de Dios	30
Porque creer en Dios	30
¿Tengo la prueba de que Dios existe?	30
¿Dios existe?	30
¿Por qué es importante que exista Dios?	31
El concepto de Dios y los ateos	32
Los ateos no alcanzan a Dios	32
Una sencilla síntesis del pensamiento de algunos ateos influyentes	34
Karl Marx	34
Sigmund Freud	34
Friedrich Nietzsche	35
Ludwig Feuerbach	35
Jean Paul Sartre	35
Las vías de Santo Tomás	36
La contingencia	36
Algunos argumentos para la existencia de Dios	37
I.	Dios hace sentido del origen del universo	37
(Argumento cosmológico)	37
Probando las Premisas	38
II.	Dios hace sentido de la perfección y el orden del universo para apoyar vida inteligente. Ajuste fino del universo.	40
El argumento del diseño inteligente y la conversión de Anthony Flew	41
Algunas ideas para explicar el diseño inteligente	41
III.	Dios le da sentido a los valores morales objetivos	43
(Argumento de la Moralidad)	43
UNA ANALOGÍA ENTRE EL AMOR Y LA FE	46
Todos queremos ser amados, Todos queremos estar enamorados	47
La interpretación de las clases	48
La tradición católica ama las preguntas	48
No prohíbe hacer preguntas	48
Un paso más allá	50
EL PROBLEMA DEL MAL
La Providencia y el Problema del Mal
Nos topamos con uno de los temas teológicos más difíciles de abordar: ¿cómo puede existir un Dios omnipotente, omnisciente y bondadoso que permita el mal en el mundo?
 
Todos tenemos experiencia del mal: en nosotros mismos, en los demás, en el mundo. Situaciones humanas que nos hacen sufrir y mucho. Divisiones familiares, peleas, odios, enfermedades, dolor, muerte de seres queridos, soledad, traición, envidia, ambición y avaricia, hambre e injusticias sociales, etc.… ¡Cuánto mal en el mundo!
Y todo este mal: ¿será compatible con la Providencia Divina?
 
¿Qué es la Providencia divina?
 
«Dios guarda y gobierna por su providencia todo lo que creó, alcanzando con fuerza de un extremo al otro del mundo y disponiéndose todo suavemente; (Sb 8, 1). Porque está desnudo y patente a sus ojos; (Hb 4, 13), incluso cuando haya de suceder por libre decisión de las criaturas» (Concilio Vaticano I: DS, 3003).
 
The right man, in the right place, at the right time, can steal millions (Gregory Nunn). Esta es una frase famosa. Y hace referencia que los dos grandes regalos que Dios nos da están asociados con su providencia son el tiempo y el lugar. Para poder servir a los demás. 
Diocidencias: para el creyente no existe el azar 
Veremos este tema con historias cortas que nos darán una idea acerca de lo que significa para una persona creyente el ver la voluntad de Dios detrás de cada acontecimiento de la vida.
Un sacerdote en el día de su ordenación
Nunca se me olvidará lo que nos relató el sacerdote que nos preparaba para el ministerio o servicio de lo que le ocurrió el día de su ordenación sacerdotal. Saliendo de la Basílica de San Pedro y recién ordenado por San Juan Pablo II se dirigía con su familia al almuerzo de celebración. De repente vieron como un hombre dando fuertes gritos se arrojaba suicida desde el techo de un edificio. Mientras caía el nuevo sacerdote le impartía la absolución de sus pecados. Justo estaba pasando por ese lugar. Nunca pasa nada por coincidencia.
Breves relatos de novios
Cuando preparo a los novios y pocas semanas antes la misa del matrimonio siempre les pregunto si me pueden contar alguna historia donde hayan visto la mano de Dios detrás de su amor. Algo que resalte y no sea la pura coincidencia, sino Dios mismo detrás de esa historia.
 
Diego y Tamen son mi padres ¿Qué hago yo aquí esta mañana en esta sala de clases? ¿Cuáles son los miles de causas que me han traído esta mañana a estar delante de ustedes hablándoles de teología, siendo que soy abogado?
 
Yéndonos cerca podríamos situarnos en la historia de amor de mis padres. Diego –chileno, terminando derecho- renuncia a la abogacía y se embarca a España para estudiar Filosofía y Letras. Allí conoce a Tamen. Pololean. Se casan. ¿Que mano fue la que dirigió el camino de Chile a España donde Diego conoció a Tamen?
 
Nazco yo. Descubro mi vocación sacerdotal. Y hoy me encuentro con ustedes. Detrás de cada acontecimiento hay una providencia divina.
 
Novios que he bendecido su matrimonio
A Juan se le muere la mama a los 15 años. Son tres hermanos y antes de morir su madre le deja su anillo de compromiso para su futura novia. Llega el día de su boda varios años más tarde. En la homilía del matrimonio aparece esta historia. Su madre está presente como nunca en el ese día tan importante para los novios. 
Una alumna viaja a Brasil a la boda de un hijo de unos amigos de sus padres. Allí conoce a un chiquillo y comienza una relación a distancia durante 5 años. Se casan felizmente.
Y así podríamos seguir y seguir con tantas historias que tienen un sentido.
 
Juan Pablo II y la defensa de la vida en el Evangelium vitae
 
Si hay algún gigante en el marco de la Iglesia Católica de los últimos decenios sin duda que Karol Wojtyla se levanta como un Papa Magno. Batidor de muchos récords: el tercer pontificado más largo de la historia sobrepasando los 27 años, Papa polaco después de cuatro siglos de Romanos Pontífices italianos, poeta, filósofo, teólogo, actor de teatro, obrero en canteras de piedra, esquiador, portero de fútbol, montañero y kayakista, empático, políglota dominador de 14 lenguas, contemplativo itinerante, víctima de regímenes totalitarios comunistas y nazi, seminarista clandestino, forjado en el dolor por la pérdida de su madre a los 9 años, y de su hermano poco después y sin nadie de su familia en la tierra a los 20 años, ya en la cátedra de Pedro viajero incansable que recorrió tres veces la distancia entre la tierra y la
luna visitando pastoralmente más de 130 países convirtiéndose en el personaje más visto y oído de toda la historia de la humanidad, maestro omniabarcante con 14 encíclicas que comprenden el dogma y la moral en toda su extensión, y cuyas enseñanzas en homilías, catequesis, cartas, alocuciones abarcan 7 metros de estanterías, entre las que destaca su
maravillosa teología del cuerpo verdadera bomba atómica que sí sería una revolución sexual, verdadero sacerdote con corazón de padre para todas las mujeres de este mundo, de rostro, sonrisa y mirada inolvidables.
Pocos saben que su madre estuvo a punto de abortarlo. Así es: el aborto es una realidad que rozó la vida del santo, cuando aún ni siquiera era conocido como el bebé Karol Wojtyla, sino como la persona que crecía en el vientre de su madre.
 
La revista italiana Chi, según se consigna en el libro “Recordando a Juan Pablo II” (2009, Ediciones Rialp) y –entre otros- reproducido más recientemente en adaptación libre por el librillo “El hombre detrás de S.S. Juan Pablo II” (2012, Publicaciones de la Pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile”): “Nos situamos en el 18 de mayo de 1920. El día es primaveral, la paz entre Polonia y la Rusia soviética está a punto de firmarse. Ésta tuvo lugar en octubre de ese año, por lo que se vive ya una paz para la nación polaca abriéndose así la esperanza después de una interminable primera guerra mundial. Ese día nace un niño como fruto del amor de un joven y humilde matrimonio polaco. Sucede en Wadowice, un pueblecito a cincuenta kilómetros de Cracovia, y es el tercer hijo de su familia. Fue bautizado con el nombre de Karol José por el sacerdote Franciszek Zak, el 20 de junio de1920 en la iglesia parroquial de Wadowice. Antes había nacido una niña, Olga, que moriría antes de nacer él.
A comienzos de 1998, la revista italiana Chi publicó la noticia de cómo la madre de Karol Wojtyla no quiso ceder a los consejos de los médicos para que abortara. Juan Pablo II vino a este mundo porque su madre, Emilia Kaczorowska, se negó a «interrumpir el embarazo» …”
(Pp 33 y ss libro “Recordando a Juan Pablo II”)
 
“Su madre se encontraba enferma, por lo que su embarazo afectaba negativamente su estado de salud. Por este motivo los médicos le recomendaron “interrumpir el embarazo”. Pese a ello la madre del futuro Papa se negó a abortar y, dispuesta a sacrificar la vida por el hijo, se arriesgó y dio a luz. El niño nació sano (…)” (Pp 7 Librillo “El hombre detrás de SS Juan Pablo II”)
 
Pero esta narración que devela un tramo de la historia de Juan Pablo II, desconocida para muchos y publicada originalmente por la revista italiana Chi, tiene un detalle no menos significativo.
 
Sor Lucía, la vidente de Fátima, hizo referencia a este hecho en entrevista “El aborto es un crimen que se viene perpetrando desde fechas inmemoriales. (…) Con los gastos sufragados por el Estado, lo han convertido en un pecado mortal colectivo. (…) Es de notar que, conforme a lo publicado en la revista Chi, el Papa está en el mundo porque su madre se negó a abortar. (…) Si esta madre hubiera decidido lo que tantas otras, la pérdida de este hombre sería de repercusión universal. Esto nos hace pensar cuántos seres humanos potencialmente creadores de bien y santos como el Papa habrán sido abortados desde que las leyes inicuas entraron en vigor dando paso libre a crímenes tan horrendos.”
 
Y San Juan Pablo afirmaba lo siguiente: “Para quien tiene fe no existen las coincidencias”
 
Bob Dylan canta a la presencia divina
 
I hear the ancient footsteps like the motion of the sea
Sometimes I turn, there is someone there, other time it's only me
I am hanging in the balance of the reality of man
Like every sparrow falling, like every grain of sand.
Oigo los pasos antiguos, como el movimiento del mar 
 
A veces me giro, hay alguien allí, otro momento es sólo para mí 
Estoy en la cuerda floja de la realidad del hombre 
Al igual que todos los gorriones que caen, como cada grano de arena.
 
La creación habla del cuidado de Dios
 
Vemos un video donde aparecen imágenes espectaculares del cosmos, del planeta, de animales y plantas, etc… La contemplación de tanta belleza y perfección hablan de un Alguien Creador y que cuida todo.
Dice así el Libro de los Salmos:
 
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo, 
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor. 
El problema de la Providencia
Los dos grandes regalos que Dios nos da y que están asociados con su providencia son el tiempo y el lugar. Estar en el lugar correcto y en el momento correcto para poder servir a los demás es un claro acto de la presencia de Dios entre nosotros. Eso decíamos. 
 
Pero, ¿cómo obra la providencia divina? Una manera equivocada de concebir los eventos providenciales es pensar que Dios solo tiene mucha suerte. Tal vez Dios creó el universo, pero todo lo que ocurra después de eso es simplemente azaroso, y Dios se ve forzado a organizar lo mejor que pueda este azar. Sin embargo, en la Carta a los Romanos 8:28 leemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llama según su designio y Jesús nos indica que Dios está al tanto de cada pájaro que cae en tierra (Mt. 10:29). Dios cuida todo a través de su providencia, y no solo los elementos más grandes del universo.
 
La otra postura errada, respaldada por una escuela filosófica del siglo XVII y llamada ocasionalista sostiene que Dios causa directamente todo lo que ocurre. Dios sería por tanto la causa directa de cada hoja que cae el suelo hasta cada uno de los actos humanos. Sin embargo, el Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos (C1C 173). Por lo tanto, no se puede afirmar que Dios cause directamente todo lo que ocurre.
 
En su Summa Theologiae, santo Tomás de Aquino propuso una forma de entender la providencia que permite a Dios ser la causa primera de todo lo que ocurre en el mundo sin por esto hacer de ella la única causa de lo que ocurre. Tomás de Aquino explicaba que la providencia divina se sirve de algunos medios. Porque gobierna las cosas inferiores por medio de las superiores. Esto es así no por defecto de su poder, sino por efecto de su bondad, que transmite a las criaturas la dignidad de la causalidad..
 
A lo que Tomás de Aquino se refiere es a que, si bien Dios puede causar todo lo que ocurre en el mundo, Él concede a las criaturas la dignidad de ser causas en el mundo al tiempo que ordena lo que las criaturas hacen hacia los fines providentes de Dios. La providencia puede ser difícil de comprender para los seres humanos. 
 
Dios puede ordenar a través de dicho conocimiento todo como su causa primera, aunque simultáneamente permite que los seres creados actúen como causas secundarias. En lo que respecta a los seres humanos, Dios no niega nuestra libertad, pero, al conocer lo que libremente haremos, Él puede moldear nuestras decisiones libres conforme al plan providencial de su creación (esto es lo que el obispo Barrón llama la causalidad no competitiva de Dios). Todos los momentos en el tiempo están inmediatamente presentes para Dios, y por esto Dios incluye cada una de las respuestas libres de las personas en su gracia dentro de su plan salvador. El Catecismo afirma: Realizada la creación, Dios no abandona su criatura a ella misma. No solo le da el ser y el existir, sino que la mantiene a cada instante en el ser, le da el obrar y la lleva a su término.
 
El problema del mal
Pues bien, si todo ocurre para el bien, y Dios sostiene todo lo que existe, ¿significa esto entonces que Dios emplea el mal para el bien e incluso lo mantiene para que exista? ¿Cómo podría un Dios todo amoroso, omnisciente y omnipotente hacer semejante cosa? Hemos llegado a uno de los argumentos más poderosos del ateísmo: el problema del mal. El Catecismo afirma lo siguiente: La fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento. A veces Dios puede parecer ausente e incapaz de impedir el mal (CIC 272).
 
El filósofo ateo del siglo XVII David Hume planteaba el problema de la siguiente manera: ¿Quiere El prevenir el mal, pero no puede?, entonces es impotente. Puede, ¿pero no quiere?, entonces es malévolo. ¿Puede y quiere?, entonces ¿De dónde surge el mal?
 
Podemos articular la versión de Hume sobre el problema del mal por medio del siguiente argumento lógico:
 
1. Dios es omnipotente, omnisciente y pura bondad.
2. Un ser omnipotente, omnisciente y pura bondad eliminaría el mal.
3. Pero el mal existe.
 
Por lo tanto, Dios no existe
 
¿Cómo respondemos a un argumento como este? En primer lugar, deberíamos probar la verdad del argumento de la primera premisa. Como ya hemos visto, Dios es el acto infinito de ser que sostiene toda la existencia, por lo que no está limitado de ninguna manera. Sin embargo, algunos teólogos y filósofos han intentado dar una respuesta al problema del mal afirmando que el mal ocurre porque Dios tiene limitaciones. Por ejemplo, en su libro When Bad Things Happen to Good People [Cuando a la gente buena le pasan cosas malas], el rabino Harold Kushner niega que Dios sea todopoderoso o que tenga un plan providencial para su creación. Kushner sostiene que las cosas dolorosas quenos ocurren no son de ninguna manera parte de un gran desafío en lo que a Dios atañe. Podemos volvernos a Él para pedir ayuda y salir vencedores, precisamente porque podemos decirnos a nosotros mismos que Dios está tan enojado como nosotros. De hecho, existe toda una vertiente en el pensamiento judío llamada Teología del Holocausto que pretende reconciliar la existencia de un Dios amoroso con los horrores del Holocausto nazi. Muchos de estos pensadores concuerdan con el rabino Kushner en que Dios odia el mal tanto como nosotros. Pero que -al igual que nosotros- no puede deshacerse de él.
 
No obstante, sabemos que negar el poder infinito de Dios no es una mera opción. Creer en un Dios que es limitado o imperfecto equivale a solo creer en la existencia de un super-ser al que tal vez llamemos dios. Esto no es lo mismo que creer en el verdadero Dios. Incluso algunos ateos reconocen este último punto. Uno de dichos ateos, B.C. Johnson, escribe: Semejante Dios, si no está muerto, no tardará en hacerlo. Y una persona que tiene en semejante fantasma a dios es prácticamente un ateo. Llamar a semejante cosa dios sería forzar el significado de la palabra.
La primera premisa del argumento del mal parece sólida. ¿Podríamos resolver el problema del mal negando la tercera premisa, es decir, el mal existe? De todas las premisas en el argumento a favor del mal, esta parece ser la más robusta. A menos de que nos convertimos en algún devoto de una religión oriental que negara la realidad del mal (y, con ello, la realidad del mundo externo e incluso del propio yo), debemos admitir que el mal y el sufrimiento existen.
 
Pero si bien es verdad que Dios mantiene en la existencia todas las cosas creadas, y también es cierto que el mal existe, no es verdad que Dios sostenga el mal. Esto es así porque el mal no es una cosa creada.
 
Se podrían estar preguntando entonces cómo es que existe el mal si no es algo creado por Dios. La respuesta a esta pregunta es que puede existir al modo de una privación o una ausencia de un bien que, por su parte, si fue creado por Dios.
 
Piensen en el óxido de un instrumento de metal o los deseos perversos de un asesino en serie. Tanto el óxido como los deseos perversos no están simplemente flotando por ahí esperando el momento indicado para atacar las tuberías y a personas inocentes. Más bien son la corrupción de cosas buenas y no pueden existir sin dichas cosas buenas. Si no existiera el metal, entonces tampoco existiría el óxido. Si no hubiera personas, entonces tampoco habría deseos perversos. Tomás de Aquino dijo en su Summa contra gentiles que, si el mal ha de permanecer, será preciso que permanezca siempre también su sujeto. El sujeto del mal es el bien. Luego el bien siempre permanece.
 
Dicho de manera sencilla, el mal siempre podrá emular al bien, pero nunca podrá vencerlo. Siempre debe haber algún bien, incluso los bienes más básicos como la existencia o la libertad para que el mal pueda existir. Si dinamitaran todas las cosas buenas del mundo lo que permanece no será puro mal, ¡sino pura nada!
 
Ahora bien, pensemos en el argumento que hemos estado examinando, particularmente la segunda premisa: Un ser omnipotente, omnisciente y pura bondad eliminaría el mal de la tierra. Una manera en la que Dios podría eliminar todo el mal en la tierra será eliminar toda su existencia. Dios podría simplemente desear que toda cosa creada dejará de existir, y así ya no habría ni dolor, ni sufrimiento, ni ninguna forma de mal.
 
Incluso si Dios deseara simplemente que dejaran de existir las criaturas racionales como los seres humanos y los ángeles, habría entonces mucho menos sufrimiento y ninguna forma de mal moral. Claro está, el precio que se pagaría al eliminar el mal sería demasiado alto. Tal vez merezca la pena soportar algunos males en mira de los bienes de los que estos se alimentan de forma parasitaria. Tomás de Aquino precisa este último punto afirmando que Dios permite los males para sacar así un bien mayor.
 
Ahora podemos comprender porque esta formulación del problema del mal no procede: la segunda premisa es falsa.
Dios podría no eliminar el mal que actualmente observamos porque Él puede obtener de dichos males bienes mayores. 
 
Por lo tanto, un ateo debería refutar esta posibilidad y reformular el argumento de la siguiente manera:
 
1. Dios es omnipotente, omnisciente y pura bondad.
2. Un ser omnipotente, omnisciente y pura bondad eliminaría el mal porque no tiene suficientes razones como para permitir que el mal exista.
3. Pero el mal existe.
 
Por lo tanto, Dios no existe.
 
Al modificar esta premisa se vuelve mucho más difícil, si no es que imposible, que el ateo defienda el problema del mal. Recuerden, el problema del mal es un argumento ateo a favor de la no existencia de Dios, por lo que la carga recae en el ateo y su argumento que pretende demostrar que Dios no existe. Con demasiada frecuencia la carga de la prueba da un giro completo y el ateo le dirá al creyente: explícame como es que Dios puede existir si hay tanto mal y sufrimiento. El teísta entonces se esfuerza por explicar qué Dios permite ciertos males y se olvida de que el ateo fue quien hizo una afirmación extraordinaria. El ateo implícitamente afirma que Dios y el mal son incompatibles a nivel lógico, y que ambos no pueden existir simultáneamente. Pero, ¿por qué deberíamos aceptar que esto sea verdad?
 
El ateo podría simplemente responder, Porque si Dios existiera El eliminaría el mal. Pero esto rechazaría nuestra reformulación de la segunda premisa: Un ser omnipotente, omnisciente y pura bondad eliminaría el mal porque no tiene suficientes razones como para permitir que el mal exista.
 
Ahora el ateo tiene que demostrar esa declaración crucial, y se enfrentará a la dificultad de justificar la afirmación de que Dios no tiene suficientes razones como para permitir que el mal exista. Pero, come veremos, esta dificultad simplemente no puede ser resuelta por el ateo.
 
El bien a partir del mal
¿Cuáles serían algunas de las razones por las que Dios permitiría el mal?
 
Antes de examinar estas razones debemos distinguir entre dos tipos de males: los males morales y los males naturales.
 
Los males morales ocurren cuando un ser racional, como un ser humano, actúa en contra del bien. Por ejemplo, los animales podrían matarse entre sí o copular ejerciendo su fuerza, pero sólo los seres humanos pueden asesinar o violar. Esto es así porque los seres humanos pueden razonar y saber que estos actos son malos. Por lo tanto, superan a los animales porque los seres humanos saben que no deben actuar de ciertas maneras, incluso si obtienen algún tipo de beneficio de esos actos.
 
El Padre Kolbe en Auschwitz 
Kolbe entra en Auschwitz la tarde del 28 de mayo de 1941 junto a otros 320 hombres. Al cruzar la célebre puerta en la que descansa la leyenda “Arbeit match frei” (el trabajo os hará libres) se les dice que los judíos tienen el derecho a vivir dos semanas y los sacerdotes católicos un mes. La mañana del día siguiente, son obligados a desnudarse para recibir una ducha colectiva de violentos chorros de agua fría. Después, son golpeados con absoluta violencia y escarnecidos sin miramientos. Finalmente son revestidos con los grises y ajados uniformes, algunos con manchas de sangre del desafortunado preso que lo llevó antes, y se les otorga un número con el que serán reconocidos durante la estancia en el campo. A Kolbe se le administra el 16670.
 
Maximiliano, como muchos otros presos, trabaja como peón en el acarreo de cantos rodados y arena para la construcción de un muro alrededor del horno crematorio. Incluso en esa deshumanizada situación Kolbe pone el empeño en santificarse mediante el trabajo bien hecho y el consuelo a sus compañeros a quienes repite una y otra vez que “todo lo que sufrimos, es por la Inmaculada”. Un día, tras una contundente paliza Kolbe es internado en el hospital del campo medio muerto, atacado de neumonía y con fiebre altísima, pero en esa situación Kolbe sorprende a los médicos por su conductaante el sufrimiento: “Por Jesús soy capaz de padecer aún más. La Inmaculada está conmigo y me ayuda”.
 
Poco después de recuperar la salud un preso que ha salido en un convoy para la cosecha en un terreno lindante al campo se fuga. A la tarde, cuando se pasa la rutinaria lista, los alemanes descubren su ausencia. Los presos, saben lo que le espera: por cada evadido, 10 de sus compañeros de trabajo, escogidos al azar, serán condenados a morir de hambre en el sótano de la muerte. Los dirigentes del campo, sin ningún aprecio por la vida de los presos, empiezan a seleccionar a los 10 condenados que, uno a uno, salen de la fila. Uno de los seleccionados, un sargento polaco de nombre Francisco Gajownieczek empieza a clamar al cielo: ¡Adiós, adiós, mi pobre esposa! ¡Adiós, mis hijitos, hijitos huérfanos! Estas palabras sacuden el corazón de todos los presentes, pero sobre todo el de Kolbe.
 
“Después de la selección de los diez presos – dice el Dr. Niceto F. Wlodarski – el padre Maximiliano salió de las filas y quitándose la gorra, se puso en actitud de firme ante el comandante. Éste, sorprendido, dirigiéndose al padre, dijo: “¿qué quiere este cerdo polaco?”. El padre, apuntando con la mano hacia F. Gajownieczek, ya seleccionado para la muerte, contestó: “soy sacerdote católico polaco; soy anciano; quiero tomar su lugar, porque él tiene esposa e hijos…”.
El comandante maravillado, pareció no hallar fuerzas para hablar. Después de un momento, con un gesto de la mano, pronunciando la palabra ¡Raus! (¡Fuera!), ordenó al sargento polaco que regresara a su fila. De este modo el padre tomó el lugar del condenado. Fue increíble que el comandante, de nombre Frisch, borrara de la lista al sargento y aceptara el ofrecimiento del padre Kolbe, en lugar de condenar a los dos a la muerte”. “Así, los diez pasaron ante nuestras filas – menciona Fray Ladislao Swies – y entonces observé que el padre Kolbe, que iba último, sostenía a tientas al condenado que iba delante suyo, que no era capaz de caminar con sus propias fuerzas”. Otro testimonio, Sobolewski, afirma que “el sacrificio del padre Kolbe, que provocó la consternación entre las autoridades del campo, provocó la admiración y el respeto de los presos”, “pues en el campo no era costumbre presenciar manifestaciones de amor hacia el prójimo. En cambio, él había dado la vida por un desconocido” – dijo el doctor Stemler, otro testimonio de esa tarde de 1941 –. Así se cumplía una de las citas que más repetía el padre Kolbe: “No hay amor más grande que dar la vida por un amigo” (Jn 15, 13).
 
Bruno Borgowiec, fue el encargado de ir retirando del sótano los cadáveres de los 10 presos seleccionados. Recuerda, que el primer día, “después de haber ordenado a los pobres presos que se desnudaran completamente, los empujaron en una celda. Cerrando la puerta, los guardias dijeron con sarcasmo: “ahí se van a secar como cáscaras”. Desde ese día los infelices no tuvieron ni alimentos ni bebidas. Diariamente, los guardias inspeccionaban y ordenaban retirar los cadáveres de las celdas. Durante estas visitas estuve siempre presente, porque debía escribir los nombres-números de los muertos, o traducir del polaco al alemán las conversaciones y los pedidos de los presos. Desde las celdas donde estaban se oían las oraciones recitadas en voz alta, el rosario y los cantos religiosos, a los que se unían los presos de las otras celdas. En los momentos de ausencia de los guardias yo bajaba al sótano para conversar y consolar a los compañeros. Las fervorosas oraciones y cantos a la Virgen se difundían por todo el sótano. Me parecía estar en una Iglesia, comenzaba el padre Maximiliano y todos los otros respondían. A veces estaban tan sumergidos en las oraciones, que no se daban cuenta de la llegada de los guardias para la acostumbrada inspección. Sólo a los gritos de estos las voces se apagaban. Al abrir las celdas, los pobres infelices, llorando a lágrima viva, imploraban un trozo de pan y agua, pero les era negado. Si alguno de entre los más fuertes se acercaba a la puerta, en seguida recibía de los guardias patadas en el vientre, tanto que, cayendo atrás sobre el cemento, moría en el acto o era fusilado. Del martirio que han debido padecer los pobres condenados a una muerte tan atroz, da testimonio el hecho de que los cubos estaban siempre vacíos y secos. De lo cual hay que concluir que los desgraciados, a causa de la sed, tomaban la propia orina. El padre Maximiliano se comportaba heroicamente. Nada pedía y de nada se quejaba. Siempre estaba de rodillas en el centro, mirando con ojos serenos a los llegados. Los guardias conocían su sacrificio, sabían también que todos los que estaban con él morían inocentemente. Por esto, manifestando respeto por el padre, decían entre sí: “Este sacerdote es todo un caballero. ¡Hasta ahora no hemos visto nada semejante!”. Así pasaron dos semanas, mientras tanto los presos morían uno tras otro. Al término de la tercera semana, solo quedaban cuatro, el padre Kolbe entre ellos. A las autoridades les pareció que las cosas se alargaban demasiado y la celda era necesaria para otras víctimas. Así, el 14 de agosto, llamaron al director de la sala de enfermos, el criminal Boch, el cual propinó a cada uno una inyección endovenosa de ácido fénico. El padre Kolbe, con la plegaria en los labios, ofreció el mismo el brazo al verdugo”.
 
La Inmaculada se lo llevó la víspera de su gran fiesta: la Asunción. Kolbe se había ganado las dos coronas que soñó de pequeño, la de la pureza y la del martirio al cumplir su deseo máximo: “Concédeme alabarte, Virgen Santa, concédeme alabarte con mi sacrificio. Concédeme por ti, solo por ti, vivir, trabajar, sufrir, gastarme, morir”.
 
En 1971 fue beatificado por el Papa Pablo VI. En su mensaje el Sumo Pontífice proclamó: “Maximiliano Kolbe, ha sido un apóstol del culto a la Virgen, contemplada en su primer, originario y privilegiado esplendor, el de su propia definición en Lourdes: La Inmaculada Concepción. Resulta imposible separar el nombre, la actividad, la misión del beato Kolbe, del nombre de María Inmaculada”.
 
En 1982 fue canonizado por el Papa Juan Pablo II que dijo de Maximiliano que “es un profeta y un signo de la nueva era, la civilización del amor”. Es una muestra de cómo Dios saca bienes de grandes males.
 
La logoterpia de Viktor Frankl 
A fin de cuentas, el problema del mal es más una objeción del corazón que de la mente. Si bien nuestras mentes pueden comprender que Dios no creó el mal, que Dios tiene buenas razones para permitir que el mal exista, y que lo conquistará definitivamente mientras nuestro mundo permanece en estado de vía, la realidad del mal no deja por eso de ser abrumadora. Podríamos perder la esperanza cuando a causa de un crimen violento o por una enfermedad aparentemente azarosa muere alguien que amamos. Los argumentos racionales podrían parecer demasiado fríos y alejados cuando lo que queremos es simplemente que todo vuelva a estar bien de nuevo.
 
El Catecismo anticipa esta respuesta humana natural y afirma que:
 
“El conjunto de la fe cristiana constituye la respuesta a esta pregunta: la bondad de la creación, el drama del pecado, el amor paciente de Dios que sale al encuentro del hombre con sus Alianzas, con la Encarnación redentora de su Hijo, con el don del Espíritu, con la congregación de la Iglesia, con la fuerza de los sacramentos, con la llamada a una vida bienaventurada que las criaturas son invitadas a aceptar libremente, pero a la cual, también libremente, por un misterio terrible, pueden negarse o rechazar. No hay un rasgo del mensaje cristiano que no sea en parte una respuesta a la cuestión del Mal” (C I C 309).
 
Una de las maneras en que el mensaje cristiano responde al problema del mal es ofreciendo a los seres humanos lo que a las desean cuando sufren: un sentido.
 
Víctor Frankl fue un psiquiatra austríaco que languideció durante tres años en varios campos de concentración nazi.
 
Tras ser liberado, Frankl desarrolló un tipo de tratamiento llamado logoterapia para ayudar a las personasa lidiar con los problemas difíciles de la vida. Por ejemplo, en una ocasión Frankl aconsejó a un hombre que estaba pasando por una depresión severa tras la muerte de su mujer. Frankl abordó la depresión de este hombre haciéndole ver lo que hubiera ocurrido si él hubiera muerto y su mujer hubiera sobrevivido en lugar de él. Aquel hombre fue entonces capaz de ver que a través de su sufrimiento él había sido capaz de ahorrarle a su mujer la misma agonía.
 
Su sufrimiento ahora tenía sentido. Frankl concluye que el sufrimiento deja de ser en cierto modo sufrimiento en el momento en que encuentra un sentido, como puede serlo el sacrificio.
 
Desde la perspectiva atea del universo el sufrimiento no puede tener sentido. Para el creyente el dolor tiene un sentido.
 
 
EL MIEDO A DIOS
 
¿Cómo puede ser que le tengamos miedo a Dios? Entre las respuestas que se obtienen del mismo curso se llega a los siguientes consensos:
1. Se le desconoce
2. Es un Dios castigador
3. La exigencia de su seguimiento es grande y por eso mismo hay resistencia y temor
 
Este es un tema apasionante y muy profundo. Lo explicaremos con la historia del hijo pródigo 
La parábola del hijo pródigo Evangelio según san Lucas 15,1-3. 11-32
 
«En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde”. El padre les repartió los bienes. Pocos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, partió a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y comenzó a pasar necesidad. Fue entonces a servir a casa de un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; pero nadie le daba de comer. Entonces recapacitó y se dijo: “¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre! Ahora mismo me pondré en camino e iré a la casa de mi padre, y le diré:  Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo:  trátame como a uno de tus trabajadores”. Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y corrió a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus criados: “Saquen en seguida el mejor traje y vístanlo; pónganle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traigan el ternero cebado y mátenlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido encontrado”. Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo.
 
Cuando, al volver, se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado sano y salvo”. Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira:  en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con prostitutas, haces matar, para él, el ternero más gordo”. El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo:  deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido encontrado”»
 
El padre Robert Barrón nos explica en la Serie Catholicism el sentido de esta parábola: leemos: “Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de herencia que me corresponde’”. Somos los hijos de Dios; se nos ha dado la vida, nuestro ser, todo nos ha sido dado por él; existimos a través de él en todo momento.
 
Pero luego encontramos esta respuesta equivocada: “Dame la parte de la herencia que me corresponde”. El vivir propiamente en Dios es vivir en una actitud de receptividad y generosidad, recibiendo un don de Dios y estando siempre dispuesto a entregarlo de nuevo.
 
Sin embargo, Dios respeta nuestra libertad “y el padre les repartió sus bienes”. Se trata de un momento trágico. Lo que debería ser una corriente de gracia queda dividido, hendido, separado en lo que es tuyo y lo que es mío.
 
¿A dónde va el hijo? Se dedica a vagar con su fortuna en un “país lejano”. En griego, estas palabras se traducen por la frase chora makra, que significa “el gran vacío”. Ahí no tarda en despilfarrar su herencia, como siempre ocurre. Cuando nos aferramos a la vida divina como si fuera nuestra, es entonces cuando la perdemos. Entonces se vio forzado a buscar empleo y se convirtió en cuidador de puercos. En este chora makra las únicas relaciones que existen son del tipo económico, donde cada uno lucha por mantener lo que le pertenece. “Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba”. Así ocurre en este país lejano: es el lugar donde nadie da nada.
 
Finalmente, este hombre vuelve en sí y decide regresar a su padre, diciendo: “trátame como a uno de tus jornaleros”. Sabe que incluso los esclavos tienen una relación vivificante.
 
Entonces el padre divisa a su hijo desde la distancia (claramente había estado buscándole) y, sin atender a lo que era propio o respetable, se lanza corriendo a recibirle. La Biblia no es la historia de nuestra búsqueda de Dios, sino la imparable y apasionada búsqueda de Dios por nosotros. Entonces el padre dice: “Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies”. Éste es el anillo del matrimonio, que simboliza el restablecimiento de la relación correcta entre Dios y nosotros.
 
Ahora bien, de hecho, el hijo mayor—quien es distinto a su hermano sólo a nivel superficial—se encuentra en el mismo espacio espiritual, pues él también se percibe a sí mismo en una relación económica con su padre. Como la mayoría de las personas justas y religiosamente respetables, queda desconcertado ante la celebración en honor a alguien que ciertamente no lo merecía. Escuchen sus palabras: “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos”.
 
Por lo tanto, el hijo mayor es un esclavo, uno que obedece cuidadosamente—alguien que no ha captado el espíritu de su padre. Siente que debe ganarse o merecer el amor de su padre. Odia a su hermano y está resentido por la generosidad de su padre. “Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado”. Cuando nos alejamos del amor de Dios, caemos en el odio contra los demás.
 
El padre le explica pacientemente: “Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo”. Ésta es la clave de toda la parábola y es verdad en el caso de ambos hijos, si bien ninguno de ellos parece darse cuenta de ello.
 
Todo lo que Dios tiene nos ha sido dado. Todo su ser es “para-darse”. Tanto el hijo menor como el mayor carecen de una relación cercana con su padre porque este es Dios, y es puro Amor. El lenguaje mercantilista no funciona para poder entenderlo y amarlo.
 
Celebra lo que tienes
Son las pequeñas cosas las que convierten un día normal en un día genial: tu canción favorita sonando en la radio, un gol de tu equipo, unas cañas con los amigos, el buen tiempo… Aunque apenas les damos importancia, son las cosas que nos ayudan a pasar los momentos difíciles y que mejoran nuestro día a día imperceptiblemente.
 
Bajo el lema Celebra lo que tienes, Mahou Cinco Estrellas se propone enviar un mensaje de alegría y optimismo paraanimar a la gente a hacer frente a la situación delicada en la que nos encontramos actualmente y resaltar esos pequeños detalles que hacen que la vida merezca la pena.
 
Es reconocer que hay muchas cosas para agradecer.
 
Demostración natural de la existencia de Dios
Porque creer en Dios
¿Por qué debo creer en Dios? Bueno, porque si Dios existe, entonces parecería importante que reconozcamos su existencia. Blaise Pascal escribió algo en referencia a esto y se reduce a una idea simple: Si no crees en Dios y Él existe, has perdido algo muy importante. Si él no existe y crees en él, ¿qué es lo que has perdido?
Creo que uno de los retos al tener una discusión legítima sobre la existencia de Dios (o un dios) es que muchas personas bien intencionadas ven al discurso o creencia atea como algo más sofisticado o "científico". Sin embargo, muchas grandes mentes del pasado y del presente no sólo han sostenido que hay un Dios, sino que han pasado sus vidas en la búsqueda de ese Dios. Creer en Dios no es anti-intelectual ni anti-científico. Tal como Francis Bacon (el padre del Método Científico) ha sido citado, "Pequeñas cantidades de filosofía conducen al ateísmo, pero cantidades mayores nos traen de regreso a Dios".
El otro desafío es la tendencia a agrupar a todos los creyentes en Dios en la categoría de "fundamentalistas". Como católicos, nosotros simplemente no somos fundamentalistas y nos sentimos cómodos explorando cómo Dios hizo el universo y lo que la ciencia nos puede enseñar.
¿Tengo la prueba de que Dios existe?
 "Prueba es una palabra capciosa y se usa mucho, a pesar de que podría significar algo diferente para todas las partes de un diálogo. El diccionario define como prueba, "A llegar a una conclusión lógica, basado en la evidencia disponible". Si nos quedamos con esa idea entonces, sí, creo que hay muchas maneras de que se puede probar que hay un Dios. Para llegar a una conclusión lógica basada en la evidencia disponible, podemos explorar el problema mediante el uso de nuestra experiencia y la razón. Cuando se habla de la prueba de la existencia de Dios, el Dr. Peter Kreeft habló sobre cómo tendemos a tomar la mayoría de las preguntas en la vida en "el tribunal de nuestras mentes".
Dr. Kreeft dijo que todos los días, tú y yo tomamos decisiones ponderando las evidencias y basándonos en lo que es más probable. Me gusta eso, y me parece que coincide con la experiencia de la mayoría de la gente, sopesamos las evidencias y tomamos una decisión basados en lo que es más probable.
Podemos hacer esto con Dios de muchas maneras diferentes: vamos a ver algunos de estos argumentos
¿Dios existe?
C.S. Lewis escribió que Dios no es el tipo de cosa sobre la cual uno puede estar moderadamente interesado. Si Dios no existe, entonces no hay ninguna razón para que nos interese. Sin embargo, si Dios existe, no hay cosa más interesante. No sólo eso, sino que, la preocupación máxima de nuestra propia existencia sería cómo relacionarnos correctamente con este Ser sobre el cual depende todo aspecto de ella.
¿Por qué es importante que exista Dios?
Los filósofos ateos Jean-Paul Sartre y Albert Camus – quienes han pensado muy seriamente sobre este problema – admiten que la existencia de Dios hace una diferencia enorme en la vida de los seres humanos.
1. Si Dios no existe, la vida – al fin y al cabo – es sin sentido.
Si tu vida está condenada a terminar en muerte, entonces no importa cómo vives tu vida. Al final, no hace alguna diferencia si existes o no. Claro, tu vida pueda tener algún significado relativo – como haber influido en otros o hecho algo que cambió la historia. Sin embargo, la humanidad está condenada a perecer en la muerte calurosa del universo – todo cambio e influencia que hayas provocado será para nada. En última instancia, tu vida es inconsecuente.
Por lo tanto, todas las contribuciones para avanzar el conocimiento humano, las investigaciones de los doctores para aliviar el dolor y el sufrimiento, los esfuerzos de los diplomáticos para traer paz al mundo, los sacrificios de gente buena alrededor de mundo para mejorarlo – terminan en nada. Si el ateísmo es verdad, nuestras vidas son sin sentido.
2. Si Dios no existe, entonces tenemos que vivir sin esperanza.
Si Dios no existe, en última instancia, no hay esperanza para la liberación de las deficiencias de nuestra existencia finita. Por ejemplo, no hay esperanza de liberación del mal. Aunque muchos preguntan por qué Dios pudo crear un mundo con tanto mal, es evidente que la mayor parte del sufrimiento en el mundo se debe a que el hombre trata a sus conciudadanos inhumanamente. El horror de dos Guerras Mundiales en el último siglo ha destruido el optimismo ingenuo del progreso humano. Si Dios no existe, estamos encerrados sin esperanza en un mundo lleno de sufrimiento gratuito e irredimible. No hay esperanza de liberación del mal.
No hay esperanza de eliminar enfermedades, la muerte, ni prevenir la vejez. Interesante, ¿no? A menos que nos muramos jóvenes, la realidad es que seremos hombres y mujeres en nuestra vejez, peleando una batalla inútil en contra de ella, luchando contra el avance inevitable del deterioro, la enfermedad y hasta demencia. Finalmente, morirás. No hay nada después de la tumba. Si somos intelectualmente honestos, podemos ver que el ateísmo es una filosofía que no tiene esperanza. Nuestra existencia termina con la muerte, haciendo la vida inconsecuente.
3. Si no hay Dios, no podemos conocerlo a Él – ni Su amor – de forma personal.
No hay tragedia más grande que el ser humano rechace el estatus más alto que pueda tener: amigo de un Ser infinito y que te ama; que quiere relacionarse contigo. Por supuesto, si Dios existe, no sólo haría una impresionante diferencia para la humanidad, sino que sería algo que cambia la vida personal de cada cual. En su libro “The Real Face of Atheism,” Ravi Zacharias menciona un aspecto importantísimo en el cual conocer a Dios de forma personal hace una diferencia:
“Nada – absolutamente nada – tiene un impacto más directo en las decisiones morales hechas por cada individuo o los propósitos perseguidos por la sociedad que la creencia o la incredulidad en Dios.”
Cuando no conocemos a Dios de una forma personal, nuestra identidad dependerá de cosas y opiniones efímeras que, en última instancia dejarán de ser en algún momento. Como dijo A.W. Tozer: “El hecho de Dios es necesario para el hecho del hombre. Si sacamos a Dios con nuestros pensamientos, el hombre no tiene base para existir.”
Claro, nada de esto prueba que Dios existe. Lo que intento es demostrar que hace una diferencia importante si Dios existe o no. Por lo tanto, aún si las evidencias a favor y en contra de la existencia de Dios son equivalentes, lo racional es creer en Él. En otras palabras, es irracional – cuando la evidencia es equivalente – preferir la muerte, inutilidad, y la desesperación por encima del gozo, sentido y esperanza.
Estoy seguro de que la evidencia no es absolutamente equivalente. Hay buenas razones para creer en Dios.
¿Dios existe? Como viajeros en esta vida, nuestra meta es buscarle el sentido a las cosas – intentar de entender cómo es el mundo. La hipótesis de que Dios existe le da sentido a una amplia gama de hechos de nuestra experiencia.
El concepto de Dios y los ateos
El Padre Robert Barrón aborda los conceptos erróneos comunes acerca de la naturaleza de Dios que llevan a tantos que adoran en el altar de la ciencia la negación de la existencia de Dios. La crítica atea depende de su comprensión equivocada de Dios como “la instancia suprema de la categoría del ser”.
Citando a Santo Tomás de Aquino, Barrón argumenta que esto es exactamente lo que Dios no es.
Más bien Dios es subsitens ipsum esse, es decir, el acto subsistente del ser mismo.
“La ciencia al principio no puede eliminar a Dios, porque Dios no es un fenómeno en el mundo”.
Los científicos y los que se consideran ateos se limitan a la esfera material que es medible y verificable y están orgullosos de todo lo que se ha logrado en este reino.Pero incluso el más obstinado materialista no puede dejar de oír los ecos de las verdades más allá de lo particular y contingente.
Como el Padre Barrón dice: Estamos constantemente golpeados por la contingencia de las cosas (que entran en el ser y pasan), pero también tenemos un profundo sentido de su arraigo en el SER. Ese es Dios. La base no contingente del ser “.
Los ateos no alcanzan a Dios
La más señalada contribución de David Bentley Hart es “La experiencia de Dios: Ser, Conciencia y Bienaventuranza” es aclarar que los teístas y ateos serios, aunque debaten con frecuencia acerca de la realidad de Dios, casi nunca usan la palabra "Dios " en la misma manera. Esta ambigüedad fundamental contribuye enormemente a la inutilidad y la mezquindad de la mayoría de estas discusiones.
No es tanto que Christopher Hitchens y Richard Dawkins no están de acuerdo con Tomás de Aquino sobre la existencia de Dios, sino que es que ni Hitchens ni Dawkins tienen ninguna comprensión real de lo que Aquino incluso quiere decir cuando habla de Dios. 
Para una persona, los nuevos ateos sostienen que Dios es algo que está en el mundo, la instancia máxima, si lo desea, de la categoría de "ser". Pero esto es precisamente lo que Aquino y pensadores serios en todas las grandes tradiciones teístas sostienen que Dios no es. Thomas afirma explícitamente que Dios no está en ningún género, incluyendo el género más genérico de todos, simplemente ser. No es una cosa o una persona - aún suprema - entre muchos. Más bien, Dios es, en esa frase latina concisa de Aquino, ipsum esse subsistens, el mero acto del ser mismo.
Puede ser útil para distinguir a Dios de los dioses. Para los antiguos griegos y romanos, por ejemplo, los dioses eran versiones exaltadas, inmortales, y sobre todo de gran alcance de los seres humanos comunes. Eran, por así decirlo, cuantitativamente, pero no cualitativamente diferente de la gente común. Eran impresionantes habitantes del mundo natural, pero no eran, en rigor, sobrenatural. Pero Dios no es un objeto supremo en el universo o al lado de él, sino Dios es el gran océano del ser, de cuya plenitud existe el universo en su totalidad.
Es absolutamente correcto decir que el avance de las ciencias físicas modernas ha eliminado los dioses. Después de haber explorado las profundidades de los océanos y las cimas de las montañas y hasta los cielos que rodean el planeta, no hemos encontrado ninguno de estos seres supremos. Por otra parte, las causas naturales innumerables, descubiertas por la física, la química, la biología, etc. son más que suficientes para explicar cualquiera de los fenómenos en el ámbito natural. Pero las ciencias físicas, por muy avanzadas que podrían llegar a ser, nunca pueden eliminar a Dios, porque Dios no es un ser en el orden natural. En cambio, es la razón por la cual existe ese nexo de causas acondicionado que llamamos la naturaleza - en absoluto.
El cosmonauta ruso de la década de 1950 que, después de haber atravesado los cielos, con seguridad afirmó: "No he encontrado a Dios", dijo algo sin sentido, no estaba hablando de Nuestro Dios. Por ello, los nuevos ateos y su ejército de discípulos están cometiendo un error de categoría cuando confiadamente afirman que los avances científicos hacen que la religión deba retirarse hacia un cada vez más pequeño espacio intelectual o cuando estridentemente desafían a los religiosos para producir "pruebas " de Dios. Ninguna cantidad de avances científicos, incluso puede, en principio, constituir una amenaza a la religión auténtica, y ninguna cantidad de evidencia experimental puede hablar a favor o en contra del verdadero Dios.
Entonces, ¿cómo alcanzamos al Dios verdadero? Hart aclara que la verdadera religión comienza con un tipo particular de maravilla, es decir, lo que debe ser la clave de todas las cosas. Estamos rodeados por todos lados por las cosas que existen pero que no tendrían que existir. El equipo en el que estoy escribiendo estas palabras en realidad existe, pero su existencia no se explica por sí misma, ya que depende de toda una serie de causas, tanto extrínsecas e intrínsecas. Sólo existe ya un ejército de fabricantes, diseñadores, técnicos, etc. que han puesto juntas sus partes y sólo porque su estructura molecular, atómica y subatómica las sostiene. Además, está situado en un entorno que lo condiciona en innumerables formas. El término filosófico técnico para esta existencia causada y condicionada es "contingencia".
Ahora la meditación de un momento revela que todos los elementos condicionantes que he mencionado son en sí mismos, de manera similar, contingentes. No explican su existencia más que lo que la computadora lo hace. Por lo tanto, a menos que se posponga permanentemente la explicación, tenemos que llegar, por deducción lógica, a una realidad que no es contingente y cuya naturaleza es existir. Este poder del ser mismo, que explica y determina todas las cosas contingentes o nuestra experiencia ordinaria, es lo que los teístas serios de todas las grandes tradiciones religiosas quieren decir con la palabra "Dios". Soy plenamente consciente, por supuesto, que la gran mayoría de los creyentes no diría que su fe en Dios es una función de este tipo de demostración filosófica. Sin embargo, están intuyendo lo que hace al argumento explícito.
A menudo me río de los críticos de la religión que se enorgullecen en el rigor de su racionalismo. Yo les digo que, a pesar de que están dispuestos a hacer y contestar todo tipo de preguntas acerca de la realidad, se vuelven radicalmente poco curiosos, incluso irracionales, justo cuando se plantea la cuestión más interesante de todas: ¿Por qué hay algo en vez de nada? ¿Por qué existe el universo en su totalidad?
Una sencilla síntesis del pensamiento de algunos ateos influyentes
Karl Marx
La alienación religiosa es una alienación de segundo grado. Expresa en forma de teoría justificativa lo absurdo que la hace nacer. La alienación religiosa tiene su origen en la alienación económica y no podrá superarse mientras no se supere ésta. La lucha contra la religión es la lucha contra aquel mundo cuyo aroma espiritual es la religión. La miseria religiosa, es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra ella. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo. 
Se necesita la abolición de la religión entendida como felicidad ilusoria del pueblo para que pueda darse su felicidad real. La exigencia de renunciar a las ilusiones sobre su condición es la exigencia de renunciar a una condición que necesita de ilusiones. La crítica a la religión es, por tanto, en germen, la crítica del valle de lágrimas, cuyo halo lo constituye la religión. 
Sigmund Freud
“Yo quiero vengarme de aquel que reina por encima de nosotros.” “Yo lanzaré mi guante a la faz del mundo y me esforzaré por hundir a ese gigante pigmeo.” 
La religión aporta satisfacciones imaginarias o fantásticas que desvían cualquier esfuerzo racional por encontrar satisfacciones reales. 
El cristianismo... imparte a los hombres una doble vida y ofrece los goces imaginarios del cielo como un solaz para las miserias reales de esta vida. 
La religión es comparable con la neurosis infantil. 
No, nuestra ciencia no es una ilusión. Pero sí sería una ilusión suponer que lo que la ciencia no puede darnos lo podemos encontrar en otro lugar. 
Los sentimientos de amor y temor de Dios no tienen su origen en Dios, si no en los seres humanos. Son sentimientos de frustración dirigidos por el hombre a un ser imaginario que pretende que sea su padre. 
Friedrich Nietzsche
¿Es el hombre sólo un error de Dios? ¿O Dios sólo un error del hombre? 
La religión no es más que un reflejo fantástico, en las cabezas de los hombres, de los poderes externos que dominan su existencia cotidiana. Un reflejo en el cual las fuerzas terrenas cobran forma de supraterrenas. 
Fe significa no querer saber la verdad. 
La diferencia entredios y yo es que yo existo. 
No puedo creer en un Dios que quiera ser alabado todo el tiempo. 
En el cristianismo ni la moral ni la religión entran nunca en contacto con la realidad. 
Ludwig Feuerbach
 
La idea de Dios es creada a partir de una proyección que realiza el hombre, a partir de esta proyección las propiedades del hombre se enajenan en Dios, y este aparece con vida propia y domina al sujeto. Por lo cual según Feuerbach no fue Dios el que creó al hombre sino al revés, el hombre el que creó a Dios a su imagen. Dios es todo lo que el hombre no es, y viceversa. Dios es la esencia del hombre instalada fuera del hombre; Dios no es sino el ser del hombre liberado de los límites del individuo, los límites de la corporeidad y la realidad, y objetivado, es decir, contemplado y adorado como otro ser, distinto de él (Feuerbach).
Jean Paul Sartre
Sartre llamó "existencialismo" a su filosofía basada en la tesis de que la "existencia precede a la esencia". Esto significa concretamente que "el hombre no es otra cosa que lo que él se hace". Como no existe un Dios para diseñar al hombre, el hombre no tiene ningún molde, no tiene esencia. Su esencia o naturaleza no proviene de Dios como su Creador, sino de su propia elección libre.
Aquí se advierte una intuición profunda, aunque es inmediatamente subvertida. La intuición consiste en comprender que el hombre determina quién será por sus elecciones libres. Dios es quien crea todo lo que es el hombre y éste es quien moldea su propia y única individualidad. Dios da origen a nuestro qué, pero nosotros formamos nuestro quién. Dios nos da la dignidad de estar presentes en nuestra propia creación o co-creación. Nos asocia consigo mismo en la tarea de co-crearnos a nosotros mismos. Sólo crea la materia prima objetiva, a través de la herencia genética y del ambiente. Cada uno le dará la forma final a su propia individualidad a través de sus elecciones libres.
Lamentablemente, esta libertad de auto determinarse que Sartre descubrió en el hombre, lo llevó a sostener que Dios no existe, porque, de haber un Dios, el hombre quedaría reducido a un mero artefacto Suyo y por ende no sería libre. Es una constante en su pensamiento la afirmación de que la libertad y la dignidad humanas suponen necesariamente el ateísmo. Su actitud es parecida a la de un vaquero en un western diciéndole a Dios, como si fuera su enemigo: "Este pueblo no es lo suficientemente grande para ti y para mí. Uno de los dos tiene que irse".
De este modo, la legítima preocupación de Sartre por la libertad humana y su comprensión acerca de cómo esta hace a las personas esencialmente diferentes, a partir de cosas que apenas lo son, lo llevaron al ateísmo porque confunde libertad con independencia, y porque el único Dios que él puede concebir es uno que nos quitaría la libertad humana, en vez de crearla y mantenerla: una suerte de fascista cósmico. Además, Sartre comete el error adolescente de equiparar libertad y rebelión. Dice que la libertad es sólo "la libertad de decir que no".
Las vías de Santo Tomás
Las pruebas más tradicionales para demostrar la existencia de Dios son estas cinco vías expuestas de modo magistral por Santo Tomás de Aquino (“Suma Teológica”, Prima pars, cuestión 2, artículo 3). Son estas pruebas propiamente metafísicas. Estas vías son cinco argumentos a posteriori (a partir de las cosas más conocidas por el hombre) que demuestran la existencia de Dios; así, por ejemplo:
Primera Vía
La primera es la vía del movimiento: la realidad del cambio o del movimiento (en sentido aristotélico) exige necesariamente la existencia de un primer motor inmóvil, porque no es posible fundarse en una serie infinita de iniciadores del movimiento.
Segunda Vía
La segunda es la vía de las causas eficientes: puesto que las causas eficientes forman una sucesión y nada es causa eficiente de sí mismo, hay que afirmar la existencia de una primera causa.
Tercera Vía
La tercera es la vía de la contingencia y del ser necesario: como es un hecho que hay seres que existen y que podrían no existir, esto es, que son contingentes, es forzoso que exista un ser necesario, ya que, de otra forma, lo posible no sería más que posible.
Cuarta Vía
La cuarta es la vía de los grados de perfección: puesto que todas las cosas existen según grados (de bondad, verdad, etc.), debe también existir el ser que posee toda perfección en grado sumo, respecto del cual las demás se comparan y del cual participan.
Quinta Vía
La quinta es la vía teleológica o del orden y la finalidad: existe un diseño o un fin en el mundo, por lo que ha de existir un ser inteligente que haya pretendido la finalidad que se observa en todo el universo.
La contingencia
Video https://www.youtube.com/watch?v=c6tkM3gsjHI&list=PLuz7DRjBQrnYPSvEKOgDeyrcXXWj4a-WN
Algunos argumentos para la existencia de Dios
I. Dios hace sentido del origen del universo 
(Argumento cosmológico)
¿Te has preguntado de dónde salió el universo? ¿Por qué todo existe en vez de que exista nada? Por lo general, se argumenta de que el universo es eterno. Pero esto no es una postura razonable.
¿Por qué no es razonable? Pensemos un momento.
Si el universo nunca tuvo un principio, eso significa que la cantidad de eventos pasados en la historia del universo es infinita. Sin embargo, los matemáticos reconocen que la existencia de cosas infinitas reales lleva a contradicciones. Por ejemplo, ¿cuánto es infinito menos infinito? Matemáticamente, hay contestaciones contradictorias. Esto nos enseña que el infinito es una idea en nuestra mente y no algo que existe en la realidad. David Hilbert comenta:
“El infinito no puede ser encontrado en ninguna parte de la realidad. Ni existe en la naturaleza ni provee una base legítima para el pensamiento racional. El único rol que le toca a lo infinito es el de una idea.” (Philosophy of Mathematics, pág. 139,141).
Lo que esto implica es que, como los eventos del pasado no son sólo ideas, entonces la cantidad de eventos pasados debe ser finita. Por lo tanto, si la serie de eventos es finita, sólo puede retroceder hasta cierto punto. El universo tuvo que comenzar en algún momento.
Esta conclusión ha sido confirmada por impresionantes descubrimientos en astronomía y astrofísica. En uno de los desarrollos más importantes de la ciencia moderna, ahora tenemos muy buena evidencia de que el universo no es infinito hacia el pasado, sino que tuvo un principio hace casi 14 billones de años atrás en un evento cataclismo conocido como el “Big Bang.” Lo que hace que el “Big Bang” sea tan importante es que representa el origen del universo desde, literalmente, nada. Toda la materia y energía – hasta el espacio físico y el tiempo mismo – llegaron a la existencia desde el “Big Bang.”
Claro, hay varias teorías alternas que han sido creadas para evitar este principio absoluto. Sin embargo, ninguna de estas teorías se ha establecido como más verosímil que la teoría del “Big Bang.” De hecho, en el 2003, Arvind Borde, Alan Guth y Alexander Vilenkin efectivamente probaron que cualquier universo que esté en estado de expansión cósmica no puede ser infinito hacia el pasado, sino que tiene un principio absoluto. Viledkin lo pone de la siguiente manera: “Se ha dicho que el argumento es lo que convence al hombre razonable y la prueba es lo que convence hasta el hombre irrazonable. Con las pruebas ya en su lugar, cosmólogos ya no pueden esconderse detrás de la posibilidad de un universo infinito. No hay escapatoria – tienen que enfrentarse al problema de un principio cósmico.”
Este “problema” es resumido por Anthony Kenny de la universidad de Oxford:
“Un defensor del ‘Big Bang,’ por lo menos si es ateo, tiene que creer que el universo salió de la nada y por nada.”
De seguro, esto no tiene sentido alguno. De nada, sale nada – así que, ¿por qué hay algo, en vez de nada? ¿De dónde salió? Tuvo que haber una causa que trajo el universo a la existencia.
Resumimos el argumento Cosmológico así:
Premisa #1: Todo aquello que comienza a existir requiere una causa.
Premisa #2: Eluniverso comenzó a existir.
Conclusión: El universo requiere una causa.
Dada la veracidad de las dos premisas, necesariamente llegamos a la conclusión.
La propia naturaleza del caso, esta causa que creó el universo tiene que ser un Ser no-causado, incambiante, eterno e inmaterial. Tiene que ser no-causado porque, como vimos, no puede haber una regresión infinita de causas. Tiene que ser eterno y, por consiguiente, incambiante – por lo menos sin el universo – porque creó el Tiempo. Como también creó el espacio, debe trascender el espació también, haciéndolo inmaterial.
Además, diría yo, debe ser personal. ¿De qué otra manera podría una causa eterna dar lugar a un efecto temporal como el universo? Si la causa fuese sólo un conjunto de condiciones necesarias y suficientes que operan mecánicamente, entonces la causa nunca pudiese existir sin el efecto. Por ejemplo, el agua se congela a 0ºC (32ºF). Si la temperatura hubiese sido de 0ºC desde la eternidad pasada, entonces cualquier agua disponible sería congelada por la eternidad. Sería imposible que el agua comenzara a congelarse hace un tiempo finito atrás. Por lo cual, si la causa es permanentemente presente, el efecto lo sería también. La única forma de que la causa sea eterna y que su efecto sea temporal es que la causa sea un agente personal que libremente decidió crear un efecto en el tiempo sin condiciones previamente determinadas. Por ejemplo, un hombre sentado desde la eternidad puede decidir pararse. Por lo tanto, somos llevados a, no sólo una causa trascendental del Universo, sino a su Creador personal.
¡Que impresionante que la teoría del “Big Bang” confirma lo que los teístas cristianos han creído: ¡que, en el principio, Dios creó el universo!
Ahora bien, ¿qué hace más sentido? ¿Qué las afirmaciones del cristianismo son certeras o que el universo apareció en la existencia, aleatoriamente, sin causa y de nada?[footnoteRef:1] [1: Este argumento es un caso efectivo para el teísmo en general, no necesariamente el Dios Cristiano. Está diseñado para probar que el Universo es intencional y contesta la pregunta filosófica que la ciencia ni los ateos pueden contestar:
“¿Cuál es el origen del universo?”
El expositor primordial de este argumento en la actualidad (a mi conocer) es el Dr. William Lane Craig, aunque es una recopilación de pensamientos filosóficos y científicos que llegan hasta Aristóteles. Veamos el argumento:
Premisa #1: Todo aquello que comienza a existir requiere una causa.
Premisa #2: El universo comenzó a existir.
Conclusión: El universo requiere una causa.
Lo más importante es entender que nada se puede sustentar en un debate a menos que se pueda frasear en un argumento válido, de acuerdo con las reglas de inferencia. En otras palabras, debe tener unas conclusiones lógicas y que puedan ser deducidas, dado a que las premisas sean ciertas.
Por lo tanto, la idea de defender un argumento como este es establecer la veracidad de las premisas para que la conclusión sea cierta.
] 
Probando las Premisas
1. “Todo aquello que comienza a existir requiere una causa.”
Esta premisa es auto-evidente. No hay algo que venga de la nada. Si algo tuvo un principio – o comenzó a existir – entonces ALGO tuvo que traerlo a la existencia. Algunos intentan definir “nada” como un vacío cuántico, pero aún los vacíos son algo; tienen energía y partículas cuánticas. No hay evidencia empírica de que algo haya surgido de la nada absoluta. Los antiguos griegos tenían razón cuando dijeron: “De la nada viene nada.” Esto es más factible que creer que lo que comienza a existir NO requiere una causa.
En este punto, los opositores del Cristianismo preguntan: “Entonces, ¿quién creó a Dios?” pero esto es una errónea interpretación de la premisa. Lo que requiere una causa es todo lo que COMIENZA a existir, no todo lo que existe. Dios es eterno. Por lo tanto, no comenzó a existir. Como Dios no comenzó a existir, no requiere una causa. (Para más detalles, pulsa en el enlace anterior.)
2. “El universo comenzó a existir.”
Esta premisa es la que más prueba requiere.
Primero, la mecánica cuántica no puede salvar al ateo. En la mecánica cuántica, partículas virtuales surgen en el vacío. Este vacío es provocado por un científico. La partícula existe por un periodo de tiempo inversamente proporcional a su masa (mientras más masa, menos tiempo existe). Sin embargo, en el caso de la Teoría del “Big Bang,” ni siquiera hay un vacío – hay nada. No hay científico – hay nada. No sólo eso, sino que el universo es demasiado de muy masivo como para durar 14 billones de años como una partícula virtual.
Segundo, he encontrado ateos que han mencionado que la Teoría del “Big Bang” es física especulativa y que puede cambiar en cualquier momento. Sin embargo, la tendencia es un principio absoluto surgido de nada. Tenemos una serie de descubrimientos científicos – sólidos y recientes – que apuntan en una dirección definitiva:
La teoría de la relatividad general de Eistein y las confirmaciones científicas de su exactitud.
La radiación de microondas en el fondo cósmico (en inglés: “cosmic microwave background radiation”).
Predicciones radioactivas de abundancia de elementos.
Predicciones de abundancia de hidrógeno/helio.
Formaciones estelares y teorías sobre sus ciclos de vida.
La segunda ley de Termodinámica y su aplicación a la fusión nuclear dentro de estrellas.
El “red-shifting” de luz emitida de galaxias que se alejan de nosotros.
Por estas razones, entre otras, si los ateos cuestionan estos descubrimientos y el origen del universo físico de la nada, en cierta manera, se oponen al progreso científico.
¿Qué fue lo que surgió en el momento de la Creación?
Tenemos que entender que la Teoría del “Big Bang” establece que el espacio, el tiempo y la materia fueron creadas en el momento de la Creación (o el “Bang,” por así decirlo). Por lo tanto,
No había espacio causal antes de que el universo comenzara a existir.
No había tiempo causal antes de que el universo comenzara a existir.
No había materia causal antes de que el universo comenzara a existir.
Todas estas cosas comenzaron a existir en el primer momento.
¿Qué se puede inferir sobre la causa?
Así que el espacio, el tiempo y la materia comenzaron a existir. ¿Qué pudo haberlos causado a comenzar a existir?
Lo que sea que causó que el universo a existir no está dentro del espacio, porque no había espacio causal antes del evento de la creación. Entonces, la causa tiene que ser no-física, porque las cosas físicas existen dentro del espacio.
Lo que sea que causó que el universo a existir no está limitado por el tiempo. Es decir, nunca comenzó a existir. No había un paso de tiempo causal antes del “Big Bang,” por lo tanto la causa del universo no surgió: la causa existía eternamente.
Lo que sea que causó que el universo a existir es inmaterial. Toda la materia del universo surgió en el primer momento. Lo que sea que causó el comienzo del universo no puede ser material, porque no había materia causal antes del “Big Bang.”
Entonces, ¿qué debe ser la causa?
El Dr. Craig menciona que estamos familiarizados sólo con dos realidades inmateriales, no-físicas ni temporales:
Objetos abstractos (números, conjuntos y relaciones matemáticas).
Mentes (como la suya y la mía).
Ahora bien, los objetos abstractos no causan efectos en la naturaleza. Sin embargo, estamos enteramente conscientes de las capacidades causales de nuestras propias mentes. Por ejemplo, tu mente puede causar que tu mano se levante. Por lo tanto, por el proceso de eliminación, nos quedamos con una mente como la causa del universo. Como diría Sir Conan Doyle: “Cuando has eliminado lo imposible, lo que queda – por más improbable – tiene que ser la verdad.”
Esta causa creó todo el universo físico. La causa de este evento es, entonces, sobrenatural, ya que el hecho de que trae la naturaleza a la existencia implica que no es parte de la naturaleza misma y que el hecho de crear materia es un milagro en sí.
¿Por qué importa el argumento cosmológico kalam?
Tenemos que tomar una decisiónhoy de cómo vamos a vivir. La evidencia disponible hoy apoya la creación de todo el universo físico de la nada (ex nihilo), causado por una mente sobrenatural con inmenso poder. El progreso de la ciencia ha fortalecido esta teoría en contra de teorías naturalistas contrarias.
Esos son los hechos y tenemos que decidir qué hacer con ellos.
II. Dios hace sentido de la perfección y el orden del universo para apoyar vida inteligente. Ajuste fino del universo.
A través de los últimos 40 años, científicos han descubierto que la existencia de la vida inteligente depende de un balance de condiciones iniciales dados por el “big Bang.” Este balance es delicado y complejo. Se creía que la vida inteligente hubiese surgido sin importar las condiciones del universo, pero se ha descubierto que nuestra existencia se balancea en un filo de espada. La existencia de la vida inteligente depende de una conspiración de condiciones iniciales que tuvieron que ser precisadas a un grado que es, literalmente, incalculable.
Esta precisión es de dos tipos. Primero, cuando las leyes de la naturaleza son expresadas en ecuaciones matemáticas, hay ciertas constantes que aparecen en ellas (como la constante de la gravedad). Estas constantes NO son determinadas por las leyes de la naturaleza. Las leyes naturales son consistentes con una amplia gama de valores para estas constantes.
Segundo, adicional a estas constantes, hay ciertas cantidades arbitrarias que son puestas como condiciones iniciales sobre las cuales las leyes de la naturaleza operan. Por ejemplo, la cantidad de entropía o el balance entre materia y anti-materia en el universo. Todas estas constantes y cantidades caen un margen extraordinariamente pequeño para poder hacer que la vida sea posible. Si estas constantes fuesen alteradas en lo mínimo, el balance que permite la vida sería destruido y la vida no pudiese existir.
El físico P.C.W. Davies calculó que un cambio en la fuerza gravitacional atómica débil por sólo una parte en 10100 hubiese prevenido un universo que permitiera la vida. La constante cosmológica que dirige la inflación del universo y es responsable por el reciente descubrimiento de la aceleración de la expansión del mismo está inexplicablemente precisada a una parte en 10^120. Roger Penrose de la universidad de Oxford calculó que la probabilidad de que las condiciones de baja entropía del “Big Bang” fuesen por “suerte” son 1 x 10^10(123). Esto es un número con más de 1,200 ceros. Ni siquiera tiene nombre.
Interesantemente, aparte de que cada constante esté precisada, para poder tener un universo que permita la existencia de la vida, la razón entre ellos tiene que ser precisada también. Por lo cual, tenemos que multiplicar improbabilidades por más improbabilidades hasta que nuestros cerebros sean inundados con números incomprensibles.
Entonces, ¿qué alternativas tenemos para explicar este fenómeno matemático de improbabilidades extremas?
Algunos piensan que fue puro accidente. Un evento aleatorio del cual nosotros somos los beneficiados. Pero, como vimos, las probabilidades de que el universo sea uno que permita la vida son tan gigantescamente incomprensibles que uno no se puede enfrentar a esta alternativa razonablemente. Aunque puede haber una gran cantidad de mundos en los cuales pueda existir vida dentro del marco cósmico, la cantidad de universos que permiten vida es impresionantemente más pequeña, por lo cual la existencia de un universo que permita la vida es fantásticamente improbable. Las personas que ignorantemente declaran “¡Todo surgió por accidente!” simplemente no tienen un concepto de la increíble precisión necesaria como requisito para que el universo contenga vida. Estas personas NUNCA usarían este tipo de hipótesis para explicar otras cosas como, por ejemplo, el cómo llegó un auto a su casa de la noche a la mañana.
Nuevamente, la cosmovisión que el cristianismo siempre ha tenido se mantiene: que hay un Diseñador inteligente del universo. Esto hace mucho más sentido que la visión atea de que el universo casualmente y por accidente resultó ser precisado a unos niveles incomprensibles para sustentar la existencia de la vida inteligente.
Se puede resumir el argumento así:
1. La precisión del universo es a causa de un accidente o por diseño.
2. Esta precisión no fue a causa de un accidente.
3. Por lo tanto, la precisión es producto de un diseño.
El argumento del diseño inteligente y la conversión de Anthony Flew
Video Porque Anthony Flew dejo de ser ateo
https://www.youtube.com/watch?v=yrDQiEdqxns&t=5s
Algunas ideas para explicar el diseño inteligente
a) Una melodía durante un trekking
Video spot japonés de celular
b) Un saludo de cumpleaños
En este argumento, señalamos el hecho de que, cada vez que vemos un diseño, asumimos un diseñador.
Por ejemplo, digamos que hoy es tu cumpleaños (¡Feliz Cumpleaños!).
Ahora, imaginemos que hoy día, después del trabajo o la escuela, vas a tu casa y encuentras una pancarta enorme en la entrada de tu casa que dice "¡Feliz Cumpleaños!" Al ver esta pancarta, ¿qué pensarías? ¿Asumirías que hubo una increíble cadena de casualidades que dieron por resultado que esa pancarta específica estuviese en el lugar adecuado? ¡Por supuesto que no! Tu reacción sería asumir que alguien puso ese letrero intencionalmente. ¿Por qué supones que fue intencional? Porque esa es la conclusión más razonable conforme a nuestras costumbres. ¿Cuántas diferentes casualidades tendrían que suceder a la perfección para que se haga un cartel que dice "Feliz Cumpleaños" y que este termine en frente de tu casa el día de tu cumpleaños? Las probabilidades de que esto ocurra sin que alguien lo haya hecho intencionalmente serían tan asombrosas que nos llevarían de la esfera de lo que es posible a la de lo "ridículo".
c) La joya de la creación
Ahora, obsérvate a ti mismo: tu cerebro, tu cuerpo y la forma en que funcionan. Mira el planeta y el universo y lo complejo e interconectado de todas estas cosas.
Las probabilidades de que todas estas cosas sean fruto del azar y no diseñadas son mucho, mucho mayores que las probabilidades de que las de esa pancarta en la entrada de tu casa en tu cumpleaños. La suposición más lógica al sopesar las evidencias es que hay un diseñador del universo, del planeta y de ti.
Este ejemplo te ayudará con tu siguiente pregunta también.
¿Cómo sé que yo le importo a Dios? ¿Cómo sabemos que somos importantes para alguien? Nos fijamos en sus acciones, palabras, comportamientos y nos hacemos un juicio en base a eso.
Volviendo al ejemplo de la pancarta a la entrada de tu casa, ¿no asumirías que eres importante para la persona que pasó por todo el esfuerzo de hacer la pancarta por tu cumpleaños?
Mira la complejidad de tu ser y del mundo en que vives. Mira la maravilla, y asombrosa belleza en las cosas que Dios hizo. ¿Te parece todo esto fruto de un Dios distante y frío o de un Dios que ama la belleza? El hecho de que Él nos dio mentes que pueden explorar y descubrir todo lo que tenemos acerca de la creación puede ayudarnos a ver, además, que este Dios quiere ser conocido: ¡qué bendición!
Hay un montón de diferentes maneras de abordar esta pregunta y yo sólo te he mostrado una vía. 
     
III. Dios le da sentido a los valores morales objetivos 
(Argumento de la Moralidad)
Hablamos continuamente de moral: en familia, con los amigos, en el café, en la prensa, en el parlamento… A todos nos interesa, porque a todos nos afecta. Todos tenemos algo que decir. Por eso es difícil y, a la vez, fácil hablar de moral. Como todos tenemos algo que decir, es fácil ponerse a hablar, pero es difícil conseguir que los demás nos escuchen y estén de acuerdo. En ningún tema se discute tanto: las opiniones se enfrentan y se superponen sin que parezca posible componerlas. Por eso, crece la sensación de que la moral es el tema más opinable de todos; el tema donde cada uno puede y debe tener su propia opinión; el tema donde ninguna opinión puede imponerse. A primera vista, el único acuerdo posible parece éste: que todo es opinable

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