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COMUNICACIÓN GRÁFICA EN AMÉRICA PRECOLOMBINA - Maleno Baez

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COMUNICACIÓN GRÁFICA EN AMÉRICA PRECOLOMBINA 
 
Arq. Miguel Ángel Riera 
 
 
CULTURAS DE MESOAMÉRICA 
 
Mesoamérica es una región definida por la cultura, comprendiendo la mitad meridional 
de México, los territorios de Guatemala, Salvador y Belice, como así también el 
occidente de Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Un mosaico de variedad étnica y 
lingüística caracterizó a esta región, en conjunción con una economía de base agrícola 
caracterizada por el cultivo del maíz, además del uso de calendarios y sacrificios 
humanos como parte de las expresiones religiosas, la tecnología lítica (vinculado a la 
piedra) y la ausencia de la metalurgia. 
 
La historia cultural de esta región se divide en tres períodos principales: 
 
• Formativo o Pre-Clásico (desde el 1500 hasta el sig lo I a.C) , cuya cultura 
dominante estaba dado por los Olmecas 
• Clásico (hasta los siglos VII y VIII d.C aprox.) , con la presencia de la cultura 
de Teotihuacán y los mayas. 
• Post Clásica (desde el siglo X hasta 1525 aprox.) , caracterizada por el 
militarismo, las disputas y los imperios en luchas, como los toltecas y los 
aztecas. 
 
La cultura teotihuacana floreció ente el siglo I d. C. hasta el VII cuando llegaron los 
toltecas y los destruyeron. El centro ceremonial de Teotihuacan es el más 
impresionante que puede contemplarse en América, siendo esta cultura la más 
influyente de la región. 
 
La cultura Maya. 
 
Esta civilización alcanzó su máximo esplendor ente los años 250 al 900, 
extendiéndose sobre la península de Yucatán y gran parte de América Central, 
territorio en el cual se asentaron las grandes ciudades, dominadas por palacios de 
piedra y pirámides escalonadas coronadas por un templo. 
 
La sociedad se organizaba jerárquicamente. Su gobernante, al igual que los nobles y 
los guerreros, llevaban tocados de pluma de gran colorido, distinguiéndose con ello del 
resto de la población. La vida giraba en torno a deidades ligadas a diversos aspectos 
del mundo natural, como el Sol, la Luna y la Lluvia. 
 
Los sacrificios humanos y otros rituales con derramamiento de sangre eran 
importantes, pues creían que los dioses los necesitaban para alimentarse. Fueron 
expertos astrónomos y matemáticos capaces de diseñar un complejo calendario 
propio. Utilizaban una escritura simbólica compuesta de pictogramas que reciben el 
nombre de glifos. 
 
La erupción del volcán Ilopango con posterioridad al año 292 produjo un impacto 
profundo en el comercio de la región central, generando la decadencia de ciudades en 
la región del Petén, posibilitando el florecimiento de ciudades norteñas como 
Calakmul, Palenque y Tikal. Por ese tiempo, Teotihuacán dio inicio a su expansión por 
el sureste, hasta obtener el control de las redes comerciales de larga distancia. 
 
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Entre los historiadores más renombrados que llegaron a México, se encuentra el Fray 
Diego de Landa, quien redactó el libro “Relación de las cosas de Yucatán”, 
resumiendo en el mismo aspectos de los habitantes nativos del lugar como 
costumbres, religión, ritos, flora, fauna, calendarios y un abecedario con escrituras 
mayas. 
 
Glifos: arte y escritura pétrea. 
 
Desarrollaron un extraordinario lenguaje gráfico denominado “Glifos”, tendiente a 
expresar cualquier pensamiento. Désiré Charnay publicó en 1859 las primeras 
fotografías de las ruinas mayas, entre ellas la de los glifos. Como referencia a la 
escritura pétrea, es posible verificar: 
 
1. Simbología: los pensamientos, las referencias a la historia descrita y las 
creencias religiosas de los personajes se esculpían alrededor de sus cabezas. 
2. Frente a frente: la imagen más reiterada en los grifos mayas es la posición 
enfrentada de dos personajes. Solía reflejar una sucesión, linaje o 
descendencia. 
3. Sumisión: la reafirmación del poder explica que la mayor parte de las escena 
culmine con un personaje desvalido, descoyunturado o en trance agónico. 
4. Tradición: el tocado, adornado con una serpiente de guerra y plumas de 
quetzal, responde a una tradición heredada de los señores de Teotihuacán. 
5. Realeza: el personaje central de este dintel es uno de los jefes de Mayapán, 
perteneciente al linaje cocom y descendiente del rey Hunac Ceel, de Chichen 
Itzá. 
6. Altivez: la mirada hacia abajo simboliza el poder y la victoria sobre un guerrero 
vencido, un prisionero o una víctima lista para el sacrificio. 
 
 
 
 
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Las inscripciones mayas eran un misterio insondable para los primeros exploradores 
europeos, al extremo de que un artista que copiaba los glifos de Palenque creyó 
percibir influencias hindúes e incluyó elefantes en sus dibujos. Pero conforme 
descubrían más ruinas y tres manuscritos mayas salían a la luz en Europa, los 
estudiosos se percataron de que las inscripciones eran palabras, no decoraciones y 
renovaron esfuerzos para desentrañar su significado. 
 
Los escribas eran integrantes respetados de la corte, teniendo deidades tutelares 
propias, representadas como monos. Con finos cinceles, inscribían epopeyas reales 
en monumentos de piedra, usaban pinceles o plumas de guajolote (pavo) para escribir 
textos sagrados en amate, produciendo marbetes (sellos o rótulos) descriptivos para 
numerosos objetos, desde altares y templos hasta vasijas y joyas. 
 
Al presente se conservan tres libros plegables procedentes de la región tropical de los 
mayas, localizados en Dresde, París y Madrid. Los manuscritos sobre papel de líber – 
con un grosor de 2 mm y pintados por ambas caras con una muchedumbre de 
caracteres y figuras – tienen una extensión de 208 páginas y 11,83 m de largo. Los 
“libros mayas” comprenden aproximadamente 6.000 jeroglíficos de texto conservados 
compuestos de unos 14.000 subelementos que, a su vez, son combinaciones de 
menos de 100 caracteres secundarios y más de 230 caracteres principales. En los 
mismos se localiza tanto una escritura pictográfica como signos fonéticos, radicando 
en esto las dificultades para descifrar los escritos mexicanos. En los últimos decenios 
se ha conseguido relacionar diversas escrituras pictográficas con hallazgos 
arqueológicos, con lo que ha sido posible formular algunas interpretaciones históricas, 
geográficas y cronológicas. 
 
 
 
 
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La cultura Azteca. 
 
Durante el siglo XV, los aztecas se convirtieron en el pueblo más poderoso de gran 
parte de México hasta la llegada de los españoles en 1521. Autodenominados 
“Guerreros del Sol”, libraron batallas para someter a sus vecinos y exigirles tributos en 
especie. Los soldados recibían en recompensa sofisticados trajes que indicaban 
cuantos cautivos habían logrado tomar. Los más afortunados eran nombrados 
caballeros del Jaguar o del Águila. Fueron excelentes astrónomos ya que contaban 
con un complejo sistema de calendario y tenían un sistema de escritura en el que 
empleaban signos para representar ideas, lugares, fechas, cantidades, etc. Este 
sistema fue descifrado parcialmente. 
 
El término azteca se ha vuelto común a partir de las publicaciones europeas y de 
hecho está aceptado universalmente. Sin embargo, el más correcto sería el genérico 
mexica o mexitin, y el m´s concreto, el de tenochca, ya que remite a Tenochtitlán, la 
ciudad cabecera, que constituyó el epicentro del imperio Azteca. 
 
Tenochtitlán, la capital azteca, estaba construida sobre el lago Texcoco, en el valle de 
México. La capital mejicana se asienta actualmente sobre la misma. El gran templo 
dominaba el centro de la ciudad, construido alrededor de versiones previas a modo de 
capas de cebolla y con un lugar para sacrificios en la parte superior. 
 
De la mano de la expansión imperial, se desarrolló una fuerte casta sacerdotal, 
destinada a dotar de cohesión religiosa al conjunto de la sociedad. Los sacerdotes 
eran los encargados de ejecutar los sacrificios humanos en honor de los dioses, cuyo 
panteón estaba presidido por Xiuhtecuhtli, el dios de la luz y el fuego. 
Los nahuas 
Son un grupo de pueblos nativos de la región deMesoamérica, cuyos ancestros 
fueron los “mexicas”(descendientes de los aztecas) y otros pueblos antiguos que 
tenían en común la lengua náhualt. En el momento de la llegada de los españoles, los 
nahuas se habían expandido por América Central y contaban con importantes 
asentamientos en la vertiente del Pacífico de Nicaragua. Además, había comunidades 
nahuas en la boca del río San Juan, en la región de Costa Rica y en la región 
fronteriza entre Costa Rica y Panamá. 
Los nahuas eran nombrados de manera diferente según la región donde habitaban: 
• en México se llamaron Aztecas, Mexicas o Mexicanos. 
• en Guatemala y El Salvador, Pipiles. 
• en Nicaragua, Nicaraos o Niquiranos 
• en Costa Rica, Guatusos u Orotiñas. 
Los glifos nahuas 
 
La escritura azteca estaba a cargo de los “tlacuiloque” (pintores nahuas), quienes 
confeccionaban sus dibujos con verdadera exquisitez, sobre planchas o corteza del 
árbol ámatl (ficus cotinifolia) o sobre tiras de piel raspada de venado o de las corteza 
machacada de las higueras. Los libros pintados (amoxtli en lengua nahual) eran de 
gran valor para los antiguos mexicanos. 
 
Existen cinco clases de glifos: Numerales, Calendáricos, Pictográficos, 
Ideográficos y Fonéticos. 
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La escritura pictórica representaba las cosas o las personas. Se dibujaban casas, 
templos, indumentarias, cacao, maíz. Los señores eran representados como personas 
sentadas en sus sillas reales. Los ideogramas representaban simbólicamente ideas. 
Así, la muerte se representaba con un bulto mortuorio. 
 
Existían una serie de símbolos que aparecen en los glifos que se les asignaban 
distintos valores por ejemplo, entre los mayas la tortuga era el solsticio verano y 
caracol el de invierno, además de ser el signo de la tempestad. El águila, el ciervo, la 
culebra y la mariposa simbolizaban el sol, además era el símbolo de la llama y del 
alma del guerrero muerto, que acompañaba al sol en su peregrinación por el cielo. La 
luna era representada por el conejo, considerado signo de abundancia. 
 
Las cifras tenían un simbolismo especial. El tres era el fuego, el cuatro el número del 
sol, la creación de los puntos cardinales, las fases de la luna. Cuatro los dioses 
creadores del mundo. Nueve es el número de todo lo que ocurre bajo tierra. Trece son 
los cielos en que moran los dioses. El siglo mexicano consta de 52 años o sea 4 x 13. 
El día tiene 13 horas del mundo de la luz y 9 del mundo de la noche. 
 
Los colores tenían un significado simbólico: el negro era la noche y la muerte, por ello 
los sacerdotes que oficiaban estaban pintados de negro. El blanco era el crepúsculo, 
el rojo era sangre y fuego. El color azul, lluvia y agua. En la figura humana el amarillo 
denotaba al sexo femenino, el morado la realeza del tlatoani, el señor supremo. 
 
Los sacerdotes y los sabios constituían guardianes de estos tesoros. El método de 
enseñanza era memorizar las imágenes. Las representaciones se plasmaban por 
medio de imágenes, símbolos y jeroglifos, o sea en forma pictórica, ideográfica y 
parcialmente fonética. 
 
El estilo de los manuscritos pictográficos permaneció durante algún tiempo invariado, 
incluso después de la conquista de México por los españoles. Por esta razón, 
numerosos relatos de los cronistas indígenas se basan en tales documentos 
confeccionados al estilo tradicional. El color usado en tal caso no sólo perseguía un fin 
ornamental, sino que asignaba un determinado rango o categoría simbólica a la 
persona o al objeto representados. Es probable que los antiguos mexicanos 
emplearan sólo tres colores básicos; pintaban en negro y gris utilizando el hollín, el 
rojo lo obtenían mezclando rojo de óxido de hierro con carmesí, el mineral de cobre les 
proporcionaba el azul y el ocre, el amarillo. Los demás tonos los preparaban 
mezclando los colores mencionados. 
 
La totalidad de los manuscritos, tanto de época pre como post-colombina, proceden 
del espacio geográfico mexicano, habiendo sido realizados en las regiones en que se 
asentaban las tres culturas: la maya (Yucatán), la mixteca (Oaxaca) y la azteca (el 
altiplano mexicano). Estos manuscritos son de variables dimensiones y extensión. Se 
conocen por los nombres de sus descubridores, coleccionistas o poseedores y 
también por los de los estudiosos que fueron los primeros en analizarlos 
científicamente, así como también por el nombre de la institución o ciudad en que 
actualmente se conservan. 
 
Los códices 
 
La treintena de “libros” precolombinos con ilustraciones pintadas – entendido como 
testimonios ideo o pictográficos de los mayas, mixtecas y aztecas mexicanos- 
constituyen para la ciencia un importante caudal de información sobre el mundo 
espiritual y material de los pobladores precolombinos del actual México. La historia y el 
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simbolismo de las escrituras de estos pueblos vienen a ser el mismo tiempo la historia 
de sus propias culturas. 
 
Según el americanista Karl Anton Nowotny (1904-1978), oriundo de Austria, quien 
dedicó toda su vida al estudio de los manuscritos pictográficos precolombinos, 
sostenía que, desde el punto de vista de la configuración ornamental de los diferentes 
escritos, aquellos son comparativamente superiores a la iluminación de libros que se 
realizaba en los conventos de la Europa Medieval. 
 
Los códices constituyen los manuscritos pictográficos procedentes de México, 
dibujados por mayas, aztecas y mixtecas (en menor número por tarascos y otomíes), 
en tiras de piel raspada de venado o sobre corteza del árbol ámatl (ficus bonplandia o 
ficus cotinifolia). Desde el punto de vista artístico, hay ejemplares valiosos y otros que 
lo son menos, abarcando desde manuscritos auténticamente suntuarios hasta dibujos 
defectuosamente realizados. Adoptaron el formato de biombo con escritura en uno o 
ambos lados o en forma de libro europeo. 
 
El “Codex Vindobonensis Mexicanus 1” es el más exte nso de los manuscritos con 13,5 
m de largo y 52 páginas, pesando 2,7 kg, describe e ventos históricos. 
 
Conformaron documentos con el formato del libro moderno, de páginas separadas, 
unidas juntas por una costura y encuadernadas, con la particularidad de que contenían 
textos manuscritos, de forma de biombos, realizados por hombres y mujeres bajo la 
dirección de los sacerdotes, destinados a la meditación, siendo solamente los 
sacerdotes los capaces de descifrar. El libro de cuentas de días y destinos se 
denominaba tonalámalt (tonalli: día; ámalt: papel). Constituía una especie de manual 
de uso del sacerdote, de quien se exigía que mediante la interpretación de signos 
figurativos supiera dar instrucciones y directrices en todas las cuestiones de la vida, 
tanto religiosa como política y social. 
 
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Son prehispánicos (su número no sobrepasa los catorce o dieciséis) y pos hispánicos 
(alrededor de 500). Unos tratan exclusivamente de la religión, de los dioses, de 
astronomía y astrología; otros fijaban hechos históricos, sucesiones dinásticas, 
costumbres ligadas a la vida del hombre desde su nacimiento hasta su muerte. Al 
presente, solo han llegado tres códices mayas, tres mixtecos, nueve aztecas, de los 
cuales el Boturini es el único que relata hechos históricos. Los códices mayas son el 
Dresde (manuscrito completo de 78 páginas), el Peresiano (fragmento de 22 páginas 
de una obra originalmente más amplia) y el Tro-Cortesiano (reunión de fragmentos de 
un total de 112 páginas de un códice más tardío). Los tres códices son colecciones de 
almanaques con contenido astrológico o profético, lo que permite pensar que eran 
manuales para los adivinos. La mayoría de los códices fueron quemados por los 
misioneros españoles, aunque también lo hacían los pueblos indígenas para que los 
mismos no cayeran en manos adversarias. 
 
Presentan distintos tamaños y sus nombres son casuales. El Nuttall de 48 páginas, 
11,22 m de largo (25,5x18,8 cm) lleva el nombre de la señora que lo encontró y lo 
estudió. El Vindobonensis de 13,55 m de largo, tiene 52 hojas ylleva el nombre del 
lugar donde se encuentra actualmente, Viena. El códice Telleriano Remensis de 
propiedad del obispo de Reims, Le Telleir. 
 
El códice Borgia es uno de los más bellos que se conocen. De 76 páginas y 10,34 
metros de largo, contiene la historia del nacimiento de los dioses, las acciones de 
Quetzalcóalt (dios bueno) y su hermano gemelo Xólotl (dios malo). Actualmente se lo 
encuentra en la biblioteca del Vaticano. 
 
El pintor o escriba no tenía posibilidades de desenvolverse libremente porque estaba 
sujeto a los dictados de los sacerdotes de las escuelas que encargaban las obras. El 
conocimiento y el uso de la escritura estaban reservados a los sacerdotes y 
soberanos. El contenido de los manuscritos pictográficos lo constituyen relatos 
relacionados con importantes acontecimientos históricos, predicciones y temas 
religiosos. No se trata de “libros” que pretenden despertar reacciones estéticas en 
quienes los contemplan. Su función es la misma que la de todas las demás 
manifestaciones del antiguo mundo mexicano, es decir, la representación, con medios 
plásticos sencillos, de las ideas religiosas y espirituales. 
 
Los testimonios escritos de los antiguos mexicanos que llegan al presente, no son 
libros en sentido propio que transmiten directamente el saber depositado en los 
mismos, más bien deben considerarse como símbolos de conceptos yuxtapuestos a 
representaciones de ceremonias y eventos históricos. El contenido de los antiguos 
documentos se compone de signos del calendario, figuras, ceremonias, edificaciones, 
montañas y ríos, aperos, plantas y animales, así como de innumerables variaciones 
representando tatuajes, indumentaria, aderezos y armas. 
 
Una parte de los códices contiene escrituras pictográficas puras en las que un cazador 
representa, efectivamente, un cazador y un templo, una construcción de este tipo. 
Pero hay otros manuscritos que presentan símbolos ideográficos. En éstos, los 
conceptos e ideas se representan por un símbolo, por ejemplo el número 5 por una 
raya, un conejo significa la luna, un ojo una estrella y las huellas de pisadas un 
camino. 
 
Tipo de papel utilizado. 
 
Como soporte sobre el cual se pintaban los manuscritos pictográficos originales se 
empleaban el líber (película entre la corteza y la madera del árbol) compactado de la 
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higuera de México (amate) y también pieles de venados y animales carniceros. En la 
capa aplicada sobre este material, compuesta de una mezcla de carbonato cálcico y 
harina de maíz, se grababan las ilustraciones mediante incisiones que luego se 
coloreaban. Respecto al papel utilizado por estas culturas, el primer testimonio seguro 
se remonta al siglo VII. En la época colonial el papel del líber fue desplazado por el 
europeo perdiendo por esta causa la significación espiritual y cúltica que había tenido 
en el antiguo México. 
 
El papel de líber estaba difundido antiguamente en toda la región mexicana; los 
aztecas lo llamaban “amatl”, término que más tarde daría lugar a la voz hispano-india 
“amate”. Entre los pueblos mayas, el papel se conocía por “huun”. Los responsables e 
la invención del papel fueron los representantes de una cultura madre, más antigua 
que los mayas y aztecas, cultura que quizá se desarrolló en el área del Golfo de 
México. 
 
Los mayas se vestían con túnicas hechas de huun, papel fabricado de la corteza de 
las higueras, que más tarde cambió el destino y se convirtió en el material usado para 
la manufactura de libros. También los aztecas le dieron un uso distinto al papel antes 
de escribir sobre él. Lo destinaban para adornar a los dioses y a los sacerdotes. 
Cuando los aztecas conquistaban un pueblo, los vencidos tenían que llevar, ente otros 
tributos, el papel, tan apreciado para fines rituales. 
 
Según V. W. Von Hagen, “Entre los aztecas existía un verdadero mundo de papel. 
Papel como ornamento de los dioses y sacerdotes, papel como parte ritual, papel 
como medio de magia, papel como registro de tributos…Una parte del papel, el más 
fino, era probablemente destinado a la manufactura de los códices.” 
 
Tanto el papel para las túnicas como para los libros se manufacturaba de la corteza 
machacada de las higueras que luego se cubría con una capa de carbonato de calcio 
obtenido de alguna roca. Una vez cerrados los poros del papel con el polvo mezclado 
con agua, se le aplicaba la pintura. Todo estaba listo entonces para “escribir” los libros. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 9 
LA PRODUCCION GRAFICA PRECOLOMBINA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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 Una divinidad maya (Códice Dresde). Xochiquetzal, la diosa de la belleza 
 y amor (Códice Borgia). 
 
 
 
 
 
 
Chalchiutlicue, la diosa del agua viva (Códice Borbónico). 
 
 
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Águila y serpiente. 
 
Fragmentos de Historias pintadas por los sacerdotes en 
códices aztecas, mayas y mixtecos. 
 
 
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 15 
Bibliografía: 
 
• García Blanco, Héctor (2004): Historia Universal, Aztecas, Mayas e Incas, 
volumen 9.Buenos Aires: Clarín-proyectos especiales 
• Hasselkus, Hans (1998): Estructura de la Glífica Maya. México: Edición del 
Autor. 
• Sten, María (1999): Los Códices de México. México: Editorial Joaquín Mortiz. 
 
Otras fuentes: 
 
• Humboldt 96 (1989). Bonn: Editorial Inter Nationes. 
• National Geographic en Español, Edición Especial (2008). Misterios de la 
cultura Maya, reconstruyendo un pasado glorioso. México: Editorial Televisa. 
• Caballero, Nicolás (2002): Glifos Nahuas. Material de la cátedra Historia del 
Diseño Gráfico I. FAU – UNNE.

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