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898 Oncología ginecológica CAPÍTULO 37 Enfermedad trofoblástica gestacional EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO . . . . . . . . . . . 898 MOLA HIDATIFORME (EMBARAZO MOLAR) . . . . . . . . . 899 Mola hidatiforme completa . . . . . . . . . . . . . . . . . . 900 Mola hidatiforme parcial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 901 Diagnóstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 901 Tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 903 Vigilancia posterior a embarazos molares . . . . . . . 904 Quimioterapia profiláctica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 904 Embarazo molar ectópico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 905 Feto coexistente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 905 NEOPLASIA TROFOBLÁSTICA GESTACIONAL . . . . . . . . . 905 Clasificación histológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 905 Clasificación clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 907 Tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 909 Consecuencias psicológicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 911 Resultado de embarazos subsiguientes . . . . . . . . . 911 Tumores secundarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 911 Lectura falsa de la concentración de β-hCG . . . . . . 911 Enfermedad trofoblástica gestacional quiescente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 912 BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 912 El término enfermedad trofoblástica gestacional se refi ere a un espec- tro de tumores interrelacionados de origen placentario, que son distintos en términos histopatológicos (cuadro 37-1). Estas enfer- medades se caracterizan por tener un marcador tumoral confi able, la subunidad β de la gonadotropina coriónica humana (β-hCG, β-subunit of human chorionic gonadotropin), y patrones variables de invasión local y dispersión. La neoplasia trofoblástica gestacional (GTN, gestational tropho- blastic neoplasia) se refi ere al subtipo de enfermedad trofoblástica que desarrolla secuelas malignas. En tales tumores es necesaria la estadifi cación formal y éstos casi siempre responden de manera favorable a la quimioterapia. Lo más frecuente es que la GTN se desarrolle después de un embarazo molar, aunque puede ocurrir detrás de cualquier embarazo. El pronóstico para la mayor parte de los casos de GTN es exce- lente y por lo general las pacientes se curan incluso en presencia de metástasis diseminadas. La posibilidad de conservar la fertilidad y tener un embarazo exitoso ulterior también es buena (Garrett, 2008). Por consiguiente, aunque la enfermedad trofoblástica ges- tacional es poco frecuente, los médicos deben estar familiarizados con su presentación, diagnóstico y tratamiento, puesto que la oportunidad de curación es grande. EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO ■ Incidencia La incidencia de la enfermedad trofoblástica gestacional es de uno a dos por cada 1 000 partos en Estados Unidos y en Europa, y se ha mantenido constante (Drake, 2006; Loukovaara, 2005; Savage, 2010; Smith, 2003). Se ha observado una frecuencia similar en Sudáfrica y Turquía (Moodley, 2003; Ozalp, 2003). Aunque hay reportes de un mayor número de casos en partes de Asia, es posible que esto sea refl ejo de discrepancias entre la recopilación de datos en una población o en un hospital determinados. Por ejemplo, un estudio poblacional reciente realizado en Corea del Sur notó una caída en la incidencia de 40 a 2 por cada 1 000 partos, lo cual corresponde al refi namiento de la terminología y de la clasifi ca- ción de la enfermedad (Kim, 2004). De igual manera, los estudios realizados en poblaciones de Japón y Singapur mostraron un des- censo en la incidencia (Chong, 1999; Matsui, 2003). También es probable que infl uyan las mejores condiciones socioeconómi- cas y los cambios dietéticos. Sin embargo, algunos grupos étnicos 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 89837_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 898 07/09/13 12:5107/09/13 12:51 899Enfermedad trofoblástica gestacional CA P ÍTU LO 3 7 antecedente personal de enfermedad trofoblástica gestacional eleva al menos 10 veces el riesgo de desarrollar un embarazo molar en una ocasión ulterior. La frecuencia en una concepción subsiguiente es cercana a 1% y en la mayor parte de los casos se desarrolla el mismo tipo de mola que en la gestación precedente (Garrett, 2008; Sebire, 2003). Además, después de dos episodios de embarazo molar, 23% de las concepciones ulteriores resulta en gestaciones del mismo tipo (Berkowitz, 1998). Por tal razón, las mujeres con antecedente de enfermedad trofoblástica gestacional deben some- terse a ecografía en el primer trimestre en los embarazos ulterio- res. No obstante, las gestaciones molares familiares son muy raras (Fallahian, 2003). ■ Otros factores En varios estudios de casos y testigos, el uso de anticonceptivos orales se ha relacionado con aumento en el riesgo de desarrollar enfermedad trofoblástica gestacional. En particular, el consumo de dichos fármacos casi duplica la probabilidad y la mayor duración de su uso parece incrementar las posibilidades de manera propor- cional (Palmer, 1999; Parazzini, 2002). Además, algunos estudios indican que las mujeres que usaron anticonceptivos orales durante el ciclo en el que concibieron parecen tener un riesgo más alto (Costa, 2006; Palmer, 1999). Sin embargo, muchas de estas rela- ciones son débiles y podrían explicarse por factores de confusión distintos a la causalidad (Parazzini, 2002). Ciertas características epidemiológicas difi eren mucho entre las molas parciales y las completas. Por ejemplo, la defi ciencia de vita- mina A y la ingesta dietética baja de caroteno se relacionan con un mayor riesgo sólo de molas completas (Berkowitz, 1985, 1995; Parazzini, 1988). Las molas parciales se han vinculado con niveles educativos más altos, tabaquismo, ciclos menstruales irregulares y haber tenido sólo lactantes varones en los nacimientos vivos pre- vios (Berkowitz, 1995; Parazzini, 1986). MOLA HIDATIFORME (EMBARAZO MOLAR) Las molas hidatiformes son embarazos anormales que se carac- terizan en los estudios histológicos por cambios anormales en la placenta, donde las vellosidades coriónicas muestran grados varia- bles de proliferación trofoblástica y edema del estroma (fig. 37-1). Con base en el grado y la extensión de estos cambios hísticos, estas patologías se clasifi can como molas hidatiformes completas o par- ciales (cuadro 37-2). Los estudios citogenéticos muestran que las parecen tener mayor riesgo de desarrollar enfermedad trofoblástica gestacional. Las mujeres hispanas y las nativas norteamericanas que viven en Estados Unidos tienen una incidencia más alta, al igual que ciertos grupos poblacionales que viven en el sureste de Asia (Drake, 2006; Smith 2003; Th am, 2003). ■ Edad materna Se observó que los extremos inferior y superior de la edad materna conllevan un riesgo más alto de padecer enfermedad trofoblástica gestacional (Altman, 2008; Loukovaara, 2005; Th am, 2003). Esta relación es mucho mayor para las molas completas, mientras que el riesgo de embarazo molar varía relativamente poco con la edad. Además, en comparación con mujeres con edad materna de 15 años o menos, el riesgo es mucho mayor para las de 45 años de edad (1%) o más (17% a los 50 años) (Savage 2010; Sebire, 2002a). Una explicación podría ser que los óvulos de personas de mayor edad tienen tasas más altas de fecundación anormal. Asimismo, la edad paterna avanzada conlleva mayor riesgo (La Vecchia, 1984; Parazzini, 1986). ■ Antecedentes obstétricos Además de la edad, el antecedente de embarazos fallidos aumenta el riesgo de experimentar enfermedad trofoblástica gestacional. Por ejemplo, un aborto espontáneo previo eleva por lo menos al doble la probabilidad de embarazo molar (Parazzini, 1991). Además, el CUADRO 37-1. Clasificación modificada de la Organización Mundialde la Salud para la enfermedad trofoblástica gestacional Molas hidatiformes Mola hidatiforme Completa Parcial Mola invasora Tumores trofoblásticos Coriocarcinoma Tumor trofoblástico en el sitio placentario Tumor trofoblástico epitelioide Modificado de Ie-Ming, 2011, con autorización. CUADRO 37-2. Características de las molas hidatiformes completa y parcial Característica Mola completa Mola parcial Cariotipo 46,XX o 46,XY 69,XXX o 69,XXY Patología Feto/embrión Edema velloso Proliferación trofoblástica Inmunotinción contra p57Kip2 Ausente Difuso Variable, puede ser marcada Negativa Presente Focal Focal y mínima Positiva Cuadro clínico Diagnóstico típico Secuelas malignas posteriores a embarazo molar Embarazo molar 15% Aborto fallido 4 a 6% 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 89937_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 899 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 900 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 anomalías cromosómicas tienen una función central en el desarrollo de dichas enfermedades (Lage, 1992). ■ Mola hidatiforme completa Cariotipo e histología Por lo general, estos embarazos molares difi eren de las molas parciales por su cariotipo, su apariencia histológica y su cuadro clínico. Las molas completas por lo general tienen un cariotipo diploide y de 85 a 90% es 46,XX. En estas gestaciones, sin embargo, todos los cromosomas son de origen paterno. En un proceso llamado androgénesis, el óvulo se fertiliza con un espermatozoide haploide que duplica sus propios cromosomas después de experimentar meiosis (fig. 37-2) (Fan, 2002; Kajii, 1977). Aunque la mayor parte de estas molas es 46,XX, la fertilización dispérmica de un solo óvulo puede producir un cariotipo 46,XY (Lawler, 1987). Aunque todo el DNA nuclear es de origen paterno, el DNA mitocondrial proviene de la madre (Azuma, 1991). En el estudio microscópico, las molas completas pre- sentan vellosidades grandes y edematosas con prolifera- ción trofoblástica anormal, que afectan en forma difusa a toda la placenta (fi g. 37-1). A simple vista, tales cambios transforman las vellosidades coriónicas en cúmulos de vesículas con dimensiones variables. De hecho, el nombre “mola hidatiforme” proviene de esta apariencia en “racimo de uvas”. En estos embarazos no se produce tejido fetal ni amniótico. Como resultado, tal tumoración de tejido placentario llena por completo la cavidad endometrial (fig. 37-3). Manifestaciones clínicas El cuadro clínico de una mola completa ha cambiado de forma considerable en los últimos decenios. Más de A B FIGURA 37-1. A. Mola hidatiforme completa. Las molas completas se caracterizan por edema velloso placentario difuso, que causa crecimiento de las vellosidades y formación de cisternas en algunas de ellas (flecha negra). Este intenso edema velloso es la causa de la morfología parecida a vesículas que adquieren las vellosidades, observable a simple vista en las molas completas (fig. 37-3). Otro hallazgo típico de las molas completas es la proliferación trofoblástica (flecha amarilla), que puede ser focal o diseminada. (Contribución fotográfica de la Dra. Erika Fong.) B. Placenta normal de término que muestra vellosidades más pequeñas, no edematosas, y ausencia de proliferación trofoblástica. (Contribución fotográfica de la Dra. Kelley Carrick.) FIGURA 37-2. A. Una mola completa 46,XX puede formarse cuando un esperma- tozoide haploide 23,X penetra un óvulo haploide 23,X, cuyos genes se volvieron “inactivos”. Los cromosomas paternos se duplican para crear un complemento cromosómico 46,XX de origen paterno en su totalidad. Otra posibilidad es que este mismo tipo de óvulo desactivado sea fecundado por dos espermatozoides inde- pendientes, portadores de 23,X o 23,Y, para crear un complemento cromosómico 46,XX o 46,XY, de nuevo proveniente sólo del padre. B. Las molas parciales se forman si dos espermatozoides (23,X o 23,Y), fecundan un óvulo haploide 23,X, cuyos genes no se desactivaron. El huevo fecundado resultante es triploide. Otra posibilidad es que un óvulo haploide similar sea fecundado por un espermatozoide diploide no reducido 46,XY. A B 23,X 46,XX 46,XX 46,XX Sólo cromosomas paternos Duplicación celular Duplicación de cromosomas paternos Desactivación de cromosomas maternos 23,X 23,X 23,Y 23,Y 23,X 23,X 69,XXY 69,XXY 69,XXY Células triploides 69,XXY Cromosomas maternos y paternos Dispermia 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90037_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 900 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 901Enfermedad trofoblástica gestacional CA P ÍTU LO 3 7 la edad gestacional promedio al momento de la evacuación se aproxima a los tres meses, en comparación con 16 a 17 semanas en los decenios de 1960 y 1970 (Drake, 2006; Soto-Wright, 1995). La hemorragia vaginal se mantiene como el síntoma más frecuente, y los niveles de la β-hCG son por lo general mayores a los espe- rados. La cuarta parte de las mujeres se presenta con dimensiones uterinas mayores a las correspondientes, pero la incidencia de ane- mia es menor a 10%. Además, pocas veces se observan hiperemesis gravídica, preeclampsia y quistes luteínicos de la teca sintomáticos (Lazarus, 1999; Mosher, 1998; Soto-Wright, 1995). En la actua- lidad tales secuelas ocurren sobre todo en pacientes sin atención prenatal temprana, que se presentan a consulta con una edad ges- tacional más avanzada y concentraciones muy altas de la β-hCG. Los niveles plasmáticos de tiroxina se elevan a menudo en muje- res con molas completas, pero el hipertiroidismo clínico es inusual. En tales circunstancias, las concentraciones séricas de tiroxina libre se elevan como consecuencia del efecto de la β-hCG, que es seme- jante al de la tirotropina (cap. 15, pág. 401) (Hershman, 2004). ■ Mola hidatiforme parcial Éstas difi eren de las molas hidatiformes completas desde los pun- tos de vista clínico, genético e histológico. El grado y la extensión de la proliferación trofoblástica y el edema velloso son menores a los observados en las molas completas. La mayor parte de las molas parciales contiene tejido fetal y amnios, además de tejidos placentarios. Como resultado, las pacientes afectadas casi siempre se pre- sentan con signos y síntomas de aborto incompleto o fallido. La mayoría de las mujeres presenta hemorragia vaginal. Sin embargo, como la proliferación trofoblástica es ligera y sólo focal, pocas veces hay crecimiento uterino mayor al correspondiente para la edad gestacional. Asimismo, es inusual observar preeclampsia, quistes luteínicos de la teca, hipertiroidismo y otras manifestaciones clíni- cas importantes (Stefos, 2002). Las concentraciones de la β-hCG previas a la evacuación son menores que en las molas completas y a menudo no rebasan las 100 000 mUI/ml. Por tal razón, muchas veces las molas parciales no se identifi can hasta después de la revi- sión histológica del material obtenido mediante legrado. Estas neoplasias tienen cariotipo triploide (69,XXX, 69,XXY o con menor frecuencia, 69,XYY), formado por un conjunto haploide de cromosomas maternos y dos paternos (fi g. 37-2) (Lawler, 1991). Hay informes de molas parciales no triploides, pero es probable que no existan en realidad (Genest, 2002b). Los fetos coexistentes con molas parciales no son viables y casi siempre tienen múltiples malformaciones y crecimiento anormal (Jauniaux, 1999). ■ Diagnóstico Medición de la β-hCG La presencia de hemorragia vaginal en mujeres en edad reproduc- tiva puede deberse a causas ginecológicas de sangrado y a compli- caciones del primer trimestre de la gestación. Una característica importante del embarazo molar es su tendencia a producir una cantidad de β-hCG muy superior a la esperada para la edad gesta- cional (fi g. 6-3, pág. 176) (Sasaki, 2003). El trofoblasto produce la β-hCG y su concentración elevada es refl ejo de la proliferación de dicha estructura. Por consiguiente, la medición inicial de esta hormona en la orina o en el suero y la ecografía transvaginal son la mitad de las pacientesdiagnosticadas entre 1960 y 1970 tenía anemia y dimensiones uterinas mayores a las esperadas para la edad gestacional. Además, casi un cuarto de las mujeres presen- taba hiperemesis gravídica, preeclampsia y quistes luteínicos de la teca (Montz, 1988; Soto-Wright, 1995). Como se describe en el capítulo 9 (pág. 266), estos últimos se desarrollan por exposición prolongada a la hormona luteinizante (LH, luteinizing hormone) o a la β-hCG (fig. 37-4). El tamaño de estos quistes varía entre 3 y 20 cm; la mayoría experimenta regresión con el descenso de los títulos de β-hCG después de evacuar la mola. Si dichas estructuras existen, y sobre todo si son bilaterales, el riesgo de GTN posmolar es mayor. Sin embargo, es poco común que en la actualidad las molas completas se presenten con estos signos y síntomas tradicionales (Ben-Arie, 2009; Mangili, 2008). Como resultado de las pruebas de las concentraciones de la β-hCG y los estudios de ecografía, FIGURA 37-3. Fotografía de un espécimen de mola hidatiforme com- pleta. Nótense los cúmulos de vellosidades coriónicas llenas con líquido parecidas a uvas. (Contribución fotográfica de la Dra. Sasha Andrews.) FIGURA 37-4. Ecograma transvaginal de múltiples quistes de la teca luteínica dentro de un ovario de una paciente con embarazo molar completo. Los hallazgos característicos son múltiples quistes simples bilaterales. (Contribución fotográfica de la Dra. Diane Twickler.) 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90137_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 901 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 902 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 hidatiformes. Por desgracia, no hay un criterio que distinga estos tres diagnósticos. No obstante, en general las molas completas tie- nen dos rasgos notorios: 1) proliferación trofoblástica y 2) vellosi- dades hidrópicas. Sin embargo existen diferencias importantes de estos hallazgos típicos en embarazos menores de 10 semanas, en los cuales es posible que no se observen las vellosidades hidrópi- cas y que el estroma molar aún tenga vasos sanguíneos (Paradinas, 1997). Como resultado, las molas completas a menudo deben caracterizarse mediante alteraciones morfológicas más sutiles. Por desgracia, esto puede provocar que dicha enfermedad se clasifi que de forma errónea como mola parcial o aborto espontáneo no molar (Fukunaga, 2005; Mosher, 1998). Las molas parciales se diagnostican en forma confi able cuando se demuestran tres o cuatro criterios diagnósticos mayores: 1) dos poblaciones de vellosidades; 2) vellosidades prominentes, irregu- lares y dismórfi cas (con inclusiones trofoblásticas); 3) vellosidades crecidas y con cavidades (≥3 a 4 mm), y 4) hiperplasia o atipia del sincitiotrofoblasto (Chew, 2000). En la mayor parte de los casos aún puede obtenerse una reproducibilidad diagnóstica adecuada utilizando estas distinciones histológicas entre las molas parcial y completa. Determinación de la ploidía La identifi cación del tipo de embarazo molar puede facilitarse al combinar estudios histopatológicos y la determinación de la ploidía (el número de conjuntos completos de cromosomas). La citometría de fl ujo es una técnica que sirve para contar, examinar y clasifi car células suspendidas en una corriente de líquido. Con esta herramienta pueden analizarse múltiples características físicas y químicas de células individuales al mismo tiempo, mientras éstas fl uyen a través de un aparato electrónico de detección óptica. Un segundo método de análisis celular, la citometría automatizada de imagen, emplea fi guras ópticas de varios cientos de núcleos celu- lares para identifi car cambios morfológicos sutiles dentro de los tejidos. Ambas técnicas pueden analizar la ploidía celular y utili- zarse para distinguir las molas completas (diploides) de las parciales (triploides) (fig. 37-6). Sin embargo, se demostró que la citometría automatizada de imagen es más sensible que la de fl ujo para hacer esta diferenciación (Crisp, 2003). Inmunotinción Además del análisis de la ploidía, las técnicas de inmunotinción histológica también permiten aclarar el diagnóstico. La molécula p57KIP2 es una proteína nuclear cuyo gen se impronta por parte paterna y su expresión tiene regulación materna, lo cual signifi ca que el producto del gen sólo se genera en tejidos que contienen un alelo materno. Como las molas completas contienen sólo genes paternos, no contienen la proteína p57KIP2 (Merchant, 2005). Por el contrario, esta proteína nuclear tiene una expresión mar- cada en placentas normales, abortos espontáneos con cambio hidrópico y molas hidatiformes parciales (Castrillon, 2001). En consecuencia, la inmunotinción de esta proteína nuclear es un método adjunto práctico y preciso para el análisis de la ploidía y en consecuencia para la clasifi cación patológica de las molas hidatifor- mes (Castrillon, 2001; Genest, 2002a; Jun, 2003). La tinción de p57KIP2 tiene la ventaja adicional de poder diferenciar los abortos hidrópicos de las molas completas, una distinción que no se hace mediante el análisis de la paridad cromosómica (Merchant, 2005). Como resultado, el uso complementario del estudio de la ploidía y del estatus de p57KIP2 ahora ayuda a distinguir entre un aborto herramientas valiosas para guiar la evaluación. Gracias a esto, ahora es frecuente el diagnóstico de la patología en el primer trimestre. Ecografía transvaginal Aunque las cifras de β-hCG son útiles, es más frecuente que el diagnóstico de embarazo molar se haga mediante ecografía por la hinchazón y el crecimiento difusos identifi cables de las vellosidades coriónicas. La mayor parte de las molas completas en el primer trimestre tiene una apariencia ecográfi ca típica: una tumoración intrauterina ecógena compleja que contiene muchos espacios quís- ticos pequeños. No existen tejidos fetales ni saco amniótico (fig. 37-5) (Benson, 2000). En cambio, las características ecográfi cas de un embarazo molar parcial incluyen una placenta hidrópica engro- sada con un feto concurrente (Zhou, 2005). Aún existen limitaciones diagnósticas a pesar de la utilidad de estas herramientas. Por ejemplo, Lazarus y sus colaboradores (1999) publicaron que las concentraciones de la β-hCG en los embarazos molares tempranos no siempre se elevan en el primer trimestre. Los mismos investigadores también encontraron que la ecografía podía conducir a un diagnóstico negativo falso si se reali- zaba a edades gestacionales muy tempranas, antes de que las vellosi- dades coriónicas hayan alcanzado el patrón vesicular característico (Lazarus, 1999). Por ejemplo, sólo de 20 a 30% de las pacientes tiene evidencia ecográfi ca sugestiva de mola parcial (Johns, 2005; Lindholm, 1999; Sebire, 2001). Por consiguiente, el diagnóstico preoperatorio en los embarazos tempranos casi siempre es difícil y muchas veces se hace hasta después de la revisión histopatológica del material abortado. Histopatología A veces es difícil distinguir entre molas completas, molas parcia- les y abortos hidrópicos en etapas tempranas del embarazo. Los cambios histopatológicos típicos de las molas completa y parcial se enlistan en el cuadro 37-2. Los abortos hidrópicos son embarazos fallidos generados por la unión habitual de un óvulo y un esper- matozoide haploide. La placenta a veces experimenta degeneración hidrópica, que simula algunas características vellosas de las molas FIGURA 37-5. Vista ecográfica transversal de un útero con una mola hidatiforme completa. La apariencia típica de “tormenta de nieve” se produce por múltiples vesículas placentarias. La mola llena por com- pleto la cavidad uterina y los calibradores se sitúan en los márgenes externos del útero. 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90237_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 902 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 903Enfermedad trofoblástica gestacional CA P ÍTU LO 3 7 diagnósticos, pedagógicos y de calidad, pero estas pruebas adjuntas no deben convertirse en la “norma de referencia” obligatoria en la práctica clínicahabitual, puesto que son imperfectas y no están disponibles en todas partes (Genest, 2001). ■ Tratamiento El método preferible de evacuación es el legrado por succión en pacientes que desean conservar la fertilidad, sin importar el tamaño espontáneo hidrópico diploide (positivo para p57KIP2), una mola completa diploide (negativa para p57KIP2) y una mola parcial tri- ploide (positiva para p57KIP2) (fi g. 37-6) (Crisp, 2003). En resumen, la mayor parte de las molas completas y de las parciales es fácil de identifi car por medios histológicos y representa poca difi cultad diagnóstica. En los casos con rasgos histológicos limítrofes puede repetirse el muestreo en un intento por confi rmar las características clásicas mostradas en el cuadro 37-2. El análisis auxiliar de la ploidía o la tinción de p57KIP2 son útiles para fi nes Mola completa Cambios hidrópicos H y E Ki-67 p57 Ploidía de DNA Índice de DNA Índice de DNA Índice de DNA Mola parcial Histograma del DNA, mola completa Histograma del DNA, mola incompleta Histograma del DNA, placenta normal FIGURA 37-6. Diagrama compuesto que ilustra las diferencias que existen entre los abortos hidrópicos normales y las molas hidatiformes parcial y completa. Los tejidos negativos para la tinción son azules, los positivos son de color café. La extensión (porcentaje de células teñidas) corresponde a una expresión baja, intermedia o alta. Nótese el aumento progresivo en la tinción de Ki-67 y el descenso gradual en la de p57KIP2 (p57) cuando se comparan los productos de la concepción hidrópicos normales con las molas parcial y completa. Primero, Ki-67 es un marcador de proliferación que se expresa de manera más prominente en las molas completas. Por el contrario, p57 es una proteína nuclear cuyo gen se impronta por la línea paterna y se expresa por la materna, lo que significa que el producto génico sólo se produce en tejidos que contienen el alelo materno. Como las molas completas sólo contienen genes paternos, la proteína p57 está ausente en ellas. Sin embargo, esta proteína nuclear se expresa de manera intensa en el material de abortos espontáneos con cambio hidrópico. Por último, las gráficas de ploidía de DNA muestran un patrón diploide normal en abortos hidrópicos y en las molas completas, mientras que el pico de DNA es triploide (índice de DNA 1.5) en las molas parciales. (Contribución fotográfica de la Dra. Raheela Ashfaq.) 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90337_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 903 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 904 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 concentraciones séricas de la β-hCG en serie después de la eva- cuación para monitorizar de manera efi caz la aparición de GTN. Por tanto, la norma es la vigilancia posterior a un embarazo molar mediante la cuantifi cación serial de concentraciones de la β-hCG en suero. Es necesario revisar los títulos después de la evacuación uterina al menos cada una o dos semanas hasta que se vuelvan indetectables. Después de llegar a cifras indetectables de la β-hCG, casi siempre se recomienda hacer mediciones mensuales durante los seis meses de vigilancia en todas las mujeres con embarazo molar (Sebire, 2007). Sin embargo, hay informes de cumplimiento defi ciente con la vigilancia prolongada, sobre todo en personas indigentes y en ciertos grupos étnicos en Estados Unidos (Allen, 2003; Massad, 2000). En la mayoría de los casos, una sola muestra sanguínea con concentración indetectable de la β-hCG después de la evacuación molar es sufi ciente para descartar la posibilidad de progresión a GTN. Por tanto algunas mujeres, en especial las que tuvieron una mola parcial, pueden liberarse de la vigilancia habitual con seguri- dad una vez que se obtiene un valor no perceptible (Batorfi , 2004; Feltmate, 2003; Lavie, 2005; Wolfberg, 2004). La vigilancia más corta permite que las mujeres intenten un nuevo embarazo más pronto. Sin embargo, aún hay casos raros de desarrollo de GTN después que la concentración de hCG se normaliza, lo que podría incrementar la morbilidad (Kerkmeijer, 2007; Sebire, 2007). Cuando la gravidez inicia en el periodo de monitorización, la concentración normal de la β-hCG consecuente puede ocultar la detección de progresión posmolar hacia GTN (Allen, 2003). Estos embarazos transcurren sin incidentes, exceptuando que complican el esquema de vigilancia (Tuncer, 1999). Para prevenir difi culta- des en la interpretación, se alienta a las mujeres a usar un método anticonceptivo efectivo hasta alcanzar títulos de β-hCG menores de 5 mUI/ml, o por debajo del límite de la prueba utilizada. Los anticonceptivos orales disminuyen la probabilidad de preñez en comparación con la anticoncepción de barrera, una medida menos efectiva, y no aumentan el riesgo de GTN (Costa, 2006; Gaffi eld, 2009). El acetato de medroxiprogesterona inyectable es muy útil cuando se anticipa un cumplimiento defi ciente (Massad, 2000). Por el contrario, no deben colocarse dispositivos intrauterinos hasta que las concentraciones de la β-hCG sean indetectables por el riesgo de perforación uterina en presencia de una mola invasora. ■ Quimioterapia profiláctica El propósito de la quimioterapia al momento de la evacuación molar es prevenir el desarrollo de GTN en pacientes de alto riesgo con poca probabilidad de cumplir con la vigilancia de los niveles de la β-hCG. Sin embargo en la práctica clínica es muy difícil hacer la clasifi cación correcta de las molas completas de alto riesgo, ya que no existe una combinación aceptada de factores predisponen- tes que permita predecir con exactitud el desarrollo de una GTN. Las pacientes típicas tienen molas completas y múltiples elementos de riesgo, como edad mayor de 40 años, antecedente de emba- razo molar o títulos de β-hCG excesiva antes de la evacuación. Sin importar la forma en que se defi na la mola completa de alto riesgo, al fi nal pocas mujeres se incluyen en este grupo y se han descrito casos letales en los que se usó quimioterapia profi láctica (Soper, 2004). Por tanto, la identifi cación de las pacientes que podrían benefi ciarse tiene poca importancia clínica. Por esta razón, la qui- mioterapia profi láctica no se ofrece en forma habitual en Estados Unidos ni en Europa. del útero (Soper, 2004; Tidy, 2000). Las mujeres nulíparas no deben recibir prostanoides para madurar el cuello uterino, puesto que estos fármacos pueden inducir contracciones uterinas y elevar el riesgo de embolización trofoblástica hacia la vasculatura pulmo- nar (Seckl, 2010). Rara vez se recomienda la histerectomía, a menos que la paciente desee la esterilización quirúrgica o se aproxime a la menopausia (Elias, 2010). Los quistes ováricos de la teca luteínica sintomáticos son un hallazgo usual. Éstos tienden a experimentar regresión después de extirpar la mola. En casos extremos se pueden aspirar, pero no debe practicarse la ooforectomía, excepto cuando eventos de torsión produzcan infarto ovárico extenso (Mungan, 1996). Antes de la operación es necesario valorar a las pacientes en busca de complicaciones médicas relacionadas. Por fortuna, la tor- menta tiroidea provocada por hipertiroidismo no tratado, la insu- fi ciencia respiratoria por embolia trofoblástica y otros trastornos concomitantes graves son poco comunes. Debido a la enorme vas- cularidad de estas placentas, se debe disponer de productos hemo- derivados y colocar catéteres adecuados para infusión antes de la evacuación de molas grandes. Al principio de la evacuación, se dilata el cuello uterino para permitir el paso de una cánula de 10 o 12 mm. Conforme procede la aspiración del tejido molar, se aplica oxitocina intravenosa. En la institución donde ejercen los autores se mezclan 20 unidades de oxitocina sintética con 1 L de solución cristaloide, la cual se admi- nistra a un ritmo determinado para lograr la contracción uterina. En algunos casos está indicado realizar una ecografía trans ope- ratoria para reducir el riesgo de perforaciónuterina y ayudar a confi rmar la evacuación completa. Por último, se realiza un legrado suave y minucioso. Debido a la posibilidad de una mola parcial y a la presencia de tejido fetal, después del legrado debe administrarse inmunoglobu- lina Rh a mujeres con factor Rh negativo no sensibilizadas contra el antígeno D. No obstante, dicho tratamiento debe evitarse si el diagnóstico de mola completa es defi nitivo (Fung Kee, 2003). ■ Vigilancia posterior a embarazos molares Neoplasia trofoblástica gestacional posmolar La neoplasia trofoblástica gestacional se desarrolla después de la evacuación en 15% de los embarazos molares completos (Golfi er, 2007; Wolfberg, 2004). A pesar de la tendencia a diagnosticar dichos eventos en edades gestacionales más tempranas, esta inci- dencia no ha disminuido (Seckl, 2004). El 75% de las mujeres que desarrolla GTN tiene enfermedad molar invasora y el resto desarrolla metástasis. Por el contrario, la GTN se desarrolla sólo en 4 a 6% de las molas parciales después de la evacuación (Feltmate, 2006; Lavie, 2005). Una menor incidencia de GTN (de 0.5 a 1%) después de una mola parcial reportada en el Reino Unido podría refl ejar cri- terios diagnósticos más estrictos (Hancock, 2006; Seckl, 2000). Es posible la transformación maligna en un coriocarcinoma metastá- sico después de la evacuación molar parcial, pero por fortuna esto es raro en extremo (0.1%) (Cheung, 2004; Seckl, 2000). Prácticas de vigilancia No existen características patológicas o clínicas al momento de la presentación de la enfermedad que permitan pronosticar con exactitud qué pacientes desarrollarán GTN. Por la proliferación trofoblástica que caracteriza a tales neoplasias, pueden usarse las 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90437_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 904 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 905Enfermedad trofoblástica gestacional CA P ÍTU LO 3 7 gestacional ), el raro tumor trofoblástico del sitio placentario y el tumor trofoblástico epitelioide. Aunque dichos tipos histopatológicos ya se caracterizaron y describieron, en la mayor parte de los casos de GTN no hay tejido disponible para el estudio patológico. Por esta razón, la mayor parte de estos eventos se diagnostica y trata en forma clínica. La neoplasia trofoblástica gestacional casi siempre se desarrolla al mismo tiempo que alguna forma de embarazo, o después de ésta, aunque en ocasiones no es posible confi rmar con certeza una preñez antecedente. Muchos de los casos no molares registrados en realidad podrían representar enfermedad causada por una gravidez molar temprana no identifi cada (Sebire, 2005a). Muy rara vez esta neoplasia se desarrolla después del nacimiento de un neonato vivo, un aborto provocado, o de término. ■ Clasificación histológica Mola invasora Ésta es una manifestación frecuente de GTN, caracterizada por la presencia de vellosidades coriónicas completas que acompañan al crecimiento y a la invasión trofoblásticos excesivos. Tales tejidos penetran con profundidad el miometrio y a veces afectan el peri- toneo, el parametrio adyacente o la cúpula vaginal. Dichas molas producen invasión local, pero casi siempre carecen de tendencia marcada a desarrollar las metástasis diseminadas típicas del corio- carcinoma. La mola invasora se origina casi de manera exclusiva de embarazos molares completos o parciales (Sebire, 2005a). Coriocarcinoma gestacional Este tumor maligno en extremo está formado por láminas de células anaplásicas del citotrofoblasto y del sincitiotrofoblasto con presencia importante de hemorragia, necrosis e invasión vascular (fig. 37-8). A diferencia de la enfermedad molar, sin embargo, no existen vello- Sin embargo, se ha demostrado que una dosis única de dacti- nomicina reduce la incidencia de GTN posmolar en ciertas pobla- ciones. Por ejemplo, en un estudio clínico, prospectivo y doble ciego realizado en 60 mujeres con molas completas de alto riesgo, Limpongsanurak et al. (2001) asignaron al azar a mujeres tailande- sas para recibir dactinomicina profi láctica o placebo al momento de la evacuación. El tratamiento redujo la incidencia de GTN de 50 a 14%, pero la toxicidad fue signifi cativa. Como resultado, la quimioterapia profi láctica casi siempre se usa sólo en países con recursos limitados para mantener la vigilancia confi able de las pacientes después de la evacuación (Uberti, 2009). ■ Embarazo molar ectópico La incidencia real de la enfermedad trofoblástica gestacional ectó- pica se aproxima a 1.5 por cada millón de nacimientos (Gillespie, 2004). Más de 90% de los casos sospechados refl eja un diagnóstico excesivo de la proliferación trofoblástica fl orida extravellosa en la trompa de Falopio (Burton, 2001; Sebire, 2005b). Otros sitios de implantación fuera del útero son aún menos frecuentes (Bailey, 2003). Como en cualquier embarazo ectópico, el tratamiento ini- cial casi siempre implica extirpación quirúrgica del feto y valora- ción histopatológica. ■ Feto coexistente La incidencia estimada de preñez gemelar consistente en mola hidatiforme y un feto coetáneo es de uno por cada 20 000 a 100 000 gestaciones (fig. 37-7). Sebire et al. (2002b) describieron el resultado de 77 embarazos gemelares, cada uno compuesto por una mola completa y un gemelo sano. De este grupo, 24 mujeres eligieron la terminación electiva y 53 continuaron con la gravidez. Veintitrés de estos embarazos terminaron en aborto espontáneo antes de las 24 semanas y dos se inte- rrumpieron por preeclampsia grave; 28 duraron al menos 24 semanas, con 20 nacimientos vivos. Los autores demostraron que las gestaciones gemelares de mola completa con un gemelo sano tienen un alto riesgo de aborto espontáneo, pero cerca de 40% cul- mina en el nacimiento de un neonato vivo. En este estudio, el riesgo de progresión a GTN fue de 16% en las terminaciones durante el primer trimestre y no mucho mayor (21%) en mujeres que continuaron la preñez. Como el riesgo de malignidad no cambia con el avance de la edad gestacional, puede permitirse la continuación del embarazo, siempre que se controlen las complicaciones maternas graves y el crecimiento fetal sea normal. También se reco- mienda la evaluación del cariotipo del feto para con- fi rmar un patrón cromosómico normal (Marcorelles, 2005; Matsui, 2000). NEOPLASIA TROFOBLÁSTICA GESTACIONAL Este término abarca sobre todo a entidades patoló- gicas que se caracterizan por invasión agresiva del endometrio y del miometrio por células trofoblás- ticas. Las categorías histológicas incluyen neoplasias frecuentes (como la mola invasora y el coriocarcinoma Placenta normalMola completa FIGURA 37-7. Fotografía de placentas de un embarazo gemelar con un gemelo normal y una mola completa. Ésta (izquierda) presenta la estructura vesicular característica. La placenta de la derecha parece normal a simple vista. Se muestra un corte transversal del límite entre las dos (inserto). (Contribución fotográfica de los doctores April Bleich y Brian Levenson.) 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90537_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 905 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 906 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 Tidy et al. (1995) revisaron 100 pacientes con coriocarcinoma gestacional no molar y encontraron que 62 casos se presentaron después del nacimiento de un lactante vivo, seis a continuación de un nacimiento vivo precedido por un embarazo molar y 32 en seguida de un aborto no molar. La hemorragia vaginal fue el síntoma más frecuente en todos los grupos. Por tal razón, debe valorarse la presencia de hemorragia anormal durante más de seis semanas después de un embarazo con una prueba de β-hCG para descartar una nueva gestación o GTN (Soper, 2004). Cuando se diagnostica un coriocarcinoma después del naci- miento de un lactante vivo, casi siempre se descubre que el emba- razo antecedente no había llegado a término normal. Por ejemplo, Rodabaugh et al. (1998) encontraron en un estudio que en 89% de los casos la gestación precedentehabía terminado en el nacimiento de un lactante vivo sin complicaciones. Sin embargo, la hidropesía era una complicación notable en los fetos restantes. En ocasiones se diagnostica durante un parto un coriocarcinoma inesperado en una placenta de apariencia por lo demás normal. No obstante, es más frecuente que el diagnóstico se retrase durante meses por las manifestaciones sutiles de la enfermedad. Al fi nal, la mayoría de las pacientes se presenta con metrorragia y concentraciones altas de la β-hCG (Lok, 2006). Los coriocarcinomas siguientes a emba- razos de término tienen un índice de mortalidad mucho más alto que la GTN después de abortos no molares, que en ocasiones se deben al retraso típico del diagnóstico (Tidy, 1995). En dos estu- dios retrospectivos separados se publicó un índice de mortalidad de 14% en 44 mujeres con diagnóstico de coriocarcinoma después de un embarazo de término (Lok, 2006; Rodabaugh, 1998). Más de 50% de quienes se presentaron con metástasis cere- brales o tumores trofoblásticos en el sitio placentario tuvo un embarazo de término previo (Feltmate, 2001; Newlands, 2002). La frecuencia de estas características de alto riesgo también ayuda a explicar el peor pronóstico del coriocarcinoma después de un embarazo de término. Tumor trofoblástico en el sitio placentario Este tumor consiste sobre todo en trofoblastos intermedios en el sitio placentario y es una variante rara de GTN con comporta- miento único. Estas neoplasias pueden seguir a cualquier tipo de embarazo, pero se desarrollan más a menudo después de una ges- tación normal (Papadopoulos, 2002). Por lo general, las pacientes tienen hemorragia irregular durante meses o años después de un embarazo y el diagnóstico no se considera hasta que se obtiene una muestra endometrial (Feltmate, 2001). Estos tumores tienden a infi ltrar nada más el interior del útero, se diseminan sólo en etapas avanzadas de la enfermedad y producen concentraciones bajas de la β-hCG. Es interesante que un porcentaje alto de la subunidad β libre (>30% de la hCG total) es útil para la diferenciación de otras formas de GTN, si los resultados de la biopsia endometrial son dudosos (Cole, 2008; Harvey, 2008). Cuando este tumor se disemina, el patrón es similar al del coriocarcinoma gestacio- nal, desarrollando con frecuencia metástasis en los pulmones, el hígado o la vagina (Baergen, 2006). La histerectomía es el princi- pal tratamiento para el tumor trofoblástico del sitio placentario no metastásico debido a su relativa insensibilidad a la quimioterapia, aunque hay informes de procedimientos que conservan la fertilidad en pacientes muy motivadas (Feltmate, 2001; Machtinger, 2005; Papadopoulos, 2002; Pfeff er, 2007). El tumor trofoblástico del sitio placentario metastásico tiene un pronóstico mucho peor que los otros tipos más frecuentes de sidades coriónicas. Al principio los coriocarcinomas gestacionales invaden el endometrio y el miometrio, pero tienden a desarrollar metástasis sistémicas tempranas por vía sanguínea (fig. 37-9). Aunque la mayoría de casos se desarrolla después de la evacua- ción de un embarazo molar, tales tumores también pueden apare- cer raramente después de una gestación no molar. Por otra parte, los coriocarcinomas “no gestacionales” ováricos primarios origina- dos de células germinales, aunque poco comunes, tienen apariencia histopatológica idéntica y se distinguen en parte por ausencia de cualquier embarazo previo (cap. 36, pág. 884) (Lee, 2009). El coriocarcinoma gestacional se desarrolla en cerca de uno de cada 30 000 embarazos no molares. Dos tercios de estos casos siguen a embarazos de término y la tercera parte aparece des- pués de un aborto espontáneo o de la interrupción del embarazo. FIGURA 37-8. Micrografía de un coriocarcinoma. Los rasgos histológicos característicos incluyen una proliferación citotrofoblástica anormal cu- bierta por sincitiotrofoblasto. Estos tumores tienen numerosos vasos sanguíneos; nótese la sangre abundante en el fondo. (Contribución fo- tográfica de la Dra. Raheela Ashfaq.) FIGURA 37-9. Imagen por tomografía computarizada (CT) de un corio- carcinoma que invade el útero. 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90637_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 906 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 907Enfermedad trofoblástica gestacional CA P ÍTU LO 3 7 serial de los niveles de dicha molécula, falta de cumplimiento con el método anticonceptivo o ambos. Valoración diagnóstica Las pacientes con GTN se deben someter a una valoración minu- ciosa antes del tratamiento para identifi car la extensión de la enfer- medad. La evaluación clínica incluye ecografía pélvica, radiografía torácica y tomografía computarizada (CT, computed tomography) abdominal y pélvica. Aunque cerca de 40% de las pacientes tiene micrometástasis invisibles en las radiografías torácicas, no es nece- sario tomar una CT del tórax porque estas pequeñas lesiones no afectan el resultado (Darby, 2009; Garner, 2004). Sin embargo las lesiones pulmonares identifi cadas en las radiografías torácicas obli- gan a obtener CT del tórax e imágenes por resonancia magnética (MR, magnetic resonance) del cerebro. Por fortuna, el compromiso del sistema nervioso central es raro en ausencia de manifestaciones neurológicas (Price, 2010). La tomografía por emisión de posi- trones (PET, positron emission tomography) a veces resulta útil en la búsqueda de un coriocarcinoma oculto o en casos de recaída de GTN ya tratada cuando las imágenes convencionales resul- tan dudosas o no permiten identifi car la enfermedad metastásica (Dhillon, 2006; Numnum, 2005). Estadificación La estadifi cación de la neoplasia trofoblástica gestacional se rea- liza tomando en cuenta criterios anatómicos basados en un sis- tema adoptado por la International Federation of Gynecology and Obstetrics (FIGO) (cuadro 37-4 y fig. 37-10). Las pacientes con bajo riesgo de falla terapéutica se distinguen de aquellas con mayor probabilidad mediante el sistema modifi cado de califi cación pro- nóstica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (cuadro 37-5). Las pacientes con califi caciones de la OMS de 0 a 6 se con- sideran con enfermedad de bajo riesgo, mientras que aquellas con una puntuación de 7 o más se asignan al grupo de GTN de alto riesgo. Para hacer una descripción más precisa de estas mujeres, el número romano correspondiente a la etapa según el sistema de la FIGO se separa mediante dos puntos de la suma de todas las califi - caciones de factores reales de riesgo; por ejemplo, etapa II:4 o etapa IV:9 (FIGO 2009; Petru, 2009). Se demostró que esta adición de la califi cación del riesgo a la estadifi cación anatómica refl eja mejor el comportamiento de la enfermedad (Ngan, 2004). Las mujeres con califi caciones de alto riesgo tienen mayor probabilidad de tener tumores resistentes a la quimioterapia con un solo fármaco. Por tanto, desde el principio se tratan con esquemas combinados. Aunque las pacientes con enfermedad en etapa I pocas veces tienen califi cación de alto riesgo, aquéllas en etapa IV siempre tienen una evaluación de probabilidad elevada. Las personas con diagnóstico de GTN en etapas I, II y III, según el sistema de la FIGO, tienen una tasa de supervivencia cercana a 100% (Lurian, 2010). GTN metastásica. Por consiguiente está indicada la quimioterapia combinada enérgica. El tratamiento más efi caz es un régimen de etopósido, metotrexato y dactinomicina, alternado con etopósido y cisplatino (EMA/EP) (Newlands, 2000). Sin embargo, la radia- ción también puede ser funcional en ciertas situaciones. La super- vivencia general a 10 años es de 70%, sin embargo las pacientes con metástasis y las mujeres en las que han pasado más de cuatro años desde el embarazo previo tienen un pronóstico mucho peor (Hassadia, 2005; Schmid, 2009). Tumor trofoblástico epitelioide Esta neoplasia poco común es distinta del coriocarcinoma gesta- cional y del tumor trofoblástico del sitio placentario. Es posibleque el embarazo precedente sea remoto, en algunos casos no puede confi rmarse una gestación previa (Palmer, 2008). El tumor trofo- blástico epitelioide se desarrolla de la transformación neoplásica del trofoblasto intermedio de tipo coriónico. Al microscopio, esta neoplasia se parece al tumor trofoblástico del sitio placentario, pero las células son más pequeñas y presentan menor pleomor- fi smo nuclear. A simple vista, el tumor trofoblástico crece en forma nodular y no con el patrón infi ltrativo del tumor trofoblástico del sitio placentario (Shih, 1998). También en este caso la histerecto- mía es el principal método terapéutico por la presumible resistencia a la quimioterapia y porque el diagnóstico casi siempre se confi rma antes mediante biopsia endometrial. Casi un tercio de las pacien- tes se presenta ya con metástasis, aunque hay muy pocos infor- mes de casos para evaluar la efi cacia de la quimioterapia (Palmer, 2008). ■ Clasificación clínica Diagnóstico La mayoría de los casos con GTN se diagnostica en la clínica, uti- lizando la concentración de la β-hCG como prueba de la presencia de tejido trofoblástico persistente (cuadro 37-3). Pocas veces se cuenta con tejido para hacer el diagnóstico patológico, a menos que se considere el diagnóstico de un tumor en el sitio placentario o no gestacional. Por consiguiente, la mayoría de los centros en Estados Unidos diagnostica la GTN con base en los valores crecientes de la β-hCG o una meseta persistente de los mismos, al menos durante tres semanas. Por desgracia no existe uniformidad en la defi nición de una meseta persistente. Además, los criterios diagnósticos son menos estrictos en Estados Unidos que en Europa, en parte por la preocupación de que algunas pacientes puedan perderse en el seguimiento si se utilizan parámetros más estrictos. Cuando se cumplen los criterios serológicos para GTN, debe descartarse un nuevo embarazo intrauterino utilizando las concen- traciones de la β-hCG en correlación con los datos ecográfi cos, sobre todo cuando hubo un retraso importante en la vigilancia CUADRO 37-3. Criterios para el diagnóstico de neoplasia trofoblástica gestacional 1. La meseta de la β-hCG dura cuatro mediciones en un periodo de tres semanas o más (días 1, 7, 14 y 21). 2. Incremento de la β-hCG en tres mediciones semanales consecutivas o más, en un periodo ≥2 semanas (días 1, 7 y 14). 3. La β-hCG permanece elevada durante seis meses o más. 4. Diagnóstico histopatológico de coriocarcinoma. β-hCG, fracción β de la gonadotropina coriónica humana. Tomado del FIGO Oncology Committee, 2002, con autorización. 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90737_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 907 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 908 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 invasora local después de la evacuación, en comparación con sólo 4 a 6% de las molas parciales. Los tumores trofoblásticos del sitio placentario y los epitelioides son otras causas raras de GTN no metastásica. Los tumores trofoblásticos con invasión local pue- den perforar el miometrio y causar hemorragia intraperitoneal (Mackenzie, 1993). También es posible que haya hemorragia vagi- nal después de la erosión tumoral hacia los vasos uterinos o que el tumor necrótico afecte la pared del útero y sirva como nido para una infección. Por fortuna, el pronóstico es excelente para todos los tipos de enfermedad no metastásica a pesar de estas posibles manifestaciones. Enfermedad metastásica Los coriocarcinomas que surgen de embarazos molares completos representan la mayor parte de los casos de GTN metastásicas. Entre 3 y 4% de las molas completas da origen a coriocarcinoma metas- tásico posterior a la evacuación. La incidencia después de cualquier otro tipo de gestación molar o no molar es muy baja. Los coriocar- cinomas son propensos a diseminación distante y su presencia debe sospecharse en cualquier mujer en edad reproductiva con enferme- dad metastásica de un tumor primario desconocido (Tidy, 1995). Además, por esta tendencia, la quimioterapia está indicada siempre que haya diagnóstico histológico de coriocarcinoma. Aunque muchas pacientes permanecen casi asintomáticas, la GTN metastásica está muy vascularizada y tiende a presentar hemorragias profusas, que ocurren de forma espontánea o durante la toma de biopsia. La menorragia es un síntoma frecuente de pre- sentación. Los sitios más usuales de diseminación son los pulmones FIGURA 37-10. Estadificación de la FIGO para la neoplasia trofoblástica gestacional. CUADRO 37-4. Estadificación de la neoplasia trofoblástica gestacional según la FIGO Estadio Características Etapa I Enfermedad confinada al útero Etapa II La GTN se extiende fuera del útero, pero está limitada a estructuras genitales (anexos, vagina, ligamento ancho) Etapa III La GTN se extiende a los pulmones, con o sin compromiso genital conocido Etapa IV Todos los demás sitios metastásicos FIGO, International Federation of Gynecology and Obstetrics; GTN, neoplasia trofoblástica gestacional. CUADRO 37-5. Sistema modificado de calificación pronóstica de la OMS, adaptado por la FIGO Calificaciones 0 1 2 4 Edad (años) <40 ≥40 — — Embarazo antecedente Mola Aborto De término — Meses desde el embarazo índice <4 4 a 6 7 a 12 >12 Concentraciones séricas de la β-hCG antes de tratamiento (mUI/ml) <103 103 a <104 104 a <105 ≥105 Diámetro mayor del tumor (incluido el útero) <3 cm 3 a 4 cm ≥5 cm — Sitio de metástasis Bazo y riñones Aparato gastrointestinal Hígado y cerebro Número de metástasis — 1 a 4 5 a 8 >8 Agentes quimioterapéuticos previos fallidos — — 1 ≥2 Riesgo bajo = calificación de la OMS de 0 a 6; alto riesgo = calificación de la OMS ≥7. FIGO, International Federation of Gynecology and Obstetrics; β-hCG, fracción β de la gonadotropina coriónica humana; OMS, Organización Mundial de la Salud. Enfermedad no metastásica Las molas invasoras derivadas de embarazos molares completos representan la mayor parte de los casos de GTN no metastásica. Alrededor de 12% de las molas completas desarrolla enfermedad 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90837_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 908 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 909Enfermedad trofoblástica gestacional CA P ÍTU LO 3 7 res con antecedente de embarazo no molar y un retraso prolongado en el diagnóstico tumoral (Newlands, 2002). Estas personas pue- den presentarse a consulta con fenómenos hemorrágicos relacio- nados. Las pacientes con metástasis cerebrales tienen compromiso concurrente en pulmones, vagina o ambos. Debe tenerse mucha precaución al intentar la extirpación de cualquier lesión metastá- sica por el riesgo de hemorragia profusa. Por tanto, casi siempre se evita esta práctica excepto en circunstancias extenuantes como la herniación del tallo encefálico que ponen en peligro la vida o la enfermedad resistente a la quimioterapia. ■ Tratamiento Tratamiento quirúrgico La mayoría de las pacientes con diagnóstico de GTN posterior a embarazo molar tiene tumores persistentes confi nados a la cavidad endometrial y se tratan sobre todo con quimioterapia. Por lo gene- ral, se evitan la dilatación y el legrado repetitivos para prevenir la morbilidad y la mortalidad a causa de perforación del útero, hemo- rragia, infección, adherencias uterinas y complicaciones anestésicas (Soper, 2004). Por consiguiente, no suelen practicarse segundas evacuaciones en Estados Unidos, a menos que las pacientes tengan hemorragia uterina persistente y cantidades considerables de tejido molar retenido. El legrado uterino repetido es una medida mucho más usual del tratamiento de la GTN posterior a embarazo molar en Europa. Se demostró que dicha intervención reduce en forma signifi cativa la cantidad de pacientes que requieren tratamiento adicional y el número de cursos en las mujeres que necesitan qui- mioterapia (Pezeshki, 2004; van Trommel, 2005). Sin embargo, una segunda evacuación seguida de vigilancia continua es una alternativa mucho menos atractiva para pacientes cuyocumpli- miento es defi ciente, que la quimioterapia con un solo fármaco (Allen, 2003; Massad, 2000). La histerectomía puede tener varias funciones en el tratamiento de la GTN. Primero, puede utilizarse como régimen terapéutico primario para tumores trofoblásticos del sitio placentario, tumores trofoblásticos epitelioides o enfermedad resistente a quimiotera- pia. En casos de hemorragias vaginales graves o intraabdominales incontrolables, cuya incidencia va disminuyendo afortunadamente, puede ser necesaria la histerectomía como procedimiento de urgen- cia (Chao, 2002; Clark, 2010). Debido a estas indicaciones más extremas, la mayoría de las mujeres que se somete a dicha inter- vención tiene alto riesgo antes del tratamiento, rasgos patológicos inusuales y mortalidad más elevada (Pisal, 2002). Por último, la histerectomía adyuvante disminuye la dosis total de quimioterapia necesaria para alcanzar la remisión clínica en GTN de bajo riesgo. A las personas con enfermedad que parece confi nada al útero y no desean conservar la fertilidad se les debe recomendar esta opción (Suzuka, 2001). Sin embargo, el riesgo de persistencia de GTN después de la histerectomía todavía es de 3 a 5%, por lo cual es necesario vigilar a estas pacientes después de la intervención qui- rúrgica (Soper, 2004). Las metástasis pulmonares residuales pueden persistir en 10 a 20% de las pacientes que alcanzan la remisión clínica de GTN (refl ejada por β-hCG indetectable) después de completar la qui- mioterapia. Tales pacientes no parecen tener un riesgo más alto de recaída en comparación con las que tienen radiografías torácicas o CT normales. Por tanto la toracotomía casi nunca es necesa- ria, a menos que no pueda lograrse la remisión de otra manera (Powles, 2006). En general, una paciente óptima a la que se le (80%), la vagina (30%), la pelvis (20%), el hígado (10%) y el cerebro (10%) (fig. 37-11). Las pacientes con metástasis pulmo- nares casi siempre tienen lesiones asintomáticas que se identifi - can en una radiografía torácica de rutina; pocas veces presentan tos, he moptisis, dolor pélvico o signos de hipertensión pulmonar (Seckl, 1991). En pacientes con desarrollo temprano de insufi cien- cia respiratoria que necesitan intubación, el pronóstico general es malo. El compromiso hepático o cerebral es casi exclusivo de muje- A B C FIGURA 37-11. Sitios frecuentes de metástasis de GTN. A. Radiografía torácica que muestra lesiones metastásicas diseminadas. (Contribución fotográfica del Dr. Michael G. Connor.) B. Tomografía computarizada de enfermedad metastásica pulmonar. C. Espécimen de necropsia que muestra múltiples metástasis hepáticas hemorrágicas. (Contribución fotográfica del Dr. Michael G. Connor.) 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 90937_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 909 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 910 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 metotrexato que se alcanzan 24 h después de la infusión (Allen, 2003; Wong, 2000). Como este régimen casi siempre tiene éxito con una sola dosis, reduce el número de visitas necesarias y puede ser el más apropiado para pacientes con cumplimiento terapéutico inadecuado (Schorge, 2003). El metotrexato oral tiene pocas indi- caciones en el tratamiento de la GTN (Farley, 2005). Dactinomicina. Debido a su toxicidad, la dactinomicina se usa con menor frecuencia en el tratamiento primario de la enferme- dad de bajo riesgo, pero tiene mayor efi cacia como fármaco único (Alazzam, 2009; Gilani, 2005; Yarandi, 2008). En un estudio prospectivo del GOG (protocolo #174) sobre GTN de bajo riesgo, las pacientes se distribuyeron al azar para recibir un “pulso” quin- cenal de 1.25 mg de dactinomicina o de metotrexato semanal en dosis de 30 mg/m2. De las 215 pacientes elegibles, se obtuvo una respuesta completa en el 69% de las que recibieron dactinomi- cina y en 53% de las tratadas con metotrexato. Sin embargo, los defensores del metotrexato especulan que la efi cacia menor a la esperada de éste, observada en dicho estudio, podría explicarse por una dosis inferior a la terapéutica. Además, las personas que se asig- naron de manera aleatoria para recibir dactinomicina tenían una probabilidad dos veces mayor de experimentar alopecia y fueron las únicas que desarrollaron toxicidad de grado 4 (cap. 27, pág. 700) (Osborne, 2008). Hasta ahora, ningún estudio ha compa- rado en forma directa la administración de dactinomicina en pulso con el usual régimen de ocho días de metotrexato. Como las tasas de supervivencia son tan altas, casi siempre se intenta primero el último porque la mayoría de los médicos considera que es el trata- miento menos tóxico. Las pacientes que no responden a un régimen de quimioterapia inicial con un solo fármaco no presentan un descenso persistente de la β-hCG. En estas mujeres debe calcularse de nuevo su califi cación con el sistema pronóstico modifi cado de la OMS. La mayoría de las pacientes todavía se considera de bajo riesgo y puede cambiarse a un tratamiento de segunda línea con un solo fármaco. La GTN resistente al metotrexato a menudo responde a la dactinomicina (Chen, 2004). En fecha reciente, el GOG demostró un índice de éxito de 74% en un estudio en fase II (protocolo #176) que evaluó la administración de dactinomicina en pulsos como tratamiento de salvamento para 38 pacientes con GTN resistente al metotrexato (Covens, 2006). El etopósido se utiliza con menor frecuencia en estas circunstancias, pero también es efi caz (Mangili, 1996). Las mujeres que reciben al principio pulsos de dactinomicina y desarrollan GTN resistente, aún pueden tratarse en forma exitosa con un curso de cinco días de dactinomicina (Kohorn, 2002). sugiere la toracotomía presenta GTN en etapa III, una concentra- ción preoperatoria de la β-hCG <1 500 mUI/ml y un nódulo pul- monar solitario resistente a la quimioterapia (Cao, 2009; Fleming, 2008; Lurain, 2006). Quimioterapia para GTN de bajo riesgo Metotrexato. Cerca de 95% de las pacientes con mola hidati- forme que desarrolla GTN tiene riesgo bajo de resistencia a la qui- mioterapia (califi cación 0-6) (Seckl, 2010). El metotrexato como fármaco único es el tratamiento más usual; las tasas de respuesta completa publicadas oscilan entre 67 y 81% para variaciones de los dos regímenes más frecuentes de metotrexato intramuscular (cuadro 37-6). El 19 a 33% restante de las mujeres desarrolla resistencia al fármaco y es necesario sustituirlo por otros medi- camentos que se describen más adelante. El Gynecologic Oncology Group (GOG) llevó a cabo un estudio prospectivo de cohorte para analizar incrementos de la cantidad semanal administrada de meto- trexato (protocolo #79), en el que se estableció una dosis máxima de 50 mg/m2 con toxicidad mínima (Homesley, 1988, 1990). Este régimen se continúa cada semana hasta que la concentración de la β-hCG sea indetectable, luego se aplican dos dosis más cada siete días. Como alternativa, los investigadores del Charing Cross Hospital y de la University of Sheffi eld utilizan un régimen alternado de metotrexato de ocho días, en el cual se administra 1 mg/kg de dicho fármaco los días uno, tres, cinco y siete, y una dosis de 7.5 mg de ácido folínico oral los días dos, cuatro, seis y ocho. El trata- miento se repite cada dos semanas (Khan, 2003; McNeish, 2002). Como se revisa con más detalle en el capítulo 27 (pág. 698), el metotrexato es un antagonista del ácido fólico que inhibe la síntesis de DNA al causar defi ciencia intracelular aguda de coenzimas del folato. El efecto secundario más frecuente es la estomatitis leve, pero otros síntomas vinculados con las serosas, en particular pleu- resía, se desarrollan hasta en un cuarto de las pacientes tratadas con dosis bajas del fármaco. La pericarditis, la peritonitis y la neumo- nitis son poco comunes (Sharma, 1999). La toxicidad se presenta más a menudo con los regímenes diarios más intensos que con la administración semanal, a pesar del “rescate” habitual con ácido folínicode las células normales de mucosas y serosas (cap. 27, págs. 698-699) (Gleeson, 1993). En comparación con la administración intramuscular, la infu- sión intravenosa de metotrexato parece ser menos efectiva. Por ejemplo, un bolo de 100 mg/m2 seguido de 200 mg/m2 admi- nistrados durante 12 h conlleva un índice de respuesta completa de 65% (Garrett, 2002). El rescate con ácido folínico no es nece- sario durante este régimen, por las concentraciones no tóxicas de CUADRO 37-6. Regímenes de metotrexato intramuscular para el tratamiento de GTN de bajo riesgo Frecuencia Dosis Población estudiada Tasa de CR (%) Autor principal Semanal 30 a 50 mg/m2 GTN no metastásica 74 a 81 Homesley, 1988, 1990 50 mg/m2 GTN de bajo riesgo 70 Kang, 2010 Días 1, 3, 5 y 7 1 mg/kg GTN de bajo riesgo 67 a 72 McNeish, 2002 Khan, 2003 Kang, 2010 GTN de bajo riesgo 78 Chalouhi, 2009 CR, remisión clínica (calculada para el tratamiento de primera línea sin necesidad de quimioterapia alternativa); GTN, neoplasia trofoblástica gestacional. 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 91037_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 910 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 911Enfermedad trofoblástica gestacional CA P ÍTU LO 3 7 ron en los ocho días siguientes a su presentación. La presencia de metástasis hepáticas y cerebrales fue una combinación con pronós- tico muy adverso, sólo una de cinco mujeres sobrevivió (Newlands, 2002). La radioterapia cerebral total también puede ser una medida útil adjunta a la quimioterapia y a la cirugía, pero puede causar daño intelectual permanente (Cagayan, 2006; Schechter, 1998). Vigilancia posterior al tratamiento. La vigilancia de las pacientes con bajo riesgo consiste en mediciones semanales de la β-hCG hasta que las concentraciones sean indetectables durante tres semanas, seguidas de títulos mensuales hasta que sea imposible detectar la hormona durante 12 meses. Las mujeres con enferme- dad en etapa IV se vigilan durante dos años por el mayor riesgo de recaída. Como se observó antes, se indica a las mujeres utilizar un método anticonceptivo efi caz durante el periodo de vigilancia. ■ Consecuencias psicológicas El diagnóstico de la enfermedad trofoblástica gestacional puede tener un impacto devastador en la vida de una mujer. Con frecuen- cia provoca ansiedad intensa, enojo, fatiga y confusión. A pesar del pronóstico favorable, las pacientes y su pareja conservan preocupa- ciones sobre el embarazo durante mucho tiempo (Wenzel, 1992, 1994). La disfunción sexual es otra complicación frecuente, pero no siempre informada (Cagayan, 2008). Estas y otras posibles secuelas resaltan la importancia de una estrategia multidisciplinaria para el tratamiento (Ferreira, 2009). ■ Resultado de embarazos subsiguientes Aunque las pacientes pueden esperar un resultado reproductivo normal después de la remisión de la enfermedad trofoblástica ges- tacional, cierta evidencia sugiere que los efectos adversos maternos y el aborto espontáneo son más frecuentes entre las personas que conciben en los seis meses siguientes al fi nal de la quimioterapia (Braga, 2009). A las mujeres con un embarazo afectado por una mola completa o parcial confi rmada por estudio histopatológico se les puede informar que el riesgo de una nueva mola en un emba- razo ulterior es de 1 a 2% (Garrett 2008). La mayoría de las molas será del mismo tipo que la del embarazo precedente (Sebire, 2003). La preñez posterior a una combinación de quimioterapia con EMA/CO para GTN también tiene alta probabilidad de éxito y un resultado favorable (Lok, 2003). Aunque la quimioterapia para GTN induce la menopausia tres años más temprano, en promedio, no se espera un compromiso grave de la fertilidad (Bower, 1998). ■ Tumores secundarios La quimioterapia combinada basada en etopósido se relaciona con mayor riesgo de desarrollar leucemia, cáncer de colon, melanoma y cáncer mamario hasta 25 años después del tratamiento para GTN. Se observó un exceso de riesgo general de 50% (Rustin, 1996). Por lo tanto, dicho fármaco se reserva para tratar a pacientes con probable resistencia a la quimioterapia con un solo fármaco y, en particular, para las personas con enfermedad metastásica de alto riesgo. ■ Lectura falsa de la concentración de 𝛃-hCG En ocasiones se detectan persistentes elevaciones leves de la β-hCG en el suero que conducen, en forma errónea, a los médicos a tratar a Como alternativa, el metotrexato y el etopósido como fármacos individuales son efi caces en tales casos (Matsui, 2005). Quimioterapia para GTN de alto riesgo. La mayoría de las pacientes con GTN de alto riesgo se presenta con múltiples metás- tasis meses o años después del embarazo causante de cualquier tipo. Estas mujeres tienen un riesgo elevado de desarrollar resisten- cia farmacológica y es muy improbable que se curen con un solo agente quimioterapéutico (Seckl, 2010). Un régimen bien tolerado y muy efectivo para la GTN de alto riesgo es el que incluye eto- pósido, metotrexato y dactinomicina (actinomicina D), alternados con ciclofosfamida y vincristina (EMA/CO). Debe considerarse el tratamiento preferible en la mayoría de las circunstancias. Bower et al. (1997) del Charing Cross Hospital publicaron una tasa de 78% de remisión completa en 272 mujeres consecutivas. De igual manera, otros investigadores observaron una respuesta de 71 a 78% con el régimen EMA/CO (Escobar, 2003; Lu, 2008). Las tasas de respuesta son comparables cuando el tratamiento es prima- rio o cuando se administra después de la falla del tratamiento con metotrexato o dactinomicina como fármacos únicos. Las pacientes con enfermedad de alto riesgo tienen una super- vivencia general de 86 a 92%, aunque casi la cuarta parte se vuelve resistente o recae con el régimen EMA/CO (Bower, 1997; Escobar, 2003; Lu, 2008; Lurain, 2010). Por lo general, el tra- tamiento secundario incluye quimioterapia basada en platino combinada con la posible escisión quirúrgica de la enfermedad resistente. Newlands y sus colaboradores (2000) del Charing Cross Hospital publicaron una tasa de supervivencia de 88% entre 34 pacientes cuando sustituyeron el componente de ciclofosfamida y vincristina por etopósido y cisplatino (EMA/EP). Aunque el régi- men EMA/EP es una opción efectiva en pacientes resistentes al protocolo de tratamiento con EMA/CO, se ha demostrado que el paclitaxel alternado con platino y etopósido (TP/TE) tiene una efi cacia comparable y parece ser menos tóxico (Kim, 2007; Mao, 2007; Osborne, 2004; Patel, 2010; Wang, 2008). Otro régimen que puede ser efectivo es el de bleomicina, etopósido y cisplatino (BEP) (Lurain, 2005; Patel, 2010). Metástasis cerebrales. Las pacientes con metástasis cerebra- les pueden presentarse con convulsiones, cefalea o hemiparesia (Newlands, 2002). En ocasiones están moribundas o llegan después de no haber reconocido la importancia de sus síntomas o de un retraso prolongado del diagnóstico. En tales circunstancias atenuan- tes, a veces está indicado realizar una craneotomía para estabilizar las condiciones de la paciente y luego se continúa con cuidados intensivos de apoyo durante toda la fase activa del tratamiento (Yang, 2005). En centros experimentados, todas las muertes vincu- ladas con GTN se producen en pacientes en etapa IV con califi ca- ciones de riesgo del sistema de la OMS de 12 o más (Lurain, 2010). Por fortuna, la tasa de curación para las mujeres con metástasis cerebrales es alta si no hay deterioro neurológico en el primer par de semanas posteriores al diagnóstico. La secuencia del tratamiento intensivo con múltiples modalidades es controversial, pero incluye quimioterapia, cirugía y radiación (Soper, 2004). Newlands et al. (2002) del Charing Cross Hospital publicaron una supervivencia de 80% entre 39 pacientes tratadas con EMA/CO, con una dosis creciente de metotrexato y ácido folínico. También se administró metotrexato intratecal hasta que la concentración de la β-hCG fue indetectable. Se realizó la extirpaciónquirúrgica del principal sitio activo de la enfermedad en 16 pacientes. De éstas, cuatro murie- 37_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 91137_Chapter_37_Hoffman_4R.indd 911 06/09/13 22:0306/09/13 22:03 912 Oncología ginecológica SECCIÓ N 4 Benson CB, Genest DR, Bernstein MR, et al: Sonographic appearance of fi rst trimester complete hydatidiform moles. Ultrasound Obstet Gynecol 16:188, 2000 Berkowitz RS, Bernstein MR, Harlow BL, et al: Case-control study of risk factors for partial molar pregnancy. Am J Obstet Gynecol 173:788, 1995 Berkowitz RS, Cramer DW, Bernstein MR, et al: Risk factors for complete molar pregnancy from a case-control study. 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Este resultado “falso” se debe a la presencia de anticuerpos heterófi los en el suero que interfi eren con el inmunoensayo para detectar la β-hCG y producen un resultado positivo falso (Soper, 2004). Hay varias formas de aclarar el diagnóstico. Primero, puede realizarse una prueba urinaria de embarazo. En caso de una lec- tura falsa del nivel de β-hCG, los anticuerpos heterófi los no se fi ltran ni excretan por vía renal. Por tanto, la prueba urinaria tiene resultados negativos para β-hCG. Un dato importante es que para excluir la enfermedad trofoblástica de manera concluyente con este método, la concentración índice de la β-hCG sérica debe ser mucho más alta que el umbral de detección de la prueba uri- naria. La segunda es realizar diluciones en serie de la muestra de suero, lo que produce un descenso proporcional en el nivel de la β-hCG si ésta en realidad se encuentra presente; las mediciones de la β-hCG falsas no se modifi can con esta técnica. Además, en caso de sospecha algunos laboratorios especializados pueden bloquear los anticuerpos heterófi los. Por último, un ensayo distinto para detectar la β-hCG con un método alterno podría demostrar con precisión la ausencia de hormona verdadera (Cole, 1998; Olsen, 2001; Rotmensch, 2000). ■ Enfermedad trofoblástica gestacional quiescente Las pacientes con elevaciones leves persistentes (casi siempre alrede- dor de 50 mUI/ml o menos) de la β-hCG verdadera pueden tener un trastorno premaligno latente si no se identifi ca un tumor en la exploración física o en los estudios de imagen (Khanlian, 2003). En tal caso, también debe descartarse con certeza la posibilidad de una lectura falsa de la concentración de β-hCG. Los niveles bajos de esta hormona pueden persistir durante meses o años antes de desaparecer. Por lo general la quimioterapia y la cirugía no tienen efecto alguno. La anticoncepción hormonal puede ayudar a dismi- nuir los títulos a concentraciones indetectables, pero las pacientes deben mantenerse bajo vigilancia estrecha porque es posible que desarrollen GTN metastásica (Khanlian, 2003; Kohorn, 2002; Palmieri, 2007). BIBLIOGRAFÍA Alazzam M, Tidy J, Hancock BW, et al: First line chemotherapy in low risk ges- tational trophoblastic neoplasia. Cochrane Database Syst Rev 1:CD007102, 2009 Allen JE, King MR, Farrar DF, et al: Postmolar surveillance at a trophoblastic dis- ease center that serves indigent women. Am J Obstet Gynecol 188:1151, 2003 Altman AD, Bentley B, Murray S, et al: Maternal age-related rates of gesta- tional trophoblastic disease. Obstet Gynecol 112:244, 2008 Azuma C, Saji F, Tokugawa Y, et al: Application of
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