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MEDICINA INTERNA PARA INTERNISTAS EL INTERNISTA Editores Manuel Ramiro H Alberto Lifshitz G José Halabe Cherem Alberto C Frati Munari Coeditores María Guadalupe Castro Martínez Ricardo Juárez Ocaña Alberto F. Rubio Guerra Olga Lidia Vera Lastra Asisclo de Jesús Villagómez Ortíz Tomo 6 El IntErnIsta. MEdIcIna IntErna para IntErnIstas cuarta edición, 2013 prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, sin autorización escrita del editor. derechos reservados © 2013 Manuel ramiro H.-Edición y Farmacia José Martí 55, col. Escandón, 11800 Miguel Hidalgo, ciudad de México. www.nietoeditores.com.mx www.revistasmedicasmexicanas.com.mx IsBn: 978-607-7548-33-1 Coordinación editorial y corrección ortotipográfica: Arturo A. Peña Diseño y formación: Elidé Morales del Río Este libro se terminó de imprimir en agosto del 2013 en ARTGRAPH. Av. Peñuelas No. 15-D, Col. San Pedrito Peñuelas, C.P. 76148, Querétaro, Qro., México. Teléfono: (442) 220-8969. NOTA debido a que la medicina es una ciencia en desarrollo constante, a medida que surjan nuevos conocimientos se requerirán cambios terapéuticos. Los autores y editores de esta obra se han esforzado para que los cuadros referentes a la dosificación medicamentosa sean precisos y coincidan con lo establecido en la fecha de publicación. Sin embargo, ante los posibles errores humanos y cambios en la medicina, ni los editores ni cualquier otra persona que haya participado en la elaboración de este libro garantizan que la in- formación contenida en ella sea precisa o completa, tampoco son responsables de errores u omisiones, ni de los resultados que con dicha información se obtengan. Por lo tanto, convendría recurrir a otras fuentes de información, sobre todo, deberá consultarse la hoja informativa que se adjunta con cada medicamento. Lo anterior es particularmente importante con respecto a fármacos nuevos o de prescripción no frecuente. Contenido SeCCión X ............................................................................................ 941 enfermedades broncopulmonares Director de área Julián Espinosa Rey MEDICINA INTERNA PARA INTERNISTAS EL INTERNISTA Tomo 6 147. Hemoptisis 943 RobeRto M. Nava KuRi, JuliáN espiNosa Rey 148. Neumotórax 945 José FRaNcisco GoNzález MaRtíNez, alFRedo i. seRvíN caaMaño 149. Derrame pleural 947 MaRía del caRMeN cedillo péRez, JuliáN espiNosa Rey 150. Empiema 953 José MaNuel saN RoMáN bueNFil 151. Absceso pulmonar 955 José aNtoNio GaRcía GaRcía 152. Bronquiectasias 966 RobeRto M. Nava KuRi FRaNcisco MoReNo RodRíGuez 153. Nódulo pulmonar solitario 969 aNtoNio cRuz estRada, víctoR HuGo Rosales salyaNo 154. Neumonías 973 JoaquíN lópez báRceNa, RupeRto MaRtíNez Mata, NoRa alicia Núñez islas, Jesús albeRto lópez GuzMáN 155. Bronquitis aguda 982 NoRbeRto Jesús FloRes díaz viRGiNia sáNcHez HeRNáNdez 156. Bronquitis crónica 984 viRGiNia sáNcHez HeRNáNdez, NoRbeRto Jesús FloRes díaz Sección X enfermedades broncopulmonares Director de área Julián Espinosa Rey 157. Enfisema pulmonar 990 aNtoNio cRuz estRada, víctoR HuGo Rosales salyaNo, FRaNcisco MoReNo RodRíGuez 158. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica 994 José FRaNcisco GoNzález MaRtíNez, alFRedo i seRvíN caaMaño 159. Insuficiencia respiratoria aguda 997 J. eliazaR saRavia FaRías, JuliáN espiNosa Rey 160. Insuficiencia respiratoria crónica 1011 J. eliazaR saRavia FaRías, JuliáN espiNosa Rey 161. Asma 1019 MaRía luisa oRduña GaRRido, JuliáN espiNosa Rey 162. Cáncer de pulmón 1029 iGNacio leóN paoletti, JuliáN espiNosa Rey 163. Síndrome de apnea obstructiva del sueño 1037 alFRedo i. seRvíN caaMaño, MaRía del caRMeN cedillo péRez, JuliáN espiNosa Rey 164. Neumonía por Pneumocystis jirovecii 1041 Raúl RaMíRez leóN 943 Hemoptisis < 147. Hemoptisis RobeRto M. Nava KuRi, JuliáN espiNosa Rey DEFINICIÓN Se denomina hemoptisis a la expulsión de sangre con la tos procedente de la vía respiratoria subglótica y del parénquima pulmonar. Según la cuantía de la hemorragia se divide en: • Hemoptisis leve o esputos hemoptoicos: < 30 mL/día • Hemoptisis moderada: 30 a 150 mL/día • Hemoptisis grave: > 150 mL/día • Hemoptisis masiva (al menos uno de los siguientes): - 200 mL o más de una sola vez - 600 mL o más en 24 horas - Síntomas o signos de hipovolemia - Obstrucción de la vía aérea, independientemente de la cantidad expulsada HISTORIA NATURAL Y FACTORES DE RIESGO Si bien no se conoce con precisión su incidencia, hasta 90% de los episodios se alivian espon- táneamente y sólo 5 a 10% requiere tratamiento urgente. Toda lesión del árbol bronquial o del parénquima pulmonar que erosione los epitelios y la pared de los vasos sanguíneos, independientemente de su tamaño o ubicación, es capaz de generar sangrado expulsado con la expectoración. Su comportamiento es impredecible y puede evolucionar con rapidez a la hemoptisis masiva; por lo tanto, en un episodio nuevo es importante hospitalizar al paciente al menos durante 24 horas para vigilar la evolución y cuantificar adecuadamente la cantidad. DATOS EPIDEMIOLÓGICOS De 5 a 20% de los casos queda sin diagnóstico etiológico a pesar de realizar estudios. A es- tos casos se les denomina hemoptisis idiopáticas o criptogénicas. Las infecciones originan, aproximadamente, 60% de los casos y en nuestro país la tuberculosis pulmonar, las bronquiec- tasias y la bronquitis aguda o crónica son las causas principales. Las neoplasias ocupan 20% de las causas, con el carcinoma broncogénico a la cabeza. Las enfermedades cardiovasculares, como las malformaciones arteriovenosas, el infarto pulmonar y la estenosis mitral ocasionan hasta 5% de los casos. Existen otras causas de hemop- tisis, como las enfermedades por fenómenos de autoinmunidad, los trastornos de la coagulación, los traumatismos y cuerpos extraños, los procedimientos diagnósticos yatrogénicos, etc. FISIOPATOLOGÍA La irrigación sanguínea broncopulmonar proviene de dos sistemas arteriales: 95% de baja presión y 5% de alta presión; en esta zona existe mayor riesgo de sangrado masivo. Los me- canismos pueden deberse a la rotura directa de un vaso, pero en la mayor parte de los casos procede de la erosión del árbol bronquial por fenómenos inflamatorios, irritativos o neoplá- sicos cuyo sangrado abre a la vía aérea. La sangre proveniente de la vía respiratoria inferior se distingue por ser roja rutilante, espumosa y, por lo general, sin coágulos aparentes (pH alcalino y macrófagos cargados de hemosiderina a la inspección microscópica) y es precedida o acompañada por un acceso de tos. Los mecanismos menos frecuentes son el uso de anticoagulantes o las coagulopatías. La reserva fisiológica respiratoria del paciente es tan importante como la cantidad de sangre expulsada, pues si el enfermo tiene baja reserva pulmonar puede tener complicaciones fatales con mayor facilidad. Se denomina hemoptisis a la ex- pulsión de sangre con la tos proce- dente de la vía respiratoria subgló- tica y del parénquima pulmonar. Toda lesión del árbol bronquial o del parénquima pulmonar que ero- sione los epitelios y la pared de los vasos sanguíneos, independiente- mente de su tamaño o ubicación, es capaz de generar sangrado expulsado con la expectoración. En la mayor parte de los casos procede de la erosión del árbol bronquial por fenómenos infla- matorios, irritativos o neoplásicos cuyo sangrado abre a la vía aérea. 944 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs MANIFESTACIONES CLÍNICAS La tos en accesos que acompaña al sangrado es el síntoma cardinal y por su intensidad puede ocasionardisnea, cianosis y vómito. La hemorragia intensa llena los alvéolos e induce hipoxe- mia debida al desequilibrio de la ventilación-perfusión y a la formación de cortocircuitos; en casos de hemorragia abundante, dependiendo de la cantidad y, en ocasiones, del sitio de sangrado, puede haber asfixia y muerte. Como parte del estudio clínico del enfermo deberán considerarse datos relevantes: la edad del paciente (menor de 40 años causa inflamatoria, mayor de 40 años, neoplásica); anteceden- tes de enfermedades respiratorias; episodios previos de hemoptisis; volumen y velocidad del sangrado; fiebre; dolor tipo pleurítico y disnea; uso de anticoagulante y tabaquismo. En la exploración física se destacará la inspección de la cavidad oral y del área otorrino- laringológica, la auscultación cardíaca en búsqueda de valvulopatía mitral y la auscultación pulmonar con la búsqueda de los diversos tipos de estertores. AUXILIARES DE DIAGNÓSTICO La telerradiografía de tórax es la prueba de mayor utilidad en el estudio de primer contacto y será muy ventajoso compararla con estudios previos; puede resultar normal entre 20 y 30% de los casos. La tomografía axial computada, simple y contrastada, así como la broncoscopia resultan métodos complementarios e imprescindibles; la endoscopia tiene la capacidad de poder llegar al árbol respiratorio con el doble objetivo: diagnóstico y terapéutico. La reconstrucción en tercera dimensión con tomografía multicorte permite un método de navegación virtual no invasor y de alta calidad que puede ser también complementario. La inyección directa de material de contraste al árbol bronquial (broncografía) práctica- mente está en desuso. La arteriografía bronquial o pulmonar selectiva puede ayudar no sólo al diagnóstico sino también al tratamiento por medio de radiología intervensionista y embolización del vaso san- grante. Los estudios generales y los específicos para el tipo etiológico sospechado también deben considerarse (tiempos de coagulación, anticuerpos específicos, cultivos, citología exfoliativa, etc.). DIAGNÓSTICO Los criterios de ingreso hospitalario más aceptados por la mayoría son: • Hemoptisis leve persistente • Hemoptisis > 20 a 30 mL/día • Hemoptisis asociada con otra enfermedad que requiera ingreso hospitalario (absceso pulmonar, tromboembolia pulmonar, etc.) El estudio ambulatorio de los casos se reserva a la hemoptisis leve con radiografía de tórax normal y con un buen estado general. El estudio clínico comentado dará la pauta para completar los estudios de laboratorio y gabinete que mejor orienten a las causas mencionadas. El examen integral es de capital impor- tancia para el médico internista. El diagnóstico diferencial se hace con respecto al sangrado no proveniente de la vía aérea subglótica, como la epistaxis, gingivorragia, lesiones sangrantes de orofaringe y, desde luego, la hematemesis (la ausencia de coágulos es un dato a favor del sangrado proveniente de la vía aérea inferior). TRATAMIENTO Medidas generales Es de utilidad el reposo y valorar el uso de un ansiolítico para tranquilizar al enfermo; es con- veniente la posición de Trendelenburg en decúbito lateral sobre el pulmón afectado, así como la administración de antitusígenos potentes, como la codeína a la dosis de 10 a 15 mg cada ocho horas y la aspiración suave para mantener libre la vía respiratoria. La administración de oxígeno En la exploración física destacará la inspección de la cavidad oral y del área otorrinolaringoló- gica, la auscultación cardiaca en búsqueda de valvulopatía mitral y la auscultación pul- monar con la búsqueda de los diversos tipos de estertores. La telerradiografía de tórax es la prueba de mayor utilidad en el estudio de primer contacto y será muy útil compararla con estudios previos; puede resultar normal entre 20 y 30% de los casos. El diagnóstico diferencial se hace con respecto de sangra- do no proveniente de la vía aérea subglótica, como sería la epistaxis, gingivorragia, lesio- nes sangrantes de orofaringe y, desde luego, la hematemesis. 945 Neumotórax < La cirugía del tórax sigue siendo una herramienta fundamental y en ocasiones es la única que podrá corregir hemoptisis masivas y evitar así la muerte; no obstante, un diagnóstico preoperatorio de la mayor precisión junto con un manejo temporal para cohibir el sangrado, como el tapona- miento selectivo del sitio de la hemorragia con balones infla- bles, mejorarán el pronóstico. a través de un catéter retronasal se justifica en caso de hipoxemia. Se deberá mantener un acce- so venoso permeable y suficiente para poder administrar sangre o derivados o bien considerar medidas quirúrgicas mayores. El tratamiento con antibióticos sólo se justifica si hay un foco infeccioso. Reiteramos el valor de cuantificar concienzudamente el volumen de la hemoptisis. Medidas específicas La cirugía del tórax sigue siendo una herramienta fundamental y en ocasiones es la única que puede corregir las hemoptisis masiva y evitar la muerte; no obstante, el diagnóstico preopera- torio de la mayor precisión, junto con un manejo temporal para cohibir el sangrado, como el taponamiento selectivo del sitio de la hemorragia con balones inflables, mejorarán el pronóstico. La fotocoagulación con láser y la embolectomía selectiva son otros procedimientos de utilidad ya comentados. Se ha sugerido recientemente la aplicación, por instilación directa o por inhalaciones, de un medicamento antifibrinolítico (ácido tranexámico) como medida exitosa en caso de hemo- rragias de sitios no accesibles por los métodos habituales. COMPLICACIONES Y SECUELAS En la mayor parte de las ocasiones el enfermo se recupera de manera espontánea. El curso y el pronóstico de cada caso dependen de la enfermedad subyacente. REHABILITACIÓN Una vez conocida la causa de la hemorragia, el esfuerzo del equipo médico se deberá encami- nar a un control cuidadoso de la misma, con evaluación de la función pulmonar así como el cese de todos los factores colaterales agravantes. LECTURAS RECOMENDADAS • Agusti C, Xaubet A, Torres A. Diagnóstico de la hemoptisis: ¿realmente existe polémica? An Med Interna (Ma- drid) 2002;19:57-58. • Corder R. Hemoptysis. Emerg Med Clin North Am 2003;21:421-35. • Fartoukh M, Parrot A, Khalil A. Aetiology, diagnosis and management of infective causes of severe haemoptysis in intensive care units. Curr Opin Med 2008;14(3):195-202. • Johnson JL. Manifestations of hemoptysis. How to manage minor, moderate and massive bleeding. Postgrad Med 2002;112(4):101-109. • Menchini L, Remy-Jardin M, Faivre JB et al. Cryptogenic hemoptysis in smokers: angiography and results of embolization in 35 patients. Eur Respir J 2009 [Epub ahead of print]. • Pino Alfonso PP, Gassiot Nuño C, Hernández Lima L y col. Estudio endoscópico de 500 pacientes con hemoptisis. Rev Cubana Med 2002;41(4):1-7. • Ros Lucas JA, Malia Alvarado D, Fernández Suarez B y col. Hemoptisis: revisión de 70 casos. Emergencias 2006;18:87-93. • Solomonov A, Fruchter O, Zuckerman T, et al. Pulmonary hemorrhage: A novel mode of therapy. Respir Med 2009;103(8):1196-1200. • Thirumaran M, Sundar R, Sutcliffe IM et al. Is investigation of patients with haemoptysis and normal chest radio- graph justified? Thorax 2009. may 19. [Epub ahead of print]. 148. neumotórax José FRaNcisco GoNzález MaRtíNez, alFRedo i. seRvíN caaMaño DEFINICIÓN El neumotórax es la presencia de aire en la pleura que ocasiona colapso pulmonar. La presión negativa intrapleural es una necesidad fisiológica fundamental para mantener insuflado el pulmón. La existencia de una solución de continuidad en la pleura expone este espacio a la presión atmosférica (presión positiva); de esta manera, el aire penetra al espacio pleural y se acumula en él, lo que provoca colapso del pulmón.946 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs El neumotórax espontáneo o pri- mario es más frecuente en varones jóvenes de 20 a 40 años de edad, longilíneos, sin enfermedad previa. Estos sujetos tienen gran tendencia al neumotórax recurrente. El neumotórax secundario ocurre en sujetos cuyos pulmones no están sanos, y hay factores que favorecen el atrapamiento de aire y condicionan sobredisten- sión, como cavidades, bulas, quistes, ampollas o alteracio- nes de las vías respiratorias. La exploración física muestra ta- quipnea; expansión asimétrica del tórax a medida que el pulmón se colapsa: desviación del medias- tino, la tráquea y el latido de la punta del corazón hacia el lado opuesto del neomotórax; aumento de la resonancia a la percusión, y disminución de los ruidos respiratorios en el lado afectado. DATOS EPIDEMIOLÓGICOS El neumotórax espontáneo es más frecuente en varones jóvenes. En pacientes de mayor edad es secundario a enfermedad pulmonar subyacente como en la enfermedad pulmonar obstruc- tiva crónica (EPOC), donde es frecuente la aparición de bulas intrapleurales que al romperse pueden causar neumotórax. La incidencia de neumotórax yatrogénico es variable según cada institución y la frecuencia de los procedimientos invasivos. CLASIFICACIÓN Desde el punto de vista etiológico el neumotórax se clasifica en espontáneo, que a su vez se subdivide en primario (por causa indeterminada, sin evento precipitante y sin evidencia de lesión pulmonar preexistente) y secundario (por las alteraciones en el parénquima pulmo- nar que en la mayoría de las ocasiones se debe a EPOC, efectos de hiperinsuflación y bulas preexistentes), traumático, que se debe a un pérdida de continuidad en algún lugar del tracto respiratorio (lo que ocasiona pérdida de la presión negativa de la pleura) y yatrogénico, debido a procedimientos diagnósticos y terapéuticos. El neumotórax espontáneo o primario es más frecuente en varones jóvenes de 20 a 40 años de edad, longilíneos, sin enfermedad previa. Estos sujetos tienen gran tendencia al neumotórax recurrente. La relación varón-mujer es de alrededor de 5:1, aunque esta proporción se equilibra conforme aumenta el tabaquismo en las mujeres. La causa principal es la rotura en el interior del espacio pleural de una o más “ampollas” pulmonares o bulas subpleurales; estos sacos peri- féricos dilatados aparecen en pulmones normales desde un punto de vista clínico y radiológico. Alrededor de 10% de los casos de neumotórax aparecen en forma bilateral alterna o reci- divante, situación grave que requiere atención inmediata; suelen localizarse en el vértice del pulmón, tal vez por la mayor presión plural negativa alrededor de este sitio. Está demostrado que el tabaquismo incrementa el riesgo de sufrir el primer episodio de neumotórax, y que al interrumpirse este hábito disminuye la frecuencia de las recidivas. El neumotórax secundario ocurre en sujetos cuyos pulmones no están sanos, y hay fac- tores que favorecen el atrapamiento de aire y condicionan sobredistensión, como: cavidades, bulas, quistes, ampollas o alteraciones de las vías respiratorias. Las causas más frecuentes son: a) infecciones; b) degenerativas; c) inmunitarias y d) por otras circunstancias (fibrosis, enfi- sema, asma, infarto pulmonar, enfermedades intersticiales, alveolitis fibrosante, neoplasias, radiaciones, esteroides, síndrome de Marfan y enfermedades del tejido conjuntivo). El neumotórax catamenial es un trastorno raro que se distingue por la aparición de neu- motórax espontáneo durante el período menstrual. Es más frecuente del lado derecho y puede relacionarse con endometriosis intratorácica y alteraciones anatómicas del diafragma. El tra- tamiento hormonal con supresión de la ovulación casi siempre es satisfactorio. Otros factores predisponentes de neumotórax son: la asistencia ventilatoria mecánica con antecedente de barotraumatismo por exceso de presión positiva al final de la espiración (PEEP) durante el procedimiento. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Y DIAGNÓSTICO El trastorno más común en pacientes con neumotórax es el dolor torácico de aparición súbita y punzante, el cual aumenta con los movimientos respiratorios; por lo general es de localiza- ción anterior y, en ocasiones, con irradiación al cuello, el hombro, la cara posterior del tórax o el abdomen. La irradiación hacia la región esternal sugiere neumomediastino. Después del dolor hay disnea y cianosis de aparición súbita y cuya intensidad se relaciona con el grado de colapso pulmonar. La exploración física muestra taquipnea, expansión asimétrica del tórax conforme el pul- món se colapsa, desviación del mediastino, la tráquea y el latido de la punta del corazón hacia el lado opuesto del neumotórax; aumento de la resonancia a la percusión y disminución de los ruidos respiratorios en el lado afectado. El diagnóstico se realiza con radiografía de tórax que muestre el borde de la pleura vis- ceral y debe realizarse con el paciente en posición erecta, pues el movimiento del aire en 947 Derrame pleural < posición supina ascendente y la aproximación lateral de las pleuras visceral y parietal pueden oscurecer el neumotórax. TRATAMIENTO Depende de la extensión del neumotórax: cuando es pequeño sólo requiere vigilancia cuida- dosa con administración de oxígeno suplementario a dosis altas, pero un neumotórax extenso debe aspirarse o tratarse con toracotomía cerrada y sonda de drenaje. Debe tratarse en forma urgente en caso de inestabilidad hemodinámica. LECTURAS RECOMENDADAS • Baumannn MH. Treatment of spontaneus pneumothorax. Chest 1997;112:789-804. • Baumann M, Strange C, Heffner J, Light R, Kirby T, Klein J, Luketich J, Panacek E, Sahn S. Management of spontaneous pneumothorax. Chest 2001;119:590-602. • Klein JS. Interventional radiology of the chest: image-guided percutaneous drainage of pleural effusions. Lung abscess and pneumothorax. Am J Roentgenol 1995;164:581-588. • Kuan C, Jerng S, Liao W, Ding L, Kuo L, Wang J, Yang P. Pneumothorax in the ICU. Chest 2002;122:678-683. • Light RW. Pleural sclerosis for the treatment of pneumothorax and pleural effusion. Lung 1997;172:213-223. • Plewa MC. Delaved tension pneumothorax complicating central venous catherezitation and positive pressure ventilation. Am J Emerg Med 1995;13:532. • Sadiko RT. Spontaneus pneumothorax in a patient with an azvgos lobe. Thorax 1997;52:579-580. • Saditok R, Greene T, Meadows K, Arnold AG. Recurrence of primary spontaneous pneumothorax. Thorax 1997;52:805-809. • Vermeunlen EGJ. Ventral tension pneumothorax. J Trauma 1997;43:975-976. • Weg JG. The relation of pneumothorax and other air leaks to mortality in the acute respiratory distress syndrome. N Engl J Med 1998;338:341-346. 149. Derrame pleural MaRía del caRMeN cedillo péRez, JuliáN espiNosa Rey DEFINICIÓN Es la acumulación de líquido en la cavidad pleural por arriba de su volumen normal (20 mL). EPIDEMIOLOGÍA En México la frecuencia del derrame pleural varía dependiendo de la especialidad o de la ins- titución que reporte el dato. Así, por ejemplo, en los servicios de Medicina Interna las causas más comunes son: insuficiencia renal, cirrosis hepática, insuficiencia cardíaca, tuberculosis, tromboembolia pulmonar, lupus eritematoso sistémico, linfoma de Hogdkin, hipotiroidismo y neumonías. En la actualidad se calcula que 2% de los pacientes con síndrome de inmunode- ficiencia adquirida cursan con derrame pleural; éste puede ser producido por neoplasias o por infecciones frecuentes en este tipo de pacientes: tuberculosis, Pneumocystis jirovecii, sarcoma de Kaposi y linfoma de Hodgkin. En Estados Unidos se reportan más de millón y medio de pacientes con derrame pleural al año, de ellos 25% son de etiología maligna. FISIOPATOGENIA La cantidad normal de líquido en la cavidad pleural es de 10 a 20mililitros y su composición química es similar a la del plasma; su función principal es lubricar y permitir un deslizamiento El diagnóstico se realiza con radiografía de tórax que muestre el neumotórax así como el colapso pulmonar. 948 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs de ambas pleuras durante el movimiento respiratorio. En condiciones normales esta cantidad de líquido permanece constante a pesar de haber un intercambio continuo de 2 a 5 litros al día entre los vasos de la pleura parietal, el espacio interpleural y los vasos de la pleura visceral. Los factores que regulan este intercambio son: la presión hidrostática (PH), la presión oncótica (PO) de cada compartimiento, la presión negativa intrapleural (PNI), la capacidad de drenaje de los capilares linfáticos (CDL) y la permeabilidad vascular (PV); la alteración de cualquiera de estos factores puede producir un derrame pleural. El paso de líquido de otras ca- vidades por alteraciones anatómicas del diafragma y la ruptura del conducto torácico también pueden producir derrame: cuadro 149.1. En la formación de un derrame puede intervenir más de un mecanismo. CLASIFICACIÓN Aunque existen diferentes clasificaciones, con el fin de facilitar el estudio del derrame pleural, se han considerado dos grandes grupos de acuerdo con el contenido de proteínas en el líquido. Trasudados Se considera trasudado a una cantidad menor de 3 g/100 mL de proteínas en el líquido y una densidad menor a 1.016. Se produce básicamente por aumento de la presión hidrostática o disminución de la presión oncótica; en ambos casos la pleura por lo general no es afectada y sus causas más frecuentes son padecimientos sistémicos (cuadro 149.2). Clínicamente los trasudados se presentan del lado derecho o bilaterales de predominio derecho. Es común en- contrar edema en otros sitios. Exudados Resultan de una afección de la superficie pleural por diferentes causas, e intervienen dos me- canismos principales: el aumento de la permeabilidad vascular local, que permite el paso de proteínas al espacio interpleural. Habitualmente es producido por procesos inflamatorios ya sea infecciosos, neoplásicos, inmunológicos, traumáticos o por obstrucción linfática; rara vez es por defectos congénitos del diafragma. Puede ser derecho o izquierdo pero derrame único izquierdo orienta primordialmente a exudado. Los criterios actuales (criterios de Light) para considerar un exudado son: 1. Relación de proteínas en líquido pleural/proteínas séricas mayor de 0.5. 2. Relación de LDH de líquido pleural/suero mayor de 0.6. 3. LDH en líquido pleural mayor de 2/3 partes del límite superior normal sérico. Los criterios de Light tienen una sensibilidad cercana a 100% para el diagnóstico de exu- dado pero los errores son de 10 a 20% en pacientes con insuficiencia cardíaca que han recibido diuréticos. Las principales causas de exudado se muestran en el cuadro 149.3. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Los síntomas generalmente están relacionados con la magnitud del derrame, el tiempo de producción, la intensidad de la inflamación y la etiología, pero por lo general consisten en tos, dolor y disnea. En caso de tuberculosis hay fiebre y diaforesis nocturna y en los de etiología maligna hay pérdida de peso. Derrames menores de 250 mL son difíciles de detectar tanto clínica como radiológicamente. Un derrame de 500 mL o más se manifiesta como síndrome de derrame pleural durante la exploración física. El líquido puede acumularse entre las cisuras sin que pueda ser clínicamente detectado. El dolor sugiere inflamación de la pleura parietal y orienta a la posibilidad de exudado, generalmente es punzante, localizado en el sitio de mayor afección pleural, pero suele irradiarse al hombro cuando hay afección diafragmática. Se exacerba con la inspiración profunda, los movimientos y la tos, que generalmente es seca. La disnea se manifiesta en relación con la cantidad del derrame y el tiempo de producción, aunque el dolor puede alterar dicha relación. Un dato característico es la disnea de decúbito contralateral (trepopnea) ya que el paciente respira mejor si se acuesta del lado del derrame. Cuadro 149.2. Principales causas de trasudados 1. Insuficiencia cardíaca 2. Cirrosis hepática 3. Síndrome nefrótico 4. Desnutrición 5. Insuficiencia renal 6. Mixedema 7. Otros Cuadro 149.1. Mecanismos de producción de derrame pleural • Aumento de la presión hidrostática • Disminución de presión oncótica • Aumento de la permeabilidad vascular • Aumento de la presión negativa intrapleural • Obstrucción del flujo linfático • Paso de líquido de otras cavidades a través de capilares linfáticos • Defectos anatómicos Clínicamente los trasudados se presentan del lado derecho o bilaterales de predominio derecho. Es común encon- trar edema en otros sitios. Los síntomas generalmente están relacionados con la magnitud del derrame, el tiempo de producción, la intensidad de la inflamación y la etiología, pero por lo general consisten en tos, dolor y disnea. 949 Derrame pleural < Los derrames de más de un litro alteran la ventilación y producen dificultad respiratoria. Hay disminución de los movimientos respiratorios del lado afectado, las vibraciones vocales, la transmisión de la voz y el ruido respiratorio se encuentran disminuidos o abolidos; sin embar- go, en las partes superiores del derrame suele encontrarse egofonía y soplo pleurítico, puede también escucharse frote pleural. A la percusión hay matidez. En la exploración el paciente adopta el decúbito lateral (a menos que haya derrame bila- teral), a la inspección hay taquipnea, disminución de los movimientos respiratorios del lado afectado, a la palpación las vibraciones vocales están disminuidas o abolidas, a la percusión hay matidez y el signo de la moneda de Pitres bien realizado es de gran utilidad para el diagnóstico clínico, a la auscultación la transmisión de la voz y el ruido respiratorio están disminuidos o abolidos; sin embargo, en las partes superiores del derrame suele encontrarse egofonía e incluso soplo pleurítico. DIAGNÓSTICO La historia clínica completa, orientada a buscar las manifestaciones clínicas mencionadas, es el paso inicial para un diagnóstico preciso y oportuno, sin olvidar las manifestaciones clínicas de la enfermedad que origina el derrame. El siguiente paso es determinar si es derecho, izquierdo o bilateral y si se trata de un exudado o trasudado. Se sospecha trasudado cuando hay manifestaciones de cirrosis o insufi- ciencia cardíaca, insuficiencia renal o cualquier otra causa que curse con aumento de la PH y disminución de la PO; si el derrame es del lado derecho o bilateral o está asociado con edemas en otros sitios. El exudado se sospecha cuando el derrame es izquierdo, hay datos de proceso inflamatorio y presenta algunos de los criterios del cuadro 149.4. Hay disminución de los movi- mientos respiratorios del lado afectado, las vibraciones vocales, la transmisión de la voz y el ruido respiratorio se encuentran disminuidos o abolidos; sin embargo, en las partes superiores del derrame suele encontrarse egofonía y soplo pleurítico, puede también escucharse frote pleural. A la percusión hay matidez. Cuadro 149.3. Principales causas de exudados 1. Neoplasias a) cáncer pulmonar b) cáncer de mama c) Linfoma de Hodgkin d) neoplasias gastrointestinales e) neoplasias de ovario (S. de Meigs) f) Mesotelioma 2. Infecciones a) Virales b) Bacterianas c) Tuberculosa d) Micóticas e) Parasitarias 3. Enfermedad tromboembólica a) infarto pulmonar b) Tromboembolia pulmonar 4. Enfermedades del tejido conectivo a) Lupus eritematoso sistémico b) Artritis reumatoide c) Otras 5. Enfermedades digestivas a) Pancreatitis b) Abscesos subfrénicos c) Absceso hepático d) Perforaciónesofágica e) Hernia diafragmática 6. Fármacos a) nitrofurantoína b) Metisergida c) Bromocriptina d) Metotrexato 7. Otros a) Quilotórax b) Hemotórax b) Radiaciones c) Traumatismos d) Quemaduras Cuadro 149.4. criterios de Light para el diagnóstico de exudado • Relación de proteínas en líquido pleural/proteínas séricas mayor de 0.5 • Relación de LDH de líquido pleural/suero mayor de 0.6 • LDH en líquido pleural mayor de 2/3 partes del límite superior normal sérico 950 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs La extracción del líquido pleural por punción (toracocentesis) tiene dos objetivos prin- cipales: diagnóstico y terapéutico. Excepto en la insuficiencia cardíaca la toracocentesis está indicada si el diagnóstico no está bien establecido y siempre que la cantidad de líquido permita su extracción. Si el derrame se presenta en una insuficiencia cardíaca acompañada de fiebre, dolor pleural, derrame unilateral de gran dimensión o bilateral con mayor tamaño del lado iz- quierdo, no asociado a cardiomegalia o sin respuesta al tratamiento, también deberá realizarse la toracocentesis para su estudio. Se considera la toracocentesis terapéutica y de urgencia cuando se sospecha hemotórax, piotórax o una cantidad que produzca dificultad respiratoria. La información que el análisis de este líquido puede brindar es invaluable y muy extensa, aquí sólo se describen los hallazgos más importantes para el diagnóstico. Se requieren 250 mL de líquido del derrame pleural para un análisis adecuado. Características macroscópicas del líquido pleural El aspecto claro, citrino, poco viscoso y sin olor por lo general corresponde a un trasudado; el aspecto blanco o lactescente quilotórax, derrame quiliforme o piotórax; éste último se distin- gue del anterior porque al centrifugar el líquido el sobrenadante es claro. El líquido sanguinolento y viscoso sugiere origen neoplásico como en el mesotelioma; el color marrón rojizo sangrado antiguo y el rojo, sangrado reciente. Para excluir la posibilidad de contaminación de sangre debida a la punción se debe hacer tinción de Gram del sedimento. Si la sangre ya existía en el líquido los macrófagos contienen cuerpos de inclusión de hemo- globina que les da un color rosado, lo cual no sucede con el sangrado reciente. El aspecto achocolatado orienta a la posibilidad de absceso hepático abierto a la cavidad pleural, situación que en la actualidad prácticamente ya no se ve y el olor fecaloide o pútrido sugiere infección por anaerobios. Características microscópicas del líquido pleural La cuenta de células totales y la diferencial son de gran interés en el estudio. El aumento de polimorfonucleares, mayor a 50%, sugiere un proceso infeccioso agudo, pancreatitis o tromboembolia pulmonar. En el paciente con insuficiencia cardíaca es obligado descartar esta última posibilidad. El incremento de linfocitos se observa en la tuberculosis y en procesos malignos. Una cantidad de eosinófilos con líquido sanguinolento superior a 10% o neumotórax suele deberse a traumatismo; pero si no existe antecedente deberá sospecharse pleuritis o neumonía viral. Los basófilos son raros en el líquido pleural pero han sido descritos en neoplasias hematoló- gicas. Las células plasmáticas son características del mieloma múltiple pero pueden aparecer también en tuberculosis, infarto pulmonar y otras neoplasias. El predominio de mononucleares indica infección por micobacterias o por hongos. Un número de eritrocitos mayor de 10 000/mm3 sugiere traumatismo, malignidad o tromboembolia pulmonar. Un hematócrito en líquido pleu- ral que exceda la mitad del hematócrito en sangre periférica debe considerarse hemotórax. Las células mesoteliales son muy raras en derrames tuberculosos, por lo que una gran cantidad de ellas prácticamente excluye este diagnóstico. Su presencia suele simular células malignas por lo que requiere la adecuada interpretación de un patólogo con experiencia. El examen citológico tiene un índice de discriminación de 50% pero puede incrementarse con una segunda muestra o analizando el último líquido extraído. Bacteriología del líquido pleural Siempre deberá realizarse una tinción de Gram en busca de bacterias y complementar dicho estudio con cultivos específicos para aerobios, anaerobios, micobacterias y hongos. En el caso de tuberculosis deberá realizarse tinción de Ziehl-Neelsen aunque con una positividad de sólo 5%. La positividad del cultivo para los distintos gérmenes varía de 24 a 58% de los casos. Estudio químico del líquido pleural En neumonías, artritis reumatoide, tuberculosis y neoplasias se observa un pH menor a 7.20. Esta cifra en derrames paraneumónicos indica la necesidad de drenaje, en derrames malignos Se requieren 250 mL de lí- quido del derrame pleural para un análisis adecuado. Siempre deberá realizarse una tinción de Gram en busca de bacterias y complementar dicho estudio con cultivos específicos para aerobios, anaerobios, micobacterias y hongos. 951 un pH menor de 7.30 se asocia con mal pronóstico y pobre respuesta a la pleurodesis química. Densidad menor a 1.014 se encuentra en los trasudados y mayor a 1.016 en los exudados. La determinación de proteínas y LDH también apoyan el diagnóstico diferencial entre exudado/trasudado. El aumento de LDH sin incremento de proteínas sugiere proceso malig- no, el aumento de proteínas sin incremento de LDH sugiere tuberculosis u otra infección. La isoenzima 2 de la LDH parece tener mayor sensibilidad para el diagnóstico de malignidad. La concentración de glucosa menor a 60 mg/dL indica derrame paraneumónico o neoplá- sico. Causas menos comunes son: hemotórax, artritis reumatoide, neoplasias, tuberculosis y lupus eritematoso sistémico. Una elevación de los valores de amilasa sugiere pancreatitis, rotura de esófago y algu- nas neoplasias. El ácido hialurónico es característico de mesotelioma. En el derrame quiloso (quilotórax) producido por ruptura del conducto torácico aumentan los triglicéridos pero no el colesterol; en el quiliforme producido por hipercolesterolemia se incrementa el colesterol pero no los triglicéridos. En el líquido pleural se han medido diferentes enzimas, de ellas, la adenosina-deaminasa (ADA), con cifras superiores a 70 UI/L son altamente sugestivas de tuberculosis con una especi- ficidad de 85 a 95% y sensibilidad de 90%. La lisozima o muramidasa ha demostrado una espe- cificidad y sensibilidad hasta de 100% cuando se mide conjuntamente con ADA para tuberculo- sis. Una cifra de ADA menor a 40 prácticamente descarta el diagnóstico de tuberculosis pleural. Si se detecta el ADN del Mycobacterium tuberculosis mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en el líquido, se establece el diagnóstico de tuberculosis. Los marcadores tumorales como: antígeno carcinoembrionario, orosomucoide, beta 2 mi- croglobulina y alfa fetoproteína hasta la fecha han demostrado valor limitado en el diagnóstico de malignidad. El número y estructura de algunos cromosomas suele alterarse en los derrames malignos, pero su valor diagnóstico está aún por determinarse. El interferón gamma se eleva en la pleuritis tuberculosa. Muchas otras determinaciones, como las de células LE, factor reumatoide, complejos Ag-Ac y fracciones del complemento suelen ofrecer poca ayuda al diagnóstico de enfermedades del tejido conectivo. Cuadro 149.5. ESTUDIOS DE IMAGEN La radiografía simple de tórax permite evaluar la presencia de líquido pleural, su cantidad y distribución. Por acción de la gravedad el líquido tiende a localizarse en las zonas de decli- ve siempre y cuando no existan adherencias que generen floculaciones o alteraciones de la elasticidad pulmonar que impidan el desplazamiento normal del pulmón y de sus estructuras vecinas. La posición horizontal y más aún la de Trendelenburg pueden evidenciar cantidades mayoresa 50 mL. Hasta 250 mL pueden pasar inadvertidos en la radiografía simple de tórax, Derrame pleural < Cuadro 149.5. Diagnóstico citoquímico del derrame pleural Citoquímico Infección Tuberculosis Neoplasia Tromboembolia pulmonar eritrocitos - - ↑ ↑ Polimorfonucleares ↑ ↑ ↑ - Linfocitos - ↑ - - eosinófilos ↑ - ↑ ↑ células plasmáticas - ↑ - - células mesoteliales ↑ ↓ ↑ ↑ Lactato-deshidrogenasa - - ↑ ↑ Proteínas ↑ ↑ - - Glucosa ↓ ↓ ↓ - pH - ↓ ↓ - La concentración de glucosa menor a 60 mg/dL indica derrame paraneumónico o neoplásico. Una elevación de los valores de amilasa sugiere pancreatitis, rotura de esófago y algunas neoplasias. Si se detecta el ADN del Mycobacterium tuberculosis mediante la reacción en ca- dena de la polimerasa (PCR) en el líquido, se establece el diagnóstico de tuberculosis. 952 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs aunque algunos datos como la elevación de la cúpula diafragmática, la separación de la cá- mara gástrica y el engrosamiento de la pleura o las cisuras sugieren su existencia. Un derrame mayor a 200 mL borra el seno costofrénico posterior (lo cual se observa mejor en la placa lateral), si el volumen aumenta se borra el seno lateral (visto en la posteroanterior) formando una línea de concavidad superior, a lo cual se le ha llamado “signo del menisco”. Un derrame mayor de 2000 mL puede desplazar al mediastino al lado opuesto siempre y cuando no existan adherencias pleurales. Cuando el derrame es enquistado la situación suele ser típica y no se modifica con los cambios de posición; el sitio más frecuente es intercisural y aparece como opacidad suspendida intrapulmonar que puede remedar neoplasias o neumonías. Una situa- ción atípica sugiere enfermedad granulomatosa (tuberculosis). El ultrasonido es útil en el diagnóstico diferencial entre: derrame y engrosamiento pleural, derrame enquistado y opacidad sólida, afección supra o subdiafragmática y como guía en la toracocentesis para evitar complicaciones como el neumotórax. La tomografía axial computada permite el diagnóstico de entre 5 y 10 mL, determina su distribución y su efecto sobre otros tejidos; es útil en el diagnóstico diferencial de derrame o empiema, engrosamiento pleural vs. tumor pleural y definitivamente apoya en el diagnóstico etiológico, sobre todo en los casos de neoplasias primarias o metastásicas. La resonancia magnética nuclear es útil en el diagnóstico de enfermedad maligna con sen- sibilidad de 97% y especificidad de 88.5%, pero no ofrece mayores beneficios al diagnóstico y tiene un alto costo. Su mayor utilidad ha sido en valorar la extensión del mesotelioma maligno. Otros procedimientos Cuando la causa del derrame no está establecida a pesar de todos los estudios mencionados, y si el derrame persiste a pesar del tratamiento conservador, se debe considerar la realización de procedimientos como broncoscopia, pleuroscopia o toracoscopia. La primera es útil sólo en casos de malignidad bronquial y adquiere relevancia por la frecuencia de esta neoplasia. La toracoscopia permite la visualización directa de la pleura y la posibilidad de tomar biopsia de sitios específicos. La biopsia pleural se indica en sospecha de malignidad (50% de positividad) o en enfermedad granulomatosa como tuberculosis con positividad de 80% hasta 95%, si se asocia el cultivo, y en derrames de causa desconocida. La toracoscopia suele ser diagnóstica hasta en 90% de los casos de malignidad y ofrece la posibilidad de pleurodesis durante el procedimiento. TRATAMIENTO El tratamiento específico depende de la causa del derrame. La toracocentesis terapéutica está indicada cuando se afecta la ventilación; la cantidad que deberá extraerse depende de la cuan- tía del derrame. Por lo general no se recomienda la extracción de más de dos litros; si durante el procedimiento el paciente presenta tos o síncope éste deberá suspenderse. El valor del pH ha sido considerado como parámetro pronóstico y terapéutico. Cuando es menor de 7 el pronóstico es desfavorable; esta cifra también obliga a la colocación temprana de una sonda para drenaje ante el riesgo de desarrollar tabicación o empiema. Las complicaciones de este procedimiento son raras en manos de expertos; las más fre- cuentes son: neumotórax, empiema, fístula broncopleural, celulitis y edema agudo pulmonar no cardiogénico por descompresión brusca. Si se requieren más de dos punciones deberá con- siderarse una sonda de pleurotomía, como sucede en derrames recidivantes de origen neoplá- sico o infectados. LECTURAS RECOMENDADAS • Heffner JE, Klein JS. Recent advances in the diagnosis and management of malignant pleural effusions. Mayo Clin Proc 2008;83:235-250. • Khaleeq G. y Musan A. Emerging paradigms in the management of malignant pleural effusions. Respiratory Medicine 2008;102:939-948. • Light RW. Pleural effusion. N Engl J Med 2002;346:1971-1977. • Maskell MA, et al. BTS guidelines for the investigation of unilateral effusions in adults. Thorax 2003:58:ii8-iil7 La tomografía axial computada permite el diagnóstico de entre 5 y 10 mL, determina su distribución y su efecto sobre otros tejidos. La toracocentesis terapéu- tica está indicada cuando se afecta la ventilación. Por lo general no se recomienda la extracción de más de dos litros. 953 • Porcel JM, Light RW. Diagnostic approach to pleural effusion in adults. Am Fam Physician 2006;73:1211-1220. • Sahn Steven A. The value of pleural fluid analysis Am J Med Sci 2008;335:7-15. • Vishal A, Steven A. Lipid pleural effusions. Am J Med Sci 2008;335:16-20. • Wong CI, Holroyd-Ledue J, Straus SE. Does this patient have a pleural effusion? JAMA 2009;301:309-317. empiema < 150. empiema José MaNuel saN RoMáN bueNFil DEFINICIÓN La palabra empiema (del griego em, entre y pyon, pus) significa formación o derrame de pus en una cavidad preexistente, especialmente en la pleura. Esto implica líquido purulento en el espacio pleural; otros autores no asumen esta posición y establecen que empiema es la exis- tencia de bacterias en el espacio pleural, demostradas por cultivo, tinción de Gram, o ambos, o líquido pleural con cultivo negativo, pero con pH inferior a 7 y concentración de glucosa inferior a 40 mg/dL. CAUSAS Y PATOGENIA La infección puede llegar al espacio pleural por diferentes mecanismos (cuadro 150.1). En la mayoría de los casos es el resultado de la diseminación de una infección a partir de estructuras contiguas al pulmón (neumonías bacterianas, abscesos pulmonares, bronquiectasias), absce- sos subdiafragmáticos (incluyendo el hepático) y perforaciones esofágicas. Otra vía de llega- da es por contaminación directa del espacio pleural, ya sea por la realización de procedimien- tos diagnósticos o terapéuticos (más de 20% de los empiemas) como toracocentesis, biopsias de pleura, toracotomías, pleurotomías o la entrada inadvertida en el espacio pleural durante la punción de la vena subclavia o, bien, por lesiones traumáticas con heridas penetrantes del tórax. Otro posible mecanismo de infección en el espacio pleural es mediante la diseminación hematógena o linfática a partir de procesos o focos infecciosos distantes, predominantemente abdominales (más frecuente en niños que en adultos). De 60 a 70% de los pacientes con empiema tienen otras enfermedades graves. La enfer- medad pulmonar obstructiva crónica y las neoplasias pulmonares se encuentran, cada una por separado, en 33% de los pacientes con empiema y a menudo coexisten con otras enfermeda- des, como diabetes mellitus, alcoholismo o trastornos neurológicos que inducen aspiración del contenido orofaríngeo. La bacteriología del empiema se ha modificado en los últimos 50 años con la aparición de diferentes y mejores antibióticos. En la era preantibiótica la mayoría de los casos de em- piema se debía a Streptococcus pneumoniae ya Streptococcus pyogenes, los cuales fueron sustituidos por Staphylococcus aureus en la era penicilínica. Con el uso de antibióticos resis- tentes a las betalactamasas comenzaron a sobresalir tanto las bacterias gramnegativas, como Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella pneumoniae y Escherichia coli, como las anaerobias, principalmente Bacteroides fragilis. En la actualidad no es raro apreciar infecciones mixtas en las que coexisten más de tres especies de bacterias e incluso contaminaciones micóticas. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Los síntomas del empiema suelen ser inespecíficos. En ocasiones predominan las manifesta- ciones del proceso infeccioso de origen (neumonías); en otras, el antecedente de la realización de procedimientos diagnósticos terapéuticos invasores en el tórax o de heridas penetrantes. El 80% de los pacientes refiere disnea y datos del síndrome toxiinfeccioso (fiebre, diaforesis nocturna, facies tóxica, rubicundez); 70% refiere tos y dolor pleurítico. Estos síntomas pueden ser leves si el empiema se desarrolla durante el curso de algún tratamiento antibiótico contra Cuando la tinción de Gram o los cultivos son negativos, debe sospecharse empiema si el líquido pleural tiene pH inferior a 7 y concentración de glucosa inferior a 40 mg/dL. Cuadro 150.1. Vías de llegada al espacio pleural Por contigüidad • Neumonías bacterianas • Abscesos pulmonares o diafragmáticos • Bronquiectasias • Perforaciones esofágicas, etcétera Por contaminación directa • Toracocentesis • Biopsia de pleura • Toracotomías • Colocación de catéter subclavio • Heridas penetrantes de tórax Por vía hematógena o linfática • Procesos infecciosos distantes (principalmente abdominales) Otros • Broncoaspiración 954 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs neumonías bacterianas. La enfermedad periodontal y las caries avanzadas deben hacer sospe- char anaerobios. AUXILIARES DE DIAGNÓSTICO La biometría hemática muestra, a menudo, leucocitosis con neutrofilia importantes. El diag- nóstico se hace por toracocentesis, por la existencia de pus, aunque en las fases tempranas de la enfermedad el líquido puede ser seroso, pero con una cuenta leucocitaria alta (> 25 000 células/mm3) con predominio de polimorfonucleares, contenido alto de proteínas (> 3 g/dL) y concentraciones bajas de glucosa (< 40 mg/dL) [cuadro 150.2]. Siempre deben realizarse tinción de Gram y cultivos del material obtenido, para precisar las causas La utilización de métodos de imagen como la resonancia magnética pueden ser de utilidad como herramientas diagnósticas de enfermedades pleurales inflamatorias e infecciosas, así como en las neoplási- cas, especialmente las originadas por mesotelioma, en donde son guías importantes de ayuda para establecer decisiones terapéuticas y de planeación quirúrgica. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL El diagnóstico diferencial en las etapas tempranas del empiema debe realizarse con otras causas de derrame pleural exudativo, como: tuberculosis, neoplasias, enfermedades del tejido conectivo, embolia pulmonar, pancreatitis aguda, quilotórax, sarcoidosis y otros procesos in- fecciosos virales, micóticos y parasitarios. TRATAMIENTO El tratamiento se individualiza, aunque la orientación integral debe incluir el tratamiento adecuado e inmediato de antibióticos parenterales (los cuales se precisan según la sospe- cha bacteriológica), corrección hidroelectrolítica y drenaje adecuado del espacio pleural mediante la instalación de sondas de pleurotomía. Si la cantidad del líquido es escasa, la punción pleural repetida y cuidadosa puede ser una opción, pero si desde el inicio de la punción diagnóstica el pH del líquido pleural es menor de 7, independientemente de sus características físicas, es obligada la instalación de sondas de pleurotomía. El tratamiento con antibióticos puede suspenderse cuando el paciente se encuentre afebril y la cuenta leu- cocitaria se haya normalizado, cuando drene menos de 100 mL/día o cuando exista franca mejoría radiológica. Por lo general, se requieren cuatro a seis semanas para que se logren estos resultados. En 20 a 30% de los pacientes el tratamiento descrito no controla la infec- ción, lo que los hace aptos para el tratamiento quirúrgico con drenaje abierto y, en raras ocasiones, a decorticación. COMPLICACIONES Entre las complicaciones pueden citarse: fístula broncopleural, sepsis, drenaje al tejido subcu- táneo de la pared del tórax (empiema necessitans) y empiema crónico (cuadro 150.3). PRONÓSTICO La mortalidad por empiema es alta (11 a 50%) y depende de la edad, realización temprana del diagnóstico, enfermedades pulmonares y extrapulmonares subyacentes (neoplasias, en- fermedad pulmonar obstructiva crónica, inmunodepresión, sepsis, diabetes mellitus), agente etiológico y las complicaciones existentes. LECTURAS RECOMENDADAS • Cerfolio R, Minnich D, Bryant A. The removal of chest tubes despite an air leak or a pneumothorax. Ann Thorac Surg 2009;87(6):1690-1694. • Cicero R, Del Vecchyo J, Kuthy J. Open window thoracostomy and plastic surgery with muscle flaps in the treat- ment of chronic empyema. Chest 1986;89:374-377. • Clark J. Microbiology and Management of pleural empyema. Adv Exp Med Biol 2009;634:61-68. • Gill R, Gerbaudo V, Jacobson F. MR imaging of benign and malignant pleural disease. Magn Reson Imaging Clin N Am 2008;16(2):319-339. Clínicamente, el empiema se ma- nifiesta con un síndrome infeccioso aunado a uno de derrame pleural. Cuadro 150.2. Diagnóstico en fases tempranas • Líquido pleural seroso • Cuenta leucocitaria > 25 000 células/mm3 con predominio de polimorfonucleares • Contenido de proteínas > 3 g/dL • Concentración de glucosa < 40 mg/dL El diagnóstico diferencial en las etapas tempranas del empiema debe realizarse con otras causas de derrame pleural exudativo como: tuberculosis, neoplasias, enfermedades del tejido co- nectivo, embolia pulmonar. Cuadro 150.3. Complicaciones del empiema • Fístula broncopleural • Septicemia • Empiema necessitans • Empiema crónico 955 absceso pulmoNar < • Pneumatikos I, Bouros D. Pleural effusions in critically ill patients. Respiration 2008;76(3):241-248. • Theodore S, Liava’a M, Antippa P. Surgical management of invasive pulmonary fungal infection in hematology patients. Ann Thorac Surg 2009;87(5):1532-1538. 151. Absceso pulmonar José aNtoNio GaRcía GaRcía DEFINICIÓN Es una lesión del parénquima pulmonar causada por uno o varios microorganismos, sobre todo anaerobios procedentes de la cavidad oral, que producen necrosis del tejido pulmonar y la formación de cavidades con pus en su interior. ANATOMÍA PATOLÓGICA La patogénesis incluye un área de neumonitis inicial, que conduce posteriormente a necrosis, desarrollo de una cavidad y formación ulterior de uno o varios abscesos. El tamaño de los abscesos varía desde lesiones de unos milímetros de diámetro hasta grandes cavidades de 5 a 6 cm (figuras 151.1 y 151.2). El material aspirado llega a las porciones del pulmón con mayor declive para una persona en posición supina ya que el bronquio derecho tiene un diámetro más grande, es más corto y con menos angulación desde la tráquea. Los abscesos pulmonares afec- tan, en orden de frecuencia, al segmento posterior del lóbulo superior derecho, al segmento posterior del lóbulo superior izquierdo y segmentos apicales de los lóbulos inferiores (en esos sitios ocurren 85% de todos los abscesos pulmonares por aspiración). La cavidad del absceso puede o no estar llena de restos purulentos dependiendo de que haya o no comunicación con alguna de las vías respiratorias. Cuando existe esa comunicación, el exudado puede vaciarse parcialmente al exterior y formarse una cavidad llena de aire. Figura 151.1. Abscesos pulmonares en diferentes fases de evolución Los abscesos pulmonares afec- tan,en orden de frecuencia, al segmento posterior del lóbulo superior derecho, al segmento posterior del lóbulo superior izquierdo y segmentos apica- les de los lóbulos inferiores. 956 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs DATOS EPIDEMIOLÓGICOS La frecuencia de los abscesos pulmonares no se conoce con exactitud; sin embargo es claro que, en el pasado, era mayor. La incidencia y prevalencia han descendido a partir del arribo de los antimicrobianos. Pueden ocurrir a cualquier edad aunque la incidencia es mayor en adultos que en niños. El incremento de la resistencia bacteriana a los antibióticos, de las condiciones médicas complejas y de la población con inmunodeficiencias son algunos de los factores que favorecen, en la actualidad, la persistencia de los abscesos pulmonares. FISIOPATOGENIA La aspiración de material orofaríngeo infeccioso es el factor central en la formación de un absceso pulmonar en un huésped que no puede afrontar adecuadamente ese reto. De los suje- tos normales 45 a 50% aspiran durante el sueño y también lo hace 70% de los enfermos con trastornos de la conciencia; ello no se traduce, necesariamente, en infección. Ese mecanismo se denomina “microaspiración” y es probable que el número de esos episodios, aunado al volumen del material aspirado y a la virulencia del agente, en forma asociada o no con cual- quier deficiencia en el mecanismo de aclaramiento mucociliar, contribuyan al desarrollo de un absceso pulmonar. La lesión pulmonar inicial puede deberse a una lesión química directa debido al ácido del contenido gástrico aspirado o a zonas de obstrucción provocadas por las partículas aspiradas (como alimentos); entonces puede producirse la proliferación bacteriana. Luego de la neumonitis inicial localizada disminuye la perfusión en la zona afectada, se reduce el flujo de mediadores de las defensas del huésped favoreciendo la proliferación bacteriana seguida de inflamación extensa, necrosis y destrucción del tejido pulmonar. Esta destrucción puede erosionar un bronquiolo o un bronquio y origina expectoración con vacia- miento parcial de la cavidad, lo que da lugar a un nivel hidroaéreo. Hasta en un tercio de los enfermos con absceso pulmonar puede afectarse el espacio pleural, por rotura o extensión directa, formándose un empiema. Se necesita al menos una semana (generalmente dos) para que se desarrolle la necrosis tisular y se forme un absceso pulmonar. Aproximadamente 73% de los pacientes con absceso pulmonar tienen al menos un factor que predispone a la aspiración y muchos tienen enferme- dad gingival asintomática (figura 151.3). Figura 151.2. Abscesos pulmonares múltiples Aproximadamente 73% de los pacientes con absceso pulmo- nar tienen al menos un factor que predispone a la aspiración y muchos tienen enferme- dad gingival asintomática. 957 absceso pulmoNar < El paciente adulto típico tiene predisposición a la aspiración debido a la alteración de la conciencia; sobresalen como causas de aspiración: intoxicación etílica, crisis convulsivas, sobredosis de drogas, anestesia general y enfermedad vascular cerebral. Otras condicionantes clínicas asociadas con la aspiración de material infectado hacia los pulmones son: miastenia gravis, esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad de Parkinson, extracción de piezas dentales, disfagia de causa neurológica o esofágica, interferencia en las barreras anatómicas y fisioló- gicas de la aspiración (sondas nasogástricas y entubación endotraqueal). El absceso pulmonar es poco frecuente en personas con anodoncia. Los microorganismos causales penetran al pulmón por medio de diversos mecanismos. En el cuadro 151.1 se señalan algunos de estos mecanismos de entrada. En algunos estudios casi 50% de los abscesos pulmonares en personas de más de 50 años se asocian con carcinoma del pulmón debido a una infección adyacente al tumor o a una in- fección dentro del propio tumor que se está necrosando. Una característica que distingue a los abscesos debidos a embolización séptica es que afectan múltiples zonas no contiguas, entre ellas en el pulmón. Los abscesos pulmonares ame- bianos son extensión directa de un absceso en el hígado a través del diafragma. Existen diferentes causas de lesiones pulmonares que cursan con cavitación (cuadro 151.2) y no sólo abscesos pulmonares. CLASIFICACIÓN Los abscesos pulmonares se pueden clasificar con base en cuatro criterios diferentes: 1. Duración de los síntomas antes del diagnóstico a) agudo < 4 semanas b) crónico > 4 semanas 2. Presencia o ausencia de enfermedades asociadas: cáncer de pulmón, cualquier inmuno depresión (en general) y síndrome de inmunodeficiencia adquirida (en particular) 3. Microorganismo causal: anaerobio o no 4. Esputo con olor desagradable: absceso putrefacto Los abscesos pulmonares primarios representan, grosso modo, 80% de los casos y aproxi- madamente la mitad de ellos se asocia con esputo pútrido. Ocurren por aspiración o como infección en el pulmón. Más frecuentemente son unilaterales y únicos. Se presentan más en hombres que en mujeres. Los abscesos pulmonares secundarios son resultado de una infección remota con dise- minación bacteriémica al pulmón o como extensión de un absceso subdiafragmático. Las Cuadro 151.1. Mecanismos por los que los agentes pató- genos ingresan al pulmón • Aspiración de material infeccioso • Infección bacteriana primaria anterior • Embolias sépticas • Neoplasias • Traumatismos torácicos • Propagación de un foco infeccioso en un órgano vecino • Siembra hematógena del pulmón por microorganismos piógenos Figura 151.3. La gingivitis es un factor de riesgo para el desarrollo de abscesos pulmonares por aspiración Los abscesos pulmonares primarios representan, grosso modo, 80% de los casos y aproximadamente la mitad de ellos se asocia con esputo pútrido. Ocurren por aspiración o como infección en el pulmón. Más frecuentemente son unilaterales y únicos. Se presentan más en hombres que en mujeres. 958 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs infecciones secundarias también comprenden la agresión bacteriana luego de un infarto pul- monar o como complicación de algún proceso de fondo como sería una lesión endobronquial, bronquiectasias o huéspedes inmunocomprometidos. CAUSAS La aspiración es la causa más común y produce infección polimicrobiana por bacilos gramne- gativos, cocos grampositivos y anaerobios específicos de la cavidad oral pues son la microflo- ra normal en las hendiduras gingivales. Se han demostrado anaerobios en casi 90% de los abs- cesos pulmonares y son prácticamente los únicos microorganismos presentes en alrededor de la mitad de los casos; los más frecuentes son especies de Peptostreptococcus, Fusobacterium nucleatum, Prevotela melaninogenica, Bacteroides y Clostridium. En residentes de asilos de ancianos con neumonía intrahospitalaria, alcohólicos y traumatizados, predominan especies de Enterobacter o Pseudomonas aeruginosa. Existen casos en los que se documenta una causa monomicrobiana y entre esas bacterias se encuentran Klebsiella sp, Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa, Haemophilus influenzae, Nocardia sp, Streptococcus β hemolítico del grupo A, Rhodococcus equi y Legio- nella pneumophila. En años recientes se ha documentado un incremento en la incidencia de abscesos pul- monares causados por Klebsiella pneumoniae; 21% en Taiwán teniendo como enfermedad subyacente la diabetes mellitus. Enfermos con deficiencias inmunológicas (v. gr. sida, inmunodepresión por medicamen- tos, leucemias) son afectados por gérmenes oportunistas como micobacterias, Nocardia, As- pergillus, Rhodococcus, Staphylococcus aureus y Pseudomonas aeruginosa. Un proceso parecido al absceso pulmonar es la neumonía necrosante grave no localizada; es causada por bacterias anaerobias o aerobias y afectauno o más lóbulos, se manifiesta como una neumonía grave con múltiples cavidades pequeñas. Las causas más comunes de neumonía necrosante son bacterias anaerobias y Staphylococcus aureus. La causa más frecuente de diseminación bacteriémica a pulmón que origina abscesos pulmonares múltiples es el Staphylococcus aureus. En un estudio acerca de abscesos pulmonares adquiridos en la comunidad se identificaron más de 2 especies de bacterias por enfermo; en 44% de los casos se aislaron solamente anae- robios, en 19% sólo aerobios, 22% fueron mixtos y en otro 22% restante no se aisló el germen o se identificó Mycobacterium tuberculosis. Existen publicaciones que indican que los anaerobios son más frecuentemente aislados de personas sin inmunodepresión y que los microorganismos aerobios son aislados de los enfer- mos inmunocomprometidos. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Se deben identificar factores de riesgo para el mecanismo de aspiración y posterior colo- nización pulmonar como: piorrea, gingivitis, trastornos musculares o neurológicos, reflujo gastroesofágico, etcétera. Cuadro 151.2. causas de lesiones pulmonares cavitadas Infecciosas Neoplásicas Inflamatorias Otras Bacterias Hongos Parásitos carcinoma broncogénico Metástasis a pulmón Linfoma enfermedad de Hodgkin Granulomatosis de Wegener Sarcoidosis nódulo pulmonar reumatoide infarto pulmonar Secuestro pulmonar Bronquiectasia quística Anaerobias Aerobias Bula infectada Émbolo séptico empiema Micobacterias Actinomicosis coccidioidomicosis Histoplasmosis Blastomicosis Aspergilosis criptococosis equinococosis Amebiasis Paragonimiasis Se han demostrado anaerobios en casi 90% de los abscesos pulmonares y son prácticamen- te los únicos microorganismos presentes en alrededor de la mitad de los casos; los más frecuentes son especies de Peptostreptococ- cus, Fusobacterium nucleatum, Prevotella melaninocigenica, Bacteroides y Clostridium. Un proceso parecido al absce- so pulmonar es la neumonía necrosante grave no localiza- da; es causada por bacterias anaerobias o aerobias y afecta uno o más lóbulos, se manifiesta como una neumonía grave con múltiples cavidades pequeñas. 959 absceso pulmoNar < Dos terceras partes de los abscesos tienen una presentación subaguda o crónica. El pa- ciente con absceso pulmonar primario desarrollará gradualmente síndrome febril (con tem- peratura que supera los 38.5°C), tos productiva en accesos, con abundante cantidad de ex- pectoración fétida (presente en la mitad de los enfermos, las personas en contacto con él se quejan de la manifiesta halitosis), dolor pleurítico, sensación de pesantez en el tórax, dolor en hombros, pérdida ponderal notable. Coexiste el antecedente o la sospecha de neumonía una a tres semanas antes. En contraste, en los abscesos secundarios los síntomas evolucionan rápidamente, habi- tualmente entre 48 y 72 horas. Puede haber antecedentes de pérdida de peso, fatiga y de pade- cimiento crónico que dura semanas a meses antes de hacer el diagnóstico. Pudiesen hacerse patentes episodios de hemoptisis. En la exploración física se encuentra un individuo con aspecto de enfermo crónico, con mala higiene dental (gingivitis evidente) o signos de algún trastorno neurológico. Puede haber dedos en palillo de tambor en los casos crónicos. El examen pulmonar es similar al de pacientes con neumonía. Los ruidos que se escuchan sobre la cavidad son de tipo bronquial, con un sonido intenso y agudo (soplo anfórico). Pue- de haber signos de condensación pulmonar con matidez a la percusión, aumento del frémito vocal y táctil y ruidos respiratorios bronquiales. No es infrecuente encontrar también derrame pleural, recordando que en casi la tercera parte de los enfermos el absceso pulmonar puede acompañarse con empiema. Es factible detectar signos de alguna afección subyacente. En el cuadro 151.3 aparecen los datos clínicos más frecuentes de acuerdo con la serie de casos más grande reportada (252 casos). En un estudio retrospectivo se reportaron las diferencias significativamente estadísticas entre los grupos con abscesos pulmonares causados por Klebsiella pneumoniae y por microor- ganismos anaerobios: los enfermos que tuvieron abscesos pulmonares por Klebsiella pneu- moniae tuvieron más abscesos múltiples, esputo pútrido, tos no productiva, menor tendencia a la cronicidad y mayor frecuencia de hemocultivos positivos. No hubo diferencias estadísti- camente significativas en cuanto a la mortalidad. AUXILIARES DEL DIAGNÓSTICO El diagnóstico de absceso pulmonar se basa en datos clínicos y de imagen. Los estudios de bacteriología son de utilidad para el diagnóstico etiológico. Diagnóstico por imagen Por lo general el diagnóstico se realiza mediante la radiografía simple de tórax que muestra una cavidad pulmonar con un nivel hidroaéreo. La pared de la cavidad es gruesa e irregular, a menudo existe infiltrado pulmonar alrededor. En las radiografías de tórax es necesario realizar las proyecciones posteroanterior y lateral; el absceso pulmonar se observa como un infiltrado cavitado con o sin nivel hidroaéreo en su interior (figuras 151.4-151.6). Generalmente es una lesión única y de tamaño variable. Puede haber múltiples cavidades con niveles hidroaéreos, como se ven en los abscesos pulmonares hematógenos causados por S. aureus (figura 151.5). La neumonía necrosante grave se presenta como infiltrados parenquimatosos extensos con múltiples cavidades pequeñas. Los abscesos pulmonares causados por H. capsulatum se ven como pequeños nódulos con cavidades. El ultrasonido se ha empleado para localizar el absceso, sin embargo, para fines de diag- nóstico y posibilidad terapéutica su utilidad es inferior a la tomografía computada. La to- mografía computada ayuda a delinear el absceso pulmonar, a establecer la diferencia con un empiema y permite identificar la afectación pleural o la existencia de un tumor pulmonar subyacente (figuras 151.7 y 151.8). Un absceso pulmonar se observa como una cavidad con pared gruesa e irregular. La tomografía computada de abdomen sirve para identificar la exis- tencia de causa intraabdominal. Pueden repetirse las tomografías para evaluar la respuesta al tratamiento o la aparición de complicaciones como el empiema. La resonancia magnética no resulta superior a la tomografía en estos casos y el costo es superior. Cuadro 151.3. Manifestaciones clínicas más frecuentes Dato clínico % Tos 100 Expectoración 100 Fiebre 100 Pobre estado de salud 97.6 Caries 82.5 Pérdida de conciencia previa 78.6 Aliento pútrido 67.5 Dolor torácico 64 Dedos en palillo de tambor 30.2 N = 252 960 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs Figura 151.4. Proyección lateral de un absceso pulmonar izquierdo Figura 151.5. Abscesos pulmonares múltiples Figura 151.6. estudio radiológico posteroanterior y lateral que muestra un absceso pulmonar en el segmento superior del lóbulo inferior del pulmón izquierdo. Se utilizó bario para el contraste 961 La radiología intervencionista se utiliza para drenar el contenido del absceso y para la colocación transitoria de un pequeño catéter para continuar el drenaje terapéutico, el cual se recomienda que permanezca hasta que el drenaje sea escaso, haya mejoría clínica y el tamaño del absceso disminuya con base en la evolución radiológica. Se han utilizado fibrinolíticos, estreptoquinasa, principalmente a través del catéter en ca- sos de abscesos con colecciones loculadas. Diagnóstico microbiológico Debido a que el esputo expectorado está contaminado por flora bacteriana oral que contiene gran cantidad de anaerobios, se requieren técnicas especiales para obtener muestras adecuadas para el diagnóstico microbiológico, como son: aspiración transtraqueal, aspiración transtorá- cica, broncoscopia de fibra ópticacon cepillo protegido, lavado bronquioalveolar y toracocen- tesis para la obtención de líquido en los casos con empiema. La tinción de Gram del esputo no es específica y suele mostrar flora bucal mixta. Los cul- tivos ordinarios de la expectoración y para anaerobios no son útiles para el diagnóstico. Deben hacerse tinciones y cultivos para hongos y micobacterias en pacientes con manifestaciones inusuales o que están inmunodeprimidos. En quienes se sospecha un absceso pulmonar por amebas la E. histolytica puede verse en preparaciones húmedas de esputo. La sensibilidad in vitro a los antimicrobianos puede terminar por guiar el tratamiento, dependiendo del juicio clínico y de la evolución del enfermo. Los hemocultivos son de uti- lidad limitada ya que excepcionalmente son positivos en abscesos pulmonares causados por anaerobios. La serología tiene un papel muy limitado como auxiliar del diagnóstico en estos enfermos. absceso pulmoNar < Figura 151.8. Tomografía computada con absceso pulmonar izquierdo Figura 151.7. Tomografía computada con absceso pulmonar derecho 962 < EnfErmEdadEs broncopulmonarEs Otros datos de laboratorio Los datos de laboratorio no son específicos. La velocidad de eritrosedimentación está elevada, existen frecuentemente leucocitos por arriba de 15 000/mm3 con neutrofilia y, en los abscesos crónicos, anemia. Diagnóstico por endoscopia La broncoscopia con fibra óptica es un medio invasor que tiene aplicación diagnóstica y po- tencialmente terapéutica en los abscesos pulmonares secundarios. En el cuadro 151.4 se mues- tran las indicaciones para realizarla. Cuadro 151.4. indicaciones de broncoscopia con fibra óptica en enfermos con absceso pulmonar Presentación atípica Ausencia de fiebre Leucocitos < 11 000/mm3 Ausencia de síntomas sistémicos curso fulminante de la enfermedad Ausencia de factores predisponentes para aspiración Localización atípica del absceso Formación de abscesos en enfermo desdentado Ausencia de respuesta a los antibióticos Adenopatía mediastinal Sospecha de neoplasia maligna subyacente Sospecha de cuerpo extraño Diagnóstico diferencial Por su mal pronóstico es importante diferenciar un absceso pulmonar de una neumonía necro- sante que tiene evolución más rápida y que suele expresarse clínicamente en la primera sema- na en que aparecen los síntomas. Existe extensión temprana a otros lóbulos y al espacio pleu- ral, la fiebre es persistentemente elevada y es frecuente en reporte de leucocitos >20 000/mm3. La neumonía necrosante que progresa rápidamente se ha denominado gangrena pulmonar. La granulomatosis de Wegener, el carcinoma broncogénico o un tumor maligno metastá- sico pueden producir infiltrados pulmonares cavitarios. Los quistes equinocócicos, la infec- ción por Paragonimus westermani, las bulas enfisematosas o los infartos pulmonares pueden confundirse con abscesos pulmonares. TRATAMIENTO Los principios del tratamiento del absceso pulmonar son los mismos que para abscesos en otros sitios del cuerpo (tratamiento antimicrobiano eficaz y drenaje). En forma ideal el trata- miento antimicrobiano del absceso pulmonar debe guiarse por los resultados de las pruebas de microbiología y el conocimiento de cualquier condición asociada o subyacente que pueda predisponer al desarrollo de una infección pulmonar severa. Tratamiento médico general Se deben proporcionar cuidados generales como mejorar estado de la hidratación, vigilar un aporte calórico-proteínico adecuado, oxígeno suplementario, tratamiento de comorbilidades existentes y otras medidas que amerite cada enfermo. Aunque no existen reportes exitosos en forma constante se ha recomendado colocar a los enfermos con grandes abscesos y tos intensa en posición de decúbito lateral, acostándose sobre el hemitórax afectado para evitar descargas súbitas de los contenidos del absceso que puedan producir asfixia o diseminación de la infec- ción a partes sanas del pulmón. Tratamiento farmacológico Debe iniciarse tratamiento empírico contra organismos de la flora bucofaríngea polimicrobia- na, en especial contra anaerobios. La mayoría de los autores recomiendan que se emplee una Los principios del tratamiento del absceso pulmonar son los mismos que para abscesos en otros sitios del cuerpo (tratamiento antimicrobiano eficaz y drenaje). 963 combinación de antimicrobianos. En el cuadro 151.5 aparecen los esquemas de tratamiento más frecuentemente propuestos. Cuadro 151.5. Tratamiento empírico inicial del absceso pulmonar para enfermos adultos* Primera opción ceftriaxona 1 g endovenosa c/24 h + clindamicina 900 mg endovenosa c/8 h o metronidazol 500 mg endovenoso c/6 h cefepima 1 g endovenosa c/12 h + clindamicina 900 mg endovenosa c/8 h o metronidazol 500 mg endovenoso c/6 h amoxicilina con clavulanato, dosis de 2 g/200 mg iV c/8 h piperacilina/tazobactam 3.375 g endovenosa c/6 h Segunda opción ampicilina/sulbactam 2 g/1 g iV c/12 h imipenem 500 mg endovenoso c/8 h o meropenem en dosis equivalente moxifloxacino 400 mg iV c/24 h Alergia a la penicilina vancomicina 15 mg/kg/dosis endovenosa c/12 h + aztreonam 1 a 2 g en- dovenosa cada 8 horas + clindamicina 900 mg endovenosa c/8 h o metronidazol 500 mg endovenoso c/6 h *Las dosis que aparecen en el cuadro son para enfermos con función renal normal. Durante décadas el uso de la penicilina endovenosa a grandes dosis fue la piedra angular del tratamiento empírico inicial. Sin embargo, en los últimos 20 años se ha incrementado la resistencia hacia ella por parte de los anaerobios de la microflora de la cavidad oral. Por ello, se proponen esquemas con uso de penicilina como parte de un esquema combinado de trata- miento o esquemas alternativos. Uno de los esquemas más propuestos para el inicio de tratamiento empírico en casos de abscesos pulmonares adquiridos en la comunidad es el de penicilina parenteral o una cefalos- porina de tercera generación más clindamicina o metronidazol. Otros autores propugnan por el uso de un β-lactámico/inhibidor de β-lactamasa. Cuando existen restricciones económicas una combinación eficaz y económica es penicilina más metronidazol. Otras combinaciones útiles son: penicilina con un inhibidor de betalactamasa o carbape- nem. Existen reportes de alta eficacia de la combinación de amoxicilina con ácido clavulánico, aunque no se recomienda la monoterapia. Como parte de los esquemas combinados se han obtenido buenos resultados con el uso agregado de quinolonas con buena actividad anaerobia como son la moxifloxacina y el gati- floxacino. Una serie de casos tratados con amoxicilina y clavulanato (dosis 2 g/200 mg IV cada 8 h y continuación del tratamiento por vía oral) reportó que 40 enfermos tuvieron resolución del cuadro después de 43 días promedio de tratamiento. No obstante se debe tener cautela con estos resultados ya que no hubo un grupo control. Recientemente se publicó un ensayo clínico aleatorizado en enfermos con abscesos pul- monares o que cursaban con neumonía por aspiración. Se comparó un grupo que recibió am- picilina/sulbactam (2 g/1 g IV los primeros días y posteriormente las dosis equivalentes por vía oral) con otro tratado con moxifloxacina (400 mg IV en forma inicial y posteriormente su equivalente vía oral). Las tasas de éxito terapéutico en cada grupo fueron de casi 67%. Otro ensayo clínico multicéntrico y controlado comparó el esquema de ampicilina/sul- bactam contra clindamicina a la que se le agregó, en algunos casos, una cefalosporina; ambos grupos tuvieron igual eficacia y seguridad clínicas. Uno de los esquemas más propuestos para el inicio de tratamiento empírico en casos de abscesos pulmonares adquiridos en la comunidad es el de penici- lina parenteral o una cefalospo- rina de tercera generación más clindamicina o metronidazol.
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