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Cooperación un desafío para las políticas antárticas latinoamericanas

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COOPERACIÚN: UN DESAFIO PARA LAS POL1TICAS 
ANTÁRTICAS LATINOAMERICANAS 
MIRY AM COLACRAI DE TREVISAN* 
1. Introducción; 2. Análisis de la situación latinoameri­
cana en el contexto internacional; 3. Fundamentos teó­
ricos de la cooperación internacional con especial refe­
rencia a América Latina; 4. Por qué promover la co­
operación latinoamericana en la Antártida? 5. Con-
clusiones. 
1. Introducción 
La dicotomía cooperación-conflicto ha ocupado gran parte de los estudios 
teóricos de las relaciones internacionales que centran su atención en el tipo de 
reIacionamiento y las interacciones producidas entre los actores deI sisten.a 
internacional. Dentro de ese marco se percibe aI mundo comu un campo donde 
estados, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales e individuos com­
piten, chocan y cooperan. 
El énfasis que se de a uno u otro tipo de relacionamiento tiene vinculación 
directa con la visión que se tenga deI hombre y de la sociedad. Así nos encon­
tramos con perspectivas teóricas donde predomina una concepción pesimista deI 
hombre que pone el acento en las relaciones conflictivas entre hombres y estados 
entre sí, dejando escaso margen para la cooperación. En esos términos se pro­
nuncia la llamada escuela realista en la que subyace una imagen antropológi­
camente hobbesiana y donde el interés deI Estado está medido en términos de 
poder. El Estado como_ actor predominante busca incansablemente incrementar 
su poder frente a los otros lo que supone una situación de competencia continua. 
Otras, en cambio, percibirán a la sociedad como el medio más adecuado para 
el desarrollo de acciones cooperativas donde el hombre podrá compatibilizar 
sus deseos y objetivos con sus pares y, en forma conjunta, lograr el bien comúm. 
Estas concepciones parten de una visión positiva-Iockiana dei hombre y de la 
sociedad y visualizan con optimismo la posibilidad de armonizar los diferentes 
intereses y de construir una sociedad internacional más justa. Los valores ocupan 
aquí un lugar significativo, se incorporan nuevos actores en el escenario inter­
nacional y se cambia el comportamiento oposicional deI "realismo político" 
por el disposicional y cooperativo. 
Las ideas en torno a la cooperación tienen viejo arraigo en la historia humana 
y a pesar de que puedan existir diversas formas para concebirIa y - más aún 
- para implementarIa, coincidimos en sefialar que su característica fundamental 
es la unión voluntaria para el desarrollo de proyectos conjuntos sobre bases 
• Professora na Faculdade de Ciência Política e Relações Internacionais, da Universidade 
Nacional de Rosário. 
R. C. pol., Rio de Janeiro, 31(2):41-9, abr./jun. 1988 
solidarias, orientados aI logro de beneficios mutuos. Esto parece ser el signifi­
cado común, que otorga a estas expresiones la especificidad necesaria, tanto a 
las propuestas más líricas como a las más típicamente pragmáticas. 1 
En el caso latinoamericano, la ide a de cooperación ha sido motivo de preo­
cupación de diferentes proyectos políticos desde la etapa de la emancipación 
hasta el presente. En la mayoría de los casos fallaron por ser excessivamente 
ambiciosos y dificiles de llevar a la practica, tambien su fracaso estuvo dado 
por la discontinuidade política e inestabilidad que ha experimentado nuestra re­
gión. En otros casos la excesiva burocratización fue cerrando el paso a la acción 
y a veces se los consideró un fin en sí mismo en lugar de un medio eficaz para 
ampliar el margen de acción de toda la región en conjunto. 
En este trabajo nuestra intención es analizar los fundametos de la coopera­
ción latinoamericana en la Antártida a partir de un diagnóstico de la situación 
regional dentro deI contexto internacional. En base a ello esbozaremos algunas 
alternativas posibles que será necesario, posteriormente, confrontar con la reali­
dad y cuya evaluación será objeto de trabajos futuros. 
2. Análisis de la situación latinoamericana en el contexto internacional 
EI actual sistema internacional, cambiante e inestable, donde la pérdida rela­
tiva de poder por parte de las Grandes Potencias y la aparición de importantes 
actores nacionales y regionales genera un proceso de "difusión dei poder"2 va 
dando lugar a un mundo más interdependiente per o también más fragmentado. 
Esa nueva gestación dei poder mundial ofrece a los países en desarrollo -
y particularmente a los latinoamericanos - una variada gama de expectativas a 
la vez que innumerables limitaciones. 
Dentro de la fragmentación e interdependencia, esos países gozan de cierta 
permisividad para maniobrar internacionalmente si saben descubrir aquellas 
alternativas que puedan contribuir a reducir su vulnerabilidad externa y favore­
cer la búsqueda dei desarrollo. Por ello, la realidad latinoamericana no puede ser 
analizada con acierto si no está enmarcada dentro de la percepción dei sistema 
internacional y las consecuencias que éste ha producido en el área. 
La agudización de la crisis internacional provocada por una desaceIeración 
dei crecimiento a partir deI inicio de los ochenta y la creciente incorporación 
de los países en desarrollo ai sistema internacional - sin que para ellos signifi­
que el ingresso a una etapa de crecimiento autosostenidoles ha acarreado - y muy 
particularmente a los latinoamericanos - un mayor riesgo, profundizando su 
vulnerabilidad frente a las marchas y contramarchas de la coyuntura interna­
cional. Así, factores externos como el aumento deI proteccionismo en varios de 
los países y regiones más importantes con los que América Latina mantiene 
relaciones comerciales y la contracción deI comercio intrarregional, influyeron 
en Ia reducción dei crecimiento de los países de la región.3 
I Kalinsky, Beatriz & RusseIl, Roberto. I deas políticas y unidad latioamericana: hacia una 
superación de la dicotomía utopismo-pragmatismo. (Serie Monografías y Trabajos de Inves­
tigación, n. 5) Buenos Aires, Flacso, p. 1. 
2 Tomassini, Luciano. Las relaciones internacionales de América Latina en los escenarios 
posibles en el largo plazo. In: Estudios Internacionales, Santiago, Chile, (63):353, jul./set. 
1983; Boron, Atilio. América Latina y las Comunidades Europeas: los desafíos de una re­
lación compleja. In: Capítulos dei Sela, Caracas, (9):53, ene./jun. 1985. 
3 Banco Mundial. Informe anual 1986. Washington, 1986. p. 90. 
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--- - -----~---------------------
Es evidente que América Latina ha experimentado en forma extremadamente 
aguda el impacto de una crisis internacional, en sí misma grave, en donde 
factores coyunturales de carácter recesivo se han superpuesto a tendencis estruc­
turales de origen más profundo y lejano. 
De allí que en los afios ochenta, América Latina haya enfrentado su crisis 
económica más grave desde la Gran Depresión de los afios treinta4 y la región, 
globalmente considerada, haya arribado a la abultada cifra cercana a los 500.000 
millones de dólares en el rubro de su deuda externa. 
De esa manera, en la actual coyuntura latinoamericana la relación inversa­
mente proporcional que se da entre el monto de la deuda y el deprimido valor 
de las exportaciones, hace que se acentúe la vulnerabilidad de su proceso de 
desarrollo. Por lo tanto no sólo se requieren medidas que actúem como resorte 
circunstancial con perspectivas de corto plazo. Así coincidimos con Iglesias 
cuando sostiene: 5 
"En el mediano plazo los países de la región deben reganar márgenes de 
maniobra en la condicción de sus políticas y lograr um mayor grado de autono­
mía frente a las restricciones externas( ... ) . 
En el largo plazo, la región debe aprovechar las lecciones de la crisis para 
avanzar hacia el establecimiento de un nuevo estilo de desarrolo que, junto con 
satisfacer el imperativo dei crecimiento económico, pueda enfrentar en forma 
flexible los desafíos que plantean las mutaciones dei escenario internacional y 
distribuya de manera más justa que en el pasado los frutos deI progreso." 
Si se analiza restrospectivamentela evolución política latino americana podrá 
detectarse que, por distintas razones, el mayor número de acciones nacionales 
para paliar eI impacto de la crisis internacional y resolver los problemas deI 
subdesarrollo estuvieron ligadas a posturas individualistas con un fuerte acento 
en la variable defensiva y, escasamente, se buscaron soluciones comunes por la 
via de la concertación. 
Si, en cambio, se evalúan correctamente los beneficios que pueden aportar 
los compromisos asumidos dentro de esquemas de cooperación podrá apreciarse 
que la mejor defensa de los intereses nacionales está, precisamente, en conju­
garIos con los de los otros países a los que se está vinculado. De esa manera 
resulta más viable la búsqueda de mecanismos de acción y se abre un abanico 
mayor de alternativas que permiten impulsar su desarrollo dentro de un marco 
de creciente autonomía relativa. 
Entre las percepciones latino americanas ha predominado el concepto defell­
sivo ante terceros y las expectativas de creación y ampliación deI comercio en e1 
seno de la región. Ninguna de las dos variantes son fructíferas por sí soias. 
E1 concepto de acción conjunta ha faltado en buena medida, entre otras razones, 
por la persistencia de la acción individual. Las distintas modalidades de aisla­
miento o apertura que se han sucedido en el contexto latino americano han sido 
efecto de concepciones políticas diversas y se han producido como respuesta a 
determinadas si tu aciones de coyuntura y según la propia ubicación de los gobier­
nos nacionales actuantes en cada momentú. 
4 Tomassini, Luciano. EI proceso de trasnacionalización y las relaciones externas de los 
países latinoamericanos. In: Estudios lnternacionales, (65):46, Santiago, Chile, ene./mar. 
1985. 
5 IgIesias, Enrique. Conferencia de Prensa deI 20 de diciembre de 1984, publicada por 
Cepa!, LC/O 1336. 
Pólíticas antárticas latinoamericanas 43 
De lo expuesto se puede inferir, entonces, que las expectativas para el logro 
de una mayor viabilidad en el caso de los países latinoamericanos se verián 
notablemente fortalecidas si se dinamizaran los procesos de cooperación e inte­
gración regional que están ilamados a desempenar un papel relevante en las 
estrategias de desarrollo que se formulen. 
3. Fundamentos teóricos de la cooperaci6n internacional con especial referencza 
a América Latina 
Hemos sostenido ai lnIClO de este trabajo que la naturaleza de todo proceso 
de cooperación parte de la existencia de voluntades que, en forma autónoma, 
deciden llevar a cabo determinada acción. 
A nivel internacional la cooperación representa, entonces, una modalidad para 
el logro de objetivos compartidos por las partes o actores involucrados. Ese tipo 
de interrelación - la que establece lazos de cooperación - es una condición 
necesaria encaminhada a poder maximizar la viabilidad particular y general de 
aquellas naciones menos desarroladas porque entre ellas se genera así una fuerza 
mayor y se aumenta su poder negociador, producto de la sumatoria de las accio­
nes nacionales concertadas. 
Dentro dei esquema dei sistema internacional estratificado, entre sus miem­
bros pueden darse multiplicidad de vinculaciones ya sea por su dirección, su 
magnitud e su especie. Puede haber relaciones verticales entre los miembros 
de una misma área de influencia y los fenómenos de cooperación pueden seguir 
esa misma línea; o pueden hacerlo en forma horizontal aquellos países o grupos 
de países ubicados en el nivel más bajo de la estratificación, o aún plantearse 
esql!emas cooperativos en sentido obliquo. 
No obstante, teniendo en cuenta la falta de homogeneidad comparativa de 
esos grupos entre sí, correspondería que el primer nivel de vinculaciones se 
diera "hacia adentro" de cada región, aglutinando a sus miembros previamente, 
rara que dicha zona mejore sus relaciones con actores de otras áreas. De esa 
manera se podría avanzar progressivamente hacia una instancia superior que le 
permitiría gozar ·:!e un mayor poder negociador dentro deI contexto internacional 
global, en condiciones mucho más favorables que a través de la alternativa 
individual. 
En definitiva, el verdadero y efectivo, recurso con que cuentan los países 
que desean aumentar su margen de autonomía es la unión y especialmente la 
unión concebida como instrumento estratégico para anular la voluntad de] do­
minante. 6 
La cooperación internacional tradicional entendida en alguna medida como 
la movilización de recursos y conocimientos técnicos desde los países dei Norte 
hacia el Sur, há generado un aumento de la dependencia de estos respecto de las 
fuentes externas. La desilusión con dicha "cooperación" no se vincula solamente 
con su impacto a veces negativo, sino también con el pobre desempeno de la 
asistencia oficial en los últimos anos. 7 
6 Puig, J uan Carlos, compil. América Latina: políticas exteriores comparadas. Grupo Edi­
tor Latinoamericano, Buenos Aires, 1984. t. 1, p. 66. 
7 Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto / Organización de los Estados Americanos. 
La cooperación argentina a los países en desarrollo. Buenos Aires, 1982. p. 10. 
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Estos hechos sumados a la percepción creciente de la necesidad de reforzar 
lazos de unión entre los países deI Sur hace que actualmente tenga pleno sentido 
el favorecer la cooperación horizontal entre países en desarrollo como una mo­
dalidad potencialmente atractiva para estas naciones. 
Los dos fenómenos - cooperación e integración - son posibles de concre­
tarse normalmente en el área latinoamericana . No constituyen, por lo tanto, 
situaciones extranas aI proceso mismo deI desarrollo. Con todo, en tiempos de 
crisis, la aceleración de tales fenómenos a través de un conjunto de iniciativas 
depende de una percepción muy firme y clara de los países sobre la efectividad 
de las medidas que deben y pueden promover para la obtención de los fines 
deseados. 8 
AI respecto, los llamados procesos de integración an América Latina deben 
ser objeto de una urgente revisión. Causas externas e internas, coyunturales y 
estructurales, han confluido para que algunos de ellos hayan fracasado o, aI 
menos, no tengan el empuje y dinamismo que se les asignó en un principio. 
Existe una amplia gama de posibilidades que, aún no proponiéndose concretar 
la integración de los países latinoamericanos, concebida como una estrategia glo­
bal, sí puede perfilarse hacia el logro de acciones cooperativas, alianzas en base 
a similitudes de intereses o búsqueda de objetivos comunes, que se constituyan 
en núcleos operativos para la acción y negociación internacional. 
Es evidente, entonces, dado el actual marco de la realidad latinoamericana, 
que no puede hablarse de una integración en sentido global si se pretende apun­
tar a la obtención de resultados concretos y evitar caer en "proposiciones volun­
taristas" . 
AI respecto coincidimos con Iglesias en su planteo deI "principio de la sele c­
tividad", según el cual los países latinoamericanos que se decidan a movilizar 
sus voluntades políticas deberán buscar temas que sea posible negociar seleccio­
nando algunas cuestiones cruciales e identificando áreas de interés común, defi­
niendo prioridades y buscando alianzas operativas o tácticas para apoyar sus 
propios intereses específicos. 9 
1;n ese mismo sentido se pronuncian el Plan de Quito y la correspondiente 
Declaración (1984) aI considerar que la crisis demanda soluciones urgentes, a 
través de acciones conjuntas, fundadas en la cooperación regional y en la con­
certación de posiciones comunes, destinadas a fortalecer la capacidad de res­
puesta de la región. 10 
Se reafirma lo anteriormente expuesto, en la decisión 174 deI Sistema Econó­
mico Latinoamericano (Sela) incluyéndose en ella una significativa referencia a 
la necesidad dellogro de la seguridad económica regional y la superación de la 
actual crisis mediante, entre otras acciones, el fortalecimiento de la operación 
entre los países de la región. 11 
8 Dezolt, Jayr. Orientacionesy sistematización de la cooperación regional. In: Capítulos 
deI Sela, Caracas, (8):39, nov./dic. 1984. 
9 IgIesias, Enrique. Reflexiones sobre eI Informe Brandt. In: Tonassini, Luciano, compilo 
EI diálogo Norte-Sur, una perspectiva latinoamericana. Ed. de Belgrano, Buenos Aires, 
1982. p. 116 e segs. 
10 Conferencia Econômica Latinoamericana. DecIaración de Quito. Plan de Acción. 13 
ene. 1984, Apud: BID. La deuda externa de América Latina. Washington, D.C. set. 1984, 
p. 91. 
11 Decisiôn 174 deI Sela sobre seguridad econômica regional. In: Revista Integración 
Latinoamericana, Buenos Aires, (87):81, 1984. 
PólUicas antárticas latinoamericanas 45. 
Esto resulta aún más claro si tenemos en cuenta que la mayoria de los países 
latinoamericanos deben asignar una parte sustantiva de sus ingresos por expor­
taciones aI pago de la deuda externa lo cual, frena, irremediablemente, su capa­
cidad de inversión y por lo tanto condiciona y limita las posibilidades futuras 
de desarrollo. 
Por otra parte nos interesa destacar aquí que en lo relativo a la deuda externa 
latinoamericana se han dado algunos pasos dentro deI marco de la concertación 
y acuerdo de voluntades. No intentamos medir su eficacia por los resuldos 
logrados en la negociación global deI problema y la respuesta dada por los 
acreedores. Sí debe apreciarse como un intento valioso producido entre los 
once países más endeudados de América Latina para delinear alguna política 
común. 
Es por ello que podemos afirmar que, la capacidad de respuesta de los países 
de nuestra región a la actual crisis - que pone en evidencia las falencias deI 
sistema internacional para generar un orden más equitativo y justo - depen­
derá, en gran medida, de la decisión de encarar acciones que les permitan poner 
en común sus potencialidades, poder aprovechar más plenamente y con mayor 
eficacia sus recursos humanos y concertar políticas de tipo regional, para nego­
ciar con mayores ventajas relativas a nivel internacional. 
Como contrapartida de la actual crisis que enfrenta América Latina en su 
conjunto, se visualiza también una tendencia creciente, sobre todo a partir de 
la asunción de regímenes democráticos en la región, a la revalorización de alter­
nativas autodependientes en un marco de cooperación para disminuir su vulne­
rabilidad externa. 
AI respecto nos interesa destacar la reflexión de Mufioz aI sostener que: "la 
demoClllcia no resuelve los problemas de la deuda (podríamos hacerlo extensivo 
a otras cuestiones o problemas a los que debe hacer frente), no soluciona auto­
máticamente los problemas de las relaciones internacionales deteriorados por 
tanto tiempo, ptro sí permite un punto de apoyo más sólido para negociar. 12 
4. Por qué promover la cooperación latinoamericana en la Antártida: 
Hemos sostenido que la cooperación constituye un mecanismo que puede 
contribuir efectivamente a incrementar los logros de quienes están comprometi­
dos con ella. Esta conceptualización amplia deI fenómeno nos permite explicar 
la cooperación como un mecanismo de acuerdo de voluntades - no es de nin­
guna manera una categoría aplicable con exclusividad aI problema deI subde­
~arrollo - con el cu ai se pretende la optimización de los logros. La realidad 
internacional nos muestra distintos ejemblos de cooperación entre los países 
de~arrollados, mediante la cual obtienen mayores benefícios. Para no abundar 
en detalles citemos, entre otras las reuniones de los siete países de más alto nível 
de desarrollo industrial en el mundo y la experiencia trilateral. 
Proponer la estrategia de concertación entre países latinoamericanos de nin­
guna manera debe interpretarse que como contrapartida traerá aparejada la 
12 Mufíoz, Heraldo. Políticas exteriores en América Latina. In: Vários autores. Temas 
de política exterior latinoamericana. El caso uruguayo. Grupo Editor Latinoamericano. 
Buenos Aires, 1986. p. 36. 
46 R.C.P. 2/88 
ruptura o delink (disociación) con otros actores extrarregionales. Se trata de 
algo mucho más pragmático y cOncreto cuyo fundamento básico reside en la 
necesidad de aunar esfuerzos, optimizar recursos para maximizar la autonomía 
nacional y regional. 
Quizá el error que se ha cometido en algunos intentos experimentados en 
la región haya sido unª excesiva burocratización institucional que frenó las 
realizaciones concretas. Así considera Munoz: "Tendemos a pensar en la coope· 
ración como una institución y por lo tanto pele amos por la sede, por las cuotas 
y por ter otros aspectos equivalentes hasta quedar envueltos en una lógica más 
bien institucional que de cooperación". 13 
Precisamente en la cuestión antártida es probable que sea más necesario que 
en otras tomar conciencia que cuanto más formal sea el carácter de las concer­
taciones, menos posibilidades habrá de llegar a acuerdos fructíferos y de rápida 
implementación. Un examen cuidadoso sobre los cambios que se está produ­
ciendo actualmente en el subsistema antártico permite percibir con claridad que 
existen acuerdos previos a nivel regional para el tratamiento de las cuestiones 
antárticas en los foros intemacionales. Hemos planteado oportunamente que 
existen organizaciones regionales representadas como tales en el Sistema Antártico 
- la Comunidad Económica Europea constituye el ejemplo más acabado en 
este sentido. 14 También otros organismos de cooperación regional han discutido 
en su seno los mandatos que llevarían luego a Ia Ásamblea de Ias Naciones Unidas 
cuando se tratara Ia Cuestión de Ia Antártida. Basta recordar aquí Ias reuniones 
de Comunidad deI Caribe (Caricom y Estados deI Caribe Oriental (OECS). 
Dentro deI marco de otros grupos de Estados donde predomina el análisis de 
temas desde Ia óptica política se inscribiría el tratamiento de la problemática 
antártica por parte de Ia Organización para Ia Unidad Africana (OUA) en julio 
de 1985 y recientemente la Liga Arabe, a mediados de setiembre de 1986. 
Promover Ia participación de los países latinoamericanos en Ia Antártida en 
calidad de miembros consultivos y adherentes no desnaturaliza el sistema (que, 
por otra parte, está abierto a la participación de todos los estados interesados) 
sino que por el contrario permite ir ganando espacio a nivel regional y contn­
büye a compatibilizar criterios para coordinar políticas y marcar una estrategia 
apoyada en el consenso. 
Por tanto podrían procurarse formas de cooperación que lIeven a estrechar 
los lazos ya existentes y crear nuevos, ampliar Ias modalidades de negociación 
para dar el mayor amparo posible a todos los intereses presentes. 15 
Indubablemente recaerá sobre la decisión política, Ia responsabilidad de 
flexibilizar y compatibilizar sus políticas antárticas, introduciendo variantes 
que permitan ensayar proyectos cooperativos entre los países latinoame­
ricanos para Ia Antártida. Se impone, en primer lugar, uma búsqueda de coordi­
nación entre los miembros de Ia región que ya participan en el quehacer antártico. 
13 Muíioz, Heraldo. Relaciones internacionales de América Latina. In: Vários autores. 
Temas ... op. cit., p. 47. 
14 Ver nuestro trabajo El mundo desarrollado en la Antártida: las superpotencias y la 
Comunidad Económica Europea, ejemplos de una cooperación selectiva. In: Cuadernos dI! 
Política Exterior Argentina, Promopea, Rosario, jun. 1986 (Serie Estudios, n. 3). 
15 Caubet, Christian. As questões antárticas: algumas perspectivas brasileiras, Comunica­
ción presentada a las Primeras Jornadas Latinoamericanos sobre la Antártida, Rosario, 28 y 
29 ag. 1986. p. 9, mimeogr. 
Políticas antárticas latinoamericanas 47 
Algunas alternativas posibles, sin ser por ello las únicas que podrian imple­
mentarse, estarian dadas de la siguiente manera: 
- en el plano delas discusiones jurídico-políticas dentro y fuera deI marco deI 
Sistema Antártico: iniciar negociaciones entre Argentina, Chile, Brasil y Uru­
guay en una primeira etapa para la adopción de criterios comunes que les permi­
tan funcionar como bloque de Estadosconsultivos latinoamericanos. Se inten­
tará en el mediano plazo una apertura hacia el resto de los países deI área que 
han manifestado su interés y revisten la calidad de adherentes dentro deI Tra­
tado Antártico. 
- en el plano científico-tecnológico: planificación de expediciones conjuntas, 
colaboración en materia tecnológica, intercambio de personal científico, raciona­
lización de las tareas científicas mediante una coordinación de proyectos y utili­
zación de medios económicos y humanos. 
- en el plano económico: planificación y desarrollo de actividades conjuntas 
para la explotación de recursos vivos en las áreas permitidas y de acuerdo con 
las disposiciones de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos 
Marinos Antárticos. Coordinación entre las distintas empresas nacionales encar­
gadas de las questiones minerales y energéticas para encarar proyectos de explo­
ración y explotación minera. 
5. Conclusiones 
Evidentemente, el espectro de variantes sobre los modos de implementar Ia 
cooperación latinoamericana puede ser muy amplio y es probable que en su 
concepción se plante en percepciones diferentes. No obstante cualquiera sea la 
modalidad que se adopte, consideramos que deberá reunir dos requisitos fun­
damentales: 
1. estar cimentada sobre bases ciertas de realización; 
2. enmarcada dentro de una estrategia de optimización de recursos. 
El primero de ellos guarda una intrínseca relación con la posibilidad de resul­
tados efectivos que contribuirán a cambiar la sensación de frustración que han 
dejado otros emprendimientos por pretender solucione~ mágicas y logros casi 
utópicos. El "principio de la selectividad", encuentra un campo propicio en 
la cuestión antártica y constituye un desafío para América Latina de consus­
tanciarse con las nuevas tendencias cooperativas y asociativas que se afianzan 
cada vez más en diferentes procesos de la realidad internacional. 
Por su parte, la necesidad de enmarcarlo dentro de una estrategia de optimi­
zación de recursos se desprende de la propia situación económica y los compro­
misos relativos aI p~go de su deuda externa que enfrentan los países de América 
Latina. El estado de sus economías incide negativamente en la asignación de 
recursos para la concreción de actividade!> relevantes en la Antártida. En este 
sentido debe subrayarse que la evolución producida en los últimos tiempos en 
las actividades antárticas y los requerimientos cada vez mayores de tecnología 
de punta impone un nuevo freno económico para aquellos países que no puedan 
acceder a la actualización de sus medios. La vía cooperativa resulta, entonces, 
un media eficaz para 10grarIo. 
R.C.P. 2/88 
La situación se hace más difícil para aquellos Estados que hasta el presente 
no han tomado contacto alguno con la Antártida y ven esa posibilidad cada vez 
más lejana. Precisamente este constituye, en muchos casos, el motivo principal 
que los lleva a enrolarse con los postulados de la corriente universalista promo­
vida por los No Alineados para declarar a la Antártida, "Patrimonio común de 
la Humanidad". 
Desafortunadamente, América Latina sigue todavía mostrando frente aI mundo 
una imagen desarticulada como región, apenas interrumpida por alguna acción 
aglutinante de tipo coyuntural. Esta es una oportunidad para poner a prueba 
su interés en encarar tareas conjuntas y coordínar políticas a nível regional y, 
a la vez, delinear una estrategia coherente para la defensa de sus intereses a 
nivel internacional. 
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Políticas antárticas latinoamericanas 49

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