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8Capítulo Tricomoniasis urogenital, intestinal y bucal Paz María Salazar Schettino Martha Irene Bucio Torres Contenido ■ Introducción ■ Características generales de los parásitos y ciclos biológicos ■ Mecanismos patogénicos de trichomonas vaginalis y patología de la tricomoniasis urogenital ■ Cuadro clínico ■ Respuesta del huésped a la infección ■ Mecanismos del parásito que contrarrestan la respuesta del huésped ■ Diagnóstico ■ Tratamiento ■ Prevención ■ Epidemiología ■ Caso clínico Preguntas de evaluación inicial 1. De las tres especies del género Trichomonas, ¿cuál es causan- te de la tricomoniasis intestinal? 2 . ¿Cuál es el principal mecanismo patogénico de T. vaginalis, del cual dependen sus mecanismos de citotoxicidad e inva- sividad? 3 . ¿Qué muestra biológica se estudia para confi rmar el diagnósti- co de tricomoniasis urogenital? 4 . ¿Cuál es el tratamiento antiparasitario en casos de tricomo- niasis urogenital? 5 . En caso de invasión hacia otros órganos por T. tenax, ¿cuál es el órgano más afectado? mopolitas. De este género sólo se conoce la fase de trofozoíto, el cual presenta forma oval o piriforme, con 3 a 4 fl agelos anteriores y un quinto que recorre el cuerpo hacia el extremo posterior y forma una membrana ondulante; además, pre- senta un axostilo que se proyecta hacia el extremo posterior (fi gura 8-1). Se reproduce por fi sión binaria longitudinal, primero en el núcleo, después el complejo cinético y, por úl- timo, el resto de los organelos. El hábitat de T. tenax es la cavidad bucal, el de T. homi- nis el intestino grueso, y el de T. vaginalis el tracto geni- tourinario. En 1836 y 1837, Donné descubrió Trichomonas vaginalis y creó el género taxonómico; Müller en 1773 Tri- chomonas tenax, y en 1939, Dobell la clasifi có; en cuanto a Trichomonas hominis, Davaine la observó por primera vez en 1854 y fue reconocida hasta 1860. Características generales de los parásitos y ciclos biológicos Trichomonas tenax El trofozoíto es el más pequeño de las tres especies, de forma oval o piriforme, con diámetro mayor de 6 a 12 μm. Presen- ta cinco fl agelos, cuatro anteriores libres y el quinto que se localiza en el borde de la membrana ondulante sin salir del cuerpo; la costa se encuentra al lado de la membrana ondu- Introducción La tricomoniasis en el humano es causada por tres especies del género Trichomonas (T. hominis, T. tenax y T. vaginalis); T. vaginalis causa la única enfermedad parasitaria de trans- misión sexual en el humano. Estas especies son parásitas exclusivas del humano y se diseminan en la naturaleza, por lo que se les considera cos- lante. El complejo cinético se encuentra en el extremo ante- rior del parásito, de donde se originan los fl agelos; el axosti- lo recorre el cuerpo para emerger en forma libre en su parte posterior; posee un núcleo ovoide, vesicular y un citostoma en el lado opuesto de la membrana ondulante (Haro, 1995) (fi gura 8-1,A). El mecanismo de transmisión no se conoce bien, pero se presupone que es directo a través del contacto con la saliva de la persona infectada. El hábitat de este parásito es el tejido gingival, que antes se consideró que no era patógeno para el humano, hasta que en 1867, Leyden y Jaff e confi rman el primer caso de invasión del tracto respiratorio. Walton y Bacharach realizaron una revisión de personas con infección que se presentaron entre los años de 1867 a 1942, e informaron tres casos nuevos ade- más de los 30 eventos previos de afección pulmonar (citados por Hersh, 1985). De 1942 a 1985 existen 17 comunicaciones más al respecto con patologías no sólo pulmonares, sino de otros órganos y que involucran a las tres especies de Tricho- monas. A la fecha, cada vez es mayor el número de casos con invasión a otros órganos con diagnósticos de neumonía, bronquiectasia, absceso pulmonar, bronquitis, empiema, meningitis, fi brosis pulmonar, hígado, bazo y absceso subfré- nico. Existen también informes de invasión hacia glándula submaxilar (Duboucher, 1995), nódulo linfático cervical (Duboucher, 2000) (fi gura 8-2); el aislamiento del parásito se realizó en expectoración, por lavado bronquial, fl uido pleu- ral, parénquima pulmonar e incluso de sangre y LCR (citado por Hersh, 1985). Trichomonas hominis El trofozoíto mide de 8 a 14 μm de diámetro mayor y tiene de 3 a 5 fl agelos anteriores y otro que se extiende a lo largo de la membrana ondulante para emerger libre en el extremo posterior; el axostilo se localiza en la región posterior, la costa es gruesa a lo largo de la membrana ondulante y en el lado opuesto se observa el citostoma; el núcleo es ovoide con un cariosoma central (Haro, 1995) (fi gura 8-1,B). El periodo de incubación varía de 3 a 30 días; este pa- rásito es considerado como un comensal del intestino grue- so que no invade mucosa, aun cuando hay notifi caciones de casos de necropsias en las que se encontró en forma tisular; en éstos, la transmisión se lleva a cabo tal vez por fecalismo cuando el trofozoíto en forma “quiescente” se ingiere con alimentos o bebidas que actúan como amortiguadores de pH, como la leche, atoles y papillas, o bien en individuos que sufren estados de hipoclorhidria o aclorhidria transitorios o permanentes. Álvarez Chacón, en estudios realizados en el Instituto Nacional de Pediatría de la Ciudad de México, lo refería produciendo patología gastrointestinal en niños, sobre todo lactantes con cuadros diarreicos en quienes no se había comprobado una relación con otros parásitos o bacterias patógenas y que cedieron al tratamiento con metronidazol. El diagnóstico en estos casos se establece con facilidad me- diante estudio coproparasitoscópico directo en fresco (fi gu- ra 8-3). Por otro lado, Memik en 1968 cita cuatro casos de invasión pulmonar por esta especie (citado por Osborne, 1984), Jacobsen confi rma otro de un absceso subhepático (Jacobsen, 1987) y Polivoda otro de invasión pulmonar (Po- livoda, 1987). A B C Figura 8-1 Trofozoítos de Trichomonas. A, T. tenax; B, T. hominis; C, T. vaginalis. Figura 8-2 Ciclo biológico de Trichomonas tenax. Capítulo 8 Tricomoniasis urogenital, intestinal y bucal66 Figura 8-3 Ciclo biológico de Trichomonas hominis. Figura 8-4 Trofozoíto de Trichomonas vaginalis en exudado. Trichomonas vaginalis Es la especie más grande de las tres; tiene forma oval o piri- forme, con un diámetro mayor de 7 a 20 μm, si bien puede alcanzar hasta 32 μm (Honigberg, 1964). El trofozoíto mues- tra cinco fl agelos, cuatro anteriores libres y uno recurrente a lo largo de la membrana ondulante sin extremo libre y que ocupa, junto con la costa, el tercio anterior del cuerpo; el ci- toesqueleto está compuesto de tubulina y fi bras de actina. El núcleo se sitúa en la parte anterior del cuerpo con los gránu- los de cromatina ordenados en forma de fl or y contiene cinco cromosomas. El axostilo es una estructura delgada, hialina, en forma de sable, que se inicia en el núcleo y atraviesa en forma longitudinal el cuerpo del parásito para terminar en la porción posterior. La costa es una estructura delgada opues- ta al axostilo (Haro, 1995); ambos son estructuras de sostén con gran cantidad de gránulos siderófi los; estos organelos son negativos a la catalasa, lo que indica que carecen de peroxisomas y producen moléculas de hidrógeno que se llaman hidrogenosomas con actividad metabólica impor- tante en la fermentación del piruvato, ya que este organismo carece de mitocondrias. Los gránulos paracostales y para- axostilares se hallan dispuestos en tres hileras paralelas y hay además gránulos de glucógeno observables mediante mi- croscopia electrónica de transmisión. En este parásito se de- mostró actividad de hidrolasa que tiene unas estructuras similares a los lisosomas (fagosomas). El citostoma de esta especie es pequeño y poco visible (fi guras 8-1,C y 8-4). El mecanismo de infección más frecuente es la trans- misión del trofozoíto de persona a persona por contactosexual en forma directa; sin embargo, debido a su presencia en menores de edad e incluso en recién nacidos, existen refe- rencias que plantean la transmisión por medio de fomites (ropa, agua, toallas e instrumentos de aseo vaginal y explo- ración ginecológica) o durante el parto. El hábitat en la mujer es vagina y uretra, y en el hombre próstata, vesículas semina- les y uretra; sitios en los que se alimentan, sobre todo, de bacterias, leucocitos y células de descamación. En ocasiones, los macrófagos fagocitan T. vaginalis, y cuando se relaciona in vitro con Neisseria gonorrhoeae, se comprueba la fagocito- sis y pérdida de viabilidad de ésta por el parásito (Francioli, 1983); se constató, también in vitro, la producción de cito- toxinas secretadas por T. vaginalis con capacidad de lisar células cultivadas en monocapa (Krieger, 1985). La acidez normal de la vagina (pH 4-4.5) difi culta el establecimiento del parásito, pero una vez instalado provo- ca un cambio con tendencia hacia la alcalinidad (pH 5-6); de ahí su frecuencia en mujeres embarazadas (fi gura 8-5). Mecanismos patogénicos de Trichomonas vaginalis y patología de la tricomoniasis urogenital Este parásito es el que más se estudia dentro de las patolo- gías de transmisión sexual de origen no viral. La mayoría de las cepas presenta baja patogenicidad, razón por la cual un alto porcentaje de individuos infectados permanece asinto- mático; la aparición de síntomas se debe algunas veces a la asociación con infecciones bacterianas. Los mecanismos citopatogénicos en el epitelio vaginal se estudiaron desde la década de 1940-1949. La relación pará- sito-célula huésped se inicia por un mecanismo de reconoci- miento y adhesión; el efecto citotóxico del parásito en la Figura 8-5 Ciclo biológico de Trichomonas vaginalis. Mecanismos patogénicos de Trichomonas 67 célula huésped depende de este contacto; sin embargo, se desconoce si es a partir de este momento cuando se liberan las sustancias citotóxicas. El reconocimiento de las proteínas de la matriz extracelular como la laminina y las fi bronectinas se correlaciona con la invasividad. Cabe enfatizar que a este parásito se le han comprobado más de 23 proteasas, la mayor parte cisteín-proteasas, algunas involucradas en los mecanis- mos de citotoxicidad, hemólisis, evasión de la respuesta in- mune y en los procesos de citoadherencia (Uribarren T, 2010); al respecto, la proteasa de cisteína de 30 kDa (CP30), necesa- ria en el proceso de adhesión del parásito a la célula del epite- lio vaginal y del ectocérvix, se localiza en la superfi cie del parásito, degrada proteínas del microambiente vaginal, fi bro- nectina, colágena IV y hemoglobina; es inmunogénica y se encuentra en la secreción vaginal (Arroyo, 1995, Álvarez- Sánchez, 2000, Mendoza-López, 2000); además, existe un mosaico de moléculas proteicas superfi ciales del parásito (ad- hesinas) que se unen a receptores de la matriz extracelular de la célula huésped y a carbohidratos; tal mecanismo depende de tiempo, temperatura y pH. Fueron estudiadas cuatro adhesinas (AP65, 51, 33 y 23) que son las más importantes como ligandos para la célula huésped; al respecto, la proteasa de cisteína de 65 kDa (CP65) fue identifi cada y caracterizada como una de las mo- léculas que participan en la citotoxicidad del parásito hacia la célula epitelial; dicha enzima se localiza en la superfi cie del parásito, se une a la superfi cie de las células del epitelio vaginal y se activa en los límites del pH de la vagina y tiene, además, la capacidad de degradar fi bronectina, colágena IV y es inmunogénica en mujeres infectadas (Engbring, 1996, Ardalan, 2009). Llama la atención que la CP30 se regula en forma negativa por altas concentraciones de hierro, en tanto que las adhesinas se regulan de modo positivo en las mismas concentraciones. Fue reconocida y caracterizada como ad- hesina, otra proteína referida como de 118 kDa (AP118) que se induce en presencia de altas concentraciones de hierro y es responsable de la adhesión del parásito con la laminina (Costa, 1988). Por otra parte, se ha demostrado que las pro- teasas de T. vaginalis son capaces de degradar las cadenas pesadas de IgG e IgA secretora; esta degradación se observó al colocar los parásitos lisados o el sobrenadante de aislados que degradaban las Ig en presencia de inhibidores de protea- sas, con lo que se abolía la degradación; esta actividad proteolítica también fue detectada en pacientes con tricomo- niasis. De aquí se explica que durante el ciclo menstrual de la mujer se favorece la parasitación, ya que las adhesinas se ac- tivan al benefi ciar el establecimiento y reproducción del pa- rásito, ayudados por la ligera elevación del pH. Junto con lo anterior se observó que, aunque no tienen mitocondrias, presentan hidrogenosomas, organelos similares a aquélla y en donde se lleva a cabo el proceso de oxidación fermentativa y, por tanto, la producción de ATP, así como la de hidrógeno molecular. Los hidrogenosomas se pueden modifi car morfo- lógicamente en ausencia de hierro o por la d-calasina (pre- sente en el ciclo menstrual), ya que ésta es una proteína que destruye los microfi lamentos del parásito. En el contacto inicial, el parásito sufre una transformación ameboide con producción de seudópodos acorde con los contornos de las células epiteliales; este hecho revela el efecto citopático del parásito en el epitelio seguido por la regulación de la síntesis de adhesinas, lo que sugiere la existencia de un sistema de transducción. Se ha demostrado que la citotoxicidad ocurre en el contacto de T. vaginalis con las células epiteliales de la vagina, y que este mecanismo es específi co de especie. Las adhesinas se concentran en la parte opuesta de la membrana ondulante y los microfi lamentos del parásito lo hacen en este sitio de unión con el epitelio vaginal. A T. vaginalis se le comprobó no sólo la fagocitosis de células del epitelio vaginal, sino además de neutrófi los, eri- trocitos, bacterias y, por otra parte, la capacidad de interna- lizar virus viables como el VIH, Mycoplasma e incluso se ha sugerido también como vector para el virus del papiloma (Moodley, 2002, Uribarren, 2010). Ha sido identifi cada una familia de genes que codifi - can estas cisteín-proteasas con siete secuencias distintas, lo que sugiere diversidad en la actividad de estas enzimas (Ma- llinson, 1994, Engbring, 1996). Desde el punto de vista histopatológico, este parásito produce degeneración y destrucción celular en el epitelio vagi- nal, con lo que se genera una respuesta infl amatoria a expen- sas, sobre todo, de polimorfonucleares y escasos eosinófi los; estas alteraciones generan una respuesta vascular importante con la presencia de puntos hemorrágicos y edema de la muco- sa, con aparición de placas eritematosas que a la exploración fueron descritas con apariencia denominada “en fresa”; este edema e infi ltrado leucocitario dan lugar a erosión y descama- ción de las células superfi ciales, lo que aunado a la sobrein- fección bacteriana produce el exudado característico. Este parásito provoca la generación de atipias celulares en epitelio vaginal y cuello uterino, consistentes en displasias (Honig- berg, 1984), lo cual puede predisponer a carcinoma del cuello uterino. Se observó que la tricomoniasis es un factor de riesgo para adquirir tanto el virus del herpes simple tipo 2 como el del VIH, origen de las lesiones premalignas y malignas del cuello uterino y por otro lado la capacidad de fagocitar y lisar a Neisseria gonorrhoeae (Francioli, 1983). El cuadro 8-1 mues- tra un resumen de los mecanismos patogénicos. Cuadro clínico El periodo de incubación varía de 5 a 30 días. La infección ocurre con frecuencia en forma asintomática; se ha visto que entre 25 y 50% de las mujeres infectadas permanece asintomática, mientras que en los hombres, estas cifras se elevan hasta 50 y 90%. Los casos sintomáticos pueden pre- sentarse en forma aguda ocrónica en ambos sexos; en oca- siones, después de la aparición de síntomas, éstos pueden desaparecer persistiendo la infección subclínica. El parási- Capítulo 8 Tricomoniasis urogenital, intestinal y bucal68 1. Adhesión a laminina y fi bronectina AP65, 51, 33 y 23, son adhesinas, hay mayor activación con hierro AP118, adhesina a fi bronectina y se activa con hierro 2. Citotoxicidad por cisteín-proteasas CP30 proteasa que se adhiere y degrada fi bronectina, colágena IV y hemoglobina CP65 es citotóxica, degrada fi bronectina y colágena IV, disminuye su activación con hierro 3. IgGasa e IgAasa • Cuadro 8-1 Resumen de mecanismos patogénicos to ha sido aislado casi en todas las estructuras del tracto genitourinario. La sintomatología inicia con disuria y leu- correa hialina y espumosa, que al evolucionar se torna le- chosa o purulenta y fétida, con expulsión de gases por la vagi- na debido a la sobreinfección bacteriana; se acompaña además de prurito vulvovaginal intenso y dolor localizado, además de dispareunia, anafrodisia y algunas veces nicturia e insomnio. A la exploración ginecológica se observa edema y eritema de los labios con afección de las glándulas de Skene y de Bartho- lin; la vagina y el cuello uterino se tornan friables con lesiones edematosas y hemorragias puntiformes descritas como “cue- llo en fresa”. En algunos casos pueden no existir lesiones apa- rentes. Los síntomas se intensifi can antes o justo después de la menstruación, puesto que el hierro presente en la hemoglobi- na favorece la parasitación. Cuando hay síntomas en el masculino, lo más común es encontrar cuadros de uretritis, prostatitis o epididimitis con escasa secreción transuretral. La sintomatología es de menor intensidad y hasta la prevalencia de infecciones es menor en hombres que en mujeres, una de las posibles explicaciones para ello es que el semen contiene zinc, un metal que actúa como tricomonocida, por tanto, es factible que se convierta en un escudo de protección contra la infección cuando tiene relaciones sexuales con una mujer infectada. En la mujer se describieron como complicaciones la presencia de absceso perinefrítico y en casos de infección en el embarazo, ruptura prematura de membranas y neonatos con bajo peso, así como infección del producto en el canal de parto, ya que se ha visto que entre 2 y 17% de productos femeninos de madres infectadas desarrollan vaginitis, por lo general asintomática (Petrin, 1998, Moodley, 2002). Esta especie también se encuentra involucrada en casos de neu- monías, faringitis, bronquitis y rinitis en recién nacidos y adultos (Bellanger, 2008, Carter, 2008), aunque con menor frecuencia que T. tenax. También se observó que las pacien- tes infectadas con facilidad se convierten a VIH positivo; en el varón se comprobó esterilidad reversible, entidad clínica que a menudo se relaciona con otros padecimientos de transmisión sexual, como la infección por Chlamydia tra- chomatis (15-28%) y Neisseria gonorrhoeae (10%) (Swigard, 2003), Candida (50%) (Gómez-Barrio, 2002) y Gardnerella vaginalis (Núñez, 2007), entre otras. Respuesta del huésped a la infección La laminina (glucoproteína que se localiza en la base del epitelio vaginal) promueve la adhesión, diferenciación, for- ma y motilidad en células normales y se ha observado que tiene propiedades quimiotácticas. La mucosa vaginal es pobre en nutrientes para los pará- sitos y T. vaginalis no tiene la capacidad de sintetizar lípidos; por tanto, utiliza al eritrocito como fuente de hierro y ácidos grasos; la lisis del eritrocito está mediada, al parecer, por re- ceptores proteicos que se ubican en la superfi cie de ambas células. La hemólisis, que es un fenómeno dependiente de contacto-temperatura, cuya actividad más elevada ocurre a los 37 °C, consiste en tres etapas; la primera es la unión de ambos receptores, la segunda la liberación de una perforina parasitaria (quizá cisteín-proteasa) con capacidad de formar poros en la membrana del eritrocito y, por último, la separa- ción de la célula huésped con la consecuente lisis celular, lo que confi rma el hecho de que las proteasas de superfi cie son necesarias para el ataque a la célula huésped. Los mecanismos independientes de contacto más im- portantes, que se relacionan también con la patogenia, son el pH, metabolitos ácidos y el llamado factor de ataque celular (CDF). Este último es una glucoproteína extracelular de 200 kDa, lábil al calor y al medio ácido con efecto citopático in vitro, cuya actividad se presenta a un pH de 5.0 a 8.5; posee relevancia clínica debido a que el pH durante la tricomoniasis se eleva a 5.0. También se ha observado que la protección, que en condiciones normales ejerce Lactobacillus acidophilus en la vagina, no existe en la tricomoniasis, por lo que se sugie- re la fagocitosis bacteriana por el parásito o destrucción por las proteasas del CDF; el aumento de éste se correlaciona con la gravedad de los síntomas en la vaginitis. La producción del CDF se vincula con la concentración de estrógenos en la va- gina, ya que in vitro disminuye este factor en presencia de �-estradiol, con lo cual se explicaría la presencia de síntomas durante el embarazo y la menstruación, cuando los niveles estrogénicos se encuentran bajos; esto también explica una atenuación de los síntomas con la aplicación vaginal de estra- diol, aun sin erradicar la infección (Petrin, 1998). Mecanismos del parásito que contrarrestan la respuesta del huésped En el ser humano se observa que las infecciones repetidas con T. vaginalis no confi eren inmunidad protectora, aun cuando se ha comprobado la existencia de anticuerpos y células me- diadoras de la respuesta inmune en suero y secreción vaginal (Petrin, 1998). Las proteasas de T. vaginalis degradan las inmunoglo- bulinas IgG e IgA presentes en la vagina, un mecanismo de evasión del parásito. El CDF es inmunogénico y el suero hu- Mecanismos del parásito que contrarrestan la respuesta 69 mano reactivo al parásito y a las inmunoglobulinas, bloquea su actividad de ataque. Pese a que la vagina es un medio adverso para los parásitos, T. vaginalis puede sobrevivir y reproducirse en virtud de su capacidad para contrarrestar el sistema inmunitario. Uno de los mecanismos inmunes del huésped es la activación de la vía alterna del complemento con efecto citopático; se ha encontrado C3 humano fi jo a la superfi cie del parásito. La sangre menstrual es la única fuente de complemento, ya que el moco cervical es defi cien- te en éste; por otra parte, el hierro sobrerregula la expresión de proteasas de cisteína y éstas degradan el factor C3 del complemento en la superfi cie parasitaria, lo que permite contrarrestar la destrucción mediada por el complemento; además, este parásito, como otros, varía de manera fenotípi- ca. Existen otros mecanismos mediante los cuales T. vagi- nalis elude al sistema inmunitario, como son la liberación de proteasas de cisteína que degradan IgG, IgM e IgA, así como la secreción de antígenos solubles altamente inmuno- génicos, cuya liberación puede neutralizar anticuerpos o lin- focitos T citotóxicos. Asimismo, puede recubrirse con las proteínas plasmáticas del huésped, lo cual impide el recono- cimiento del parásito por el sistema inmunitario (Petrin, 1998). Diagnóstico El interrogatorio y una buena exploración clínica son muy orientadores en estos casos. El parásito se puede aislar del exudado vaginal y la orina en la mujer, y de los líquidos se- minal, prostático y urinario del hombre y, en ocasiones, en la secreción transuretral de éste. El parásito puede permanecer viable por 24 horas en la orina, por lo que el aislamiento en estos casos es sencillo después de centrifugar la muestra. En este padecimiento se observa el parásito mediante examen directo en fresco don- de se aprecia el movimiento característico del trofozoíto. Es recomendable la tinción de la secreción a fi n de apreciar las estructuras parasitarias másimportantes para el diagnóstico específi co; se sugiere utilizar la hematoxilina férrica o el tricrómico de Gomori. También puede recurrirse al cultivo (medios de Dia- mond, Trichosel o Hollander), en donde se obtiene creci- miento en 2 a 7 días. Estas formas se reproducen por fi sión binaria longitudinal, sin la desaparición de la membrana nuclear. En medios de cultivo se encontraron trofozoítos re- dondos sin fl agelo, otros con fl agelo y división nuclear y al- gunos más con fl agelo y múltiples núcleos. También puede realizarse detección de anticuerpos es- pecífi cos en suero mediante las técnicas de ELISA o inmu- nofl uorescencia indirecta. En la actualidad se utilizan en otros países pruebas de diagnóstico rápido y PCR. Tratamiento Debe instituirse de manera simultánea a la pareja, incluso si no existen síntomas. Hasta hace unos años el medicamento de elección era el metronidazol, pero ahora, debido a la toxicidad comprobada de éste, si es factible se recomienda emplear otros fármacos antiparasitarios por vía sistémica, además de que se ha comprobado la existencia de cepas resistentes al metroni- dazol (Petrin, 1998). El cuadro 8-2 muestra las dosis adecua- das para tres diferentes antiparasitarios. Prevención Dado que el contacto sexual es la forma más frecuente de transmitir la infección, el problema más importante es la promiscuidad, por lo que es necesario administrar el trata- miento a todos los compañeros sexuales del paciente; el uso del condón es una buena alternativa para la prevención no sólo de estos casos, sino de todos los padecimientos de transmisión sexual (Gottlieb, 2004). En años recientes se logró inducir inmunidad experi- mental en ratones, lo cual creó expectativas favorables con fi nes de vacunación; esto llevó a desarrollar la vacuna que se denomina “Solco-Trichovac”, preparada a partir de lactobaci- los inactivados para inducir la producción de anticuerpos, con lo que T. vaginalis, sin el efecto adverso de la fl ora normal lactobacilar de la vagina, presenta menor crecimiento. A la fecha se esperan aún resultados clínicos más precisos al res- pecto (citado por Petrin, 1998). Dado el incremento en el número de casos de las enfer- medades de transmisión sexual (ETS) se recomienda realizar acciones enfocadas a educación para la salud a la población en riesgo. Epidemiología Se calcula una infección anual de 180 millones de personas en el mundo. En 2005 y 2006, el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de México informó sobre 165 807 y 157 270 casos anuales, respectivamente, en todo el país; el estado de Antiparasitario Dosis en adulto Tinidazol a) Por vía oral 500 mg cada 12 h durante 7 días b) Por vía vaginal, 300 mg/día durante 3 días Nimorazol 20 mg/kg/día durante 5 días Metronidazol Intestinal: 20 mg/kg/día, c/8 h, durante 5 días Urogenital: 250 mg, c/8 h, 7 días o, de otra forma, 2 g en una sola dosis. Dosis máxima 4 g • Cuadro 8-2 Antiparasitarios y dosis en adultos Capítulo 8 Tricomoniasis urogenital, intestinal y bucal70 Veracruz registró el mayor número, con 24 880 y 23 771 en esos años, seguido del Estado de México, Puebla y Chiapas, con unos 10 000 eventos; las demás entidades estatales se en- cuentran con cifras que fl uctúan entre 1 067 y 8 604 casos, con excepción de Colima con 766 y Baja California Sur con 21 [Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica. 2006. Epi- demiología, Boletín SUIVE 49(23): Semana 49. 2006.] A nivel mundial, se estima que cada año entre 120 y 180 millones de mujeres sufren la infección. En México, la última tasa de infección que reportó la Dirección General de Epide- miología en 2007 señala 141.22/100 000 habitantes; este pará- sito tiene una resistencia relativamente alta a las condiciones ambientales; el trofozoíto muere a temperaturas superiores a 40 °C, pero resiste hasta cinco días a 0 °C y durante varias horas entre 17 y 30 °C, y hasta 24 horas en la orina. Caso clínico Antecedentes. Paciente femenina de 36 años de edad, origi- naria del estado de Veracruz, que acude a consulta por pre- sentar sintomatología genitourinaria. Al interrogatorio refi e- re iniciar su padecimiento ocho días antes con secreción vaginal, en un inicio de color blanquecino sin olor caracterís- tico y que después se hizo de color verde amarillento y fétido; refi ere también prurito intenso, disuria y dispareunia y, en ocasiones, salida de gas por vagina. Dentro de los anteceden- tes de importancia refi ere vida sexual activa desde los 18 años de edad y haber tenido cinco compañeros sexuales. Afi rma que su pareja sexual se encuentra asintomático; señala que también cursa alrededor de 30 semanas de embarazo. Exploración física. La paciente presenta lesiones por rascado en genitales externos, en especial labios mayores; el cuello uterino tiene lesiones eritematosas con hemorragias puntiformes y exudado con las características ya descritas. Diagnóstico. Con lo anterior, se procede a tomar la muestra de fondo de saco posterior de vagina para solicitar al laboratorio el estudio de exudado vaginal correspondien- te y se le cita después de tener los resultados de laboratorio. Al tercer día el laboratorio reporta trofozoítos de Trichomo- nas vaginalis. Tratamiento. Se establece el tratamiento antiparasita- rio correspondiente junto con su pareja, tomando en consi- deración el embarazo. 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Departamento de Microbiología y Parasitología, Facultad de Medicina, UNAM. 2010. http://www.facmed. unam.mx/marco/index.php?dir_ver=93 1. ¿Qué factores intervienen para que la infección por T. vagi- nalis clínicamente sea más obvia en pacientes del sexo fe- menino que del masculino? 2. ¿Qué importancia reviste esta parasitosis en cuanto a la presencia de lesiones premalignas y malignas en la mujer? 3. Acorde con las conductas actuales de comportamiento sexual, ¿es (o puede ser) la tricomoniasis un problema sani- tario? Preguntas para refl exionar 1. Trichomonas hominis. 2 . Mecanismos de adhesión. 3 . Exudado vaginal y orina en la mujer y en el hombre, líquido seminal, prostático e incluso orina. 4. Tinidazol: 500 mg cada 12 horas durante 7 días; nimora- zol: 20 mg/kg/día durante 5 días; metronidazol: 20 mg/ kg/día durante 5 días. 5 . Pulmón. Respuestas a las preguntas de evaluación inicial Capítulo 8 Tricomoniasis urogenital, intestinal y bucal72 Capítulo 8. Tricomoniasis urogenital, intestinal y bucal
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