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24 LA TERMINOLOGÍA CONFUSA DE TRASTORNOS DEL USO DE DROGAS ORÍGENES DE LOS TRASTORNOS pOR USO DE SUSTANCIAS ■ Variables del agente (droga) ■ Variables del huésped (usuario) ■ Variables ambientales FENÓMENOS FARMACOLÓGICOS ■ Tolerancia ■ Dependencia física ■ Síndrome de abstinencia CUESTIONES CLÍNICAS: DEpRESORES DEL CNS ■ Etanol ■ Benzodiacepinas ■ Barbitúricos ■ Nicotina ■ Opiáceos CUESTIONES CLÍNICAS: COCAÍNA Y OTROS pSICOESTIMULANTES ■ Cocaína ■ Anfetamina y agentes relacionados ■ Cafeína ■ Canabinoides (marihuana) ■ Agentes psicodélicos Capítulo Trastornos del uso de drogas y adicción La terminología confusa de trastornos del uso de drogas La terminología de la dependencia, el abuso y la adicción a las drogas ha producido, durante mucho tiempo, una confusión que se deriva del hecho de que el uso repetido de ciertas drogas, puede producir cambios neuro- plásticos que resultan en dos estados, claramente, anormales. El primer estado es la dependencia, o dependencia “física”, producida cuando hay una adaptación farmacológica progresiva a la droga lo que resulta en tole- rancia. La tolerancia es una reacción normal que, a menudo, se confunde con un signo de “adicción”. En el estado de tolerancia, la repetición de la misma dosis de una droga produce un efecto menor. Si el fármaco se inte- rrumpe bruscamente, sobreviene un síndrome de abstinencia, en el que las respuestas de adaptación no tienen oposición por la droga. La apari- ción de síntomas de abstinencia es el signo cardinal de la dependencia “física”. La adicción, el segundo estado anormal producido por el uso repe- tido de una droga, ocurre sólo en una minoría de aquellos que inician el consumo de drogas; la adicción conduce, de modo progresivo, al consumo compulsivo y fuera de control de las drogas. La adicción se puede considerar como una forma de memoria inadap- tada. La adicción comienza con la administración de sustancias (p. ej., la cocaína) o comportamientos (p. ej., la emoción del juego) que activan de forma directa e intensa los circuitos de recompensa cerebral. La activa- ción de estos circuitos motiva el comportamiento normal, y la mayoría de los humanos simplemente disfruta de la experiencia, sin verse obligados a repetirla. Para algunos (∼16% de los que prueban la cocaína), la expe- riencia produce fuertes asociaciones, condicionadas a las señales am- bientales que señalan la disponibilidad de la droga o el comportamiento. El individuo se siente atraído por la repetición compulsiva de la experien- cia, enfocándose en el placer inmediato, a pesar de las consecuencias ne- gativas a largo plazo, y el abandono de importantes responsabilidades sociales. La distinción entre la dependencia y la adicción es importante porque los pacientes con dolor, a veces se ven privados de la adecuada medicación opiácea por sus médicos, sólo porque han mostrado eviden- cia de tolerancia, o presentan síntomas de abstinencia, si la medicación analgésica se detiene o se reduce abruptamente. En la revisión más re- ciente del sistema de clasificación (Manual diagnóstico y estadístico de los desórdenes mentales, 5a. edición [DSM-V, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition]; véase Asociación Americana de Psi- quiatría [APA, American Psychiatric Association], 2013) se realiza una clara distinción entre la tolerancia normal y un trastorno, por consumo de drogas, que involucra la búsqueda compulsiva de drogas. Orígenes de los trastornos por uso de sustancias La mayoría de los que inician el uso de una droga, con potencial de adic- ción, no desarrolla un trastorno por consumo de drogas. Muchas varia- bles operan simultáneamente para influir en la probabilidad de que un consumidor inicial de drogas pierda el control y desarrolle una adicción. Estas variables se pueden organizar en tres categorías: agente (droga), huésped (usuario) y ambiente (tabla 24-1). Variables del agente (droga) El reforzamiento se refiere a la capacidad de las drogas para producir efec- tos que hagan que el usuario desee volver a tomarlas. Cuanto más se re- fuerza una droga, mayor será la probabilidad de que se abuse de ella. Las propiedades de refuerzo de las drogas están asociadas con su capacidad para aumentar la actividad neuronal en las áreas de recompensa del cere- bro (véanse capítulos 13 y 14). La cocaína, la anfetamina, el etanol, los opiáceos, los canabinoides y la nicotina aumentan, de manera confiable, los niveles de la dopamina (DA, dopamine) en el líquido extracelular del estriado ventral, específicamente en la región del núcleo accumbens. Por el contrario, las drogas que bloquean los receptores de la DA producen, por lo general, sentimientos de tristeza (es decir, efectos disfóricos). A pesar de los fuertes hallazgos correlativos, no se ha establecido una relación causal, precisa, entre la DA y la euforia/disforia; otros hallazgos enfatizan los roles adicionales de la 5HT, el glutamato, la noradrenalina, los opiáceos endóge- nos y el GABA en la mediación de los efectos reforzadores de las drogas. El riesgo de abuso de una droga se incrementa con la rapidez del inicio. Cuando se mastican las hojas de coca, la cocaína se absorbe lentamente; esto produce niveles bajos de cocaína en la sangre y pocos problemas de comportamiento, si es que hay alguno. La cocaína crack, que se vende de forma ilegal y a bajo precio ($1 a $3 por dosis en el 2016), es la cocaína (base libre) que se puede vaporizar muy fácil, mediante el calentamiento. Sólo la inhalación de los vapores produce niveles sanguí- neos comparables a los que resultan de la cocaína intravenosa, debido a la gran área de superficie para la absorción en la circulación pulmonar, después de la inhalación. Por tanto, la inhalación de cocaína crack es mu- cho más adictiva que masticar, beber o inhalar cocaína. El riesgo de desarro- llar adicción entre quienes prueban la nicotina, es alrededor del doble que entre aquellos que prueban la cocaína (tabla 24-2). Esto no implica que el riesgo de adicción farmacológica de la nicotina sea el doble que el de la co- caína. Por el contrario, hay otras variables enumeradas en la tabla 24-1 en las categorías de Agente (p. ej., el modo de administración), el huésped y el ambiente, que influyen en el desarrollo de la adicción. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 434 Trastorn os d el uso d e d rogas y ad icción CA PÍTU LO 24 Abreviaturas AIDS: (acquired immunodeficiency syndrome) Síndrome de inmunodeficiencia adquirida CDC: (U.S. Centers for Disease Control and Prevention) Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos CNS: (central nervous system) Sistema nervioso central DA: (dopamine) Dopamina DAT: (dopamine transporter) Transportador de dopamina DEA: (drug enforcement agency) Agencia para el Control de Drogas DMT: (N, N-dimethyltryptamine) N,N-dimetiltriptamina DOM: (dimethoxymethylamphetamine) Dimetoximetilanfetamina EEG: (electroencephalogram) Electroencefalograma FDA: (U.S. Food and Drug Administration) Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos GABA: (γ-aminobutyric acid) Ácido gamma-aminobutírico GI: (gastrointestinal) Gastrointestinal GPCR: (G protein–coupled receptor) Receptor acoplado a proteína G 5HT: (serotonin) Serotonina LSD: (lysergic acid diethylamide) Dietilamida del ácido lisérgico MDA: (methylenedioxyamphetamine) Metilendioxianfetamina MDMA: (methylenedioxymethamphetamine) Metilendioximetanfetamina MOR: (μ opioid receptor) Receptor opiáceo μ NE: (norepinephrine) Noradrenalina NMDA: (N-methyl-d-aspartate) N-metil-d-aspartato PCP: (phenycyclidine) Fenciclidina Δ-9-THC: (Δ-9-tetrahydrocannabinol) Δ-9-tetrahidrocanabinol TABLA 24-1 ■ Variables múltiples, simultáneas, que afectan el inicio, la continuación del abuso y la adicción a las drogas Agente (droga) Disponibilidad Costo Pureza/potencia Modo de administración Masticación (absorción a través de membranas mucosas, vía oral) GastrointestinalIntranasal Subcutánea e intramuscular Intravenosa Inhalación Velocidad de inicio y terminación de los efectos (farmacocinética: combinación de agente y huésped) Huésped (usuario) Herencia Tolerancia innata Velocidad de desarrollo de la tolerancia adquirida Probabilidad de experimentar la intoxicación como placer Metabolismo de la droga (los datos de la nicotina y el alcohol ya están disponibles) Síntomas psiquiátricos Experiencias/Expectativas previas Propensión al comportamiento arriesgado Ambiente Entorno social Actitudes de la comunidad Influencia de sus semejantes, patrón de roles Disponibilidad de otros reforzadores (fuentes de placer o recreación) Oportunidades de empleo o educacionales Estímulos condicionados: señales ambientales se asocian con las drogas, después de un uso repetido en el mismo ambiente TABLA 24-2 ■ Uso, adicción y riesgo entre usuarios de tabaco, etanol y drogas ilícitas en Estados Unidos, 1992-1994 AgEnTE ALgUnA VEz UsAdoa (%) Adicción (%) RiEsgo dE Adicción (%) Tabaco 75.6 24.1 31.9 Alcohol 91.5 14.1 15.4 Drogas ilícitas 51.0 7.5 14.7 Cannabis 46.3 4.2 9.1 Cocaína 16.2 2.7 16.7 Estimulantes 15.3 1.7 11.2 Ansiolíticos 12.7 1.2 9.2 Analgésicos 9.7 0.7 7.5 Psicodélicos 10.6 0.5 4.9 Heroína 1.5 0.4 23.1 Inhalantes 6.8 0.3 3.7 a Los porcentajes de adicción y de uso constante son los de la población gene- ral. El riesgo de adicción es específico de la droga indicada y se refiere al por- centaje que cumplió los criterios de adicción, entre aquellos que informaron haber usado el agente, al menos una vez (es decir, cada valor en la columna que se encuentra más a la derecha, se obtuvo al expresar el número en la columna “Adicción”, como un porcentaje del número en la columna “Alguna vez usado”, sujeto a errores de redondeo). Fuente de datos: Anthony JC, et al. Comparative epidemiology of dependence on tobacco, alcohol, controlled substances and the inhalants: basic findings from the National Comorbidity Survey. Exp Clin Psychopharmacol 1994;2:244– 268. Este estudio se repitió en 2001-2003: Degenhardt L, et al. Epidemiological patterns of drug use in the United States: evidence from the National Comor- bidity Survey Replication 2001-2003. doi:10.1016/j.drugalcdep.2007.03.007. Consultado 2016,10 July. The National Institute on Drug Abuse conducted a related study in 2014: disponible en: https://www.drugabuse.gov/ national-survey-drug-use-health Variables del huésped (usuario) Los efectos de las drogas varían entre los individuos. El polimorfismo de genes que codifican a las enzimas implicadas en la absorción, el metabo- lismo y la excreción de una droga y sus respuestas, mediadas por recep- tores, pueden contribuir en los efectos de la droga, a través del ciclo de adicción (p. ej., la euforia, el reforzamiento, etc.) (véanse capítulos del 2 al 7). La tolerancia innata al alcohol puede representar un rasgo biológico que contribuye al desarrollo del alcoholismo. Mientras que la tolerancia innata aumenta la vulnerabilidad al alcoholismo, el metabolismo dañado puede proteger contra ello (véase capítulo 23). De manera similar, las per- sonas que heredan un gen asociado con el metabolismo lento de la nico- tina pueden experimentar efectos desagradables cuando comienzan a fumar y, según se informa, tienen una menor probabilidad de volverse dependientes a la nicotina. Los trastornos psiquiátricos constituyen otra categoría de variables del huésped. Las personas con ansiedad, depresión, insomnio e incluso timi- dez pueden encontrar que ciertas drogas los alivian. Sin embargo, los aparentes efectos beneficiosos son transitorios, y el uso repetido de la droga puede conducir a la tolerancia y, finalmente, al consumo compulsi- vo e incontrolado. Mientras los síntomas psiquiátricos se observan con frecuencia en los abusadores de drogas que se presentan para recibir el tratamiento, la mayoría de estos síntomas comienzan después de que la persona comienza a abusar de las drogas. Por tanto, las drogas de abuso parecen producir más síntomas psiquiátricos que los que alivian. Variables ambientales El inicio y continuación del uso ilegal de droga se ve influido significati- vamente por las normas sociales y la presión social. Fenómenos farmacológicos Tolerancia La tolerancia, la respuesta más común al uso repetitivo de la droga, se puede definir como la reducción en la respuesta a esta droga, después de https://booksmedicos.org 435 N eurofarm acología SECCIÓ N II Ef ec to re la tiv o Dosis Sensibilización ToleranciaTolerancia administraciones repetidas. Considere una curva dosis-respuesta de una droga imaginaria (figura 24-1). A medida que aumenta la dosis de la dro- ga, incrementa el efecto observado de la misma. Sin embargo, con el uso repetido de la droga, la curva se desplaza hacia la derecha (tolerancia). Existen muchas formas de tolerancia, que pueden originarse a través de los mecanismos múltiples. La tolerancia a algunos efectos de las drogas, se desarrolla mucho más rápido que a otros efectos de la misma droga. Por ejemplo, la tolerancia se desarrolla rápidamente a la euforia producida por los opiáceos como la heroína, y los adictos tienden a aumentar sus dosis para volver a experi- mentar esa sensación fugaz, intensa. En contraste, la tolerancia a los efec- tos gastrointestinales de los opiáceos se desarrolla de forma más lenta. La discrepancia entre la tolerancia a los efectos euforizantes (rápida) y la tolerancia a los efectos sobre las funciones vitales, como la respiración y la presión arterial (lenta), puede conducir a sobredosis potencialmente fatales. Podemos definir múltiples aspectos de la tolerancia y dar ejemplos de algunos mecanismos generales y programas de dosificación que contri- buyen: • La tolerancia innata se refiere a la falta de sensibilidad genética deter- minada a una droga, la primera vez que se experimenta. • La tolerancia adquirida se puede dividir en tres tipos principales: la far- macocinética, la farmacodinámica y la tolerancia aprendida, e incluye la tolerancia aguda, la inversa y la cruzada. 1. La tolerancia farmacocinética o disposicional se refiere a los cambios en la distribución o el metabolismo de una droga, después de admi- nistraciones repetidas, de manera que una dosis dada produce una concentración en sangre más baja que lo que la misma dosis hizo en la exposición inicial. El mecanismo más común es un aumento en la tasa de metabolismo de la droga. Por ejemplo, la administración crónica de barbitúricos induce a los CYP hepáticos 1A2, 2C9, 2C19 y 3A4, lo que mejora el metabolismo de las drogas que son sustratos para estas enzimas. 2. La tolerancia farmacodinámica se refiere a los cambios adaptativos que se han producido en los sistemas afectados por la droga, de modo que la respuesta a una determinada concentración de la dro- ga se altera (por lo general se reduce). Los ejemplos incluyen cam- bios inducidos por la droga en la densidad del receptor o la eficacia del acoplamiento del receptor a las vías de transducción de señales (véase capítulo 3). 3. La tolerancia aprendida se refiere a una reducción en los efectos de una droga, debido a mecanismos compensatorios que se adquieren mediante experiencias pasadas. Un tipo de tolerancia aprendida es la llamada tolerancia conductual. Un ejemplo es aprender a caminar en línea recta, a pesar de la discapacidad motora producida por la intoxicación por alcohol. Con niveles más altos de intoxicación se supera la tolerancia conductual y los déficits conductuales son obvios. • La tolerancia condicionada (tolerancia específica de la situación) se desa- rrolla cuando las señales o situaciones ambientales se combinan, con- sistentemente, con la administración de una droga. Cuando una droga afecta el equilibrio homeostático, al producir sedación y cambios en la presión arterial, la frecuencia del pulso, la actividad intestinal, en lo sucesivo se produce, por lo general, un contraataqueo adaptación re- flexiva, en la dirección de mantener el status quo. Si una droga se con- sume siempre en presencia de señales ambientales específicas (p. ej., el olor durante la preparación de la droga y a la vista de la jeringuilla), estas señales comienzan a predecir los efectos de la droga y comienzan a ocurrir las adaptaciones, lo que evitará la manifestación completa de los efectos de la droga (es decir, causar tolerancia). Este mecanismo sigue los principios clásicos (pavlovianos) de aprendizaje y los resulta- dos en la tolerancia a las drogas, en circunstancias en las que la droga es “esperada”. • La tolerancia aguda se refiere a la tolerancia rápida que se desarrolla con el uso repetido en una sola ocasión, como en una “juerga”. Por ejem- plo, las dosis repetidas de cocaína, durante varias horas, producen una disminución en la respuesta a dosis posteriores de cocaína, durante la juerga. Esto es lo opuesto a la sensibilización observada con un progra- ma de dosificación intermitente. • La sensibilización o tolerancia inversa se refiere a un aumento en la res- puesta, con la repetición de la misma dosis de la droga. La sensibilización produce un desplazamiento hacia la izquierda de la curva dosis-respues- ta (véase figura 24-1). La sensibilización, en contraste con la tolerancia aguda durante una juerga, requiere un intervalo más largo entre las dosis, generalmente, alrededor de un día. La sensibilización puede ocu- rrir con estimulantes como la cocaína o la anfetamina. • La tolerancia cruzada ocurre cuando el uso repetido de una droga, en una categoría determinada, confiere tolerancia no sólo a esa droga, sino también a otras de la misma categoría farmacológica. La com- prensión de la tolerancia cruzada es importante en el manejo médico de las personas que dependen de una droga. • La desintoxicación es una forma de tratamiento de la dependencia a la droga que consiste en administrar, de forma gradual, dosis decrecien- tes de la droga para prevenir los síntomas de abstinencia, lo que libra al paciente de la dependencia de la droga. La desintoxicación se puede realizar con cualquier medicamento en la misma categoría que la dro- ga inicial de dependencia. Por ejemplo, los usuarios de heroína mues- tran tolerancia cruzada a otros opiáceos. Por tanto, la desintoxicación de pacientes dependientes de la heroína se puede lograr con cualquier medicamento que active los MOR. Estas cuestiones de tolerancia, si bien son directas, parecen producir un malentendido peligroso entre los usuarios de opiáceos automedica- dos. Los grados de tolerancia dependen del tipo de opiáceo, su vida media y la vía de administración. El usuario adicto, típico, anhela la sensa- ción de estar “colocado” y parece dispuesto a arriesgarse a una sobredosis, al ir más allá del nivel seguro. Esto es peligroso, especialmente cuando han progresado a inyección intravenosa. La sobredosis accidental se ha vuelto tan común en Estados Unidos que la muerte de esta manera, en la actualidad excede la mortalidad por accidentes de tránsito en los jóvenes (Rudd et al., 2016). dependencia física La dependencia física es un estado que se desarrolla como resultado de la adaptación (tolerancia) producido por un restablecimiento de los meca- nismos homeostáticos, en la respuesta al uso repetido de drogas. Una persona en este estado adaptado, o físicamente dependiente, requiere de la administración continua de la droga para mantener la función normal. Si la administración de la droga es suspendida abruptamente, se produce otro desequilibrio, y los sistemas afectados deben reajustarse a un nuevo equilibrio, sin la droga. síndrome de abstinencia Los signos y síntomas de abstinencia se producen cuando la administra- ción de la droga, en una persona físicamente dependiente, se termina de modo abrupto. La aparición de un síndrome de abstinencia, cuando se suspende la administración de la droga, es la única evidencia real de de- pendencia física. El tipo de síntomas de abstinencia depende de la cate- goría farmacológica de la droga que ocasiona la dependencia. Por tanto, la abstinencia a un estimulante causa sedación durante la privación de la droga. La abstinencia a un opiáceo produce ansiedad por los opiáceos y los síntomas físicos como náuseas, vómitos y diarrea, que son opuestos a los efectos de los opiáceos. Las variables farmacocinéticas son de considerable importancia en la amplitud y la duración del síndrome de abstinencia. La tolerancia, la de- pendencia física y la abstinencia son todos fenómenos biológicos. Ellos son las consecuencias naturales del uso de drogas y pueden producirse en animales de experimentación, y en cualquier ser humano que tome ciertos medicamentos, de forma repetida. Estos síntomas en sí mismos Figura 24-1 Cambios en una curva dosis-respuesta con tolerancia y sensibilización. La curva negra sólida describe la relación dosis-respuesta con las dosis iniciales (la curva de “control”). Con la tolerancia hay un desplazamiento de la curva hacia la derecha, de tal forma que se requieren dosis más altas para lograr efectos equivalentes. Con la sensibilización, la respuesta a la dosis se des- plaza hacia la izquierda, y una dosis dada produce un efecto mayor que en el caso control. https://booksmedicos.org 436 Trastorn os d el uso d e d rogas y ad icción CA PÍTU LO 24 TABLA 24-3 ■ síndrome de abstinencia alcohólica Ansia de alcohol Temblor, irritabilidad Náuseas Alteración del sueño Taquicardia Hipertensión Transpiración Distorsión perceptual Convulsiones (6 a 48 h después del último trago) Alucinaciones visuales (y ocasionalmente auditivas o táctiles) (12 a 48 h después del último trago) Delirium tremens (48 a 96 h después del último trago; raro en la absti- nencia no complicada) Agitación intensa, confusión Fiebre, sudoración profusa Taquicardia, pupilas dilatadas Náuseas, diarrea no implican que el individuo esté involucrado en el uso indebido o la adicción a las drogas. Los pacientes que toman medicamentos, por indicacio- nes médicas apropiadas, y en las dosis correctas, aún pueden mostrar tole- rancia, dependencia física y síntomas de abstinencia si el medicamento es suspendido de forma repentina, en lugar de gradualmente. Un médico que prescribe un medicamento que tiende a producir tolerancia, debe entender la diferencia entre la dependencia y la adicción, y debe estar atento a los síntomas de abstinencia, si la dosis se reduce. Cuestiones clínicas: depresores del CNS El abuso de múltiples drogas, en combinación, es bastante común. El al- cohol está tan disponible que por lo general se combina con todas las de- más categorías de drogas. Se informa que algunas combinaciones son tomadas debido a sus efectos interactivos. Cuando el médico se enfrenta a un paciente que presenta signos de sobredosis o abstinencia, debe co- nocer de estas posibles combinaciones, debido a que cada droga puede requerir un tratamiento diferente y específico. Etanol Más de 90% de los adultos estadounidenses informa haber consumido etanol (comúnmente llamado “alcohol”). El etanol se clasifica como un depresor porque produce sedación y sueño. Sin embargo, los efectos iniciales del alcohol, particularmente en dosis más bajas, a menudo se perciben como estimulación debido a una supresión de los sistemas in- hibitorios (véase capítulo 23). El uso intensivo del etanol causa el desa- rrollo de tolerancia y dependencia física, suficiente para producir un síndrome de abstinencia alcohólica cuando se interrumpe el consumo (tabla 24-3). Tolerancia, dependencia física y abstinencia Los síntomas de intoxicación leve por alcohol varían entre las personas. Algunas experimentan incoordinación motora y somnolencia. Otros, ini- cialmente, resultan estimulados. A medida que aumenta el nivel del eta- nol en sangre, aumentan los efectos sedantes, con el posible coma y la muerte a niveles altos. La tolerancia innata al alcohol varía mucho entre los individuos y estárelacionada con los antecedentes familiares de alco- holismo (Wilhelmsen et al., 2003). La experiencia con el alcohol puede producir una mayor tolerancia (tolerancia adquirida), de tal forma que niveles extremadamente altos en la sangre (300 a 400 mg/dL) se pueden encontrar en alcohólicos que no parecen estar sedados en exceso. En es- tos casos, la dosis letal no aumenta proporcionalmente a la dosis sedante; por tanto, el margen de seguridad se reduce. Los grandes consumidores de alcohol adquieren tolerancia y también desarrollan un estado de dependencia física. Esto, a menudo, los lleva a beber por la mañana para restaurar los niveles de alcohol en la sangre disminuidos durante la noche. El síndrome de abstinencia alcohólica, por lo general, depende del tamaño de la dosis diaria promedio y, casi siem- pre, es “tratado” con la reanudación de la ingestión de alcohol. Los sínto- mas de abstinencia se experimentan con frecuencia, pero habitualmente no son graves, ni amenazan la vida hasta que ocurren junto con otros problemas como: la infección, el trauma, la malnutrición o el desequili- brio electrolítico. En el contexto de tales complicaciones, el síndrome de delirium tremens se vuelve probable. La adicción al alcohol produce tolerancia cruzada a otros sedantes, co- mo las benzodiacepinas. Esta tolerancia es operativa en alcohólicos en abstinencia, pero mientras el alcohólico está bebiendo, los efectos sedan- tes del alcohol se suman a los de otros sedantes. Esto es en particular cierto para las benzodiacepinas, que son relativamente seguras en caso de sobredosis cuando se administran solas, pero letales en potencia, com- binadas con el alcohol. El uso crónico de alcohol y otros sedantes está asociado con el desarrollo de la depresión y el riesgo de suicidio. Se han informado déficits cognitivos en alcohólicos examinados mientras esta- ban sobrios. Estos déficits comúnmente mejoran con la abstinencia. El deterioro más grave de la memoria reciente está asociado con el daño cerebral específico causado por deficiencias nutricionales comunes en los alcohólicos (p. ej., la deficiencia de tiamina). Las complicaciones mé- dicas del abuso y la dependencia del alcohol incluyen a la enfermedad hepática y cardiovascular, efectos endocrinos y gastrointestinales, y des- nutrición, además de las disfunciones del CNS, descritas con anteriori- dad. El etanol cruza fácilmente la barrera placentaria por lo que produce el síndrome alcohólico fetal, una causa importante de retraso mental (véase capítulo 23). Intervenciones farmacológicas Desintoxicación. Aunque la mayoría de los casos leves de abstinencia al- cohólica nunca llegan a la atención médica, los casos graves requieren una evaluación general; atención a la hidratación y electrolitos; vitami- nas, especialmente altas dosis de tiamina, y un medicamento sedante que tenga tolerancia cruzada con el alcohol. Para bloquear o disminuir los síntomas descritos en la tabla 24-3, se puede usar una benzodiacepina de acción corta como el oxazepam, a una dosis de 15 a 30 mg cada 6 a 8 h, según la etapa y la gravedad de la abstinencia; algunas autoridades reco- miendan una benzodiacepina de acción prolongada, a menos que se de- muestre una insuficiencia hepática. Los anticonvulsivos como la carbamazepina han mostrado ser efectivos en la abstinencia alcohólica, pero no tanto como las benzodiacepinas. Farmacoterapia. La desintoxicación es el primer paso del tratamiento. La abstinencia completa es el objetivo del tratamiento a largo plazo, y es- to se logra mejor mediante una combinación de prevención de recaídas, medicamentos contra el deseo y la terapia cognitiva conductual. El disul- firam ha sido útil en algunos programas que se enfocan en los esfuerzos conductuales para promover la ingesta del medicamento. El disulfiram bloquea la aldehído deshidrogenasa, lo que resulta en la acumulación de acetaldehído (figura 23-1), que produce una desagradable reacción de en- rojecimiento y náuseas cuando se ingiere alcohol. El conocimiento de que se producirá esta reacción desagradable puede ayudar al paciente a resis- tir el impulso de continuar bebiendo alcohol. Sin embargo, el disulfiram no ha demostrado ser efectivo en ensayos clínicos controlados, porque muchos pacientes eligen suspender el medicamento en lugar del alcohol. La naltrexona es un antagonista de los receptores opiáceos que blo- quea las propiedades del alcohol de activación de las endorfinas. La ad- ministración crónica de la naltrexona disminuyó la tasa de recaídas al consumo excesivo de alcohol en ensayos clínicos aleatorizados. El efecto varió de fuerte a débil, pero en general, la reducción en el consumo exce- sivo de alcohol fue un hallazgo consistente (Pettinati et al., 2006). La naltrexona trabaja mejor en combinación con programas de trata- miento conductual que animan la adherencia a la medicación y la absti- nencia del alcohol. Una preparación de depósito con una duración de 30 días está ahora disponible, esto mejora de forma notable la adherencia a la medicación. El depósito de naltrexona también puede usarse en la pre- vención de recaídas en la adicción a opiáceos (Lee et al., 2016). Estudios recientes de la desintoxicación alcohólica, han reportado que la gabapentina puede ayudar en la transición al estado de abstinencia, posiblemente por una mejoría en el sueño. El acamprosato, un inhibidor competitivo del receptor glutamato tipo NMDA (véase tabla 23-2), parece normalizar la neurotransmisión desregulada, asociada con la ingesta cró- nica de etanol y, de ese modo, atenuar uno de los mecanismos que con- ducen a la recaída. Benzodiacepinas Las benzodiacepinas se usan, en especial, para el tratamiento de los tras- tornos de ansiedad y el insomnio (véanse capítulos 15 y 17). Estos agentes son ampliamente utilizados y el abuso de la prescripción de benzodiace- pinas, no es infrecuente. Las benzodiacepinas también se pueden combi- nar con el alcohol o la metadona, en el tratamiento de la adicción a los opiáceos. La proporción de pacientes que se vuelven tolerantes y física- mente dependientes de las benzodiacepinas, aumenta después de varios https://booksmedicos.org 437 N eurofarm acología SECCIÓ N II TABLA 24-4 ■ síntomas de abstinencia a las benzodiacepinas Después del uso de dosis moderadas Ansiedad, agitación Incremento de la sensibilidad a la luz y al sonido Parestesias, sensaciones extrañas Calambres musculares Convulsiones mioclónicas Alteración del sueño Mareos Después del uso de altas dosis Convulsiones Delirio TABLA 24-5 ■ síntomas de abstinencia a la nicotina Irritabilidad, impaciencia, hostilidad Ansiedad Estado de ánimo disfórico o deprimido Dificultad para concentrarse Inquietud Disminución de la frecuencia cardiaca Aumento del apetito o incremento de peso meses de uso, y la reducción abrupta de la dosis, o la detención de la me- dicación produce síntomas de abstinencia (tabla 24-4). Puede ser difícil distinguir entre los síntomas de abstinencia a las ben- zodiacepinas, y la reaparición de los síntomas de ansiedad, por los cuales las benzodiacepinas fueron indicadas originalmente. Algunos pacientes pueden aumentar su dosis con el tiempo, a medida que se desarrolla la tolerancia a los efectos sedantes. Los beneficios contra la ansiedad, sin embargo, parecen continuar ocurriendo mucho después de la tolerancia a los efectos de la sedación. Además, algunos pacientes continúan to- mando la medicación durante años en las dosis adecuadas, de acuerdo con las instrucciones médicas y pueden funcionar, de modo eficaz, siem- pre que tomen la medicación. Los pacientes con antecedentes de proble- mas con el alcohol u otros abusos de drogas, tienen un mayor riesgo de desarrollar abuso de las benzodiacepinas y rara vez, o nunca, deben ser tratados con benzodiacepinas de forma crónica. Intervenciones farmacológicas Si los pacientes que están recibiendo tratamiento con benzodiacepinas a largo plazo por prescripción deseandetener su medicación, el proceso puede tomar meses de reducción gradual de la dosis. Los síntomas de abstinencia pueden ocurrir durante esta desintoxicación ambulatoria, pero en la mayoría de los casos, los síntomas son leves. Los pacientes que han recibido dosis bajas de benzodiacepinas durante años, comúnmente no sufren efectos adversos. Si los síntomas de ansiedad reaparecen, pue- de prescribirse una no benzodiacepina, como la buspirona. Algunas au- toridades recomiendan cambiar a una benzodiacepina con una t1/2 larga, durante la desintoxicación; otros recomiendan los anticonvulsivantes carbamazepina y fenobarbital. El flumazenil, antagonista específico del receptor de la benzodiacepina, es útil en el tratamiento de la sobredosis, así como para revertir los efectos de las benzodiacepinas de acción pro- longada, usadas en anestesia. Quienes consumen dosis altas de benzodiacepinas, con frecuencia re- quieren desintoxicación en el hospital. Por lo general, el abuso de benzo- diacepinas es parte de una dependencia combinada que involucra el alcohol, los opiáceos y la cocaína. La desintoxicación puede ser un com- plejo desafío clínico-farmacológico, que requiere el conocimiento de la farmacocinética de cada droga. Un enfoque para la desintoxicación com- pleja es centrarse en el fármaco depresor del CNS y, temporalmente, mantener el componente opiáceo constante con una dosis baja de meta- dona o buprenorfina. Una benzodiacepina de acción prolongada, como el diazepam, o el clorazepato o un barbitúrico de acción prolongada co- mo el fenobarbital, pueden usarse para bloquear los síntomas de absti- nencia del sedante. Después de la desintoxicación, la prevención de la recaída requiere un programa de rehabilitación ambulatoria, a largo pla- zo, similar al tratamiento del alcoholismo. No se ha encontrado ningún medicamento específico que sea útil en la rehabilitación del consumo excesivo de sedantes, pero trastornos psiquiátricos específicos como la depresión o la esquizofrenia, si están presentes, requieren medicamentos apropiados. Barbitúricos Los problemas de abuso con barbitúricos se asemejan a los observados con las benzodiacepinas de muchas maneras y el tratamiento del abuso y la adicción a los barbitúricos, debe manejarse de manera similar a las in- tervenciones para el abuso del alcohol y las benzodiacepinas. Debido a que los medicamentos en esta categoría con frecuencia se recetan como hipnóticos para los pacientes que se quejan de insomnio, los médicos de- ben ser conscientes de los problemas que pueden desarrollarse cuando el agente hipnótico es retirado, y de las posibles causas de insomnio que son tratables por otros medios. El insomnio a menudo es el síntoma de un problema crónico subyacente, como la depresión o la disfunción respi- ratoria. La prescripción, a largo plazo, de medicamentos sedantes puede cambiar la fisiología del sueño y debe evitarse. Cuando la administración del sedante se detiene, existe un efecto de rebote con empeoramiento del insomnio. Sea a causa del hipnótico prescrito o del autoadministrado, el insomnio de rebote, inducido por medicamentos, requiere desintoxica- ción mediante la reducción gradual de la dosis. Los médicos no deben recomendar un trago de alcohol antes de acostarse para aliviar el insom- nio pues el resultado es, por lo general, un sueño desordenado. nicotina La nicotina y los agentes para dejar de fumar se discuten en el capítulo 11. Debido a que la nicotina proporciona el refuerzo por fumar cigarrillos —la causa más común de muerte y enfermedad prevenible en Estados Unidos—, es, posiblemente, la droga más peligrosa que produce depen- dencia. Aunque más de 80% de los fumadores expresa su deseo de dejar de fumar, sólo 35% lo intenta cada año y menos de 5% tiene éxito en sus intentos por dejar de fumar. La adicción al tabaco (nicotina) está influida por múltiples variables. La nicotina misma produce refuerzo. Los usuarios comparan a la nicotina con estimulantes como la cocaína o la anfetamina, aunque sus efectos son de menor magnitud. Si bien hay muchos usuarios ocasionales del alcohol y la cocaína, pocas personas que consumen cigarrillos fuman una canti- dad suficientemente pequeña (≤5 cigarrillos por día) para evitar la depen- dencia. La nicotina se absorbe muy fácil, a través de la piel, las membranas mucosas y los pulmones. La vía pulmonar produce efectos discernibles en el sistema nervioso central en tan sólo 7 segundos. Por tanto, cada bo- canada produce un refuerzo discreto. Con 10 inhalaciones por cigarrillo, el fumador de un paquete por día refuerza el hábito unas 200 veces dia- riamente. En los fumadores dependientes, el deseo de fumar se correlaciona con un nivel bajo de nicotina en la sangre, como si fumar fuera un medio pa- ra alcanzar un cierto nivel de nicotina y, así, evitar los síntomas de absti- nencia a la nicotina (tabla 24-5). El estado de ánimo deprimido (el trastorno distímico, el trastorno afectivo) está asociado con la dependen- cia a la nicotina, pero no se sabe si la depresión puede predisponer a uno a comenzar a fumar, o si la depresión se desarrolla, secundariamente, durante el curso de la dependencia a la nicotina. Intervenciones farmacológicas El síndrome de abstinencia a la nicotina se puede aliviar con la terapia de reemplazo de nicotina (p. ej., el inhalador de nicotina y el spray nasal, el chicle o la pastilla de nicotina, o el parche transdérmico de nicotina). Los diferentes métodos de administración de nicotina proporcionan distintos niveles de ésta en la sangre, en cursos variables de tiempo (figura 24-2). Estos métodos suprimen los síntomas de la abstinencia a la nicotina. Aunque estos tratamientos logran resultados en más fumadores que con- siguen la abstinencia, la mayoría vuelve a fumar en las semanas o meses siguientes. Una preparación de liberación sostenida del antidepresivo bu- propión (véase capítulo 15) mejora las tasas de abstinencia entre los fu- madores y sigue siendo una opción útil. El rimonabant, un agonista inverso del receptor canabinoide CB1, mejora las tasas de abstinencia y reduce el aumento de peso que, con frecuencia, se observa en los exfu- madores; desafortunadamente, ensayos clínicos revelaron que el rimona- bant está relacionado con síntomas depresivos y neurológicos y no está aprobado en Estados Unidos y ha sido retirado en Europa. La vareniclina, un agonista parcial del subtipo α4β2 del receptor nico- tínico acetilcolina, reduce el deseo al cigarrillo y mejora, a largo plazo, las tasas de abstinencia. Tiene una alta afinidad por el receptor que conduce al bloqueo del acceso a la nicotina, por lo cual, si el fumador tratado recae, hay poca recompensa y es más probable que se mantenga la abstinencia. https://booksmedicos.org 438 Trastorn os d el uso d e d rogas y ad icción CA PÍTU LO 24 Tiempo (horas) En fe rm o N or m al D ro ga do Heroína Metadona 0 6 12 18 24 N iv el es d e ni co tin a en s an gr e, n g/ m L Minutos Horas Aplicación del parche Retirada del parche Parche de nicotina 20 0 5 10 15 0 4 8 12 16 20 24 0 120906030 0 120906030 Tabaco para mascar Cigarrillos (10 min) Chicle de nicotina Tabaco en polvo (oral) 20 0 5 10 15 En un ensayo clínico, la tasa anual de abstinencia de la vareniclina fue de 36.7% frente a 7.9% del placebo (Williams et al., 2007). Hubo informes ini- ciales de ideación suicida, en pacientes tratados con este medicamento, pero estudios más recientes en poblaciones mayores no han derivado ta- les informes. Véase capítulo 11 para la farmacología de la vareniclina. opiáceos Los medicamentos opiáceos se usan principalmente para el tratamiento del dolor (véase capítulo 20). Algunos de los mecanismos del CNS que reducen la percepción del dolor, también producen un estado de bienes- tar o euforia. Por tanto, los fármacos opiáceos también se toman fuera del entorno médico a fin de obtener la elevación del estado de ánimo o la euforia.Tal uso conlleva un alto riesgo de sobredosis. Muerte por sobredosis La heroína es el opiáceo ilegal que se consume con más frecuencia. Aun- que no existe un suministro legal de heroína en Estados Unidos, la droga está ampliamente disponible en el mercado ilícito. La pureza de la heroí- na callejera en Estados Unidos ha aumentado en la última década de, aproximadamente, 4 mg de heroína por bolsa de 100 mg (rango entre 0 a 8 mg/100 mg; el resto era relleno con no opiáceo, como la quinina) hasta una pureza de 45 a 75%, con algunas muestras que llegan al 90%. Este aumento en la pureza ha llevado a un aumento en los niveles de depen- dencia física entre los adictos a la heroína. Los usuarios que interrumpen la dosificación regular desarrollan ahora síntomas de abstinencia más in- tensos. Los suministros más potentes se pueden fumar o administrar por vía nasal (inhalar), lo que propicia que el uso de la heroína sea accesible para las personas que no insertarían una aguja en sus venas. El aumento de la potencia de la heroína, también ha contribuido a más muertes por sobredosis. También se abusa de los opiáceos legalizados. A principios del siglo xxi, hubo un interés creciente entre los miembros de la profesión médica por preguntar a los pacientes sobre el dolor, darle una calificación numé- rica y tratarlo, agresivamente, con opiáceos recetados como agentes de elección. En algunos casos hubo una clara sobreprescripción, en especial de las formas de liberación prolongada de la oxicodona, que se ha relacio- nado con el abuso, la adicción y la sobredosis. La aprobación de la FDA de otra formulación de oxicodona de acción prolongada ha provocado controversia (Manchikanti et al., 2014). La sobredosis por opiáceos se ha convertido en una causa frecuente de muerte en muchas comunidades y los últimos informes son preocupantes, lo que indica que la muerte por sobredosis de opiáceos es ahora de, aproximadamente, 25 000 por año (DEA, 2015; Rudd et al., 2016). En respuesta, los CDC anunciaron pautas más estrictas para que los médicos limiten la prescripción de opiáceos para el dolor crónico (Dowell et al., 2016; véase capítulo 20). Tolerancia, dependencia y abstinencia La inyección de una solución de heroína produce una variedad de sensa- ciones que se describen como calidez, gusto o placer elevado e intenso (rush), a menudo comparado con el orgasmo sexual. Hay algunas diferen- cias entre los opiáceos y sus efectos agudos; por ejemplo, la morfina pro- duce un efecto prominente de liberación de histamina (causando prurito), y la meperidina es notable por producir excitación o confusión. Incluso, los adictos a los opiáceos con experiencia no pueden, sin embargo, dis- tinguir entre la heroína y el opiáceo común hidromorfona, a menudo uti- lizado para el dolor en pacientes hospitalizados. Puede que la popularidad de la heroína se deba a su amplia disponibilidad en el mercado ilícito y al rápido inicio del efecto. Después de la inyección intravenosa, los efectos comienzan en menos de un minuto. La heroína tiene una alta solubilidad en los lípidos, cruza muy rápido la barrera hematoencefálica y se desacetila en los metabolitos activos, el 6-monoacetilo morfina y la morfina. Después de la euforia in- tensa, que dura de 45 segundos a varios minutos, hay un periodo de seda- ción y tranquilidad (“de cabeceo”) que dura hasta una hora. Los efectos de la heroína desaparecen a las 3 a 5 h, debido a que dependen de la dosis. Los usuarios experimentados pueden inyectarse de dos a cuatro veces al día. Por tanto, el adicto a la heroína oscila, constantemente, entre estar “drogado” y sentir la enfermedad de la abstinencia temprana (como se muestra en la figura 24-3). Esto produce muchos problemas en los siste- mas homeostáticos regulados, al menos en parte, por opiáceos endógenos. Según los informes de los pacientes, se desarrolla tolerancia temprana a los efectos de euforia, producidos por la heroína y otros opiáceos. Tam- bién hay tolerancia a las propiedades depresivas respiratorias, analgési- cas, sedantes y eméticas. Los usuarios de heroína tienden a aumentar su dosis diaria, dependiendo de sus recursos financieros y la disponibilidad del medicamento. Es probable que ocurra una sobredosis cuando la po- tencia de la muestra de la calle es inesperadamente alta, o cuando la he- roína se mezcla con un opiáceo mucho más potente, como el fentanilo. La adicción a la heroína u otros opiáceos de acción corta produce tras- tornos en el comportamiento y es común que se vuelva incompatible con una vida productiva. Además de los cambios del comportamiento y el riesgo de sobredosis, el uso crónico de los opiáceos es, en sí mismo, rela- tivamente no tóxico. No obstante, la tasa de mortalidad de los usuarios de heroína en la calle es alta. Es bastante común que los usuarios de he- roína adquieran infecciones por bacterias, las cuales producen abscesos cutáneos, endocarditis, infecciones pulmonares, especialmente tubercu- losis e infecciones virales como hepatitis C y sida. Otro factor es el uso de opiáceos, con frecuencia en combinación con otras drogas como la heroína y la cocaína (“bola rápida”). Los usuarios describen una euforia mejorada debido a la combinación, y hay evidencia Figura 24-2 Niveles en sangre de nicotina derivados de diferentes sistemas de adminis- tración. En los paneles superiores, las áreas sombreadas indican los periodos de liberación de nicotina (30 minutos, excepto para los cigarrillos, 10 minutos). En el panel inferior, las flechas indican los tiempos de aplicación y remoción de un parche de nicotina. Estas curvas idealizadas se basan en los hallazgos de los experimentos de Benowitz et al., 1988, y Srivastava et al., 1991. Figura 24-3 Tiempos comparativos de respuesta a la heroína y la metadona. Una per- sona que se inyecta heroína (↑) varias veces al día, oscila entre estar enfermo y estar drogado (línea roja). Por el contrario, un paciente con metadona (línea púrpura) permanece en el rango “normal” (banda azul), con poca fluctua- ción, después de la dosificación una vez al día. Los valores ordenados repre- sentan el estado mental y físico del sujeto, no los niveles plasmáticos de la droga. https://booksmedicos.org 439 N eurofarm acología SECCIÓ N II TABLA 24-6 ■ características de la abstinencia por opiáceos sínTomAs signos Abstinencia regular Ansia de opiáceos Inquietud, irritabilidad Mayor sensibilidad al dolor Náuseas, calambres Dolores musculares Estado de ánimo disfórico Insomnio, ansiedad Dilatación pupilar Transpiración Piloerección (“carne de gallina”) Taquicardia Vómitos, diarrea Aumento de la presión sanguínea Bostezos Fiebre Abstinencia prolongada Ansiedad Insomnio Ansia de drogas Cambios cíclicos en el peso, tamaño de la pupila, sensibili- dad del centro respiratorio COCAÍNA O O O O N de una interacción: la cocaína reduce los signos de abstinencia a los opiá- ceos, y la heroína puede reducir la irritabilidad que se observa en los con- sumidores crónicos de cocaína. Intervenciones farmacológicas Abstinencia y desintoxicación. La primera etapa del tratamiento aborda la dependencia física y consiste en la desintoxicación. El síndrome de abstinencia de opiáceos (tabla 24-6) es desagradable, pero no pone en peligro la vida. Comienza dentro de las 6 a 12 h después de la última do- sis de un opiáceo de acción corta y hasta 72 a 84 h después de un opiá- ceo de acción prolongada. La duración y la intensidad del síndrome están relacionadas con la eliminación de la droga individual. La absti- nencia de heroína es breve (5 a 10 días) e intensa. La abstinencia de me- tadona es de inicio más lento y dura más tiempo. Los signos y síntomas de abstinencia de opiáceos pueden tratarse por tres diferentes enfoques. El primer enfoque y el más utilizado consiste en la transferencia a un me- dicamento opiáceo prescrito y luego la reducción gradual de la dosis. Es conveniente cambiar al paciente de un opiáceo de acción corta, comola heroína, a uno de acción prolongada como la metadona. La dosis inicial de metadona es, por lo general, de 20 a 30 mg. La dosis total del primer día puede determinarse por la respuesta y luego reducirse en 20% por día, durante el curso de la desintoxicación. Un segundo enfoque para la desintoxicación implica el uso de clonidina oral, un agonista adrenérgico α2 que disminuye la neurotransmisión adrenérgica del locus coeruleus. Este medicamento está aprobado para el tratamiento de la hipertensión, pero se usa, de forma común, sin indica- ción, a fin de reducir los síntomas de abstinencia de opiáceos. Muchos de los síntomas autonómicos de abstinencia de opiáceos son resultado de la pérdida de la supresión opiácea del sistema locus coeruleus durante el síndrome de abstinencia. La clonidina puede aliviar muchos de estos síntomas, pero no los dolores generalizados y el deseo de opiáceos. La lofexidina, un medicamento similar, está aprobado por la FDA para su uso como un supresor de la abstinencia de opiáceos. Con la clonidina y la lofexidina, la dosis debe evaluarse según la etapa y la gravedad de la abstinencia; la hipotensión postural es, comúnmente, un efecto secun- dario. Un tercer método para tratar la abstinencia de opiáceos implica la acti- vación del sistema opiáceo endógeno, sin medicación. Las técnicas pro- puestas incluyen acupuntura y varios métodos de activación del CNS, utilizando estimulación eléctrica transcutánea. En teoría, este método es atractivo pero no se considera práctico. Administración a largo plazo. Si los pacientes simplemente son dados de alta del hospital, después de la abstinencia a los opiáceos, existe una alta probabilidad de un retorno rápido al uso compulsivo. Numerosos factores influyen en la recaída. El síndrome de abstinencia no termina en 5 a 7 días; un síndrome de abstinencia prolongado (véase tabla 24-6) per- siste hasta 6 meses. Las medidas fisiológicas tienden a oscilar como si se estableciera un nuevo punto de ajuste. Durante esta fase, el tratamiento ambulatorio, libre de drogas, tiene una baja probabilidad de éxito, inclu- so cuando el paciente ha recibido tratamiento previo, intensivo, mientras estaba protegido de una recaída en un programa residencial. El tratamiento más exitoso de la adicción a la heroína consiste en la estabilización con la metadona, de acuerdo con las regulaciones estatales y federales. Los pacientes que recaen en repetidas ocasiones durante el tratamiento libre de drogas pueden ser directamente transferidos a la metadona sin requerir desintoxicación. La dosis de metadona debe ser suficiente para prevenir los síntomas de abstinencia durante, al menos, 24 horas. La introducción de buprenorfina, un agonista parcial del MOR, re- presenta un cambio importante en el tratamiento de la adicción a los opiáceos. Este medicamento produce síntomas mínimos de abstinencia cuando se suspende, y tiene un bajo potencial de sobredosis, una acción de larga duración y la capacidad de bloquear los efectos de la heroína. El tratamiento puede llevarse a cabo en un consultorio privado de un mé- dico calificado, en lugar de un centro especial, según se requiera para la metadona. Cuando se toma por vía sublingual, la buprenorfina se acti- va; desafortunadamente, también se puede disolver e inyectar (abusar). Como solución a este problema, existe disponibilidad de una combina- ción de buprenorfina-naloxona. Cuando se toma por vía sublingual, la mitad de la naloxona no es efectiva, pero si el paciente abusa del medi- camento, inyectándose una solución del mismo, la naloxona bloqueará o disminuirá el alto subjetivo que podría producirse con la buprenorfina sola. Tratamiento antagonista. La naltrexona es un antagonista con una alta afinidad por el MOR; bloqueará, de forma competitiva, los efectos de la heroína o de los agonistas MOR. La naltrexona no satisfará los antojos, ni aliviará los síntomas de abstinencia prolongados, pero puede usarse después de la desintoxicación en pacientes con una gran motivación por permanecer libres de opiáceos. Recientemente, se ha habilitado una ver- sión de depósito de liberación prolongada de naltrexona (Lee et al., 2016). Cuestiones clínicas: cocaína y otros psicoestimulantes cocaína En Estados Unidos, entre 2014 y 2015, el número de personas de 12 años o más que consumían cocaína (al menos una vez al mes) era cerca de 1.5 millones (FDA, 2016). Alrededor de 60% de éstos cumplieron los cri- terios de dependencia o abuso definidos por el DSM-V (APA, 2013). El abuso de cocaína en los hombres es, aproximadamente, el doble de frecuencia que en las mujeres. No todos los usuarios se vuelven adictos. Un factor clave en la adicción es la disponibilidad generalizada de cocaína, relativamente barata, en forma de base libre (crack), adecuada para fumar, y en forma de hidrocloruro, en polvo, adecuada para uso nasal o intrave- noso. Los efectos reforzantes de la cocaína y sus análogos se correlacionan mejor con su efectividad para inhibir al DAT, el transportador que recupe- ra a la DA de la sinapsis. Esto conduce a un aumento de las concentracio- nes de DA en sitios críticos del cerebro. Sin embargo, la cocaína también bloquea la recaptación de la NE y la 5HT, y su uso crónico también produ- ce cambios en estos sistemas de neurotransmisores. La cocaína causa un incremento de la dependencia de la dosis, en la frecuencia cardiaca y la presión arterial, junto con un aumento de la excitación, un mejor rendi- miento en las tareas de vigilancia y estado de alerta, y una sensación de autoconfianza y bienestar. Las dosis más altas producen euforia, que tiene una duración breve y a menudo va seguida de un deseo de más droga. Las dosis repetidas de cocaína pueden provocar actividad motora involunta- ria, comportamiento estereotipado y paranoia. La irritabilidad y el mayor riesgo de violencia se encuentran entre los usuarios crónicos, intensos. La t1/2 de la cocaína en plasma es de, aproximadamente, 50 minutos, pero los usuarios de inhalación (crack) es común que deseen más cocaína después de 10 a 30 minutos. La ruta principal para el metabolismo de la cocaína implica la hidróli- sis de sus dos grupos de ésteres. Las esterasas tisulares y la hidrólisis es- pontánea eliminan el éster metílico para producir metilbenzoilecgonina (30 a 40%); la eliminación de la mitad del benzoílo mediante butirilcoli- https://booksmedicos.org 440 Trastorn os d el uso d e d rogas y ad icción CA PÍTU LO 24 TABLA 24-7 ■ síntomas y signos de abstinencia a la cocaína Disforia, depresión Somnolencia, fatiga Ansia de cocaína Bradicardia nesterasa produce éster metílico de ecgonina (∼50%). Como enfoque far- macocinético para tratar la toxicidad y el abuso de la cocaína, se han desarrollado anticuerpos catalíticos y mutaciones de la butirilcolinestera- sa humana y una esterasa de cocaína bacteriana que aceleran el metabo- lismo de la cocaína en modelos animales (Schindler y Goldberg, 2012). La benzoilecgonina, producida por la pérdida del grupo metilo, repre- senta el principal metabolito urinario y se puede encontrar en la orina durante 2 a 5 días, después de un consumo excesivo. Como resultado, la prueba de benzoilecgonina es un método válido para detectar el consu- mo de cocaína; el metabolito permanece detectable en la orina de usua- rios intensos hasta 10 días. Con frecuencia, el etanol se consume con cocaína, debido a que reduce la irritabilidad inducida por ésta. La doble adicción al alcohol y la cocaína es común. Cuando se toman cocaína y al- cohol, al mismo tiempo, la cocaína puede transesterificarse a cocaetileno, que tiene la misma potencia que la cocaína para bloquear la recaptación de dopamina. La adicción es la complicación más común del abuso de cocaína. En general, los estimulantes tienden a ser abusados mucho más, irregular- mente, que los opiáceos, la nicotina y el alcohol. El consumo desmedido es común y un exceso puede durar de horas a días, terminando sólocuando se agotan los suministros de la droga. Toxicidad Otros riesgos de la cocaína, más allá del potencial de adicción, incluyen arritmias cardiacas, isquemia de miocardio, miocarditis, disección aórti- ca, vasoconstricción cerebral y convulsiones. La muerte por trauma tam- bién está asociada con el uso de la cocaína. La cocaína puede inducir el parto prematuro y la placenta abrupta. Se ha informado que la cocaína produce un orgasmo prolongado e intenso si se toma antes del coito, y los usuarios, a menudo, se entregan a una actividad sexual compulsiva y pro- miscua. Sin embargo, el consumo crónico de cocaína reduce el impulso sexual. El uso crónico también se asocia con trastornos psiquiátricos, que incluyen ansiedad, depresión y psicosis. Tolerancia, dependencia y abstinencia En usuarios intermitentes de cocaína, el efecto eufórico usualmente no está sujeto a sensibilización. Por el contrario, la mayoría de los usuarios experimentados se vuelve insensible y, con el tiempo, requiere más cocaí- na para obtener euforia (es decir, se desarrolla la tolerancia). Debido a que la cocaína se usa, por lo general, de forma intermitente, incluso los usuarios más frecuentes pasan por periodos frecuentes de abstinencia o “crash”. Los síntomas de abstinencia observados en usuarios admitidos en hospitales se enumeran en la tabla 24-7. Los estudios cuidadosos de consumidores de cocaína, durante la abstinencia, mostraron una dismi- nución gradual de estos síntomas durante 1 a 3 semanas. La depresión residual, a menudo vista después de la abstinencia a la cocaína, debe tra- tarse con agentes antidepresivos si persiste (véase capítulo 15). Intervenciones farmacológicas Debido a que la abstinencia a la cocaína por lo común es leve, no siempre requiere el tratamiento de los síntomas de abstinencia. El principal pro- blema en el tratamiento no es la desintoxicación, sino ayudar al paciente a resistir el impulso de reanudar el hábito compulsivo del uso de la cocaí- na. Los programas de rehabilitación que involucran psicoterapia indivi- dual y grupal, basados en los principios de Alcohólicos Anónimos y los tratamientos conductuales, basados en el refuerzo de las pruebas de ori- na libre de cocaína, dan como resultado una mejora significativa en la mayoría de los consumidores. Los modelos animales sugieren que la mejora de la inhibición GABA érgica puede reducir el restablecimiento de la autoadministración de co- caína y un ensayo clínico controlado de topiramato mostró una reduc- ción significativa en su consumo. El topiramato también redujo la tasa de recaídas en alcohólicos, lo que indujo estudios actuales en pacientes do- blemente dependientes de la cocaína y el alcohol. El baclofeno, un ago- nista de GABAB, se encontró en un ensayo de sitio único para reducir la recaída en adictos a la cocaína, pero no fue efectivo en un ensayo de va- rios sitios. En la actualidad, el modafinilo se está probando en ensayos clínicos de cocaína, metanfetamina, alcohol y otros trastornos, por abuso de sustancias. El modafinilo, un estimulante suave aprobado para el tra- tamiento de la narcolepsia, ha tenido varios ensayos clínicos positivos para su uso en la abstinencia a la cocaína (Morgan et al., 2016). Este medi- camento reduce la euforia producida por la cocaína y alivia los síntomas de abstinencia a la cocaína. Este medicamento sigue bajo investigación para este propósito. Un enfoque novedoso para la adicción a la cocaína emplea una vacuna que produce anticuerpos que se unen a la cocaína. La cocaína, en sí mis- ma, no es antigénica en humanos, sin embargo, un conjugado del metabo- lito de cocaína con la subunidad B de la toxina del cólera se ha constituido como una vacuna y causa una vigorosa respuesta inmune con la produc- ción de anticuerpos (inmunoglobulina G) que neutraliza a la cocaína en el torrente sanguíneo. Los informes iniciales fueron prometedores, pero en un ensayo reciente la vacuna no demostró la eficacia esperada (Kosten et al., 2014). Por ahora, la terapia conductual sigue siendo el tratamiento de elección, con medicamentos indicados para trastornos coexistentes específicos, como la depresión. Anfetamina y agentes relacionados Los efectos subjetivos similares a los de la cocaína son producidos por la anfetamina, la dextroanfetamina, la metanfetamina, la fenmetrazina, el metil- fenidato y el dietilpropión. Las anfetaminas aumentan la sináptica de la DA, la NE y la 5HT, principalmente al estimular la liberación presináptica del neurotransmisor almacenado (véase capítulo 8). La metanfetamina intravenosa o fumada provoca un síndrome de abuso/dependencia simi- lar al de la cocaína, aunque el deterioro clínico puede progresar mucho más rápido. La adicción a la metanfetamina se ha convertido en un im- portante problema de salud pública en Estados Unidos. Los tratamientos conductuales y médicos para la adicción a la metanfetamina son simila- res a los utilizados para la cocaína. cafeína La cafeína, estimulante suave, es la droga psicoactiva más utilizada en el mundo. Está presente en los refrescos, el café, el té, el cacao, el chocolate y en numerosos medicamentos recetados y de venta libre. La cafeína puede inhibir los nucleótidos cíclicos fosfodiesterasa; au- mentar, levemente, la liberación de NE y DA y mejorar la actividad neu- ronal en numerosas áreas del cerebro. La cafeína se absorbe en el tracto digestivo, se distribuye con inmediatez por todos los tejidos y atraviesa, fácilmente, la barrera placentaria. La cafeína se metaboliza en gran par- te por el CYP1A2, y alcanza una vida media biológica de ∼5 h, un núme- ro que puede variar con amplitud. Por ejemplo, fumar tabaco lo reduce en ∼40%; los anticonceptivos orales lo duplican; la fluvoxamina multipli- ca, por 10, la vida media de la cafeína. Se considera que muchos de los efectos de la cafeína se producen por medio del antagonismo competiti- vo en los receptores de adenosina. La adenosina es un neuromodulador (véase capítulo 14) que se asemeja en estructura a la cafeína. Los efectos sedantes leves que ocurren cuando la adenosina activa ciertos subtipos de receptores de adenosina, pueden ser antagonizados por la cafeína. Ante los efectos estimulantes de la cafeína, de inmediato se activa la to- lerancia. Estudios controlados han evidenciado que se ha producido un síndrome de abstinencia leve, al interrumpir de modo brusco, la ingesta de café, a tan sólo una a dos tazas diarias. La abstinencia a la cafeína pro- voca sensación de fatiga y sedación. Con dosis más altas, se han repor- tado dolores de cabeza y náuseas durante la abstinencia; es poco común el vómito. canabinoides (marihuana) La planta de cannabis se ha cultivado durante siglos por sus propiedades medicinales y psicoactivas. El humo de la combustión de la cannabis con- tiene muchos productos químicos, incluyendo 61 canabinoides diferen- tes que han sido identificados. Uno de éstos, el Δ9-THC, produce la mayoría de los efectos farmacológicos característicos de la marihuana fu- mada. En Estados Unidos, el uso de la marihuana sigue prohibido por ley federal, pero está aprobado en 13 estados como medicina y en ocho, para fines recreativos. Esto está conduciendo a un mayor uso de la marihuana y a un creciente número de accidentes automovilísticos relacionados con ésta. El control del uso de la marihuana y el modo de hacerlo, aún no ha sido resuelto. Además, la potencia de las diversas formas botánicas dispo- nibles no se han estandarizado, y los peligros inherentes a la inhalación de un humo repleto de moléculas orgánicas, no se han definido para el humo de la marihuana. Los sistemas canabinoides humanos de ligandos endógenos/recepto- res/señalización se describen en el capítulo 14 (véase figura 14-17). Este sistema es estimulado por el Δ9-THC exógeno. Los efectos farmacológi- cos del Δ9-THC varían según la dosis, la vía de administración, la expe- https://booksmedicos.org 441 N eurofarm acología SECCIÓ N II TABLA 24-8 ■ síndromede abstinencia a la marihuana Intranquilidad Irritabilidad Agitación leve Insomnio Alteración del sueño EEG Náuseas, calambres riencia del usuario, la vulnerabilidad a los efectos psicoactivos y el escenario de uso. La intoxicación con marihuana produce cambios en el estado de ánimo, la percepción y la motivación, pero los efectos que se buscan, más frecuentemente, son la “euforia” y la “relajación”. Los efectos varían con la dosis pero, por lo general, duran alrededor de 2 h. Mientras permanece el efecto, disminuyen las funciones cognitivas, la percepción, el tiempo de reacción, el aprendizaje y la memoria. La coordinación y el comportamiento de seguimiento pueden verse afectados por varias horas, más allá de la percepción de la euforia. La marihuana también produce cambios complejos en el comportamiento como mareo y hambre crecien- te. Pueden ocurrir reacciones desagradables como pánico o alucinaciones, e incluso psicosis aguda. Estas reacciones se observan, por lo común, con dosis más altas y con ingestión oral, en lugar de la marihuana fumada. Numerosos informes clínicos sugieren que el consumo de marihuana pue- de precipitar una recurrencia de la psicosis en personas con antecedentes de esquizofrenia. Uno de los efectos putativos más controvertidos de la marihuana es la producción de un “síndrome amotivacional”. Este síndro- me no es un diagnóstico oficial, pero se ha utilizado para describir a los jóvenes que abandonan las actividades sociales y muestran poco interés en la escuela, el trabajo u otra actividad dirigida a un objetivo. A nivel ce- lular, no hay evidencia de que la marihuana dañe las células cerebrales, o produzca cambios funcionales permanentes. Existe evidencia de que el receptor canabinoide de tipo 1 (CB1, cannabinoid receptor type 1), un GPCR muy abundante en el cerebro de los mamíferos, puede proporcionar seña- les neuroprotectoras en modelos animales, de daño estriatal (Blázquez et al., 2015). La marihuana tiene efectos medicinales, incluidas las propiedades an- tieméticas que alivian los efectos secundarios de la quimioterapia anti- cancerosa. También posee efectos relajantes musculares, propiedades anticonvulsivantes y la capacidad de reducir la presión intraocular eleva- da (glaucoma). Estos beneficios médicos se obtienen a costa de los efec- tos psicoactivos que a menudo afectan las actividades normales. El dronabinol es una formulación aprobada de Δ9-THC (véanse capítulos 14 y 50). Tolerancia, dependencia y abstinencia La tolerancia a la mayoría de los efectos de la marihuana puede desarro- llarse muy rápido después de sólo unas pocas dosis, pero también desapa- rece rápidamente. Los humanos desarrollan un síndrome de abstinencia cuando reciben dosis orales regulares del agente (tabla 24-8). Sin embar- go, este síndrome sólo se observa clínicamente en personas que usan ma- rihuana a diario y luego lo detienen de forma repentina. El abuso y la adicción a la marihuana no tienen tratamientos específicos. Los usuarios intensos pueden sufrir de depresión acompañante y, por tanto, respon- der a medicamentos antidepresivos. Agentes psicodélicos Existen dos categorías principales de compuestos psicodélicos, las indol- aminas y las fenetilaminas. Los alucinógenos indolamínicos incluyen el LSD, la DMT y la psilocibina. Las fenetilaminas incluyen a la mescalina, DOM, MDA y MDMA. Ambos grupos tienen una afinidad relativamente alta por los receptores 5HT2 (véase capítulo 13), pero difieren en su afini- dad por otros subtipos de receptores 5HT. Existe una buena correlación entre la afinidad relativa de estos compuestos por los receptores 5HT2 y su potencia como alucinógenos. El LSD interactúa con la mayoría de los receptores cerebrales de 5HT como un agonista/agonista parcial y provo- ca distorsiones sensoriales (en especial, visuales) y alucinaciones a dosis tan bajas como 1 μg/kg. Las hipótesis actuales del mecanismo de acción del LSD y otros alucinógenos se centran en la disrupción mediada por el receptor 5HT2A de la activación talámica con sobrecarga sensorial de la corteza (Nichols, 2016). LSD El LSD es la droga alucinógena más potente, más de 3 000 veces más fuer- te que la mescalina. El LSD se vende en el mercado ilícito en variedad de formas. Un sistema contemporáneo popular implica papeles del tamaño de sellos de correos impregnados con dosis variables de LSD (50 a 300 μg o más). Los efectos de las drogas alucinógenas son variables, incluso en el mis- mo individuo, en diferentes ocasiones. El LSD se absorbe rápidamente después de la administración oral, con efectos que comienzan a los 40 a 60 minutos; alcanza un máximo a las 2 a 4 horas y vuelve, de forma gra- dual, a la línea base durante más de 6 a 8 horas. A una dosis de 100 μg, el LSD produce distorsiones perceptivas y, algunas veces, alucinaciones, cambios de humor e incluso euforia, paranoia, o depresión, excitación intensa y, a veces, sensación de pánico. Los signos de ingestión de LSD incluyen dilatación pupilar, aumento de la presión sanguínea y el pulso, enrojecimiento, salivación, lagrimeo e hiperreflexia. Los efectos visuales son prominentes. Los colores parecen más intensos y las formas pueden aparecer alteradas. El sujeto puede centrar la atención en elementos in- usuales, como el patrón de pelos en el dorso de la mano. Un “mal viaje” puede provocar ansiedad intensa, aunque a veces puede estar marcado por depresión intensa y pensamientos suicidas. Las altera- ciones visuales, por lo general, son prominentes. No se han documenta- do muertes tóxicas por el uso de LSD, pero se han producido accidentes mortales y suicidios durante o poco después de la intoxicación. Las reac- ciones psicóticas prolongadas que duran 2 días o más pueden ocurrir después de la ingestión de un alucinógeno. Los episodios esquizofrénicos pueden precipitarse en individuos susceptibles y existe evidencia de que el uso crónico de estas drogas está asociado con el desarrollo de trastor- nos psicóticos persistentes. Las afirmaciones sobre el potencial de las drogas psicodélicas para mejorar la psicoterapia y para tratar adicciones y otros trastornos mentales, no están respaldadas por estudios controla- dos, no hay una indicación totalmente aceptada para estas drogas como medicamentos. Tolerancia, dependencia física y abstinencia. El uso frecuente y repeti- do de drogas psicodélicas es inusual, por tanto, la tolerancia no se observa de manera común. La tolerancia se desarrolla a los efectos conductua- les del LSD después de tres o cuatro dosis diarias, pero no se ha observa- do síndrome de abstinencia. Intervención farmacológica. Debido a la imprevisibilidad de los efec- tos de las drogas psicodélicas, cualquier uso conlleva riesgo. Los usuarios pueden requerir atención médica debido a serias consecuencias de la ex- periencia. La agitación extrema puede responder al diazepam (20 mg por vía oral). “Hablar” para tranquilizar también es efectivo y es la reacción de primera elección. Los medicamentos antipsicóticos (véase capítulo 16) pueden intensificar la experiencia y, por tanto, están contraindicados. Un efecto secundario en particular preocupante del LSD y de drogas simila- res, es la aparición ocasional de alteraciones visuales episódicas. Estas alteraciones fueron denominadas, originalmente, como “flashbacks” y se asemejaban a las experiencias de viajes previos, de LSD. Los flashbacks pertenecen a una categoría de diagnóstico oficial llamada trastorno percep- tivo persistente por alucinógenos. Los síntomas incluyen falsas percepciones fugaces en los campos periféricos, destellos de color, pseudoalucinaciones geométricas y posimágenes positivas. El trastorno visual parece estable en la mitad de los casos y representa una alteración del sistema visual en apariencia permanente. Los factores precipitantes incluyen estrés, fatiga, ambientes oscuros, marihuana, agen- tes antipsicóticos y estados de ansiedad. MDMA (“éxtasis”) y MDA La MDMA y la MDA son feniletilaminasque tienen efectos estimulantes y psicodélicos. Los efectos agudos dependen de la dosis e incluyen sensaciones de energía, sentido del tiempo alterado y experiencias sensoriales placente- ras con una percepción mejorada. Los efectos negativos incluyen taqui- cardia, boca seca, apretamiento de la mandíbula y dolores musculares. En dosis más altas se han descrito alucinaciones visuales, agitación, hi- pertermia y ataques de pánico. Una dosis oral típica es de una o dos ta- bletas de 100 mg, que producen efectos que duran de 3 a 6 h, aunque la dosificación y la potencia de las muestras en la calle son variables (∼100 mg de droga activa por tableta). Fenciclidina Inicialmente, la PCP se desarrolló como un anestésico, en la década de 1950 y más tarde se abandonó debido a una alta frecuencia de delirio po- soperatorio, con alucinaciones. Se clasificó como un anestésico disociati- vo porque anestesiado, el paciente permanecía consciente con la mirada fija, las facies inexpresivas y los músculos rígidos. La fenciclidina se con- virtió en una droga de abuso en la década de 1970, primero en forma oral y luego, en una versión ahumada que permite una mejor regulación de la dosis. https://booksmedicos.org 442 Trastorn os d el uso d e d rogas y ad icción CA PÍTU LO 24 Principio del formulario. Tan sólo 50 μg/kg producen abstinencia emocio- nal, pensamiento concreto y respuestas extrañas a las pruebas proyecti- vas. La postura catatónica también se produce y se asemeja a la de la esquizofrenia. Quienes toman dosis más altas pueden parecer reaccionar a las alucinaciones y mostrar hostilidad o comportamiento agresivo. Los efectos anestésicos aumentan con la dosis, puede haber estupor o coma con rigidez muscular, rabdomiólisis e hipertermia. Los pacientes intoxi- cados en la sala de urgencias pueden progresar de un comportamiento agresivo a un estado de coma, con presión arterial elevada y pupilas dila- tadas y no reactivas. La PCP se une con gran afinidad a los sitios ubicados en la corteza y estructuras límbicas, que bloquean los receptores de glu- tamato de tipo NMDA (véanse tablas 14-2 y figuras 14-12 y 14-13). Existe evidencia de que los receptores NMDA están involucrados en la muerte neuronal isquémica, causada por altos niveles de aminoácidos excitado- res; como resultado, hay interés en los análogos de la PCP que bloquean los receptores NMDA pero con menos efectos psicoactivos. Tanto la PCP como la ketamina (“especial K”), otra “droga de club”, producen efectos similares, al alterar la distribución del neurotransmisor glutamato. Intervención médica. La sobredosis debe ser tratada con soporte vital, no existe un antagonista de los efectos de la PCP y no hay una forma com- probada de potenciar la excreción, aunque se ha propuesto la acidifica- ción de la orina. El coma por PCP puede durar de 7 a 10 días. El estado agitado o psicótico producido por la PCP puede tratarse con diazepam. El comportamiento psicótico prolongado requiere medicación antipsicóti- ca. Debido a la actividad anticolinérgica de la PCP, se deben evitar los agentes antipsicóticos con efectos anticolinérgicos significativos, como la clorpromazina. Bibliografía American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 5th ed. Arlington, VA: American Psychiatric Publi- shing; 2013. Benowitz NL, et al. Nicotine absorption and cardiovascular effects with smokeless tobacco use: comparison with cigarettes and nicotine gum. Clin Pharmacol Ther 1988;44:23-28. Blázquez C, et al. The CB1 cannabinoid receptor signals striatal neuro- protection via a PI3K/Akt/mTORC1/BDNF pathway. Cell Death Differ 2015;22:1618–1629. DEA. 2015 National Drug Threat Assessment Summary 2015. Disponible en: https://www.dea.gov/docs/2015%20NDTA%20 Report.pdf. Cosul- tado 2016, julio 13. Dowell D, et al. CDC guideline for prescribing opioids for chronic pain— United-States 2016. MMWR Recomm Rep 2016;65(No. RR-1):1-49. doi: http://dx.doi.org/10.15585/mmwr.rr6501e1. 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