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Definicion de vector y enfermedad transmitida

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Definición de «vector» y «enfermedad transmitida 
por vectores»
D.W. Verwoerd
Faculty of Veterinary Science, University of Pretoria, Private Bag X04, Onderstepoort 0110, 
Pretoria 0011 (Sudáfrica)
E-mail: daan.verwoerd@up.ac.za
En el contexto de la biología y la medicina, se puede definir un vector como un ser 
vivo (casi siempre un artrópodo) capaz de transmitir una enfermedad a hospedadores 
vertebrados, incluido el hombre. Cabe establecer una distinción básica entre vectores 
mecánicos y vectores biológicos. Los mecánicos, en cualquiera de las clases de artrópodos 
hematófagos, se infectan al ingerir sangre en la que está presente un microorganismo, el 
cual se transmitirá a un segundo hospedador sin experimentar ningún ciclo de multiplicación 
dentro del vector. En estos casos la infección del vector suele durar poco tiempo. En el 
segundo número de este volumen de la Revista científica y técnica de la Organización 
Mundial de Sanidad Animal (la Revista) (1) se exponen las complejas variables que 
intervienen en la transmisión mecánica. En el caso de un vector biológico, en cambio, el 
microorganismo infeccioso experimenta un ciclo específico de multiplicación dentro del 
vector, que sigue siendo infeccioso y puede transmitir la infección a su progenie. Desde 
el punto de vista epidemiológico, la segunda clase de vectores es mucho más importante 
que la primera en cuanto a su potencial para generar y mantener brotes de enfermedad.
El concepto de «competencia» de un vector designa los factores genéticos (en general 
hereditarios) que permiten a un vector transmitir una determinada enfermedad. El de 
«capacidad» del vector es un concepto más amplio, que da cabida a otros que influyen 
en la aptitud del vector para transmitir un patógeno, por ejemplo factores ambientales, 
como las densidades de población de vector y hospedador, o factores climáticos, como la 
temperatura y la humedad. También cabe distinguir entre vectores primarios y secundarios. 
Aunque la relación entre un vector en concreto y su hospedador predilecto es en general 
estable, a veces puede evolucionar, principalmente por causas ambientales. Buen ejemplo 
de ello es la reciente extensión al norte de Europa de la lengua azul, enfermedad ovina 
anteriormente circunscrita a las regiones del mundo donde estaba presente su vector, 
que es una especie del género Culicoides. Muchas investigaciones confirmaron que este 
inesperado cambio en la distribución geográfica de la lengua azul se acompañó de la 
sustitución de Culicoides imicola, su vector primario, por vectores secundarios que eran 
otras especies de Culicoides adaptadas al clima más frío de Europa septentrional, como 
se explica en detalle en otro artículo (2).
Los vectores artrópodos pueden subdividirse en dos grandes grupos: garrapatas e insectos. 
Las garrapatas son parásitos obligados, vinculados desde tiempos inmemoriales a la 
transmisión de enfermedades a los animales vertebrados y el hombre. Mucha gente cree 
que los animales domésticos constituyen los hospedadores predilectos de casi todas las 
garrapatas. En realidad, la inmensa mayoría de ellas son parásitos de animales salvajes y 
dependen de la presencia de fauna salvaje para completar su ciclo vital. Hay dos grandes 
familias de garrapatas, con características biológicas muy divergentes: las «duras» 
(Ixodidae) y las «blandas» (Argasidae), más una tercera familia (Nutalliellidae), formada 
Rev. Sci. Tech. Off. Int. Epiz., 2015, 34 (1), 37-39
38 Rev. Sci. Tech. Off. Int. Epiz., 34 (1)
por una sola especie, que presenta rasgos intermedios entre ambas (3). Las garrapatas 
duras son los vectores de algunas de las enfermedades tropicales económicamente más 
importantes de los animales domésticos, causadas por protozoos (babesiosis, teileriosis), 
bacterias (ehrliquiosis, espiroquetosis) o virus (enfermedad de Nairobi, fiebre hemorrágica 
de Crimea-Congo). Además, cuando no interviene ningún agente infeccioso, también 
provocan varios tipos de toxicosis (enfermedad de los sudores, parálisis primaveral 
ovina o parálisis de Karoo, por ejemplo). Hoy en día solo hay dos garrapatas blandas 
de importancia veterinaria: Ornithodoros porcinus, perteneciente al grupo de O. moubata, 
es el vector primario de la peste porcina africana (PPA) en África, cuyos principales 
vectores secundarios en Europa corresponden al complejo O. eraticus. La taxonomía 
de las garrapatas blandas es aún bastante controvertida. Un hecho de suma relevancia 
epidemiológica es la función de verdadero vector biológico que cumplen las garrapatas 
del género Ornithodoros allí donde están presentes, en el sentido de que pueden albergar 
al virus de la peste porcina africana durante largos periodos de tiempo e intervenir en 
los ciclos tanto silvestres como domésticos. Está demostrado que existe transmisión 
transovárica y transestadial, así como transmisión entre machos y hembras, de garrapatas 
blandas. En otra sección de esta publicación (4) se examinan con más detalle la taxonomía, 
los ciclos vitales y la ecología de las diversas garrapatas que constituyen vectores.
La mayoría de los vectores artrópodos pertenecen a cuatro órdenes de insectos 
hematófagos: ftirápteros (piojos), sifonápteros (pulgas), dípteros (moscas) y hemípteros 
(pulgones, chinches…). Hasta donde se sabe, este último grupo no transmite patógenos 
a animales o humanos. Los piojos son ectoparásitos permanentes que ocasionan lesiones 
físicas y que, por lo que se sabe, solo transmiten enfermedades humanas, como el tifus. Las 
pulgas pueden ejercer de vectores, casi siempre mecánicos, de diversos microorganismos 
que afectan a los animales, como protozoos (tripanosomosis de roedores), bacterias 
(tularemia) y virus (mixomatosis). La mayoría de los insectos importantes que ejercen de 
vectores y tienen relevancia veterinaria son insectos voladores pertenecientes al orden 
de los dípteros, como flebotomos (Phlebotomus spp.), moscas negras (Simulium spp.), 
jejenes (Culicoides spp.), mosquitos (Aedes spp.), tábanos (Tabanus spp.), moscas tsé-tsé 
(Glossina spp.) o moscas piojo (Hippobosca spp.) En otro artículo (5) se tratan tanto su 
biología como su importancia para la ciencia veterinaria.
Es posible definir una enfermedad de transmisión vectorial sencillamente como una 
enfermedad que un ser vivo (casi siempre un vector artrópodo) transmite a un hospedador 
vertebrado. Esta definición, sin embargo, constituye una simplificación excesiva, por 
cuanto estas patologías son complejas y dependen del equilibrio entre vector, patógeno 
transmitido y hospedador. Cada elemento de este triángulo influye en la evolución de 
la enfermedad: su incidencia, distribución geográfica, epidemiología, patogenicidad y, 
en última instancia, su control o erradicación. La relación entre los tres componentes 
puede permanecer invariable durante largos periodos, en cuyo caso las características 
de la enfermedad serán a su vez constantes y habrá la posibilidad de estandarizar los 
métodos para combatirla. En la práctica, sin embargo, cada uno de los componentes 
tiende a experimentar cambios de vez en cuando, cosa que modifica las características 
de la enfermedad y obliga por ello a renovar los métodos de lucha. Esta variabilidad es
39Rev. Sci. Tech. Off. Int. Epiz., 34 (1)
uno de los rasgos que distinguen las enfermedades transmitidas por vectores. En su forma 
extrema, puede llevar a la aparición o reaparición de nuevas enfermedades.
Muchos son los factores que pueden influir en el vector, entre ellos las alteraciones 
ecológicas, ya sean naturales o antropogénicas (como el cambio climático, la destrucción 
del hábitat o los cambios en la densidad y distribución de las poblaciones) que resultan 
de la intensificación de los viajes y el comercio. Cuando estos factores hacen mella en 
la capacidad del vector primario para transmitir el organismo infeccioso, este puede 
adaptarse a un vector secundario. Buen ejemplo de este fenómeno es la adaptacióndel 
virus de la lengua azul a varias especies de Culicoides capaces de soportar el clima frío 
del norte de Europa. También el agente infeccioso puede cambiar y adaptarse a distintos 
medios. Muchos virus experimentan continuas mutaciones, incluso recombinaciones, y 
pasan por procesos de selección que desembocan en la aparición de nuevas cepas en 
diferentes partes del mundo, lo que dificulta sobremanera su control por medio de la 
vacunación y exige la obtención de nuevas vacunas. El animal hospedador, por último, 
también se ve afectado por los cambios ambientales. La densidad de población del 
hospedador es un factor crítico para que se cumpla el ciclo infeccioso, y la eliminación 
del hospedador primario podría saldarse incluso con la erradicación de la enfermedad, 
aunque también puede conducir a la adaptación del microorganismo o el vector a un 
hospedador secundario. Hay ejemplos bien conocidos de todas estas posibles situaciones, 
que se exponen con más detalle en el segundo número de este volumen de la Revista 
(Parte II: Enfermedades importantes para los veterinarios), dedicado a las características 
específicas de determinadas enfermedades transmitidas por vectores y, en especial, a los 
problemas que se plantean para diagnosticarlas y combatirlas.
Bibliografía 
1. Issel C.J. & Foil L.D. (2015). – Equine infectious anaemia 
and mechanical transmission: man and the wee beasties. 
En Evolución reciente de las principales enfermedades 
transmitidas por vectores. Parte II: Enfermedades importantes 
para los veterinarios (S. Zientara, D. Verwoerd & P.-P. Pastoret, 
comp.). Rev. Sci. Tech. Off. Int. Epiz., 34 (2) (en prensa).
2. Maclachlan N.J., Mayo C.E., Daniels P.W. & Gibbs 
E.P.J. (2015). – Bluetongue. En Evolución reciente de 
las principales enfermedades transmitidas por vectores. 
Parte II: Enfermedades importantes para los veterinarios. 
(S. Zientara, D. Verwoerd & P.-P. Pastoret, comp.). Rev. Sci. 
Tech. Off. Int. Epiz., 34 (2) (en prensa).
3. Norval R.A.I. & Horak I.G. (2004). – Vectors: ticks. 
En Infectious diseases of livestock, Vol I,. 2.a (J.A.W. Coetzer 
& R.C. Tustin, comp.). Oxford University Press. Oxford y 
Ciudad del Cabo, 3–42.
4. Estrada-Peña A. (2015). – Ticks as vectors: taxonomy, 
biology and ecology. En Evolución reciente de las principales 
enfermedades transmitidas por vectores. Parte I: Panorámica 
(S. Zientara, D. Verwoerd & P.-P. Pastoret, comp.). Rev. Sci. 
Tech. Off. Int. Epiz., 34 (1), 53–65.
5. Rodhain F. (2015). – Insects as vectors: systematics and 
biology. En Evolución reciente de las principales enfermedades 
transmitidas por vectores. Parte I: Panorámica (S. Zientara, 
D. Verwoerd & P.-P. Pastoret, comp.). Rev. Sci. Tech. Off. Int. Epiz., 
34 (1), 67–82.

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