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Clase 4 Obstetricia - Frazer - IVIS

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Obstetricia ( 18 de mayo de 2001 )
G.S. Frazer
Veterinary Preventive Medicine, College of Veterinary Medicine. The Ohio State Medicine, 
Columbus, OH, USA.
Traducido por Médico Veterinario Mario Marino
En: Recent Advances in Equine Reproduction, B.A. Ball (Ed.)
Publisher: International Veterinary Information Service (www.ivis.org), Ithaca, New York, USA
Introducción
La incidencia de partos distócicos en la yegua varía según las razas, siendo aproximadamente 
de un 4 % en las SPC y cerca de un 10 % en yeguas de razas pesadas. [1,2]. Si bien en la 
práctica clínica diaria no es una patología frecuente, la distocia se considera una verdadera 
emergencia con consecuencias potencialmente fatales para el potrillo y para la yegua. En un 
estudio realizado en 1200 fetos y natimortos, la asfixia fetal asociada a la distocia fue una de 
las principales causas de pérdidas reproductivas durante el período peripartal [3]. Una 
intervención inapropiada puede lesionar gravemente al útero, cérvix y vagina de modo que la 
ulterior fertilidad de la yegua, se encontrará marcadamente disminuida [4].
La mayoría de la literatura veterinaria en el campo de la distocia en la yegua, se basa en los 
trabajos realizados por Vandeplassche [1, 2, 5-9]. En la década pasada varios investigadores 
han acrecentado nuestros conocimientos sobre este importante problema. El propósito de este 
capítulo es el de hacer una recopilación de las recientes publicaciones concernientes a la 
obstetricia equina.
Estática fetal
La rotación del feto dentro de la cavidad amniótica y la rotación del saco amniótico dentro de la 
cavidad alantoidea, son las que originan la torsión característica del cordón umbilical [5,10]. Sin 
embargo, hasta hace poco ha sido difícil explicar como aproximadamente el 99 % de los 
potrillos nacen con presentación anterior. Parece existir un mecanismo de entrampamiento de 
los miembros posteriores del feto dentro del cuerno uterino. Los estudios ecográficos han 
demostrado que entre el segundo y quinto mes de gestación el feto puede encontrarse tanto en 
presentación anterior como posterior [11]. A diferencia de los rumiantes, el amnios equino se 
encuentra flotando libremente dentro del líquido alantoideo. La movilidad fetal es máxima entre 
el tercero y cuarto mes de gestación, luego disminuye durante los cuatro meses siguientes 
como consecuencia de la falta de espacio dentro de la luz del útero a medida que el feto se 
desarrolla [5,11,12]. Las cavidades de ambos cuernos uterinos se cierran entre el quinto y 
séptimo mes de la preñez, por lo que el feto y el líquido alantoideo se encuentran confinados al 
cuerpo del útero [10-13].
Durante este período, el feto se dispone de manera que su cabeza se dirige apuntando al 
cérvix uterino. Esto significa que comienza a colocarse en una presentación anterior [11, 
12,14]. Los estímulos neurológicos a nivel del oído interno fetal pueden obedecer a la 
pendiente de la pared uterina ventral y hacer que eleve su cabeza hacia el cérvix [13]. Entre el 
séptimo y el noveno mes, el cuerno uterino no gestante permanece cerrado, mientras que el 
gestante permite en forma gradual la entrada de los miembros posteriores del feto. Los 
miembros pueden penetrar en el cuerno uterino solamente cuando el feto se encuentra en 
decúbito dorsal, ya que existe durante este periodo de la gestación, un ángulo agudo entre el 
cuerno y el cuerpo del útero. A partir del décimo mes, los miembros posteriores del feto 
permanecen dentro del cuerno gestante con los cascos extendidos hacia el extremo del mismo 
[10-13]. Aunque el feto permanece en una posición dorso-púbica, es factible que la totalidad de 
la preñez (útero y feto) pueda rotar aproximadamente 90° sobre la pared abdominal ventral. 
Esto se produce como consecuencia de cualquier movimiento rotacional de la mitad caudal del 
feto (pelvis y miembros posteriores) que necesariamente involucra en forma invariable al útero. 
En casos extremos esta rotación puede progresar a una torsión uterina clínica [15, 16].
En las etapas iniciales de la gestación, las inserciones mesometriales suspenden a los cuernos 
uterinos de forma tal que sus extremos apuntan en una dirección craneodorsal. Esta ubicación 
cambia en forma importante en las últimas etapas de la preñez en donde encontramos a los 
cuernos del útero en forma más perpendicular. Finalmente, el cuerno que contiene a los 
miembros posteriores del feto, se ubica en la superficie dorsal del cuerpo uterino, con su 
extremo dirigido hacia el cervix [12, 15]. A veces, es posible que los cascos y el extremo del 
cuerno se encuentren sobre la cabeza del feto, pudiendo ser palpados por vía rectal cuando se 
realiza una evaluación de la yegua durante los últimos meses de gestación. Movimientos 
vigorosos de extensión de los miembros posteriores conjuntamente con la elevación de la 
cadera, pueden hacer que los cascos se desplacen sobrepasando el cervix colocándose dentro 
del fondo de saco recto-genital [12, 13, 15]. Esta situación puede explicar los casos de cólicos 
agudos atribuidos previamente a la dorsoretroflexión del útero [6].
Aunque la parte caudal del feto se encuentra íntimamente adosado a la pared uterina, su 
porción craneal se encuentra con espacio suficiente como para rotar dentro del cuerpo uterino. 
Los estudios ecográficos en yeguas próximas a parir (con mas de 330 días de gestación), 
demuestran que la mitad anterior del feto se encuentra en una posición dorso-púbica 
aproximadamente en un 60 % de los casos, mientras que el 40 % restante se lo observa en 
una posición dorso-iliaca. En el 80 % de los casos, los miembros anteriores y el cuello se 
encuentran flexionados mientras que en el resto, la cabeza o los miembros se encuentran en 
extensión [13]. Las investigaciones recientes utilizando la ultrasonografía, han corroborado los 
estudios radiológicos clásicos que demostraron que el feto equino a término se encuentra 
inicialmente en una posición dorso-púbica con la cabeza, cuello y miembros anteriores 
flexionados [17].
Ha sido propuesto, que el incremento en el tono uterino durante la fase I del parto, de alguna 
forma estimula al feto a extender la cabeza y los miembros anteriores [15]. Una vez que la 
cabeza y los miembros anteriores se encuentran extendidos, ya no vuelven a la posición de 
flexión. La ruptura del corioalantoides y la salida del líquido alantoideo no se produce hasta que 
los nudos o los carpos del feto se encuentran a nivel del orificio cervical externo. En el 
momento en que la nariz se encuentra dentro de la vagina, la mitad craneal del feto rota de una 
posición dorso-púbica a una posición dorso-iliaca [15]. Mientras que la parte craneal del feto se 
desplaza a través del canal del parto, los miembros posteriores permanecen dentro del cuerno 
uterino. La grupa del feto permanece en estrecha aposición con la porción craneodorsal del 
cuerpo uterino mientras que las contracciones del miometrio conjuntamente con la prensa 
abdominal se complementan para producir la expulsión del feto [15].
Cuando la cabeza aparece a través de los labios vulvares, la grupa continúa rotando hacia la 
posición dorsosacral. Los miembros posteriores se extienden cuando el abdomen fetal 
atraviesa la vulva, ya que en este momento las rodillas fetales chocan contra el borde de la 
pelvis [15]. La pelvis fetal rota de una posición dorso-iliaca a una posición dorso-sacra en el 
momento en la que la cadera comienza a aparecer a través de la vulva. En el momento del 
parto, la porción anterior del útero en contracción se encuentra a unos treinta centímetros del 
cervix [15]. Se considera que las almohadillas gelatinosas que poseen los cascos del neonato 
evitan las lesiones en la placenta y la pared uterina durante los movimientos vigorosos de los 
miembros fetales[15].
Resumiendo, podemos decir, que en el último período de la gestación, son habituales las 
rotaciones de 90° sobre el eje de la parte anterior del feto conjuntamente con cambios en la 
posición cráneo-cervical, por lo que es imposible predecir una distocia como consecuencia de 
alteraciones en la estática fetal hasta que la yegua se encuentre en la primera fase del parto. 
No obstante, la sospecha de un feto en presentación transversal o caudal obliga a una nueva 
evaluación posterior.
Tipos de distocias
A pesar que en un informe se observó que la frecuencia de distocias en los haras no estaba 
relacionada con el número de partos anteriores, en dos estudios más completos se pudo 
determinar que el 30 % de las distocias que se derivaron a centros hospitalarios, se 
presentaron en yeguas primíparas [8,18,19].
En la zona central del estado de Kentucky, la yeguas primíparas son la causa principal de 
distocias y de asfixia neonatal en potrillos [20]. Aunque la desproporción feto-pélvica no es 
frecuente en la yegua, la asistencia obstétrica (tracción) se requiere con mayor frecuencia en 
yeguas que parían por primera vez [1, 2]. La distocia en estas yeguas se complica por la 
presencia de un esfínter vagino-vestibular menos elástico, que predispone a laceraciones y a 
desgarros recto-vaginales [21].
Los términos mala presentación y mala posición son empleados en forma errónea para 
describir las distocias en la yegua, ya que en esta especie la alteración en la actitud fetal es lo 
más frecuentemente encontrado [4]. En un intento de evitar confusiones, Vandeplassche 
introdujo el término de mala disposición fetal (estática fetal), para describir las alteraciones 
combinadas de la presentación, posición y actitud que pueden contribuir a la aparición de 
distocias [2]. Se realizó una comparación entre la población de yeguas utilizada por 
Vandeplassche que son predominantemente yeguas de razas pesadas, con yeguas de razas 
livianas de Norteamérica. El resultado demostró que los tipos de distocia eran similares en 
ambos tipos de yeguas [18]. En las yeguas de razas de tiro se observó una mayor tendencia a 
las presentaciones transversales. Este tipo de distocia es dos veces mas frecuente en las razas 
de tiro que en las yeguas SPC y Standardbred [18]. Las presentaciones dorso-transversas son 
extremadamente raras. La mayoría de las distocias transversales son de presentación ventral, 
por lo que deberán diferenciarse de la presencia de mellizos [8,18]. La incidencia de las 
presentaciones craneal, caudal y transversa es 98.9 %, 1.0 % y 0.1 % respectivamente [2,8]. 
Estudios llevados a cabo en dos importantes hospitales veterinarios, demostraron que la 
presentación posterior (14 -16 %) y en especial la transversal (10 – 16%) aumentaron en forma 
importante la posibilidad de que la yegua experimentara una distocia de carácter grave (8.18). 
La presentación ventro-vertical oblicua (posición de saltador de vallas o de perro sentado) es 
una variante de la presentación craneal en la que la cabeza y los miembros anteriores 
protruyen a través de los labios vulvares, pero uno o ambos miembros posteriores se 
encuentran flexionados a nivel de la cadera, de manera que el o los cascos del feto se encajan 
en el canal pelviano [6, 8, 18, 21, 22]. La incidencia de esta distocia en 739 partos fue 0.7 % 
[22]. Nuevamente la dificultad de estos casos se evidencia por el hecho que la posición de 
perro sentado correspondió a un 9 % de los casos de distocias de presentación anterior 
atendidos en un importante hospital de equinos [18]. La flexión bilateral de cadera ( posición de 
perro sentado) es menos frecuente que la flexión unilateral de la misma ( posición de saltador 
de vallas) [8,22].
Estos estudios ultrasonográficos sugieren que en muchas de las distocias producidas por 
alteraciones de la posición y de la postura fetal (actitud), se deben a la presencia de un feto 
débil o muerto. Muchos autores sugieren a la debilidad o la ausencia de reflejos de 
enderezamiento fetales en la fase inicial del parto como causa de distocia [17,18,21,23]. Las 
alteraciones de la postura son en general puramente accidentales y pueden complicarse por los 
vigorosos movimientos del feto. El casco o la nariz del feto pueden atascarse a nivel del borde 
de la pelvis o en un pliegue de tejido blando. En esta situación, las contracciones del miometrio 
o de los músculos abdominales, producidas en un momento inoportuno, colocan a alguna de 
las extremidades fetales en una postura (actitud) anormal [4,18,23]. La flexión de la cabeza y 
del cuello, conjuntamente con una postura anormal de algún miembro, son la causa más 
común de las distocias graves de presentación anterior [8,18]. Las flexiones laterales del cuello 
se pueden observar a lo largo del torax fetal o en una posición oblicua hacia ventral. En 
algunas ocasiones la cabeza puede rotar sobre el cuello. La flexión ventral de la cabeza entre 
los miembros anteriores, hace que solamente se puedan palpar las orejas del feto. En casos 
extremos la cabeza puede encontrarse desplazada hacia ventral de manera que se encuentra 
adyacente al esternón fetal. La observación de que los casos de flexión ventral de la cabeza y 
del cuello se presentan con más frecuencia en fetos con posición dorso-iliaca, mas que en la 
posición dorso-sacra, corrobora la hipótesis de que los reflejos de enderezamiento del feto, se 
encuentran comprometidos durante las etapas tempranas del parto [18].
En los hospitales de equinos, se observó que en los fetos con presentación posterior, el 50 % 
tenían flexión bilateral de cadera y un 25 % flexión bilateral de los tarsos [1, 6, 8,18]. Esta 
elevada incidencia de anormalidades posturales en la presentación posterior sugiere que no es 
debida al azar. El hecho de que el parto se complica con frecuencia debido a alteraciones en la 
posición del feto (dorso-iliaca o dorso-púbica), avala el argumento de que estas distocias se 
producen por anomalías inexplicables en el reflejo de extensión fetal [8,18]. Los potrillos con 
presentación posterior se encuentran con mayor probabilidad en posición dorso-iliaca que los 
potrillos con presentación anterior [18].
Parto vaginal asistido o controlado y fetotomía
Cuando en una yegua se trata una distocia, el veterinario debe actuar con rapidez, ya que 
rápidamente se instala una hipoxia a nivel fetal. El período II del parto es explosivo y breve – 
típicamente dura menos de 20 minutos. generalmente la membrana amniótica translúcida y 
con líquido aparece a través de los labios vulvares dentro de los cinco minutos de la ruptura de 
la corioalantoidea [19]. Esta ruptura se produce a nivel de la estrella cervical y en un parto 
normal la membrana corioalantoidea permanece adherido al endometrio hasta después de que 
el potrillo es expulsado.
La separación de esta membrana fetal va a privar al feto de oxígeno y es un factor crítico que 
debe ser considerado cuando se trata un caso obstétrico en donde el potrillo se encuentra vivo.
Afortunadamente, la gran mayoría de las distocias pueden ser corregidas rápidamente en el 
haras mediante una breve manipulación y un parto asistido por vagina. Si la resolución del caso 
tarda más de 10 a 15 minutos, el obstetra debería considerar otras alternativas, un parto 
vaginal controlado, la fetotomía si el potrillo está muerto o la operación cesárea.
Utilizar los beneficios de una internación hospitalaria para el manejo de estos casos, mejora las 
tasas de supervivencia del potrillo y probablemente va a reducir las complicaciones que se 
encuentran frecuentemente asociadas con la distocia [24]. El parto vaginal controlado requiere 
de anestesia general y de la elevación del tren posterior de la yegua. La relajación uterina y el 
efecto de la gravedad favorecenla repulsión y la manipulación fetal [4]. En un estudio llevado a 
cabo, esta técnica permitió la resolución de hasta las tres cuartas partes de los casos. Los 
casos restantes fueron resueltos por medio de la operación cesárea, con un 30% de 
supervivencia del potrillo [24].
Aunque la mayoría de los datos indican que la supervivencia fetal es muy baja si el potrillo no 
es expulsado dentro de 30 a 40’ de la ruptura del corioalantoides, un autor informa haber 
obtenido potrillos vivos por medio de operación cesárea hasta pasados los 90’ minutos [24]. 
Estos casos fueron rápidamente derivados al hospital y tuvieron mínima o ninguna intervención 
a través de vagina en el haras. Tal vez esta intervención mínima es menos nociva para la 
unión útero- placentaria y estos potrillos no padecieron de una disminución en la oxigenación.
Debe enfatizarse sobre la importancia de evitar una manipulación transvaginal prolongada. El 
obstetra debe ser capaz de diferenciar una mera flexión carpal de una contracción de tendones 
y una flexión cervical de una curvatura congénita de las vértebras cervicales (anquilosis de 
cuello). La contracción congénita de tendones y la curvatura cervical congénita deben ser 
corregidas por fetotomía o por cesárea [25]. En un estudio de 668 potrillos que murieron 
debido a complicaciones obstétricas, las alteraciones de flexión fueron las patologías 
congénitas más comúnmente diagnosticadas [3, 20]. Estas alteraciones generalmente son 
bilaterales y se encuentran con más menudeo en los miembros anteriores que en los 
posteriores [3]. La alta incidencia de desviaciones de cabeza y cuello en los hospitales 
veterinarios pone en claro de que este tipo de alteraciones son muy difíciles de corregir [8,18]. 
La fetotomía es una alternativa posible a la operación cesárea en el manejo de determinadas 
distocias equinas, prescindiendo del valor de la yegua madre [26]. En manos experimentadas 
uno o dos cortes bien ubicados de fetotomía pueden acortar en forma importante el tiempo de 
intervención [7, 9, 26, 27]. Aunque en algunos casos puede ser mejor la resolución mediante 
intervención quirúrgica, los costos de la misma y el cuidado posterior exceden a los de la 
fetotomía, por eso el valor de la yegua es un factor significativo a tener en cuenta[26]. El 
estado de los tejidos blandos del canal del parto, muchas veces pueden limitar las opciones 
disponibles en el hospital a donde se refieran. Si las manipulaciones han producido un daño 
severo a nivel del canal del parto, la realización inmediata de una operación cesárea puede ser 
la mejor opción para la futura fertilidad de la yegua. La mayoría de los resultados 
insatisfactorios atribuidos a la fetotomía, son debidos generalmente a la falta de experiencia del 
operador y a una técnica pobre [26]. Las distocias debidas a la desviación de la cabeza y el 
cuello son especialmente fáciles de tratar con un corte único [7, 26]. En una revisión de 132 
casos de distocia, la fetotomía parcial fue el método de elección que, con seguridad y rapidez, 
resolvió más del 80% de los casos que no pudieron ser solucionados sólo mediante la mutación 
fetal [7]. En otro estudio de importancia, casi la mitad de los casos fueron resueltos por 
fetotomía y el 75% de ellos fueron realizados con la yegua bajo la acción de un tranquilizante y 
en estación [26]. La utilización de uno o dos cortes de fetotomía fueron suficientes para la 
corrección del 57% de los casos, mientras que un 21% requirió un tercer corte. Una fetotomía 
llevada a cabo en forma correcta no produce alteraciones en la composición del líquido 
peritoneal en las yeguas pos-distocia [28].
El dolor abdominal en las yeguas pos-parto es un dilema en el diagnóstico. Un diagnóstico 
rápido y certero, seguido por un tratamiento médico o quirúrgico agresivo, pueden prevenir un 
desenlace que puede ser fatal. La abdominocentesis es de utilidad para diagnosticar la 
etiología del dolor abdominal porque la composición del líquido peritoneal refleja el estado 
fisiopatológico de las superficies del peritoneo visceral y parietal. Sin embargo, hasta hace 
poco, no se conocían los cambios en el líquido peritoneal de las yeguas en pos-partos 
normales y distócicos. Dos estudios han confirmado que el parto normal no produce cambios 
en la composición del líquido peritoneal, dentro del rango normal [28, 29]. Aún luego de 
manipulaciones obstétricas prolongadas en distocias lo suficientemente complicadas como 
para ser remitidas a un hospital, el líquido peritoneal en general no se encuentra alterado, 
dentro del rango normal [28]. El aumento de uno de los valores de una muestra de líquido 
peritoneal no significa que la yegua se encuentre enferma. La abdominocentesis seriada se 
indica en casos en donde los signos clínicos sugieren que se halla presente una lesión 
abdominal en relación al parto, porque los constituyentes del líquido peritoneal pueden cambiar 
en el lapso de horas. En aquellos casos en que la yegua se encuentra clínicamente enferma, 
al menos dos de los siguientes valores en el líquido peritoneal deben mostrar aumentos 
significativos sobre los valores de referencia: proteínas totales, recuento total de células 
nucleadas y porcentaje de neutrófilos. Los valores sugeridos que indicarían una patología de 
gravedad son los siguientes: proteínas totales mayor de 3.0 gr/dl, junto con un recuento total de 
células nucleadas mayor a 15.000 células/microlitro y un recuento celular diferencial de más de 
80% de neutrófilos, especialmente si los mismos presentan cambios degenerativos [28]. Las 
alteraciones en los valores del líquido peritoneal no deben ser consideradas en forma aislada, 
sino concomitantemente con los signos clínicos que muestra la yegua.
Operación cesárea
La opción para la cesárea va a estar dado por el valor económico del caso y por la cercanía a 
un centro hospitalario. La técnica quirúrgica ha sido revisada en forma reciente [30]. Es de 
esperar un pronóstico reservado para la futura fertilidad de la yegua en los casos en que la 
cirugía se realice luego de haberla sometido a manipulaciones vaginales prolongadas [1, 2, 23]. 
La fertilidad disminuída que se ha observado en yeguas luego de la cesárea, puede tener más 
relación con la causa y el tratamiento inicial de la distocia, que con la cirugía propiamente dicha 
[9, 31, 32]. Deben realizarse aún, estudios que permitan evaluar la fertilidad posterior de 
yeguas con distocia, sometidas a cesárea con una mínima intervención vaginal previa. La tasa 
de preñez posterior en yeguas sometidas a cesáreas programadas es más alta que en aquellas 
que han sido sometidas a cesáreas a los fines de corregir una distocia [28]. Existe alguna 
controversia acerca de si la tasa de mortalidad en la yegua es más alta luego de un parto 
vaginal controlado o una operación cesárea [24, 33, 34]. Cuanto más prolongada es la distocia, 
mayor es la tasa de morbilidad y mortalidad para la yegua y el potrillo. Si la distocia es de larga 
duración y el canal del parto se encuentra severamente lesionado, la operación cesárea es 
probablemente preferible, antes que intentar un parto vaginal controlado [34].
En conclusión, no existe un procedimiento que sea mejor que otro. La viabilidad del feto, el 
factor económico del caso, la habilidad del obstetra y la cercanía a un centro quirúrgico, son los 
principales factores que el veterinario del haras debe evaluar antes de elegir el curso de acción 
más apropiado.
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	Operación cesárea

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