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SEGUNDA EDICIÓN Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal Wolters Kluwer 1 Educación España Marta Schinca MANUAL DE PSICOMOTRICIDAD, RITMO Y EXPRESIÓN CORPORAL © Marta Schinca © Wolters Kluwer España, S.A. C/ Collado Mediano, 9 28230 Las Rozas (Madrid) 2a reimpresión de la 2a edición: noviembre 2011 © WOLTERS KLUWER ESPAÑA, S.A. Todos los derechos reservados. A los efectos del art. 32 del Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba la Ley de Propiedad Intelectual, Wolters Kluwer España, S.A., se opone expresamente a cualquier utilización del contenido de esta publicación sin su expresa autorización, lo cual incluye especialmente cualquier reproducción, modi- ficación, registro, copia, explotación, distribución, comunicación, transmisión, envío, reutilización, publicación, tratamiento o cualquier otra utilización total o parcial en cualquier modo, medio o formato de esta publicación. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la Ley. Dirijase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotoco- piar o escanear algún fragmento de esta obra. El editor y los autores no aceptarán responsabilidades por las posibles consecuencias ocasionadas a las personas naturales o jurídicas que actúen o dejen de actuar como resultado de alguna información contenida en esta publicación. El objeto de esta publicación es proporcionar información al usuario, por tanto no existe obligación por parte de la editorial de resolver consultas o de facilitar asesoramiento juridico o profesional de cualquier tipo relacionado con las informaciones en ella contenidas. La editorial advierte al usuario que la información contenida en esta publicación puede estar elaborada con base en criterios opinables, o bien elaborada a partir de datos suministrados por fuentes sobre las que ésta no tiene control y cuya verificación no siempre es posible a pesar de que la editorial pone todos los medios materiales, humanos y técnicos a su alcance para procurar una información exhaustiva, completa, exacta y actualizada. Ilustraciones: Mar Sabater ISBN Edición Gráfica: 978-84-9987-023-6 ISBN Edición Digital: 978-84-9987-024-3 Depósito Legal: M-44153-2011 Impreso por Wolters Kluwer España, S.A. Prólogo Esperaba impaciente a que mi madre terminara de dar clase y, cuando por f n despedía entre risas a la última persona y el bullicio desaparecía poco a poco en la lejanía, entraba corriendo en ese espacio grande y vacío. Hacía pocos minutos que había estado inundado de gente, pero ahora estaba lleno de nada, invitándome a an- dar a gatas, saltar, correr, tirarme al suelo y hacer todos los jeribeques y movimientos que quisiera para apoderarme de esa amplitud. Recuerdo que aquella sala diáfana, con paredes blancas y suelo de madera, muy limpio y brillante, me fascinaba. Un pequeño tamborcillo de madera, de forma irre- gular, estaba situado como por casualidad en una esquina. En otra esquina -menos casual- se apilaban muy arreglados varios huesos que pertenecían a un esqueleto humano. Sí, eran de verdad, "habían sido de una persona como yo", me explicaba mi madre mientras me mostraba a qué parte del cuerpo pertenecían. A veces compartía esa sala con mi hermano y otros niños para que mi madre nos enseñara cosas muy variadas. No eran juegos, porque ella nunca repetía el mismo ejercicio ni los llamaba con nombres o títulos como: "el tula, el pañuelo o el escon- dite". Sin ser juegos eran muy divertidos, sobre todo al f nal, cuando nos encontrába- mos imbuidos por la tarea que nos hacía implicarnos "en cuerpo y alma" a todos. Empezábamos estudiando un movimiento, una parte del cuerpo, un objeto o algo que hacíamos cada uno solo. Después, eso lo compartíamos con otro compañero. Al f nal todos jugábamos juntos y nos inventábamos cosas nunca vistas, al menos por nosotros mismos. Han pasado más de 40 años desde que comencé a recibir clases de Expresión Corporal en un grupo infantil por lo que quizás no me pueda acordar de los nombres de aquellos niños, pero lo que recuerdo con nitidez son las imágenes de sus cuerpos 5 en movimiento, sus actitudes, caracteres y sus modos peculiares de reaccionar. Las impresiones que recibía de ellos a través de multitud de estímulos sensoriales seguro que transformaron muchas cosas de mi persona. ¿Cuál sería el misterio que ejercía sobre mí esa habitación en la que pasaban tan- tas cosas dificiles de explicar con palabras y luego parecía seguir habitada cuando estaba totalmente vacía? ¿Intuía desde mi viva niñez una riqueza inmaterial que logra fuir entre las perso- nas cuando se les permite comunicarse a través del lenguaje del cuerpo? Ahora, después de tantos años en los que he seguido desarrollando como docente e intérprete este sistema de trabajo creado por Marta Schinca, me he dado cuenta de que un aula de movimiento, vacía y diáfana, no es misteriosa de por sí. En mi caso el encantamiento lo creaba una señora con un pequeño tamborcillo y un grupo de personas dispuestas a entregar algo de sí. También me he dado cuenta de que el ser humano necesita realizar un trayecto para convertirse en persona. Ese trayecto lo hace la enseñanza. Desde el principio, el niño debe tener una orientación en lo vivencia! y simbólico del lenguaje corporal. Sentirse a sí mismo, percibirse desde su cuerpo, vivir el espacio que le rodea, comu- nicarse a través del ritmo e identif carse con el otro, todo ello es la experiencia vivida que lo va a educar y a enriquecer. Marta Schinca comenzó a enseñar hace más de 40 años en Uruguay. En 1970 Mar- ta se instala en Madrid, donde instaura esta valiosa enseñanza, que transmitió tanto a niños como a adultos. Su investigación abarca la vertiente educativa y la artística, que han ido evolucionado a la par, adaptándose a todos los tiempos. Gran parte de la ef cacia de su método radica en la claridad y coherencia técnica que permite una inmersión profunda en la búsqueda y el descubrimiento personal. La otra parte depende de la formación del pedagogo, que debe tener su propia expe- riencia vivida para poder enseñar lo que enseña. Este libro es una guía para el educador, pues contiene las bases del método que creó Marta Schinca y que sigue evolucionando actualmente. A partir de las propuestas de trabajo psicomotriz que Marta Schinca desarrolla, el profesor puede adquirir unas herramientas básicas para que los niños descubran, se impliquen, se comuniquen y adquieran una serie de experiencias que se traducirán más adelante en asimilación de conceptos y comprensión de sí mismos y el entorno. 6 Helena Ferrari --------------- Capítulo 1 Consideraciones generales l. Introducción 2. Objetivos 3. Importancia de la psicomotricidad y de la expresión dinámica Capítulo 1 l. INTRODUCCIÓN Todo ser humano se manifiesta, se hace patente a los demás, a través de su presencia fisica. Todo contacto de la persona con el mundo exterior se establece desde la propia realidad corporal. El cuerpo es el nexo entre el mundo interior y el mundo circundante. El falso concepto de la oposición entre espíritu y cuerpo que caracterizó a la filosofia cartesiana predominó en los sistemas educativos hasta que la psicología y la pedagogía modernas dieron el justo valor a lo que constituye la unidad funcional cuerpo-psiquis. El proceso de formación y desarrollo de la capacidad intelectual, psíquica y humana del niño sería incompleto y antinatural si atendiera solamente al área cognitiva; no sólo se debe pensar sino percibir, sentir y vivir las experiencias desde la unidad psico-fisica. A su vez, las experiencias vividas a partir del propio cuerpo (asiento de la interac- ción de lo intelectual y emocional) posibilitan una captación diferente del mundo, una aprehensión deconceptos que por haber sido vivenciados dejan una huella más profun- da que los conocimientos meramente racionales. Desarrollando las facultades sensoriales y mentales del niño de forma equilibrada, se le ayuda a afrontar las exigencias que los aprendizajes escolares le suponen; pero tam- bién le abre un campo de libre expresión necesaria para incentivar su creatividad, su potencial interior y la interrelación activa y positiva con los demás niños. La psicomotricidad y la expresión corporal se basan en estos principios; no son mate- rias para el entrenamiento fisico ni para crear una competitividad entre los que las practi- can. Muy al contrario, a partir de la vivencia del cuerpo en el espacio y el tiempo, se desa- rrolla la conciencia de sí mismo como ser íntegro: sensible, material y espiritual, capaz de sentir, expresar y, lo más importante, capaz de compartir y comunicar con los demás. 2. OBJETIVOS Dentro del campo de la educación del niño, en los últimos años se está dando una especial importancia a desarrollar su expresión, y con ello, a potenciar su sensibilidad, Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 9 sus posibiliddes creativas y su capacidad de descubrirse a sí mismo, manifestándose con espontaneidad y plenitud. El método de motricidad y expresión corporal a exponer a lo largo de este libro, tomando como instrumento al propio cuerpo, constituye una importante vía de canali- zación de aptitudes, de liberación, hallazgo y toma de conciencia de las posibilidades personales; abre el camino a la necesidad real de manifestarse del ser humano y favo- rece el desarrollo armónico del niño en su totalidad psicofisica. Por el valor integrante de sus características, este método entra dentro de unas líneas de profilaxis y terapia de enfermedades psíquicas. Analizaremos en primer lugar dichas características para poder comprender poste- riormente de qué manera su aplicación incide en la formación psicosomática del niño. A) Equilibrio psicofísico. El carácter fundamental de esta técnica radica en que favorece dicho equilibrio. Partiendo de una base fisica de conocimiento y control mus- cular, se va conformando una educación integral del ser. Para conseguir esta transformación, este paso del trabajo o ejercicio puramente cor- poral a una manifestación total del alumno, es necesaria la participación activa de la mente, la sensibilidad individual y la imaginación psicosomática. En el desarrollo práctico de cualquier proceso de ejercicios debemos pasar por una etapa racional en la que la mente supervisa la ejecución de cada movimiento e intenta- mos lograr una vivencia kinestésica suficientemente clara; cuando el cuerpo responde con cierto dominio al mandato mental, la sensibilidad y la imaginación actúan sobre la calidad expresiva de dicho movimiento, el cual se expone exteriormente con caracteres peculiares en cada individuo. B) Creatividad personal. Cada manifestación mediante el movimiento corporal es diferente, es una expresión absolutamente individual, personal, que responde a las características más profundas de su personalidad. Por esta razón es por la que huimos de la mecanización del ejercicio fisico; toda mecanización conduce a una no-participa- ción mental; el movimiento es en este caso un ejercicio puramente corporal y, por tanto, unilateral. En cambio, debemos lograr siempre una participación activa y coordinada de la mente, la sensibilidad e imaginación. Es fundamental e imprescindible el respeto a la expresión individual, porque también lo es hacia la personalidad del alumno, el cual nunca debe sentirse inhibido por la bús- queda de la perfección, sino libre en la búsqueda de la autenticidad de la expresión. En este punto radica la creatividad personal. Para que resulte claro este concepto de creatividad en el movimiento se debe desta- car que, antes de llegar a la liberación corporal, se realizarán ejercicios muy precisos que conduzacan a su conocimiento parcial y total. Sobre esta base podemos ir dando cada vez más margen de libertad, hasta llegar a la creatividad. C) Finalidad. El campo de acción de la técnica de motricidad y expresión corporal puede subdividirse para interpretar en profundidad sus finalidades en dos ramas de igual 10 © WK Educación importancia: en el trabajo aplicado a niños sin dificultades especiales, tanto motrices como psíquicas, y en la reeducación de niños con dificultades psicomotrices. El objeto de los diversos ejercicios podemos resumirlo en los siguientes puntos: - Toma de conciencia del esquema corporal. - Sentido de la orientación, lateralidad y equilibrio. - Intensificación de la capacidad de atención general. - Introspección. Reflexión. Encuentro de las posibilidades personales. - Desarrollo del sentido rítmico. Percepción temporal y espacial. - Conciencia del cuerpo como instrumento de expresión en el espacio y el tiempo. - Desarrollo de la sensibilidad y la imaginación. - Vivencia global que permite apreciar otros campos artísticos; colores, composi- ciones, formas y volúmenes, ritmo, relaciones en el espacio, inciden en la com- prensión de pintura y escultura, música, danza, teatro, etcétera. - Comunicación, que favorece el relacionarse con los otros de manera activa y sen- sible. 3. IMPORTANCIA DE LA PSICOMOTRICIDAD Y DE LA EXPRESIÓN DINÁMICA Los estudios realizados por diversos especialistas con respecto a las dificultades de aprendizaje de los niños con problemas de tipo disléxico, dislálico, disgráfico y, en general, con ciertas alteraciones motrices insisten en destacar en ellos insuficiencias con relación a la organización temporal, espacial y función simbólica. Todos estos niños, como consecuencia, van a encontrar más dificil su aprendizaje escolar, ya que las materias básicas del mismo -lectura y escritura-, presuponen una maduración de los factores antes expresados. Concretándonos en la escritura, sólo puede adquirirse en el momento en que el niño consiga una buena organización de su motricidad, con una coordinación de movimien- tos adecuada, buena orientación espacial, percepción y capacidad de simbolización. La educación psicomotriz se dirige, pues, a favorecer la adquisición o a desarrollar la capacidad de percepción témporo-espacial y de simbolización, partiendo de la toma de conciencia y control del propio cuerpo, como base indispensable sobre la que se afir- mará posteriormente la concienciación de esas nociones. ¿Por qué es fundamental el conocimiento y control del cuerpo? Éste es el puente entre el «yo» y el mundo exterior; la relación entre cada ser y lo externo se materializa en base a manifestaciones motrices, y esa realidad exterior a sí mismo empieza a cono- cerse a través de sus sensaciones y percepciones. Existen una serie de conceptos abstractos a los que el niño tiene acceso sólo por medio de una experiencia real que le ayude a comprenderlos. Por ejemplo, los concep- Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 11 tos de arriba-abajo, delante-detrás, izquierda-derecha, la captación de los volúmenes, las formas, los planos, la relación espacial entre los objetos, las distancias, alturas, suce- siones de elementos, direcciones, etcétera, son fácilmente asimilados cuando son viven- ciados a través del trabajo corporal individual y colectivo en un espacio común. Tomando como referencia su propio cuerpo, empiezan a tener sentido para el niño una serie de palabras que antes carecían de él. Es importante precisar que el niño normalmente, cuando está libremente rodeado de objetos o juguetes, hace naturalmente su propia búsqueda inconsciente, ya que palpa, toca, lanza, desliza, trepa, se tumba sobre ellos, se mete debajo, con lo cual va adquiriendo, mediante estos movimientos en relación con dichos objetos, noción de sus formas, textu- ras, pesos, distancias, volúmenes, etcétera. Se trata entonces de ayudarle en esta búsqueda, que es totalmente natural, sabiendo sacar partido de sus experiencias,canalizándolas hacia un buen control de la motricidad, a la interiorización de las sensaciones propioceptivas y al desarrollo de una buena representación mental del propio cuerpo, experiencias fundamen- tales para poder usar la herramienta corporal libremente en el espacio y el tiempo. Dentro de las técnicas de psicomotricidad los cuatro grandes temas a tratar se cen- tran así: a) Toma de conciencia del cuerpo. b) Toma de conciencia del espacio. e) Toma de conciencia del tiempo. d) Toma de conciencia de las relaciones cuerpo-espacio-tiempo. a) Toma de conciencia del cuerpo. El primer paso, pues, radica en la realización de ejercicios para la organización del esquema corporal, la construcción de la imagen interna. Para ello, la base es la percep- ción, conocimiento y funcionalidad de cada zona corporal, para poder obtener poste- riormente una participación global en el movimiento total. Debemos también aclarar que no siempre el camino debe ser tan rígido como cuan- do lo planteamos teóricamente, ya que, por ejemplo, el trabajo con niños pequeños ( cua- tro o cinco años) puede organizarse de modo muy diferente, aunque los objetivos fina- les son los mismos. A esta edad, el niño siente su cuerpo globalmente más que por zonas y además no tiene la necesidad de racionalizar sus vivencias corporales. Todo intento en este sentido sería coartar sus impulsos naturales. El movimiento es inherente a él y surge espontáneamente; determinadas acciones, como rodar, desplazarse en contacto con el suelo, saltar, girar, estirarse, esconderse, etcétera, son realizados naturalmente y el niño siente placer al efectuarlas. Este placer demuestra el movimiento como una vivencia afectiva, además de corporal. No sustrayendo la carga emocional del movi- miento, el camino puede ser el siguiente: dar directrices no muy rígidas usando esta capacidad motriz liberadora para después intentar una recapacitación sobre lo hecho, llegando a una racionalización, pero sólo cuando es necesaria y no antes de que lo sea. Está claro que este tipo de trabajo, por lo que tiene de enseñanza viva, no puede ser codificado bajo reglas implacables. 12 © WK Educación b) Toma de conciencia del espacio. Volviendo al orden que establecimos anteriormente, es sobre la base de la conciencia del cuerpo como es posible realizar la estructuración espacial. El proceso de ejercicios por los cuales hacemos tomar al niño noción de su cuerpo y del espacio interior, así como de la «primera esfera de acción>>, es decir, el espacio que rodea al cuerpo sin desplazamiento de éste, es la misma progresión natural que realiza el niño desde que nace hasta la adquisición de dicho esquema. Algunos no la adquieren hasta los nueve o diez años. Para estos niños es muy dificil la noción de lateralidad. Pueden independizar zonas parciales del cuerpo, pero no tienen conciencia de que éste se divide en dos partes simé- tricas, derecha e izquierda. Por estas razones, la base del trabajo, en una primera etapa, es ahondar en el conoci- miento y funcionalidad del propio cuerpo. La adquisición del sentido del espacio, a raíz de las investigaciones de Wallon y de Piaget, se sabe que se desarrolla gradualmente y a través de numerosas etapas. Quiere decir que su formación es lenta y esforzada; no es innata como hace años se pensaba. La correcta interrelación entre el espacio interior y el espacio exterior es fundamen- tal para la precisión de los movimientos corporales y la relación con los objetos. La vivencia del espacio en el niño se centraliza en su propio cuerpo. Por eso tiene la noción de espacio exterior como espacio parcial, cuyo núcleo es el centro de gravedad de su cuerpo. Dentro de esta vivencia es necesario que interiorice, en relación a su pro- pio centro, las nociones de derecha-izquierda, arriba-abajo y delante-detrás. Su cuer- po es la referencia, por eso no podrá tener sentido del espacio sin antes haber estructu- rado su propio esquema corporal. Posteriormente, el desarrollo de la vivencia del espacio total le hará tomar conocimien- to de su cuerpo en desplazamiento, en relación constante y cambiante respecto al ámbito en el cual se mueve y con respecto a los demás niños u objetos que están a su alrededor. Por todo ello, el desarrollar el sentido espacial y la toma de conciencia del esquema corporal favorece la estructuración de la orientación, lateralidad y equilibrio, que cons- tituyen deficiencias inherentes a la mayor parte de los niños con problemas de psico- motricidad. e) Toma de conciencia del tiempo. Hemos establecido también la importancia de la adquisición de la función temporal, y aunque no tengamos otra opción que plantearlo como tema aparte del anterior se sobreentiende que ambas funciones, espacial y temporal, en la mayor parte de los casos se relacionan interviniendo simultáneamente. En el caso de los niños con problemas de aprendizaje de la lectura y la escritura, la aplicación de ejercicios en que ambas nociones trabajen juntas, en total interacción, es importantísima, ya que el lenguaje hablado se basa en relaciones temporales y el escri- Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 13 to, en relaciones espaciales. El leer en voz alta lo escrito o el escribir lo hablado corres- ponde a transformar constantemente lo espacial en temporal y viceversa. El lenguaje hablado es ya de por sí el ejercicio básico desarrollado en el tiempo. La palabra en sí misma posee una gran riqueza dinámica, rítmica y sonora. La com- binación de varias palabras en la frase, con la base de la sucesión temporal y con la variedad rítmica que confieren las diferentes acentuaciones, duraciones de palabras y sílabas y las pausas naturales del lenguaje, permiten utilizar estos elementos para encau- zar al niño hacia la vivencia del sentido rítmico. La investigación de los psicólogos prácticos ha demostrado el enorme progreso que supone la adquisición de la función temporal en el aprendizaje de la lectura y en otros tipos de procesos mentales. La temporalidad y el sentido rítmico también se adquieren a partir de las sensaciones corporales kinestésicas. El ritmo, aunque puede provenir del exterior (percusión, músi- ca), debe vivirse como algo inherente a la propia organicidad del cuerpo en movimien- to. La tensión y la distensión muscular, los impulsos y reposos, las diferentes duracio- nes y pausas de los movimientos, forman parte de la vivencia de lo temporal y de lo que constituye la esencia del ritmo fisiológico e interno. Así también, toda comunicación con los otros se rige por las relaciones en el tiempo por medio de la simultaneidad (uní- sono), sucesión (diálogo) o pasaje. d) Toma de conciencia de las relaciones cuerpo-espacio-tiempo. La función de simbolización se refiere a sustituir por signos determinados conteni- dos que aquéllos representan. Dichos signos pueden pertenecer al lenguaje escrito, oral, corporal, pictórico, plástico, etc., y esa capacidad de sustituir la realidad por el símbo- lo que la representa es una actividad importantísima a nivel de trabajo intelectual. Volviendo a la lectura y la escritura, los sonidos de las vocales y consonantes, así como las letras que los representan, son signos sonoros y gráficos. Adquirir dichos sig- nos, saber agruparlos, separarlos, ordenarlos para formar palabras y frases, es poner en juego constantemente la percepción sonora, rítmica y espacial. Dentro de nuestra técnica de motricidad se aplica mucho la simbolización estableci- da; por ejemplo, una correspondencia entre un sonido de una duración determinada y un gesto corporal que, emancipado luego del sonido, representa dicho sonido. Sin recurrir a ejemplos tan abstractos, cualquier situación imaginaria creada por el niño que juega pone en actividad la función simbólica. En este senido son innumerables los ejemplos, dentro del campo de la expresón corporal, de ejercicios en los cuales el niño, con la ayuda de su imaginación, representa y simbolizasituaciones y acciones. En muchos niños con problemas psicomotrices se observa una enorme dificultad para imaginarse a sí mismos en una situación irreal o crear dicha situación. Dentro de la vida mental natural del niño, la función simbólica es de una importan- cia extrema, y lo será a todos los niveles de su actividad intelectual futura. Como profilaxis de posibles deficiencias en las funciones temporal, espacial y simbólica, así como importante contribución a la formación integral del niño, es una 14 © WK Educación forma de descubrirse a sí mismo y a los demás por medio de un nuevo lenguaje que permite comunicarse y manifestarse. Es abrir un nuevo camino de expresión, y como actividad psicofisica propende a un equilibrado desarrollo de todos los factores de la personalidad. En el campo estético, los diversos factores que intervienen en el desarrollo de la capacidad creativa ayudan a llegar a la vivencia y a la comprensión de diferentes mani- festaciones artísticas, como pueden ser la música, la danza, el teatro, la escultura, la pin- tura, la literatura, etcétera. El niño es un ser en continuo cambio y con muchas apetencias. Sería totalmente nefasta una educación dirigida sólo hacia lo puramente racional, hacia la adquisición de conocimientos. Por eso, la misión de esta materia es desarrollar sus facultades senso- riales y mentales. Es una enseñanza viva en la que cada clase debe ser libre, creativa; nunca puede evo- lucionar bajo un molde prefijado, sino que se nutre y crece por las aportaciones espontá- neas de los niños. Por último quisiera aclarar, para evitar errores de concepto, que lo que llamamos 'expresión corporal' no se identifica con la materia denominada 'motricidad', sino que la primera crece de la semilla de la segunda. Es decir, la técnica de motricidad es el conocimiento básico sobre cuyos cimientos se desarrolla la expresión corporal. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 15 ______________ Capítulo 11 Toma de conciencia del propio cuerpo l. Conocimiento y control del cuerpo (independización e interrelación muscular y articular) 2. Lateralidad, independencia y coordinación de zonas y segmentos 3. El contramovimiento 4. Respiración 5. Técnicas de relajación 6. Postura, equilibrio estático y dinámico 7. Articulación. Sucesión. Segmentación 8. Coordinación visomotora. Ejercicios especiales para manos 9. Calidades de movimiento. Antagonismo muscular 10. Locomoción 11. Ejercicios-juegos con objetos 12. Imaginación y sensibilidad individual y colectiva. Expresión libre Capítulo 11 Este bloque de contenidos es muy amplio. Para abordar su estudio lo dividimos en doce apartados, lo cual permite su sistematización a la hora de encararlos. Queremos advertir que el planteamiento que expondremos se dirige a alimentar los conocimientos y recursos del educador; no se trata, pues, de fórmulas aplicables direc- tamente al trabajo con los niños. Esto significa que los ejercicios serán explicados de forma técnica, progresando gradualmente en dificultad, pero es al profesor a quien corresponde encontrar su modo de transmisión ayudando a los alumnos con imágenes miméticas, diversas fuentes sonoras o juegos adecuados a la aplicación de cada tema. La conciencia corporal, en los niños, se va adquiriendo por medio de experiencias vividas y no por la reflexión consciente. Aparte de las imágenes de animales, materias, elementos de la naturaleza, que les harán implicarse en los trabajos corporales que el profesor plantee, existe un gran alia- do como recurso de juego: el objeto. Los diferentes materiales, formas, tamaños y consistencias de los distintos objetos que pueden utilizarse, permiten desarrollar la percepción táctil en relación con los gra- dos de esfuerzo muscular, el peso corporal, los puntos o superficies de apoyo activos o pasivos, y una enorme gama de movimientos, a la vez que favorecen la adquisición del sentido espacial, del sentido rítmico, y la interrelación comunicativa con los otros niños. A continuación enumeraremos los apartados correspondientes a este bloque temático: l. Conocimiento y control del cuerpo. (Independización e interrelación muscular y articular) 2. Lateralidad. Independencia y coordinación de zonas y segmentos. 3. El contramovimiento. 4. Respiración. 5. Técnicas de relajación. 6. Postura. Equilibrio estático y dinámico. 7. Articulación. Sucesión. Segmentación. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 19 Erveton Highlight Erveton Highlight Erveton Highlight 8. Coordinación visomotora. Ejercicios especiales para manos 9. Calidades de movimiento. Antagoniso muscular. 10. Locomoción. Andar. Saltar. Girar. Deslizar. 11. Ejercicios-juegos con objetos. 12. Imaginación y sensibilidad individual y colectiva. Expresión libre. l. CONOCIMIENTO Y CONTROL DEL CUERPO (INDEPENDIZACIÓN E INTERRELACIÓN MUSCULAR Y ARTICULAR) La técnica psicomotriz profundizada al máximo constituiría en su aplicación un aprendizaje racional y progresivo para obtener un total dominio corporal, partiendo del estudio del funcionamiento y manejo de los músculos de acuerdo con su función bási- ca normal. Sin embargo, en nuestro trabajo escolar no podemos pretender alcanzar ese nivel, ni constituye una meta el «profesionalizar» esta actividad. Esto sería absurdo; por tanto, la manera de dirigirlo hacia los niños debe ser pasar por las diferentes etapas de un traba- jo consciente, pero canalizado hacia la idea del juego o sugerido con la ayuda de abun- dantes imágenes para la realización de los diversos ejercicios. Una primera etapa del proceso de aprendizaje corresponde a una exploración de cada músculo y su función o funciones propias y su manejo en la contracción y en la decon- tracción. Es decir, aislar el trabajo de un sólo músculo y, una vez independizado del resto del cuerpo, efectuar en primer lugar el estudio de sus actividades básicas: concentración y aflojamiento. Para ello es necesario interiorizar las sensaciones corporales y racional- mente ir tomando conciencia de ellas. Reseñaremos de una manera práctica la realización de algunos ejercicios de inde- pendización muscular. • Posición de partida: acostados en el suelo en decúbito dorsal, brazos en cruz, palmas de las manos hacia arriba, piernas paralelas, flojas (las puntas de los pies caen hacia afuera). Sentir la sensación de que el cuerpo descansa y pesa. Es un muñeco de trapo. La imagen despierta enseguida la idea de flojedad muscular. Centrar la atención en un hombro especificando bien si será el derecho o el izquierdo; la zona a atender es su parte anterior y superior. El brazo es de trapo, está inerte, no existe en él ni un mínimo de tensión. Cuando el músculo en el que cen- tramos la atención se empieza a contraer (apretar), el segmento óseo correspondien- te, en este caso el húmero, comienza a levantarse del suelo. 20 © WK Educación El levantamiento debe hacerse lentamente, hasta una altura de unos quince centí- metros, con gran lucha contra su propio peso, que, en sensación, debe resultar enor- me. Consiguiendo sentir que el brazo cuelga verdaderamente, muerto, todo el esfuer- zo muscular se concentra en la zona que rodea a la articulación del hombro (formada por el húmero, clavícula y omoplato). Mantener unos segundos el brazo en alto y luego soltar de golpe el músculo que soportaba todo el peso; cae en total aflojamien- to-relajamiento. Mediante este sencillo ejercicio obtenemos la independización de un músculo y, lo que es más importante, la sensación kinestésica de la contracción y el aflojamiento de este músculo. Se sobreentiende que este aislamiento puede realizarse con todos y cada uno de los músculos del cuerpo. Por ejemplo, sobre la base del ejercicio anterior se puede levantar una pierna también desde un sólo músculo. • Posición de partida: la misma que en el caso anterior. La pierna izquierda está muerta, inerte. Localizarla contracción muscular en la zona de la ingle. El músculo que realiza esta función sobrepasa la articulación de pelvis con fémur. La rodilla no debe levantarse superestirada, pues de esta manera no se sentiría el peso de la pierna. Después de la contracción es importante llegar a conseguir aflojamiento total del músculo trabajado. No se puede llegar a esta relajación si previamente no se ha tomado conciencia de la tensión. Existen dos tipos básicos de aflojamiento muscular: el relajamiento, en que la contracción se deshace de golpe, y la distensión o decontracción controlada, en la que la tensión se va deshaciendo gradualmente, mediante control mental y lucha contra la gravedad, sosteniendo desde la zona trabajada para evitar la caída brusca. Este trabajo de aislación muscular es el más elemental y básico desde el punto de vista de la progresión de los diversos ejercicios; pero generalmente en los movimientos naturales, fisiológicamente realizados, cada contracción no se realiza aisladamente, sino que gravita sobre otro u otros músculos, encadenándose dichas contracciones con el paso de la energía. Quiere decir que, orgánicamente, un movimiento cualquiera tiene un recorrido dentro del cuerpo. Cada movimiento es, así, el resultado de un trabajo muscular sucesivo de los músculos agonistas y sinergistas, a la vez que se relajan o contraen los antagonistas. Por ejemplo, en el movimiento de elevación lateral de un brazo, el encadenamiento o división del trabajo se realiza así: en primer lugar se contraen los fijadores del omo- plato, sigue el deltoides con la elevación del húmero, contínua el tríceps extendiendo el codo y, al fin, los extensores de muñeca y dedos. La distensión se lleva a cabo en el mismo orden en que se ha desarrollado el paso de energía. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 21 El recorrido de movimiento desde que éste nace hasta que muere es el ritmo fisioló- gico del mismo. La vivencia del «paso de la energía» a través del cuerpo es fácilmente experimenta- ble, al principio, en ejercicios centralizados en la movilización de la columna vertebral. Al hacer realizar un ejercicio a los alumnos, después de concretar la posición de parti- da, es muy importante enunciar verbalmente qué se debe hacer y no ejecutarlo con el fin de que los niños lo imiten. No se debe buscar la «copia>> exterior de formas, sino el pro- ceso inverso. El dictado del maestro va directamente a la mente del niño; éste debe dar a su cuerpo el mandato cerebral correspondiente. De esta manera se crea un circuito en que el movimiento nace de adentro y luego se exterioriza, para lo cual se desarrolla un proce- so de descubrimiento del funcionamiento de los mecanismos corporales. Este descubri- miento trae consigo las percepciones y sensaciones kinestésicas correspondientes. La imitación de movimientos enseñados por el educador previamente continuaría con un proceso de afuera hacia adentro, que, para entrenamiento o control de determi- nadas funciones, tiene también su valor y no es totalmente desechable, pero sólo usado con fines específicos. Por ejemplo, para analizar el funcionamiento motriz por imitación o para ejercitar la memorización de una secuencia de movimientos, etc. "LOMO DE GATO, SILLA DE MONTAR" • Posición de partida: apoyados en rodillas y manos. Muslos y brazos perpendi- culares al suelo. Las manos mantienen la separación que existe entre los hombros. Realización del ejercicio: movilizar el tronco desde pelvis a cabeza sobre muslos y brazos fijos en el sentido de un arco hacia arriba (lomo de gato) y un arco hacia abajo (silla de montar). Enunciado así, el movimiento deja mucho margen de liber- tad a su ejecución, pero esto, lejos de ser una desventaja, es lo que permite a cada uno descubrir qué partes del cuerpo intervienen, si trabajan todas a la vez o no, si hay zonas que permanecen sin tensión, etc. Al observar el trabajo de cada niño se van a constatar muchas diferencias en su reali- zación. Quienes tengan un mayor dominio natural del cuerpo o dejen más libertad a éste para que reaccione orgánicamente van a hacerlo ya con «recorrido de energía>>. Otros lo harán como si la columna no tuviera articulaciones intervertebrales, accionándola como un todo rígido, sin la menor sensación de paso energético. Otros dejarán alguna zona sin intervenir en el movimiento, como, por ejemplo, la cabeza o los omóplatos. Nuestro cuerpo tiene su centro de gravedad en el centro de una línea imaginaria que atravesara la pelvis desde el ombligo al coxis. La energía del movimiento que fluye por la columna vertebral se genera a la altura de la unión de la quinta vértebra lumbar con el sacro. Originándose allí el movimiento, se implica en él la pelvis y va pasando a través de cada vértebra en dirección a las cervicales; por último se mueve la cabeza. Antes de llegar a la columna cervical los omóplatos se cierran, creando una fuerza contraria que aplana y estira la parte dorsal. Los omóplatos, pues, se acercan a la columna durante la realización de la "silla de montar" y se separan de ella durante el "lomo de gato". 22 © WK Educación o o ----- Lomo-silla Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 23 Otro ejercicio en el cual se siente claramente el recorrido a lo largo de la columna es el siguiente: • Posición de partida: sentados en el suelo con piernas cruzadas por delante del tronco, rodillas hacia afuera, lo más bajas posibles. La columna erguida, como eje flexible de nuestro tronco. Previamente, si los niños son pequeños se les ha enseñado la ubicación, dentro del cuerpo, de la columna vertebral y su composición en base a diferentes «piezas» (vérte- bras) que se articulan unas con otras. Si son mayores y conocen en algún grado la anatomía humana debe hacérseles sen- tir la flexibilidad y la fuerza de la columna. La flexibilidad es el resultado de la capaci- dad de movimiento que le confieren las articulaciones intervertebrales. • Realización del ejercicio: manteniendo la posición erguida, hacer «vivir» a los alumnos «la sensación de esa posición». Esto significa que deben «mirarse hacia adentro», sintiendo sus zonas musculares de mayor tensión. Por supuesto que ésta se extiende a lo largo de toda la columna, desde la «Cruz», y un segundo nudo de tensión se concentrará a la altura de los omoplatos, que se encontrarán cerrados, es decir, muy cerca de la columna. Partiendo de la clara imagen de decontracción muscular a lo largo de la columna, iniciar, en la zona más baja, es decir, en la cruz, un desmoranamiento lento sobre el eje vertical y no trasladando el peso hacia adelante. Esta distensión controlada va pasando vértebra por vértebra, hasta que finalmente cae la cabeza adelante, quedan- do la columna, si la miráramos de perfil, formando un arco de pelvis a cabeza. Reconstruir otra vez «colocando» vértebra sobre vértebra, iniciando este movi- miento también en la «Cruz». Este ejercicio, básico para sentir el recorrido de movimiento en su fase activa (reconstrucción) y pasiva (desmoronamiento), puede ejecutarse en base a numerosas imágenes que surgen durante el trabajo: por ejemplo, la idea de un acordeón que se esti- ra y se retrae en posición vertical; o un edificio que se va construyendo ladrillo por ladrillo y se desmorona, en movimiento lento, una vez quitado el primero, etc. Hasta ahora hemos analizado dos tipos de movimientos. El primero, correspondien- te a la movilización de un segmento o segmentos óseos mediante la independización muscular. El segundo, en el que el movimiento es el resultado de una serie de contrac- ciones musculares encadenadas que provocan un paso de energía con un recorrido visi- ble y kinestésicamente perceptible y controlable. Es decir, un trabajo de interrelación muscular perfectamente coordinado. Los ejercicios que tienen como base el recorrido a través de la columna vértebra a vértebra sensibilizan al alumno para, en un trabajo más libre,poder dejar fluír la energía 24 © WK Educación desde el centro a la periferia, llegando, si es posible, hasta la yema de los dedos y más lejos, hacia el espacio. • Con la ayuda de sonidos, música, o imágenes, este recorrido de movimiento puede hacerse hacia todas las direcciones del espacio y con diferentes tipos de impulsos y duraciones, con movimientos rápidos o lentos, fuertes o suaves. Las ondas que recorren el cuerpo son como las corrientes en el agua o la savia que va desde las raíces a las ramas del árbol. 2. LATERALIDAD, INDEPENDENCIA Y COORDINACIÓN DE ZONAS Y SEGMENTOS El comportamiento del niño es perturbado muchas veces por problemas de orden motriz, como, por ejemplo, la incoordinación; la falta de precisión en los gestos produ- cida por fallos en la emisión de las órdenes motoras; la incapacidad para independizar, durante el movimiento, un brazo del otro o una mano de la otra (sincinesias); la inca- pacidad para disociar miembros superiores de inferiores; la lateralización mal estable- cida; la imposibilidad de la inhibición voluntaria, la torpeza de movimientos. Al ir tomando conciencia de su cuerpo con ejercicios especialmente dirigidos a ese fin, el niño adquiere poco a poco el sentido de la lateralidad, cuya carencia o descontrol produce también problemas en la estructuración espacial. Los ejercicios de coordinación entre diferentes partes del cuerpo son fundamentales para la ejercitación de los mandos motores. Sobre la base del primer ejercicio elemental que analizamos anteriormente, en el cual efectuábamos el levantamiento de un brazo por independización muscular, podemos establecer algunas variaciones con el fin de enriquecerlo, trabajando sobre la coordina- ción y disociación de miembros. • Posición de partida: en decúbito dorsal, brazos en cruz con las palmas hacia arriba. Recordar el ejercicio 1, en el que llegábamos a levantar el brazo desde su «raíz» obteniendo sensación de contracción en la zona del hombro; posteriormente, afloja- miento-relajamiento. Realizar ahora ese mismo movimiento, pero alternativamente, brazo izquierdo y derecho. El brazo izquierdo se levanta y se suelta; luego, el brazo derecho. Existe ya aquí coordinación muy elemental entre un miembro y otro, pero debe realizarse lo más claramente posible. Naturalmente se establece un ritmo personal que favorece la ejecución de estos movimientos coordinados. No permitir que se superponga la acción de un brazo sobre la del otro. Controlar muy bien de modo que cuando uno se mueve, el otro se conserva en total relax. Está de más decir que se utilizará siempre Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 25 Erveton Highlight que sea posible la designación del brazo derecho e izquierdo, provocando, incluso en los niños, la necesidad de esa designación para que dichas nociones, tan importantes para que la organización de la lateralidad y del esquema corporal, vayan prendiendo en el niño. • Alternancia de levantamiento-aflojamiento de cada pierna, recordando que ésta es también accionada desde su <<I"aíz», la parte superior del fémur. Cuando trabaja la derecha, mantener totalmente floja la izquierda. En este punto radica lo principal a tener en cuenta en la realización del ejercicio. • Trabajo unilateral del cuerpo. Levantar simultáneamente brazo y pierna izquierdos; aflojarlas de golpe y pasar a trabajar con los miembros derechos. La idea de la simetría corporal es, para el niño, comprensible practicando este tipo de ejercicios. También en este caso es muy importante que el lado derecho del cuer- po descanse mientras trabaja el izquierdo y viceversa. • Trabajo cruzado de los miembros. La coordinación mental y fisica es mucho más complicada. Levantar brazo izquierdo simultáneamente con pierna derecha; aflojar ambos. Levantar brazo dere- cho simultáneamente con pierna izquierda; aflojar ambos. Mientras trabajan unos miembros los otros permanecen en relax. • Simultaneidad de brazos alternando con simultaneidad de piernas. Levantar los dos miembros superiores simultáneamente; aflojarlos. Levantar los dos miembros inferiores simultáneamente y aflojarlos. • Aplicar el trabajo alternado, unilateral y cruzado de brazos y piernas de una forma más libre, con imágenes de animales o vegetales marinos: un pulpo cuyos tentáculos ondulan superponiendo sus ondas, un alga que flota, un cangrejo que arti- cula sus patas, etc. Los ejercicios planteados hasta ahora y los que se plantearán, explicados como inde- pendizaciones, coordinaciones de miembros o disociaciones, se presentan como un material básico para que el profesor los vaya introduciendo en clase de forma lúdica, intercalados con experiencias más imaginativas para que los niños se impliquen y gocen efectuándolos. Es decir, aquí sólo se muestran los ejercicios base para que el maestro construya su clase aplicándolos como juego. 26 Algunas imágenes para ello: • "Somos muñecos de trapo movidos por un niño que nos ha encontrado en un desván" ... • "Somos de arcilla dura que se va derritiendo por zonas ... y se vuelve a endurecer". • "Somos humo, somos cristal, somo agua", etc. • "Flotando en el agua nos convertimos en mar, olas, etc." © WK Educación • "Somos como un elástico, una goma, etc., que se estira y vuelve sola a su estado inicial". • "Somos aceite que se esparce por el suelo y luego se solidifica", "un flan que se desplaza". • "Somos un globo que se sostiene en el aire", ''un trozo de plomo". Las imágenes de materias son interesantes porque inmediatamente reacciona el cuer- po con transformaciones de tonicidad y de peso. También puede jugarse con imágenes de objetos como una pelota que bota, un papel que se rasga, etc. Péndulos Las coordinaciones unilaterales o cruzadas pueden realizarse mediante movimientos pendulares. Los péndulos crean una cadencia repetible que determina un juego corporal a la vez "dirigido y libre", mediante la alternancia de impulso-retención o punto muerto-caída. • Lanzar los brazos hacia arriba mediante un impulso, con punto giratorio en el hombro. Si se les deja libres, la inercia les llevará al "punto muerto" y desde allí al abandono a la gravedad, desde donde, con impulso regular, se volverán a lanzar. Para ello las articulaciones de los brazos deben estar distendidas, a la vez que la columna, vertical, recibe los impactos del movimiento sin rigideces, elástica pero firmemente. Poner en práctica la ley del movimiento pendular: preparación-impulso-punto muer- to-relajación-rebote y nuevo impulso: es un buen ejercicio de control rítmico. Se trata de hacer una acción (impulso) y dejar que el resto se haga solo, sin permitir que el ritmo creado domine al que lo ejecuta, sino que éste, mediante el juego de los impulsos y el libre fluír, domine dicho ritmo. • Los péndulos de cada pierna (desde el movimiento básico de retroversión y anteroversión) pueden coordinarse con los de brazos en conmovimiento o contra- movimiento. • Pueden hacerse péndulos de brazos, de piernas y de tronco-brazos, en el plano sagital y en el plano frontal, de pie y de rodillas en el suelo. Las combinaciones son infinitas cuando se usan otras direcciones y se utilizan los péndulos para impulsar- se en locomoción o como impulso para el salto. Realmente el movimiento pendular permite aprender a usar el juego con la gravedad, los saltos, giros y caídas. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 27 Diferentes tipos de marchas Para trabajar la coordinación unilateral y cruzada: • Marcha del camello. Manos y pies en tierra, avanza la mano derecha a la vez que el pie derecho, luego mano y pie izquierdos. • Marcha del elefante. Manos y pies avanzan en coordinación cruzada. • Marcha de la rana. Pies separados, casi cuclillas, manos apoyadas en el suelo, entre ambos pies. Saltar estirando piernas. • Marcha del cangrejo. Manos y pies en tierra. Marchar lateralmente, nunca hacia adelante. • Marcha a dúo.Monstruo de ocho patas. Espalda con espalda, buscar modos de marcha sin despegarse. • Marcha sentados. Marchar sobre los isquiones, con balanceo izquierda-derecha, coordinando con el brazo del mismo lado que se estira horizontalmente adelante. • Simetría a partir de los brazos. Realizar movimientos libres sintiendo igualdad de sensaciones articulares, seg- mentarías y de tono muscular entre un brazo y otro. La idea de trabajar puede ser: un brazo se mira en un espejo; el otro es su imagen. La simetría se siente si un plano sagital imaginario (el espejo) divide el cuerpo en mitad izquierda y mitad derecha. Este ejercicio referido a brazos puede ampliarse a piernas e incluso al cuerpo ente- ro respetando que la columna sólo se mueve en el plano sagital, nunca en el frontal. Habiendo ya superado esta fase podemos aplicar esta progresión de ejercicios en la posición de pie. Por supuesto que lo que aquí se presenta puede ser objeto de innumerables variacio- nes en cuanto a direcciones de los movimientos de brazos y piernas, calidad de peso de los mismos, intensidad o impulsos aplicados, etcétera. Sólo se puede tomar este esque- ma como guía. Tomaremos como base los ejercicios anteriores y sobre ellos trabajaremos en posi- ción de pie ... • Posición de partida: de pie. Tronco erguido, sentir un eje vertical que pasa por el centro de la cabeza, centro de gravedad y cae entre los dos pies. En esta posición, los músculos extensores y flexores se encuentran en perfecto equilibrio. Su tensión es la mínima necesaria para mantener y sostener a los segmentos óseos que compo- nen el esqueleto. Cuando en alguna zona no existe esta tensión tónica, el músculo estará en un grado de flojedad relativa, que provocará el correspondiente desaco- modo de la parte ósea que debe sostener. 28 © WK Educación • Trabajo cruzado de miembros. El brazo derecho se eleva por el lateral hasta pasar la altura del hombro; a la vez se eleva por el lateral la pierna izquierda formando una diagonal con el brazo. Vuelta el eje y luego con el brazo izquierdo y pierna derecha. • Trabajo unilateral. Levantar simultáneamente brazo y pierna izquierdos lateral- mente. Retomo controlado, lento. Lo mismo con brazo y pierna derechos. • "Polichinela". Lo mismo que anteriormente, pero brazo y pierna de cada lado se levantan flexionados tocando codo con rodilla. Hacerlo saltando como si el poli- chinela estuviese movido por hilos. • Lo mismo que anteriormente pero los brazos y piernas se levantan y bajan flexio- nados por delante (plano sagital); se puede hacer unilateral o cruzado. Partir de posi- ción erguida del tronco pero las rodillas flexionadas (nivel bajo mantenido siempre). • Simultaneidad de brazos alternando con simultaneidad de piernas. Elevar miembros superiores a la vertical; retomar lentamente a la posición de par- tida. Ahora flexionar ambas rodillas al máximo dejando las plantas de los pies apo- yadas; hacerlo sin que el tronco avance, y retomar. Alternar el trabajo de miembros superiores e inferiores sin superponer uno a otro. Es muy importante trabajar independientemente con cada miembro, con clara locali- zación derecha o izquierda, para fijando estas nociones y también ir creando la idea de la simetría corporal. He aquí un ejercicio que se desarrolla sobre esas bases, a la vez que incorpora la práctica de otras direcciones espaciales. • - Posición de partida: de pie. Tronco erguido, piernas levemente separadas para tener buena estabilidad. • Trabajar sólo con el brazo derecho. Conducir este brazo: - adelante (horizontal). - arriba (vertical). - lateral derecho (horizontal). - abajo (vertical). El profesor ordenará pasar de una posición a otra sin un orden previo. Los niños lo harán con ojos cerrados. • Hacerlo sólo con el brazo izquierdo. • Con los dos simultáneamente: en base al ejercicio desarrollar la idea de simetría. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 29 Trabajo cruzado de miembros • Con los dos simultáneamente, pero en movimientos asimétricos, sin salir de las cuatro posiciones anteriores: por ejemplo, mientras el izquierdo va arriba, el derecho al lateral; cambiar las posiciones muy claramente, sin titubeos de orden motriz o espacial. • Coordinarlo con pasos. Cada paso corresponde a movimientos simétricos o asimétricos de brazos, pero ahora utilizados libremente y usando las diferentes arti- culaciones. 30 © WK Educación • Liberación total del movimiento de los brazos; liberación de las piernas median- te pasos en todas direcciones. Coordinación orgánica y espontánea de miembros superiores e inferiores. Todos estos ejercicios están indicados para el conocimiento del espacio parcial. Continuando con el análisis y el control de las diferentes zonas corporales centremos nuestra atención en el manejo de los omóplatos, cuya acción es vital con relación con el trabajo de columna y/o de brazos. Cierre de omóplatos • Posición de partida: en decúbito ventral. Aflojar bien todo el cuerpo. La fren- te apoyada en el suelo, los hombros-brazos sueltos, las piernas distendidas (talones caídos hacia afuera). Acercar ambos omóplatos a la columna vertebral, dirigiéndo- los hacia la zona lumbar. Distender suavemente los músculos trabajados. Es un movimiento cuyo eje de simetría es la columna. Debe realizarse primeramente ais- lando los omóplatos y posteriormente dejando que la acción de éstos influya sobre la columna, la cual responde aplanándose y estirándose. • Posición de partida: la anterior. Coordinar el cierre de los omóplatos con una rotación y estiramiento de piernas paralelas; la columna se alarga y, como conse- cuencia, la cabeza se levanta. Independización pélvica. Retroversión-anteroversión • Posición de partida: en decúbito dorsal. Cuerpo en relax. Girar la pelvis sobre su eje transversal, volcándola hacia adelante, arqueando mucho la zona lumbar (antero- versión de la pelvis). El trabajo muscular predominante corresponde a los músculos lumbares. Después de su contracción, distenderlos dejando volver la pelvis a la posi- ción normal. Hacerla girar ahora hacia atrás hasta que la zona lumbar toque el suelo (retroversión de la pelvis). El trabajo muscular se concentra en la sinergia glúteos- abdominales. Al distenderlos, la pelvis vuelve sola a la posición inicial. Estos dos movi- mientos pélvicos son básicos para la conciencia del movimiento, puesto que desde el cinturón pélvico parten las energías hacia el tronco (columna) o hacia las piernas. Torsión de la pelvis • Posición de partida: en decúbito dorsal. Piernas recogidas sobre el vientre. Volcar pelvis-piernas sobre el lado derecho hasta tocar el suelo con ellas. Volver al centro pegando la zona lumbar al suelo (retroversión de la pelvis) y volcar hacia la izquierda. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 31 • Hacer lo anterior partiendo de piernas estiradas sobre el suelo. La pelvis inicia el movimento y el cuerpo entero responde girando, y así seguir rodando dando varias vueltas. • Rodar en la misma dirección varios niños a la vez, luego en la dirección con- traria como el flujo y reflujo del mar. Conseguir una tonicidad sin rigidez para que el movimiento fluya en espiral. Como hemos dicho anteriormente, la pelvis es el centro emisor del movimiento más importante del cuerpo humano. Desde la pelvis podemos rodar, girar, desplazamos en equilibrio, caer, elevamos ... Explorando todas las posibilidades se puede jugar con dife- rentes dinámicas en los movimientos globales del cuerpo siendo la pelvis el motor de ese juego corporal. 3. EL CONTRAMOVIMIENTO Dentro de las acciones motrices de coordinación muscular, las anteriores se rigen por una relación de alternancia entre unas zonas y de simultaneidad entre otras. Ahora analizaremos un caso muy importante de coordinación: el contramovimiento, que se puede definir elementalmente como dos energías corporales en oposición. • Contramovimiento de brazos.Posición de partida: de pie. El brazo derecho está levantado y estirado verticalmente; el izquierdo cuelga normalmente desde el hom- bro. Ambos empiezan a moverse a la vez: el derecho, por distensión controlada, comienza a bajar, y el izquierdo, con paso de energía hacia la mano, a subir. La con- traposición es constante; por ella se llega simultáneamente a posiciones opuestas. Este contramovimiento puede hacerse pasando los brazos por delante del cuerpo o lateralmente. • Contramovimiento de piernas. Decúbito dorsal. Brazos flojos, a los lados del tronco; una pierna estará flexionada, con la planta del pie apoyada en el suelo; la otra, extendida. Ambas comienzan a desplazarse por el suelo al mismo tiempo: la que estaba fle- xionada se va estirando lentamente; la otra se va flexionando. En estos movimientos es importante imaginarse una resistencia espacial que no permite una liviandad y facilidad excesivas. Expresar exteriormente un contramovimiento es posible, tanto para el que lo realiza como para el que lo observa, mediante la manifestación de una resistencia que se opone al trabajo corporal. Esta lucha creada es la base del antagonismo. 32 © WK Educación Todo contramovimiento está regido por las leyes del antagonismo muscular o espa- cial. (El tema del antagonismo lo trataremos posteriormente). • Contramovimiento entre miembros superiores e inferiores. Posición de partida: de pie. Las rodillas se flexionan al máximo sin levantar los talones; simultáneamente los brazos suben a la vertical. Mientras éstos vuelven, las rodillas se estiran. Efectuar los contramovimientos con lentitud. • Posición de partida: en decúbito dorsal, piernas plegadas sobre el vientre; los brazos también flexionados, formando un ovillo con todo el cuerpo. Desde la cruz parten dos energías contrarias: una, hacia las piernas, que se van estirando articula- ción por articulación, deslizándose los pies por el suelo, hasta el total alargamiento. Otra, hacia los brazos, cuyo estiramiento se realiza también pasando a través de arti- culación por articulación hasta los dedos de las manos, pero en sentido contrario a las piernas. Retomo suave y controlado a la posición de ovillo. Las posibilidades que crea el contramovimiento corporal son infinitas y son también innumerables las imágenes con que podemos ayudar a los niños en este tema. Una vez comprendida la noción de contramovimiento individualmente se enriquecen enormemente sus posibilidades aplicándolo al trabajo en parejas o entre dos grupos de niños. • Contramovimiento de piernas entre dos niños. Posición de partida: sentados en el suelo, frente a frente, con piernas extendidas, rotadas de manera que las rodillas miren hacia arriba. Los dos inician simultáneamente un movi- miento de flexión de rodillas, deslizando los pies por el suelo hasta cerca de la pelvis. No es sólo un movimiento de piernas, sino que se integra la totalidad del cuerpo, pues al originarse aquél en el centro de gravedad, la columna responde arqueándo- se en sentido convexo hacia atrás. Hacerlo contra una resistencia, como si una banda elástica atada a los tobillos de ambos fuese estirándose con esfuerzo. De este modo se establece antagonismo entre los dos; como dos energías que retrocedieran en direcciones opuestas, con gran difi- cultad para separarse una de la otra. Seguidamente, estirar activamente las piernas, con presión en sentido opuesto uno del otro. Este movimiento parte también del centro de gravedad, pero, por ser estiramiento, en la cruz (lumbares y extensores de la columna). Por la acción de los extensores se yergue la columna. También se genera antagonismo entre ambos, como en el movimiento anterior, pero manifestado como dos energías que avanzan en direcciones contrarias. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 33 34 \ 1'--=----- ¿ ,cz , .. Contramovimiento entre miembros superiores e inferiores (grande-pequeño) (encogerse-estirarse) © WK Educación • Conmovimiento con paso de energía entre dos cuerpos Un niño, que llamaremos A, toma la posición de partida anterior, con rodillas fle- xionadas; el otro B, con rodillas estiradas. A da origen a la energía que, naciendo en la cruz, pasa a través de sus piernas (por supuesto, también reacciona la columna); B recibe la energía transmitida por A y sus piernas responden flexionándose (también su tronco). La próxima vez será B quien inicie la energía y el movimiento recorre ambos cuerpos. • Contramovimiento de brazos entre dos niños Sentados frente a frente, piernas cruzadas; brazos levantados a la altura de los hombros, codos y manos extendidas, apoyadas imaginariamente en un plano hori- zontal. Flexionar ambos niños, lenta y simultáneamente, los codos hacia afuera, tirando hacia atrás con resistencia, con la idea de la banda elástica. Luego empujar hacia adelante con las manos «apoyadas» imaginariamente en un objeto que comprimen entre ambos. • Conmovimiento con pasaje de energía A inicia un impulso en sus hombros que se transmite a través de sus brazos, que se estiran; pasa el movimiento a B, cuyas articulaciones responden flexionándose. La comunicación de la energía se establece a través de un espacio resistente y elástico. • Contramovimiento total entre dos niños Este ejercicio se puede llevar a cabo sólo si el movimiento básico de lomo-silla ha sido ya dominado. Como hemos visto, éste consiste en una doble acción de la columna vertebral; una vez como enorme arco con la convexidad hacia arriba, luego como arco con la convexidad hacia abajo, pero sobre muslos y brazos fijos, sin fle- xión de codos. • Posición de partida: un niño frente a otro con suficiente espacio como para poder deslizarse ambos hacia adelante. Sentados sobre los talones, brazos adelante de modo que las manos se apoyen, separadas por la misma distancia existente entre hombros, más adelante que la cabeza. Iniciando el movimiento en la cruz, los dos empiezan a avanzar con el tronco, dejando deslizar las manos por el piso y efectuando una silla lo más profunda posi- ble con el esternón muy cerca del piso. A final del recorrido de movimiento a lo largo de la columna, la cabeza se levanta. Retroceder, originando el movimiento otra vez en cruz-pelvis, pero pasando ahora a realizar un lomo, muy alto, dirigido atrás-arriba. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 35 Como en los contramovimientos planteados anteriormente, las dos energías crea- das luchan en direcciones opuestas: una contra la otra al avanzar y una separándose de la otra al retroceder. En ambas ocasiones sentir contraposición de fuerzas como imanes que al repelerse intentamos unirlos o que al atraerse intentamos separarlos. 36 Conmovimiento con paso de energía entre dos niños (empujar-presionar con diferentes intensidades). © WK Educación - • o / ... .¡-y r . < 1 '{ ~1) <~t. ~ -. o --C Commovimiento con paso de energía con resistencia del espacio. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 37 38 L IL- -L2r Trabajo simultáneo de lomo-silla entre dos niños. © WK Educación • Commovimiento con paso de energía de un cuerpo a otro. A avanza en silla de la manera planteada anteriormente; «empuja>> a través del espacio a B, quien retrocede en lomo. Luego se cambian los papeles y B avanza de modo que su energía se transmite a A. Ejercicios para la aplicación libre de los conceptos anteriores • Un niño, con ojos cerrados, palpa a otro que se ha colocado en una postura determinada; el primero debe reproducir el diseño corporal del que está inmóvil. Se puede hacer también sólo con zonas corporales: sólo brazos-manos; sólo piernas, sólo tronco-cabeza. • Un niño "modela" al otro como si fuese una estatua, colocándole lentamente las diferentes partes del cuerpo mediante el toque en las articulaciones comprome- tidas en la determinación de la forma a conseguir. Debe hacerse con suma atención y cuidado, con laidea de que es muy frágil. Si se establece buena "escucha" por parte de ambos, el que modela lo puede hacer desde más lejos, sin tocar al otro, sólo por gestos que enseguida son "captados" por la estatua. • El muñeco de trapo (con sus movimientos pesados, en los que actúa la relaja- ción y la distensión muscular) se transforma en un robot autómata, que repite secuencias de movimientos segmentarios. • Varios robots autómatas combinan sus movimientos para componer una máqui- na. Se realiza con esquemas rítmicos repetidos en relación a los movimientos indi- viduales. • Entre cuatro niños (dos frente a otros dos). Primero dos son observadores (pero se colocan de espaldas a los otros). Los observados deben colocarse en posturas cla- ras, relacionadas entre sí. Los observadores giran, los ven y deben colocarse de igual forma. Desde este momento, los primeros van cambiando pequeños detalles que los segundos deben reproducir. • Un niño debe perseguir a los otros hasta tocar a alguno. No puede tocarlo si se inmoviliza en una postura que previamente se ha determinado. Cuando toca a alguien, éste es el que debe perseguir a los otros. La postura predeterminada tiene que realizarse con todos los detalles para que sea válida. Cada tanto tiempo se cambia esa postura. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 39 1 Commovimiento libre con paso de energía de un niño a otro. 40 © WK Educación 4. RESPIRACIÓN Se ha observado a través de las experiencias de muchos especialistas que existe una relación muy firme entre las dificultades psicomotrices y la mala respiración. Los problemas respiratorios varían en cada caso en intensidad y características, pero en general se manifiestan provocando ansiedad, cansancio e incapacidad para una buena concentración. La reeducación de la función respiratoria, así como la adecuación de ésta al movi- miento, es fundamental en todos los casos, evitando fatigas indebidas y determinando la dinámica y el ritmo orgánico de aquélla. Cada movimiento, elementalmente, tiene una parte activa y otra pasiva. La fase acti- va es la que está realizada por sucesivas contracciones musculares que desarrollan una o varias energías. La fase pasiva corresponde a la decontracción controlada de los mús- culos trabajados en la fase anterior. Cuando se coordina un movimiento con la respiración, fisiológicamente la fase pasi- va va unida a la inspiración y la fase activa a la espiración. Intentaremos provocar en los niños un tipo de respiración en el que tengan partici- pación todos los músculos respiratorios normales: diafragma, supracostales, intercosta- les, escalenos y pequeño serrato superior. Recordemos, asimismo, que durante una espiración normal, sin esfuerzo extra, no hay trabajo muscular activo, sino que la salida del aire es el resultado de la elasticidad del tejido de los alvéolos pulmonares y la presión del diafragma que sube en su disten- sión. Para que los alumnos realicen una respiración completa al entrar el aire por la nariz deben sentir en primer lugar una expansión de la base de la caja torácica; después, expansión de la zona ventral, y, al terminar de llenarse los pulmones, expansión a nivel torácico. Hay que evitar falsas contracciones en los trapecios (parte superior de hom- bros), cuello y brazos, que permanecen inmóviles pero no rígidos. La mejor posición para practicar la respiración en la fase de los primeros contactos con estos ejercicios es en decúbito dorsal. La razón es que se puede centralizar perfec- tamente la atención en la función respiratoria, ya que el cuerpo entero descansa y no existen contracciones musculares activas, salvo, claro está, la de los músculos respira- torios propiamente dichos. Cuando existe ya un conocimiento práctico de la función puede efectuarse en posi- ción de sentados con piernas cruzadas delante del tronco. En este caso es importante, al principio, mantener la columna vertebral erguida en el eje mientras se realiza el ejerci- cio. Los músculos extensores de la columna, en este caso, la sostienen, yuxtaponiendo su trabajo al que deben realizar normalmente los músculos respiratorios. Un error muy generalizado consiste en que el niño, para realizar la inspiración, absor- be el aire activamente, con ruido y con un falso movimiento de ampliación del tórax y elevación de hombros. Es preciso señalar a los alumnos que la inspiración es una acción Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 41 Erveton Highlight Erveton Highlight perfectamente controlable y realizable voluntariamente, pero que generalmente se rea- liza sin intervención activa de la voluntad. Entonces, para ejecutar los ejercicios dejaremos entrar el aire libremente por la nariz, sin absorber, y simplemente tomaremos conciencia y controlaremos el desarrollo de la inspiración. El solo hecho de concentrar la atención en esta función provoca que se aumente el volumen normal del aire inspirado. No es necesario manifestar exteriormente un gran esfuerzo para que el aire entre en los pulmones; solamente se trata de que lo que constantemente nuestro organismo rea- liza sin control mental, lo efectúe bajo ese control. Sería diferente en el caso de utilizar inspiraciones activas con el fin de aumentar la capa- cidad, desarrollar los músculos respiratorios o provocar máxima ventilación pulmonar. Un importante detalle es que en la práctica de la respiración el aire debe entrar por la nariz para purificarse, calentarse y humedecerse. Ocurre, a veces, que algunos niños tienen dificultad para inspirar por la nariz. Si no existiera una verdadera lesión que no permitiera el paso normal de aire, habría que entrenarlos poco a poco para que se construya el hábito. En la práctica del ejercicio básico normal de la respiración, la inspiración será uni- forme, profunda y lenta. Hay que evitar las aspiraciones bruscas, a pequeños golpes o demasiado superficiales. Al terminar la inspiración se efectúa una pequeña pausa, tras la cual empieza a rea- lizarse la espiración, lenta y controladamente, evitando la presión fuerte o brusca del abdomen y tórax. El aire debe salir uniforme y suavemente. Puede hacerse por la boca, formando entre los labios un pequeño orificio como para pronunciar la letra p, el cual ayuda al control de la columna de aire. Este seguimiento de la entrada y salida del aire en los pulmones y el enlentecimiento de la respiración normal influye fundamental- mente en la ampliación de la capacidad respiratoria, es decir, la cantidad de aire absor- bida y expulsada en cada movimiento respiratorio. Se expone a continuación un ejemplo de ejercicio respiratorio con movimiento acti- vo de brazos, una de cuyas finalidades es la de favorecer el ensanchamiento torácico, pues acopla al trabajo de los músculos respiratorios normales la labor sinérgica de otros músculos de la zona torácica, escapular y brazos. • Posición de partida: en decúbito dorsal, piernas relajadas, brazos verticales per- pendiculares al suelo, palmas de las manos mirando hacia adentro. Comienza la inspi- ración lenta, a la vez que se van separando los brazos hacia afuera, luchando contra una resistencia espacial imaginaria. Por este motivo se establece lucha muscular antagónica. Al llegar los brazos al suelo, mantener la tensión existente dentro de ellos; la caja torácica se ha ensanchando, los espacios intercostales se han abierto. Pequeña pausa y empieza la espiración controlada al mismo tiempo que los brazos vuelven a la posición de partida. 42 © WK Educación Analizaremos seguidamente la coordinación de un ejercicio ya conocido por nosotros con la respiración. El ejercicio en cuestión es el de la reconstrucción y desmoronamien- to de columna, en posición sentados, con piernas cruzadas por delante del tronco. Se ha establecido ya que fisiológicamente, cuando relacionamos un movimiento de dos fases, activa y pasiva, con la respiración, la primera va unida a la espiración y la segunda a la inspiración.• En la reconstrucción de la columna el recorrido activo va desde la "cruz" (articu- lación 53 lumbar con sacro) hasta cervicales-cabeza. A medida que el aire ante- riormente inspirado sale poco a poco en una larga espiración, se puede obtener la sensación de que éste va colocando, a su paso, las vértebras una a una. El des- moronamiento, pasivo, termina con una inspiración. • Una variación del ejercicio anterior sería hacerlo más libre en su movimiento: hacerse un ovillo al inspirar y expandirse creciendo a la máxima extensión al espirar. Esta expansión puede hacerse hacia el tronco, como antes, integrando también ambos brazos en diferentes direcciones, un solo brazo, pensando que va cambiando la forma del "crecimiento": con rotación, con flexión, etc. Liberándolo aún más, podrían integrarse las piernas, creciendo hacia ellas en otras posturas: tumbados, de lado, de pie. • En decúbito dorsal. Hacer un ovillo plegando las piernas sobre el vientre y los bra- zos sobre las piernas, lentamente, mientras se inspira. Retener en esa posición el aire unos segundos (apnea) y luego, rápidamente, con gran impulso, espirar activa- mente con expulsión de aire por la boca mientras desde el centro se estira la colum- na y las extremidades superiores e inferiores en sentido contrario sobre el suelo. • Ejercicio libre: inspirar estando el cuerpo relajado. Mientras dura la espiración el cuerpo se va incorporando, expandiendo y estirándose como un elástico. Éste va volviendo poco a poco a su estado laxo, en el que vuelve a inspirar. Cada vez el elástico se estira en direcciones diferentes y con distintas formas. • Hacerlo con un elástico real, ancho, cosido de manera que sea un óvalo, sosteni- do desde las dos muñecas. Inspirar suavemente y extender el elástico espirando de forma horizontal, delante del cuerpo, para que se abra la caja torácica. • Con un elástico más grande, también cerrado, hacer lo mismo pero sosteniendo una parte con un pie contra el suelo y la otra con una mano. Al espirar estirar al máximo. Espiración forzada, activa. En los ejercicios anteriores la espiración se efectuaba de forma lenta y controlada. Recordemos que normalmente ésta se realiza sin trabajo muscular activo, intervi- niendo solamente la elasticidad del tejido pulmonar. Sin embargo, algunas veces es necesario forzar la salida del aire mediante trabajo muscular con el fin de conseguir una máxima ventilación pulmonar. Como sabemos, existe siempre una pequeña cantidad de aire en los pulmones (aire residual) que no sale al exterior en la respiración normal. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 43 LJ L - -- Reconstrucción y desmoronamiento de la columna, coordinado con la respiración. 44 © WK Educación Ejercicio libre: inspirar con el cuerpo relajado. Espirar incorporando y estirándose como un elástico. Manual de psicomotricidad, ritmo y expresión corporal 45 Se trata de favorecer al máximo la comprensión de los pulmones para que expulsen la mayor cantidad de aire; así, necesariamente, la siguiente inspiración llevará más oxígeno. • Sentados, erguidos, piernas cruzadas delante del tronco: inspirar con el ensan- chamiento normal en base de caja torácica y abdomen (parte anterior y posterior). Coger una mano con otra delante del tórax. Espirar el aire normal y, al final de su salida, contraer el abdomen para que salga la mayor cantidad de aire posible, a la vez que se presiona con fuerza una mano contra la otra. Ejercitación de la apnea. Se puede hacer en decúbito dorsal, sentados o de pie. • Efectuar una inspiración y retener el aire dentro de los pulmones un tiempo corto; espirar lentamente. Ir aumentando progresivamente el tiempo de apnea. • Inspirar y espirar. Al finalizar la respiración, efectuar una larga pausa interrum- piendo el ritmo respiratorio antes de volver a inspirar. • Inspirar; espirar interrumpiendo la salida del aire por períodos cortos y regulares de apnea. Ejercicio libre: inspirar con el cuerpo relajado. Espirar incorporando y estirándo- se como elástico. 5. TÉCNICAS DE RELAJACIÓN Es bien conocido el valor de la buena relajación en el trabajo psicomotriz, puesto que no sólo conduce al buen funcionamiento de los mecanismos corporales, sino que tiene un valor psíquico indiscutible. La relajación bien realizada debe ser tanto física como mental; el dominio del relax muscular voluntario prepara al individuo también psíqui- camente a un ablandamiento, a una distensión, a un alejamiento del mundo exterior y a un tranquilo encuentro consigo mismo. En clase, la relajación favorece para la obten- ción de un clima individual y colectivo de calma interior, fundamental para el trabajo. Hemos visto ya que las funciones básicas del músculo, contracción y aflojamiento, constituyen uno de los primeros objetivos de estudio y práctica al enfrentarnos al trabajo corporal. Para obtener una clara sensación de las contracciones musculares es necesario practicar la relajación como medio de control de cada músculo, de cada segmento o del cuerpo en su totalidad. En los ejercicios prácticos expuestos en páginas anteriores se ha analizado ya cómo conseguir la relajación parcial, sobre todo en los casos de independi- zación de zonas musculares. Y hemos visto que debe darse una importancia primordial al aflojamiento de la o las zonas trabajadas. También habíamos especificado que existen dos tipos básicos de aflojamiento muscular: el relajamiento, por el cual la contracción desa- parece instantáneamente, por abandono total y rápido de la tensión del músculo, provo- cando así la caída del o los segmentos accionados, y la distensión o decontracción con- trolada, por la cual la o las contracciones se deshacen gradualmente, mediante control mental, en labor simultánea de la elasticidad fisiológica con la voluntad del sujeto. 46 © WK Educación En general, en niños que no presentan dificultades especiales, el relajamiento muscular se efectúa fácilmente en el desarrollo natural de los movimientos, y en ellos responde a una necesidad fisiológica del músculo. Sin embargo, los que tienen algún tipo de problema psi- comotor encuentran grandes obstáculos para relajarse y para efectuar distensiones lentas. Existen, además, niños con paratonía muscular, o sea, contracturas constantes de zonas musculares que se oponen a toda distensión o relajamiento. En ellos es de primordial impor- tancia educar las sensaciones propioceptivas de ablandamiento, de flojedad muscular. Para llegar a conseguir la relajación existen algunas técnicas que actúan por medio de sensaciones contrastantes. Son aplicables tanto a las relajaciones parciales o totales. • Para efectuar con niños pequeños: observar la diferencia entre un objeto duro y otro blando. Trasladar esta experiencia al propio cuerpo: «El brazo es rígido, duro». <<Ahora se hace muy blando». Primeramente, la transformación se hace muy lenta, como si el brazo fuera hielo que se va derritiendo; después se hace rápidamente, de una sola vez. Efectuar el mismo ejercicio con todo el cuerpo, tumbado en el suelo, en posición natural y cómoda, muy blanda, con ojos cerrados. Pasar a la dureza de todo el cuerpo; volver a la total blandura. Las sensaciones contrastantes a aplicar pueden ser: apretar-soltar; levantar-dejar caer; estirar-dejar volver. Las relajaciones parciales son realizables con todos los segmentos del cuerpo, es decir, con todos los grupos musculares que los accionan. Lo importante es obtener la sensación de la contracción y del peso específico del miembro o zona trabajada; luego, el abando- no a la fuerza de gravedad y la consiguiente caída. Otro auxiliar en la comprensión del tema es la comparación: practicar y racionalizar la diferencia entre, por ejemplo, <<lan- zar» un brazo desde el hombro o «conducirlo» moviéndolo controladamente, y «aban- donarlo» a la gravedad. Los primeros movimientos son activos, el segundo es pasivo (sólo activo en cuanto a la voluntad y el control).
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