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Aprendiendo de la experiencia [Wilfred Bion]

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APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 
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PSICOlOGIA PRORJNDA 
Tltulos publicados 
FREUD, A. 
PSICOANAlISIS 00. OESARROUO 06. NIRO y Da. 
AOOLESCfNTE 
FREUD, A. 
PSICOANAlISIS Da. JAROIN DE INfANTES Y LA 
EDUCACION Da Nlflo 
JUNG, e, G. 
LA PSICOLOGIA DE LA TRANSFERmClA 
JUNG, C. G. 
SIMBOLOS DE TRANSFORMACION 
fREUD, A . 
EL PSICOANAUSIS y LA CRIANZA DEl Nlflo 
FREUO, A 
El PSICOANAlISIS INFANTIL y LA CUNICA 
JUNG, C G. 
LA INTERPRfTAClON DE LA NATlJRAlllA YLA PSIOUE 
JUNG, C. G. 
AROUETlPOS EINCONSCIENTE COLECTIVO 
FREUD. A. . 
NEUROSIS Y SINTpMATllOGIA EN LA JNFANClA 
JUNG, C. G. .: • 
FORMACIONES ~E!,~CONSClENTE 
GRINBERG, L 
 "',r,­
IDENTIDAD y CAMBtOi~/~ 1 
FENICHEl. D '~'~. 
TEORIA PSICOANAlITlCA DE lAS NEUROSIS 
LANGER, M. . i 
MATERNIOAO y SEXO 4) 
SEGAl, H. ," , 
INTROOOcaON A LA OBRA DE ME~NIE KlElN 
BIQN, W R. ", " 
APRENOIENOO DE LA EXPl:RIENCIA '. .­
JUNG, C. G. 
PSICOlOGIA y SIMBOUCA DEl ARQUETIPO 
ABERASTURY, A 
APORTACIONES Al PSlCOANAUSIS DE NlflOS 
GARMA, A. 
El PSICOANAlISIS, lECRIA, ClUNICA YTICNICA 
REICH, W. 
LA RJNCION oa ORGASMO 
BLEGER, J 
SIMBIOSIS Y AMBlGUEDAO 
IComínua en pág. 1331 
VOLUMEN 
25 
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w. R. BION 
APRENDIENDO 
DE LA EXPERIENCIA 
Presentación de 
LEON GRINBERG 
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· ~. 1edltorla 
PAIDOS 
, Mbico - Bu~1lOII Aires - Baraiona 
f1JJ ~lJ' tl' 11' lI' WJ llJ ILlJ IU IU U lIJ llJ IU lJJ 
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IU U jIJ, 
I 	 INDICETítulo original inglés: LEARl'IING FROM EXPERIENCE 
\ 
í ¡ Pág. 
Publicado por: WILLlAM HEINEMANN I Presentación de la verSlOn castellana,Medical Books·Londres 
1 por León Grinberg 	 9 
Intro"clucción 	 13 
Versión castellana: HAYDEÉ B. FERNÁNDEZ 
Sumario de ternas 17 
Capítulo I 	 19 
Capítulo 11 	 22 
Capítulo III 	 25 
Capítulo IV 	 27 
/ 
2()
Capítulo V 
la. Reimpresión en Ml':xico, \987 
Capítulo VI 	 33 
'~~.~ Capítulo VII 35 
.;\~)-~ Capítulo 37
VIII 
Capítulo IX 	 41 
",'........ 
:	...' Capítulo X
.") 
45 
'~ . 	 Capítulo XI 51 
Capítulo XII 	 53© 	De todas las ediciones en castellano, 
EditOrial Paidós, SAICF; Capítulo XIII 	 63 
Defensa 599, Buenos Aires . 
© De esta edición, Capítulo 67
XIV 
Editorial Paidós Mexicana, S.A. 
71Guanajuato 202 ·302 
 Capítulo XV 	
Colonia Roma (06700) 
México, D.F. Capítulo XVI 73 
Tels . 564·5607 • 564·7908 
ISBN: 968-853..(Y76-X 
Impreso en México 
Printed in Mexico 
La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idén· 
tico o modificado , escrito a máquina . por el sistema de "multig.-aph", mimeó· 
grafo, impreso, etc ., no autorizada por los editores, viola derechos reservados. 
Cualquier utilización debe ser previamente solicitada. 
......... 
J- U J'.11' 
_ ._ ---_.-._-_ ._-----,_._-----~ 
8 w. R . BlON 
Pág. 
Capítulo XVII 77 
Capítulo XVIII 81 
Capítulo XIX 83 
Capítulo XX 89 
Capítulo XXI 95 
Capítulo XXII 97 
Capítulo XXIII 10.1 
Capítulo XXIV 107 
Capítulo XXV 109 
Capítulo XXVI 113 
Capítulo XXVII 121 
Capífulo XXVIII 127 
r· 
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1l1li' w 
PRESENTACION DE LA VERSION 'CASTELLANA 
Pretender escribir un prólogo para la vennon castellana de 
este libro de Bion es una tarea nada fácil. No se trata de que 
me sienta influido por la complejidad de su desarrollo o por 
la oscuiídad de algunos de sus conceptos. Siento más bien la 
dificultad de quien percibe la trascendencia de una obra de 
creación, sea artística o científica, y no encuentra las palabras 
adecuadas para transmitir el enorme impacto que ha recibido. 
Si su lectura me ha sugerido la comparación con una obra de 
arte, digamos un extraño y a la vez fascinante cuadro que nos 
atrae con intensidad pero, que nos deja meditando ,largamente 
para descifrar su sentido, no ha sido por una razón fortuita. 
Es la sensación que no sólo a mí sino también a otros ha pro­
ducido la lectura de algunos pasajes de este Ubro_ Pero, simul­
táneamente, cuando nos sumergíamos en otros capítulos, sentía­
mos la admiración que despierta la precisión del desarrollo de 
un concepto matemático, la profundidad de un pensamiento filo­
sófico que abarca inquietudes básicas de la vida, o el rigor 
con que es expuesto un determinado razonamiento lógico. Por 
algo es un Iibr~ que se ocupa de las experiencias emocionales 
que atañen a las teorías del conocimiento. 
El libro está dedicado a estudiarlos problemas vincúlados 
con la experiencia del aprendizaje_ Insiste, especialmente, en 
que el intentar conocer algo implica un sentimiento doloroso 
que es inherente a la experiencia emocional misma del conoci­
miento, y explica además cómo, de acuerdo con la c~pacidad 
de la personalidad para tolerar la frustración, se trata de evadir 
ode modificar dicho dolor. Estudia, específicamente, el proceso 
del pensar (tema del cual se ha ocupado el autor en varios tra­
bajos anteriores), sobre la base de la práctica psicoanalítica con 
pacientes que presentan. síntomas severos de trastornos del pen­
samiento. Plantea la necesidad de reformular las ideas sobre el 
11 
(11' m" u (iJJ UUU IU U lJJ lJJ U u 
10 	 W. R. BION 
origen y la naturaleza de los pensamientos y sobre los mecanis­
mos mediante los cuales "es posible pensar los pensamientos". 
Por otra parte, considera y analiza las funciones de la personali­
dad y los factores que corresponden a dichas funciones. 
Bion nos advierte, desde un principio, que utiliza ciertos tér­
minos como "función" y "factores" con una deliberada ambi· 
güedad, aunque puedan prestarse a confusión por quedar aso· 
ciadas estas palabras con las matemáticas y la filosofía. Precio 
samente es su propósito que el lector recuerde y tenga en cuenta 
estas ciencias mientras recorre las páginas del libro. Por lo 
mismo intercala frecuentemente citas que corresponden a estas 
ciencias. Señala, además, que el libro fue estructurado para ser 
leído sin detenerse en las partes que resultan oscuras. Con toda 
honestidad admite que la oscuridad de algunos puntos se debe 
a que no ha tenido la capacidad de aclararlos; pero estimula 
al lector a seguir avanzando en la lectura "a pesar de la pe- ' 
numbra de asociaciones" y a encontrarse con la gratificación 
del esclarecimiento logrado, en gran parte, por el propio esfuerzo. 
Bion propone una teoría de las funciones para ser aplicada a 
la teoría y práctica psicoanalíticas. Sostiene que su uso dará 
más flexibilidad a la teoría psicoanalítica, por poder aplicarse a 
situaciones analíticas de muy diversa i'ndole, "sin perjudicar la 
permanencia y estabilidad de la estructura de la que es parte". 
En la práctica, la teoría de las funciones, y especialmente lo que 
denomina teoría de la función-alfa, posibilitarían formular inter­
pretaciones a un paciente para mostrarle cómo es que tiene sen­
timientos y no puede aprender de ellos y tiene sensaCiones de 
las que tampoco puede aprender. Las interpretaciones derivadas 
de estas teorías podrían efectuar cambios en la capacidad de 
pensar del paciente y, por lo tanto, en su capacidad de compren­
sión. La teoría de la función-alfa es introducida como un ins­
trumento en la labor psicoanalítica para que le sea posible al 
analista trabajar sin la necesidad de proponer teorías nuevas 
prematuramente. La función-alfa opera sobre las impresiones 
sensoriales y las experiencias emocionales produciendo elemen­
tos alfa que pueden ser almacenados y utilizados posteriormente 
para crear pensamientos oníricos. 
Si la función-alfa está perturbada, las impresiones y emocio- . 
nes quedan inmodificadas y se producen sólo los elementos-beta, 
que no son apropiados para ser usados en los pensamientos oní­
ricos. Son vividos como "cosas en sí mismas" . (Kant) y utiliza-
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 
. I 
dos para ser evacuados a través de la identificación proyectiva. 
Los pacientes con trastornos serios dI" su pensamiento tienen su 
función-alfa deteriorada y, por lo tanto, se producen elementos­
. le 	 beta que los impulsan a las actuacionesy al pensamiento "con­
creto" por fracaso de su capacidad de simbolización. 
Estas palabras de introducción al tema deSarrollado por Bion 
constituyen sólo un muy pálido reflejo de la riqueza conceptual 
condensada en cada uno de los capítulos del iíbro. Pero quisiera 
nuevamente alertar al lector acerca no sólo de la complejidad 
de su contenido sino también de la complej iaad de su exposi­
ción. Naturalmente, gravitó en la claridad de la ·traducción. 
Quienes tuvimos la responsabilidad de supervisar esta traduc­
ción nos encontramos ante el dilema de tener que optar entre 
una redacción de estilo más claro y ágil pero sacrificando el 
sentido "envuelto en penumbra" de muchos de los párrafos del 
original, o presentar una traducción aparentemente menos feliz 
en la sintaxis o construcción de ciertos giros o frases, pero res­
petando la "ambigüedad" y "oscuridad" del estilo del autor, sin 
que esto significara aj ustarse a una traducción literal en un 
sentido absoluto. Preferimos lo segundo, por 'la naturaleza de 
l' 	 la obra y por querer ser fieles al espíritu con que Bion justificó 
su complejidad. Esta decisión determinó, sin embargo, que se 
incrementaran mucho más las dificultades :inherentes a toda 
traducción. A pesar de haber sido revisada y corregida nume­
rosas veces, sentimos que, inevitablemente, debieron haberse 
deslizado errores no siempre achacables a la traducción, sino a 
las dudas' que tuvimos en relación al sentido Con que fueron 
empleados ciertos términos o frases. 
Debido a la dificultad de encontrar Jos equivalentes apropia­
dos en castellano para ciertos términos, hemos decidido dejar 
los originales, tales como acting·out, splitting, splít,off, back­t · 	
ground, revene. 
En un grupo de estudios psicoanalíticos bajo mi dirección he­
mos dedicado cerca de dos años, a razón de dos horas semana­
) - les, a entender y discutir detenidamente cada uno de los capítulos 
del libro de Bion, intercambiando puntos de vista, comentarios, 
dudas y conclusiones acerca de los diversos conceptos vertidos 
por su autor. Sentimos que sería útil transmitir alguna vez la 
experiencia de nuestro aprendizaje en el estudio del "aprendizaje 
por la experiencia" que desarrolla este libro. Lo elaboraremos 
como un proyecto para el futuro . 
.~.. 
,~,." _&!' ~J' W' '1lJ' IU \&JI ILJI 	 IU 11.11 
w. R. BION12 
Antes de terminar quiero ' agradecer la inestimable colabora. 
ción de los integrantes del grupo de estudios, doctores S. Aizen· 
berg, R. Avenburg, E. T. de Bianchedi, 1. A. Carpinacci, 1. A. 
Chiozza, G. S. de Fox. J. A. Granel, P. Grimaldi, S. Lumermann, 
1. A. Olivares, H. Pastrana Borrero, R. Polito, E. Rolla y D. '/) 
INTRODUCCION
Sor; y en especial, a los doctores R. Avenburg, J. A. Carpinacci, 
y R. Polito por su valioso aporte en la supervisión y corrección 
 1. Como los problemas que se. tratan en este libro son fun­
de la versión castellana de esta obra. damentales en relación al aprendizaje, despertaron el interés de 
LEÓN GRINBERG 	 la investigación desde hace mucho tiempo. En la práctica psico­
analítica, particularmente con pacientes que presentan síntomas 
de trastornos del pensamiento, se observa que el psicoanálisis 
ha agregado una nueva dimensión ·a estos problemas o tal vez 
a su solución. 
2. Este libro se refiere a las experiencias emocionales que 
se relacionan directamente con teorías del conocimiento y con el 
psicoanálisis clínico, todo esto planteado del modo más práctico 
posible. El hombre que se ha formado según un método filosó­
fico generalmente ::arece de la experiencia. íntima que posee el 
analista de los procesos que corresponden a los trastornos del 
~ - pensamiento, y los mismos psicoanalistas pocas veces afron­
tan tales casos. Yo he sido afortunado en este respecto, pero no 
tengo una formación filosófica. Cuento, sin embargo, con la 
ventaja de haber estado en análisis primero con John Rickman 
y luego con Melanie Klein. 
3. Poseo experiencia que quisiera transmitir, pero no estoy 
seguro de cómo podré hacerlo; este libro explica el porqué de 
esta dificultad. En un múmento pensé concentrarme en el análisis 
de candidatos. Estoy de acuerdo en que es el único método real­
mente efectivo para transmitir la experiencia analítica que por 
~-
el momento tenemos; pero limitar nuestros esfuerzos a esta acti­
vidad tiene algo de culto esotérico. Tal vez la publicación de 
un libro de este tipo pueda parecer prematura. Sin embargo, 
creo que puede servir para dar una idea del mundo que se des­
cubre al intentar comprender nuestra comprensión. Si este libro 
l ' 
sirve para estimular al lector a seguir más adelante, su obj'etivo 
se habrá logrado. 
4. He limitado. al máximo el número de notas y referencias; 
las que, empero, he dejado, son esenciales para el proceso de 
pensar el pensamiento, en lugar de simplemente leer el libro . 
. . ~_ . 
ll' /lJJ tU ~Ll' IU lJ, IU 
14 w. R. nION 
El libro ha sido estructurado para ser leído de una sola vez sin 
detenerse en aquellas partes que al principio puedan ser oscuras. 
Algunos puntos oscuros se deben a que no es posible escribirlos 
sin presuponer familiaridad con algún aspecto de un problema 
que recién se trata más adelante. Si el lector lee sin detenerse, 
estos puntos se irán aclarando a medida que avance. Lamenta­
blemente, subsisten puntos oscuros debido a mi iricapacidad 
para aclararlos. El lector puede encontrar que el esfuerzo de 
aclararlos por sí mismo es realmente gratificante y no es una 
tarea que se le impone porque yo haya dejado de realizarla. 
5. Puede parecer que empleo en forma equivocada palabras 
cuyo significado ya está establecido, como en el caBO de los 
términos función y factores. Un crítico me ha señalado que em­
pleo los términos en forma ambigua, de modo tal que existe el 
peligro de que el lector se confunda por ·Ias asociaciones que exis­
ten entre esas palabras y las m?temáticas y la filosofía. Las he 
usado deliberadamente en razón de esas asociaciones y deseo que 
la ambigüedad persista. Es mi propósito que el lector recuerde 
las matemáticas, la filosofía y el uso corriente, porque una carac­
terística de la mente humana, a la que me refiero, puede desarro­
llarse en forma tal que en un estudio posterior puede clasificarse 
bajo estos encabezamientos, y otros. Pero lo que me interesa 
aquí no es lo que la función pueda llegar a ser; mi empleo del 
término tiene el propósito de señalar que si la persona en obser­
vación está realizando un cálculo matemático o un acto de envi­
dia o caminando de una manera peculiar, todas son para mí. fun· 
ciones de. la personalidad. Si me intereso por la exactitud de sus' 
operaciones matem~ticas no es porque me interese medir sus co­
nocimientos matemáticos, sino porque ellos y la exactitud de sus 
operaciones son funciones de su ".personalidad, y yo deseo saber 
cuáles son los factores. 
6. Si el lector lee el párrafo anterior nuevamente compro· 
bará que al optar por el uso del término función, conservando 
-este su penumbra de asociaciones, puede suponerse que usaré el 
término según las reglas y las convenciones que aceptan los ma· 
temáticos y los filósofos para regular su uso. Si satisfago esta 
expectativa se dirá que empleo el término "correctamente". Pero 
si no correspondo a esa expectativa (provocada por la penum­
bra de asociaciones que no despejo) se dirá con razón que em­
pleo el término en forma equivocada. Si estoy de acuerdo con 
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 15 
tl:rmino de su penumbra de asociaciones; otra, aceptar las 
convenciones de uso implícitas en sus asociaciones. 
7. En realidad, no optaré por ninguna de las dos. Supon­
gamos que veo a un hombre caminando. Puedo decir que su 
caminar es una función de su personalidad y que luego de una 
investigación descubro que los factores de esta función son su 
amor por una mujer y su envidia al amigo de ella. O que los 
factores en esta función son su amor por una mujer y su envidia 
al amigo de ella. Sin prosigo la investigación; puedo determinarqua a su amor por la muj er se agrega la envidia a su amigo; 
o F (su modo de caminar) = A + E (F = función, A = amor, 
E:= envidia) . Pero tal vez sienta que mis observaciones se apro­
ximan. a la teoría kleiniana de la identificación proyectiva y que 
puedo expresar mejor mi opinión sobre los hechos si digo que la 
fuilción de caminar es un signo de que el paciente siente que 
ha colocado dentro suyo una mujer que quiere y con la cual 
se identi.fica y un rival que envidia pero con el que también 
está identificado, y que ambos objetos son controlados al estar 
encerrados en sus piernas. Ahorraré al lector una figura geo· 
métrica, expresando esta última idea "matemáticamente"; pero 
le pediré que reflexione si es cierto que en el capítulo 1 empleo 
los términos "función" y "factor" en forma equivocada. En­
tiendo que este uso pueda confundir, pero no estoy de acuerdo 
en que se pueda afirmar . que hago un mal uso del términ/)o En 
un capítulo ulterior sostengo que el tlSO dc ideas, y los símbolos 
que las representan, está menos desarrollado que el proceso 
mediante el cual esas ideas han evolucionado. Por esta razón 
estoy dispuesto a aceptar que empleo mal una idea, o su símbolo, 
o ambos, pero no estoy de acuerdo en que existe un criterio 
definitivo sobre esta cuestión. En la metodología psicoanalítica 
el criterio no debe depender de si un uso determinado es co­
rrecto o incorrecto, si tiene significado o es verificable, sino de 
su capacidad para fomentar el desarrollo. 
80 No estoy sugiriendo que esa capacidad de promover tal 
desarrollo nos provea de un criterio absoluto; la teoría psico­
analítica y su práctica, en los casos en que el pensamiento presen­
ta trastornos graves, señalan la necesidad de una reformulación 
de las ideas Bobre el origen y naturaleza de los pensamientos y 
una reformulación paralela de las ideas sobre ' los mecanismos 
mediante los cuales es posible lograr "pensar" pensamientos. 
Mas si es cierto que es necesario modificar nuestros enfoques 
'iJ' 1.&1' ~, ~, l' JI 1lJ' 11 ~ll' ~lJJ lJ' lJJ AllJ /llJ IllJ . /u ILJJ llJ fU U illJ ,4JJ , !U AU 
16 W. R. BION 
sobre los pensamientos y los mecanismos del proCeso del pensar, 
es probable que esta modificación, si es tan importante como yo 
lo creo, exija la modificación también de la forma en que produ. 
cimos "pensamientos" y los métodos que empleamos al usarlos. 
Mi método de crear "factor" y "función" (-y su capacidad para 
I representar una "realización") no tiene por qué ser considerado 
necesariamente equivocado por diferir de los métodos que son 
generalmente aceptados como los únicos que corresponden a una 
correcta producción, naturaleza y uso de los conceptos. Claro 
está que mi método no está libre de ser sometido al exameri crí­
tico al que la experiencia psicoanalítica ha enseñado que todo 
pensar debe ser sometido. 
9. Los métodos que presenta este libro no son definitivos. 
Aun cuando me he dado cuenta de que son inadecuados, a me­
nudo no me ha sido posible mejorarlos. Me encontré en una 
posición semejante a la de un científico que sigue empleando 
una teoría que sabe es imperfecta porque aún no se ha descu­
bierto otra mejor que la reemplace. 
SUMARIO DE TEMAS 
El .siguiente plan del libro puede servir de guía aproximada: 
El capítulo I comprende una explicación preliminar de dfJS 
·términos. 
El capítulo II es una delimitación de área en la cual quiero 
usar los términos como parte de mi equipo de investigación. 
El éapítulo III inicia una descripción estilizada de experien­
cias emocionales, "realizaciones", en las que he tenido parti­
cipa~ión, que constituyen el estímulo para la creación de este 
libro. Por "estilizada" quiero decir que es conscientemente 
compleja, porque la falsificación que implica emplear este mé· 
todo de presentación es inmensurablemente menor que la pro­
ducida por cualquier otro, incluyendo los así llamados registros 
mecánicos. Estos ·últimos ofrecen el tipo de verdad que corres· 
ponde a la fotografía, pero la forma en que ese registro se lleva 
a cabo, a pesar de una precisión superficial en el resultado, 
ha llevado la falsificación más atrás: la introduce en la sesión 
misma. La fotografía como fuente de la verdad puede ser acero 
tada, pero hay que tener presente que se trata de la fuente luego 
que ha sido enturbiada por el fotógrafo y su aparato; de todos 
modos el problema de la interpretación de la fotografía sub· 
6iste. La falsificación de una grabación es mayor, porque da 
verosimilitud a lo que ya ha sido falsificado. 
El capítulo IV es una breve exposición de ciertas ideas que 
son analizadas a través de este libro. 
Los capítulos V a XI so~ una descripción resumida de fenó' 
menos clínicos relacionados con el tema de este libro, todo!! 
ellos muy conocidos para los analistas pero expresados en tér­
minos que son tal vez más significativos para los analistas 
formados en teorías kleinianas. Esta descripción indica el uso 
que doy a los términos función·alfa y barrera de contacto 
' ' ' _ . ..,. 'l1l;I '&1 '&l V~IJ' IIJ' 'IJ' U IIJ' I~, /~, U 
18 •. , W. R. BION 
. " ,' . ·l · · . ~ . 
(conlact-barrier) :'Áí; final 'd~tc~Pitui¿ 'XI' señalo la importan. 
cia d¿ la elección entre modificar la frustración y evadirla. 
El capítulo XII comienza con una referencia a la identifi. 
cación proyectiva y su relación con la génesis del pensamiento. 
Continúa con el papel que desempeña la experiencia oral y 
alimentaria al proporcionar un modelo para pensar. Señalo las 
serias consecuencias que puede tener para el desarrollo de una 
madre incapaz de experimentar ensueño (reverie). 
El capítulo XIII trata de los problemas relacionados con la ' 
grabación de sesiones y las teorías usadas por el analista. En 
el capítulo XIV se consideran las posibilidades de un método 
de notación científica. 
Los capítulos XIV a XVI introducen los signos A, O Y e, 
empleados en el estudio del tema de este libro. 
Los capítulos XVII·XVIII retoman el uso de la abstracción 
"función-alfa" en relación con el análisis de la génesis 'de los. 
pensamientos. Se trata en particular los problemas de ábstrac­
ción, o generalizaciÓn, concretización o particularización. 
El capítulo XIX inicia el análisis del empleo de modelos 
psicoanalíticos. . 
El capítulo XX es una investigación de la abstracción en la 
cual se hace un intento de usar signos abstractos para elucidar 
algunos de los problemas de la abstracción tal como ellos se 
presentan en el análisis. 
El capítulo XXI nos introduce en la teoría kleiniana del 
intercambio entre las posiciones esquizo-paranoide y depresiva: 
su relación con el aprendizaje y la experiencia emocional aso. 
ciada Gon los términos empleados en las teorías de la causación. 
En los capítulos XXII y XXIII se analiza la abstracción y 
la construcción del modelo en el contexto de la práctica analítica. 
Los capítulos XXIV a XXVII continúan la explicación con 
particular referencia al aprendizaje (vínculo C). El capítulo 
XXVIII es una elaboración del mismo tema en menos C (-C). 
IU 
1, 
CAPÍTULO 1 
1. J]enominar una aCCIon por el nombre de la persona de 
la cual se piensa que esta acción es típica; hablar, por ejemplo, 
de spunerismo como si fuera una función de la personalidad 
de un individuo llamado Spuner, es muy común en la conver· 
sación corriente. Aprovecho este uso para deducir de él una 
teoría de las funciones que resistirá una aplicación más rigurosa 
que la empleada en esa frase corriente. Supondré que hay fac· 
tares en la personalidad que se combinan produciendo entida· 
des estables .que yo denomino funciones de la personalidad. El 
significado que atribuyo a los términos "factores" y "funcio· 
nes" y el uso que les doy aparecerá en seguida, pero una expli­
cación preliminar no estará de más. 
2, El enunciado "Un factor que debemos tener en cuenta en 
la personalidad de X es su envidia a sus compañeros", puede 
ser hecho por cualquier persona lega y puede significar poco o 
mucho; su valor depende de nuestra opinión sobrela persona 
que lo dice y el peso que ella atribuye a sus propias palabras. 
La fuerza del enunciado se altera si doy al término "envidia" 
el peso y significado con que lo ha revestido Melanie Klein. 
3. Supongamos otro enunciado: "La relación de X con 'sus 
compañeros es típica de una personalidad en la cual la envidia 
es ' un factor". Este enunciado expresa la observación de una 
función , en la cual los factores son la transferencia y la envidia. 
Lo que se observa no es la transferencia o la envidia, sino algo 
que es una función de la transferencia y de la envidia. Es neo 
cesario, en el curso de un psicoanálisis, deducir nuevos factores 
de los cambios observados en la función y distinguir diferentes 
funciones. 
4. "Función" es el nombre para la actividad mental propia 
a un número de factores operando en consonancia. "Factor" es 
el nombre para una actividad mental que opera en consonancia 
con otras actividades mentales constituyendo una función. Los 
, . 
20 
Ir ~J 4jJ ~, 4J, u ll' jU lJ' llJ IU tU IllJ IU IU u U II 
W. 	 R. BION 
APRENDIENDO Dt LA EXPERIENCIA 21 
factores son deducibles de la observación de las funciones de las 
lo estaría si empleara ' un término más rico en significados, por cuales son parte y conservan una mutua armonía. Pueden 8er 
una , penumbra de asoci~ciones que se darían. En cambio, e!teorías o las realidades que las teorías representan. Pueden 
significado de las teorías que aparecen como factores debe con­parecer lugares comunes pertenecientes al insight común; pero 
servarse y emplearse lo más rigurosamente posible. Doy porno lo Son porque la palabra usad'a para designar el factor se em­
sentado que ese significado ha sido aclarado en forma satisfac­plea en forma científica y por lo tanto más rigurosa de lo que 
toria por los autores y demás personas que han analizado las es usual en el inglés corriente. Los factores no se deducen direc­
teorías con comprensión crítica. La libertad implícita en el usotamente sino a través de la observación de las funciones. 
del término función-alfa y la concentración de precisión de la 
S. La teoría de las funciones facilita la correlación de la expresión y uso en todo lo que se relaciona con los factores con­
"realización" 1 con el sistema deductivo ~ que la representa. Es fiere flexibilidad sin perj udicar su estructura. El uso que hago 
más, su uso da flexibilidad a una teoría analítica, que debe em. de una teoría ya existente podría aparecer como distorsionando 
plearse en situaciones analíticas de muy diversa índole, sin per­ el sentido que le da el autor; donde lo he creído necesario lo he
j udicar la permanencia y estabilid,ad de la estructura de la que es aclarado, si no lo aclaro, debe suponerse que creo estar inter­
parte. Además, mediante la teoría de las funciones, sistemas .de­ pretando la teoría del autor correctamente. 
ductivos que poseen lin alto grado de generalización pueden re­
7. El término función-alfa está intencionalmente desprovisto presentar observaciones en el análisis de un paciente particular. 
de significado. Antes de señalar el área de investigación enEsto es importante porque la teoría psicoanalítica debe ser 
la cual me propongo emplearlo, debo considerar uno de losaplicada a cambios que tienen lugar en la personalidad del pa­
problemas concomitantes en esta investigación. Como el objetociente. Si el analista observa funciones y deduce de ellas los 
de este término sin significado es el de proveer a la investiga­factores con los que están relacionadas, el obstáculo que separa 
ción psicoanalítica de un equivalente de la variable de los mate­la teoría de la observación ha sido sorteado sin la elaboración 
máticos, una incógnita que puede ser revestida con un valorde nuevas y posiblemente equivocadas teorías. 
que su uso ha ayudado a determinar, es importante que no se ia
6. La función a la que me referiré, p'or su importancia emplee prematuramente para comunicar significados, porque es­
intrínseca, también sirve para ilustrar el uso que se puede dar tos significados prematuros pueden ser precisamente aquellos 
a una teoría de las funciones. Llamo a esta función una función­ que es esencial excluir. Sin embargo, el solo hecho de que el 
alfa, de modo que pueda referirme a ella sin estar limitado, como término función-alfa se emplee en una determinada investiga­
ción lleva inevitablemente a que se lo revista nuevamente con 
1 El término "realización"· se emplea en el sentido que tendría si los significados derivados de las investigaciones que ya se han 
se dice que la geometría euclidiana de las tres dimensiones tiene las 
estrllcturas del espacio ordinario como una -de sus "realizaciones". Esta 
 llevado a cabo en ese campo a. Por lo tanto, debe mantenerse 
expresión es empleada en forma fácilmente comprensible en Algebraic una vigilancia constante a fin de impedir este desarrollo o que 
Proyective Geometry, Semple & Kneebone (O.U.P., 1956), capítulo l, que , el valor de! instrumento resulte malogrado desde el comienzo. 
trata del concepto de la geometría. 
El área de investigación es aproximadamente aquella que está 
• Preferimos usar el término "realización" para traducir realization con cubierta por los trabajos a los que me refiero en el próximo el significado de materialización, objetivación, concretización, es decir 
hacer real una cosa. Nos apoyamos también en que Freud ha usado como capítulo. 
sinónimos los términos realisierung y obiektivierung, este ílltimo del ale. 
mán en que significa objetivación. (Véase S. Freud,Ob. Completa, The 
Standard Edition, J; Strachey, Londres, The Hogarth Press, Vol. XV,
pág. 141.). [S.) 
z La expresi6n "sistema deductivo" o "sistema deductivo científico" 
empleada en fOl'ma tal que comprende cualquier aproximación o aproxi. 
mación proyectada a los 8istemas lógicos descriptos en Scientilic Expla­
nation, Braithwaite (C.U.P., 1955) capítulo II y siguientes. ~,Véase The logic 01 Scientilic Discovery, K. R. Popper (Hutchinson, 
, 1959), pág. 35, riota 2, donde se da un excelente ejemplo de este problema . 
•1 
' .." .~,.. 	 ILJJ iUI~' 
CAPÍTULO II 
1. Al describir la institución del principio de realidad Freud 
dijo: "La mayor importancia adquirida por la realidad exter­
na elevó también la de los órganos sensoriales vueltos hacia el 
mundo exterior y la de la conciencia, instancia enlazada a ellos; 
esta última hubo de comenzar a aprehender ahora las cualidades 
sensoriales además de las de placer y displacer, únicas intere­
santes hasta entonces_" Destaco lo siguiente: "esta última hubo 
de comenzar a aprehender"; por "esta última" Freud se refiere 
presumiblemente a "la conciencia ligada a las impresiones 
sensoriales" 1_ Me referiré luego a la atribución de aprehen­
sión a la conciencia_ Lo que interesa en este momento es la 
funci.)n de la aprehensión misma; la aprehensión de las im­
presiones sensoriales y la comprensión de las cualidades del pla­
Cer y del displacer son ambas investigadas en este trabajo. Trato 
las impresiones sensoriales, el placer y el displacer como igual­
mente ' reales, por lo tanto descarto la diferenciación que hace 
Freud entre el "mundo externo" y el placer y el displacer, por 
considenula ajena al tema de la aprehensión. Me referiré sin 
embargo a la relación que existe entre el "principio dé placer" 
y el "principio de realidad" y la elección que un paciente puede 
realizar enfren'tado con la posibilidad de modificar una frus­
tración o evadirla. 
2. El atribuir a la conciencia la capacidad de aprehen­
sión lleva a contradicciones que se pueden evitar aceptando, a 
los fines de la teoría que deseo proponer, una posterior concep­
1 Dos pnncipios del funcionamiento mental. . S. Freud, (C. P ., 
1911, Vol. IV). El criterio con qUe he seleccionado las citas y referencias 
que aparecen en este capítulo no ha .sido tan riguroso como lo considero 
necesario si fueran a aplicarse en una teoría científica o como un factor 
en una teoría de las funciones. El propósito que tienen aquí es elde 
limitar el área dentro del cual aplicaré el concepto de la función-alfa. 
• Las citas de las obras de Freud fueron traducidas directamente 
del inglés, aunque procurando respetar la versión española de López
Ballesteros y de Torres (S.] . 
APRENDIENDO DE \ LA EXPERIENCIA 23 
""'!. 	 tualización de Freud. "pero ¿quf parte tendrá en nuestro es· 
quema de la conciencia lo que e~ ,un momento fue tan omnipo­
tente y oculto a tooo lo demás? Simplemente el de un órgano 
sensorial para la percepción de cualidades psíquicas" 2. (Subra­
yado de Freud.) 
3. Siguiendo con la cita de "Dos principios del funciona­
miento mental" • de Freud ... "se constituyó una función espe­
cial (la atención) cuyo contenido consistía en indagar periódi­
camente el mundo exterior para que sus datos puedan ser ya fa­
miliares cuando surja una necesidad interna urgente. Esta acti­
vidad sale al encuentro de las impresiones sen!)oriales en lugar 
de esperar su aparición" 3. Freud no profundizó su investiga· 
ción de la atención más allá, pero el término, como él lo usa, 
tiene un significado que investigaré como un factor en la fun­
ción-alfa. 
. 4. Para contiriuar, "probablemente se estableció también, 
al mismo tiempo, un sistema de notación encargado de deposi· 
tar los resultados de esta actividad periódica de ·la conciencia, 
una parte de lo que llamamos memoria". La notación y la acu­
mulación de los resultados de la atención son también fenómenos 
para ser investigados con ayuda de la teoría de la función-alfa. 
S. Se tendrán en cuenta algunas teorías de Melanie Klein y 
sus colaboradores; las mencionaré aquí. Son las siguientes: el 
splitting y la identificación proyectiva 4; la transición de la 
posición paranoide-esquizoide a la posición depresiva y vicever­
sa G; la formación de los símbolos y 6 algunos de mis trabajos 
2 S. Freud: Interpretación de ws sueños (S. E., pág. 615). 
• Mantenemos el término original spliUing en lugar de traducirlo por 
disocíación o división, debido a que conceptualmente está referido a un 
tipo específico de disociación, de índole más regresiva, corno Bion lo ha 
aclarado en trabajos anteriores. · Seguimos idéntico criterio para el tér­
mino split. (T.l · . 
:3 S. Frtiud: Dos Principios del Fun¡:ionamiento Mental (C. P., Cap. 
IV, pág. 15) . 
4 Notas sobre algunos mecanismos esquizoides, M. Klein: Developmimts 
in PsychoaTUllisis, pág. 300 (Versión castellana: Desarrollos en Psicoaná· 
lisis, Bs. As., Ed. HOTDlé, 1962). . 
.~ M. Klein: Ibíd., pág. 293. 
6 M. Klein : La importancia de la formación de símbolos en el des· 
arrollo del yo. Contributions to Psychoanalysis, Ed. The Hogarth Press. 
(Versión castellana: Contribuciones al Psicoanálisis, Buenos Aires, Hor· 
mé 1964.) 
~lJJ ~, llr 111 lJJ tLl' 11' U lI' U ILJ, U U fU 
24 W. R. BlON 
anteriores sobre el desarrollo del pensamiento verbal 7. Me re­
feriré a ello sólo como factores modificados por combinaciones 
entre ellos en una función. Esto es todo en cuanto a trabaj os 
anteriores; ahora daré un ejemplo del empleo de esta Teoría de 
las Funciones en una investigación psicoanalítica del campo 
cubierto por los trabajos a que me he referido en este capítulo. 
CAPÍTULO III 
1. Una experiencia emocional que ocurra durante el sue­
ño, que elijo por razones que en seguida veremos, no difiere de 
una experiencia emocional que ocurra durante el estado de vigi. 
lia, en que las percepciones de la experiencia emocional tienen 
en ambos casos que ser elaboradas por la función-alfa antes de 
que puedan ser usadas para los pensamientos oníricos. 
2. La función-alfa opera sobre las impresiones sensoriales, 
cualesquiera sean, y las emociones, cualesquiera sean las que 
el paciente acepta. Mientras la función-alfa opere con éxito, se 
producirán elementos-alfa y estos elementos resultarán adecua­
dos para ser almacenados y satisfacer requisitos de los pensa­
mientos oníricos. Si la función-alfa es perturbada, y por lo tanto 
resulta inoperante, las impresiones sensoriales que el paciente 
capta y las emociones que a la vez está experimentando' perma­
necen inmodificadas. Los llamaré elementos-beta. En contraste 
con los elementos-alfa, los elementos· beta no son sentidos como 
si se tratara de fenómenos \ sino como las cosas en sí mismas 2. 
Asimismo, las emociones son objetos de los sentidos. Por lo 
tanto 'estamos frente a un estado anímico precisamente con­
trastante con el de un científico que sabe que se ocupa de fenó­
menos, pero que no tiene la misma certeza respecto de si los 
. fenómenos· tienen Una contraparte de cosas en sí mismas. 
3. Los elementos-beta no son propensos' a ser usados en los 
pensamientos oníricos, pero sí son apropiados para ser usados 
en la identificación proyectiva. Influyen en la producción del 
acting-out- Son objetos que pueden ser evacuados o empleados 
para una forma de pensar que depende de la manipulación de 
1-2 Empleo el término "fenómenos" para expresar lo .que Kant deno­
minó cualidades secundarias y primarias. La expresión "cosas-en-sí-mis­
mas" también coincide con ' la que Kant emplea para referirse a objetos 
que no . son cognoscibles para el género humano. 
7 W. R. Bion: Dillerentiation 01 psycholic jrom the non psychotic 
personalities. Inl. J . of Psycho·analysis. 
~,l.' 	 uu ¡U U 
26 	 W. R. BlON 
lo que es sentido como cosas en sí mismas, cómo para sustituir , 
tal manipulación por palabras e ideas. Por ejemplo, un hombre 
puede asesinar a sus padres y sentirse luego libre para amar por· 
que a través de este acto supone haber evacuado a sus padres 
internos antisexuales. Tal acto está dirigido a "liberar la psique 
del acrecentamiento de -estímulos". Lós elementos·beta se alma· 
cenan, pero difieren de los elementos·alfa en que no son tanto 
recuerdos como hechos no digeridos, mientras que los elementos· 
alfa han sido digeridos por la función·alfa y por lo tanto se con­
vierten en disponibles para el pensamiento. Es importante esta­
blecer la diferencia entre los recuerdos y los hechos no digeri­
dos, los elementos-beta. (Más adelante veremos el uso de los tér­
minos: "digerido" y "no digerido".) 
4. Si el paciente no puede transformar su experiencia emo­
cional en elementos-alfa, no puede soñar. La función-alfa trans­
forma las impresiones sensoriales en eh~mentos-alfa que se ase­
mejan, y en realidad pueden ser idénticos, a las imágenes visuales 
con las que estamos familiarizados en los sueños, principalmente 
los elementos 'que Freud considera entregan su contenido latente 
cuando el analista los ha interpretado. Freud mostró que una ' 
de las funciones de un sueño es la de preservar el dormir. El 
fracaso de la función·lilfa significa que el paciente no puede 
, soñar y por lo tanto no puede dormir. Como la función-alfa de­
termina que las impresiones sensoriales de la experiencia emo­
cional sean asequibles para el pensamiento consciente y el pen­
samiento onirico, el paciente que no puede soñar no puede que­
darse dormido y no puede despertar. De allí la condición peculiar 
que se manifiesta clínicamente cuando el paciente psicótico se 
comporta como si estuviera precisamente en este estado. 
IIJJ ILJ' JU 
/~ 
: 
CAPÍTULO IV 
1. Ahora consideraremos la experiencia emocional en for­
ma general, y no solamente como se da en el dormir. Acentuaré 
Jo que he dicho hasta ahora a través de una nueva versión de 
una teoría popular de la pesadilla. Se creía que un hombre tenía 
una pesadilla porque se había indigestado y por eso despertaba 
aterrorizado. Mi versión es: el paciente que duerme está ate­
rrorizado; debido a que no puede tener una pesadilla no puede 
despertar ni tampoco quedarse dormido; por lo tanto ha sufrido 
de indigestión mental. 
2. El enunciado más general de la teoría es que para apren­
der de la experiencia la función-alfa debe operar sobre la capta­
ción de la experiencia emocionai; los elementos-alfa surgen de 
las impresiones de la experiencia; por lo tanto se convierten en 
acumulables y disponibles para los pensamientos oníricosy para 
el pensamiento inconsciente de la vigilia. Un niño que tiene la 
experiencia emocional llamada "aprender a caminar" es capaz, 
gracias a la función-alfa, deacurnular esta experiencia. Pensa­
mientos que en un principio tuvieron que ser conscientes se con­
vierten en inconscientes y de este modo el niño puede realizar 
todo el pensar necesario para caminar sin ser ya consciente 
de ello. La función·alfa es neceJaria para el pensar y el razona­
miento consciente y para relegar el pensar a lo inconsciente cuan­
do es necesario liberar a la conciencia de la carga del pensa­
miento mediante el aprendizaje de · una habilidad. 
3. Si existen sólo elementos-beta, que no pueden ser hechos 
inconscientes; no puede haber represión, supresión o aprendizaje. 
Esto da la impresión de que el paciente es incapaz de discri­
minar. No puede dejar de captar cada estímulo sensorial; sin 
' embargo, tal hipersensibilidad 	no significa un contacto con la 
realidad. 
4. Los ataques a la función-alfa, estimulados por el odio o 
la envidia, destruyen la posibilidad de que el paciente establezca 
: ,~ . 
UVU~UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUDUUUU 
~-~ . 
28 w. R. BION .. .".' ',,; '. ',' , .' :. . 
un contattí)'~~~ci~nte:?'!a\'~'~ 'consigo mismo o con algún otro 
como objetos vivos. Por lo cual se refiere a objetos inanimados 
y aun a lugares, cuando normalmente debería referirse a per­
sonas. Pero aunque las describe en forma verbal, el paciente 
vive a esas personas como presentes en forma material y no sim­
plemente representadas por sus nombres. Este estado contrasta 
con el animismo en que los objetos vivos son revestidos con 
atributos de muerte. 
) 
CAPÍTULO V 
1. Debemos analizar ahora el splitting forzado asociado a 
una relación perturbada con el pecho o sus sustitutos. El lac­
. tante' recibe del pecho leche y otros bienestares corporales; tam­
bién recibe amor, comprensión, solaz. Supongamos que su ini­
ciativa es obstruida por el temor a la agresión, la propia o la de 
otros. Si la emoción es muy intensa, inhibe el impulso del lac­
tante para obtener alimento. 
El amor en el lactante, o en la madre, o en ambos, incrementa 
antes que debilita la obstrucción, en parte porque no se puede 
separar el amor de la envidia 1 que se siente del objeto tan ama­
do j y en parte porque se siente que se despierta envidia y celos 
en un tercer objeto que queda excluido. El papel que desempeña 
el .amor puede pasar desapercibido. porque la ·envidia, la rivali­
·dad y el odio lo pueden oscurecer, aunque el odio no existiría 
de no estar presente el amor. La violencia de la emoción obliga 
al refuerzo de la obstrucción, porque no se distingue la violencia 
de la destructividad, y las subsiguiente~ culpa y depresión. El 
temor a la muerte por inanición, falta de lo esencial, obliga a 
reanudar la succión. Se desarrolIa un split (división) entre la 
satisfacción material y la psiquica. 
2. Se teme tanto al miedo, alodio y a la envidia que se 
toman las medidas necesarias a fin de destruir la captación de 
todos los sentimientos, aunque esto no se diferencia del hecho de 
destruir la vida misma 2. Si un sentido de realidad demasiado 
fuerte como para que las emociones lo hagan zozobrar obliga 
al infante a continuar alimentándose, la envidia y el odio ex­
perimentados en una situación que estimula el amor y la gra­
titud resultan intolerables y llevan a un splitting que se diferen­
1 El término "envidia" se emplea aquí para referirnos en forma gene­
ral a los fenómenos descritos en detalle por MeJanie Klein en Envidia 
r Gratitud (Versión castellana en: La. emociones básicas del hombre, 
Buenos Aire., Paidós.) 
2 Véase p¡¡rágrafo 4 en Cap. IV. 
uuu~u~uvuuuuuuuuuuuu IU U JU U lJJ ~u U JU IU JLJ, IlJI 
30 W. R. BION 
cia de aquel splitting tendiente a evitar la depresión. Se dife· 
rencia del sp'liúing provocado por impulsos sádicos en que su 
objeto y efec.to es el de permitir al lactante obtener lo que luego 
en la vida se llamarán comodidades materiales, sin admitir la 
existencia de un Objeto vivo del cual d~penden estos beneficios. 
La envidia provocada por un pecho que brinda amor, compren· 
sión, experiencia y saber plantea un problema que se resuelve 
con la destrucción de la función·alfa. Esto hace que el pecho 
y el lactante aparezcan como inanimados, con las consiguientes 
culpabilidad, temor al suicidio y temor al crimen, pasados, pre­
sentes e inminentes. La necesidad de amor, comprensión y des­
arrollo mental se desvía hacia la búsqueda de bienestar mate­
rial, puesto que no puede ser satisfecha. Como los deseos de 
un mayor bienestar material se intensifican, el ansia de amor 
permanece insatisfecha y se convierte en una excesiva y mal 
dirigida voracidad. 
3. Este split (división) impue!lto por una parte por la inani­
ción y el temor a la muerte por inanición y, por la otra, por 'el 
amor y el temor a la envidia criminal asociada alodio, produce 
un estado mental en e! cual el paciente persigue vorazmente toda 
forma de comodidad material; es al mismo tiempo insaciable e 
implacable en su búsqueda de saciedad. Como este estado tiene 
su origen en una necesidad de liberarse de las complicaciones 
emocionales que implica el captar la vida, y una relación con 
los objetos vivos, el paciente parece ser incapaz de experimentar 
gratitud o interés, ya sea en sí mismo o en los demás. Este 
est'ido implica la destrucción de su interés en la verdad. Como 
estos mecanismos fracasan en liberar al paciente de sus dolores y 
él siente que esto se debe a la carer¡cia de algo, su búsqueda de 
una cura toma la forma de una búsqueda de un objeto perdido 
y termina en una dependencia mayor en la comodidad material, 
siendo la cantidad el elemento determinante, y no la calidad. Se 
siente rodeado de objetos extraños * 3, de modo que aun las co­
• Preferimos traducir el término bizarre por extraño, por ser el sigo 
nificado más aproximado. Los "objetos extraños" (bizarre objects) son el 
resultado de las identificaciones proyectivas patológicas por las cuales 
el 'objeto es percibido como dividido en diminutos fragmentos, cada uno 
de los cuales contierie además una parte proyectada del sí·mismo (selfJ. 
Estos "objetos extraños" son experienciados cómo cargados con gra'n hosti­
lidad, 
:1 W. R. Bion: rhe Differentiation 01 Psichotic Irom non.psychotic 
Personalities. In!. J. of Psycho·analysis. 
I 
,1 
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 31 
modidades materiales son insuficientes e incapaces de satisfacer 
sus necesidades. Pero carece de! aparato, la función-alfa, que le 
permitiría comprender su dificultad. El paciente con temor y vo­
racidad toma un elemento-beta tras otro, aparentemente incapaz 
de concebir cualquier otra actividad que no sea la introyección 
de más elementos-beta. Cuando se da esto en un análisis se siente 
que ' el paciente nunca abandonará la búsqueda de un tipo de 
acción que no comprendemos cómo es que no se da cuenta de 
su futilidad. Piensa que las interpretaciones son malas sin ex­
cepción, pero sin embargo necesita más y más de ella,s. Sin em­
bargo, el paciente no siente que le están interpretando, ya que 
ello implicaría una capacidad para establecer con el analista el 
equivalente de la relación de un lactante con un pecho que brinda 
sabiduría material y amor. Pero se siente capaz sólo de esta­
blecer e! equivalente de una relación en ' la cual todo el sustento 
que se puede lograr es e! que brindan los objetos inanimados; 
pu~de aceptar aquellas interpretaciones analíticas que siente que 
son flatos o contribuciones que se destacan más por lo que no 
son que por lo que son. El hecho de que el paciente use un 
equipo adecuado para el contacto con lo inanimado para estable­
cer contacto consigo mismo ayuda a explicar la confusión 
que siente cuando capta que en realidad esta vivo 4. Aunque 
siente que no hay rasgos atenuantes en suambiente, incluyendo 
en su ambiente las interpretaciones del analista y su propia ca­
rencia de un equipo para aprender algo de su experiencia, el 
paciente,en última instancia, comprende algo del significado 
de lo que se le dice. 
4 Véase capítulo VI, parágrafo 2. 
fU -U 4J, ~' UU~' ~'UUILl' u ~ 
~ 
CAPÍTULO VI 
1. Las reacciones del paciente frente al bienestar material 
se ven ' a través de sus reacciones frente a las comodidades de tipo 
material, el diván u otras cosas, que existen en el consultorio. 
¿Por qué debe tener más y más de esas "comodidades"? Parte 
' dé la 	 respuesta está en el splitting que tuvo como propósito, 
al efectuar una separación entre el bienestar material y el psí­
quico, el de servir de escape al temor, a la envidia, ya sea la 
propia o la del 6tro. ' 
2. El intento de evitar la experiencia de contacto con obje­
tos vivos destruyendo la función-alfa incapacita a la personali­
dad para establecer una relación con cualquier aspecto de sí 
misma que no se parezca a un autómata. Sólo los elementos-beta 
están disponibles para cualquier actividad que tome el lugar del 
pensar y los elementos-beta son solamente apropiados para la 
evacuación, tal vez mediante la intervención . de la identifica­
ción proyectiva. Estos elementos-beta son tratados por un proce­
dimiento de evacuación similar a los movimientos de la muscu­
latura, cambios de expresión, etc., que Freud describió como 
tendientes a desembarazar a la personalidad de los incrementos 
de estímulos y no a efectuar cambios en el ambiente; un movi­
miento muscular, una sonrisa, por ejemplo, debe interpretarse 
en forma distinta de la sonrisa de una personalidad no psicótica. 
Los fenómenos que se dan en el análisis no coinciden con la 
descripción de Freud de la forma de actuar de la personalida(l 
durante la fase de predominio del principio del placer, para des­
embara7.arse de los incrementos de estímulos. Esa personalidad 
es, dentro de ciertos límites, normal; la personalidad que estoy 
describiendo es marcadamente anormal. La actividad que tiene 
lugar bajo el predominio del principio del placer, tendiente a 
liberar a la personalidad de incrementos de estímulos es reem­
plazada, en la fase de predominio del principio de realidad, por 
la expulsión de elementos-beta indeseados_ Una sonrisa o una 
w,fll' tU ~J 
34 W. R. BION 
frase dicha debe interpretarse como un movimiento muscular de 
evacuación y no como · una comunicación de sentimientos. 
El hombre de ciencia cuyas investigaciones incluyen la subs­
tancia de la vida misma se encuentra en una situación seme­
jante a la .de los pacientes que estoy describiendo. Un trastorno 
en el equipo para pensar del paciente conduce al predominio 
de una vida mental en el cual su universo está poblado de obje­
tos inanimados. La incapacidad, aun de los seres humanos más 
desarrollados, para hacer uso . de sus pensamientos, porque la 
capacidad de pensar es rudimentaria en todos nosotros, signifi­
ca que el campo para la investigación, ya que toda investigación 
es en última instancia científica, está limitado, por~ insuficiencia 
humana, a aquellos fenómenos que tienen las características de 
lo inanimado. Nosotros suponemos que la limitación psicótica se 
debe a una enfermedad, pero que la del hombre de ciencia no. 
La investigación de esta premisa esclarece la enfermedad por un 
lado y el método científico por el otro. Parece que nuestro equi­
po rudimentario para "pensar" pensamientos es adecuado cuan­
do los problemas están asociados con lo inanimado, pero que 
no es así cuando el ·objeto a investigar es el fenómeno de la 
vida misma. Enfrentado con las complejidades de la mente hu­
mana, el analista debe ser prudente aun al seguir métodos cien­
tíficosaceptados; su · debilidad puede estar más cerca de la 
flaqueza del pensamiento psicótico de lo que podría parecer a 
primera vista. 
IUUUjUUUUU~U 
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l' , 
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I 
CAPÍTULO VII 
1. Si un hombre tiene una experiencia emocional durante el 
sueño o la vigilia y es capaz de convertirla en elementos-alfa, 
puede permanecer inconsciente de esa experiencia emocional o 
llegar a ser consciente de ella. El hombre que duerme tiene una 
experiencia emocional, la convierte en elementos-alfa y se vuelve ; ~!! 
'r ! ~ r,capaz de tener pensamientos oníricos. Por lo que tiene la liber­
~ p. ¡ ~ 
tad de llegar a ser consciente (o sea despertar) y describir la ~ ~.! ~: 
experiencia emocional a través de una narración que general. ..",i. 
mente se conoce como sueño. 
; .....-,;:. 
2. Un hombre que habla con un amigo convierte las impre­ .... 
siones sensoriales de esta experiencia emocional en elementos­ í!!!! 
••n 
alfa; de esta forma se vuelve capaz de tener pensamientos oní­
ricos y por lo tanto de tener una conciencia no perturbada de 
los hechos, ya sean éstos los acontecimientos en los cuales par­ ~~ 
ticipa o sus ,sentimientos acerca de esos acontecimientos o ambos. 
Es capaz de permanecer "dormido" o inconsciente de ciertos ele­
mentos que no pueden penetrar la barrera qtie ofrece su "sueño". 
Gracias al "sueño" puede continuar despierto en forma ininte­
rrumpida,o sea despierto ante el hecho de que está hablando 
con , su amigo, pero dormido para los elementos que, si pudieran 
penetrar la barrera de sus "sueños", conducirían a que su mente 
fuera dominada por lo que generalmente son ideas y emociones 
1::,1. 
inconscientes. 
l 
El sueño constituye una barrera contra los fenómenos menta­
les que podrían abrumar la captación que tiene el paciente de .¡ que está hablando con un amigo y, al mismo tiempo, hace que 
1 sea imposible que la captación de que está hablando con un 
amigo abrume sus fantasías. El intento del psicótico de discri­
minar lo uno de lo otro conduce al pensam:iento racional, que 
I se caracteriza por una peculiar falta de "resonancia". Lo que 
dice en forma clara e inteligible tiene sólo una dimensión. No 
tiene matices ,de significado. Invita al que escucha a decir "y 
ill' ~u ~lJ' u 
36 W. R. BION 
con eso ¿qué?" No tiene la capacidad de sugerir una línea de 
pensamiento. 
3. El "sueño" tiene muchas de las funciones de censura y 
resistencia. Estas funciones no son el re,sultado de lo incomi­
cien te, sino que son instrumentos mediante los cuales el "sue­
ño" crea y diferencia conciencia de inconsciencia. 
Resumiendo: "el sueño", j unto con la función-alfa, quP. posi­
bilita el soñar, es fundamental para el funcionamiento de la 
conciencia y la inconsciencia, de lo cual depende el pensamiento 
ordenado. La teoría de la función-alfa del "sueño" tiene los 
elementos del enfoque de la teoría psicoanalítica clásica de los 
sueños, o sea que la censura y la resistencia están representados 
en ella. Pero en la teoría de la función-alfa las fuerzas de cen­
sura y resistencia son esenciales para la diferenciación de cons­
ciente e inconsciente y ayudan a mantener la discriminación 
entre lós dos. Esta díscriminación deriva del funcionamiento del 
"sueño", que es una combinación en forma narrativa de pen­
samientos oníricos, y estos pensamientos a su vez derivan de , 
combinaciones de elementos-alfa. En esta teoría la capacidad 
para "soñar" preserva: a la personalidad de lo que es virtual­
mente un estado psicótico. Por lo tanto, ayuda a explicar la 
tenacidad con que el' sueño, como se lo presenta en la teoría 
clásica, se defiende del intento de convertir lo inconsciente en 
consciente. Tal vez pueda parecer imposible establecer una dis­
tinción entre dicho 'intento y la destrucción de la capacidád para 
soñar, en la medida en que esa capacidad está relacionada con 
la diferenciación entre c~nsciente e inconsciente 1 y con el man­
tenimiento de la diferenciación así establecida_ 
1 "Diferenciación entre consciente e inconsciente"_ Este empleo de 
los términos es típico de la dificultad de emplear términos ambiguos 
cuando no se dispone de otros más precbos. Yo no quiero decir "lo" 
consciente o "lo" incon~cicntc. porque esto implicaría que se podría 
pedir a un observador (Iue distinga entre dos objetos. Pero no quiero 
excluir ese mati~ de significado porque cuando los elementos han sido 
diferenciados, algunosconvirtiéndose en conscientes y otros en incons, 
cientes, resulta razonable decir que hay un inconsciente si dicho concepto 
es útil. 
u 
r
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( 
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\ 
CAPÍTULO VIII 
1. Ahora trasladaré todo lo que he dicho acerca del estable­
cimiento de consciente e inconsciente y de una barrera entre 
ambos a una entidad supuesta que llamo "barrera de contacto". 
Freud usó este término para describir la entidad neurofisiológica j.' . ~ Ji 
r·· I ~'.
posteriormente conocida como sinapsis. De acuerdo con esto he ft ;'i'~ 
reformulado mi enunciado de que el hombre debe "soñar" 1,, ' i1': ~ ji
jo ~l~una experiencia emocional corriente, tanto si ésta ocurre durante j,í1t 
el dormir o durante la vigilia, de esta manera: la función-alfa ~ ~\ 
5~.~~ del hombre, dormido o despierto, transforma las impresiones i;H~ 
sensoriales relacionadas con una experiencia emocional en ele­ ¡h¡~ 
'ij¡P.
mentos-alfa, Jos que al proliferar se adhieren formando la it!~ 
barrera de contacto. Esta barrera de contacto, de este modo en íi¡ffi
continuo proceso de formación, marca el punto de contacto y ~ Ii! r. 
l ¡; ~}~separación entre los elementos conscientes e inconscientes y origi­ ~ !:;~ 
na la distinción entre ellos. La naturaleza de la ba'rrera de con­ :: i¡f~ 
tacto dependerá dt la naturaleza de la provision de elementos­ ~¡nº 
alfa y de cómo éstos se relacionan entre sí. Pueden adherirse. 
f' to\1'1 
Pueden estar aglomerados. Pueden estar ordenados en secuen­
cia para dar la apariencia de una narración (al menos en la for­
ma en que la barrera de contacto puede manifestarse en un sue­ ··,'n. 
! í:i~ñoJ. Pueden estar ordenados lógicamente. Pueden estar ordena­ ':~ .. ¡;, ,;,~,
dos geométricamente. -" 1'
::J 
2. El término "barrera de contacto" acentúa el estableci­ ~- I. :.!! 
miento de contacto eutre consciente e inconsciente y el pasaje 
selectivo de elementos de uno al otro. El cambio de elementos 
de consciente a inconseiente y viceversa dependerá de la natura­
leza de la barrera de contacto. En tanto los sueños nos permi­
ten un acceso directo al estudio de la barrera de contacto, siguen 
teniendo en psicoanálisis la posición fundamental que Freud les 
asignó. 
La naturaleza de la transición de consciente a inconsciente y 
viceversa, y, en consecuencia, la naturaleza de la barrera de 
39 
jLl, jl.jJ ILlJillJ ~llJ ijLJJ ~IJ' ILlJ U 
. 
38 W.R. BION 
contacto y los elementos-alfa que la componen afectan la memo­
ria y las características de cualquier tipo de recuerdo dado. 
3. En la práctica, la teoría de las funciones y la teoría de una 
función-alfa posibilitan interpretaciones que muestran precisa­
mente cómo el paciente siente que tiene sentimientos, pero no 
puede aprender de ellos, y tiene sensacione!\, algunas de ellas 
muy débiles, de las que tampoco puede aprender. Puede demos· 
trarse que j unto a una incapacidad para rechazar o ignorar cual­
quier estímulo puede existir una determinación de no vivenciar 
nada. Las impn!siolies sensoriales pueden 'ser vistas como te­
niendo algún significado, pero el paciente se siente incapaz de 
saber cuál es ese significado. 
4. Las int~rp,retac"iones derivadas de estas teorías parecen 
efectuar cambios en la capacidad de pensar del paciente, y por 
lo tanto en su capacidad de comprensión. En relación con los 
fenómenos que están ' siendo investigados, tal respuesta es por 
sí misma bastante peculiar como para requerir explicación. En 
primer lugar, la naturaleza de las dificultades, si en realidad han 
sido correctamente descritas, parecería descartar la posibilidad 
de que el paciente pueda comprender la descripción. Tal dificul­
tad podría ser superada elucidando los distintos grados de in­
capacidad. Desde el punto de vista de la técnica sería satisfac­
torio si la respuesta a las interpretaciones basadas en el uso de 
una teoría de las funciones, función-alfa y barrera de contacto 
dieran algún elemento de confirmación de que una realización 
se aproxima a estos conceptos teóricos. Científicamente, la vali­
dez de la teoría estaría apoyada por una correlación entre la evi­
dencia de que la capacidad de pensar ha aumentado por efecto 
del análisis y la evidencia de que existe una realización que co­
rrespondería al esquema teórico abstracto. Hay realmente un 
efecto de "eco" cuando se da una interpretación que apoya la 
idea de que el concepto teórico de barrera de contacto tiene una 
realización correspondiente. El análisis de esto está fuera del 
alcance de este trabaj o y lo dej o para otra ocasión. 
En los capítulos 111 a VIII he usado el concepto de función­
alfa para llenar las lagunas en mi conocimiento de un estado 
mental que se encuentra en el curso de la práctica del análisis y 
que deseo describir. De este modo he podido continuar con la 
comunicación sin necesidad de esperar a descubrir los hechos 
que faltan y sin formular enunciados que podrían sugerir que 
los hechos ya eran conocidos. 
/u IU · 
~---
EXPERIENCIAAPRENDIENDO DE ~ 
Ahora quiero demostrar cómo se usa la teoría de las funciones 
como un instrumento en el trabajo analítico. Doy ejemplos del 
background de experiencias emocionales ("realizaciones") de 
las cuales la teoría fue abstraída Y doy luego ejemplos de "reali­
zaciones", desconocidas cuando la teoría fue abstraída, Y que 
luego se descubrió se aproximaban a ésta. Lamentablemente, el 
material no se presta a una exposición tan lógica sin producir 
una distorsión equívoca de los hechos. En el próximo capítulo 
me dedicaré especialmente al background de experiencia emo· 
cional del cual esta teoría es abstraída. Se trata de la descripción 
de los elementos de los cu~le8 se hizo la abstracción, pero éstos 
están mezclados con tantos otros que es imposible reclamar para i )~ 
esta descripción cualidades que son generalmente consideradas l ! :~esenciales en un trnbajo r.ientífico. 1I"¡'1 ' " 
:t ¡ 11~
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-r 
CAPÍTuLO IX 
1. Un pequeño número de pacientes a quienes he debido 
tratar han presentado principalmente síntomas de perturbacio. 
:¡ .. . , nes en su capacidad de tener pensamientos. En el curso de su 	 .... .: 
:~,¡ ~tratamiento se presentaron y fueron aprovechadas oportunida. 
I ¡;¡~ 
des de interpretaciones transferenciales ortodoxas, pero muy a 	 :';1~
!1>J.1,¡menudo 'el paciente no aprendía nada de ellas. , La corriente de 
asociaciones desconectadas continuaba. Las interpretaciones ba­ '¡ :I~ 
:r lt 
·1 , 'sadas en teorías de erotismo anal en sus diversas formas, teorías 	 "":-i~ 
1¡ ~ .i'sobre la necesidad del paciente de improvisar una personalidad ;:::~ 
tomando como base elementos que él sentía carecían de valor 	 "'IV 
jl"I. y que por lo tanto podía darse el lujo de perder, teorías de 	 ,I~tIli'
splitting, identificación proyectiva, defensa ante ataques, etc., 
sólo tenían un efecto límitado. Había signos de confusión que HIi¡!ll¡'I 
yo he aprendido a asociar con la iden(ificación proyectiva. 
 :t l~ 1
" ,j,Por lo tanto, supuse que yo era el depositario de una parte de 	 ?I ~ ~ :' 
iI H~!su personalidad como su salud mental o parte no·psicótica de su ;: i ~ '~~ 
personalidad. No pasó mucho tiempo hasta que decidí que 	 !I!1D 
;:p,¡t¡ era improbable que posteriores interpretaciones basadas en es­	 1 ;' i~1 1 
tas teorías alcanzaran algún fin útil. Probé la suposición de 
que yo contenía la parte no-psicótica de su personalidad, y . 1 .,:~. 
(';41entonces comencé a darme cuenta de que yo debía estar cons­ ,~ '.ti 
ciente de lo que estaba pasando 'en tanto que él no lo estaba. 1/-t!1' 
Yo era (contenía) su "consciente". A veces yo podía visualizar ,¡
la situación que se desplegaba en el análisis como una situación 
en la que el paciente era un feto a quien las emociones de la ', :.t: 
madre se comunicaban, pero para quien el estímulo de las 
emocionesy su origen eran desconocidos (véase "Construcción 
de modelos", capítulo XXII). En otros momentos él parecía te­
ner una idea rudimentaria de lo que estaba pasando, pero nin­
guna idea de cómo sentía. , No describiré aquí las variaciones 
sobre este tema, puesto que no eran sustancialmente distintas de 
las descritas por M. Klein, H. Rosenfeld y . otros. El problema 
~~~D===~~=-__~~____________~__~ 
" ,.., .,.- ,.." ,.." ,~, .~, IIJJ IlJ' 11.1' 111' ILJJ J, ILj, /u ¡U lJf - ¡(jJ ~LJ' 
·12 	 W. R. BION 
que ,esperaba solución, y que ahora estoy considerando, era 
determinar que era esta parte. La teoría de las funciones ofrecia 
una posibilidad de resolver este problema suponiendo que yo 
contenía funciones desconocidas de su personalidad, y a. partir 
de aquí examinar la experiencia en las sesiones en busca de 
pistas que me ayudaran a descubrir qué eran esas funciones. ,su. 
puse que yo era la ."conc;encia". La teoría de Freud de que la 
conciencia es el órgano sensorial de cualidad psíquica permitía 
suponer que se estaba efectuando una separáción entre la con­
ciencia y la cualidad psíquica. Esta suposición resultó prove­
chosa, pero sólo por una sesión o dos y luego volví a . enco~· 
trarme en la misma situación que antes o casi en la misma. 
Todavía pensaba que el problema era tal que podía resoiverse 
en términos de teoría de transferencia e identificación proyecti­
va, es decir, que yo podría suponer que los pacientes se sentían 
observados por mí y por las partes de su personalidad que se 
suponía yo contenía. A la luz de las teorías de la transferencia 
y de las identificaciones proyectivas el material producido podía 
ser considerado como un vínculo entre paciente y analista 'y 
yo podía interpretar en la forma descrita en Attacks on linking l. 
Las interpretaciones tuvieron cierto éxito, pero yo no sentía 
que esos cambios estuvieran necesariamente relacionados con 
un esclarecimiento producido por las interpretaciones. Enton· 
ces se me ocurrió que él estaba haciendo lo que he descrito 
anteriormente como "soñar" los acontecimientos inmediatos en 
el análisis, es decir, transformar impresiones sensoriales en ele­
mentos-alfa. Esta idea -parecía a veces esclarecer, pero sólo se 
volvió dinámica cuando la relacionaba con funciones-alfa de­
fectuosas, es decir, cuando me parecía que estaba siendo testigo 
de una incapacidad de soñar debida a falta de elementos-alfa y 
por lo tanto una incapacidad de dormir o estar despierto, de 
es~ar consciente o inconsciente. 
2. Esto podría explicar por qué yo era un "consciente" 
incapaz de realizar las funciones de la conciencia y él un "in­
consciente" incapaz de realizar las funciones de la inconscien­
cia. (A fin de simplificar, supongo que esta división de funcio­
nes se mantenía estacionaria, pero en realidad no era así; los 
roles eran intercambiables.) 
J Bion, W. R.: .. Auacks on Linking", Int. l. o! Psychs-Anal., Vol. 
40, 1959. . 
~\ 
l. 
APRENDIENDO DE 4'- EXPERIENCIA 43 , 
3. Ahora bien, esta situación no corresponde al marco teórico 
que he sugerido, es decir, la teoría de una barrera de contacto 
que debe su existencia a la proliferación de elementos-alfa 
por la función-alfa y que cumple la función de una membrana 
que, por la naturaleza de su composición y su permeabilidad, 
divide los fenómenos mentales en dos grupos, de los cuales 
uno realiza las funciones de la conciencia y el otro las funciones 
de la inconsciencia. ",:!i 
;~
4. En la nueva situación hay una división de clases, como : ~ 
. 11\ 
suspendida entre paciente y analista, pero que .no ofrece resis­ ¡, ,, ~ 
,tencia al pasaje de elementos de tina zona a la otra. Esta situa­ . ':\ 
" ; ~;ción no se presta al establecimiento de consciente e inconsciente '"; , 
y por lo tanto puede llevar a desarrollos imperfectos o anómalos 	 ::,;H¡ 
11.1'de una capacidad de recuerdo y represión. La diferencia en 
~ ¡~H:los dos estados deriva de las diferencias entre una barrera de 
contacto compuesta de elementos-alfa y una compuesta, si es : l"!i~
;11!lJésa la palabra correcta, de elementos-beta_ Se recordará que I¡: l-~: 
estos últimos parecen carecer de una capacidad de vincularse :! :;;~
entre sí. Clínicamente esta pantalla de elementos-beta se pre­
¡l¡ senta a la observación casual como imposible de distinguir de 
~~ un estado confuso y en particular de cualquiera de esa clase 
, ji}!de estados confusos que semejan sueños, á saber: 1) Una pro­
!¡i\!ducción de frases o imágenes desconectadas que, si el paciente iA 
estuviera dormido, las tomaríamos ciertamente como pruebas 1;1\' l ~:
de que el paciente soñaba. 2) Una producción similar pero ' : i¡~
expresada en forma tal que sugiere que el paciente simula que I:Al~ 
sueña. 3) Una producción confusa que parece ser prueba de 
}~1alucinación . 4) Similar al anterior, pero sugiriendo una alu­
cinación de un sueño ; no he tenido motivo para suponer que el 'H:i 
I I ~.paciente soñaba que estaba alucinado. Estos cuatro estados I i. ~ 
están relacionados con el miedo que la posición depresiva :1: . ~ 
produjera un superyó asesino y ' por lo tanto con la necesidad :, i: ~; l1 
de tener la experiencia emocional en: la ·cual esto podría ocurrir ! ~,> 
en presencia del analista. Clínicamente, la pantalla de elementos­ .'.1 
beta a que me refiero guarda una marcada semejanza superfi­
cial con cualesquiera de estas cuatro Cias~s y podría suponerse 
que es idéntica a éstas. 
5. ' Una comparación de la pantalla de elementos-beta con 
los confusos estados semejantes a sueños muestra que la panta­
lla de .elementos-beta es coherente y tiene un propósito. Una 
interpretación de que el paciente 'estaba produciendo tina co­
u U U U lIJ- U- U- lIJ­.11' l' u ILl' u (J11 
44 W. R. BION 
rriente de material que tenía por objeto destruir la potencia psi­
coanalítica del analista no parecería fuera de lugar. Igualmente 
apropiada sería una interpretación de que el paciente estaba 
más interesado en retener que en dar información. Una peculia­
ridad de la situación es la plétora de interpretaciones que se le . 
ocurriríá a cualquiera con algo de sentido común. Sin embargo, 
no se le ocurren al paciente. Estas interpretaciones de sentido 
común tienen una característica general: todas ellas son acu· . 
satorias o, alternativamente, laudatorias y Como rebuscadas a 
fin de asegurar al paciente de su bondad a pesar de las pruebas 
que indican lo' contrario. Esto no es fortuito; sería difícil frente 
a los datos sostener que lo es. Uno se ve forzado a llegar a una 
conclusión que. es inesperada y sorprendente, a saber, que la 
pantalla de elementos beta -la llamaré en el futuro pantalla 
beta para abreviar- tiene una cualidad que le permite provocar 
e! tipo de respuesta que el paciente desea, o alternativamente, 
una respuesta del analista fuertemente cargada de contratrans· 
ferencia. Ambas posibilidades requieren ser examinadas, dadas 
sus implicaciones. 
~\­
C~píTULO X 
1. Gracias a la pantalla-beta, e! paciente psicótico tiene una 
capacidad para provocar emociones en el analista; sus asocia­
ciones son los elementos de la pantalla-beta, que tienen e! pro­
pósito de provocar interpretaciones u otras respuestas que están 
menos relacionadas con su necesidad de recibir interpretaciones ~ ~ ¡:' 
psicoanalíticas que con su necesidad de comprometerlo emocio­ :H 
nalmente 1. La teoría de la contratransferenda ofrece una ex­
plicación sólo parcialmente satisfactoria, porque ~e ocupa de !:,l¡: 
la manifestación sólo como un síntoma de los motivos incons­ U. 
cientes de! analista, y por lo tanto deja sin explicar la contri­ I
bución del pacieme. En primer lugar, el paciente para quien "j;:; 
" 
¡~{f
estas teorías han sido destinadas no emplea un lenguaje articu­ ..W 
lado; demuestra con evidente sinceridad una incapacidad para +m>1
comprender su propio estado anímico, aun cuando le es señala­ 'i':i 
,/o1ll'do. El empleo que hace de las palabras es más una acción '1 ;, 
destinada a "liberar a la psique de un acrecentamiento deestí­ *6~ 
mulos" que un lenguaje_ En segundo lugar, no se propone mane­ ':11\ti: 
jar al analista del mismo modo que e! neurótico_ Hay cierta :1,: * ·;1'1' 
coherencia en las características de los elementos-beta. El len­ ;r:~t 
guaje que debo emplear para describir una situación dinámica j:Jr
produce una distorsión porque es el lenguaje de un método '/ 
científico ideado para e! estudio de lo inanimado. Esta defor­
mación afecta mi afirmación de que ciertas características de la 
pantalla-beta son congruentes. Sería más correcto decir que 
1 Esto sugiere una capacidad para la intuición que parece ser incom­
'patible con las ideas corrientes acerca de la insania. En tanto se trata 
de conducta intencional, el propósito ha de ser .controlado y dictado por 
la parte no psicótica de la personalidad. 
La provocación inherente a In pantalla-beta, si tiene éxito, significa 
que el paciente está hambriento de material terapéutico genuino, o sea 
verdad, y por lo tanto aquellos impulsos que tienden a la supervivencia 
trabajan en forma sobrecargada en un intento de lograr una curación 
contando con una material terapéuticamente pobre. 
~IJ' flJ, l' ,u ILJJ u 
46 W. R. BION 
una situación dinámica evoluciona y su evolución se revela a 
través de la aparición de una característica particular como la 
que impregna a un número cada vez mayor de elementos y les 
da congruencia. El reemplazo de una barrera de contacto por 
una pantalla. beta es un proceso viviente. Las observaciones del 
analista, por razones conectadas con la naturaleza del cambio 
de la posición esquizo-paranoide a la depresiva y viceversa, 
aporta a la situación analítica un elemento que hace que su 
desarrollo parezca ser una transición entre una serie disconti· 
nua de partículas o elementos a una síntesis de esos mismos 
elementos. Uno reemplaza a la otra de un modo análogo al 
reemplazo de un juicio por otro cuando examinamos una figura 
que ilustra la perspectiva reversible. 
2. El analizado aporta cambios que están asociados con el 
reemplazo de la función-alfa, por lo que puede ser descrito 
como una inversión de la dirección de la función ~. En lugar de 
tratarse de impresiones sensoriales que se convierten en ele-o 
mentos·alfa para ser usados en pensamientos oníricos y en el 
pensar inconsciente de vigilia, el desarrollo de la barrera de 
contacto es reemplazado por su destrucción. Esto se \leva a 
cabo por una inversión en la función·alfa, de modo tal que la 
barrera de contacto y los pensamientos oníricos y el proceso 
del pensar Inconsciente de vigilia que constituyen la contextura 
de la barrera de contacto se convierten en elementos·alfa des­
pojados 3 de todas las características que los separan de los 
2 La inversión de dirección es compatible con el tratamiento de los 
pensamientos por evacuación; o sea que si la personalidad carece del 
aparato . que le permitiría "pensar" pensamientos, pero es capaz de inten· 
tar liberar a la psique de pensamientos en forma muy similar a como se 
libera a sí misma del incremento de estímulos, .entonces la inversión de 
la funciÓn·alfa puede ser el" método empleadoo 
3 El despojar a los elementos-alfa de las características que los dife­
rencian de los elementos· beta es importante. Nos es dado un modelo de 
esto por la teoría según la cual la palabra es el nombre de un sistema 
deducti vo científico, por ejo, "papá". El sistema deductivo científico 
consiste en una seTÍ.! de hipótesi50 El sistema es una afirmación de que 
ciertos elementos están constantemente unidos. La conjunción y los ele· 
mentos conjuntos dependen de la pre-concepción (el conocimiento a priori 
del individuo) y de olas "realizaciones" que el individuo ha tenido suce· 
sivamente para aproximarse a la preconcepción y transformarla en una 
concepción. La concepción a su vez se convierte en una abstracción, o 
modelo, al cual se cree o se experimenta aproximan todavía más "reali­
zaciones!'_ Son estas asOciaciones , que ahora' el sistema deductivo' cien· 
tífico define .como constantemente conjuntas (y debido a esta afirmación 
APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA 47 
.elementos-beta y son luego proyectados formando de este modo 
la pantalla beta. 
3. La inversión de la función-alfa significa la dispersión 
de la barrera de contacto y es perfectamente compatible con el 
establecimiento de objetos con las características que en un mo­
mento atribuí a los objetos extraños. La compatibilidad se 
acrecentaría si, a pesar de mi advertencia en el sentido de que 
la barrera de contacto (una función) y el yo (una estructura) 
no se consideren términos intercambiables refiriéndose a lo 
mismo, pudiésemos pensar que la inversfón de la función-alfa 
en realidad afecta al yo, por lo tanto no provoca un simple re­
torno a los elementos-beta, sino objetos que difieren en aspec­
tos importantes de los elementos· beta originales que no tenían 
ni rastros de la personalidad adheridos a ellos. El elemento-beta 
difiere del objeto extraño, en que este último es un e1emento­
beta sumado a vestigios del yo y del superyó. La inversión 
de la función-alfa altera la estruo,tura relacionada con la fun­
ción-alfa. 
4. Repasemos los términos que he empleado hasta aquí: 1) 
El yo es una estructura que, como Freud la describe, es un 
desarrollo especializado del ello que tiene la función de estable· 
cer contacto entre la realidad psíquica y la externa. 2) La fun­
ción-alfa es el nombre dado a una ábstracción 'empleada por el 
analista para describir una función, cuya ' naturaleza desconoce, 
hasta el momento en que siente puede reemplazarla por factores 
de los cuales cree haber tenido pruebas en el curso de la in­
vestigación en la que está empleando la " función-alfa. Corres­
ponde a aquella función de ciertos factores, incluyendo la fun­
cÍón' del yo, que transforma los datos sensoriales en elementos· 
alfa. Lbs elementos-alfa comprenden las imágenes visuales, los 
modelos auditivos, modelos olfativos, y son adecuados para ser 
están constantemente conjuntas en la mente del individuo) las que son 
despojadas de la palabra que es el nombre del sistema deductivo cien· 
tífico, de modo que finalmente sólo queda el n()mbre "Papó". No me estoy 
refiriendo al valor social del nombre "Papó" ni tampoco a la versión 
social del sistema deductivo científico denominado con ese nombre. El 
aspecto que estoy analizando es el que existe antes de la publicación y 
que es por lo tanto propio del individuo. Es ese aspecto de un fenómeno 
que podría, para usar términos ' de Kant, ser denominado "cualidad se· 
cundaria", al menos que hubiese pruebas, dadas por la publicación, de la 
universalidad q'ue Kant atribuyó a las cualidades primarias. 
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48 W. R. BION 
empleados en el pensamiento omnco, el pensar inconsciente de 
vigilia, sueños, barrera de contacto, memoria. Desde el punto de 
vista clínico el objeto extraño que está impregnado de caracte­
rísticas ,superyoicas se aproxima a ofrecer una realización para , 
armonizar con el concepto de los elementos-beta. Pero 'el con­
cepto del elemento-beta comprende solamente impresiones sen­
soriales, la impresión sensorial como si fuera una parte de la 
personalidad que experimenta la impresión sensorial, y la im­
presión sensorial como si fuera la cosa-en-sÍ-misma a la cual 
corresponde la impresión sensorial. 
Debe notarse que la función-alfa puede ser considerada como 
una estructura, una parte del aparato mental que produce la 
barrera de contacto. A su vez, la barrera de contacto puede ser 
considerada, como el nombre que le he dado lo sugiere, como 
teniendo las características de una estructura. Esto es una 
repetición del problema implícito en la diferenciación mutua 
entre el yo, la conciencia y la función-alfa y vale la pena estu­
di~r las implicaciones de esta

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