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DDHH unidad 5

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UNIDAD 5
TRATADOS INTERNACIONALES DE DDHH.
Declaración Universal de Derechos Humanos.
Es un documento que marca un hito en la historia de los derechos humanos. Fue elaborada por representantes de todas las regiones del mundo, y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, en 1948, como un ideal común para todos los pueblos y naciones. 
Consagra, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo y ha sido traducida en más de 500 idiomas. Reconoce sus antecedentes en la Declaración de Derechos Inglesa de 1689 y en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Después de la Segunda Guerra Mundial y la creación de la ONU, la comunidad internacional se comprometió a no permitir nunca más esas atrocidades. Tal es así, que los líderes del mundo decidieron complementar la Carta de las Naciones Unidas con una hoja de ruta para garantizar los derechos de todas las personas. 
La Comisión de DDHH, en su primer período de sesiones, en 1947, autorizó a sus miembros a formular "un anteproyecto de Carta Internacional de Derechos Humanos". Posteriormente, esta labor fue asumida oficialmente por un Comité de Redacción integrado por miembros de ocho Estados, elegidos teniendo en cuenta la distribución geográfica. El primer proyecto de la Declaración se propuso en 1948 y más de 50 Estados Miembros participaron en la redacción final. En su resolución meses después la Asamblea General, reunida en París, aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ocho naciones se abstuvieron de votar, pero ninguna votó en contra. El texto completo fue elaborado en menos de 2 años. En un momento en que el mundo estaba dividido en un bloque oriental y occidental, encontrar un terreno común para el documento resultó ser una tarea a destacar.
La Asamblea General proclamó a la Declaración como ideal común en el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse para promover el respeto a los ddhh, y que, a través de medidas progresivas de carácter nacional e internacional, aseguren su reconocimiento. 
La Declaración Universal de Derechos Humanos está estructurada en base a un preámbulo y treinta artículos, que recogen derechos fundamentales de carácter civil, político, social, económico y cultural. El preámbulo no forma parte de la norma, ni es obligatoria, pero constituye una importante fuente interpretativa y síntesis de la Declaración. La primera parte está compuesta por los artículos 1 y 2, donde se establece que toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional o social, posición económica, nacimiento y no se hará distinción fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona. La segunda parte -artículos 3 al 27- enuncia derechos de carácter personal; del individuo en relación con la comunidad, derechos de pensamiento, de conciencia, de religión, derechos económicos, sociales y culturales, derecho a la educación. Los artículos 28, 29 y 30 recogen las condiciones y límites con que estos derechos deben ejercerse.
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre.
La organización regional americana nación con el surgimiento de la Organización de los Estados Americanos. Esta, en 1948 en Bogotá, sanciono la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, consagrando universal e integralmente los derechos humanos de todas las personas, en todo momento y lugar. Históricamente, fue el primer acuerdo internacional sobre derechos humanos, anticipando la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 
Consagra un conjunto de ddhh y deberes del hombre, que se comprometen a respetar los Estados miembros de la OEA. El proyecto de la Declaración Americana preparado por el Comité Jurídico Interamericano fue presentado y aprobado en la Conferencia Americana. 
Tanto la Corte como la CIDH han dictaminado que, a pesar de haber sido adoptada como una declaración y no como un tratado, en la actualidad constituye una fuente de obligaciones internacionales para los Estados miembros de la OEA. 
Ha sido el primer paso dentro de la OEA para un desarrollo progresivo del sistema interamericano de protección de los ddhh, y ha inspirado a los instrumentos jurídicos posteriores del Sistema interamericano de Protección. 
El texto de la Declaración Americana consagra derechos humanos fundamentales desde una perspectiva universal e integral. Encontramos derechos tanto civiles, políticos, económicos, sociales y culturales: el derecho a la vida, la libertad y la seguridad de las personas; la personalidad jurídica; el derecho de igualdad ante la ley y a no ser discriminado; el derecho de libertad religiosa y de culto; el derecho a la nacionalidad; el derecho a la honra, la reputación personal, la vida privada, y a la inviolabilidad del domicilio y la correspondencia; a constituir y a recibir protección para la familia; el derecho a la propiedad; el derecho a la protección de la maternidad y la infancia; el derecho de residencia y tránsito; el derecho de asilo y el derecho a peticionar a las autoridades. 
Contempla el derecho a la justicia o igualdad ante la ley; la protección contra la detención arbitraria y la presunción de inocencia. Respecto a los derechos políticos, destaca el derecho al sufragio y a la participación en el gobierno; el derecho de reunión y de asociación pacíficas. Los derechos humanos derivados de la relación laboral: el derecho al trabajo, a una justa retribución, al descanso y tiempo libre. Por último, encontramos otros derechos económicos y sociales, como el derecho a la salud y bienestar social; a la educación; y a la cultura. 
Posee, además, todo un capítulo referido a los deberes del hombre, que se dirigen a obligaciones de las personas con la sociedad; los hijos y los padres; de sufragio; de obediencia a la ley; de servir a la comunidad y a la Nación; de pagar impuestos, entre otras. 
Análisis comparativo entre ambos instrumentos: 
Es posible mencionar que en ambas declaraciones encontramos ciertas similitudes en el contenido, como el resaltan o destacar los mismos, o similares, derechos humanos fundamentales o buscar una mejora del Estado con los individuos, y viceversa. Además, las dos están incorporadas en el Art. 75 inc. 22 C.N. que consagra los Tratados de DDHH con jerarquía constitucional. 
Ambas son contemporáneas y han sido adoptadas con pocos meses de diferencia, por lo que no es extraño que varios de los debates que se llevaron a cabo en una de ellas, se hayan repetido en el momento de la aprobación de la otra. 
La Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y su contemporánea de las Naciones Unidas, se limitan a enunciar una serie de derechos y garantías de los individuos, que los Estados están obligados a respetar y proteger. Ninguna define qué son los derechos humanos, ni tampoco proceden a la creación de órganos de tutela, ni de mecanismos para la defensa de los derechos. 
Las dos declaraciones, consagran derechos tanto civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
En cuanto a las diferencias o características propias de cada una vemos que la resolución que da nacimiento a la Declaración Americana, señala que «... en repetidas ocasiones, los Estados Americanos han reconocido que los derechos esenciales del hombre no nacen por ser nacionales de un Estado, sino que son fundamento los atributos de la persona humana». Esta afirmación considerar a los derechos humanos como atributos inherentes a la persona, marcando una barrera que ningún Estado puede atravesar. La Declaración Americana posee todo un capítulo referido a los deberes. En este aspecto, la Declaración Universal sólo señala en el artículo 29 que toda persona tiene deberes respecto de la comunidad. Finalmente, la Declaración Americana contempla el derecho a peticionar a las autoridades, el cual no aparece mencionado en la Declaración Universal. En cuanto a la DeclaraciónUniversal de Derechos Humanos, ésta parte de la premisa que postula que todos los seres humanos nacen libres e iguales, en dignidad y derechos; y como consecuencia de ello, consagra el derecho a gozar de todos los derechos establecidos, sin discriminación alguna por ningún motivo o condición. La Declaración Universal, asimismo, contiene expresamente el derecho a no ser sometido a esclavitud o servidumbre; y el derecho a no ser sometido a torturas o a penas crueles, inhumanas o degradantes.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo.
Como sabemos, en 1948 se aprobó por la Asamblea General de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos. Esta era una enumeración de principios poderosos, pero que no tenían ningún respaldo legal. Por lo que la Asamblea General pidió al Comité de Derechos Humanos preparar un proyecto que tuviera fuerza jurídica para completar y reforzar la Declaración, la cual solo tenía un valor declaratorio. Este texto debería reunir todos los derechos humanos (económicos, civiles, políticos, sociales y culturales) y la igualdad de género para estos derechos.
En 1951, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU comenzó los trabajos para redactar un tratado internacional de derechos humanos. Sin embargo, el desarrollo del proyecto se caracterizó por un profundo desacuerdo entre los Estados, reflejando los debates ideológicos de la época; mientras que los Estados capitalistas promovían los derechos de libertad, los Estados comunistas insistieron en los derechos económicos, sociales y culturales.
Esto obligó a quela Asamblea General pidiera la redacción de dos pactos diferentes. Seguidamente, la comisión elaboró un pacto de Derechos Civiles y Políticos y otro sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Ambos pactos fueron aprobados en 1966.
Así, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos consagra dos de los cinco bloques de derechos de la Declaración Universal (derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales), dotando de fuerza jurídica y reforzando de este modo el contenido de la Declaración. 
Los derechos civiles y políticos se refieren a los derechos individuales y libertades fundamentales que poseen las personas en una sociedad democrática, las cuales conllevan la obligación del Estados de respetarlos y garantizarlos sin discriminación. 
La lucha por el reconocimiento de estos derechos se remonta a los siglos XVIII y XIX, en el contexto histórico de las revoluciones burguesas. Donde las sociedades reaccionan contra el poder absoluto del Estado, reclamando el ejercicio de los derechos liberales.
Este pacto, finalmente entró en vigencia diez años después, en 1976, y fue ratificado por nuestro país en el año 1986. 
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos consta de un Preámbulo y se estructura en varias partes. La primera parte – artículo 1- hace referencia al derecho a la libre determinación de los pueblos. La segunda parte –artículos 2 a 5- consagra las obligaciones de los estados de garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los derechos civiles y políticos y de respetarlos sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. También consagra la prohibición del ejercicio abusivo de derechos por parte de los Estados. La tercera parte –artículos 6 a 27- contiene la enunciación de los diferentes derechos regulados en dicho instrumento, como ser el derecho a la vida -y sus derivaciones en la prohibición de sometimiento a torturas, penas o tratos crueles y de la esclavitud-, el derecho a la libertad y a la seguridad, a circular libremente, a la intimidad, a la libertad de pensamiento, conciencia y religión, derecho de reunión pacífica y a la participación política, consagra también la igualdad ante la ley y las garantías del proceso penal. La cuarta parte –artículos 28 a 45- contiene disposiciones sobre el establecimiento del Comité de Derechos Humanos y los mecanismos empleados para rendir informes y presentar examen ante el Comité, así como los procedimientos para la resolución de controversias surgidas, entre Estados Partes, por el incumplimiento de este instrumento internacional. El Comité de Derechos Humanos está integrado por 18 miembros de gran integridad moral y competencia en materia de ddhh, son elegidos y desempeñan sus funciones a título personal, en calidad de expertos. La elección de los mismos se produce en el seno de una reunión de los Estados Partes en el pacto, sobre la base de una lista de candidatos elaborada por el Secretario General. El mandato de cada miembro del Comité dura 4 años y se renueva por mitades. El Comité es el órgano con máxima competencia para interpretar el PIDCP y sus Protocolos Facultativos. Su función interpretativa la realiza a través de “comentarios generales”. Dentro de su actividad de control y supervisión se diferencian tres tipos de procedimientos: 
- Los informes periódicos: es la obligación genérica que el Pacto impone a los Estados de presentar informes sobre las disposiciones que hayan adoptado y que den efecto a los derechos reconocidos en el Pacto y sobre el progreso que hayan realizado en cuanto al goce de esos derechos. Es el mecanismo más general y es automático ya que una vez que un Estado ratifique el Pacto, debe cumplir con estos informes.
- Denuncias intergubernamentales: Permite al Comité entender una denuncia presentada por un Estado parte contra otro Estado parte referida a una presunta violación de este de las obligaciones que impone el Pacto. Es un mecanismo de naturaleza contenciosa. Busca concretar una posible solución amistosa.
- Las denuncias individuales: cualquier individuo puede denunciar ante el Comité una presunta violación. Es un mecanismo que otorga mayor protección al individuo. La competencia del Comité se aplica únicamente a aquellos Estados que han ratificado tanto el Pacto y el Protocolo Facultativo. Para que el Comité admita la denuncia esta no debe haberse sometida con anterioridad a otro sistema internacional de control en materia de ddhh, y se deben haber agotado los recursos internos. No hay un plazo determinado para la presentación de la denuncia. El examen del asunto finaliza con una decisión del Comité pudiendo formular sus observaciones al Estado interesado y al particular. 
La quinta parte –artículos 46 y 47- refieren a la forma de interpretación de las disposiciones contenidas en el mismo. Por último, la sexta parte –artículos 48 a 53- hace referencia a los procedimientos de firma, ratificación, adhesión y enmienda que determinan la forma en la que entra en vigor el Pacto para los Estados Partes. 
Además del Pacto existen dos Protocolos facultativos que lo complementan. El primero surgió en 1966, y se refiere a la función del Comité de recibir y examinar comunicaciones individuales de personas que denuncien a un Estado parte de haber violado alguno de sus derechos civiles y políticos. El Art 1 establece que todo Estado Parte del Pacto reconoce la competencia del Comité para recibir y considerar comunicaciones de individuos que aleguen ser víctimas de una violación, por ese Estado Parte, de cualquiera de los derechos enunciados en el Pacto. El Comité no recibirá ninguna comunicación sobre un Estado que sea parte del Pacto,pero no del presente Protocolo. El Comité tomará la denuncia si se han agotado todos los recursos internos disponibles, y considerara inadmisible toda comunicación presentada que sea anónima. Si se cumplen todos los requisitos, el mismo examinara las comunicaciones recibidas tomando en cuenta la información facilitada por el individuo y el Estado Parte interesado. 
El segundo Protocolo facultativo del año 1989 se refiere a la pena de muerte, y los Estados que lo ratifican se comprometen a abolir la misma. Consagra que el derecho a la vida es inherente a la persona humana y nadie podrá ser privado de ella. En los países que no hayan abolidoesta pena, sólo podrá imponerse por los más graves delitos y de conformidad con leyes que estén en vigor en el momento de cometerse el delito. Esta pena sólo podrá imponerse en cumplimiento de sentencia definitiva de un tribunal competente. Toda persona condenada a muerte tendrá derecho a solicitar el indulto o la conmutación de la pena de muerte. No se impondrá la pena de muerte por delitos cometidos por personas de menos de 18 años de edad, ni mayores de 60, ni a mujeres en estado de gravidez.
Nuestro país ratificó ambos protocolos.
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y su Protocolo Facultativo.
Este instrumento, al igual que su gemelo, el PIDCP, fue adoptado por la Asamblea General de Naciones Unidas como mecanismo para completar y reforzar la Declaración Universal, en 1966 y entró en vigencia en 1976. Fue ratificado por nuestro país en el año 1986 por Ley 23.313. 
Son derechos humanos socioeconómicos, que buscan garantizar el bienestar económico, asegurando el desarrollo integral de los seres humanos y de los pueblos. Estos derechos nacieron en el siglo XX, producto de numerosas manifestaciones y movimientos, contemplando al hombre no solo como un sujeto individual, si no en conjunto con el grupo social donde se desarrolla (trabajo, familia, etc.). La obligación que tienen los Estados partes, es, por lo tanto, permitir que estos derechos se garanticen gradualmente hasta alcanzar su cumplimiento. 
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales consta de un Preámbulo y se encuentra estructurado en cinco partes. La primera parte –art 1- reconoce el derecho de libre determinación de los pueblos, incluido el derecho a determinar su condición política, desarrollo económico, social y cultural, y gestionar y disponer de sus propios recursos. La segunda parte –artículos 2 a 5- regula el principio de “realización progresiva”, donde en ocasiones, los Estados pueden estar sujetos a limitaciones en sus recursos, lo que los obliga a actuar lo mejor posible dentro de sus medios y alcance. También consagra el reconocimiento de los derechos sin discriminación y que éstos sólo pueden ser limitados por la ley con el fin de promover el bienestar general de una sociedad democrática. La tercera parte –artículos 6 a 15- consagra los derechos a trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias, a fundar y afiliarse a sindicatos, derechos de la seguridad social, la vida familiar incluida la licencia parental remunerada y la protección de los niños, derecho a un nivel de vida adecuado abarcando alimentación, vestido y vivienda y la mejora continua de las condiciones de existencia, derecho a la salud, específicamente al más alto nivel posible de salud física y mental, derecho a la educación, incluida la enseñanza primaria universal y gratuita, la enseñanza secundaria, e igualmente accesible la educación superior, todo ello encaminado al pleno desarrollo de la personalidad humana y de su dignidad, debiendo fortalecer el respeto por los derechos humanos y libertades fundamentales, por último, derecho a la participación en la vida cultural. La cuarta parte –artículos 16 a 25- regula el procedimiento para la presentación de informes y seguimiento del Pacto y las medidas adoptadas por los Estados partes para su aplicación. Además, permite que el órgano de vigilancia –Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales-, realice recomendaciones generales a la Asamblea de la ONU sobre las medidas adecuadas para la realización de los derechos. La quinta parte –artículos 26 a 31- regula lo atinente a la ratificación, entrada en vigor, y la modificación del Pacto. 
Este Pacto establece que los Estados deben respetar, proteger y garantizar los derechos, y se comprometen a adoptar medidas especialmente económicas y técnicas hasta el máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios apropiados la plena efectividad de los derechos.
En el caso de los países en vías de desarrollo les brinda la posibilidad de determinar en qué medida garantizarán los derechos económicos reconocidos en el pacto, teniendo en cuenta los ddhh y su economía nacional. Los Estados no deben adoptar medidas que limiten o eliminen estos derechos. Los Estados también se comprometen a asegurar a los hombres y a las mujeres igualdad a gozar de todos los derechos económicos, sociales y culturales. 
Por último, el Pacto brinda la facultad al Consejo Económico y Social de la ONU -ECOSOC-, de crear el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, como el órgano de control y ejecución de dicho Pacto y su Protocolo facultativo. Sus funciones principales son: analizar los informes de los Estados miembros -cada 4 años-, sobre las medidas adoptadas para aplicar los derechos de dicho Pacto; actuar ante las denuncias recibidas de personas y ONGs por violaciones a los DDHH de un Estado miembro de dicho Pacto; dictar un dictamen no vinculante sobre las denuncias recibidas.
Este Pacto además cuenta con un Protocolo facultativo del año 2008, que permite a los Estados partes reconocer la competencia del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, para examinar las denuncias de particulares. Fue ratificado por nuestro país en 2011. Todo Estado Parte del Protocolo reconoce la competencia del Comité para recibir y examinar comunicaciones. Dichas comunicaciones podrán ser presentadas por personas o grupos de personas que se hallen bajo la jurisdicción de un Estado Parte y que aleguen ser víctimas de una violación por ese Estado Parte de cualquiera de los derechos económicos, sociales y culturales enunciados en el Pacto. El Comité no examinará una comunicación sin antes haberse cerciorado de que se han agotado todos los recursos disponibles en la jurisdicción interna. Cada Estado Parte adoptará todas las medidas necesarias para que las personas bajo su jurisdicción no sean sometidas a malos tratos o intimidación de ningún tipo. El Comité incluirá en su informe anual un resumen de sus actividades relacionadas con el presente Protocolo.
La Convención América sobre Derechos Humanos y su Protocolo Facultativo.
La adopción de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) fue un hecho histórico para el desarrollo de la institucionalidad del sistema de protección de los derechos humanos en el continente americano. 
Con anterioridad existía, en términos de instrumento, la Declaración Americana sobre los Derechos y Deberes del Hombre de 1948, y en términos de órganos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 1959. La Convención estableció derechos humanos con un contenido definido, detallando obligaciones para los Estados. 
La Convención se diseñó siguiendo el PIDCP y al Convenio Europeo sobre Derechos y Libertades Fundamentales. 
Luego de la Segunda Guerra Mundial, a diferencia de Europa, ni Estados Unidos, ni Latinoamérica poseían un interés real y genuino por los derechos humanos y por el perfeccionamiento de la democracia existente en la época. Latinoamérica estaba conformada por países con grandes diferencias económicas, sociales y políticas, con rígidas distinciones de clase, analfabetismo y con una sociedad excluyente de personas con menos recursos y de las mujeres. En aquellos países con una tendencia a las dictaduras, los derechos políticos y civiles no eran respetados y existían períodos de larga duración de violaciones del derecho a la vida, a la integridad. No había tampoco una real cultura de derechos humanos tampoco en países donde no existían dictaduras; las normas se aplicaban discriminatoriamente a mujeres, pobres, homosexuales e indígenas. En ese contexto se desarrolló el sistema interamericano. La Declaración Americana no cumplió papel alguno entre los años 1948 y 1959, fecha en que se creó la Comisión Interamericana. No existía en el continente un tratado que estableciera obligaciones jurídicas vinculantes para los Estados en materia de derechos humanos. 
En el año 1959 las actividades de la Comisión se inauguraron con la represión política ylas circunstancias de dictadura en diversos países. Las facultades de la Comisión no parecían muy prometedoras, pero su existencia fue percibida por aquellas víctimas de violaciones como su oportunidad para pedir amparo. En ese sentido, la Comisión no los defraudó y tomo en sus manos la tarea de defenderlas, adaptando sus actividades a lo que la situación requería: investigar, intervenir como mediadora y promover soluciones amistosas. Sus recursos humanos y financieros escasos, eran destinados a lidiar con situaciones donde el Estado de Derecho no existía o era extremadamente débil, desarrollando como mecanismo y tarea más importante informes sobre países que documentaban la situación general de derechos humanos. Los Estados afectados, en general, no respondían a sus requerimientos, pero la ilusión de la Comisión era que, viniendo estos informes de un órgano establecido por los Estados, serían tomados en consideración. La ilusión fue vana y la OEA no respondió. 
En 1945 comenzaron los esfuerzos para elaborar un tratado de derechos y obligaciones para los Estados. Recién en el año 1959, se decidió que el ambiente para la elaboración era favorable. La elaboración de la Convención duró desde entonces hasta que fue suscripta en 1969 en San José de Costa Rica y su vigencia se dio en 1978.
La entrada en vigencia de la Convención Interamericana dio base legal internacional a los derechos humanos de los individuos y a las obligaciones de los Estados, estableciendo dos órganos de control: la Comisión, que siguió siendo la misma de 1959, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que comenzó a operar en 1978, cuando la Convención entró en vigor. 
La Convención Americana sobre Derechos Humanos constituyó un paso fundamental en el fortalecimiento del sistema de protección y permitió incrementar la efectividad de la Comisión, estableciendo una Corte y modificando la naturaleza jurídica de los instrumentos. Tiene como propósito consolidar un régimen de libertad personal y justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre. 
La Convención consta de 82 artículos, agrupados en tres partes. En la primera parte se encuentran los cinco primeros capítulos donde se regula el compromiso de los Estados a respetar lo estipulado en la Convención y los insta a crear leyes que deriven de las normas contenidas en la Carta de organización de la OEA. También se enumeran derechos civiles y políticos, deberes de las personas y el procedimiento de suspensión de garantías, interpretación y la aplicación de lo regulado en la Convención. La segunda parte consta de cuatro capítulos, donde se regula la creación de los órganos responsables de velar por la protección y promoción de los Derechos Humanos: la Comisión Interamericana y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Consagra además lo atinente a la organización, funciones, competencia y procedimiento estas, mencionando las disposiciones generales de ambas instituciones, como la inmunidad diplomática a los miembros de ambos organismos. Por último, la tercera parte, contiene dos capítulos en los que se regulan los procedimientos de firma, ratificación, reserva, enmienda, protocolo y denuncia.
En el caso de nuestro país, el instrumento de ratificación se recibió en 1984 con una reserva y declaraciones interpretativas. Se procedió al trámite de notificación de la reserva de conformidad con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. Los textos de la reserva y declaraciones interpretativas son: 
I. Reserva: El artículo 21: "El Gobierno argentino establece que no quedarán sujetas a revisión de un Tribunal Internacional cuestiones inherentes a la política económica del Gobierno. Tampoco considerará revisable lo que los Tribunales nacionales determinen como causas de 'utilidad pública' e `interés social', ni lo que éstos entiendan por `indemnización justa'". 
II. Declaraciones Interpretativas: El artículo 5, inciso 3, debe interpretarse en el sentido que la pena no puede trascender directamente de la persona del delincuente, esto es, no cabrán sanciones penales vicariantes. El artículo 7, inciso 7, debe interpretarse en el sentido que la prohibición de la "detención por deudas" no comporta vedar al Estado la posibilidad de supeditar la imposición de penas a la condición de que ciertas deudas no sean satisfechas, cuando la pena no se imponga por el incumplimiento mismo de la deuda sino por un hecho penalmente ilícito anterior independiente. El artículo 10 debe interpretarse en el sentido de que el "error judicial" sea establecido por un Tribunal Nacional. 
Reconocimiento de Competencia: En el instrumento de ratificación de 1984, el Gobierno de Argentina reconoce la competencia de la Comisión Interamericana y de la Corte Interamericana por tiempo indefinido y bajo condición de estricta reciprocidad, sobre los casos relativos a la interpretación o aplicación de la citada Convención, con la reserva parcial y teniendo en cuenta las declaraciones interpretativas que se consignan en el instrumento de ratificación. Se deja constancia, asimismo, que las obligaciones contraídas en virtud de la Convención sólo tendrán efectos con relación a hechos acaecidos con posterioridad a la ratificación del mencionado instrumento. 
Por último, cabe destacar, que la Convención cuenta con dos Protocolos, “Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador)” y el “El Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la Abolición de la Pena de Muerte”. 
Durante su decimoctavo período ordinario de sesiones celebrado en 1988, la Asamblea General abrió a la firma el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador). Señala que los Estados partes de la Convención reconocen la estrecha relación existente entre los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales, por cuanto las diferentes categorías de derechos constituyen un todo indisoluble que encuentra su base en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana, por lo que exige una tutela y promoción permanente. Los Estados partes recuerdan que sólo puede realizarse el ideal del ser humano libre, si se crean las condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, civiles y políticos. Al ratificar el Protocolo, los Estados partes se comprometen a adoptar las medidas necesarias hasta el máximo de los recursos disponibles y tomando en cuenta su grado de desarrollo, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos del presente Protocolo. Este instrumento reconoce el derecho al trabajo y a las condiciones laborales, los derechos sindicales, al derecho a la seguridad social, salud, un medio ambiente sano, alimentación, educación, a los beneficios de la cultura, al derecho a la familia y de los niños, los ancianos y discapacitados. 
El Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la Abolición de la Pena de Muerte fue aprobado en el vigésimo período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA (Asunción, Paraguay, 1990). Los esfuerzos concertados para incluir la abolición absoluta de la pena capital en la Convención Americana sobre Derechos Humanos no tuvieron éxito en el contexto de la adopción de este instrumento en 1969. Sin embargo, una vez ratificado por los Estados partes de la Convención, este Protocolo asegurará la abolición de la pena de muerte a lo largo de todo el hemisferio. Nuestro país, adhirió a ambos protocolos.
Obligaciones comunes del Estado a ambos tipos de derechos.
Texto de Wlasic y Courtis.
Algunos autores sostienen que habría diferentes tipos de obligaciones comunes por parte de los estados para garantizar los derechos: obligaciones de respetar, proteger, garantizar. Las obligaciones de respetar se definen por el deber del Estado de no obstaculizar oimpedir el acceso o goce de los bienes que constituyen el objeto de derecho. Las obligaciones de proteger consisten en impedir que terceros obstaculicen o impidan el acceso a esos bienes. Las de garantizar suponen asegurar que el titular del derecho acceda al bien cuando no puede hacerlo por sí mismo. Estas obligaciones pueden ser tanto positivas como negativas, y encontrarse en los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales, lo que reforzaría su unidad. 
El Estado puede cumplir con su obligación al proveer servicios a la población, en forma exclusiva, o a través de cobertura mixta que incluyan. Las formas que pueden adoptar las medidas estatales de cumplimiento de las obligaciones positivas son múltiples: la organización de un servicio público –por ejemplo, el funcionamiento de los tribunales, la defensa en juicio de quienes no pueden pagar un abogado particular, o la organización del sistema educativo público–, la oferta de programas de desarrollo y capacitación–por ejemplo, organizar formas privadas para el mantenimiento de obras sociales que cubran el derecho a la salud de las personas empleadas y sus familias–,la entrega de subsidios, la realización de obras públicas, etc.
Obligaciones especificas en materia de derechos económicos y sociales.
- Adoptar medidas: el art. 2 del PIDESC establece que los Estados "se comprometen a adoptar medidas hasta el máximo de los recursos disponibles, para lograr progresivamente por todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los derechos reconocidos en el Pacto". 
Cuando el pacto habla de “adoptar medidas”, se refiere a que los estados deben implementar, en un plazo relativamente breve desde su ratificación, actos concretos y orientados a satisfacer la totalidad de las obligaciones, como, por ejemplo: derogar normas jurídicas que resulten contrarias a sus obligaciones. También eliminar cualquier norma, regulación o práctica que afecten el goce de los derechos económicos, sociales y culturales. Además de derogar normas, deben proveer en forma inmediata recursos judiciales efectivos contra cualquier forma de discriminación de derechos económicos, sociales y culturales. 
El Comité ha sostenido que, si bien el logro de la plena efectividad de los derechos puede ser realizado progresivamente, existen obligaciones con "efecto inmediato", como garantizar que los derechos se ejercerán sin discriminación. 
Con respecto a las personas que integran grupos vulnerables o susceptibles de ser discriminados en sus derechos económicos, sociales y culturales, el Estado tiene la obligación fundamental de sancionar normas que los protejan. 
Deben los Estados realizar un relevamiento de información y formulación de un plan, ej.: el derecho a la vivienda adecuada, reconoce expresamente la obligación del Estado de implementar, en forma inmediata, una vigilancia eficaz de la situación de la vivienda en su jurisdicción, para lo cual debe realizar un relevamiento del problema y de los grupos que se encuentran en situación vulnerable o desventajosa. En relación al derecho a la educación primaria obligatoria y gratuita, aquellos Estados que no la hubiera implementado al momento de la ratificación asumen el compromiso de elaborar y adoptar, dentro de un plazo de dos años, un plan de acción para su implementación progresiva. 
Además, deben proveer recursos judiciales efectivos para poder exigir el cumplimiento de estos derechos: los Estados deben asegurar la satisfacción esencial de cada uno de estos derechos. Esto dependerá del nivel de desarrollo de cada país donde en algunos casos significará implementar acciones positivas (cuando el grado de satisfacción del derecho se encuentre en niveles que no alcancen los mínimos exigibles) mientras que en otros solo conservar la situación actual (no retroceder). Para que un Estado pueda atribuir su falta de cumplimiento a la falta de recursos debe demostrar que ha hecho todo el esfuerzo a su alcance para cumplir prioritariamente estos derechos. También se exige al Estado garantizarlos al menos a aquel sector de la población que, por su vulnerabilidad, debe prestarles especial y mayor atención. 
Se impone la obligación al Estado de garantizar estos derechos de forma progresiva, pero moviéndose tan rápido y efectivo como sea posible para lograrlos. Se le prohíbe adoptar políticas y medidas que limiten, restrinjan o reduzcan la situación de los derechos económicos, sociales y culturales de los que gozaba la población una vez adoptado el tratado internacional respectivo. Es una limitación que la Constitución y los tratados de derechos humanos pertinentes imponen sobre los Poderes Legislativo y Ejecutivo a las posibilidades de reglamentación de los derechos económicos, sociales y culturales. 
Exigibilidad de los derechos económicos, sociales y culturales.
Si bien los principales derechos económicos, sociales y culturales han sido consagrados en diversas constituciones e instrumentos internacionales, el reconocimiento universal de los DESC como derechos plenos no se alcanzará hasta superar los obstáculos que impiden su adecuada justiciabilidad y exigibilidad, entendida como la posibilidad de reclamar ante un juez o tribunal de justicia el cumplimiento de estos
Aunque un Estado cumpla habitualmente con la satisfacción de determinadas necesidades o intereses tutelados por un derecho social, no se podría afirmar que los beneficiados por la conducta estatal gozan de ese derecho como derecho subjetivo, hasta tanto verificar se encuentra realmente en condiciones de demandar judicialmente la prestación del Estado ante un eventual incumplimiento. Así, lo que calificará a un derecho social como derecho pleno no es simplemente la conducta cumplida del Estado, sino la existencia de algún poder jurídico de actuar, de producir demanda o queja por parte del titular del derecho en caso de incumplimiento de la obligación. 
Existen varias razones que dificultan el desarrollo de la justiciabilidad de los derechos económicos, sociales y culturales. Una de ellas, por ejemplo, es la vaguedad de los textos normativos donde se formulan los derechos, otros señalan la falta de acciones o garantías procesales concretas destinadas a tutelar los DESC. En muchos casos las violaciones de derechos económicos, sociales y culturales provienen del incumplimiento de obligaciones negativas por parte del Estado. 
Una obligación negativa del Estado es no discriminar el ejercicio de los DESC. Cuando el Estado incumple esta obligación, se abre un enorme campo de justiciabilidad y exigibilidad. En algunos casos resultan perfectamente viables muchas de las acciones judiciales tradicionales, como acciones de inconstitucionalidad, nulidad de actos, acciones de amparo o reclamo de daños y perjuicios. 
La actividad del Estado violatoria de un derecho económico, social o cultural resulta cuestionable judicialmente y, verificada esta vulneración, el juez decidirá obligar al estado a respetar el derecho afectado. Es importante establecer mecanismos de comunicación, debate y diálogo donde se recuerde a los poderes públicos los compromisos asumidos, forzándolos a incorporar dentro de las prioridades de gobierno la toma de medidas para que cumplan sus obligaciones en materia de derechos económicos, sociales y culturales. Ahora bien, la falta de mecanismos o garantías judiciales adecuadas no es excusa para hacer justiciables estos derechos, sino que más bien exige imaginar instrumentos procesales aptos para llevar a cabo estos reclamos. No existe derecho económico, social o cultural que no presente al menos alguna característica que permita su exigibilidad judicial en caso de violación.
Estándares internacionales en materia de derechos económicos, sociales y culturales a los que se ha sometido el Estado Argentino.
Los DESC incluyen consagran numerosos derechos fundamentales. Podemos mencionar el derecho a un nivel de vida adecuado, a la alimentación, a la vivienda digna, al agua y saneamiento,a la educación, a la salud, al trabajo, a la libertad sindical, a la seguridad social y a la protección familiar, etc. 
La Constitucional Nacional de nuestro país consagra, en su cuerpo normativo estos derechos. Por su parte, algunos instrumentos con jerarquía constitucional que los contemplan son: Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, CADH, el PIDESC, la Convención de Derechos del Niño, entre otros.
Sin lugar a dudas es en el PIDESC donde esta categoría de derechos encuentra su previsión más amplia; y su órgano de supervisión es el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales asume que la plena efectividad de estos derechos no podrá lograrse, en general, en un período de tiempo breve. Lo que define la violación del tratado no es el contenido de la política pública, sino precisamente el retroceso injustificado de la situación de protección social alcanzada. 
El Comité DESC ha señalado que para que el Estado pueda atribuir su incumplimiento de las obligaciones mínimas a una falta de recursos disponibles, debe demostrar que realizo todos los esfuerzos posibles para utilizar los recursos a su disposición para satisfacer las obligaciones mínimas. Hace referencia tanto a los recursos existentes dentro de un Estado como a los que pone a su disposición la comunidad internacional mediante la cooperación y la asistencia internacionales. 
No obstante, hay algunas obligaciones que no son de cumplimiento progresivo sino inmediato, tales como el deber de adoptar ciertas medidas: producir información, adoptar políticas públicas, realizar monitoreo y evaluación de los progresos y proveer recursos judiciales efectivos; la prohibición de regresividad.
En nuestro país, los DESC fueron incorporados primeramente en la Constitución de 1949, sin embargo, esta reforma fue derogada, sancionándose una nueva en 1957, en donde consagra finalmente estos derechos en el art. 14 bis.
El PIDESC establece la obligación de los Estados de garantizar su ejercicio sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. 
-Nuestro país reconoce que se debe garantizar a toda persona el derecho a trabajar, el goce de condiciones de trabajo equitativas, dignas y satisfactorias; respetar el derecho a fundar sindicatos y a afiliarse; jornadas limitadas y descansos. Se deberá sancionar leyes de reglamentación de trabajo con respecto a niños y mujeres, la trata de blancas, la protección y regulación en accidentes de trabajo, entre otras
-El Estado debe garantizar el derecho a la vivienda; a un adecuado nivel de vida, que incluya el derecho a la alimentación, vestimenta y vivienda adecuadas, y a una mejora continua de las condiciones de existencia. Deberá tomar las medidas necesarias y adecuadas para asegurar la efectividad del mismo. 
-La población debe gozar del derecho a la salud; acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias adecuadas, una nutrición adecuada, acceso a la educación e información sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva. La salud sexual y reproductiva en las mujeres es esencial e indispensable para garantizar sus derechos humanos.
-Se debe brindar de manera fundamental un derecho a la educación, siendo necesario la sanción de leyes de educación específicas. El Estado es responsable de construir un seguimiento y programas de educación, de otorgar libertad a los padres para elegir la educación de los/as hijos/as, de lograr una igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación. Este derecho debe ser garantizado en todas sus formas y en todos los niveles
-Deberá brindarse derecho a la seguridad social: prestaciones que brindará el sistema frente a ciertos hechos o circunstancias. Ej.: el seguro social obligatorio; las jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; el acceso a la vivienda digna. 
- Derecho al agua: este derecho ocupa un lugar primordial el derecho a la vida y a la dignidad humana. Debe tratarse como un bien social y cultural, y no como un bien económico. 
- Derechos culturales: se debe fomentar el desarrollo de las ciencias y las bellas artes; proteger las riquezas históricas y artísticas, el paisaje natural, y patrimonio cultural de la Nación. Los derechos culturales de las personas aparecen consagrados en la CN de diversos modos: como el derecho colectivo a preservar el patrimonio cultural y natural; la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas y su derecho a una educación bilingüe e intercultural; etc.
Los Estados tienen el compromiso de prohibir y eliminar toda forma de discriminación racial y garantizar los derechos a todas las personas, con un disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental. Si el Estado no adopta medidas para respetar estos derechos incurre en responsabilidad internacional.

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