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psicomotricidad en el ámbito de salud

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Director de colección
Pablo Bottini
La maquetación de colección 
y el Diseño de cubierta e interior, 
estuvieron a cargo de Gerardo Miño
Armado y composición: Laura Bono
Prohibida su reproducción total o parcial, 
incluyendo fotocopia, sin la autorización expresa de los editores. 
© 2008-Miño y Dávila srl
© 2008-Pedro Miño
Edición actual: 1ª-edición Julio de 2008
ISBN 978-84-96571-82-2
IMPRESO EN ARGENTINA
www.minoydavila.com.ar
En Madrid:
Miño-y-Dávila-editores
Arroyo Fontarrón 113, 2º A (28030)
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En Buenos Aires:
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e-mail producción: produccion@minoydavila.com.ar
e-mail administración: administracion@minoydavila.com.ar
Buenos Aires · Argentina
De profesión 
 psicomotricista
Juan Mila Demarchi
JUAN MILA DEMARCHI es profesor y 
licenciado en Psicomotricidad por la Universi-
dad de la República (Uruguay). En la actualidad 
se desempeña como Profesor-Director de la 
Licenciatura de Psicomotricidad [psicomotri-
cidad@hc.edu.uy; www.psicomotricidad.fmed.
edu.uy], Escuela Universitaria de Tecnología 
Médica, Facultad de Medicina, Universidad de 
la República, y coordina el Equipo de Docen-
cia e Investigación en Formación del Rol del 
psicomotricista a través del trabajo corporal 
Fundador y Presidente de la Red Latinoa-
mericana de Universidades con Formación en 
Psicomotricidad (Red Fortaleza de Psicomotri-
cidad) y Fundador y Co-Director de la Revista 
Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas 
Corporales (Madrid) [www.iberopsicomot.net],
es también delegado en Uruguay de la Organi-
zación Internacional de Psicomotricidad y Rela-
jación (París). Ha colaborado como Profesor 
Invitado en la formación de grado y postgrado 
de psicomotricistas en diversas instituciones y 
universidades de Argentina, Brasil, Chile, Ecua-
dor, Panamá, México, España, Italia, Portugal 
y Francia.
Revista 
de la Asociación Portuguesa de Psicomotricidad
especialidad a nivel nacional e internacional.
Índice
11 Prólogo
13 Agradecimientos
15 Introducción
17 PRIMERA PARTE: 
 La formación de psicomotricistas
19 CAPÍTULO 1: 
 La interdisciplina y los contenidos de la formación 
 del psicomotricista
19 1. La mirada psicomotriz y la Psicomotricidad
23 2. La Psicomotricidad, los psicomotricistas y los equipos 
 interdisciplinarios
25 3. La interdisciplina en la formación de los 
 psicomotricistas
28 4. La interdisciplina y el trabajo corporal
30 5. Los psicomotricistas y las diferentes líneas de la 
 Psicomotricidad
31 CAPÍTULO 2: 
 Atención primaria de la salud
31 1. Los cambios en los paradigmas de la formación 
 de psicomotricistas
35 2. Atención primaria de la salud: tarea docente asistencial 
 en Psicomotricidad
39 CAPÍTULO 3: 
 Niveles de intervención en educación psicomotriz
40 1. El modelo de formación en la Facultad de Medicina, 
44 2. La Psicomotricidad en la educación: niveles de intervención
50 3. La formación del estudiante de grado de Psicomotricidad 
 en educación psicomotriz
55 CAPÍTULO 4: 
 La supervisión clínica en Psicomotricidad
55 1. ¿Por qué trabajar el tema de la supervisión clínica?
57 2. ¿Qué es la supervisión clínica en Psicomotricidad?
59 3. Encuadre de trabajo en la supervisión clínica 
 en Psicomotricidad
61 4. Objetivos y metodología de trabajo en la supervisión clínica 
 en Psicomotricidad
63 5. El marco referencial teórico en las supervisiones
65 CAPÍTULO 5: 
 Conceptos bioéticos para la formación y la 
 práctica psicomotriz
67 1. Aplicación de los principios morales de la bioética 
 en el ejercicio profesional del psicomotricista
71 2. Acerca de las comisiones de ética y de los comités de ética
73 SEGUNDA PARTE: 
 El campo de acción
75 CAPÍTULO 6: 
 La atención temprana y la clínica de lactantes
75 1. El equipo interdisciplinario en la atención temprana
82 2. De la atención temprana a la integración escolar 
 de niños con necesidades educativas especiales 
97 CAPÍTULO 7: 
 La atención en la clínica psicomotriz de lactantes. 
 Su construcción como función
98 1. Contextualizando la atención dentro del desarrollo
102 2. Grandes mojones a tener en cuenta en la construcción 
 de la atención
105 3. Conclusiones
107 CAPÍTULO 8: 
 Experiencia de trabajo docente-asistencial en Psicomotricidad. 
 Entre el descreimiento y una apuesta al desarrollo
108 1. Objetivos del trabajo docente-asistencial
109 2. Obstáculos encontrados
113 3. Trabajo realizado desde la Psicomotricidad
116 4. A modo de viñeta
117 5. Conclusiones
119 CAPÍTULO 9: 
 La Psicomotricidad en el campo de la adolescencia
120 1. ¿Por qué Psicomotricidad y campo adolescente?
121 2. Integrando del equipo de salud mental en atención 
 primaria de la salud
123 3. Integrando equipos clínicos multidisciplinarios
127 4. El trabajo en la sala de Psicomotricidad 
128 5. El trabajo en el taller de Psicomotricidad
129 6. Coordinando talleres de Psicomotricidad para docentes 
 que trabajan con adolescentes
130 7. Supervisión clínica o institucional de psicomotricistas y 
 otros profesionales
132 8. Para concluir
133 CAPÍTULO 10: 
 La formación de psicomotricistas en el campo del 
 envejecimiento y la vejez: interfases necesarias
133 1. Cambio del modelo conceptual de envejecimiento y vejez
134 2. ¿Quiénes son los adultos mayores?
136 3. La geronto-Psicomotricidad
139 4. Objetivos de la geronto-Psicomotricidad
140 5. ¿Qué aspectos y cómo trabajamos desde la geronto-
 Psicomotricidad?
143 TERCERA PARTE: 
 El cuerpo del psicomotricista
145 CAPÍTULO 11: 
 Cuando la torpeza también toca al psicomotricista
147 1. Las propuestas que habilitan la ejercitación psicomotora
149 2. ¿Qué le sucede al psicomotricista? Su cuerpo y sus propias 
 torpezas
155 CAPÍTULO 12: 
 El valor de lo sensorial en la estructuración 
 tónico-emocional: el sabor del chocolate
156 1. La construcción dle rol del psicomotricista a través del 
161 2. Estrategias de trabajo
169 ANEXO:
DECLARACIÓN DE PUNTA DEL ESTE
171 BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Prólogo
Es este libro una clara muestra de la trayectoria de su autor… sus -
esforzado de un recorrido que siempre busca dar cuenta del campo de 
la Psicomotricidad como lo que es… un campo de trabajo inacabado 
y, por consiguiente, en continua construcción.
Sabe el autor, que esa construcción será interminable, ya que 
cuando se llega a sustentar algo, ya comenzó la transformación. Esta 
realidad nos lleva a montar nuevos andamiajes para reconstruir sobre 
lo hecho, rescatando la historia, integrándola, sumando voluntades. 
Pero esta cotidiana y ardua tarea se hace imposible sin la documen-
tación de lo hecho. Una importante porción de la historia de la Psi-
comotricidad en el Uruguay está presente en estas líneas… y por 
consiguiente de la historia mundial de la profesión.
Se hace imprescindible destacar algo acerca de este autor: su incan-
sable trabajo en pro del crecimiento de esta profesión a la que ama casi 
tanto como a su familia y a la que representa más allá de las fronteras 
de su pequeño gran país.
Se constituyen entonces estos textos, en documentos vivos de lo 
cimentado, escritos acerca de la historia actual que nos permitirán 
lógicas y epistemológicas destinadas a ser citadas una y otra vez por 
estudiantes y colegas en su propio proceso de crecimiento y superación 
personal y profesional.
Agradezco al autor haberme encomendado la tarea de prologar 
su obra, porque me permitió husmear antes que al resto de sus futu-
corrobora una de mis creencias principales. Lo más importante no es 
la igualdad de pensamiento sino la mutualidad de intereses. 
En este caso, la creencia –ya casi certeza– de que en el campo 
de la Psicomotricidad o crecemos juntos con nuestras diferencias 
como distinción y enriquecimiento, o construimos islotes de saber 
destinados a desaparecer con su autor, sumergidos por el peso de la 
adversidad, la incordia y la desunión.
Festejo y celebro junto a Juan Mila el nacimiento deeste libro, por 
porque al ser editado sienta un nuevo mojón en el camino del continuo 
crecimiento de la Psicomotricidad. 
Lic. Pablo Bottini
psicomotricista
Agradecimientos
Es necesario agradecer a cada uno de mis maestros. Es necesario agradecer a todos y cada uno de los psicomotricistas y compañeros 
que desde otras disciplinas trabajan o han trabajado cotidianamente 
junto a nosotros a lo largo de todos los años que llevamos ejerciendo 
nuestra profesión de psicomotricistas, porque juntos en la tarea nos 
hemos formado, hemos desarrollado ideas, líneas de trabajo y creado 
conocimientos. 
Agradezco a cada uno y a todos los compañeros docentes con los 
que durante tantos años hemos compartido tareas, concebido y con-
cretado proyectos –utopías–, en la Licenciatura de Psicomotricidad de 
la Escuela Universitaria de Tecnología Médica (Facultad de Medicina 
de la Universidad de la República, Uruguay).
Agradezco a nuestros alumnos, futuros psicomotricistas, conoce-
dores de nuestras incertidumbres del no saber, pero que en la dialéctica 
del proceso del aprender, se forman y nos forman.
Deseo agradecer en forma muy especial a mis compañeras de 
formación con quienes la intensidad de lo vivido, compartido y cons-
truido se ha consolidado en una marca corporal de por vida, en refe-
rente perpetuo, en fuente a la que siempre volvemos y volveremos a 
nutrirnos. Siempre presentes, siempre.
Agradezco a los compañeros psicomotricistas de la Argentina, 
Brasil, Chile, Ecuador, Panamá, Perú, México, España, Portugal, Italia 
y Francia (en especial a los compañeros de la Organización Internacio-
nal de Psicomotricidad y Relajación de París), que tantas veces me han 
recibido en sus países, en sus casas, en sus Instituciones, en sus Salas de 
Psicomotricidad, con quienes espalda contra espalda hemos formado 
a otros psicomotricistas mientras nosotros nos seguimos formando.
Agradezco especialmente a Pablo Bottini, ideólogo y responsable 
de este libro, y a Pedro Pablo Berruezo, compañero, consejero, amigo 
y hermano. Vaya mi agradecimiento a Claudia Ravera, Rosario Tuzzo, 
Mariela Peceli, Ionit Lamstein y Patricia Cabot, tejedores de compa-
ñerismo e interdisciplina. Agradezco a los compañeros y amigos Pilar 
Arnaiz, de la Universidad de Murcia, a José Emilio Palomero, de la 
Universidad de Zaragoza, a Joaquim Serrabona, Cori Camps y Lola 
García, de la Universidad Rovera i Virgili de Tarragona, Barcelona, a 
Miguel Llorca Linares y Fina Sánchez Rodríguez, de la Universidad 
de la Laguna, Tenerife, a Gerárd Hemant y Alexandrine Sain-Cast, 
del Instituto Superior de Psicomotricidad y Relajación de París, con 
quienes compartimos proyectos, trabajo y entusiasmo por la Psico-
motricidad.
Celebro y festejo en todo momento el amor de Patricia, Matilde, 
Elisa y Malena, a quienes les estoy eternamente agradecido.
Introducción
En este libro se recogen y reelaboran trabajos, individuales y co-lectivos, publicados e inéditos, pero que pese a la dispersión en 
el tiempo y los espacios en que fueron elaborados, los estudiantes de 
Psicomotricidad y los psicomotricistas de diferentes países, se empe-
ñan en referir y citar en sus escritos…
No hemos hecho más que reunir lo que de alguna manera ya estaba 
reunido, para nuevas generaciones de estudiosos de la Psicomotrici-
dad, de estudiantes de Psicomotricidad y de colegas psicomotricistas. 
Reunión que ha sido posible porque la línea conductora de este tra-
bajo es la concepción de la Psicomotricidad como una profesión, y 
la concepción del psicomotricista como un profesional. Como dice 
nuestro pasaporte, “Profesión: psicomotricista”.
Hemos organizado el libro en tres partes, basadas en ejes que 
creeemos fundamentales para nuestra profesión. Por supuesto, dichos 
ejes se entrecruzan y se vislumbran en cada uno de los capítulos del 
libro, pero nos permiten elaborar un recorrido que seguramente será 
de gran utilidad para el lector. 
La primera parte, titulada “La formación de psicomotricistas”, 
presenta el camino realizado en Uruguay en la formación de la carrera 
aspectos vinculados a la formación, supervisión e intervención de 
los estudiantes de esta profesión. 
La segunda parte, “El campo de acción”, da cuenta de la diversidad 
de espacios en que nuestra disciplina actúa, y de su vinculación con las 
diferentes problemáticas socio-culturales, así como con las distintas 
realidades según la etapa de vida de sus pacientes: lactantes, niños, 
adolescentes, adultos, mayores... 
Por último, la tercera parte del libro presta atención a la propia 
vivencia que realiza el psicomotricista a través del trabajo corporal, 
y el conocimiento de su propia expresión psicomotriz. Para ello se 
presentan experiencias didácticas concretas de formación y perfec-
cionamiento que trabajan con la experimentación de lo sensorial y 
su vinculación con la estructuración tónico-emocional del propio 
psicomotricista.
PRIMERA PARTE:
La formación de psicomotricistas
CAPÍTULO 1
La interdisciplina y los contenidos de la 
formación del psicomotricista1
“Dichosa edad y siglos aquellos a quien los 
antiguos pusieron nombre de dorados, y no por-
que en ellos el oro, que en esta nuestra edad de 
hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella 
venturosa sin fatiga alguna, sino porque enton-
ces los que en ella vivían ignoraban estas dos 
palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa 
edad todas las cosas comunes…”.
(Miguel de Cervantes, 2004: 97).
1. La mirada psicomotriz y la Psicomotricidad
Varias veces hemos sostenido que la praxis interdisciplinaria ha enriquecido y ampliado tanto la teoría disciplinar de la Psicomo-
tricidad como nuestra práctica profesional como psicomotricistas.
El tema de la interdisciplina suele plantearse en forma cíclica en 
el pensamiento universitario. Roberto Follari ha planteado que este 
concepto se instala en las universidades como un “síntoma”. Junto a 
hay que tratar de entender en qué contexto; se debe desentrañar su 
-
El trabajo de los psicomotricistas ha permitido que el campo dis-
-
dad, construidas en un ámbito de interdisciplina. Así, los aportes que 
1 Elaborado a partir del trabajo publicado en la Revista Iberoamericana de Psicomo-
tricidad y Técnicas Corporales, N° 20, 2006, Madrid (www.iberopsicomot.net).
hemos recibido desde diferentes disciplinas han coadyuvado, permi-
-
les de la Psicomotricidad, es la permanente intención de concebir el 
desarrollo como una globalidad. Esta intención está sustentada en las 
conceptualizaciones que aporta nuestra disciplina para permitirnos 
construir la mirada psicomotriz.
La Psicomotricidad como disciplina aporta una mirada diferente 
sobre el desarrollo del niño, una mirada psicomotriz. Los objetos 
complejos como para resistir las necesarias miradas de diferentes 
disciplinas. La nuestra, que es una disciplina nueva, se encuentra 
objetos de estudio. Por ello es necesario que se consolide una forma 
de “ver”, de entender, de aproximarse a los mismos, bajo una mirada 
psicomotriz que ponga el acento sobre la unidad y globalidad del 
desarrollo, sobre la importancia del movimiento como manifestación 
e instrumento de la estructuración psíquica, y sobre el movimiento y 
el gesto en la comunicación. Planteamos que la mirada psicomotriz,
es decir, la mirada que realiza el psicomotricista desde su formación 
y desde su disciplina, pone el acento en concebir el desarrollo como 
una unidad, como una globalidad. 
Desde sus orígenes y desde la concepción de su nombre, la Psico-
motricidad es un intento de vencer dualismos (cuerpo-mente, psiquis-
cuerpo, etc.), es una intención de vencer una visión del otro dividido 
en partes… “lo psicológico”, “el lenguaje”, “la cognición”, “lo afectivo”, 
“lo neurológico”. La Psicomotricidad surge y crece pensando en vencer 
estas fragmentaciones, tratando de unir las visiones y terminando por 
Pensamos que desde sus albores, primero como concepto y luego 
como disciplina, la Psicomotricidad es un intento por coadyuvar pos-
turasteóricas y visiones. Es por ello que trajimos la cita del acápite; 
el desarrollo no es “tuyo o mío”, es tema de todos aquellos que se 
aventuren y trabajen en pos de su entendimiento y comprensión, es 
decir que puede ser objeto de estudio “común”.
El estudio del movimiento, la postura y el estudio de los paráme-
tros psicomotores nos lleva a postular la importancia del movimiento 
como instrumento y como manifestación de la vida psíquica. 
Los aportes de la psicología genética, desde las diferentes posturas 
teóricas de H. Wallon, de J. Piaget y de D. Winnicott en adelante, nos 
permiten a los psicomotricistas valorar el movimiento, la postura y 
la acción. 
CAPÍTULO 1:
H. Wallon nos acercó a la comprensión de la relación con el otro, 
a través de las reacciones tónico-emocionales. Nos permitió valorar, 
cómo, a partir de estas reacciones, en vínculo con el otro, se construye 
el conocimiento y se organiza el sistema emocional. Piaget nos permi-
tió comprender que la inteligencia nace de la acción y las operaciones 
lógicas del adulto son acciones sensoriomotrices que han sufrido una 
serie de transformaciones. Un capítulo aparte merecen las concep-
tualizaciones de Winnicott y los trabajos del psicoanálisis. Gracias a 
estos aportes, la mirada psicomotriz logra respetar la singularidad, 
la individualidad y la historicidad de la organización funcional de 
cada niño (Mila, 2003).
Las diferentes disciplinas que se ocupan del desarrollo plantean 
(correctamente, según nuestro entender) un estándar de desarrollo; 
así se postulan una serie de características que son comunes a un 
determinado grupo etario. Se describen las conductas, las adquisicio-
nes esperables dentro de un rango de normalidad establecido. Pero 
al hablar de lo esperado para un niño o niña de dos años estamos 
hablando de una abstracción, de una construcción conceptual, de 
una entelequia. 
En la realidad, nosotros trabajamos con un niño o niña determi-
nado, con su familia, con su historia, con su cultura, con sus vivencias. 
-
lidad, con una historicidad de su organización funcional, signada por 
su periplo de vínculos, signado por su estructura tónico-emocional, 
que debemos descubrir con los instrumentos que nos brinda nuestra 
formación como psicomotricistas.
El estudio y el análisis del movimiento del otro habilita al psico-
motricista a intervenir a nivel preventivo, pedagógico, diagnóstico y 
terapéutico. 
Debemos señalar que desde la Psicomotricidad también se tiene en 
cuenta el movimiento, la postura y el cuerpo del psicomotricista, y se 
tiene en cuenta cómo éste interviene en el campo de acción discipli-
nar2. La Psicomotricidad como disciplina le ha prestado una especial 
atención al cuerpo del psicomotricista. Las diferentes líneas, desde 
formación corporal del psicomotricista. Éste ha sido un punto que 
nadie la discute, pero existen entre las diferentes líneas de trabajo 
apreciables divergencias en la conceptualización de esta formación 
y en la forma de llevarla adelante. ¿Qué es la Psicomotricidad? ¿Una 
práctica? ¿una técnica? ¿una disciplina? ¿una profesión?…
2 Se desarrollará este tema con mayor profundidad en la tercera parte del libro.
1.1. ¿Es la Psicomotricidad una técnica?
Según la Real Academia Española (RAE, 2001), “técnica” es: 
ciencia o un arte;
Acordamos también que existe una técnica psicomotriz que se pone 
en juego en la práctica psicomotriz. En la realidad existen diferentes 
técnicas y prácticas psicomotrices.
1.2. ¿Es la Psicomotricidad una práctica?
“práctica” a:
-
raciones;
tienen que hacer algunos para habilitarse y poder ejercer pública-
mente su profesión, y
una teoría. 
La práctica se puede desarrollar, llevar adelante y activar. Encon-
tramos dos acepciones, según la Real Academia Española (2001), 
de la palabra “práctica”: en la práctica, 
realidad”, y llevar a la práctica, poner en práctica, como realizar ideas, 
planes, proyectos, etc. Bajo estas acepciones, no hay duda, podemos 
hablar de una práctica psicomotriz, que requiere de una formación, 
que requiere de “maestros”, de teorías, de formas de hacer las cosas, de 
adquisición de destrezas, de respeto a reglas. Pero en nuestro concepto, 
la Psicomotricidad es más que una “práctica”; se ha construido como 
una disciplina y como una profesión.
CAPÍTULO 1:
1.3. ¿Es la Psicomotricidad una disciplina y 
una profesión?
El concepto de “disciplina” implica la idea de una doctrina, ins-
trucción de una persona, especialmente en lo moral; un arte, facultad 
o ciencia, así como también la observación de las leyes y ordenamiento 
por parte de una profesión o instituto. 
Por su parte, el vocablo “profesión” esta íntimamente vinculado 
al de “profesar”
2001), y “profesión” es (siempre según la RAE, 2001) la acción o efecto 
ejerce con derecho a retribución. 
La historia transcurrida desde que hace casi treinta años existe 
la formación profesional de psicomotricistas en la Escuela Universi-
taria de Tecnología Médica (EUTM) de la Facultad de Medicina de 
la Universidad de la República, en el Uruguay, nos hace defender en 
“cuerpo propio” esta postura, de entender a la Psicomotricidad como 
una profesión. 
Sabemos que en muchos países la Psicomotricidad no tiene un 
estatus profesional, pero también conocemos realidades en las que 
desde hace ya unos años empieza a consolidarse como profesión. 
2. La Psicomotricidad, los psicomotricistas y los 
equipos interdisciplinarios
Pasemos ahora a analizar la actividad disciplinar y profesional de 
los psicomotricistas en su inserción en equipos interdisciplinarios que 
trabajan en el ámbito educativo y en el ámbito terapéutico.
Nuevamente la cita del acápite que abre el presente capítulo –
tomado del Discurso de la Edad Dorada del Quijote– se hace perti-
nente… Integrar un equipo interdisciplinario implica reconocer las 
limitaciones de uno y de su disciplina para comprender un hecho o 
fenómeno determinado (Mila, 2003).
-
disciplinario es un reconocimiento de nuestras carencias, de que no 
somos completos, de que no podemos saberlo todo, de nuestros límites 
y de los límites de nuestra disciplinas. De alguna manera es una herida 
narcisista, pero también es una búsqueda que nos permite abordar 
niveles de incertidumbre, estando acompañados y sostenidos.
Los equipos nos sostienen y, si funcionan sanamente, nos habilitan 
al crecimiento disciplinar, profesional y personal.
Sabemos que los equipos interdisciplinarios funcionan en forma 
diferente según su labor se desarrolle a nivel de la investigación, la 
praxis clínica y la praxis educativa, y tienden a obtener diferentes 
producciones según se encuentre delineado su encuadre y su campo 
de trabajo, llegando en algunos casos a lograr un funcionamiento 
interdisciplinario (Mila, 2000). Dependiendo de la trayectoria y el 
nivel de compromiso de los integrantes de un equipo será posible 
también transitar por momentos de transdisciplina.
Es común que cuando los equipos despliegan labores de inves-
tigación los bordes de las disciplinas se hagan más permeables, y la 
transdiciplina se presente. Es que el objeto de estudio, generalmente 
complejo, obliga a unirse para entenderlo. Trabajando a este nivel 
todos sienten que pueden aportar, todos son necesarios, y las discipli-
nas trabajan juntas… no entran a jugar fenómenos que vienen desde 
la labor profesional, ideología del poder profesional, categorizaciones 
del saber, etc. En la investigación, la transdiciplina en equipos conso-
lidados es casi permanente. 
En cambio, en la actividad profesional ya es más difícil pasar a 
niveles de transdiciplina. Aquí sí entran en juego aspectos institucio-
nales, dinámicas de poder, etc.
Existen muchas variables cuando uno analiza el funcionamiento 
de un equipo interdisciplinario. Una variable de peso y que atraviesa 
a todo nivel el funcionamiento del equipo es el encuadre institucional 
en el que se actúa. El encuadre institucional determina las acciones a 
desarrollar por el equipo, determina las relaciones entrelos diferentes 
actores, determina las producciones, orientándolas hacia la ideología 
peso, cuando uno se plantea investigar, educar o realizar el ejercicio 
profesional.
No ahondaremos en el análisis de los conceptos de multi, inter 
y transdiciplina, pero señalaremos que generalmente los equipos de 
trabajo de las instituciones por donde transitamos tienen una consti-
tución multidisciplinar, es decir que para abordar una temática o un 
problema determinado se establece la necesidad de contar con técni-
cos provenientes de diferentes disciplinas. Desde las instituciones se 
necesita contar con un maestro especializado, con un fonoaudiólogo, 
con un psicólogo, con un neuropediatra, con un psiquiatra infan-
til, con un psicomotricista, y es la propia institución la que busca el 
modo de proveerse de dichos profesionales. Entonces tendremos un 
equipo con una constitución multidisciplinar… la interdisciplina se 
CAPÍTULO 1:
construirá poco a poco y posiblemente sólo se llegará a instantes de 
producción transdiciplinar.
Los equipos tienen diferentes objetivos: la investigación produce 
conocimientos; la praxis clínica y la praxis educativa producen accio-
nes y a veces también conocimientos.En el imaginario colectivo existe 
un mayor prestigio o una mayor consideración por los equipos de 
investigación. Generalmente se piensa que la investigación es sólo 
posible en las ciencias duras… aunque sabemos que no es así. 
Como decíamos, la investigación produce saberes, conocimientos 
es incuestionable y es universalmente aceptado. Lo que pocas veces 
se visualiza es que la praxis clínica y la praxis educativa además de 
producir acciones pueden producir conocimientos. 
Es claro que la Psicomotricidad, que como disciplina ha estado 
desde su inicio muy asimilada a la praxis educativa y clínica, debe 
hacer un gran esfuerzo por conceptualizar, por teorizar sobre su 
práctica e introducir metodologías de investigación aplicables a la 
disciplina. Indudablemente, en tanto disciplina nueva, nos cuesta 
despegar de un acercamiento fenomenológico a nuestra práctica. 
Pero es imprescindible transitar este camino. En nuestros campos 
disciplinares se jerarquiza poco el conocimiento producto de la acción, 
pero debe entenderse la relación dialéctica que genera, ya queel cono-
generalmente produce conocimientos. Deberemos poner atención en 
estos aspectos, y crecer desde allí.
En nuestra experiencia, donde mayor es la construcción de conoci-
mientos desde la disciplina es en el espacio de supervisión. Y dentro de 
la supervisión, esta construcción encuentra su espacio en la discusión 
teórica y desde la posibilidad de recurrir a diferentes autores para 
comprender nuestra labor. Es muy claro que las referencias teóricas a 
utilizar en la supervisión están en primer lugar sujetas al encuadre de 
trabajo de la supervisión y también al material a ser supervisado. 
3. La interdisciplina en la formación de los 
psicomotricistas
Abordaremos desde este espacio nuestra experiencia de muchos 
años de una apuesta a la formación de los psicomotricistas en inter-
disciplina, como lo proponemos desde la Licenciatura de Psicomotri-
cidad de la Escuela Universitaria de Tecnología Médica. 
En consonancia con la ideología de nuestra institución, el cuerpo 
docente entiende que la formación universitaria no debe, ni puede 
ser entendida como la transmisión de un saber, o la transmisión de 
una práctica. Por el contrario, la formación universitaria debe tender 
a la construcción del conocimiento. 
También ha sido nuestra política realizar convenios con diferentes 
instituciones; es así que hemos conjugado esfuerzos con el Servicio 
de Neuropediatría del Hospital de Clínicas, Facultad de Medicina 
desde 1978, con el Programa docente en la Comunidad de la Facultad 
de Medicina desde 1989, con el Servicio de Psiquiatría Infantil de la 
Facultad de Medicina y el Ministerio de Salud Pública desde 1990, 
con la Administración Nacional de Educación Pública a través del 
Consejo de Educación Primaria por convenio desde 1994 y desde 
Municipal de Montevideo y UNICEF desde 1994, con la Fundación 
IPPU, Instituto Psico-Pedagógico Uruguayo desde enero de 1999, con 
el Instituto Nacional del Niño y del Adolescente desde el año 2001.
En estos espacios de formación curricular, en donde se conju-
gan objetivos y lógicas institucionales diferentes, nuestros docentes 
CAPÍTULO 1:
y nuestros estudiantes se encuentran permanentemente actuando en 
equipos interdisciplinarios.
La formación de grado se realiza en interdisciplina, ya sea porque 
dentro del cuerpo docente de la Carrera encontramos, además de 
psicomotricistas, a psicólogos, maestros, metodólogos, nutricionis-
tas, enfermeros y médicos, ya sea porque las prácticas de formación 
profesional se realizan observando e interviniendo en equipos inter-
disciplinarios.
No es posible que el aspirante a psicomotricista adquiera conoci-
mientos y habilidades solo a nivel teórico, necesita desarrollar también 
una práctica supervisada y orientada por sus docentes en instituciones 
donde la interdisciplina es imprescindible. 
4. La interdisciplina y el trabajo corporal
Pocos aspectos de la formación del psicomotricista tienen la sin-
-
tricista a través del trabajo corporal. En este espacio también nosotros 
consideramos imprescindible el trabajo interdisciplinario. 
Abordaremos algunos aspectos que nos parecen interesantes a 
este nivel, y plantearemos entonces cómo se encara esta formación 
en nuestra Licenciatura:
4.1. Ciclo de clases teóricas
Entendimos necesario crear una unidad teórico-práctica con el 
objetivo de que los estudiantes pudieran vincular y fundamentar las 
experiencias propias o del grupo vividas en los talleres con los aspectos 
teóricos que sustentan, fundamentan y explican estas experiencias, 
como también las propuestas de trabajo de los talleres.
de sus propias experiencias y de las propuestas de los coordinadores 
de los talleres de trabajo corporal en cuanto a contenidos, a objeti-
vos y a asociarlos con las experiencias con los niños en la práctica 
psicomotriz.
Este ciclo teórico debe ser impartido por un grupo interdisci-
plinario que permita abordar teóricamente al cuerpo en aspectos 
-
siones posibles.
la formación con técnicas que involucren el cuerpo, y que se diferen-
cien del trabajo en Psicomotricidad, tanto por su metodología como 
por sus objetivos.
Se brinda a los estudiantes la posibilidad de confrontar los diferen-
tes modos de abordaje al cuerpo y así llegar a una conceptualización 
Las opciones en este nivel son múltiples y variadas: talleres de música, de 
plástica, de gimnasia consciente, de armonización, de danza, de esgrima, 
objetivos de cada una de las propuestas, y en otro momento analizarlas 
en grupo y confrontarlas con la práctica psicomotriz. 
CAPÍTULO 1:
4.3. Talleres de construcción del rol de 
psicomotricista a través del trabajo corporal
Sostenemos que la formación del psicomotricista es un proceso 
individual inserto en un proceso grupal; por ello pensamos que 
es imprescindible plantear un encuadre de trabajo que establezca 
la necesidad de emprender un trabajo con un grupo cerrado. Esto 
se fundamenta en la necesidad de vivir un proceso de formación, 
donde se construyen redes de sostenimiento, donde se aprende en 
diversidad, donde es necesario contemplar producciones diversas 
en un clima de trabajo de respeto y tolerancia. Todo ello es posible 
mediante la constitución de un grupo de trabajo estable, coordinado 
por una misma persona. 
“Muchos de los aspectos con los que vamos a trabajar en Psicomo-
tricidad van a implicar la existencia previa de una relación transferen-
cial: diálogo tónico, empatía tónica, disponibilidad corporal” (Camps 
y García, 2004: 15), niveles que deben ser considerados en el trabajo 
Es importante el registro escrito y fílmico del trabajo, así como 
la participación de al menos un observador. Todo este dispositivo 
permite plantearnos la continuidad en el procesode formación, nos 
permanente el desarrollo del trabajo. 
En nuestra experiencia, el tiempo de la supervisión de este trabajo 
es un espacio interdisciplinario de formación de los formadores. Allí 
-
(Mila, Cherro, García Ferres, de León y Peceli, 2000: 65-76):
- el cuerpo y el movimiento, 
- el cuerpo y el espacio, 
- tensión-distensión,
- ritmos, 
- equilibrios-desequilibrios.
- acuerdos,
- resistencia,
- oposición,
- rol activo-rol pasivo.
- la verbalización, 
- el dibujo,
- la escritura.
5. Los psicomotricistas y las diferentes líneas de la 
Psicomotricidad
No podemos eludir un problema difícil de enfrentar y que ha sido 
poco abordado en la literatura: las posibles articulaciones entre las 
diferentes líneas de teóricas y de trabajo en Psicomotricidad.
En el Editorial de número 18 de la Revista Iberoamericana de Psi-
comotricidad y Técnicas Corporales (mayo, 2005), junto a Pedro Pablo 
Berruezo escribíamos: “Hemos peleado contra molinos de intolerancia, 
contra los molinos de la fragmentación del saber y los molinos de la 
negación de un saber distinto al propio”. Nuestra trayectoria militante 
en este sentido lo atestigua.
Necesariamente la Psicomotricidad como disciplina deberá darse 
espacios donde se puedan intercambiar los aportes de las diferentes 
líneas de trabajo, donde se pueda exponer sin restricciones el trabajo 
un aporte y no un enfrentamiento. Los psicomotricistas tenemos por 
delante el desafío de poder discutir las ideas y las prácticas despegados 
de personalismos, narcisismos e intereses económicos. Este paso nos 
terminará de consolidar como disciplina y profesión. 
CAPÍTULO 2
Atención primaria de la salud
1. Los cambios en los paradigmas de la formación de 
psicomotricistas1
La Psicomotricidad es una disciplina y una profesión de innegable origen francés, con una amplia aceptación y tradición en diversos 
profesora Dra. Antonieta Rebollo viajó a Francia a formarse en Neu-
rología Infantil. A su regreso a Montevideo, crea una policlínica de 
Neurología del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la 
Universidad de la República. 
En el año 1958 viaja a París a formarse en Psicomotricidad 
con Madame Soubiran la Fisioterapeuta Berta Gordon, quien a su 
regreso se incorpora al equipo de la Dra. Rebollo. Es así que desde 
ese momento se pueden rastrear trabajos en Psicomotricidad en el 
ámbito de la Facultad de Medicina. 
Con los años se crea el Servicio de Neuropediatría del Instituto 
de Neurología, y la Facultad de Medicina crea en el año 1978 la pri-
mera formación de grado en Psicomotricidad de Latinoamérica, la 
actual Licenciatura de Psicomotricidad, en la Escuela Universitaria 
de Tecnología Médica2.
1 Elaborado en base al trabajo “Curso Psicomotricidade Hospitalar e Extra-Hospi-
talar. Enfoque interdisciplinar”, presentado en septiembre de 2007 en el Centro 
de Estudios e Pesquisa, IPREDE, Facultad de Medicina, Universidad Federal 
de Ceará, Brasil.
2 La historia de la Psicomotricidad en Uruguay se encuentra desarrollada con 
mayor detalle en el capítulo 3 de este mismo libro.
En un principio, los psicomotricistas del Uruguay nos formamos 
con programas de estudios replicados de los franceses, por lo que 
-
trices”, con competencia para intervenir a nivel terapéutico3 pero no 
a nivel diagnóstico, en los ámbitos de la “Estimulación Temprana” y 
trabajo técnico profesional con lactantes, con preescolares, escolares 
y adolescentes.
Personalmente, como estudiante, pese a ser formado para trabajar 
escuela… nuestra formación era intrahospitalaria y enfocada al nivel 
remedial, vinculada a la patología.
Prácticamente la totalidad de los integrantes de las dos primeras 
generaciones de egresados de la formación universitaria de Psicomo-
tricidad (generaciones ’78 y ’80) conformamos al egresar un grupo de 
intercambio. Grupo que tomó contacto y buscó formación con psico-
motricistas de otros países, y que los invitó a trabajar en la formación 
continua de los integrantes de este grupo en Uruguay. Ellos también 
abrieron sus horizontes formándose con nosotros, y haciéndose cargo 
de la formación de los psicomotricistas en el Uruguay… 
Como se podrá ver, los cambios en los años siguientes fueron 
muchos y vertiginosos.
la EUTM Facultad de Medicina de la Universidad de la Repúbli-
ca, formamos a nuestros estudiantes en atención primaria de la 
salud.
diagnóstico y tratamiento psicomotor.
-
motricista.
temática de envejecimiento y vejez. 
3 En un primer momento, desde el año 1978 a 1992, la formación universitaria 
de los psicomotricistas del Uruguay no contemplaba el nivel del diagnóstico 
psicomotor. Implementar la formación en esa área fue una larga y dura lucha 
de formación académica dada desde la Licenciatura de Psicomotricidad EUTM 
CAPÍTULO 2:
La ampliación del campo disciplinar y del campo de acción profe-
sional ha sido enorme, en primer término, incorporando los ámbitos 
de la prevención y promoción de salud, determinando por ejemplo 
que hoy el 75% de las prácticas técnico profesionales de nuestros estu-
diantes se realicen en ámbitos no hospitalarios (guarderías, jardines 
de infantes, escuelas, centros de salud, etc.).
En segundo término, ampliando la clásica restricción a nivel de las 
capas etarias en las que los psicomotricistas interveníamos, ampliando 
el campo de acción a lo largo de todo el ciclo vital.
1.1. Cambios en los paradigmas de la formación 
de los psicomotricistas
1.1.1. LA FORMACIÓN EN ATENCIÓN PRIMARIA DE LA SALUD
En el año 1988 la Facultad de Medicina de la Universidad de la 
República comienza a implementar un profundo cambio de para-
digma en la formación de recursos humanos para la salud, creando 
formación en atención primaria de la salud de los diferentes recursos 
humanos que se forman en la facultad.
Este cambio ideológico llevó a cuestionar una formación con eje 
en el estudio de la patología y una práctica centrada en las interven-
ciones a nivel de dicha patología, para poder dar paso a otra donde 
se haga relevante la prevención y la promoción de salud, además del 
conocimiento de la patología.
También se cuestionó la formación centrada en la actividad intra-
hospitalaria, instrumentando una modalidad diferente que incluya 
en forma relevante actividades extrahospitalarias, desarrolladas en 
el ámbito comunitario.
La Carrera de Psicomotricidad participó activamente de estos 
cambios. Tal es así que el Consejo de la Facultad de Medicina creó 
tres nuevos cargos docentes de psicomotricistas especializados en 
estimulación temprana para cumplir funciones en atención primaria 
de la salud en centros dependientes del Ministerio de Salud Pública. 
Desde ese entonces, han sido ininterrumpidas las acciones de asis-
tencia y docencia que desde la Licenciatura de Psicomotricidad se 
realizan en ese sentido.
En su momento esta opción de formación fue muy resistida por 
parte de varios psicomotricistas… el trabajar fuera del hospital, el tra-
bajar sin una sala de Psicomotricidad, el interactuar en el extramuros 
con otros actores profesionales (pediatras, ginecólogos, psicólogos, 
maestros, enfermeras, asistentes sociales) provocaba muchas insegu-
ridades y cuestionamientos. 
La opción de trabajar en atención primaria de la salud en sectores 
social y económicamente desfavorecidos también fue resistido, como 
fue resistido el cambio de paradigma en la formación que se trasladó 
del modelo médico-remedial, centrado en la enfermedad, al modelo 
preventivo y de promoción de salud. Ésta ha sido una constante de 
compromiso social de nuestra Licenciatura que lleva casi 20 años de 
trayectoria4.
Las acciones emprendidas desde la Licenciatura de Psicomo-
tricidad de la EUTM Facultad de Medicina, para la formación de 
psicomotricistas en atención primaria de salud, han sido pioneras a 
nivel mundial. De alguna manera, en el reconocimiento de nuestro 
contexto histórico y de nuestra realidad social nos apartamos del 
modelo francés, creando estrategias de intervención novedosas y, porsobre todo, útiles para nuestra población5.
Desde hace pues dos décadas formamos psicomotricistas capaces 
de intervenir profesionalmente a nivel de la población infantil que por 
vivir en condiciones de pobreza tienen comprometido su desarrollo 
psicomotor.
Todas las acciones de promoción y prevención a nivel del desa-
rrollo psicomotor en Educación Psicomotriz las inscribimos dentro 
de las acciones de atención primaria de la salud. 
4 Recordemos que la consolidación de la formación en Educación Psicomotriz en 
la Facultad de Medicina es también el resultado de una dura batalla por validar 
esta práctica. Práctica que quedó legalizada para el ejercicio profesional de los 
de la EUTM Facultad de Medicina Universidad de la República y la Adminis-
la controversia de quién debía ser el responsable de la Práctica Psicomotriz 
Educativa, ya que consagró esta práctica dentro de la órbita profesional de los 
psicomotricistas.
5 No es casual que desde el gobierno de nuestro país se haya instrumentado un 
programa a nivel nacional, el Plan CAIF (Centro de Asistencia a la Infancia y a 
la Familia), con unos 300 centros CAIF en el país, donde varios de los progra-
mas de este plan tienen como soporte el trabajo de los psicomotricistas.
CAPÍTULO 2:
2. Atención primaria de la salud: 
tarea docente asistencial en Psicomotricidad6
Resulta pertinente dar cuenta de las variadas situaciones que se 
nos plantean a nivel de la asistencia y docencia en atención primaria 
de la salud con estudiantes de Psicomotricidad. Para ello hay que 
considerar, entre otros aspectos, los siguientes:
1) La integración de los psicomotricistas en el equipo de salud.
2) El diagnóstico de las características de la población a ser asistida.
3) La delimitación de las actividades a cumplir.
4) La instrumentación de estrategias en respuesta a las demandas de 
la comunidad.
5) La elaboración de un currículo adaptado a los estudiantes que 
concurren.
-
comotricidad, con formación hospitalaria, que han debido instru-
mentar su práctica asistencial y docente en comunidad. Este hecho 
profesional y ha posibilitado nuestra integración en equipos de salud 
en inserción en atención primaria. 
-
venio entre la Facultad de Medicina de la Universidad de la República 
y el Ministerio de Salud Pública a partir del cual se inicia el Programa 
Docente en la Comunidad de la Facultad de Medicina. Para poder 
llevar a cabo dicho programa, la facultad crea cargos docente-asis-
tenciales a ser desempeñados en centros de salud materno-infantiles 
dependientes del Ministerio de Salud Pública, situados en su mayoría 
en zonas periféricas de la ciudad de Montevideo7.
6 El presente acápite fue elaborado en base al trabajo presentado en el “Iº Con-
greso regional de atención temprana y Psicomotricidad EUTM”, en noviembre 
de 1994, organizado en Facultad de Medicina por la Comisión Sectorial de 
realizado en coautoría con Ionit Lamstein (ex profesor adjunto de la Licenciatura 
de Psicomotricidad. EUTM, Fac. de Medicina. Licenciada en Psicomotricidad. 
Médico Pediatra).
7 Desde noviembre de 1988 se trabaja en Psicomotricidad a nivel extrahospitalario 
en los centros de salud materno infantiles del Cerro y de Jardines del Hipódromo 
de la ciudad de Montevideo. Nuestro trabajo se desarrolla en el centro de salud de 
Jardines del Hipódromo situado aproximadamente a 15 kilómetros del centro 
de Montevideo. El número de controles y consultas en todas las especialidades 
allí realizadas durante el período de noviembre de 1991 a diciembre de 1992 
alcanzaron los 105.517 pacientes; 12.203 pacientes, es decir un 12,6% del total, 
Desde nuestro ingreso a los centros de salud, los desafíos plan-
teados fueron, en primer lugar, la integración como psicomotricistas 
al equipo de salud del centro, formado por docentes de la clínica 
pediátrica B, del área de salud mental, de la clínica ginecológica B, y 
de la escuela de enfermería de la facultad, en permanente coordinación 
con los pediatras y demás profesionales del centro.
En segundo lugar, se debía establecer la delimitación de las acti-
vidades a cumplir. A nuestro criterio el psicomotricista en atención 
primaria de la salud materno infantil tenía que cumplir las siguientes 
funciones:1) prevención primaria es decir, promoción y protección de 
la salud; 2) diagnóstico del desarrollo psicomotor, y 3) intervenciones 
terapéuticas breves.
En relación con la prevención primaria nos orientamos hacia dos 
aspectos: la búsqueda de elementos de riego del desarrollo psicomo-
tor, y la aplicación de instrumentos de screening del desarrollo por 
todos los integrantes del equipo. Tradicionalmente en recién nacidos 
y lactantes se evalúa y registra el crecimiento ponderal.
Recién en los últimos años aparecen consignados en el carnet 
pediátrico algunas conductas de desarrollo. Esto, si bien es un avance 
en la óptica que los pediatras tienen del desarrollo, resulta a todas luces 
se utiliza con cierta regularidad, como instrumento de screening, la 
pancarta de desarrollo del Centro Latinoamericano de Perinatología 
(CLAP). Una vez detectada una posible alteración del desarrollo con 
dicho instrumento, se hace la derivación a los psicomotricistas8.
2.1. El diagnóstico del desarrollo psicomotor
La evaluación del desarrollo psicomotor se realiza en base a la 
captación de los pacientes ya sea derivados por los pediatras, por otros 
profesionales y funcionarios del propio centro, o captados directa-
mente de la sala de espera por los propios psicomotricistas, respetando 
las siguientes etapas:entrevista, observación de la relación madre hijo 
constituyen la población infantil asistida en la consulta pediátrica. La asistencia 
en Psicomotricidad fue de aproximadamente 250 niños.
8 En el año 1989, apoyando esta política de prevención, realizamos, con los 
estudiantes de Psicomotricidad un trabajo de screening (tamiz) del desarrollo 
de la población preescolar que asiste al Jardín Asistencial N° 234 próximo al 
centro de salud. Los resultados de dicho trabajo fueron expuestos en coautoría 
con Ionit Lamstein en las XVII Jornadas Uruguayas de Pediatría, organizadas 
por la Sociedad Uruguaya de Pediatría en septiembre de 1989 bajo el título 
“Evaluación del crecimiento y desarrollo de la población preescolar del Jardín 
Asistencial 214”. 
CAPÍTULO 2:
y de la función materna, observación de los parámetros psicomotrices 
del niño, y aplicación de escalas de desarrollo estandarizadas por 
nuestro medio.
Al efectuar la entrevista, realizada con un modelo libre o semi 
dirigido –según las circunstancias–, hemos constatado que:
el control del desarrollo.
-
gida hacia el dominio tónico-postural, o hacia la hipotonía genera-
lizada tanto axial como distal, o a la demora de la adquisición de la 
posición sentada, o la demora en la adquisición de la marcha. En
otras situaciones se trataba de niños con cromosomopatía evidente 
(síndrome de down, etc.) o parálisis cerebral.
desarrollo psicomotor de sus hijos, sin estar relacionado este as-
pecto a la edad de la madre, nivel de instrucción (la mayoría tienen 
primaria incompleta) y presencia de más hijos.
2.2. En relación a las intervenciones terapéuticas breves
Las mismas se elaboran según la exigencia de cada caso clínico. 
terapéuticas apuntan a fortalecer el vínculo madre-hijo y a realizar 
señalamientos que permitan ofrecer al niño posibilidades de experi-
mentación sensorio-motriz.
Asimismo, hemos puesto especial atención en estimular la más 
temprana escolarización, en instituciones preescolares de la zona de 
los niños evaluados. Esta conducta tiene como objetivo que los niños 
comprendidos en la capa etaria que no concurre a la consulta pediá-
trica de control con la frecuencia que lo hacen los lactantes, tengan 
de alguna forma una asistencia institucional.
-
nes que surgen de nuestra tarea docente-asistencial en comunidad y 
que intentaremos resumir en unos pocos puntos.
En primer lugar, el proceso de sensibilización por parte de docen-
tes y estudiantesa una realidad que no conocían de cerca. Recordemos 
aquí que las características de la población a la que se asiste en el centro 
hecho es 
aún más relevante si tenemos en cuenta que según el CLAEH9, el 45% 
9 Centro Latinoamericano de Economía Humana.
de los niños uruguayos crecen en condiciones de vida por debajo de 
los límites de la pobreza.
En segundo lugar, la búsqueda de nuevas formas de aproxima-
ción a la población como son las actividades en la sala de espera 
y las actividades con los binomios madre-hijo en grupo. En tercer 
lugar, la conceptualización de la práctica de atención primaria desde 
sus aspectos preventivos. En cuarto lugar, la visión del trabajo en un 
equipo multidisciplinario diseñado para la asistencia pediátrica en el 
primer nivel de atención.
El tipo de patologías observables en este primer nivel de atención, 
es esencialmente diferente de la que los estudiantes de Psicomotri-
cidad pueden conocer en sus prácticas hospitalarias en los servicios 
de neuropediatría y en la clínica psiquiátrica pediátrica de nuestra 
facultad.
Todas estas consideraciones no hacen más que apoyar nuestra 
convicción de que el Programa Docente en la Comunidad, aunque con 
los psicomotricistas, para los estudiantes de Psicomotricidad y para 
la población de la comunidad.
CAPÍTULO 3
Niveles de intervención 
en educación psicomotriz1
Existen hechos que hacen que el nacimiento y el desarrollo de la Psicomotricidad como disciplina en Uruguay, tenga ciertas 
particularidades que de algún modo la hacen muy singular. En pri-
como una réplica del trabajo disciplinar y profesional de la Francia 
de la época. 
La singularidad es que quien cobija a la Psicomotricidad (conce-
bida en ese entonces sólo como una técnica) es el Instituto de Neuro-
logía de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República. En
dicho marco institucional, la Psicomotricidad se desarrolla, creándose 
a partir del año 1978 la formación universitaria de psicomotricistas, 
primero como técnicos en reeducación psicomotriz, y a partir del año 
de egreso consolidado como un profesional con un ejercicio liberal 
de la profesión.
Los Licenciados en Psicomotricidad del Uruguay tienen hoy un 
título universitario habilitado por el Ministerio de Educación y Cul-
tura, por el Ministerio de Salud Pública y con un ejercicio liberal de 
la profesión regido por ley. 
1 Elaborado en base al trabajo “Niveles de Intervención en Educación Psicomotriz. 
15 años de docencia en la Universidad de la República”, publicado en la Revista 
Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales nº 22, mayo, España 
[www.iberopsicomot.net].
1. El modelo de formación en la Facultad de Medicina, 
Como veíamos, la Psicomotricidad –y quienes la practicaron en un 
principio– fue resultado de una réplica de la Psicomotricidad francesa 
de la época. Pero su desarrollo, la realidad social, el contexto histó-
rico, y hasta las características de la institución que le dio albergue, 
la Facultad de Medicina, coadyuvaron para que los psicomotricistas 
uruguayos fuésemos construyendo líneas de trabajo disciplinar y pro-
fesional y niveles de formación diferentes del modelo francés. Estos 
aspectos determinaron, entre otras varias cosas:
La enseñanza de grado 
de la disciplina se realizó desde siempre mediante la asistencia 
clínica de pacientes. Luego, al incorporarse otras áreas, se comenzó 
el trabajo directo con la normalidad. La enseñanza entonces parte 
de la asistencia clínica desarrollada en servicios de la Facultad 
de Medicina (servicios de neuropediatría, pediatría, psiquiatría 
infantil, centros de salud) donde el estudiante de Psicomotricidad 
primero observa la práctica psicomotriz de su docente, y luego 
junto a él y bajo su supervisión, a partir de la adquisición de co-
nocimientos, destrezas y habilidades, va asumiendo niveles cada 
vez más importantes de responsabilidad asistencial. 
-
les. Como señalamos en el punto anterior, estas prácticas siempre 
se realizan en pequeños grupos de estudiantes, con su docente de 
práctico y en diferentes servicios. En el currículum de grado actual, 
que tiene una estructura curricular de licenciatura, está prevista 
una carga global de 3.600 horas, con cuatro años de duración. 
Del total, 1.600 horas son de prácticas técnico-profesionales de 
Psicomotricidad, presenciales, distribuidas en tres años lectivos. 
Psicomotricidad primero tome contacto con la normalidad del ciclo 
vital y luego con la clínica. Hemos trabajado mucho para que en 
su formación de grado el estudiante primero se forme en contacto 
con “la normalidad” y luego con la clínica.
formación de grado realizada en interdisciplina. Las prácticas téc-
nico-profesionales de grado se desarrollan en una multiplicidad de 
áreas descriptas, como veremos más adelante, mediante convenios 
con varias instituciones (servicios de la Facultad de Medicina, 
del Ministerio de Salud Pública, de la Intendencia Municipal de 
CAPÍTULO 3:
Montevideo, del Instituto Nacional del Niño y del Adolescente del 
Uruguay, de la Administración Nacional de Educación Pública), 
donde nuestros docentes desempeñan funciones docente asisten-
ciales junto con los estudiantes de grado. Es decir que desde un 
comienzo toman contacto con otros profesionales y con estudian-
tes de dichas profesiones en su trabajo diario. 
-
jetivación y evaluación del proceso de aprendizaje de los estudiantes 
de Psicomotricidad, válidos para la institución universitaria. Éste ha 
sido un punto fundamental de nuestro aprendizaje como grupo 
docente, y por su importancia lo desarrollaremos más adelante 
de Psicomotricidad en la práctica psicomotriz educativa.
educación, y clínica a lo largo del ciclo vital para que el egresado sea 
un profesional liberal que pueda tener un ejercicio en el ámbito de la 
educación y en el ámbito sanitario. Como respuesta a las necesida-
des de nuestro país, y a diferencia de varias de las formaciones de 
psicomotricistas en Europa, la formación planteada desde nuestra 
institución, y a partir del plan de estudios vigente en el año 1990, 
formación que lo habilite al ejercicio profesional en el ámbito de 
el currículo descriptivo y temático de grado, y fundamentalmente 
en el currículo oculto, es decir, en la práctica diaria del estudiante 
de Psicomotricidad. En el currículo descriptivo y en el planteo de 
las prácticas técnico-profesionales se plantea un camino que co-
mienza en el ciclo de formación en atención primaria de la salud, 
ciclo de diagnóstico y tratamiento del ciclo vital y en clínica de 
lactantes, camino siempre recorrido en forma interdisciplinar.
 En realidad, una concepción amplia de salud debe necesaria-
mente incluir a la educación. La salud como sistema debe com-
-
ligadas, entonces, a la concepción y acciones de educación para 
la salud. Claro que muchas veces asimilamos sin más el concep-
to de salud al modelo de servicios sanitarios o de “servicios de 
salud”, donde el paradigma conceptual generalmente responde 
al viejo modelo médico de enfermedad, en el que la clínica, la 
semiología, el diagnóstico, el pronóstico, la terapéutica y la cura 
se deben suceder. En dicho modelo queda poco espacio, a nivel 
de la práctica (no del discurso) para aspectos preventivos, para 
aspectos educacionales. 
 Como ciudadanos, como “usuarios” estamos acostumbrados 
a recurrir a la Sanidad, a los servicios de salud, cuando estamos 
enfermos o cuando pensamos que podemos estarlo… por otro 
lado, estas organizaciones pueden tener otro discurso, pero en la 
realidad esperan que concurramos a ellas efectivamente cuando 
estamos enfermos. Esto sucede especialmente en países donde los 
factores sociales y la pobreza inciden en forma descarnadamente 
indecorosa en el normal desarrollo de nuestros niños, en donde 
deberíamos priorizar una salud pública volcada a la atención pri-
maria de la salud. Obviamente, esto no se cumple. Recordemos por 
ejemplo que en el año 1948 la Organización Mundial de la Salud 
planteó ellema: “Salud para todos en el año 2000”, y en 1981 fue 
la meta a alcanzar por dicha organización… No son necesarios 
llega a ello. 
 Hoy en el Uruguay uno de los temas más preocupantes de 
salud pública es el embarazo adolescente, y que 6 de cada 10 niños 
nazcan por debajo de la línea de pobreza teniendo, por lo tanto, 
comprometido su desarrollo psicomotor y lógicamente su futura 
escolaridad, y reproduciendo y multiplicando el círculo de la po-
breza (que más que círculo se convierte en espiral). 
 Veamos ahora de qué hablamos en Psicomotricidad cuando 
hablamos de educación, y de qué hablamos cuando hablamos 
de salud, de sanidad, y de clínica psicomotriz. Si analizamos los 
sistemas de salud y los sistemas educativos de los diferentes países 
vemos que ambos coexisten en forma paralela, pero hay pocos 
puntos de contacto entre ellos. La formación, el campo de prácticas 
y las concepciones ideológicas (en tanto cuerpo de ideas) caminan 
por carriles separados. Estos carriles a veces se encuentran, pero 
 En nuestra experiencia, cuando el sistema de salud se encuen-
tra con el sistema educativo es desde una enorme asimetría… 
los que venimos del campo de la “salud” lo hacemos desde otro 
lugar… generalmente desde uno de poder, desde un lugar donde 
existe poca escucha de lo que sucede, y fundamentalmente de lo 
que sucede a nivel de lo cotidiano.
 Es así que aún perduran las concepciones de “educación espe-
cial” basadas en las viejas ideas de la atención médico-pedagógica. 
Es así que perduran en muchos de nuestros países, y en el Uruguay 
en especial, la separación de la educación “normal” y la educación 
CAPÍTULO 3:
“especial”, desconociendo el muy largo camino transitado desde 
hace ya varios años en los países anglosajones y en Europa en el 
campo de la integración educativa y en el campo de la inclusión.
 Pero es común que los campos de la salud y de la educación en 
varios países europeos caminen por espacios separados… Ponga-
mos como ejemplo lo que sucede con la formación de los psico-
motricistas en Francia. Allí se forman en dos campos diferentes, 
o en la educación o en la sanidad. Aquel psicomotricista formado 
en el campo de la educación no podrá jamás trabajar en el campo 
de la salud. Por otro lado, el psicomotricista formado en el campo 
de la salud jamás podrá formarse en el campo de la educación. O 
se forma y se trabaja en la educación o se forma y se trabaja en la 
salud. No existen otras posibilidades.
 Desde hace casi treinta años la Facultad de Medicina de la 
Universidad de la República forma psicomotricistas, los actuales 
Licenciados en Psicomotricidad. En un comienzo, la formación de 
los psicomotricistas estaba concebida como una formación clínica 
que terminaba en un especialista en estimulación temprana y en 
-
lógicas). Se trabajaba pura y exclusivamente a nivel hospitalario, 
sin contacto con las escuelas ni los liceos.
 En la actualidad, tenemos una concepción diferente de lo que 
debe ser un psicomotricista. Como venimos mencionando, la for-
mación técnico profesional de los licenciados en Psicomotricidad 
que egresan de la Facultad de Medicina, abarca el campo de la 
atención primaria de la salud, el campo de la educación psicomo-
triz, del diagnóstico y tratamiento psicomotriz inserto en equipos 
interdisciplinarios hospitalarios en servicios de psiquiatría infantil, 
de neuropediatría y pediatría y el campo de la clínica de bebés, 
con bebés internados en las clínicas pediátricas de la Facultad de 
Medicina.
 Antes no salíamos del hospital… hoy la mayoría de las prác-
ticas se realizan fuera de él, en centros de enseñanza, en centros 
de salud, y solo el 25% se realiza en servicios hospitalarios.
 Cada vez es más notoria la necesidad de psicomotricistas con 
una formación integral, que estén capacitados para el trabajo tanto 
en el nivel clínico como en el nivel educativo. Esto ha sido plan-
teado desde la concepción académica del currículo. Desde nuestra 
concepción no deben existir barreras en la formación, aunque 
luego sí existan barreras desde los propios sistemas de salud y de 
educación.
 Nuestros estudiantes durante su formación y nuestros profe-
sores en su trabajo diario, transitan, circulan, trabajan y se com-
prometen en forma simultánea con ambos sistemas. Se forman 
en educación, se forman en clínica, conocen y conviven en ambos 
sistemas. Construyen puentes entre ambas realidades, sufren las 
contradicciones, las desconexiones, y las diferentes lógicas y di-
námicas que imperan en ambos mundos…
 Y luego está lo que el desarrollo del currículum explícito no 
recoge, el currículum oculto, el esfuerzo permanente de ir y venir 
entre “lo normal” y lo “patológico”, la posibilidad de tener contacto 
permanente con poblaciones que “cumplen con lo esperado para 
su edad” y el contacto con las “desviaciones del desarrollo”.
 Ésta es –y se debe reconocer así– una muy particular y original 
formación de psicomotricistas, pero es una formación que respon-
de a las necesidades del país y de la región. Formamos expertos en 
salud mental, especialistas en desarrollo, para un país que tiene 
a más del 50% de su población infantil con un desarrollo normal 
comprometido por vivir bajo la línea de la pobreza. 
2. La Psicomotricidad en la educación: 
Desde el año 1990 la Licenciatura de Psicomotricidad de la EUTM, 
Facultad de Medicina-Universidad de la República contempla en el 
currículum de grado de los Licenciados en Psicomotricidad la forma-
ción en educación psicomotriz. Desde hace ya varios años contamos 
con un convenio interinstitucional con la Administración Nacional 
de Educación Pública del Uruguay para que desde la Universidad se 
realice la práctica psicomotriz educativa. Ya son muchos los Jardines 
-
cidad y, lo que es fundamental, con psicomotricistas formados para 
realizar esta práctica.
de la profesora Soubiran, de la profesora Desobeau y del profesor 
Lapierre, y de lineamientos de trabajo construidos desde nuestra 
propia Universidad a partir del trabajo con sectores de pobreza. Esto 
nos ha permitido desarrollar la educación psicomotriz en diferentes 
niveles: en la sala de Psicomotricidad y en la práctica en talleres de 
-
CAPÍTULO 3:
zadas adolescentes, binomio madre adolescente-hijo, intervenciones 
en el desarrollo temprano, etc.
Plantearemos a continuación las líneas de trabajo y de construc-
ción de conocimientos desarrolladas desde la Licenciatura que se 
enmarcan en la concepción de educación psicomotriz:
-
cativa;
Se puede apreciar que las acciones enumeradas en esta relación 
son también entendidas como niveles de intervención en atención 
primaria de la salud, en tanto acciones de prevención. Esto es suma-
mente interesante ya que existe un hilo conductor coherente entre la 
asignatura Psicomotricidad I. Atención Primaria de la Salud (duración 
un año, 440 horas presenciales de práctica técnico-profesional) y la 
asignatura Psicomotricidad II. Educación Psicomotriz y Formación del 
Rol del psicomotricista a través del trabajo corporal (duración un año, 
520 horas presenciales de práctica técnico-profesional).
Debemos aclarar que dichas acciones, a lo largo de estos años, se 
han cumplido desde el área de educación psicomotriz y desde el área 
de atención primaria de la salud de la Licenciatura de Psicomotrici-
dad, y no siempre al mismo tiempo ni en las mismas instituciones 
educativas.
2.1. La práctica psicomotriz en sala de Psicomotricidad
del profesor Bernard Aucouturier en la formación en este área y en 
la práctica diaria. Desde el año 1989 se comienza a trabajar en la 
Licenciatura en esa línea, primero en forma experimental, luego ya 
como un área integrada al currículum. 
Como mencionáramos, desde el año 1991 está en vigencia un 
convenio interinstitucional entre nuestra Licenciatura y la Adminis-
tración Nacional de Educación Pública que ha permitido por un lado 
el desarrollo de la práctica psicomotriz educativa como un espacio de 
formación en Psicomotricidad,y por otro que se legalice esta práctica, 
ya que es la propia Administración Pública de Educación quien la 
el responsable de la misma.
2.2. Evaluación psicomotriz poblacional
La experiencia clínica acumulada durante más de tres décadas 
en los diferentes servicios asistenciales de niños de la Facultad de 
Medicina por nuestros docentes puso de relieve la importancia de la 
detección precoz de alteraciones del desarrollo y especialmente de las 
de estandarizar, para nuestra población, instrumentos de evaluación, 
y en otros casos de construir instrumentos de evaluación válidos. 
Por razones de obvio compromiso social, las acciones desarrolladas 
desde nuestra Universidad siempre han estado dirigidas a la pobla-
ción de riesgo social (existen varias publicaciones de investigaciones 
realizadas en nuestra Facultad en este campo).
A partir de la interrelación de áreas de formación de la Licen-
ciatura surge la inquietud de crear espacios en las escuelas comunes 
(de educación normal o escuelas regulares, según el país), para la 
Es así que desde el dispositivo asistencial de los talleres de grafo-
motricidad instrumentados a nivel de la clínica psicomotriz (servicio 
de neuropediatría y servicio de psiquiatría pediátrica de la Facultad 
de Medicina y Licenciatura de Psicomotricidad, EUTM) son recrea-
das las estrategias y repensados los objetivos, y así se conciben y se 
2 en el ámbito 
educativo. En ellos los objetivos son claramente pedagógicos, de apoyo 
a la labor del maestro de clase y en consonancia con los académicos 
del grado que se cursa. 
2 Puede hallarse información desarrollada al respecto en: Henig, Ingrid y Paolillo, 
Gabriela en el Congreso Regional de Psicomotricidad –“Desarrollo, Aprendizaje 
y Psicomotricidad”–, año 2000 (organizado por nuestra Licenciatura y por la Aso-
ciación Uruguaya de Psicomotricidad), llamado “Talleres de educación del gesto 
(Jardines de Infantes N° 213 y N° 260). Licenciatura de Psicomotricidad, EUTM, 
Facultad de Medicina. Publicado en la Revista Iberoamericana de Psicomotricidad 
y Técnicas Corporales, Nº 2, mayo de 2001, España (www.iberopsicomot.net).
CAPÍTULO 3:
Objetivos de los Talleres:
-
fomotor:
por la estética; 
-
sarrollo de la habilidad manual; 
- organización de la actividad, con respecto a la utilización de 
los materiales y la secuencia de los distintos momentos que 
hacen a la tarea;
- adecuada prensión manual;
- coordinación óculo-manual;
- integración de ambos hemicuerpos en la actividad;
-
bro-brazo) y a nivel distal (mano-dedos);
- favorecer el proceso de lateralización;
- exploración de las distintas direcciones y orientaciones en el 
- ajuste postural.
especializado.
Como estos talleres a lo largo del tiempo se han instrumentado 
en los últimos niveles del preescolar y en los primeros años del ciclo 
escolar, permiten realizar un trabajo de replantear los objetivos, las 
estos dos subsistemas educativos y tender puentes de entendimiento 
entre los actores de ambos.
Es interesante realizar el proceso de instrumentación en forma 
conjunta con los maestros de clase, eso permitirá por ejemplo la dis-
cusión y revisión de las estrategias y materiales utilizados hasta el 
para el trabajo. 
2.4. Formación permanente del personal docente 
de las instituciones educativas
El trabajo interdisciplinario depara múltiples espacios de forma-
ción para todos los integrantes del equipo. El encuentro desde los 
diferentes enfoques disciplinares, la posibilidad de la construcción 
de códigos comunes a partir de miradas diversas, los conceptos y 
preconceptos provenientes de formaciones de base distintas, permi-
ten al equipo multidisciplinario comenzar un complejo y muy rico 
proceso de aprendizaje. 
A este proceso que realiza el equipo, para posibilitar que la tarea 
sea profundamente creativa, hay que sumarle espacios de formación, 
disciplina, o mejor dicho, los psicomotricistas con capacitación para 
brindar formación por vía corporal, pueden aportar y mucho a la 
formación permanente del personal docente.
Formación teórica:
Es necesario que el 
equipo docente de la institución educativa conozca y comparta 
los objetivos de la práctica psicomotriz. 
pedagógico de cada centro educativo con sus características parti-
culares. Se necesita construir un proyecto en común, un proyecto 
pedagógico compartido. En nuestra opinión la práctica psicomotriz 
educativa solo debe realizarse en un marco de coherencia pedagó-
gica. No todas las instituciones educativas comparten los objetivos 
de esta práctica ni comparten la forma de implementarlos. 
interdisciplinario, acordando estrategias en común, y tentando al-
canzar una tarea interdisciplinar con momentos de transdisciplina. 
Trabajo corporal con los educadores:
propio cuerpo 
del educador y sus sensaciones en relación con las otras personas, 
los objetos, el espacio y el tiempo, permitiéndole vivenciar, pasar 
por el cuerpo, el conocimiento ya adquirido a nivel teórico.
2.5. Apoyo al proceso de integración/inclusión
que en el Uruguay jamás se ha realizado un proceso global de inte-
CAPÍTULO 3:
gración, y mucho menos se ha transitado hacia el proceso de inclu-
consagrado por ley, tiene en la práctica múltiples restricciones en su 
ejercicio, puesto que hasta ahora no ha existido una clara voluntad 
política de las autoridades de la Educación Pública que, a través de 
Tampoco han existido debates amplios sobre esta temática, que 
habiliten a que la discapacidad y las personas con necesidades educativas 
especiales sean tratadas como sujetos de derecho (y no como muchas 
veces sucede, mal tratadas, desde una postura asistencialista).
¿Cuál es el rol de los psicomotricistas en la integración? Tal vez esta 
pregunta merece varias respuestas… y seguramente serán diferentes 
según el país… En primer lugar, el psicomotricista que trabaja en 
atención temprana desde el momento mismo que recibe a la familia 
deberá trabajar junto a los padres y al equipo, sobre las expectativas 
de estos respecto del futuro del niño. Entre las preguntas que los 
padres de niños diferentes se formulan están las siguientes: ¿él podrá 
aprender?, ¿él irá a la escuela?
También el psicomotricista cumple un rol muy importante en el 
equipo de trabajo que apoya la integración escolar, diseñando estra-
tegias que hagan posible el proceso de integración, seleccionando, 
junto al equipo y a los padres la institución educativa abierta a la 
integración, haciendo señalamientos y sosteniendo al equipo peda-
gógico de la institución educativa, interviniendo en las adaptaciones 
curriculares.
El papel del psicomotricista en el proceso de inclusión está deter-
minado y favorecido por su formación, que le permite conocer al 
niño desde la mirada psicomotriz, y desde ella, contribuir al diseño 
de un proyecto educativo que no solo sea pensado para el niño con 
necesidades educativas especiales, sino que habilite a un proyecto 
educativo pensado para los educadores, para los compañeros de clase 
y repercuta en la sociedad.
2.6. Talleres con padres
Como parte de la tarea de la práctica psicomotriz educativa ya están 
previstas instancias de trabajo con los padres de los niños, que pueden 
ser espacios muy ricos para analizar aspectos generales de la crianza. 
Asimismo, a demanda de los padres o de otros integrantes del equipo 
de las instituciones educativas, nuestros docentes y también los estu-
diantes de la Licenciatura han organizado talleres, charlas y dinámicas 
con padres sobre diferentes aspectos de los criterios de crianza.
3. La formación del estudiante de grado 
de Psicomotricidad en educación psicomotriz
Como ya lo establecimos más arriba, el estudiante de Psicomo-
tricidad participa de un proceso formativo durante su tránsito curri-
cular en la Licenciatura, que lo forma para los diferentes niveles de 
intervención psicomotriz, tanto en el ámbito educativo como en el 
ámbito sanitario.
tiene en forma concomitante y coordinada:
El estudiante 
concurre en un grupo pequeño con suscompañeros de generación, 
a sesiones de educación psicomotriz, coordinadas por su docente 
psicomotricista, en un primer tiempo como observador y al poco 
tiempo ingresando a sala a trabajar en las sesiones con los niños. 
Duración: un año, 8 horas semanales.
 Duración: 
un año, 3 horas semanales.
 Duración: un año, 2 horas semanales.
No nos extenderemos ahora en la formación corporal, pero sí 
pensamos que es bueno, porque es muy ilustrativo de los objetivos 
docentes a alcanzar, plantear aquí el instrumento de evaluación de 
la práctica psicomotriz educativa con que los docentes evalúan la 
actuación contínua del estudiante. Este instrumento fue elaborado, 
por el equipo docente de la Licenciatura en el año 1994, junto a los 
instrumentos de evaluación continua de la práctica en atención pri-
maria de la salud y de la práctica en diagnóstico y tratamiento psi-
comotriz3. Cada uno de estos instrumentos es diferente, y cada uno 
está diseñado para la evaluación de una práctica, teniendo en cuenta 
En el actual régimen de evaluación de nuestra Licenciatura un 
estudiante aprueba un curso teórico práctico si ha tenido más del 
3 El equipo docente de la Licenciatura de Psicomotricidad (EUTM, Facultad de 
Medicina, Universidad de la República) en el año 1994 con el asesoramiento 
de la Lic. Cristina Contera del Departamento de Ciencias de la Educación de la 
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la 
República diseñó los instrumentos de evaluación continua de las diferentes prác-
-
tro de la práctica psicomotriz ha sufrido cambios desde el año 1994 producto 
Gabriela Paolillo, Mariana Camacho, Ingrid Henig, Sandra Ravazzani, Magela 
Pizzorno, María Rosa Peceli y Juan Mila).
CAPÍTULO 3:
80% de asistencia a las clases dictadas, y ha obtenido una evaluación 
continua satisfactoria. Exonera de examen si además ha obtenido un 
promedio satisfactorio en las pruebas parciales. 
Pero la instancia de evaluación que más pesa, a la hora de dar una 
evaluación global del estudiante, es la evaluación continua. Ésta es 
una evaluación que el docente va realizando a lo largo del año lectivo 
a medida que el estudiante primero observa las sesiones de educa-
ción psicomotriz coordinadas por su docente de grupo, luego cuando 
comienza a ingresar a la sala de Psicomotricidad a participar en las 
En la instancia de evaluación continua se analiza la adquisición de 
conocimientos, habilidades, destrezas, procedimientos, y la construc-
ción del rol profesional. Se deben tener en cuenta las características 
de la institución educativa, así como el encuadre de la práctica y la 
conformación del grupo de estudiantes. Este sistema de evaluación, 
siempre perfectible, nos ha permitido establecer criterios de objeti-
vación del proceso de aprendizaje de los estudiantes.
Temerosos de caer en subjetividades, o de análisis simplistas y cuasi 
anecdóticos de la construcción del rol profesional, primero al pensar y 
realizar la construcción de este instrumento, y luego en su aplicación 
-
tándonos el proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes. 
Cada uno de los ítems que debemos evaluar es el resultado pri-
mero, de un largo proceso de discusión y representación del rol pro-
fesional del psicomotricista, que luego de “aislado” y conceptualizado 
por los docentes como importante en la formación curricular, debe 
ser pasible de ser “aprendido” por el estudiante a partir de la función 
docente del psicomotricista docente.
Se establece así una interesante dialéctica en el proceso de apren-
dizaje, que ya no es solo un proceso individual transitado en solitario 
por el estudiante. Es también un proceso de aprendizaje grupal, y es 
un proceso de aprendizaje para el psicomotricista docente, que debe 
ayudar a aprender, y a adquirir conocimientos, destrezas, habilidades y 
procedimientos. Este instrumento de evaluación no es “llenado” como 
de los estudiantes. Su utilización nos ha permitido, además, el esta-
blecimiento, por parte del grupo docente de criterios de evaluación 
compartidos, a nivel conceptual.
E V ALUAC IÓN C ONT INUA 
E S TU D IA N TE : __________________________________ 
Fecha:
MUY
INSATISF. INSATISF.
CASI
SATISF.
APENAS
SATISF. SATISF.
MUY
SATISF. EXCEL.
 0-16% 17-33% 34-49% 50-60% 61-79% 80-89% 
 90-
100% 
 1- OB S E R V AC IÓN E INTE R C AMB IO G R UP AL. 
Capacidad de observación 
Capacidad de construir un saber grupal 
Maleabilidad del proceso de interrelación teórico-práctIco 
 2- R O L. 
 Actitud corporal 
 Capacidad para hacer evolucionar situaciones 
 Capacidad de escucha 
 Expresividad motriz (comunicación) 
 Manejo de voz y lenguaje 
 Manejo de límites (ley y seguridad) 
 Relación con el niño 
 Relación con el docente 
 Relación con la institución 
 Relación con los padres 
 3- R E S P O N S A B ILID A D (aspectos curriculares y encuadre). 
Asistencia y puntualidad 
Responsabilidad en la entrega de trabajos 
Aplicación de pruebas y registro 
Observación de parámetros de un niño 
Observación de situaciones de juego 
Observación de psicomotricista (coordinador y ayudante) 
Observación de sesión completa 
Intervención en T.G.G. (aportes) 
Elaboración de informes 
Participación en entrevistas con padres 
 C O M E N TA R IO : 
CAPÍTULO 3:
Fotos 1 y 2. Trabajo en la sala de Psicomotricidad del Jardín de Infantes Enriqueta Compte 
y Riqué. Montevideo. Convenio ANEP – Licenciatura de Psicomotricidad, EUTM Facul-
tad de Medicina.
Foto 4. Sala de Psicomotricidad. Jardín de Infantes N 91 Ciudad de Paysandú. Convenio 
ANEP – Licenciatura de Psicomotricidad EUTM Facultad de Medicina.
Foto 3. Sala de Psicomotricidad. Jardín de Infantes Euskal Erria. Montevideo. Convenio 
ANEP – Licenciatura de Psicomotricidad EUTM Facultad de Medicina.
La supervisión clínica en Psicomotricidad1
El vocablo clínica, tuvo como acepción original denominar “aquello que se aprende al lado de la cama del enfermo”. Es por ello que el 
término está indisociablemente ligado a las intervenciones diagnós-
ticas y a las intervenciones terapéuticas. Esta acepción, habitual en 
medicina, es válida también para la Psicomotricidad.
-
motricidad es, desde el año 1990, un título profesional habilitante con 
formación teórico-práctica. Por ello el psicomotricista puede actuar 
en estimulación, educación, reeducación y terapia psicomotriz, siendo 
asesoría técnica e investigación2. La profesión del psicomotricista está 
regulada en este país por Ley, y habilitada por el Ministerio de Salud 
Pública y por el Ministerio de Educación y Cultura.
Hace ya varios años que actuamos en el campo de la supervisión 
1 Elaborado en base a la -
silera de Psicomotricidad (Fortaleza Ceará, Brasil, septiembre de 2007), y a la 
conferencia “El rol de la supervisión clínica en Psicomotricidad”, dictada por 
Juan Mila en el 26º Universidad de Verano, coloquio “Emociones y Psicomo-
tricidad. Nuevas miradas sobre los trastornos del desarrollo sus tratamientos” 
(julio de 2007, París). 
2 Programa Oficial. Licenciado en Psicomotricidad. Escuela Universitaria de 
Tecnología Médica, Facultad de Medicina, Universidad de la República, 1990, 
Montevideo.
este campo de la Psicomotricidad. Primero hemos supervisando 
nuestro trabajo clínico con supervisores psicoanalistas y también 
con supervisores psicomotricistas (muchas veces supervisando entre 
pares). Luego, a partir de nuestra experiencia clínica, y a demanda de 
nuestros colegas, hemos supervisado el trabajo clínico de psicomotri-
cistas de nuestro país y de grupos de psicomotricistas en el extranjero. 
Por ello, a partir de nuestra experiencia reconocemos en la supervi-
Si bien se trata de un tema poco o nada abordado en la bibliografía 
un campo de actuación profesional del psicomotricista con formación 
clínica y con formación para realizar las supervisiones clínicas de 
colegas psicomotricistas clínicos. Creemos entonces necesario abrir 
opinión y plantear debate sobre este campo. 
-
cistas en el Uruguay ha tenido

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