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De la ensefianza de la literatura a la educaci6n literaria Teresa Colomer Los cambios que se han producido en el repertorio de materiales lingiiisticos que le presenta Ia cultura al niiio han sido tan grandes como los que se han dado en Ia comprension teorica y educativa de lo linguistico como sistema que debe adquirir y dominar el niiio. Estos cambios exigen una actualizacion de Ia enseiianza de Ia lengua y Ia literatura de modo que siga justificadamente teniendo el papel relevante que antes merecidamente ocupaba, con contenidos, objetivos y tareas· distintos, en un mundo cultural tambien distinto. En este articulo se hace un analisis crftico de ambas situaciones y se propane un programa para Ia construccion de un saber leer literario en el marco de Ia enseiianza de Ia lectoescritura y Ia lengua. En el curso de las dos ultimas decadas se ha sei'ialado repetidamente (Federicis, 1985) que ·el modelo tradicional de enseiianza de Ia literatura en Ia escuela se halla sumido en una situacion de crisis profunda e irreversible. Puede constatarse tambien como, a pesar del tiempo transcurrido, Ia impro cedencia de Ia antigua concepcion no ha sido sustituida aun de forma global y coherente por una nueva propuesta educativa, y como, en consecuencia, nos hallamos en Ia actualidad ante una gran desorientacion respecto a Ia funcion educativa de Ia literatura y a su posible programacion escolar. Parece indicado pensar que Ia superacion de esta etapa debe provenir de Ia reflexion educativa sobre los progresos te6ricos producidos en las distintas ciencias implicadas en Ia ensei'ianza de Ia literatura, del analisis y valoraci6n de los avances ya producidos de forma intuitiva y fragmentaria en Ia practica escolar y de Ia integracion de todos estos elementos en un nuevo marco te6rico que permite fundamentar y desarrollar una nueva articulaci6n de objetivos y pdcticas educativas. A Ia luz de los conocimiemos actuales puede afirmarse © 1991 by Aprendizaje. ISSN: 0214-7033 Comunicacion, Lenguajt y Educacion, 1991, 9, 21-31 22 que este nuevo marco debed. reemplazar definitivamente Ia concepcion de una enseiianza de Ia literatura por Ia de una educacion literaria, entendida esta ultima, tal como viene definiendose en las nuevas corrientes didacticas (Coveri, 1986; Lugarini, 1985), -como Ia adquisici6n de una competencia lectora especifica que requiere del reconocimiento de una determinada con formacion lingiilstica y del conocimiento de las convenciones que regulan Ia relacion entre el lector y este equipo de texto en el acto concreto de su lectura. LOS AVANCES YA PRODUCIDOS EN LA SITUACION ACTUAL Si bien, hasta el momenta, las consecuencias educativas de los progresos realizados en los distintos campos teoricos se han producido mas como negaci6n o disolucion del modelo precedente que como articulacion de una verdadera formacion literaria, puede constatarse Ia generalizaci6n escolar de algunos presupuestos y practicas educativas que sin duda seiialan el avance hacia una nueva propuesta y que pueden esquematizarse en los apartados siguientes: 1. Donde se lee. La nueva situacion curricular La delimitacion del texto literario como una de las posibilidades de Ia lengua escrita a partir de los avances de Ia lingiilstica de los alios sesenta ha establecido una nueva relacion entre educacion lingiilstica y educacion literaria. As!, Ia division tradicional entre un predominio casi absoluto del texto literario en el area de lengua y el uso sin instruccion lingiilstica alguna del texto informativo en las otras areas de ensenanza parece evolucionar hacia el estudio escolar de una amplia gama de textos a traves de un planteamiento mas acorde con Ia tipologla establecida porIa lingiilstica textual (Adam, 1987, 1988; Combettes, 1988) y mas capaces de responder a Ia necesidad educativa de mejorar Ia comprension y produccion de todo tipo de textos. Es cierto, sin embargo, que Ia saludable perdida de hegemonla del texto literario lleva aparejada una cierta perplejidad sabre su nueva funcion. Si bien en Ia ensei'ianza media Ia existencia de un espacio docente claramente delimitado por los planes de estudio ha preservado su enseiianza en Ia escuela primaria, y logicamente de forma especial en el ciclo superior de EGB, su suerte ha sido mucho mas variable. No se trata, verdaderamente, de un problema de presencia del texto literario, puesto que en wda Ia escuela primaria resulta habitual Ia lectura de un amplio abanico de narraciones, descripciones, dialogos y poemas mas o menos fragmentados. La dificultad radica en establecer los objetivos adecuados para las actividadcs que deben realizarse a partir de esas lecturas, ya que es facil observar que en muy escasa medida se proponen iniciar y desarrollar Ia educacion literaria de los alumnos, y, de hecho, Ia utilizacion mas generalizada del texto literario consiste en servir de introduccion para las actividades lingiiisticas. Efectivamente, el analisis de los Iibras de texto mas frecuentes confirma que Ia mayor parte de las propuestas taman el texto como mera provision de palabras o frases para tratar contenidos lexico-semanticos, gra maticales o de produccion escrita con escasa relacion con los aspectos literarios del texto leldo. 23 Ciertamente, antes de abordar estos contenidos tan diversificados, suelen proponerse una serie de actividades de comprensi6n del texto que permitirfan una real profundizaci6n en Ia competencia lectora, y espedficamente en la literaria, si estuvieran planteados segun los conocimientos actuales sobre el proceso de lectura, entendido como construcci6n de una representacion mental coherente, y sabre las caracterlsticas del texto literario. Pero recientes investigaciones (Sole, 1987, por ejemplo, en nuestro pals) han vuelto a reafirmar el caracter fundamentalmerzte evaluativo de este tipo de actividades encaminadas a Ia comprensi6n literal y que taman habitualmente Ia forma de un repertorio de preguntas. Estas preguntas acostumbran a reclamar un recuerdo inmediato de pequefios detalles secundarios y frecuentemente atafien a informaciones obtenidas segun el desarrollo cronol6gico de Ia accion. El tipo de respuesta as! obtenido es una simple verificaci6n, escueta y facilmente localizable en cl texto, aun en el caso que el lector no lo haya co'mprendido, ya que no exige ningun tipo de elaboraci6n personal ni se refiere a Ia comprensi6n global del texto. 2. Que se lee. La ampliacion del corpus Si Ia lengua literaria ya no es vista como Ia cima de las posibilidades de ex presion de una lengua y entra en crisis su presentaci6n modelica e hist6rica a traves de los autores dasicos, se hace acuciante Ia necesidad escolar de hallar textos literarios mas cercanos a los intereses y a Ia capacidad comprensiva de los alumnos. Para responder a esta demanda se produce una extension del corpus literario utilizado en dos sentidos principales. La literatura de tradici6n oral, ya presente en alguna medida en los primeros niveles de enseiianza, ampHa su presencia en ellos y aparece en los cidos posteriores. A sus virtudes de enlace con formulas conocidas por los nifios desde antes de su escolarizaci6n se une su explotaci6n en la fase de aprendizaje de Ia lengua escrita e incluso su reivindicaci6n de patrimonio cultural en peligro por Ia urbanizaci6n de Ia sociedad o, en algunos casas, por las decadas de marginacion cultural de las lenguas minoritarias. La apreciacion de estas cualidades por parte de los ensefiantes ha propiciado una extension casi abusiva de este tipo de literatura a toda la enseiianza obligatoria con el riesgo de limitar en un nuevo sentido Ia experiencia literaria propuesta a los alumnos. La literatura in/anti! y juvenil, por otra parte, ha penetrado con tal fuerza en el cido educativo que a menudo constituye una alternativa practica real frente al desconcierto escolar sabre Ia programaci6n literaria. Si durante mucho tiempo fue desatendidaIa necesidad de su presencia en Ia escuela o se Ia arrincono a una utilizacion casi extraescolar en la biblioteca del centro, en estos momentos se halla muy generalizado su uso en Ia formacion lectora a traves de actividades de incitaci6n a Ia lectura y de creaci6n de habitos lectores, ya que no hay duda de que esta literatura resulta especialmente id6nea para Ia familiarizaci6n con el texto y, tal como Wells (1986) ha senalado, para Ia realizaci6n de importantes aprendizajes lectores y literarios desde edades muy tempranas, aprendizajes que se refieren tanto a conocimiento implkito de las convenciones basicas sabre el tiempo literario o Ia division de Ia acci6n en secuencias, como a la exper!mentacion del placer verbal, la 24 identificaci6n con los personajes o el dialogo con Ia. propia experiencia. Sin embargo, su utilizaci6n escolar presenta tambien peligros contrapuestos: Par una parte, su funci6n continua inscribiendose mayoritariamente en el terreno estricto de Ia motivaci6n lectora, aun en los casas en que su presencia ha desbancado Ia lectura de cualquier otro texto literario. Ella conlleva Ia practica inexistencia de una programaci6n de actividades de analisis y com prensi6n que pudiera hacer progresivamente explkitos los conocimientos literarios y ayudar de este modo a! lector en su tarea de interpretar el texto con una competencia cada vez mayor. Par otra parte, asistimos, en cambia, a Ia proliferaci6n de gulas de trabajo y lectura de estas obras de ficci6n, de tal forma que estos textos se convierten en el nuevo punta de partida para el mismo tipo de rutinas escolares anteriormente seii.aladas, con el agravante de anular Ia capacidad motivadora de un corpus iiterario que, en consonancia con Ia voz de alerta lanzada par Battelheim y Zelan (1981), se presenta como real y no creado artificialmente para su usa escolar. 3. Como se lee. El acceso al texto Sin duda Ia primera consecuencia de los cambios combinadas de Ia lingi.ilstica y Ia teorla literaria estructuralistas de los aii.os sesenta y de las bases psi copedag6gicas de Ia enseii.anza de Ia lectura fue el abandono de Ia transmisi6n memodstica de Ia informacion sabre el patrimonio literario y su sustituci6n par el acceso directo del lector al texto. El comentario de texto se convirti6 a continuaci6n en Ia actividad didactica par excelencia en los niveles educativos donde existla Ia programaci6n hist6rica. El profesor continuaba siendo, de todos modos, el poseedor de Ia informacion y el encargado de glosar el texto, o bien desde nuevas perspectivas sociol6gicas, psicol6gicas, etc., o bien desde Ia propia construcci6n textual a partir de un complejo analisis que durante un tiempo hizo concebir a los enseii.antes Ia esperanza de haber encontrado una base te6rica de Ia propia disciplina que les pudiera proporcionar tecnicas cientlficas equivalentes a Ia solidez referencial de los avances lingiilsticos. Desde entonces, e incluso desde Ia relaci6n no resuelta entre teorla literaria y enseii.anza de Ia literatura, Ia necesidad del contacto entre ellector y el texto no ha hecho mas que afianzarse como un hecho indiscutible que se ha nutrido, en los ultimos aii.os, de Ia atenci6n concedida al lector desde divcrsas disciplinas, dcsdc Ia psicologb cognitiva a Ia tcorb de Ia recepci6n literaria (Litterature et enseignement, Ia perspective du lecteur, 1988). Este contacto entre el texto y el lector se produce actualmente en Ia escuela a traves de diversos niveles de fragmentaci6n de Ia obra y de distintas formas de lectura. La situaci6n mas usual es Ia combinaci6n de Ia lectura de fragmentos o textos brerues ya sei'ialada, Ia lectura individual de obras completas, generalmente para Ia creaci6n de habitos lectores no sujetos a actividades regladas, y Ia lectura colectiva de una o varias obras. Este ultimo tipo de lectura resulta especialmente interesante al proporcionar el referente comtm necesario para ejercitar Ia competencia literaria con Ia ayuda del profesor y del resto de lectores en los aspectos de construcci6n global de Ia obra, aspectos imposibles de analizar en fragmentos aislados. La anticipaci6n de los diversos elementos narrativos, Ia selecci6n de indicios 25 relevances, Ia integraci6n de Ia informacion sobre las nuevas accioncs y conductas de los personajes y, sobre todo, el analisis del propio autocontrol sobrc Ia coherencia interpretativa hallan en Ia lectura integral colectiva un espacio privilegiado para el aprendizaje interactivo de las estrategias de lectura, estrategias que el lector podra trasladar posteriormente a otras obras de lectura individual, de acuerdo con el metodo defendido por Collins y Smith (1980) para el aprendizaje progresivamente aut6nomo de Ia comprensi6ri lectora. Lamentablemente, esta actividad didactica se traduce mayoritariameme en un trabajo centrado en los breves fragmentos leldos en cada clase sin que se establezca su enlace global con Ia obra entera. Se repiten as!, por lo tanto, el mismo tipo de actividades realizadas a partir de Ia lectura de textos breves, con Ia t'mica salvedad del interes y conocimiento de una obra entera por parte de los alumnos. 4. Leer y escribir. La produccion de textos literarios La propuesta de construir nuevos textos literarios a imitaci6n de los propuestos no es ninguna novedad en Ia enseiianza literaria, ni tampoco lo es Ia producci6n de textos que versan sabre su forma y significado tales como resumenes, comentarios y parafrasis. En realidad puede afirmarse que estas practicas tradicionales se han desvirtuado y disminuldo ante el impacto de Ia perplejidad ante Ia enseiianza de Ia literatura. En los aiios setenta, sin embargo, irrumpiran en este campo otro tipo de actividades de escritura que paredan corresponderse con Ia difusi6n de nuevos objetivos de acceso activo a! placer literario, tanto en su recepci6n como en su emisi6n, a traves de Ia desacralizaci6n de Ia obra literaria. Las propuestas de Petitjean (1982, 1984) constituyen ejemplos, especialmente rigurosos y sugerentes, de este tipo de actividades que, a menudo bajo Ia forma de talleres literarios, y muy ma sivamente en Ia escuela primaria a partir de Ia divulgaci6n de Ia obra de G. Rodari, tomaron el relevo de Ia tradicional redacci6n escolar. De modo simplificado podemos dividir las tecnicas expresivas mas utilizadas en tres grandes grupos: A) Tecnicas referidas a Ia manipulacion· de las obras con introduccion de cam bios en Ia estructura narrativa, en el punto de vista o en las coordenadas espacio-temporales, y a su reelaboracion, -a menudo par6dica o de inversion de sentido. B) Tecnicas de produccion de textos originales con Ia aplicacion de estimulos para Ia creacion tornados con frecuencia de las practicas literarias vanguar distas: asociacion libre, juegos de palabras, extraiiamientos, etc. C) Tecnicas de creacion textual a panir de modelos retoricos diversos: mo dalidades expresivas, cambios de genero literario o descubrimiento/adopcion de una estructura textual previamente fijada. El principal problema de estas nuevas actividades radica en su falta de vertebraci6n en el curriculum escolar, en su realizaci6n como un espacio de creaci6n placentera y a! margen de cualquier saber reflexivamente organizado. Efectivamente, su practica no responde a objetivos claramente definidos ni esta sujeta a programaci6n alguna, por lo cual es imposible Ia evaluaci6n de resultados, Ia selecci6n de las ayudas necesarias y Ia conciencia por pane del 26 alumna de criterios objetivos con los que valorar su progreso personal en el dominio de Ia expresion escrita. La realizacion de las actividades de los dos primeros grupos sei'ialados, se circunscribe b:isicam~nte al ma~co del estimulo para Ia creacian y adolece de Ia falta de un desarrollo mlnimamente riguroso para cl proceso posterior. La creacion es homologada a una capacidad innata y espondnea, alejada sin duda de Ia movilizacion planificadadel conjunto de conocimientos que el alumna posee en su memoria o en fuentes de informacion a su alcance. A Ia par corre implkita Ia concepcion del texto literario, principalmente en su 'vertiente poctica, como una construccion agramatical y aleatoria a causa, entre otras, de Ia discutible utilizacion de los modelos vanguardistas, del hecho de que cualquier cambia en las figuras retoricas o en Ia estructura del texto no sea sometida a las reglas de coherencia textual, o de Ia escasa atenci6n concedida a Ia articulacion lingiilstica en favor de un texto basado en Ia simple yuxtaposicion acumulativa de elementos. Por lo que respecta a! ensayo de estructuras textuales, uno de los modelos mas generalizados ha sido el de Ia morfologla del cuento a partir de las definiciones de Propp, Todorov, o Greimas; esta aplicaci6n escolar parece responder a Ia necesidad de tecnicas de analisis percibidas como mas ciendficas por los ensei'iantes, pero Ia dificultad de su abstraccian conduce a su inevitable deformacion y realiza una mas que dudosa aportacion a Ia gratificacion lectora. A pesar de estas reservas, es precisamente esta via imitativa o de escritura con reglas Ia que, a Ia luz de las nuevas teorlas, esd ampliando con fuerza su justificacion y rentabilidad escolar si se desarrolla a partir de una clara delimitacion de objetivos, desde parametros mas controlados y con atencion hacia Ia conservacion de una ralz motivadora que no les convierta en una nueva retorica vada de contenido. HACIA UNA EDUCACION LITERARIA Si Ia escuela debe garantizar el aprendizaje de Ia lectura escrita a todos los ciudadanos, probablemente sea Hcil convenir que Ia lectura de textos literarios constituye una de las finalidades culturales de ese acceso. Aunque sin detenernos en este momenta en exponer las reflexiones educativas mas recientes (Armellini, 1987) sabre Ia actualidad de Ia importancia formativa de este encuentro entre cllector y Ia representacion de Ia experiencia cultural a traves de Ia palabra, podemos convenir en Ia necesidad de una educacion literaria en Ia escuela basica que, desde el punta de vista de Ia recepcion, debe concebirse como el desarrollo de las habilidades y competencias necesarias para Ia comprension de Ia comunicacion literaria. En correspondencia con su integracion en Ia formacion lectora, Ia pla nificaci6n de Ia intervem:i6n educativa sabre Ia lectura literaria debe tamar como punta dr referencia las investigaciones realizadas durante los ultimos ai'ios sabre Ia actividad lectora (que es leer) y sabre que tipo de ayudas facilitan Ia adquisici6n de esta capacidad (como ensei'iar a leer), investigaciones y avances de las que diversos autores (Ferreiro y Gomez Palacio, 1982; Alonso y Mateos, 1985; Colomer y Camps, 1991, etc.) han realizado slntesis espe cialmente utiles en el campo educativo. Si creemos que «lafinalidadformativa 27 de Ia educacion litera ria se puede resumir en Ia forma cion de/lector competente», tal como afinna el proyecto para Ia educacion literaria en Italia del Seminario della ricerca Dillis (1986), deberemos partir de Ia programacion general de Ia enseiianza de Ia lectura para especificar ei tratamiento que debe otorgarse al texto literario. Resulta operativo a este respecto partir de Ia consideracion de Ia lectura como una actividad compuesta par dos tipos de conductas bien diferenciadas aunque simuld.neas y complementarias: par una parte, un comportamiento lector que se dirige a Ia construccion del sentido a partir de actividades psi comotrices y de razonamiento, y, par otra, un comportamiento linguistico que se adecua a las caracteristicas de La lengua escrita. La capacidad de saber leer quedaria asl definida, segun Charmeux (1985), como Ia posibilidad de usar estos comportamientos como propios e incluida diversas dimensiones afectivas (de implicacion y seguridad), cognitivas (de formalizacion de los conocimiemos implicados) y pragmaticas (de dominio y adaptabilidad de las conductas lectoras). Estas coordenadas ofrecen Ia posibilidad de concretar y programar los aspectos irnplicados en Ia construccion de un saber leer literario par parte de los alun:mos en el marco de Ia programacion de su educacion lectora en Ia escuela. Este saber puede esquematizarse en Ia adquisicion de los siguientes componentes: 1. A nivel de comportamiento lector 1 .1. Desarrollo de Ia familiarizacion y seguridad respecto al texto litera rio Con Ia posibilidad consiguieme de adecuarse a esta situacion de comu nicacion y a sus finalidades habituales de entrenamiento, placer, ampliacion de Ia experiencia vital, etc., asl como de adoptar las formas de lectura pertinentes. La escuela debeda asegurar que todos los alumnos perciban Ia lectura literaria como una actividad que les compete personalmente, que puede formar parte de su mundo y en Ia que se mueven con soltura en su experiencia de cuando, donde, como y con que intencion se lee literatura en nuestra sociedad. Para ella resulta indispensable optar par una amplia creacion de situaciones de autentica lectura por placer que no conduzcan sistematicamente al ejercicio escolar. En el establecimiento de este tipo de situaciones habra que contemplar Ia distincion y relacion entre las actividades de incitacion a Ia lectura y las de formacion de habitos permanemes y habra que incluir tambien Ia ampliacion de las formas de lectura, reducidas a menudo a un mero consumismo argumemal, con Ia inclusion de actitudes de implicacion personal, de valoracion estetica y de distanciamiento cdtico. 1.2. Aprendizaje de Ia actividad de construccion del sentido del texto La consecucion de una representacion mental coherente y adecuada al texto leldo debe constituir, precisameme, el nucleo de Ia imervencion educativa en el terreno de Ia formacion lectora. A nivelliterario su desarrollo requiere: A) Una sclecci6n de los textos propuestos concebida, no como una antologla de grandes autores, sino como un rccorrido en el aprendizaje de Ia co- 28 municaci6n literaria a partir del corpus que puede ser realmente comprendido por los alumnos. B) La ponderacion de los conocimientos previos del lector, ya que Ia capacidad de comprender un texto depende de Ia posibilidad de relacionar su mensaje con los esquemas conceptuales propios. La intervencion educativa debera dirigirse tanto a Ia adecuacion de los textos como al establecimiento de los enlaces necesarios entre texto y lector. La representacion mental que el lector de literatura debe formarse ataii.e al estado de desarrollo de su imaginario personal y a Ia confrontacion entre su propia vision del mundo, y de el mismo, con Ia elaboraci6n cultural de Ia experiencia humana que le ofrece cualquier obra literaria. Bajo este enfoque deberia entenderse desde Ia escuela Ia posibilidad de contextualizar literaria y culturalmente el texto: como una via para enriquecer el dialogo del lector con el tcxto al hacer posibles nuevas conexiones entre Ia representaci6n obtenida y Ia representaci6n del mundo anterior a Ia lectura. Y esta misma perspectiva deberla marcar el sentido y los Hmites de Ia informacion contextual ofrecida en Ia escuela obligatoria. · C) La sistematizaci6n de Ia ayuda necesaria para Ia adquisici6n de los mecanismos propios de todo acto de lectura: anticipar, comprobar y controlar Ia sig nificaci6n obtenida. Deber:ln proponerse actividades de anticipacion a partir de una correcta selecci6n de indicios (y saber que indicios son relevantes en literatura), Ia cjcrcitaci6n del razonamicnto deductivo y por inferencia segun las convenciones de los distintos generos y el autocomrol continuado del lector sobre Ia coherencia de su representacion mental segunel baremo de Ia ficcion literaria. La comparacion y el debate sobre Ia interpretacion obtenida por los distintos lectores permitir:l constatar Ia pluralidad de lecturas consustancial al texto literario. 2. A nivel de comportamiento lingiilstico 2.1.Desarrollo de Ia capacidad para caracterizar y situar el texto literario entre las variables linguisticas que el dominio de la lengua pone a nuestra disposicion. La familiarizacion y conocimiento de las formas organizativas del texto asl como de los diversos generos y modalidades del texto literario, permite activar los esquemas mentales adecuados y obtener una lectura comprensiva con mayor facilidad. Deberan tenerse en cuenta, pues, las ca racterfsticas textuales que diferencian la literatura de los otros textos lingi.ilsticos (sus diferencias en el funcionamiento de"la coherencia pragmatica, su violacion de las reglas habituales de cohesion, su semantizacion de todos los niveles del texto, etc.) y sus formas tipificadas de organizacion. 2. 2. Apropiaci6n de aspectos espedficos del texto literario como variable de las caractedsticas lingiilsticas del texto escrito, con especial atencion a Ia materialidad del texto literario como forma lingiilstica construlda para su valoracion en sl misma, y al uso especial de los recursos lingiilsticos que ello conlleva. Es en este sentido que debe procederse, en primer Iugar, a Ia seleccion de los conocimientos literarios realmente necesarios y conveniences para que los alumnos aumenten, no su informacion, sino su saber leer literario, y, en segundo lug;tr a Ia programacion de estos conocimientos a lo largo de Ia educacion obligatoria teniendo en cuenta su posible division entre cono cimientos impHcitos o/y progresivamente expHcitos. En definitiva, Ia educacion lectora nos proporciona Ia base para el desarrollo A pr op la rs e el t ex to A t ra ve s d e a cl iv id a d e s de : ~ C on ta ct o co n el t ex to ln ci ta ci 6n a Ia l ec tu ra F or m ac i6 n de h ab ito s le ct or es Am '"'" '" 'r" oe 1 ec t" " E sq ue m a de l os c om po ne nt es d e Ia e d u ca ci 6 n li te ra ri a S ab er l ee r lit er ar io C om po rt am ie nt o le ct or (c on st ru cc i6 n de l se nt id o) A p re n d e r a co m p re n d e r U n iti ne ra rio d e l ec tu ra s oom plrb " a tr av es d e: La r el ac i6 n co n lo s co no ci m ie nt os p re vi os a lle ct o r. La c on te xt ua liz ac i6 n lit er ar ia y c ul tu ra l ~ C om po rt am ie nt o lin gu is tic o (a de cu ac i6 n al t ex to e sc rit o) D ls tln g u lr e l te xt o llt e ra rl o y su s lo rm a s de o rg an lz ac lo n La a pl ic ac i6 n de l os m ec an is m os l ec to re s La e xp er im en ta ci 6n de I a pl ur al id ad 1 A t ra ve s de : ! El c on tr as te e nt re : - te xt os d iv er so s ~ le• tor me ,.,; , S it u a ci o n e s, a ct iv id a d e s y e je rc ic io s d e l e ct u ra ( y e sc ri tu ra ) lit e ra ri a C o n o ce r su s ra sg oa u p e r ~ El a pr en di za je d e un a se le cc i6 n ad ec ua da d e co no ci m ie nt os s ab re Ia c on st ru cc i6 n lit er ar ia j N \0 30 de una programac10n espedfica de la educaci6n literaria. La concreCion de estc objetivo formativo debe contemplar una propuesta metodol6gica que genere un conjunto de nuevas practicas educativas donde se vertebren y obtengan sentido los avances ya producidos en el marco escolar. Tal vez en estos momentos nos hallemos ya en condiciones de detem1inar el tipo y la articulaci6n de las actividades escolares que pueden f~cilitar en mayor medida el aprendizaje de los alumnos en el contexto de una nueva situaci6n de interacci6n educativa que les otorgue una gradual autonomia en la construcci6n de su saber leer literario. Esquema de los cambios producidos en el modelo tradicional de enseiianza literaria Pr·imada del registro literario en Ia ensei'i.anza de Ia lengua Ensei'i.anza como transmisi6n Ia· interpretacion de los textos por pane del profesor. Prioridad de Ia memorizaci6n Lectura de textos de autores clasicos Programacion historica de l9s contenidos. Mas informacion que lectura de texto Expresion escrita limitada a Ia parafrasis, el comentario y el resumen Referencias lntegraci6n del registro literario en los diversos usos lingiiisticos Construccion dd conocimiento por pane del alumna. lnteraccion educativa. P;ioridad de Ia comprension Ampliacion del corpus literario Diversidad en los ejes de contenidos (programaci6n por generos, tecnicas, etc.) Gran incremento del contacto con el texto Amplia interrelaci6n entre recepcion literaria y expresion escrita ADAM, J. M. (1987). Type de sequences elementairess. En Pratiques, 56. ADAM, J. M. (1988). Linguistique et linerature: qu'est-<:e qu'un texte? 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Es coordinadora de un curso de postgrado sabre Biblioteca cscolar. Direccion: Universidad Aut6noma de Barcelona. Escola Universitariade Mestres •Sam Cugatn, Edifici G, 08193 Barcelona. © de todos los articulos. Deber:i solicitarse por escrito autorizaci6n de CL&E para el uso en forma de facslmil, fotocopia o cualqui~r otro media de reproducci6n. CL&E se reserva el derecho de imerponer las acciones legales necesarias en aquellos casas en que se comravenga Ia ley de derechos de autor.
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