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Unidad 3

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Martugon ft. Pau xd 
 
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Psicoanálisis: Unidad 3 
Tercera conferencia (1909-1910) 
Habla de la inexactitud del uso de la asociación libre, en cuanto a la primera ocurrencia y 
su relevancia (elemento deseado, olvidada continuación del recuerdo), en relación al 
trabajo del sueño. 
Si las ocurrencias del enfermo no se asemejan a la representación buscada, esto podría 
explicarse teniendo en cuenta que en el trabajo analítico del sujeto actúan dos fuerzas 
contrarias: por un lado, su aspiración consciente de llevar a la consciencia los elementos 
que existían olvidados, en lo inconsciente, y, por el otro, la resistencia que luchaba para 
impedir que lo reprimido o sus productos se hiciesen conscientes. Si esta resistencia era 
nula o pequeña lo olvidado se hacía consciente sin deformación alguna, por lo que se 
puede sospechar que la desfiguración será tanto mayor cuanto más enérgica fuese la 
resistencia opuesta a que lo olvidado se hiciese consciente. La ocurrencia del enfermo 
habíase originado como un síntoma; era un nuevo y efímero producto artificial sustitutivo 
de lo reprimido. Aun así, tiene que presentar cierta semejanza con lo buscado. La 
ocurrencia debe ser algo como una alusión, como una expresión del mismo en lenguaje 
indirecto. 
Se producen situaciones análogas en la vida anímica normal, ej.: chiste. 
Complejo de una agrupación de elementos ideológicos conjugados y saturados de afecto. 
Se le pide al sujeto que exprese las primeras ocurrencias que surgen con el sueño, 
confiando en que se podrá inferir el complejo, si él nos expresa las ocurrencias 
espontáneas suficientes. Se lo deja hablar, presuponiendo que nada puede ocurrírsele que 
no depende indirectamente del complejo buscado. Este camino es el único practicable para 
hallar lo reprimido. 
A la hora de emplear la técnica, hay obstáculos: el paciente se detiene con frecuencia, 
vacila, y dice que no sabe qué decir, ni se le ocurre cosa alguna. La falta de ocurrencias no 
aparece jamás en la práctica, se produciría porque el enfermo estaría influido por 
resistencias disfrazadas de juicios críticos sobre el valor de la idea que surgió, no la 
exterioriza o la rechaza. Para que ello no suceda no debe ejercer crítica alguna sobre sus 
ocurrencias, debe renunciar a esa selección crítica, lo que acuda a su imaginación, 
aunque lo considere inexacto o falto de sentido, no deberá ocultar ni ignorarlo. Solo así se 
podrán descubrir los complejos reprimidos. 
Las ocurrencias del enfermo rechazadas por la resistencia constituyen para el investigador 
psicoanalítico aquello a partir de lo cual se extraerá el contenido de los complejos 
reprimidos. Utilizando el experimento de asociación. 
Además de la interpretación de las ocurrencias, hay otros medios técnicos para el 
descubrimiento de lo inconsciente: la interpretación de sus sueños y la evaluación de sus 
actos fallidos y actos casuales. 
La interpretación de los sueños es la Vía Regia para llegar al conocimiento de lo 
inconsciente y la base más firme del psicoanálisis, constituyendo al mismo tiempo un 
campo de experimentación, en el que todos podemos penetrar y adquirir nuevas ideas. 
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Freud: se puede llegar a la práctica del psicoanálisis por el estudio de los propios sueños. 
Teniendo en cuenta que las producciones oníricas nocturnas presentan la mayor analogía 
exterior, un gran parentesco con las creaciones de la perturbación mental, y además son 
compatibles con una total salud en la vida despierta, podemos afirmar que quien se limite a 
observar sin intentar comprender estas alucinaciones, delirios y modificaciones del carácter 
(‘’normales’’), no puede tener la probabilidad de comprender, más que de un modo 
profano, las formaciones anormales de los estados anímicos patológicos. 
Hay una costumbre a rechazar los sueños propios. Este desprecio se funda en el extraño 
carácter que presentan incluso en aquellos sueños que no son confusos ni descabellados y 
en lo absurdo de otros, la repulsa se da por lo inmoral que manifiesta el sueño. 
Freud rechaza una naturaleza profética de los sueños (como la concepción antigua). 
No todos los sueños van a ser extraños al sujeto, ni confusos e incomprensibles para él. 
Los sueños de los niños más pequeños son sencillos de explicar, ya que implican la 
realización de deseos surgidos el día anterior y que no han satisfecho. A medida que 
avanza el análisis los sueños se hacen más fáciles de comprender. 
Primera y más importante objeción: los sueños de los adultos representan, en general, un 
contenido ininteligible que no deja reconocer indicio de una realización de deseo. 
Respuesta: los sueños sufren una deformación, que es obra de fuerzas defensivas del yo, 
resistencias que durante el estado de vigilia impiden por completo el acceso a la 
consciencia, a los deseos reprimidos del inconsciente, que debilitados durante el dormir, 
conservan energía suficiente para obligar a los deseos a envolverse en un disfraz. 
Hay que diferencias entre el contenido manifiesto, tal y como se recuerda al sueño, de las 
ideas latentes del sueño, que permanecen en lo inconsciente. El contenido manifiesto es el 
sustitutivo deformado de las ideas inconscientes del mismo. Así resulta difícil para el 
sujeto reconocer el sentido de sus sueños. 
La relación entre ambas (cont mani e id late) se vislumbra a partir del método de 
interpretación onírica. Se reúnen todas las ocurrencias que surgen de la asociación libre, 
de cada uno de los elementos del sueño, y por el examen del material reunido se puede 
inferir las ideas latentes del sueño. El sueño manifiesto, que es el que por nuestro recuerdo 
conocemos al despertar, no puede describirse más que como una realización disfrazada 
de deseos reprimidos. 
El proceso de deformación convierte las ideas inconscientes del sueño en el contenido 
manifiesto, se le da el nombre de elaboración del sueño. A partir de la elaboración 
podremos descubrir los procesos psíquicos posibles en lo inconsciente, o entre dos 
sistemas psíquicos: la consciencia y lo inconsciente. Se destacan la condensación y el 
desplazamiento. La elaboración del sueño va a ser resultado del desdoblamiento anímico. 
A partir de análisis de los sueños se descubre la importancia del papel que desempeñan 
en el desarrollo del hombre las impresiones y los sucesos de la temprana infancia. 
Lo inconsciente se servía, sobre todo para la representación de complejos sexuales, de un 
determinado simbolismo, que parece coincidir con el simbolismo cuya existencia 
sospechamos detrás de nuestros mitos y leyendas. 
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La existencia de pesadillas o sueños de angustia contradice la concepción de los sueños 
como realización de deseos. En general, no depende del contenido del sueño como se 
suele cree. La angustia es una de las reacciones defensivas del yo contra aquellos deseos 
reprimidos que han llegado a adquirir una gran energía, por tanto, es explicable su 
existencia en el sueño cuando la formación del mismo se pone al servicio de la realización 
de tales deseos reprimidos. 
La interpretación de los sueños, cuando no es muy dificultada por la resistencia, conduce 
al conocimiento de deseos ocultos y reprimidos del mismo y de los complejos que tales 
deseos sustentan. 
Los actos fallidos son actos a los que no se acostumbra a dar importancia: el olvido de 
cosas que podían saberse y que en realidad se saben en otros momentos; las 
equivocaciones orales; los análogos errores cometidos en la escritura y lectura; los actos 
de aprehensión errónea, y la pérdida y rotura de objetos, etc. No se les suele buscar una 
determinación psicológica, se las deja pasar considerándolas sucesos causales y 
resultantes de distracción, falta de atención. También los actos y gestos que se ejecutan 
sin darse cuenta. No se hallan tan desprovistos de significación como parece aceptarse, al 
contrario, sonextraordinariamente significativas, pueden ser interpretadas examinando la 
situación en que se ejecutan. Por tanto, merece ser reconocidos como síntomas, su 
observación puede conducir al descubrimiento de elementos ocultos en la vida anímica. 
Muestran que la represión y la formación de sustitutivos también tienen lugar en 
condiciones de salud normal. 
El investigador psicoanalítico se caracteriza por una estricta fe en el determinismo de la 
vida psíquica. Para él no hay nada casual en las manifestaciones psíquicas. 
La técnica es suficientemente eficaz para poder cumplir con su cometido, atraer a la 
conciencia el material psíquico patógeno, y poner así término a la dolencia provocada por 
la formación de síntomas sustitutivos. Un atractivo y ventaja, es el de lograr enriquecer y 
hacer más profundo el conocimiento de la vida psíquica de los hombres, tanto normales 
como enfermos. 
La técnica tiene que ser aprendida. 
El psicoanálisis trata de conducir a un reconocimiento consciente de los elementos 
reprimidos de la vida psíquica. 
 
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‘’Los límites de la interpretabilidad de los sueños’’ 
El problema de si cada uno de los productos que ofrece la vida onírica puede ser traducido 
completa e inequívocamente a la interpretación, debe ser tratado refiriéndolo a las 
condiciones en las que se lleva a cabo la interpretación de los sueños. 
Las actividades mentales tienden a un fin útil (decisiones intelectuales, preparativos para la 
acción), o a un inmediato beneficio placentero (juegos o fantasías). El soñar es 
perteneciente al beneficio placentero. Al sueño no puede atribuírsele más que la función de 
evitar la interrupción del dormir. Puede ser calificado como un trozo de fantasía puesto al 
servicio de la conservación del reposo. 
En el fondo al yo durmiente no le importa qué sueña durante la noche, siempre que el 
sueño cumpla su tarea. Puede deducirse que aquellos sueños de los cuales nada se 
recuerda al despertar son los que mejor han cumplido su función. Si recordamos los 
sueños, ello comporta cada vez una irrupción de lo inconsciente reprimido al yo normal. En 
ese caso, lo reprimido no se ha mostrado dispuesto a colaborar en la eliminación del 
amenazante trastorno del reposo. Cuando se puede revelar el motivo impulsor del sueño, 
se obtiene una insospechada información sobre las tendencias reprimidas del inconsciente, 
cuando anulamos sus deformaciones, hay oportunidad de vislumbrar el pensamiento 
preconsciente en un estado tal de concentración interior que durante la vida diurna jampas 
se habría atraído la atención de la consciencia. 
La interpretación onírica siempre será una parte de la labor analítica, no se puede practicar 
como actividad aislada. 
Al practicar la interpretación de los sueños, se advierte que el éxito depende enteramente 
de la tensión que la resistencia crea entre el yo despierto y lo inconsciente reprimido. En el 
análisis es menester enfrentarse con fuertes resistencias, que no podrán ser superadas 
mientras permanezcan incógnitas. 
En algunos sueños aislados la interpretación demuestra que tienen sentido; en otros no se 
puede saber si lo tienen. Se puede hacer la experiencia de que un sueño, incomprensible 
al principio, se torne transparente aun en la misma sesión, una vez que se haya logrado 
eliminar una resistencia del paciente. Entonces al paciente se le ocurre un trozo olvidado 
del sueño, que ofrece la clave de la interpretación, o puede surgir una nueva asociación. 
Puede pasar que luego de meses o años se retorne a un sueño que al empezar el 
tratamiento parecía carente de sentido e incomprensible, y que ahora se presenta con 
plena claridad. Sería justificado afirmar (por la tesis de las producciones oníricas de los 
niños) que en general el sueño es una formación psíquica interpretable, pese a que las 
circunstancias no siempre permitan alcanzar la interpretación. 
Una vez hallada la interpretación de un sueño, no siempre es fácil decidir si no existen 
otros pensamientos preconscientes que hayan logrado expresión en el mismo sueño. Debe 
considerarse demostrado aquel de los sentidos que esté abonado por las asociaciones del 
soñante y por nuestra apreciación de la situación general, sin que por ello siempre sea 
lícito rechazar el otro sentido probable. Es preciso familiarizarse con la significación 
múltiple. También en la vida diurna y fuera de las circunstancias de la interpretación onírica 
se da el caso de que subsista la duda de si una expresión oída o una información obtenida 
aceptan tal o cual interpretación, o si no significan otra cosa. 
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La elaboración onírica tropieza con dificultades al tratar de hallar medios de representación 
para las ideas abstractas. 
 
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Capítulo 2: ‘’El método de la interpretación onírica’’ 
Interpretar un sueño quiere decir indicar su sentido, o sea, sustituirlo por algo que pueda 
incluirse en la concatenación de nuestros actos psíquicos como un factor de importancia y 
valor equivalentes a los demás que la integran. 
Las teorías científicas no dan lugar al planteamiento del problema de la interpretación de 
los sueños, porque ven un proceso puramente somático, que se exterioriza en el aparato 
psíquico por medio de determinados signos. 
La opinión profana hace uso de su derecho a la inconsecuencia, no niega a los sueños 
toda significación, aunque reconoce que son incomprensibles y absurdos, se inclina a 
aceptar que poseen un sentido, si bien oculto, a título de sustitutivos de un diferente 
proceso mental. Se ha preocupado siempre de interpretar los sueños, por dos 
procedimientos distintos: 
- El primero toma el contenido de cada sueño en su totalidad y procura sustituirlo por otro 
contenido, comprensible y análogo en ciertos aspectos. Es la interpretación simbólica 
de los sueños, que fracasa en todos aquellos que a más de incomprensibles se 
muestran embrollados y confusos. (Esto depende del ingenio y de la inmediata intuición 
del interpretador). Es de aplicación limitada y nada susceptible de una exposición 
general. 
- El método descifrador considera al sueño como una especie de escritura secreta, en 
la que cada signo puede ser sustituido, mediante una clave prefijada, por otro de 
significación conocida. Variante de Artemidoro de Dalcis: consiste en no atender sólo el 
contenido del sueño, sino a la personalidad y circunstancias del sujeto; de manera que 
el mismo elemento onírico tendrá para el rico, el casado o el orador diferente significado 
que, para el pobre, el soltero. La labor de interpretación no recae sobre la totalidad de 
su contenido, como si el sueño fuese un conglomerado, en el que cada fragmento 
exigiera una especial determinación. Los sueños incoherentes y confusos son los que 
seguramente incitaron a la creación de este método. Lo que imposibilita este método es 
que dependería todo de que pudiésemos dar crédito a la clave o libro de sueños, cosa 
para la que se carece de toda garantía. 
Freud afirma que los sueños poseen realmente un significado, y que existe un 
procedimiento científico de interpretación onírica. La interpretación surgió en el curso de 
los trabajos psicoanalíticos. Sus pacientes, le relataban sus sueños, y comprobó que un 
sueño puede hallarse incluido en la concatenación psíquica, que puede perseguirse 
retrocediendo en la memoria del sujeto a partir de la idea patológica. Solo quedaría un 
paso para considerar a los sueños como síntomas patológicos y aplicarles el método de 
interpretación establecido. 
La realización de la interpretación exige una preparación psíquica del enfermo, se 
persiguen dos cosas en él: 
- Una intensificación de su atención sobre sus percepciones psíquicas. 
- Una exclusión de la crítica, con la que acostumbra seleccionar las ideas que en él 
emergen. 
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Para facilitar la interpretación, esconveniente hacerle cerrar los ojos y adoptar una postura 
descansada. Se le dice que el éxito del psicoanálisis depende de que respete y comunique 
todo lo que atraviese su pensamiento y no se deje llevar a retener unas ocurrencias por 
creerlas insignificantes o faltas de conexión con el tema dado, y otras, por parecerle 
absurdas o desatinadas. Debe mantener una imparcialidad con respecto a sus ocurrencias. 
La disposición de ánimo del hombre que reflexiona es distinta de la del que observa sus 
procesos psíquicos. El auto-observador reprime la crítica, si lo consigue, acude a su 
conciencia infinitas ocurrencias. Con la ayuda de esos nuevos materiales, conseguidos por 
su autopercepción, se hace posible llevar a cabo la interpretación de las ideas patológicas 
y de los productos oníricos. Se trata de provocar un estado que tiene de común con el de 
adormecimiento anterior al reposo una cierta analogía en la distribución de energía 
psíquica. En el estado de adormecimiento surgen las representaciones involuntarias por 
el relajamiento de una cierta acción voluntarias (seguramente también de la crítica) que 
dejamos actuar sobre el curso de nuestras representaciones, que solemos atribuir a la 
fatiga. Las representaciones involuntarias emergentes se transforman en imágenes 
visuales y acústicas. El sujeto renuncia a la crítica y emplea la energía psíquica en la 
persecución de los pensamientos emergentes, los cuales conservan ahora su carácter de 
representaciones. De este modo se convierte a las representaciones involuntarias en 
voluntarias. 
Los pensamientos involuntarios acostumbran a desencadenar una violentísima resistencia, 
que trata de impedirles emerger. 
Los primeros ensayos de aplicación de este procedimiento nos enseñan que el objeto 
sobre el que hemos de concentrar nuestra atención no es el sueño en su totalidad, sino 
separadamente cada uno de los elementos de su contenido. 
El propósito de Freud era el de crear, con la solución de los sueños, una labor preliminar 
para la de los más intrincados problemas de la psicología de las neurosis. 
Freud dice que un mismo sueño puede presentar diferentes sentidos, según quien lo sueñe 
o el estado individual al que se relacione. 
 
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El empleo de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis 
En este ensayo se expone cual es el uso que debe hacerse del arte onirocrítico en el 
tratamiento psicoanalítico de los enfermos. La norma del psicoanálisis es señalar siempre y 
con la máxima precisión las reglas deducidas de la investigación y la experiencia. 
Al pasar de la interpretación al tratamiento analítico, el principiante conserva su interés 
hacia el contenido de los sueños. Pero ello contraría el curso de la labor terapéutica. A 
veces es tanta la producción onírica y tan lento el progreso del enfermo en la comprensión 
de sus sueños, que el analítico manifiesta que semejante abundancia de material no es 
sino una manifestación de la resistencia, la cual utiliza para sus fines de 
descubrimiento de que la cura no puede abarcar la materia así suministrada. Entre 
tanto, la cura queda atrás y pierde contacto con la actualidad. Para el desarrollo del 
tratamiento es importante conocer en todo momento la superficie psíquica del enfermo y 
hallarse orientado sobre los complejos y las resistencias que van siendo activados en él y 
sobre la reacción consciente que determinará su conducta. El fin terapéutico no debe ser 
pospuesto. 
¿Cómo utilizar la interpretación onírica en el tratamiento analítico? 
Hay que contentarse con la interpretación de una sola sesión, sin importar si se logró 
desentrañar del todo un sueño, se la deja en suspenso hasta que se advierta que el 
enfermo no produce nada nuevo. Si antes de terminar con ese sueño surgen otros, hay 
que dedicarse a los últimos, y al encontrarse con un sueño demasiado amplio y difuso, se 
renuncia desde un principio a una interpretación exhaustiva. Nos guardaremos de 
manifestar un interés especial en cuanto a la interpretación de los sueños y de despertar 
del enfermo la creencia de que la labor analítica queda interrumpida, cuando no dispone de 
algún sueño, se corre el peligro de orientar la resistencia hacia la producción onírica y 
provocar un agotamiento de los sueños. El analizado debe convencerse de que siempre 
hay material para continuar, aunque no aporte sueño y cualquiera que sea la atención que 
a los mismos se dedique. 
Al restringir la interpretación onírica, la pérdida no es tan grande como pudiera creerse. En 
los casos graves de neurosis no puede esperarse nunca conseguir una interpretación 
exhaustiva de los sueños de alguna amplitud. Al interpretar uno de estos sueños (con 
totalidad de material patógeno) entrarán en actividad todas las resistencias dadas y aún no 
despertadas, y pondrán limite a toda penetración. La interpretación exhaustiva de tal sueño 
coincide con el acabamiento total del análisis. 
Al renunciar al propósito de una interpretación onírica competa no se renuncia a nada 
posible ni se pierde. Hay sueños en los que varias escenas sucesivas del mismo sueño 
pueden tener el mismo contenido. También hay varios sueños soñados en la misma noche, 
que pueden no ser sino tentativas de representar el mismo contenido en forma distinta. 
Todo impulso optativo que hoy crea un sueño retornará en otros mientras no consiga ser 
comprendido y sustraído al dominio de lo inconsciente, así, el mejor camino para completar 
la interpretación es muchas veces dejarlo a un lado y dedicarse a otro nuevo, que habrá 
acogido el mismo material en forma quizá más asequible. 
Abogamos porque la interpretación de los sueños se someta a su empleo a aquellas 
normas técnicas que regulan en general el desarrollo de la cura. Hay ocasiones en las que 
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podemos apartarnos de esta conducta y dejarnos llevar por algún trecho de nuestro interés 
científico. Al obrar así siempre debemos saber lo que hacemos. Un onirocrítico hábil puede 
llevar a desentrañar todos los sueños del paciente sin necesidad de imponer al mismo una 
elaboración trabajosa y lenta de cada uno de ellos. El analista se inclinará a emplear a 
fondo, en todos los casos, la interpretación onírica y comunicar al paciente todo lo que sus 
sueños le hayan permitido adivinar, sin que el obrar así se desvíe considerablemente de la 
dirección regular del tratamiento. 
Hay que fijar las fases del tratamiento en las que el enfermo debe ser iniciado en el 
conocimiento de su psiquismo inconsciente y la marcha que ha de seguirse en esta 
iniciación. 
Conforme va conociendo el sujeto la práctica de la interpretación onírica, van haciéndose 
más oscuros sus sueños. Todo conocimiento sobre el sueño sirve también de advertencia 
a la producción onírica. 
En los trabajos ‘’científicos’’ de los sueños se concede una importancia a la conveniencia 
de conservar fielmente el texto del sueño, preservándolo de las deformaciones y 
mutilaciones que le imponen las horas siguientes a su desarrollo. Algunos psicoanalistas 
parecen no servirse de su conocimiento de las condiciones de la producción onírica, al 
recomendar al sujeto que fije por escrito todos sus sueños inmediatamente después de 
despertar. La medida carece de todo alcance en terapia, los enfermos la aprovechan para 
perturbar su reposo nocturno, esto no reporta ventaja alguna en el enfermo. 
El hecho de que el médico sepa algo no equivale a que lo sepa el enfermo. 
Sueños corroborativos: sólo pueden surgir en el curso de una cura psicoanalítica, suelen 
extrañar o inducir en error al médico. Son fácilmente interpretables, la traducción ofrece 
aquello que la cura había deducido en los últimos días del material de ocurrencias diurnas. 
El analista considera estos sueños como una confirmación de sus deducciones y 
comprueba que solo aparecen bajo determinadas condiciones de la influencia ejercida por 
el tratamiento.La mayoría de los sueños se anticipan a la cura, ofrecen una indicación más 
o menos precisa de algo que hasta entonces había permanecido oculto. 
 
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Lección 6: Condiciones y técnicas de la interpretación 
Hipótesis: los sueños no son un fenómeno somático, sino psíquico. 
Si fuesen un fenómeno somático, no presentaríamos interés alguno. Solo va a interesar 
tratándose de un fenómeno psíquico. 
Hay que considerar al sueño como una manifestación incomprensible (para nosotros) del 
durmiente. ¿Por qué no preguntarle a él mismo lo que su sueño significa? 
La técnica del psicoanálisis consiste, sobre todo, en hacer resolver, en lo posible, por el 
mismo sujeto del análisis, los problemas que se plantea. De este modo será el propio 
sujeto del sueño el que deberá decirnos lo que éste significa. 
Complicaciones para aplicar la técnica. Con respecto a los sueños, el sujeto se niega a 
hacer manifestación alguna, el sujeto nos dice siempre que no sabe nada de lo que le 
preguntamos, y no puede tampoco rechazar la interpretación, porque no hay alguna para 
proponer. No por ello debemos abandonar el análisis. Es posible y hasta muy probable que 
el durmiente sepa, a pesar de todo, lo que significa su sueño; pero no sabiendo que lo 
sabe, cree ignorarlo. 
- Primera hipótesis: el sueño es un fenómeno psíquico 
- Segunda hipótesis: se realizan en nosotros hechos psíquicos que conocemos sin 
saberlo. 
Freud, con las conferencias introductorias, pretende presentar al Psicoanálisis tal y como 
es, con desigualdades y asperezas, sus aspiraciones y sus dudas. 
Freud describe una demostración realizada en el campo de los fenómenos hipnóticos en 
1889 con Bernheim y Liebault, con esta situación al sujeto los sucesos durante la hipnosis 
le eran inaccesibles, y no sabiendo que los conocía, creía ignorarlos por completo. Se trata 
de una situación análoga a la que se atribuye al sujeto del sueño. 
Desde el momento en que alguien cree no saber nada de sucesos cuyo recuerdo lleva, sin 
embargo, en sí, no es inverosímil que ignore muchos otros de sus procesos psíquicos. 
Se inicia un tercer camino de acceso al estudio de los sueños; el primero nos fue marcado 
por las excitaciones interruptoras del reposo; el segundo, por los sueños diurnos, y ahora 
los sueños sugeridos del estado hipnótico indican el tercero. 
Teniendo en cuenta la segunda hipótesis, la labor se limitará a hacer hallar al sujeto tal 
conocimiento y comunicárnoslo. No se le pide enseguida que revele el sentido del sueño, 
pero sí se lo supone capaz de encontrar tanto el origen del mismo como el círculo de ideas 
e intereses de que proviene. 
Se pide al sujeto que explique cómo ha llegado a soñar tal o cual cosa, y se considera su 
primera respuesta como una explicación, sin tener en cuenta las diferencias que pueden 
existir entre los casos en los que el sujeto cree saber y aquellos otros en que manifiesta 
ignorarlo todo, tratando unos y otros como parte de una sola y única categorías. 
Tercera hipótesis: ¿Cómo la primera idea sobre lo que se le pregunta (sueño) pueda dar la 
explicación buscada? 
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¿A cuál de las ocurrencias del sujeto habremos de atenernos? 
Un sueño se distingue de una equivocación por la multiplicidad de sus elementos, y la 
técnica debe tener en cuenta esta diferencia. Freud propone descomponer el sueño en sus 
elementos y examinarlos aisladamente, restableciendo la analogía con la equivocación. 
Hay casos, los que el sujeto responde que no recuerda nada, en los que el analizador 
asocia las ocurrencias. 
Cuando el sujeto comunica que no tiene idea ninguna sobre el mismo, se le contradice con 
insistencia, asegurándole que no pueden faltarle ideas, entonces se consigue el éxito, y el 
sujeto comunicará con facilidad determinadas informaciones que se pueden clasificar como 
históricas (sucesos anteriores), ‘’determinado elemento del sueño le recuerda un suceso 
reciente’’. Es frecuente el enlace de los sueños con las impresiones recibidas durante los 
últimos días anteriores a ellos. Teniendo como punto de partida al sueño el sujeto 
recordará sucesos más lejanos y a veces pertenecientes a épocas muy pasadas. 
Ante los cuestionamientos, Freud dice: lo primero que dice el sujeto no es necesariamente 
lo que se busca, la idea no puede ser cualquiera, no puede no tener relación con lo 
investigado, es un exceso de confianza esperar que la relación exista. Sin embargo, no se 
la puede descartar ni demostrar que no posea relación con lo que se intenta hallar. 
Se le pide al sujeto que se abandone a la libre asociación, pero conservando siempre una 
representación inicial. Algunos la hallan fácilmente, otros no tanto. La libertad de 
asociación es además fijar el género y la especie de la idea. Aquí la ocurrencia deberá ser 
más imparcial que la que se utilice en nuestra técnica, estará determinada por dispositivos 
internos. 
En los experimentos sobre nombres y números pensados al azar se procede despertado 
del nombre pensado asociaciones continuadas, que ya no son del todo libres, poseen un 
enlace. Prosiguiendo así se logra descubrir tanto la motivación como el significado de la 
libre evocación del nombre o número que se trate. 
Cada nombre libremente pensado se halla determinado estrictamente por las 
circunstancias en las que surge, la idiosincrasia del sujeto del experimento y su situación 
momentánea. 
Las melodías que acuden a nuestra imaginación también están determinadas por cierta 
serie de ideas de las que forman parte y que tienen un motivo para formar parte de nuestro 
pensamiento. 
Así como las ideas están condicionadas y forman parte de un conjunto, se puede concluir 
que aquellas otras que tienen ya una conexión que las enlaza a una representación inicial 
pueden presentar idénticos caracteres. El análisis muestra que se hallan bajo la 
dependencia de determinados complejos (conjunto de ideas e intereses saturados de 
afecto, su intervención permanece ignorada) 
Las ocurrencias espontáneas son determinadas y no arbitraria. La determinación no 
interesa. Suponen que la idea que surge en relación con un elemento de un sueño estará 
determinada por uno de los complejos del durmiente. Esta observación proporciona el 
conocimiento de tales complejos, pero no lo que ellos tienen que ver con el sueño. 
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Lo que impide que se tome como punto de partida a la asociación libre, es que el 
analizador escoge arbitrariamente uno de los factores determinantes de la reacción, la 
PALABRA-ESTÍMULO. La reacción va a ser un enlace entre la palabra-estímulo y el 
complejo que la misma despierta en el sujeto del experimento. En el sueño, la palabra-
estímulo queda reemplazada por algo que procede de la vida psíquica del durmiente, 
aunque de fuentes por él ignoradas, ese algo puede ser producto de un complejo. 
El elemento del sueño es algo sustitutivo de algo que no conocemos y que el análisis debe 
revelarnos. En el elemento del sueño no llegamos a la convicción de que lo evocado no es 
sustitutivo, sino después de largas y penosas investigaciones. 
En la interpretación de sueños debemos poder hacer accesibles los elementos ocultos e 
ignorados por ayuda de asociaciones enlazadas a la sustitución tomada como punto de 
partida. Tenemos que admitir que las asociaciones enlazadas al elemento de un sueño son 
determinadas tanto por este elemento mismo como por su segundo término inconsciente.

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