Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Desarrollo de la personalidad: temperamento y carácter 1. INTRODUCCIÓN Desde los primeros acercamientos al estudio de la personalidad se ha intentado establecer un conjunto de rasgos temperamentales o un grupo de caracte- rísticas que definan al ser humano. Términos como temperamento, carácter, tipos, rasgos, disposicio- nes…, han sido utilizados, en ocasiones indistinta- mente, para referirse al concepto de personalidad, sin que en muchas ocasiones se alcanzase un claro consenso respecto a su significado. En este senti- do, Hipócrates, Galeno, Juan Huarte de San Juan, Kretschmer, Sheldon, Eysenck y un largo etcétera de autores han realizado aproximaciones más o menos científicas al estudio de la personalidad y su desa- rrollo. Los conceptos de temperamento y carácter adqui- rieron una especial relevancia en las fases iniciales de la investigación en personalidad. Sin embargo, la necesaria conversión de la psicología de la persona- lidad en una rama empírica de la ciencia psicológica provocó la aparición de términos más precisos como tipos y, en la actualidad, el universalmente acepta- do término de rasgos de la personalidad, que se ha traducido en las aproximaciones al estudio de la personalidad normal basadas en el modelo de cinco grandes factores de la personalidad. En cualquier caso, la investigación reciente en personalidad no ha descartado la utilidad de conceptos como tempera- mento y carácter, ya que conllevan, cuanto menos, un indudable valor heurístico. Un notable ejemplo de la utilidad de estos conceptos es la reciente apari- ción de teorías de la personalidad basadas en ca- racterísticas temperamentales y caracteriales como la de Cloninger1-3. Cabe añadir que las distintas corrientes de inves- tigación psicológica no sólo han planteado un mo- delo diferente del desarrollo de personalidad, sino que incluso dentro de cada acercamiento pueden encontrarse diferentes modelos. En el caso del tem- peramento y el carácter ocurre algo parecido, ya que existen varios paradigmas. Así, la propia psicología popular (folk psychology) clasifica la personalidad en “mucha” o “poca” aludiendo, de forma análoga, a los términos “fuerte” y “débil” respectivamente, y refiriéndose, tácitamente, a rasgos como indepen- dencia frente a dependencia. En el presente capítu- lo, por razones obvias, no se pueden exponer todos los modelos existentes del desarrollo de la persona- lidad. Tampoco resultan abarcables todos los mode- los temperamentales, si bien se presentarán los más relevantes ya sea desde un punto de vista histórico o aplicado. 2. CONCEPTO DE TEMPERAMENTO Y CARÁCTER La propia psicología implícita revela nuestro conoci- miento de que cada bebé tiene una personalidad que le define. La psicología científica, antítesis de la im- plícita, se refiere al concepto de temperamento para Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 57 19/1/09 12:53:32 José Luis Graña Gómez y Juan Jesús Muñoz García58 4 describir la personalidad del niño por lo que, al me- nos inicialmente, no diferirían tanto ambos enfoques. El concepto de carácter suele ser utilizado para ha- cer referencia a los niños en estadios ulteriores de su desarrollo. Queda patente que uno de los problemas terminológicos más relevantes y modulador de un adecuado análisis de las diferentes teorías de la per- sonalidad es la diferenciación entre los conceptos de temperamento y carácter. Una de las definiciones más aceptadas del concepto de temperamento fue propuesta por el eminente psi- cólogo Gordon W. Allport4. Definió el temperamento como el conjunto de fenómenos característicos de la naturaleza del individuo, incluyendo su susceptibili- dad ante la estimulación emocional, su energía habi- tual y la rapidez de respuesta, la cualidad de su es- tado de ánimo prevalente y todas las peculiaridades de fluctuación e intensidad del ánimo, siendo con- siderados estos fenómenos como dependientes del conjunto constitucional y, por tanto, de origen heredi- tario. De esta forma, la constitución somática, el tem- peramento y la inteligencia constituirían el substrato de la personalidad porque serían elementos que se heredan. El temperamento (emociones, sensibilidad, sentimientos e impulsos) está en relación directa con la personalidad; es decir, el temperamento fisio lógico difícilmente puede separarse de la personalidad mental. También lo adquirido, aparte de lo heredado, tendería a conformar las células cere brales. En sín- tesis, tanto lo innato como lo adquirido tienen, pues, un ori gen cerebral. Ahora bien, el pionero en el intento de establecer los conceptos de temperamento y carácter fue Ewald5, quien incidió en los aspectos biológicos. Para este autor, el temperamento sería la expresión del bioto- no. El biotono fue considerado la energía vital, y se manifestaba en intensidad, tempo psíquico y senti- mientos vitales. Por el contrario, el carácter, frente a la estabilidad y constancia del temperamento, se- ría modificable por la experiencia, surgiendo a partir de la interacción del individuo con el ambiente. La importancia de ambos conceptos es fundamental ya que, al fin y al cabo, el temperamento, en su inte- racción con el ambiente, determinaría el riesgo de que el adolescente o el adulto pudiesen manifestar psicopatología6. Históricos del concepto de temperamento han sido Kretschmer, Sheldon y otros autores, quienes en sus estudios morfológicos han subrayado las correlacio- nes psicofísicas. Quizá fue Kretschmer7,8 el autor que intentó fijar estos términos y al que siguieron la mayor parte de los autores actuales. Según su teoría, el ca- rácter era la totalidad de las posibilidades afectivo- volitivas de reacción de una persona y surgiría del transcurso de su evolución vital. El temperamento se- rían los sustratos neurofisiológicos que determinan la sensibilidad a los estímulos exteriores, el temple anímico, el ritmo de funcionamiento psicológico ge- neral y la psicomotricidad. La idea central de este razonamiento expone que el temperamento aparece siempre ligado al sustrato neurobiológico incardina- do en lo somático, mientras que el carácter sería la totalidad de los impulsos voluntariamente dirigidos (expresado sobre todo por patrones de conducta observables). La personalidad, por tanto, englobaría al carácter y al temperamento. Un ejemplo de la continuidad de las ideas de Kret- schmer7,8 lo constituyen los trabajos de Eysenck9-11, que utilizó como metodología fundamental el análisis factorial. Define la personalidad del siguiente modo: una organización más o menos estable y duradera del carácter, temperamento, intelecto y físico de una persona que determina su adaptación única al am- biente. El carácter describe el sistema más o menos estable y duradero de conducta conativa (voluntad) de una persona; el temperamento, su sistema más o menos estable y duradero de la conducta afecti- va (emoción); el intelecto, su sistema más o menos estable y duradero de conducta cognitiva (inteligen- cia); el físico, su sistema más o menos estable y du- radero de la configuración corporal y de la dotación neuroendocrina. Por tanto, se apreciarían similitudes en la manera de entender los conceptos de tempera- mento y carácter, pero lo más significativo sería que ambos términos formarían parte del concepto de per- sonalidad. En otras definiciones aún más recientes, se ha con- siderado al temperamento como la tendencia indi- vidual a responder de formas predecibles a los he- chos del entorno, siendo considerada esta tendencia como constituyente de los bloques de construcción emocional y conductual de la personalidad adulta12. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 58 19/1/09 12:53:32 Desarrollo de la personalidad: temperamento y carácter 59 4 Estos bloques serían: a. El nivel de actividad: ritmo o vigor típico de las actividades. b. La irritabilidad/emocionalidad negativa: facilidad o intensidad con que nos afectan las circunstancias negativas. c. La capacidadpara tranquilizarnos: disposi- ción a calmarnos cuando estamos alterados. d. El temor: desconfianza ante una estimulación intensa o muy poco habitual. e. La sociabilidad: capacidad para la recepción de estímulos sociales. También se ha vinculado el temperamento al concep- to de motivación, entendida como reactividad, acti- vidad, ritmicidad, distractibilidad y adaptabilidad13. Más simple es la definición propuesta por Thomas y Chess14, quienes en uno de sus trabajos acerca del temperamento infantil lo definen como un estilo o forma de hacer. En los últimos años, la mayoría de las teorías de la per- sonalidad inciden en la existencia de cinco grandes factores de la personalidad que describen las diferen- cias individuales y la evolución, así como el desarrollo de nuestra personalidad15. Ahora bien, estos modelos no han conseguido que se deje de profundizar en las investigaciones centradas en el self, los elementos cognitivos, motivacionales o psicosociales, así como la parte biológica de la personalidad, el temperamento y la manifestación de la personalidad modulable por la experiencia, es decir, el carácter16. 3. DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Profundizar en el concepto de temperamento implica, para un gran número de autores, aludir a una fuerte base biológica de las diferencias individuales de con- ducta. Esta base tendrá una gran influencia genética que será estable a lo largo del tiempo17,18. En este sen- tido, se ha encontrado un paralelismo temperamental en gemelos tan sólo al medio año de vida cuando se les comparaba en características de la personalidad tales como el nivel de actividad, la exigencia de aten- ción, la irritabilidad y la sociabilidad19. Aunque han aparecido estudios con resultados con- tradictorios, la investigación existente arroja un cierto consenso respecto a la presencia de muchos com- ponentes importantes del temperamento y su mani- festación debido a una notable influencia genética. En esta línea, Tous20 resalta el papel biológico del temperamento a la hora de explicar la significación funcional de las diferencias individuales. Considera que existen diversas formas de clasificar las diferencias individuales: a. Productiva: algunos individuos son expertos y otros no. b. Clínica: algunos individuos están enfermos. c. Social: algunos individuos son diferentes de la mayoría. Las personas podrían diferir unas de otras en: El estudio de las diferencias interindividuales en per- sonalidad tendrá valor desde el punto de vista de ofrecer mayor oferta de mejora, ayuda y cambio a las personas. Junto a la demostrada asociación entre los compo- nentes temperamentales y la herencia genética, se ha encontrado que el ambiente también influye a la hora de conformar la personalidad infantil y, por tanto, aunque pueda ser de forma indirecta, el temperamen- to. Quizá el componente temperamental más influen- ciado por el ambiente sea la tendencia a expresar afecto positivo, que estaría modulada por variables como el entorno hogareño compartido por los her- Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 59 19/1/09 12:53:33 José Luis Graña Gómez y Juan Jesús Muñoz García60 4 manos21. En todo caso, los hermanos que comparten un mismo entorno ambiental ven poco influenciados otros atributos temperamentales como el nivel de actividad, temor y otras variables temperamentales, circunstancia que ha sido incluso confirmada en es- tudios con gemelos22. En la misma línea, Chess y Thomas14,23,24 se han cen- trado en el concepto de temperamento biológico natural, profundizando en la consideración de si el temperamento interacciona con el ambiente a la hora de producir la personalidad. Sus principales conclu- siones se centraron en señalar la importancia de los factores heredados. Así, para explicar cómo ciertos aspectos del temperamento infantil influían a la hora de conformar una estructura de personalidad prede- cible junto con la formación de perfiles de tempera- mento más amplios, realizaron un estudio longitudinal encontrando tres perfiles temperamentales: a. Temperamento “fácil”: aproximadamente un 40% de los niños de la muestra investigada. Se caracterizaban por ser tranquilos, con un esta- do de ánimo general positivo, abiertos y adap- tables con facilidad a experiencias novedosas. Sus hábitos se caracterizaban por ser regulares y predecibles. b. Temperamento “difícil”: aproximadamente un 10% de los componentes de la muestra. Es- tos niños eran más activos irritables y de hábitos irregulares. Eran muy reactivos a los cambios de rutina y lentos en la adaptación a situaciones o personas nuevas. c. Temperamento “lento en reaccionar”: aproxi- madamente un 15% de la muestra. Eran niños bastante poco activos, con presencia de emocio- nes negativas y más lentos a la hora de adaptar- se a personas o situaciones nuevas. No eran tan reactivos a la hora de responder a los cambios pese a que tuvieran emociones negativas. Para finalizar la exposición de los principales hallaz- gos de Thomas y Chess, resulta relevante explicar su modelo de “bondad de ajuste”25. En su enfoque, el estilo de temperamento del niño y los patrones de crianza de los padres determinarían los posibles cambios en el temperamento. En este sentido, y asu- miendo la anterior distinción temperamental, los ni- ños difíciles tendrán mayores posibilidades de adap- tación si los padres no reaccionan alterándose, les contienen y, en definitiva, fomentan en los niños una adaptación más relajada a la novedad. Se encontró que cuando se ejercía un estilo punitivo con estos niños mostraban mayores posibilidades de seguir siendo así más adelante. Aunque ha quedado patente que habría un papel modulador del ambiente sobre el temperamento, sir- viendo de ejemplo estudios en los que se ha encon- trado relación entre compartir hogar (relaciones en- tre hermanos) y manifestaciones de afecto positivo; también han aparecido estudios discordantes que indicarían un papel de las variables ambientales re- levante sólo en aquellos casos en que actúan sobre variables no compartidas por los hermanos, es decir, aquellas que contribuyen a que manifiesten diferen- cias en la personalidad26. En cualquier caso, existe bastante aceptación de la idea de que las influencias ambientales suelen modificar los aspectos del tem- peramento más influidos por la genética. Además, se ha encontrado que la estabilidad de los rasgos temperamentales es mayor en tanto en cuanto las personas se hallen en los extremos de la dimensión temperamental. Es decir, cuanto menos extremas sean las manifestaciones temperamentales más modulables serán por influencias ambientales. La limitación del estudio descrito es que los resul- tados sólo se dieron al analizar el continuo tempera- mental inhibición-desinhibición en un estudio longitu- dinal con niños27. Finalmente, cabría la pregunta de cómo se integran los conceptos de temperamento y carácter al expli- car el desarrollo de la personalidad. Para ello, se ha considerado que en la base del desarrollo existiría un proceso reiterativo por el que el temperamento determinaría, inicialmente, las respuestas automáti- cas de la conducta, pero estaría sometido a modi- ficaciones o condicionamientos por la influencia de aprendizajes introspectivos de autoconceptos (ca- rácter) según la persona identificase el self con un individuo que podría ser autónomo (autodirección), parte integrada en la sociedad (cooperación), o parte Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 60 19/1/09 12:53:33 Desarrollo de la personalidad: temperamento y carácter 61 4 integrada en la unidad de las cosas (autotrascenden- cia). Estos términos de autodirección, cooperación y autotrascendencia son las variables caracteriales introducidas en el modelo de personalidad basado en temperamento y carácter de Cloninger28, que será explicado en el próximo apartado. 4. TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD BASADAS EN EL TEMPERAMENTO Y CARÁCTER Dado el gran número de teorías de la personalidadque existen, se han realizado diferentes clasificacio- nes. Liebert y Liebert29 consideran cuatro estrategias de abordaje de la personalidad que son: disposicio- nal (p. ej. enfoques de rasgos y tipos), ambiental (p. ej. conductismo), psicodinámica (p. ej. psicoanálisis) y basada en las representaciones (p. ej. fenomenolo- gía o humanismo). El enfoque disposicional parte de la idea de una personalidad formada por un conjunto de características duraderas, en la que los individuos se diferenciarían en la cantidad que poseen de cada una; la aproximación ambiental se refiere a que la personalidad es moldeada por un enorme conjunto de condiciones y circunstancias externas que influ- yen en los individuos; la estrategia dinámica conside- ra que la personalidad es impulsada por una o más fuerzas subyacentes detrás de la persona y; por últi- mo, la aproximación representacional considera que la personalidad es un reflejo de las formas en que los individuos se representan mentalmente a sí mismos, así como las personas, objetos y acontecimientos que experimentan. Las teorías basadas en el temperamento pertene- cerían a la estrategia disposicional, si bien resulta obvio que cuando se hable de conceptos como el carácter se estará considerando también la estrate- gia ambiental. En la tabla 1 se muestran resumidas las principales teorías disposicionales centradas en dimensiones, rasgos, temperamento o carácter, jun- to con las características/tipos de personalidad que definen. AUTOR/ES VARIABLES FUNDAMENTALES Hipócrates y Galeno 4 tipos temperamentales: melancólico, colérico, flemático y sanguíneo, en función de cua- tro humores (bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre) Kretschmer 3 tipos constitucionales: leptosomático, atlético y pícnico Sheldon 3 somatotipos: ectomorfo, mesomorfo y endomorfo Eysenck 3 dimensiones de la personalidad normal: neuroticismo-control, extraversión-introversión y psicoticismo Cattell 16 rasgos de la personalidad normal: afabilidad, razonamiento, estabilidad, dominancia, animación, atención a las normas, atrevimiento, sensibilidad, vigilancia, abstracción, priva- cidad, aprensión, apertura al cambio, autosuficiencia, perfeccionismo y tensión Costa y McCrae 5 rasgos de la personalidad normal: neuroticismo, extraversión, apertura a la experiencia, responsabilidad y amabilidad Buss y Plomin 4 variables temperamentales (modelo EASI): emocionalidad-impasividad, sociabilidad- separación, actividad-letargia e impulsividad-deliberatividad Mehrabian 3 dimensiones temperamentales (modelo PAD): placer-displacer, estimulación-no estimula- ción y dominancia-sumisión Cloninger 4 dimensiones temperamentales: búsqueda de novedades, evitación del daño, dependen- cia de la recompensa y persistencia. 3 dimensiones caracteriales: autodirección, coopera- ción y autotrascendencia TABLA 1. Teorías temperamentales de la personalidad Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 61 19/1/09 12:53:33 José Luis Graña Gómez y Juan Jesús Muñoz García62 4 Los primeros acercamientos (basados en el tempe- ramento) al estudio de la personalidad, provienen de la antigua Grecia. Hipócrates y, más tarde, Galeno, describieron cuatro tipos temperamentales denomi- nados melacólico, colérico, flemático y sanguíneo. Dichos tipos se identificaban con cuatro humores: bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre. Los melan- cólicos se caracterizaban por la tendencia a la depre- sión, los coléricos carecían de paciencia y se mostra- ban agresivos, los flemáticos se caracterizaban por la parsimonia y desidia; y, por último los sanguíneos se caracterizaban por el optimismo. Estos conceptos han perdurado en el tiempo y, de hecho, durante la edad media gozaron de “prestigio”. Durante el siglo XVI, Juan Huarte de San Juan, pionero en la psicolo- gía diferencial, siguió este enfoque postulando que las almas de los hombres eran todas perfectas, pero que el cuerpo sería diferente debido a la combina- ción de los elementos básicos: calor-frío, sequedad- humedad. Estas propiedades definirían diferentes tipos de personalidad. Así, por ejemplo, el calor se vinculaba a la imaginación, la sequedad a la inteligen- cia y la humedad a la memoria30. Pero es en el siglo XX cuando aparecen las teorías de la personalidad basadas en el temperamento y el carácter de mayor relevancia. El primer acercamiento biológico a la personalidad con calado en el ámbi- to científico fue el protagonizado por Kretschmer7,8, que relacionó la apariencia física con determinadas manifestaciones psicopatológicas. En su trabajo, describió la relación existente entre diferentes tipos corporales y otros tantos diagnósticos psiquiátricos. Distinguió los tipos constitucionales leptosomático (cuerpo alargado y delgado), atlético (desarrollo del esqueleto y la musculatura) y pícnico (grueso, con tendencia a la obesidad). Al relacionar estos tipos constitucionales con características psicológicas, definió los tipos esquizotímico (constitución lepto- somática y temperamento introvertido), ciclotímicos (constitución pícnica y temperamento extravertido) y el tipo viscoso (constitución atlética). En la misma línea se situaron los trabajos de Sheldon31, que trató de relacionar el físico con el comportamiento normal. Consideró los somatotipos ectomorfo, mesomorfo y endomorfo que tendrían, respectivamente, los rasgos temperamentales cerebrotónicos, somatotónicos y viscerotónicos. Los ectomorfos se caracterizarían por ser sociables, ansiosos y con tendencia al aisla- miento; los mesomorfos serían agresivos, bruscos y en una constante búsqueda del triunfo; y, por último, los endomorfos serían muy sociables. Dentro de la estrategia disposicional, quizá ha ha- bido dos rasgos/dimensiones de personalidad que han marcado el futuro del resto de investigaciones y son la extraversión-introversión junto con el neu- roticismo-control, siendo Eysenck quien más ha investigado en esta línea. Sin embargo, la primera descripción de las dimensiones de personalidad introversión-extraversión se debe a Jung32. Conside- raba que los extravertidos concentraban su energía psíquica hacia el exterior, mientras que los introver- tidos la dirigían hacia su interior. Esta concepción fue adoptada por Eysenck9,10 al considerar esta di- mensión como una parte fundamental de su teoría tridimensional basada, inicialmente, en las dimensio- nes neuroticismo –control, extraversión–introversión y, posteriormente, añadiendo el psicoticismo. Aun- que Eysenck pertenecía a la corriente conductista, sus investigaciones en el campo de la personalidad prestaron una especial atención a la genética al ex- plicar las diferencias interindividuales. En su teoría, los neuróticos serían personas con tendencia a la inestabilidad emocional, mientras que los sujetos con puntuaciones elevadas en psicoticismo tendrían una alteración en la expresión emocional y escasa preocupación por lo convencional. En el campo aplicado del enfoque de los rasgos, quizá el autor más conocido es Cattell33,34. Su teoría tiene una enorme complejidad metodológica. Sinte- tizando, podría decirse que a través del análisis fac- torial obtuvo 16 rasgos de la personalidad que de- nominó fundamentales. Sirva de ejemplo el factor A, que iba desde el polo de mostrar reserva al de socia- bilidad. Los factores eran, en realidad, dimensiones que abarcaban desde mayor a menor expresión del rasgo. En la época actual, de la combinación de esos 16 rasgos iniciales se ha llegado a la conclusión de la existencia de cinco dimensiones secundarias deno- minadas extraversión, ansiedad, dureza, independen- cia y autocontrol, siguiendo, aunque con diferencias, la teoría de personalidad normal más aceptada en la actualidad, es decir, la propuesta por McCrae y Costa15, que postula la existencia cinco factores prin- Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 62 19/1/09 12:53:34 Desarrollo de la personalidad: temperamento y carácter 63 4 cipales que describenlos dominios disposicionales de las personas: Citando ejemplos de los rasgos típicos, en el caso del neuroticismo-control estaría la ansiedad; para la extraversión, la asertividad; en el caso de la apertura a la experiencia, la imaginación; para la amabilidad, el altruismo; y para la responsabilidad, la minuciosi- dad. Pero dentro de las teorías temperamentales de la personalidad, el modelo EASI de Buss y Plomin17,18 ha sido considerado uno de los más influyentes. Se postula que el temperamento estaría constituido por influencias hereditarias y ambientales, siendo esta- ble en el tiempo. El término carácter se reservaría para el sustrato de la personalidad posiblemente aprendido y el temperamento para el heredado. Las siglas EASI provienen de las variables temperamen- tales postuladas: 1. Emocionalidad-impasividad: distingue las diferencias en excitabilidad, es decir, la tenden- cia a reaccionar de forma impasible frente a re- accionar con estrés y miedo. 2. Sociabilidad-separación: se refiere a la ca- pacidad para recibir estímulos sociales. 3. Actividad-letargia: se refiere al nivel de ac- tividad, es decir, el ritmo o vigor típico de las actividades. 4. Impulsividad-deliberatividad: se refiere a la persistencia en la realización de una actividad. En el otro extremo, sería nuestra capacidad para reflexionar en nuestras acciones. En el caso de la emocionalidad se hablaría de con- ductas como que un niño se altere fácilmente o sea asustadizo; la actividad se vincularía a que el niño estuviese siempre en movimiento o inquieto duran- te las comidas o situaciones análogas; respecto a la sociabilidad significaría que al niño le guste estar con otros o tienda a ser independiente y, por último, la impulsividad sería la facilidad para aburrirse o el manifestar incapacidad para resistirse a la tentación. En otro modelo temperamental, Mehrabian35 ha plan- teado un enfoque tridimensional de las emociones. Las tres dimensiones serían: Los sujetos “P” tenderían a experimentar más placer que sensaciones negativas, lo que se relacionaría positivamente con la dimensión de extraversión y ne- gativamente con la de neuroticismo. Los sujetos “A”, responderían más fuerte ante situaciones inusuales, lo que indicaría una relación positiva con el neuroti- cismo. Por último, los sujetos “D” también se relacio- narían positivamente con la extraversión y negativa- mente con el neuroticismo, teniendo capacidad de control sobre su propia vida. Para terminar, uno de los autores con mayor recono- cimiento clínico actual en este campo es Cloninger1-3. Ha desarrollado un modelo psicobiológico de la per- sonalidad que intenta integrar un substrato biológico, heredado en gran parte, con los elementos sobrea- ñadidos durante el desarrollo y por la experiencia so- ciocultural. Consigue acercar paradigmas aparente- mente antagónicos como el biológico, conductual y psicodinámico. Además, intenta superar la dicotomía existente entre las descripciones categoriales y di- mensionales de la personalidad, desarrollando una teoría biosocial unificada de la personalidad. Su modelo psicobiológico de la personalidad está centrado en los conceptos de temperamento y ca- rácter. Para el desarrollo de su modelo, Cloninger parte del concepto de la personalidad propuesto por Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 63 19/1/09 12:53:34 José Luis Graña Gómez y Juan Jesús Muñoz García64 4 Allport, y la define como “la organización dinámica de aquellos sistemas psico-físicos que determinan la adaptación individual al ambiente”36. El aprendi- zaje será “la organización de la conducta como re- sultado de la experiencia individual”. Se plantea la existencia de cuatro dimensiones de la personalidad que incluyen automatismo y que reflejan inclinaciones probablemente heredables en los procesos de infor- mación de un sistema de memoria perceptual. Estas dimensiones son denominadas temperamento. Por otro lado, habría tres factores que parecen estar basados en los conceptos (aprendizaje conceptual) y que constituirían las dimensiones de carácter. En otras palabras, el temperamento sería la predispo- sición con la que nacemos y estaría regulada por factores constitucionales. Se vincula a variables de la personalidad relativas a los sistemas neurobiológi- cos definidos y heredables moderadamente de forma independiente. Se manifiesta de forma precoz (infan- cia temprana), es estable y no influenciable por el ambiente social. Da lugar a respuestas automáticas y a estímulos emocionales, basándose en los princi- pios de condicionamiento de la conducta y siendo regulado por el sistema límbico. En cuanto a los diferentes componentes de tempera- mento y carácter, las dimensiones temperamentales son búsqueda de novedades (excitación como res- puesta a estímulos que indican posibilidad de recom- pensa o de evitación del dolor), evitación del daño (tendencia a responder intensamente a señales de estímulos aversivos), dependencia de la recompensa (predisposición a responder a los signos de recom- pensa) y persistencia (tendencia a perseverar en la conducta independientemente de variables como frustración o fatiga). El carácter supondría una descripción de la mente de las personas como estructuras auto-conceptua- les y relaciones objetales que están moduladas por el conocimiento de uno mismo y por el simbolismo. Haría alusión, por tanto, a los autoconceptos que influyen en nuestras intenciones y actitudes. Su de- sarrollo depende del aprendizaje introspectivo y de la reorganización de los autoconceptos. Se carac- terizaría porque sus dimensiones se heredan en una medida muy escasa, están moderadamente influen- ciadas por el ambiente sociocultural (sobre todo ambiente familiar), están reguladas por el hipocam- po y neocórtex, y sus dimensiones se ven consoli- dadas a través del desarrollo y nuestra relación con el entorno. Las diferentes dimensiones del carácter son autodirección (capacidad para controlar, regu- lar y adaptar la conducta), cooperación (capacidad de aceptar o identificarse con otras personas) y autotrascendencia (identificación del individuo con un todo del cual procede y del que es un elemento esencial). Lo más interesante de este modelo es su vertiente clínica, ya que plantea que las dimensiones de tem- peramento definen el tipo de trastorno de personali- dad, mientras que las de carácter definen la ausen- cia/presencia de un trastorno de la personalidad37. Este enfoque, al analizar el gran número de investi- gaciones que sustenta, supone una integración de la evaluación de la personalidad normal con los mode- los de valoración de la personalidad patológica. 5. BIBLIOGRAFÍA 1. Cloninger CR. A unified biosocial theory of personality and its role in the development of anxiety states. Psychiatr Dev 1986; 3: 167-226. 2. Cloninger CR, Gilligan SB. Neurogenetic mechanisms of learning: a philogenetic perspective. J Psychiatr Res 1987; 21: 457-72. 3. Cloninger CR, Svrakic DM, Przybeck TR. A psychobiologi- cal model of temperament and character. Arch Gen Psychia- try 1993; 50: 975-90. 4. Allport GW. Pattern and growth in personality. New York: Holt, Rinehart and Winston, Inc.; 1961. p. 34 5. Ewald G. Temperament und charakter. Berlin: Springer; 1924. 6. Rothbart MK, Ahadi SA. Temperament and the develop- ment of personality 1994; 103: 55-66. 7. Kretschmer E. Physique and character: an investigation of the nature of constitution and of the theory of temperament. New York: Harcourt; 1926. 8. Kretschmer E. Körperbau und charakter. Berlin: Springer; 1953. 9. Eysenck HJ. The scientific study of personality. London: Routledge and Kegan Paul; 1952. 10. Eysenck HJ. Dimensions of personality: 16, 5, or 3 criteria for a taxonomic paradigm. Pers Ind Dif 1991; 12: 773-90. 11. Eysenck HJ, Eysenck MW. Personality and individual dif- ferences: a natural science approach. New York: Plenum; 1985. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 64 19/1/09 12:53:34 Desarrollo dela personalidad: temperamento y carácter 65 4 12. Caspi A, Silva PA. Temperamental qualities at age three predict personality traits in young adulthood: longitudinan evi- dence from a birth cohort. Child Dev 1995; 66: 486-98. 13. Hooker K, Nesselroade DW. The structure of intraindi- vidual temperament in comtext of mother-child dyads: p- technique factor-analyses of short-term change. Dev Psychol 1987; 23: 332-46. 14. Thomas A, Chess S. The behavioral study of tempera- ment. En: Strelau J, Farley FH, Gale A. Editores. The biologi- cal basis of personality and behavior. Wahington: Hemisphere; 1985. p. 78-99. 15. McCrae RR, Costa PT. Validation of the five-factor model of personality across instruments and observers. J Pers Soc Psychol 1987; 52: 81-90. 16. Nettle D. The evolution of personality variation in humans and other animals. Am Psychologist 2006; 6: 622-31. 17. Buss AH, Plomin R. A temperament theory of personality development. New York: John Wiley and Sons; 1975. 18. Buss AH, Plomin R. Temperament: early devoloping per- sonality traits. Hillsdale: Erlbaum; 1984. 19. Braungart JM, Plomin R, DeFries JC, et al. Genetic in- fluence on tester-rated infant temperament as assessed by bayley´s infant behavior record: nonadoptative and adoptive siblings and twins. Dev Psychol 1992; 28: 40-7. 20. Tous JM. Estructura de la personalidad y temperamento. An Psicol Jur 1990; 46: 5-16. 21. Godsmith HH, Buss KA, Lemery KS. Toddler and child- hood temperament: expanded content, stroneger genetic evi- dence, new evidence for the importance of environment. Dev Psychol 1997; 33: 891-905. 22. Plomin R, DeFries JC, McClearn GE, et al. Behavioral ge- netics. New York: E. H. Freeman; 1997. 23. Thomas A, Chess S. Temperament and development. New York: Brunner/Mazel; 1977. 24. Thomas A, Chess S, Birch HG. The origin of personality. Scient Am 1970; 223; 102-9. 25. Chess S, Thomas A. Origins and evolution of behavior disorders. New York: Brunner / Mazel; 1984. 26. Park S, Belsky J, Putnam S, et al. Infant emotionality, par- enting, and 3-year inhibition: exploring stability and lawful dis- continuity in a male sample. Dev Psychol 1997; 33: 218-27. 27. Kerr M, Lambert WW, Stattin H, et al. Stability of Inhibi- tion in a swedish longitudinal sample. Child Dev 1994; 65: 138-46. 28. Sigvardsson S, Bohman M, Cloninger CR. Structure and stability of childhood personality: Prediction of Later Social Adjustment. J Child Psychol Psychiatry 1987; 28: 929-46. 29. Liebert RM, Liebert LL. Personalidad. México: Thomson; 2000. 30. García L, Moya J, Rodríguez S. Historia de la psicología. Vol. 2. Madrid: Siglo XXI; 1992. 31. Sheldon WH. The varieties of temperament: a psychology of constitutional differences. New York: Harper & Row; 1942. 32. Jung CG. General aspects of dream psychology. en: the collected works of C. G. Jung. Vol. 8. Princeton: Princeton University Press; 1969. 33. Cattel RB. The scientific analysis of personality. Baltimore: Penguin; 1965. 34. Cattell RB. Personality and learning theory. Vol. 1. New York: Springer; 1979. 35. Mehrabian A, Ljunggren E. Dimensionality and content of optimism-pessimism analyzed in terms of the PAD tempera- ment model. Pers Ind Dif 1997; 23: 729-38. 36. Mateos M, de la Gándara JJ. Temperamento, carácter y personalidad. Madrid: SCM; 2001. 37. Svrakic DM, Whitehead C, Przybeck Tr, et al. Differential diagnosis of personality disorders by the seven-factor model of temperament and character. Arch Gen Psychiatry 1993; 50: 991-9. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 65 19/1/09 12:53:35
Compartir