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Defensa legal contra delitos am - Jose Sarukhan

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COLECCIÓN POPULAR
724
DEFENSA LEGAL CONTRA DELITOS
AMBIENTALES
MIGUEL ÁNGEL AGUILAR LÓPEZ / GRABRIEL
CALVILLO DÍAZ / HÉCTOR LARA GONZÁLEZ /
EMMA MEZA FONSECA / SALVADOR
MONDRAGÓN REYES / RICARDO PAREDES
CALDERÓN
Defensa legal contra delitos
ambientales
Coordinadores
JOSÉ RAMÓN COSSÍO / JOSÉ SARUKHÁN / JULIA CARABIAS / ANTONIO
BOLÍVAR
Primera edición, 2014
Primera edición electrónica, 2015
Diseño de portada: Analí Ortega
D. R. © 2014, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
Comentarios:
editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio.
Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de
diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad
exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes
mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-3171-8 (mobi)
Hecho en México - Made in Mexico
http://www.fondodeculturaeconomica.com/
mailto:editorial@fondodeculturaeconomica.com
ÍNDICE
Siglas y acrónimos
Presentación
Introducción. Protección y defensa del medio ambiente con base en
la ley
I. La protección y la defensa del ambiente por medio del derecho
penal
II. El daño y el deterioro ambientales
III. Daños ambientales producidos por sustancias peligrosas
IV. Daños ambientales producidos por emisiones o descargas de
contaminantes
V. Daños forestales
VI. Daños a la fauna silvestre
VII. Daños a los ecosistemas
VIII. Daños al ambiente por actividades con organismos
genéticamente modificados
IX. Delitos contra el sistema de información y mandamientos de la
autoridad ambiental
X. Derechos y obligaciones de la víctima del delito contra el
ambiente
ANEXOS
1. Cómo denunciar un hecho contra el ambiente
2. La autoridad federal en materia ambiental
3. Autoridades estatales en materia ambiental
4. Ejemplos de escrito de denuncia popular
5. Ley Federal de Responsabilidad Ambiental
SIGLAS Y ACRÓNIMOS
CFPP Código Federal de Procedimientos Penales
CITES Convención sobre el Comercio Internacional deEspecies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres
Conagua Comisión Nacional del Agua
CPF Código Penal Federal
DOF Diario Oficial de la Federación
LAN Ley de Aguas Nacionales
Lefra Ley Federal de Responsabilidad Ambiental
LFD Ley Federal de Derechos
LFSA Ley Federal de Sanidad Ambiental
LFSV Ley Federal de Sanidad Vegetal
LGDFS Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable
LGEEPA Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección alAmbiente
LGPAS Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables
LGPGIR Ley General para la Prevensión y Gestión Integral delos Residuos
LGV Ley General de Víctimas
LGVS Ley General de Vida Silvestre
NOM Norma oficial mexicana
OGM Organismo genéticamente modificado
PGR Procuraduría General de la República
Profepa Procuraduría Federal de Protección al Ambiente
Sagarpa Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,Pesca y Alimentación
Semarnat Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
PRESENTACIÓN
Desde hace un buen número de años el tema ambiental ha tomado
residencia en el pensamiento preocupado por el entorno social y
ambiental. El concepto de servicios ambientales prestados por los
ecosistemas ha permeado, aunque no suficientemente, en la
concepción que la gente tiene sobre la importancia de conservarlos
y manejarlos de manera sustentable, al igual que el mantenimiento
de la calidad del ambiente en el que vive o trabaja.
No obstante, la mayor parte de quienes expresan interés y
preocupación por los problemas ambientales que reconocen a su
alrededor siguen pensando que “alguien” tiene que resolverlos y no
ellos en lo personal. Quienes ven así las cosas tienen parte de
razón y en parte están equivocados. Los problemas son de tal
complejidad que difícilmente habrán de superarse sólo por el
esfuerzo del gobierno o de una persona. Todos debemos darnos
cuenta de que nosotros, quienes formamos parte de la sociedad,
debemos también —junto al gobierno— desempeñar un papel activo
en su solución. Ello es así, por un lado, porque nuestra forma de
vida ocasiona buena parte de esos problemas ambientales y la
sociedad en su conjunto recibe las consecuencias de sus efectos
negativos; por otro, porque las soluciones a esos problemas
necesariamente pasan por la acción humana.
El problema general que hasta ahora se ha vivido en materia
ambiental es que la mayoría de la gente no sabe cómo actuar
efectivamente ante problemas como un tiradero de basura que
contamina el aire o los cuerpos de agua en un municipio, o la
deforestación de un bosque que provee servicios ambientales como
la captura de agua para nutrir los manantiales, la retención de
suelos o la captura de bióxido de carbono que ayuda a contrarrestar
los efectos del calentamiento global.
Algunos de estos problemas tienen un efecto estrictamente local,
otros son de orden nacional y otros más de carácter global. A
diferencia de lo que pudiera creerse —y como cada día queda más
de manifiesto—, los efectos finales de las acciones contrarias al
medio ambiente acabarán afectando los ecosistemas. Por ello, las
acciones de protección, por modestas que puedan parecer, terminan
contribuyendo a su mantenimiento o a su mejoría. De este modo,
lejos de suponer que la defensa ambiental sólo puede realizarse
mediante grandes acciones de gobierno, es preciso entender que
mucho de lo que se haga será consecuencia de la suma de
acciones específicas realizadas en diversos ámbitos por personas
concretas.
En nuestro orden jurídico se han hecho cambios importantes para
la protección del medio ambiente. El más importante de todos es la
introducción del derecho humano a la protección de la salud, en el
párrafo sexto del artículo 4° constitucional: “Toda persona tiene
derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El
Estado garantizará el respeto a este derecho. El daño y deterioro
ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque, en
términos de lo dispuesto en la ley”. Este precepto adquirió un nuevo
sentido, alcance y exigibilidad a partir de la reforma al artículo 1°
constitucional del 10 de junio de 2011, cuya promulgación aumentó
su eficacia de manera notable.
Adicionalmente a las disposiciones constitucionales que sirven
como base a todo nuestro orden jurídico, los legisladores han hecho
muy importantes modificaciones para facilitar el conjunto de
acciones de protección, defensa y reparación del medio ambiente.
En primer lugar hay que destacar la Ley Federal de Responsabilidad
Ambiental, publicada en el Diario Oficial de la Federaciónel 7 de
junio de 2013. Esta ley asigna acciones y derechos a las personas a
fin de lograr la protección de bienes que directamente no son suyos.
A diferencia de lo que suele acontecer con las regulaciones jurídicas
tradicionales, en las que a cada cual corresponde defender lo que le
es propio, esta ley procura que una persona pueda proteger lo que
es común a todos. Con ello —y en consonancia con la tendencia
que se observa en diversas materias—, el medio ambiente se
convierte en patrimonio de todos, en un asunto de interés público,
por lo que su protección está descentralizada, si bien la Federación
tiene la responsabilidad mayor.
Al lado de esta característica general, la Ley Federal de
Responsabilidad Ambiental tiene un objetivo específico: regular la
responsabilidad que nace con motivo de los daños ocasionados al
ambiente, así como la reparación y compensación derivadas de
aquélla. Es decir, por una parte, la ley establece procedimientos
concretos para identificar la responsabilidad de quien, con su acción
u omisión, hubiera causado daños al ambiente. Pero también prevé
los medios para identificar los montos que las personas deben pagar
por los daños causados, sea como resultado del proceso previsto en
la propia ley o bien —derivado de una acción difusa o colectiva— de
un juiciopenal en la materia, un procedimiento administrativo o un
medio alternativo de solución de controversias.
Además de lo anterior, en otras leyes de nuestro orden jurídico se
ha ampliado mucho la capacidad de los individuos para denunciar
delitos ambientales por medio de la figura de acciones colectivas o
para representar a comunidades afectadas por personas que no
siempre forman parte de ellas. Igualmente, en forma notable, el país
ha ganado capacidad científica para entender con bases firmes una
amplia gama de fenómenos pertinentes al ambiente y a los recursos
naturales vivos del país, y cuenta, por otra parte, con instituciones
académicas sólidas para contribuir al diagnóstico y solución de
muchos de los problemas medioambientales en el territorio nacional,
así como de aquellos que pertenezcan a un ámbito global.
Tenemos, en consecuencia, una feliz relación entre derechos
humanos, derecho penal, normatividad administrativa ambiental y
capacidad para conocer, evaluar y determinar daños al ambiente y a
sus componentes, especialmente en lo referente a la biodiversidad.
Todo ello posibilita de manera clara varias cosas. Por una parte, al
imponer mayores obligaciones y facultades a las autoridades
públicas se aumentan las posibilidades de protección; por otra, al
otorgar mayores derechos a las personas para demandar a
particulares —y en ciertos casos a las autoridades— por las
acciones u omisiones en que incurran en materia ambiental, se
amplía o extiende a las personas comunes la protección del medio
ambiente.
Si bien es cierto que disposiciones jurídicas como las
mencionadas tienden a proteger el ambiente, la protección efectiva
requiere que los ciudadanos incorporen en sus hábitos cotidianos
los patrones de conducta que deben prevalecer en la sociedad y
hagan uso de dichas disposiciones y de su derecho a denunciar las
violaciones que a su juicio cometan otras personas. Cuantas más
personas (autoridades y particulares) conozcan el sistema general
de protección del medio ambiente, más probabilidades habrá de
protegerlo. Éste es el propósito del libro que ahora presentamos.
Un grupo de profesionales del derecho, en su mayoría jueces
federales, se propuso la tarea de preparar el estudio introductorio,
que le da contexto a los preceptos legales examinados aquí, a
efecto de divulgar un número muy importante de medidas jurídicas
para proteger el ambiente; el trabajo que realizaron cumple
sobradamente con los propósitos que se fijaron. A nosotros nos ha
tocado participar en diversas reuniones, tratar de orientar los
trabajos y revisar las versiones preliminares. A los autores
corresponde el mérito de haber expuesto con claridad y sentido
práctico sus ideas para hacerlas asequibles al gran público, aquel
que tiene a su cargo la protección del medio ambiente.
JOSÉ RAMÓN COSSÍO
JOSÉ SARUKHÁN
JULIA CARABIAS
ANTONIO BOLÍVAR
Introducción
PROTECCIÓN Y DEFENSA DEL MEDIO
AMBIENTE CON BASE EN LA LEY
La defensa del medio ambiente es una tarea que corresponde a
todos los mexicanos y que ha de llevarse a la práctica de acuerdo
con la ley. Es necesario aspirar en todo momento a un Estado de
derecho, es decir, a un Estado basado en los derechos humanos,
que en México se rige por un sistema de normas e instituciones
ordenado en torno a la Constitución.
La protección del medio ambiente se origina, en efecto, a partir de
lo previsto en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, el ordenamiento de mayor jerarquía en nuestro sistema
jurídico.
El artículo 4º constitucional, contenido en el Capítulo I, De los
derechos humanos y sus garantías, considera como fundamental de
toda persona el derecho a un medio ambiente sano para su
desarrollo y bienestar. Otro derecho es el de acceso, disposición y
saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma
suficiente, salubre, aceptable y asequible. Asimismo, la Constitución
establece que el Estado mexicano, por medio de sus tres poderes
—Ejecutivo, Legislativo y Judicial—, deberá garantizar estos
derechos, dejando en claro que será mediante la ley como se hará
posible la tutela y la defensa del medio ambiente. El mismo artículo
4º precisa que el daño y deterioro ambiental generará
responsabilidad para quien lo provoque.
El Congreso de la Unión, que tiene la facultad de expedir las leyes
que establezcan la concurrencia del gobierno federal, de los
gobiernos de los estados y de los municipios en materia ambiental,
ha publicado diversas leyes de protección de los elementos
naturales, la flora y la fauna, así como las que regulan la
contaminación del aire, el suelo y el agua.
Es de suma importancia tener presente y conocer las leyes
ambientales federales y estatales que, supeditadas a la Constitución
federal y cumpliendo con su mandamiento, regulan las conductas de
las personas y las empresas que pudieran afectar el entorno, y que
tienen como objetivo proteger y preservar el ambiente, así como
restaurar el equilibrio ecológico, garantizando de esta forma el
derecho humano a un medio ambiente sano.
Para apreciar lo que hemos expuesto respecto a la importancia de
la defensa del ambiente basada en la ley, podemos observar el
objetivo plasmado en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente (LGEEPA), desde la perspectiva del carácter
instrumental de este ordenamiento para lograr esta tarea.
Las disposiciones de la LGEEPA tienen por objeto propiciar el
desarrollo sustentable y establecer las bases para garantizar el
derecho de toda persona a vivir en un medio ambiente adecuado,
buscar la preservación, la restauración y el mejoramiento del
ambiente, la protección de la biodiversidad, el establecimiento y
administración de las áreas naturales protegidas y el control de la
contaminación. Este ordenamiento también se dirige a regular el
aprovechamiento, la preservación y, en su caso, la restauración del
suelo, el agua y los demás recursos naturales, de manera que sean
compatibles la obtención de beneficios económicos y las actividades
de la sociedad con la preservación de los ecosistemas.
LO QUE DEBEMOS SABER SOBRE EL SISTEMA DE PROTECCIÓN Y JUSTICIA
AMBIENTAL
Si la leyes el instrumento para llevar a cabo la protección y defensa
del ambiente, la justiciaes el valor que debe orientar esta importante
tarea. En nuestro orden jurídico existe un sistema para resolver los
conflictos ambientales integrado por normas, procedimientose
institucionesque interactúan para atender y dar respuesta a los
reclamos que se suscitan en la sociedad.
Son muchas las instituciones que participan en este sistema.
Entre ellas encontramos desde secretarías de Estado que dependen
del presidente de la República, como la Secretaría de Medio
Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) con todos sus
organismos y autoridades administrativas, hasta los tribunales como
el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa y aquellos
otros que pertenecen al Poder Judicial. Magistrados, jueces e
incluso los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
tienen una función esencial en la interpretación y aplicación de las
leyes ambientales, así como en la resolución de los conflictos que
se suscitan en esa materia.
A efecto de conocer las relaciones entre las instituciones,
tribunales y funcionarios mencionados, podemos dividir el Sistema
de Protección y Justicia Ambiental en cuatro subsistemas:
1. El Subsistema de Justicia Ambiental Administrativa. Integrado
por la Semarnat, la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente (Profepa), la Comisión Nacional del Agua (Conagua)
y otras instituciones similares en las entidades federativas y el
Distrito Federal, que regulan la relación de los particulares con
el medio ambiente mediante la expedición de autorizaciones,
permisos y concesiones, así como la realización de actos de
inspección e imposición de multas u otras sanciones.
2. El Subsistema de Justicia Ambiental Penal.Integrado por la
Procuraduría General de la República y las procuradurías de
Justicia de los estados y el Distrito Federal, que porconducto
del Ministerio Público investigan la comisión de delitos contra el
ambiente y la gestión ambiental, así como los jueces de Distrito
y tribunales colegiados de Circuito que conocen de los procesos
penales, para determinar la responsabilidad y la imposición de
las sanciones que prevé el Código Penal Federal.
3. El Subsistema de Justicia Ambiental Civil Colectiva. Permite a
los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil acudir
directamente a los jueces federales a demandar de los
responsables la reparación de los daños que ocasionen al
entorno.
4. El Subsistema de Justicia Ambiental Constitucional. Integrado
por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y las
comisiones de Derechos Humanos de las entidades federativas
y el Distrito Federal, así como por los jueces de Distrito, los
tribunales colegiados de Circuito y la Suprema Corte de
Justicia, que conocen de las demandas de amparo, cuando los
ciudadanos se quejan de la violación del derecho humano a un
medio ambiente sano.
Estos cuatro subsistemas se encuentran estrechamente
interrelacionados, pues cotidianamente sus órganos emiten actos,
otros los revisan y otros más los juzgan e imponen sanciones.
Identificados los principales elementos del Sistema de Protección y
Justicia Ambiental, conviene considerar los relativos a la procuración
de justicia en particular con más detalle.
PROCURADURÍA FEDERAL DE PROTECCIÓN AL AMBIENTE Y PROCURADURÍA
GENERAL DE LA REPÚBLICA
Entre las instituciones que integran el Sistema de Protección y
Justicia Ambiental mexicano destacan los órganos de procuración
de justicia.En el ámbito federal existen dos instituciones con la
función de propiciar el cumplimiento de la ley, investigar y
determinar responsabilidades jurídicas, así como buscar la
imposición de las obligaciones de reparar los daños ocasionados al
ambiente a quien los provoque, así como las sanciones que
correspondan por incurrir en faltas administrativas y delitos en
materia ambiental: la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente (Profepa) y la Procuraduría General de la República
(PGR). En las entidades federativas y el Distrito Federal
encontramos instituciones que cumplen con la misma relación de
interacción.
La Profepa es un órgano administrativo dependiente de la
Semarnat. Entre sus funciones más importantes están las de recibir
las denuncias de la ciudadanía respecto a la violación de las leyes
ambientales y la producción de daños al entorno, la práctica de
visitas de inspección y verificación del cumplimiento de las normas
en esta materia, así como la imposición de sanciones como multas,
clausuras, decomisos e incluso el arresto de una persona hasta por
36 horas.
En segundo lugar encontramos a la Procuraduría General de la
República. En esta institución se integra el Ministerio Público de la
Federación, que es el órgano de representación social encargado de
recibir denuncias penales e investigar y perseguir conductas
consideradas delictivas. Los delitos que la PGR investiga son los
actos y omisiones ilegales o contrarios a la ley considerados más
graves y reprochables en nuestra sociedad.
Por esta razón, la comisión de un delito trae aparejada la
imposición de sanciones como la prisión y la reparación de los
daños ocasionados. El Código Penal Federal contempla un título
completo en el que se encuentran descritos los denominados delitos
contra el ambiente y la gestión ambiental,así como las penas de
prisión, multa y reparación ambiental de los daños, que se imponen
a quienes incurren en estos actos y omisiones prohibidos.
En el Sistema de Protección y Justicia Ambiental, la Profepa y la
PGR se comunican e interactúan constantemente con motivo de las
conductas ilegales detectadas por los inspectores y abogados
ambientales durante los procedimientos administrativos, lo que
conduce a la presentación de denuncias ante el Ministerio Público.
Asimismo, los funcionarios de la Profepa elaboran estudios técnicos
y dictámenes probatorios basados en las diferentes ciencias que
estudian el medio ambiente, cuando son requeridos por el Ministerio
Público, con el propósito de comprobar la comisión de delitos que
atentan contra el entorno.
En estrecha vinculación con lo anterior, se destaca también lo que
disponen las leyes respecto a la protección y la defensa ambiental
en respuesta a las conductas de ciudadanos y organizaciones.
El artículo 182 de la LGEEPA establece las normas básicas de
relación entre los ciudadanos, la Semarnat, la Profepa y el Ministerio
Público de la Federación cuando se detectan y denuncian delitos
contra el ambiente y la gestión ambiental. Se establece que en los
casos en que, como resultado del ejercicio de sus atribuciones, la
Semarnat tenga conocimiento de actos u omisiones que pudieran
constituir delitos conforme a lo previsto en la legislación aplicable,
deberá formular obligadamente una denuncia ante el Ministerio
Público Federal. También señala que toda persona podrá presentar
directamente las denuncias penales que correspondan a los delitos
ambientales previstos en el Código Penal Federal. En estos casos la
Semarnat debe proporcionar los dictámenes técnicos o periciales
que le soliciten el Ministerio Público o las autoridades judiciales con
motivo de las denuncias presentadas.
Finalmente, la LGEEPA y el Código Penal Federal establecen que
la Semarnat asistirá al Ministerio Público Federal, sin perjuicio de la
colaboración que puedan prestar la víctima o el ofendido directo del
ilícito, por sí mismo o por medio de su representante legal. En virtud
de esta potestad, la Secretaría auxilia al Ministerio Público
aportando pruebas, testimonios y otra información útil para la
investigación de los hechos delictivos.
El artículo 116 del Código Federal de Procedimientos Penales
establece que toda persona que tenga conocimiento de la comisión
de un delito que deba perseguirse de oficio está obligada a
denunciarlo ante el Ministerio Público y, en caso de urgencia, ante
cualquier funcionario o agente de policía. Cumplir como ciudadanos
con esta obligación y llevar a cabo acciones de defensa del medio
ambiente de acuerdo con la ley, y en particular con la ley penal,
puede resultar en algunos casos una tarea un poco intimidante,
pues requiere cierto conocimiento sobre la manera y el momento en
que hay que denunciar ante la Profepa o el Ministerio Público los
hechos, actos u omisiones que pudieran ser constitutivos de delito.
Es importante saber qué puede esperar un ciudadano, una vez
que ha acudido ante estas autoridades, así como los derechos y
obligaciones que confieren la Constitución Federal y el Código
Federal de Procedimientos Penales.
Es recomendable resolver estas cuestiones con la ayuda de un
abogado que valore los reclamos y expectativas de defensa
ambiental y asista en la presentación de las denuncias respectivas.
Existen órganos de prevención del delito, orientación y asistencia
jurídica gratuita en la Procuraduría General de la República, a los
que cualquier persona puede recurrir. Otra opción es presentar la
denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente,
solicitando que esta instancia sea intermediaria para dar parte al
Ministerio Público en relación con los hechos presuntamente
delictivos.
La Profepa cuenta con la Dirección General de Delitos Federales
Contra el Ambiente y Litigio, como área dedicada a canalizar los
expedientes y denuncias de esta institución al Ministerio Público.
Por su parte, la PGR cuenta con la Unidad Especializada de
Investigación de Delitos Contra el Ambiente y Previstos en Leyes
Especiales, cuya función es la recepción de denuncias de delitos en
la materia provenientes de la ciudadanía o de la Profepa.
I. LA PROTECCIÓN Y DEFENSA DEL AMBIENTE
POR MEDIO DEL DERECHO PENAL
LOS DELITOS Y SUS SANCIONES
Defender el ambiente por medio del Subsistema de Justicia Penal
requiere, en primer lugar, conocer a qué nos referimos cuando
hablamos de un delito y las sanciones que son aplicables por su
comisión. De manera especial debemos distinguir entreuna simple
falta administrativa y una conducta más grave para la sociedad
calificada por la ley como delito.
Sobre el concepto de delito,el Código Penal Federal establece
que éste es el acto u omisión que sancionan las leyes penales. De
esta definición legal podemos colegir que la justicia penal no se
aplica a cualquier violación de las normas ambientales, sino
únicamente a la violación de los preceptos previstos en las normas
penales. En el ámbito federal nos referimos al Código Penal Federal
en general y, en particular, al Título Vigésimo Quinto, denominado
Delitos contra el ambiente y la gestión ambiental.
En cuanto a las sanciones y medidas de seguridad que son
aplicables a las acciones u omisiones constitutivas de un delito, el
artículo 24 del código citado prevé las siguientes:
– prisión;
– tratamiento en libertad, semilibertad y trabajo en favor de la
comunidad;
– internamiento o tratamiento en libertad de inimputables y de
quienes tengan el hábito o la necesidad de consumir
estupefacientes o psicotrópicos;
– confinamiento;
– prohibición de ir a un lugar determinado;
– sanción pecuniaria;
– decomiso de instrumentos, objetos y productos del delito;
– amonestación;
– apercibimiento;
– caución de no ofender;
– suspensión o privación de derechos;
– inhabilitación, destitución o suspensión de funciones o empleos;
– publicación especial de sentencia;
– vigilancia de la autoridad;
– suspensión o disolución de sociedades;
– medidas tutelares para menores;
– decomiso de bienes correspondientes al enriquecimiento ilícito, y
– colocación de dispositivos de localización y vigilancia.
La prisión es una pena que consiste en la privación de la libertad
corporal. Como regla general su duración es de tres días a sesenta
años, pero en el caso de los delitos contra el ambiente y la gestión
ambiental se limita a un lapso de entre seis meses y doce años,
dependiendo de los supuestos y circunstancias agravantes
contempladas en los artículos 414 a 421 del Código Penal Federal.
En este último artículo encontramos penas especiales para el caso
de delitos contra el ambiente, como la imposición de la reparación y
compensación de los daños en términos de lo previsto por la Ley
Federal de Responsabilidad Ambiental.
DELITOS FEDERALES Y LOCALES CONTRA EL AMBIENTE
Los delitos contra el ambiente se encuentran previstos en los
códigos penales federal y locales así como en algunas leyes
estatales.
Lo anterior es así debido a que el Congreso federal tiene
facultades para legislar y establecer los delitos ambientales
federales, y, por exclusión, los congresos estatales pueden regular
como delitos contra el ambiente las conductas no contempladas en
la legislación penal federal.
DERECHOS HUMANOS Y RESPONSABILIDAD LEGAL EN DAÑOS AMBIENTALES>
La Constitución prevé, en su artículo 1º, que en México todas las
personas gozan de los derechos humanos reconocidos por dicho
ordenamiento y por los tratados internacionales de los que el Estado
mexicano es parte. En este contexto, el artículo 4º constitucional
prevé:
El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque
en términos de lo dispuesto por la ley.
De este modo, en la Constitución se eleva la responsabilidad
ambientalal mayor rango jurídico. Pero, ¿cuál es la ley que regula la
responsabilidad por daño ambiental. En principio lo son todas las
leyes de los diferentes subsectores del Sistema de Protección y
Justicia Ambiental: leyes administrativas, civiles así como las
normas penales agrupadas en el Código Penal Federal y en el
Código Federal de Procedimientos Penales. Por medio de estos
ordenamientos se establecerá la responsabilidad penal en materia
ambiental, particularmente en los casos en los que se produzca un
daño o deterioro al ambiente.
¿QUÉ ES LA RESPONSABILIDAD AMBIENTAL?
La responsabilidad ambiental es la consecuencia de derecho que
recae sobre la persona que transgrede un deber al que está
obligada por mandamiento de las normas de observancia
obligatoria.
A diferencia de otras formas de responsabilidad no jurídica (como
la moral), la responsabilidad legal en materia ambiental tiene como
resultado el nacimiento de derechos y obligaciones que pueden ser
impuestos incluso de manera coercitiva. El Sistema de Protección y
Justicia Ambiental se encarga de regular los procedimientos y
procesos, las instituciones y reglas en virtud de los cuales se
impondrá la responsabilidad a las personas físicas y morales que
hayan violado la ley y ocasionado daños al entorno.
LEY FEDERAL DE RESPONSABILIDAD AMBIENTAL
El 25 de abril de 2013, el Congreso de la Unión aprobó la Ley
Federal de Responsabilidad Ambiental (Lefra). Este ordenamiento,
que entró en vigor el 7 de julio del mismo año, reglamenta el artículo
4º de la Constitución federal, precisamente con el objeto de regular
la responsabilidad ambiental, garantizar los derechos humanos a un
medio ambiente sano y prever lo necesario para que se investigue,
determine e imponga la responsabilidad a quien produzca daño o
deterioro ambiental.
El texto de la Lefra, aprobado por el Congreso de la Unión,
contiene un Título Tercero denominado De la responsabilidad penal
en materia ambiental. En él se busca integrar y vincular los delitos
contenidos en el Título Vigésimo Quinto del Código Penal Federal y
las reglas del Código Federal de Procedimientos Penales, con las
leyes y subsistemas de Justicia Ambiental Administrativa, Civil y
Constitucional.
Por ello, conocer el contenido y alcances de la Ley Federal de
Responsabilidad Ambiental resulta sumamente importante para la
tarea de protección y defensa del medio ambiente con base en la
legislación penal. Por tratarse de una ley de reciente promulgación
incluimos su texto íntegro al final (Anexo 5), para contribuir a su
conocimiento y difusión.
LA DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE CON BASE EN LA LEGISLACIÓN PENAL
Defender el medio ambiente con base en la legislación penal implica
conocer y utilizar el Código Penal y el de
Procedimientos Penales, las leyes y los códigos penales de los
estados, así como las diferentes leyes ambientales administrativas,
los reglamentos y las normas oficiales mexicanas en la materia.
La complejidad de esta tarea está asociada al uso del instrumento
más severo del que dispone el Estado mexicano para proteger el
ambiente. El Subsistema de Justicia Ambiental Penal legitima el uso
y monopolio de la fuerza pública, representada en última instancia
por la pena de prisión, para inhibir las conductas que atentan
gravemente contra los elementos naturales. Asimismo opera el
sistema de gestión preventivo, cuyo objetivo es evitar que ocurran
riesgos o daños para el entorno y las personas. Lo anterior no debe
desalentar el ejercicio del derecho ciudadano de denuncia penal
ante el Ministerio Público, ni el de aportar al agente que corresponde
las pruebas para acreditar el daño ambiental.
Ello significa que la tarea a la que nos referimos requiere un
mayor conocimiento y atención que la acción ante las instancias
administrativas y civiles de los otros subsistemas de justicia.
II. EL DAÑO Y EL DETERIORO AMBIENTALES
¿CÓMO DEFINE LA LEY EL DAÑO Y EL DETERIORO AMBIENTALES?
En términos generales, y de acuerdo con la Ley Federal de
Responsabilidad Ambiental, el concepto de daño al
ambientesignifica cualquier pérdida, cambio, deterioro, menoscabo,
afectación o modificación adversos y mensurables de los hábitats,
de los ecosistemas, de los elementos y recursos naturales, de sus
condiciones químicas, físicas o biológicas, de las relaciones que se
dan entre éstos, así como de los servicios ambientales que
proporcionan.
CASOS DE EXCEPCIÓN
Es importante distinguir lo que se entiende por daño al ambiente de
aquello que no lo es, porque en materia de pérdidas, modificaciones
y cambios ocasionados a los elementos naturales, no todo es ilegal
o dañino.
Pensemos, por ejemplo, en la necesidad de construir un puente,
un hospital o una escuela rural. Para realizar estas importantes
obras sociales será necesario llevar a cabo, en mayor o menormedida, algunas modificaciones en el entorno, como remover la
vegetación que ocupa la superficie donde se edificará una obra, lo
que implica un cambio en los elementos naturales. Aquí es
necesario apreciar que no todo cambio producido en el entorno es
irremediable. Por ejemplo, si es necesario retirar algunos árboles
para construir un hospital, es posible compensar este efecto
ambiental —siempre y cuando no sean especiales o únicos— con la
reposición de otros árboles. De esta forma, el medio ambiente no
sólo habrá sido restituido en la vegetación retirada, sino quizá
incluso sobrecompensado con más árboles de los que había
originalmente en el sitio. En este contexto, el cambio producido por
las obras y actividades constructivas puede resultar no tan adverso;
por tanto, no se le puede considerar dañino. Ninguna
responsabilidad habrá en este caso.
En este sentido, en las leyes administrativas de regulación
ambiental —como la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente o la Ley General de Desarrollo Forestal
Sustentable— se prevén los procedimientos y obligaciones
necesarios para garantizar que las pérdidas, cambios, deterioros,
menoscabos, afectaciones y modificaciones no sean adversas. Pero
para que esos procedimientos sean eficaces, se requiere que los
efectos que señalamos sean manifestados ante la autoridad
ambiental con claridad y de manera previa a la actividad que los
producirá. De esta forma, dichos efectos podrán ser evaluados,
mitigados y compensados en forma anticipada. El resultado positivo
de esos procedimientos consiste en una autorización expedida por
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, o por las
autoridades ambientales estatales, cuando sean daños que les
competa evaluar.
¿CÓMO Y CUÁNDO SE REPARA EL DAÑO AMBIENTAL?
Las normas ambientales y, por tanto, el Sistema de Protección y
Justicia Ambiental en su conjunto, se ocupan de las pérdidas,
cambios, deterioros, menoscabos, afectaciones o modificaciones de
los ecosistemas, de los elementos y recursos naturales, de sus
condiciones químicas, físicas o biológicas, de las relaciones que se
dan entre éstos así como de los servicios ambientales que
proporcionan, siempre que sean significativos, adversos y
mensurables.
Cuando se dan estas tres últimas condiciones, entra en acción el
Sistema de Protección y Justicia Ambiental para determinar si los
efectos han sido evaluados y autorizados por las autoridades
ambientales. En caso de que no haya sido así, estaremos frente a
efectos ambientales adversos e ilícitos o contrarios al orden legal.
Como regla general, éste es el supuesto generador de la
responsabilidad ambiental, que traerá consigo la obligación de
reparar dichos daños ocasionados al ambiente, además de la
imposición de otras sanciones de carácter económico.
¿CÓMO Y CUÁNDO SE COMPENSA EL DAÑO AMBIENTAL?
Desde el punto de vista de la sustentabilidad y la protección
ambiental, la reparación del daño ocasionado al entorno consiste en
restituir a su estado base los hábitats, los ecosistemas, los
elementos y recursos naturales dañados, así como sus condiciones
químicas, físicas o biológicas y las relaciones que se dan entre
éstos, además de los servicios ambientales que proporcionan. La
reparación deberá llevarse a cabo en el lugar en el que fue
producido el daño.
Por estado basenos referimos a la condición en la que se habrían
hallado los bienes ambientales afectados en el momento previo
inmediato al daño y de no haberse producido éste.
La compensación ambiental es similar al concepto de reparación
del daño, pues trae consigo la misma obligación de restituir el
entorno. La diferencia principal entre ambos conceptos es la
naturaleza sustitutiva de la compensación que se da en relación con
el lugar físico donde se realizará. La compensación ambiental se
lleva a cabo en un lugar distinto a aquel en que se produjo el daño.
Pensemos en la afectación de un elemento natural que resulta
imposible reparar: un arrecife de coral destruido o un ejemplar de
fauna en peligro de extinción al que se le ha dado muerte. En estos
casos no es posible regresar tales elementos naturales a la
condición en la que se habrían hallado antes del daño; es decir, no
es posible reparar el daño ambiental producido. Lo que sí es posible
es realizar un efecto sustitutivo que resulte benéfico para el entorno,
es decir, realizar un acto ambientalmente compensatorio.
En este contexto, la compensación consistirá en generar una
mejora ambiental, sustitutiva de la reparación total o parcial del daño
ocasionado al ambiente, según corresponda, y que sea equivalente
a los efectos adversos ocasionados por el daño.
OPCIONES PARA LA REPARACIÓN DE LOS DAÑOS AMBIENTALES
Para lograr la reparación del daño ocasionado al ambiente, es decir,
regresar a su estado base la condición de los hábitats, los
ecosistemas, los elementos o recursos naturales, las relaciones de
interacción y los servicios ambientales dañados, se utilizan los
procedimientos de restauración, restablecimiento, tratamiento,
recuperación o remediación, según sea el tipo de elemento o
servicio ambiental afectado. Estos procedimientos se encuentran
regulados por las diversas leyes y reglamentos ambientales
administrativos.
DENUNCIAS ANTE LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS
Los daños y actos ilícitos que atentan contra el ambiente pueden y
deben ser denunciados ante las autoridades administrativas. Como
ya se dijo, en el ámbito federal la Procuraduría Federal de
Protección al Ambiente se encuentra facultada para recibir las
denuncias populares o ciudadanas, de conformidad con lo dispuesto
por el artículo 189 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente:
Toda persona, grupo social, organización no gubernamental, asociación o
sociedad puede denunciar ante la Profepa o ante otras autoridades todo hecho,
acto u omisión que produzca o pueda producir desequilibrio ecológico o daños
al ambiente o a los recursos naturales, o contravenga las disposiciones de la
normatividad ambiental.
Presentada dicha denuncia se iniciarán los procedimientos de
inspección y vigilancia para verificar los hechos que ha dado a
conocer la ciudadanía, y si como resultado de esos actos y procesos
de carácter administrativo se detecta la probable comisión de un
delito contra el ambiente, la Profepa deberá presentar a su vez una
denuncia ante el Ministerio Público para el inicio del procedimiento
de responsabilidad penal respectivo.
DEMANDAS DE RESPONSABILIDAD AMBIENTAL
Si los hechos denunciados por los ciudadanos a la autoridad
ambiental implican la producción de daños al entorno, la Profepa,
además de las atribuciones administrativas de sanción, está
facultada para acudir al Poder Judicial a demandar la
responsabilidad ambiental ante los jueces que conocen de las
acciones colectivas, por medio de la acción de esta responsabilidad
prevista por la Lefra. El mismo derecho de acción lo tienen las
personas que habiten en las comunidades adyacentes al daño
ambiental. De esta manera, la Profepa y los ciudadanos pueden
exigir al Poder Judicial de la Federación que se imponga y se
ejecute la reparación o compensación de dichas afectaciones.
DENUNCIAS PENALES ANTE EL MINISTERIO PÚBLICO
Por otra parte, el artículo 180 de la Ley General del Equilibrio
Ecológico y la Protección al Ambiente permite que cualquier
persona, sin necesidad de acreditar ningún tipo de interés en
particular, pueda acudir al Ministerio Público a denunciar la probable
comisión de un delito contra el ambiente. Es decir, no se requiere la
participación o anuencia de la Profepa para iniciar esta tarea de
defensa del entorno.
Lo anterior se refiere únicamente a los denominados delitos
contra el ambiente, pues los delitos contra la gestión ambiental—
previstos por el artículo 420 quáter del Código Penal Federal— son
perseguibles previa querella de la Profepa.
III. DAÑOS AMBIENTALES PRODUCIDOS POR
SUSTANCIAS PELIGROSAS
ARTÍCULO 414 DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL
Para entender con claridad este artículo debemostener presente
que un delito puede descomponerse en varios elementos. A
continuación haremos algunos comentarios respecto a estos
elementos del delito que se relaciona con el uso indebido de
sustancias peligrosas.
El Código Penal Federal establece en su artículo 414, contenido
en el Título Vigésimo Quinto, relativo a los delitos contra el ambiente
y la gestión ambiental, que
se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de trescientos a tres mil
días multa[1] al que ilícitamente, o sin aplicar las medidas de prevención o
seguridad, realice cualquier actividad con sustancias consideradas peligrosas,
lo ordene o lo autorice, cuando se cause un daño a los recursos naturales, a la
flora, a la fauna, a los ecosistemas, a la calidad del agua, al suelo, al subsuelo o
al ambiente.
Esta misma pena se aplicará a quien ilícitamente realice dichas actividades y
cause un riesgo ambiental. En el caso de que las actividades a que se refieren
los párrafos anteriores se lleven a cabo en un área natural protegida, la pena de
prisión se incrementará hasta en tres años y la pena económica hasta en mil
días multa.
Las penas a las que nos hemos referido se reducen a la mitad en
los casos en los que las conductas que se realicen en zonas
urbanas utilizando aceites gastados o sustancias que dañan la capa
de ozono, en cantidades que no excedan los 200 litros, o residuos
considerados peligrosos por sus características biológicoinfecciosas.
El párrafo primero del artículo 414 del Código Penal Federal se
refiere genéricamente a la realización de cualquier actividad humana
que implique el uso de sustancias consideradas peligrosas. Se trata
de actividades significativas para el entorno que se encuentran
normadas tanto por la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente, como por la Ley General para la Prevención
y Gestión Integral de los Residuos, como la producción, el
almacenamiento, el tráfico, la importación y exportación, el
transporte, el abandono, el desecho y la descarga de sustancias
calificadas como peligrosas.
Cuando el Código Penal establece o define una determinada
conducta, debemos tener presente que ésta puede llevarse a cabo
haciendo algocon sustancias peligrosas, o bien dejando de hacer
algo obligatorio, es decir, incumpliendo una obligación de cuidado
respecto al uso de dichas sustancias.
Aunque no lo expresa así en su texto, el Código prohíbe las
conductas aludidas, sean “de hacer” o “de no hacer”. Es decir, no es
necesario que el Código incluya una redacción prohibitiva expresa,
pues ésta se infiere de las consecuencias jurídicas consistentes en
la imposición de una pena de prisión y multa.
¿QUÉ SE ENTIENDE POR SUSTANCIA PELIGROSA?
Para definir el concepto peligroso,que califica a las sustancias
citadas, el propio Código prevé algunas de las características que
les confieren peligrosidad, como la corrosividad, la reactividad, la
explosividad, la radiactividad, la toxicidad y la inflamabilidad. Estas
características, consideradas peligrosas para los elementos
naturales, deben entenderse de manera enunciativa pero no
limitativa.
Son relevantes las normas previstas por los artículos 3º,
fracciones XXIII, XXXII y XXXIII, de la Ley General del Equilibrio
Ecológico y la Protección al Ambiente, y 5º, fracciones XVIII y XXXII,
de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los
Residuos, que definen lo que se entiende por material, material
peligroso, residuoy residuo peligroso.
Por otra parte, para poder considerar que se comete un delito, el
mismo párrafo primero del artículo 414 establece como condición
que se ocasione un perjuicio consistente en la destrucción total de
uno o varios elementos del entorno —por ejemplo, cuando se
produce la desaparición de un ecosistema completo por el derrame
de una sustancia tóxica, o bien cuando el comportamiento prohibido
disminuye la integridad del ecosistema o el hábitat de los ejemplares
de fauna silvestre—. La responsabilidad penal nace igualmente con
la producción del daño ambiental.
Sobre el concepto de daño ambientalo daño ocasionado al
ambiente es importante conocer lo previsto por el artículo 2º,
fracción III, de la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental.
EL PELIGRO AMBIENTAL COMO DELITO FEDERAL
El párrafo segundo de este artículo prevé la imposición de la misma
pena de prisión y multa aun cuando de hecho no se produzca un
daño ambiental, pero exista la posibilidad de que dicho daño ocurra.
Como puede observarse, lo que prohíbe en este caso el Código
Penal es la realización de conductas que aumenten la probabilidad
de que se produzca un daño al ambiente o a sus componentes,
conducta reprochable por el orden jurídico.
Asimismo, dicho párrafo prevé que para que una conducta se
considere delictiva, ésta debe ser llevada a cabo en la forma ilícita
descrita. Esto significa que el acto o la omisión no sólo puede violar
los mandamientos del propio Código Penal, sino que además puede
contravenir otras normas ambientales de carácter administrativo.
Así, el conducir un vehículo que transporte sustancias peligrosas,
que por incidencia puedan producir un daño al ambiente, puede ser
violatoria de alguna otra obligación administrativa (como la de no
conducir a exceso de velocidad, por ejemplo).
Resulta impráctico transcribir el universo de normas que regulan
las conductas previstas por el artículo 414, por lo que es necesario
estudiar caso por caso el acto cometido o la omisión incurrida, al
escudriñar en el universo de leyes, reglamentos y normas oficiales
mexicanas que tutelan el ambiente.
[1] El día multa equivale a la percepción neta diaria del sentenciado
en el momento de consumar el delito, tomando en cuenta todos sus
ingresos. Para los efectos de este código, el límite inferior del día
multa será el equivalente al salario mínimo diario vigente en el lugar
donde se consumó el delito […] (CPF, artículo 29).
IV. DAÑOS AMBIENTALES PRODUCIDOS POR
EMISIONES O DESCARGAS DE
CONTAMINANTES
MEDIO AMBIENTE Y SALUD
El medio ambiente es concebido como un derechode los ciudadanos
y como un medio para el desarrollo de las personasestrechamente
relacionado con la salud humana. Los efectos producidos por la
contaminación del aire, la mala calidad del agua o las condiciones
higiénicas insuficientes, así como los que se producen por el ruido,
el cambio climático, el uso de productos químicos, la pérdida de la
biodiversidad y la degradación de los suelos son motivo de
preocupación; de ahí la justificación de regular desde el ámbito del
derecho penal las acciones que dañen en cualesquiera de esas
formas la preservación de un medio ambiente sano, por su
repercusión directa en la salud humana.
ARTÍCULOS 415 Y 416 DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL
En el artículo 415 del Código Penal Federal se señala lo siguiente:
Se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de trescientos a tres mil
días multa, a quien sin aplicar las medidas de prevención o seguridad:
I. Emita, despida, descargue en la atmósfera, lo autorice u ordene, gases,
humos, polvos o contaminantes que ocasionen daños a los recursos naturales,
a la fauna, a la flora, a los ecosistemas o al ambiente, siempre que dichas
emisiones provengan de fuentes fijas de competencia federal, conforme a lo
previsto en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente,
o
II. Genere emisiones de ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica,
provenientes de fuentes emisoras de competencia federal, conforme al
ordenamiento señalado en la fracción anterior, que ocasionen daños a los
recursos naturales, a la flora, a la fauna, a los ecosistemas o al ambiente.
Las mismas penas se aplicarán a quien ilícitamente lleve a cabo las
actividades descritas en las fracciones anteriores, que ocasionen un riesgo a los
recursos naturales, a la flora, a la fauna, a los ecosistemas o al ambiente.
En el caso de que las actividades a que se refiere el presente artículo se
lleven a cabo en un área natural protegida, la pena de prisión se incrementará
hasta en tres años y la pena económicahasta en mil días multa.
Si se considera que la salud es un estado de completo bienestar
físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad o
debilidad, se verá que lo definido por este artículo es vital para la
salud, pues ésta depende de la capacidad de la sociedad para
manejar la relación existente entre las actividades humanas y el
medio ambiente físico y biológico, de forma tal que sea una
salvaguarda y promoción de la salud, y no una amenaza para la
integridad de los sistemas naturales de los cuales depende el medio
ambiente.
CONTAMINACIÓN
Se define como contaminaciónla alteración del equilibrio de un
ecosistema, ya por la adición de sustancias extrañas al ambiente, o
por el aumento o la disminución en el número de elementos
naturales. Significa la presencia en la atmósfera, agua y suelo de
cualquier agente (físico, químico o biológico) o bien de una
combinación de varios agentes en lugares, formas y
concentraciones que son o pueden ser nocivos para la salud, la
seguridad o para el bienestar de la población, o bien, que pueden
ser perjudiciales para la vida vegetal o animal, o impiden el uso
normal de las propiedades y lugares de recreación y goce de éstos.
Existen diversos tipos de contaminación, a saber:
• Atmosférica, que significa la presencia en la atmósfera de
compuestos químicos que, aun cuando han formado parte de sus
componentes originales, sus concentraciones se han incrementado,
por ejemplo, el bióxido de azufre, el monóxido de carbono, los
hidrocarburos, los óxidos de nitrógeno o el dióxido de carbono.
• Del agua, que se produce cuando se le añaden elementos
extraños, como microorganismos, productos químicos, residuos
industriales y descargas residuales que provienen de la industria, de
campos agrícolas o de buques y embarcaciones.
• Físico, por el ruido, por el aumento extremo del sonido, que
altera las condiciones normales del ambiente (magnitud, tono y
frecuencia), a consecuencia de actividades humanas como el
tránsito, la industria y los aviones, entre otros, que provocan efectos
negativos sobre la salud auditiva, física y mental.
• Del suelo, generada por la presencia de compuestos químicos
desechados por el hombre o a causa de la degradación propia del
suelo por los altos niveles de acumulación de sustancias tóxicas que
repercuten negativamente en su comportamiento, lo que provoca la
pérdida parcial o total de la productividad del suelo. Este tipo de
contaminación generalmente emana de productos químicos y
desechos industriales que provocan un desequilibrio físico, químico
y biológico.
La contaminación es causada principalmente por la actividad
humana, en general mediante cualquiera de las siguientes acciones:
– Emisión. Se constituye como la actividad de arrojar, exhalar o
echar hacia fuera algo. En materia ambiental significa el vertido de
determinadas sustancias a la atmósfera, es decir, fluidos o
sustancias en suspensión, así como toda forma de energía
radiactiva o electromagnética (sonido), que emane como producto
de la actividad humana.
– Fuentes fijas de competencia federal. Son las instalaciones
establecidas en un solo lugar —dependencias o entidades de la
Administración Pública Federal en los términos de la Ley Orgánica
de la Administración Pública Federal—, que tienen como finalidad
desarrollar operaciones o procesos industriales, comerciales, de
servicios o actividades que puedan generar emisiones
contaminantes a la atmósfera.
– Despido. Consiste en la actividad de soltar, desprender, arrojar o
verter residuos o desechos.
– Generación. Significa originar, producir, un efecto o
consecuencia. En el ámbito de la materia que tratamos, implica la
producción de residuos biológicos, químicos o físicos en el medio
ambiente, que se introducen por encima de su capacidad para
eliminarlos.
– Descarga. Es el acto de sustraer la carga del lugar donde está;
esencialmente en el caso ambiental significa la liberación de
sustancias contaminantes, es decir, la descarga de residuos de un
transporte (por ejemplo, un barco) en un lugar determinado. Así, se
habla de descargas controladas, como emisiones resultantes de las
etapas de generación, tratamiento y disposición final (por ejemplo,
las emisiones gaseosas).
– Descargas no controladas o derivadas de prácticas inadecuadas
de tratamiento y disposición de residuos (por ejemplo, vertidos a
cursos de agua, enterramientos, operación inapropiada de
vertederos o quemas a cielo abierto).
– Descargas accidentales durante el almacenamiento, transporte
y operaciones de manejo en general.
Al tratarse de un delito común, respecto del cual no se exigen
especiales elementos o condiciones de autoría, la contaminación
puede ser realizado por cualquier persona, como puede advertirse
por las expresiones “al que” o “a quien” en la legislación.
Sin embargo, conforme a la descripción normativa,
específicamente en la frase “siempre que dichas emisiones
provengan de fuentes fijas [fuentes emisoras] de competencia
federal”, además de las personas físicas, también se constituye
como sujeto activo del delito el Estado. En efecto, conforme lo
dispone el artículo 10 del Reglamento de la Ley General del
Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente en Materia de
Prevención y Control de la Contaminación de la Atmósfera, pueden
fungir con tal carácter las personas físicas o morales (empresas
públicas o privadas) que pretendan realizar o que realicen obras o
actividades por las que se emitan a la atmósfera olores, gases o
partículas sólidas o líquidas; esto es, quedan incluidas aquellas
instalaciones, obras o actividades industriales, comerciales y de
servicios que realicen las dependencias y entidades de la
Administración Pública Federal (centralizadas o descentralizadas),
como las que se dedican a la industria química, petroquímica
(refinerías), metalúrgica (fundidoras), de automotores, de
generación de energía eléctrica, de tratamiento de residuos
peligrosos, de autotransporte y de papel y celulosa, entre otras.
A este respecto debe señalarse que puede ocurrir que los
miembros de alguno de los órganos componentes de una persona
jurídica cometan un acto ilícito de cualquier especie. Tal sería el
caso, por ejemplo, de que alguien abriera las válvulas de desagüe
de desechos de una empresa, provocando el vertido de aguas
incontroladas al suelo, a sabiendas de que ello le está prohibido.
Para efectuar ese vertido en lugares específicos, controlados por la
autoridad sanitaria, se deben reunir determinados requisitos. En
este supuesto, la acción será recriminada a la persona física, por el
hecho de ser miembro integrante de la empresa; sin embargo, será
esta última quien deba responder por los daños ocasionados al
ambiente.
Regular mediante normas de carácter penal la emisión, despido y
descarga en la atmósfera de gases, humos, ruidos contaminantes,
la generación de los mismos, y el vertimiento de desechos sólidos
en agua y tierra constituye un logro del sistema penal, al permitir al
Estado no sólo adecuar su normatividad a las disposiciones de
derecho internacional en materia ambiental y garantizar con ello una
mejor calidad de vida y entorno social y ambiental a los ciudadanos,
sino también al crear en estos últimos conciencia de la importancia
que representa la preservación del medio ambiente, como
corresponsables de su deterioro.
La relación entre el medio ambiente y el hombre es compleja; las
repercusiones de las conductas del ser humano que afectan a aquél
habían sido ignoradas por no ser claramente perceptibles. Sin
embargo, hoy se sabe que el efecto primordial de la alteración del
medio ambiente repercute en su transformación y en la salud del
individuo, a consecuencia de la contaminación de aire, agua y tierra.
De ahí la necesidad de que el Estado deba crear nuevas
disposiciones legales, sobre todo en materia penal, a efecto de
sancionar a quienes trastoquen el orden social y afecten el
ambiente, cuya preservación es fundamental.
El artículo 120 de la LGEEPA prevé los siguientes tipos de
descargas:
I. De origenindustrial;
II. De origen municipal y su mezcla incontrolada con otras
descargas;
III. Las derivadas de actividades agropecuarias;
IV. De desechos, sustancias o residuos generados en las
actividades de extracción de recursos no renovables;
V. La aplicación inadecuada de plaguicidas, fertilizantes y
sustancias tóxicas;
VI. Las infiltraciones que afecten los mantos acuíferos, y
VII. El vertimiento de residuos sólidos, materiales peligrosos y lodos
provenientes del tratamiento de aguas residuales, en cuerpos y
corrientes de agua.
Respecto a las descargas mencionadas, el artículo 113 de la
propia LGEEPA dispone que no deberán emitirse contaminantes a la
atmósfera que ocasionen o puedan ocasionar desequilibrios
ecológicos o daños al ambiente.
Por su parte, el artículo 137 de la citada ley dispone que queda
sujeto a la autorización de los municipios o del Distrito Federal,
conforme a sus leyes locales en la materia y a las normas oficiales
mexicanas que resulten aplicables, el funcionamiento de los
sistemas de recolección, almacenamiento, transporte, alojamiento,
uso, tratamiento y disposición final de residuos sólidos municipales.
Además, como lo prevé el artículo 139 de la legislación invocada,
toda descarga, depósito o infiltración de sustancias o materiales
contaminantes en los suelos se sujetará a lo que ordenen la
LGEEPA, la Ley de Aguas Nacionales, sus disposiciones
reglamentarias y las normas oficiales mexicanas que para tal efecto
expida la Semarnat.
Los sujetos de responsabilidad en este tipo de conductas son las
personas físicas (individuos) o morales (empresas o corporaciones)
que con su acción u omisión provoquen directa o indirectamente un
daño al ambiente.
Sin embargo, puesto que la agresión ambiental más sobresaliente
proviene de las industrias, que normalmente funcionan dentro del
marco jurídico de las personas morales, se debe destacar que en
nuestro sistema legal el derecho penal es de culpabilidad, lo que
significa que las intervenciones únicamente pueden darse como
consecuencia de alguna acción humana, de ahí que se hace
imposible concebir que la responsabilidad pueda ser protagonizada
por una persona colectiva. De este modo, sólo puede ser
responsable penalmente el integrante del órgano de administración
(persona física) que haya participado efectivamente en la comisión
de hechos tipificados como infracciones penales, ello sin perjuicio de
otras responsabilidades administrativas, que sí serían aplicables
directamente al ente jurídico.
Veamos ahora lo que establece el artículo 416 del Código Penal:
Artículo 416. Se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de trescientos
a tres mil días multa, al que ilícitamente descargue, deposite, o infiltre, lo
autorice u ordene, aguas residuales, líquidos químicos o bioquímicos, desechos
o contaminantes en los suelos, subsuelos, aguas marinas, ríos, cuencas, vasos
o demás depósitos o corrientes de agua de competencia federal, que cause un
riesgo de daño o dañe a los recursos naturales, a la flora, a la fauna, a la
calidad del agua, a los ecosistemas o al ambiente.
Cuando se trate de aguas que se encuentren depositadas, fluyan en o hacia
un área natural protegida, la prisión se elevará hasta en tres años más y la pena
económica hasta en mil días multa.
Por su uso poco frecuente, conviene definir algunos conceptos.
• Aguas residuales. Son aquellas de composición variada
provenientes de las descargas de uso público urbano, doméstico,
industrial, comercial, de servicios, agrícola, pecuario, de las plantas
de tratamiento y, en general, de cualquier uso, así como la mezcla
de ellas.
• Desechos. Son el material o conjunto de ellos resultante de
cualquier proceso u operación que esté destinado al desuso y que
no vaya a ser recuperado o reciclado.
• Contaminante.Toda materia o energía en cualesquiera de sus
estados físicos y formas, que al incorporarse a la atmósfera, agua,
suelo, flora, fauna o cualquier elemento natural, altere o modifique
su composición y condición natural, según lo señala el artículo 3º,
fracción VII de la LGEEPA.
En el particular, adecua su conducta a la descripción citada quien
descargue, deposite o infiltre cualesquiera de las sustancias
descritas, en el suelo, subsuelo o agua.
Por tratarse de un delito común (impersonal) respecto del cual no
se exigen elementos especiales o condiciones de autoría, el
legislador recurre a las frases “al que” o “a quien”, que indica que al
no señalarse que el delito lo realiza una persona determinada, el
tipo[1] lo puede representar cualquier individuo.
Al constituir la protección a la salud un derecho fundamental, es
obligación del Estado implementar los mecanismos necesarios para
ello. Así pues, es indispensable la función del legislador al regular
en una norma de carácter coercitivo, como el Código Penal,
determinadas conductas que pueden evitarse ante la amenaza de la
imposición de una sanción (sobre todo restrictiva de libertad). En
contraposición, ello implica que se instituye en la población en
general la obligación de depositar los residuos en los lugares que
específicamente son habilitados por la autoridad sanitaria para ese
efecto.
Los aspectos que constituyen la ilicitud de la conducta prevista en
el artículo 416 tienen su origen en el desacato al contenido de
diversos preceptos legales de la LGEEPA.
Como ya vimos, el artículo 113 estatuye la prohibición de emitir
contaminantes a la atmósfera que ocasionen o puedan ocasionar
desequilibrios ecológicos o daños al ambiente; sin embargo, ello
tiene una excepción cuando se observen las previsiones de la
LGEEPA y de las disposiciones reglamentarias que de ella emanen,
así como las normas oficiales mexicanas expedidas por la
Semarnat.
En ese tenor, es claro que, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 121 de la citada normatividad, no podrán descargarse o
infiltrarse en cualquier cuerpo o corriente de agua, ni en el suelo o
subsuelo aguas residuales que contengan contaminantes, sin previo
tratamiento y sin el permiso o autorización expreso de la autoridad
federal o de la autoridad local, en los casos de descargas en aguas
de jurisdicción local, o a los sistemas de drenaje y alcantarillado de
los centros de población.
En su caso, todas las descargas en las redes colectoras, ríos,
acuíferos, cuencas, cauces, vasos, aguas marinas y demás
depósitos o corrientes de agua y los derrames de aguas residuales
en los suelos o su infiltración en terrenos, deberán satisfacer las
normas oficiales mexicanas que para tal efecto se expidan y, en su
caso, las condiciones particulares de descarga que determinen la
Semarnat o las autoridades locales. De tal manera, corresponderá a
quien genere dichas descargas realizar el tratamiento previo
requerido, como lo previene el artículo 123 de la referida Ley.
Finalmente, el artículo 140 define:
La generación, manejo y disposición final de los residuos de lenta degradación
deberá sujetarse a lo que se establezca en las normas oficiales mexicanas que
al respecto expida la Secretaría [la Semarnat], en coordinación con la
Secretaría de Economía.
En tal sentido obra ilícitamente aquél que no respete tales
disposiciones legales.
[1] Tipo o tipo penal: en la legislación penal, definición por la ley de
una conducta a efectos de la imposición de la pena o sanción
correspondiente.
V. DAÑOS FORESTALES
ARTÍCULOS 417, 418 Y 419 DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL
Los daños al entorno ecológico tienen origen en acciones directas
del ser humano. Ante las fallas frecuentes en la aplicación adecuada
y oportuna de los principios de prevención y precaución —que son
el fundamento de la sustentabilidad y de la recuperación ambiental
—, el daño ambiental tiene como efecto inmediato la modificación
del medio ambiente; al degradarlo de manera significativa propicia
su destrucción, a partir de lo cual se ocasiona perjuicio a los
derechos legítimos de una colectividad —que puede ser de fácil o
de difícil individualización—, al poner en riesgo la salud general, lo
que hace necesario su análisis desde elpunto de vista del derecho
penal. Así lo dispone el artículo 417 del Código Penal:
Se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de trescientos a tres mil
días multa, al que introduzca al territorio nacional, o trafique con recursos
forestales, flora o fauna silvestre viva o muerta, sus productos o derivados, que
porten, padezcan o hayan padecido, según corresponda, alguna enfermedad
contagiosa, que ocasione o pueda ocasionar su diseminación o propagación o
el contagio a la flora, a la fauna, a los recursos forestales o a los ecosistemas.
Este precepto utiliza diversos conceptos cuyo significado debe
quedar claro.
• Flora silvestre. De acuerdo con lo que prevé el artículo 3º,
fracción XIX, de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente, está constituida por las especies vegetales
así como por los hongos, que subsisten sujetos a los procesos de
selección natural y que se desarrollan libremente, incluyendo las
poblaciones o especímenes de estas especies que se encuentran
bajo control del hombre.
• Fauna silvestre. Son las especies animales que subsisten
sujetas a los procesos de selección natural y que se desarrollan
libremente, incluyendo sus poblaciones menores que se encuentran
bajo control del hombre, así como los animales domésticos que por
abandono se tornen salvajes y por ello sean susceptibles de captura
y apropiación, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 3º,
fracción XVIII, de la LGEEPA.
La manera en que la flora y la fauna silvestres pueden afectarse,
adopta las siguientes modalidades:
Introducir. En materia ambiental significa situar en el territorio
nacional, procedente de otro país, flora o fauna silvestre, viva o
muerta, o los productos o derivados de ellos.
Traficar. En términos genéricos se entiende como el acto de
comerciar, negociar con el dinero y las mercancías. Tratándose
del tema que nos ocupa podemos matizar dicha definición como
la actividad de negociar, de manera ilícita, con plantas o
animales.
La descripción normativa no requiere una calidad específica
respecto de quien realice alguno de los supuestos que regula el
precepto legal de referencia, de ahí que el hecho puede ser
realizado por cualquier persona que lleve a cabo alguna de las
conductas señaladas.
Actualmente las actividades de tráfico de especies van más allá
de una simple relación comercial. En realidad, y dadas las
características de nuestro orden jurídico, constituye un acto ilegal
que vulnera derechos fundamentales. La introducción y el tráfico de
recursos forestales o especies de flora o fauna, coloca en riesgo,
como se indicó, el equilibrio ecológico y conlleva la modificación de
los ecosistemas. Por ello, surge la necesidad de regular desde el
derecho penal ciertas conductas para evitar que éstas dañen los
ecosistemas y la biodiversidad.
Por ello corresponde al Estado delimitar aquellas conductas que
no son permitidas, pues de practicarse podrían alterar el equilibrio
de la biosfera. Desde esta concepción también es necesario
–
–
establecer disposiciones legales mediante las cuales se regulen
actividades relativas a la introducción y el tráfico de flora o fauna
silvestre, sobre todo si éstas presentan alguna plaga o
padecimiento, porque si bien estas actividades son necesarias para
el comercio y la economía de los Estados, pueden resultar
perjudiciales, sobre todo cuando es posible que se coloque en
riesgo el equilibrio biológico e incluso la salud de las personas.
Por medio de la regulación penal se busca preservar la diversidad
y conservación de las especies, evitando la introducción y
proliferación de aquellas distintas de las propias del lugar.
Así, la LGEEPA, la LFSA, la LFSV y la LGDFS determinan los
casos en los que está permitida la introducción a territorio nacional
de fauna y flora silvestre, así como de recursos forestales, lo que se
da sólo cuando se cuenta con los certificados zoosanitarios y
fitosanitarios, así como con la autorización para el aprovechamiento
de los recursos forestales expedidos por las autoridades
correspondientes. Entre ellas se encuentran la Secretaría de
Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y la
Semarnat. Además se prevé que quienes realicen alguna de las
actividades señaladas cumplan con los requisitos que tanto las
disposiciones legales como las autoridades indicadas requieran, de
conformidad con lo previsto en los artículos 80 y 82 de la LGEEPA;
5, 14 a 16, 24 a 53 y 67 de la LFSA; 22 a 30 de la LFSV; 7,
fracciones XXXVI y XXXVII, 12, fracción XXXV, 22, fracción XXXV,
24, fracción VI, 62, fracción X, 108, fracción XI, y 58 a 84 de la
LGDFS, así como 21 a 36 del Reglamento de esta Ley.
Así, cuando dichas actividades se realizan fuera de los supuestos
regulados en las anteriores disposiciones legales, se entiende que
éstas son contrarias a la ley.
• Recursos forestales. La fracción XXVII de la Ley General de
Desarrollo Forestal Sustentable los define como: “La vegetación de
los ecosistemas forestales, sus servicios, productos y residuos, así
como los suelos de los terrenos forestales y preferentemente
forestales”.
Por su parte, el artículo 418 dispone lo siguiente:
Se impondrá pena de seis meses a nueve años de prisión y por el equivalente
de cien a tres mil días multa, siempre que dichas actividades no se realicen en
zonas urbanas, al que ilícitamente: I. Desmonte o destruya la vegetación
natural; II. Corte, arranque, derribe o tale algún o algunos árboles, o III. Cambie
el uso del suelo forestal.
La pena de prisión deberá aumentarse hasta en tres años más y la pena
económica hasta en mil días multa, para el caso en el que las conductas
referidas en las fracciones del primer párrafo del presente artículo afecten un
área natural protegida.
Nuevamente se hace necesario precisar algunos conceptos.
• Vegetación natural. Es el conjunto de plantas y hongos que
crecen y se desarrollan en forma natural formando bosques, selvas
y otros ecosistemas que alojan diversos grupos de animales, dando
lugar al desarrollo y convivencia equilibrada de recursos y procesos
naturales.
• Suelo forestal. El que está cubierto por vegetación forestal. El
suelo es un recurso natural no renovable debido a que su proceso
de formación tarda cientos de años. Es un sistema dinámico que
ejerce funciones de soporte biológico en los ecosistemas terrestres;
interviene en los ciclos de minerales como parte fundamental en el
equilibrio de los ecosistemas; capta el agua pluvial infiltrándola y
funciona como filtro y amortiguador que retiene sustancias,
protegiendo las aguas subterráneas y superficiales contra la
penetración de agentes nocivos; transforma compuestos orgánicos
descomponiéndolos o modificando su estructura consiguiendo la
mineralización; también proporciona materias primas renovables y
no renovables de utilidad para el ser humano.
• Bosque. Es una comunidad, generalmente de pocas especies de
flora, en la que predominan las arbóreas, es decir, las que cuentan
con un fuste leñoso. Selva es una formación con gran diversidad de
especies arbóreas. Al confrontar ambos conceptos vemos que para
efectos de la ley no se hace distinción entre uno y otro, pues sólo se
utiliza la palabra bosque.
• Desmontar. En materia ambiental se interpreta como la
extracción de árboles y otras formas vegetales de un bosque, que
genere la eliminación de la cobertura vegetal. En el ámbito de esta
materia, implica la devastación de los recursos forestales mediante
la sustracción o modificación, por las actividades siguientes: destruir,
cortar, arrancar, derribar, talar y cambiar, entre otras.
Si bien el daño ambiental puede ser producido de manera casual
o fortuita, accidental o por causas naturales, el daño que interesa
caracterizar es el producido por una acción u omisión humana que
llega a degradar o contaminar de manera significativa el medio
ambiente. En este caso se está en presencia de un delito
impersonal respecto del cual no se exigen especiales elementos o
condiciones de autoría. De esta manera, el daño ambiental puedeser causado por un único sujeto (físico o jurídico) o bien por una
pluralidad de agentes, siendo por lo general de difícil determinación
el grado de responsabilidad de cada uno de ellos.
El daño al medio ambiente puede provenir tanto de sujetos
privados como del Estado y sus instituciones, entendiendo por éstas
tanto la administración centralizada como la descentralizada.
Las diversas actividades ligadas al manejo forestal, en general,
afectan directamente los componentes ambientales del ecosistema
forestal, dentro de los cuales el suelo cumple un papel vital en el
mantenimiento de sus funciones básicas.
Con el fin de prevenir o minimizar el efecto que las actividades
forestales puedan causar al suelo, se hace necesario que éstas se
diseñen y lleven a cabo con criterios que conduzcan hacia una
mayor sustentabilidad del recurso. Las acciones de conservación del
suelo en el ámbito forestal, por lo tanto, deben estar dirigidas a la
adecuación de las prácticas actuales en cada sitio, para no provocar
cambios de importancia en los factores que determinan la
productividad del suelo, o bien, si estas alteraciones se llegan a
producir, no obstante la prevención, se debe operar con medidas
correctivas de manera oportuna.
Los delitos contra el ambiente pueden circunscribirse en términos
de delincuencia corporativa, realizarse de manera no violenta, por
razones financieras, para obtener ganancias económicas ilegales,
por ello requiere estudiarse en un contexto particular. Se trata de
conductas activas u omisivas desplegadas dolosamente bajo el
amparo y en beneficio de personas morales nacionales o
transnacionales con gran poder económico que, por lo tanto, no
guardan ninguna comparación, en términos de la magnitud del daño
con los que producen los actos ilícitos cometidos por personas
físicas.
Por esta razón, las reformas al Título Vigésimo Quinto del Código
Penal Federal se deben entender en el contexto de las iniciativas de
desarrollo legislativo que buscan impulsar la responsabilidad penal
de las personas morales. De no ser así, los esfuerzos de tutela
penal del entorno no servirán de nada. Por ello debe considerarse el
fenómeno corporativo (multiplicación de empresas o corporaciones,
que generan desechos y emiten contaminantes) que reproduce los
efectos adversos para el entorno.
Se dice que una conducta es ilícita cuando contraría disposiciones
legales. En este sentido, en la LGDFS se prevén ciertas hipótesis en
las que se permite el cambio de uso de suelo en terrenos forestales
y el aprovechamiento de recursos maderables en ellos. También se
prevé el establecimiento de plantaciones forestales comerciales en
superficies mayores de 800 hectáreas, excepto en terrenos
forestales temporales[1] y de cultivo, además de usos con fines
comerciales o de investigación de recursos genéticos.
Sin embargo, estas normas permisivas únicamente se actualizan
cuando se cuenta con la autorización para el aprovechamiento de
los recursos forestales, así como con la evaluación de impacto
ambiental expedidos por la Semarnat en materia forestal, de
conformidad con lo que prevén los artículos 28 a 35 bis de la
LGEEPA; 58 a 84 de la LGDFS, así como los numerales 21 a 36 del
Reglamento de esta última Ley.
De tal manera que quien actúe fuera de los casos previstos en las
citadas disposiciones legales, lo hace de manera ilícita.
Pasando al artículo 419, se atribuye este delito
A quien ilícitamente transporte, comercie, acopie, almacene o transforme
madera en rollo, astillas, carbón vegetal, así como cualquier otro recurso
forestal maderable, o tierra procedente de suelos forestales en cantidades
superiores a cuatro metros cúbicos o, en su caso, a su equivalente en madera
aserrada, se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de trescientos a
tres mil días multa. La misma pena se aplicará aun cuando la cantidad sea
inferior a cuatro metros cúbicos, si se trata de conductas reiteradas que
alcancen en su conjunto esta cantidad.
La pena privativa de la libertad a la que se hace referencia en el párrafo
anterior se incrementará hasta en tres años más de prisión y la pena económica
hasta en mil días multa, cuando los recursos forestales maderables provengan
de un área natural protegida.
Los ecosistemas forestales tienen importantes funciones
ecológicas, ya que protegen los suelos de la erosión, contribuyen a
moderar el clima y las inundaciones y representan hábitats para
miles de especies de animales y vegetales.
Estos ecosistemas se encuentran amenazados por la degradación
incontrolada y la conversión a otras formas de uso del suelo;
asimismo se ven afectados por las crecientes necesidades
humanas, por la expansión agrícola y ganadera y por una mala y
perjudicial ordenación ambiental, como la falta de control de los
incendios forestales y de medidas contra el furtivismo, la explotación
maderera comercial no sustentable, el sobrepastoreo, los
contaminantes atmosféricos, incentivos económicos y actividades de
otros sectores de la economía.
Los efectos de la pérdida y degradación de los ecosistemas
forestales se traducen en la erosión del suelo, la pérdida de la
diversidad biológica, el daño a los hábitats silvestres y la
degradación de áreas de las cuencas hidrográficas, el deterioro de
la calidad de vida y la reducción de oportunidades para el desarrollo.
De esta manera, se debe concebir el entorno natural como
esencial en el desarrollo de toda sociedad, pues éste nos permite
abastecernos de los recursos más elementales, como el agua y el
aire. Por ello, es necesario hacer consciente a la sociedad de que la
sistemática destrucción de ese entorno afecta gravemente no sólo a
los ecosistemas en México, sino que en todo el mundo origina serias
modificaciones en el ambiente. Por tal razón, los modelos de
desarrollo económico y social, y el progreso de la humanidad no
deben concebirse disociados del respeto al medio ambiente; por el
contrario, exigen una armonía, en la que se inculque en la sociedad
el respeto hacia la naturaleza, pues no hay que olvidar que la tierra
funciona como un conjunto de sistemas interrelacionados que al ser
trastocados extienden sus consecuencias a otros ámbitos, como la
salud.
Conforme a todo lo anterior, en las sociedades modernas se han
previsto graves sanciones para quienes en un acto de desprecio a la
ley decidan transformar el entorno natural mediante el desmonte o la
deforestación; esto constituye una posibilidad de erradicar esa
práctica, en aras de salvaguardar nuestros ecosistemas y alcanzar
una mejor calidad de vida.
Veamos algunos términos considerados en el precepto que
comentamos.
• Deforestación. El fenómeno de la deforestación se da por la
destrucción indiscriminada de bosques y selvas para el avance de la
frontera agropecuaria, así como por otras causas, como los
desarrollos turísticos, urbanos o de infraestructura.
En tal sentido y conforme a la descripción típica, el ilícito en
cuestión suele estar acompañado por alguna(s) de las conductas
siguientes: tala de una superficie forestal, transporte (llevar algo de
un lugar a otro), comercio (comprar, vender o permutar géneros, con
un fin lucrativo), acopio (juntar, reunir), almacenamiento (llevar a
cabo el ejercicio de guardar mercancía en un edificio o local) o
transformación de los recursos forestales.
Quienes realicen alguno de tales supuestos actuarán al margen
del orden jurídico, con la evidente afectación al medio ambiente y,
en consecuencia lógica, al bienestar de todas las formas de vida.
Los recursos forestales maderables se conciben como los
constituidos de materiales leñosos susceptibles de algún
aprovechamiento o uso. En particular, se hace referencia como tales
a tierras cuya capacidad de uso mayor es forestal, como los
bosques naturales, los cultivados y las superficies reforestables.
En este contexto la palabra forestalse entiende como lo que
pertenece o se refiere a los bosques y a los aprovechamientos de
leñas, esencialmente; mientras que por bosquese comprende el sitio
poblado de árboles, es decir,

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