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158 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Asma ocupacion INTRODUCCIÓN La inhalación de diferentes agentes en el lugar de trabajo puede ser la causa de un asma o empeorar un asma ya existente. La pri- mera situación, en la que la inhalación de un agente en el lugar de trabajo es directamente responsable de que un individuo padezca un asma, es lo que se conoce como asma ocupacional (AO). La segunda situación, en la que la inhalación de un agente en el lugar de trabajo conlleva un empeoramiento de un asma ya existente, se conoce como asma agravada por el trabajo (AAT). En este contexto, dado que en determinadas situaciones puede resultar difícil diferenciar ambas entidades, cada vez se usa más la expresión asma relacionada con el traba- jo (WRA, del inglés work related asthma) para referirse a ambas entidades simultáneamente. Sin embargo, como se discute a lo largo de este capítulo, es importante su distinción, ya que el tratamiento, el pronóstico y las implicaciones, tanto médicas como sociales, que se derivan de estas dos situaciones pueden ser muy diferentes. En la figura 21.1 se resumen los distintos tipos de WRA. En el caso del AO, según el mecanismo patogénico, puede distinguirse entre un AO inmunológica y un AO no inmuno- lógica o irritativa. El AO inmunológica o por hipersensibilidad requiere un tiempo para que se produzca la sensibilización al agente causal y, por tanto, existe un período de latencia entre la exposición y la aparición de los síntomas. Puede deberse a agentes de alto peso molecular, en cuyo caso suele estar impli- cado un mecanismo en el que interviene la inmunoglobulina E (IgE), o puede originarse por agentes de bajo peso molecular, en cuyo caso el mecanismo inmunológico mediador no suele estar bien definido. El AO no inmunológica hace referencia a aquella situación en la que el asma se induce por sustancias irritantes. Se distinguen dos tipos, el denominado síndrome de disfunción reactiva de las vías aéreas (RADS, del inglés reactive airway dysfunction syndrome) y el AO causada por la exposición repetida a bajas dosis de irritantes (LDIIA, del inglés low dose irritant induced asthma). Algunos autores también incluyen la posibilidad de que la exposición frecuente a picos puntuales de altas dosis de irritantes pueda acabar desencadenando, a la larga, un asma bronquial. La existencia real de esta situación, conocida como HDIIA (del inglés high dose irritant induced asthma), todavía hoy no se ha demostrado. El WRA debe dife- renciarse de los denominados síndromes asmatiformes (asthma like disorders). También debe establecerse el diagnóstico dife- rencial con otras entidades que a veces pueden confundirse con un asma, como son las neumonitis por hipersensibilidad, las bronquiolitis, el síndrome de sensibilización química múltiple, la bronquitis industrial, la bronquitis eosinofílica y la dis- función de las cuerdas vocales. A continuación se revisan, de manera sucesiva, el asma ocupacional propiamente dicha y el asma agravada por el trabajo. ASMA OCUPACIONAL El AO es la enfermedad respiratoria ocupacional y laboral más frecuente en los países industrializados y su diagnóstico suele tener importantes consecuencias, tanto clínicas como médico- legales, para el paciente. A pesar de este hecho, no existe en la actualidad un consenso internacional sobre cómo debe conceptuarse esta entidad. Todas las definiciones incluyen el hecho de que el agente causal debe ser específico del lugar de trabajo. Inicialmente también se exigía que dicho agente desarrollara un asma por un mecanismo de sensibilización. Sin embargo, la evidencia de una sensibilización solo se cons- tata en un escaso número de enfermos y, hoy en día, se sabe que diferentes agentes pueden causar un asma sin que exista sensibilización alguna. Diversas guías, entre ellas la de la Socie- dad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), han propuesto definir el AO como «una enfermedad caracterizada por una obstrucción variable de la vía aérea o por una hiper- respuesta bronquial debida a causas y condiciones atribuibles a un ambiente laboral concreto y no a estímulos externos al lugar de trabajo». Actualmente, en la mayoría de las guías se incluye el concepto de inflamación en la definición del asma bronquial. En este sentido, recientemente se ha modificado la definición de AO, incluyendo dicho concepto y, así, podría catalogarse el AO como una enfermedad caracterizada por una obstrucción variable de la vía aérea, debida a una hiperres- puesta bronquial o a una inflamación bronquial producidas por causas y condiciones atribuibles a un ambiente laboral concreto y no a estímulos externos al lugar de trabajo. Se calcula que el AO puede llegar a afectar hasta a 20 de cada 100.000 habitantes y se estima que puede ser respon- sable del 9 al 15% de todos los casos de asma bronquial. Recientemente se ha podido establecer que, hasta en el 25% de las ocasiones en las que el comienzo del asma se da en el 21 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 21 Asma ocupacional 159 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. adulto, el origen puede ser la ocupación. Hasta la actualidad se han descrito más de 400 agentes causantes de un AO. En la tabla 21.1 se detallan los más frecuentemente implicados a par- tir de distintos registros de declaración voluntaria realizados en distintos países y regiones. Las diferencias existentes entre los diversos registros probablemente se deben a las variadas definiciones de AO aplicadas, a las heterogéneas poblaciones estudiadas y a la propia declaración voluntaria del registro. Esto hace que sea difícil generalizar cuál es el agente más habitualmente implicado en la génesis de un AO, aunque la mayoría de los autores está de acuerdo en que probablemente se trata de los isocianatos. También es difícil establecer la prevalencia del AO en fun- ción del agente causal. En este sentido, se calcula que pueden desarrollar esta enfermedad del 2 al 10% de los trabajadores expuestos a isocianatos, el 10% de los sujetos que tienen con- tacto laboral con el cedro rojo, del 4 al 12% de los individuos que trabajan con animales de laboratorio, el 7% de los panade- ros y del 1 al 7% de los expuestos al látex. Recientemente se ha estimado que alrededor del 5 al 7% de los peluqueros profesio- nales expuestos a sales de persulfato también podría desarrollar un AO. Probablemente esta variabilidad depende de si los datos provienen de estudios epidemiológicos o clínicos, ya que en los primeros —basados en su mayoría en cuestionarios— se TABLA 21.1 Agentes principalmente implicados en el origen del asma ocupacional según los registros de distintos países o regiones* SWORD Reino Unido, 1997 PROPULSE Quebec, 1993 ONAP Francia, 2009 MOR Cataluña, 2002 FROD Finlandia, 2002 Harina 9 11,5 19 7,5 14 Isocianatos 14 17,1 6,2 15,5 1,9 Látex 3 6,6 2,5 6,9 0,3 Aldehídos 4 — 1,6 2,3 1,3 Persulfatos 1 — 9,9 12,1 1,9 Maderas 6 10,8 3,7 8 2,9 Enzimas 1 — — — 0,3 Animales de laboratorio 4 6,6 3,7 4 7,2 Colofonia — – — 0 — Soldaduras 4 6,3 — — 3,9 Otros agentes químicos 7 3,1 — 16,7 14,4 Productos de limpieza 1 — 5,4 8,6 — *Datos expresados en porcentajes sobre el total. Se indican los agentes cuya frecuencia etiológica individual es mayor del 1%. FIGURA 21.1 Tipos de asma relacionada con el trabajo. IgE, inmunoglobulina E. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 160 utilizanpreguntas que, en general, no permiten distinguir la causa primaria. La incidencia y la prevalencia del AO causadas por sustancias irritantes tampoco se conocen, aunque trabajos recientes han constatado que quizá estos agentes den cuenta del 11 al 15% de todos los casos de WRA. Asma ocupacional inmunológica El diagnóstico del AO inmunológica se basa en el del asma bronquial y en el hecho de poder relacionar dicha asma con la ocupación. Para ello son fundamentales la historia clínica, los análisis inmunológicos y las pruebas de función pulmonar, incluyendo los registros del flujo espiratorio máximo (PEF) y los estudios de provocación bronquial, tanto específicos como inespecíficos. La medida de la inflamación bronquial mediante métodos no invasivos también es posible que sea de gran ayuda, en un futuro no muy lejano, en el diagnóstico de esta enfermedad. En la figura 21.2, se propone un algoritmo diagnóstico de cómo y cuándo deben usarse estas pruebas para realizar, de forma correcta, el diagnóstico de un AO. HISTORIA CLÍNICA La historia clínica típica de un AO se caracteriza por la apari- ción de síntomas asmáticos que empeoran durante la jornada laboral y mejoran los fines de semana y durante los períodos de vacaciones. A veces, la anamnesis no es tan clara y las mani- festaciones clínicas pueden persistir al dejar la ocupación y, en ocasiones, perdurar incluso en épocas en las que no hay exposición alguna. La latencia entre el inicio del trabajo y la aparición de los síntomas puede ser muy variable y oscilar entre semanas y años. Si se sospecha un AO, es muy importante detallar todos los trabajos que el individuo ha realizado a lo largo de su vida, intentando identificar los agentes a los cuales ha estado expuesto, para averiguar si pueden ser o no responsables del AO. A veces, antes de la aparición de los síntomas de un asma y, sobre todo, si el enfermo ha estado expuesto a sustancias de alto peso molecular, pueden aparecer síntomas oculares, como escozor, lagrimeo o conjuntivitis, o síntomas nasa- les, como congestión y rinorrea. Estos hechos deben inte- rrogarse y valorarse correctamente y anotarse en la historia clínica del paciente. Asimismo, la anamnesis debe incidir en la existencia de posibles factores de riesgo. En este sentido, el hecho de fumar se ha identificado como un factor de riesgo de AO en el personal que trabaja con animales de laboratorio, mientras que las personas con atopia tienen más riesgo de desa- rrollar un AO por la exposición a alergenos naturales, como son el látex, las enzimas proteicas, los derivados de animales de laboratorio y la soja. Una historia clínica sugerente de un AO, incluso en un sujeto en contacto con un agente conocido por ser capaz de provocar un AO, no es suficiente para realizar el diagnóstico, ya que se ha demostrado que la concordancia entre lo que sospecha el médico y el diagnóstico final solo se observa en la mitad de los casos. A este respecto, un estudio reciente ha puesto de manifiesto que las preguntas que más se usan para intentar relacionar los síntomas con la exposición, como son si el paciente empeora con el trabajo o si mejora en los períodos no laborales, si bien son muy sensibles, son poco específicas, ya que los individuos con un asma no ocupacional o con sín- tomas respiratorios, pero con un asma aún no diagnosticada, también responden afirmativamente a esas mismas preguntas. ESTUDIOS FUNCIONALES RESPIRATORIOS Los estudios funcionales respiratorios deben dirigirse inicial- mente a establecer el diagnóstico del asma. En general, una historia clínica compatible y la demostración de una obstruc- ción reversible en una espirometría forzada son suficientes. Se considera que una obstrucción es reversible cuando, al efectuar una prueba broncodilatadora, se observa un aumento del volu- men espiratorio forzado en el primer segundo (FEV 1) superior al 12% y a 200 mL en valor absoluto, respecto al FEV1 basal. Sin embargo, no es infrecuente que los enfermos tengan una espirometría normal y una prueba broncodilatadora negativa. En estos casos debe averiguarse si existe o no una hiperres- puesta bronquial. Para ello, debe recurrirse a la realización de pruebas de provocación bronquial inespecíficas. De estas pruebas, la más utilizada es la de la metacolina. Existen diferentes métodos para llevar a cabo una provoca- ción bronquial con metacolina. En general, en todos ellos el sujeto debe inhalar concentraciones crecientes de la sustancia, con el fin de averiguar qué concentración es capaz de producir una caída del FEV 1 superior al 20% del FEV1 basal (PC20, del inglés provocative concentration causing a 20% fall in FEV 1 from baseline). La prueba se considera positiva cuando este des- censo del FEV1 se produce con la inhalación de concentraciones inferiores a 8 mg/mL. Se trata de una prueba muy útil en el diagnóstico del AO por diversos motivos: ● Es la prueba con mejor sensibilidad y especificidad y, por tanto, con mayor rentabilidad para el diagnóstico de un asma bronquial. ● Una prueba de metacolina negativa en un paciente en el que se sospecha un AO y que sigue expuesto al antígeno causal en el momento de su realización prácticamente descarta el diagnóstico de AO. ● Descensos de la PC20 en períodos laborales en relación con descensos observados en períodos de no exposición tam- bién pueden ser de gran ayuda diagnóstica, sobre todo si se combinan con alteraciones, en este mismo sentido, en el PEF. ● Puede mejorar la rentabilidad diagnóstica de las pruebas de provocación bronquial específicas (PPBE). ● Contribuye a la monitorización de la enfermedad una vez que esta se ha diagnosticado, independientemente de si el paciente abandona o no la exposición al agente causal. En varios estudios se han comparado la sensibilidad y la espe- cificidad de las pruebas de provocación bronquial inespecíficas con lo que se observa en las PPBE. Cuando se efectúa una única prueba de provocación bronquial inespecífica y el AO se debe a agentes de alto peso molecular, se estima que la sensibilidad media de la prueba es del 79,3% y la especificidad del 51,3%. Cuando la causa se encuentra en agentes de bajo peso mole- cular, la sensibilidad media es del 66,7% y la especificidad del 63,9%. En cinco estudios en los que se han evaluado estas variables, sin diferenciar si el agente era de alto o de bajo peso molecular, se ha hallado una sensibilidad media del 83,7%, con una especificidad del 48,4%. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 21 Asma ocupacional 161 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. FIGURA 21.2 Algoritmo diagnóstico del asma ocupacional. AO, asma ocupacional; IgE, inmunoglobulina E; PEF, flujo espiratorio máximo; PPBE, prueba de provocación bronquial específica; RADS, síndrome de disfunción reactiva de las vías aéreas. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 162 PRUEBAS INMUNOLÓGICAS Una vez establecido el diagnóstico de asma bronquial es de gran ayuda, para confirmar el de AO, demostrar que existe una sensibilización a los agentes propios del medio laboral del individuo. Para comprobar esta sensibilización, pueden usarse técnicas in vivo (pruebas cutáneas) o in vitro (determinación de anticuerpos específicos, básicamente del tipo IgE). Es impor- tante tener en cuenta, en todo caso, que evidenciar una sen- sibilización no es sinónimo de causalidad ni de enfermedad. En general, para las sustanciasde alto peso molecular, cuyo mecanismo de acción depende de la IgE, se ha comprobado que la prueba cutánea tiene mayor sensibilidad que la deter- minación de anticuerpos específicos IgE por una técnica de enzimoinmunoanálisis de adsorción (ELISA, del inglés enzyme- linked immunosorbent assay). También se ha comprobado que, si la prueba es negativa, debido a su alta sensibilidad, en algunos casos incluso puede descartarse que el agente en cuestión sea el responsable de los síntomas del paciente. La prueba cutánea puede hacerse con extractos comerciales, si existen, o bien con extractos de fabricación propia, si se dispone de un laboratorio con especial dedicación al estudio del AO. La determinación sérica de anticuerpos de tipo IgE o IgG específicos frente a las diferentes sustancias del entorno laboral puede realizarse mediante procedimientos de contrainmunoe- lectroforesis (método cualitativo que no diferencia el isotipo de la inmunoglobulina) o mediante técnicas de ELISA. Estas últimas tienen una elevada sensibilidad y, además, permiten valorar la respuesta cuantitativamente. Las técnicas electrofo- réticas de SDS-PAGE/Western Blot facilitan una identificación y una caracterización más precisas de las bandas de proteínas anti- génicas causantes de la enfermedad ocupacional. Por último, la dosificación de antígenos en el medio ambiente, mediante técnicas de ELISA o de ELISA de inhibición, puede ser una ayuda complementaria en el diagnóstico del AO, al ofrecer la medida de la concentración de estos antígenos en el medio laboral. La situación es diferente para los compuestos de bajo peso molecular, ya que al tratarse, en muchas ocasiones, de sus- tancias irritantes, las pruebas cutáneas no son útiles desde un punto de vista diagnóstico. Además, al actuar por mecanis- mos de acción no dependientes de la IgE, la determinación de anticuerpos específicos también tiene escasa utilidad, debido a su baja sensibilidad. Tan solo en el caso de los isocianatos su positividad, dada su alta especificidad, debe hacer que se plantee la posibilidad de un diagnóstico cierto de AO. MONITORIZACIÓN DEL PICO DE FLUJO O FLUJO ESPIRATORIO MÁXIMO La utilización de la determinación del pico de flujo o PEF, como técnica de ayuda al diagnóstico del AO, se propuso hace unos 30 años. Inicialmente, se recomendaba efectuar una medida cada hora, respetando las horas de sueño. Estudios posteriores han puesto de manifiesto que si se llevan a cabo un mínimo de cuatro determinaciones diarias se consiguen resultados fia- bles. El número de días en los que debe hacerse el registro no se ha establecido con exactitud y puede oscilar entre las 2 y las 8 semanas. En general, se admite que un tiempo mínimo de 2 semanas, durante las cuales el paciente está en contacto con el agente causal, y un período de entre 7 y 10 días en los que no hay exposición pueden ser suficientes para permitir una correcta diferenciación e interpretación del registro. Existen distintos métodos para analizar el PEF. En general, el más usado es el visual directo, que requiere una cierta experiencia por parte del lector. Este método se ha demostrado más sensible y específico que los diversos procedimientos estadísticos existentes para valorar el registro del PEF. También se ha propuesto un sistema de análisis automático, para el que no se requiere experiencia por parte del lector (OASYS-2), cuya sensibilidad se cifra en el 69%, y su especificidad, en el 94%. En general se aceptan como significativas las variaciones del PEF que son superiores al 20%. Los estudios iniciales sobre la sensibilidad y la especificidad del PEF, tomando como referencia las PPBE, pusieron de mani- fiesto que esas variables podían oscilar entre el 86 y el 87%, y entre el 84 y el 89%, respectivamente. Sin embargo, debe tener- se en cuenta que el PEF puede subestimar los cambios de la vía aérea, que pueden falsificarse los resultados, que puede ser difícil la interpretación de los datos y que el registro puede estar sujeto, en definitiva, a una gran cantidad de errores, sobre todo cuando el cumplimiento por parte del enfermo es bajo. Por todo ello, la experiencia y una correcta interpretación de las cifras obtenidas resultan imprescindibles. Dos estudios recientes, efectuados por grupos de inves- tigadores con grandes conocimientos en esta enfermedad, han evidenciado que, en el contexto de la práctica clínica habitual, la sensibilidad y la especificidad de la medición del PEF oscilan alrededor del 60%. Además, algunos autores han propuesto que la adición al registro del PEF del recuento de eosinófilos encon- trados en el esputo inducido, de la PC20 de la metacolina o de la medida del pH del condensado del aire exhalado en períodos de trabajo y en tiempos en los que se está fuera de él pueden mejorar la sensibilidad y la especificidad hasta aproximarlas a un 80%. PRUEBA DE PROVOCACIÓN BRONQUIAL ESPECÍFICA La PPBE es el procedimiento de referencia en el diagnóstico del AO. Se trata de una técnica fundamental para poder identificar nuevos materiales responsables del asma, para reconocer el agen- te específicamente implicado, cuando un paciente está expuesto a más de un agente causante de un AO en su ámbito laboral, y para establecer los mecanismos patogénicos a través de los cuales se produce la reacción asmática. A pesar de que algunos autores no la consideran de rutina, dada su complejidad y el consumo de tiempo que conlleva, para otros muchos no existen dudas sobre que debe llevarse a cabo cuando se tienen posibilidades de acceso a la misma, independientemente de los resultados que se hayan obtenido en otras pruebas complementarias. La exposición específica puede llevarse a cabo de dos mane- ras diferentes en función de la naturaleza del agente causal. Cuando este es soluble y el mecanismo inmunológico está mediado por la IgE, se preparan soluciones con concentracio- nes crecientes de dicho agente, que se administran en forma de aerosol mediante un nebulizador. La concentración con la que se inicia la prueba se calcula mediante una fórmula basada en la PC20 del test de la metacolina y en la concentración antigénica más pequeña que es capaz de generar una respuesta cutánea positiva. A los 2, 5 y 10 minutos después de cada nebu- lización se realiza una espirometría. Se considera que la prueba es positiva cuando se produce un descenso del FEV1 superior Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 21 Asma ocupacional 163 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. al 20% del valor basal. Los resultados se expresan como PC20 o PD20 (del inglés provocative cumulative dose causing a 20% fall in FEV 1 from baseline) del alergeno, según se utilice o no un dosímetro. Durante las 24 horas posteriores a la inhalación es importante monitorizar el FEV1 cada hora, con el objeto de evidenciar una eventual respuesta tardía (descenso del FEV1 superior al 20% en las 3-6 horas siguientes a la inhalación). Cuando el agente no es soluble, la exposición debe realizarse en una cabina de provocación (fig. 21.3). La prueba se basa en lograr que en el interior de esa cabina exista una atmósfera con una concentración conocida del agente causal. La producción de esa atmósfera depende, asimismo, de dicho agente. Si el mis- mo está en forma de polvo, se genera haciendo que el enfermo traspase el producto de una bandeja a otra. Cuando se trata de gases o vapores, los métodos para conseguir una determinada concentración pueden dividirse en estáticos o dinámicos. En los sistemas estáticos se mezcla una cantidad conocida de gas con otra de aire, para originar una determinada concentración. En los sistemas dinámicos, el flujo de aire y la adición delgas a este flujo se controlan para conseguir un índice conocido de dilución. Estos sistemas ofrecen un flujo continuo y permiten un cambio rápido y predecible de la concentración, favoreciendo así una buena mezcla y minimizando las pérdidas debidas a la absorción por las paredes de la cámara. Finalmente, en ocasiones, la única alternativa posible es reproducir las condiciones laborales en la propia cabina de provocación. En algunos centros muy especia- lizados se han ideado equipos de circuito cerrado, que permiten obviar las cabinas y que, en teoría, logran graduar mejor la expo- sición y hacerla más segura para el personal sanitario. Una vez conseguida esta atmósfera se introduce al paciente en la cabina durante un tiempo, que debe individualizarse para cada enfermo en función de las características de su asma. Tras la exposición, se mide el FEV 1 cada 10 minutos y luego cada hora, durante 24 horas. La prueba se considera positiva cuando se produce un descenso del FEV1 superior al 20% del valor basal. Si es negativa, ha de procederse a aumentar el tiempo de exposición en días sucesivos. Los resultados se expresan en gráficas en las que se registra el porcentaje de caída del FEV1 en función del tiempo, tal y como se refleja en la figura 21.4. FIGURA 21.4 Representación gráfica de los resultados de la prueba de provocación bronquial específica. A. Reacción precoz. B. Reacción tardía. C. Reacción dual. D. Otras. FEV 1 , volumen espiratorio forzado en el primer segundo. FIGURA 21.3 Cabina diseñada para la realización de pruebas de provocación bronquial específica. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 164 Recientemente se ha sugerido que las PPBE deben llevarse a cabo en el propio lugar de trabajo del paciente. Si bien este tipo de exposición aún no se ha estandarizado, lo que se propone es medir in situ el FEV1 basal, la PC20 de la metacolina o el número de eosinófilos del esputo inducido. En un primer día se expone al sujeto al agente causal, en su trabajo habitual, durante 1 hora y se monitoriza el FEV1 durante las 24 horas siguientes. Si no se encuentran alteraciones, al día siguiente se efectúa una nueva exposición durante 2 horas y, si tampoco se logran resultados, durante 4 horas un tercer día y, luego, si siguen sin obtenerse datos, durante 8 horas en días sucesivos hasta un total de 15 días, monitorizando siempre el FEV 1. A los 15 días se realiza un nuevo test de metacolina y se determina la PC20 de la metacolina. Asimismo, se hace un recuento del número de eosinófilos en un esputo inducido. Si no se apre- cian cambios significativos en estas pruebas, puede descartarse definitivamente la existencia de un AO. Aunque la PPBE es, sin duda, la referencia en el diagnós- tico del AO, es importante conocer que pueden existir fal- sos positivos y falsos negativos. En general, los primeros se observan cuando el enfermo tiene un asma lábil, cuando la propia maniobra ventilatoria de la espirometría induce una obstrucción o cuando, por utilizar dosis altas del agente causal, se provoca un síndrome reactivo de disfunción de la vía aérea. Al contrario, pueden aparecer resultados falsamente negativos si el paciente recibe un tratamiento broncodilatador o antiin- flamatorio tópico o sistémico, si el período de no exposición al agente —previo a la realización de la prueba— ha sido excesivamente prolongado o si se utilizan agentes erróneos. Asma ocupacional no inmunológica Clásicamente se definía el AO no inmunológica como aquella asma que aparecía tras la exposición laboral a altas dosis de un agente irritante, sin que existiera un período de latencia. Es decir, se trataba básicamente de pacientes con un RADS. Sin embargo, en los últimos años han aparecido dudas sobre si la exposición a bajas dosis de un irritante durante un tiempo prolongado puede causar un asma o, incluso, si repetidas expo- siciones a altas dosis de sustancias irritantes incapaces de causar un RADS pueden acabar ocasionando un asma. En este sentido, son cada vez más los autores que dividen el asma inducida por compuestos irritantes en asma inducida por irritantes de forma aguda (AIIA o RADS), LDIIA y asma inducida por exposiciones repetidas a picos puntuales de altas dosis de irritantes (HDIIA). SÍNDROME DE DISFUNCIÓN REACTIVA DE LAS VÍAS AÉREAS Casi todos los autores están de acuerdo en que el RADS o AIIA se produce por un mecanismo tóxico directo. Efectivamente, una alta exposición a un agente tóxico conlleva un daño epi- telial que desencadena una cascada de cambios, incluyendo la inflamación de la vía aérea y los procesos de remodelado bron- quial. El daño epitelial condiciona, además, una inflamación neurogénica como resultado de la activación de las vías reflejas no adrenérgicas y no colinérgicas (NANC). La inflamación crónica que se observa cuando se realizan biopsias bronquiales probablemente se debe a la combinación de ambos efectos. La liberación de mediadores secundaria a la activación de las vías reflejas NANC, así como la de otras sustancias por los macrófa- gos alveolares, los mastocitos, los eosinófilos y los neutrófilos, puede originar lesiones por acción tóxica directa u ocasionar un reclutamiento de linfocitos. Todo ello con la subsiguiente cas- cada liberadora de citocinas, que conduce a una perpetuación de la respuesta inflamatoria. El diagnóstico del RADS o AIIA se establece a partir de criterios clínicos: ausencia de síntomas respiratorios previos; exposición a un gas, humo o vapor que esté presente en concen- traciones elevadas y tenga cualidades irritantes; inicio de los síntomas dentro de las primeras 24 horas tras la exposición y persistencia durante al menos 3 meses; síntomas similares a los del asma, con tos, sibilancias y disnea; y evidencia objetiva de un asma bronquial, descartándose otro tipo de enfermedades broncopulmonares. Al tratarse de un diagnóstico clínico, no existen pruebas objetivas que puedan confirmar ese diagnóstico. A este res- pecto, identificar un asma a partir del estudio de la función pulmonar, principalmente mediante las pruebas de provoca- ción bronquial inespecíficas y el test de metacolina, adquiere una gran relevancia porque proporciona una mayor solidez al diagnóstico del RADS. Además, las pruebas de provoca- ción bronquial inespecíficas son fundamentales para seguir la evolución de estos pacientes, para decidir el momento de su reincorporación a su trabajo habitual y para establecer un pronóstico definitivo. En efecto, constatar que están mejorando generalmente implica que se está produciendo una recupera- ción de la enfermedad. Los estudios que pueden efectuarse en el medio laboral del paciente, al contrario de lo que sucede en el AO inmunológica, no suelen ser de gran ayuda. Y ello es así porque no suelen persistir en el medio laboral las condiciones medioambientales que originaron el síndrome. Existen dudas en relación con el papel que desempeñan en el diagnóstico del RADS los métodos no invasivos de análisis de la inflamación bronquial. En tal sentido, algunos autores han apuntado que la observación de un incremento en el número de neutrófilos en el esputo inducido puede ser de ayuda diagnóstica, así como también la comprobación de un aumento en la concentración de óxido nítrico (NO) exhalado (FeNO). ASMA OCUPACIONAL POR DOSIS BAJAS DE SUSTANCIAS IRRITANTES La posibilidad de que la exposición crónica a dosis bajas de un agente irritante ocasione un asma es un hecho que todavía hoy está en discusión. Aunque se han descrito varios casos de AO por dosis bajas de sustancias irritantes (LDIIA), tan solo un estudio ha demostrado una relación entre el nivel de la hiperrespuesta bronquial y el grado de exposicióna dosis bajas del agente causal a lo largo del tiempo. Sin embargo, no se ha podido confirmar este hecho en otro trabajo realizado a más largo plazo. El diagnóstico de esta entidad es básicamente clínico. En efecto, debe sospecharse esta enfermedad cuando un traba- jador expuesto a un irritante comienza, sin que se documen- te ninguna sobreexposición, con síntomas asmáticos, con independencia del tiempo transcurrido desde la exposición. Es fundamental establecer un diagnóstico correcto de asma bronquial. Este debe basarse en una prueba de provocación Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 21 Asma ocupacional 165 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. bronquial inespecífica que, al igual que en el RADS, también sirve para el control posterior de la enfermedad y, probable- mente también, para determinar el pronóstico. El papel que pueden desempeñar las PPBE en el diagnóstico aún no se ha establecido. ASMA OCUPACIONAL POR EXPOSICIÓN A PICOS PUNTUALES DE ALTAS DOSIS DE SUSTANCIAS IRRITANTES Algunos autores sostienen que la exposición de forma crónica a picos puntuales de altas concentraciones de sustancias irritantes también puede ser la causa de un AO. En general, se trata de trabajadores que, de modo casi siempre accidental, se expo- nen a altas dosis de un agente irritante, que si bien de manera inmediata no generan síntomas respiratorios, tras sucesivas exposiciones acaban produciendo una clínica compatible con un asma y se asocian con una prueba de metacolina positiva. Los agentes tradicionalmente implicados en este tipo de asma son el cloro y el ozono. Se ha demostrado que los individuos que sufren una sobreexposición a estos gases, aun estando asin- tomáticos, pueden ver reducido su FEV 1 en comparación con el de las personas que nunca han sufrido tal sobreexposición. La relación que guarda esta entidad con el RADS es des- conocida. La diferenciación entre ambas entidades se basa en la historia clínica. En el RADS los síntomas aparecen en las 24 primeras horas tras la exposición, mientras que en el HDIIA los síntomas pueden surgir tras años de exposiciones puntuales a altas dosis del compuesto irritante. ASMA AGRAVADA POR EL TRABAJO La expresión asma agravada por el trabajo (AAT) hace referencia a una situación en la que se constata un empeoramiento de un asma preexistente o concomitante como consecuencia de una exposición ambiental en el lugar de trabajo. Este tipo de asma se manifiesta por un aumento en la frecuencia o en la grave- dad de los síntomas o por un incremento de la medicación necesaria para controlar la enfermedad durante las jornadas laborales. El diagnóstico se realiza constatando la aparición de cambios en el diámetro bronquial, en el grado de hiperres- puesta bronquial o en los niveles de inflamación de la vía aérea en relación con la exposición que ocurre en el trabajo. Aunque los datos disponibles son escasos, la prevalencia del AAT parece ser superior a la del AO. Además, diferenciar ambas entidades es relevante en cuanto a que, según los conocimientos actuales, tan solo en los casos graves de AAT el operario debe ser apartado de su puesto laboral. En este sentido, algunos autores proponen diferenciar ambas entidades en función únicamente de la historia clínica, aceptando que se trata de un AAT si ya existe un asma antes de la ocupación y el paciente refiere un empeoramiento de los síntomas en relación con el trabajo. Sin embargo, esta opción parece muy simplista, ya que también cabe la posibilidad de que el enfermo tenga un asma antes de tener su ocupación y que pueda desa- rrollar luego un AO. También puede ser que el asma aparezca durante la vida laboral sin que se deba a agentes específicos del lugar de trabajo, pero sí que se agrave por esos agentes. En la actualidad, casi todos los autores proponen la realización de una PPBE para diferenciar ambas entidades. En el caso de que la PPBE sea positiva, el individuo debe catalogarse como portador de un AO. Si es negativa, debe entenderse que es portador de un AAT. En la figura 21.5 se propone un algoritmo diagnóstico para esta entidad. TRATAMIENTO Y PRONÓSTICO En general se acepta que el mejor tratamiento para el AO inmu- nológica es que el paciente evite el contacto con el agente causal. Este hecho conlleva la toma de importantes decisiones socioeconómicas. En el caso de que el individuo no pueda ser reubicado en otro puesto de trabajo, debe evaluarse una posi- ble incapacidad laboral. En este sentido, un estudio reciente realizado en Italia con 25 personas con un AO, en el que 13 enfermos pudieron abandonar la exposición, se constató que, si bien estos sujetos mejoraban clínicamente, se producía un con- siderable deterioro económico y una importante degradación social en 9 de ellos. En los 12 sujetos que no abandonaron el trabajo habitual, tan solo en 2 se constató ese deterioro, aun- que todos ellos empeoraron desde un punto de vista clínico. De hecho, en el Reino Unido se ha calculado que de cada tres trabajadores con un AO que dejan su ocupación, uno sigue sin trabajar en los 3-5 años posteriores al diagnóstico. Por ello resulta evidente que es fundamental que el diagnós- tico del AO sea absolutamente correcto. También es de gran trascendencia asegurarse de que, en efecto, la evitación del agente causal mejora el pronóstico de la enfermedad, hecho que sin embargo aún no se ha confirmado hasta la fecha. Si bien numerosos trabajos se han dirigido a evaluar la evolución de los pacientes en función de su permanencia en contacto con el agente causal, la mayoría de estos estudios se han basado en un escaso número de casos. Esto dificulta el establecimiento de conclusiones definitivas. De hecho, se sabe que en muchos de los individuos que tienen un AO la enfermedad persis- te durante muchos años después de haber abandonado la exposición. Parece ser que los factores que pueden contribuir a perpetuar las manifestaciones clínicas podrían ser la existencia de un largo período de exposición previo a la aparición de los síntomas, el retraso en el diagnóstico, con una prolongada duración de esos síntomas, y, finalmente, la intensidad de los síntomas cuando se identifica el proceso por primera vez. El efecto del tabaco y de la edad en la recuperación de los pacientes no se conoce, si bien diferentes estudios sugieren que las manifestaciones clínicas son más persistentes en los individuos de mayor edad. Una reciente revisión sistemática de la literatura científica ha puesto de manifiesto que apro- ximadamente en el 26-30% de los enfermos con un AO la hiperrespuesta bronquial se negativiza al suprimir la exposición al agente causal. En diversos trabajos se ha evidenciado que la hiperrespuesta bronquial mejora a medida que aumenta el tiempo transcurrido sin contacto con el antígeno, aunque esta mejoría es más rápida en los primeros 2,5 años tras el cese de la exposición. Los factores que determinan la persistencia y la gravedad de la hiperrespuesta bronquial en los sujetos con un AO que abandonan el contacto con el agente causal no se conocen. Algunos autores sugieren que una buena función pulmonar y una PC20 en la prueba de la metacolina elevada en el momen- to del diagnóstico se asocian con un mejor pronóstico. Sin Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 166 embargo, otros estudios parecen relacionar la mejoría con la duración de la exposición. En general, cuando un paciente conun AO inmunológica se mantiene en contacto con el agente causal no suele producirse mejoría clínica alguna, a pesar de que se instaure un tratamiento farmacológico. En el caso con- creto de los isocianatos, diversos autores han evidenciado que no solo no existe mejoría clínica alguna, sino que, además, se origina un deterioro de la función pulmonar y un aumento de la hiperrespuesta bronquial. La situación es radicalmente diferente en el caso del AO no inmunológica. En el caso del RADS, una vez producida la exposición, la administración de altas dosis de corticoes- teroides parece que puede mejorar el pronóstico. No obs- tante, muchos de los individuos con un RADS continúan con síntomas respiratorios y con una hiperrespuesta bronquial años después de la exposición. Cuando esto ocurre, los enfermos deben tratarse como cualquier otra persona asmática. Una vez estabilizado el paciente, este puede volver a su puesto de FIGURA 21.5 Algoritmo diagnóstico del asma relacionada con el trabajo (ART), también útil para la distinción entre un asma ocupacional (AO) inmunológica y un asma agravada por el trabajo (AAT). Esta figura es complementaria de la figura 21.2. FEV 1 , volumen espiratorio forzado en el primer segundo; PEF, flujo espiratorio máximo; HRBI, hiperreactividad bronquial inespecífica; IgE, inmunoglobulina E. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 21 Asma ocupacional 167 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. trabajo, siempre y cuando no esté incapacitado para desem- peñarlo y las condiciones higiénicas sean las adecuadas. En todo caso deben evitarse las concentraciones irritantes de los agentes causales. La experiencia respecto a la terapia y a la evolución de los individuos que padecen un LDIIA o un HDIIA es prácticamente nula. Bibliografía Baur X, Aasen TB, Burge PS, Heederik D, Henneberger PK, Maestrelli P, et al. The management of work-related asthma guidelines: a broader perspective. Eur Respir Rev 2012;21:125-39. Brooks SM, Weiss MR, Bernstein IL. Reactive airways dysfunction syndrome (RADS): persistent asthma syndrome after high level irritant exposures. Chest 1985;88:376-84. Cruz MJ, Muñoz X. The current diagnostic role of the specific occupa- tional laboratory challenge test. Curr Opin Allergy Clin Immunol 2012;12:119-25. De Groene GJ, Pal TM, Beach J, Tarlo SM, Spreeuwers D, Frings-Dresen MH, et al. Workplace interventions for treatment of occupational asthma. Cochrane Database Syst Rev 2011;5:CD006308. Girard F, Chaboillez S, Cartier A, Cote J, Hargreave FE, Labrecque M, et al. 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