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FARMACOLOGIA I FARMACOLOGIA DE LAS HORMONAS TIROIDEAS Y FARMACOS ANTITIROIDEOS GRUPO DE FARMACOLOÍA ENDOCRINOLÓGICA COORDINADOR: Dr. Alexis Mejías Delamano Colaborador: Dr. Santiago Andrés Frid TERCERA CATEDRA DE FARMACOLOGÍA FACULTAD DE MEDICINA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES (U.B.A.) AÑO 2014 2 Farmacología de las Hormonas Tiroideas y Fármacos Antitiroideos. Terapia del Cáncer de Tiroides Tercera Edición. Año 2014 Autores Mejías Delamano, Alexis Médico (U.B.A.) Médico Residente de Psiquiatría, Hospital Zonal General de Agudos “Manuel Belgrano”, Partido de General San Martin, Provincia de Buenos Aires Médico Especialista en Medicina de la Industria Farmacéutica (U.B.A.) Jefe de Trabajos Prácticos, Tercera Cátedra del Departamento de Farmacología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (U.B.A.) Frid, Santiago Andrés Médico (U.B.A.) Médico Residente de Endocrinología, Unidad Asistencial por + Salud Dr. Cesar Milstein, Ciudad Autónoma de Buenos Aires Ayudante de Primera, Tercera Cátedra del Departamento de Farmacología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires (U.B.A.) 3 INDICE TEMATICO Página Introducción............................................................................................................... 4 Glándula Tiroides y Hormonas Tiroideas………………………………..………..….. 4 Síntesis de las Hormonas Tiroideas.......................................................................... 6 Conversión de tiroxina (T4) a triyodotironina (T3) en los tejidos periféricos…..….. 9 Transporte plasmático de las Hormonas Tiroideas……………………………..…… 10 Mecanismo de acción de las Hormonas Tiroideas……………………………...…… 11 Acciones Farmacológicas de las Hormonas Tiroideas.............................................. 11 Farmacocinética de las Hormonas Tiroideas…......................................................... 15 Indicaciones terapéuticas……………………………………………………….……… 16 Patologías de las Hormonas Tiroideas………………………………………….......... 17 Hipotiroidismo............................................................................................................ 17 Hipertiroidismo........................................................................................................... 19 Drogas antitiroideas…............................................................................................... 20 Drogas que disminuyen la síntesis de hormonas tiroideas....................................... 21 Drogas que disminuyen la liberación de hormonas tiroideas................................... 24 Drogas que inhiben la conversión periférica de T4 a T3............................................ 27 Drogas que inhiben las acciones periféricas de las hormonas tiroideas..................................................................................................................... 28 Bibliografía consultada…………………………………………………………………. 28 4 FARMACOLOGÍA DE LAS HORMONAS TIROIDEAS Y FARMACOS ANTITIROIDEOS. Introducción La glándula tiroides, como otros órganos endocrinos, puede secretar hormonas en menor o mayor cantidad, de acuerdo a las distintas condiciones fisiológicas o patológicas. En relación a los primeros indicios de utilidad de las hormonas tiroideas en la práctica clínica, Murray en el año 1891 advirtió que Betancourt y Serrano de Lisbon habían informado la mejoría de un paciente mixedematoso luego del transplante de una glándula tiroides de oveja bajo su mama. Murray encontró razonable creer que una mejoría similar podría producirse mediante la inyección de un extracto de glándula tiroidea. Murray remojó los cortes de tiroides de oveja en glicerina fenolizada durante 24 horas, los filtró a través de un pañuelo esterilizado y los inyectó en una mujer mixedematosa. Las inyecciones repetidas trajeron una mejoría clínica evidente. Luego se administraron estas preparaciones por boca. Estos preparados han sido reemplazados a través de la síntesis química por las hormonas tiroideas puras: T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina). Glándula Tiroides y Hormonas Tiroideas La glándula tiroides de un adulto pesa 15-20 gramos, contiene 2 lóbulos unidos por un istmo que envuelven las caras anterolaterales derecha e izquierda de la tráquea. La gandula tiroides se sitúa inmediatamente por debajo y por delante de los cartílagos laríngeos. Se encuentra a medio camino de la escotadura yugular y el cartílago tiroides. Histológicamente, está formada por 2 tipos de células con función endocrina: las células C o parafoliculares que segregan calcitonina, un polipéptido que interviene en el metabolismo del calcio y fosforo y por las células foliculares (también llamadas tirocitos) que producen las hormonas fenólicas de bajo peso molecular, derivadas de la tirosina: la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3), denominadas hormonas tiroideas. Las hormonas tiroideas son esenciales para el crecimiento y el desarrollo normal de diferentes tejidos y órganos cumpliendo un rol importante en el metabolismo energético. (Ver figura 1) Figura 1 – Glándula tiroides y sus relaciones anatómicas 5 La glándula tiroides se encuentra regulada por el eje hipotálamo-hipofiso-glandular. El hipotálamo segrega la hormona liberadora de tirotrofina (TRH) o protirrelina, un tripéptido cíclico que actúa sobre los receptores adenohipofisarios estimulando la liberación de tirotrofina (TSH) y la prolactina. La hormona liberadora de tirotrofina (TRH) se une a los receptores en la membrana plasmática de las células tirotropas de la adenohipófisis, acoplados a la proteína G estimulando la hidrólisis del fosfatidilinositol (PI) con el consecuente aumento del calcio intracelular y la activación de la proteinquinasa C. Esto genera el aumento de la liberación y síntesis de la TSH. Asimismo, la TRH presenta diversos efectos sobre la conducta, la termorregulación, el tono del sistema nervioso autónomo (SNA), la función cardiovascular y la presión arterial. La tirotrofina (TSH), una glucoproteína de 2 cadenas α y β, es sintetizada por las células tirotropas de la adenohipófisis. La tirotrofina interacciona con los receptores en la glándula tiroides acoplados a la adenililciclasa (AC) desencadenando la formación local de AMPc. Como resultado de esta interacción, se estimula la síntesis y liberación de hormonas tiroideas, como así también, el tropismo (aumento del número y tamaño de las células foliculares) y la vascularización de la glándula tiroides. Además, la tirotrofina estimula la captación de yodo por la gandula tiroides y su utilización en la síntesis de las hormonas tiroideas, favorece la proteólisis de la tiroglobulina y la liberación de T3 y T4 a la sangre. (Ver Figura 2) Figura 2 –Regulación del eje hipotálamo-hipofisario-tiroideo TRH: hormona liberadora de tirotrofina, IL-1: interleukina 1, NA: noradrenalina, TSH: tirotrofina 6 Síntesis de Hormonas Tiroideas Las hormonas tiroideas se sintetizan y almacenan como residuos de aminoácidos de tiroglobulina, una glucoproteína que constituye la mayor parte del coloide folicular de la glándula tiroides. Los principales pasos en la síntesis, almacenamiento, liberación e interconversión de las hormonas tiroideas son los siguientes (Ver Figuras 3 y 4): A) Captación de yodo El yodo ingerido en la dieta alcanza la circulación en forma de ion yoduro.La cantidad mínima de yodo en la dieta para no producir trastornos en la glándula tiroides (bocio y cretinismo) es de 50 µg/día. El yodo es un nutriente esencial que se encuentra predominantemente en forma de yoduro y su biodisponibilidad es muy alta, pero su contenido puede variar de una zona geográfica a otra. La yodación universal de la sal de mesa, es decir, la fortificación de toda la sal para consumo humano y animal, incluyendo la sal utilizada por la industria de la alimentación, es una forma eficaz para evitar el déficit de yodo. La captación de yoduro por la glándula tiroides es mediada por un transporte activo ya que éste ingresa a la glándula en contra de un gradiente de concentración (el cociente yodo en tiroides / yodo libre en plasma es de aproximadamente 30). Para dicho transporte activo, la glándula tiroides utiliza una bomba ligada a la ATPasa Na+ K+ dependiente, ubicada en la membrana basal de las células tiroideas, que es estimulada por la tirotrofina y controlado, también, por un mecanismo autorregulador. Las reservas disminuidas de yoduro en la glándula tiroides aumentan la captación de este último y el aporte excesivo la disminuye. La glándula puede alcanzar concentraciones de yoduro tan elevadas como 200 veces la concentración plasmática. Una vez dentro del citoplasma de la célula folicular, el yoduro atraviesa la membrana apical para llegar al coloide, sustancia que se encuentra en la luz folicular y que contiene la tiroglobulina, una proteína fundamental para la síntesis de las hormonas tiroideas. B) Oxidación del yoduro (organificación) La oxidación del yoduro (I-) hacia su forma activa (yodo orgánico I2) se lleva a cabo mediante la acción de la enzima peroxidasa tiroidea ubicada en la membrana apical. Esta enzima contiene un grupo hem que utiliza como oxidante al peróxido de hidrógeno (H2O2). C) Yodación Como se mencionó anteriormente, la tiroglobulina es el principal componente del coloide y es el precursor del cual se forman las hormonas tiroideas. Una vez organificado el yodo, por acción de la enzima peroxidasa tiroidea, se produce la yodinación de los residuos de 7 tirosina de la tiroglobulina. Como resultado de este proceso, se obtendrán monoyodotirosinas (MIT) y diyodotirosinas (DIT), en ambos casos el residuo de tirosina permanece unido a la molécula de tiroglobulina. D) Acoplamiento Este paso es también catalizado por la enzima peroxidasa tiroidea. De esta manera, algunos de estos residuos yodotirosilos transfieren su anillo fenólico y lo acoplan a otras moléculas de yodotirosina en la tiroglobulina para formar diyodotironina (T2), triyodotironina (T3) o tetrayodotironina (T4). El acoplamiento de dos residuos de DIT forma la T4, mientras que la unión de un residuo de MIT y otro de DIT formara la T3. La proporción de T3 y T4 sintetizadas depende de la disponibilidad de yodo. Por lo tanto, en el caso de déficit de yodo, se produce más T3 que es más activa que la T4 y contiene menos yodo en su molécula. E) Proteólisis de la tiroglobulina y liberación de hormonas La tiroglobulina yodinada es almacenada en el coloide folicular aguardando el quinto paso en el cual se hidroliza la tiroglobulina. Una vez sintetizadas las hormonas, la tiroglubulina que las contiene junto con el coloide son endocitadas por un proceso de pinocitosis por la membrana apical de la célula folicular. Este mecanismo es estimulado por la TSH. De esta manera, la tiroglobulina aparece en el citoplasma de dicha célula como gotas de coloide intracelular que se fusionan con lisosomas que contiene enzimas proteolíticas que hidrolizan a la tiroglobulina. Producida la proteólisis de la tiroglobulina se obtendrán: T4, T3, DIT, MIT, fragmentos peptídicos y aminoácidos. Cabe destacar que cierta parte de la T3 que será liberada por la glándula tiroides deriva de la conversión a partir de la T4 por acción de la enzima desyodasa. Las hormonas tiroideas se liberan por la membrana basal de la célula, dicho paso es estimulado por la TSH. Los MIT y DIT que han escapado al paso de acoplamiento no son desechados. Una enzima llamada deshalogenasa (yodotirosil deshalogenasa) presente en la glándula tiroides remueve sus átomos de yoduro liberándolo junto con tirosina los cuales son reutilizados para la síntesis de nueva hormona. 8 Figura 3 – Esquema de los diferentes pasos de la síntesis de las hormonas tiroideas 9 Figura 4 – Hormonas tiroideas (T4, T3, T3 reversa) La inhibición de la 5´monodesyodinasa reduce la producción de T3 y el metabolismo de la T3r. En resumen, las acciones que dependen de la hormona tirotrofina (TSH) son las siguientes: ingreso de yoduro a la glándula. pinocitosis del coloide. crecimiento y vascularización de la glándula Asimismo, dependen de la enzima peroxidasa tiroidea las siguientes acciones durante el proceso de síntesis de hormonas tiroideas: oxidación del yoduro. yodación de los residuos de tirosina de la tiroglobulina. Acoplamiento de los residuos Conversión de tiroxina (T4) en triyodotironina (T3) en los tejidos periféricos Diariamente, se producen 70 a 90 µg de tiroxina (T4) y 15 a 30 µg de triyodotironina (T3). Si bien la glándula tiroidea secreta una cierta cantidad de T3, el 80 % de ésta deriva de la conversión periférica a partir de T4. Esto es muy importante ya que, si bien la glándula tiroides produce principalmente T4, la hormona metabólicamente activa es la T3. El paso metabólico para la transformación de T4 en T3 es catalizado por la enzima desyodinasa tipo I que produce la eliminación del yodo de la posición 5´ del anillo externo de la tirosina. Esta enzima también puede formar T3 reversa (una sustancia inactiva) por medio de la 5- deyonidación del anillo más interno. La deyonidación de T3 producirá T2, también inactiva. El principal sitio de conversión fuera de la tiroides es el hígado, Por lo tanto, la principal 10 fuente de T3 en el plasma no es la hormona liberada desde la glándula tiroides, sino la T3 que se origina de la deyonidación de la T4 en los tejidos periféricos. Esto es importante porque al administrar a un paciente hipotiroideo T4 también le estamos aportando indirectamente T3. Este hecho no ocurre si al paciente solamente se le indica la administración de T3. Casi todos los tejidos periféricos utilizan la T3 que deriva de la conversión de la T4 circulante. En el cerebro y la hipófisis existe una producción local de T3 a partir de T4 por acción de la enzima desyodinasa tipo II. El yoduro liberado durante la deyonidación de las hormonas en los tejidos periféricos retorna en su mayoría al plasma y es recaptado nuevamente por la glándula tiroides, formando parte del pool de yodo junto con el que es ingerido con el agua y los alimentos. La desyodinasa tipo I puede ser inhibida por las siguientes sustancias: propiltiouracilo (PTU), propranolol, amiodarona, glucocorticoides (principalmente la dexametasona), el ácido yopanoico y el carbonato de litio. Transporte plasmático de las Hormonas Tiroideas Las hormonas tiroideas se encuentran en circulación unidas a proteínas plasmáticas, sin embargo, como el resto de los fármacos las moléculas que tienen actividad biológica son aquellas que están libres. El principal transportador de las hormonas tiroideas es la globulina ligadora de tiroxina (TBG – tiroxin binding globulin ), una glucoproteína que se une con gran afinidad a la T4 y con menor avidez a la T3. Otra proteína transportadora es la transtiretina (prealbúmina ligadora de T4, TBPA), que se une exclusivamente a la T4. Finalmente, la albúmina se une a ambas hormonas tiroideas con gran capacidad. La hipoalbuminemia se asocia avalores de T3 y T4 totales bajos, pero las concentraciones de hormona libre son normales. Cuando existe alguna alteración en las concentraciones de la TBG pueden existir alteraciones en la cantidad total de hormona tiroidea, pero la concentración de hormona libre se mantendrá intacta y los niveles de TSH normal. Las situaciones que generan un incremento de la cantidad de globulina ligadora de tiroxina (TBG) son las siguientes: hiperestrogenismo (embarazo, recién nacido, tratamiento con anticonceptivos orales), tratamiento con tamoxifeno, aumento de la síntesis hepática o disminución del clearance (hepatitis crónica activa, cirrosis biliar, porfiria) y, por último, causas hereditarias. Dentro de las causas de disminución de TBG se incluyen el hiperandrogenismo, la disminución de la síntesis hepática, el síndrome nefrótico, la acromegalia, la administración de glucocorticoides a dosis altas y causas hereditarias. 11 Mecanismo de acción de las Hormonas Tiroideas Las hormonas tiroideas son lipofílicas lo que facilita su entrada a las células a través de difusión pasiva. También ingresan a las células a través de transportadores específicos (MCY8 - monocarboxylate transporter 8). Las hormonas tiroideas se unen a los receptores que son miembros de la superfamilia de los receptores nucleares, que regulan la expresión de los genes que responden a las hormonas tiroideas. Estos receptores tienen una afinidad 10 veces menor por la T4 por lo que estos receptores se encuentran ocupados casi exclusivamente por la T3. Las isoformas de los receptores de las hormonas tiroideas (α1, β1 y β2) se unen a una secuencia oligonucleotídica hexamérica especifica de la región de regulación de la transcripción de los genes que responden a las hormonas tiroideas (ERHT - elementos de respuesta a las hormonas tiroideas) y modifican la expresión de estos genes (en forma positiva o negativa). Dentro de los genes regulados en forma positiva por las hormonas tiroideas se destacan la cadena pesada a de la miosina, el receptor adrenérgico β1, la proteína básica de la mielina, la bomba APTasa Na+/K+, el factor de crecimiento epidérmico, el factor de crecimiento de los nervios, la endotelina, fibronectina, los transportadores de glucosa (GLUT), el receptor de la lipoproteína de baja densidad (LDL), la enzima HMG-CoA reductasa, entre otros. Los genes que son regulados en forma negativa por las hormonas tiroideas son las siguientes: la subunidad α de la tirotrofina (TSH), la subunidad β de la TSH, la hormona liberadora de tirotropina (TRH), el receptor del factor de crecimiento epidérmico, la cadena pesada β de la miosina, el receptor β2 de la T3 y la molécula de adhesión de las células nerviosas. La hormonas tiroideas aumentan el consumo de oxigeno, la termogénesis y la expresión del receptor de las lipoproteínas de baja densidad (LDL), lo que conlleva una aceleración de la degradación del colesterol LDL. En el miocardio, la T3 aumenta la contractibilidad y la relajación de los miocitos al alterar la cadena pesada de la miosina y la enzima adenosin trifosfatasa (ATPasa) del retículo sarcoplásmico (ATPasa). En el sistema de conducción cardiaca, la T3 aumenta la frecuencia cardiaca al alterar la despolarización y repolarización del nodo sinoauricular. Acciones Farmacológicas de las Hormonas Tiroideas 1. Desarrollo fetal Las acciones se inician en la primera mitad del embarazo (alrededor de la semana 11) y consisten en la estimulación del desarrollo cerebral y maduración del esqueleto. El déficit de hormonas tiroideas en esta etapa produce cretinismo, caracterizado por retardo mental y enanismo. Este cuadro clínico puede evitarse con el tratamiento precoz con hormonas tiroideas. 12 2. Acción calorígena Las hormonas tiroideas aumentan la actividad metabólica, el consumo de oxígeno y la producción de calor, principalmente a nivel de corazón, músculo esquelético, hígado y riñones. También incrementan el numero, tamaño y actividad de las mitocondrias con la consiguiente producción de ATP, como así también, la actividad de la bomba Na+/K+ ATPasa que potencia el transporte de dichos iones a través de la membrana plasmática de las células. Se estima que el 30% al 40% del consumo de oxigeno tiene origen en la estimulación de la contractilidad cardíaca. Esto se lleva a cabo mediante 2 mecanismos: 1) aumento de la síntesis de ATPasa NA+/K+: al clivarse el ATP, parte de la energía se libera como calor 2) aumento de la actividad de enzimas preexistentes en la mitocondria Cabe destacar que las acciones anteriormente descriptas no ocurren a nivel de cerebro, gónadas y bazo. Las hormonas tiroideas estimulan el metabolismo de los hidratos de carbono (absorción en el tubo digestivo, captación de glucosa por parte de las células, glucolisis, gluconeogénesis y secreción de insulina). Asimismo, estimulan el metabolismo de los lípidos mediante el incremento de la respuesta lipolítica de los adipocitos a las catecolaminas (adrenalina, noradrenalina) con la consecuente movilización de las grasas desde el tejido adiposo con un aumento de los niveles de ácidos grasos plasmáticos y una mayor oxidación de estos. Además, se observa una reducción de la concentración de colesterol plasmático por una mayor captación del colesterol LDL por el hígado y metabolización del colesterol a ácidos biliares. 3. Acciones sobre el aparato cardiovascular A este nivel, las hormonas tiroideas tienen un efecto directo al aumentar la síntesis de la cadena pesada alfa y disminuir la de la cadena beta de la miosina, con lo cual mejora la contractilidad cardíaca. También produce un aumento de la transcripción de la enzima ATPasa de calcio; el efecto indirecto se da por inducir el aumento de los receptores adrenérgicos β1 por up regulation heterólogo de los mismos. Este aumento de la densidad de los receptores β1 (sensibilización a las catecolaminas) genera un aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia y palpitaciones). El incremento del metabolismo basal produce vasodilatación generalizada, especialmente en la piel, para poder eliminar el calor. La presión arterial media permanece normal, observándose una elevación de la presión arterial diferencial como consecuencia al aumento del flujo tisular entre los latidos cardiacos. 13 4. Acciones sobre el sistema nervioso central (SNC) La T4 y T3 penetran en el cerebro a través de transportadores específicos. La T4 se convierte en T3 en las células de la glía, astrocitos y los tanicitos, aunque las principales células dianas son las neuronas y los oligodendrocitos en desarrollo. Las hormonas tiroideas actúan en el desarrollo y la maduración nerviosa. Las hormonas tiroideas estimulan la mielinización del sistema nervioso mediante la regulación de la expresión de la proteína básica de la mielina, participan en la histogénesis de las neuronas, la proliferación de los capilares axónicos y la sinapsis. Se ha observado que la falta de hormonas tiroideas durante el periodo de neurogénesis activa (hasta los 6 meses postparto) genera un retraso mental irreversible (cretinismo), que se acompaña de diversas alteraciones morfológicas del cerebro (anomalías de la migración neuronal, alteraciones de los axones y disminución de la sinaptogénesis). 5. Acciones endocrinas Normalización de las funciones suprarrenales y de las alteraciones menstruales producidas en el hipotiroidismo, determinando un normal desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. 6. Acciones gastrointestinales Las hormonas tiroideas estimulan la motilidad intestinal y la secreción de fluidos digestivos. 7. Acciones metabólicas Metabolismo de proteínas: a dosis bajas y fisiológicas, las hormonas tiroideas estimulan la síntesis de proteínas, mientras que a dosis altas predomina elefecto catabólico con un balance de nitrógeno negativo y pérdida de masa muscular. Metabolismo de hidratos de carbono: estimulan la síntesis de glucosa (gluconeogénesis), potencian la acción glucogenolítica e hiperglucemiante de la adrenalina y aumentan la absorción de glúcidos en el tubo digestivo. Metabolismo lipídico: acción lipolítica mediante la estimulación de la adenilato ciclasa a nivel de la célula adiposa; estimulan el catabolismo del colesterol debido a un aumento de los receptores para LDL en las células (especialmente en el hígado). 8. Acciones hematopoyéticas Aumentan el contenido de 2,3-difosfoglicerato en los eritrocitos, esto posibilita un aumento de la disociación de O2 de la hemoglobina y, de esta manera, aumenta su disponibilidad en los tejidos. 14 9. Acciones simpaticomiméticas Como ha sido mencionado, las hormonas tiroideas producen un up regulation heterólogo de los receptores adrenérgicos β1. Esto hace que todas las funciones simpáticas estén exacerbadas, sobre todo a nivel cardiovascular, muscular y del tejido adiposo. 10. Acciones en el sistema esquelético Estimulan el recambio óseo, la reabsorción ósea y la formación de hueso. A su vez, estimulan el crecimiento lineal de los huesos y la erupción dentaria en el infante. 11. Acciones neuromusculares El exceso de hormonas tiroideas produce un aumento en el recambio de proteínas y pérdida de tejido muscular que produce distintos tipos de miopatías. También existe aumento de la velocidad de contracción y relajación muscular. 12. Función sexual Tanto el exceso como el déficit de hormonas tiroideas alteran la función sexual generando impotencia sexual, disminución de la libido, menorragia, polimenorrea o amenorrea. 13. Glándula tiroidea y reproducción El exceso de hormonas tiroideas antes de la pubertad, da como resultado un retraso en la maduración sexual y, en la mujer, retrasa la aparición de la menarca. 14. Glándula tiroides y embarazo Durante el embarazo hay un aumento de la captación de yodo por la tiroides, como así también, un incremento del tamaño de la glándula a causa de la hiperplasia y del aumento de la vascularización (bocio). Esto se debe a que la placenta segrega sustancias con actividad estimulante sobre la glándula tiroides. Estas sustancias son: la tirotrofina coriónica y la gonadotrofina coriónica humana (HCG). El aumento de la actividad tiroidea es compensado por un incremento en la producción de la globulina ligadora de tiroxina (TBG) gracias a los estrógenos. Cabe aclarar que si bien en el embarazo la T3 y T4 totales se encuentran aumentadas, la cantidad de hormona libre no se modifica. 15 FARMACOCINÉTICA DE LAS HORMONAS TIROIDEAS Absorción Las hormonas tiroideas se emplean principalmente por vía oral; existen también (para situaciones de emergencia) preparados de administración intravenosa. La T3 se absorbe casi totalmente en intestino delgado, mientras que T4 se absorbe del 50% al 70% y su absorción disminuye en presencia de alimentos. El comienzo de los efectos metabólicos clínicamente observables, como el aumento de la temperatura corporal o la frecuencia cardíaca es lento y se desarrolla en el transcurso de varios días. Distribución Es generalizada y le permiten cumplir con todas las funciones fisiológicas/farmacológicas. La T3 y T4 se unen a la globulina ligadora de tiroxina (TBG), y en menor medida, a una prealbúmina ligadora de tiroxina (TBPA o transtiretina) y a la albumina. La T3 tiene menos afinidad que la T4 por las proteínas plasmáticas, aunque es más activa que la T4, se metaboliza antes y su acción farmacológica es más fugaz. Metabolismo y excreción La eliminación de yodo del anillo externo de la T4 es el paso clave para la formación de la mayor parte de T3 circulante (hormona metabólicamente activa), este paso es extratiroideo y está regulado por la enzima 5´- desyodinasa tipo I. Esta enzima está presente en el hígado, riñón y la glándula tiroidea Este paso metabólico es inhibido por diversas sustancias: agentes oxidantes, un fármaco antitiroideo llamado propiltiouracilo (PTU), propranolol (antagonista no selectivo de los adrenorreceptores β), amiodarona (fármaco antiarrítmico), los glucocorticoides y el yopodato de Na+ (fármaco antitiroideo). La T4 también puede transformarse en 3, 5, 5’ triyodotironina (T3 reversa) que es metabólicamente inactiva. Este proceso se efectúa principalmente por medio de la deshalogenación. La producción de T3 o de T3 reversa dependerá de las necesidades hormonales del organismo, la dieta y de diversas enfermedades. Durante la vida fetal predomina la conversión de T4 en T3 reversa, lo que rápidamente cambia luego del nacimiento. Tanto T3 como T3 reversa pueden desyodinarse, a través de la desyodinasa tipo I a 3, 3’ diiodotironina (T2), un metabolito inactivo constituyente normal del plasma. La biotransformación continúa por medio de desaminación y descarboxilación de la cadena lateral y los procesos de conjugación del grupo fenólico. Algunos metabolitos conservan actividad (ácido tiroacético). La enzima desyodinasa tipo II, mucho más activa que la tipo I, se encuentra presente en el sistema nervioso central (SNC), tejido adiposo, musculo estriado, corazón, mama, placenta e hipófisis para mantener niveles adecuados de T3 en estos tejidos, amortiguando los cambios de la T3 intracelular en dichos tejidos, ya que 16 aumenta su concentración en el hipotiroidismo y disminuye en el hipertiroidismo. Cabe aclarar que esta enzima es resistente al propiltiouracilo (PTU). La tiroxina se elimina lentamente del organismo con una vida media de 6 a 7 días. En presencia de hipertiroidismo, la vida media se reduce a 3 o 4 días; en el caso del hipotiroidismo, la vida media se prolonga a 9 o 10 días. En el caso del embarazo, donde está aumentada la unión a proteínas plasmáticas, hay retraso de la depuración. La vida media de la T3 es tan solo de 1 día ya que ésta se une con menor avidez a las proteínas plasmáticas. El hígado es el sitio principal de depuración de las hormonas tiroideas sin deyodación de las mismas. Las T3 y T4 se conjugan con ácido glucurónico y sulfúrico por medio del grupo hidroxilo fenólico y se excretan en la bilis. Existe circulación enterohepática de las hormonas tiroideas, estas se liberan por hidrólisis de los conjugados en el intestino y se reabsorben. Una parte del material conjugado llega al colon sin cambios, se hidroliza ahí y se elimina en heces como compuestos libres. Alrededor del 20% de la tiroxina se elimina por heces. Indicaciones Terapéuticas Las hormonas tiroideas se utilizan como tratamiento de reemplazo en los pacientes con hipotiroidismo o cretinismo, para suprimir la liberación de TSH en los pacientes con bocio no tóxico, como terapia farmacológica de la tiroiditis de Hashimoto o el carcinoma de tiroides. También se administran hormonas tiroideas en determinados pacientes con hipotiroidismo subclínico (aumento de los niveles de TSH con leves síntomas de déficit de hormonas tiroideas), especialmente si presentan bocio, una patología tiroidea autoinmune, hipercolesterolemia, trastornos psiquiátricos, están embarazadas o presentan síntomas de hipotiroidismo. En resumen, las indicaciones terapéuticas de las diferentes preparaciones farmacéuticas de las hormonas tiroideas son: Hipotiroidismo primario del adulto, del anciano y el embarazo Hipotiroidismo primario subclínico Hipotiroidismo neonatal Hipotiroidismo de origen hipotalámico o hipofisario Hipotiroidismo transitorio Coma mixedematoso Bocio simple Nódulo tiroideo solitario Bocio multinodular 17 Prevención de la recurrencia del bocio tras tiroidectomía Tratamiento del carcinoma tiroideo diferenciado de origen folicular Síndrome eutiroideo del paciente Prevención del desarrollo de un hipotiroidismo subclínico durante el tratamiento de la tirotoxicosis con carbimazol (administración en forma de coadyuvante) Dosificación y posología La dosis de mantenimiento de la tiroxina es de 100-125 µg por día administrado por vía oral (1.6-2 µg/kg/día). En los adultos mayores se debe iniciar el tratamiento con dosis bajas. Siempre se debe tomar la tiroxina en ayunas, por lo menos 1 hora antes del desayuno. PATOLOGIAS DE LAS HORMONAS TIROIDEAS Existen 2 principales enfermedades que involucran al normal funcionamiento de las hormonas tiroideas: el hipotiroidismo y el hipertiroidismo. A continuación de resumirán las principales características de ambas patologías. HIPOTIROIDISMO Las hormonas tiroideas se utilizan en forma terapéutica, profiláctica y diagnóstica. Con indicación terapéutica, las hormonas tiroideas se utilizan para el tratamiento del hipotiroidismo. El hipotiroidismo es la situación clínica que se caracteriza por la falta de hormonas tiroideas en el organismo humano. La deficiencia de yodo continua siendo la causa más frecuente de hipotiroidismo en el mundo. En las áreas con suficiente yodo, en cuanto a la etiología, las causas tiroideas primarias constituyen un 95 % de los casos de hipotiroidismo, siendo la patología más frecuente la Tiroiditis de Hashimoto. Esta es una enfermedad autoinmunitaria que se caracteriza por la presencia de fibrosis de la glándula tiroides, la cual se encuentra retraída, con poca o ninguna función fisiológica. Es más frecuente en mujeres que en varones. Otra causa de importancia de hipotiroidismo es la ablación quirúrgica (tiroidectomía) o con yodo radiactivo de la glándula tiroides para tratar a los pacientes con hipertiroidismo, que como una consecuencia indeseada provoca un déficit de la hormona, la cual debe ser reemplazada. En cuanto a la falta de yodo en la ingesta, esta situación disminuye la hormonogénesis tiroidea lo que provocará la liberación de tirotrofina (TSH) que, a su vez, aumentará de tamaño la glándula (bocio) y promoverá captar con más avidez el yodo y sintetizar más hormonas tiroideas. De este modo, intentará mantener al paciente eutiroideo, pero si la baja ingesta de yodo persiste, el paciente se convierte en hipotiroideo. Actualmente, esta 18 causa de hipotiroidismo es poco observada gracias al agregado de yodo a la sal de mesa que permite que las cantidades del ion en la ingesta sean adecuadas. Los síntomas iniciales del hipotiroidismo suelen ser poco específicos como fatiga, letargia, debilidad, estreñimiento, intolerancia al frío y frialdad de las extremidades (manos y pies), rigidez muscular, disnea, trastornos menstruales (oligomenorrea, amenorrea, menorragia, galactorrea), disminución de la libido en ambos sexos, reducción del pulso arterial. Se observa una disminución de la actividad intelectual (dificultad para concentrarse y mala memoria), enlentecimiento motor, depresión, pérdida de apetito y aumento de peso (debido a la retención de líquidos en los tejidos mixedematosos). La piel se vuelve seca y áspera, se puede evidenciar edema en las extremidades sin fóvea, la voz se hace ronca y el pelo se cae. Si el cuadro evoluciona aparecerá amimia (falta de movimientos de la cara), palidez (debido a la presencia de anemia), edema periorbitario, macroglosia (aumento del tamaño de la lengua), enlentecimiento de los reflejos profundos, íleo adinámico (reducción de la intensidad y frecuencia de los movimientos del intestino) y/o obstrucción intestinal. Es frecuente la aparición de síndrome del túnel carpiano en los pacientes hipotiroideos. El paciente con un hipotiroidismo grave puede presentar el llamado coma mixedematoso, un cuadro clínico grave que pone en peligro su vida. Se caracteriza por la presencia de hipotermia extrema (24-33°C), reducción del nivel de conciencia, convulsiones, arreflexia, depresión respiratoria (con retención de CO2) y coma. Se desencadena por la exposición al frío, infecciones, realización de cirugía en un paciente hipotiroideo no tratado, suspensión brusca de la medicación en paciente hipotiroideo y por la administración de determinados fármacos (sedantes, antidepresivos, anestésicos). El objetivo de la terapia de sustitución hormonal es sencillo: reemplazar la producción endógena de hormonas tiroideas, evitar la tirotoxicosis iatrogénica en raras ocasiones y tratar las complicaciones sistémicas del hipotiroidismo grave. La tiroxina es un fármaco con un índice terapéutico estrecho. El tratamiento debe ser iniciado con dosis bajas de hormona tiroidea para evitar el desencadenamiento de angor (dolor precordial) sobre todo en pacientes ancianos y cardiópatas. Se comenzará con dosis de 25 µg de levotiroxina sódica (tiroxina o T4) por vía oral una vez al día y se irá incrementando la dosis cada 3-4 semanas en 25 µg hasta lograr una dosis de mantenimiento. Una vez que el paciente se encuentre eutiroideo, la dosis se podrá incrementar si fuera necesario ya que entre los muchos procesos metabólicos que incrementa, se incluye aquellos que controlan su propia absorción y biotransformación. Este tratamiento de reposición generalmente es de por vida. Existe 2 situaciones clínicas en las que el tratamiento debe ser enérgico desde el comienzo y no progresivo: el hipotiroidismo congénito y el coma mixedematoso. En este último la terapia farmacológica se realizará en forma intravenosa en bolo (dosis única de 500 picogramos). 19 HIPERTIROIDISMO Se define al hipertiroidismo como el aumento en la síntesis y liberación de hormonas tiroideas por la glándula tiroides. Como resultado de esto, los órganos se ven expuestos a grandes cantidades de hormona por lo que se producen cambios metabólicos específicos y alteraciones en sus funciones. Entre las principales causas de hipertiroidismo se encuentran: la enfermedad de Graves (la causa más frecuente de hipertiroidismo), el tumor hipofisario productor de TSH, el adenoma tóxico, el bocio tóxico multinodular y el carcinoma folicular de tiroides. La enfermedad e Graves tiene una prevalencia variable de acuerdo a las zonas geográficas por el nivel de ingesta de yodo. Afecta aproximadamente al 2% de las mujeres, siendo su frecuencia 10 veces menor en varones. Suele comenzar entre los 20 y 50 años. El cuadro clínico de un paciente con hipertiroidismo se caracteriza por los siguientes signos y síntomas: Estado general: nerviosismo, intolerancia, irritabilidad, astenia, adinamia o hiperactividad, insomnio, alteración de la capacidad para concentrarse, temblor fino. Piel y anexos: piel húmeda, caliente, textura aterciopelada y suave, transpiración excesiva, intolerancia al calor, eritema palmar, onicólisis (ruptura de las uñas), pelo delgado que al peinarse se pierde en grandes cantidades. Aparato cardiovascular: palpitaciones, taquicardia sinusal, aumento de la tensión arterial sistólica, pulso saltón, aumento de la presión diferencial, atrofia y debilidad del músculo cardíaco. Puede producir arritmias como fibrilación auricular. Metabolismo: intolerancia al calor y pérdida de peso con aumento del apetito (debido al incremento de la tasa metabólica). Hueso: aumento del recambio óseo, menor densidad ósea (osteopenia) e hipercalcemia. Músculo: debilidad muscular proximal, atrofia muscular, temblor fino en extremidades e hiperreflexia. Aparato gastrointestinal: aumento de la motilidad, evacuaciones frecuentes, diarrea. Función sexual: oligomenorrea y amenorrea en la mujer, ginecomastia, deterioro de la función sexual y aumento de la síntesis de estrógenos en el hombre. Endocrinología: Aumento del tamaño difuso de la glándula tiroides (consistencia firme), con frémito o soplo (como consecuencia del incremento de la vascularización de la glándulay la circulación hiperdinámica). Facies: retracción palpebral (“mirada de asombro”) debido a la hiperactividad del sistema simpático (exoftalmos). Estas manifestaciones pueden encontrarse en el contexto de un hipertiroidismo por cualquiera de las etiologías previamente mencionadas. Sin embargo, cada una de estas entidades clínicas posee características clínicas propias. 20 DROGAS ANTITIROIDEAS Existen diversas sustancias químicas que poseen la capacidad para interferir, de manera directa o indirecta, en la síntesis, liberación o el efecto clínico de las hormonas tiroideas. A continuación se detalla una clasificación de los fármacos antitiroideos según su mecanismo de acción. 1. Drogas que disminuyen la síntesis de hormonas tiroideas - Inhibición de la bomba de yodo: perclorato - Inhibición de la enzima peroxidasa tiroidea: tioureas (propiltiouracilo, metimazol, carbimazol, tiamazol) 2. Drogas que disminuyen la liberación de hormonas tiroideas - Yoduros y derivados - Litio 3. Drogas que inhiben la conversión periférica de T4 a T3 - Propiltiouracilo (PTU) - Amiodarona - Yopodato de sodio - Propranolol - Glucocorticoides 4. Drogas que inhiben las acciones periféricas de las hormonas tiroideas - Propranolol DROGAS QUE DISMINUYEN LA SINTESIS DE HORMONAS TIROIDEAS A. DROGAS QUE INHIBEN A LA BOMBA DE YODO Tiocianatos y Percloratos 21 El yoduro plasmático es atrapado por la glándula tiroides que lo concentra contra su gradiente (20-50 veces) por medio de una bomba vinculada a una ATPasa NA+ /K+. Actualmente, el perclorato es el único fármaco utilizado pero, como es muy tóxico, se lo utiliza en pocas oportunidades para inhibir la recaptación y la consiguiente reutilización del yodo liberado poco antes. Su uso está limitado por su toxicidad (anemia aplásica). Posee a su vez un efecto bociógeno, dado que al no producirse la síntesis de hormonas aumenta la secreción de TSH con el consecuente aumento de su trofismo y vascularización. B. DROGAS QUE INHIBEN LA ENZIMA PEROXIDASA TIROIDEA TIOUREAS Son los fármacos antitiroideos propiamente dichos. También se las denomina tionamidas. Las tioureas impiden la formación de las hormonas tiroideas a través de la inhibición de la enzima peroxidasa tiroidea y, de esta manera, disminuyen la síntesis de hormonas tiroideas. Por esta razón, su efecto tarda cierto tiempo en manifestarse clínicamente, dado que deben desaparecer de circulación las hormonas previamente sintetizadas. El eutiroidismo se logra aproximadamente en 1 mes. La inhibición de la enzima peroxidasa tiroidea evita la oxidación del yoduro y en consecuencia su incorporación a los residuos de tirosina de la tiroglobulina. Además, bloquea el acoplamiento de los residuos de yodotirosina para formar T3 y T4. El efecto farmacológico de las tioureas es reversible, por lo que desaparece al suspender su administración. Las tioureas que más se utilizan en la práctica clinica son el metilmercaptoimidazol, metimazol o también conocido como tiamazol (MMI), el propiltiouracilo (PTU) y el carbimazol. El primer antitiroideo de uso extendido fue el tiouracilo, pero dada su elevada toxicidad se llevó a cabo la síntesis del propiltiouracilo, que actualmente es uno de los fármacos más usados. El metilmercaptoimidazol (metimazol - MMI) es uno de los derivados más potentes (es 10 veces más potente que el propiltiouracilo). (Ver Figura 5) Acciones farmacológicas Las tioureas (MMI y PTU) inhiben la síntesis de hormonas tiroideas por inhibición competitiva de la enzima peroxidasa tiroidea, por lo tanto, bloquean los pasos de organificación del yodo, la yodación de la tirosina y del acoplamiento para formar tironinas. Las tioureas no ejercen ningún efecto sobre la captación del yodo ni en la degradación de la tiroglobulina. Las hormonas preformadas y acumuladas no se afectan, sólo se aprecia el efecto cuando se agota el depósito de las mismas. Al desaparecer la hormona circulante la hipófisis queda sin regulación negativa, segregando grandes cantidades de tirotrofina (TSH) que genera una hiperplasia de la glándula tiroidea y aumenta su vascularización, generando bocio (de ahí que a estos 22 compuestos se les da la denominación de drogas bociógenas). Para evitar el agrandamiento de la glándula se emplean yoduros como fármacos coadyuvantes, pero su administración sólo debe iniciarse una vez conseguido el bloqueo eficaz de la síntesis de las hormonas tiroideas. El propiltiouracilo (PTU), a su vez, actúa a nivel periférico inhibiendo la conversión de T4 a T3, por lo tanto su efecto se manifiesta más rápido que el del metimazol. Esto lo hace el fármaco antitiroidea de elección en los casos de crisis tirotóxicas. Figura 5 - Estructura química de las tioureas Farmacocinética Las tioureas presentan buena absorción por vía oral, tienen una biodisponibilidad del 50- 80% por el amplio efecto del primer paso hepático. Atraviesan la barrera placentaria y se eliminan por la leche materna (el PTU lo hace en menor medida, por lo que sería el fármaco se elección en el caso de las pacientes gestantes o que se encuentran amamantando). La vida media del propiltiouracilo es de 2 horas y la del metimazol es de 6 horas. Los efectos clínicos aparecen entre las 12-18 horas luego de la administración oral y se extienden hasta 36-72 horas. Se metabolizan por biotransformación hepática, encontrándose los fármacos y los metabolitos, en gran parte, en orina. También sufren un proceso de sulfoxidación en la glándula tiroides. Efectos adversos La incidencia de efectos adversos es relativamente baja (3-12% de los pacientes tratados). Dentro de los principales efectos adversos durante el tratamiento con tioureas se destacan los siguientes: a. Agranulocitosis Se define a la agranulocitosis como el recuento de neutrófilos menor de 500 células por mm3 de sangre. Su incidencia es menor al 2% (0.1-1.5%) de los pacientes tratados. Se observa cuando se utilizan las tioureas en dosis elevadas. La aparición Propiltiouracilo Metimazol Carbimazol 23 de este efecto adverso producido por el metimazol puede relacionarse con la dosis administrada, pero no existe este vínculo con el propiltiouracilo. Además, es más frecuente en pacientes añosos. Casi siempre la agranulocitosis sobreviene durante las primeras semanas o meses de tratamiento y se revierte al discontinuar la administración del fármaco en 1-2 semanas. A todo paciente hipertiroideo con síndrome gripal (fiebre, dolor de garganta, escalofríos) hay que realizarle recuento de glóbulos blancos, y si este es menor de 2.000 células/mm3, se debe suspender inmediatamente la administración de metimazol. b. Anemia aplásica Menos frecuente que el anterior. Se detecta cuando las dosis del metimazol superan los 50 mg/día. La punción-aspiración de la médula ósea muestra una franca hipocelularidad. El retiro del fármaco produce la regeneración de las series celulares en 5 semanas. c. Hipersensibilidad Es la respuesta adversa más habitual. Se suele observar en los pacientes un exantema papular urticariforme leve, en ocasiones purpúrico. Suele desaparecer solo, sin interrumpir el tratamiento (o en ocasiones la rotación a otro fármaco antitiroideo es suficiente), pero a veces se necesita la administración de un antihistamínico. d. Gastrointestinales: náuseas, intolerancia gástrica y alteraciones del gusto. Estos efectos adversos suelen evidenciarse al comienzo del tratamiento. e. Artralgias f. Hepatotoxicidad: desarrollo de ictericia colestática, más frecuente con metimazol. También se puede observar una elevación asintomática de las transaminasas hepáticas. g. Bocio La administración prolongada de tioureas puede genera bocio debido al aumento de lasecreción de TSH como consecuencia del bloqueo de la síntesis de T3 y T4. h. Teratogenicidad: debe evitarse el uso de estas drogas durante el embarazo (categoría D de la FDA – Food and Drug Administration), ya que se han evidenciado casos de malformaciones congénitas (anomalías del cuero cabelludo, retraso del desarrollo, hipoacusia, atresia de coanas, atresia esofágica, atelia/hipotelia y características faciales dismórficas) en recién nacidos de madres que recibieron metimazol durante el embarazo. El propiltiouracilo (PTU) es la mejor opción en las mujeres gestantes, especialmente durante el primer trimestre del embarazo, porque tiene una mayor unión a proteínas y le es más dificultoso pasar a través de la barrera placentaria. 24 Indicaciones terapéuticas Las tioureas están indicadas para el tratamiento del hipertiroidismo (enfermedad de Graves, bocio nodular toxico). Las tioureas son el tratamiento de elección de la enfermedad de Graves como: 1) tratamiento definitivo, 2) asociado con yodo radioactivo para acelerar la recuperación de los pacientes hasta la aparición de los efectos de la radiación, 3) para preparar al paciente para una tiroidectomía (extirpación quirúrgica de la glándula tiroides) y 4) en las crisis tirotóxicas (también llamadas “tormentas tiroideas”). Las tioureas suelen asociarse a fármacos betabloqueantes sin actividad simpática intrínseca (propranolol, atenolol, metoprolol) o antagonistas de los canales de calcio (verapamilo o diltiazem) para tratar los síntomas cardiovasculares que generalmente están presentes en los pacientes hipertiroideos (palpitaciones, taquicardia, temblor) como consecuencia del efecto facilitador a la acción de las catecolaminas (por up regulation heterólogo de los receptores adrenérgicos β1). Dosis y posología Las dosis habitual de metimazol y carbimazol es de 30 mg/día, administrados por vía oral en una o dos dosis. Esta dosis de metimazol puede generar un efecto antitiroideo por más de 24 horas. La dosis habitual de propiltiouracilo es de 100 mg cada 8 horas o 150 mg cada 12 horas (la dosis de 100 mg de PTU puede inhibir la organificación en un 60% durante 7 horas). Una vez que se alcanza el estado eutiroideo, se suele requerir un mínimo de 12 semanas para reducir la dosis del fármaco antitiroideo. En la republica Argentina no se encuentra en el comercio, por lo tanto debe importarse (empleo terapéutico denominado uso compasivo). DROGAS QUE DISMINUYEN LA LIBERACION DE HORMONAS TIROIDEAS A. YODUROS Y DERIVADOS Constituyen el tratamiento más antiguo de las patologías de la glándula tiroides. Antes de la aparición de los fármacos antitiroideos, el yoduro era la única sustancia disponible para controlar los signos y síntomas del hipertiroidismo. Si bien la ingesta de unos 150 µg de yoduros es esencial para un normal funcionamiento de la glándula tiroides, su empleo en grandes dosis es capaz de inhibir el funcionamiento tiroideo por un mecanismo de autorregulación, produciéndose una inhibición aguda de la síntesis de yodotirosinas y yodotironinas (el llamado efecto de Wolf- Chaikoff). 25 Antiguamente, se utilizaba yoduro de potasio en solución (solución de Lugol), pero actualmente se prefiere el yopodato de sodio, dado que este fármaco además posee una acción adicional al bloquear la conversión periférica de T4 a T3. El mecanismo de acción de los yoduros parece consistir en bloquear o inhibir las acciones de la tirotrofina hipofisaria (TSH) al alterar la respuesta de la adenililciclasa de la glándula tiroides a la TSH. La consecuencia es la alteración del transporte de yoduro, la hidrólisis de la tiroglobulina, los mecanismos de endocitosis del coloide y el crecimiento de la glándula tiroides y, a dosis altas del fármaco, inhiben la liberación de las hormonas tiroideas. Los yoduros impiden la hiperplasia (aumento del tamaño de las células) y el aumento de la vascularización de la glándula tiroides inducido por las drogas bociógenas (la glándula se endurece y disminuye la vascularización). Los yoduros representan el tratamiento de elección para los pacientes que van a ser sometidos a una tiroidectomía (extirpación quirúrgica de la glándula tiroides), 10 días antes de la operación, habiéndose iniciado previamente el tratamiento con tioureas. La acciones de los yoduros son de rápida aparición y, a su vez, los efectos son transitorios (fenómeno de escape). Este fenómeno de escape le resta eficacia del fármaco y obliga a tomar otras medidas. Después de 15 días retornan los síntomas de hipertiroidismo pudiendo aparecer crisis tiroideas (“tormenta tiroidea”). A su vez, hay que recordar que, en áreas con déficit de yoduro el aumento del aporte incrementa la síntesis de las hormonas tiroideas, pudiéndose generar cuadros de hipertiroidismo (fenómeno de Jod- Basedow o hipertiroidismo inducido por yoduros). Las reacciones adversas de los yoduros incluyen reacciones de hipersensibilidad que pueden aparecer en forma inmediata o varias horas después de haber sido administrado el fármaco. También puede aparecer angioedema, edema de glotis, enfermedad del suero, hemorragias cutáneas, periarteritis nodosa y purpura trombótica trombocitopénica (PTT). La intoxicación crónica, denominada yodismo, consiste en la aparición de sabor metálico, ardor en la boca y la garganta, molestias en los dientes y las encías, coriza, cefalea, agrandamiento de las glándulas parótida y submaxilar, inflamación de la faringe, laringe y amígdalas. Los síntomas desaparecen espontáneamente. Iopodato de Sodio o Ácido Yopanoico Se utiliza actualmente como agente para radiocontraste, tiene la capacidad de impedir la conversión de T4 a T3 al inhibir a la enzima desyodinasa. Se indica como terapéutica adyuvante en el hipertiroidismo y en la crisis tirotóxica. Yodo Radiactivo En 1942 se conocieron los resultados sobre la efectividad en el tratamiento de la enfermedad de Graves-Basedow, siendo este compuesto preparado por primera vez en 1934 por Fermi. Son varios los isótopos radiactivos del yodo, pero el isotopo más utilizado 26 es el I 131. Se administra por vía oral y tiene una vida media de 8 días. Más del 99% de su radiación se termina a los 56 días. Las emisiones radiactivas incluyen partículas gamma y beta. Las emisiones beta son las de mayor proporción alcanzando el 90%, las que siendo poco penetrantes (no más de 2 mm), destruyen parte del parénquima tiroideo, normalizando los cuadros de tirotoxicosis. Las partículas gamma (10%) tienen un alto poder de penetración, permitiendo registrar o cuantificar la captación por la glándula empleando detectores externos de la radiación. Se absorbe en el tracto gastrointestinal en 3 horas. El 85-90% de la droga administrada se distribuye entre la glándula tiroides y el riñón (el sudor y la materia fecal contienen escasa cantidad). El 25-55% del yodo radiactivo es captado por la glándula tiroides donde permanece un tiempo suficiente como para volcar en ella una buena dosis de radiación y al ser en un 90% partículas beta hay muy poco riesgo de afectar estructuras vecinas. La dosis recomendada de I131 varía entre los 80 y 150 µCi por gramo de peso calculado de la glándula tiroides, pero en ocasiones puede ser necesaria una dosis mayor como en los casos de bocio multinodular o adenomas tóxicos. Mientras no se consiga la acción antitiroidea, se deben controlar los síntomas de los pacientes por medio de la administración de propranolol y/o fármacos antitiroideos. Aunque sus riesgos son escasos, sólo se utiliza yodo radiactivo en los pacientes mayores de 30 años y está contraindicado en mujeres embarazadas. El riesgo más frecuentemente ocasionado es el de producir un daño exagerado en la glándula tiroides generando así un hipotiroidismo. El hipotiroidismo es relativamente frecuente y puede aparecer a laspocas semanas o varios meses posteriores del tratamiento, por lo que se debe efectuar vigilancia durante un tiempo suficientemente prolongado. El yodo radiactivo también es empleado en los casos de carcinoma tiroideo con metástasis y ya que la captación por parte del tumor depende del grado de diferenciación, en tumores poco diferenciados puede administrarse previamente TSH. Los efectos generados en la glándula tiroides son los citotóxicos característicos de la radiación ionizante. La picnosis y necrosis de las células foliculares van seguidas por desaparición del coloide y la fibrosis de la glándula. B. CARBONATO DE LITIO Es otro compuesto que inhibe la liberación de las hormonas tiroideas a dosis de 600 y 900 mg/día sin afectar la captación de yodo, pero debido a que posee mayores efectos adversos, sólo se utiliza en caso de existir alergia al yodo. Se la utiliza en forma de coadyuvante en el tratamiento del hipertiroidismo vigilando estrechamente los niveles plasmáticos de litio y asegurando que se mantengan dentro del intervalo terapéutico (0.5- 1,2 mEq/L), ya que los valores elevados de litemia pueden ocasionar reacciones adversas serias. 27 DROGAS QUE INHIBEN LA CONVERSION PERIFERICA DE T4 A T3 Los fármacos que inhiben la conversión periférica de T4 a T3 se caracterizan por actuar en forma rápida, disminuyendo la producción de T3, que es la hormona biológicamente activa y, de esta manera, disminuyen sus efectos farmacológicos. Dentro de este grupo de drogas se puede encontrar a: Propranolol Glucocorticoides Propiltiouracilo (PTU) Yopodato de Sodio Los fármacos betabloqueantes (antagonistas de los adrenorreceptores β), como es el caso del propranolol, ayudan a aliviar las manifestaciones simpaticomiméticas de la tirotoxicosis (palpitaciones, taquicardia, temblor, retracción palpebral, sudoración excesiva, hipertensión arterial, debilidad muscular, ansiedad) más allá de la causa subyacente. Además, el propranolol inhibe la conversión periférica extratiroidea de T4 a T3, resultando una ventaja significativa en los pacientes con una tirotoxicosis grave. En los pacientes con taquicardia sinusal marcada o fibrilación auricular con una respuesta ventricular rápida, los betabloqueantes pueden ser utilizados como fármacos para controlar la frecuencia cardiaca. Se recomienda administrar betabloqueantes a los pacientes de edad avanzada con un hipertiroidismo sintomático, pacientes con una frecuencia cardiaca de reposo mayor de 90 latidos por minuto y pacientes con enfermedad cardiovascular. Los betabloqueantes tienen la ventaja de tener una acción rápida, aunque es un tipo de fármacos estrictamente sintomática y parcial. Se los utilizan en las etapas iniciales del tratamiento del hipertiroidismo hasta que las tioureas (metimazol, carbimazol, propiltiouracilo) hagan su efecto. El tratamiento con propranolol se puede iniciar con una dosis de 20 a 40 mg cada 8 horas y se incrementa hasta una dosis de 240 mg/día en función del nivel de control de los síntomas de los pacientes. También se puede utilizar el propranolol de liberación lenta o los fármacos betabloqueantes de acción prolongada (nadolol a dosis única de 80 mg/día y atenolol a dosis de 50-100 mg/día en una sola toma). Los glucocorticoides tienen un efecto inhibidor sobre la conversión periférica de las hormonas tiroideas. La dexametasona es útil para generar un rápido alivio de la crisis tiroidea a dosis de 2 mg cada 6 horas al inhibir la secreción glandular de T4 e inhibir la conversión periférica de T4 a T3. La administración continua de dexametasona, yoduros y propiltiouracilo en un paciente con tirotoxicosis grave produce una reducción muy rápida de la concentración plasmática de T3, normalizándola en 24-48 horas. El propiltiouracilo y el yopodato de sodio ya fueron desarrollados anteriormente. 28 Es importante aclarar que la amiodarona es un fármaco antiarrítmico que bloquea la conversión periférica de la T4 a T3 y altera las pruebas de la función tiroidea, pudiendo provocar alteraciones tiroideas como efecto adverso. La amiodarona, además, antagoniza los efectos de la T3 a nivel nuclear. DROGAS QUE INHIBEN LAS ACCIONES PERIFÉRICAS DE LAS HORMONAS TIROIDEAS En la actualidad, no existe ningún fármaco que antagonice en forma competitiva a los receptores de las hormonas tiroideas, pero sí se puede antagonizar los efectos facilitadores de la acción catecolaminérgica con la administración de fármacos betabloqueantes (propranolol, atenolol, metoprolol). El fármaco betabloqueante más comúnmente empleado es el propranolol, porque además, es un inhibidor de la conversión periférica de T4 a T3. Se utiliza en dosis más altas que las habituales, dado que en el hipertiroidismo está acelerada su biotransformación (lo que reduce sus niveles plasmáticos). Bibliografía consultada 1) ATA/AACE Guidelines. Hyperthyroidism and other causes of thyrotoxicosis: management guidelines of the American Thyroid Association and American Association of Clinical Endocrinologists. Endoc Pract. 2011 2) Guía Práctica de la Federación Argentina de Sociedades de Endocrinología. Tratamiento del hipertiroidismo por Enfermedad de Graves en pacientes adultos no embarazadas. Revista argentina de Endocrinología y Metabolismo. 2013, vol. 50, nº 2. 3) Guía Clínica: Hipotiroidismo en personas de 15 años y más. Ministerio de Salud de Chile. Primera edición, año 2013. 4) Medrano Ortiz-de-Zarate ME, Torres-Arreola LP, Santillamana-Hernández SP, et al. Guía de práctica clínica. Diagnóstico y tratamiento del hipotiroidismo primario en adultos. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. 2012, 50(1): 71-80. 5) Lorenzo P, Moreno A, Lizasoain L, et al. Velázquez Farmacología Básica y Clínica. Editorial Médica Panamericana, 18ª edición, año 2008. Capitulo 36: Farmacología del tiroides, páginas 613-619. 6) Nicandro Mendoza Patiño. Farmacología Médica. Ed. Médica Panamericana. Año 2008. Capitulo: Hormonas Tiroideas, páginas 451-462. 29 7) Velasco Martin, Alsásua del Valle, Dueñas Laita, et al. Farmacología Clínica y Terapéutica Médica. Mc Graw Hill Interamericana. Primera edición, año 2004. Capitulo 34: Tratamiento de las enfermedades del tiroides, páginas 381-388. 8) McPhee Stephen, Ganong William. Fisiopatología médica: introducción a la medicina clínica. 5º edición. Editorial El Manual Moderno. 2007. Capítulo: Enfermedad tiroidea, páginas 567-588. 9) Longo Dan, Fauci Anthony, Kasper Dennis, et al. Harrison: Principios de Medicina Interna. Mc Graw Hill Interamericana Editores. 18º edición, 2013. Capitulo: Trastornos de la glándula tiroides, paginas 1116-1125. 10) Goldman Lee, Ausiello Dennis. Cecil Tratado de Medicina Interna. Servier. 23º edición, año 2009. Sección XVIII: Enfermedades endocrinas, Capítulo: Tiroides, páginas 1698-1712.
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