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Gestão do Patrimônio Cultural em Isla Cozumel

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Av. Hidalgo 935, Colonia Centro, C.P. 44100, Guadalajara, Jalisco, México 
bibliotecadigital@redudg.udg.mx - Tel. 31 34 22 77 ext. 11959 
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA 
COORDINACIÓN GENERAL ACADÉMICA 
Coordinación de Bibliotecas 
Biblioteca Digital 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La presente tesis es publicada a texto completo en virtud de que el autor 
ha dado su autorización por escrito para la incorporación del documento a la 
Biblioteca Digital y al Repositorio Institucional de la Universidad de Guadalajara, 
esto sin sufrir menoscabo sobre sus derechos como autor de la obra y los usos 
que posteriormente quiera darle a la misma. 
	 - 1 - 
UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA 
CENTRO UNIVERSITARIO DE ARTE ARQUITECTURA Y DISEÑO 
MAESTRÍA EN GESTIÓN Y DESARROLLO CULTURAL 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PROGRAMA DE DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL 
DE ISLA COZUMEL, QUINTANA ROO. 
PROYECTO CINEMINUTOS: VIVO COZUMEL 
 
TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
MAESTRA EN GESTIÓN Y DESARROLLO CULTURAL 
 
PRESENTA 
FABIOLA MARÍA JIMÉNEZ HERNÁNDEZ 
Becada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología 
 
DIRECTORA DE TESIS 
Dra. Adriana Ruíz Razura 
 
CO-DIRECTOR DE TESIS 
Dr. Hugo Medrano Hernández 
 
Guadalajara, Jalisco, México. Junio de 2017 
 
	 - 2 - 
agradecimientos 
 
 
Si pudiera describir en un par de palabras mi sentir y mi actitud ante la vida siempre sería 
“afortunada” y “agradecida”. Afortunada por acontecimientos determinantes como la familia 
de la cual formo parte y los valores que en mí sembraron, la vocación creativa de la cual no 
puedo replegarme, y el contar con una conciencia colectiva que siempre ve por el bienestar 
en común antes que el bienestar propio. Agradecida, por los hechos condicionantes que son 
el resultado de mis decisiones como la profesión académica, el empleo, la vida en pareja, 
la amistad, el compañerismo y la salud. 
Estas líneas no son suficientes para describir lo satisfecha que me encuentro en este 
momento, pero deseo en breve reconocer el apoyo obtenido por mi máxima casa de 
estudios: la Universidad de Guadalajara, mi alma máter el Centro de Universitario de Arte, 
Arquitectura y Diseño, y por supuesto, a la Maestría en Gestión y Desarrollo Cultural 
(MGDC), en la que, mediante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, obtuve la 
oportunidad de continuar mi desarrollo académico. Gracias, Coordinación Académica 
MGDC y docentes que participaron en mi formación. 
A mi tutora de tesis, la Dra. Adriana Ruiz Razura; a mi co-tutor Dr. Hugo Medrano 
Hernández; a Perla Tun Pech y Zaydi Argaéz, por siempre creer en mí; a mi lectora y 
cómplice yucateca en Isla Cozumel, Karen Correa Canto; a la Mtra. Alma Vega Salas, por 
su apoyo académico; al realizador audiovisual Moisés Jiménez Hernández, a mi madre, Ma. 
Eugenia Hernández por su fortaleza; a mis amigos fraternos tapatíos y cozumeleños con 
quienes la vida es más sencilla, a dios y a todas esas personas que de forma colateral 
participaron para la realización y ejecución de este proyecto de investigación: Gracias. 
Agradecida con mis estimados compañeros y ahora colegas, con los que compartí 
momentos de aprendizaje teórico, social y emocional, a los que me honraron con su amistad 
y los cuales dejan una impronta en mí para cada día querer ser más como ustedes. Nos 
vemos pronto en muchos más proyectos de gestión cultural. En especial a Victoria Gallardo, 
David Colín, Alain Topete, Rodrigo Soto y Gibrán Furlan. 
 
 
	 - 3 - 
índice 
 
INTRODUCCIÓN 6 
CAPÍTULO I. Patrimonio y gestión entorno a la cultura 11 
1.1.- Cultura 11 
1.1.1. Cultura a través de una visión antropológica 12 
1.1.2. Concepto cultura 15 
1.2.- Patrimonio 16 
1.2.1. Clasificación del patrimonio 16 
1.2.2. Patrimonio cultural 17 
1.2.2.1. Patrimonio cultural material 19 
1.2.2.2. Patrimonio cultural inmaterial 20 
1.2.3. Patrimonio natural 21 
1.3.- Gestión cultural 22 
1.3.1. Conceptualizaciones de la gestión cultural 23 
 1.3.2. Características del gestor cultural 26 
 
CAPÍTULO II. El patrimonio cultural como constituyente simbólico de la identidad: 
orientación para la elaboración de un modelo de gestión del patrimonio cultural 28 
2.1.- Identidad cultural 28 
2.1.1. Identidad individual y colectiva 29 
2.1.2. Identidad regional 30 
2.1.3. Identidad y migración 32 
2.2.- Identidad y patrimonio 35 
2.2.1. Elementos culturales propios y ajenos 36 
2.2.2. El patrimonio como símbolo de identidad 38 
2.3.- Gestión del patrimonio cultural 38 
2.3.1. La comunidad como público 40 
2.3.2. Investigación 41 
2.3.3. Planificación 42 
2.3.4. Comunicación del patrimonio 43 
	 - 4 - 
2.3.5. Difusión del patrimonio 44 
2.3.6. Implementación 46 
 
CAPÍTULO III. Isla Cozumel 48 
3.1.- Historia breve de Isla Cozumel 48 
3.1.1. Civilización maya en Isla Cozumel� 49 
3.1.2. Colonización 59 
3.1.3. Piratas 61 
3.1.4. La guerra de castas 62 
3.1.5. Etapas de desarrollo económico del siglo XX: 
La Industria del chicle y la copra 63 
3.1.5.1. Economía de 1850 a 1910 64 
3.1.5.2. Economía de 1910 a 1950 65 
3.1.5.3. La vocación turística de Isla Cozumel 68 
3.2.- Isla Cozumel Hoy 70 
3.2.1. Datos geográficos: localización, extensión, clima, orografía, geología e 
hidrología 70 
3.2.2. Recursos Naturales 73 
3.2.2.1. Flora 73 
3.2.2.2. Fauna� 77 
3.2.2.3. Áreas naturales protegidas 78 
3.2.3. Información socioeconómica 82 
3.2.3.1. Actividad económica: agricultura, ganadería, industria, 
pesca y turismo 82 
3.2.3.2. Infraestructura en comunicaciones y transportes: aeropuerto, 
muelles y carreteras 83 
3.2.3.3. Arquitectura 84 
3.2.3.4. Situación social: población, educación, pobreza, salud y migración 85 
 
CAPÍTULO IV. Elementos simbólicos del patrimonio cultural de Isla Cozumel 89 
4.1.- Instrumento de investigación 89 
4.1.1. Cuestionario de apropiación social del patrimonio 91 
	 - 5 - 
4.1.2. Vitrina metodológica 92 
4.2. Análisis e interpretación de los resultados 94 
 4.2.1. Elementos simbólicos del patrimonio cultural tangible 102 
4.2.2. Elementos simbólicos del patrimonio cultural intangible 103 
4.2.3. Elementos simbólicos del patrimonio natural 105 
 
CAPÍTULO V. Proyecto Ejecutivo: Viva Vivo Cozumel, Cineminutos 107 
5.1.- Descripción 107 
5.2.- Objetivo general y objetivos particulares de Viva Vivo Cozumel, cineminutos 108 
5.3.- Planteamiento técnico de los cineminutos 109 
5.4.- Acciones de gestión 112 
5.5.- Elaboración de los cineminutos 113 
5.5.1. Preproducción 113 
5.5.2. Guión 114 
 5.5.2.1. Cineminuto 1: Patrimonio intangible de Cozumel 115 
5.5.2.2. Cineminuto 2: Patrimonio tangible de Cozumel 116 
5.5.2.3. Cineminuto 3: Patrimonio natural de Cozumel 118 
 5.5.3. Producción 119 
 5.5.4. Postproducción 119 
5.6.- Proyección premiere 120 
5.7.- Estrategia de difusión 123 
5.8.- Cronograma 124 
5.9.- Costeo 124 
5.10.- Evaluación 125 
 
CONCLUSIONES 130 
REFERENCIAS 135 
ANEXOS (DISCO DVD) 
VIDEOS (DISCO DVD) 
 
 
 
 
	 - 6 - 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La idea de patrimonio cultural, basa su origen en la reflexión sobre la importancia que 
poseen los bienes culturales y naturales en los ámbitos social, económico, cultural y medio 
ambiental. Éste, como tal, es considerado como un conjunto de manifestaciones y patrones 
culturales, cuyos contenidos estéticos, históricos, naturales y simbólicos se encuentran en 
un tiempo y espacio determinado, mostrándosecomo una unidad, con rostro, carácter y 
dinámica propia que posee el poder de generar sensaciones, emociones e ideas, pero, 
sobre todo, identidad. 
La identidad de manera muy puntual y para fines de esta investigación sólo será 
considerada en lo colectivo y no en lo individual, ya que no es un estudio enfocado a 
desenmarañar un perfil antropológico, sino un documento descriptivo que atraviesa varias 
disciplinas académicas, sociales, administrativas y científicas en donde la gestión cultural 
funciona como un vínculo catalizador para el desarrollo social. 
El presente documento no atenderá el patrimonio de la humanidad, sin embargo, toma 
definiciones y tipologías creadas por organismos internacionales que son aceptadas a un 
nivel global. Tampoco atenderá el patrimonio nacional, aunque los programas de desarrollo 
que lo incluyen en su agenda ocasionan un impacto en la forma en la que se define el 
patrimonio local, en este caso, el de Isla Cozumel; que es el tema de interés principal en 
esta investigación. 
El diagnóstico realizado para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013 
– 2018 en el eje de México con Educación reconoce que el país cuenta con un repertorio 
de patrimonio cultural sumamente amplio y que está ubicado como líder en América Latina 
en ese rubro. En este mismo apartado, señala que la difusión de programas culturales de 
gran variedad de actividades culturales que se realizan en el país como lo son expresiones 
artísticas contemporáneas, manifestaciones de culturas indígenas y urbanas, por mencionar 
algunas, son apreciadas por un número reducido de ciudadanos debido al uso limitado de 
tecnologías de la información. Para atender la problemática cultural señalada anteriormente, 
el PND se plantea como objetivo el ampliar el acceso a la cultura como un medio de 
formación integral social y para lograrlo, establece estrategias enfocadas en materia de 
patrimonio cultural, entre las que se destacan: 
	 - 7 - 
• La protección y preservación del patrimonio cultural nacional. De ésta se desprenden 
algunas líneas de acción encaminadas a la promoción de rescate de centros 
históricos del país, el fomento a la exploración y rescate de sitios arqueológicos y el 
reconocimiento, valoración, promoción y difusión de las culturas indígenas vivas; 
• El fomento del desarrollo cultural por medio del apoyo a las industrias culturales y 
vinculando la inversión en cultura con otras actividades productivas. En esta 
estrategia sobresale la línea de acción que busca armonizar la conservación y 
protección del patrimonio cultural con una vinculación eficaz entre cultura y la 
promoción cultural turística que detone el empleo y el desarrollo regional (PND, 
2013). 
Por su parte, el Plan Quintana Roo 2011-2016, dentro de su diagnóstico en el segmento 
Cultura e Identidad, enuncia que debido a que la economía del estado está basada en el 
turismo, prevalece la importancia de fortalecer la identidad e impulsar programas orientados 
a preservar, fomentar, promover y difundir la riqueza del patrimonio cultural expresado en 
los municipios de uno de los dos estados más jóvenes del país. Para solventarlo implementa 
estrategias para lograr este fortalecimiento y valorización. A su vez, resalta en este mismo 
apartado el reconocimiento de la escasez de investigación y catalogación del patrimonio 
cultural en la entidad (PQROO, 2011). 
A nivel local, el Plan Municipal de Desarrollo 2013 – 2016 del municipio de Isla Cozumel, 
afirma que la alta dependencia del mercado de cruceros, obliga a Isla Cozumel a 
consolidarla en su infraestructura como destino de sol y playa, y menciona que es imperante 
posicionar el lugar en nichos de mayor valor, como lo son el turismo cultural y ecoturismo. 
Para solventar lo anterior, se propone la estrategia de detonar actividades económicas 
diseñadas para optimizar el potencial turístico de la isla poniendo en valor su patrimonio 
cultural y revalorizando la identidad territorial (PMDC, 2013). 
Como se ha descrito en párrafos precedentes, el patrimonio cultural se encuentra 
intrínsecamente ligado al desarrollo económico como una alternativa turística que ofrece 
una oportunidad de generar una mayor derrama económica, tal y como lo plantean los 
planes de desarrollo de orden federal, estatal y municipal y en los cuales -aunque se observe 
que se privilegie el emprendimiento encaminado al turismo- aún existe la intención de no 
descuidar las actividades culturales y así evitar distorsiones y falta de articulación con otras 
áreas generadoras de desarrollo social. 
	 - 8 - 
Ahora bien, el turismo como actividad social y económica representa la posibilidad de 
creación de empleos e incremento de mercados en nuestro país. Dado que la naturaleza 
básica del turismo radica en los desplazamientos humanos y que éstos son realizados 
conforme a motivaciones y características socioeconómicas, las causales que los originan 
generan dos tipos de grupos: los visitantes de estancias cortas motivados por esparcimiento 
y descanso; y las personas que migran motivadas buscando una mejor calidad de vida. De 
acuerdo a la CONEVAL, la población de municipios turísticos en México tiene un nivel de 
marginación muy bajo comparado con los municipios no turísticos (CONEVAL, 2013). 
Esta búsqueda de bienestar genera un dinamismo poblacional que incide directamente 
en la configuración de espacios turísticos, como lo que ocurre en los destinos de sol y playa. 
Desde la década de los setentas, Cancún fue el primer desarrollo turístico integral en México 
e inició un fenómeno migratorio que permea hasta el día de hoy en el estado de Quintana 
Roo. Así, por ejemplo, en Isla Cozumel para el 2010 según el Instituto Nacional de 
Estadística y Geografía, la ínsula contaba con 79,535 habitantes de los cuales el 52% no 
nació en Quintana Roo (INEGI, 2013). 
La cifra anterior es relevante ya que se desconoce si este componente migratorio es 
factor determinante de un cambio social complejo y profundo que impacte en la vida cultural 
en cuanto a herencia, patrimonio, tradición y raíces en este espacio físico. Simultáneamente 
no se encuentra identificado, ni documentado cuáles son las representaciones de ideas, los 
simbolismos y los significados compartidos por la mayoría habitantes de Isla Cozumel, ya 
que este repertorio los diferenciaría ante otras comunidades de las costas de México o del 
caribe además que les otorga una identidad propia. 
Es por esto que la valorización de los bienes patrimoniales de un lugar es imprescindible 
para que éste se respete, asumiendo que la mejor forma de protegerlo es darlo a conocer a 
quienes lo poseen o lo visitan. Lo anterior resulta trascendental porque genera una pauta 
para la conservación del legado de bienes y promueven su transición a las actuales y futuras 
generaciones. Por otra parte, hoy en día, el generar una circulación libre y una difusión más 
amplia y mejor equilibrada de la información, de ideas y de conocimientos, constituyen 
algunos de los principios del nuevo orden mundial de la información y de la comunicación, 
que suponen el derecho de todas las naciones, no sólo a recibir, sino a transmitir contenidos 
culturales, educativos, científicos y tecnológicos. 
	 - 9 - 
El patrimonio cultural representa la identidad de un lugar, es la historia de su pasado en 
el presente. Es importante generar una conciencia del valor de los bienes patrimoniales y el 
bienestar social que genera el impacto del turismo actual en la comunidad, para mejorar las 
condiciones de vida de la isla. Encaminado a un modelo de desarrollo turístico sustentable, 
que compatibilice el crecimiento del turismo y los beneficios que éste genera, a través de la 
preservación y valoración de los recursos culturales y naturales. 
Aunque actualmente existen estrategias para fortalecer esta área por parte de los 
tomadores de decisiones en materia de políticaspúblicas, no hay propuestas por parte de 
la iniciativa privada que propicien el trabajo en conjunto en forma horizontal entre el sector 
público, el privado y la comunidad en general buscando la valorización del patrimonio 
cultural que identifica y diferencia a Isla Cozumel de no ser solamente un atractivo destino 
de sol y playa. 
De acuerdo a lo anterior, este documento académico parte de la siguiente hipótesis: el 
patrimonio cultural y natural de Isla Cozumel es un medio de formación integral social 
de la identidad, por esta razón se debe concientizar la importancia de su valoración, 
respeto, protección y salvaguarda, que, como legado social, favorecerá el desarrollo 
de la comunidad. 
El objetivo general que persigue este estudio es desarrollar un programa de difusión 
de patrimonio cultural y natural para los habitantes de Isla Cozumel, como estrategia 
de gestión cultural para la apropiación social del patrimonio por medio de 
herramientas de comunicación. 
Para lograr el objetivo general se hace necesario resolver los siguientes puntos: 
• Establecer una conceptualización teórica en torno a la cultura, la identidad, el 
patrimonio cultural, el patrimonio natural y gestión cultural. 
• Analizar modelos de gestión para la intervención de bienes patrimoniales de índole 
cultural y natural para desarrollar uno propio que pueda ser aplicado a Isla Cozumel. 
• Documentar los antecedentes históricos, geográficos y socioeconómicos de Isla 
Cozumel. 
• Aportar conocimientos en torno al patrimonio cultural a partir de una selección 
elaborada por la comunidad de Isla Cozumel. 
	 - 10 - 
• Desarrollar la estrategia “VIVA VIVO COZUMEL Cineminutos”, para fomentar el 
reconocimiento, concientización y valoración del patrimonio cultural, el patrimonio 
como una expresión de identidad. 
De modo que en el documento siguiente se desarrollarán cinco capitulados que 
expondrán las soluciones a las preguntas de investigación de ¿cómo encontraron un punto 
de transversalidad la cultura, el patrimonio, la identidad y la gestión cultural?, ¿cómo 
conformar un modelo de gestión para la intervención del patrimonio cultural?, ¿cuál es el 
contexto histórico, geográfico y social de Isla Cozumel?, ¿qué bienes patrimoniales perciben 
los habitantes de Isla Cozumel como propios?, ¿existe una apropiación social del patrimonio 
en Isla Cozumel?, ¿cómo se desarrollará la estrategia de gestión cultural para la 
intervención del patrimonio cultural en Isla Cozumel? por mencionar algunas, para lograr el 
objetivo principal. Al inicio de cada capítulo se encontrará una breve introducción al mismo 
que ayudará a darle sentido y forma al contenido. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	 - 11 - 
CAPÍTULO I 
Patrimonio y gestión entorno a la cultura 
 
El siguiente trabajo de investigación se encuentra dentro de un área de ciencias sociales y 
humanidades, la antropología juega un papel primordial, ya que a través del tiempo se ha 
encargado de acuñar una visión propia del término cultura. Es importante contar con 
parámetros ya establecidos y validados teóricamente dado que la especialización de este 
posgrado se desenvuelve alrededor de circunstancias y factores sociales entorno a la 
cultura e influyen en su estado o desarrollo. 
Este primer apartado trata de cómo la cultura no solo es un adjetivo del patrimonio y 
gestión, sino un sustantivo que guía el sentido de este documento académico, y nos 
conduce a establecer un marco conceptual que parte del concepto de cultura basada en 
diversas teorías antropológicas compiladas por Gilberto Giménez (2005), subrayando el 
carácter simbólico de los fenómenos culturales de Geertz (1992) y en la propuesta de 
Thompson (1998) de como tales fenómenos se insertan en contextos sociales 
estructurados, enmarcados por una temporalidad y espacialidad. 
Posteriormente, se hará el repaso de la definición del concepto patrimonio y sus 
tipologías. Éste otorgará un panorama amplio y pleno del campo de acción e intervención 
en gestión del patrimonio cultural. 
Por último, se añade el reciente concepto de gestión cultural que se encuentra en 
constante reformulación, acuñado por los actores sociales que intervienen en que servirá 
como base para generar una propuesta de solución a la problemática que abordaremos. 
 
1.1.- CULTURA 
La primera fuente de referencia básica que se consulta nos indica que la cultura tiene su 
origen histórico en la labranza de la tierra; como lo refiere la DRAE (2015), es proveniente 
del latín cultūra, y este de cultus, cultivo, cultivado, hace referencia a “cultivo y crianza”. 
La concepción clásica de la cultura surge alrededor del siglo XIX, ya que historiadores 
y filósofos usaban el vocablo para referirse a un proceso de desarrollo espiritual o intelectual 
(Thompson, 1998; 84), este concepto aún permea en Oxford Dictionaries (2015) que en un 
	 - 12 - 
primer término la define como conjunto de conocimientos e ideas no especializados 
adquiridos gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, mediante la lectura, el 
estudio y el trabajo. Con la aparición de la antropología -a finales del siglo XIX- la concepción 
clásica le cede su lugar a la conceptualización descriptiva y simbólica. La concepción 
descriptiva se refiere al conjunto de diversos valores, creencias, costumbres, convenciones, 
hábitos característicos de una sociedad particular o de un periodo histórico; en este proceso 
descriptivo de la cultura se aplicaría entonces el segundo término que refiere Oxford 
Dictionaries (2015) como el conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que 
caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época. La descripción simbólica desplaza 
su interés hacia el simbolismo y es así que el estudio de la cultura se interesa por la 
interpretación de los símbolos. 
Para lograr un concilio en la definición del término cultura, es necesario hacer una 
revisión histórica en un sentido antropológico, para observar cómo estas dos concepciones 
-descriptiva y simbólica-, a las que se refiere Thompson (1998), se desarrollan a la par de 
la evolución de la ciencia. 
 
1.1.1. Cultura a través de la antropología 
 
El origen del término cultura como concepto surge en la ciencia antropológica. Al respecto, 
Pasquinelli (1993) se refiere a Burnett Tylor que en 1871 fue el primero en establecer una 
conceptualización de cultura y la describe como el “conjunto complejo que incluye el 
conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, la costumbre y cualquier otra 
capacidad o hábito adquirido por el hombre en cuanto miembro de una sociedad” (citados 
en Giménez, 2007), cabe señalar que la expresión “conjunto complejo” ha sido el rasgo más 
perdurable de su definición a lo largo de la historia la evolución del término cultura. 
Para finales del siglo XIX e inicios del XX, Miller (2011) señala que después de que 
Tylor, Frazer y Morgan encontraron una inspiración en el concepto de la evolución biológica, 
elaboraron un modelo de evolución cultural en el que en todas las culturas se desarrollan 
desde formas inferiores hacia formas superiores a través del tiempo. Esta visión sitúa a los 
pueblos no occidentales en un estadio “primitivo” y a la cultura occidental como “civilización” 
(Miller, 2011; 12). Pese a esto es la primera vez que la cultura fue percibida como un ente 
similar a un organismo biológico, en el que las partes trabajan para mantener la operatividad 
	 - 13 - 
y supervivencia del todo. A esto se le nombró funcionalismo (Miller, 2011). 
Aunque para la primera mitad del siglo XX, Malinowski (1948) estableció una 
perspectiva en donde señala que la cultura es “el conjunto integral constituido por utensilios 
y bienes de los consumidores, por el cuerpo de normas que rige los diversos grupos 
sociales, por las ideas y artesanías, creencias y costumbres” (Malinowski, 1948;48), estapostura coloca a los objetos materiales, que creados en un inicio con una función utilitaria, 
pasan a ser considerados miembros que caracterizan a una sociedad. 
En el plano antropológico, es imposible omitir al físico y geógrafo Franz Boas, quien 
es considerado el fundador de la antropología cultural norteamericana. Para Boas (citado 
en Miller, 2011), la cultura no se transmite biológicamente, sino que se adquiere mediante 
el proceso de aprendizaje. La cultura es humana y ajena a otra especie. Ahora bien, no se 
habla de una sola cultura en singular, sino que se reconoce que posee la peculiaridad de 
que existen varias y se le da valor a diferentes culturas, introduciendo una perspectiva que 
mantiene que cada cultura deber ser comprendida en términos de las ideas y valores de esa 
misma cultura, y no debe juzgarse mediante los patrones de otra. Este desarrollo de 
pensamiento generó lo que se conoce como relativismo cultural (Miller, 2011). 
A finales del siglo XX y principios del siglo XXI, el antropólogo francés Claude Lévi-
Strauss (1979) desarrolló una perspectiva teórica conocida como estructuralismo. El 
estructuralismo francés inspiró al estudio de la cultura como un sistema de significados. 
Sostenía que la mejor forma de comprender a una cultura es compilar sus mitos y relatos y 
analizar su interior; dicho de otra forma, realizando un análisis simbólico. La naturaleza que 
distingue a la cultura es la ausencia o la presencia de reglas entendiendo que todo lo que 
en el hombre es universal pertenece al orden de la naturaleza y se caracteriza por la 
espontaneidad; mientras que todo lo que se halla sujeto a una regla pertenece al orden de 
la cultura (Levi-Strauss, 1979). 
El estructuralismo francés de Lévi-Strauss (1979) dio pie al desarrollo de la 
antropología simbólica. La antropóloga Mary Douglas (1970), identificó que los sistemas de 
clasificaciones son una parte fundamental de la cultura y hace frente a la opinión 
convencional que advierte una contradicción lógica en la adjetivación como “natural” de un 
símbolo ya que éste sería un artificio humano nacido de la experiencia y que sólo cobra 
significación dentro de un esquema cultural (Douglas, 1970; 208). Esto es, que el 
	 - 14 - 
pensamiento percibe cualidades naturalmente dadas y las integra en un sistema de 
significación. 
De la antropología simbólica y la antropología estructuralista francesa surge la 
antropología interpretativa que sostiene que la comprensión de la cultura debe centrarse en 
lo que piensan las personas, en sus ideas y en los símbolos y significados que son 
importantes para ellas. Clifford Geertz (1992), es el encargado de abanderar la antropología 
interpretativa en su descripción densa de la cultura. Concebida la cultura como el conjunto 
de hechos simbólicos presentes en una determinada sociedad, es también un enfoque que 
obliga a adoptar métodos interpretativos o hermenéuticos. El hombre tiende a simbolizar su 
realidad, ya que al formar parte de una sociedad se genera lo simbólico que son procesos 
sociales de significación y comunicación que abarcan códigos sociales, la producción del 
sentido y su gramática de reconocimiento e interpretación (Geertz, 1992). 
La concepción simbólica de Geertz (1992) es una de las posiciones más reflexivas y 
críticas dentro de la antropología, se pregunta por las capas de significado que, las personas 
construyen, usan y reproducen para dar sentido a su vida diaria. John B. Thompson (1998), 
sociólogo estadounidense, encuentra una problemática en el tratamiento simbólico de la 
cultura de Geertz, que se centra más de lo debido en el análisis formal de lo simbólico hacia 
dentro y no trata con la suficiente profundidad los contextos socio-históricos, es decir, de lo 
simbólico hacia afuera. Pasa por alto los contextos sociales estructurados en los cuales se 
producen, transmiten y reciben los fenómenos culturales (Thompson, 1998). 
Como respuesta, Thompson propone un análisis cultural que es el estudio de formas 
simbólicas –acciones, objetos y expresiones significativas de diversos tipos– en relación con 
contextos y procesos históricamente específicos y estructurados socialmente, en los cuales, 
y por medio de los cuales, se producen, transmiten y reciben tales formas simbólicas 
(Thompson, 1998). Arguye que para realizar dicho análisis es necesario considerar los 
aspectos que intervienen en la construcción de las formas simbólicas: 
• Intencional: Las formas simbólicas, como la comunicación, son producidas por un 
sujeto, tienen una intención y tienen sentido sólo en la medida en que sean 
interpretadas por un sujeto, sea el mismo que las produce u otro diferente 
(Thompson, 1998). 
• Convencional: Para poder producir, construir y emplear formas simbólicas, se 
necesita la aplicación de reglas y códigos, tanto para codificación o decodificación en 
	 - 15 - 
su interpretación (Thompson, 1998). Ejemplo: El significado de una palabra depende 
del enunciado en el que se incluye y esto, a su vez, de otros factores como el tono 
de voz, el lenguaje corporal, la ropa o la persona. 
• Estructural: Las formas simbólicas son construcciones que representan una 
estructura articulada (Thompson, 1998) que determinan las relaciones que 
mantienen entre sí los elementos que las componen; una forma simbólica depende 
entonces de las relaciones de los elementos que la componen. 
• Referencial: Las formas simbólicas son construcciones que típicamente representan 
algo, se refieren a algo, o bien, dicen algo acerca de algo (Thompson, 1998). 
• Contextual: Las formas simbólicas se encuentran insertas en contextos y procesos 
socio-históricos específicos en los cuales y por los cuales se producen y reciben 
(Thompson, 1998). 
Hasta este momento se han citado a los autores que han contribuido a la formación 
del concepto cultura del que se partirá en este documento, a continuación, se muestra una 
síntesis de este trayecto (Tabla 1): 
 
 
Tabla 1. Fuente de elaboración propia, con información de Miller, 2011. 
 
 
 
	 - 16 - 
1.1.2. Concepto cultura 
 
El concepto cultura hasta el día de hoy sigue repensándose y actualizándose. Desde la 
óptica del etnólogo y antropólogo mexicano Guillermo Bonfil Batalla (1997) que afirmaba 
que “la cultura es el conjunto de símbolos, valores, actitudes, habilidades, conocimientos, 
significados, formas de comunicación y organizaciones sociales, y bienes materiales, que 
hacen posible la vida de una sociedad determinada y le permiten transformarse y 
reproducirse como tal, de una generación a las siguientes” (Bonfil Batalla, 1997) hasta 
algunas otras perspectivas teóricas han abonado sustancialmente, transformándolo y 
enriqueciéndolo. Se ha visto cómo ha pasado de ser un conjunto complejo, a un sistema de 
reglas, a una estructura, y a símbolos y sus significados. Todo ello siempre ha sido guiado 
con el enfoque del reconocimiento de la naturaleza simbólica, no sólo internamente, sino 
que también es situado en contextos estructurados. 
Con todo esto, y después de este recorrido teórico, el concepto que definirá a la cultura, 
con el cual será entendida en este documento y que contiene la definición generada por el 
investigador, cultura es: el conjunto de hechos simbólicos generados a través de una 
producción histórico-colectiva, que se encuentran presentes y se comparten en una 
organización social, singular, dinámica, de naturaleza cambiante, que, al no ser 
estáticos, se encuentran en constante cambio siendo susceptibles en todo momento 
a la evolución de la vida social. 
 
1.2.- PATRIMONIO 
Esta investigación se desarrolla en gran parte en el contexto de la idea de patrimonio, 
considerado como una línea de investigación especializada en el ámbito de la gestión 
cultural bastante amplia, que posee un vínculo sólido y de retroalimentación continua con la 
concepción de cultura. Partiendo de la noción del patrimonio más básica,la cual deriva del 
latín patrimonium, de los vocablos pater (padre) y omonium (recibido), y en el derecho 
romano significaba simplemente el bien que se recibe por línea paterna. En su acepción 
moderna implica la apropiación colectiva, en forma de legado o “bien común”, de un conjunto 
selecto de vestigios y productos del pasado que pueden ser tanto materiales, como ideales 
e intangibles; tanto naturales, como culturales (Chastel, 1997). Así entendida, la noción de 
	 - 17 - 
patrimonio ha ampliado y diversificando enormemente su contenido. Hoy en día se habla, 
por ejemplo, de patrimonio nacional, regional, etnológico, arqueológico, natural, histórico, 
artístico y hasta de patrimonio científico. 
García (2007) realiza la siguiente afirmación “el patrimonio es la interacción de la 
sociedad con el ambiente, incluyendo el conocimiento, aptitudes y hábitos adquiridos por 
los miembros de una sociedad” (García, 2007; 11). Este término alude a la historia y se 
enlaza con la esencia de la cultura; el patrimonio será, entonces, la síntesis de valores de 
identidad que una sociedad reconoce como propios y que decide otorgarle una continuidad. 
 
1.2.1. Clasificación del patrimonio 
El patrimonio, como se ha señalado anteriormente, es diverso y basto dependiendo el 
contenido simbólico que agrupe. El siguiente esquema (Tabla 2) hace referencia a los dos 
que son tópico de esta investigación, así como de sus divisiones internas. 
 
 
Tabla 2. Fuente de elaboración propia. 
 
1.2.2. Patrimonio cultural 
 
La cultura es lo que da sentido a nuestras acciones, es un universo de significados, 
informaciones o creencias a las cuales recurrimos para entender el mundo, y en la medida 
que la interiorizamos se convierte en un detonante para regular la organización social, las 
formas de pensamiento de un grupo o el uso de tecnologías materiales. Para Giménez 
(2007) esto da lugar a la noción –en un sentido muy básico– de la cultura como estilo de 
vida. De este sentido se derivan y complementan la cultura como comportamiento 
	 - 18 - 
declarativo y cultura como repertorio de obras valorizadas, también llamadas patrimonio. 
La cultura como comportamiento declarativo es la autodefinición que un grupo social 
ofrece de su vida simbólica (ideología, religión o filosofía). Mientras que las obras 
valorizadas (valores artísticos y los monumentos mayores en nuestra sociedad) son 
simbolizadores privilegiados de la cultura, ellos contienen los mensajes y comportamientos 
culturales que toda sociedad reserva y lo considera “lo sagrado” (Giménez, 2007). 
Según Giménez (2005), el término de patrimonio cultural surge coincidentemente a 
la par de los procesos de automatización de la cultura. Estos procesos privilegian el sentido 
objetivo de las cosas en donde la cultura es un conjunto de obras y productos de excepción, 
como repertorio de artefactos valorizados, como “bienes culturales”, etc. (Giménez, 2005; 
35). A este fenómeno lo considera patrimonialización. 
La patrimonialización consiste en incluir o excluir determinados objetos, 
monumentos, tradiciones, rituales, etc., de la lista de bienes materiales e inmateriales 
considerados patrimonio de un grupo, una región o una nación. La selección puede ser de 
carácter privado, nacional o universal (Tabla 3). 
 
Tabla 3. Fuente de elaboración propia con información de Giménez, 2007; 233-234. 
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la 
Cultura (UNESCO), el patrimonio cultural puede estar constituido por aquellos monumentos, 
conjuntos o lugares con valor universal desde el punto de vista de la historia, el arte o la 
ciencia. En las últimas décadas se ha promovido la identificación de nuevas categorías 
patrimoniales que involucran monumentos, conjuntos y lugares como los paisajes culturales, 
los itinerarios culturales, el patrimonio moderno y el patrimonio industrial, entre otros 
	 - 19 - 
(UNESCO, 1972). 
Acorde con lo que señala Bonfil Batalla (1997), el patrimonio cultural de un pueblo es 
el acervo de elementos culturales –tangibles unos, intangibles otros– que una sociedad 
determinada considera suyos y se constituye por los objetos culturales que mantiene 
vigentes, ya sea con su sentido y significado originales, o como parte de su memoria 
histórica. 
El patrimonio cultural entonces, será todo lo que un grupo social tiende siempre a 
privilegiar un pequeño sector del conjunto de sus bienes culturales, separándolo del resto y 
presentándolo como simbolizador por excelencia de la totalidad de su cultura (Passeron, 
1991), constituyendo una síntesis de su identidad como colectivo social, asociando 
determinados elementos culturales a una noción que, por cierto, también es una 
construcción social: la identidad (Torres, 2012). 
Giménez (2007) nos invita a reflexionar éste de por sí ya complejo concepto de 
patrimonio cultural, que debiera concebirse como un capital vivo incesantemente reinvertido, 
reactivado, resemantizado y renovado en el seno del grupo de referencia; no sólo es una 
herencia histórica orientada al pasado, sino un proceso contemporáneo de creatividad e 
innovación imparable. 
Frente a la tendencia de considerar a todos los bienes y manifestaciones integrantes 
del patrimonio cultural como parte de un patrimonio nacional más amplio, que comprende 
otros patrimonios, ha surgido el reconocimiento de la significación especial de lo local o 
regional de muchos de esos bienes, en su condición especifica de patrimonio que identifica 
una comunidad, un grupo de comunidades o una región, lo que implica un tratamiento 
particular que será depositado en las propias comunidades que han producido y utilizado 
ese patrimonio (Tovar, 1997). 
 
1.2.2.1. Patrimonio cultural material 
Aunque son muchos los países que regulan la salvaguarda del patrimonio cultural (material 
e inmaterial) en modelos que distan de considerarse acabados, pero en los que se 
manifiesta el claro interés por preservar aquellos elementos que dan sentido a la identidad 
de una comunidad, es necesario tener presente que fue gracias a la iniciativa de la UNESCO 
que ha desarrollado un trabajo intenso en las últimas décadas a favor del patrimonio, con 
	 - 20 - 
un indiscutible meticuloso proceso de reflexión teórica y de propuestas jurídico-
administrativas que se han concretado en una clara concepción de los términos patrimonio 
material e inmaterial. 
La UNESCO es un organismo pionero internacionalmente interesado en salvaguardar, 
conservar, difundir y ser un regulador del manejo de los patrimonios tangibles e intangibles, 
situación que no se había contemplado anteriormente en materia de políticas culturales. Las 
políticas culturales que ha desarrollado, aunque no cuentan con un fundamento teórico, son 
las que crean los lineamientos para la protección de los patrimonios en el mundo entero. 
Entrando en materia, el patrimonio cultural material según la UNESCO es aquel que 
contiene todas las expresiones físicas de la cultura. A su vez, puede ser: 
• Mueble. Comprende objetos arqueológicos, históricos, artísticos, etnográficos, 
religiosos y aquellos que son de origen artesanal que constituyen colecciones 
importantes para la ciencia, historia del arte y la conservación de la diversidad 
cultural. Pueden considerarse así joyas antiguas descubiertas en los sitios 
arqueológicos, objetos hallados en sepulturas y edificios religiosos, piedras 
esculpidas, obras de arte de toda índole, manuscritos raros, obras antiguas, 
sellos y monedas, tejidos y muebles de gran calidad estética y técnica, 
instrumentos de música antiguos, fotografías, filmes, pero también fósiles. 
Todo este patrimonio –algunos de cuyos elementos se exponen en museos– 
son la expresión de la creatividad y de la estética de ayer y de hoy, refleja 
nuestras diversidades. El patrimonio cultural mueble sustenta nuestro futuro a 
partir de nuestro pasado común.• Inmueble. Todos los sitios, obras de ingeniería, centros industriales y todos 
aquellos de interés o valor desde el punto de vista arquitectónico, 
arqueológico, histórico, artístico o científico, que son reconocidos. La 
Comisión Nacional de la UNESCO establece que el término bienes inmuebles 
se refiere a una manifestación material, imposible de ser movida o trasladada. 
El patrimonio inmueble está constituido por monumentos, obras de la 
arquitectura y de la ingeniería, sitios históricos y centros industriales, zonas u 
objetos arqueológicos, calles, puentes, viaductos de interés o valor relevante 
desde el punto de vista arquitectónico, arqueológico, etnológico, histórico, 
	 - 21 - 
artístico o científico, reconocidos y registrados como tales. Esta categoría 
además incorpora a los vitrales, murales, esculturas y amueblamiento que 
forman parte de otros bienes inmuebles (UNESCO, 2017). 
1.2.2.2. Patrimonio cultural inmaterial 
A partir de la implementación de la Convención para la salvaguarda del patrimonio cultural 
inmaterial (UNESCO, 2003), debe de entenderse por patrimonio inmaterial "todo aquel 
patrimonio que debe salvaguardarse y consiste en el reconocimiento de los usos, 
representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas transmitidos de generación en 
generación y que infunden a las comunidades y a los grupos un sentimiento de identidad y 
continuidad”. 
El patrimonio cultural inmaterial, se manifiesta particularmente en los siguientes 
ámbitos: a) Las tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del 
patrimonio cultural inmaterial; b) Las artes del espectáculo; c) Los usos sociales, rituales y 
actos festivos; d) Los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; y 
e) Las técnicas ancestrales tradicionales. Se incluyen también los instrumentos, objetos, 
artefactos y espacios culturales que son inherentes a las prácticas y expresiones culturales. 
La lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad se compone de las 
expresiones que ilustran la diversidad del patrimonio inmaterial y contribuyen a una mayor 
conciencia de su importancia (UNESCO, 2003). 
Si pudiera darse una aproximación teórica acerca del patrimonio material o inmaterial 
esta, sería utilizando las formas objetivadas y formas interiorizadas de la cultura, que la 
conciben como formas simbólicas en contextos estructurados, y quedaría de la siguiente 
forma (Tabla 4): 
	 - 22 - 
Tabla 4. Fuente de elaboración propia con información de Giménez, 2007; 233-234. 
1.2.3. Patrimonio natural 
El patrimonio natural, está representado por los monumentos naturales constituidos por 
formaciones físicas biológicas o por grupos de estas formaciones, siempre que tengan un 
valor universal excepcional desde el punto de vista estético o científico. También se 
consideran patrimonio natural las formaciones geológicas y fisiográficas, los lugares 
naturales y las zonas estrictamente delimitadas que constituyen el hábitat de especies de 
flora y fauna amenazadas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de 
vista de la ciencia, de la conservación, o de la belleza natural (UNESCO, 1972). 
La reciente importancia que ha adquirido el entorno natural, y aún más la 
trascendencia que ha cobrado la conservación del equilibrio ecológico, han hecho que hoy 
en día la rica diversidad de México en ese ámbito se haya constituido en uno de los valores 
patrimoniales más defendidos por lo colectivo. 
Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) son las zonas del territorio nacional en donde 
los ambientes originales no han sido significativamente alterados por la actividad del ser 
humano o que requieren ser preservadas y restauradas. Fueron creadas por decreto 
presidencial, cuentan con programas de manejo y se consideran dentro de los programas 
de ordenamiento ecológico. Están sujetas a regímenes especiales de protección, 
	 - 23 - 
conservación, restauración y desarrollo, según categorías establecidas en la Ley. 
(CONANP, 2014). 
Las ANP pueden ser federales, estatales, municipales, comunitarias, ejidales y 
privadas, se encuentran bajo la administración de la Comisión Nacional de Áreas Naturales 
Protegidas. Será necesario valorar el patrimonio natural por su realidad e importancia y no 
sólo desde el punto de vista estético. 
 
1.3.- GESTIÓN CULTURAL 
 
El objetivo de un programa de difusón que logre la apropiacion social del patrimonio cultural 
necesita un esquema estructurado basado en una metodología y utilizar herramientas 
economicas, administrativas, de derecho, entre otras, para lograrlo. La gestión cultural es la 
forma profesional en la que esta investigación genera una propuesta para lograr el objetivo 
principal. 
La palabra gestionar tiene sus orígenes del latín gestio, gestionis: gestión, diligencia, 
acción y efecto de administrar; gestare: gestar, engendrar, es el que gesta, la raíz del 
vocablo anterior nos indica la naturaleza del término. De la Mora y De la Mora (2010) aportan 
que, aunque la aparición en escena de un personaje al cual ahora se le reconoce como 
gestor cultural, es difícil ubicarlo en una línea de tiempo ya que las funciones de proponer o 
impulsar la colectividad y recrear las condiciones simbólicas para su reproducción, 
supervivencia o trascendencia no siempre se han centrado en una sola persona. 
Mac Gregor (1998) citado por De la Mora y De la Mora, señala que, en el transcurso 
de la historia de la conformación de las sociedades humanas, éstas siempre han contado 
con sus propios mecanismos para la formación de cuadros especializados en materia 
cultural, como lo han sido médicos particulares, parteras, chamanes, músicos, artesanos, 
cronistas, autoridades tradicionales, entre otros, que permiten la reproducción de su cultura 
y legado (citado en De la Mora y De la Mora, 2010). 
Previo a que el gestor cultural sea reconocido por su profesión especializada, se le 
conocia a éste como promotor cultural, el procuraba un cambio social en formas de crear la 
realidad, transformar la visión, los objetivos y contenidos de la práctica social que otorguen 
significados nuevos al mundo al ser y al quehacer humanos. El que imaginaba y proponía 
nuevas vías y nuevos sentidos en la construcción de los instrumemtos y de los lenguajes 
	 - 24 - 
de la comunidad. El que procuraba detonar la integración y la organización comunitaria, 
como capacitador y como comunicador (De la Mora y De la Mora, 2010). Por lo regular este 
personaje gozaba de una estrecha relación y vínculo con la comunidad pero, pese a ello, 
carecía de recursos metodológicos para lograr una total participacion comunitaria y llevar a 
cabo los objetivos culturales. Las consecuencias de ese empirismo acarreaban un desorden 
metodológico, ineficiencia, dispersión, fragmentación, bajo impacto de las acciones con 
relación al trazado de objetivos y metas, partiendo de que no se realizaba un análisis con 
un diagnóstico sólido. 
Según Mac Gregor (2008) la diferencia entre promotor y gestor se encuentra en el nivel 
de formación y sus perspectivas en el campo: los promotores están en el sector por muy 
diversas razones, laborando en él en ocasiones por razones ajenas o accidentales; el gestor 
es un promotor con una formación más especializada y con una tendencia constante hacia 
su profesionalización. 
Como disciplina académica la gestión cultural surge en España en la década de los 
ochenta después de haber pasado una transición política importante en ese país y se 
comienza a construir una estructura sólida en el campo cultural. Al carecer de conocimientos 
o experiencia previa en la gestión o políticas culturales se supone una escuela de 
experimentación en donde se deben configurar formas de intervención en donde la 
presencia pública ha perdido empuje (Bonet, Castañer y Font, 2009). 
 
1.3.2. Conceptualizaciones de la gestión cultural 
 
Consideran Gonzálezy Ben (2014) que los profesionales en la cultura en la praxis y en la 
academia aun no logran generar un conceso amplio para definir de forma clara, aceptada y 
eficaz el término gestión cultural que la defina más allá de una actividad o una profesión. 
Ésta por su parte, ha adquirido su importancia a partir de algunos de los siguientes hechos: 
cada vez su aceptación social es más amplia, el aumento de cifras de personas que la 
ejercen profesionalmente, las politicas actuales que confian en este segmento profesional 
para su aplicación, el inegable impacto que la cultura y gestión generan, que encuentra su 
punto más fuerte en el ambito de la cultura, ya que esta es la estructura principal de nuestras 
sociedades (González y Ben, 2014). 
Pese a la situación por la cual el concepto de gestion cultural aún no homologa su 
	 - 25 - 
significado, a continuación se enunciarán algunos conceptos basados en diferentes autores: 
• En una interpretación completamente basada en que la cultura es una industria, 
Jorge Bernárdez (2003) menciona que es un profesión que utiliza técnicas de gestión 
que actúa con responsabilidad sobre la administración de recursos con objetivos 
determinados. Este tipo de gestión es especial porque en la aplicación se interviene 
en un alto grado en el sector público con el fin de garantizar la accesabilidad de la 
cultura a la población y procurandoles la máxima satisfacción. Exige un nivel de 
preparación en cuanto a conocimientos y competencias de gestión superior al de 
profesionales de otros sectores de la economía (Bernárdez, 2003). 
• Mientras tanto, Hernández Barba señala que la gestion cultural va más allá de la 
organización y administración de recursos de un proyecto dentro de un tiempo 
previsto, sus objetivos y metas calculadas e Invita a ser concientes del juego de 
significados y acciones que dinamizan la vida social previo a una intervención, para 
lograr mejores resultados. (Hernández, 2008) 
• Si se pudiese hacer una vinculación entre las dos concepciones pasadas se reduciría 
a la perspectiva que tiene Banús (2013) sobre la gestión cultural. Es una labor 
profesional que a través de una planeación y proyectos culturales se logra poner en 
contacto a la sociedad con su cultura a través de un gestor. En ella se fomenta la 
participación en actividades culturales, se gestionan proyectos que nacen desde la 
iniciativa ciudadana, se ayuda a desarrollar las posibilidades culturales de un grupo 
social determinado, etc. La gestión cultural implica la utilización de todos los 
elementos habituales de gestión administrativa, pero comprendiendo la especificidad 
del mundo cultural y las implicaciones que tiene la cultura para la sociedad (Banús, 
2013). 
• La organización del Ministerio de Cultura de Colombia (2013) elabora una definición 
que viene a nutrir al concepto presentado por Banús (2013), establece que “la gestión 
cultural es un conjunto de acciones de dirección, coordinación, planificación, 
evaluación, seguimiento y ejecución destinadas a facilitar, promover, estimular, 
conservar y difundir las diferentes actividades y manifestaciones culturales en 
condiciones de libertad y equidad, orientadas a fomentar el ejercicio de derechos, el 
acceso a oportunidades y el mejoramiento de los estados de bienestar de las 
	 - 26 - 
personas”. 
Lo anterior nos ofrece un panorama de algunas perspectivas bajo los que se ve 
observada la gestion cultural. Si pudieramos definir un concepto de acuerdo al enfoque 
desde el cual se desarrolla, otorgaría variables de protagonismo en el área en que se 
desarrolla, obteniendo ventajas y problemáticas especificas (Tabla 5). 
 
Tabla 5. Fuente de elaboración propia, con información de González y Ben, 2014. 
 
En todos los casos descritos de conceptualización, son aproximaciones de cómo es 
vista y concretada la gestion cultural desde muchos ámbitos, de ninguna forma es 
determinante ya que siempre va a variar dependiendo al cambiante y diverso factor humano 
y contexto social donde ésta se desarrolle. 
 
1.3.2. Características del gestor cultural 
 
Los elementos imprescindibles para considerar que se está realizando una labor de 
gestión cultural, elaborado por González y Ben (2014), ofrece un compendio basto y 
aproximado de lo que en la praxis diaria se necesita: 
	 - 27 - 
• Precisar de un corpus teórico que fundamente su acción y su razón de ser social. 
Como ciencia o metodología social, dicho corpus está elaborado a partir de 
préstamos de otras ciencias que se reelaboran para su adecuación al ámbito de la 
cultura. 
• Responder a las exigencias que en forma de demandas más o menos explícita 
tienen los territorios. Obviamente se refieren a las exigencias de tipo cultural. 
• Igualmente debe responder a las exigencias de los creadores y de los proyectos 
creativos en la medida que la creatividad artística es la materia prima de la cultura. 
• Su núcleo lo constituye la labor de mediación entre territorio y proyectos artísticos, 
culturales o creativos. Confrontarlos, consensuarlos, compatibilizarlos y mostrarlos 
son tareas esenciales de la gestión cultural. 
• Labora para la sociedad y para que la cultura posea un lugar tanto en el espacio 
público como en las tramas sociales de todo tipo (empresariales, sociales, políticas, 
participativas, voluntariado, etc.). 
• Se apoya en herramientas profesionales y en capacidades personales de los 
profesionales para realizar las tareas que le vienen de lo creativo, lo social y lo 
territorial. 
• Por último, se añade una aportación, elaborada por Nubia Macías, que reflexiona 
acerca de un pensamiento integral, que incorpora la planeación en su práctica 
profesional, que contempla cada una de las etapas del proyecto e incorpora y 
prepondera la noción del público en cada una de ellas, para lograr una garantía de 
éxito (Macías, 2008). 
 
Estos elementos le ayudarán al gestor a conseguir niveles de competencia y 
comprometerá a la comunidad con su desarrollo, además de encontrar en la gestión cultural 
una práctica social capaz de transformar al mundo en un mejor espacio para la convivencia 
y plenitud de las personas, ya que educará y creará una conciencia en torno a los valores 
que les guían como individuos y sociedad. 
Después de haber descrito una parte del panorama del origen de la gestión cultural 
conceptualizaciones y caracteristicas de la profesión, se resuelve en este documento que 
sin importar si el gestor se formó en la práctica o en la academia, se reconoce que el gestor 
es el que gesta, el que procura por los medios y las relaciones para el génesis y desarrollo 
	 - 28 - 
de un proyecto, el que alimenta el proceso y el que realiza la conexión de su ser social con 
la aplicación de sus habilidades para intervenir una comunidad enriqueciendo su contexto 
simbólico y procurando el cumplimiento de su objetivo escencial: el desarrollo social. 
El gestor cultural será un agente de desarrollo y su labor está encaminada a elevar la 
calidad de vida, la colectividad a través de la revalorización de sus significaciones, donde 
se obtiene el fortalecimiento de su acervo cultural, a través del cual una comunidad afianza 
y manifiesta su identidad, y en todo momento apoyando la sensibilidad y creatividad de los 
miembros del grupo. Su labor es la de humanizar el desarrollo material-económico, abriendo 
espacios para fortalecer la identidad local, regional o nacional y al mismo tiempo, ser un 
eslabón democrático entre sociedad e instituciones. 
Para finalizar, se remarca la importancia de la revisión de los principales elementos y 
conceptos que se combinan para el ejercicio responsable de la gestion cultural. Más 
adelante observaremos como se comportan ante las manifestaciones del patrimonio cultural 
adscrito al territorio concreto de Isla Cozumel. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
	 - 29 - 
CAPÍTULO II 
Elpatrimonio cultural como constituyente simbólico 
de la identidad: orientación para la elaboración de un 
modelo de gestión del patrimonio cultural 
 
En el capítulo previo se establecieron que el término patrimonio tiene una connotación 
familiar, pero se trata de aquellos bienes que se transmiten en un sentido legal de una 
generación a otra. Pero se hace hincapié, como lo menciona Segalen en 2003 (citado por 
Castellanos 2014), en que se ha convertido en una operación de selección, expresión de un 
lugar u objeto históricamente significativo que funcionan para que una colectividad recupere, 
construya o refuerce su identidad cultural. 
En este apartado y de manera breve, se establece desde una ligera óptica 
antropológica, como se conforma la identidad, que puede ser determinada por un medio de 
formas físicas y simbólicas capaces de expresar, significados y valores, ya sea en lo 
individual, pero sobre todo lo que en este documento nos concierne: en lo colectivo. Se 
observará a la región y al territorio como una de las variables que determina la identidad y 
se analizará como el fenómeno migratorio actúa sobre la identidad. La inclusión de estos 
elementos en el corpus de esta tesis, suman al marco teórico descrito con anterioridad y 
fortalecen en amplio sentido al proyecto ejecutivo. 
Posteriormente, revisaremos algunos modelos de gestión del patrimonio cultural que 
utilizan dentro de su estrategia, herramientas de comunicación. Esto abrirá el camino para 
la elaboración de uno propio adecuándolo a la comunidad que se intervendrá. 
 
2.1.- IDENTIDAD CULTURAL 
 
La identidad en los seres humanos es un continuo proceso de invención y de construcción 
del ser. El ser humano en lo individual nace condicionado a un sexo, cuna, posición social 
y económica, nacionalidad, familia y religión; pero a lo largo de su vida esas premisas se 
pueden asumir, modificar, o cambiar (De la Mora y De la Mora, 2010). Constituye una 
	 - 30 - 
práctica permanente de libre elección. Entonces la identidad, en tanto proceso dinámico, no 
se representa como una entidad homogénea, cristalizada e inamovible, se construye y 
reconstruye permanentemente; su modificación es una respuesta a las nuevas necesidades 
y situaciones en el que intervienen múltiples factores externos, como los contextos y 
espacios físicos donde se desarrolla el individuo. Esto lo coloca en un campo de lo colectivo 
y de lo social. 
Se reconoce junto con Mac Gregor (1998) que no todos los grupos sociales realizan 
sus actividades de comer, vestir, hablar, descansar, recrearse, trabajar, producir arte, etc., 
de la misma manera; y es precisamente cómo realizan sus practicas cotidianas, que un 
grupo social se diferencia entre los demás volviéndose original. 
En síntesis, como Giménez (2009) lo describe, identidad cultural es un conjunto de 
repertorios culturales interiorizados (representaciones, valores, símbolos...) relativamente 
estables a través de los cuales los actores sociales (individuales o colectivos) se reconocen 
entre sí, demarcan simbólicamente sus fronteras y se distinguen de los demás actores en 
una situación determinada, todo ello en contextos históricamente específicos y socialmente 
estructurados (Giménez, 2009). 
 
2.1.1. Identidad individual y colectiva 
 
La identidad ya sea de carácter personal o colectiva, de acuerdo con Álvarez y Valencia 
(2002) es cuando el individuo se diferencia e identifica a sí mismo. Se habla de una identidad 
individual concebida como el conjunto de atributos que remite las cualidades personales, 
considerando que cuenta con características cambiantes, dinámicas, que son el resultado 
de las múltiples pertenencias del individuo a diferentes círculos como lo son espacios físicos, 
instituciones o identidades colectivas. Esto es, cuanto más amplios son los círculos a los 
cuales se es miembro como individuo, tanto más se refuerza y se refina la identidad personal 
(Giménez, 2009). 
 El individuo echa mano de esto para su propia definición y él es el resultado de esta 
auto-elección de reconocerse en sus preferencias y convertirlas en valores, volviéndolos 
propios. La identidad personal como actor social es la representación que tiene cada 
persona de sus círculos de pertenencia, de sus atributos personales y de su biografía 
irrepetible e inigualable (Giménez, 2009). 
	 - 31 - 
Por su parte, la identidad colectiva es considerada un complejo simbólico compartido 
y expresado en él. Todo aquel que participa del código comprendido y asimilado, de forma 
natural, es parte de esa identidad, y quienes no se sienten participes del mismo, quedan 
excluidos por definición. Esta identidad colectiva se basa en el reconocimiento colectivo de 
la pertenencia, la percepción colectiva de un “nosotros” por oposición a los “los otros”, en 
función del reconocimiento de caracteres, rasgos y memoria compartidos en común. 
La identidad como actor colectivo está conformada por entidades que se relacionan y 
se presentan como totalidades diferentes de los individuos que las componen y que en 
cuanto a tales obedecen a procesos y mecanismos específicos. Estas entidades 
relacionales están constituidas por individuos (que cada uno posee rasgos psicológicos o 
de personalidad atribuibles exclusivamente a un sujeto-persona) vinculados entre sí por un 
común sentimiento de pertenencia, lo que implica compartir un núcleo de símbolos, 
representaciones sociales y una orientación común a la acción (Giménez, 2009). 
 
2.1.2. Identidad regional 
 
Toda cultura instituye, según Colombres (2009): una vasta normativa para regular las 
relaciones entre las personas que conforman una sociedad y significar sus conductas; y una 
serie de pautas para la apropiación material y simbólica del medio ambiente, o sea, del 
territorio habitado y controlado por el grupo. Un ejemplo del origen y significado propio de 
los nombres de lugares responde a un acto fundamental de la especie humana, el cual es 
el nombrar un territorio o espacio físico para diferenciar (Colombres, 2009). 
Para definir los conceptos de región, identidad regional y territorio, Álvarez y Valencia 
(2002) comentan al respecto que la región es el producto de compartir un pasado en un 
territorio común delimitado, recabando experiencias, compartiendo retos, creando valores y 
conformando una cultura, misma que se encuentra organizada en un sistema de relaciones 
sociales situadas en un contexto global. La región es la dimensión espacial, misma que 
cuenta con la posibilidad de cualquier fenómeno social. Porción organizada por un sistema 
y que se inscribe en un conjunto más vasto. No se delimita por una cualidad natural, sino 
por condiciones de cultura, historia y medio ambiente. La base de la región es el territorio 
ya que ésta surge a partir de la interacción entre la organización social en un espacio físico. 
	 - 32 - 
La región es un espacio social históricamente constituido, no existe sin tiempo y 
espacio. En el espacio transcurren los procesos sociales que condensan historicidad en 
tanto que refleja las formas de organización de los grupos humanos y de sus 
transformaciones; de igual forma el espacio –territorio, ciudad, pueblo, paisaje– es objeto 
de memoria o la representación en común. 
La identidad regional sólo puede entenderse con referencia a la temporalidad que se 
comparte en un espacio a la historia común; al presente compartido y a veces el futuro 
colectivamente proyectado. Al hablar de identidad regional, no siempre coinciden el tiempo 
social nacional con el ritmo de la cultura e identidades locales. Las grandes coyunturas 
nacionales y los símbolos a los que ha dado lugar, son percibidos y vividos de diferentes 
maneras en los espacios regionales. De la misma manera las coyunturas regionales 
repercuten en el ámbito local y, en ocasiones, repercuten en lo nacional. Son el parteaguas 
de la identidad regional. La identidad regionalno se aísla completamente de la cultura 
nacional y aunque comparta rasgos definitorios y una historia en común, existen rasgos que 
solamente pueden definirse en lo regional como las costumbres, tradiciones, la lengua, etc. 
Se propone estudiar la región a partir de manifestaciones culturales, de los signos y 
símbolos ahí presentes. Los símbolos más representativos de la región entran en 
categorías: territoriales como el relieve y peculiaridades del lugar; simbólicas y metonímicas 
del lugar como la música, literatura o pintura, héroes locales, trajes típicos, fiestas y 
tradiciones; y, por último, los elementos naturales como la flora y fauna, productos del lugar, 
etc. A estos se les denominará geosímbolos. 
El territorio no sólo se define en expresiones culturales; el territorio es el escenario y 
sustento material de los procesos sociales de cualquier región. Expresa y materializa las 
relaciones sociales y de poder que sustentan a dichos procesos. Es, entonces, un producto 
y producente; objeto de lucha por su ocupación, pertenencia o apropiación. 
El territorio puede ser valorado desde diferentes puntos de vista: desde la existencia 
misma como espacio físico objetivamente estructurado; desde lo cultural, el que está 
marcado por geosímbolos que se apoyan y fortalecen la identidad; y, por último, desde la 
perspectiva del sujeto visto como un espacio vivido o subjetivado. 
La apropiación del territorio por los actores sociales y la identificación que estos 
construyen con él, desarrollan una pertenencia llamada “socioterritorialidad”. Así, la 
	 - 33 - 
dimensión territorial asume importancia en el momento de determinar la estructura colectiva 
y de los roles asumidos por los actores. 
Dicha apropiación socio territorial es singular, ya que el territorio no sólo es un marco 
contextual o recurso, ocupa un papel como símbolo relevante en el marco de las relaciones 
humanas y sus actividades. El conocimiento del territorio y de su significación para los 
actores sociales y la colectividad en su conjunto es relevante para el abordaje de la identidad 
regional (Álvarez y Valencia, 2002). 
La referencia de un territorio debe ser considerado bajo el ángulo simbólico-cultural y 
no el ángulo utilitario o instrumental. Se trata de territorios signos que se consideran como 
una herencia común. Bajo otro aspecto, se trata de un territorio modelado por el trabajo de 
generaciones pasadas y que, por lo mismo, funciona como vínculo material entre las 
generaciones del pasado y del presente. El territorio es considerado como espacio de 
inscripción de la memoria colectiva, como soporte material de la vida comunitaria y como 
referente simbólico de esta colectividad. (Giménez, 2009). 
 
2.1.3. Identidad y migración 
 
Ahora bien, se describirá la naturaleza de los movimientos migratorios, el cambio de ciudad 
para trabajar y mejorar condiciones de vida y se tomará de referencia para realizar una 
aproximación a los fenómenos que tienen que ver con la identidad del grupo social de 
estudio que habita en el territorio de Isla Cozumel. Recordemos que esta investigación no 
pretende analizar el enfrentamiento de los movimientos macro sociales como lo son el 
turismo y la migración, pero sí el objeto de estudio de cómo el patrimonio cultural y natural 
constituyen la identidad de este grupo social y cómo es influenciado debido a fenómenos 
migratorios derivados del turismo. 
Los flujos migratorios no son algo nuevo, la historia de la humanidad es en gran parte 
construida por y con estos movimientos que traspasaron más allá de las fronteras naturales 
y políticas. A continuación, se proponen cuatro factores explicativos de los actuales flujos 
migratorios internacionales: desequilibrio de las perspectivas de desarrollo económico en el 
mundo; diferencias sensibles respecto a los derechos humanos; presión demográfica; y 
mejores y mayores posibilidades de transporte (Labrador, 2001). 
De acuerdo al Consejo Nacional de Población (CONAPO), en México, en sus inicios, 
	 - 34 - 
predominó el traslado de la población rural hacia áreas urbanas dando origen a una 
concentración en espacios determinados, principalmente en ciudades grandes y medianas. 
Al mismo tiempo que la población mexicana se volvió fundamentalmente urbana, los flujos 
migratorios tendieron a concentrarse en ciudades, principalmente hacia aquellas que 
resultaban más atractivas. 
La realidad migratoria actual es resultado de una gama de cambios que reconfiguraron 
la relación entre la migración interna y dinámica urbana, a tal punto que la migración y la 
movilidad cotidiana ejercen una influencia en la expansión territorial de las grandes ciudades 
(CONAPO, 2014). 
La migración interna es uno de los principales componentes de los cambios en la 
distribución geográfica de la población en México. 
 
 
Tabla 6. Fuente de elaboración propia, con información de López, Romo y Téllez, 2010. 
 
Isla Cozumel se encuentra dentro de los municipios de zona costera con predominio 
de población urbana, es uno de los cuales en las últimas décadas del siglo pasado mantiene 
un ritmo acelerado de crecimiento poblacional, con una tasa muy por encima del promedio 
nacional (Gabriel y Pérez, 2006). 
La identidad es el punto de vista reflexivo de la persona que se ha ido desarrollando e 
incorporando al vivir en sociedad con otras personas. La función principal de esa identidad 
	 - 35 - 
es la integración de forma coherente de todos esos otros puntos de vista en uno con 
características personales únicas e irrepetibles (Labrador, 2001). 
 
• La identidad de los seres humanos cambia en un proceso dinámico constante entre 
lo interno y externo al sujeto, a lo largo de toda su vida. 
• La interacción social es el origen y motor principal de esos cambios. 
• Los signos son la herramienta con los que se produce la interacción social y, por 
tanto, son los elementos que organizan los cambios de identidad. 
• El lenguaje con el que se crean los discursos son la vía de aproximación de esos 
cambios (Labrador, 2001) 
Los seres humanos se hacen conscientes de su identidad individual o colectiva ante 
situaciones de conflicto o de cambio, encuentros con una realidad distinta, que demandan 
esa identidad y hacen necesaria una autodefinición o redefinición. Erikson (citado en 
Labrador, 2001) propone la identidad como un concepto organizador del desarrollo humano 
y elaboró una teoría sobre la adquisición de la identidad basada en la superación de etapas 
que habrían sido definidas por una crisis –como los cambios señalados anteriormente-. 
Propone que la identidad se va construyendo conforme va superando los conflictos que 
tiene la persona con su medio de interacción. 
Los fenómenos migratorios son un ejemplo claro de una crisis identitaria, situación en 
la que el ser humano se siente interrogado en sus representaciones de sí mismo. La 
migración supone un cambio de referencias (símbolos, situaciones, roles asignados, etc.) 
que definen sus funciones sociales diferentes y a la larga nuevas identidades (Labrador, 
2001). 
Basado en trabajos de Coté, Marcia, Phinney, Adams y Marshall (citado en Labrador, 
2001) predecesZores de Erikson, proponen una síntesis de esta trayectoria –crisis– de 
identidad adaptada a la inmigración y como se ven obligados los migrantes a resolver esa 
tensión integrando las formas distintas de ver el mundo. 
• Indiferenciación: Aún no existe conciencia de diferencias, aún se idealiza el lugar al 
que se acaba de llegar y de las oportunidades a brindar. 
• Diferenciación: El migrante se hace consciente de su nueva situación identitaria, 
perciben sus diferencias culturales y personales, demarcando sus límites y 
diferenciando continuamente. Normalmente es precedida por la discriminación. 
	 - 36 - 
• Conflicto: Se está dispuesto a negociar e integrar su identidad a esta nueva sociedad, 
en busca de una estabilidad. (citado enLabrador, 2001). Este proceso de adaptación 
puede pasar, a su vez, por tres estrategias de identidad distintas, según Taboada-
Leonetti: estrategia de Incorporación es la aceptación de la cultura mayoritaria 
incorporando valores e ideologías haciéndolo suyo; estrategia de reconstrucción en 
donde se recompone y se readapta lo del grupo mayoritario sin tener que rechazar u 
ocultar su identidad de origen; y la estrategia de rechazo denota confusión y 
exigencia de la cultura mayoritaria creando barreras y discriminación (citado en 
Labrador, 2001). 
Si el proceso de conflicto cruzara por la estrategia de incorporación nos 
encontraríamos con un caso similar al que aporta Ulloa (1992) que señala que para los que 
migran de una ciudad a una comunidad pequeña ahora será otro el lugar que le dé sentido 
a su experiencia. Surgen los nuevos escenarios para el reencuentro y el reconocimiento. 
Serán la esquina, el parque, las canchas de fútbol, los bares, las tiendas, el barrio en 
general, los que pasan a jugar un papel crucial, ya que son los campos de la socialización 
primaria para los nuevos ciudadanos (Ulloa, 1992). 
De acuerdo con Friedman (1994), la constitución de la identidad es una compleja 
interacción temporal de muchas prácticas de identificación externa e interna con un sujeto 
o una población en donde la aparición de una identidad cultural implica la fragmentación de 
una unidad mayor, y que siempre se experimenta como una amenaza (Friedman, 1994). 
La identidad es un proceso en construcción que contiene lo mejor del pasado y de los 
tiempos actuales. En este punto es cuando las diversas identidades deberán orientarse en 
función de una valoración positiva de nosotros mismos, recuperando la autoestima, la 
confianza en nuestras fuerzas, para enfrentar un nuevo descubrimiento y construir nuestra 
propia autodeterminación, de modo que la integración no sólo sea de mercados, como lo es 
hoy en día; y la de los modelos que proponen desde afuera. 
 
2.2.- IDENTIDAD Y PATRIMONIO 
 
Los elementos culturales conformados por dispositivos simbólicos de pertenencia fomentan 
la identidad colectiva cohesionando grupos sociales; abarcan no sólo el carácter histórico, 
simbólico y subjetivo, sino también tienen cabida los accidentes geográficos y las bellezas 
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naturales del espacio en donde se ejerce la interacción social como en el territorio. Esto es, 
el patrimonio cultural está comprendido por elementos culturales dinámicos que atravesaron 
históricamente por una selección simbólica, selectiva y reflexiva de bienes materiales e 
inmateriales obtenida por medio del diálogo y participación de un grupo social. Esta 
agrupación social instalada en el presente, comparte el deseo de perpetuar en el tiempo el 
patrimonio cultural ya sea reciclándolo, adaptándolo o revitalizándolo. 
Se hace necesario definir a que le llamamos elementos culturales propios, ya que sólo 
así se demarcará una identidad propia que genere ese sentido de pertenencia y se rechace 
lo ajeno, que será lo que diferencie a “el otro”. 
 
2.2.1. Elementos culturales propios y ajenos 
 
Cuando la identificación de “lo propio” se proyecta hacia las similitudes que se comparten 
con “el otro”, se convierte en un “común”; este punto donde convergen, identifica y 
cohesiona internamente a los grupos sociales y los diferencia entre si (Álvarez y Valencia, 
2002). Cuando las prácticas culturales se aproximan tanto y se establece un creciente 
intercambio de ideas, productos y formas de ver el mundo, la separación resulta difícil, 
como, por ejemplo, la homogenización cultural que es propiciada por la globalización 
económica y política. 
En estas circunstancias, el diferenciar una identidad cultural es complicado, se hace 
necesario preguntarse sobre la posibilidad de diferenciar una cultura de otra, sobre la 
posibilidad de establecer una cultura propia y una cultura ajena. En primer lugar, porque 
pertenecemos a una cultura que sigue manifestándose de forma diversa a la cultura global. 
Bonfil Batalla (1992) plantea una premisa básica para la definición de qué es lo propio y qué 
es lo ajeno, una matriz de decisiones sobre el manejo de los elementos culturales de una 
sociedad. 
Por elementos culturales se entienden los recursos que una cultura pone en circulación 
para llevar a cabo un propósito social, los cuales pueden ser: materiales (objetos, obras); 
de organización (relaciones sociales); de conocimiento (experiencias asimiladas); 
simbólicos (signos y símbolos, códigos); y emotivos (sentimientos, valores, motivaciones), 
en lo que para esta investigación concierne, lo conocemos como patrimonio cultural. 
	 - 38 - 
Según Bonfil Batalla (1997), estos elementos pueden ser propios o ajenos, 
dependiendo del lugar en que se posicione en la lucha cultural entre dominación y 
subordinación, en determinada sociedad (Bonfil, 1991). Para identificar la cultura de un 
grupo determinado a través de sus elementos culturales se muestra lo siguiente (Tabla 7): 
 
 
Tabla 7. Fuente de elaboración propia, con información de Bonfil, 1991. 
 
Es decir, cuando los elementos culturales son propios: se considerará una cultura 
autónoma aquella que se encuentra en resistencia, que no cede ante decisiones ajenas, es 
autosuficiente; y la cultura enajenada es una imposición, en donde la apropiación de los 
elementos culturales se da por su uso, aunque no se puedan producir o reproducir, se 
convierte en enajenada en el momento que pierde la capacidad de decisión sobre sus 
elementos culturales. Cuando los elementos culturales sean ajenos y las decisiones sean 
propias se hablará de una cultura apropiada en la cual la mayoría de los miembros de 
sociedad participa en las decisiones sobre el uso, modificación, producción y reproducción 
de los elementos culturales. 
Entre mayor participación haya entre los individuos que conforman una sociedad, 
sobre sus elementos culturales, la cultura propia será mayor (Tabla 8). 
	 - 39 - 
 
Tabla 8. Fuente de elaboración propia, con información de Batalla, 1991. 
 
2.2.2. El patrimonio como símbolo de identidad 
 
Una vez determinado que es propio y que es ajeno. Se acentúa el carácter fundamental del 
patrimonio cultural que encuentra en su naturaleza manifestar la identidad de un grupo, 
como factor determinante en su origen simbólico. Es esta naturaleza la que le remite a la 
cultura, a la subjetividad y al imaginario social. 
El patrimonio contiene un poder formador y transformador de identidades y de 
ideologías. A lo largo de casi dos capítulos se ha desarrollado como piedra angular esta 
idea y después de haber establecido de que el patrimonio cultural y natural es, sin duda 
alguna, un vínculo de comunicación entre las comunidades entre sí y de éstas con la cultura 
y la naturaleza. No queda duda que el patrimonio cultural une todo un repertorio de 
representaciones simbólico-sociales de carácter material e inmaterial y natural como 
evidencia de conexión al pasado, desde el presente y hacia el futuro. 
 
2.3. GESTIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL 
 
Hoy en día las políticas públicas hacia el medio ambiente y la conservación del patrimonio 
se encuentran en un proceso transformación lenta. De igual forma los crecientes hábitos de 
consumo de las sociedades, así como en el sector turístico, han ido transformando la 
relación que se establece con el patrimonio cultural y natural, ocasionando que la conciencia 
de conservación vaya en aumento. Esta nueva perspectiva, replantea nuevos caminos, no 
sólo hacia la preservación del patrimonio, sino también hacia la percepción, la lectura, y el 
entendimiento que sobre la cultura y su entorno se tienen (Castellanos, 2014). 
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Es así como, la gestión del patrimonio cultural se enfrenta a nuevos retos, como el 
potenciar el reconocimiento e identificación de los elementos que conforman el patrimonio 
cultural considerando que los bienes culturales

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