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Fundamentos de cuidados críticos en soporte inicial obstétrico Copyright © 2019 Society of Critical Care Medicine, con exclusión de cualquier material del Gobierno de los Estados Unidos. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida por cualquier manera o medio, que incluyen pero no se limitan a impresión o formato electrónico, sin previo consentimiento escrito del titular de los derechos de autor. Las opiniones aquí expresadas pertenecen a las de los autores y no reflejan necesariamente las opiniones de la Society of Critical Care Medicine. El uso de nombres comerciales o nombres de fuentes comerciales solo tiene un carácter informativo y no implica aprobación por parte de la Society of Critical Care Medicine. Esta publicación tiene como objetivo proporcionar información precisa sobre el tema abordado en este libro. Sin embargo, se publica bajo el entendimiento de que la Society of Critical Care Medicine no está involucrada en la prestación de servicios médicos, legales, financieros, contables, u otros servicios profesionales, y que LA SOCIETY OF CRITICAL CARE MEDICINE NO SE RESPONSABILIZA POR LAS TERCERAS PARTES QUE SE DERIVEN O ESTÉN RELACIONADAS CON EL CONTENIDO DE ESTA PUBLICACIÓN. La información en esta publicación está sujeta a cambios en cualquier momento sin notificación alguna, y no debe utilizarse como un sustituto de la asesoría profesional de un médico experimentado y competente en el campo relevante. NI LA SOCIETY OF CRITICAL CARE MEDICINE, NI LOS AUTORES DE LA PUBLICACIÓN PUEDEN GARANTIZAR LA INFORMACIÓN AQUÍ CONTENIDA Y NINGUNA PERSONA O ENTIDAD TIENE DERECHO A CONFIAR EN CUALQUIER DECLARACIÓN O INFORMACIÓN AQUÍ EXPRESADA. Si se requiere asistencia especializada, por favor solicite el servicio de un profesional experto y competente en el campo relevante. Este texto puede proporcionar indicaciones precisas, reacciones adversas y esquemas de dosificación de medicamentos, aunque es posible que estos puedan cambiar. Los lectores deben revisar las indicaciones actuales en el empaque y las orientaciones de uso proporcionadas por los fabricantes de los agentes mencionados. Editora en jefe: Janet Thron Society of Critical Care Medicine Oficina principal 500 Midway Drive Mount Prospect, IL 60056 Estados Unidos Teléfono: +1 (847) 827-6869 Fax: +1 (847) 827-6886 www.sccm.org TÍTULO ORIGINAL Fundamental Critical Care Support: Obstetrics Copyright © 2017 Society of Critical Care Medicine ISBN: 978-1-620750-91-9 Editado en español con autorización de la SCCM Impreso en Suramérica REVISIÓN CIENTÍFICA DE LA TRADUCCIÓN EN ESPAÑOL: Alejandro Castro-Sanguino, MD Médico Intensivista. Obstetra y Ginecólogo. Instructor del FCCS Carlos Montufar-Rueda, MD Especialista en Obstetricia Crítica TRADUCCIÓN Y CORRECCIÓN EDITORIAL EN ESPAÑOL: Clarisa Laura Olives Andrés Mantilla Meluk DIAGRAMACIÓN: Marcela Torres Caballero PRODUCCIÓN EDITORIAL: Grupo Distribuna HECHO DEPÓSITO LEGAL Fundamentos de cuidados críticos en soporte inicial obstétrico Editores Marie R. Baldisseri, MD, MPH, FCCM Profesora de Medicina de Cuidados Críticos University of Pittsburgh Medical Center Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Lauren A. Plante, MD, MPH Profesora, Departamento de Obstetricia, Ginecología y Anestesiología Drexel University College of Medicine Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Colaboradores Juan José Araúz Dutari, MD Médico Neonatólogo, Complejo Hospitalario, CSS Centro Médico Paitilla Panamá Confidencial Saqib Baig, MD Rutgers Robert Wood Johnson Medical School New Brunswick, Nueva Jersey, Estados Unidos Confidencial Alyssa Berns, DO Rutgers New Jersey Medical School Newark, Nueva Jersey, Estados Unidos Confidencial David J. Dries, MD, MCCM Regions Hospital St. Paul, Minnesota, Estados Unidos Confidencial Brenda M. Engler, ACNP, BS, MSN, RN Enfermera Especialista en Cuidados Críticos Geisinger Medical Center Danville, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Luiz Foernges, MD Geisinger Medical Center Danville, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial António João Gandra D’Almeida, MD, MEDM Hospital Militar de Co ímbra Co ímbra, Portugal Confidencial Scott Alexander Harvey, MD, MS, FACOG Kapiolani Medical Center Honolulú, Hawái, Estados Unidos Confidencial Ammar Hashmi, MD Geisinger Medical Center Danville, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Kristie A. Hertel, ACNP, CCRN, MSN, RN Vidant Medical Center Trauma y Cirugía de Cuidados Críticos Greenville, Carolina del Norte, Estados Unidos Confidencial Bram Kilapong, MD Servicio de Anestesia, Cuidados Críticos y Medicina del Dolor Awal Bros Hospital Batam Batam, Indonesia Confidencial Keith Killu, MD, FCCM Henry Ford Hospital Detroit, Michigan, Estados Unidos Confidencial Laurie A. Loiacono, MD Adjunta, Medicina de Cuidados Críticos Geisinger Community Medical Center Scranton, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Melissa Ann H. Loveranes, DO University of Pittsburgh Medical Center - Hamot Erie, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Jon L. Marinaro, MD, FCCM Servicio de Medicina de Urgencias University of New Mexico Albuquerque, Nuevo México, Estados Unidos Confidencial Michael A. Marsh, MD Rutgers New Jersey Medical School Newark, Nueva Jersey, Estados Unidos Confidencial Adriana Martinz, MD Ginecóloga-Obstetra Residente, Subespecialidad en Obstetricia Cr ítica Complejo Hospitalario, CSS Panamá Confidencial Carlos Montufar-Rueda, MD Complejo Hospitalario Caja Seguro Social Ciudad de Panamá, Panamá Confidencial Frank M. O’Connell, MD, FACP, FCCP AtlantiCare Regional Medical Center Pomona, Nueva Jersey, Estados Unidos Confidencial Alexander Preus, MD University of Pittsburgh Medical Center Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Sri Sujanthy Rajaram, MD, MPH Profesor Adjunto, Seton Hall University Hackensack University Medical Center Hackensack, Nueva Jersey, Estados Unidos Confidencial Mary J. Reed, MD, FCCM Geisinger Medical Center Adjunta, Servicio de Medicina de Cuidados Críticos y Cirugía General Danville, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Frederico G. Rocha, MD, MS Michigan State University - Hurley Medical Center Flint, Michigan, Estados Unidos Confidencial Arthur Jason Vaught, MD The Johns Hopkins University School of Medicine Baltimore, Maryland, Estados Unidos Confidencial Jennifer J. Williams, MD, MPA Rutgers New Jersey Medical School Newark, Nueva Jersey, Estados Unidos Confidencial Janice L. Zimmerman, MD, MCCM, MACP Jefe, Servicio de Cuidados Críticos Houston Methodist Hospital Houston, Texas, Estados Unidos Confidencial Agradecimientos Las siguientes personas ayudaron en la elaboración del libro de Fundamentos de cuidados críticos en soporte inicial obstétrico, como coautores de Soporte crítico en obstetricia y mediante la revisión del material y el aporte de información valiosa. Pedro R. Arriaga, MD Profesor de Medicina Interna Jefe, Servicio de Medicina Interna Karl Heusner Memorial Hospital Ciudad de Belice, Belice Confidencial Leonardo Bonilla, MD Ginecólogo-Obstetra Especialista en Medicina Materno-Fetal Coordinador, Unidad de Cuidados Especiales de Ginecología-Obstetricia Hospital Universitario Clínica San Rafael Colombia Confidencial Guadalupe Castillo Abrego, MD Jefa, Unidad de Neurointensivos Complejo Hospitalario, CSS Board Director of Neurocritical Care Society Panamá Confidencial Guillermo Chiapero, MD Director de Docencia, SATI Jefe de Terapia Intensiva, Instituto Altergarden Médico Intensivista, Hospital “Juan A. Fernández” Argentina Confidencial Alfredo Gei, MD Servicio de Obstetricia, Ginecología y Medicina Reproductiva Servicio de Medicina Maternofetal Texas Health Science Center Houston, Texas, Estados Unidos Confidencial Jorge L. Hidalgo, MD, MCCM, MACP Profesor de Cuidaos Críticos Jefe, Servicio de Cuidados Críticos Karl Heusner Memorial Hospital/Belize Healthcare Partners University of Belize Ciudad de Belice, Belice Confidencial John A. Kellum,MD, MCCM Profesor y Vicepresidente de Investigación University of Pittsburgh Medical Center Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos Waldo Martínez Muñoz, MD Departamento de Cirugía Clínica, Indisa Universidad Andrés Bello Chile Confidencial Juan Mollo Alonzo, MD Departamento de Cirugía Clínica, Indisa Universidad Andrés Bello Chile Confidencial Alberto Pérez Castilla, MD Departamento de Cirugía Clínica, Indisa Universidad Andrés Bello Chile Confidencial Meliza Mejía, MD Ginecóloga-Obstetra Obstetricia Crítica, Ministerio de Salud Guatemala Confidencial Rolando Pinilla Jaén, MD Ginecólogo-Obstetra Obstetricia Crítica Unidad de Obstetricia Crítica Complejo Hospitalario, CSS Panamá Confidencial Kees H. Polderman, MD, PhD Servicio de Medicina de Cuidados Críticos University of Pittsburgh Medical Center Pittsburgh, Pensilvania, Estados Unidos Confidencial Néstor O. Raimondi, MD, FCCM Hospital Municipal “Juan A. Fernández” Universidad de Buenos Aires Buenos Aires, Argentina Confidencial Guadalupe Saavedra, MD Ginecóloga-Obstetra Residente, Subespecialidad en Obstetricia Crítica Complejo Hospitalario, CSS Panamá Confidencial Julio Sandoval, MD, FACP, FCCS Médico Intensivista Instituto Oncológico Nacional Hospital Punta Pacífica Panamá Confidencial Jorge Sinclair, MD, FACP, FCCP, FCCM Jefe, Unidad de Cuidados Intensivos Hospital Punta Pacífica Panamá Confidencial Sebastián Ugarte, MD Jefe, Centro de Pacientes Críticos Clínica Indisa Universidad Andrés Bello Chile Confidencial Prólogo Amigo: una palabra que significa compañía El surgimiento de las sociedades científicas en cuidados críticos en Latinoamérica tuvo lugar en 1970, con la creación de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva. Ese mismo año, también es fundada la Society of Critical Care Medicine (SCCM). Nueve años después, la asamblea constituyente de la Federación Panamericana e Ibérica decide unir en un solo ente a todas las organizaciones de cuidados críticos provenientes de Latinoamérica, Estados Unidos y España. Hoy día, los esfuerzos de ambas organizaciones han arrojado sus frutos: la SCCM cuenta con más de 16 000 miembros en todo el mundo, mientras que la Federación Panamericana e Ibérica de Sociedades de Medicina Crítica y Terapia Intensiva (FEPIMCTI) está constituida por 16 organizaciones de cuidados críticos provenientes de 16 países. Los médicos y científicos latinoamericanos han hecho numerosos aportes fundamentales a la práctica actual de la medicina. Desde ganar el Premio Nobel en Medicina hasta la creación de un método radiológico para la detección inmediata de la tuberculosis, o la creación de un bypass coronario utilizando la vena safena, sus logros son demasiados como para incluirlos en una lista. Los aportes teóricos y metodológicos hechos por un gran número de médicos y sociólogos latinoamericanos han promovido avances significativos en los campos de la sociología médica, la epidemiología, la salud grupal y la investigación, entre otras áreas del conocimiento. El adelanto en la investigación de la infección por H1N1 en México, Chile y Argentina ha resultado en aportes específicos para la medicina de cuidados intensivos. Este es un trabajo que ha de continuarse con dos grupos colaborativos robustos creados recientemente: la Brazilian Research in Intensive Care Network (BRICNet) y la Latin American Critical Care Trial Investigators Network (LACCTIN). Además, es incuestionable la influencia que ha tenido la SCCM en los cuidados críticos y la medicina intensiva en todo el mundo. Ejemplo de su aporte a la investigación, la educación y la práctica clínica es la amplia oferta de opciones de formación médica continua. Cursos tales como el de Fundamentos de cuidados críticos en soporte inicial (FCCS), Fundamentos de cuidados críticos en soporte inicial pediátrico (PFCCS), Fundamentos de atención en desastres (FDM) y el Curso de revisión multiprofesional en cuidados críticos (MCCRC) han sido bien recibidos en Latinoamérica. Estos cursos han ayudado al crecimiento y a la mejoría de la calidad de la medicina de cuidados críticos latinoamericana. Desde el 2012, la SCCM ha trabajado en colaboración con la FEPIMCTI mediante la participación de conferencistas en los congresos de la Federación. Así mismo, los representantes de la FEPIMCTI asisten al Congreso Anual de Cuidados Críticos de la SCCM y esta última, a su vez, figura como organización miembro de la FEPIMCTI. Recientemente, la FEPIMCTI avaló las directrices que aparecen en “Surviving Sepsis Campaign: International Guidelines for Management of Sepsis and Septic Shock: 2016”, publicadas en Critical Care Medicine and Intensive Care Medicine. El apoyo y el esfuerzo de la FEPIMCTI en la divulgación de estas directrices continuarán promoviendo una mejor atención y resultados en los pacientes con sepsis y choque séptico en toda Latinoamérica y más allá. Este libro, Fundamentos de cuidados críticos en soporte inicial obstétrico, responde a la necesidad y al anhelo de contar con información específicamente relacionada con la población de pacientes obstétricas en estado crítico. Esta población representa un desafío particular tanto para los intensivistas, como para los no intensivistas. La complejidad de la atención del binomio madre-hijo exige educación y formación permanentes. La SCCM y la FEPIMCTI reconocen la importancia de esto y la necesidad de proporcionar a los profesionales sanitarios el conocimiento y las destrezas correspondientes para ofrecer una atención de buena calidad a las pacientes que afrontan una urgencia obstétrica. En este mundo interconectado en el que vivimos actualmente, se requieren esfuerzos globalizados para garantizar una atención de buena calidad de todos los enfermos críticos y lesionados. La historia en común y los intereses compartidos entre la FEPIMCTI y la SCCM han fortalecido una relación colaborativa mediante la que se ha podido alcanzar estos objetivos. Es una amistad que continuará creciendo y que llegará a los profesionales sanitarios y a los pacientes que cuidamos en todo el mundo. Ruth M. Kleinpell, ACNP, CCRN, PhD Presidente, SCCM Néstor O. Raimondi, MD, FCCM Presidente, FEPIMCTI Todd Dorman, MD, FCCM ExPresidente, SCCM Sebastián Ugarte, MD ExPresidente, FEPIMCTI Contenido 1. Cambios fisiológicos durante el embarazo 2. Manejo de la vía respiratoria en la embarazada 3. Monitorización hemodinámica 4. Preeclampsia y eclampsia 5. Sepsis en el embarazo 6. Enfermedad tromboembólica y embarazo 7. Hemorragia obstétrica 8. Mortalidad materna y paro cardíaco 9. Evaluación y problemas fetales en embarazadas en estado crítico 10. Patologías quirúrgicas no obstétricas en pacientes embarazadas 11. Lesión renal aguda gestacional 12. Atención del parto y el recién nacido 13. Traslado de pacientes embarazadas en estado crítico Introducción La Society of Critical Care Medicine (SCCM) se siente orgullosa de publicar la primera edición del libro FCCS Obstétrico. Estamos en deuda con el Dr. Carlos Montufar y sus colegas panameños, quienes comenzaron este proyecto y después, en trabajo conjunto con la SCCM, lo finalizaron. El objetivo de la Sociedad era crear un nuevo curso de Fundamentos de cuidados críticos en soporte inicial obstétrico, que pueda ser impartido en todo el mundo para enseñar los aspectos más importantes de los cuidados críticos en pacientes obstétricas. El diseño del FCCS Obstétrico conserva el formato de todos los otros cursos FCCS de la SCCM; es decir, un programa detallado de los fundamentos que soportan la práctica clínica de la atención de las pacientes embarazadas en estado crítico y un curso estandarizado que consta de conferencias y módulos de práctica. Es evidente la necesidad apremiante de un curso de fundamentos que se enfoque en el abordaje de los cuidados críticos de las pacientes obstétricas. Pese a la disminución de la mortalidad materna en todo el mundo, aún no hemos alcanzado las metas fijadas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas. De hecho, en los Estados Unidos,las crecientes tasas de mortalidad materna se relacionan con diferentes factores tales como violencia y aumento de las comorbilidades en mujeres mayores que tienen hijos. Al igual que cualquier paciente, las embarazadas en estado crítico también reciben tratamiento, ya sea en las salas, en urgencias o en el quirófano, e ingresan a las unidades de cuidados intensivos. Por tanto, la creación de un curso destinado a la enseñanza de los conceptos más importantes sobre la respuesta, el diagnóstico, el tratamiento médico y la obstetricia en embarazadas tendrá un valor incalculable para los países de escasos recursos y para los países industrializados, donde gran parte de los médicos no están preparados para afrontar la atención de pacientes embarazadas. Nos sentimos honrados y agradecemos a los reconocidos expertos por sus valiosos aportes en la edición de este libro. Algunos de estos expertos han sido directores de los cursos de FCCS durante varios años. Desinteresadamente dispusieron su tiempo, esfuerzo y dedicación para tal fin. Marie R. Baldisseri, MD, MPH, FCCM Editora Presidente 2016-2018, Comité FCCS Obstétrico Capítulo 1 CAMBIOS FISIOLÓGICOS DURANTE EL EMBARAZO Objetivos Conocer los cambios fisiológicos que tienen lugar durante el embarazo y cómo estos influyen en el diagnóstico y el tratamiento de las pacientes embarazadas en estado crítico. Anticipar y predecir la influencia que tiene el embarazo sobre las enfermedades preexistentes. INTRODUCCIÓN Los diferentes cambios anatómicos, fisiológicos y bioquímicos que experimenta el cuerpo de la madre durante el embarazo permiten el desarrollo fetal, garantizan la protección del feto, preparan a la madre para el parto y compensan las necesidades que surgen como consecuencia. La edad materna, los embarazos múltiples, las enfermedades en curso y los factores genéticos, entre otros, pueden afectar la capacidad de la madre para adaptarse al embarazo, y este, a su vez, puede enmascarar o agravar las enfermedades preexistentes en mujeres que, gracias a los avances en medicina, son capaces de concebir al tiempo que padecen comorbilidades que dificultan la asistencia obstétrica o que las ponen en riesgo. Por tanto, los profesionales sanitarios deben conocer cuál es la fisiología normal en las embarazadas y, de esta manera, mejorar el resultado de estas pacientes. II. APARATO CIRCULATORIO En el embarazo, las adaptaciones cardiovasculares son significativas. Si bien es cierto que la mayoría de estas adaptaciones son toleradas por la madre, las cardiopatías concomitantes conllevan problemas serios. Por ejemplo, las enfermedades preexistentes que no toleran bien el aumento de la volemia o de la frecuencia cardíaca empeoran durante el embarazo. A. Volemia La volemia aumenta en un 10% hacia la semana 7 de gestación, continúa aumentando y se estabiliza, aproximadamente, hacia la semana 32. Este incremento es finalmente del 45% al 50% (1500-1600 mL, o 1200-1300 de volumen plasmático) comparado con el visto en pacientes sanas no embarazadas. Durante el embarazo, la volemia varía entre 73 y 96 mL/kg (en comparación con los valores registrados en no gestantes, que son cercanos a los 60 mL/kg), aumento que es mayor en caso de embarazo múltiple (por ejemplo, gemelos, trillizos, entre otros). La expansión del volumen plasmático garantiza una adecuada perfusión de los órganos vitales, incluida la unidad uteroplacentaria y el feto. Además, el agua corporal total aumenta a 6,5-8,5 L hacia el final de la gestación. El agua presente en el feto, la placenta y el líquido amniótico da cuenta de aproximadamente 3,5 L del agua corporal total. La reposición de la volemia con cristaloides disminuye la presión oncótica y aumenta el edema (incluido el edema pulmonar), de tal manera que se recomienda precaución, especialmente en los casos de preeclampsia. Esta expansión del volumen también permite el sangrado esperado durante el parto. De hecho, una embarazada puede perder alrededor de 2000 mL de sangre, antes de empezar a experimentar cambios en la frecuencia cardíaca y en la presión arterial. La presión oncótica depende, en gran medida, de la concentración de albúmina, que está disminuida en embarazadas, sobre todo si padecen preeclampsia. También hay un incremento de la masa eritrocitaria (20%-30%, o 300-400 mL), pero como esta aumenta en menor proporción con respecto al volumen plasmático, se produce hemodilución y disminución de la viscosidad sanguínea. Los cambios fisiológicos que experimentan las proteínas plasmáticas y los electrólitos durante el embarazo afectan directamente la osmolaridad y la presión hidrostática. En la Tabla 1-1 se muestran estos cambios. Tabla 1-1 Cambios en los parámetros séricos Proteínas plasmáticas Disminución de la concentración de albúmina por hemodilución (20%-40%) Disminución de la presión oncótica → Edema Disminución en la concentración total de calcio (aumento en la eliminación de calcio; sin cambios en el calcio iónico) Incremento de la concentración de globulinas α y β que facilita el transporte de carbohidratos y lípidos de la placenta al feto Aumento de la concentración de fibrinógeno (50%-80%) Incremento de la concentración de globulinas transportadoras → Disminución de la concentración de fármaco libre Hierro y electrólitos Disminución de la osmolaridad Disminución de la concentración de HCO3 - Disminución de la concentración de ferritina (30%) Incremento en la concentración de transferrina (70%) Disminución de la capacidad de transporte de hierro (15%) Lípidos plasmáticos Incremento de la concentración de colesterol, un precursor del estrógeno y de la progesterona (40%) Incremento en la concentración de fosfolípidos indispensables para el crecimiento (37%) B. Cambios anatómicos La posición del corazón cambia: este se desplaza hacia la cabeza y rota hacia la izquierda, a causa del crecimiento uterino y la elevación del diafragma. Las cuatro cavidades cardíacas aumentan de tamaño, en especial la aurícula y el ventrículo izquierdos, por el engrosamiento de sus paredes. Cerca del 90% de las embarazadas sanas presentan insuficiencia valvular pulmonar y tricuspídea leve, y más de un tercio de estas mujeres exhibe insuficiencia mitral insignificante. Tanto la función ventricular como la fracción de eyección del ventrículo izquierdo permanecen sin cambios. Del 90% al 95% de las pacientes presentan soplo sistólico, que no es patológico. Por su parte, el electrocardiograma puede mostrar ondas Q pequeñas, inversión de las ondas P y T (derivación III) y elevación del segmento ST. C. Presión arterial La presión arterial (PA) depende del gasto cardíaco (GC) y de la resistencia vascular sistémica (RVS). Hacia la semana 7 de gestación, la PA disminuye aproximadamente un 10%, alcanza su punto más bajo hacia la semana 28 del embarazo y regresa a sus valores pregestacionales al término. Esta caída en la PA se le atribuye a la vasodilatación sistémica causada por la progesterona. La PA varía dependiendo de la posición en que se encuentre la paciente (Figura 1-1). Tanto la presión sistólica como la diastólica aumentan por las contracciones uterinas, y hacia el período expulsivo se registra el máximo aumento de la presión. Figura 1-1. Efecto ortostático sobre la presión arterial. Siglas: PP: posparto. Reproducida con permiso de: Ueland K, Metcalfe J. Circulatory changes in pregnancy. Clin Obstet Gynecol.1975;18(3): 41-50. Copyright 1975 by Harper & Row, Publishers, Inc. D. Frecuencia cardíaca La frecuencia cardíaca de la madre aumenta desde la semana 5 de gestación y para el tercer trimestre de embarazo, esta es aproximadamente un 20% más alta con respecto a sus valores pregestacionales. E. Gasto cardíaco Hacia la semana 10 de gestación, el GC empieza a elevarse, y entre las semanas 25 y 30 alcanza su punto máximo, que corresponde a un 30% a 50% por encima de su valor normal (4-6 L/min). El volumen sistólico aumenta del 20% al 35%, lo que empieza desde la semana 5 y alcanza su punto máximohacia la semana 32, después de lo cual registra una leve caída hacia el término. La frecuencia cardíaca también aumenta el GC. Durante el parto, el GC se incrementa todavía más. Con cada contracción uterina se expulsan de 300 a 500 mL de sangre hacia la circulación materna, y esto, a su vez, aumenta el retorno venoso y el GC un 30% más. Inmediatamente después del parto y de la expulsión de la placenta (alumbramiento), se produce un aumento adicional del GC, debido a que grandes cantidades de líquido (500 mL) ingresan a la circulación central, gracias a la supresión del circuito placentario de baja resistencia, al alivio de la compresión de la vena cava inferior y a la movilización de líquido extravascular al espacio intravascular. De igual manera, pocas horas después del alumbramiento, se espera un aumento adicional en el GC; para mayor detalle, véase la sección G, más adelante. El GC disminuye de un 20% a un 25% si la embarazada está en posición supina. Lo anterior se debe a que el útero comprime la vena cava inferior y esto disminuye el retorno venoso, fenómeno que se conoce como síndrome de hipotensión supina, que se presenta en el 0,5% al 11,2% de las embarazadas. Este síndrome produce taquicardia, diaforesis, mareo leve, náuseas, vómitos, palidez y astenia. Las mujeres que no presentan este síndrome tienen un aumento compensatorio en el flujo colateral a través de los sistemas ácigos y paravertebral, que aumentan la precarga y mantienen la presión arterial. F. Resistencia vascular sistémica La disminución de la RVS comienza hacia la semana 5 de gestación (10%) y alcanza su punto más bajo, que corresponde, aproximadamente, a un 35% (980 dinas/s/cm-5) por debajo de su valor normal, entre las semanas 14 y 24. La vasodilatación y el circuito placentario de baja resistencia reducen la RVS. También se observa una caída en la resistencia vascular pulmonar, pero que no afecta la presión de la arteria pulmonar. Desde la semana 32 se registra un incremento progresivo de la RVS hasta que alcanza sus valores pregestacionales normales al término. En la Tabla 1-2 se describen los cambios fisiológicos cardiovasculares y hemodinámicos que experimentan las embarazadas en las diferentes semanas de gestación. Tabla 1-2 Cambios circulatorios vistos durante el embarazo Variables Sem 5 Sem 12 Sem 20 Sem 24 Sem 32 Sem 38 FC ↑ <5% 11%-15% 11%-15% 11%-15% 16%-20% 16%-20% PAS ↓ - ↓<5% ↓ <5% - ↑ <5% ↑ 6%-10% PAD - ↓ <5% ↓ 6%-10% ↓ 5% - ↑ 6%-10% VS ↑ 5% 21%-30% >30% >30% 21%-30% 21%-30% GC ↑ 6%-10% >30% >40% >40% >40% >40% RVS ↓ 6%-10% 21%-30% >30% >30% >30% 21%-30% FEW ↑ 5% 6%-10% 6%-10% 6%-10% 5% 5% Siglas: FC: frecuencia cardíaca; FEVI: fracción de eyección del ventrículo izquierdo; GC: gasto cardíaco; PAD: presión arterial diastólica; PAS: presión arterial sistólica; RVS: resistencia vascular sistémica; Sem: semanas; VS: volumen sistólico. G. Cambios hemodinámicos producidos por el parto Cada contracción uterina devuelve entre 300 y 500 mL de sangre a la circulación central, y esto aumenta, en consecuencia, el GC. Este incremento del retorno venoso causado por las contracciones produce bradicardia materna transitoria. Durante el período expulsivo, el pujo aumenta el GC más del 50%. También debe tenerse en cuenta que la frecuencia cardíaca varía de acuerdo con la posición de la madre, la intensidad del dolor y las características propias de las contracciones uterinas de la gestante. Aproximadamente 8 segundos antes de que ocurran las contracciones, se produce un incremento en la PAD y en la PAS, causado por el aumento del GC. Estos cambios son menos drásticos cuando la paciente se encuentra en decúbito lateral izquierdo. Durante las contracciones, el consumo de oxígeno aumenta hasta tres veces su valor normal. En el puerperio inmediato, el GC aumenta del 60% al 80% y luego se estabiliza en la primera hora posparto. Lo anterior ocurre por un fenómeno de autotransfusión: el volumen sanguíneo uterino disminuye y el útero deja de comprimir la vena cava. Durante el puerperio se produce un incremento de la diuresis, que inicia entre los días 2 y 5 y que permite la eliminación de los líquidos sobrantes acumulados durante el embarazo. Si la diuresis es insuficiente, llevará a edema pulmonar agudo e hipertensión. III. APARATO RESPIRATORIO Durante el embarazo, la hiperemia, el edema y la hipersecreción glandular que tienen lugar en las vías respiratorias altas aumentan la congestión nasal, la rinitis y la epistaxis. La congestión y el edema dificultan la respiración, obstruyen el flujo aéreo y hacen más difícil la intubación (Capítulo 2). La función pulmonar cambia por acción de las hormonas y por los cambios físicos y mecánicos producidos por el crecimiento uterino. El volumen corriente y la ventilación por minuto aumentan. La capacidad residual funcional empieza a disminuir entre las semanas 16 y 24 de gestación, y este descenso continúa hasta el término. La espirometría no muestra cambios en el volumen espiratorio forzado en el primer segundo o en su relación con la capacidad vital funcional. Tampoco se registran cambios en la resistencia al flujo espiratorio (Tabla 1-3). Tabla 1-3 Cambios en los volúmenes pulmonares Capacidad pulmonar total Disminución de 200-400 mL (-4%) Capacidad residual funcional Disminución de 300-500 mL (-17% a -20%) Volumen espiratorio de reserva Disminución de 100-300 mL (-5% a -15%) Volumen residual Disminución de 200-300 mL (-20% a -25%) Capacidad inspiratoria Aumento de 100-300 mL (5% a 10%) Capacidad vital Sin cambios Volumen corriente Aumento ≈ 150 mL (33%) La ventilación por minuto es igual al volumen corriente multiplicado por la frecuencia respiratoria. La frecuencia respiratoria aumenta poco, si lo hace, y gran parte del cambio en la ventilación por minuto (30%-50%) se debe a un incremento en el volumen corriente, que llega a 600 mL aproximadamente. La relación entre el espacio muerto y el volumen corriente cambia por el aumento del espacio muerto alveolar no anatómico, aunque se desconoce su mecanismo. El incremento de la ventilación por minuto produce alcalosis respiratoria. La Paco2 disminuye y su valor normal durante el embarazo oscila entre 28 y 32 mm Hg (3,8-4,3 kPa). Los valores que en el rango pregestacional son considerados como normales (≈40 mm Hg), en el embarazo son indicativos de falla ventilatoria. El aumento de la Paco2 materna también reduce la transferencia de CO2 desde el feto hacia la madre, pues el gradiente transplacentario de CO2 se estrecha, y esto produce acidemia fetal. Normalmente, el pH fetal está 0,1 unidades por debajo del pH materno (Tabla 1-4). La compensación renal de la alcalosis respiratoria crónica disminuye la concentración de bicarbonato (18 a 21 mEq/L). Del 60% al 70% de las embarazadas sanas presentan disnea durante el embarazo. Tabla 1-4 Valores de gasometría arterial en pacientes no gestantes y en embarazadas Pregestacional 1.er trimestre 3.er trimestre pH 7,35-7,45 7,42-7,46 7,44 Pao2, mm Hg 90-100 (12-13,3 kPa) 106 (14,13 kPa) 101-104 (13,46-13,86 kPa) Paco2, mm Hg 35-45 (4,66-6,0 kPa) 28-29 (3,73-3,87 kPa) 27-32 (3,6-4,27 kPa) HCO3, mEq/L 22-26 (22-26 mmol/L) 18 (18 mmol/L) 18-21 (18-21 mmol/L) Dos terceras partes del aumento que presenta el consumo de oxígeno (de 30 a 50 mL/min) están destinadas a cumplir con las demandas de oxígeno adicionales de la madre (en especial las renales) y el tercio restante, las de la placenta y el feto. La asociación de un mayor consumo de oxígeno y una menor capacidad residual funcional hace que la embarazada sea propensa al desarrollo de hipoxemia durante los períodos de apnea y los intentos de intubación endotraqueal. IV. APARATO RENAL Los sistemas colectores se dilatan desde el primer trimestre; m ás adelante, el crecimiento del útero también favorece este cambio. El grado de dilatación de las vías urinarias es mayor a la derecha que a la izquierda, lo que se debe, posiblemente, a la rotación hacia la derecha que experimenta el útero. La compresióndel uréter produce estasis urinaria, que expone a la embarazada a infecciones, nefrolitiasis y pielonefritis. El aumento del flujo sanguíneo renal (del 35% al 60%) produce cambios en la función renal que, a su vez, incrementan de un 40% a un 50% la velocidad de filtración glomerular, que alcanza un punto máximo de ≈180 mL/min. Durante el embarazo, la creatinina normal corresponde a la mitad de su valor normal pregestacional; por tanto, una concentración >0,8 mg/dL (70,72 μmol/L) es indicativa de disfunción renal. Es frecuente que la embarazada presente glucosuria por el aumento de la velocidad de filtración glomerular y por la reabsorción alterada de glucosa en el asa de Henle y en el túbulo colector, aunque esto no necesariamente es sugestivo de diabetes. V. APARATO GASTROINTESTINAL El agrandamiento del útero también produce compresión gástrica extrínseca, lo que, asociado a la hipotonía del esfínter esofágico inferior, aumenta la acidez gástrica y el reflujo. Por tanto, en la embarazada, el riesgo de aspiración es alto durante procedimientos tales como la inducción de la anestesia o la intubación endotraqueal. De igual manera, las pruebas funcionales hepáticas habituales también cambian a causa del embarazo (Tabla 1-5). Tabla 1-5 Cambios en las pruebas funcionales hepáticas Aspartato transaminasa Normal/disminuida* Alanina transaminasa Normal/disminuida* γ-glutamil transferasa Normal/disminuida* Tiempo de protrombina Sin cambios Lactato deshidrogenasa Sin cambios Albúmina/proteínas Disminuidas Concentración sérica de fosfatasa alcalina Aumentada† Bilirrubinemia Sin cambios *Usualmente aumenta en los primeros 2 a 5 días posparto. †La fosfatasa alcalina también es producida por la placenta. VI. SISTEMA HEMATOLÓGICO La masa eritrocitaria aumenta aproximadamente un 30%, al igual que el número de leucocitos, que se eleva de 5000/ μL a 12 000/μL y alcanza valores entre los 20 000/ μL y los 30 000/ μL durante el parto y el puerperio. El número de plaquetas disminuye por el efecto dilucional inicial y por el aumento del consumo. Otros cambios observados son el incremento de los factores XII, X, IX, VII y VIII, de los factores de Von Willebrand y del fibrinógeno, así como la disminución del factor XI y de la proteína S. Todo esto predispone a la aparición de trombosis durante el embarazo y el puerperio (Capítulo 6). Puntos clave Todos los aparatos y sistemas maternos experimentan cambios fisiológicos durante el embarazo, que varían en importancia de acuerdo con el trimestre y las características de la madre. El reconocimiento de los cambios fisiológicos normales que tienen lugar durante el embarazo le permitirá al médico anticipar y predecir las posibles complicaciones que surjan durante la atención de las pacientes embarazadas en estado crítico. Lecturas recomendadas 1. Norwitz ER, Robinson JN. Pregnancy-induced physiologic alterations. In: Belfort M, Saade GR, Foley MR, Phelan JP, Dildy GA, eds. Critical Care Obstetrics. 5th ed. Hoboken, NJ: Wiley-Blackwell; 2010:30-47. 2. Bellomo R, Uchino S. Cardiovascular monitoring tools: use and misuse. Curr Opin Crit Care. 2003;9:225-229. 3. Brown MA, Gallery EDM. Volume homeostasis in normal pregnancy and pre-eclampsia: physiology and clinical implications. Baillieres Clin Obstet Gynaecol. 1994;8(2):287-310. 4. Carlin A, Alfiervic Z. Physiological changes of pregnancy and monitoring. Best Pract Res Clin Obstet Gynaecol. 2008;22:801-823. 5. Clark SL, Cotton DB, Lee W, et al. Central hemodynamic assessment of normal term pregnancy. Am J Obstet Gynecol. 1989;161:1439- ¬1442. 6. Hegewald M, Crapo R. Respiratory physiology in pregnancy. Clin Chest Med. 2011;32:1-13. 7. Hill C, Pickinpaugh J. Physiologic changes in pregnancy. Surg Clin North Am. 2008;88:391-401. 8. Mabie WC, DiSessa TG, Crocker LG, Sibai BM, Arheart KL. A longitudinal study of cardiac output in normal human pregnancy. Am J Obstet Gynecol. 1994;170(3):849-856. 9. Moutquin JM, Rainville C, Giroux L, et al. A prospective study of blood pressure in pregnancy: prediction of preeclampsia. Am J Obstet Gynecol. 1985;151:191-196. 10. Ouzounian J, Elkayam U. Physiologic changes during normal pregnancy and delivery. Cardiol Clin. 2012;30:317-329. 11. Robson SC, Hunter S, Boys RJ, Dunlop W. Serial study of factors influencing changes in cardiac output during human pregnancy. Am J Physiol. 1989;256:H1060-H1065. 12. Trogersen K, Curran C. A systematic approach to the physiologic adaptations of pregnancy. Crit Care Nurs Q. 2006;29:2-19. 13. Whittaker PG, MacPhail S, Lind T. Serial hematologic changes and pregnancy outcome. Obstet Gynecol. 1996;88:33-39. 14. Williams D. Renal disorders. In: James DK, Steer PJ, Weiner CP, Gonik B, eds. High Risk Pregnancy Management Options. 3rd ed. Philadelphia, PA: Elsevier Saunders; 2006:1098-1124. Capítulo 2 MANEJO DE LA VÍA RESPIRATORIA EN LA EMBARAZADA Objetivos Conocer cuáles son los cambios que experimentan las vías respiratorias durante el embarazo. Describir los factores que afectan las vías respiratorias de la embarazada. Describir las intervenciones para el tratamiento de los problemas que afectan las vías respiratorias. Caso Mujer de 34 años, multigesta, secundípara de 36 semanas de gestación, con antecedente de asma, que llega a urgencias por un cuadro clínico de dificultad respiratoria progresiva y sibilancias de 24 horas de evolución. Se le administran tres nebulizaciones de salbutamol-ipratropio, una dosis de sulfato de magnesio intravenoso (IV) y metilprednisolona, e ingresa al servicio de obstetricia. Durante la exploración física, la paciente presenta disnea y es incapaz de finalizar las oraciones. Sus signos vitales son: presión arterial, 117/63 mm Hg; frecuencia cardíaca, 115 latidos/min; frecuencia respiratoria, 28 respiraciones/min; y temperatura oral, 37,2 ºC (98,9 ºF). La saturación de oxígeno es del 94% con 4 L de oxígeno/min por cánula nasal. La exploración también muestra hipoventilación, sibilancias escasas y taquicardia sinusal con frecuencia y ritmo regulares. No hay ingurgitación yugular ni edema de miembros inferiores. Los resultados de la gasometría arterial con administración de oxígeno son: pH, 7,37; Pco2, 42 mm Hg; y Po2, 74 mm Hg. Luego del inicio de la ventilación mecánica no invasiva con presión positiva y máscara facial completa, se repite la gasometría arterial, que arroja los siguientes resultados: pH, 7,34; Pco2, 48 mm Hg; y Po2, 73 mm Hg. – ¿La paciente debe ser intubada? – De ser así, ¿cuáles serían los medicamentos más indicados para esto? I. INTRODUCCIÓN Aunque la mayoría de los embarazos no presentan complicaciones, en un grupo minoritario de mujeres se necesitan intervenciones de la vía aérea, ya sea para anestesia general o para manejo respiratorio. Los cambios anatómicos y fisiológicos gestacionales dificultan asegurar la vía aérea. La información al respecto indica que hasta un 5,7% de las intubaciones son difíciles y que hasta un 0,4% son fallidas. La tasa de intubaciones fallidas en embarazadas es de 8 a 10 veces más alta que en mujeres no gestantes. Esto implica, en promedio, 1 muerte por cada 90 intubaciones fallidas, una tasa de mortalidad materna iatrogénica más alta de lo habitual, a causa de las complicaciones respiratorias. Las intubaciones fallidas además incrementan el riesgo de hipoxemia y de aspiración de contenido gástrico, también causantes de muerte. Por lo anterior, prepararse adecuadamente para manejar la vía aérea puede evitar la morbimortalidad materna. El manejo adecuado de la vía aérea es clave para la correcta atención de las pacientes y exige una serie de destrezas y conocimientos encaminada a la disminución del riesgo de complicaciones maternofetales. Su principal objetivo es mantener la permeabilidad y permitir así el intercambio gaseoso. Las diferencias anatómicas y fisiológicas propias del embarazo sumadas a las características particulares de los cuidados críticos y obstétricos exigen conocimientos específicos necesarios parala atención simultánea de la madre y el feto. La tasa de intubaciones fallidas en embarazadas es de 8 a 10 veces más alta que en mujeres no gestantes. Varios estudios realizados sobre la mortalidad materna asociada a la anestesia resaltan la importancia del manejo de la vía aérea en la paciente obstétrica. El uso de anestesia general en cesáreas (la cirugía más común en el embarazo) dobla o triplica el riesgo de mortalidad materna comparado con el uso de anestesia regional. Cerca del 50% de estas muertes son atribuidas a complicaciones respiratorias tales como aspiración, intubación difícil, mala ventilación e insuficiencia respiratoria. El riesgo de muerte materna por anestesia es aproximadamente 1000 veces más alto en países de bajos y medianos ingresos que en países de altos ingresos (1,2 por cada 1000 y 1,2 por cada millón, respectivamente). Por tanto, es fundamental contar con un anestesiólogo experto durante la atención de pacientes embarazadas con una posible vía aérea difícil. Estas pacientes requieren seguimiento y control permanentes y la unidad debe tener listo el equipo necesario para asegurar una vía aérea. El manejo avanzado de la vía aérea durante la reanimación cardiopulmonar debe estar a cargo de personal experimentado. La intubación fallida es la causa más común de mortalidad materna asociada a la anestesia, seguida en frecuencia por la aspiración pulmonar. II. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA La demanda de oxígeno de la embarazada aumenta como consecuencia de la mayor demanda metabólica general (por el feto y la placenta) y por el incremento del trabajo respiratorio para responder a esta demanda. Es decir, el consumo de oxígeno aumenta un 20% y la ventilación por minuto, un 14%. El crecimiento del útero empuja el diafragma hacia la cavidad torácica y esto disminuye la capacidad residual funcional, que disminuye aún más si la paciente está en posición supina. Los cambios anatómicos gestacionales son: aumento de peso por el embarazo, aumento de tamaño de las mamas, retención de líquidos (en especial, edema de las mucosas, que, a su vez, produce edema de las vías respiratorias altas) y congestión capilar; todo esto hace que las mucosas sean más friables. El aumento de tamaño del abdomen eleva el diafragma y altera la alineación anatómica normal de las vías respiratorias altas. Además, el aumento de las mamas presiona el tórax superior y el cuello, lo que altera aún más la anatomía de las vías respiratorias y disminuye la distensibilidad de la pared torácica. Algunos de estos problemas se resuelven posicionando correctamente a la paciente. Los cambios fisiológicos gestacionales (disminución de la capacidad funcional residual, aumento de la demanda de oxígeno y disminución de la distensibilidad de la pared torácica) reducen la reserva de oxígeno. Durante los períodos de hipoventilación o apnea, la paciente embarazada desatura más rápidamente que las mujeres no gestantes. Además, la presión ejercida por el contenido abdominal comprime los pulmones y hace que la pequeña vía aérea se cierre cuando la paciente está en posición supina; esto produce una alteración de la relación ventilación-perfusión, que empeora la hipoxemia. El edema gestacional es causado por hipoproteinemia y disminución de la presión oncótica, alta concentración de estrógenos, hipervolemia y alta concentración de oxitocina (que produce un efecto antidiurético y retención de líquidos). Aparte del aumento de peso por el embarazo, hay edema de la lengua, de la faringe, de las cuerdas vocales, del cartílago aritenoides y de la glotis, que durante el parto empeora por la infusión de oxitocina, la posición de Trendelenburg o las maniobras de Valsalva. Cualquier infección de las vías respiratorias altas exacerba el edema y produce obstrucción de estas vías durante la inducción de anestesia o la reanimación. Los cambios evolutivos que tienen lugar durante el embarazo afectan el puntaje en la escala de Mallampati (Figura 2-1); este se obtiene a partir del cálculo de la relación entre la base de la lengua y las estructuras orofaríngeas que son visualizadas con la protrusión de la lengua. En vista del edema de las vías respiratorias y del estrechamiento de la glotis, se recomienda el uso de tubos endotraqueales de tamaño más pequeño (6-7 mm). Figura 2-1. Escala de Mallampati. Grado I: visualización total del velo del paladar; grado II: visualización total de la úvula; grado III: visualización de la base de la úvula; grado IV: el velo del paladar no es visible. Reproducida con permiso de: Madden MA (editor). Pediatric Fundamental Critical Care Support. 2.a edición. Mount Prospect, IL: Society of Critical Care Medicine; 2013. Copyright © 2013 the Society of Critical Care Medicine. Hay otro tipo de problemas respiratorios y hemodinámicos que se presentan cuando la paciente embarazada es puesta en posición supina, la posición que generalmente se utiliza para la intubación: 1. Efectos hemodinámicos: la posición supina comprime la vena cava y reduce el retorno venoso; esto disminuye significativamente el gasto cardíaco en ambos lados del corazón. La compresión de la aorta reduce el flujo sanguíneo uterino, que, a su vez, produce síndrome de hipotensión supina y, posiblemente, síncope y bradicardia. 2. Riesgo de aspiración: la pérdida del tono o la alteración anatómica del esfínter gastroesofágico y la disminución de la motilidad gastrointestinal aumentan el riesgo de aspiración del contenido gástrico en todas las embarazadas. La posición supina exacerba el riesgo de regurgitación. 3. Empeoramiento de la oxigenación: todos los cambios respiratorios fisiológicos gestacionales se exacerban con la posición supina y pueden producir desaturación sintomática e hipoxemia. La disminución del retorno venoso al corazón reduce la saturación venosa mixta de oxígeno e incrementa la diferencia alveoloarterial de oxígeno. III. VALORACIÓN DE LAS VÍAS RESPIRATORIAS La anticipación y la preparación frente a potenciales problemas son fundamentales en el manejo de la vía aérea de la embarazada. Sin embargo, pese a la exploración inicial, no siempre es posible identificar estos problemas antes de llevar a cabo la intubación. En consecuencia, se hace necesario contar con protocolos asistenciales para afrontar los casos difíciles y obtener así mejores resultados. Por tanto, todas las embarazadas con riesgo de ser llevadas a cesárea requieren una valoración preliminar para el manejo de la vía aérea (Tabla 2-1). Esto ayudará al anestesiólogo para formular las recomendaciones correspondientes y para tener listo un plan de manejo, en caso de ser necesario. Los factores de riesgo de mayor valor pronóstico de intubación difícil o fallida son: cuello corto (muy frecuente en pacientes obesas), retracción de la mandíbula y protrusión de los incisivos inferiores. Pese a que el edema facial y de la lengua son predictores de edema laríngeo, no dificultan la intubación. Sin embargo, cabe mencionar que más de tres laringoscopias fallidas producen edema y lesión de los tejidos orofaríngeos, que provocan intubación difícil. Evaluar la vía aérea en toda paciente embarazada que pueda estar en riesgo de ser llevada a cesárea. Tabla 2-1 Valoración de las vías respiratorias Valoración de las vías respiratorias Precaución Longitud y grosor del cuello Cuello corto y grueso Protrusión de los incisivos inferiores Retracción Distancia entre incisivos <3 cm Distancia tiromentoniana <6 cm Amplitud de movimiento atlantooccipital No puede tocar el tórax con la barbilla o no puede hacer extensión Posición de la mandíbula en reposo Retracción Protrusión de la mandíbula Grado B o C Escala de Mallampati Grado III o IV Grado de laringoscopia Grado III o IV Existen diferentes pasos prácticos que pueden implementarse a pie de cama para evaluar la vía aérea. Para evaluar el esfuerzo respiratorio espontáneo, el médico deberá observar, escuchar y sentir si no hay flujo de aire o si este es mínimo. La permeabilidad de las vías respiratorias se puede estimar con la mediciónde la distancia tiromentoniana con la boca abierta (<6 cm es indicativo de intubación sumamente difícil), la extensión atlantooccipital y la capacidad para protruir la mandíbula (prueba de protrusión de la mandíbula) (Figura 2-2). Figura 2-2. Prueba de protrusión de la mandíbula. El examen laringoscópico de Cormack y Lehane usa 4 grados para clasificar la relación entre la visualización de la glotis y la dificultad para intubar (Figura 2-3). Según esta clasificación, una vía aérea grado 3 (se alcanza a ver la epiglotis, pero no la glotis) es relativamente frecuente en embarazadas y está asociada a intubación difícil (Tabla 2-1). Figura 2-3. Grados de intubación difícil según la escala de Cormack-Lehane. Reproducida con permiso de: Madden MA (editor). Pediatric Fundamental Critical Care Support. 2.a edición. Mount Prospect, IL: Society of Critical Care Medicine; 2013. Copyright © 2013 the Society of Critical Care Medicine. También es importante la clasificación de la paciente en la escala de Mallampati (Figura 2-1). A mayor clasificación, menor será la visualización de la conexión entre el velo y la bóveda del paladar; por tanto, mayor será el grado de dificultad esperado para la laringoscopia y la intubación. Aunque ninguna medición aislada tiene un valor pronóstico alto, dos o más mediciones anormales permiten predecir si una intubación será difícil. En un estudio realizado en pacientes embarazadas, los investigadores analizaron 5 métodos clínicos para pronosticar vías aéreas difíciles (escala de Mallampati, distancia esternomentoniana, distancia tiromentoniana, distancia entre incisivos y extensión atlantooccipital) y, luego, compararon los resultados con los obtenidos en la escala de Cormack-Lehane. Un resultado positivo de cualquiera de estas pruebas mostr ó una sensibilidad de 0,21, una especificidad de 0,92, un valor predictivo positivo de 0,15 y un valor predictivo negativo de 0,95 para la escala de Cormack-Lehane, indicativos de intubación difícil. Lo anterior sugiere que un 79% de las pacientes con potenciales complicaciones de la vía aérea no serán detectadas usando estas pruebas. Una revisión de las intubaciones fallidas en pacientes obstétricas confirmó estos resultados y encontró que estas pruebas solo pronosticaban un tercio del total de las posibles vías aéreas difíciles. Con esto no se pretende restar valor a la exploración clínica, pero sí recordar las limitantes que tiene. No obstante, antes del parto o de una cirugía, se debe evaluar la vía aérea de toda paciente. En resumen, la población de pacientes obstétricas presenta un riesgo de intubación fallida aproximadamente 8 a 10 veces más alto y una incidencia de mortalidad por intubación fallida 13 veces más alta con respecto a otras poblaciones de pacientes (con una incidencia del 0,4%). Los factores de riesgo de mayor valor pronóstico de intubación fallida son: cuello corto (muy frecuente en pacientes obesas), retracción de la mandíbula y protrusión de los incisivos inferiores. Pese a que el edema facial y de la lengua son pronósticos de edema laríngeo, no dificultan la intubación. La revisión bibliográfica mencionada proviene de la experiencia de los anestesiólogos y es de esperarse que los profesionales con poca experiencia afronten mayores problemas con el manejo de la vía aérea. IV. MANEJO DE LA VÍA RESPIRATORIA DIFÍCIL EN EMBARAZADAS La toma de medidas preventivas es clave y la mejor forma de evitar los accidentes con la vía aérea es evitando su manipulación. Por tanto, para cirugías, se prefiere el bloqueo central sobre la anestesia general. Incluso en pacientes obesas embarazadas es posible utilizar técnicas de bloqueo central, como la anestesia raquídea o epidural. Antes de usar cualquiera de estas técnicas, es necesario corregir la coagulopatía o la trombocitopenia (número de plaquetas <80 000/ μL), para evitar la formación de hematomas raquídeos o epidurales. En las mujeres con pronóstico de intubación difícil y con una probabilidad alta de parto por cesárea, la inserción temprana de un catéter epidural para iniciar el trabajo de parto es una medida que puede evitar la necesidad de anestesia general. Si se requiere anestesia general para una cirugía, con pronóstico de vía aérea difícil, existen varias técnicas de ayuda en estos casos, como la intubación con fibrobroncoscopio en paciente despierta, la videolaringoscopia o, si es una urgencia, el uso de dispositivos supraglóticos tales como una mascarilla laríngea. En ciertas situaciones, es necesario obtener un acceso quirúrgico de urgencias, ya sea cricotiroidotomía o traqueotomía. En las Figuras 2-4 y 2-5 se muestran los algoritmos de manejo propuestos por la Obstetric Anaesthetists’ Association y la Difficult Airway Society para el abordaje de dos situaciones. Figura 2-4. Manejo de la intubación fallida en una paciente obstétrica. Reproducida con permiso de: Mushambi MC, Kinsella SM, Popat M, et al. Obstetric Anaesthetists Association and Difficult Airway Society guidelines for the management of difficult and failed tracheal intubation in obstetrics. Anaesthesia. 2015;70(11):1286-1306. Copyright © 2015 Mushambi MC, et al. Figura 2-5. Manejo de la intubación y la oxigenación fallidas en una paciente obstétrica. Reproducida con permiso de: Mushambi MC, Kinsella SM, Popat M, et al. Obstetric Anaesthetists Association and Difficult Airway Society guidelines for the management of difficult and failed tracheal intubation in obstetrics. Anaesthesia. 2015;70(11):1286-1306. Copyright © 2015 Mushambi MC, et al. A. Disminución del riesgo de aspiración El embarazo incrementa el riesgo de aspiración, que es mayor si la paciente está en posición supina o ha recibido opioides o sedantes. No establecer una vía respiratoria definitiva aboca al uso de ventilación manual con bolsa y mascarilla, que produce distensión gástrica y eleva aún más el riesgo de aspiración. Por tanto, no debe usarse ventilación con mascarilla para la inducción de la anestesia general en la paciente obstétrica. El riesgo de aspiración aumenta porque la presión del esfínter esofágico disminuye, el volumen gástrico es alto y el vaciamiento gástrico es más lento, especialmente durante el trabajo de parto. La probabilidad de muerte por aspiración es hasta 7 veces más alta en embarazadas que en población no gestante. Sin embargo, el riesgo puede reducirse si la paciente asume la posición correcta (desplazamiento uterino a la izquierda y posición de Trendelenburg invertida, en 20 ° a 30 °), ayuno de 6 a 8 horas (se permiten líquidos transparentes) y si es premedicada con antiácidos (como el citrato de sodio) y, en ciertos casos, con antagonistas de los receptores de H2. B. Preoxigenación La disminución de la capacidad residual funcional durante el embarazo, el aumento de la demanda de oxígeno por parte del organismo y la menor distensibilidad de la pared torácica hacen que la embarazada tenga poca reserva para evitar la desaturación, y si se torna apneica, rápidamente evolucionará a hipoxemia. En intervenciones quirúrgicas programadas, será necesario preoxigenar a la paciente con oxígeno al 100% mediante mascarilla ajustada, durante 2 a 3 minutos de respiración espontánea. Se debe evitar la ventilación con presión positiva con bolsa y mascarilla, pues produce distensión gástrica e incrementa el riesgo de aspiración. La paciente debe recibir oxígeno por cánula nasal para oxigenación pasiva mientras se intenta la intubación, incluso si se encuentra en intubación. Si se trata de una urgencia, se puede acortar el período de preoxigenación haciendo que la paciente tome 8 respiraciones profundas durante 1 minuto y con ayuda de una mascarilla con reservorio. C. Intubación de secuencia rápida Para iniciar la anestesia general en una embarazada en la que no se prevé una vía aérea difícil, se administra un fármaco de inducción (por ejemplo, tiopental o propofol) y un bloqueador neuromuscular, aunque esto impide que la paciente respire espontáneamente si la intubación es fallida. Luego, durantela intubación de secuencia rápida, un auxiliar aplica presión sobre el cricoides para impedir la regurgitación de contenido gástrico, aunque esta ya no es una técnica muy empleada. D. Medicamentos La finalidad de los medicamentos es proporcionar a la paciente la analgesia, la anestesia, la amnesia y la sedación necesarias, sin afectar la estabilidad cardiorrespiratoria, antes de la intubación, y sin perder el impulso respiratorio espontáneo. Para la sedación se utilizan medicamentos reversibles, de acción rápida y de corta duración, mientras que para iniciar la anestesia general se requiere un efecto más profundo. No hay un solo medicamento que reúna todas las características ideales, por lo que deben tenerse en cuenta más medicamentos para una anestesia balanceada (Tabla 2-2). Para la elección del medicamento y su dosificación se tiene en cuenta el estado del volumen intravascular y de la función cardíaca de la paciente. La mayoría de estos fármacos inducen hipotensión y los médicos deben estar alerta para tratarla, ya sea con bolos líquidos o vasopresores. La placenta no impide que el feto se vea afectado transitoriamente por el efecto de los sedantes o de los anestésicos (menos por los bloqueadores neuromusculares, que no atraviesan la placenta). Esto cobra importancia si el parto se presenta poco después de la administración de estos medicamentos. La inmadurez del metabolismo y del proceso de eliminación del fármaco del neonato puede prolongar el efecto; en consecuencia, será necesario estar listos ante una eventual reanimación neonatal. Tabla 2-2 Medicamentos que facilitan la intubación endotraqueal en embarazadas Medicamento Dosis Beneficios Precauciones Pretratamiento Fentanilo 0,5-2 μg/kg en bolo IV, cada cierto tiempo (minutos); ajustar la dosis para efecto analgésico Rápido inicio de acción; de acción corta; reversible con naloxona La administración rápida produce rigidez de la pared torácica; depresión respiratoria; no inhibe la conciencia de la paciente; atraviesa la placenta y las dosis altas producen depresión respiratoria neonatal Glicopirrolato IM: 4 μg/kg, con administración de opioide preanestésico o sedante Inicio de acción según administración: IM: 15-30 min IV: en pocos minutos Produce somnolencia y visión borrosa Lidocaína tópica al 2%-4% 4 mL de lidocaína atomizada aplicada en la lengua y en la faringe Acción tópica, usada para intubación en paciente despierta; No exceda la dosis máxima de 4 mg/kg; su absorción produce efectos secundarios generalizados inicio de acción: 3-5 min Dexmedetomidina IV: infusión de carga de 1 μg/kg durante 10 min, seguida por infusión de mantenimiento de 0,7 μg/kg/h, hasta fijar el tubo endotraqueal Rápido inicio de acción; no produce depresión respiratoria Produce disminución del tono simpático, hipotensión y bradicardia Midazolam 0,1-0,3 mg/kg en bolo, en dosis ajustada cada cierto tiempo (minutos) para sedación Produce amnesia; rápido inicio de acción; de acción corta; reversible con flumazenilo Combinado con opioides produce depresión respiratoria; no proporciona analgesia; atraviesa la placenta y las dosis altas producen depresión respiratoria neonatal Inducción Propofol 1-2 mg/kg en bolo IV Rápido inicio; de acción corta; produce amnesia; su efecto desaparece con la suspensión definitiva de la administración Hipotensión grave en pacientes con hipovolemia; no proporciona analgesia; produce depresión respiratoria Etomidato Dosis única de 0,1-0,3 mg/kg en bolo IV Produce hipnosis; de elección en traumatismo craneal; no produce efectos adversos cardiovasculares Induce mioclonía y trismo leve (que requiere preanestesia con 50 μg de fentanilo); no hay medicamento que revierta su efecto; inhibición suprarrenal pasajera Paralizantes Succinilcolina 1-1,5 mg/kg en bolo IV 2-3 min para el inicio de acción; duración total de 4-6 min Hiperpotasemia; hipertermia maligna Rocuronio 0,45-0,6 mg/kg en bolo IV Inicio de acción en 1 min; duración total de la acción ≈45 min; reversión con sugammadex El efecto se prolonga en pacientes con hepatopatía Cisatracurio 0,15-0,2 mg/kg en bolo IV Inicio de acción en 1- 2 min; duración ≈45 min; reversión con sugammadex Produce bradicardia; generalmente es bien tolerado IM: intramuscular; IV: intravenoso. E. Intubación nasal A causa del embarazo las mucosas se tornan friables y se produce congestión capilar. Por tanto, para minimizar el riesgo de hemorragia en estas pacientes, no se recomienda la intubación nasotraqueal. F. Intubación endotraqueal de pacientes embarazadas La laringoscopia directa con intubación orotraqueal es el principal método de intubación traqueal en embarazadas. El tubo endotraqueal debe ser pequeño (por ejemplo, 7,0 mm) para minimizar el traumatismo de las vías respiratorias y maximizar el chance de intubación exitosa. La videolaringoscopia es una alternativa para orientar la laringoscopia y es el método de elección en un gran número de casos. A continuación, se describen los pasos para realizar la intubación: 1. Verifique que cuenta con el equipo necesario para llevar a cabo la intubación y que este funciona correctamente (oxígeno, aspiración, laringoscopios y tubos endotraqueales, dispositivos complementarios y de rescate). Examine la vía aérea de la paciente. Si está despierta y consciente, explíquele el proceso y obtenga su consentimiento y cooperación. 2. Prepárese ante el riesgo de aspiración. 3. Verifique que la posición de la paciente es la correcta. 4. Preoxigene. 5. Proporcione la analgesia, la sedación, la amnesia y el bloqueo neuromuscular necesarios para que el procedimiento sea seguro (Tabla 2-2). Tenga en cuenta que, según el caso, la intubación puede llevarse a cabo con la paciente despierta y usando anestesia tópica, que tiene la ventaja de conservar la respiración espontánea. 6. Inserte el laringoscopio y visualice la glotis. Introduzca el tubo endotraqueal a través de las cuerdas vocales manteniendo la visualización directa. Retire el laringoscopio, insufle el manguito del tubo y mediante auscultación o capnografía verifique que está en la posición correcta. Asegure el tubo. 7. Si el primer intento es fallido, cambie la posición de la cabeza de la paciente, regule o elimine la presión cricoidea, inserte una guía o inserte el tubo flexionándolo alrededor de una guía ya posicionada. 8. No deben llevarse a cabo más de 2 o 3 intentos antes de probar otras técnicas para el abordaje de la vía aérea. Los múltiples intentos producen edema periglótico, que, en consecuencia, dificulta la ventilación con mascarilla. 9. Si la intubación es fallida, debe determinarse inmediatamente si todavía es posible ventilar a la paciente. En caso de que no se pueda intubar, pero sí ventilar, use bolsa y mascarilla para mantener la oxigenación y la ventilación. Si el objetivo era administrar anestesia general, será necesario decidir rápidamente entre despertar a la paciente o llevar a cabo la cirugía. Continúe la ventilación con bolsa- mascarilla si la paciente fue intubada por insuficiencia respiratoria o paro cardíaco. En estos casos, la posibilidad de distensión gástrica causada por este tipo de ventilación pasa a un segundo plano, ante el riesgo inminente de hipoxemia profunda. 10. Si la intubación y la ventilación con bolsa-mascarilla son fallidas y si la paciente no puede respirar por sí misma, deberá insertarse un dispositivo supraglótico. Si con esto no se logra la ventilación de la paciente, será necesario recurrir a un acceso quirúrgico, ya sea mediante cricotiroidotomía (con bisturí, aguja o cánula) o traqueostomía percutánea. En caso de conocimiento previo de vía aérea difícil, puede optarse por la intubación con fibrobroncoscopio en la paciente despierta, usando anestesia tópica y conservando la respiración espontánea. Esto tiene la ventaja de que la vía aérea no pierde su tono muscular normal ni sus puntos anatómicos de referencia. En estos casos, la intubaciónde secuencia rápida con bloqueo neuromuscular presenta un riesgo alto de llevar a situaciones en las que no sea posible intubar o ventilar a la paciente. G. Intubación fallida El manejo y la ventilación de las vías respiratorias son parte fundamental de la reanimación después de un paro cardiorrespiratorio. Este tema es abordado en el Capítulo 8. H. Problemas después de la intubación Durante y después de la intubación traqueal pueden esperarse trastornos hemodinámicos significativos. La estimulación simpática produce hipertensión y taquicardia, que en algunos pacientes requiere tratamiento con antihipertensivos o con sedantes. También pueden verse casos de hipotensión causada por el efecto de la ventilación con presión positiva sobre el retorno venoso y el gasto cardíaco. Para la extubación se requieren unas condiciones controladas, en las que la paciente esté despierta, coopere, con buena oxigenación y que sea capaz de mantener un volumen corriente y un esfuerzo inspiratorio aceptables. Al igual que en la intubación, el riesgo de regurgitación y aspiración durante la extubación es mayor. Si es necesario implementar una estrategia de reintubación, esta debe definirse antes de la extubación. Puntos clave El manejo de la vía aérea en la paciente obstétrica puede ser muy difícil por los cambios anatómicos y fisiológicos gestacionales. La evaluación de la vía aérea antes de la intubación y el reconocimiento de las posibles dificultades ayudan a evitar situaciones extremadamente graves, aunque es imposible pronosticar a pie de cama todas las potenciales complicaciones. El riesgo de fracaso para controlar una vía aérea es mayor en pacientes embarazadas que en pacientes no gestantes; la obesidad incrementa este riesgo. La probabilidad de muerte por aspiración es mayor en las pacientes obstétricas que en las pacientes no gestantes; por tanto, como profilaxis, se administra un antiácido no particulado antes de la intubación. Para la intubación de embarazadas pueden requerirse sedantes, agentes de inducción, bloqueadores neuromusculares y vasoactivos. La intubación nasotraqueal debe evitarse durante el embarazo. Se recomienda el uso de tubos endotraqueales pequeños (tamaño 6-7). Si hay pronóstico de vía aérea difícil, evite el uso de intubación de secuencia rápida con bloqueo neuromuscular. En las pacientes obstétricas se hace necesario contar con protocolos asistenciales para los casos de intubación difícil o fallida. El equipo necesario para este propósito debe estar siempre disponible. Lecturas recomendadas 1. McKeen DM, George RB, O’Connell CM, et al. Difficult and failed intubation: incident rates and maternal, obstetrical, and anesthetic predictors. Can J Anaesth. 2011;58:514-524. doi:10.1007/s12630-011- 9491-9. 2. McDonnell NJ, Paech MJ, Clavisi OM, Scott KL; ANZCA Trials Group. Difficult and failed intubation in obstetric anaesthesia: an observational study of airway management and complications associated with general anaesthesia for caesarean section. Int J Obstet Anesth. 2008;17:292–297. 3. Samsoon GL, Young JR. Difficult tracheal intubation: a retrospective study. Anaesthesia. 1987;42(5):487–490. doi:10.1111/j.1365- 2044.1987.tb04039.x 4. Kinsella SM, Winton AL, Mushambi MC, et al. Failed tracheal intubation during obstetric general anaesthesia: a literature review. Int J Obstet Anesth. 2015;24:356–374. doi:10.1016/j.ijoa.2015.06.008 5. Hytten FE, Leitch I. The Physiology of Human Pregnancy. 2nd ed. Oxford, UK: Blackwell Scientific Publications; 1971:24. 6. Weinberger SE, Weiss ST, Cohen WR, Weiss JW, Johnson TS. Pregnancy and the lung. Am Rev Respir Dis 1980;121: 559–581. 7. Jensen D, Duffin J, Lam YM, et al. Physiological mechanisms of hyperventilation during human pregnancy. Respir Physiol Neurobiol. 2008;161:76–86. 8. Dennehy KC, Pian-Smith MC. Airway management of the parturient. Int Anesthesiol Clin. 2000;38:147-159. 9. Farragher RA, Kodali BS. Obstetric anaesthesia. In: Healy TE, Knight PR, eds. Wylie and Churchill-Davidson’s A Practice of Anesthesia. London, UK: Arnold; 2003: 931-932. 10. Basaranoglu G, Columb M, Lyons G. Failure to predict difficult tracheal intubation for emergency caesarean section. Eur J Anaesthesiol. 2010;27(11):947-949. 11. Chiron B, Laffon M, Ferrandiere M, Pittet JF, Marret H, Mercier C. Standard preoxygenation technique versus two rapid techniques in pregnant patients. Int J Obstet Anesth. 2004;13:11–14. 12. Cormack RS, Lehane J. Difficult tracheal intubation in obstetrics. Anaesthesia 1984;39:1105-1111. 13. Gaga M, Zervas E. Breathing for two: pregnancy, asthma and respiratory failure. Eur Respir Rev. 2014;23:5-7. doi: 10.1183/09059180.00000914. 14. Pilkington S, Carli F, Dakin MJ, et al. Increase in Mallampati score during pregnancy. Br J Anaesth. 1995;74:638-642. 15. Hawkings JL, Chang J, Palmer SK, Gibbs CP, Callaghan WM. Anesthesia-related maternal mortality in the United States: 1979-2002. Obstet Gynecol. 2011;117:69-74. 16. Sobhy S, Zamora J, Dharmarajah K, et al. Anaesthesia-related maternal mortality in low-income and middle-income countries: a systematic review and meta-analysis. Lancet Glob Health. 2016;4:e320-e327. 17. Practice guidelines for obstetric anesthesia: an updated report by the American Society of Anesthesiologists Task Force on Obstetric Anesthesia and the Society for Obstetric Anesthesia and Perinatology. Anesthesiology. 2016;124:270-300. 18. Mushambi MC, Kinsella SM, Popat M, et al. Obstetric Anaesthetists’ Association and Difficult Airway Society guidelines for the management of difficult and failed tracheal intubation in obstetrics. Anaesthesia. 2015;70:1286-1306. 19. Scott-Brown S, Russell R. Video laryngoscopes and the obstetric airway. Int J Obstet Anesth. 2015;24:137-146. Capítulo 3 MONITORIZACIÓN HEMODINÁMICA Objetivos Reconocer los riesgos y los beneficios de los diferentes métodos invasivos y no invasivos de monitorización hemodinámica. Identificar a las pacientes y a los cuadros clínicos que requieren métodos de monitorización más avanzados. Caso Mujer de 27 años, por lo demás sana, multigesta, secundípara, que es sometida a cesárea por una detención en el descenso. Tiene puesto un catéter epidural, que es utilizado para la administración de anestesia regional. Durante la extracción de un bebé de 3900 gramos, se hace necesario ampliar la histerotomía, con lo que se complica la intervención; se calcula que la hemorragia es de aproximadamente 1200 mL, con administración de 2500 mL de cristaloides. La administración de oxitocina y metilergometrina mejora la hipotonía del segmento uterino inferior y ya no hay hemorragia aparente. Cuando la paciente es llevada a la sala de recuperación, refiere náuseas, que no mejoran con la administración de ondansetrón. Sus signos vitales son: frecuencia cardíaca, 125 latidos/min; presión arterial, 90/55 mm Hg; frecuencia respiratoria, 24 respiraciones/min; y saturación de oxígeno 100% con administración de 2 L de oxígeno por cánula nasal. Cabe resaltar que durante la exploración física se evidencia un aumento leve del trabajo respiratorio. – ¿Cuál es el método más eficaz para establecer si la reposición de líquidos es apropiada? – ¿Qué otro tipo de monitorización necesita esta paciente? I. INTRODUCCIÓN Uno de los principales objetivos del manejo de los enfermos críticos es garantizar la correcta perfusión de sangre oxigenada a los órganos y tejidos de todo el organismo, y a la placenta y al feto, en el caso de las pacientes embarazadas. Por tanto, es fundamental saber cuáles son y cómo operan los cambios hemodinámicos generales que tienen lugar durante el embarazo, para formular el diagnóstico, la valoración y el tratamiento más indicados en la paciente obstétrica (Tabla 3-1). En pacientes sanos y con fisiología normal, es suficiente el uso de métodos no invasivos sencillos. Sin embargo, en el paciente crítico, los mecanismos compensatorios normales se desbordan con frecuencia y estas variables hemodinámicas deben ser medidas en formacontinua y con detalle. Como es de esperarse, ninguna monitorización cambiará el desenlace clínico del paciente si esta no viene de la mano de una decisión clínica. Las pacientes obstétricas pueden y deben ser monitorizadas como cualquier otro enfermo crítico, aunque son pocos los estudios que validan el uso de la mayoría de las monitorizaciones en el embarazo. Tabla 3-1 Cambios hemodinámicos durante el embarazo normal Aumento Disminución Gasto cardíaco Presión arterial Frecuencia cardíaca Volemia Resistencia vascular sistémica Entender la clasificación de la hipertensión durante el embarazo (Tabla 3-2) y las secuelas orgánicas específicas (Tabla 3-3) orienta la elección del tipo de monitorización hemodinámica necesaria. La hipertensión es una de las condiciones que con mayor frecuencia requieren cuidados críticos durante el embarazo. II. MONITORIZACIÓN NO INVASIVA A. Tensiómetro (esfigmomanómetro) 1. Uso La esfigmomanometría es el método no invasivo de referencia para la medición de la presión arterial, conocida por todos los profesionales de la salud y por la gran mayoría de los pacientes. El brazalete contiene una bolsa de aire inflable que se ajusta alrededor de la extremidad (generalmente el brazo), sobre una arteria principal. La bolsa se infla para comprimir la arteria y el esfigmomanómetro mide la presión transmitida. Con la compresión de la arteria, la sangre que fluye a presión a través del espacio estrecho produce oscilaciones en la presión hasta que la arteria es totalmente ocluida. El primer método de interpretación de estas oscilaciones fue la auscultación de los ruidos de Korotkoff; la aparición de estos ruidos después de quitar la compresión de la arteria es indicativa de la presión sistólica y su desaparición, que coincide con la reanudación del flujo, es indicativa de la presión diastólica. En urgencias, este método de auscultación no es confiable. Durante los estados de bajo flujo, la resonancia de estos ruidos es insuficiente y, por tanto, las mediciones son inexactas. Actualmente, el principal método de medición no invasiva de la presión arterial es la oscilometría electrónica, que convierte las oscilaciones medidas en presión arterial sistólica, diastólica y media. De estas, la más exacta es la presión arterial media, que corresponde a la oscilación de máxima amplitud. Para el cálculo de las presiones sistólica y diastólica se utilizan algoritmos patentados por diferentes fabricantes, que son imposibles de validar de manera independiente. La mayoría de estos dispositivos carecen de validación en pacientes obstétricas. 2. Fuentes de error La posición de la paciente y el tamaño del brazalete influyen considerablemente en las mediciones. Para la toma de la presión en posición supina, el brazo deberá estar a la altura de la aurícula derecha. Si hay cambios en la posición, la medición deberá corregirse sumando o restando 3 mm Hg en la presión por cada 4 cm que el brazo esté por encima o por debajo de la altura de la aurícula derecha, respectivamente. El desarrollo del embarazo hace que las pacientes obstétricas se tornen intolerantes a la posición supina a causa de la compresión ejercida por el útero grávido sobre la vena cava inferior. Esto las obliga a permanecer en decúbito lateral izquierdo, posición en la que el brazo derecho y el brazalete quedan, aproximadamente, 20 cm por encima de la altura del corazón, discrepancia que no es insignificante. Un brazalete muy pequeño exige un mayor nivel de inflación para ocluir la arteria y esto produce valores falsamente elevados. B. Pulsioximetría (pletismografía) 1. Uso Uno de los monitores más usados en enfermos críticos es el pulsioxímetro, también llamado pletismógrafo. Goza de una distribución generalizada y proporciona gran cantidad de información. A través de los tejidos perfundidos, transmite luz roja e infrarroja, que la oxihemoglobina y la desoxihemoglobina absorben en diferentes grados. Un sensor mide la relación de estas dos longitudes de onda, la compara con datos obtenidos empíricamente registrados en una tabla y, con base en esto, calcula el porcentaje de oxigenación en la sangre. Este método contrarresta el efecto causado por otros tejidos con la medición del valor máximo y mínimo durante el tiempo, para lo que se requiere un flujo pulsátil. En la pantalla del dispositivo, esta elevación y caída rítmicas se traducen en una onda. Con la medición del pulso capilar, el pulsioxímetro proporciona al médico más que una simple medición continua del intercambio de oxígeno pulmonar; la mala pulsatilidad de la onda sugiere que la perfusión periférica y el aporte de oxígeno son insuficientes. El alto grado de variabilidad del pulso, que se hace evidente con la elevación y la caída del trazado basal causadas por la ventilación, es predictivo de la respuesta a líquidos mediante un mecanismo que será descrito más adelante. Tabla 3-2 Clasificación de la hipertensión durante el embarazo Hipertensión PAS >140 mm Hg, PAD >90 mm Hg, o ambas Hipertensión grave PAS >160 mm Hg, PAD >110 mm Hg, o ambas Hipertensión crónica Hipertensión diagnosticada antes de la semana 20 de gestación o antes del embarazo Hipertensión gestacional Hipertensión diagnosticada después de la semana 20 de gestación Si no se resuelve en el posparto, se clasifica como crónica Preeclampsia Hipertensión diagnosticada después de la semana 20 de gestación 2 mediciones de la PAD separadas con al menos 4 horas de diferencia Eclampsia Preeclampsia y convulsiones Preeclampsia superpuesta a la hipertensión crónica Hipertensión crónica y proteinuria después de la semana 20 de gestación La hipertensión no se resuelve en el posparto Siglas: PAD: presión arterial diastólica; PAS: presión arterial sistólica. Tabla 3-3 Manifestaciones multisistémicas frecuentes de la preeclampsia grave Cefalea Proteinuria Visión borrosa Oliguria Dolor abdominal Edema pulmonar Trombocitopenia 2. Fuentes de error Infortunadamente, la mala evolución de los enfermos críticos deteriora la perfusión periférica y, en consecuencia, la exactitud de la pulsioximetría. El movimiento de la extremidad producido por temblores y escalofríos interfiere con el algoritmo de sustracción de la absorbancia del flujo pulsatil. También se sabe que el esmalte de uñas impide la transmisión de luz y que algunas afecciones, como la intoxicación por monóxido de carbono y la metahemoglobinemia, alteran las propiedades de la hemoglobina, lo suficiente como para que las mediciones de la saturación de oxígeno sean erradas. Los fabricantes han creado diferentes métodos para superar algunos de estos problemas, como las sondas para medición en la frente o mejores algoritmos, aunque, en casos dudosos, se recomienda la verificación de los resultados mediante gasometría arterial. C. Ecografía de cabecera Gracias a que ha mejorado su calidad y a que cada vez ocupa menos espacio, la ecografía se ha convertido en una herramienta útil en la atención diaria de los enfermos críticos. En cuanto a la monitorización hemodinámica, en manos expertas, el ecocardiograma transtorácico proporciona gran cantidad de información y conlleva riesgos mínimos para el paciente. En la valoración de cualquier paciente hemodinámicamente inestable, resulta de gran ayuda el conocimiento de algunas mediciones ecográficas de cabecera y, además, el ultrasonido ofrece información visual inmediata y sin el riesgo de radiación ionizante. 1. Volumen intravascular El colapso de la vena cava inferior (VCI), que se mide en la ventana subxifoidea mientras el vaso drena en la aurícula derecha, se utiliza para calcular la volemia en una paciente que respira espontáneamente y que no presenta insuficiencia del ventrículo derecho. Una reducción mayor del 50% en el diámetro de la VCI durante la inspiración sugiere una adecuada respuesta de la hipotensión a las cargas de volumen, que puede titularse visual e inmediatamente, para orientar el manejo con líquidos. Infortunadamente, el crecimiento uterino dificulta progresivamente
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