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La fórmula del amor Miquel Iglesias y Natalia Urdinguio 2 Primera edición en esta colección: noviembre de 2017 © Miquel Iglesias y Natalia Urdinguio, 2017 © de la presente edición, Plataforma Editorial, 2017 Plataforma Editorial c/ Muntaner, 269, entlo. 1ª – 08021 Barcelona Tel.: (+34) 93 494 79 99 – Fax: (+34) 93 419 23 14 www.plataformaeditorial.com info@plataformaeditorial.com ISBN: 978-84-17114-25-1 Diseño de la portada: Ariadna Oliver Diseño, realización de cubierta y fotocomposición: Grafime Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org). 3 http://www.plataformaeditorial.com mailto:info@plataformaeditorial.com http://www.cedro.org A la Escuela Neurocientífica del Amor. A Helen, por todo lo que amar implica. 4 Índice PARTE A: ¿Por qué amamos? 1. La química del amor Una selfie desde un eterno mayo francés 2. Amar y otras adicciones Un desayuno y una entrevista para El País 3. Sinapsis Test Pequeños grandes pasos de gigantes PARTE B: ¿Quién eres? 4. Perfiles sinápticos Un pícnic en el Instituto de Neurociencias 5. Exploradores Nueva York y la persistencia de la memoria 6. Constructores Pintando Madrid de tonalidades arcoíris 7. Directores Sueño de una noche de verano y tequilas 8. Negociadores Verano del amor desde Picadilly Circus PARTE C: ¿A quién amar? 5 9. Matches Business class con Frida Kahlo 10. Mapa Aylan y los refugiados del Mediterráneo 11. Códec Viaje a las profundidades del Buda interior PARTE D: La flecha de Cupido 12. Estrategias de match Por todo lo que amar implica APÉNDICES Palabras finales Membresía Agradecimientos 6 Parte A ¿Por qué amamos? 7 1. La química del amor Una selfie desde un eterno mayo francés Estoy bajo el agua y los latidos de mi corazón producen círculos en la superficie. MILAN KUNDERA Desde de la ventana de nuestro hotel se puede observar en toda su plenitud la torre Eiffel. París es la ciudad del amor, o al menos esto es lo que hemos comprado durante décadas a través de películas azucaradas, poesías y canciones que hemos elegido como banda sonora de nuestra propia percepción de amar. A pesar de este halo de encanto empaquetado, fácil de digerir por el entramado turístico que comienza a tapar el sol en ciudades como Barcelona, por la calle apenas se ven parejas de la mano, demostraciones de afecto o romance. Aquella imagen idílica del mayo francés en la que los estudiantes, con la primavera como bandera, reclamaban un combo de cambios políticos, amor libre y revoluciones sexuales ha quedado en un atisbo de postal casi siempre repetitiva. Una imagen que es a fin de cuentas una declaración de principios. No por los espléndidos paseos de los Campos Elíseos, ni por la bohemia de los bares y cafés tan bien descrita por Cortázar, ni siquiera por la supuesta gloria de un Arco de Triunfo revisitado en el tiempo. No. La impronta elegida para representar París, y a través de París al amor, es una estructura de hierro gigante que en su momento fue presentada ante el público general en una feria de ciencias como representación del progreso. Un futuro no tan lejano. Esta instantánea de selfie junto a la torre es una radiografía exacta de nuestros tiempos. La tecnología ha transformado nuestra visión del mundo y, al igual que hace un 8 siglo con Alexandre Gustave Eiffel, las revoluciones no solamente se dan en las comunicaciones, el transporte o la ingeniería; algunos conceptos, como la familia, las emociones y el amor, comienzan también a redefinirse para dar paso a nuevos tiempos. En unos minutos bajaremos las escaleras de mármol del hall central, con nervios pero felices por la repercusión que la Escuela Neurocientífica del Amor está obteniendo, también fuera de España. Una periodista de Le Monde, un periódico tan francés como la baguette y el croissant, nos ha pedido entrevistarnos para descubrir si existe una receta para el amor. ¿Acaso existirá una fórmula mágica? ¿Podrá la ciencia aportar algo de luz sobre este campo? Hace algunos años ya, en una tarde de Sant Jordi, con niños disfrazados de dragones y mujeres aguardando por su rosa, en uno de los intermedios de unas jornadas de investigación sobre los avances de las neurociencias en el ámbito de las relaciones interpersonales, cuando aún había más incógnitas por responder que certezas por afirmar, llegó a mí la pregunta base para el desarrollo posterior de lo que hoy se conoce como la nueva ciencia del amor. Entonces sabíamos que ciertos neurotransmisores y algunos condicionamientos socioeconómicos y socioculturales afectaban, de un modo u otro, a nuestra predisposición a enamorarnos de la persona indicada, pero ¿sabíamos a ciencia cierta cómo sucedía esto? ¿Cuánto sabíamos acerca del amor? Para muchos el amor es una fábula, una novela. La representación idílica de los enamorados Romeo y Julieta: la historia de dos adolescentes que apenas hace un mes que se conocen, que no llegan a tener sexo y que acaba con el suicidio de los dos amantes. Esta, sin duda, no puede ser la respuesta a uno de los interrogantes más importantes de nuestra existencia. Mapa Durante décadas, la pista principal, la clave para encontrar a aquella persona con la que compartir desayunos y sueños, ha tenido como nombre el «mapa del amor». Bajo este concepto se han agrupado distintos indicadores psicosociales. Uno de estos es el nivel socioeconómico. Es decir, si ambos amantes tenemos un velero, nuestros recursos son similares y, por lo tanto, no existe fricción social. Lo mismo si ambos no tenemos un céntimo en nuestros bolsillos. Los niveles socioeconómicos parecidos se atraen. Otro indicador importante es el sociocultural. Íntimamente relacionado con el anterior, el hecho de compartir un mismo estrato cultural, social y educativo supuestamente 9 garantizaría la atracción. Este mapa se desarrollará en el momento del nacimiento y a medida que adquiramos experiencias, algunas mejores que otras, que nos ayuden a nombrar y a darle significado a nuestras interacciones con el mundo y con las personas: nuestro primer amor, nuestra mejor pareja y una lista infinita e imaginaria de todo aquello que queremos para una relación y todo aquello que definitivamente no, filtros que la otra persona deberá superar o le será vedado el acceso a nuestro corazón. Del mismo modo, nuestros valores y creencias y nuestra idea sobre la familia serán condicionantes peligrosos; si no son correspondidos, es posible que no nos ayuden a construir relaciones, sino a destruirlas o evitarlas. Cien años de soledad Los últimos cien años de la psicología han sido los años de la comprensión del amor como un mapa. Supuestamente, debíamos enamorarnos de aquella persona que compartiera nuestros mismos indicadores, valores, hobbies y experiencias. Y, sin embargo, a pesar de que casi todos nuestros amigos de la infancia provienen de entornos similares al nuestro, por lo que podrían ser potenciales parejas, no hemos encontrado el amor en estos lares. Salvo contadas excepciones, las interminables horas de risas, juegos compartidos y convivencia no nos han hecho sentirnos especialmente atraídos. Nos ha faltado esa sensación de mariposas en el estómago, esa química tan necesaria para dar un paso tan importante. Lo compartimos todo menos la atracción física. Y si bien algunas consideraciones del mapa son correctas, hay algo que nos dice que por aquí no está la respuesta. La clave para encontrar a la persona indicada deberemos encontrarla en algún otro lugar; el mapa por sí solo simplemente no funciona. Parafraseando a Antoine de Saint-Exupéry, «amar no es mirarse el uno alotro, es mirar juntos en la misma dirección». Pues nosotros también tendremos que mirar juntos en otra dirección. Códec Otra clave, que ha sido venerada por los medios de comunicación y la cultura consumista dominante en nuestros días, expandida al mundo a través de la política económica norteamericana y vendida en los escaparates de las librerías en la no tan reciente invasión de libros de autoayuda, es la consideración de que el éxito social y 10 económico podría ser determinante para la consecución de un objeto amoroso. El desarrollo de nuestras habilidades profesionales, llegar hasta la cima del reconocimiento social, supondría el acceso a un paraíso en el que al fin obtendríamos nuestra preciada recompensa: seríamos dignos de ser amados y de amar. Las estadísticas demuestran lo contrario. El número de altos ejecutivos divorciados, con problemas de salud asociados al estrés de unas agendas inhumanas, con adicciones y que terminan suicidándose es escandaloso. Además, todos esos libros con consejos generalistas que a veces funcionan para un grupo determinado y no para otro y otras para nadie más que para quien los prescribe han confundido a varias generaciones. Muchos de estos gurús del éxito social son inmensos altavoces creadores de ruido. Y aunque es cierto que algunas de estas técnicas ayudan a tener una vida rica en recursos y emocionalmente sana, como es el caso de la meditación, el yoga o la programación neurolingüística, muchas otras pasan de ser una salida rápida a crearnos cuadros de ansiedad o depresión o a arrojarnos al abismo de la soledad crónica. Así, mientras los índices de divorcios y el número de solteros aumentan, proliferan cada vez más sitios de encuentros, chats de ligue y matchmakers. Todos con un mismo target: personas de mediana edad con profesiones liberales que han dejado para último lugar en sus agendas una necesidad tan básica como amar. El grado de insatisfacción en personas mayores de treinta años, todas con un alto grado de realización profesional pero con un balance negativo a nivel romántico, es una clara muestra de los tiempos que corren. Y como encontrar a una persona con nuestro mismo nivel de desarrollo profesional no nos garantiza sentirnos mutuamente atraídos, está claro que por aquí no encontraremos una respuesta. El poder del ahora A pesar de ello, es cierto que las personas necesitan alcanzar un cierto grado de realización para lograr su máximo potencial como personas, y que este varía según la personalidad de cada uno. A esto lo llamaremos «códec». Algunos perfiles se sienten realizados dirigiendo grandes corporaciones mientras que otros disfrutan realizando tareas humanitarias por el mundo, y en ambos casos el nivel de satisfacción, si sabemos medirlo, puede ser equiparable. Sea como sea, la clave para amar no está por aquí. Eckhart Tolle, en su aclamado best seller El poder del ahora, se refería a esta situación de procrastinación con respecto a nuestras propias necesidades, entre ellas amar, del 11 siguiente modo: «El poder para crear un mejor futuro está contenido en el momento presente: creas un buen futuro creando un buen presente». ¿Habrá entonces alguna clave que se pueda vivenciar en el ahora? Match Tal vez la clave de por qué nos enamoramos de una persona y no de otra esté en nuestras estrategias de match, en todas las herramientas que poseemos para ligar, seducir y generar atracción en las personas: perfumes de marca, cirugías que modifican nuestros rasgos de atracción congénitos para burlar a la naturaleza, aplicaciones para ligar, personal trainers, pesadillas fitness, técnicas de seducción y toda una literatura asociada a conseguir seducir de forma infalible en apenas minutos. Existe toda una industria del sexo y la seducción a nuestros pies, clamando para convertirnos en clientes crónicos de sus productos. El factor sexista de estas propuestas, que usa generalizaciones del tipo «las mujeres son todas (completar uno mismo)» y «a los hombres solo les interesa (ídem)», no ha permitido el reconocimiento de una diversidad necesaria, de una igualdad de derechos civiles muy lejana a la actual, sino que su grado de simpleza reduccionista es alarmante. Dios salve América Las habilidades para seducir han existido desde que el ser humano tiene conciencia de sí mismo; no por nada hemos llegado hasta aquí. Algunas de estas habilidades son innatas en nosotros, ya que nuestro cerebro no dista demasiado del de nuestros antepasados. La llegada del american way of life en la lejana década de 1950 edificó toda una maquinaria de mercadeo en torno a nuestra capacidad de seducir en la que se delimitaron a dos los estereotipos posibles: el hombre alfa y la mujer sumisa. Esta pesada carga de condicionamientos socioculturales obligó a toda una nueva generación a adaptarse a los nuevos cá- nones de conquista. Ahora era necesario cuidar al máximo la imagen, llevar el peinado de moda, el vestido perfecto y la manicura y la depilación al día. Una nueva subcultura en la que saber bailar, utilizar el slang adecuado y modificar nuestro lenguaje corporal se convertirían en indicadores de nuestro valor social. La industria creó un espejo donde poder mirarse para buscar el éxito sexual, social y romántico; productos 12 masivos que separaron a hombres y mujeres en estereotipos sexistas que poco o nada se asemejan a la realidad. John Gray (no el de la sombras, sino el autor de Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus) intentó perpetuar este ideal con su imagen de un hombre potente en testosterona y una mujer santa en estrógeno. A partir de entonces, las clínicas de cirugía estética han crecido como setas tras una tormenta, los gimnasios se han transformado en auténticos centros de peregrinación y la idea del fitness ha penetrado en las nuevas generaciones como los dedos en la garganta de una adolescente con trastornos alimentarios al vomitar. Si apiláramos en la Puerta del Sol la biblioteca completa de VHS, DVD y aplicaciones con rutinas aeróbicas a lo Jane Fonda, podríamos llegar a la Luna, hacer un par de órbitas, tomar fotos y regresar. Cosmología del ligue Nuestros periódicos se han llenado de cartas astrales, horóscopos y test de compatibilidad que no tienen la más mínima validez científica. Lo mismo sucede con las brujas y los consejeros espirituales, que han abusado de técnicas de lectura en frío para decirnos exactamente lo que queríamos oír. ¿Cuánto dinero nos hemos dejado en estos sitios buscando la dichosa receta para amar? Por su parte, la industria del ocio nos ha sacado de los bares y nos ha llevado a gigantescos complejos de sociabilización forzosa en los que la idea de conexión e intimidad ha quedado relegada a cuánta pasta se puede hacer en una sola noche. Ibiza ha pasado de ser la meca de los hippies a una multinacional del chárter de masas. Incluso desde la realidad aumentada, que nos promete un futuro de novias virtuales, como en la película Her, de Spike Jonze, se ha intentado dar respuestas a un futuro incierto en lo que respecta a las relaciones interpersonales, aunque estas se han revelado más como un ejercicio apocalíptico que como una búsqueda de soluciones. A pesar de ello, durante las últimas décadas muchas investigaciones nos han permitido comprender mejor nuestra sexualidad y, gracias a ello, el proceso de cortejo necesario para que un hombre y una mujer se conozcan. La gran mayoría de estos estudios han sido escritos por mujeres. No todos los hombres actuamos igual ni todas las mujeres se sienten atraídas por un mismo patrón. Y es por esto que algunos consejos sobre cómo seducir a alguien pueden sonar a machismo casposo, al igual que ciertas publicaciones femeninas presentan ante el mundo modelos de mujer que poco se asemejan a la realidad y que poco favor se 13 hacen a sí mismas. Estamos rodeados de increíbles posibilidades para ser felices y amar y, sin embargo, son tan pocas las herramientas con las que contamos que incluso el mejor playboy o la más entusiasta reina de la belleza acaban frustrados encitas en las que prima el desencanto y la ansiedad por regresar a la rueda de la fortuna de aplicaciones en las que ni la suerte, ni el destino, ni el karma nos deparan un futuro mejor. ¿Estará aquí la clave? La evidencia final es una estadística: nunca en la historia de la humanidad ha habido tantas personas solteras como actualmente. Y si bien desarrollar muchas de estas habilidades será necesario para mejorar nuestra autoestima, y aprender a iniciar conversaciones será un componente importante para conocer a nuestra potencial pareja, tendremos que buscar las respuestas en otra dirección. Si la clave no está en nuestro mapa, ni tampoco en nuestro códec, ni en nuestras estrategias de match, ¿cuál será el ingrediente secreto de nuestra receta neurocientífica para el amor? Bío En el verano de 2004, el principal portal de citas, Match.com, que ahora opera bajo el nombre de Meetic y es el actual propietario de Tinder, contrata a la doctora Helen Fisher, investigadora del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), antropóloga, bióloga y una de las mayores autoridades en las neurociencias aplicadas al amor, para encontrar una respuesta a la siguiente pregunta: ¿por qué nos enamoramos de ciertas personas y no de otras? Esta pregunta, que inicialmente quería dar con un algoritmo que permitiera rentabilizar los productos de esta multinacional de los encuentros, da a luz a uno de los avances más importantes de nuestra historia reciente. Escritora top ventas, con títulos como Anatomía del amor: historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio (1993), El primer sexo: las capacidades innatas de las mujeres y cómo están cambiando el mundo (1999) y Por qué amamos: naturaleza y química del amor romántico (2004), Helen descubre algunos factores fundamentales relacionados con nuestra biología. Uno de ellos es qué procesos ocurren en el cerebro cuando dos personas se enamoran, están felizmente enamoradas o atraviesan una dura ruptura emocional. Para ello utiliza máquinas de resonancia magnética para medir el nivel de las distintas sustancias que intervienen en nuestro cerebro ante estímulos de tipo romántico, como, por ejemplo, al visualizar una foto de nuestra pareja. Este estudio se realiza en más de cuarenta mil personas y otorga un conocimiento nuevo sobre quiénes somos como personas y cómo el 14 cerebro moldea, ya desde el vientre materno y utilizando nuestra información genética, la forma en la que percibimos el mundo, sentimos e interactuamos con los demás. Esto le permite encontrar una correlación entre distintos perfiles de personalidad, o perfiles sinápticos, y sus elecciones en el momento de sentirse atraídos por potenciales parejas. Estos grados de compatibilidad entre personas son confirmados a escala global a través de un test de base científica que se realiza en más de cuarenta culturas diferentes, desde Papúa Nueva Guinea hasta Japón o Grecia. También en distintos estratos sociales, niveles socioeconómicos, edades y etnias. A fecha de hoy, más de catorce millones de personas han realizado este test, del que se desprende que, en general, los seres humanos amamos de un modo similar, sin importar cuál sea nuestro origen, y que detrás del amor hay un cuidadoso plan de la naturaleza. Los perfiles o tipos de personalidad que se obtienen de estas investigaciones indican que estos están distribuidos a escala planetaria de forma equitativa, al igual que sus grados de compatibilidad. Es decir, para cada uno de nosotros existe al menos una posibilidad de encontrar pareja y que esta sea compatible. Esto es algo que puede parecer una obviedad, pero si no fuera de este modo, nos extinguiríamos como especie o, al menos, algún perfil sináptico lo haría. Sin embargo, aproximadamente un 25 % de la población pertenece a cada uno de los cuatro perfiles principales, tanto hombres como mujeres, por lo que no necesitamos buscar a nuestra media naranja; hay naranjas enteras rodando en nuestra dirección. Hormonas y grados de compatibilidad El gran descubrimiento de Helen Fisher consiste en, por primera vez, identificar cuáles son las sustancias, tanto neurotransmisores como hormonas (según si interactúan con nuestro cerebro o con nuestra fisiología), que de un modo u otro afectan a nuestra personalidad. Además, según esta específica configuración neuronal, no solamente sentimos, pensamos y actuamos condicionados por los rasgos de nuestro perfil sináptico, sino que este ocupa también un lugar fundamental en la elección de nuestra pareja romántica. Nuestras abuelas repetían dos mantras: uno decía que dos personas iguales como dos gotas de agua se atraían entre sí y el otro decía que dos opuestos complementarios también lo hacían. Ambos son correctos. Según las sustancias que rigen nuestra personalidad, nos sentiremos atraídos por nuestro complemento o por 15 alguien tan parecido a nosotros mismos que será como mirarnos a un espejo. Todos estos años de separación entre la mente y nuestra propia biología nos han alejado del concepto básico de que los seres humanos, al igual que todas las especies del reino animal, pertenecemos a la naturaleza. Y que la mente humana es, también, un subproducto de las interacciones con nuestra fisiología. Por ello, el amor es una necesidad biológica, estrechamente ligada al resto de nuestras funciones básicas, como comer y dormir, y su tarea va más allá que permitir nuestra reproducción. De amar depende que nos agrupemos y coexistamos en sociedad, que garanticemos nuestra supervivencia y felicidad y que, en caso de dejar progenie, lo hagamos en un mundo mejor que el que encontramos. Entender el amor como parte de un hecho natural, y no como un acto propio de una mente superior, de una experiencia divina, es entender nuestra procedencia natural como especie. No somos ni tan importantes ni tan únicos, pero podemos hacer de nuestra existencia algo único e importante. Las flechas de Cupido Regresemos a nuestra receta. Si solamente tenemos el mapa, aquellos indicadores unidos a nuestra experiencia y a nuestra larga lista de valores y creencias, es posible que encontremos a alguien con nuestro mismo mapa, pero también puede ser que no nos sintamos atraídos por esa persona. Podremos ser amigos o colegas, pero a nivel sexual seremos un cero a la izquierda. Del mismo modo sucederá con el códec: si nuestro nivel de desarrollo personal ha alcanzado las más altas cotas de realización posibles, esto no significará que al encontrar a una persona con nuestro mismo nivel de desarrollo surja entre ambos la atracción. No necesariamente un mismo nivel de códec conllevará encontrar a la persona indicada. Lo mismo ocurrirá con nuestras estrategias de match. Ni la frase para ligar más resultona, ni unos bíceps como elefantes, ni tampoco ser la reina del fitness o saber de memoria la guía del «Cómo hacer que los hombres se arrodillen a tus pies» garantizará que tengamos una cita y que la atracción fluya entre plato y plato del menú. Ahora bien, puede que nos sintamos irremisiblemente atraídos por alguien, que nuestra biología, de una forma irrefrenable, nos haga levitar hasta sus brazos y que al besarnos el mundo se detenga, que hagamos de la cama un altar y de nuestros cuerpos el pecado y que, a pesar de esto, al abrir uno de nosotros los labios y pronunciar algunas 16 palabras, se destruya la magia como los magos aprendices al matar a su primera paloma. Sus gustos no se corresponderán con los nuestros y esa lista tan importante de nuestro mapa será simplemente delimitante. Pensaremos que nos hemos equivocado o que esta persona no entiende nuestra especial visión del mundo. O puede que sí, que la atracción física sea lo que siempre soñamos, que nuestro mapa sea el mismo y riamos juntos con las mismas risas que cuando nos reímos para nuestros adentros, que repitamos uno a uno los juegos de nuestra infancia y que en una mirada sepamos que estamos hechos el uno para el otro, para crear la familia con la que siempre habíamos soñado, para ponerles a nuestros hijos los nombres que ya teníamosdecididos. Porque no es lo mismo Verónica que Sasha, ni Jordi que José. Y entonces quizás el códec nos bañe en su helada cubeta de humildad y derrame nuestros sueños por una ventana: ella aún no es tan madura como yo necesito, o tal vez son sus celos lo que no me gusta, o quizás no entiende lo que necesito en la cama. O él aún está en la universidad mientras yo ya estoy trabajando duro, por lo que llegaré tarde a casa y sentiré la presión de que él está ahí esperándome. Y a mí (o a ti) te faltará tu espacio, o desearás una compañía intelectualmente más apta, o una escucha más atenta, así que nos refugiaremos en el sexo. Aunque al final desearemos habernos conocido en otro momento de nuestras vidas: cuando aún éramos demasiado jóvenes para ser exigentes o cuando seamos más mayores, ya que entonces entenderemos al mirarnos que para cogernos de la mano necesitamos un códec gemelo, un mismo nivel de desarrollo personal que nos permita crecer como pareja. Pero quizás nada de esto ocurra, y crea que sí tienes la bío perfecta para mi cuerpo, que si nos abrazáramos sentiríamos que nuestros cuerpos simplemente están hechos el uno para el otro, que tu mapa es perfecto, porque me encanta todo lo que dices, haces y piensas, y que el destino nos ha puesto en el lugar indicado y en el momento perfecto, porque tu códec es igual al mío. Pero tú estás allí y yo estoy aquí. Y eres mi compañero de trabajo o mi jefe, o mi colega de clase de la universidad, o el padre divorciado que trae a sus dos hijas al mismo cole al que van las mías, o aquella desconocida que está a apenas dos metros de mí en esta discoteca tan llena de gente o en esta galería donde los cuadros poco me importan, o en este evento social en el que la gente me habla pero no escucho, porque tú estás ahí, y podrías ser mi todo, pero no sé cómo hablarte, qué decirte, qué estrategias de match usar, cómo no cometer un millón de tonterías para lograr conquistar tu corazón y para que confíes en que no te haré daño y en que ambos, como dice la Escuela Neurocientífica del Amor, hacemos un match perfecto. 17 Es por esto que la bío lo es todo. Es la base fundamental a partir de la cual construimos el resto de nuestra fórmula secuencial. Necesitaremos aprender a detectar cada una de las etapas (bío, mapa, códec y match) y desarrollar nuestra habilidad para hacerlo. Ninguna etapa es reemplazable ni intercambiable. Primero sentiremos la atracción biológica, luego comprobaremos que nuestro mapa coincida, al mismo tiempo buscaremos entender si nuestros niveles de desarrollo sináptico coinciden, nuestro códec, y, entonces sí, haremos lo posible y lo imposible para que las flechas de Cupido dirijan nuestras estrategias de match hacia el mejor de los amaneceres. Las cuatro llaves El método sináptico interpersonal se basa en esta secuencia, que desarrollaremos paso a paso en los siguientes capítulos. Hablaremos de la bío para entender cómo funcionan los doce perfiles sinápticos, por qué se da la compatibilidad entre alguno de ellos y no entre otros. También veremos cuáles son las características de cada uno de los perfiles e incluso podrás realizar tu propio Sinapsis Test para saber cuál es tu perfil y, en consecuencia, cuál es tu match perfecto. Igualmente, desarrollaremos una a una todas las compatibilidades posibles entre parejas, así como las incompatibilidades, para poder entender qué ocurre cuando las cosas van mal. Esta será nuestra primera llave. La segunda llave será el mapa. Aprenderemos cómo hacer una lista de no negociables, valores y creencias que sea compatible con nuestro perfil y que no filtre innecesariamente a personas que puedan hacernos felices. Obtendremos algunas pistas que es importante tener siempre en cuenta en el momento de conocer a alguien y desarrollaremos la habilidad para detectar estas claves en la otra persona, sabiendo qué preguntar y cómo u observando aquellos detalles que nos hagan saber si compartimos o no un mismo horizonte. A continuación, navegaremos las aguas profundas de los niveles de códec. Estos son variables no solo a lo largo de toda la vida, sino a veces incluso de un momento para otro. Aprenderemos a alcanzar nuestro máximo nivel de desarrollo como personas, algo a lo que llamaremos sinapsis óptima. Esta, junto con el desarrollo de una vulnerabilidad adecuada y unos niveles de necesitado aceptables, será un combo atractivo hacia las personas que nos rodean, sea en el ámbito de la pareja, lo educativo, lo empresarial o lo social. Esta tercera llave será el códec. 18 Finalizando, y con mucha ansiedad y optimismo por aplicar todo lo aprendido, obtendremos las herramientas necesarias para realizar nuestra propia búsqueda del tesoro. Para encontrar y conquistar el corazón de aquella persona que tenga el mayor grado de compatibilidad contigo. Porque la seducción varía según cada perfil sináptico, y sabiendo quién eres aprenderás a identificar quién es él o ella. Por algo tu bío estará siempre tan ligada a tus estrategias de match, y es por este motivo que diseccionaremos a cada uno de los doce perfiles sinápticos para obtener información relevante sobre su ADN romántico: dónde encontrarlo, cómo reconocerlo, qué hacer y qué decir al comenzar una interacción. Incluso más, sabremos cómo suele ir vestido, qué fotos utiliza en sus redes sociales, qué frases y palabras utiliza en sus chats o dónde prefiere tener una cita. La cuarta y última llave se apellida match. Tiempo de valientes Cuando uno coge un camino incorrecto no existen atajos que te lleven al correcto; uno debe retroceder y coger entonces el camino indicado. Todas nuestras experiencias vitales son válidas. Algunas han sido tan dolorosas que aún no entendemos cómo hemos podido salir con vida de ellas. Otras veces hemos amado tan bien que nos hemos sentido invencibles, no había nada que pudiese detenernos. Aprendimos, reímos e hicimos realidad muchos de nuestros sueños. En ambas situaciones dimos lo mejor de nosotros mismos. Siempre podríamos haberlo hecho mejor, pero ha sido lo que ha sido. Nuestro tiempo siempre comienza en esta misma línea, con esta palabra, en esta coma, y es a partir de ahora que la valentía será nuestra gran aliada para hacer los cambios necesarios en nuestras vidas que nos lleven a crecer. Puede que algunas de las palabras que utilicemos te resulten raras o nuevas, otras tardarás días en asimilarlas y quizás unas pocas hasta requerirán una segunda lectura. No te detengas, sigue avanzando. Este libro no está reservado para nerds de laboratorio ni para profesionales de la psicología o investigadores; este libro es una guía para encontrar un camino hacia la felicidad compartida. Amar es un derecho universal. Da lo mismo si has estudiado el bachillerato o si cuentas con dos o tres posgrados. Como reza el proverbio zen, «el maestro aparece cuando el alumno está preparado». Si has llegado hasta aquí, debes saber que las siguientes páginas te descubrirán muchas de las grandes revelaciones que las 19 neurociencias han desvelado, las cuales nos ayudan a transformar nuestras relaciones interpersonales, permitiéndonos amar. 20 2. Amar y otras adicciones Un desayuno y una entrevista para El País Se puede tener, en lo más profundo del alma, un corazón cálido y, sin embargo, puede ser que nadie acuda a él. VINCENT VAN GOGH Mes de mucha prensa y difusión. Nos han visitado corresponsales para la televisión brasileña de O Globo, Víctor Amela nos ha hecho un gran reportaje para «La Contra» de La Vanguardia y nos han entrevistado para una de las secciones de El País. He desayunado junto al periódico, en papel, lo que, en pleno auge de los portales digitales, ha sido como hacer un pequeño viaje en el tiempo a la era de los tabloides. Rita Abundancia, la periodista, ha querido complementar la extensa nota que nos ha hecho con dos opiniones disidentes, algo que es habitual dentro del medio, especialmente cuando quien hace la crónica no coincide con los entrevistados y quiere expresar su opinión personal. En un acto de humildad coloca sus palabrasa través de otras personas de mayor relevancia que ella misma. La primera es la de un Albert Einstein recortado en esta cita: «Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor. […] Esta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo». Este fragmento, extraído de una supuesta y algo inverosímil carta a 21 su hija Lieserl, tiene el espíritu de decir: «Aún no lo hemos logrado, pero esperamos que las próximas generaciones puedan hacerlo». Ese día ha llegado, la ciencia ya entiende el alcance de una energía tan poderosa como el amor. Por suerte, los avances en la ciencia significan eso, avances, y mientras que hace cien años lo máximo que uno podía hacer con un cerebro era extraerlo, cortarlo en pedazos y observarlo, hoy en día las neurociencias hacen de cada nuevo descubrimiento una revolución. El cerebro y la historia de la psiquiatría van de la mano. Técnicas como la lobotomía, que consistía en la introducción de un picahielo a través de la órbita ocular para hacer un barrido del lóbulo frontal que generaba heridas en el cerebro que afectaban al sistema nervioso y que, obviamente, alteraban la personalidad de estos pacientes, están actualmente prohibidas por atentar contra los derechos humanos universales. Las víctimas de estos procesos quirúrgicos, más propios de una película de terror que de la medicina, sufrían daños irreversibles. Después de que, en la década de 1950, esta práctica se abandonara, el protagonismo fue para el aclamado y novedoso «tratamiento» de electroshock. Si bien no tuvo demasiada aceptación entre la gran audiencia, durante décadas fue el método más utilizado para tratar a personas que, según la psiquiatría, sufrían de diversas alteraciones en su psique. En la actualidad, su aplicación solo se reserva a tareas de contrainteligencia, como mé- todo de tortura en las amplias fronteras del terrorismo. La solución final llegó de la mano de los psicofármacos. Primero en la antigua Unión Soviética, luego en los Estados Unidos y de ahí, y hasta nuestros días, en una incesante expansión a través de todo el mundo. Un tercio de la población mundial se encuentra actualmente medicada con ansiolíticos, antidepresivos o psicoestimulantes como la Ritalina. Esto significa que o estamos todos muy mal o a alguien se le ha ido la cabeza recetando medicamentos para cobrar jugosas comisiones de la industria farmacéutica. Nuestra segunda invitada como voz disidente en el artículo de El País pertenece a esta estirpe; es nada menos que la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid. En sus propias palabras: «En la formación de la personalidad intervienen tanto valores biológicos, como genéticos como epigenéticos. Por otro lado, reducir al ser humano a unas funciones biológicas es negar la psiquiatría, ya que mediante psicoterapia y tratamientos farmacológicos se pueden modificar funcionamientos cerebrales, incluso la estructura del cerebro». Parece que el viejo anhelo de modificar el cerebro caiga quien caiga sigue teniendo sus más fieles adeptos. ¿Acaso nuestra personalidad es susceptible 22 de modificarse mediante el uso indiscriminado de fármacos? ¿Qué sabemos acerca de nuestra personalidad? Yo soy yo y mi circunstancia El no va más de los estudios de la personalidad en psicología son los estudios sobre gemelos idénticos, a los cuales se llama así porque comparten exactamente el mismo ADN; son clones. Daphne y Barbara no se conocían hasta formar parte de uno de estos estudios. Ambas habían sido dadas en adopción al nacer y, treinta y nueve años más tarde, volvían a encontrarse, como si fuera la primera vez. Mientras que una había crecido en la cuna de oro de una familia rica, la otra había sido adoptada por un jardinero pobre que cuidaba parques y plazas públicas para lograr su mísera paga. Thomas Bouchard, el psicólogo a cargo de la investigación, encontró una gran cantidad de rasgos que era imposible considerar como coincidentes, ya que estos no podían ser fruto de su entorno o de su madurez, es decir, de sus mapas: reían exactamente del mismo modo y ante los mismos estímulos, se sentaban sobre sus manos para ocultar su nerviosismo, eran especialmente enérgicas, preferían el color azul y eran incapaces de dar su opinión política sobre algo. Además, ambas habían conocido a sus maridos a los dieciséis años en las fiestas de sus pueblos y ambas habían elegido casarse en otoño. Incluso sus coeficientes intelectuales eran prácticamente idénticos, y esto a pesar de que una había sido educada en la alta sociedad británica y la otra en una escuela estatal suburbana. Sorprendido ante la evidencia, Thomas decidió ampliar su estudio a cientos de casos similares y encontró docenas de nuevos rasgos que se conectaban con la raíz genética de cada nuevo par de gemelos estudiados. En 1984, concluye: «Los estudios convergen en el sorprendente descubrimiento de que la influencia del entorno familiar juega apenas un rol menor en el desarrollo de la personalidad». En los últimos treinta años no solo se han encontrado muchísimos más rasgos asociados a nuestro ADN, sino que los científicos saben ahora que existen grupos de genes que interactúan entre sí para modificar nuestro comportamiento. Estas constelaciones de rasgos biológicos son las que Helen Fisher define como tipos de personalidad o perfiles sinápticos. La química del amor 23 En aquel verano de 2004, cuando Helen se decidió a escalar el Everest de las relaciones interpersonales y entender así el grado de compatibilidad existente entre los distintos perfiles sinápticos, tenía ante sí un campo de investigación completamente nuevo, en el que sus descubrimientos no solo tendrían una gran relevancia científica, sino que también influirían en las decisiones románticas de nuestro día a día. De estas elecciones dependerían aspectos cotidianos como despertarse todas las mañanas junto a la misma persona, nuestros proyectos en pareja, el sitio al que llamamos hogar, la ropa que vestimos al caminar juntos, los ridículos pero adorables apodos con los que decidimos renombrarnos en nombre del amor y, sin quitarle todo el romanticismo a la escena, también nuestra progenie dependería de esta elección. Pocas veces en la vida tendremos la oportunidad de perpetuar nuestro ADN a través de las nuevas generaciones. Por todo ello, elegir con quién compartir nuestra vida es algo que realmente importa. En 2004 Fisher publica Por qué amamos, que se convierte rápidamente en best seller. En un libro de aquellos que algunas personas temen leer por su tamaño, describió su intenso trabajo sobre por qué nos enamoramos, cómo se desarrolla el amor romántico y qué ocurre cuando este acaba en una dolorosa ruptura emocional. Con tecnologías que por su coste eran completamente inaccesibles apenas décadas atrás, ahora se podía iluminar el cerebro humano como si de un árbol de Navidad se tratara. De esta forma se podían ver las distintas áreas que se irrigaban de flujo sanguíneo en función del estímulo que se presentara. El principio básico es que las neuronas que, bajo estimulación, están activas necesitan más sangre que otras, y esto permite ver mayor flujo, y con una mayor concentración, en un área cerebral determinada. Y es que lo que sentimos cuando nos enamoramos tiene su correlato fisiológico: cuando decimos que sentimos algo en el corazón puede que nos refiramos al aumento del ritmo de nuestros latidos y las mariposas en el estómago pueden ser olas del sistema nervioso actuan- do sobre nuestro sistema digestivo. Sin ponernos demasiado nerds, el área tegmental ventral y el núcleo accumbens funcionan como un camello emocional: generan un sistema de recompensaen función de estímulos eléctricos en el circuito de la dopamina. Esto es exactamente lo que sucede al enamorarnos. El enamoramiento dura aproximadamente entre tres y seis meses, y aunque algunas personas pueden manifestar después de varios años que aún están «enamoradas», biológicamente la etapa posterior al enamoramiento, la del amor romántico, se instaura al caer los niveles de dopamina en nuestros cerebros, momento en 24 que aumenta la oxicitocina, otra potente droga natural, la cual nos hace sentir apego y amor por la persona que hemos escogido como pareja. Amor romántico, amor obsesivo, pasión, estar locamente enamorado…, puedes llamarlo como quieras. Todos conocemos ese sentimiento de euforia, ese tormento, esas noches sin dormir inundado por el éxtasis y el miedo, soñando despierto en clase o en el trabajo, casi levitando al caminar por la calle, mirando millones de veces la pantalla del móvil, anhelando el próximo encuentro con él o ella. Y entonces, cuando esto sucede, su más suave gesto te detiene el pulso, su risa te marea, dices tonterías y te ríes demasiado alto. Hasta le revelas tus secretos más profundos. Te besas, te abrazas y todo el mundo, en ese momento, pasa a un segundo plano. ¿Qué es la sinapsis? Nuestro cerebro se comunica a través de vías de comunicación eléctrica, con sinapsis eléctricas o químicas. La sinapsis química se hace a través de unos compuestos llamados neurotransmisores. Imagina que una neurona le envía un mensaje a otra con una «carta», pues esta carta es el neurotransmisor. El amor tiene sus propios circuitos cerebrales, sus propias sinapsis, que envían estos mensajes entre conjuntos de neuronas. Como si fuera una gran oficina de correos, estos sistemas neuronales se activan y trabajan juntos para posibilitar una sinapsis que nos permita amar o no, dependiendo de nuestro grado de compatibilidad. No siempre el cartero llama a tu puerta dos veces, ni llama a la puerta correcta. Existen cuatro sistemas neuronales que han sido asociados a un amplio rango de rasgos de nuestra personalidad. Estos sistemas crean configuraciones cerebrales distintas, las cuales manifiestan formas de comportarse, sentir y pensar completamente dispares. Y así como existen miles de otros sistemas que controlan desde nuestra respiración hasta el movimiento más básico de nuestro cuerpo, ningún otro puede asociarse a nuestra personalidad, ni por relevancia ni por ratio de interacción. Nuestras cuatro sustancias rockstars de la personalidad tienen como nombre: dopamina, serotonina, testosterona y estrógeno. Alabadas sean. ¿Quién es quién? 25 A los hombres y mujeres que presenten altos niveles de dopamina, es decir, un cerebro en el que predomine el sistema de la dopamina, los llamaremos «Exploradores». Serán impulsivos, curiosos, creativos y optimistas, entre otros rasgos que veremos más adelante. A los hombres y mujeres con altos niveles de serotonina, en cambio, los llamaremos «Constructores», y tenderán a ser leales, detallistas, ordenados y sociables. Por otro lado, aquellos que, sin importar el sexo, demuestren altos niveles de testosterona llevarán como nombre «Directores». Serán directos, persuasivos, pragmáticos y enfocados. Por último, «Negociadores» será el nombre de perfil sináptico para aquellos hombres y mujeres que evidencien altos niveles de estrógeno. Serán empáticos, compasivos, intuitivos e imaginativos. Estos nombres, elegidos por Helen Fisher en sus investigaciones, son genéricos y no representan una descripción en sí misma. Puede que un Director o una Directora no sean especialmente líderes ni ocupen cargos directivos en sus empresas. Del mismo modo, puede ser que un Explorador sea un ratón de biblioteca y un Negociador no entienda nada sobre técnicas de negociación y ventas. Los nombres sirven de ayuda para identificar a los distintos perfiles sin tener que hacer una descripción de sistemas neuronales cada vez que mencionemos un perfil sináptico u otro. El plan de la naturaleza En su nueva posición como consultora científica para Match.com, Helen Fisher tenía acceso a información confidencial y privilegiada de millones de perfiles en todo el mundo, personas a las cuales podía hacer un test para confirmar muchas de sus investigaciones de laboratorio y que, además, de forma anónima, le darían pistas acerca de nuestras elecciones, deseos y secretos más profundos, aquellos que jamás confesaríamos a nadie. Un stalking a gran escala. Para comenzar este periplo, creó, junto a su equipo de psicólogos, un test similar al Sinapsis Test que realizarás en las siguientes páginas. Este test es una versión reducida del que realizan los asistentes a nuestros seminarios y sesiones de la Escuela Neurocientífica del Amor, pero permite obtener resultados similares. El test asocia preguntas y palabras a las particularidades de los distintos rasgos biológicos pertenecientes a cada perfil sináptico, con lo que se pueden medir, de un modo práctico, los niveles de dopamina, serotonina, testosterona y estrógeno que navegan por las redes neuronales de tu cerebro. Esta información determina si eres un Explorador, un Constructor, un Director o un Negociador, y a cuál 26 de los tres subtipos perteneces, para saber, así, cuál es tu perfil sináptico de entre los doce posibles. La parte más excitante de esta muestra a gran escala es que, además de dar respuestas específicas sobre quiénes somos, por qué actuamos como actuamos y por qué amamos a quien amamos, también nos ha permitido acceder a la información confidencial, a la intimidad y las alcobas, de más de cuarenta mil personas que cedieron de forma anónima sus datos. Esta información proviene de las más diversas regiones del mundo, de diferentes lenguas y estratos socioeconómicos y culturales. Una muestra a escala planetaria de la experiencia de ser humano. Ahora sabemos por qué algunas personas prefieren besarse en público mientras que otras prefieren no hacerlo, por qué algunos perfiles prefieren salir de fiesta un sábado por la noche mientras que otros eligen quedarse a ver series en el sofá, e incluso conocemos las preferencias sexuales, religiosas y políticas de cada perfil. También cómo vivencian el amor y el sexo y qué significa para cada de uno de nosotros tener una cita perfecta. Este es el primer estudio que nos permite entender de forma global nuestra diversidad como especie, aceptar nuestras diferencias y respetar las distintas capacidades y modos de ver el mundo que tienen cada uno de los doce perfiles sináp- ticos. Además, demuestra que el amor va más allá de los gé- neros. No importa la condición sexual o el sexo de la persona o del perfil, el amor siempre se manifiesta del mismo modo, con los mismos procesos cerebrales y la misma fisiología asociada. Pequeños pasos de gigantes para la humanidad. Nave + vela Nuestros cerebros poseen un delicado equilibrio entre los cuatros sistemas neuronales que afectan a nuestra personalidad: el de la dopamina, el de la serotonina, el del estrógeno y el de la testosterona. Todos necesitamos las cuatro sustancias para sobrevivir, para hacer funcionar nuestros cuerpos y nuestras mentes. Pero solamente dos jugarán un papel fundamental en la definición de nuestro perfil sináptico. De modo que habrá un sistema neuronal predominante (por ejemplo, en el caso del Explorador será la dopamina), y a este lo llamaremos «nave». Hay cuatro posibles naves diferentes: Explorador, Constructor, Director y Negociador. Luego, cada una de estas cuatro naves agrega un segundo sistema neuronal que las modifica, deprimiendo, reduciendo, equilibrando o potenciando el primer sistema. A este segundo sistema lo llamaremos 27 «vela» y aparecerá en forma de tres subtipos para cada una de las naves. Así, un Explorador con altos niveles de dopamina podrá ver reducidas algunas de sus cualidades y potenciadas otras para crear un combo único, uno de los doce perfiles sinápticos, compuesto por una nave y una vela. Por ejemplo, el Explorador podrá tener como segundo sistema la serotonina del Constructor, latestosterona del Director o el estrógeno del Negociador. De este modo, podrá ser un Explorador/constructor, un Explorador/director o un Explorador/negociador (el primer término se refiere a la descripción de la nave y el segundo, al de la vela). Puesto que una sustancia no puede interactuar consigo misma, nunca encontraremos un perfil de Explorador/explorador; no somos monstruos de dos cabezas. Nuestra nave se corresponde con nuestra configuración cerebral, con la forma en la que sentimos, amamos, pensamos e interactuamos con los demás. La vela será la brisa del mar que, al aportar ciertos rasgos, dirigirá nuestra embarcación hacia nuevos horizontes. A veces hacia probables naufragios y otras hasta las costas soleadas de nuestra propia felicidad. 28 3. Sinapsis Test Pequeños grandes pasos de gigantes Todo lo hecho por amor está más allá del bien y del mal. FRIEDRICH NIETZSCHE Realizado ya por más de catorce millones de personas, esta versión del test lo amplía, corrige y simplifica con el objetivo de que descubras tu perfil sináptico y a tu match 100 % compatible. El Sinapsis Test consta de dos partes, cada una con sus resultados, y, por último, la suma total de ambos apartados. Una vez realizado, tendrás que validar tus resultados. Podrás hacerlo tú mismo (te contaremos cómo hacerlo en el siguiente capítulo) o pedir la validación por parte de uno de nuestros Sinapsis Coaches TTC (Teachers Training Course).* Parte 1 | Preguntas Responde las preguntas con sinceridad, analizando tus conductas. No debes responder basándote en el deseo de quién querrías ser ni de cómo te gustaría que te vieran los demás, debes hacerlo según quién eres en realidad. Importante: un test en el que todas las respuestas son «casi siempre» o «casi nunca» es un test respondido muy vagamente y, por ello, las respuestas carecen de valor. Aquí tienes una guía de cómo responder correctamente: 29 NUNCA: Puede que alguna vez lo haya hecho, pensado o haya podido hacerlo o creerlo, pero en general nunca. De diez veces, dos como máximo. CASI NUNCA: La mayoría de las veces no lo he hecho, pensado, sentido ni creído así. De unas diez veces serían, aproximadamente, entre tres y cinco. CASI SIEMPRE: La mayoría de las veces sí lo he hecho, pensado, sentido o creído, pero no siempre. De diez veces, entre cinco y siete. SIEMPRE: Puede que haya algunas excepciones, o algunas situaciones en que no, pero, salvo en esos casos, lo he hecho, pensado o sentido siempre. De diez veces, como mínimo ocho. 1. Prefiero no tener un plan y dejarme llevar por mis impulsos. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 2. Las personas deberían comportarse de acuerdo con lo establecido por las costumbres y las tradiciones. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 3. Disfruto con las conversaciones competitivas e intento que mi punto de vista sea el que gane. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 4. En todas mis relaciones busco la intimidad y una conexión emocional. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 5. Estoy habitualmente probando nuevas experiencias y actividades. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 6. Pienso que en general es importante seguir las reglas. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 7. Me intrigan los patrones y reglas que gobiernan los sistemas. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 8. Puedo emocionarme, llorar y hasta tener pesadillas después de ver una película emotiva. 30 NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 9. Tiendo a correr riesgos para hacer lo que quiero hacer. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 10. Mi familia y mis amigos dirían que tengo valores tradicionales. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 11. Puedo resolver problemas sin dejar que las emociones interfieran en mi decisión. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 12. Al mirar a los ojos a cualquier persona puedo sentir en mi cuerpo sus emociones. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 13. En mi tiempo libre me gusta no tener planes previos para pasarlo bien. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 14. Las costumbres establecidas deben ser respetadas y preservadas. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 15. Me gusta evitar los formalismos y decir exactamente lo que pienso, aunque pueda molestar. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE 16. Puedo perderme imaginando tonterías hasta que alguien va y me despierta. NUNCA | CASI NUNCA | CASI SIEMPRE | SIEMPRE Resultados parte 1: Como verás, cada pregunta se corresponde con una nave. Anota los puntos que has obtenido en cada pregunta y, a continuación, suma los puntos de cada una de las cuatro categorías de nave. Los puntos para cada opción de respuesta son los siguientes: NUNCA: 1 punto CASI NUNCA: 3 puntos CASI SIEMPRE: 5 puntos 31 SIEMPRE: 7 puntos Resultados preguntas: 1. Explorador | ptos.: 2. Constructor | ptos.: 3. Director | ptos.: 4. Negociador | ptos.: 5. Explorador | ptos.: 6. Constructor | ptos.: 7. Director | ptos.: 8. Negociador | ptos.: 9. Explorador | ptos.: 10. Constructor | ptos.: 11. Director | ptos.: 12. Negociador | ptos.: 13. Explorador | ptos.: 14. Constructor | ptos.: 15. Director | ptos.: 16. Negociador | ptos.: Subtotal preguntas: EXP.: CONS.: DIR.: NEG.: Parte 2 | Palabras Debes elegir, sin pensarlo demasiado, una palabra de cada fila. De las cuatro palabras que hay en cada hilera, escoge aquella que más conecte contigo, la que de un modo u otro te represente o sientas como propia. 17. EMPATIZAR | RESOLVER | AHORA | VALORES 32 18. IMPULSIVIDAD | RESPETAR | LÓGICA | EMOCIONARSE 19. PERTENECER | AVENTURA | DEBATIR | INTIMIDAD 20. INTUICIÓN | ARRIESGAR | LIDERAR | SOCIEDAD Resultados parte 2: Cada palabra se corresponde con una de las cuatro naves y todas las palabras tienen el mismo valor: 4 puntos. Suma los puntos que hayas obtenido en cada una de las categorías de nave. Resultados palabras: 17. EMPATIZAR: Negociador RESOLVER: Director AHORA: Explorador VALORES: Constructor 18. IMPULSIVIDAD: Explorador RESPETAR: Constructor LÓGICA: Director EMOCIONARSE: Negociador 19. PERTENECER: Constructor AVENTURA: Explorador DEBATIR: Director INTIMIDAD: Negociador 20. INTUICIÓN: Negociador 33 ARRIESGAR: Explorador LIDERAR: Director SOCIEDAD: Constructor Subtotal palabras: EXP.: CONS.: DIR.: NEG.: Resultados preguntas + palabras: Suma los subtotales de la parte 1, las preguntas, y de la parte 2, las palabras, para obtener un total de cada nave: TOTAL EXP.: TOTAL CONS.: TOTAL DIR.: TOTAL NEG.: Ya solo te queda observar las puntuaciones: la más alta será tu nave y la segunda más alta será tu vela. Pon esta información a continuación. PERFIL SINÁPTICO nave/vela (a validar): _____ / _ _ _ Ahora que ya sabes quién eres, es hora de comenzar este gran viaje hacia tu interior para que una vez ahí puedas invitar a quien tú quieras a formar parte del increíble universo en el que vives. 34 Parte B ¿Quién eres? 35 4. Perfiles sinápticos Un pícnic en el Instituto de Neurociencias No ser amado es una simple desventura. La verdadera desgracia es no saber amar. ALBERT CAMUS Siempre es un placer pasar un rato en el Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona. Jornada intensa de debate e intercambio de nuevo conocimiento. Natalia parece haber nacido para transitar por estos pasillos, cuando entra en estos sitios se convierte en una fan de laboratorio. Lleva en su elegancia una extravagancia que la aleja del blanco de las paredes. El agobio que me provocan conceptos tan alejados de mí como el neuromarketing ha hecho que mi atención se haya ido por completo a la niña que, mientras espera a uno de sus padres, ejercita su pulgar anulando o admitiendo proyectos de amor en Tinder. No parece importarle mucho estar haciéndolo de un modo tan visible, convive con la app al igual que la app convive con ella. Me pregunto si así será el futuro. ¿Acaso descartaremos a las personas con apenas un gesto o una mueca? Me intriga si al menos sabremos para entonces aquién estamos descartando, si de algún modo podremos medir en un Sinapsis Test en modo wearable nuestro grado de compatibilidad de forma autónoma. Gemma Cardona me dice que seremos portada en la Cosmopolitan de este mes, y quiere los detalles más íntimos de Eva Mendes y Ryan Gosling. Quiere saberlo todo sobre ellos. Al menos, todo lo que podamos contarles. ¿Es cotilleo o rigurosidad estadística? ¿De dónde viene esta necesidad de saber qué ocurre en la intimidad de dos personas que parecen felices? 36 Desde siempre nos han interesado las personas, sus atributos individuales, los rasgos de su personalidad, y hemos intentado clasificarlas de algún modo. Aristóteles, en la antigua Grecia, defendía que la humanidad reflejaba su búsqueda de felicidad en cuatro modos distintos: uno basado en adquirir bienes, al que llamaba propraietare, otro entregado a los placeres, el hedone, otro al que la lógica y la investigación le conferían el nombre de dialogike y un último que lo hacía a través de expresar virtud en lo moral, el ethikos. Ya hace más de dos mil años, Aristóteles parecía entender acerca de Exploradores, Constructores, Directores y Negociadores. Galeno, uno de los padres de la medicina moderna, coincidía, también, en que había cuatro personalidades, al igual que el filósofo alemán Immanuel Kant (y, en la actualidad, psicólogos y filósofos de la talla de Rudolf Steiner, Erich Adickes, Alfred Adler, Carl Jung y Erich Fromm) abrazaba la idea de que todos heredamos una constelación de rasgos biológicos que conforman nuestra personalidad. Las investigaciones de Isabel Myers y David Keirsey confirmaron esta suposición, aunque hicieron una clasificación de dieciséis subtipos en vez de los doce actuales, con lo que la base científica de sus teorías fallaba. No es hasta nuestros días que el panorama se aclara, gracias a la doctora Helen Fisher: «Físicos, filósofos y psicólogos han descrito aspectos centrales de estos cuatro tipos de personalidad durante más de dos mil años, pero yo he tenido la ventaja de la ciencia del siglo XXI, que me ha permitido unir estas cuatro constelaciones de rasgos con sus fundamentos biológicos». Mismos perfiles, distintas cunas No somos marionetas de nuestro ADN. Incluso aunque su prevalencia en nuestras decisiones, rasgos de personalidad, perfiles sinápticos y en cómo nos sentimos atraídos por los demás sea muy alta, cada uno de nosotros posee un mundo único de experiencias, las cuales dan forma a nuestro mapa, y cada uno de nosotros vive en un punto exacto de su nivel de desarrollo potencial como individuo, su nivel de códec. Ambas cosas, el mapa y el códec, afectan a la percepción que tenemos de nuestra propia personalidad, a la vez que también modifican el modo en el que los demás nos perciben y se sienten atraídos, o no, por nosotros. «El test que has hecho mide tu disposición innata, las cartas que te han tocado. Sobre esta base genética construyes el total de tu personalidad, con tus decisiones y experiencias», nos indica Fisher. Decisiones, depende de nuestras decisiones. 37 No todos los Exploradores son iguales Hay Exploradores en todos los pueblos, aldeas y villas. Des- de en las más diminutas poblaciones hasta en las ciudades cosmopolitas más inmensas. Constituyen, aproximadamente, el 25 % de la población mundial. Hay Exploradores de nueve años y otros en sus largos setenta. Todos demuestran la misma energía y necesidad de experimentar el mundo a través de la mente y de los sentidos. Todos ellos observan la vida a través de los mismos ojos, y solo los filtros de la experiencia de la vida modificarán, de un modo u otro, no sus principales rasgos, que se mantendrán invariables, sino aquellas sendas, que, como diría el poeta Antonio Machado, «nunca se han de volver a pisar». Así, algunos Exploradores serán grandes investigadores mientras otros cabalgarán la ola más alta con su tabla de surf. Del mismo modo, algunos Constructores serán contables, curas o abogados y, en cambio, otros regentarán durante todas sus vidas un negocio familiar. Igualmente, algunos Directo- res pasarán esta noche sin dormir en sus oficinas en Cupertino mientras otros repararán coches en un taller o ensayarán rock en su garaje. Algunos Negociadores trabajarán incansables horas en hospitales cuidando de los más necesitados y, en cambio, otros intentarán lograr la paz mundial o, simplemente, cuidarán de sus familias e hijos desde sus casas. No todos los abogados son Constructores, como tampoco todos los Negociadores tienen entre ceja y ceja tener niños. Existen abogados Exploradores, Directores y Negociadores, además de Constructores, aunque estos últimos tendrán más predisposición a serlo, ya que sus rasgos propios coinciden con las necesidades de su profesión: respeto por la autoridad, el orden y el detallismo, facilidad para seguir hechos concretos, tenacidad y paciencia, mucha paciencia. También habrá abogados Directores, buenos en el arte de la persuasión y excelentes para escalar posiciones de rango dentro de un bufete. Y abogados Exploradores, que utilizarán su encanto natural y su flexibilidad para crear nuevas leyes a través de casos imposibles y, asimismo, también habrá abogados Negociadores, que, a través del derecho penal, logren con gran empatía salvar de la pena máxima a un hombre o mujer que merezca una segunda oportunidad. En líneas generales, el Constructor estará chapoteando en su propia tinta, mientras que los otros perfiles harán un esfuerzo, a veces poco feliz, por sobrevivir en esa jungla. Ser fieles a nuestra propia identidad significará llegar a nuestro máximo potencial, a veces en un mundo que parecerá hecho a nuestra medida y otras yendo un poco más allá de nuestras propias capacidades. 38 Proa a la mar Nave y vela es la analogía que hemos decidido utilizar al hablar de nuestro sistema neuronal principal (nave), aquel que ha configurado nuestro cerebro de una forma específica, al inter- actuar con la principal hormona o neurotransmisor (según su función cerebral o fisiológica) que lo modifica, potencia o reprime, la vela. Por lo tanto, nuestra nave podrá ser cualquiera de los cuatro perfiles sinápticos principales: los creativos Exploradores, los intuitivos Negociadores, los leales Construc- tores o los persuasivos Directores. La vela, por su parte, será aquel elemento que, igual que en un barco, según cómo sople el viento en nuestras vidas, llevará nuestra nave en una dirección u otra, pero siempre dentro del horizonte que divisan nuestros ojos, el determinado por nuestra nave. Es decir, un Explorador puede tener tres velas diferentes; según cuál sea el sistema neuronal que modifica al principal, tendrá una u otra. En un Explorador la nave indicará altos niveles de dopamina, mientras que la vela podrá ser un nivel secundario alto de serotonina, testosterona o estrógeno. ¡Y vaya si cambia tener una sustancia u otra! Uno puede ser, pues, Explorador/constructor, Explorador/director o Explorador/negociador, pero nunca Explorador/explorador, porque, como ya hemos apuntado, no es posible tener altos niveles por duplicado de la misma sustancia. Según la combinación nave/vela, le pondremos un nombre u otro: activo, social, objetivo o conectivo, dependiendo de si la vela es la de un Explorador, un Constructor, un Director o un Negociador, respectivamente. Los tres subtipos de cada nave, las tres velas, conllevan una mirada especial y diferente sobre la vida y las relaciones interpersonales. Asimismo, nuestro match perfecto, aquel 100 % compatible, dependerá no solo de encontrar compatibilidad con nuestra nave, sino también de hacerlo con nuestra vela. Es por esto que son doce perfiles y no cuatro y que la compatibilidad máxima solo se da entre dos de esos doce perfiles. Sinapsis óptima Cada perfil, nave + vela, tiene un grado potencial máximo al que puede acceder (códec), que está relacionado directamente con sus propias capacidades y su organización cerebral única, es decir, con su propio modo de ver el mundo, de sentirlo, pensarlo y tomar acción sobre él. Aesto lo llamaremos «sinapsis óptima». Lo que hemos 39 descubierto en las últimas dos décadas, especialmente en los últimos años, es que plenitud, felicidad y realización personal significan algo muy dispar dependiendo del perfil sináptico al cual pertenezcas. Mientras para algunos puede ser el contacto con su espiritualidad, para otros lo será la adrenalina de vivir una experiencia extrema o la alegría de haber conseguido un logro. Así pues, entender quiénes somos no solamente nos dará las llaves de acceso a nuestro máximo potencial, sino que nos permitirá entender y respetar la diversidad de aquellas personas que no sienten, piensan y viven como nosotros lo hacemos. El Explorador buscará vivir nuevas experiencias para la mente y los sentidos, pues esta particular configuración neuronal está caracterizada por unos altos niveles de dopamina en su cerebro y por ello se puede hablar de una «mente impulsiva». Por lo tanto, la sinapsis óptima del Explorador será vivenciar nuevas experiencias, y según cuál sea su vela, variará el lugar o la orientación en la que buscará sus nuevas aventuras. El Constructor, por su parte, intentará pertenecer a una comunidad. Con una configuración neuronal basada en altos niveles de serotonina en el cerebro, podemos referirnos a él como «mente en bucle». De modo que la sinapsis óptima de los Constructores será crear pertenencia dentro de su comunidad, y según cuál sea su vela, la forma y el modo en el que articulará su rol dentro de la sociedad serán distintos. El Director, en cambio, buscará obtener rango, logros y resultados, y esta será su sinapsis óptima. Su privilegiada «mente sistémica» es el producto de una configuración neuronal basada en altos niveles de testosterona en el cerebro. Y si bien la nave permanecerá invariable, la vela que predomine modificará el campo de acción en el que este perfil librará sus batallas. Finalmente, los Negociadores son los príncipes y princesas del reino de lo emocional y, en ese sentido, su sinapsis óptima pasa por conectar íntima y emocionalmente. Sus bien conectadas «mentes en web» dependen de los altos flujos de estrógeno a través del cerebro, los cuales crean esta específica configuración neuronal. La vela será la que definirá el ámbito de acción y de alcance de aquello en lo que decidan poner sus corazones y mentes. ¿Extroversión? ¿Con qué se come eso? Se suele llamar extrovertida a una persona extravagante, socialmente flexible, encantadora, optimista, espontánea, risueña, que disfruta del ahora y no tiene problemas 40 con la exposición social. Estos rasgos, que estigmatizan a quienes no los poseen, como los tímidos, que incluso se medican o culpabilizan, son en realidad rasgos del Explorador. Esta confusión acerca de lo que es socialmente extrovertido y lo que no ha hecho mucho daño a todas aquellas personas que durante toda la vida han intentado ser o actuar como algo que simplemente no eran. En realidad, la extroversión funciona de forma distinta según nuestro perfil sináptico y nuestra sinapsis óptima. Los Negociadores amarán estar rodeados de amigos, conectando con una persona, y si es posible, haciéndolo durante horas. Esa será su mayor extroversión. Obliga a un Negociador a estar en el papel de anfitrión en una reunión social y pregúntale luego cómo ha sido vivir en el infierno. El Constructor hará planes para rodearse de su gente y compartir intensas jornadas de sociabilización, y en el momento justo en el que los lazos sociales comiencen a aflorar será cuando más extrovertido se lo vea. Habrá afianzado el vínculo de pertenencia a su comunidad. Los Directores no tendrán problema en ponerse bajo los focos, siempre y cuando estos alarguen la sombra de su rango sobre los demás. Esta será su mayor extroversión, al igual que obtener logros y resultados, aunque esto implique, quizás, hacerlo en solitario. Podrán ser encantadores mientras obtengan el reconocimiento por su rango, pero si no lo obtienen, o se encuentran aislados de los demás, o no están en el mejor momento de sus proyectos de vida, pueden llegar a ser las personas más frías, introvertidas y tímidas de la galaxia. Finalmente, los Exploradores no tienen inconvenientes en ser extrovertidos según la definición social, porque ellos encajan perfectamente en la descripción. Para ser extrovertidos hay que ser nosotros mismos y estar en nuestro punto máximo de sinapsis óptima. Ese es el plan. Actuando fuera de rol Ya en los años cincuenta, Erich Fromm definía magistralmente los peligros de no ser uno mismo: «Dignidad es no violar nuestra propia identidad». Estaba en lo cierto. Ahora que la ciencia, la tecnología de las TAC cerebrales, el Sinapsis Test y estas mismas palabras nos han traído hasta el conocimiento de nuestro propio perfil sináptico, será importante entender por qué muchas veces rehuimos de nosotros mismos e intentamos actuar como otras personas o imitar sus comportamientos. Estar «fuera de rol» es alejarnos de nuestro perfil sináptico para intentar emular cualquiera de las otras naves. Decimos «emular» porque no es posible cambiar nuestra configuración cerebral a menos 41 que legal o ilegalmente atiborremos nuestras neuronas de sustancias. Incluso así, nuestra mente seguiría siendo la misma, aquella configurada desde el vientre materno, por obra y gestación de nuestra propia madre. Mente en web, sistémica, impulsiva o en bucle, aunque intentes dañarte el cerebro en bares, tu mente seguirá siendo la misma, algo maltrecha, pero la misma. Además, estar en rol significa ser uno mismo en su máximo potencial, y no hay nada más atractivo para aquellas personas con las que somos compatibles que nosotros siendo nosotros mismos. Aún más, cuando dejamos de ser nosotros y comenzamos a actuar como otro perfil, sucede simplemente que la atracción desaparece. Deja de existir. Parafraseando a Fromm, estar fuera de rol, viviendo la vida de otra persona, no solo es imposible, es, también, una desgracia. La sociedad nos induce día a día a moldear nuestras emociones, pensamientos y comportamientos para responder de un modo determinado a situaciones para las que muchas veces no estamos preparados o que no se corresponden con nuestro perfil. Dentro de estos requerimientos sociales hay cuatro que son los más característicos, y son estos los que debemos observar para que, cuando sucedan, activemos nuestras alarmas del fuera de rol y regresemos a ser nosotros mismos. No hay nada como aprender algo que desconocíamos para empoderarnos y hacerlo bien. Al menos, bien a partir de ahora. Fuera de rol 1 | La sociedad Si uno quiere ser infeliz tiene que hacer lo siguiente: inten- tar contentar a todos. Ser pragmático, aventurero, cauteloso y empático. Licuar los doce perfiles sinápticos y bebérselos de golpe. Woody Allen, cineasta estadounidense, entiende de esto: «No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo». Esto es lo que hacen las personas que, siendo Directoras, se creen empáticas, detallistas y optimistas, o las que, siendo Negociadoras, intentan mimetizarse en personas diferentes según lo requiera el momento o la situación. La realidad es que cuando salimos de nuestro propio marco de personalidad comenzamos a sufrir, a sentirnos incómodos, a actuar de un modo extraño y ajeno. El alto grado de confusión que tenemos con respecto a nosotros mismos no ayuda demasiado. La solución es simple: olvidémonos ya mismo de ser un Director en la oficina, un Constructor en eventos sociales, un Negociador al hablar cuando estamos con los amigos o la pareja y un Explorador al salir de fiesta. Tienes que ser tú mismo todo el día. Aprende a vivir 42 contigo mismo. La ventaja será obvia. Atraerás a tu lado a la persona indicada. Merece la pena hacer el esfuerzo. Tu felicidad depende de ello. Fuera de rol 2 | El marketing Las leyes actuales del mercado nos inducen, obligan y seducen para que actuemos como consumidores de experiencias y productos las veinticuatro horas del día con los niveles de energía y entusiasmode un Explorador. Este modelo de mercado en el que cada vez hay que vender más, más rápido y con un solo clic hace del resto de perfiles sinápticos consumidores crónicos agotados. Además, el Constructor es por norma natural una persona que ve el futuro con cierta cautela. Prefiere ahorrar su dinero para utilizarlo si surge un imprevisto que gastarlo en cosas que no necesita. Lo mismo sucede con Directores y Negociadores, cuando se emparejan, no necesitan mucho más que un plumón nórdico, una película y teorizar en la cama durante horas. E incluso cuando no están amando ninguno de estos tres perfiles tiene la energía suficiente para llevar tal ritmo de actividades durante tanto tiempo. Un mundo en el que todos estemos en rol va inevitablemente ligado a una disminución de los niveles de publicidad, del consumo desmedido y, correlativamente a esto, a bajar los niveles de ansiedad, frustración y depresión que estos hábitos generan. Más aún, la publicidad representa la imagen del Explorador como la del tío cool o la tía guay, el ejemplo de lo que uno tiene que ser para ser extrovertido, atractivo y sexy. Nada más lejos de la realidad. Cada uno es lo que es. Aquí la solución es simple: estar en rol. Fuera de rol 3 | La seducción Este fuera de rol responde a una necesidad biológica básica: intentar atraer a nuestro match compatible, seducirlo. Algunos perfiles suelen actuar del mismo modo que la persona que los atrae. Es decir, si a mí lo que me gusta en una mujer es que sea empática, compasiva y cálida, tenderé a actuar de ese modo cuando quiera que alguien se sienta atraído por mí. Es una ecuación simple: si a mí me atraen las personas así, ¿por qué a otros no los atraerá eso de mí? Esto nos regala un ticket hacia el fuera de rol eterno. Porque cuanto más nos cueste encontrar a alguien a quien amar, más lejos estaremos de nuestra sinapsis óptima, ergo estaremos actuando continuamente fuera de 43 rol. Este fuera de rol afecta sobre todo a Negociadores y Directores, ya que los otros dos perfiles se sienten atraídos por sí mismos, por otro perfil con su misma nave. Los Exploradores actuarán como quien los atrae, otro Explorador, y lo mismo hará un Constructor. Los Negociadores y los Directores, por su parte, suelen intercambiar sus roles cuando tratan de seducirse mutuamente, y esto genera situaciones tragicómicas que bien podrían compartir cartel con el Cirque du Soleil. El problema aquí es que con roles intercambiados la atracción no se da. El Director ve a otro Director frente a sí, y lo mismo le ocurre al Negociador. La solución es actuar cada uno según su propio perfil. Fuera de rol 4 | El perfil inverso Quizás este es el más complejo de los fuera de rol. Dependiendo del perfil, a veces tenderemos a irnos fuera de rol hacia nuestra vela. Algunos perfiles piensan que pueden variar entre la vela y la nave. Por ejemplo, el Director/explorador tiene altos niveles de testosterona y una mente sistémica modificada en cierta medida por la dopamina de su vela. Pero nunca deja de poseer dicha configuración cerebral, y nunca sus niveles de testosterona disminuyen tanto como para dejar predominar los de la dopamina. Nuestros ojos siempre verán a través de nuestra nave, por muchas lentillas que nos pongamos. El problema es el mismo que el del fuera de rol anterior: no solo nos sentiremos frustrados intentando ser otra persona, sino que disminuiremos nuestra capacidad de generar atracción en los demás. Quizás el Negociador sea el más perjudicado por esto, ya que, por su propensión a mimetizarse, tenderá a irse a su vela para intentar inmiscuirse en el corazón y en la amistad de grupos tan dispares como le sea posible. ¡Cuidado, Negociadores! Vosotros pensáis que nadie se da cuenta de que estáis actuando, pero todo el mundo se da cuenta de ello, todos. No olvidéis que la única forma de conseguir a vuestra alma gemela, y esto es ya pura estrategia, es estar la mayor cantidad de tiempo en vuestro rol. Hackeando el Sinapsis Test Cuando contestamos el Sinapsis Test desde cualquiera de los cuatro fuera de rol, los resultados nunca serán correctos. Si intentamos ser el fuera de rol 1, por ejemplo, y procuramos ser todos los perfiles, nuestros resultados tenderán a virar hacia un punto 44 neutro en el que no seamos nada, y estaremos eligiendo una personalidad a la carta que estará muy lejos de reflejar lo que realmente somos. Si apostamos por ser el fuera de rol 2, es decir, si con una sonrisa gigante en la cara y mucho miedo proclamamos en nosotros mismos la república de los Exploradores, el resultado será este: confirmaremos cuán fuera de rol estamos e intentaremos autoconvencernos de ser una persona que no somos. Si jugamos todo nuestro dinero al rojo del fuera de rol 3, intentando ser Directores empáticos y Negociadores persuasivos, estaremos firmando la sentencia a cadena perpetua del nunca llegar a conocernos realmente y, en consecuencia, de que nuestras decisiones románticas nunca nos beneficien ni sean genuinas. Y si nos sentimos confundidos por el fuera de rol 4 y hemos puesto nuestra vela como nave y nuestra nave como vela, nunca acabaremos de entender muy bien de qué va todo esto. La resolución correcta del Sinapsis Test requiere de dos acciones fundamentales: la primera, validarlo, y la segunda, tener la vulnerabilidad suficiente para entender nuestro nivel de códec actual y responder en consecuencia. Si la pregunta es: «Disfruto con las conversaciones competitivas e intento que mi punto de vista sea el que gane», no existen respuestas ambiguas a esto. Un Director dirá que SIEMPRE, ya que es un hecho que los Directores son competitivos y que les gusta debatir para persuadir a los demás; así que si eres Director y has puesto CASI SIEMPRE es porque piensas que no es atractivo ganar estas discusiones o debatir, de modo que estás actuando como el fuera de rol 3, intentando ser un Negociador y, a fin de cuentas, hackeando el Sinapsis Test. En cambio, si eres un Negociador, seguro que te encanta debatir y teorizar, pero no eres competitivo y nunca lo haces para que gane sí o sí tu punto de vista, así que una respuesta habitual a esta pregunta sería CASI NUNCA o CASI SIEMPRE. Esto muestra un gran nivel de ambigüedad, típica de un Negociador, pero bajo ningún concepto se corresponde con la realidad. En este caso, la respuesta de un Negociador debería ser NUNCA. Los Exploradores verán la pregunta demasiado estructurada y, dependiendo de su vela, pueden llegar a puntuar algo más alto o más bajo, pero en líneas generales la respuesta tenderá a ser un NUNCA o un CASI NUNCA. En los Constructores esta también variará según la vela, pero, ateniéndose a las normas sociales, no intentarán que su punto de vista gane salvo que sea un deber, una norma o un valor moral lo que los haga defender un punto de vista de forma competitiva. Así que, en líneas generales, un Constructor tenderá a un CASI NUNCA. 45 Validando tu Sinapsis Test Creemos, por nuestra experiencia, que el fuera de rol 3 es el más común en los test utilizados por la doctora Helen Fisher, y es por esto que entendemos que nuestra versión es mucho más efectiva y no tiende a crear ficticios Exploradores ni personalidades falsamente equilibradas, como en el caso 1 de los fuera de rol. El caso 2 sucede principalmente en Directores y el caso 4 en todos aquellos que tengan una vela Exploradora y que crean que esa es su nave. Existen dos caminos para validar el test: el primero es contactar con un Sinapsis Coach TTC de la Escuela Neurocientífica del Amor y solicitar una sesión presencial u online para la validación del Sinapsis Test, el segundo es validarlo tú mismo con la información de este libro, y hacerlo ahora mismo. Es posible que intentes validarlo tú mismo y que sigas teniendo dudas sobre tus resultados. En ese caso, ya sabes, nuestras puertas están abiertas para brindarte ayuda y que obtengas con certeza los resultados de quién eres, cuál es tu perfil sináptico y, por ende, a quién amar. Validación mode on Si dudas de tus resultados, la clave
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