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Modernismo Hispanoamericano

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Modernismo hispanoamericano
Tendencias y definiciones 
El Modernismo hispanoamericano
Como ocurre con todo movimiento estético, hay una serie de debates en torno a su origen y a su culminación. Se ha intentado establecer como el comienzo, la publicación de Azul, en 1888, en Chile. También hay quienes consideran que la obra fundadora es el Ismaelillo (1882), de José Martí. La propuesta de Darío como fundador se debe a que Juan Valera decretó el nacimiento de una estética particular en el “Nuevo Mundo” con la publicación de Azul. 
El Modernismo hispanoamericano
La propuesta básica que reconoce Julián Valera es el “arte por el arte”. Cabría preguntarse actualmente si esa definición no contenía una postura económica y social frente a los cambios que vivía el continente. 
El Modernismo hispanoamericano
Si se considera el momento en que aparece el modernismo hispanoamericano, se tendrá que, para entonces, las naciones del cono sur ya han entrado en el círculo de producción capitalista internacional. Solo en algunos países latinoamericanos, nace una suerte de burguesía criolla. 
Es un período de prosperidad que desemboca algunas demandas culturales en el resto de los países del continente. La idea de la “civilización” se convierte en nuevas promesas de futuro que exigen, para su concreción, la existencia de un intelectual con otro perfil. 
El Modernismo hispanoamericano
En otras palabras, el modernismo quería responder a los cambios políticos y económicos del entorno. Con tal fin, aunque suene paradójico, adopta algunos recursos del fin de siglo europeo. 
El autor se siente condenado por el individualismo de la sociedad burguesa, por ello, reacciona con la estética que posteriormente se llamará “el primer modernismo”.
El Modernismo hispanoamericano
Raúl Silva Castro sintentiza los aportes formales afirmando que se trata de una: «Esmerada elaboración de la forma, refinamiento verbal, capacidad sugeridora, nuevos metros y nuevos ritmos, amor a la elegancia, exotismo del paisaje, guerra al prosaísmo de léxico y de intención, juego de la fantasía, exhibición y complacencia sensual». 
El Modernismo hispanoamericano
Iván Schulman (1977), por su parte define el movimiento a partir de la propuesta estética del binomio Martí/Darío. 
Reflexiona entonces en torno a los puntos de coincidencia entre dos proyectos que, desde el enunciado parecen irreconciliables: el nacionalismo de Martí la pretendida universalidad de Rubén Darío. 
También representan una tensión irresoluble las relaciones salud/enfermedad. 
El modernismo hispanoamericano
Por su parte, Miguel Gomes (2006) señala que el modernismo se caracteriza por “el retorno de las carabelas”. Propone también la existencia de un giro intelectual drástico que suponía la hispanofilia de las excolonias tras decenios de hispanofobia heredada de la Guerra de Independencia.
Señala la aparición del neocolonialismo norteamericano como un nuevo tema, dado que los intelectuales temían renovar una antigua situación de sometimiento.
El modernismo hispanoamericano
Finalmente, Gomes habla sobre una diversidad de modelos de resistencia (más o menos reaccionarios según el caso) frente a las cosmovisiones que acompañaban la reorganización mundial llevada a cabo por el capitalismo industrialista en expansión.
El modernismo hispanoamericano
Según Gomes, esto ocurre porque el “capital simbólico” ha perdido fuerza frente al nacimiento del intelectual-productor. Por otro lado, indica lo problemática que resulta la búsqueda de la autonomía usando como un elemento legitimador la supuesta estética universal.
Ángel Rama añade, además, que el Modernismo pretendió integrar a América latina como región y, a su vez, incorporarla “al mercado único cultural y económico que establece la burguesía europea y norteamericana al iniciar la conquista y unificación del mundo entero”. Era entonces un producto trasnacional. 
El modernismo hispanoamericano
Otro de los aportes de Ángel Rama consiste en señalar que en el modernismo se superponen una serie de estéticas como el simbolismo y el parnasianismo, es decir, retóricas cuyos cimientos se excluyen por definición.
Vale la pena recordar que el simbolismo recuperaba el sustrato romántico germánico, quería construir analogías o imitaciones del infinito, mientras que el parnasianismo era un heredero de las formas clasicistas grecolatinas. Tenía un arraigado componente positivista. 
El modernismo hispanoamericano
Para explicar cómo logran convivir estas dos tendencias en un solo movimiento, Ángel Rama emplea una nueva categoría: “transculturación”. Este concepto es tomado del ensayo “El contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar”, de Fernando Ortiz (1940). 
A diferencia de lo que ocurriría si habláramos de alienación, aquí no se está planteando una asimilación acrítica sino una reformulación teórica. A diferencia de Ortiz, quien proponía que toda transculturación suponía una pérdida de elementos, Rama asegura que la energía dinámica de la cultura es capaz de seleccionar, autónoma e intencionadamente, ciertos materiales para su reelaboración. 
La narrativa modernista 
Respecto a la narrativa modernista, es importante recordar a Gabriela Nouzeilles cuando afirma que en la cultura latinoamericana del fin de siglo, el cuerpo medicalizado y el cuerpo enfermo fueron una recurrencia. En el modernismo literario, la enfermedad fue una de las maneras de imaginar y legitimar la especificidad de la práctica artística en oposición al ideal de salud que exponía la burguesía. 
Por otra parte, la especificidad literaria exigió que quien se pensaba y presentaba como artista fuera tanto un productor como un consumidor, por tanto debía insertarse en el mercado en cualquiera de sus formas. 
La narrativa modernista 
Esta exigencia fue respondida mediante la eliminación de los límites entre el autor y la obra. El escritor se convirtió en un objeto de consumo. Por ello, se hicieron comunes las novelas del artista: De sobremesa ([1896] 1925) de José Asunción Silva; Ídolos rotos (1901) de Manuel Díaz Rodríguez; El triunfo del ideal (1901), de Dominici; y las autobiografías de Rubén Darío y Gómez Carrillo. 
La narrativa modernista 
A esto se sumó que el traje, el peinado, el perfume, los gestos, comenzaron a estar regulados por una poética. Como afirma Walter Benjamin: “el artista finisecular nunca tuvo una identidad fija sino que se limitaba a representar, como un actor, una variedad de papeles adoptando diferentes máscaras sociales entre las cuales se vislumbraban, entre otras, la del conspirador, la del dandy y la del bohemio”.
La narrativa modernista 
La tuberculosis, por ejemplo, pasó a ser en el modernismo un contenido paradigmático. 
El contagio operó entonces, como indica Nouzeilles, como una metáfora tanto de la producción como de la recepción literaria. Puesto que la ficción se había vuelto espacio de la autorreflexión y el Yo literario se percibía a sí mismo como cuerpo enfermo.
Las escenas de la lectura, de hecho, fueron construidas dentro de la narrativa modernista como momentos de inicio de la enfermedad que despiertan el genio creador. 
Confidencias de psiquis
Manuel Díaz Rodríguez
Manuel Díaz Rodríguez
Confidencias de psiquis
Manuel Díaz Rodríguez
Académico.
Médico .
Formado en el pensamiento positivista.
En su obra legitima la experiencia como fuente de conocimiento.
Permanentemente pone en tensión la su saber y el saber científico. 
Manuel Díaz Rodríguez
Confidencias de psiquis
Sus primeros cuentos aparecieron en El cojo ilustrado, posteriormente, publicó:
Confidencias de Psiquis (Caracas, 1896)
Sensaciones de viaje (Paris, 1896)
De mis romerías (Caracas, 1898)
Cuentos de color (Caracas, 1899)
Ídolos rotos (Caracas, 1901)
Sangre patricia (Caracas, 1902)
Manuel Díaz Rodríguez
Confidencias de psiquis
En la introducción, Pedro Emilio Coll señala:
En este sentido todo libro es una confesión. El elemento subjetivo se manifiesta
en formas múltiples y complicadas ya como obra de arte, ó como doctrina filosófica, ya como opinión científica ó como creencia religiosa.
Díaz Rodríguez por imposición fatal de su temperamento, concibe el amor como un italiano del Renacimiento, como un ateniense que hubiera llevado vasos de perfumes y velos azules al altar de la invencible Afrodita.
Manuel Díaz Rodríguez
Confidencias de pisquis
Posteriormente, añade que:
Los personajes del reciente libro de Díaz Rodríguez son modernos por la facultad cruel que tienen de analizarse á sí propios, pero ponen en la pasión un ímpetu, un ardor de seres menos escépticos y escrupulosos que la mayoría de los hijos del siglo. El amor despótico, torturador, los arrastra, cual si un estado de alma, vigoroso y resplandeciente, rechazara y apagara cualquier otro elemento psíquico que viniera á contrarrestarlo.
Celos
Manuel Díaz Rodríguez
Manuel Díaz Rodríguez
Celos
La mujer celosa vs. Artista: 
No sé cómo esos pensamientos han germinado, pero sí puedo asegurarte que dentro de mí han nacido : de repente me hallé pensando en que ninguna mujer debiera dar oídos á las palabras de amor de ningún artista, porque los artistas, sobre todas las cosas, aman su arte, y se la pasan de rodillas delante de un fantasma, de una sombra que llaman Ideal, y nosotras, pobres mujeres, no podemos luchar con rivales que no son de carne y hueso. Y partiendo de aquí, de consecuencia en consecuencia,
llegaba reflexionando, no sé cómo, á la conclusión de que es mil veces preferible ser la querida de un artista á ser la esposa.
"Loca! loca!" dirás. A tamaña locura me han llevado los celos que te he dicho.
Manuel Díaz Rodríguez
Celos
Vale la pena recordar a Benjamin cuando afirmaba que la dicotomía trabajo/ hogar nació con la aparición de la burguesía.
Como el espacio público se llenó de higiene y realidad, el interior del hogar debía estar lleno de ilusiones. 
El matrimonio, como institución burguesa, se ve contaminado entonces con el proceso creativo, que acaba por negar la productividad de la pareja. 
Manuel Díaz Rodríguez
Celos
En el contacto de Gertrudis y el hombre artista, la subjetividad femenina se va modificando, es decir, pareciera que la sensibilidad del artista tiene mayores posibilidades de modelar la conducta femenina que los manuales para señoritas:
El amor ha sido para mí un buen maestro que me ha enseñado á sentir más y á pensar mejor. Bajo la influencia de mi novio, lie abandonado muchas preocupaciones y adquirido algunos conocimientos, y me he acostumbrado insensiblemente á decir mi modo de ver sobre cosas cuya existencia misma ignoraba antes. Así, á medida que mi prometido hacía caso de mi opinión y me consultaba sus proyectos, y me decía sus esperanzas y sus dudas, comencé á interesarme por sus planes artísticos y á creerme indispensable á su obra y á sus triunfos.
Manuel Díaz Rodríguez
Celos
También es importante recordar la importancia de la “Novela del artista” como género dentro del Modernismo latinoamericano.
El artista se convierte en héroe porque se enfrenta al modelo económico vigente. 
Entonces, no puede hallar en su entorno inmediato ningún espacio de realización, de ahí que su forma de amar sea indigerible para el medio.
¿Cómo es posible conciliar esta figura con la de un escritor que todavía ama a su esposa?
Manuel Díaz Rodríguez
Celos
Modelos de feminidad
 Reconocimiento de la emergencia de la mujer intelectual.
La musa ya no lo es, ahora se trata de una mujer con ideas, aunque también con pasiones inmanejables. Se admite entonces que la mujer es un sujeto histórico.
—«Tonta.—dijo él—si esa chiquilla de que te hablo, eres tú misma, con algunos años menos!
—«Lo sé—respondí—pero yo no quiero que ames lo que yo detesto, y yo detesto y odio lo que fui ; no quiero que para ti sea la gloria lo que para mí es el martirio. Al mismo tiempo no quisiera yo menoscabar tu gloria, ni que por causa mía se agotase la fuente de esa gloria que es mi orgullo. Así
¡ cómo no voy á desesperarme !»
Flor de Voluptuosidad
Manuel Díaz Rodríguez
Manuel Díaz Rodríguez
Flor de voluptuosidad
El contraste de la voz femenina, risueña y jocosa, con la del narrador omnisciente abre la mirada sobre los acontecimentos sociales. 
Rafael no rechaza la marca genética, pese a la relativización de las identidades que se propone desde las primeras páginas del libro. 
Su propósito era mantenerse firme, impedir que su cabeza fuera víctima del vértigo, no dejarse arrastrar por el torbellino, y para lograr ese propósito, contaba con lo que la herencia y la educación habían hecho en él de fuerte y virtuoso.
Manuel Díaz Rodríguez
Flor de voluptuosidad
Siendo una subjetividad tan afectada ¿cómo tomar distancia de la feminidad? 
La capacidad regeneradora del amor va a ser una recurrencia dentro de las historias.
Su raro é ingenuo orgullo de mozo honrado lo llevaba a colocar su alma en el grupo de elegidas, en tanto que en el grupo de las reprobas colocaba el alma de la mujer que vende sus caricias y suele cambiar de amante á cada crepúsculo.
—Las almas elegidas son capaces y dignas de amor; las otras son indignas é incapaces. Nunca podrán juntarse el astro y la ordura ; y para que dos almas suban juntas al cielo de la dicha por la escala de besos del amor, han de ser igualmente blancas.
Manuel Díaz Rodríguez
Flor de voluptuosidad
Una subjetividad afectada que, pese a ello, se distancia radicalmente del idilio reproductivo se enfrenta a las narrativas sentimentales.
Así, el amor es crimen ó virtud según los ojos que lo espían. Pero, ya en los abismos, ya en las cumbres, Francesca entre los círculos de llamas del infierno ó Beatriz entre el coro de ángeles de la gloria, el amor es siempre luz. ¿ Qué hombre puede erigirse en juez para decirte si has bajado ó subido en la escala de los humanos merecimientos? Te atormentas pensando que, sin darte cuenta de ello, has caído en el arroyo. ¿Y qué importa, si en el arroyo amas y eres amado profunda y lealmente? En el agua de las charcas se miran las estrellas de oro y las noches azules.
[…] había terminado la conquista de un alma, había hecho suyos, con sólo agitar el polvo de sus sandalias, el corazón y el cerebro de un obscuro hijo del trópico.
Manuel Díaz Rodríguez
Flor de voluptuosidad
Es importante recorder a Miguel de Unamuno cuando afirmó que Díaz Rodríguez presentaba “cierto extraño hibridismo entre la expresión tropical y eso que llaman decadentismo francés” (Unamuno Miguel de 2002: 159).
La relación luz/oscuridad invita a repensar las relaciones salud/enfermedad descritas en las últimas décadas del siglo XX.
El modernista renuncia a la luminosidad de su espacio y elige la decadencia como lugar de enunciación. 
Fetiquismo
Manuel Díaz Rodríguez
Manuel Díaz Rodríguez
Fetiquismo 
El psicoanálisis se presenta como herramienta para explicar, más que superar la cotidianidad. 
El médico construido por Díaz Rodríguez es especialista en lo anímico, no es capaz de hablar de fármacos ni de salud:
Has querido demostrarme, apoyándote en grandes autoridades científicas, que soy un enfermo. Con tal motivo has ido poco á poco nombrándome á Charcot, Magnan, Feré y otros más que no recuerdo, como si para confundir mi ignorancia te fuera necesario el concurso de tanto sabio ilustre. No he tenido el menor escrúpulo en revelarte mi secreto. Confiado en tu amistad inalterable, te he abierto el más escondido repliegue de mi ser. Me respondes categóricamente que estoy enfermo y me envías tu diagnóstico de mi enfermedad envuelto en un lujo inútil de buenos consejos. Digo lujo inútil, porque á pesar de que tus consejos son tan buenos y de que para mí, en particular, valen un tesoro, no los puedo seguir.
Manuel Díaz Rodríguez
Fetiquismo 
El laicismo modernista va a desencadenar nuevas búsquedas de lo espiritual. 
Pese a las posiciones antipositivistas de MDR, el médico termina teniendo la razón.
el pintor y el poeta lo derivan en arte; y nosotros, los de la inmensa y humilde mayoría,
lo derivamos en amor, amor que tiene por objeto una mujer ó una porción hermosa de mujer. Poco importa : el ídolo es siempre uno. Lo que sí importa es que tengamos un ídolo. Lo necesitamos. Suprimir el fetiche es acabar con la razón misma de la existencia, es apagar los pobres rayos de alegría que calientan nuestro espíritu, cerrar para siempre la ventanita misteriosa que todos llevamos aquí, dentro del cráneo, abierta hacia la luz, hacia la esperanza, hacia el ideal. Además, ¿sabes? sus manos…
Manuel Díaz Rodríguez
Mi secreto 
El laicismo modernista va a desencadenar nuevas búsquedas de lo espiritual. 
Pese a las posiciones antipositivistas de MDR, el médico termina teniendo la razón.
Apoya que en la ciencia hay algo de progreso, aunque apuesta más por el estudio de lo material que de lo espiritual. 
el pintor y el poeta lo derivan en arte; y nosotros, los de la inmensa y humilde mayoría, lo derivamos en amor, amor que tiene por objeto una mujer ó una porción hermosa de mujer. Poco importa : el ídolo es siempre uno. Lo que sí importa es que tengamos un ídolo. Lo necesitamos. Suprimir el fetiche es acabar con la razón misma de la existencia, es apagar los pobres rayos de alegría que calientan nuestro espíritu, cerrar para siempre la ventanita misteriosa que todos llevamos aquí, dentro del cráneo, abierta hacia la luz, hacia la esperanza, hacia el ideal. Además, ¿sabes? sus manos…
Manuel Díaz Rodríguez
Mi secreto 
La somatización de los sentidos atribuidos a la feminidad. 
La mujer., para los modernistas, no era capaz de explicarse en el discurso racional , por tanto se llega a la representación de los afectos y los sentidos en el cuerpo. 
El hombre se transforma ante esta contingencia. 
La alegría de saber que me habían amado en silencio, fue poco á poco ahogada por el dolor creciente de la pérdida. Muerta Isabel, y en muchos de los días posteriores á su muerte, el dolor, un dolor desesperado y sin límites, fue el único huésped de mi alma. Pasados los primeros paroxismos, mi voluntad pudo encauzar ese dolor y, ayudada por el tiempo, disminuirlo, hasta no dejar de él sino las heces de un remordimiento. En este remordimiento comencé á vivir en él nació mi vida actual, sencilla
Manuel Díaz Rodríguez
Mi secreto 
el cuerpo de la amada es el lugar donde reside el lenguaje de la mujer; no obstante, termina por traducir también la existencia del hombre.
MDR construye una sensibilidad compartida entre el varón desterrado de la lógica burguea y la mujer moribunda. 
La virilidad del personaje se disloca. 
Es cierto que ella me trajo el dolor y el remordimiento; pero el dolor y el remordimiento formaron al fin dentro de mí ese cielo azul, sereno y diáfano, á. donde se asoman de tiempo en tiempo los ojos de mi amada. Es cierto que
a su golpe inesperado y súbito sangró mi corazón, pero de aquellas gotas de
sangre, en mi conciencia caídas, nacieron rosas de exquisito perfume.
Manuel Díaz Rodríguez
Tic
No deja de ser desconcertante cómo se escribe una obra tan determinista dentro de un pensamiento analítico y atravesado por la pasión.
Aunque quiera ser adorada pero fiel, no lo consigue. La naturaleza de la protagonista la traiciona.
Debe de existir un medio capaz de libertarme de esa pesadilla que a todas partes me persigue, y he de encontrar ese medio. Ya no me puedo dominar. Cada vez se me va haciendo insufrible la presencia de ese amigote serio de mi marido. Si supiera lo antipático y odioso que me es, sobre todo cuando me mira, así como lo ha hecho hoy, dándose aires y tomando actitudes de moralista : parece como si quisiera decirme: "Señora, no sea usted coqueta."
Manuel Díaz Rodríguez
Tic
Resemantiza la relación civilización/barbarie dentro de las letras venezolanas. 
Hay un nuevo cuestionamiento a la idea de progreso. 
señor palurdo? Le disgusto ? : pues no ha debido salir nunca de su provincia, de su tierruca de salvajes ó, á lo menos, ha debido dejar por allá todo el pelo de la dehesa, y así no turbaría usted la paz y el reposo de quien no le ha hecho mal
ninguno.
Manuel Díaz Rodríguez
Confidencias de psiquis
Hay personajes símbolos del modernismo, pero ninguno corre el peligro de que la materialidad absorba su espíritu.
El lenguaje de su diferencia, paradójicamente, reproduce los modelos de la tradición literaria patriarcal, pero fracasan en su intento de domesticar a la mujer. 
El intento de construir la intimidad da señales sólidas de la posición del autor.
Hay un diálogo evidente entre estas narraciones y la novela del artista que luego configurará Díaz Rodríguez.
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