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Cubierta
Título
Créditos
Índice
Prólogo
Introducción
1. El cerebro, ese gran desconocido
El cerebro como torre de control
Las funciones mentales superiores
La plasticidad cerebral
2. Los cuatro cerebros
El cerebro reptiliano
El cerebro emocional
El cerebro racional
El cerebro ejecutivo
Conclusiones
3. ¿Qué son las funciones ejecutivas?
Concepto
De�inición
Características
La metáfora del director de orquesta
Principales funciones ejecutivas
Localización de las funciones ejecutivas
Partes de la corteza prefrontal
4. Desarrollo de las funciones ejecutivas
Desarrollo evolutivo del lóbulo frontal
Modelo de las tres unidades funcionales
Activación de las funciones ejecutivas
5. Ejercicios para desarrollar la concentración
¿Qué es la concentración?
Tipos de atención
¿Es lo mismo estar atento que estar concentrado?
Desarrollo evolutivo de la atención
Ejercicio 1: El águila imperial
Ejercicio 2: En busca de las vocales perdidas
Ejercicio 3: El juego de las letras
Ejercicio 4: Deme palmas
Ejercicio 5: Ping-pong atencional
Ejercicio 6: Premio al más atento
Ejercicio 7: Abracadabra
Ejercicio 8: Ensalada de letras
Ejercicio 9: Zumo de naranja
Ejercicio 10: Busque y compare
6. Ejercicios para desarrollar el control de impulsos
Inhibiendo impulsos a lo largo de la historia
El test de la golosina
¿Qué es el control de impulsos?
La metáfora del funambulista
Ejercicio 1: Stroop de animales
Ejercicio 2: Todo el mundo dice sí
Ejercicio 3: El detective González
Ejercicio 4: Jugando con los números
Ejercicio 5: Un pasito hacia delante
Ejercicio 6: Dando una vuelta por el zoo
Ejercicio 7: Zapatillas y manos
Ejercicio 8: Luna y sol
Ejercicio 9: ¡Cuidado con el número 2!
Ejercicio 10: Las ventanas indiscretas
7. Ejercicios para desarrollar la memoria operativa
¿Qué es la memoria operativa?
Tipos de memoria
Ejercicio 1: Baile de números
Ejercicio 2: El cangrejo Nicolás
Ejercicio 3: Contar euros
Ejercicio 4: La calculadora humana
Ejercicio 5: Sudoku
Ejercicio 6: King Kong
Ejercicio 7: Los números locos
Ejercicio 8: Pensar en números
Ejercicio 9: Memory de las cartas
Ejercicio 10: Saca el diccionario mental
8. Ejercicios para desarrollar la �lexibilidad cognitiva
¿Qué es la �lexibilidad cognitiva?
Ejercicio 1: Saque de la chistera todo lo que se le ocurra
Ejercicio 2: El toro hecho con palillos
Ejercicio 3: El triángulo mágico
Ejercicio 4: Los cinco puntos
Ejercicio 5: Palillos y números
Ejercicio 6: Todas las palabras
Ejercicio 7: Cuatro líneas rectas
Ejercicio 8: Sumas y restas
Ejercicio 9: Buscando a Nemo
Ejercicio 10: La abstracción de Picasso
9. Ejercicios para desarrollar la plani�icación
¿Qué es la plani�icación?
¿Q p
Ejercicio 1: ¡Vaya desorden!
Ejercicio 2: Torre de Hanoi
Ejercicio 3: Los números locos
Ejercicio 4: La tortilla francesa
Ejercicio 5: Laberintos
Ejercicio 6: Atando cabos
Ejercicio 7: Gatos y perros
Ejercicio 8: El diccionario loco
Ejercicio 9: El tutifruti de números
Ejercicio 10: El rey de los símbolos
10. Ejercicios para desarrollar la solución de problemas
¿Qué es la solución de problemas?
Ejercicio 1: La casita
Ejercicio 2: Cazando ratones
Ejercicio 3: Los relojes de arena
Ejercicio 4: Nineland
Ejercicio 5: Las edades
Ejercicio 6: Las cajas de caramelos
Ejercicio 7: Los vasos de chocolate
Ejercicio 8: Suma de letras
Ejercicio 9: La fuente de agua
Ejercicio 10: Jonás el curioso
11. Ejercicios para desarrollar la autorregulación emocional
¿Qué es la autorregulación emocional?
La metáfora del carruaje
¿Cómo educar en autorregulación emocional a nuestros hijos?
Ejercicio 1: Buscando en el diccionario
Ejercicio 2: Respiración
Ejercicio 3: Relajación tensión-distensión
Ejercicio 4: Sally y Ann
Ejercicio 5: ¿Será capaz de aguantar?
Ejercicio 6: El rincón de la calma
Ejercicio 7: La toalla
Ejercicio 8: Quién es quién de las emociones
Ejercicio 9: Dibuje su problema
Ejercicio 10: Mejorando mi empatía
12. Ejercicios para desarrollar la velocidad de procesamiento
¿Qué es la velocidad de procesamiento?
Ejercicio 1: El Usain Bolt de las palabras
Ejercicio 2: En busca del símbolo perdido
Ejercicio 3: Lectura rápida
Ejercicio 4: Nombrando objetos
Ejercicio 5: El ajedrez
Ejercicio 6: El cocherito leré
Ejercicio 7: El caballo
j
Ejercicio 8: Macedonia de �iguras geométricas
Ejercicio 9: El cuerpo en marcha
Ejercicio 10: Dándole forma al niño
13. Ejercicios para desarrollar la orientación espacial
¿Qué es la orientación espacial?
Di�icultades más frecuentes relacionadas con la orientación espacial
Ejercicio 1: Los triángulos
Ejercicio 2: ¡Arriba ese cuerpo!
Ejercicio 3: ¡Copie, copie!
Ejercicio 4: La mochila y el balón
Ejercicio 5: ¿En qué dirección van?
Ejercicio 6: La letra misteriosa
Ejercicio 7: Las curvas
Ejercicio 8: La otra mitad
Ejercicio 9: Haciendo cubos
Ejercicio 10: Rubén, Clara y Rosa
14. Trastornos y di�icultades de las funciones ejecutivas
Lesiones de la corteza prefrontal
El síndrome disejecutivo
El curioso caso de Phineas Gage
Trastorno por dé�icit de atención con hiperactividad (TDAH)
Las emociones en la vida cotidiana
15. Diseño de un entrenamiento en funciones ejecutivas
Antecedentes históricos de los programas de intervención
Principios básicos de un entrenamiento en funciones ejecutivas
Características prácticas de un entrenamiento en funciones ejecutivas
Recursos web para trabajar las funciones ejecutivas
16. Los diez mejores juegos de mesa para trabajar las funciones
ejecutivas
Ejercicio 1: Banderas rápidas®
Ejercicio 2: El relojito
Ejercicio 3: Speed cups®
Ejercicio 4: Mundo cruel®
Ejercicio 5: Dobble®
Ejercicio 6: ¡Emoción!®
Ejercicio 7: Córtex challenge®
Ejercicio 8: Touch and �ind®
Ejercicio 9: Fantasma Blitz®
Ejercicio 10: Mikado®
17. Soluciones
 
CÓMO ESTIMULAR
EL CEREBRO DEL NIÑO
 
100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras
funciones ejecutivas
 
Rafa Guerrero
 
 Acceda a www.editorialsentir.info para descargar gratis contenidoadicional, complemento imprescindible de este libro. Código: SENTIR4
CÓMO ESTIMULAR
EL CEREBRO DEL NIÑO
 
100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras
funciones ejecutivas
 
Rafa Guerrero
 
 
Cómo estimular el cerebro del niño
100 ejercicios para potenciar la concentración, la memoria y otras
funciones ejecutivas
 
© 2020 Rafa Guerrero
 
Diseño de la cubierta: ArteMio
 
Maquetación: cuantofalta.es
 
Correctoras: Beatriz García y Anna Alberola
 
Directora de producción: M.ª Rosa Castillo
 
© 2020 Editorial Sentir es un sello editorial de Marcombo, S. L.
Avenida Juan XXIII, n.º 15-B
28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid
 
www.editorialsentir.com
 
Página 178 - The injury of Phineas Gage, based on Ratiu (2004).
Summary of Ratiu’s analysis is available at John Darrell Van Horn
(2012).
 
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública
o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la
http://www.editorialsentir.com/
autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográ�icos,
www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de
esta obra».
 
ISBN: 978-84-267-2874-6
 
Producción del ebook: booqlab.com
 
 
A todos mis pacientes, con los que tan
buenos ratos hemos pasado potenciando
sus funciones ejecutivas.
 
 
Prólogo
 
Introducción
 
1. El cerebro, ese gran desconocido
El cerebro como torre de control
 
Las funciones mentales superiores
 
La plasticidad cerebral
 
2. Los cuatro cerebros
El cerebro reptiliano
 
El cerebro emocional
 
El cerebro racional
 
El cerebro ejecutivo
 
Conclusiones
 
3. ¿Qué son las funciones ejecutivas?
Concepto
 
De�inición
 
Características
 
La metáfora del director de orquesta
 
Principales funciones ejecutivas
 
Localización de las funciones ejecutivas
 
Partes de la corteza prefrontal
 
4. Desarrollo de las funciones ejecutivas
Desarrollo evolutivo del lóbulo frontal
 
Modelo de las tres unidades funcionales
 
Activación de las funciones ejecutivas5. Ejercicios para desarrollar la concentración
¿Qué es la concentración?
¿Q
 
Tipos de atención
 
¿Es lo mismo estar atento que estar concentrado?
 
Desarrollo evolutivo de la atención
 
Ejercicio 1: El águila imperial
 
Ejercicio 2: En busca de las vocales perdidas
 
Ejercicio 3: El juego de las letras
 
Ejercicio 4: Deme palmas
 
Ejercicio 5: Ping-pong atencional
 
Ejercicio 6: Premio al más atento
 
Ejercicio 7: Abracadabra
 
Ejercicio 8: Ensalada de letras
 
Ejercicio 9: Zumo de naranja
 
Ejercicio 10: Busque y compare
 
6. Ejercicios para desarrollar el control de impulsos
Inhibiendo impulsos a lo largo de la historia
 
El test de la golosina
 
¿Qué es el control de impulsos?
 
La metáfora del funambulista
 
Ejercicio 1: Stroop de animales
 
Ejercicio 2: Todo el mundo dice sí
 
Ejercicio 3: El detective González
 
Ejercicio 4: Jugando con los números
 
Ejercicio 5: Un pasito hacia delante
 
Ejercicio 6: Dando una vuelta por el zoo
 
Ejercicio 7: Zapatillas y manos
 
Ejercicio 8: Luna y sol
 
Ejercicio 9: ¡Cuidado con el número 2!
 
Ejercicio 10: Las ventanas indiscretas
 
7. Ejercicios para desarrollar la memoria operativa
¿Qué es la memoria operativa?
 
Tipos de memoria
 
Ejercicio 1: Baile de números
 
Ejercicio 2: El cangrejo Nicolás
 
Ejercicio 3: Contar euros
 
Ejercicio 4: La calculadora humana
 
Ejercicio 5: Sudoku
 
Ejercicio 6: King Kong
 
Ejercicio 7: Los números locos
 
Ejercicio 8: Pensar en números
 
Ejercicio 9: Memory de las cartas
 
Ejercicio 10: Saca el diccionario mental
 
8. Ejercicios para desarrollar la �lexibilidad cognitiva
¿Qué es la �lexibilidad cognitiva?
 
Ejercicio 1: Saque de la chistera todo lo que se le ocurra
 
Ejercicio 2: El toro hecho con palillos
 
Ejercicio 3: El triángulo mágico
 
Ejercicio 4: Los cinco puntos
 
Ejercicio 5: Palillos y números
 
Ejercicio 6: Todas las palabras
 
Ejercicio 7: Cuatro líneas rectas
 
Ejercicio 8: Sumas y restas
 
Ejercicio 9: Buscando a Nemo
 
Ejercicio 10: La abstracción de Picasso
 
9. Ejercicios para desarrollar la plani�icación
¿Qué es la plani�icación?
 
Ejercicio 1: ¡Vaya desorden!
 
Ejercicio 2: Torre de Hanoi
 
Ejercicio 3: Los números locos
 
Ejercicio 4: La tortilla francesa
 
Ejercicio 5: Laberintos
 
Ejercicio 6: Atando cabos
 
Ejercicio 7: Gatos y perros
 
Ejercicio 8: El diccionario loco
 
Ejercicio 9: El tutifruti de números
 
Ejercicio 10: El rey de los símbolos
 
10. Ejercicios para desarrollar la solución de problemas
¿Qué es la solución de problemas?
 
Ejercicio 1: La casita
 
Ejercicio 2: Cazando ratones
 
Ejercicio 3: Los relojes de arena
 
Ejercicio 4: Nineland
 
Ejercicio 5: Las edades
 
Ejercicio 6: Las cajas de caramelos
 
Ejercicio 7: Los vasos de chocolate
 
Ejercicio 8: Suma de letras
 
Ejercicio 9: La fuente de agua
 
Ejercicio 10: Jonás el curioso
 
11. Ejercicios para desarrollar la autorregulación emocional
¿Qué es la autorregulación emocional?
 
La metáfora del carruaje
 
¿Cómo educar en autorregulación emocional a nuestros hijos?
 
Ejercicio 1: Buscando en el diccionario
 
Ejercicio 2: Respiración
 
Ejercicio 3: Relajación tensión-distensión
 
Ejercicio 4: Sally y Ann
 
Ejercicio 5: ¿Será capaz de aguantar?
 
Ejercicio 6: El rincón de la calma
 
Ejercicio 7: La toalla
 
Ejercicio 8: Quién es quién de las emociones
 
Ejercicio 9: Dibuje su problema
 
Ejercicio 10: Mejorando mi empatía
 
12. Ejercicios para desarrollar la velocidad de procesamiento
¿Qué es la velocidad de procesamiento?
 
Ejercicio 1: El Usain Bolt de las palabras
 
Ejercicio 2: En busca del símbolo perdido
 
Ejercicio 3: Lectura rápida
 
Ejercicio 4: Nombrando objetos
 
Ejercicio 5: El ajedrez
 
Ejercicio 6: El cocherito leré
 
Ejercicio 7: El caballo
 
Ejercicio 8: Macedonia de �iguras geométricas
 
Ejercicio 9: El cuerpo en marcha
 
Ejercicio 10: Dándole forma al niño
 
13. Ejercicios para desarrollar la orientación espacial
¿Qué es la orientación espacial?
 
Di�icultades más frecuentes relacionadas con la orientación espacial
 
Ejercicio 1: Los triángulos
 
Ejercicio 2: ¡Arriba ese cuerpo!
 
Ejercicio 3: ¡Copie, copie!
 
Ejercicio 4: La mochila y el balón
 
Ejercicio 5: ¿En qué dirección van?
 
Ejercicio 6: La letra misteriosa
 
Ejercicio 7: Las curvas
 
Ejercicio 8: La otra mitad
 
Ejercicio 9: Haciendo cubos
 
Ejercicio 10: Rubén, Clara y Rosa
 
14. Trastornos y di�icultades de las funciones ejecutivas
Lesiones de la corteza prefrontal
 
El síndrome disejecutivo
 
El curioso caso de Phineas Gage
 
Trastorno por dé�icit de atención con hiperactividad (TDAH)
 
Las emociones en la vida cotidiana
 
15. Diseño de un entrenamiento en funciones ejecutivas
Antecedentes históricos de los programas de intervención
 
Principios básicos de un entrenamiento en funciones ejecutivas
 
Características prácticas de un entrenamiento en funciones ejecutivas
 
Recursos web para trabajar las funciones ejecutivas
 
16. Los diez mejores juegos de mesa para trabajar las funciones
ejecutivas
Ejercicio 1: Banderas rápidas®
 
Ejercicio 2: El relojito
 
Ejercicio 3: Speed cups®
 
Ejercicio 4: Mundo cruel®
 
Ejercicio 5: Dobble®
 
Ejercicio 6: ¡Emoción!®
 
Ejercicio 7: Córtex challenge®
 
Ejercicio 8: Touch and �ind®
 
Ejercicio 9: Fantasma Blitz®
 
Ejercicio 10: Mikado®
 
17. Soluciones
 
 
PRÓLOGO
 
El conocimiento de la estructura y función del cerebro que aporta la
neurociencia está proporcionando, de un modo cada vez más acelerado,
nuevos datos que impactan en muchos y diferentes campos de las
humanidades. Campos que discurren desde la �iloso�ía a la ética
pasando por la estética o la economía o, más recientemente, la
educación. Y, desde luego, este impacto se está produciendo, y de modo
destacado, en la psicología y el estudio de la conducta, de las que, a su
vez, se nutren los conocimientos aportados por la propia neurociencia.
Claramente estos conocimientos sobre el cerebro y su impacto en las
humanidades transforman, cambian, la sociedad en que se vive, y son
estos cambios los responsables últimos de la evolución constante y
sucesiva de las culturas.
 
Una consecuencia práctica de todo lo que antecede es la extensión de
todos estos nuevos conocimientos a los diferentes ámbitos de la
sociedad y, desde luego, y especialmente, a los diferentes núcleos de
disciplinas o profesionales en ellas a los que se dedican nuevos libros,
como ocurre en el caso particular de este libro que nos ocupa sobre
educación y enseñanza. Libros que necesariamente se escriben (o así
debiera ser) con un lenguaje asequible, desde luego, pero sólidamente
basados en los conocimientos que se tienen tanto de la neurociencia
como de las disciplinas humanísticas correspondientes. Este es el caso
de este libro de Rafa Guerrero. Libro escrito de modo muy didáctico y
muy asequible que trata uno de los temas quizás hoy de mayor impacto
en el mundo de la neuroeducación y que es el de las FUNCIONES
EJECUTIVAS o, si se quiere, el tema de la individualidad y las funciones
sociales complejas.
 
Lo cierto es que durante miles de años el individuo humano ha luchado,
de modo casi exclusivo, por mantenerse vivo en entornos en donde el
valor supremo era la supervivencia biológica. En contraste a esto, y en
los contextos sociales democráticos de nuestros días ya alejados de
aquellos tiempos, la lucha del hombre se centra en el logro de
su�icientes conocimientos y en la adquisición de una sólida educación
emocional que le faciliten sobrevivir y competir en sociedades de
conductas altamente complejas en lucha por la dignidad, la igualdad y
también por esa libertad que permita elegir y decidir a cada uno con
respeto a la propia dignidad, igualdad y libertad de los demás. Todo
esto requiere de la enseñanza y el aprendizaje de esas funciones
sociales complejas o funciones así llamadas ejecutivas.Funciones estas
que requieren, en su esencia, de unas capacidades y un entrenamiento
su�iciente como para poder plani�icar y perseguir un objetivo concreto
o desarrollar conductas de gran control emocional y de autocontrol o
control cognitivo de uno mismo. Todas funciones que hay que comenzar
a aprender desde muy temprano en el seno de la familia y del colegio.
Hay muchos estudios que avalan sobradamente cuanto digo.
Precisamente, este libro que estamos comentando en este prólogo
proporciona muchos ejemplos y ejercicios que lo demuestran y
facilitan.
 
Hoy incluso comenzamos a saber del valor de estas funciones ejecutivas
con relación al aprendizaje en temas como el de la lectura, tarea que
requiere, junto a otras muchas redes neuronales, de la actividad de
redes distribuidas en varios territorios de la corteza prefrontal
(detalladas en este libro) implicados en la toma de decisiones y cambio
consecuente de estrategias mentales. De particular relevancia es la
corteza prefrontal dorsolateral (memoria de trabajo), que permite
mantener en mente lo recién leído y así poder hilarlo con sentido a lo
que sigue durante la lectura. Y también la corteza cingulada (actividad
concertada con el cerebro emocional: emoción, cognición, intención,
acción). Es este todavía un capítulo abierto a la investigación
neurocognitiva.
 
En cualquier caso, este libro es de importancia sobresaliente en el
momento actual. Libro que va desde los conceptos básicos acerca de la
estructura y del funcionamiento del cerebro a la descripción de esas
funciones ejecutivas y su desarrollo a lo largo de los primeros años de
la vida, hasta completar, esencia del libro, un amplio espectro de
ejercicios acerca de cómo desarrollar la concentración o el control de
impulsos, memoria y atención ejecutivas, �lexibilidad cognitiva,
plani�icación, autorregulación emocional y tantos otros. El conjunto de
todos estos temas son un vivo retrato que enmarca la progresión de la
neurociencia en su enlace con la psicología, la educación y las
humanidades, así como también su enorme repercusión para la
sociedad en que vivimos. Sin duda, representa una grande y valiosa
labor de estudio y nuevas ideas que, llevadas a la práctica en los
ejercicios que propone Rafa Guerrero, en este libro darán el bene�icioso
resultado que todos debemos, profundamente, agradecerle. Yo, aquí, así
lo dejo expreso.
 
Francisco Mora
Profesor Honorí�ico de la Universidad
Complutense de Madrid
 
 
INTRODUCCIÓN
 
Uno de los motivos que me llevaron a escribir este libro práctico sobre
funciones ejecutivas es que, después de muchos años trabajando con
niños, adolescentes y adultos con di�icultades en algunas de sus
funciones ejecutivas como la concentración, la plani�icación o la
solución de problemas, muchos de ellos se encontraban con pocos
recursos serios para seguir trabajando las funciones ejecutivas en casa.
Cuando formaba a maestros y profesionales, me manifestaban su
desesperación a la hora de encontrar un manual sencillo y práctico que
englobara ejercicios para trabajar las principales funciones ejecutivas.
Es por ello que decidí realizar un libro que ahondara en qué son las
funciones ejecutivas y que, a la vez, ofreciera al lector ejercicios para
desarrollar y potenciar las funciones ejecutivas de sus hijos o alumnos.
Además, como bien concluye el psicólogo Francisco Xavier Castellanos,
en torno a un 50 % de la población presenta algún tipo de di�icultad en
sus funciones ejecutivas (Castellanos, 2006).
 
Sirva de adelanto para el lector que todos los ejercicios que de ahora en
adelante encontrará en este libro están pensados para una edad
determinada y para un per�il concreto, motivo por el cual se hace
imprescindible adaptar todos y cada uno de los ejercicios que aquí se
proponen. No es lo mismo un niño que otro, no es lo mismo una edad
que otra, no es lo mismo trabajar de manera individual las funciones
ejecutivas que hacerlo de manera grupal, como tampoco es lo mismo
trabajar con un niño con di�icultades de aprendizaje o un trastorno
disejecutivo que trabajar con un niño sin di�icultades aparentes (niños
neurotípicos).
 
Otro aspecto que debe tener en cuenta el lector es que no existen
ejercicios o actividades que trabajen una sola función ejecutiva. Por
ejemplo, no existen ejercicios para potenciar solo y exclusivamente la
concentración. Lo que sí que hay son ejercicios que desarrollan
principalmente la concentración, además de otras funciones ejecutivas.
Cuando trabajamos una función ejecutiva, es muy probable que otras
funciones ejecutivas que no trabajamos de manera directa mejoren
considerablemente. Es por ello que algunos ejercicios que se hayan
encuadrado en un capítulo de una función ejecutiva concreta se podrían
haber incluido en otros capítulos sin problema alguno.
 
Todas las actividades y los ejercicios que se proponen en el libro han
sido clasi�icados dentro de un rango de edad a partir del cual se pueden
llevar a cabo (véase en el apartado “Soluciones”). La gran mayoría de
ellos se pueden utilizar con niños a partir de los 5-6 años, aunque hay
algunos que se pueden emplear a partir de los 3-4 años y, otros más
complejos, que están indicados a partir de los 10-11 años o incluso para
adolescentes y adultos. Es importante saber que estas edades son
siempre orientativas, ya que debemos adaptar cada ejercicio a la
situación, di�icultad e historia de cada niño. Por lo tanto, no tome las
edades propuestas como algo cerrado y rígido: adapte cada ejercicio a
las necesidades de cada niño y/o grupo.
 
Seamos conscientes de la repercusión que tenemos las madres, los
padres, los profesores, los profesionales y demás miembros de la
sociedad sobre nuestros hijos. Al trabajar y ejercitar actividades de
funciones ejecutivas concretas, estamos modi�icando el cerebro tanto
estructural como funcionalmente. Como dice Barbara Wilson, al
estimular y trabajar las funciones ejecutivas, estamos troquelando el
cerebro de nuestros hijos y alumnos.
 
 
 
 
EL CEREBRO COMO TORRE DE CONTROL
 
¿Qué es el cerebro? Podemos decir que el cerebro es la torre de control
donde se producen todos los procesos psicológicos. El cerebro controla
todo nuestro cuerpo. Gracias a este órgano somos capaces de disfrutar
de una puesta de sol, resolver una ecuación de segundo grado,
emocionarnos viendo una película y aprender nuevas recetas de cocina.
 
Pero, ¿qué sabemos sobre cómo evoluciona y se desarrolla el cerebro?
En el vientre materno, en torno a las 8 semanas de gestación, el cerebro
supone un 50 % del total del tamaño corporal, lo que nos hace ver la
importancia de este órgano. En torno a los 5 meses de embarazo, el
cerebro equivale a un 14 % del total del cuerpo. Ese porcentaje se va
reduciendo hasta que, en el momento del parto, el cerebro de un
neonato puede llegar a pesar en torno a 335 gramos (un 10 % de su
peso) o, lo que es lo mismo, el peso del cerebro de un chimpancé adulto.
Y no es que el cerebro del ser humano sea el más grande de todos los
animales, sino que es el que mejor conectado está. Sobre el primer año
de vida, el cerebro del niño tiene un peso cercano a 1 kg, una cantidad
ya cercana a lo que pesa, de media, un cerebro adulto (1300-1400
gramos).
 
Las células especializadas del cerebro reciben el nombre de neuronas.
Gracias a las conexiones entre estas neuronas, el cerebro es capaz de
aprender, emocionarse, sentir, realizar conductas y disfrutar de una
buena compañía, entre otras muchas funciones. Al proceso mediante el
cual un grupo de neuronas se comunica o se conecta con otro grupo de
neuronas se lo conoce con el nombre de sinapsis. Se estima que el
cerebro humano alberga un total de 100 000 millones de neuronas.
Además —para que podamos ver la complejidad del cerebro y sus
relaciones— cada neurona establece conexión (sinapsis) con entre 100
y 100 000 neuronas diferentes.
 
 
En cuanto al metabolismo cerebral se re�iere, podemos señalar que el
cerebro de un niño se muestra extremadamente activo durante toda su
infancia. Así, porejemplo, el cerebro de un bebé recién nacido utiliza un
60 % del total de oxígeno, mientras que los adultos utilizamos en torno
a un 18-20 % del total del oxígeno para funciones cerebrales.
 
Son muchos los mitos que existen en relación con el cerebro y el
sistema nervioso. Uno de los neuromitos más frecuentes y extendidos
es aquel que enuncia que «a mayor cerebro, mayor inteligencia». Por
supuesto que esto es rotundamente falso, ya que la inteligencia no tiene
que ver con un mayor cerebro, sino con una mayor cantidad de
conexiones nerviosas. Pensemos, por ejemplo, en el cerebro de una
ballena, que tiene un peso aproximado de unos 7 kg y; la ballena es el
animal que tiene el cerebro más pesado. ¿Acaso las ballenas son más
inteligentes que los seres humanos?
 
 
 
LAS FUNCIONES MENTALES SUPERIORES
 
A lo largo de su evolución, el cerebro del ser humano ha desarrollado
una serie de funciones mentales que lo distinguen del cerebro del resto
de especies animales. Podemos clasi�icar estas funciones mentales
superiores en cuatro grandes grupos: gnosias, praxias, lenguaje y
funciones ejecutivas. En este libro nos centraremos en las funciones
ejecutivas, pero veamos todas las funciones mentales superiores de una
manera más detenida:
 
1. Gnosias : Se re�ieren a todos los procesos de percepción, gracias
a los cuales podemos recibir información del ambiente que nos
rodea. Las gnosias las integran los sentidos de vista, oído, tacto,
gusto y olfato. Necesitamos lo sensorial para poder desarrollar
nuestro cerebro.
 
 
Una manera de trabajar las gnosias con nuestros hijos consiste en hacer
fotos de objetos de la vida cotidiana y tapar o recortar algunas partes.
En este caso, estaríamos trabajando las gnosias visuales, pero se puede
hacer con cualquiera de los sentidos. Trate de reconocer los siguientes
objetos de manera visual:
 
 
2. Praxias : Son todas las conductas que ponemos en marcha,
desde las más automáticas e involuntarias —como son los re�lejos
— hasta las conductas más complejas (como puede ser aprender
un idioma o ejecutar una coreogra�ía). Tanto las gnosias como las
praxias suponen los dos componentes básicos de lo que Piaget
denominaba el periodo sensorio-motriz , en el que se aglutinan los
procesos de recepción de los estímulos ( gnosias ) y la ejecución de
conductas ( praxias ). La etapa sensoriomotriz abarca desde el
nacimiento hasta los 2 años de edad aproximadamente.
 
 
Un ejercicio sencillo para trabajar la praxias de nuestros hijos, es decir,
su capacidad motriz, consiste en realizar las siguientes copias:
 
 
3. Lenguaje: En la gran mayoría de los niños, el lenguaje
propiamente dicho suele iniciarse sobre los 2 años de edad.
Gracias al lenguaje podemos comunicarnos con nuestros seres
queridos y amigos. Somos la única especie que tiene lenguaje
como tal, ya que el resto de las especies se comunican pero no
disponen de lenguaje. Dentro del lenguaje, podemos hablar de
diferentes procesos que lo componen: expresión, comprensión,
escritura, lectura, discriminación, �luidez, vocabulario, etc. Todos
ellos se pueden (y deben) reforzar y estimular. Un ejercicio clásico
para trabajar el lenguaje es el ahorcado. ¿Recuerda cuando, de
pequeños, jugábamos al ahorcado?
 
 
4. Funciones ejecutivas: Las primeras funciones ejecutivas
debutan en torno a los 2 años de edad. Es verdad que algunas
funciones ejecutivas se suelen desarrollar e interiorizar unos años
más tarde. Así, por ejemplo, la inhibición de impulsos suele
iniciarse en torno a los 4 años, momento que coincide con una
proliferación de neuronas inhibitorias en el cerebro del niño, lo
que facilita el proceso de inhibición de impulsos.
 
En torno a los 6-7 años, el niño ya dispone de estas cuatro funciones
mentales superiores para poder operar y funcionar en su día a día. Es
por este motivo por el que Piaget denominó a la etapa que comienza a
los 6-7 años etapa de operaciones concretas, ya que el niño ya dispone
de las cuatro funciones mentales superiores que le permitirán
adaptarse de manera e�icaz en su vida cotidiana. ¿Qué tipo de acciones
puede llevar a cabo un niño a partir de los 6 años? Por ejemplo, el niño
es capaz de hacer sumas, pero con una ayuda externa (un ábaco, sus
dedos, manzanas, etc.). En cambio, en la etapa de operaciones formales,
que suele comenzar a partir de los 12 años, el niño no necesita ver lo
que está contando, puede imaginarlo en su cabeza. Ya dispone de una
gran capacidad de abstracción y razonamiento. En ambas etapas
(operaciones concretas y operaciones formales), se requiere un buen
funcionamiento ejecutivo.
 
 
FUNCIONES MENTALES
SUPERIORES
Funciones mentales superiores Adquisición
Gnosias (percepción) 0–2 años Periodo sensorio-motriz
Praxias (motor)
Lenguaje A partir de los 2 años
Funciones ejecutivas A partir de los 2–4 años
 
 
 
LA PLASTICIDAD CEREBRAL
 
Podemos de�inir la plasticidad cerebral como el conjunto de cambios
que se producen en el sistema nervioso central como resultado de un
aprendizaje, de un entrenamiento, de la experiencia, de posibles
lesiones o de procesos degenerativos del propio cerebro. Por lo tanto, la
plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro para cambiar ante las
demandas de un entorno que también es cambiante. Cualquiera de
nosotros puede entrenar y mejorar sus funciones ejecutivas
independientemente de la edad que tenga. Es verdad que el principio
de plasticidad indica que un cerebro joven aprende más y mejor que un
cerebro mayor pero, en realidad, cualquier persona puede mejorar su
rendimiento ejecutivo a base de entrenamiento y práctica.
 
 
Al cerebro le encanta la sorpresa, lo incongruente y lo novedoso. La
activación cerebral es mayor cuando nos encontramos ante una
situación o actividad novedosa y que no cumple las expectativas. Es en
este momento cuando se pondrán en marcha nuestras funciones
ejecutivas para poder atender de la manera más satisfactoria posible la
situación que tenemos delante. El motivo de que el cerebro esté
orientado a lo nuevo es que le gusta aprender cosas nuevas. Pero, para
que se produzca el aprendizaje, son necesarios los cuatro requisitos
siguientes: percepción, motivación, atención y memoria. Sin estos
cuatros requisitos no habrá aprendizaje. Es decir, si no podemos
percibir, si no estamos motivados ante la tarea, si no prestamos
atención o si no disponemos de una capacidad mínima de memoria, el
aprendizaje no se producirá.
 
 
A través del entrenamiento y la ejercitación de las funciones ejecutivas
podemos modi�icar la estructura y el funcionamiento de nuestro
sistema nervioso. Son muchos los estudios que demuestran que el
cerebro se modi�ica a través de la experiencia y el aprendizaje, así como
mediante el entrenamiento y la potenciación de las funciones
ejecutivas. El cerebro es como un músculo que entrenamos cuando
hacemos deporte o vamos al gimnasio.
 
 
Los estudios de Eleanor Maguire en el año 2000 pusieron de mani�iesto
la relevancia y los efectos de la neuroplasticidad. Lo que Maguire hizo
fue comparar el hipocampo de los taxistas londinenses con el
hipocampo de personas que no precisaban memorizar tantas calles ni
tener una excelente orientación espacial. El hipocampo, como ya
veremos en el próximo capítulo, es una estructura muy relacionada con
la memoria y con la orientación espacial. Esta autora llegó a la
conclusión de que el hipocampo de los taxistas era mayor que el del
resto de la población debido a su ejercitación diaria. El sistema
nervioso, por lo tanto, puede cambiar como resultado del aprendizaje y
del entrenamiento, así como de las lesiones cerebrales. Y esto se da a
cualquier edad.
 
 
Otras investigaciones también han llegado a las mismas conclusiones.
Por ejemplo, se ha comprobado que las personas que tocan
habitualmente un instrumento musical tienen un 25 % más
desarrollada la corteza auditiva. También se ha comprobado que las
personas invidentes dedican su corteza visual, ubicada en el lóbulo
occipital, a la lectura del braille (tacto). Con todosestos ejemplos,
podemos ver cómo el cerebro se adapta a las diferentes situaciones y
cambios.
 
Las funciones ejecutivas se ubican en el lóbulo frontal; más
concretamente en la corteza prefrontal, situada en la zona anterior del
lóbulo frontal. Es por ello que, como veremos más detenidamente en el
capítulo dedicado a los trastornos de las funciones ejecutivas, las
lesiones que se producen en la corteza prefrontal pueden provocar
di�icultades en la concentración, el control de impulsos, la memoria
operativa, la plani�icación y otras funciones ejecutivas. Gracias a la
plasticidad cerebral, es probable que determinadas lesiones o
trastornos tengan una mejor recuperación mediante el entrenamiento
ejecutivo.
 
 
 
El cerebro funciona de manera holística, es decir, todo está relacionado
y las diferentes partes del cerebro se comunican entre ellas. En este
segundo capítulo del libro veremos las cuatro grandes zonas del
cerebro y la manera que tienen de comunicarse entre ellas para que la
persona tenga un funcionamiento adecuado. Cuando hablamos de
cuatro cerebros es metafórico. Es evidente que no es que tengamos
cuatro cerebros, sino que hablamos de cuatro grandes zonas cerebrales.
Como ya vimos en el capítulo anterior, el cerebro es el órgano que se
encarga de recibir la información a través de los cinco sentidos,
procesar dicha información y, en último lugar, dar una respuesta. La
parte cerebral que se encarga de recibir toda esa información
(impulsos, necesidades, emociones, ideas, pensamientos, etc.) y dar una
respuesta concreta es la corteza prefrontal, que se corresponde con el
cuarto cerebro que veremos a continuación. Da la casualidad (o no) de
que el cerebro se desarrolla tanto �ilogenéticamente como
ontogenéticamente en las mismas fases que veremos. La �ilogénesis se
encarga de estudiar cómo ha evolucionado una especie en concreto,
mientras que la ontogénesis estudia el desarrollo de un individuo
concreto que pertenece a una determinada especie desde la
fecundación hasta su muerte.
 
 
La teoría de la recapitulación de Ernst Haeckel (1866) de�iende que el
desarrollo del niño es un resumen de la historia de la evolución
�ilogenética de nuestra especie.
 
 
EL CEREBRO REPTILIANO
 
El cerebro reptiliano, también llamado cerebro primitivo o complejo
reptiliano, está ubicado en la base de nuestro encéfalo. Es la parte más
arcaica y primitiva, ya que acumula unos 500 millones de años de
existencia. Es el cerebro que tienen los reptiles como los cocodrilos, los
dragones de Komodo, las serpientes y las lagartijas.
 
 
Las dos estructuras más importantes del cerebro reptiliano son el
tronco encefálico y el cerebelo. El tronco encefálico tiene funciones
relacionadas con la satisfacción de las siguientes necesidades básicas:
 
•Hambre
 
•Sed
 
•Reproducción
 
•Ciclo de sueño-vigilia
 
•Respiración
 
•Protección
 
•Atención (arousal)
 
•Ritmo cardiaco
 
•Regulación de la temperatura
 
El cerebro reptiliano es tan importante para la supervivencia de la
especie que el tronco encefálico ya se ha desarrollado al �inalizar el
primer trimestre de gestación. La segunda estructura relevante del
complejo reptiliano es el cerebelo, que tiene una estrecha relación con
el equilibrio corporal y la audición. Los re�lejos, las necesidades y los
instintos están codi�icados en el cerebro reptiliano, motivo por el cual
se conoce con el nombre de cerebro de la supervivencia o cerebro que
actúa. No es un cerebro pensante ni sintiente, solamente actúa en
situaciones de superviviencia.
 
 
Por lo tanto, el cerebro reptiliano tiene como objetivo la supervivencia
de la especie. Esta estructura puede dar tres tipos de respuestas
básicas. Los ingleses las llaman las tres «F»: �light, �ight y freeze. Lo
podemos traducir al castellano como huida, ataque y parálisis. Cuando
nuestro cerebro detecta que nuestra vida corre peligro, pone en marcha
una de estas tres respuestas de una manera automática, involuntaria e
inconsciente. Es la parte del cerebro que tienen más activa los neonatos
y bebés.
 
A continuación, señalamos las características más relevantes del
complejo reptiliano:
 
•Es la parte más arcaica del encéfalo.
 
•Inconsciente, involuntario y automático.
 
•Es un cerebro reactivo.
 
•No precisa aprendizaje, ya que es un cerebro innato.
 
•Está orientado en el aquí y el ahora (presente).
 
•Las consecuencias de una lesión en el complejo reptiliano son más
previsibles, aunque la persona afectada siempre corre peligro de
muerte.
 
 
EL CEREBRO EMOCIONAL
 
El cerebro emocional se desarrolló hace unos 180-200 millones de años
con la aparición de los primeros mamíferos sobre la faz de la tierra. Se
ubica justo encima del cerebro reptiliano. Por lo tanto, es el cerebro de
mamíferos como el del�ín, la jirafa y el elefante.
 
 
El cerebro emocional tiene cinco funciones básicas que lo diferencian
del resto de zonas cerebrales:
 
•Aprendizajes básicos
 
•Memoria
 
•Emociones
 
•Sociabilidad
 
•Relación de apego
 
Los animales que no poseen un cerebro emocional, como los insectos y
los reptiles, no disponen de una relación de apego con sus crías ni
experimentan emociones. Un reptil deposita sus huevos y no establece
ninguna relación emocional con su descendencia, cosa que sí hacemos
las especies que tenemos cerebro emocional y, por lo tanto, apego.
 
El cerebro emocional se ubica, anatómicamente hablando, en el sistema
límbico, que es un conjunto de estructuras muy relacionadas con las
funciones antes citadas. Lo que pretende el cerebro emocional es hacer
aquello que más nos gusta y evitar hacer aquello que nos desagrada.
Las tres estructuras más importantes del cerebro emocional son el
hipotálamo, el hipocampo y la amígdala. Mención aparte merece esta
última estructura del cerebro emocional. Las amígdalas cerebrales
tienen una estrecha relación con las emociones, sobre todo con las
emociones desagradables como el miedo, la rabia, la tristeza, el asco,
etc. Por ejemplo, todos los miedos aprendidos se codi�ican en las
amígdalas. Cuando experimentamos estas emociones, las amígdalas se
excitan y se hiperactivan. La carretera cerebral que une las amígdalas
cerebrales con la corteza prefrontal va a posibilitar que la persona sea
capaz de regular sus propias emociones y funcionar ejecutivamente.
 
 
Al igual que el cerebro reptiliano, el cerebro emocional es involuntario,
inconsciente y automático, es decir, no somos conscientes de todas las
emociones que tenemos a lo largo del día. Si el cerebro reptiliano es el
cerebro que actúa, el cerebro emocional es el cerebro que siente.
 
 
EL CEREBRO RACIONAL
 
En tercer lugar tenemos el cerebro racional, que se localiza en el
neocórtex, es decir, en la capa más externa de nuestro cerebro. Si
abrimos nuestro cráneo, lo primero que nos vamos a encontrar es
nuestro neocórtex. Es la parte del cerebro más moderna y la que ha
aparecido en último lugar tanto �ilo como ontogenéticamente hablando,
ya que se desarrolló a partir de los primeros primates hace unos 60-65
millones de años. Es nuestro cerebro pensante, de ahí que digamos que
es el cerebro que piensa. Además, el cerebro pensante también se
encarga de almacenar información. La memoria a largo plazo se ubica
en todo el neocórtex.
 
 
El neocórtex, también denominado neocorteza, se divide en dos
hemisferios unidos por un haz de �ibras llamado cuerpo calloso. Se ha
demostrado que las mujeres tienen un 20 % más grueso el cuerpo
calloso, lo cual indica que tienen mayor interconectividad entre los
hemisferios, lo que hace que haya una mayor coordinación entre
ambos. Además, los hemisferios se dividen en cuatro lóbulos
cerebrales: occipital, parietal, temporal y frontal. El lóbulo que mayor
interés tiene para nuestro libro es el lóbulo frontal, el cual
desarrollaremos más profundamente en los siguientes capítulos.
 
 
 
EL CEREBRO EJECUTIVO
 
En cuarto y último lugar tendríamos el cerebro ejecutivo. Dicho cerebro
pertenece al neocórtex pero,dada su relevancia, he decidido separarlos.
Es el cerebro que ejecuta, ya que el cerebro ejecutivo se localiza en la
corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas. En los últimos
miles de años ha habido un crecimiento extraordinario de la corteza
prefrontal en comparación con el resto del neocórtex. Pero no solo ha
habido un aumento de la zona de la corteza prefrontal, sino que
también ha proliferado el número de conexiones entre neuronas en
dicha parte del cerebro. La corteza prefrontal supone
aproximadamente una tercera parte del neocórtex.
 
 
En la corteza prefrontal se ubican las funciones ejecutivas, por ejemplo,
la plani�icación, la memoria operativa, la toma de decisiones, el control
inhibitorio, la concentración, etc. Cuando hay una lesión o alteración en
la corteza prefrontal, la capacidad de funcionar ejecutivamente
disminuye de manera considerable. Así, por ejemplo, Fernier (1986)
extirpó los lóbulos frontales a un grupo de monos. ¿Sabéis qué
consecuencias tuvo? Que provocó excesiva inquietud motora y baja
capacidad de concentración en los monos. La gran actividad e inquietud
en los monos se debían a la ausencia de la principal estructura que se
encarga de controlar nuestros impulsos, necesidades, emociones y
pensamientos: la corteza prefrontal. Todas las funciones ejecutivas
están orientadas al futuro. Es por este motivo por el que se dice que la
corteza prefrontal abre el organismo al futuro. Es el cerebro que
ejecuta. Todos los mamíferos tenemos neocórtex y corteza prefrontal,
pero solo el ser humano tiene funciones ejecutivas propiamente dichas.
En ocasiones escuchamos que los niños son muy sinceros y crueles con
sus comentarios y acciones sobre los demás, pero no creo que sea así.
No es que sean crueles, sino que no tienen el su�iciente desarrollo de la
corteza prefrontal como para no hacer o no decir lo que a los demás les
hará daño o les perjudicará.
 
Podemos decir que cuanto más atrás estemos en el cerebro (áreas del
cerebro posterior), más se parece a una navaja de Albacete, y cuanto
más adelante estemos (áreas del cerebro anterior), más se parece a una
navaja suiza. Esto es así porque las zonas del cerebro reptiliano son
más rígidas y automatizadas, mientras que las zonas del cerebro
racional y de la corteza prefrontal son más �lexibles y controladas. Por
este motivo, ante una lesión, traumatismo o tumor en las áreas
posteriores del cerebro, podremos predecir con mayor seguridad las
posibles repercusiones, algo que es muy di�ícil y más variable en las
zonas anteriores del cerebro.
 
Las características básicas de la corteza prefrontal son las siguientes:
 
•Es la capa más moderna tanto �ilo como ontogenéticamente hablando.
 
•Consciente, voluntaria y controlada.
 
•Orientada al futuro, aunque también puede pensar en el momento
presente y re�lexionar sobre el pasado.
 
•Lesiones en la corteza prefrontal causan lesiones imprevisibles.
 
 
CONCLUSIONES
 
Como conclusión, podríamos decir que el cerebro reptiliano y el
cerebro emocional se corresponderían con un cerebro caliente,
mientras que el neocórtex y la corteza prefrontal se corresponderían
con un cerebro frío. El cerebro reptiliano responde al aquí y al ahora,
mientras que el cerebro racional y el ejecutivo están dirigidos al futuro,
aunque también pueden pensar en el pasado y en el momento presente.
Los dos primeros cerebros son arcaicos, en cuanto a que son simples y
antiguos, y el cerebro racional y ejecutivo son más vanguardistas. Si
utilizamos la metáfora del coche, el cerebro caliente sería el acelerador
del coche, mientras que el cerebro frío sería el encargado del freno del
coche, es decir, de la capacidad de inhibición y control de los impulsos.
Para una correcta adaptación de la persona, tan importante es saber
manejar el acelerador como el freno.
 
 
 
 
Lea atentamente la siguiente historia. Juan es un guardia civil de
mediana edad que está trabajando cuando, de repente, le empieza a
doler la cabeza. Su superior le dice que se marche a casa a reposar. Juan
llega a casa y cuál es su sorpresa cuando se encuentra a su mujer con
otro hombre en la cama. En ese momento, Juan coge la pistola y se
dispone a pegarle un tiro cuando, de pronto, algo le hace detenerse.
¿Sabe qué le ha hecho recapacitar sobre lo que iba a hacer? Sus
funciones ejecutivas. Gracias a su buen funcionamiento ejecutivo, Juan
ha podido anticiparse y valorar las consecuencias futuras de matar al
amante de su mujer. Al poder visualizarlas, ha podido detenerse. Este es
el ejemplo que suele utilizar el �ilósofo y pedagogo español José
Antonio Marina para explicar de manera práctica qué son las funciones
ejecutivas.
 
En este capítulo trataremos en detalle las diferentes funciones
ejecutivas de las que dispone el ser humano. Todas ellas son
dimensionales, es decir, no es que se tengan o no se tengan, sino que
tenemos una cantidad de cada una de ellas. Metafóricamente hablando,
las funciones ejecutivas no son cuestión de blanco o negro, sino que
están en una escala de grises. En función de su uso, las tendremos más
o menos desarrolladas.
 
Así, por ejemplo, un niño puede tener una muy buena capacidad de
concentración, pero una nefasta memoria operativa. En cambio, otra
niña puede tener di�icultades en la concentración, pero excelentes
capacidades de plani�icación y de memoria operativa.
 
 
CONCEPTO
 
El concepto de funciones ejecutivas fue acuñado por Muriel Lezak en el
año 1989, aunque fue Alexander R. Luria, autor de la escuela soviética,
quien resaltó la importancia de la corteza prefrontal en el desempeño y
la adaptación de las personas. El barcelonés Joaquín Fuster, psiquiatra y
profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), es y ha
sido uno de los grandes investigadores de la corteza prefrontal que,
como veremos, es la sede donde habitan las funciones ejecutivas.
 
Históricamente hablando, ya los frenólogos, con Franz Joseph Gal a la
cabeza, destacaban la importancia del lóbulo frontal en este tipo de
procesos psicológicos.
 
 
Norman y Sallice exponen que existen dos tipos de situaciones en la
vida cotidiana: unas son las situaciones rutinarias, que se caracterizan
por estar automatizadas, mientras que, por otro lado, están también las
situaciones novedosas, que requieren todos nuestros recursos
cerebrales y son las que están relacionadas con las funciones ejecutivas.
En ocasiones, las funciones ejecutivas también se conocen con el
nombre de inteligencia ejecutiva.
 
 
DEFINICIÓN
 
En la actualidad existe un total de 33 de�iniciones diferentes sobre lo
que es el funcionamiento ejecutivo. Por este motivo, resulta di�ícil
establecer una única de�inición de lo que son las funciones ejecutivas.
Es verdad que la gran mayoría de de�iniciones tienen características y
aspectos en común. Vamos a ver algunas de las de�iniciones más
representativas.
 
José Antonio Portellano, profesor de la Facultad de Psicología de la
Universidad Complutense de Madrid, de�ine las funciones ejecutivas
como el mecanismo que permite resolver problemas, gracias a su
capacidad de realizar programas de actuación para plani�icar, iniciar,
dirigir y supervisar las conductas encaminadas al logro de objetivos.
 
 
Ozonoff y sus colaboradores de�inen la función ejecutiva como el
constructo cognitivo usado para describir conductas dirigidas hacia una
meta, orientadas hacia el futuro, que se consideran mediadas por los
lóbulos frontales. Incluyen la plani�icación, inhibición de respuestas,
�lexibilidad, búsqueda organizada y memoria de trabajo. Todas las
conductas de función ejecutiva comparten la necesidad de desligarse
del entorno inmediato o contexto externo.
 
Según Muriel Lezak, que fue quien acuñó este concepto, las funciones
ejecutivas permiten al ser humano formular metas, plani�icar objetivos
y ejecutar conductas de un modo e�icaz. La �inalidad última de las
funciones ejecutivas es el control de la conducta.
 
Russell Barkley, uno de los máximos expertos en el trastorno por dé�icitde atención con hiperactividad (TDAH) de todo el mundo, de�ine las
funciones ejecutivas como la capacidad de actuar sobre uno mismo y
mejorar el futuro.
 
Según Javier Tirapu, uno de los grandes neuropsicólogos de nuestro
país, el funcionamiento ejecutivo es la capacidad de hallar soluciones
para un problema novedoso, haciendo predicciones de las
consecuencias de cada solución imaginada. Según Tirapu, los pacientes
con problemas ejecutivos pueden solucionar situaciones
automatizadas, pero no saben resolver problemas novedosos.
 
Para el �ilósofo toledano José Antonio Marina, la inteligencia ejecutiva
es la capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo las metas,
aprovechando la información y regulando las emociones.
 
Según Joaquín Fuster, psiquiatra y profesor de UCLA, las funciones
ejecutivas son aquellas funciones del cerebro que permiten la
organización de las acciones en el tiempo para alcanzar metas de cara a
resolver problemas.
 
Por lo tanto, como bien establece Gazzaniga, las funciones ejecutivas
hacen referencia a un conjunto de estrategias que incluyen:
 
a) La intención de inhibir una respuesta o demorarla en el tiempo.
 
b) Un plan estratégico de secuencias de acción.
 
c) Una representación mental de la tarea que incluya la información de
los estímulos relevantes codi�icada en la memoria y la meta futura
deseada.
 
AUTOR DEFINICIÓN DE FUNCIONES EJECUTIVAS
José Antonio
Portellano
Mecanismo que permite resolver problemas, gracias a su
capacidad de realizar programas de actuación para
plani�icar, iniciar, dirigir y supervisar las conductas
encaminadas al logro de objetivos.
Ozonoff y
colaboradores
Constructo cognitivo usado para describir conductas
dirigidas hacia una meta, orientadas hacia el futuro, que
se consideran mediadas por los lóbulos frontales.
Muriel Lezak Permiten al ser humano formular metas, plani�icarobjetivos y ejecutar conductas de un modo e�icaz.
Russell
Barkley
Capacidad de actuar sobre uno mismo y mejorar el
futuro.
Javier Tirapu
Capacidad de hallar soluciones para un problema
novedoso, haciendo predicciones de las consecuencias
de cada solución imaginada.
José Antonio
Marina
Capacidad de dirigir bien el comportamiento, eligiendo
las metas, aprovechando la información y regulando las
emociones.
Joaquín
Fuster
Aquellas funciones del cerebro que permiten la
organización de las acciones en el tiempo para alcanzar
metas y resolver problemas.
 
 
 
CARACTERÍSTICAS
 
Las funciones ejecutivas son una de las características que nos
diferencian del resto de las especies animales. Podríamos decir que el
área prefrontal, sede de las funciones ejecutivas, es el centro de la
humanidad. La gran mayoría de las funciones ejecutivas están
orientadas al futuro. Así el resto de animales no realizan conductas
para obtener resultados en un futuro, sobre todo a medio o largo plazo.
Por ejemplo, los seres humanos compramos una tarta para tomárnosla
en el cumpleaños de nuestro hijo que celebraremos en unos días,
organizamos el verano con un tiempo prudencial, nos hipotecamos,
cursamos grados universitarios que implican un mínimo de cuatro
años, hacemos tesis doctorales que suponen un gran esfuerzo y tiempo,
etc. En de�initiva, invertimos en tiempo. Esto es algo exclusivamente
humano.
 
 
El hecho de tener un buen funcionamiento ejecutivo es consecuencia
del aprendizaje, de la práctica y de la experiencia. Las funciones
ejecutivas no vienen determinadas genéticamente, lo cual es una buena
noticia porque, en caso de que un niño tenga un mal rendimiento en
alguna función ejecutiva, esto nos permite poder entrenarla. Los
ámbitos donde más se desarrollan las funciones ejecutivas son en casa,
en el colegio y en las relaciones sociales (amigos, deportes, etc.).
Sabemos que el entrenamiento y su ejercitación modi�ican tanto la
anatomía como el funcionamiento de la corteza prefrontal.
 
Los estudios han puesto de mani�iesto que los niños que tienen una
mayor inteligencia activan menos el cerebro cuando están realizando
una determinada tarea. Es decir, un niño que tiene una discapacidad
intelectual va a necesitar activar más zonas del cerebro y dedicar más
tiempo para hacer una determinada tarea.
 
 
 
LA METÁFORA DEL DIRECTOR DE ORQUESTA
 
Son muchas las metáforas o los símiles que se han utilizado para
describir el papel que cumplen las funciones ejecutivas en las vidas de
las personas: el director de orquesta, el timón del barco, el jefe de una
empresa, etc. Una de las metáforas más utilizadas es la del director de
orquesta que ideó Goldberg.
 
Imagine que ha ido a ver un concierto de música clásica. ¿Quién cree
que es más importante para que todo salga bien? ¿Los músicos o el
director de orquesta? Ambos son imprescindibles para que podamos
disfrutar de bellas sinfonías. Cada uno de los músicos y cada una de las
diferentes secciones deben tocar de manera coordinada: sección de
viento, sección de cuerda, sección de percusión, etc. Pero también es
importante que quien los coordina a todos (director de orquesta)
realice bien su labor. Si entendemos las diferentes secciones de la
orquesta como las diferentes partes del cerebro y al director de
orquesta como las funciones ejecutivas, entenderemos bien esta
metáfora. La corteza prefrontal (funciones ejecutivas) recibe toda la
información del resto del cerebro (impulsos, necesidades, emociones,
pensamientos, etc.) y toma una decisión que será lo más adaptativa
posible. A esto es a lo que llamamos funcionamiento ejecutivo.
 
 
En de�initiva, y continuando con los símiles, las funciones ejecutivas
actúan como un ejecutivo, un mánager y un distribuidor. Ejecutivo,
porque permiten establecer objetivos y estrategias para lograrlos;
mánager, porque permiten evaluar las consecuencias a la hora de
resolver problemas o con�lictos; y distribuidor, porque reparten las
tareas entre las redes neuronales implicadas.
 
 
PRINCIPALES FUNCIONES EJECUTIVAS
 
Una vez que ya sabemos qué son las funciones ejecutivas y cuál es su
misión en el cerebro, nos centraremos en los diferentes tipos de
funciones ejecutivas que existen. Se han llegado a identi�icar hasta un
total de 32 funciones ejecutivas. Generalmente, las funciones ejecutivas
se suelen clasi�icar en dos tipos:
 
•Funciones ejecutivas frías: Este tipo de funciones ejecutivas se
activan cuando las emociones no son intensas o son fácilmente
controlables. Por ejemplo, si tenemos que tomar la decisión de
qué coche comprarnos, es importante que lo hagamos en un
momento de serenidad, para que podamos activar las funciones
ejecutivas frías: concentración (qué coches nos gustan),
razonamiento (pros y contras de cada una de las opciones),
memoria operativa (hacer cálculos de lo que podemos pagar y lo
que no), toma de decisiones (con qué coche nos quedaremos), etc.
 
•Funciones ejecutivas cálidas o calientes: Se ponen en marcha
cuando necesitamos ejercer un importante autocontrol sobre las
emociones que estamos experimentando en un determinado
momento. Por ejemplo, ante una discusión acalorada con un amigo
o con nuestra pareja necesitamos poner en marcha nuestro
funcionamiento ejecutivo caliente para evitar decir o hacer cosas
de las que posteriormente nos podamos arrepentir, o cosas que
sean desadaptativas para nosotros o los demás. En esta situación,
es imprescindible disponer de estrategias de regulación
emocional. Cuando desarrollábamos en el capítulo anterior los
cuatro cerebros, decíamos que la emoción nacía en el sistema
límbico (cerebro emocional), pero decíamos también que la
emoción se controlaba o gestionaba gracias a las funciones
ejecutivas (corteza prefrontal).
 
En el siguiente esquema puede ver la clasi�icación de las funciones
ejecutivas (frías vs. cálidas) y algunas de las funciones ejecutivas más
representativas de ambos grupos.
 
 
Algunas de las funciones ejecutivas que más se suelen utilizar en los
programas de intervención son las siguientes:
 
•Concentración
 
•Inhibición o control de impulsos
 
•Flexibilidadcognitiva
 
•Autorregulación emocional
 
•Memoria operativa
 
•Plani�icación
 
•Velocidad de procesamiento
 
•Anticipación
 
•Orientación espacial
 
•Demorar recompensas
 
•Razonamiento
 
•Iniciativa
 
•Monitorización
 
•Toma de decisiones
 
•Establecimiento de objetivos
 
•Metacognición
 
•Conciencia ética
 
A pesar del gran número de funciones ejecutivas, según Joaquín Fuster
las cinco más relevantes son las que siguen: concentración, control de
impulsos, memoria operativa, plani�icación y �lexibilidad cognitiva. En
este libro, además de centrarnos en estas cinco funciones ejecutivas
básicas que propone Fuster, desarrollaremos algunas más que puede
resultar interesante potenciar con nuestros hijos y alumnos. Todas ellas
se explicarán y desarrollarán en los siguientes capítulos.
 
 
LOCALIZACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
 
Las funciones ejecutivas se asientan, como ya hemos comentado, en el
lóbulo frontal y, en concreto, en la corteza prefrontal. De los cuatro
lóbulos que tiene el cerebro, el lóbulo frontal es el que tiene mayor
importancia tanto anatómica como funcional, pues recoge toda la
información del resto de lóbulos y la gestiona.
 
 
La función básica del lóbulo frontal es coordinar y supervisar el
funcionamiento del resto del cerebro, es decir, las funciones ejecutivas.
En el caso de los seres humanos, el lóbulo frontal supone un tercio del
total del cerebro. En otras especies supone proporciones bastantes
menores. Por ejemplo, para que nos hagamos una idea, el lóbulo frontal
supone el 17 % del cerebro en los chimpancés y un 7 % en el caso de
los perros. A continuación podemos ver lo que ocupa el lóbulo frontal
en diferentes especies.
 
 
Fuente: Cortesía de Joaquín Fuster.
 
Todos los mamíferos disponemos de lóbulo frontal y corteza prefrontal,
pero solo el ser humano dispone de funciones ejecutivas. Como ya
hemos visto, el área o la corteza prefrontal se activa, principalmente,
cuando la acción que vamos a llevar a cabo es compleja o novedosa. Por
ejemplo, nuestra corteza prefrontal estaba muy activa el primer día que
dimos una clase práctica de conducir.
 
 
En ese momento, la tarea de conducir suponía un gran reto para
nosotros, pues debíamos atender al volante, a las marchas, a los
intermitentes, a las instrucciones del profesor y al resto de coches y
peatones que circulaban por la ciudad. ¿Verdad que era estresante al
principio? Una vez que vamos adquiriendo experiencia, somos capaces
de ir automatizando estas conductas y, por lo tanto, nuestra corteza
prefrontal está escasamente activa, pues no se trata de una acción
compleja y novedosa en ese momento.
 
Pensemos ahora en el gran esfuerzo que deben hacer los bebés para
aprender a andar, o un niño de preescolar para aprender a sostener el
lápiz, o un niño de primaria para mantener el equilibrio en un
monopatín. En estos casos, al principio, nuestra corteza prefrontal
estaba muy activa, puesto que era una actividad novedosa que requería
todas nuestras energías.
 
 
Como conclusión, podemos decir que para que una conducta o
habilidad pase a estar automatizada es imprescindible que la hayamos
repetido y realizado muchas veces. Una conducta se automatiza solo
gracias a la práctica y al entrenamiento. Por lo tanto, podría decirse que
toda conducta automatizada ha sido previamente una conducta
controlada, pero no todas las conductas controladas se convertirán en
procesos automáticos. Si la tarea es controlada, implica que es
novedosa y, por lo tanto, requiere nuestras funciones ejecutivas. En
cambio, las tareas que ya están automatizadas apenas requieren la
activación de nuestra corteza prefrontal, puesto que ya están
mecanizadas.
 
 
 
PARTES DE LA CORTEZA PREFRONTAL
 
Las funciones ejecutivas se asientan, como ya hemos comentado, en el
lóbulo frontal y, en concreto, en la corteza prefrontal. Dicha zona es
tremendamente compleja y podemos dividirla en tres áreas con
funciones especí�icas que tienen una gran relevancia para el correcto
funcionamiento ejecutivo: corteza prefrontal dorsolateral, corteza
prefrontal orbitofrontal y corteza prefrontal medial.
 
 
•Corteza prefrontal dorsolateral: Su función principal consiste en
perseguir objetivos y metas, por lo que nos permite ser
perseverantes ante una determinada tarea. Mantiene la
estimulación y la motivación dirigidas a un objetivo. Se encarga de
funciones ejecutivas como la plani�icación, la memoria de trabajo,
la concentración y la �lexibilidad cognitiva. Las lesiones en la
corteza prefrontal dorsolateral provocan grandes problemas en la
plani�icación y en la concentración; en esos casos se vive
solamente en el momento presente y se tienen di�icultades para
anticipar el futuro y aprender del pasado.
 
•Corteza prefrontal orbitofrontal: Dicha estructura está ubicada
en la base de los lóbulos frontales y justo encima de los ojos, de ahí
su nombre (orbitofrontal). Se encarga de controlar las
interferencias y los estímulos que tratan de distraernos de la tarea
que estamos haciendo. Está muy relacionada con la función
ejecutiva de control de impulsos. Por eso se dice que tiene relación
con la gestión de los procesos emocionales, ya que está conectada
con el sistema límbico. La función principal de la corteza
orbitofrontal es permitir que la corteza dorsolateral consiga su
objetivo. Por lo tanto, ambas son complementarias. Por ejemplo,
aunque me apetezca ir al baño, ahora no debo. Las lesiones en la
corteza prefrontal orbitofrontal provocan impulsividad,
desinhibición, agresividad, poca conciencia ética, etc.
 
•Corteza prefrontal medial: Está en relación con el núcleo
Accumbens, que son los centros del placer. Siempre que
realizamos una actividad placentera, se activan dichos centros.
Busca la recompensa y la identi�icación de aquello que me pueda
bene�iciar y mantenerme motivado y atento ante la actividad que
estoy realizando. Las lesiones en la corteza prefrontal medial
provocan apatía, pérdida de la iniciativa, reducción de la actividad
espontánea, escasa curiosidad, velocidad de procesamiento lenta,
etc.
 
 
 
 
 
DESARROLLO EVOLUTIVO DEL LÓBULO FRONTAL
 
Históricamente, los lóbulos frontales han sido considerados como un
elemento básico en la medición de las capacidades cognitivas complejas
asociadas a la infancia y adolescencia. Dichas mediciones sirven como
precursoras del ajuste psicosocial y de la adaptación a la vida adulta.
 
 
El desarrollo y crecimiento del cerebro es un proceso que comienza en
el vientre materno. Se trata de algo lento y paulatino. En un primer
momento, las áreas del cerebro que más se desarrollan son las
sensitivas y motoras —coincidiendo con la etapa sensorio-motriz de
Jean Piaget—, y que se corresponden con los dos primeros años de vida
del niño. En estos primeros años, las funciones cognitivas
pertenecientes a la corteza cerebral del niño se desarrollan más bien
poco. A pesar de que la corteza prefrontal apenas tiene actividad en los
dos primeros años de vida, existen algunas conductas de los bebés que
nos hacen pensar que ya existen ciertos procesos ejecutivos básicos.
Por ejemplo, un bebé de unos 7-8 meses ya es capaz de buscar un
juguete que ha sido ocultado.
 
 
La gran mayoría de funciones asociadas a los lóbulos frontales, como
son la inhibición de impulsos y la plani�icación, entre otras, tienen su
máximo desarrollo entre los 4 y los 8 años de edad. Otros picos de
desarrollo cerebral signi�icativos se dan a los 10-12 años y entre los 16-
19 años. Pero no solamente se produce un aumento del lóbulo frontal
en estos picos, sino que se observa un aumento de los procesos de
mielinización y sinaptogénesis, es decir, aumenta la cantidad de mielina
que recubre las neuronas y se producen nuevas conexiones sinápticas
entre grupos neuronales. Lo que diferencia al ser humano del resto de
las especies en cuanto al cerebro se re�iere no solo tiene que ver con el
tamaño de los lóbulos frontales y la corteza prefrontal, sino también
con la conectividadneuronal entre las diferentes partes del cerebro.
 
Como hemos comentado, hay determinadas funciones ejecutivas que no
aparecerán hasta bien avanzada la infancia, como son la inhibición de
impulsos, la atención focalizada (concentración) y la plani�icación.
 
 
Podríamos decir que, en torno a los 10 años, el niño ya ha alcanzado un
rendimiento y una ejecución bastante similares a los que tiene el
adulto. También es verdad que algunas funciones ejecutivas alcanzan
esta cota sobre los 12 años de edad, momento en que se inicia la etapa
que Jean Piaget denominó de operaciones formales.
 
Para �inalizar con este epígrafe, ¿cuándo cree que podemos considerar
que el cerebro ha alcanzado la madurez en su totalidad? Pues bien, el
cerebro de una persona está maduro en torno a los 25 años de edad, lo
cual nos demuestra la lentitud con que evoluciona nuestro sistema
nervioso. Además, la parte del cerebro que acaba de desarrollarse en
último lugar es la corteza prefrontal. El cerebro se desarrolla de la parte
posterior a la anterior, es decir, de atrás hacia delante. Primero se
desarrolla el complejo reptiliano y lo último en estar maduro es la
corteza prefrontal.
 
 
MODELO DE LAS TRES UNIDADES FUNCIONALES
 
El modelo de las tres unidades funcionales fue desarrollado por
Alexander R. Luria en el año 1974. Ya lo mencionamos en el capítulo
anterior. Aunque este modelo tenga unos años, nos sirve para entender
de manera sencilla las tres áreas básicas del cerebro y qué funciones
concretas tienen. Este es el modelo en el que me baso para explicar los
cuatro cerebros. Veamos estas unidades funcionales del cerebro de
manera más detenida.
 
•Primera unidad funcional: Está ubicada en el tronco del encéfalo,
que es la estructura que hace de puente entre el cerebro y la
médula espinal. Las funciones del tronco del encéfalo tienen que
ver con la supervivencia y el arousal. El arousal es el nivel de
activación que tenemos en un determinado momento del día. Por
ejemplo, si estamos a punto de entrar a un examen o una
entrevista de trabajo, el nivel de arousal sería alto o muy alto. En
cambio, si estamos viendo una película que nos está aburriendo y
estamos a punto de quedarnos dormidos en el cine, nuestro nivel
de activación o arousal es mínimo. El nivel de arousal nunca es
inexistente, salvo en la muerte.
 
 
•Segunda unidad funcional: Tiene relación con el proceso de
recepción, análisis y almacenamiento de la información. La
segunda unidad funcional se ubicaría cerebralmente en el córtex
cerebral; concretamente en los lóbulos temporales, parietales y
occipitales. Estos tres lóbulos son esencialmente lugares para
almacenar información de todo tipo: recuerdos de nuestra
infancia, conceptos, sensaciones, olores, etc. En de�initiva, nuestra
memoria a largo plazo.
 
•Tercera unidad funcional: Estaría ubicada en los lóbulos
frontales, donde residen las funciones ejecutivas. El objetivo de la
tercera unidad funcional es programar, regular y evaluar la
conducta o actividad que estamos llevando a cabo. La tercera
unidad funcional recibe, a su vez, información de las otras dos
unidades funcionales.
 
 
Así, por ejemplo, para realizar un sudoku necesitamos un mínimo de
activación o arousal (primera unidad funcional), información sobre
cómo hacer correctamente un sudoku, además de estrategias
procedimentales (segunda unidad funcional) y la función ejecutiva que
se correspondería con la tercera unidad funcional.
 
 
 
ACTIVACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
 
Una vez entendido el concepto de funciones ejecutivas, vamos a ver en
qué situaciones y momentos se activan estas funciones, es decir, qué
situaciones o tareas nos obligan a activar un funcionamiento ejecutivo.
Podemos decir que en las siguientes seis situaciones se activarían las
funciones ejecutivas de una persona:
 
1) Ante la novedad: Toda situación que sea novedosa implica la
puesta en marcha de las funciones ejecutivas. Por ejemplo, cuando
llegamos a una ciudad nueva, activamos nuestra concentración,
orientación espacial, memoria operativa, etc; en de�initiva,
nuestro funcionamiento ejecutivo. Otro ejemplo cotidiano se
produce cuando nos compramos un móvil o un ordenador nuevo.
Como ante algo nuevo no hay respuesta habitual, debemos estar
muy atentos a los recursos que pondremos en marcha para
adaptarnos lo mejor posible al ambiente o estímulo novedoso. Una
vez que nos hemos familiarizado con la ciudad, el nivel de
activación de la corteza prefrontal disminuye hasta que aparezca
algún estímulo novedoso. Si la acción, gracias a la práctica, se
convierte en automatizada, la corteza prefrontal no se activa tanto
como cuando era una tarea novedosa.
 
 
2) Mantener y recuperar la información: A veces necesitamos
recuperar información del pasado para poder realizar
correctamente una conducta. Por ejemplo, podemos recuperar de
nuestra memoria a largo plazo cuál fue la comida que hicimos
hace unas semanas a unos amigos y que tanto les gustó.
 
 
3) Al iniciar o interrumpir una conducta: Siempre que iniciamos
una conducta o la interrumpimos para hacer otra precisamos el
funcionamiento ejecutivo. Esto es más evidente en conductas
complejas o novedosas. Cuando vamos conduciendo por la
carretera y nos pasamos nuestra salida, debemos hacer un cambio
de sentido que requiere toda nuestra atención.
 
 
4) Coordinar acciones: Cuando tenemos que llevar a cabo dos o
tres tareas de manera simultánea, las funciones ejecutivas se
activan para rendir adecuadamente. Imagine que está haciendo la
comida y, a la vez, está pendiente de los deberes de su hijo y del
teléfono porque le tiene que llamar un familiar. ¿Verdad que
tendría su funcionamiento ejecutivo al máximo?
 
 
5) Supervisar la acción: Cuando somos conscientes de lo que
estamos haciendo y de cómo lo estamos haciendo, estamos
supervisando dicha conducta. De esta manera, somos capaces de
corregir nuestros errores y anticipar otros posibles fallos;
estamos evaluando online , en el momento presente, lo que
estamos haciendo.
 
 
6) Seguir las reglas: Normalmente debemos cumplir una serie de
normas u obligaciones y, por lo tanto, debemos controlar o
posponer nuestros impulsos o emociones. Así, por ejemplo, ante
una bronca de su jefe, seguro que tiene ganas de decirle un par de
cosas, pero se limita a seguir las reglas básicas de buena
educación y a no explotar como realmente le apetecería.
 
 
 
 
 
¿QUÉ ES LA CONCENTRACIÓN?
 
Podemos de�inir la concentración como una función ejecutiva mediante
la cual focalizamos nuestros recursos en un estímulo, persona,
actividad o tarea concreta. Piense en las siguientes preguntas: ¿A
cuántos estímulos del lugar donde está puede prestar atención ahora
mismo? ¿Puede centrarse en todos ellos o solo en unos pocos?
¿Podemos atender a cosas que no estamos viendo en este momento?
Por ejemplo, ¿puede recordar dónde estuvo el verano pasado? ¿Y qué
hizo el día de su último cumpleaños? Como ve, podemos prestar
atención tanto a los estímulos externos como a los internos
(pensamientos, recuerdos, anticipación de posibilidades futuras, etc.).
En ambos casos (atención dirigida tanto hacia el interior como hacia el
exterior) es preciso un mínimo de activación para poder rendir
adecuadamente en la tarea. A esta activación la venimos llamando
arousal.
 
Me gusta utilizar la metáfora del foco para explicar cómo funciona la
atención. Imagine que solo disponemos de un foco para ir iluminando
todo aquello que nos interese. A nuestro alrededor hay muchos
estímulos, cosas y personas. En ocasiones seremos nosotros los que
vayamos buscando un determinado estímulo con el foco, pero en otras
ocasiones será el estímulo quien nos capte a nosotros. El problema del
foco de luz es que es un recurso limitado. No puede alumbrar todo a la
vez. Es por ello que la luz de foco nos permitirá atender a aquello que
esté alumbrando, pero lo que esté en penumbra no podrá ser atendido,
por lo menos en ese momento.
 
 
Con la metáfora del foco vemos que los recursosatencionales son
limitados, ya que no podemos atender a todos los estímulos de manera
simultánea, sino que debemos hacer una criba o selección de cuál es el
estímulo o tarea que más nos interesa, motiva o compensa. Aunque más
adelante veremos algunas patologías y trastornos de las funciones
ejecutivas, en este punto sí que me gustaría adelantar que los niños y
jóvenes con trastorno por dé�icit de atención con hiperactividad
(TDAH) no es que no tengan foco, claro que lo tienen. Su di�icultad
principal es que constantemente están cambiando el foco atencional de
su linterna, lo que les di�iculta terriblemente su concentración. Es un
problema más de inhibición de impulsos que de concentración. Todo
esto lo explicaremos más adelante.
 
 
 
TIPOS DE ATENCIÓN
 
Una vez que hemos visto la metáfora del foco y hemos comprendido
cómo funciona la atención, ahora nos centraremos en conocer las
diferentes maneras de utilizar ese foco, es decir, los tipos de atención
que existen.
 
 
•ATENCIÓN SELECTIVA: Ponemos en marcha la atención selectiva
cuando la tarea o actividad nos exige seleccionar del ambiente un
determinado estímulo, es decir, seleccionamos la información que es
relevante e inhibimos aquellos estímulos que no son relevantes. Por
ejemplo, buscar vocales en una sopa de letras o identi�icar a su tío —al
que ha ido a recoger a la estación de tren— son actividades donde se
pone en marcha la atención selectiva.
 
 
•ATENCIÓN FOCALIZADA: Cuando nos centramos o focalizamos en una
actividad concreta, es que hemos puesto en marcha la atención
focalizada. Podemos enfocar nuestra atención a estímulos visuales,
auditivos o táctiles. Por ejemplo, calcular la siguiente expresión
matemática requiere focalizar nuestra atención:
 
2 + 4 -1 + 2
 
•ATENCIÓN SOSTENIDA: Es la capacidad de mantener una actividad de
forma consciente durante un tiempo prolongado. También se la conoce
con el nombre de atención mantenida o atención ejecutiva. Es la
continuación de la atención focalizada. Lo que diferencia una de otra es
la duración de la tarea, no el tipo de tarea. Continuando con el ejemplo
de la atención focalizada, si en vez de hacer un solo cálculo matemático
tuviéramos que hacer una hoja entera, entonces dejaría de ser atención
focalizada para ser una actividad de atención sostenida, porque
requeriría una atención persistente en el tiempo. Otras tareas que
requieren atención sostenida son leer durante media hora, ver una
película, hacer un sudoku o estudiar el examen de mañana. Cuando
tenemos activo este tipo de atención, decimos que estamos
concentrados. La concentración requiere voluntad, consciencia y
perseverancia. Es cierto que la atención sostenida es más elaborada y
p q y
trabajada cuando la tarea es desmotivante y monótona para el niño,
puesto que requiere mayor esfuerzo.
 
 
•ATENCIÓN DIVIDIDA: En este tipo de atención estamos realizando dos
o más tareas de forma simultánea. Por ejemplo, a la vez que estamos
poniendo una lavadora, estamos tomándonos un café y hablando con
nuestro amigo. Para que se ponga en marcha la atención dividida, es
necesario que alguna de las tareas esté automatizada, porque es
imposible hacer dos tareas novedosas a la vez.
 
•ATENCIÓN ALTERNANTE: En la atención alternante estamos
cambiando de foco atencional ante la emisión de una señal de cambio.
Podemos decir que es la capacidad que nos permite cambiar el foco de
atención entre dos o más tareas que requieren diferentes respuestas
cognitivas por nuestra parte. Por ejemplo, estamos haciendo unos
ejercicios de sumas en un folio pero, cuando se escucha una palmada o
un silbato, tenemos que cambiar a la hoja de restas. Requiere dos o más
tareas, pero no de manera simultánea.
 
Ó
•ATENCIÓN EXCLUYENTE: También se la conoce con el nombre de
atención inhibitoria, puesto que la persona requiere controlar (no decir
o no hacer) una determinada conducta que está automatizada. Este tipo
de atención se re�leja muy bien en el efecto stroop que veremos en el
capítulo de control de impulsos. Como ve, este tipo de atención está
muy relacionada con el control de impulsos o inhibición. ¿Recuerda
cuando de pequeños jugábamos al mundo al revés? Debíamos atender y
controlar lo que pensábamos para decir justo lo contrario. Esa es la
atención excluyente.
 
 
¿ES LO MISMO ESTAR ATENTO QUE ESTAR CONCENTRADO?
 
Si se da cuenta, hasta el momento hemos estado utilizando los
conceptos de atención y de concentración como sinónimos, pero ¿se
re�ieren a lo mismo o existen diferencias entre ambos? A decir verdad,
sí que existen diferencias. En cuanto a la localización, podemos decir
que la gran mayoría de los procesos de atención activan zonas
posteriores del cerebro, es decir, lo que llamábamos en el capítulo 2 el
cerebro reptiliano. Aquí hablamos más de atención y de arousal. En
cambio, la concentración o la atención ejecutiva se localiza en zonas
frontales del cerebro, en concreto en la corteza prefrontal. La
concentración requiere voluntariedad, consciencia y perseverancia, lo
cual no implica que la tarea tenga que gustar o motivar. A veces los
niños se concentran en sus deberes y estudios no porque les guste lo
que están estudiando, sino porque no quieren ser regañados por sus
padres o porque quieren cumplir con sus tareas. Esto no excluye que
sea una tarea ejecutiva (concentración), puesto que han decidido
voluntariamente ponerse a estudiar (se podrían haber negado) y son
conscientes y perseverantes en lo que hacen.
 
Otra diferencia importante entre atención y concentración, siguiendo la
metáfora del foco, es que la atención es pasiva, pues es el estímulo o
situación quien me capta a mí, mientras que la concentración tiene un
papel más activo, ya que somos nosotros quienes buscamos el estímulo
de manera consciente y perseverante. Veamos el siguiente ejemplo para
terminar de entender la diferencia entre ambas. Si un día, mientras doy
una vuelta por la calle, me encuentro a un señor vestido de la pantera
rosa, independientemente de mi voluntad, me va a llamar la atención.
Por lo tanto, es el estímulo quien me capta a mí y no al revés. En
cambio, si determinado día decido salir a la calle en busca de personas
disfrazadas de pantera rosa, se tratará de un ejercicio de concentración,
puesto que soy yo quien va en busca del estímulo. En este último caso,
yo soy consciente de lo que busco y soy perseverante, además de
decidir voluntariamente realizar dicha conducta.
 
En último lugar, es importante decir que la concentración está muy
relacionada con la motivación, la curiosidad y las expectativas que
tenemos. Ante tareas motivantes es fácil atender, pero ante actividades
que nos resultan aburridas y monótonas nos va a resultar mucho más
di�ícil mantener nuestra concentración.
 
 Localización
cerebral Activa vs. pasiva Características
Atención
Zonas
posteriores
(cerebro
reptiliano)
Pasiva: es el estímulo
quien capta a la
persona
Inconsciente
Involuntaria
Cambiante en
función del
estímulo
Concentración
Zonas
anteriores
(corteza
prefrontal)
Activa: es la persona
quien busca y es
perseverante con el
estímulo o tarea
Consciente
Voluntaria
Perseverante
 
 
 
DESARROLLO EVOLUTIVO DE LA ATENCIÓN
 
Sabemos que la atención es un proceso psicológico que se va
entrenando y mejorando a lo largo de nuestro desarrollo evolutivo. En
el primer año de vida, el bebé va aprendiendo a controlar su atención
gracias a sus �iguras de apego (madre, padre y profesores). Cada vez
que el bebé vea algo que le resulte interesante y novedoso, tratará de
centrarse en ello. Debemos tener en cuenta que el bebé y el niño
pequeño tienen la mayor parte del día activos sus cerebros reptilianos,
es decir, el cerebro de la supervivencia. Es por ello que la atención del
bebé es reactiva, involuntaria, inconsciente y con escaso control. Son los
estímulos quienes captan al bebé, y no al revés. Las zonas cerebrales
que se activan a estas edades son las posteriores.
 
 
Poco a poco, la atención reactiva de los niños pequeños se irá
transformando

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