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Table of Contents Cover Page Cubierta Título Créditos Índice Prólogo Introducción 1. El cerebro, ese gran desconocido El cerebro como torre de control Las funciones mentales superiores La plasticidad cerebral 2. Los cuatro cerebros El cerebro reptiliano El cerebro emocional El cerebro racional El cerebro ejecutivo Conclusiones 3. ¿Qué son las funciones ejecutivas? Concepto De�inición Características La metáfora del director de orquesta Principales funciones ejecutivas Localización de las funciones ejecutivas Partes de la corteza prefrontal 4. Desarrollo de las funciones ejecutivas Desarrollo evolutivo del lóbulo frontal Modelo de las tres unidades funcionales Activación de las funciones ejecutivas 5. Ejercicios para desarrollar la concentración ¿Qué es la concentración? Tipos de atención ¿Es lo mismo estar atento que estar concentrado? Desarrollo evolutivo de la atención Ejercicio 1: El águila imperial Ejercicio 2: En busca de las vocales perdidas Ejercicio 3: El juego de las letras Ejercicio 4: Deme palmas Ejercicio 5: Ping-pong atencional Ejercicio 6: Premio al más atento Ejercicio 7: Abracadabra Ejercicio 8: Ensalada de letras Ejercicio 9: Zumo de naranja Ejercicio 10: Busque y compare 6. Ejercicios para desarrollar el control de impulsos Inhibiendo impulsos a lo largo de la historia El test de la golosina ¿Qué es el control de impulsos? La metáfora del funambulista Ejercicio 1: Stroop de animales Ejercicio 2: Todo el mundo dice sí Ejercicio 3: El detective González Ejercicio 4: Jugando con los números Ejercicio 5: Un pasito hacia delante Ejercicio 6: Dando una vuelta por el zoo Ejercicio 7: Zapatillas y manos Ejercicio 8: Luna y sol Ejercicio 9: ¡Cuidado con el número 2! Ejercicio 10: Las ventanas indiscretas 7. Ejercicios para desarrollar la memoria operativa ¿Qué es la memoria operativa? Tipos de memoria Ejercicio 1: Baile de números Ejercicio 2: El cangrejo Nicolás Ejercicio 3: Contar euros Ejercicio 4: La calculadora humana Ejercicio 5: Sudoku Ejercicio 6: King Kong Ejercicio 7: Los números locos Ejercicio 8: Pensar en números Ejercicio 9: Memory de las cartas Ejercicio 10: Saca el diccionario mental 8. Ejercicios para desarrollar la �lexibilidad cognitiva ¿Qué es la �lexibilidad cognitiva? Ejercicio 1: Saque de la chistera todo lo que se le ocurra Ejercicio 2: El toro hecho con palillos Ejercicio 3: El triángulo mágico Ejercicio 4: Los cinco puntos Ejercicio 5: Palillos y números Ejercicio 6: Todas las palabras Ejercicio 7: Cuatro líneas rectas Ejercicio 8: Sumas y restas Ejercicio 9: Buscando a Nemo Ejercicio 10: La abstracción de Picasso 9. Ejercicios para desarrollar la plani�icación ¿Qué es la plani�icación? ¿Q p Ejercicio 1: ¡Vaya desorden! Ejercicio 2: Torre de Hanoi Ejercicio 3: Los números locos Ejercicio 4: La tortilla francesa Ejercicio 5: Laberintos Ejercicio 6: Atando cabos Ejercicio 7: Gatos y perros Ejercicio 8: El diccionario loco Ejercicio 9: El tutifruti de números Ejercicio 10: El rey de los símbolos 10. Ejercicios para desarrollar la solución de problemas ¿Qué es la solución de problemas? Ejercicio 1: La casita Ejercicio 2: Cazando ratones Ejercicio 3: Los relojes de arena Ejercicio 4: Nineland Ejercicio 5: Las edades Ejercicio 6: Las cajas de caramelos Ejercicio 7: Los vasos de chocolate Ejercicio 8: Suma de letras Ejercicio 9: La fuente de agua Ejercicio 10: Jonás el curioso 11. Ejercicios para desarrollar la autorregulación emocional ¿Qué es la autorregulación emocional? La metáfora del carruaje ¿Cómo educar en autorregulación emocional a nuestros hijos? Ejercicio 1: Buscando en el diccionario Ejercicio 2: Respiración Ejercicio 3: Relajación tensión-distensión Ejercicio 4: Sally y Ann Ejercicio 5: ¿Será capaz de aguantar? Ejercicio 6: El rincón de la calma Ejercicio 7: La toalla Ejercicio 8: Quién es quién de las emociones Ejercicio 9: Dibuje su problema Ejercicio 10: Mejorando mi empatía 12. Ejercicios para desarrollar la velocidad de procesamiento ¿Qué es la velocidad de procesamiento? Ejercicio 1: El Usain Bolt de las palabras Ejercicio 2: En busca del símbolo perdido Ejercicio 3: Lectura rápida Ejercicio 4: Nombrando objetos Ejercicio 5: El ajedrez Ejercicio 6: El cocherito leré Ejercicio 7: El caballo j Ejercicio 8: Macedonia de �iguras geométricas Ejercicio 9: El cuerpo en marcha Ejercicio 10: Dándole forma al niño 13. Ejercicios para desarrollar la orientación espacial ¿Qué es la orientación espacial? Di�icultades más frecuentes relacionadas con la orientación espacial Ejercicio 1: Los triángulos Ejercicio 2: ¡Arriba ese cuerpo! Ejercicio 3: ¡Copie, copie! Ejercicio 4: La mochila y el balón Ejercicio 5: ¿En qué dirección van? Ejercicio 6: La letra misteriosa Ejercicio 7: Las curvas Ejercicio 8: La otra mitad Ejercicio 9: Haciendo cubos Ejercicio 10: Rubén, Clara y Rosa 14. Trastornos y di�icultades de las funciones ejecutivas Lesiones de la corteza prefrontal El síndrome disejecutivo El curioso caso de Phineas Gage Trastorno por dé�icit de atención con hiperactividad (TDAH) Las emociones en la vida cotidiana 15. Diseño de un entrenamiento en funciones ejecutivas Antecedentes históricos de los programas de intervención Principios básicos de un entrenamiento en funciones ejecutivas Características prácticas de un entrenamiento en funciones ejecutivas Recursos web para trabajar las funciones ejecutivas 16. Los diez mejores juegos de mesa para trabajar las funciones ejecutivas Ejercicio 1: Banderas rápidas® Ejercicio 2: El relojito Ejercicio 3: Speed cups® Ejercicio 4: Mundo cruel® Ejercicio 5: Dobble® Ejercicio 6: ¡Emoción!® Ejercicio 7: Córtex challenge® Ejercicio 8: Touch and �ind® Ejercicio 9: Fantasma Blitz® Ejercicio 10: Mikado® 17. Soluciones CÓMO ESTIMULAR EL CEREBRO DEL NIÑO 100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones ejecutivas Rafa Guerrero Acceda a www.editorialsentir.info para descargar gratis contenidoadicional, complemento imprescindible de este libro. Código: SENTIR4 CÓMO ESTIMULAR EL CEREBRO DEL NIÑO 100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones ejecutivas Rafa Guerrero Cómo estimular el cerebro del niño 100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras funciones ejecutivas © 2020 Rafa Guerrero Diseño de la cubierta: ArteMio Maquetación: cuantofalta.es Correctoras: Beatriz García y Anna Alberola Directora de producción: M.ª Rosa Castillo © 2020 Editorial Sentir es un sello editorial de Marcombo, S. L. Avenida Juan XXIII, n.º 15-B 28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid www.editorialsentir.com Página 178 - The injury of Phineas Gage, based on Ratiu (2004). Summary of Ratiu’s analysis is available at John Darrell Van Horn (2012). «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la http://www.editorialsentir.com/ autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográ�icos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra». ISBN: 978-84-267-2874-6 Producción del ebook: booqlab.com A todos mis pacientes, con los que tan buenos ratos hemos pasado potenciando sus funciones ejecutivas. Prólogo Introducción 1. El cerebro, ese gran desconocido El cerebro como torre de control Las funciones mentales superiores La plasticidad cerebral 2. Los cuatro cerebros El cerebro reptiliano El cerebro emocional El cerebro racional El cerebro ejecutivo Conclusiones 3. ¿Qué son las funciones ejecutivas? Concepto De�inición Características La metáfora del director de orquesta Principales funciones ejecutivas Localización de las funciones ejecutivas Partes de la corteza prefrontal 4. Desarrollo de las funciones ejecutivas Desarrollo evolutivo del lóbulo frontal Modelo de las tres unidades funcionales Activación de las funciones ejecutivas5. Ejercicios para desarrollar la concentración ¿Qué es la concentración? ¿Q Tipos de atención ¿Es lo mismo estar atento que estar concentrado? Desarrollo evolutivo de la atención Ejercicio 1: El águila imperial Ejercicio 2: En busca de las vocales perdidas Ejercicio 3: El juego de las letras Ejercicio 4: Deme palmas Ejercicio 5: Ping-pong atencional Ejercicio 6: Premio al más atento Ejercicio 7: Abracadabra Ejercicio 8: Ensalada de letras Ejercicio 9: Zumo de naranja Ejercicio 10: Busque y compare 6. Ejercicios para desarrollar el control de impulsos Inhibiendo impulsos a lo largo de la historia El test de la golosina ¿Qué es el control de impulsos? La metáfora del funambulista Ejercicio 1: Stroop de animales Ejercicio 2: Todo el mundo dice sí Ejercicio 3: El detective González Ejercicio 4: Jugando con los números Ejercicio 5: Un pasito hacia delante Ejercicio 6: Dando una vuelta por el zoo Ejercicio 7: Zapatillas y manos Ejercicio 8: Luna y sol Ejercicio 9: ¡Cuidado con el número 2! Ejercicio 10: Las ventanas indiscretas 7. Ejercicios para desarrollar la memoria operativa ¿Qué es la memoria operativa? Tipos de memoria Ejercicio 1: Baile de números Ejercicio 2: El cangrejo Nicolás Ejercicio 3: Contar euros Ejercicio 4: La calculadora humana Ejercicio 5: Sudoku Ejercicio 6: King Kong Ejercicio 7: Los números locos Ejercicio 8: Pensar en números Ejercicio 9: Memory de las cartas Ejercicio 10: Saca el diccionario mental 8. Ejercicios para desarrollar la �lexibilidad cognitiva ¿Qué es la �lexibilidad cognitiva? Ejercicio 1: Saque de la chistera todo lo que se le ocurra Ejercicio 2: El toro hecho con palillos Ejercicio 3: El triángulo mágico Ejercicio 4: Los cinco puntos Ejercicio 5: Palillos y números Ejercicio 6: Todas las palabras Ejercicio 7: Cuatro líneas rectas Ejercicio 8: Sumas y restas Ejercicio 9: Buscando a Nemo Ejercicio 10: La abstracción de Picasso 9. Ejercicios para desarrollar la plani�icación ¿Qué es la plani�icación? Ejercicio 1: ¡Vaya desorden! Ejercicio 2: Torre de Hanoi Ejercicio 3: Los números locos Ejercicio 4: La tortilla francesa Ejercicio 5: Laberintos Ejercicio 6: Atando cabos Ejercicio 7: Gatos y perros Ejercicio 8: El diccionario loco Ejercicio 9: El tutifruti de números Ejercicio 10: El rey de los símbolos 10. Ejercicios para desarrollar la solución de problemas ¿Qué es la solución de problemas? Ejercicio 1: La casita Ejercicio 2: Cazando ratones Ejercicio 3: Los relojes de arena Ejercicio 4: Nineland Ejercicio 5: Las edades Ejercicio 6: Las cajas de caramelos Ejercicio 7: Los vasos de chocolate Ejercicio 8: Suma de letras Ejercicio 9: La fuente de agua Ejercicio 10: Jonás el curioso 11. Ejercicios para desarrollar la autorregulación emocional ¿Qué es la autorregulación emocional? La metáfora del carruaje ¿Cómo educar en autorregulación emocional a nuestros hijos? Ejercicio 1: Buscando en el diccionario Ejercicio 2: Respiración Ejercicio 3: Relajación tensión-distensión Ejercicio 4: Sally y Ann Ejercicio 5: ¿Será capaz de aguantar? Ejercicio 6: El rincón de la calma Ejercicio 7: La toalla Ejercicio 8: Quién es quién de las emociones Ejercicio 9: Dibuje su problema Ejercicio 10: Mejorando mi empatía 12. Ejercicios para desarrollar la velocidad de procesamiento ¿Qué es la velocidad de procesamiento? Ejercicio 1: El Usain Bolt de las palabras Ejercicio 2: En busca del símbolo perdido Ejercicio 3: Lectura rápida Ejercicio 4: Nombrando objetos Ejercicio 5: El ajedrez Ejercicio 6: El cocherito leré Ejercicio 7: El caballo Ejercicio 8: Macedonia de �iguras geométricas Ejercicio 9: El cuerpo en marcha Ejercicio 10: Dándole forma al niño 13. Ejercicios para desarrollar la orientación espacial ¿Qué es la orientación espacial? Di�icultades más frecuentes relacionadas con la orientación espacial Ejercicio 1: Los triángulos Ejercicio 2: ¡Arriba ese cuerpo! Ejercicio 3: ¡Copie, copie! Ejercicio 4: La mochila y el balón Ejercicio 5: ¿En qué dirección van? Ejercicio 6: La letra misteriosa Ejercicio 7: Las curvas Ejercicio 8: La otra mitad Ejercicio 9: Haciendo cubos Ejercicio 10: Rubén, Clara y Rosa 14. Trastornos y di�icultades de las funciones ejecutivas Lesiones de la corteza prefrontal El síndrome disejecutivo El curioso caso de Phineas Gage Trastorno por dé�icit de atención con hiperactividad (TDAH) Las emociones en la vida cotidiana 15. Diseño de un entrenamiento en funciones ejecutivas Antecedentes históricos de los programas de intervención Principios básicos de un entrenamiento en funciones ejecutivas Características prácticas de un entrenamiento en funciones ejecutivas Recursos web para trabajar las funciones ejecutivas 16. Los diez mejores juegos de mesa para trabajar las funciones ejecutivas Ejercicio 1: Banderas rápidas® Ejercicio 2: El relojito Ejercicio 3: Speed cups® Ejercicio 4: Mundo cruel® Ejercicio 5: Dobble® Ejercicio 6: ¡Emoción!® Ejercicio 7: Córtex challenge® Ejercicio 8: Touch and �ind® Ejercicio 9: Fantasma Blitz® Ejercicio 10: Mikado® 17. Soluciones PRÓLOGO El conocimiento de la estructura y función del cerebro que aporta la neurociencia está proporcionando, de un modo cada vez más acelerado, nuevos datos que impactan en muchos y diferentes campos de las humanidades. Campos que discurren desde la �iloso�ía a la ética pasando por la estética o la economía o, más recientemente, la educación. Y, desde luego, este impacto se está produciendo, y de modo destacado, en la psicología y el estudio de la conducta, de las que, a su vez, se nutren los conocimientos aportados por la propia neurociencia. Claramente estos conocimientos sobre el cerebro y su impacto en las humanidades transforman, cambian, la sociedad en que se vive, y son estos cambios los responsables últimos de la evolución constante y sucesiva de las culturas. Una consecuencia práctica de todo lo que antecede es la extensión de todos estos nuevos conocimientos a los diferentes ámbitos de la sociedad y, desde luego, y especialmente, a los diferentes núcleos de disciplinas o profesionales en ellas a los que se dedican nuevos libros, como ocurre en el caso particular de este libro que nos ocupa sobre educación y enseñanza. Libros que necesariamente se escriben (o así debiera ser) con un lenguaje asequible, desde luego, pero sólidamente basados en los conocimientos que se tienen tanto de la neurociencia como de las disciplinas humanísticas correspondientes. Este es el caso de este libro de Rafa Guerrero. Libro escrito de modo muy didáctico y muy asequible que trata uno de los temas quizás hoy de mayor impacto en el mundo de la neuroeducación y que es el de las FUNCIONES EJECUTIVAS o, si se quiere, el tema de la individualidad y las funciones sociales complejas. Lo cierto es que durante miles de años el individuo humano ha luchado, de modo casi exclusivo, por mantenerse vivo en entornos en donde el valor supremo era la supervivencia biológica. En contraste a esto, y en los contextos sociales democráticos de nuestros días ya alejados de aquellos tiempos, la lucha del hombre se centra en el logro de su�icientes conocimientos y en la adquisición de una sólida educación emocional que le faciliten sobrevivir y competir en sociedades de conductas altamente complejas en lucha por la dignidad, la igualdad y también por esa libertad que permita elegir y decidir a cada uno con respeto a la propia dignidad, igualdad y libertad de los demás. Todo esto requiere de la enseñanza y el aprendizaje de esas funciones sociales complejas o funciones así llamadas ejecutivas.Funciones estas que requieren, en su esencia, de unas capacidades y un entrenamiento su�iciente como para poder plani�icar y perseguir un objetivo concreto o desarrollar conductas de gran control emocional y de autocontrol o control cognitivo de uno mismo. Todas funciones que hay que comenzar a aprender desde muy temprano en el seno de la familia y del colegio. Hay muchos estudios que avalan sobradamente cuanto digo. Precisamente, este libro que estamos comentando en este prólogo proporciona muchos ejemplos y ejercicios que lo demuestran y facilitan. Hoy incluso comenzamos a saber del valor de estas funciones ejecutivas con relación al aprendizaje en temas como el de la lectura, tarea que requiere, junto a otras muchas redes neuronales, de la actividad de redes distribuidas en varios territorios de la corteza prefrontal (detalladas en este libro) implicados en la toma de decisiones y cambio consecuente de estrategias mentales. De particular relevancia es la corteza prefrontal dorsolateral (memoria de trabajo), que permite mantener en mente lo recién leído y así poder hilarlo con sentido a lo que sigue durante la lectura. Y también la corteza cingulada (actividad concertada con el cerebro emocional: emoción, cognición, intención, acción). Es este todavía un capítulo abierto a la investigación neurocognitiva. En cualquier caso, este libro es de importancia sobresaliente en el momento actual. Libro que va desde los conceptos básicos acerca de la estructura y del funcionamiento del cerebro a la descripción de esas funciones ejecutivas y su desarrollo a lo largo de los primeros años de la vida, hasta completar, esencia del libro, un amplio espectro de ejercicios acerca de cómo desarrollar la concentración o el control de impulsos, memoria y atención ejecutivas, �lexibilidad cognitiva, plani�icación, autorregulación emocional y tantos otros. El conjunto de todos estos temas son un vivo retrato que enmarca la progresión de la neurociencia en su enlace con la psicología, la educación y las humanidades, así como también su enorme repercusión para la sociedad en que vivimos. Sin duda, representa una grande y valiosa labor de estudio y nuevas ideas que, llevadas a la práctica en los ejercicios que propone Rafa Guerrero, en este libro darán el bene�icioso resultado que todos debemos, profundamente, agradecerle. Yo, aquí, así lo dejo expreso. Francisco Mora Profesor Honorí�ico de la Universidad Complutense de Madrid INTRODUCCIÓN Uno de los motivos que me llevaron a escribir este libro práctico sobre funciones ejecutivas es que, después de muchos años trabajando con niños, adolescentes y adultos con di�icultades en algunas de sus funciones ejecutivas como la concentración, la plani�icación o la solución de problemas, muchos de ellos se encontraban con pocos recursos serios para seguir trabajando las funciones ejecutivas en casa. Cuando formaba a maestros y profesionales, me manifestaban su desesperación a la hora de encontrar un manual sencillo y práctico que englobara ejercicios para trabajar las principales funciones ejecutivas. Es por ello que decidí realizar un libro que ahondara en qué son las funciones ejecutivas y que, a la vez, ofreciera al lector ejercicios para desarrollar y potenciar las funciones ejecutivas de sus hijos o alumnos. Además, como bien concluye el psicólogo Francisco Xavier Castellanos, en torno a un 50 % de la población presenta algún tipo de di�icultad en sus funciones ejecutivas (Castellanos, 2006). Sirva de adelanto para el lector que todos los ejercicios que de ahora en adelante encontrará en este libro están pensados para una edad determinada y para un per�il concreto, motivo por el cual se hace imprescindible adaptar todos y cada uno de los ejercicios que aquí se proponen. No es lo mismo un niño que otro, no es lo mismo una edad que otra, no es lo mismo trabajar de manera individual las funciones ejecutivas que hacerlo de manera grupal, como tampoco es lo mismo trabajar con un niño con di�icultades de aprendizaje o un trastorno disejecutivo que trabajar con un niño sin di�icultades aparentes (niños neurotípicos). Otro aspecto que debe tener en cuenta el lector es que no existen ejercicios o actividades que trabajen una sola función ejecutiva. Por ejemplo, no existen ejercicios para potenciar solo y exclusivamente la concentración. Lo que sí que hay son ejercicios que desarrollan principalmente la concentración, además de otras funciones ejecutivas. Cuando trabajamos una función ejecutiva, es muy probable que otras funciones ejecutivas que no trabajamos de manera directa mejoren considerablemente. Es por ello que algunos ejercicios que se hayan encuadrado en un capítulo de una función ejecutiva concreta se podrían haber incluido en otros capítulos sin problema alguno. Todas las actividades y los ejercicios que se proponen en el libro han sido clasi�icados dentro de un rango de edad a partir del cual se pueden llevar a cabo (véase en el apartado “Soluciones”). La gran mayoría de ellos se pueden utilizar con niños a partir de los 5-6 años, aunque hay algunos que se pueden emplear a partir de los 3-4 años y, otros más complejos, que están indicados a partir de los 10-11 años o incluso para adolescentes y adultos. Es importante saber que estas edades son siempre orientativas, ya que debemos adaptar cada ejercicio a la situación, di�icultad e historia de cada niño. Por lo tanto, no tome las edades propuestas como algo cerrado y rígido: adapte cada ejercicio a las necesidades de cada niño y/o grupo. Seamos conscientes de la repercusión que tenemos las madres, los padres, los profesores, los profesionales y demás miembros de la sociedad sobre nuestros hijos. Al trabajar y ejercitar actividades de funciones ejecutivas concretas, estamos modi�icando el cerebro tanto estructural como funcionalmente. Como dice Barbara Wilson, al estimular y trabajar las funciones ejecutivas, estamos troquelando el cerebro de nuestros hijos y alumnos. EL CEREBRO COMO TORRE DE CONTROL ¿Qué es el cerebro? Podemos decir que el cerebro es la torre de control donde se producen todos los procesos psicológicos. El cerebro controla todo nuestro cuerpo. Gracias a este órgano somos capaces de disfrutar de una puesta de sol, resolver una ecuación de segundo grado, emocionarnos viendo una película y aprender nuevas recetas de cocina. Pero, ¿qué sabemos sobre cómo evoluciona y se desarrolla el cerebro? En el vientre materno, en torno a las 8 semanas de gestación, el cerebro supone un 50 % del total del tamaño corporal, lo que nos hace ver la importancia de este órgano. En torno a los 5 meses de embarazo, el cerebro equivale a un 14 % del total del cuerpo. Ese porcentaje se va reduciendo hasta que, en el momento del parto, el cerebro de un neonato puede llegar a pesar en torno a 335 gramos (un 10 % de su peso) o, lo que es lo mismo, el peso del cerebro de un chimpancé adulto. Y no es que el cerebro del ser humano sea el más grande de todos los animales, sino que es el que mejor conectado está. Sobre el primer año de vida, el cerebro del niño tiene un peso cercano a 1 kg, una cantidad ya cercana a lo que pesa, de media, un cerebro adulto (1300-1400 gramos). Las células especializadas del cerebro reciben el nombre de neuronas. Gracias a las conexiones entre estas neuronas, el cerebro es capaz de aprender, emocionarse, sentir, realizar conductas y disfrutar de una buena compañía, entre otras muchas funciones. Al proceso mediante el cual un grupo de neuronas se comunica o se conecta con otro grupo de neuronas se lo conoce con el nombre de sinapsis. Se estima que el cerebro humano alberga un total de 100 000 millones de neuronas. Además —para que podamos ver la complejidad del cerebro y sus relaciones— cada neurona establece conexión (sinapsis) con entre 100 y 100 000 neuronas diferentes. En cuanto al metabolismo cerebral se re�iere, podemos señalar que el cerebro de un niño se muestra extremadamente activo durante toda su infancia. Así, porejemplo, el cerebro de un bebé recién nacido utiliza un 60 % del total de oxígeno, mientras que los adultos utilizamos en torno a un 18-20 % del total del oxígeno para funciones cerebrales. Son muchos los mitos que existen en relación con el cerebro y el sistema nervioso. Uno de los neuromitos más frecuentes y extendidos es aquel que enuncia que «a mayor cerebro, mayor inteligencia». Por supuesto que esto es rotundamente falso, ya que la inteligencia no tiene que ver con un mayor cerebro, sino con una mayor cantidad de conexiones nerviosas. Pensemos, por ejemplo, en el cerebro de una ballena, que tiene un peso aproximado de unos 7 kg y; la ballena es el animal que tiene el cerebro más pesado. ¿Acaso las ballenas son más inteligentes que los seres humanos? LAS FUNCIONES MENTALES SUPERIORES A lo largo de su evolución, el cerebro del ser humano ha desarrollado una serie de funciones mentales que lo distinguen del cerebro del resto de especies animales. Podemos clasi�icar estas funciones mentales superiores en cuatro grandes grupos: gnosias, praxias, lenguaje y funciones ejecutivas. En este libro nos centraremos en las funciones ejecutivas, pero veamos todas las funciones mentales superiores de una manera más detenida: 1. Gnosias : Se re�ieren a todos los procesos de percepción, gracias a los cuales podemos recibir información del ambiente que nos rodea. Las gnosias las integran los sentidos de vista, oído, tacto, gusto y olfato. Necesitamos lo sensorial para poder desarrollar nuestro cerebro. Una manera de trabajar las gnosias con nuestros hijos consiste en hacer fotos de objetos de la vida cotidiana y tapar o recortar algunas partes. En este caso, estaríamos trabajando las gnosias visuales, pero se puede hacer con cualquiera de los sentidos. Trate de reconocer los siguientes objetos de manera visual: 2. Praxias : Son todas las conductas que ponemos en marcha, desde las más automáticas e involuntarias —como son los re�lejos — hasta las conductas más complejas (como puede ser aprender un idioma o ejecutar una coreogra�ía). Tanto las gnosias como las praxias suponen los dos componentes básicos de lo que Piaget denominaba el periodo sensorio-motriz , en el que se aglutinan los procesos de recepción de los estímulos ( gnosias ) y la ejecución de conductas ( praxias ). La etapa sensoriomotriz abarca desde el nacimiento hasta los 2 años de edad aproximadamente. Un ejercicio sencillo para trabajar la praxias de nuestros hijos, es decir, su capacidad motriz, consiste en realizar las siguientes copias: 3. Lenguaje: En la gran mayoría de los niños, el lenguaje propiamente dicho suele iniciarse sobre los 2 años de edad. Gracias al lenguaje podemos comunicarnos con nuestros seres queridos y amigos. Somos la única especie que tiene lenguaje como tal, ya que el resto de las especies se comunican pero no disponen de lenguaje. Dentro del lenguaje, podemos hablar de diferentes procesos que lo componen: expresión, comprensión, escritura, lectura, discriminación, �luidez, vocabulario, etc. Todos ellos se pueden (y deben) reforzar y estimular. Un ejercicio clásico para trabajar el lenguaje es el ahorcado. ¿Recuerda cuando, de pequeños, jugábamos al ahorcado? 4. Funciones ejecutivas: Las primeras funciones ejecutivas debutan en torno a los 2 años de edad. Es verdad que algunas funciones ejecutivas se suelen desarrollar e interiorizar unos años más tarde. Así, por ejemplo, la inhibición de impulsos suele iniciarse en torno a los 4 años, momento que coincide con una proliferación de neuronas inhibitorias en el cerebro del niño, lo que facilita el proceso de inhibición de impulsos. En torno a los 6-7 años, el niño ya dispone de estas cuatro funciones mentales superiores para poder operar y funcionar en su día a día. Es por este motivo por el que Piaget denominó a la etapa que comienza a los 6-7 años etapa de operaciones concretas, ya que el niño ya dispone de las cuatro funciones mentales superiores que le permitirán adaptarse de manera e�icaz en su vida cotidiana. ¿Qué tipo de acciones puede llevar a cabo un niño a partir de los 6 años? Por ejemplo, el niño es capaz de hacer sumas, pero con una ayuda externa (un ábaco, sus dedos, manzanas, etc.). En cambio, en la etapa de operaciones formales, que suele comenzar a partir de los 12 años, el niño no necesita ver lo que está contando, puede imaginarlo en su cabeza. Ya dispone de una gran capacidad de abstracción y razonamiento. En ambas etapas (operaciones concretas y operaciones formales), se requiere un buen funcionamiento ejecutivo. FUNCIONES MENTALES SUPERIORES Funciones mentales superiores Adquisición Gnosias (percepción) 0–2 años Periodo sensorio-motriz Praxias (motor) Lenguaje A partir de los 2 años Funciones ejecutivas A partir de los 2–4 años LA PLASTICIDAD CEREBRAL Podemos de�inir la plasticidad cerebral como el conjunto de cambios que se producen en el sistema nervioso central como resultado de un aprendizaje, de un entrenamiento, de la experiencia, de posibles lesiones o de procesos degenerativos del propio cerebro. Por lo tanto, la plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro para cambiar ante las demandas de un entorno que también es cambiante. Cualquiera de nosotros puede entrenar y mejorar sus funciones ejecutivas independientemente de la edad que tenga. Es verdad que el principio de plasticidad indica que un cerebro joven aprende más y mejor que un cerebro mayor pero, en realidad, cualquier persona puede mejorar su rendimiento ejecutivo a base de entrenamiento y práctica. Al cerebro le encanta la sorpresa, lo incongruente y lo novedoso. La activación cerebral es mayor cuando nos encontramos ante una situación o actividad novedosa y que no cumple las expectativas. Es en este momento cuando se pondrán en marcha nuestras funciones ejecutivas para poder atender de la manera más satisfactoria posible la situación que tenemos delante. El motivo de que el cerebro esté orientado a lo nuevo es que le gusta aprender cosas nuevas. Pero, para que se produzca el aprendizaje, son necesarios los cuatro requisitos siguientes: percepción, motivación, atención y memoria. Sin estos cuatros requisitos no habrá aprendizaje. Es decir, si no podemos percibir, si no estamos motivados ante la tarea, si no prestamos atención o si no disponemos de una capacidad mínima de memoria, el aprendizaje no se producirá. A través del entrenamiento y la ejercitación de las funciones ejecutivas podemos modi�icar la estructura y el funcionamiento de nuestro sistema nervioso. Son muchos los estudios que demuestran que el cerebro se modi�ica a través de la experiencia y el aprendizaje, así como mediante el entrenamiento y la potenciación de las funciones ejecutivas. El cerebro es como un músculo que entrenamos cuando hacemos deporte o vamos al gimnasio. Los estudios de Eleanor Maguire en el año 2000 pusieron de mani�iesto la relevancia y los efectos de la neuroplasticidad. Lo que Maguire hizo fue comparar el hipocampo de los taxistas londinenses con el hipocampo de personas que no precisaban memorizar tantas calles ni tener una excelente orientación espacial. El hipocampo, como ya veremos en el próximo capítulo, es una estructura muy relacionada con la memoria y con la orientación espacial. Esta autora llegó a la conclusión de que el hipocampo de los taxistas era mayor que el del resto de la población debido a su ejercitación diaria. El sistema nervioso, por lo tanto, puede cambiar como resultado del aprendizaje y del entrenamiento, así como de las lesiones cerebrales. Y esto se da a cualquier edad. Otras investigaciones también han llegado a las mismas conclusiones. Por ejemplo, se ha comprobado que las personas que tocan habitualmente un instrumento musical tienen un 25 % más desarrollada la corteza auditiva. También se ha comprobado que las personas invidentes dedican su corteza visual, ubicada en el lóbulo occipital, a la lectura del braille (tacto). Con todosestos ejemplos, podemos ver cómo el cerebro se adapta a las diferentes situaciones y cambios. Las funciones ejecutivas se ubican en el lóbulo frontal; más concretamente en la corteza prefrontal, situada en la zona anterior del lóbulo frontal. Es por ello que, como veremos más detenidamente en el capítulo dedicado a los trastornos de las funciones ejecutivas, las lesiones que se producen en la corteza prefrontal pueden provocar di�icultades en la concentración, el control de impulsos, la memoria operativa, la plani�icación y otras funciones ejecutivas. Gracias a la plasticidad cerebral, es probable que determinadas lesiones o trastornos tengan una mejor recuperación mediante el entrenamiento ejecutivo. El cerebro funciona de manera holística, es decir, todo está relacionado y las diferentes partes del cerebro se comunican entre ellas. En este segundo capítulo del libro veremos las cuatro grandes zonas del cerebro y la manera que tienen de comunicarse entre ellas para que la persona tenga un funcionamiento adecuado. Cuando hablamos de cuatro cerebros es metafórico. Es evidente que no es que tengamos cuatro cerebros, sino que hablamos de cuatro grandes zonas cerebrales. Como ya vimos en el capítulo anterior, el cerebro es el órgano que se encarga de recibir la información a través de los cinco sentidos, procesar dicha información y, en último lugar, dar una respuesta. La parte cerebral que se encarga de recibir toda esa información (impulsos, necesidades, emociones, ideas, pensamientos, etc.) y dar una respuesta concreta es la corteza prefrontal, que se corresponde con el cuarto cerebro que veremos a continuación. Da la casualidad (o no) de que el cerebro se desarrolla tanto �ilogenéticamente como ontogenéticamente en las mismas fases que veremos. La �ilogénesis se encarga de estudiar cómo ha evolucionado una especie en concreto, mientras que la ontogénesis estudia el desarrollo de un individuo concreto que pertenece a una determinada especie desde la fecundación hasta su muerte. La teoría de la recapitulación de Ernst Haeckel (1866) de�iende que el desarrollo del niño es un resumen de la historia de la evolución �ilogenética de nuestra especie. EL CEREBRO REPTILIANO El cerebro reptiliano, también llamado cerebro primitivo o complejo reptiliano, está ubicado en la base de nuestro encéfalo. Es la parte más arcaica y primitiva, ya que acumula unos 500 millones de años de existencia. Es el cerebro que tienen los reptiles como los cocodrilos, los dragones de Komodo, las serpientes y las lagartijas. Las dos estructuras más importantes del cerebro reptiliano son el tronco encefálico y el cerebelo. El tronco encefálico tiene funciones relacionadas con la satisfacción de las siguientes necesidades básicas: •Hambre •Sed •Reproducción •Ciclo de sueño-vigilia •Respiración •Protección •Atención (arousal) •Ritmo cardiaco •Regulación de la temperatura El cerebro reptiliano es tan importante para la supervivencia de la especie que el tronco encefálico ya se ha desarrollado al �inalizar el primer trimestre de gestación. La segunda estructura relevante del complejo reptiliano es el cerebelo, que tiene una estrecha relación con el equilibrio corporal y la audición. Los re�lejos, las necesidades y los instintos están codi�icados en el cerebro reptiliano, motivo por el cual se conoce con el nombre de cerebro de la supervivencia o cerebro que actúa. No es un cerebro pensante ni sintiente, solamente actúa en situaciones de superviviencia. Por lo tanto, el cerebro reptiliano tiene como objetivo la supervivencia de la especie. Esta estructura puede dar tres tipos de respuestas básicas. Los ingleses las llaman las tres «F»: �light, �ight y freeze. Lo podemos traducir al castellano como huida, ataque y parálisis. Cuando nuestro cerebro detecta que nuestra vida corre peligro, pone en marcha una de estas tres respuestas de una manera automática, involuntaria e inconsciente. Es la parte del cerebro que tienen más activa los neonatos y bebés. A continuación, señalamos las características más relevantes del complejo reptiliano: •Es la parte más arcaica del encéfalo. •Inconsciente, involuntario y automático. •Es un cerebro reactivo. •No precisa aprendizaje, ya que es un cerebro innato. •Está orientado en el aquí y el ahora (presente). •Las consecuencias de una lesión en el complejo reptiliano son más previsibles, aunque la persona afectada siempre corre peligro de muerte. EL CEREBRO EMOCIONAL El cerebro emocional se desarrolló hace unos 180-200 millones de años con la aparición de los primeros mamíferos sobre la faz de la tierra. Se ubica justo encima del cerebro reptiliano. Por lo tanto, es el cerebro de mamíferos como el del�ín, la jirafa y el elefante. El cerebro emocional tiene cinco funciones básicas que lo diferencian del resto de zonas cerebrales: •Aprendizajes básicos •Memoria •Emociones •Sociabilidad •Relación de apego Los animales que no poseen un cerebro emocional, como los insectos y los reptiles, no disponen de una relación de apego con sus crías ni experimentan emociones. Un reptil deposita sus huevos y no establece ninguna relación emocional con su descendencia, cosa que sí hacemos las especies que tenemos cerebro emocional y, por lo tanto, apego. El cerebro emocional se ubica, anatómicamente hablando, en el sistema límbico, que es un conjunto de estructuras muy relacionadas con las funciones antes citadas. Lo que pretende el cerebro emocional es hacer aquello que más nos gusta y evitar hacer aquello que nos desagrada. Las tres estructuras más importantes del cerebro emocional son el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala. Mención aparte merece esta última estructura del cerebro emocional. Las amígdalas cerebrales tienen una estrecha relación con las emociones, sobre todo con las emociones desagradables como el miedo, la rabia, la tristeza, el asco, etc. Por ejemplo, todos los miedos aprendidos se codi�ican en las amígdalas. Cuando experimentamos estas emociones, las amígdalas se excitan y se hiperactivan. La carretera cerebral que une las amígdalas cerebrales con la corteza prefrontal va a posibilitar que la persona sea capaz de regular sus propias emociones y funcionar ejecutivamente. Al igual que el cerebro reptiliano, el cerebro emocional es involuntario, inconsciente y automático, es decir, no somos conscientes de todas las emociones que tenemos a lo largo del día. Si el cerebro reptiliano es el cerebro que actúa, el cerebro emocional es el cerebro que siente. EL CEREBRO RACIONAL En tercer lugar tenemos el cerebro racional, que se localiza en el neocórtex, es decir, en la capa más externa de nuestro cerebro. Si abrimos nuestro cráneo, lo primero que nos vamos a encontrar es nuestro neocórtex. Es la parte del cerebro más moderna y la que ha aparecido en último lugar tanto �ilo como ontogenéticamente hablando, ya que se desarrolló a partir de los primeros primates hace unos 60-65 millones de años. Es nuestro cerebro pensante, de ahí que digamos que es el cerebro que piensa. Además, el cerebro pensante también se encarga de almacenar información. La memoria a largo plazo se ubica en todo el neocórtex. El neocórtex, también denominado neocorteza, se divide en dos hemisferios unidos por un haz de �ibras llamado cuerpo calloso. Se ha demostrado que las mujeres tienen un 20 % más grueso el cuerpo calloso, lo cual indica que tienen mayor interconectividad entre los hemisferios, lo que hace que haya una mayor coordinación entre ambos. Además, los hemisferios se dividen en cuatro lóbulos cerebrales: occipital, parietal, temporal y frontal. El lóbulo que mayor interés tiene para nuestro libro es el lóbulo frontal, el cual desarrollaremos más profundamente en los siguientes capítulos. EL CEREBRO EJECUTIVO En cuarto y último lugar tendríamos el cerebro ejecutivo. Dicho cerebro pertenece al neocórtex pero,dada su relevancia, he decidido separarlos. Es el cerebro que ejecuta, ya que el cerebro ejecutivo se localiza en la corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas. En los últimos miles de años ha habido un crecimiento extraordinario de la corteza prefrontal en comparación con el resto del neocórtex. Pero no solo ha habido un aumento de la zona de la corteza prefrontal, sino que también ha proliferado el número de conexiones entre neuronas en dicha parte del cerebro. La corteza prefrontal supone aproximadamente una tercera parte del neocórtex. En la corteza prefrontal se ubican las funciones ejecutivas, por ejemplo, la plani�icación, la memoria operativa, la toma de decisiones, el control inhibitorio, la concentración, etc. Cuando hay una lesión o alteración en la corteza prefrontal, la capacidad de funcionar ejecutivamente disminuye de manera considerable. Así, por ejemplo, Fernier (1986) extirpó los lóbulos frontales a un grupo de monos. ¿Sabéis qué consecuencias tuvo? Que provocó excesiva inquietud motora y baja capacidad de concentración en los monos. La gran actividad e inquietud en los monos se debían a la ausencia de la principal estructura que se encarga de controlar nuestros impulsos, necesidades, emociones y pensamientos: la corteza prefrontal. Todas las funciones ejecutivas están orientadas al futuro. Es por este motivo por el que se dice que la corteza prefrontal abre el organismo al futuro. Es el cerebro que ejecuta. Todos los mamíferos tenemos neocórtex y corteza prefrontal, pero solo el ser humano tiene funciones ejecutivas propiamente dichas. En ocasiones escuchamos que los niños son muy sinceros y crueles con sus comentarios y acciones sobre los demás, pero no creo que sea así. No es que sean crueles, sino que no tienen el su�iciente desarrollo de la corteza prefrontal como para no hacer o no decir lo que a los demás les hará daño o les perjudicará. Podemos decir que cuanto más atrás estemos en el cerebro (áreas del cerebro posterior), más se parece a una navaja de Albacete, y cuanto más adelante estemos (áreas del cerebro anterior), más se parece a una navaja suiza. Esto es así porque las zonas del cerebro reptiliano son más rígidas y automatizadas, mientras que las zonas del cerebro racional y de la corteza prefrontal son más �lexibles y controladas. Por este motivo, ante una lesión, traumatismo o tumor en las áreas posteriores del cerebro, podremos predecir con mayor seguridad las posibles repercusiones, algo que es muy di�ícil y más variable en las zonas anteriores del cerebro. Las características básicas de la corteza prefrontal son las siguientes: •Es la capa más moderna tanto �ilo como ontogenéticamente hablando. •Consciente, voluntaria y controlada. •Orientada al futuro, aunque también puede pensar en el momento presente y re�lexionar sobre el pasado. •Lesiones en la corteza prefrontal causan lesiones imprevisibles. CONCLUSIONES Como conclusión, podríamos decir que el cerebro reptiliano y el cerebro emocional se corresponderían con un cerebro caliente, mientras que el neocórtex y la corteza prefrontal se corresponderían con un cerebro frío. El cerebro reptiliano responde al aquí y al ahora, mientras que el cerebro racional y el ejecutivo están dirigidos al futuro, aunque también pueden pensar en el pasado y en el momento presente. Los dos primeros cerebros son arcaicos, en cuanto a que son simples y antiguos, y el cerebro racional y ejecutivo son más vanguardistas. Si utilizamos la metáfora del coche, el cerebro caliente sería el acelerador del coche, mientras que el cerebro frío sería el encargado del freno del coche, es decir, de la capacidad de inhibición y control de los impulsos. Para una correcta adaptación de la persona, tan importante es saber manejar el acelerador como el freno. Lea atentamente la siguiente historia. Juan es un guardia civil de mediana edad que está trabajando cuando, de repente, le empieza a doler la cabeza. Su superior le dice que se marche a casa a reposar. Juan llega a casa y cuál es su sorpresa cuando se encuentra a su mujer con otro hombre en la cama. En ese momento, Juan coge la pistola y se dispone a pegarle un tiro cuando, de pronto, algo le hace detenerse. ¿Sabe qué le ha hecho recapacitar sobre lo que iba a hacer? Sus funciones ejecutivas. Gracias a su buen funcionamiento ejecutivo, Juan ha podido anticiparse y valorar las consecuencias futuras de matar al amante de su mujer. Al poder visualizarlas, ha podido detenerse. Este es el ejemplo que suele utilizar el �ilósofo y pedagogo español José Antonio Marina para explicar de manera práctica qué son las funciones ejecutivas. En este capítulo trataremos en detalle las diferentes funciones ejecutivas de las que dispone el ser humano. Todas ellas son dimensionales, es decir, no es que se tengan o no se tengan, sino que tenemos una cantidad de cada una de ellas. Metafóricamente hablando, las funciones ejecutivas no son cuestión de blanco o negro, sino que están en una escala de grises. En función de su uso, las tendremos más o menos desarrolladas. Así, por ejemplo, un niño puede tener una muy buena capacidad de concentración, pero una nefasta memoria operativa. En cambio, otra niña puede tener di�icultades en la concentración, pero excelentes capacidades de plani�icación y de memoria operativa. CONCEPTO El concepto de funciones ejecutivas fue acuñado por Muriel Lezak en el año 1989, aunque fue Alexander R. Luria, autor de la escuela soviética, quien resaltó la importancia de la corteza prefrontal en el desempeño y la adaptación de las personas. El barcelonés Joaquín Fuster, psiquiatra y profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), es y ha sido uno de los grandes investigadores de la corteza prefrontal que, como veremos, es la sede donde habitan las funciones ejecutivas. Históricamente hablando, ya los frenólogos, con Franz Joseph Gal a la cabeza, destacaban la importancia del lóbulo frontal en este tipo de procesos psicológicos. Norman y Sallice exponen que existen dos tipos de situaciones en la vida cotidiana: unas son las situaciones rutinarias, que se caracterizan por estar automatizadas, mientras que, por otro lado, están también las situaciones novedosas, que requieren todos nuestros recursos cerebrales y son las que están relacionadas con las funciones ejecutivas. En ocasiones, las funciones ejecutivas también se conocen con el nombre de inteligencia ejecutiva. DEFINICIÓN En la actualidad existe un total de 33 de�iniciones diferentes sobre lo que es el funcionamiento ejecutivo. Por este motivo, resulta di�ícil establecer una única de�inición de lo que son las funciones ejecutivas. Es verdad que la gran mayoría de de�iniciones tienen características y aspectos en común. Vamos a ver algunas de las de�iniciones más representativas. José Antonio Portellano, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, de�ine las funciones ejecutivas como el mecanismo que permite resolver problemas, gracias a su capacidad de realizar programas de actuación para plani�icar, iniciar, dirigir y supervisar las conductas encaminadas al logro de objetivos. Ozonoff y sus colaboradores de�inen la función ejecutiva como el constructo cognitivo usado para describir conductas dirigidas hacia una meta, orientadas hacia el futuro, que se consideran mediadas por los lóbulos frontales. Incluyen la plani�icación, inhibición de respuestas, �lexibilidad, búsqueda organizada y memoria de trabajo. Todas las conductas de función ejecutiva comparten la necesidad de desligarse del entorno inmediato o contexto externo. Según Muriel Lezak, que fue quien acuñó este concepto, las funciones ejecutivas permiten al ser humano formular metas, plani�icar objetivos y ejecutar conductas de un modo e�icaz. La �inalidad última de las funciones ejecutivas es el control de la conducta. Russell Barkley, uno de los máximos expertos en el trastorno por dé�icitde atención con hiperactividad (TDAH) de todo el mundo, de�ine las funciones ejecutivas como la capacidad de actuar sobre uno mismo y mejorar el futuro. Según Javier Tirapu, uno de los grandes neuropsicólogos de nuestro país, el funcionamiento ejecutivo es la capacidad de hallar soluciones para un problema novedoso, haciendo predicciones de las consecuencias de cada solución imaginada. Según Tirapu, los pacientes con problemas ejecutivos pueden solucionar situaciones automatizadas, pero no saben resolver problemas novedosos. Para el �ilósofo toledano José Antonio Marina, la inteligencia ejecutiva es la capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas, aprovechando la información y regulando las emociones. Según Joaquín Fuster, psiquiatra y profesor de UCLA, las funciones ejecutivas son aquellas funciones del cerebro que permiten la organización de las acciones en el tiempo para alcanzar metas de cara a resolver problemas. Por lo tanto, como bien establece Gazzaniga, las funciones ejecutivas hacen referencia a un conjunto de estrategias que incluyen: a) La intención de inhibir una respuesta o demorarla en el tiempo. b) Un plan estratégico de secuencias de acción. c) Una representación mental de la tarea que incluya la información de los estímulos relevantes codi�icada en la memoria y la meta futura deseada. AUTOR DEFINICIÓN DE FUNCIONES EJECUTIVAS José Antonio Portellano Mecanismo que permite resolver problemas, gracias a su capacidad de realizar programas de actuación para plani�icar, iniciar, dirigir y supervisar las conductas encaminadas al logro de objetivos. Ozonoff y colaboradores Constructo cognitivo usado para describir conductas dirigidas hacia una meta, orientadas hacia el futuro, que se consideran mediadas por los lóbulos frontales. Muriel Lezak Permiten al ser humano formular metas, plani�icarobjetivos y ejecutar conductas de un modo e�icaz. Russell Barkley Capacidad de actuar sobre uno mismo y mejorar el futuro. Javier Tirapu Capacidad de hallar soluciones para un problema novedoso, haciendo predicciones de las consecuencias de cada solución imaginada. José Antonio Marina Capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas, aprovechando la información y regulando las emociones. Joaquín Fuster Aquellas funciones del cerebro que permiten la organización de las acciones en el tiempo para alcanzar metas y resolver problemas. CARACTERÍSTICAS Las funciones ejecutivas son una de las características que nos diferencian del resto de las especies animales. Podríamos decir que el área prefrontal, sede de las funciones ejecutivas, es el centro de la humanidad. La gran mayoría de las funciones ejecutivas están orientadas al futuro. Así el resto de animales no realizan conductas para obtener resultados en un futuro, sobre todo a medio o largo plazo. Por ejemplo, los seres humanos compramos una tarta para tomárnosla en el cumpleaños de nuestro hijo que celebraremos en unos días, organizamos el verano con un tiempo prudencial, nos hipotecamos, cursamos grados universitarios que implican un mínimo de cuatro años, hacemos tesis doctorales que suponen un gran esfuerzo y tiempo, etc. En de�initiva, invertimos en tiempo. Esto es algo exclusivamente humano. El hecho de tener un buen funcionamiento ejecutivo es consecuencia del aprendizaje, de la práctica y de la experiencia. Las funciones ejecutivas no vienen determinadas genéticamente, lo cual es una buena noticia porque, en caso de que un niño tenga un mal rendimiento en alguna función ejecutiva, esto nos permite poder entrenarla. Los ámbitos donde más se desarrollan las funciones ejecutivas son en casa, en el colegio y en las relaciones sociales (amigos, deportes, etc.). Sabemos que el entrenamiento y su ejercitación modi�ican tanto la anatomía como el funcionamiento de la corteza prefrontal. Los estudios han puesto de mani�iesto que los niños que tienen una mayor inteligencia activan menos el cerebro cuando están realizando una determinada tarea. Es decir, un niño que tiene una discapacidad intelectual va a necesitar activar más zonas del cerebro y dedicar más tiempo para hacer una determinada tarea. LA METÁFORA DEL DIRECTOR DE ORQUESTA Son muchas las metáforas o los símiles que se han utilizado para describir el papel que cumplen las funciones ejecutivas en las vidas de las personas: el director de orquesta, el timón del barco, el jefe de una empresa, etc. Una de las metáforas más utilizadas es la del director de orquesta que ideó Goldberg. Imagine que ha ido a ver un concierto de música clásica. ¿Quién cree que es más importante para que todo salga bien? ¿Los músicos o el director de orquesta? Ambos son imprescindibles para que podamos disfrutar de bellas sinfonías. Cada uno de los músicos y cada una de las diferentes secciones deben tocar de manera coordinada: sección de viento, sección de cuerda, sección de percusión, etc. Pero también es importante que quien los coordina a todos (director de orquesta) realice bien su labor. Si entendemos las diferentes secciones de la orquesta como las diferentes partes del cerebro y al director de orquesta como las funciones ejecutivas, entenderemos bien esta metáfora. La corteza prefrontal (funciones ejecutivas) recibe toda la información del resto del cerebro (impulsos, necesidades, emociones, pensamientos, etc.) y toma una decisión que será lo más adaptativa posible. A esto es a lo que llamamos funcionamiento ejecutivo. En de�initiva, y continuando con los símiles, las funciones ejecutivas actúan como un ejecutivo, un mánager y un distribuidor. Ejecutivo, porque permiten establecer objetivos y estrategias para lograrlos; mánager, porque permiten evaluar las consecuencias a la hora de resolver problemas o con�lictos; y distribuidor, porque reparten las tareas entre las redes neuronales implicadas. PRINCIPALES FUNCIONES EJECUTIVAS Una vez que ya sabemos qué son las funciones ejecutivas y cuál es su misión en el cerebro, nos centraremos en los diferentes tipos de funciones ejecutivas que existen. Se han llegado a identi�icar hasta un total de 32 funciones ejecutivas. Generalmente, las funciones ejecutivas se suelen clasi�icar en dos tipos: •Funciones ejecutivas frías: Este tipo de funciones ejecutivas se activan cuando las emociones no son intensas o son fácilmente controlables. Por ejemplo, si tenemos que tomar la decisión de qué coche comprarnos, es importante que lo hagamos en un momento de serenidad, para que podamos activar las funciones ejecutivas frías: concentración (qué coches nos gustan), razonamiento (pros y contras de cada una de las opciones), memoria operativa (hacer cálculos de lo que podemos pagar y lo que no), toma de decisiones (con qué coche nos quedaremos), etc. •Funciones ejecutivas cálidas o calientes: Se ponen en marcha cuando necesitamos ejercer un importante autocontrol sobre las emociones que estamos experimentando en un determinado momento. Por ejemplo, ante una discusión acalorada con un amigo o con nuestra pareja necesitamos poner en marcha nuestro funcionamiento ejecutivo caliente para evitar decir o hacer cosas de las que posteriormente nos podamos arrepentir, o cosas que sean desadaptativas para nosotros o los demás. En esta situación, es imprescindible disponer de estrategias de regulación emocional. Cuando desarrollábamos en el capítulo anterior los cuatro cerebros, decíamos que la emoción nacía en el sistema límbico (cerebro emocional), pero decíamos también que la emoción se controlaba o gestionaba gracias a las funciones ejecutivas (corteza prefrontal). En el siguiente esquema puede ver la clasi�icación de las funciones ejecutivas (frías vs. cálidas) y algunas de las funciones ejecutivas más representativas de ambos grupos. Algunas de las funciones ejecutivas que más se suelen utilizar en los programas de intervención son las siguientes: •Concentración •Inhibición o control de impulsos •Flexibilidadcognitiva •Autorregulación emocional •Memoria operativa •Plani�icación •Velocidad de procesamiento •Anticipación •Orientación espacial •Demorar recompensas •Razonamiento •Iniciativa •Monitorización •Toma de decisiones •Establecimiento de objetivos •Metacognición •Conciencia ética A pesar del gran número de funciones ejecutivas, según Joaquín Fuster las cinco más relevantes son las que siguen: concentración, control de impulsos, memoria operativa, plani�icación y �lexibilidad cognitiva. En este libro, además de centrarnos en estas cinco funciones ejecutivas básicas que propone Fuster, desarrollaremos algunas más que puede resultar interesante potenciar con nuestros hijos y alumnos. Todas ellas se explicarán y desarrollarán en los siguientes capítulos. LOCALIZACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS Las funciones ejecutivas se asientan, como ya hemos comentado, en el lóbulo frontal y, en concreto, en la corteza prefrontal. De los cuatro lóbulos que tiene el cerebro, el lóbulo frontal es el que tiene mayor importancia tanto anatómica como funcional, pues recoge toda la información del resto de lóbulos y la gestiona. La función básica del lóbulo frontal es coordinar y supervisar el funcionamiento del resto del cerebro, es decir, las funciones ejecutivas. En el caso de los seres humanos, el lóbulo frontal supone un tercio del total del cerebro. En otras especies supone proporciones bastantes menores. Por ejemplo, para que nos hagamos una idea, el lóbulo frontal supone el 17 % del cerebro en los chimpancés y un 7 % en el caso de los perros. A continuación podemos ver lo que ocupa el lóbulo frontal en diferentes especies. Fuente: Cortesía de Joaquín Fuster. Todos los mamíferos disponemos de lóbulo frontal y corteza prefrontal, pero solo el ser humano dispone de funciones ejecutivas. Como ya hemos visto, el área o la corteza prefrontal se activa, principalmente, cuando la acción que vamos a llevar a cabo es compleja o novedosa. Por ejemplo, nuestra corteza prefrontal estaba muy activa el primer día que dimos una clase práctica de conducir. En ese momento, la tarea de conducir suponía un gran reto para nosotros, pues debíamos atender al volante, a las marchas, a los intermitentes, a las instrucciones del profesor y al resto de coches y peatones que circulaban por la ciudad. ¿Verdad que era estresante al principio? Una vez que vamos adquiriendo experiencia, somos capaces de ir automatizando estas conductas y, por lo tanto, nuestra corteza prefrontal está escasamente activa, pues no se trata de una acción compleja y novedosa en ese momento. Pensemos ahora en el gran esfuerzo que deben hacer los bebés para aprender a andar, o un niño de preescolar para aprender a sostener el lápiz, o un niño de primaria para mantener el equilibrio en un monopatín. En estos casos, al principio, nuestra corteza prefrontal estaba muy activa, puesto que era una actividad novedosa que requería todas nuestras energías. Como conclusión, podemos decir que para que una conducta o habilidad pase a estar automatizada es imprescindible que la hayamos repetido y realizado muchas veces. Una conducta se automatiza solo gracias a la práctica y al entrenamiento. Por lo tanto, podría decirse que toda conducta automatizada ha sido previamente una conducta controlada, pero no todas las conductas controladas se convertirán en procesos automáticos. Si la tarea es controlada, implica que es novedosa y, por lo tanto, requiere nuestras funciones ejecutivas. En cambio, las tareas que ya están automatizadas apenas requieren la activación de nuestra corteza prefrontal, puesto que ya están mecanizadas. PARTES DE LA CORTEZA PREFRONTAL Las funciones ejecutivas se asientan, como ya hemos comentado, en el lóbulo frontal y, en concreto, en la corteza prefrontal. Dicha zona es tremendamente compleja y podemos dividirla en tres áreas con funciones especí�icas que tienen una gran relevancia para el correcto funcionamiento ejecutivo: corteza prefrontal dorsolateral, corteza prefrontal orbitofrontal y corteza prefrontal medial. •Corteza prefrontal dorsolateral: Su función principal consiste en perseguir objetivos y metas, por lo que nos permite ser perseverantes ante una determinada tarea. Mantiene la estimulación y la motivación dirigidas a un objetivo. Se encarga de funciones ejecutivas como la plani�icación, la memoria de trabajo, la concentración y la �lexibilidad cognitiva. Las lesiones en la corteza prefrontal dorsolateral provocan grandes problemas en la plani�icación y en la concentración; en esos casos se vive solamente en el momento presente y se tienen di�icultades para anticipar el futuro y aprender del pasado. •Corteza prefrontal orbitofrontal: Dicha estructura está ubicada en la base de los lóbulos frontales y justo encima de los ojos, de ahí su nombre (orbitofrontal). Se encarga de controlar las interferencias y los estímulos que tratan de distraernos de la tarea que estamos haciendo. Está muy relacionada con la función ejecutiva de control de impulsos. Por eso se dice que tiene relación con la gestión de los procesos emocionales, ya que está conectada con el sistema límbico. La función principal de la corteza orbitofrontal es permitir que la corteza dorsolateral consiga su objetivo. Por lo tanto, ambas son complementarias. Por ejemplo, aunque me apetezca ir al baño, ahora no debo. Las lesiones en la corteza prefrontal orbitofrontal provocan impulsividad, desinhibición, agresividad, poca conciencia ética, etc. •Corteza prefrontal medial: Está en relación con el núcleo Accumbens, que son los centros del placer. Siempre que realizamos una actividad placentera, se activan dichos centros. Busca la recompensa y la identi�icación de aquello que me pueda bene�iciar y mantenerme motivado y atento ante la actividad que estoy realizando. Las lesiones en la corteza prefrontal medial provocan apatía, pérdida de la iniciativa, reducción de la actividad espontánea, escasa curiosidad, velocidad de procesamiento lenta, etc. DESARROLLO EVOLUTIVO DEL LÓBULO FRONTAL Históricamente, los lóbulos frontales han sido considerados como un elemento básico en la medición de las capacidades cognitivas complejas asociadas a la infancia y adolescencia. Dichas mediciones sirven como precursoras del ajuste psicosocial y de la adaptación a la vida adulta. El desarrollo y crecimiento del cerebro es un proceso que comienza en el vientre materno. Se trata de algo lento y paulatino. En un primer momento, las áreas del cerebro que más se desarrollan son las sensitivas y motoras —coincidiendo con la etapa sensorio-motriz de Jean Piaget—, y que se corresponden con los dos primeros años de vida del niño. En estos primeros años, las funciones cognitivas pertenecientes a la corteza cerebral del niño se desarrollan más bien poco. A pesar de que la corteza prefrontal apenas tiene actividad en los dos primeros años de vida, existen algunas conductas de los bebés que nos hacen pensar que ya existen ciertos procesos ejecutivos básicos. Por ejemplo, un bebé de unos 7-8 meses ya es capaz de buscar un juguete que ha sido ocultado. La gran mayoría de funciones asociadas a los lóbulos frontales, como son la inhibición de impulsos y la plani�icación, entre otras, tienen su máximo desarrollo entre los 4 y los 8 años de edad. Otros picos de desarrollo cerebral signi�icativos se dan a los 10-12 años y entre los 16- 19 años. Pero no solamente se produce un aumento del lóbulo frontal en estos picos, sino que se observa un aumento de los procesos de mielinización y sinaptogénesis, es decir, aumenta la cantidad de mielina que recubre las neuronas y se producen nuevas conexiones sinápticas entre grupos neuronales. Lo que diferencia al ser humano del resto de las especies en cuanto al cerebro se re�iere no solo tiene que ver con el tamaño de los lóbulos frontales y la corteza prefrontal, sino también con la conectividadneuronal entre las diferentes partes del cerebro. Como hemos comentado, hay determinadas funciones ejecutivas que no aparecerán hasta bien avanzada la infancia, como son la inhibición de impulsos, la atención focalizada (concentración) y la plani�icación. Podríamos decir que, en torno a los 10 años, el niño ya ha alcanzado un rendimiento y una ejecución bastante similares a los que tiene el adulto. También es verdad que algunas funciones ejecutivas alcanzan esta cota sobre los 12 años de edad, momento en que se inicia la etapa que Jean Piaget denominó de operaciones formales. Para �inalizar con este epígrafe, ¿cuándo cree que podemos considerar que el cerebro ha alcanzado la madurez en su totalidad? Pues bien, el cerebro de una persona está maduro en torno a los 25 años de edad, lo cual nos demuestra la lentitud con que evoluciona nuestro sistema nervioso. Además, la parte del cerebro que acaba de desarrollarse en último lugar es la corteza prefrontal. El cerebro se desarrolla de la parte posterior a la anterior, es decir, de atrás hacia delante. Primero se desarrolla el complejo reptiliano y lo último en estar maduro es la corteza prefrontal. MODELO DE LAS TRES UNIDADES FUNCIONALES El modelo de las tres unidades funcionales fue desarrollado por Alexander R. Luria en el año 1974. Ya lo mencionamos en el capítulo anterior. Aunque este modelo tenga unos años, nos sirve para entender de manera sencilla las tres áreas básicas del cerebro y qué funciones concretas tienen. Este es el modelo en el que me baso para explicar los cuatro cerebros. Veamos estas unidades funcionales del cerebro de manera más detenida. •Primera unidad funcional: Está ubicada en el tronco del encéfalo, que es la estructura que hace de puente entre el cerebro y la médula espinal. Las funciones del tronco del encéfalo tienen que ver con la supervivencia y el arousal. El arousal es el nivel de activación que tenemos en un determinado momento del día. Por ejemplo, si estamos a punto de entrar a un examen o una entrevista de trabajo, el nivel de arousal sería alto o muy alto. En cambio, si estamos viendo una película que nos está aburriendo y estamos a punto de quedarnos dormidos en el cine, nuestro nivel de activación o arousal es mínimo. El nivel de arousal nunca es inexistente, salvo en la muerte. •Segunda unidad funcional: Tiene relación con el proceso de recepción, análisis y almacenamiento de la información. La segunda unidad funcional se ubicaría cerebralmente en el córtex cerebral; concretamente en los lóbulos temporales, parietales y occipitales. Estos tres lóbulos son esencialmente lugares para almacenar información de todo tipo: recuerdos de nuestra infancia, conceptos, sensaciones, olores, etc. En de�initiva, nuestra memoria a largo plazo. •Tercera unidad funcional: Estaría ubicada en los lóbulos frontales, donde residen las funciones ejecutivas. El objetivo de la tercera unidad funcional es programar, regular y evaluar la conducta o actividad que estamos llevando a cabo. La tercera unidad funcional recibe, a su vez, información de las otras dos unidades funcionales. Así, por ejemplo, para realizar un sudoku necesitamos un mínimo de activación o arousal (primera unidad funcional), información sobre cómo hacer correctamente un sudoku, además de estrategias procedimentales (segunda unidad funcional) y la función ejecutiva que se correspondería con la tercera unidad funcional. ACTIVACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS Una vez entendido el concepto de funciones ejecutivas, vamos a ver en qué situaciones y momentos se activan estas funciones, es decir, qué situaciones o tareas nos obligan a activar un funcionamiento ejecutivo. Podemos decir que en las siguientes seis situaciones se activarían las funciones ejecutivas de una persona: 1) Ante la novedad: Toda situación que sea novedosa implica la puesta en marcha de las funciones ejecutivas. Por ejemplo, cuando llegamos a una ciudad nueva, activamos nuestra concentración, orientación espacial, memoria operativa, etc; en de�initiva, nuestro funcionamiento ejecutivo. Otro ejemplo cotidiano se produce cuando nos compramos un móvil o un ordenador nuevo. Como ante algo nuevo no hay respuesta habitual, debemos estar muy atentos a los recursos que pondremos en marcha para adaptarnos lo mejor posible al ambiente o estímulo novedoso. Una vez que nos hemos familiarizado con la ciudad, el nivel de activación de la corteza prefrontal disminuye hasta que aparezca algún estímulo novedoso. Si la acción, gracias a la práctica, se convierte en automatizada, la corteza prefrontal no se activa tanto como cuando era una tarea novedosa. 2) Mantener y recuperar la información: A veces necesitamos recuperar información del pasado para poder realizar correctamente una conducta. Por ejemplo, podemos recuperar de nuestra memoria a largo plazo cuál fue la comida que hicimos hace unas semanas a unos amigos y que tanto les gustó. 3) Al iniciar o interrumpir una conducta: Siempre que iniciamos una conducta o la interrumpimos para hacer otra precisamos el funcionamiento ejecutivo. Esto es más evidente en conductas complejas o novedosas. Cuando vamos conduciendo por la carretera y nos pasamos nuestra salida, debemos hacer un cambio de sentido que requiere toda nuestra atención. 4) Coordinar acciones: Cuando tenemos que llevar a cabo dos o tres tareas de manera simultánea, las funciones ejecutivas se activan para rendir adecuadamente. Imagine que está haciendo la comida y, a la vez, está pendiente de los deberes de su hijo y del teléfono porque le tiene que llamar un familiar. ¿Verdad que tendría su funcionamiento ejecutivo al máximo? 5) Supervisar la acción: Cuando somos conscientes de lo que estamos haciendo y de cómo lo estamos haciendo, estamos supervisando dicha conducta. De esta manera, somos capaces de corregir nuestros errores y anticipar otros posibles fallos; estamos evaluando online , en el momento presente, lo que estamos haciendo. 6) Seguir las reglas: Normalmente debemos cumplir una serie de normas u obligaciones y, por lo tanto, debemos controlar o posponer nuestros impulsos o emociones. Así, por ejemplo, ante una bronca de su jefe, seguro que tiene ganas de decirle un par de cosas, pero se limita a seguir las reglas básicas de buena educación y a no explotar como realmente le apetecería. ¿QUÉ ES LA CONCENTRACIÓN? Podemos de�inir la concentración como una función ejecutiva mediante la cual focalizamos nuestros recursos en un estímulo, persona, actividad o tarea concreta. Piense en las siguientes preguntas: ¿A cuántos estímulos del lugar donde está puede prestar atención ahora mismo? ¿Puede centrarse en todos ellos o solo en unos pocos? ¿Podemos atender a cosas que no estamos viendo en este momento? Por ejemplo, ¿puede recordar dónde estuvo el verano pasado? ¿Y qué hizo el día de su último cumpleaños? Como ve, podemos prestar atención tanto a los estímulos externos como a los internos (pensamientos, recuerdos, anticipación de posibilidades futuras, etc.). En ambos casos (atención dirigida tanto hacia el interior como hacia el exterior) es preciso un mínimo de activación para poder rendir adecuadamente en la tarea. A esta activación la venimos llamando arousal. Me gusta utilizar la metáfora del foco para explicar cómo funciona la atención. Imagine que solo disponemos de un foco para ir iluminando todo aquello que nos interese. A nuestro alrededor hay muchos estímulos, cosas y personas. En ocasiones seremos nosotros los que vayamos buscando un determinado estímulo con el foco, pero en otras ocasiones será el estímulo quien nos capte a nosotros. El problema del foco de luz es que es un recurso limitado. No puede alumbrar todo a la vez. Es por ello que la luz de foco nos permitirá atender a aquello que esté alumbrando, pero lo que esté en penumbra no podrá ser atendido, por lo menos en ese momento. Con la metáfora del foco vemos que los recursosatencionales son limitados, ya que no podemos atender a todos los estímulos de manera simultánea, sino que debemos hacer una criba o selección de cuál es el estímulo o tarea que más nos interesa, motiva o compensa. Aunque más adelante veremos algunas patologías y trastornos de las funciones ejecutivas, en este punto sí que me gustaría adelantar que los niños y jóvenes con trastorno por dé�icit de atención con hiperactividad (TDAH) no es que no tengan foco, claro que lo tienen. Su di�icultad principal es que constantemente están cambiando el foco atencional de su linterna, lo que les di�iculta terriblemente su concentración. Es un problema más de inhibición de impulsos que de concentración. Todo esto lo explicaremos más adelante. TIPOS DE ATENCIÓN Una vez que hemos visto la metáfora del foco y hemos comprendido cómo funciona la atención, ahora nos centraremos en conocer las diferentes maneras de utilizar ese foco, es decir, los tipos de atención que existen. •ATENCIÓN SELECTIVA: Ponemos en marcha la atención selectiva cuando la tarea o actividad nos exige seleccionar del ambiente un determinado estímulo, es decir, seleccionamos la información que es relevante e inhibimos aquellos estímulos que no son relevantes. Por ejemplo, buscar vocales en una sopa de letras o identi�icar a su tío —al que ha ido a recoger a la estación de tren— son actividades donde se pone en marcha la atención selectiva. •ATENCIÓN FOCALIZADA: Cuando nos centramos o focalizamos en una actividad concreta, es que hemos puesto en marcha la atención focalizada. Podemos enfocar nuestra atención a estímulos visuales, auditivos o táctiles. Por ejemplo, calcular la siguiente expresión matemática requiere focalizar nuestra atención: 2 + 4 -1 + 2 •ATENCIÓN SOSTENIDA: Es la capacidad de mantener una actividad de forma consciente durante un tiempo prolongado. También se la conoce con el nombre de atención mantenida o atención ejecutiva. Es la continuación de la atención focalizada. Lo que diferencia una de otra es la duración de la tarea, no el tipo de tarea. Continuando con el ejemplo de la atención focalizada, si en vez de hacer un solo cálculo matemático tuviéramos que hacer una hoja entera, entonces dejaría de ser atención focalizada para ser una actividad de atención sostenida, porque requeriría una atención persistente en el tiempo. Otras tareas que requieren atención sostenida son leer durante media hora, ver una película, hacer un sudoku o estudiar el examen de mañana. Cuando tenemos activo este tipo de atención, decimos que estamos concentrados. La concentración requiere voluntad, consciencia y perseverancia. Es cierto que la atención sostenida es más elaborada y p q y trabajada cuando la tarea es desmotivante y monótona para el niño, puesto que requiere mayor esfuerzo. •ATENCIÓN DIVIDIDA: En este tipo de atención estamos realizando dos o más tareas de forma simultánea. Por ejemplo, a la vez que estamos poniendo una lavadora, estamos tomándonos un café y hablando con nuestro amigo. Para que se ponga en marcha la atención dividida, es necesario que alguna de las tareas esté automatizada, porque es imposible hacer dos tareas novedosas a la vez. •ATENCIÓN ALTERNANTE: En la atención alternante estamos cambiando de foco atencional ante la emisión de una señal de cambio. Podemos decir que es la capacidad que nos permite cambiar el foco de atención entre dos o más tareas que requieren diferentes respuestas cognitivas por nuestra parte. Por ejemplo, estamos haciendo unos ejercicios de sumas en un folio pero, cuando se escucha una palmada o un silbato, tenemos que cambiar a la hoja de restas. Requiere dos o más tareas, pero no de manera simultánea. Ó •ATENCIÓN EXCLUYENTE: También se la conoce con el nombre de atención inhibitoria, puesto que la persona requiere controlar (no decir o no hacer) una determinada conducta que está automatizada. Este tipo de atención se re�leja muy bien en el efecto stroop que veremos en el capítulo de control de impulsos. Como ve, este tipo de atención está muy relacionada con el control de impulsos o inhibición. ¿Recuerda cuando de pequeños jugábamos al mundo al revés? Debíamos atender y controlar lo que pensábamos para decir justo lo contrario. Esa es la atención excluyente. ¿ES LO MISMO ESTAR ATENTO QUE ESTAR CONCENTRADO? Si se da cuenta, hasta el momento hemos estado utilizando los conceptos de atención y de concentración como sinónimos, pero ¿se re�ieren a lo mismo o existen diferencias entre ambos? A decir verdad, sí que existen diferencias. En cuanto a la localización, podemos decir que la gran mayoría de los procesos de atención activan zonas posteriores del cerebro, es decir, lo que llamábamos en el capítulo 2 el cerebro reptiliano. Aquí hablamos más de atención y de arousal. En cambio, la concentración o la atención ejecutiva se localiza en zonas frontales del cerebro, en concreto en la corteza prefrontal. La concentración requiere voluntariedad, consciencia y perseverancia, lo cual no implica que la tarea tenga que gustar o motivar. A veces los niños se concentran en sus deberes y estudios no porque les guste lo que están estudiando, sino porque no quieren ser regañados por sus padres o porque quieren cumplir con sus tareas. Esto no excluye que sea una tarea ejecutiva (concentración), puesto que han decidido voluntariamente ponerse a estudiar (se podrían haber negado) y son conscientes y perseverantes en lo que hacen. Otra diferencia importante entre atención y concentración, siguiendo la metáfora del foco, es que la atención es pasiva, pues es el estímulo o situación quien me capta a mí, mientras que la concentración tiene un papel más activo, ya que somos nosotros quienes buscamos el estímulo de manera consciente y perseverante. Veamos el siguiente ejemplo para terminar de entender la diferencia entre ambas. Si un día, mientras doy una vuelta por la calle, me encuentro a un señor vestido de la pantera rosa, independientemente de mi voluntad, me va a llamar la atención. Por lo tanto, es el estímulo quien me capta a mí y no al revés. En cambio, si determinado día decido salir a la calle en busca de personas disfrazadas de pantera rosa, se tratará de un ejercicio de concentración, puesto que soy yo quien va en busca del estímulo. En este último caso, yo soy consciente de lo que busco y soy perseverante, además de decidir voluntariamente realizar dicha conducta. En último lugar, es importante decir que la concentración está muy relacionada con la motivación, la curiosidad y las expectativas que tenemos. Ante tareas motivantes es fácil atender, pero ante actividades que nos resultan aburridas y monótonas nos va a resultar mucho más di�ícil mantener nuestra concentración. Localización cerebral Activa vs. pasiva Características Atención Zonas posteriores (cerebro reptiliano) Pasiva: es el estímulo quien capta a la persona Inconsciente Involuntaria Cambiante en función del estímulo Concentración Zonas anteriores (corteza prefrontal) Activa: es la persona quien busca y es perseverante con el estímulo o tarea Consciente Voluntaria Perseverante DESARROLLO EVOLUTIVO DE LA ATENCIÓN Sabemos que la atención es un proceso psicológico que se va entrenando y mejorando a lo largo de nuestro desarrollo evolutivo. En el primer año de vida, el bebé va aprendiendo a controlar su atención gracias a sus �iguras de apego (madre, padre y profesores). Cada vez que el bebé vea algo que le resulte interesante y novedoso, tratará de centrarse en ello. Debemos tener en cuenta que el bebé y el niño pequeño tienen la mayor parte del día activos sus cerebros reptilianos, es decir, el cerebro de la supervivencia. Es por ello que la atención del bebé es reactiva, involuntaria, inconsciente y con escaso control. Son los estímulos quienes captan al bebé, y no al revés. Las zonas cerebrales que se activan a estas edades son las posteriores. Poco a poco, la atención reactiva de los niños pequeños se irá transformando
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