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Psicodiagnóstico diferencial con test gráficos - Teresa Pons Amenos

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Psicodiagnóstico 
diferencial con test gráficos
 
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Psicodiagnóstico 
diferencial con test gráficos
Teresa Pont Amenós
Quiero dar las gracias a las personas que me han animado y ayudado, con sus
comentarios y opiniones, muy valiosos para mí.
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Mi reconocimiento especial a María Vives, Montse Sauch, Marisa García, Consuelo
Liberal, Pep Vila, Neus Samblancat, Pere Barbosa, Cristina Schirado, Raissa Llorca,
Helena Díaz y Alicia Fernández. Y a mis profesoras de "Test gráficos" que tuvieron "la
culpa" de que me entusiasmara con esta materia; Nouhad Dow, en la Universidad de
Barcelona, y Silvia Viel, en mi formación de postgrado en la Societat Catalana del
Rorschach i Métodes Projectius.
También debo un reconocimiento a las docentes de la SCRIMP, a las que agradezco
sobremanera el revelador y rico descubrimiento que la psicología dinámica ha
representado en mi vida, tanto personal como profesionalmente.
 
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Introducción
PARTE 1
Utilidad de los gráficos para el conocimiento psicológico
1. Funcionamiento psicodinamico del sujeto en los test gráficos
1.1. Aproximación al inconsciente a través de los test gráficos
1.2. Funcionamiento psicodinámico del sujeto en los test gráficos
1. 2.1. La capacidad del yo
1.2.2. Los mecanismos de defensa
1.2.3. Las relaciones objetales
1.2.4. Los impulsos
1.2.5. Las fantasías inconscientes
1.2.6. Las ansiedades y sus defensas
2. Mecanismos maduros de defensa del yo
2.1. Represión
2.2. Formación reactiva
2.3. Sublimación y reparación
2.4. Defensas maníacas
2.5. Desplazamiento
2.6. Defensas obsesivas y de control
2.7. Inhibición
2.8. Intelectualización
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3. Mecanismos inmaduros de defensa del yo
3.1. Identificación proyectiva
3.2. Escisión
3.3. Evitación
3.4. Idealización
3.5. Anulación
3.6. Fragmentación o splitting
3.7. El control omnipotente
3.8. Proyección
3.9. Regresión
3.10. Negación
3.11. Aislamiento
3.12. Somatización
PARTE II
Elementos básicos para interpretar los test gráficos
4. Indicadores diferenciales de salud y de psicopatología en los gráficos
4.1. Integración del aparato psíquico
4.2. Capacidad de plasticidad y movimiento
4.3. Adecuación lógico-formal
4.4. Funciones simbolizadoras en los gráficos
4.5. Actitud de un sujeto
5. Diferentes estilos de producciones gráficas
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5.1. Neurosis o normalidad en los gráficos
5.2. Psicosis en los test gráficos
5.3. Psicopatía en los test gráficos
6. Detección de situaciones traumáticas y de conflicto en los test gráficos
6.1. Indicadores gráficos de sufrimiento de origen interno y externo
6.2. Incidencia en los test de los déficits básicos del entorno sociofamiliar que afectan
al desarrollo yoico del niño
6.2.1. Características generales en la realización del HTP
. 6.2.2. Contenido verbal apreciado en el HTP
7. Detección de conflicto sexual y agresividad a través de técnicas proyectivas
7.1. El test de Rorschach
7.2. Los test gráficos
La interpretación en los testgra cos
8.1. Transformación de datos para la interpretación
8.2. Síntesis en los gráficos
8.2.1. Concepto: tamaño del dibujo
8.2.2. Su significación psicológica
8.3. Integración en los gráficos
8.4. Pronóstico evolutivo en los gráficos
8.4.1. Buen pronóstico
8.4.2. Pronóstico más desfavorable
PARTE III
Los test proyectivos gráficos como instrumentos para el psicodiagnóstico diferencial
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9. Caso de patología sorda en un adolescente, a través de un ruidoso acting-out de
homicidio
9.1. Historial
9.2. Entrevista con los padres
9.3. Entrevista clínica con el menor
9.4. Test del HTP
9.4.1. Casa
9.4.2. Árbol
9.4.3. Persona
9.5. Test del animal
9.6. Test del dibujo de una familia
9.7. Conclusiones diagnósticas
10. Caso de depresión grave desencadenada por una situación laboral.- "No me quieren"
10.1. Historial
10.2. Entrevista clínica
10.3. Test HTP
10.3.1. Casa
10.3.2. Árbol
10.3.3. Persona
10.4. Test del animal
10.5. Test de Rorschach
10.6. Informe psicológico
14
1 1. Caso de trastorno narcisista de la personalidad:: "Yo lo soy todo"
11.1. Historial
11.2. Entrevista clínica
11.3. Test del HTP
11.4. Test del animal
11.5. Conclusiones diagnósticas
12. Caso de trastorno adaptativo en la infancia: "No quiero ser sacerdote"
12.1. Historial
12.2. Entrevista con la madre
12.3. Entrevista con el menor
12.4. Test del HTP
12.4.1. Casa
12.4.2. Árbol
12.4.3. Persona
12.5. Test del animal
12.6. Test de la persona bajo la lluvia
12.7. Informe psicológico
12.8. Indicaciones
13. Caso de perversión en una mujer: qué no he podido crecer?"
13.1. Historial
13.2. Entrevista clínica
13.3. Test del HTP
15
13.3.1. Casa
13.3.2. Árbol
13.3.3. Persona
13.4. Test del animal
13.5. Test de una familia
13.6. Test de la propia familia
13.7. Test de Rorschach
13.8. Conclusiones diagnósticas
14. Caso de abusos a una menor por parte de su profesor: "Yo quería ser como las
demás"
14.1. Historial
14.2. Entrevista con los padres
14.3. Entrevista clínica con la menor
14.4. Test del HTP
14.4.1. Casa
14.4.2. Árbol
14.4.3. Persona
14.5. Test del animal
14.6. Test de Rorschach
14.7. Conclusiones diagnósticas
14.8. Posibles secuelas psicoevolutivas
15. Caso de un trastorno límite de la personalidad:: `Stop al maltrato.'
16
15.1. Historial
15.2. Entrevista clínica
15.3. Test del HTP
15.3.1. Casa
15.3.2. Árbol
15.3.3. Persona
15.4. Test de Rorschach
15.5. Conclusiones diagnósticas
16. Caso de familia: "Quiero a mis papás juntos"
16.1. Historial
16.2. Entrevista con el padre
16.3. Entrevista con la menor
16.4. Sesión de juego diagnóstico
16.5. Test de una familia
16.6. Informe psicológico
17. Caso de depresión en una personalidad esquizoide: "No tengo ilusión"
17.1. Historial
17.2. Entrevista clínica
17.3. Test del HTP
17.3.1. Casa
17.3.2. Árbol
17.3.3. Persona
17
17.4. Test del animal
17.5. Test de Rorschach
17.6. Conclusiones diagnósticas
17.7. Indicaciones para el tratamiento
18. Caso de selección de personal (I): "Quiero progresar pero no estoy contento.'
18.1. Historial
18.2. Entrevista psicoprofesional
18.3. Test del animal
18.4. Test de Rorschach
19. Caso de selección de personal (II): "Soy grande"
19.1. Historial
19.2. Entrevista psicoprofesional
19.3. Test del animal
19.4. Test de Rorschach
20. Caso de un adolescente en crisis: "No sé quien soy"
20.1. Historial
20.2. Entrevista clínica con el menor
20.3. Test del HTP
20.3.1. Casa
20.3.2. Árbol
20.3.3. Persona
20.4. Test del animal
18
20.5. Conclusiones diagnósticas
21. Caso de esquizofrenia paranoide (I): "El papa me ordenó que la matara"
21.1. Historial
21.2. Entrevista clínica
21.3. Test del HTP
21.3.1. Casa
21.3.2. Árbol
21.3.3. Persona
21.4. Test del animal
21.5. Test de relaciones objetales de Phillipson
21.6. Conclusiones diagnósticas
22. Caso de esquizofrenia paranoide (II): "El papa me ordenó que la matara"
22.1. Historial
22.2. Entrevista clínica
22.3. Entrevista con los hermanos
22.4. Test del HTP
22.4.1. Casa
22.4.2. Árbol
22.4.3. Persona
22.5. Test de Rorschach
22.6. Informe psicológico
23. Caso de trastorno de personalidad histriónico en una separación matrimonial: `Aún no
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sé vivir sin él"
23.1. Historial
23.2. Entrevista clínica
23.3. Test del HTP
23.3.1. Casa
23.3.2. Árbol
23.3.3. Persona
23.4. Test del animal
23.5. Test de Rorschach
23.6. Test de relaciones objetales de Phillipson
23.7. Conclusiones diagnósticas
24. Caso de un adolescente desorientado: "No sé qué hacer"
24.1. Historial
24.2. Entrevista con el menor y los padres
24.3. Entrevista con el menor
24.4. Test del HTP
24.4.1. Casa
24.4.2. Árbol
24.4.3. Persona
24.5. Test del animal
24.6. Test desiderativo
24.7. Test de Bender-adaptación de Hutt
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24.8. Test de los garabatos
24.9. Conclusiones diagnósticas
25. Caso de un trastorno de personalidad límite: "Si te vas, me muero.'
25.1. Historial25.2. Entrevista clínica
25.3. Test del HTP
25.3.1. Casa
25.3.2. Árbol
25.3.3. Persona
25.4. Test del MMPI
25.5. Conclusiones diagnósticas
26. Caso de un adolescente conflictivo: "Necesito ser un hombre"
26.1. Historial
26.2. Entrevista con los padres
26.3. Entrevista con el menor
26.4. Test del HTP
26.4.1. Casa
26.4.2. Árbol
26.4.3. Persona
26.5. Test del animal
26.6. Conclusiones diagnósticas
27. Caso de un varón púber, víctima de agresiones físicas y psíquicas: "Tener que ser
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Dios para sobrevivir"
27.1. Historial
27.2. Entrevista con la madre
27.3. Entrevista con el menor
27.4. Sesión de juego diagnóstico
27.5. Test del HTP
27.5.1. Casa
27.5.2. Árbol
27.5.3. Persona
27.6. Conclusiones diagnósticas
28. Caso de un joven esquizofrénico: "Mi hijo no me come"
28.1. Historial
28.2. Entrevista con la familia
28.3. Entrevista clínica
28.4. Técnica del dibujo libre
28.5. Test del HTP
28.5.1. Casa
28.5.2. Árbol
28.5.3. Persona
28.6. Test del animal
28.7. Test proyectivo visomotor de Bender
28.8. Test de Bender-adaptación de Hutt
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28.9. Test de inteligencia de WISC
28.10. Su propia firma
28.11. Conclusiones diagnósticas
 
23
24
Para los profesionales de la psicología en general, cualquiera que sea su especialidad
(salud, clínica, educativa, social, jurídica, laboral, etc.), se hace muy necesario conocer el
funcionamiento global de la personalidad de un sujeto, ya que supone importante
enriquecimiento en la comprensión de la conducta de dicho sujeto. La personalidad es el
patrón compuesto por rasgos cognitivos, afectivos y conductuales - pensamiento,
emociones y actos - al que responde todo sujeto adulto, y cuyo origen ha ido emergiendo
paulatinamente de una compleja interacción entre la biología y el ambiente. Según
Andrés (UOC, 2008), los individuos poseen una personalidad que define la forma de ser
y de funcionar de su psiquismo humano "y que permite intuir reacciones esperables
según la forma, más o menos estable, de su funcionamiento".
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud mental es un estado de
bienestar físico, psíquico y social, en el que el individuo es consciente de sus propias
capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma
productiva y fructífera y es capaz de realizar una contribución a su comunidad.
Cuando hablamos de estructura de la personalidad, nos referimos, por un lado, a la
concreción y asimilación por parte del sujeto adulto de una serie de pautas de
comportamiento, como resultado de sus diferentes vivencias; y por otro, a la repetida
actuación de las defensas o estrategias psicológicas adaptativas del yo frente al propio
sufrimiento ante los conflictos internos o la realidad externa del sujeto. Estas defensas
son las que se desplegarán frente a la irrupción de distintos tipos de ansiedades, de las
que hablaremos más adelante, que amenazan el funcionamiento normal de la
personalidad.
La ansiedad es un fenómeno emocional que tiene que ver con la fuente y la
naturaleza del sufrimiento del sujeto. Generalmente se suele diferenciar entre los orígenes
de dicho sufrimiento en función de:
1)Lo que le puede suceder a la personalidad del sujeto (ansiedades de carácter
persecutorio).
2)Lo que le puede suceder al objeto que se ama, debido a actitudes internas o
externas del sujeto (ansiedades de carácter depresivo).
3)Lo que le puede suceder a la propia mente del sujeto, al poder llegar a perder las
nociones de límite y de diferenciación básica dificultando sus funciones de
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pensamiento (ansiedades de carácter confuso).
De esta forma, en la medida en que exista un predominio de cada una de las defensas
(maduras o inmaduras) frente a ansiedades psicóticas o neuróticas que movilizan al
sujeto, se irá estructurando progresivamente una base determinada de personalidad, de
características patológicas o normales. En este sentido, la adolescencia constituirá el
período clave para que se desarrolle en el sujeto una estructura definitiva de la
personalidad.
El diagnóstico diferencial de la personalidad analiza los atributos de los sujetos, cuya
naturaleza conjunta los hace ser de una determinada manera, si bien parecida a la del
resto de sus congéneres, también diferente. La base de las diferencias que existen en su
conducta aparente - estilo cognitivo, tipo de relación interpersonal, expresión afectiva y
percepción sobre sí mismo - constituye la propia individualidad del sujeto. La mayoría de
los constructos que se obtienen provienen de la observación sistemática del
comportamiento, como indicador de los procesos y capacidades psicológicos que
sostienen una conducta específica del sujeto ("por sus actos los conoceréis", y a veces
también por lo que no dicen, lo que dibujan o lo que dejan de dibujar).
Cada persona que acude a una consulta psicológica con unos síntomas determinados
presenta una personalidad distinta. Para poder acceder al conocimiento de su
especificidad y diferencia necesitaremos utilizar diversos instrumentos diagnósticos, que
encuadraremos técnicamente dentro del llamado psicodiagnóstico. En éste, aparte de
otros recursos esenciales en las entrevistas clínicas, integraremos también los test
proyectivos gráficos como recurso psicodinámico de gran utilidad para poner en
evidencia los aspectos profundos de la personalidad de cada sujeto.
El psicodiagnóstico consiste en un proceso relacional de duración limitada que se lleva
a cabo entre una persona que acude a consulta y el psicólogo que lo explora. El objetivo
es obtener la descripción y la comprensión en profundidad de la personalidad del sujeto.
Este procedimiento puede conllevar tanto la práctica de clasificaciones y la utilización de
criterios psicológicos y psicopatológicos de investigación como la elaboración de un
informe técnico especializado que puede servir para poder transmitir información
psicológica sobre un sujeto determinado. Para efectuar un psicodiagnóstico hay
disponibles distintos instrumentos como test de personalidad o instrumentales - de
inteligencia, visomotor, psicomotriz, etc.-, que se eligen a partir de las entrevistas clínicas
iniciales, de exploración. El propio psicólogo, con la observación de la conducta, la
transferencia y la contratransferencia, desempeña un papel fundamental en el desarrollo
de la técnica del psicodiagnóstico.
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Sabemos que existen diversas teorías acerca del aparato psíquico, la salud y la
enfermedad. En función de la teoría o línea de pensamiento que siga el psicólogo, se
construye un concepto específico sobre cada uno de los aspectos básicos del
psicodiagnóstico (entrevista, motivo de consulta, utilización de test, etc.), con el objetivo
de que todos ellos sean coherentes unos con otros (Celener, 2007 y Veccia, 2002).
Cuando el psicólogo establece un diagnóstico, lo sepa o no, lo hace en función de sus
referentes esenciales, de la teoría psicológica a la que él mismo se adhiere o con la que
coincide y del proceso de pensamiento necesario para poder interpretar todo el material
con el que cuenta en unas condiciones que resulten apropiadas. Los caminos que cada
psicólogo se marca para poder diagnosticar adecuadamente suelen depender en buena
medida de estos tres aspectos mencionados.
De ahí que, en la práctica psicológica, los diferentes datos obtenidos durante la
exploración vayan adquiriendo significación enmarcados en un determinado modelo de
pensamiento. Este marco teórico servirá de guía y de referencia durante todo el proceso
de recogida y análisis de los datos para el psicodiagnóstico. La forma en que éstos serán
enfocados y combinados, al ir extrayendo las distintas inferencias, dependerá del propio
estilo cognitivo y emocional de cada psicólogo. La experiencia clínica del psicólogo
vendrá a enriquecer la comprensión de lo que pueda resultar saludable o nocivo para el
sujeto, dentro de la dialéctica que supone la estructuración psíquica del ser humano como
un continuum entre normalidad y patología.
El objetivo de la exploración será poderllegar a establecer unas hipótesis
interpretativas de las inferencias, y de este modo extraer los constructos teóricos que
permitan formular las pertinentes hipótesis diagnósticas de cada tipo de personalidad. En
este sentido, resulta fundamental entender que podemos hacer ciencia no sólo con los
hechos aportados directamente a través de la observación de la conducta del sujeto, sino
también - cosa que se obvia en muchas ocasiones-, a través de los fenómenos que
permanecen ocultos a nuestra percepción. Sobre éstos sólo se pueden hacer inferencias,
y no descripciones, como es el caso de lo que surge de la complejidad del inconsciente
del sujeto, que exploramos especialmente a través de los gráficos.
Un psicodiagnóstico realizado desde el punto de vista psicodinámico no sólo tiene en
cuenta estos aspectos, sino que los integra en todo el conjunto de datos obtenidos en la
exploración, y con ello se enriquece el resultado del estudio sobre la compleja
personalidad de cada sujeto.
La entrevista clínica es el instrumento psicodiagnóstico que los psicólogos utilizan
para establecer el primer contacto con la persona que solicita sus servicios profesionales.
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A través de lo que cuenta el sujeto en ella es posible acercarse no sólo a la vida externa
real, que describe con palabras, sino también a su vida in tema; es decir, sus deseos,
impulsos, ansiedades y defensas subyacentes, que debido a que están latentes,
generalmente quedan muy alejados de su conciencia.
El motivo de consulta se define como lo que empuja al sujeto a acudir al psicólogo
para que le ayude de varias maneras (psicológica, judicial, psicopedagógica, laboral,
psicoeducativa, etc.). En cada sujeto que acude es importante diferenciar entre los dos
siguientes motivos:
1)El motivo manifiesto: es el síntoma de superficie, lo más consciente que preocupa
en ese momento al sujeto.
2)El motivo latente: es un elemento esencial del diagnóstico y del pronóstico, pues se
trata de lo que subyace en realidad al motivo manifiesto, y resultará crucial para la
evolución posterior del sujeto.
Un ejemplo de ello podría ser el de un hombre adulto que acude a consulta por una
intensa depresión, al parecer asociada a la muerte de su esposa dos años antes (motivo
manifiesto). Si se indaga con una mayor profundidad en la exploración, se puede apreciar
que sus síntomas actuales - posiblemente excesivos, intensos y persistentes después del
tiempo que ha pasado - parecen estar muy vinculadas a la existencia de otro duelo
previo, insuficientemente elaborado, que consistió en la pérdida accidental y traumática
de su madre cuando él contaba apenas ocho años de edad (motivo latente). De hecho,
ésta se hizo explícita cuando manifestó, gráfica y verbalmente en su historia, un
argumento camuflado sobre la muerte traumática de una madre y sus repercusiones en
los distintos personajes. Aunque pueda parecer extraño, en nuestra mente no siempre ha
de coincidir forzosamente lo cronológico con lo mental.
Otro ejemplo es el de una niña de siete años cuyos padres han llevado a la consulta
por presentar dificultades de aprendizaje en la escuela desde hace un tiempo (motivo
manifiesto). A medida que ampliamos la información y la comunicación podemos llegar a
los posibles celos y el sentimiento de soledad experimentados tras el nacimiento de su
hermano pequeño (motivo latente). En el dibujo libre, este último motivo se puso de
manifiesto a través de un relato sobre el accidente que sufrió un bebé cuando se cayó del
cochecito en el que era paseado por sus padres. Detectar estos motivos latentes nos
permitirá enfocar apropiadamente la intervención terapéutica.
Un dato importante a considerar para el diagnóstico es saber quién es la persona que
decide acudir a la consulta, si el propio sujeto afectado o alguien de su entorno, pues esto
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nos puede indicar el grado de conexión o insight que tiene el sujeto con el propio
conflicto que padece, así como las posibilidades de resolución efectiva que posee frente a
éste. Sirva como ejemplo el caso de unos padres que solicitan una entrevista para su hijo,
ya adulto. De alguna manera esto nos podría estar indicando una posible delegación de
sus propias funciones yoicas en los pa dres, que denota un posible desvalimiento en el
joven, y por tanto, requiere un determinado enfoque terapéutico y con unas
determinadas perspectivas de futuro.
Como apunta Siquier Ocampo (1984), la entrevista es una técnica diagnóstica, pero
no es la única técnica. No obstante, al ser la primera que se lleva a cabo, nos permite
establecer la hipótesis inicial de diagnóstico y también de trabajo, en la que
planificaremos aplicar otras pruebas que se consideren adecuadas según cada caso
individual.
En todo inicio de psicodiagnóstico nos encontraremos con diferentes aspectos a los
que hemos de prestar atención:
a)Cómo se presenta el sujeto en el primer contacto con el psicólogo y si esta primera
impresión se mantiene posteriormente o, por el contrario, se modifica.
b)Qué es lo que el sujeto verbaliza, cómo y cuándo, y con qué ritmo lo hace. Hay
que valorar las características de su lenguaje: la claridad o confusión con que se
expresa, el tono de voz, su capacidad de abstracción o concreción, de qué aspectos
de su vida elige decide hablar preferentemente, cuáles omite aunque sean
esenciales, etc.
e)Qué batería diagnóstica a utilizar es la más adecuada, lo cual implica determinar lo
siguiente: los elementos a emplear, el orden en la administración de los test, el ritmo
o número de entrevistas aproximado que necesitaremos para la administración de
los mismos, etc.
d)El establecimiento de un buen rapport o empatía con el sujeto para reducir al
mínimo la posibilidad de bloqueo y poder lograr un buen clima favorable a la
exploración psicológica.
e)El grado de concordancia que hay entre lo que el sujeto verbaliza y lo que captamos
a través de su lenguaje no verbal o escrito, siempre menos controlado. Es esencial
atender a nuestra propia intuición, asociaciones libres y sentimientos promovidos
ante el examinado, como instrumentos válidos de diagnóstico (Siquier Ocampo y
G.Arzeno 1984 1993).
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Si el sujeto se encuentra viviendo una situación traumática en el momento de la
entrevista, ya sea por una cantidad de angustia añadida que puede desbordarle o por un
yo disminuido que no cuenta con mecanismos de defensa indispensables o
suficientemente operativos, se debe descartar el proceso exploratorio de diagnóstico
habitual. En este caso, hay que propiciar que el sujeto pueda hablar de lo sucedido
focalizando el acontecimiento y sus repercusiones con la finalidad de atender a lo
prioritario en ese momento, que es su contención psíquica. De no ser así, el sujeto podría
reprimir o disociar el acontecimiento en la conciencia, lo que daría lugar a posteriores
complicaciones, a que haya repercusiones o se produzcan situaciones traumáticas no
elaboradas.
Por otra parte, hemos de tener en cuenta que para el psicólogo diagnosticar resulta
siempre una labor que se efectúa en un momento y un contexto determinados o en una
circunstancia acotada, al evaluar la singularidad de cada persona. De ahí la importancia
de considerar las características específicas que constituyen el entorno más cercano del
sujeto, puesto que pueden estar incidiendo en su situación personal global.
Aunque sabemos que, dentro del proceso diagnóstico, la entrevista clínica es
imprescindible porque cumple con los objetivos diagnósticos, también es importante
señalar que los test instrumentales de personalidad, y especialmente los proyectivos,
presentan unas ventajas que los hacen irremplazables e imprescindibles y, por tanto,
resultan fundamentales. Con los test proyectivos, estrechamente relacionados con la
psicología psicodinámica, podemos realizar una exploración de otros tipos de conducta
que no pueden investigarse en la entrevista y que nos pueden revelar aspectos más
profundos del sujeto. Esto puede conseguirse a primera vista tras una buena capacidad
de verbalización o de seducción, especialmentecon la aplicación de los test gráficos. La
estandarización de algunos de ellos otorga además una mayor seguridad en los resultados.
Los test proyectivos gráficos son, en fin, instrumentos que nos permiten acceder a lo más
profundo del funcionamiento del sujeto, pues están inextricablemente conectados con la
existencia del inconsciente. En ellos nos centraremos en este libro, con la intención de
llegar a establecer un diagnóstico diferencial.
Igual que sucede con los materiales de otros test, la producción gráfica recopilada
siempre se abordará relacionándola e integrándola en el contexto del vínculo establecido
entre el paciente y el psicólogo. Los componentes de esa especial relación que se produce
en la exploración son los que se señalan a continuación:
1)El clima emocional que se crea, las verbalizaciones y reacciones no verbales del
sujeto, la resonancia afectiva que surge en el psicólogo, con la transferencia y
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contratransferencia antes mencionadas.
2)El material del protocolo de los distintos test; aspectos de la entrevista clínica que,
ampliamente y con mayor detalle, aparecen desarrollados en el libro Los test
gráficos en el psicodiagnóstico (Pont, 2012).
Dentro de todo psicodiagnóstico, finalmente se tendrá que valorar si es pertinente
proceder a una entrevista de devolución con la persona que ha solicitado el estudio, así
como también la posibilidad de efectuar un informe que integre los resultados principales,
si se considera conveniente para algún tipo de finalidad o interés, ya sea privado o
público, y siempre con el conocimiento del interesado.
La entrevista de devolución permite que el sujeto, siempre que quiera, pueda disponer
de una información sobre los resultados obtenidos - o alguna entrevista más, según se
crea conveniente en cada caso o se pueda-. La mayoría de expertos en psicodiagnóstico
coinciden en la utilidad de realizarla en la fase final del diag nóstico. Esta entrevista,
según Ocampo, Etchegoyen y otros, tiene que ser breve, sintética, clara, llevada a cabo
de una forma natural y dialogada entre el psicólogo y el sujeto, y debe apuntar
especialmente a que este último pueda entender lo más esencial de lo que le ocurre,
evitando generalizaciones o excesivos datos que puedan abrumar al sujeto explorado,
incrementar su ansiedad o no permitirle asimilar bien la información dada.
El informe escrito se solicita en muchas ocasiones después de finalizar el
psicodiagnóstico. Constituye una síntesis acerca del caso singular estudiado en la que el
psicólogo tratará de transmitir las conclusiones a las que ha llegado sobre el significado de
los síntomas que motivaron la solicitud de la exploración. Puede considerarse como un
instrumento de comunicación que refleja el diagnóstico, las conclusiones, el pronóstico y
las indicaciones a seguir por el sujeto en cuestión. El informe podrá adoptar diferentes
formas y estilos según la persona a la que vaya dirigido - informe clínico, judicial,
escolar, psicolaboral, etc.
En un informe es importante que no sólo quede reflejada alguna de las más
significativas dificultades del explorado, que puede hacer más comprensible el motivo de
consulta o el síntoma susceptible de ser tratado, sino también sus aspectos más
saludables o potencialmente positivos y las capacidades a estimular.
Es importante que se pueda pedir a quien solicita un informe el motivo claro de su
solicitud, ya que así se obtendrá una orientación sobre cómo realizarlo más
adecuadamente. Por ejemplo, en función del ámbito de aplicación del informe se tendrán
en cuenta los siguientes aspectos:
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-En el ámbito laboral, se señalará si las condiciones o el perfil de personalidad que
presenta el sujeto se ajustan al puesto de trabajo que se precisa cubrir.
-En el ámbito escolar, se precisarán los aspectos que un maestro o escuela desean
saber sobre un niño entre los que afectan a su aprendizaje o relaciones.
-En el ámbito judicial y, según estemos en un caso civil o penal, se incluirán las
características de personalidad del sujeto vinculado en una causa judicial que se
relacionen con su implicación o responsabilidad en dicha causa. Por ejemplo, si es
un niño vinculado a procesos judiciales de familia, habrá que valorar elementos
personales o familiares alusivos a la idoneidad de tomar una determinada medida
judicial o redactar una sentencia.
-En el ámbito clínico y, como seguramente se trata de compañeros de profesión, se
prescribe transmitirles sobre todo las conclusiones psicológicas sobre el estudio
realizado para poder orientar mejor su posible tratamiento (aunque generalmente
esto se suele hacer verbalmente).
-Si lo solicitan los padres es adecuado un resumen sencillo y claro de lo más
significativo que se ha apreciado en el caso; también, en caso de que lo solicite un
paciente y se considere pertinente, se buscará que pueda leerlo él mismo en un
momento dado.
La interpretación psicodinámica de los test proyectivos gráficos evidencia y describe
los aspectos inconscientes del funcionamiento de la personalidad del sujeto. Estos
aspectos son apreciados por medio de los indicadores gráficos y de contenido simbólico
que el sujeto plasma en sus dibujos. La interpretación es el proceso básico necesario y
esencial para obtener un significado del material obtenido. A continuación se pondrá el
foco no sólo en la síntesis interpretativa y la integración de todos los datos recopilados -
indicadores gráficos, verbales y no verbales, de normalidad o patología, de sufrimiento
interno y externo, y de pronóstico-, sino también la elaboración diagnóstica necesaria que
se requiere para establecer el diagnóstico diferencial de la personalidad del sujeto
explorado.
Todas las ilustraciones gráficas expuestas proceden de mi experiencia profesional a lo
largo del tiempo y en distintos ámbitos de ejercicio. Por razones naturales de
confidencialidad, he transformado los datos personales, con la intención de no perder por
ello su estricta significación técnica, cuyo objetivo primordial es el aprendizaje y la
formación en psicodiagnóstico para psicólogos.
32
Nota del editor: La maquetación de este libro responde a la intención de respetar
íntegramente los ejemplos de test gráficos presentes en sus páginas. No se ha recortado
ninguno de los dibujos originales ni se ha modificado el tamaño de las imágenes,
respetando el espacio en blanco dejado por sus autores.
 
33
34
Utilidad de los gráficos para el 
conocimiento psicológico
 
35
36
Funcionamiento psicodinámico 
del sujeto en los test gráficos
1.1. Aproximación al inconsciente a través de los test gráficos
Morase Ros, una de las fundadoras de la Societat Catalana del Rorschach i Métodes
Projectius (SCRIMP), en su ponencia titulada "El test de Rorschach y sus relaciones con
la psicología psicodinámica", que inauguró el XVIII Congreso Internacional del
Rorschach y Métodos Proyectivos (Barcelona, 2005), señala que fueron Freud y Jung,
los cuales se admiraban mutuamente, quienes nos brindaron la posibilidad de acercarnos
al inconsciente mediante la asociación libre y la proyección. Apoyada en esa
circunstancia histórica, Ros considera que la percepción, la asociación libre, la proyección
y el inconsciente quedarían unidos para siempre dentro de la psicología psicodinámica.
Esta línea básica de pensamiento es la que consideramos que subyace en el abordaje y la
interpretación de los test gráficos.
Los psicólogos han comprobado que los conflictos más profundos y la detección de
tendencias psicopatológicas en el ser humano suelen emerger con mayor facilidad y más
a menudo en los dibujos proyectivos.
Los test proyectivos gráficos son una técnica rápida de investigación psicológica,
basada especialmente en la perspectiva psicodinámica. Esta perspectiva integra al sujeto
en un todo consciente, preconsciente e inconsciente, y estimula y favorece la expresión y
proyección de aspectos esenciales del Yo del sujeto, sus capacidades, sus defensas y la
dinámica de su personalidad. Con un lápiz, una goma y una hoja en blanco,además de la
directriz que dé el psicólogo según el tipo de test gráfico que se está realizando - por
ejemplo, "dibuje una familia", "dibuje un animal", etc.- las respuestas libres y
espontáneas del sujeto, ya sean gráficas, verbales o no verbales, permitirán acercarse a
sus elementos inconscientes o a su parte menos controlada, que constituye la base de la
estructura de su personalidad.
Los test proyectivos gráficos a nuestro juicio más representativos en nuestro ámbito
profesional son los siguientes:
-Test casa-árbol-persona (HTP, por sus siglas en inglés) de Buck; K.Machover
37
incluyó luego la segunda persona.
-Test de la familia de Corman, con sus variantes: la familia imaginaria, la familia
propia, la familia kinética y la familia prospectiva.
-Test del animal de Levy.
-Test de las dos personas de Bernstein y en interacción.
-Test de la persona bajo la lluvia.
-Test de Bender, adaptación de Hutt.
-Técnica del dibujo libre de Wolff.
-Test de la figura humana de Machover.
-Test de los garabatos.
-Test de las dos figuras de Maganto, para niños.
En el libro Test gráficos en el psicodiagnóstico (Pont, 2012) se alude específicamente
a cada uno de ellos a través de la descripción de los elementos de significación esenciales
de cada uno y mediante múltiples ejemplos gráficos ilustrativos. Por otra parte, también
se presenta un enfoque sobre los distintos tipos de análisis del dibujo, necesarios para su
estudio global. Éstos son el análisis gestáltico o impresionista, el análisis expresivo, el
análisis formal y el análisis de contenido verbal y simbólico. Además se otorga un gran
significado a las asociaciones verbales del sujeto al empezar a dibujar. Se puede acudir
por tanto al libro citado para ampliar la información sobre estos asuntos.
No obstante es fundamental tener siempre presente que un gráfico, en sí mismo, no
puede tener valor como indicador de salud o de enfermedad alguna si no es en relación
con el conjunto de instrumentos diagnósticos del que forma parte. La validación de los
gráficos se parecerá al proceso científico de validación de hipótesis, teniendo en cuenta
que, para que puedan ser útiles en el diagnóstico diferencial, tendrán que ser
complementados con otros test y, si se considera necesario, incluso con test objetivos de
la personalidad.
Ávila Espada (Martí, 2002) considera que las críticas que se hacen muchas veces a
los test proyectivos -y en especial, a los test gráficos - surgen en gran medida del uso
inadecuado de la metodología de investigación. Este autor sostiene que muchos
38
especialistas defienden la singularidad de estas técnicas y critica la exigencia psicométrica
a partir de los criterios clásicos de validez y fiabilidad, pues que el camino correcto a la
hora de validar considerando los instrumentos proyectivos debería ser similar al proceso
científico común de validación de hipótesis, y que no se puede pretender, forzosamente,
una validación psicométrica del test.
Sabemos que todo método resulta válido cuando puede detectar aquello que pretende
investigar. El modelo psicoanalítico de la personalidad fue producto de la interacción
entre la observación clínica del sujeto explorado y la elaboración de la teoría, tema que
Veccia (2002) ha investigado muy ampliamente. Si en un psicodiagnóstico lo que
pretendemos es describir, comprender y explicar la dinámica y estructura de la
personalidad del explorado de acuerdo con la psicología psicodinámica, los hechos no
serán sólo fruto de la simple observación sino que también estarán determinados por la
teoría. Y por lo tanto, para que el método sea válido deberá ser consistente tanto con los
hechos observados como con la teoría subyacente en la que pretende apoyarse. Esto a
nuestro entender es totalmente aplicable a los test gráficos, y así se ha tratado de plasmar
en el abordaje que este libro hace del psicodiagnóstico diferencial con test gráficos.
Desde otro ángulo consideramos que poder contar con el inestimable valor
diagnóstico de un instrumento psicodinámico como es la relación entre el propio
psicólogo y el sujeto - la cual, como se ha señalado, está incluida y es interpretada
también con los test gráficos-, supone una extraordinaria contribución al psicodiagnóstico.
La posibilidad de integrar los resultados que se obtienen en la exploración con los
dibujos, en un cuadro significativo del examinado, dependerá en gran medida de la
comprensión básica de la personalidad de que sea capaz cada psicólogo clínico, ya que
ningún instrumento clínico por sí solo podrá llegar a sustituir nunca la riqueza del factor
humano.
1.2. Funcionamiento psicodinámico del sujeto en los test gráficos
Por su significado específico, diversos investigadores han sostenido que la constancia en
los aspectos gráficos más significativos observables en los dibujos suele corresponderse
generalmente con determinadas características psicológicas particulares de un sujeto -
entendiéndose por ello que no es necesario que sean todos los elementos observables en
los gráficos los que tengan que estar presentes o ser coincidentes, sino sólo la mayor
parte de ellos-. Focalizar estos aspectos gráficos más significativos nos permitirá
encaminamos hacia una aproximación diagnóstica del sujeto, siempre que se vinculen e
integren con determinados aspectos característicos del funcionamiento psicodinámico del
sujeto, a saber: la capacidad del yo y sus mecanismos de defensa predominantes, las
39
ansiedades básicas subyacentes a los gráficos (que motivaron el origen y el despliegue de
las defensas específicas), el tipo de relación de objeto, los impulsos y las fantasías
inconscientes. Con esta aproximación diagnóstica se podrá corroborar el cuadro clínico o
nosológico insinuado hipotéticamente al inicio de la exploración psicológica del sujeto.
Repetir la realización de dibujos durante el curso de una terapia en los tratamientos
psicoterapéuticos, siempre que se considere pertinente, constituye un medio de estimar
los efectos reales del tratamiento que se está efectuando. A su vez, es también un medio
para ayudar a predecir las áreas previsibles del sujeto que se podrán encarar a medida
que fueran apareciendo.
1.2.1. La capacidad del yo
La capacidad del Yo puede definirse como la habilidad de uno mismo para conocer y
manejar los propios recursos internos y externos, así como sus situaciones estresantes.
De este modo los rasgos de la personalidad y estilos defensivos del sujeto pueden
utilizarse para interactuar con el mundo, con varios grados de satisfacción, dependiendo
de la capacidad del Yo para aprovechar los procesos internos y el entorno que le rodea
(Tamayo y Plumed, 2006). El Yo es el mediador entre la persona y la realidad externa y
comprende tanto los procesos psicológicos conscientes como los automáticos
inconscientes.
En relación con esto, se suele hablar del Yo de un sujeto cuando se refiere a las
distintas capacidades que éste tiene: cognoscitivas, emocionales y ejecutoras (sus
acciones). De estas últimas cabe destacar las manifestadas a través de la inteligencia, la
calidad de su percepción, la capacidad de análisis y síntesis, el juicio, la lógica, el sentido
común, la memoria, la atención, la reflexión, la introspección, la sociabilidad, la
creatividad, la fantasía, el examen de la realidad y su contacto con ella, la coordinación
psicomotriz, la empatía, la afectividad, el autocontrol y la autorregulación, la barrera
protectora contra estímulos internos o externos excesivos con el fin de poder dormir o
descansar, etc. Es decir, los recursos personales con los que el sujeto cuenta para poder
hacer frente a las distintas situaciones vitales. De la fortaleza del Yo del sujeto dependerá
su equilibrio personal básico y su buena contención o manejo de las ansiedades
esenciales.
1.2.2. Los mecanismos de defensa
Los mecanismos de defensa yoicos suelen describirse como aquellos recursos más
habituales de la persona para manejar su ansiedad, sus temores profundos, sus impulsos
40
o sus deseos. Estos mecanismos de defensano implican en sí mismos nada patológico,
sino que son inherentes al psiquismo y el funcionamiento personal de todo ser humano.
El concepto de defensa de la teoría kleiniana afirma que el sujeto presenta ya al nacer
suficiente Yo para sentir ansiedad, establecer primitivas relaciones con el otro, no sólo en
la realidad concreta sino también en la fantasía, y utilizar mecanismos de equilibrio. Este
concepto ha sido ampliamente desarrollado por Siquier de Ocampo en su libro Las
técnicas proyectivas y el proceso psicodiagnóstico de Nueva Visión (1984), así como por
Grassano de Piccolo en Defensas en los test gráficos de Nueva Visión (1984).
1.2.3. Las relaciones objetales
Se entiende por relaciones objetales lo que cada uno ha interiorizado de sus primeras
experiencias vitales con los demás, a partir de las relaciones experimentadas con los
personajes más significativos en la vida del sujeto, ya sean reales - padres, hermanos o
sus representantes, etc. - o imaginarias. Es importante tener en cuenta respecto a esto la
influencia selectiva que siempre suele tener para todo sujeto la memoria antigua de
experiencias infantiles ya vividas sobre la cualidad de la percepción de los hechos en la
actualidad.
1.2.4. Los impulsos
De todos es sabido que desde el principio de la vida el ser humano, como bebé, siente
impulsos en su relación con el otro. Ejemplos de ello son el enfado, la rabia, el amor, el
reconocimiento, el rechazo, etc., hacia la persona o personas de las que práctica y
absolutamente depende para su propia supervivencia. Frente a ellos irá desarrollando "la
mejor solución" posible para reducir la ansiedad existente en sus vínculos con el otro y
preservar de ese modo su propio equilibrio personal.
1.2.5. Las fantasías inconscientes
Grassano de Piccolo señala que, en tanto que procesos dinámicos, las defensas son
vividas como fantasías inconscientes sobre el tipo de vinculación que uno mantiene
internamente con el otro, lo que supone relación significativa para él, ya sea percibida de
forma satisfactoria, idealizada, enfatizada, peyorativa, controlada, dividida, negada o no
percibida, entre otras posibilidades. Es por ello que el bebé va generando fantasías
inconscientes sobre la bondad del otro, sobre su maldad, su persecución, su amor, etc., y,
debido a la ineludible conexión, puede llegarlas a sentir como si realmente fueran propias.
1.2.6. Las ansiedades y sus defensas
41
Los test gráficos proporcionan los elementos que permiten detectar los peligros o
ansiedades predominantes sentidos o fantaseados por la persona, lo que su Yo pretende
evitar por el temor a que le suceda algo negativo si abandona la modalidad defensiva.
Ejemplos de ello pueden ser, entre otros, el miedo intenso a enloquecer, a desaparecer, a
la propia muerte, a la aniquilación del propio yo, a que otros le hagan daño, a estar
dominado en exceso por el otro, a ser abandonado por su ser más querido, a la excesiva
intrusión o manipulación de éste, a depender total o exageradamente del ser amado -
hasta el punto de quedar anulado y necesitar que el horror sea expulsado y se pase
incluso a ser el dominador de la relación.
Por consiguiente, se ha de tener en cuenta que los procesos de defensa que
interactúan habitualmente en el ser humano tienen siempre un origen y un desarrollo
evolutivo, según las ansiedades básicas que se despiertan, originan, subyacen y
predominan en dicho sujeto y que éste trata de dominar. Ésta es la función primordial del
Yo, la defensa frente a sus ansiedades, las cuales pueden ser de distinto tipo y
procedencia:
-Ante ansiedades primitivas, confusas o psicóticas del sujeto, que surgen en los
primeros momentos de la vida del bebé y duran hasta los 3 a 6 meses de edad
aproximadamente, se desarrollan según Melanie Klein unas defensas poco
elaboradas y primitivas, en las que existe un intenso "temor al aniquilamiento" que
repercute en una sensación de desintegración.
-Ante ansiedades persecutorias del sujeto en las que la vivencia del otro supone, en
cierta manera, una amenaza o temor a que le haga daño, hay un predominio de
defensas esquizoparanoides. Estas defensas tratan de preservar al sujeto frente a la
ansiedad amenazante o de peligro experimentada ante los supuestos ataques
atribuidos al objeto exterior, el otro.
-Ante ansiedades más evolucionadas en el sujeto, en las que aparece ya la noción del
otro como un todo integrado, lo que predomina principalmente es el temor a su
pérdida o falta de afecto. Estas defensas son más maduras y evolucionadas por las
cualidades más benévolas y benefactoras que tienen para el sujeto las relaciones
interpersonales esenciales establecidas.
Los mecanismos defensivos del Yo proporcionan recursos al sujeto sano: autocontrol,
estabilidad y equilibrio en su vida. Existe un amplio abanico de defensas - de mayor a
menor intensidad y con distintas cualidades madurativas - sanas o patológicas, según
sirvan para contener ansiedades de fondo neuróticas o psicóticas.
42
Cada persona suele utilizar de forma habitual un determinado espectro defensivo de
su preferencia, aunque en todo ser humano suele movilizarse el despliegue de ciertas
defensas más regresivas evolutivamente en determinados momentos de la vida, que
pueden resultar cruciales.
El carácter normal o patológico de las defensas siempre dependerá del estilo con que
se usan y de la adecuación o no con el momento evolutivo real en el que está el sujeto.
Bergeret (1996) afirma que se consideraría patológico si las defensas se volvieran
ineficaces, excesivamente rígidas o mal adaptadas a la realidad interna y externa del
sujeto; o bien se repitiera siempre un mismo esquema defensivo, que provocaría que el
funcionamiento mental se viese frenado en su flexibilidad, armonía y adaptación a una
situación temporal difícil. De todas formas, y en definitiva, lo importante, más que
clasificar las defensas del sujeto, es preguntarnos cuál es la combinatoria preferente de
las defensas que el sujeto utiliza; es decir, la función sintética del Yo.
Para diagnosticar las defensas, Siquier de Ocampo sostiene que hay que comprender
el proceso dinámico de vinculación del que forman parte, teniendo en cuenta
fundamentalmente aspectos como los señalados a continuación:
-El interés que tiene el sujeto para usarlas.
-Cómo es el Yo de este sujeto.
-El objetivo principal que esgrime para su utilización.
-El grado de rigidez.
-El grado de efectividad del tipo de defensas utilizadas; si le sirven o no.
-La intensidad de estas defensas.
-Su calidad.
-El nivel evolutivo al que corresponden; si son maduras o arcaicas.
-Las características que presentan; su plasticidad o rigidez, por ejemplo.
Klein señala que en una evolución humana más o menos normal o saludable
predominan las pulsiones o intenciones amorosas sobre las destructivas; gracias a estas
pulsiones amorosas, se ha producido progresivamente la introyección preferente del
objeto bueno y la identificación del sujeto con éste. El mayor peso que adopta la
43
existencia positiva de factores externos en el entorno contribuye también a fortalecer la
confianza en el objeto y, por tanto, proporciona la posibilidad de amar.
A partir de esto, se diferencia entre los mecanismos defensivos maduros y
evolucionados y los inmaduros e involucionados.
 
44
45
Los mecanismos de defensa maduros son dispositivos saludables que favorecen la
integración del yo y los procesos de síntesis entre los sentimientos de amor y de odio
hacia una misma persona, tanto en las personalidades normales como en las neuróticas.
En este último caso, la ansiedad que predominará en el sujeto será la de tipo depresivo,
propia de cuadros neuróticos o básicamente sanos cuando surge el temor a perder el
objeto amado debido a la fantasía de que se ha podido dañarlo. A partir de ahí, podrá
surgir como defensa predominante la culpa por tener esta fantasía y el consecuente deseo
de reparar el objeto.
Ello llevará al sujeto hacia un mayor desarrollo y despliegue de unos mecanismos
defensivos consideradoscomo más representativos de lo saludable; es el caso de la
represión, la inhibición, el desplazamiento, las formaciones reactivas, los mecanismos
maníacos y obsesivos, de menor intensidad, y la sublimación y reparación de los
impulsos. Son mecanismos defensivos que, dependiendo siempre de su intensidad - que
es la que define el estado de salud o enfermedad-, suelen ser habituales y permiten
definir las personalidades esenciales estructuradas en el campo de las neurosis o aquellas
en las que el problema no las afecta de manera global.
Aunque se inicie la exposición con las defensas consideradas sanas y evolucionadas y
se siga con las defensas de mayor grado patológico, esta separación obedece tan sólo a
una voluntad de claridad expositiva, pues se ha de tener en cuenta que las distintas
defensas pueden aparecer de forma conjunta o coincidente en todas las personalidades.
Será el predominio de unas u otras, su rigidez, intensidad, flexibilidad, complejidad o
cronicidad, como antes apuntábamos, lo que realmente será significativo para el
diagnóstico diferencial de personalidades saludables o patológicas.
A continuación se expondrán algunos ejemplos de los mecanismos de defensa
considerados más maduros y evolucionados en los gráficos, característicos de una
personalidad sana o neurótica, aunque en algunas de las ilustraciones la exageración de
los mismos se vincule a un estado patológico.
46
2.1. Represión
La represión es la piedra angular de todos los mecanismos de defensa saludables. Actúa
como defensa principal adaptativa y organizadora del aparato psíquico del sujeto porque
implica:
-No permitir el acceso a la conciencia de fantasías consideradas contraproducentes
para la consciencia del sujeto, desplazando algunas de ellas hacia lo inconsciente.
-Establecer barreras contra la aparición o reaparición de las fantasías
contraproducentes.
-Organizar el psiquismo acorde con el principio de realidad.
-Establecer una diferenciación entre lo consciente y lo inconsciente, interponiendo el
sistema preconsciente y las censuras.
-Defenderse frente a las pulsiones más instintivas, y contribuir a que se modifique la
dirección de las mismas.
Sin embargo, mantener la represión intensa y constantemente puede también suponer
un desgaste continuo de energía psicológica que podría llegar a empobrecer el Yo y sus
relaciones.
La represión, como heredera del mecanismo precoz y más básico de la disociación -
el cual pone orden y plasticidad entre lo consciente y lo inconsciente, entre lo más
arcaico y maduro del sujeto-, se suele observar en las ilustraciones a través de rasgos
como los siguientes:
-Dibujos claros y bien delimitados, que implican una correcta distinción entre áreas
representativas del pensamiento, de las emociones y de los actos. Pueden resultar
algo escuetos, sobrios y especialmente pobres o vacíos si el grado de rigidez y
control de la defensa es intenso.
-Figuras completas o armoniosas, no sexuadas, a veces muy vestidas o tapadas.
-Cortes marcados en la cintura, en el tronco o en la zona genital.
-Cierta dureza en la expresión.
47
Figura 2.1. Dibujo de una figura humana realizado por una mujer adulta de cincuenta y
siete años, en el ámbito de la neurosis. Los mecanismos represivos aparecen a través de
la figura algo maníaca, muy vestida y arreglada, lo que denota que da importancia a lo
convencional, pero también algo rígida. Por otra parte, aunque muy abierta a la
comunicación - brazos abiertos - también aparece muy controladora y vigilante, a través
del énfasis en los ojos y las rayas de la falda - lo que denota cierta represión de la
sexualidad - así como en la boca cerrada.
48
Figura 2.2. Dibujo de un adolescente. Más allá de una Gestalt, aparentemente
conservada, se aprecia cierto fallo reflejado en el desajuste entre el interior y el exterior
del cuerpo, por medio de la línea que aparece discontinua en la parte de los brazos.
49
Figura 2.3. Figura humana de una mujer adulta neurótica, en la que más allá de algunos
indicadores obsesivos de control y dependencia - como son el sombreado en la cabeza y
la barba, los pequeños botones marcados y el cinturón, así como la mirada del hombre
dirigida hacia la zona izquierda - presenta una Gestalt esencialmente conservada gracias,
entre otros mecanismos, a la represión.
2.2. Formación reactiva
La formación reactiva es el mecanismo defensivo que, a través del ensalzamiento del
objeto amado o de sus representantes, de sus cualidades o los aspectos relacionados con
él, trata de camuflar o enmascarar los impulsos más agresivos o instintivos que pudieran
amenazarle o forzarle a que dañe a otros. Se detecta en los dibujos que intentan
demostrar o enfatizar sobre todo los aspectos bondadosos, ordenados, meticulosos,
amables y limpios. De este modo se pretende gustar y caer bien, con el fin de ocultar o
mantener lejos los rasgos propios más agresivos o explosivos presentes en el propio
sujeto.
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Figura 2.4. Dibujo libre de una niña sana de siete años. Aparece conservada la Gestalt y
en el original los colores estaban bien atribuidos, lo que produce una sensación de
comunicación, equilibrio y riqueza yoica, más allá de los ojos cerrados y la posición
autocentrada, con los brazos dirigidos hacia el propio cuerpo.
51
Figura 2.5. Fracaso en los intentos de formación reactiva al servicio de la femineidad en
una joven adulta, víctima de abuso sexual. El énfasis en el ropaje de la falda, flores que
presentan transparencia y bolso coinciden con indicadores, a su vez, de apariencia poco
femenina, como son el nombre masculino atribuido, el sombrero sobre la cara de perfil,
enfatizada, y el cinturón y las botas, entre otros.
52
Figura 2.6. Intentos de formación reactiva en un adolescente problemático. Más allá del
sol, los pájaros, los frutos y las "flores", señalados por él, la magnitud del tronco que
penetra dentro de la copa del árbol, entre otros aspectos, expresa los importantes
desajustes en su conducta.
2.3. Sublimación y reparación
La sublimación y la reparación son mecanismos defensivos sanos, que suelen destacar
por un trato respetuoso, de cura y creatividad, hacia el otro. Por otra parte, a este otro se
le suele tratar de compensar por posibles actitudes o acciones cometidas susceptibles de
resultar negativas para él. En los gráficos estos mecanismos se aprecian por medio de la
armonía en los dibujos, completos y bien cuidados, y por la riqueza simbólica de sus
53
contenidos comunicativos, tanto formales como verbales.
Figura 2.7. Dibujo de una adolescente sana. Véanse comentarios sobre el dibujo de la
familia kinética en el capítulo 7 del libro Test gráficos en el psicodiagnóstico (Pont,
2012).
54
Figura 2.8. Dibujo de animal realizado por un adulto sano y con abundantes recursos
yoicos globales, aunque con ciertos aspectos algo depresivos y anclados en el pasado.
Destacan, entre otros elementos, el sombreado de las patas, muy pequeñas, la mirada
triste y la mancha en la frente, que parecen apuntar a la necesidad de reforzar la propia
seguridad.
2.4. Defensas maníacas
Las defensas maníacas tratan de evitar el dolor que producen los sentimientos depresivos
existentes en el sujeto por medio de manifestaciones triunfantes y alegres que implican
una evasión y negación de aquéllos. En las ilustraciones se aprecia sensación de
grandiosidad, éxito, riqueza y profusión de elementos gráficos, incluso de exaltación o
euforia, lo cual parece estar al servicio de un alejamiento de los sentimientos depresivos
subyacentes en el sujeto. Son frecuentes, por ello, los dibujos de fiestas, el excesivo
movimiento en las figuras humanas, los payasos, las sonrisas estereotipadas y la
abundancia de flores o elementos decorativos.
55
Figura 2.9. Intentos fracasados de dibujo maníaco en una niña de 8 años. La profusión
de joyas, estampados y detalles en el vestido y los zapatos parece distraer de algunos
sentimientos subyacentes de escasa valoración personal y decaimiento interior. La figura
es imponente, pero está torciday cayéndose y, por otra parte, su firma en la base parece
tratar de apuntalar su identidad.
56
Figura 2.10. Dibujo de una persona bajo la lluvia realizado por un joven maníaco,
omnipotente y negador del conflicto previamente a su descompensación psicótica (véase
la existencia de indicadores gráficos contradictorios).
2.5. Desplazamiento
El desplazamiento es un mecanismo de defensa que permite camuflar los sentimientos
verdaderos respecto al objeto o sus representantes - cuya divulgación resultaría
inaceptable al sujeto - para ubicarlos en un punto más alejado de la conciencia y así
permitir, de algún modo, su salida y expresión sin conflicto. En las ilustraciones aparece
cuando las emociones se trasladan hacia objetos o zonas parciales del dibujo, como el
cuerpo, otros personajes, animales, etc., más que situarse en las personas. Esto incluye la
posibilidad de que impulsos como la agresividad se puedan descargar. Ejemplo de ello es
cuando, en lugar de ubicar el objeto en el espacio superior, se desplaza a un lugar
inferior; o cuando se sitúa en la esfera familiar, en vez de en el ámbito laboral o en otros
57
donde se encuentra realmente el conflicto. También se ve en la necesidad de añadir al
dibujo nuevos objetos u otras figuras, poner un fondo muy decorado o mostrar
preocupación especial por determinadas zonas.
Figura 2.11. Deseos de crecer rápido en una niña de seis años. Aparece el
desplazamiento simbólico a través del tamaño, las mangas-manos y los complementos de
persona adulta.
58
Figura 2.12. Dibujo de un chico adolescente, que traduce en él sus dificultades para
asumir su propia autonomía. Ubicado en la zona inferior, expresando lo concreto y
depresivo. El desplazamiento se aprecia en el especial refuerzo de las piernas, el énfasis
en los puños de las manos, los ojos vacíos y la falta de un encaje adecuado de la gorra en
la cabeza.
59
Figura 2.13. Desplazamiento de los anhelos regresivos de recibir atención y mimos en
una niña de siete años. Destaca en un primer plano y en la zona izquierda inferior la
ubicación del cochecito que lleva al bebé, que parece atraer enfáticamente la atención de
todos los personajes, tanto gráficamente como en la historia verbal.
60
Figura 2.14. Mecanismo defensivo de desplazamiento de cariz más grave e indicador de
psicopatología en un joven con graves problemas en su crecimiento e independencia.
Destaca el intenso refuerzo de la pata - indicador de trabas en su autonomía - la falta de
cuello, la ruptura del trazo en el cuerpo y la inadecuación lógico-formal en la cara
antropomórfica del animal. Véase la ampliación del caso en la parte final de este libro.
2.6. Defensas obsesivas y de control
61
Las defensas obsesivas y de control son generalmente adaptativas cuando sirven para
que el sujeto se ajuste adecuadamente a la realidad y preserve su relación con los demás.
De esta forma se pueden mantener los impulsos suficientemente bien contenidos y
buenos límites en el Yo. Sin embargo, cuando estas defensas obedecen al control
omnipotente, resultan patológicas, dado que subyacen aspectos psicóticos intensos que
deben controlarse con fuerza e, inevitablemente, afectan a un funcionamiento yoico
sobrecontrolado. El resultado de estas defensas se aprecia en los test gráficos a través de
dibujos estereotipados, excesivamente rígidos y con mecanismos exagerados de
estatismo, anulación y aislamiento, con el fin de contener situaciones de desintegración
personal, confusión e indiferencia. Es entonces cuando el orden se transforma en
meticulosidad exagerada y ritualismo inmóvil, y cuanto más nos acercamos a situaciones
psicóticas, mayor es el predominio de dibujos rígidos y vacíos, impersonales y
desvitalizados, característicos de la despersonalización.
Figura 2.15. Mecanismos obsesivos y de intenso control racional en un adolescente con
dificultades en las relaciones interpersonales y el autocontrol, especialmente frente a los
impulsos de ámbito sexual. Obsérvese el excesivo refuerzo de las zonas de comunicación
- casa y chimenea - donde la presencia de vallas en el camino - una a cada lado - señala
la dirección hacia la zona inferior o mundo del placer, pero en contradicción o lucha
interna con el temor a la irrupción de lo más instintivo. Son indicadores gráficos de ello el
coche dentro del garaje, con las connotaciones sexuales que eso implica, así como una
62
mayor desorganización y menor dominio de la Gestalt en la zona derecha, que simboliza
el futuro y su temor hacia él.
Figura 2.16. Dibujo de una casa perteneciente a una joven, extremadamente protegida -
de forma rígida y obsesiva - frente a las amenazas intimidatorias del mundo externo que
pueden hacer peligrar su integridad psíquica. Véase el énfasis en las aperturas y el tejado.
63
Figura 2.17. Dibujo rígido, oposicionista y obsesivo de una púber. Véase el excesivo
control en el tejado y el garaje -que no impide que se aprecien desajustes en el trazo-, la
ubicación inapropiada del balcón, la presencia de cortinas y algunos elementos de tinte
paranoides en la redonda ventana del tejado y el timbre, así como el giro sistemático de
todas las hojas al dibujar para ponerlas apaisadas.
2.7. Inhibición
La defensa de inhibición surge cuando el sujeto trata de limitar o restringir una función
del Yo que potencialmente podría provocarle ansiedades paranoides o depresivas, lo que
arroja como resultado cierto empobrecimiento y lentitud de su funcionamiento global,
especialmente en terrenos como la percepción, el ritmo de las asociaciones, la motricidad,
y otras capacidades. Aunque inhibir una capacidad provoque sufrimiento e impotencia, a
su vez también protege al Yo de otros temores subyacentes más primarios, como poder
dañar al otro o perderlo. Sin embargo la inhibición acaba introyectándose, en ocasiones, a
través de la noción interna de objetos muertos, accidentados, maltratados o dañados. En
los gráficos se manifiesta en figuras pequeñas, trazos débiles o amputaciones de zonas
corporales conflictivas según el tipo de inhibición presente (intelectual, sexual, agresiva,
etc.).
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Figura 2.18. Dibujo de una mujer adulta neurótica, que refleja dificultades en su
crecimiento precisamente cuando tiene que hacer frente a un momento de cambio en su
vida, ante el que no se encuentra suficientemente preparada. Esto se aprecia a través de
la niña dibujada y de la historia verbal, con características duales y algo involutiva, a
causa de intensas ansiedades de separación. Habla de una niña perdida, a la que su mamá
finalmente encuentra. Destaca la inhibición de los impulsos agresivos, aunque propios de
todo crecimiento, a través de las manos enguantadas, junto a elementos de regresión y
problemas en su capacidad para pensar adecuadamente, mostrados mediante las
transparencias en el pelo. Véase la ampliación del caso en la parte final del libro
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Figura 2.19. Dibujo de una mujer adulta. La proliferación de rasgos impulsivos poco
contenidos, a través del tamaño global de la figura, los límites poco precisos entre pierna
y pie, el trazo irregular en las manos, piernas y brazos, el acoplamiento pelo-vestido, el
tamaño y dirección de las piernas, la línea bosquejo en la parte inferior del vestido, etc.,
parecen ser suavizados con sus esfuerzos globales por mantener inhibida la agresividad a
través del pelo y las manos tipo guantes.
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Figura 2.20. Figura alargada en una mujer adulta neurótica. El alargamiento del cuerpo,
tipo tubo, es una característica esquizoide. En esta figura destaca la falta de
diferenciación cuerpo-ropa, entre otros elementos, que alude a una importante falta de
discriminación personal adecuada -entre dentro y fuera, entre ella y los demás - en una
mujer por otra parte con abundantes recursos personales.
2.8. Intelectualización
La defensa de intelectualización tiende a desplazar hacia la racionalidad las emociones
difíciles de contener o procesar, para así poderlas evitar o amortiguar. En las ilustraciones
se aprecia una intención de desviar la energía desdelas emociones hacia el intelecto,
enfatizando los órganos o áreas representativos del raciocinio. Ejemplos de ello son el
hincapié en cabezas, techos, copas de árbol grandes; dibujar sólo cabezas; una copa que
abarca casi todo el árbol o que desciende o se prolonga lateralmente por el tronco.
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Figura 2.21. Dibujo del árbol de una mujer maníaco-depresiva, con un funcionamiento
intenso del mecanismo de intelectualización. Véase la necesidad de reforzar el tronco -
que, por otra parte, aparece algo dañado con rayas y marcas grabadas-, para así poder
sustentar la ingente copa, representativa de una excesiva sobrecarga mental,
preocupaciones y ansiedad.
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Figura 2.22. Fracaso del mecanismo de intelectualización en un hombre impulsivo.
Obsérvese la cabeza abierta, el tipo de trazo y el mayor refuerzo en las gafas y las
solapas del traje, con ausencia prácticamente de cuello, de una figura muy centrada en sí
misma y con los brazos dirigidos hacia el cuerpo. Por otra parte, destaca la zona derecha
de la hoja, representativa del futuro, con palabras y escritos que él define como
proyectos propios concretos para el futuro. Sus actuales limitaciones personales y
dificultades para poder pensar y actuar adecuadamente inciden en que tenga que
desplazar sus aspiraciones lejos (omnipotencia). Deben tenerse en cuenta también los
garabatos de la zona superior, así como el óvalo que dibuja en la zona inferior derecha, a
los que el sujeto no sabe atribuir ningún significado - "me ha salido así"-, posiblemente
fruto de la presencia de aspectos impulsivos, disociados y muy desconectados de sí
mismo.
69
Figura 2.23. Dibujo de una joven que manifiesta un predominio del uso de la
racionalización intelectual, a través del énfasis en la cabeza del caballo, sobre los
impulsos sexuales, frente a los que parece sentirse con escaso autocontrol yoico -muy
reprimidos y disociados-, que se ilustran por medio del cuerpo del caballo oculto tras la
valla,.
 
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71
A continuación expondremos algunos ejemplos de mecanismos de defensa menos
evolucionados, primitivos e inmaduros, muchas veces considerados como patológicos.
Contrariamente a los mecanismos más maduros, llamados asimismo depresivos, y
muchas veces también coexistiendo con ellos en el sujeto, existen otros mecanismos
defensivos denominados esquizoides. Estos mecanismos, que esencialmente están al
servicio de lograr la propia supervivencia, resultan muy inmaduros, primarios y arcaicos,
al surgir de un momento vital muy precoz, cuando el bebé apenas no tiene en cuenta al
otro. El bebé sólo puede apreciar aspectos parciales, fragmentados y poco integrados de
la persona que cuida de él, por ejemplo la madre, que sólo puede ser vista ahora como
pecho, ahora como ojos, o cara, o manos, o brazos que le sostienen. A veces es un
objeto totalmente bueno y en otros momentos totalmente malo, pero no hay una visión
global e integrada de la madre.
Los mecanismos de defensa esquizoides propios de esta posición son los siguientes:
Identificación proyectiva masiva, por el que se pierde la distancia con el otro.
-Escisión, por el que se separa, drásticamente, lo que se siente como malo o
insatisfactorio de lo satisfactorio o bueno.
-Evitación, por el que uno se evade de lo que teme.
-Idealización primaria, por el que se tiende a embellecer al otro, al que se ve
grandioso.
-Anulación, por el que se trata de hacer desaparecer lo que uno teme.
-Fragmentación o splitting, por el que se trocea y desmenuza la realidad dolorosa.
-Control omnipotente, por el que se trata de controlar totalmente al otro y sus
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acciones, como forma de mantenerle a distancia y así evitar su influencia, sentida
como perturbadora o negativa.
-Proyección, por el que se expulsa al exterior lo que uno rechaza o no puede tolerar
de sí mismo.
-Regresión, por el que uno refuerza modelos de actuación más involucionados,
propios del pasado, por las dificultades para hacer frente al presente.
-Negación, por el que no se ve lo que uno siente que le puede hacer daño.
-Aislamiento, por el que uno tiende a evitar todo contacto con las emociones sentidas
como perturbadoras enquistándolas.
-Somatización, por el que se traslada al cuerpo por medio de la enfermedad, lo que
uno no puede pensar ni elaborar con la mente.
La presencia de estos últimos mecanismos defensivos se suele apreciar, generalmente
de manera intensa, en personalidades que presentan una deficiente estructuración de la
personalidad. Entre ellas, sujetos con enfermedades mentales como psicosis o
esquizofrenias, trastornos esquizoides, borderline graves, psicopatías, etc. Aunque
también estos mecanismos coexisten, con menor intensidad o disminuidos, en
personalidades sanas.
3.1. Identificación proyectiva
La identificación proyectiva es un mecanismo de defensa en el que predomina una
fantasía humana de carácter omnipotente mediante la que se fuerza en la mente del otro
o en la propia la entrada de contenidos mentales con el fin de que se identifiquen con
aquello que se ha proyectado. La identificación proyectiva puede actuar, por una parte,
como elemento de comunicación que permite la empatía con los sentimientos del otro, y
por otra parte, como elemento de evacuación o de proyección del propio malestar.
Cuando esta identificación proyectiva es excesiva o funciona masivamente - como
proceso muy primitivo e inconsciente de excesiva identificación o fusión con el otro-,
puede tener como consecuencia la desorganización del Yo y del objeto, así como
vivencias de vaciamiento y despersonalización. El sujeto se adhiere al otro, como si fuera
una prolongación de sí mismo.
En los test gráficos se aprecia el mecanismo defensivo de la identificación proyectiva
a través del fracaso en la organización de la Gestalt y el ataque a las funciones de
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adaptación a la realidad. Se detectan fallos en la perspectiva, en las nociones delante-
detrás o de frente-de perfil, en el tamaño adecuado, en la interrelación de las partes entre
sí, en los límites vagos del dibujo, con zonas abiertas o vacios en el interior del cuerpo o
extrañas aperturas en las cabezas. Todos ellos son indicadores representativos de la
imposibilidad de contener las emociones. También puede apreciarse excesiva rigidez, por
el predominio del control obsesivo ante la global desorganización personal que existe. En
el ámbito verbal, este mecanismo se manifiesta en la dificultad de poner nombre e
identificar claramente al personaje u objeto dibujado, así como en la imposibilidad de
construir una historia, pues aparece un intenso bloqueo e inhibición por el vaciamiento
proyectivo.
Figura 3.1. Dibujo del árbol en un niño con núcleos psicóticos. Ante la consigna de
dibujar un árbol, el niño persiste dibujando muchos árboles. La perseverancia de un
mismo objeto en el dibujo muestra cómo el exceso de identificación proyectiva anula la
capacidad de diferenciación entre los objetos, y el niño no se puede desprender del
primer estímulo, el árbol.
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Figura 3.2. En el dibujo libre de un adulto esquizofrénico, éste dibuja copiando -
miméticamente - a la psicóloga que tiene enfrente. A través de la macroforma gigante que
ocupa toda la hoja, se manifiesta la exacerbación de la acción, en este sujeto, del aparato
motor como medio expulsivo-expansivo de control del otro y la identificación proyectiva
masiva. Por otra parte la verbalización intrusiva y con falta de límites en la vida de la
profesional pone de manifiesto su imposibilidad para poder establecer una distancia
óptima y ajustada con el otro.
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Figura 3.3. Presencia de mecanismos de omnipotencia, escisión e identificación
proyectiva masiva, en un adulto con graves problemas para avanzar en su vida. Véase el
dibujo macrofonna de una cara de perfil, evasiva y situada en la zona superior derecha.
La mirada orientada a la izquierda y en blanco es significativa del rechazo y persecución
que siente respecto a sus experiencias del pasado. Su ubicación, de espaldas a la zona
derecha, traduce su indisposición al futuro. El énfasisen el ojo y la oreja implican rasgos
paranoides. La falta de contención en el área de la cabezapensamiento, al lindar con el
límite superior de la hoja de papel nos corrobora, por otra parte, que el mundo externo es
el que tiene que actuar como muro de contención personal para este sujeto.
3.2. Escisión
La escisión es el tipo de mecanismo defensivo primitivo por el que el ser humano trata de
poner orden en su situación de caos interno y así establecer diferencias entre las
situaciones placenteras y las no placenteras. Se llama mecanismo de escisión o de
división interna porque con él el sujeto divide al otro-objeto en un Yo bueno, que ama, y
en otro Yo malo, que odia, no pudiendo ver a la otra persona como un individuo total e
integrado, con aspectos buenos y aspectos malos. Inevitablemente, el sujeto también se
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divide a sí mismo, lo que repercute - de recurrir a este mecanismo intensamente y en el
tiempo - la adquisición de una visión muy parcial, tanto de sí mismo como de los demás.
De todas formas, y a lo largo de la evolución, esto no impide que, a su vez y
paralelamente, el sujeto pueda desarrollar asimismo de forma paulatina el mecanismo
defensivo de la introyección. Con él, el sujeto va captando e incorporando a su interior
cosas positivas del otro y puede aprender, lo cual le permite sentir y proyectar
sentimientos de amor hacia los demás, hecho que fortalece progresivamente la noción de
bondad dentro de uno mismo. Como sucede en los otros mecanismos de defensa, la
intensidad de la escisión tiene grados, según el carácter normal o patológico del sujeto.
En los test gráficos esto se muestra específicamente a través de fracturas, cortes o
divisiones drásticas que aparecen en los dibujos o en partes de éstos.
Figura 3.4. Dibujo de un joven drogodependiente, que pasó casi toda su vida encarcelado
por su actividad delictiva y que protagonizaba episodios psicóticos cada vez que estaba
en libertad. Véanse las deficiencias en la estructuración de la base del árbol, a través de
los múltiples intentos fracasados de escisiones, en el nacimiento del árbol.
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Figura 3.5. La división de la base del árbol, abierta a su vez, proyecta la profunda
escisión existente en la personalidad de este adulto consumidor de drogas y delincuente,
que parece haberse constituido de forma psicopática para poder sobrevivir, sin
descompensarse psíquicamente o derivando en una posible enfermedad mental.
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Figura 3.6. En este dibujo, escindido, de la figura humana de este adolescente con
problemas graves de conducta y predisposición psicopática, se expresa todo un deseo de
impactar al otro, de asustarle y amedrentarle con esta calavera siniestra, que no deja
indiferente a nadie. Por otra parte, la verbalización del relato también muestra esa
intencionalidad de dejar al otro paralizado y así poder dominarlo, pues también trata
sobre fantasías de ataque y muerte.
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Figura 3.7. Dibujo de la primera persona en el HTP de un joven gay con problemas de
adicción. Véase la disociación por medio de la exclusión del cuerpo y el énfasis, en la
cabeza, de los ojos, pestañas y pendiente, la boca cerrada y el collar, así como el
asterisco, extraño, aislado y sin sentido. Hammer y otros investigadores señalan que los
homosexuales forman parte del grupo de sujetos que no pueden completar la figura
humana entera, a causa de problemas de identificación con su propio sexo.
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Figura 3.8. Disociación marcada en el dibujo del animal de una niña de siete años, con
problemas aunque dentro de la normalidad.
3.3. Evitación
La evitación es un mecanismo defensivo que está al servicio del sujeto para poder
protegerse de una proximidad demasiado íntima del otro, que le provoca angustia. Por
ello aparece a través de un distanciamiento que impide el contacto directo con las
personas reales a las que van dirigidas las pulsiones del sujeto. En los test gráficos se
manifiesta especialmente con figuras esquemáticas y evasivas, de perfil, alejadas,
introduciendo figuras u objetos barrera, con inmovilidad, dibujando al personaje temido
al final, en segundo plano o por debajo, con distancia entre los personajes, etc. Esto se
aprecia especialmente en el test de la familia.
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Figura 3.9. Dibujo evasivo e impersonal de la familia de un joven con trastornos de
carácter. Véase la ubicación en la zona de la regresión y la fantasía, con énfasis en el
cuerpo y acompañamiento carencial del perro, entre otros.
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Figura 3.10. Dibujo muy evasivo y negador de un joven, que puede apreciarse por el
esquematismo en las figuras humanas, situadas en la zona de la fantasía. Véase cómo la
mayoría de las figuras están con los ojos cerrados.
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Figura 3.11. Dibujo de un delincuente, evasivo, disociado y con rasgos paranoides, que
presentaba graves problemas para afrontar su vida a causa de las continuas huidas y
acciones impulsivas perturbadoras de su realidad cotidiana. Véase el dibujo de perfil, que
sólo muestra la cabeza, y con las orejas, los ojos y la nariz especialmente acentuados.
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Figura 3.12. Dibujo evasivo de una figura de perfil realizado por un joven atracador
violento con problemas de drogadicción. Situado en la zona de la fantasía, pueden verse
elementos de dependencia primaria, como los botones y bolsillos, e indicadores
paranoides, como el ojo-punto y la oreja grande, así como la no distinción entre ropa y
cuerpo y la identificación proyectiva en la zona genital abierta (indicador de problemas
sexuales), las manos tipo pincho, los pies y los brazos.
3.4. Idealización
La idealización como mecanismo de defensa tiende a exagerar la bondad del objeto
bueno, con el fin de salvaguardarlo de la capacidad destructiva del objeto malo. El objeto
es visto así como algo inagotable en su capacidad de bondad y sus posibilidades de
satisfacer las propias necesidades, así como, contrariamente, en su capacidad de exagerar
lo dañino, transformándolo en un perseguidor que frustra los objetivos del sujeto. Con
menor intensidad se da también en personalidades neuróticas.
A través del énfasis de valor y "poder" que se ha otorgado al objeto dibujado, muy
valioso frente a posibles ataques subyacentes, en los test gráficos se aprecia algo muy
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dañino. De ahí la presencia de figuras grandes, con exaltación de la capacidad de
dominio, como policías, reyes, hadas, magos, y del control o la fuerza física, como
atletas y deportistas. En la idealización maníaca, los dibujos resultan bonitos, muy ricos,
grandes, con énfasis en los adornos y expresiones exuberantes, o también con la
presencia de pares antitéticos, como fuerte-débil, por la vinculación que de alguna forma
existe siempre entre la idealización y la disociación.
Figura 3.13. Dibujo libre de una puesta de sol de un adolescente, en el cual, más allá de
tratar de reflejar un estado global idílico, de paz, tranquilidad y belleza, se aprecian
indicadores de conflicto en torno a una figura paterna muy ausente y anhelada. Véase el
sombreado del sol en la puesta, los pájaros y las nubes, en una hoja apaisada.
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Figura 3.14. Dibujo de una reina con intentos de idealización realizado por una
adolescente con importantes problemas de conducta y relacionales. Véase el trazo rígido,
los orificios de la nariz, el refuerzo gráfico de la vestimenta - especialmente la falda - y
los brazos diminutos y pobres, entre otros elementos.
Figura 3.15. Dibujo de una niña en edad de latencia - desde los seis años a la pubertad,
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aproximadamente-, en el cual trata de idealizar infructuosamente la figura materna, a la
que dibuja en primer lugar y con un trato magnificado. Sin embargo, el fallo en el trazo y
el borrado de la misma figura, sin pies - lo que coincide con el mecanismo de anulación -
parece denotar una mayor dificultad de relación con ella, a causa de su intensa
ambivalencia.
3.5. Anulación
La anulación es un mecanismo defensivo propio de los obsesivos que consiste en la
necesidad de eliminar o deshacer acciones impulsivas, como si éstas no hubieran
sucedido. Gráficamente está representada

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